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A 35 AÑOS DE SABRA Y CHATILA

MUMIA:

1) A 35 años de Sabra y Chatila

2) El papel del periodismo de encubrimiento en la guerra contra Venezuela

3) Rocío y la fruta envenenada

4) Una reforma agraria al revés

5) La culpa es de los pobres


COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 17 / Nº 838/ Miércoles 20 de septiembre de 2017 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán

“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader

1) A 35 años de Sabra y Chatila
Ara Galán (Rebelión)

38 horas de horror, un crimen imposible de olvidar
En Memoria de Vittorio Arrigoni (Vik) y Rachel Corrie.

En 1982 en las comunidades libanesas de Sabra y Chatila se cometió uno de los crímenes más ruin de todos los registrados en el siglo XX. En su momento ningún gobierno se pronunció o hizo algo efectivo al respecto. No se movilizaron cascos azules, ni hubo ruptura de relaciones diplomáticas con ningún país, tampoco se expulsó a embajador alguno. Es necesario recordar ese hecho, para exigir justicia, castigar a los responsables y en primer lugar, no hacer cómplice a nuestro silencio.

Entre las seis de la tarde del 16 de septiembre y las ocho de la mañana del 18 de septiembre de 1982 (38 horas), en plena guerra civil del Líbano y tras el asesinato del presidente electo Bashir Gemayel, la milicia falangista libanesa atacó los campos de refugiados palestinos ubicados en Beirut, en las poblaciones de Sabra y Chatila, asesinando a cientos de civiles, principalmente niños y mujeres. Los campos estaban bajo la supervisión del entonces Ministro de Defensa Israelí, Ariel Sharon. El crimen perpetrado contra los palestinos, aún carece de un número preciso de víctimas. El gobierno libanés reportó 450 muertos, el gobierno israelí entre 700 y 800 y la Cruz Roja Internacional cerca de 2400. En el reconocimiento de la masacre según los reportes de la ONU, la población palestina fue violada, torturada, mutilada y asesinada.

El gobierno israelí hizo una investigación a través de la Comisión Kahan, creada el 28 de septiembre del mismo año, por el Primer Ministro Israelí Menajem Beguín, encabezada por Yitzhak Kahan En el informe presentado se condenó la participación de las falanges cristianas libanesas, se sencionó la grave negligencia del jefe del Estado Mayor Rafael Eytan, y acusó a Ariel Sharon por faltar a sus obligaciones. Señaló también como responsable a Amos Yaron, encargado de dirigir las acciones en el terreno y de poner el cerco a los campamentos, todo bajo las órdenes de Sharon. El Apéndice B del Informe Kahan no se ha publicado, se presume sobre su averiguación tener datos sobre la verdadera participación del ejército israelí.

Tras algunas protestas, Ariel Sharon fue removido de su cargo, no obstante, su trayectoria en el gobierno continuó en los Ministerios de Infraestructura Nacional, Asuntos Exteriores, Vivienda y Construcción, Industria Comercio y Trabajo y Primer Ministro del 2001 al 2006. El informe Kahan revela la cooperación de los Ministros Sharon, Eytan y Yaron con las falanges libanesas. La gran interrogante es por qué ninguno de ellos ha sido juzgado ante ningún tribunal, sí la misma ONU ha declarado los hechos como un genocidio, entendiendo éste como la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos.

El 16 de diciembre de 1982 la ONU en la resolución 37/123 sección D, hizo referencia a las disposiciones de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio considerando los acuerdos del Convenio de Ginebra y se dijo: “consternada por la matanza a gran escala de civiles en los campos de refugiados de Sabra y Chatila ubicados en Beirut”. Reconoció la indignación y condena universales causadas por este crimen. Resolvió que los asesinatos consumados fueron un acto de genocidio.

La participación del ejército israelí y de las falanges cristianas libanesas no ha sido juzgada ante ningún tribunal internacional. Tras diversos intentos en tribunales de Bélgica y tomando como base el testimonio de los sobrevivientes, se intentó aplicar el Derecho Internacional y llevar el caso con los responsables señalados a la Corte Penal Internacional, todo esto sin éxito. La participación de los mandos militares israelíes no fue inocua, entonces, lo dicho por primer ministro Menajem Beguín pierde toda validez, “En Chatila, en Sabra, unos no-judíos han masacrado a unos no-judíos, ¿en qué nos concierne eso a nosotros?” Los sobrevivientes han narrado la participación de los soldados israelíes, han dicho: impidieron la entrada y salida de los campos al poner los tanques como barreras y contribuyeron a limpiar el lugar antes de hacer investigaciones y condenar a los responsables, entrevistados por Robert Fisk para The Independent (“La Gran Guerra por la Civilización”, págs. 1143-1149).

En versión contraria a lo reportado en el informe Kahan, la comisión MacBride, también conocida como Voces múltiples, un sólo mundo -fundada en 1977 con la finalidad de hacer un contrapeso a las posturas unilaterales de los medios de comunicación-, publicó Israel in Lebanon, The Report of the International Commission to enquire into reported violations of International Law by Israel during its invasion of the Lebanon, 28 August 1982 -29 November 1982, Londres, Ithaca, 1983, donde consignó las violaciones a las Convenciones Internacionales ejecutadas por el ejército israelí en el caso de la masacre de Sabra y Chatila, no sólo por cercar la zona, sino por permitir el libre paso de los falangistas y no dar salida a los refugiados, además se le responsabilizó de tener conocimiento del posible daño que se haría a la población civil y los conflictos internacionales generados a partir de ese hecho. Los encargados de este informe mencionan un número de muertos superior a 3000 personas.

En los últimos años las declaraciones de las potencias políticas, económicas y militares del mundo advierten sobre la necesidad de intervenir en diversos países, Siria, Irak y Corea del Norte, por citar algunos ejemplos. Los argumentos de brindar protección a la población civil y evitar inminentes ataques con armas químicas, guerras civiles, dictaduras y todo tipo de desastre militar han sido la justificación para propiciar conflictos armados y desequilibrio en las regiones. La supuesta búsqueda de la paz a través de la intervención militar y las consecuencias de ello, son selectivas.

Sobre lo acontecido en las diversas operaciones “preventivas” contra la población civil palestina no hay el mismo interés y las reacciones son mínimas, son enunciativas la mayoría y todas sin efectividad real. El silencio sobre el acontecer diario en Palestina es el arma más letal contra ese pueblo, la normalización del estado de Apartheid en el que viven desde hace décadas debe frenarse ya. Participar de manera activa en la denuncia y apoyo a la causa palestina es un deber humano. Mantener viva la memoria de hechos como lo ocurrido en Sabra y Chatila es recordarles a los palestinos que no están solos y a los opresores que no van a quedar impunes. Seguimos siendo humanos.

Nota
* Sobre la participación de Ariel Sharon el Informe Kahan dice: “Somos de la opinión que debe achacarse al ministro de Defensa la responsabilidad por haber desestimado el peligro de actos de venganza y derramamiento de sangre de parte de las Falanges contra la población de los campamentos de refugiados, y por haber fracasado en tomar en cuenta este riesgo cuando decidió hacer efectivo este ingreso. Además, debe imputarse responsabilidad al ministro de Defensa por no haber ordenado las medidas apropiadas para evitar o reducir el peligro de masacre, como condición previa al ingreso de las Falanges a los campamentos. Estos errores representan un serio incumplimiento a las obligaciones que atañen al cargo de ministro de Defensa”. Véase Informe de la ‘Comisión Kahan’ sobre la responsabilidad de Ariel Sharon en las matanzas de Sabra y Chatila (extractos). En: www.nodo50.org/csca/palestina/com-kahan_83.html. Consultado en Septiembre de 2017.

MIÉRCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2017 – COMCOSUR
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2) El papel del periodismo de encubrimiento en la guerra contra Venezuela
Marcos Roitman Rosenmann (Le Monde Diplomatique)

La información no mata, pero es un arma terriblemente eficaz. Bien utilizada puede desarmar a todo un ejército. Durante la guerra de Vietnam, los enviados especiales fueron relatando los horrores, los cuerpos destrozados, las aldeas bombardeadas con Napalm y gas naranja. La televisión, el cine y la prensa escrita se convirtieron en parte del «fuego amigo», provocando un efecto boomerang.

«Los ciudadanos descubrieron a un ejército cruel e injusto. Vieron soldados realizar ejecuciones masivas a civiles, torturar prisioneros, bombardear aldeas y utilizar armas y defoliantes químicos contra la población vietnamita. En buena medida debido a la televisión, el país no estuvo ya detrás de sus soldados. La guerra se perdió militar y psicológicamente. La noción de ‘trasparencia’ entró en crisis. (…) El pentágono y la OTAN aprovecharon las enseñanzas. Aunque los militares no culparon únicamente a los medios de comunicación de la derrota en el sudeste asiático, quedaron convencidos de la necesidad de canalizar y controlar a la prensa y mantenerla apartada de las operaciones bélicas».(1) Nunca más periodistas independientes, apegados a su trabajo, dispuestos a ser un canal de mediación entre el acontecimiento, el ciudadano y el lector. Surge una nueva definición de información. El periodista se trasforma, acude a relatar espectáculo. Para él, ya no hay causas. No hay actores. No hay contexto. No hay memoria. No existe la historia.(2) Solo puede existir una verdad: «la verdad oficial».

Al tiempo que se fabrica la «verdad oficial», la guerra psicológica gana protagonismo. Los medios de comunicación pasan a cubrir el aspecto más «mundano» de la guerra. Son el vehículo de trasmisión ideológica de los valores dominantes y hegemónicos. Mutan en dispositivos para la disuasión. Las noticias y los hechos se recrean mediante técnicas de propaganda y publicidad ad-hoc. Se inventan informes, datos, se manipula y se miente deliberadamente para distorsionar la realidad y presentar un cuadro acorde a las necesidades militares.

En los escenarios de guerra no se puede permitir ningún desliz. Es necesario anular al enemigo en el terreno más importante: la mente. «El ser humano es considerado el fin prioritario en una guerra política. Concebido como un objetivo militar, el punto más crítico del ser humano es su mente. Cuando su mente es alcanzada, el ‘animal político’ ha sido derrotado sin que necesariamente haya recibido un proyectil. El objetivo es la mente de la población civil, de toda la población» Sólo a posteriori, es posible descubrir cómo se manipuló la opinión pública, cual fue el papel desempeñado por los servicios secretos, las organizaciones internacionales, así como la contaminación de las fuentes, el rol de las agencias y medios de comunicación para crear un estado de ánimo propicio a una guerra, invasión o bloqueo económico. Todos los dispositivos del poder, son mecanismos de trasmisión de mensajes sesgados, prejuicios, símbolos y sentimientos compartidos por la mass-media para recrear una imagen del enemigo y la necesidad de combatirlo.

El periodismo de guerra está inmerso en esta batalla psicológica. Una vez definido el enemigo, el aparato propagandístico se vuelca en construir una barrera preventiva que anule cualquier información en sentido contrario. Desacreditar, enturbiar y sobre todo conseguir el apoyo de la población a sus planes se convierte en prioritario. Sumisión y domesticación.

Hoy, se ha decidido que Venezuela es un objetivo militar estratégico para occidente. Una guerra entre el bien y el mal. Democracia versus dictadura. También por los recursos naturales. Para hacerlo creíble, es obligado presentar dos bandos en guerra, dos maneras de entender el mundo. Débiles y fuertes. Un Estado opresor y una sociedad que lucha por su liberación. Comunismo versus libertad. Desobediencia civil, contra represión. Indefensos ciudadanos contra el poder omnímodo del totalitarismo. En esta guerra, todo vale. Hasta el Vaticano se decanta. La iglesia se siente amenazada, y apoya a un bando, a los responsables de la violencia callejera, pero comprometidos con Dios, la familia y la moral católica. Los considerados oprimidos. Primero, los obispos y la curia venezolana toma partido, es parte de un bando, se siente perseguida, hostigada por las fuerzas «chavistas». No aporta datos, pero se escuda en su palabra. Excusa suficiente para que El Papa Francisco se manifieste. Ya no tiene una posición equidistante, se quita la careta. La oposición es su bando. La misma que ha quemado, baleado a trabajadores, mujeres y niños. El guión es similar a lo ocurrido con la iglesia en Chile durante el gobierno de Salvador Allende en 1973, apoyo el golpe cívico-militar. Luego vendrían las lágrimas y los arrepentimientos. Era tarde, miles de ciudadanos habían sido detenidos, torturados y asesinados. El argumento es recurrente, la fe en peligro, la amenaza a los católicos, la libertad de culto, y el sacrilegio.

El periodismo y los medios de información pertenecientes al establishment del bloque occidental, han tomado una decisión, retrotraer a Venezuela a los tiempos del neoliberalismo, la economía de mercado, y el pacto inter-oligárquico. Sin excepción, desde esta trinchera fundamentalista, alteran hechos, crean acontecimientos y fomentan el odio hacia el pueblo venezolano contrario a dichas posiciones y que solo quiere vivir en paz. La última elección a la Asamblea Nacional Constituyente, lo demuestra. La declaran ilegal y un fraude de ley. No aportan argumentos, se parapetan en la violencia, el sabotaje y la sedición golpista. Se consideran víctimas de la opresión y la prensa así los presenta al mundo, invisibilizando que más de ocho millones de venezolanos acudieron a votar, pero eso no es noticia.

El hecho se oscurece bajo la acusación de fraude. En contrapartida, y como acto democrático dan publicidad y consideran un éxito la convocatoria de plesbicito del 16 de julio, de la Mesa de Oposición democrática (MUD), donde los datos fueron falseados, las estadísticas del censo no cuadran con los votos emitidos, los lugares de votación no se atienen a la legalidad y para más inri, se queman las actas de votación, haciendo imposible una verificación de resultados. Todo lo anterior fue documentado extensamente, pero la prensa mundial califica dicho acontecimiento como expresión democrática del pueblo venezolano. Extraña manera de informar. (3)

Mientras el proceso electoral para la Asamblea Constituyente es verificable, la oposición se dedica a quemar urnas, poner barricadas, impedir el acceso a votar, amenazar a quienes lo hacen, lanzar cocteles molotov contras las fuerzas armadas y la policía ¡Vaya dictadura más extraña! La oposición campa a sus anchas, desconoce el poder ejecutivo, amenaza a sus adversarios, los quema, impide ejercer derechos, usa la fuerza, manda a sus militantes a destruir edificios públicos, sabotear las elecciones, poner barricadas, entre vítores de la prensa mundial. El mundo al revés. Tal vez por este motivo, sus representantes son admiradores de Francisco Franco, Augusto Pinochet, y se sienten cómodos con el discurso neonazi y fascista. Para los incrédulos, Lilian Tintori, abanderada del antichavismo y compañera sentimental de Leopoldo López, declaro: «los opositores venezolanos es normal que vitoreen a Francisco Franco, si viviera nos apoyaría, como Rajoy», y el ex alcalde de Caracas, Ledesma, detenido por sedición y llamar al golpe de Estado, espetó: «Augusto Pinochet era una demócrata al servicio de su pueblo».

El control, es total. Cuando se declaró la guerra contra el gobierno constitucional y legítimo de Venezuela, se patrocina la estrategia del miedo y el terror. Así, es posible usar adjetivos como: «asesino», «corrupto», «dictatorial», para referirse al gobierno y sus funcionarios. Todo, aderezado con declaraciones tendientes a desacreditar y negar la legitimidad del Estado, a fin de declarar la «guerra a muerte al chavismo». Podríamos seguir esta política que invisibiliza la ideología de los llamados «demócratas venezolanos». La lista se haría interminable.

Sus aliados en el exterior comparten tales afirmaciones desde el silencio cómplice, y se suman a la guerra, dando cobijo, financiando a todo aquel que les apoye. Mientras tanto, cuando urge una voz discrepante en sus filas, la atacan y desacreditan. Ha sido el caso del Alcalde de Valladolid y portavoz parlamentario del PSOE, Óscar Puente. En entrevista a los medios de comunicación subrayó: «que la crisis por la que pasa Venezuela es responsabilidad colectiva» apostillando que en España los medios de comunicación sobredimensionan el problema, «portada tras portada». No pasaron minutos, toda la prensa y los dirigentes políticos lo insultaron. La Vicesecretaria General del PSOE, Adriana Lastra, a la par se disculpó con la oposición venezolana y destacó su compromiso con la MUD. Sin olvidar la editorial de El País, donde se le insulta y llama a guardar silencio en cuanto a la cobertura informativa sobre Venezuela.

Los principales periódicos del Estado español, secundan el golpismo en Venezuela, se unen a la guerra con editoriales incendiarias y mal intencionados. Los enviados especiales un día sí y otro también, mienten, manipulan y desinforman. En ese momento dejaron de ser periodistas, para ser títeres del poder. Hoy sus homólogos, renuncian a la profesión y se trasforman en soldados de una guerra. Antonio Caño, en El País, Francisco Maruhenda en la Razón, Francisco Rosell en El Mundo, Bieito Rubido en ABC o Marius Carol en La Vanguardia, por citar los destacados, cumplen órdenes aunque ello suponga abandonar los principios deontológicos para mentir. Se reconocen en el insulto, la descalificación y los exabruptos. No informan, son parte de las radioemisoras, televisiones públicas, privadas y por cable que se dan a la tarea diaria de mentir, bajo el manto de la una falsa objetividad. Es una guerra declarada contra el pueblo de Venezuela.(4)

No es primera vez que asistimos a un teatro de operaciones donde el control de la información conlleva manipular la realidad hasta hacerla irreconocible, forjando una mentira para subir la moral de los combatientes, aunque el resultado sea la derrota. Hitler no dejo de arengar a sus generales, mintiendo y distorsionando los hechos. Estados Unidos hizo lo mismo en la guerra de Irak y hoy se repite en diferentes escenarios. Venezuela no es diferente. Sin embargo, esta guerra impuesta, ha sido rechazada e impugnada en las urnas por el pueblo venezolano. Pero aún así, la oposición no reculará, llevará esta guerra espuria hasta sus últimas consecuencias.

Occidente lo tiene claro, el proyecto bolivariano debe ser reducirlo a cenizas y sus militantes aniquilados. Las declaraciones de Donald Trump, señalando que no «descarta una intervención militar» dan fe de sus planes. Sin embargo, estas manifestaciones han puesto en entredicho el carácter democrático, si alguna vez lo fue, de la oposición venezolana. Hoy se fragmenta, no sabe hacia dónde ir. Ha fracasado, dejando una estela de muerte, asesinatos, golpes fallidos o asaltos a cuarteles por mercenarios, el último, el cometido contra la 41 brigada blindada, en el Estado de Carabobo, el 6 de agosto. Así, la oposición ha ido de derrota en derrota, de fracaso en fracaso. Ojalá, abandone la sedición y la violencia, acepte dialogar, la mano está tendida, sólo hace falta ser demócrata. ¿Lo será la oposición venezolana? Ese es el dilema.

Notas:
1Fazio, Carlos: Terrorismo mediático. La construcción social del miedo en México. Editorial DEBATE, México. 2013. Pág. 26.
2Véase: Ramonet, Ignacio: «La guerra en los medios» Revista Papeles, Nº 62, 1997.
3Para la información del plesbicito puede consultarse: La Jornada de México; Página 12 de Argentina; o las páginas web: Resumen Latinoamericano, Rebelión.org, Red Voltaire, entre otros medios de comunicación.
4Como ejemplo sirva el libro publicado y financiado por los servicios de inteligencia de México en colaboración con Le Monde y El País para desacreditar al EZLN en 1994. Bertrand de la Grande y Maite Rico: Marcos, la genial impostura. Una sarta de mentiras para favorecer una acción punitiva de las fuerzas armadas en Chiapas al vincular al EZLN con grupos terroristas internacionales.

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3) Una reforma agraria al revés
Darío Aranda (Página 12)

Silvia Ribeiro, una de las mayores investigadoras latinoamericanas, sostiene que Argentina y Brasil tienen el 21 por ciento del consumo de agrotóxicos. Seis multinacionales gigantes se reparten el mercado de semillas.

La amenaza que implica la fusión de las grandes empresas (como Bayer-Monsanto), el rol de la ciencia al servicio de las compañías, el peligro de los nuevos transgénicos y la necesidad de más agricultura campesina-indígena. Algunos de los temas que trabaja desde hace treinta años Silvia Ribeiro, una de las mayores investigadoras latinoamericanas sobre el agronegocio. Y una definición de los países de la región: “Han perdido soberanía por su dependencia extrema a un puñado de empresas biotecnológicas”.

Investigadora del Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración), Ribeiro fue una de las disertantes en el Encuentro Intercontinental Madre Tierra, una sola salud, organizado en Rosario por la materia Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas.

–¿Cómo evalúa la situación del agro en la región?
–América latina está dividida en dos en la situación agrícola. Está la república unida de la soja (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil) y el resto. Hay que recordar que luego de 20 años de transgénicos, sólo diez países tienen el 90 por ciento de la producción. Quiere decir que los transgénicos nunca llegaron a ser el fenómeno omnipresente que nos quieren hacer creer.

–¿Cuáles son las características de estos países dominados por el modelo transgénico?
–La estructura agrícola ha sufrido un proceso de concentración corporativa y de reforma agraria al revés, concentró la tierra en menos manos. A eso hay que sumarle las enfermedades provocadas por los agrotóxicos. Un dato elocuente es que Argentina y Brasil tienen el 21 por ciento del consumo global de agrotóxicos. Si Monsanto-Bayer quieren poner condiciones inaceptables, las va a poder poner por el nivel de vulnerabilidad altísimo del país al depender de esas compañías. Han perdido soberanía por su dependencia extrema a un puñado de empresas biotecnológicas. El resto de América Latina se parece más a la media mundial. La mayor parte de alimentos la siguen produciendo los pequeños agricultores urbanos, campesinos, la pesca artesanal. El 70 por ciento del mundo se alimenta mediante la agricultura familiar y hay que profundizar ese camino.

–¿Cómo es el proceso de “megafusiones” de las empresas transgénicas?
–Una referencia es que hace veinte años Monsanto no tenía semillas y hoy es la más grande del mundo. Hace treinta años había más de 7000 empresas de semillas. Y ahora Monsanto tiene el 25 por ciento del mercado de todo tipo de semillas. Lo que ha pasado es que en 20 años se han dado más de 200 fusiones. Que terminan en lo que llamamos las seis gigantes genéticos. Son Monsanto, Syngenta, Dupont, Dow, Basf y Bayer. Estas empresas dominan el mercado mundial de semillas. Y todas son productoras de venenos. Primero concentran el mercado y luego comienzan las megafusiones. Monsanto-Bayer, Syngenta-ChenChina, Dow-Dupont controlan más del 60 por ciento del mercado total de semillas (no solo transgénicas) y el 71 por ciento del mercado de agrotóxicos. Cifras descabelladas. Ninguna oficina antimonopolio debiera aprobar esas fusiones.

–¿Cuál es el riesgo?
–Controlan precio, innovación e impacta en las políticas agrícolas. Países que están con un alto grado de agricultura industrial, como Argentina, pasan a estar en situación de vulnerabilidad. Incluso en términos de soberanía. Estas empresas tienen un poder de negociación que es mucho más que de negociación, es de imposición sobre un país, incluso con leyes a medida.

–Empresas y medios están con una campaña sobre los “nuevos transgénicos”. Ustedes remarcan críticas.
–Le llaman edición genómica. Cuenta con una gran maniobra de propaganda para no pasar por ninguna ley de bioseguridad.

–¿De qué se trata y qué riesgos implica?
–El desconocimiento que hay sobre las funciones del genoma es bastante amplio. Ahora nos quieren hacer creer que lo que hacen con los genes es como cambiar un texto, con pequeños cambios, que no impactaría en el sentido total. Y eso es mentira. Un ejemplo para entenderlo es como si tomaras los diez mandamientos en un idioma que no conocés, y le sacas una palabra, un “no”. Ellos te dicen que no implica nada. Pero es fundamental, modifica todo el sentido.

–¿Es una manipulación genética que no se conoce cómo impactará?
–Hay un desconocimiento muy grande no solo de para qué sirven los genes, se conocen algunas funciones, y no las interacciones entre sí ni las interacciones de los genes por razones externas, como ambientales. El genoma no es un mapa estático. El grado de incertidumbre es muy alto y claro que tampoco se sabe su impacto en la salud y el ambiente.

–¿Cuáles son estas nuevas tecnologías transgénicas?
–Son varias. La estrella es una que descubren en 2012, Crispr (“Repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas”). Una manera muy burda de explicar es que se trata de un GPS con un par de tijeras. Crispr es un GPS que te lleva a una parte específica del genoma, y Cas9 son las tijeras. Es una modificación genética con impactos impredecibles.

–¿Implica más transgénicos?
–Con estas nuevas tecnologías pueden producir cualquier tipo de transgénico. Resistencia a herbicidas, silenciar genes, agregar genes distintos. Lo quieren usar tanto en alimentos como en salud. Ellos dicen que es previsible, pero es todo lo contrario. Incluso con estas tecnologías pueden eliminar especias que ellos consideran molestas, como el amaranto, que no pueden controlar con los agrotóxicos. Monsanto y Dupont son los que más están impulsando.

–¿Cuál es el rol de la ciencia en este modelo?
–Con los científicos críticos ha habido una caza de brujas brutal. Dos ejemplos son (Gilles-Eric) Seralini en Francia y Andrés Carrasco en Argentina. El ataque mediático, económico y político es feroz con las voces críticas.

–¿Y sobre la ciencia dominante?
–En términos de política científica dominante es una ciencia mercenaria, vendida a los intereses de las corporaciones. Es una tecnociencia que busca resultados para las empresas.

–¿La opción?
–La parte esperanzadora que tiene que ver con este congreso, donde hay cada vez más personas, de muchas partes del mundo, críticas. Y también hay esperanza porque los campesinos están decididos a quedarse en la tierra que siempre vivieron.

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4) Rocío y la fruta envenenada
Silvana Melo (APe).

La mandarina que mató a Rocío el sábado, en un paraje rural de Mburucuyá, Corrientes, es un arma mortal del sistema. El furadán, que posiblemente la haya paralizado sin regreso, es el veneno brutal e imprescindible para que el modelo siga en pie. Y su uso indiscriminado es el dibujo más perfecto de la impunidad: el descuido, la indolencia y la facilidad de utilizar un tóxico mortal para fulminar a los pájaros que acechan los cultivos de arándanos.

Envasado en un hermoso y tentador cítrico, monstruoso cuando una nena de doce años lo disfruta camino a catecismo. Esta es la historia que cuenta el abogado Francisco Pisarello, quien se echó al hombro la tragedia de una familia carente de todos los recursos imaginables. Económicos y sociales. Una historia que difiere de lo que han relatado los medios en estos días. Una historia con un veneno que es el mismo que mató 300 perros en un pueblo cercano a La Plata. Y que es uno de los únicos que terminan con los insectos que atacan a la soja.

Rocío iba a tomar la comunión. Por eso iba con su sobrinito Damián camino a la capilla Santa Librada, a unos 1.500 metros de su casa. La catequista solía oler las fumigaciones periódicamente. Rocío tenía doce años y Damián diez. Ella asumía su cuidado. Iban a la misma escuela rural y al mismo año, a pesar de las edades diferentes. Graciela Galeano, la directora, viajaba con ellos todos los días los nueve kilómetros de casa al aula. “Eran ellos dos y otros nueve de la misma familia”, relató a APe. “Todos de la misma casa”.

Pisarello ubicó el portón a unos 90 metros de la vivienda de los chicos. “Es un portón grande que da a un establecimiento citrícola, de producción de mandarinas”. Una de las frutas estaba al lado del portón. “Rocío la levantó, la partió, comió ella la mitad y le convidó a Damián”. El resultado fue fulminante: “se paralizó casi en forma instantánea”. Damián, con una descompostura atroz, volvió a la casa como pudo, usando un palito de bastón, para buscar ayuda. La nena murió en el hospital de Mburucuyá. La causa judicial está caratulada “Muerte por envenenamiento”.

El abogado describió un procedimiento frecuente en la producción de cítricos: “el raleo es quitar algunas frutas de la planta, las que sean de menor calidad, para que la producción en sí sea la mejor. A ésas se las traslada”. La pregunta que Pisarello se hace es de una lógica fatal: “¿qué se hizo con el resto de las frutas cosechadas?” Aparentemente, se las cargó en canasto de plástico sobre un carro tirado por un tractor. “Por el traqueteo del tractor, la mandarina que comió Rocío se cayó a la salida”. Es decir, que el resto estaba tan envenenado como la fruta que mató a la nena que fruncía el ceño y hablaba en guaraní cuando algo no le gustaba, como recuerda Graciela Galeano.

Según Pisarello, esas frutas, “posiblemente inyectadas de furadán”, son utilizadas para “matar a los pájaros” en el cultivo de arándanos “en otro establecimiento a 1500 metros” de la zona entre Saladas y Mburucuyá.

El mismo insecticida (el principio activo es el carbofurano y el nombre de fantasía es furadán) fue utilizado por más de un productor agropecuario de la zona de La Plata para asesinar a más de 300 perros, en una práctica de enorme peligrosidad para la cercanía de niños que suelen desesperarse por salvar a un animal en una agonía tremenda y ese contacto puede ser letal. Por supuesto que el furadán está prohibido en Estados Unidos y la Unión Europea. Pero el sistema extractivo, que se lleva los espíritus de la tierra, contamina los ríos y arranca a los árboles y a los niños como a la maleza, necesita venenos mortales para subsistir.

Los especialistas explican que luego de usado “queda en la tierra, el pasto y el agua durante tres días, con un efecto residual. El tóxico lo comen los gatos y se mueren; al gato muerto lo picotea la paloma y también se muere y más tarde el gato come a la paloma envenenada, y así. Es todo una cadena”.

Una cadena que envenena la mandarina con furadán para matar pájaros y, como un paso necesario, mata a Rocío y devasta a Damián. Una cadena que, en las tomateras de Lavalle –en la misma Corrientes- hace llover veneno sobre las casas y los patios donde juegan los niños y mata a José Kili Rivero. Que desagota el agua tóxica de los cultivos en un canal donde chapotearon Nicolás Arévalo y Celeste. Y Nicolás murió, con endosulfán en su cuerpo. Los dos tenían cuatro años. Los dos son los niños sacer de Giorgio Agamben. Aquellos niños víctimas de un crimen que no pagará nadie.

Rocío es otro crimen. Porque a los muertos del sistema los aportan los anónimos, los pobres, los dueños de nada.

Graciela viajaba con ellos los nueve kilómetros de la casa en El Pago a la escuela 611 de Costa San Lorenzo. Todos los días. Rocío era callada, pero la cercanía de los viajes y del aula cotidiana permitían que cantaran juntos un chamamé, que ella hablara de su novela preferida: Pasión de gavilanes. Y que todos se entusiasmaran con la reunión diaria a la hora de “El Zorro”.

El carbofurano (fudarán) es uno de los insecticidas más tóxicos para los seres humanos, entre aquellos que se utilizan para la producción de alimentos. Un cuarto de cucharadita (apenas un mililitro) puede ser fatal.

El modelo de agronegocios es agro-tóxico. Envenena la tierra, los almuerzos de los niños y los ríos vitales. Rasura los bosques y pavimenta los campos con monocultivos. Edifica en los humedales e inunda las casas de la gente. Es el sistema el veneno. El desafío será producir antídotos. En defensa de las Rocíos, los Killys y los Nicolás. Para desenvenenar la vida.

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5) La culpa es de los pobres
Jorge Majfud (Alai)

En 1758 el gobernador de Carolina del Sur, James Glen, reconoció en una carta a su sucesor: “ha sido desde siempre una política de nuestro gobierno alentar el odio de los indios hacia los negros”. En las generaciones previas, el racismo no había alcanzado el nivel de odio suficiente como para evitar que indios, negros y blancos pobres se unieran para el trabajo, la intimidad y, sobre todo, para rebelarse contra el poder de los poderosos.

Aunque el dinero y el poder en principios son abstracciones incapaces de emociones humanas como el odio y el amor, las emociones, como todo lo demás, forman parte de su mecánica. Los instrumentos se convierten en sujetos y los sujetos en instrumentos. Así, el racismo y los intereses de clases han estado relacionados desde los tiempos del antiguo Egipto.

Hoy en día esa relación se justifica de otras formas, a veces de formas tan mitológicas y sagradas como “la mano invisible del mercado” (que por lo general es solo la mano invisible de los poderosos), “el consumo y el nivel de vida”, “la eficiencia y la productividad” y hasta “la patria y la libertad”.

Dos de los negocios más importantes y más lucrativos del mundo son el tráfico de drogas y la venta de armas. Según la ONU, el negocio de las drogas significa unos 300 billones de dólares por año. La producción y comercio de armas supera el trillón de dólares anuales. Solo por casualidad, 9 de las 10 compañías que más dinero hacen en este mercado son estadounidenses.

Porque la producción de droga está en los países pobres y el consumo en los países ricos, la culpa de la violencia es de los productores, es decir, de los pobres.
Porque la producción de armas está en los países ricos y el consumo en los países pobres, la culpa de la violencia es de los consumidores, es decir, de los pobres.

Cuando la economía en los países ricos prospera, los pobres son los únicos culpables de su propia pobreza, como si el mundo fuese plano y todos tuviesen las mismas oportunidades.
Cuando la economía en los países ricos se estanca o retrocede, entonces los pobres son los culpables de que los demás no tengan trabajo. Sobre todo, si son pobres migrantes.

La culpa es siempre de los pobres.

Hace dos mil años, un profeta rebelde fue crucificado, junto con otros dos criminales, por desafiar al imperio de la época pregonando la no violencia, rodeándose de marginados y asustando a los poderosos con frases como “es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico subir al cielo” o “ustedes han menospreciado al pobre. ¿No son los ricos quienes los oprimen y personalmente los arrastran a los tribunales?”.

Por los siguientes tres siglos, los primeros cristianos fueron inmigrantes pobres, ilegales y perseguidos. Hasta ser oficializados por otro emperador, Constantino, y de perseguidos se convirtieron en persecutores, olvidando la advertencia de los antiguos Proverbios: “Aun por su vecino es odiado el pobre, pero son muchos los que aman al rico”; “La riqueza añade muchos amigos, pero el pobre es separado de los suyos”; “El rico domina a los pobres, y el deudor es esclavo del acreedor”; “La fortuna del rico es su ciudad fortificada, con altas murallas en su imaginación”.

Incluso la estatua de la Libertad de Nueva York, recibió a millones de inmigrantes (europeos), sin visas ni pasaportes, con la frase “Denme los pobres y los cansados (…) denme los que no tienen techo”.

Sin embargo, ahora, según las leyes en los países ricos, si alguien es rico tiene garantizada una visa o la residencia. Si alguien es pobre y su bandera es el trabajo, se les impedirá el ingreso a los países ricos de forma automática. De hecho, la sola palabra trabajo en cualquier consulado del mundo es la primera clave que enciende todas las alarmas y le cierra las puertas a un trabajador honesto. Porque un mundo obsesionado con el crecimiento, donde el capital produce más capital, no cree que el trabajo pueda producir más trabajo. Porque el dinero es más libre que los seres humanos y un ser humano sin dinero no es libre sino esclavo.

Para justificar este apartheid global, ya no se recurre al concepto de raza sino el de naciones y se confunde legalidad con legitimidad, como si las leyes no fuesen la expresión de las conveniencias del poder de turno, como si las leyes no fuesen, con frecuencia, elegantes formas de legalizar la corrupción del poder.

Incluso, hasta las mejores leyes suelen ser injustas, especialmente con aquellos que no están en el poder. Como ejemplo bastaría con la observación que hiciera hace cien años el novelista francés Anatole France: “La Ley, en su magnífica ecuanimidad, prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan”.

– Jorge Majfud es escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis y otras novelas.

MIÉRCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2017 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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