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CARAVANA AL SUR POR LOS 43…

1) Uruguay: Ventana al Fracking –
2) Caravana sur por los 43: La lección de la tristeza –
3) Documental en Santa Lucia: Víctimas del despotismo militar –
4) Washington “Bocha” Benavides: El trovador norteño –
5) Viglietti: Exigir Justicia y Memoria no es nostalgia ni melancolía –

COMCOSUR INFORMA AÑO 15 – No. 1648 – jueves 25 de junio de 2015
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
1994 – 19 de junio – 2015 – 21 años
Selección y producción: Beatriz Alonso, Henry Flores y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
Colaboran:
ALEMANIA: Antje Vieth y Carlos Ramos (Berlín)
ARGENTINA: Eduardo Abeleira, Claudia Korol y Mauricio D’ambrouso (Buenos Aires)
BRASIL: Carlos O. Catalogne (Florianópolis) y Jorge Rossi Rebufello (Maceió)
ECUADOR: Kintto Lucas (Quito)
HOLANDA: Ramón Haniotis (Amsterdam)
MÉXICO: Itzel Ibargoyen (México DF)
SUIZA: Sergio Ferrari (Berna)
URUGUAY: Jorge Marrero (Santa Rosa), Margarita Merklen (Durazno), Pablo Alfano (Montevideo), Luis Sabini (Piriápolis)
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La patria que construimos es una donde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían, que la amanezcan todos. SUB COMANDANTE MARCOS
Todas las estructuras del poder popular que estábamos construyendo se hicieron presentes, tomaron voz, en una radio que no quería tanto hablarle al pueblo. Quería que el pueblo hablara. RADIO VENCEREMOS
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NOTICIAS Y TEMAS DE COMCOSUR

1) URUGUAY: VENTANA AL FRACKING
La problemática energética de Uruguay no puede analizarse aisladamente de la región, donde campean los proyectos de desregulación de producción y mercado de lo que para el lucro empresarial resulta una mercancía así como los nuevos mecanismos de protección de inversiones.

2) CARAVANA SUR POR LOS 43: LA LECCIÓN DE LA TRISTEZA
Suelo sacar apuntes. Porque en cada encuentro, hay aprendizajes. Esta es simplemente una crónica, tomo las palabras prestadas. Las hago mías, las conjugo. Esta historia, simplemente necesito compartirla. De tan simple: pesa. Me enseña. /Irma Leites

3) DOCUMENTAL EN SANTA LUCIA: VÍCTIMAS DEL DESPOTISMO MILITAR
Caminito Films invita al estreno del documental Voces de Santa Lucía: víctimas del despotismo militar. Domingo 28 de junio 16.00 hs. Espacio Carlos Alfredo (Al lado de AFE – Santa Lucía – Canelones) Organizan: Movimiento de Mujeres Nilda Irazoqui, Comisión Especial de Reparación de la ley 18596 y Colectivo Espika.

4) WASHINGTON “BOCHA” BENAVIDES: EL TROVADOR NORTEÑO
Con el poeta, letrista, ensayista y docente Washington Benavides ./Débora Quiring

5) EXIGIR JUSTICIA Y MEMORIA NO ES NOSTALGIA NI MELANCOLÍA: VIGLIETTI
Hay mucha gente interesada en que el pasado nos aleccione para seguir adelante. Tenemos que trabajar contra la impunidad, una de las palabras claves en esta época que une a varias historias de diversos países; es un veneno letal, un cáncer de la sociedad, explica. /Ángel Vargas
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NOTICIAS Y TEMAS DE COMCOSUR

1) URUGUAY: VENTANA AL FRACKING

La problemática energética de Uruguay no puede analizarse aisladamente de la región, donde campean los proyectos de desregulación de producción y mercado de lo que para el lucro empresarial resulta una mercancía así como los nuevos mecanismos de protección de inversiones.
REDES-Amigos de la Tierra Uruguay, 11.06.2015 / Revista Suma Sarnaqaña

Es el caso del contrato firmado por la empresa petrolera estatal uruguaya (monopólica) ANCAP y Schuepbach Energy (EEUU) para la exploración de hidrocarburos en varios departamentos del país, abriendo la puerta a la utilización de tecnología como la fractura hidráulica o fracking.

El análisis de dicho contrato fue presentado el jueves 4 de junio por las integrantes de REDES-Amigos de la Tierra Uruguay Natalia Carrau y Viviana Barreto en el Foro “Sistema Energético Sustentable, Justo y Soberano”, realizado en instalaciones de la Universidad de la República.

“El contrato equipara a la empresa con el Estado. La empresa incide en la determinación de la política pública en forma directa: integración paritaria del espacio técnico de seguimiento del contrato donde se definen técnicas, zonas a ser trabajadas, instrumentos, recursos, entre otras cosas. Se desconoce la responsabilidad primaria e intransferible del Estado en la conducción de la política energética”, indicaron las investigadoras en su resumen.

“Un estricto secreto rodea a los contratos”, indicaron.

El Foro fue organizado por REDES – Amigos de la Tierra Uruguay y el Programa Uruguay Sustentable con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll de Alemania Stiftung, France Libertes Fondation Danielle Mitterrand, Trasnational Institute (TNI, Países Bajos).

“Con esta modalidad de contratación Empresa – Estado y Tratado Bilateral de Inversiones se limita al extremo la capacidad del Estado de controlar y se privatizan los espacios de construcción de la política pública”, indicó el análisis.

REDES AT – Uruguay / Revista Suma Sarnaqaña – Colectivo de agronomía social
COMCOSUR INFORMA Nº 1648 – 25/06/2015 ______________________________________

2) CARAVANA SUR POR LOS 43 : LA LECCIÓN DE LA TRISTEZA

Suelo sacar apuntes. Porque en cada encuentro, hay aprendizajes. Esta es simplemente una crónica, tomo las palabras prestadas. Las hago mías, las conjugo. Esta historia, simplemente necesito compartirla. De tan simple: pesa. Me enseña.

Irma Leites, 13.06.2015

Con el alma en una nube
y el cuerpo como un lamento
viene el problema del pueblo
viene el maestro
el cura cree que es ateo
y el alcalde comunista
y el cabo jefe de puesto
piensa que es un anarquista…
El Maestro Patxi Andion

Hilda González Hernández, madre de Cesar Manuel González Hernández, dice que su hijo de 19 años desaparecido, solo buscaba vivir mejor.

La madre de Jorge Antonio Tizapa Legideño, madre de uno de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, saca la conclusión de que no sirve de nada sentarse a llorar a 8 meses que desaparecieran a Jorge, de 20 años. Ella anda recorriendo pueblos, buscando solidaridad.

Los manosearon
Les tomaron el pelo.
No creen en el gobierno, los han intentado engañar. Sus hijos no eran los que estaban enterrados en el basurero. Eran los hijos de otros padres que también los estaban buscando.

Dice: -Nosotros vinimos al Sur. Otros a Europa. Otros ocho padres andan buscándolos por todo México. En cárceles, hospitales, minas.
Por todos lados siguen preguntando. Pero el narco-gobierno de México, ha sembrado lo que no tiene fin…una noche eterna.

Viene a pedirnos que nos solidaricemos. Que los encuentren.
Vienen a decirnos, que no hay que esperar, porque el Terrorismo de Estado se está globalizando, hay que organizarse.
Su hijo es muy sociable. Muy amiguista.
Ella pregunta por su hijo y nadie le da razón.

– Los policías se habían subido a los muchachos…fuimos a hospitales, comisarías… en ese camino algo nos empezó a alarmar… ahí nos cayó que algo más estaba sucediendo. Llegaron muchos pero no era mi hijo…- le ha tocado golpear puertas y los han tratado con la punta del pie- Ellos buscan a nuestros hijos muertos. Nosotros los buscamos vivos. Sí lloramos, sí, caemos…lo que nos está preocupando es lo que están pasando nuestros hijos. Yo llegué a creer en políticos y gobernantes y me han demostrado todo lo contrario…los invito a que todos levantemos la voz por los 43 y por ustedes. Somos unas madres y padres con un dolor tan fuerte…Mi hijo sabe que no lo dejaríamos. Él sabe que su papa y yo lo estamos buscando. No nos vamos a cansar. El amor que le tenemos a nuestros hijos nos trajo acá. Queremos recuperarlos. Somos humanos. Al gobierno solo le importa el dinero, el poder. Queremos verlos. En qué condiciones los tienen…nuestros hijos no están muertos no hay ninguna versión científica que nos diga lo contrario, tienen que volver porque los queremos, porque los amamos

Hilda madre de Jorge Antonio calla. El aplauso es emocionante.
Toma la palabra Mario padre de César Manuel: -Nos han pisoteado. Burlado. Nosotros no sabíamos nada de Guerrero. No teníamos conciencia ni sabiduría de dónde iba a estudiar nuestro hijo. Pero luchamos mucho por su educación. El estaba yendo a una universidad, nos partíamos el lomo para eso. Pero a él no le gustaba Derecho. Me enojé con él. Pidió becas y al fin se fue tras su sueño. Afortunadamente él es diferente a mí. Él vio la situación del hambre. Y empezó a dar clases. Es bonito estar con esa gente que poco tienen y te tienden una tortilla solo con sal…es hermoso convivir con esos niños que se alegran con un cuaderno y de a rato dicen: tengo hambre. Y mi hijo, encontró Ayotzinapa. Llegó contento, feliz, nos dijo: Pasé el examen… con mí esposa investigamos que era ese sitio. No nos gustan las despedidas… Él agarró el camión para Guerrero, él quería ser activista. Y el 26 de setiembre, me tocó aprender lo que no había aprendido en 47 años. Aprendí que el gobierno es una porquería. Es un Estado que no le importa lo que le haga a la gente, destruye montes, agua, la vida…aprendimos lo que no sabíamos. Hoy tenemos un hueco en el corazón para albergar 43 alumnos más. No son animales muertos, no. Basta, nosotros ponemos los cuerpos y el gobierno las balas.

Y concluyen: Si hay que ir al cielo, ahí vamos. Si hay que ir al infierno, ahí iremos…

Entonces una muchacha del pueblo yaqui levanta su voz entre las butacas, llora, grita, emociona, cuenta su persecución por ser “una pinche revoltosa” haciendo cierto aquello de que yaqui quiere decir “aquellos del río que hablan a gritos y no se doblegan”. Nos expresa y les expresa a los padres: -Vengo a decirles que México, murió para mí. Mientras no haya en el cielo una estrella nueva, ellos siguen vivos ¿alguien vio una estrella nueva? ¡No! Ni han brillado 43 estrellas más ¡No! Ellos están vivos…y miren seguimos aprendiendo por lo tanto ellos, los 43 de Ayotzinapa, siguen siendo nuestros maestros…

El aplauso atronador sonó a llanto. Hace 50, 40 años que acá buscamos a nuestros desaparecidos… ¿alguien se puso a mirar y vio el brillo de alguna estrella nueva?

Yo soy de Guerrero, señores…

Francisco Sánchez, sobreviviente de esa noche del 26 de setiembre de 2014, estudiante de 2do grado de la Rural de Ayotzinapa, viene a sumar fuerzas por los 43 desaparecidos, por sus hermanos y compañeros. Viene a articular la lucha, desde Atenco, a Aguas Blancas, desde Oaxaca a Juárez, desde Guerrero a Montevideo. Allá en la rural levantaron la voz contra todos los crímenes. Han detenido. Golpeado. Hay 30 mil desparecidos registrados pero son muchos más. Hay 200 mil asesinados pero son más, él fue testigo de cómo desollaron y quitaron los ojos… en Matanzas del Charco, él los vio. Los torturaron los quemaron, los desaparecen, ofrecen plata para acallar las voces. Pero no…

Lorenzo Córdoba del Instituto Nacional Electoral se burla de los campesinos. Van y le dicen al padre de uno de los 43: -Tu hijo, salió electo para cuidar las urnas, para contar votos.

Entonces, señores, todos somos sobrevivientes y llamamos a que el 6 de junio de 2015, nadie vote. Haremos un boicot a las elecciones. Que todos digan NO A LAS ELECCIONES. Un presidente, nunca hará bien las cosas. Buscan el poder. El poder es corrupto. Siguen los despojos. Nosotros, queremos ser autónomos. Organizamos nuestra propia autodefensa. Ellos globalizan la desaparición. Nosotros globalizamos la resistencia. Vivos se los llevaron –yo los vi- vivos los queremos. Cuando llegamos al puesto, ellos empezaron a llenar de sangre las banderas. Entonces, empezamos la campaña, el boicot y los campesinos bajaron de las montañas, se unieron en las ciudades y poblados. ..Entonces, creo que no vamos a avanzar sino nos organizamos. Tenemos que quitarnos el miedo… Y nos dice que él desea, quiere, que quien escucha se comprometa. No es solo un cuento, no.

Nos dice que, compartimos la lucha contra el sistema. Contra el Estado. Contra los asesinatos. Que denuncian al narco gobierno de México, por el destino de los 43 y por todas las masacres. Les dijeron de los ADN. No eran ellos. Muchos se dejaron llevar por lo que decían sus voceros. Dijeron que los llevaron del basurero de Cocula y luego los sacaron y los tiraron al río… Nos cuenta lo que le hicieron a Julio César Mondragón, 22 años, lo asesinaron y le quitaron el rostro, así lo encontramos, tenía 22 años…

Francisco, nos sigue diciendo: -Nosotros habíamos ido al boteo – con latas en las rutas recaudan plata para viajar a la plaza de Tlatelolco, allí nos reuniríamos ante un nuevo aniversario de la masacre del 68. Cuando iban atravesando Iguala, llegaron disparando. Mataron compañeros, sí, los mataron -Francisco, vuelve allí a ese momento- ¿somos estudiantes por qué disparan? Llamen ambulancias, se mueren…nada. No. Bajan a los 43 a patadas. Vimos que eran los municipales. Los llevan al Batallón 27 de Iguala. No lo duden, fue el Estado, señores. Nosotros llamamos ambulancias, a la prensa, queríamos proteger las pruebas. A uno esto lo llena de coraje. Ver morir a tus compañeros, te llena de rabia. Ver que se los llevan te llena de furia. A mi compañero lo desollaron, le sacaron los ojos y ellos nos dicen: lo tienen merecido…Solo pedíamos más presupuesto para comer, $50, reclamamos estudiar, ser maestros, ayudar a los campesinos. Ahora que presenten vivos a los 43. Los esperan 43 butacas vacías en Ayotzinapa. No nos dejen solos: los desparecidos están siempre. Todos, más él. Mi compañero desollado. Todos, igual color de sangre.

¿Saben? Lo que más me impacta es que este muchacho, que nos increpó, ahí en el Paraninfo de la Universidad, tiene 19 años. Luego que hablaron cantó Viglietti, Rubén Olivera y Falta y Resto. La cara de los padres, se fue alargando: acá hace más de 40 años que los buscamos. En otros lugares 80 años… ¿entonces? Ellos llevan 8 meses en esta angustia, parecían decir ¿qué nos espera? Y no es que en México no haya otros que hace más que esperan… es que los procesos son así, te tocan y el tiempo transcurre distinto, salta, 47 años en 8 meses.

Y en estos días se hicieron las elecciones en México, y se hizo el boicot, volvieron en Guerrero a matar. ¿Dónde estará Francisco? La caravana por los 43 pasó por acá, lo que no pasó son las injusticias y desapariciones.

Irma Leites.
COMCOSUR INFORMA Nº 1648 – 25/06/2015 ______________________________________

3) DOCUMENTAL EN SANTA LUCIA: VÍCTIMAS DEL DESPOTISMO MILITAR

Caminito Films invita al estreno del documental Voces de Santa Lucía: víctimas del despotismo militar.

Domingo 28 de junio 16.00 hs. Espacio Carlos Alfredo (Al lado de AFE – Santa Lucía – Canelones) Organizan: Movimiento de Mujeres Nilda Irazoqui, Comisión Especial de Reparación de la ley 18596 y Colectivo Espika.

Actuación artística de Raquel Pose y Ruben «Chumaco» Texeira.

Luego de 40 años, un grupo de ex presos políticos deciden hacer públicas sus vivencias. Golpizas, humillaciones, violaciones, torturas. Testimonios en primera persona que estremecen y hacen reflexionar sobre los hechos acontecidos antes, durante y después del terrorismo de estado en Santa Lucía – Canelones. Torturadores y torturados, aún transitan libremente por las calles de Santa Lucía, sin que la justicia de este país trate e investigue estos hechos.

El objetivo del documental Voces de Santa Lucía es rescatar las memorias y poner en conocimiento a quienes desconocen los hechos. Motivar a otras personas a contar sus vivencias y consecuencias del terrorismo de estado. Denunciar, buscar justicia, analizar y reformar la Ley 18596.

Lograr que estos testimonios sean escuchados por el conjunto de la sociedad, que estas voces sirvan de impulso para aquellas personas que aún sienten miedo o vergüenza, que sea la propia sociedad quien juzgue a los responsables de las atrocidades y humillaciones a los que un pueblo fue sometido.

Movimiento “Profesora Nilda Irazoqui”: Maestra Iris Rodríguez, Raquel Suárez, Brenda Álvarez, Prof. Gladys Barbé, Maestra Nelda López, Prof. María Julia Listur, Prof. Nelsa Ferrari.

Caminito Films: Marcos Oyarzábal, Rodrigo Soares Netto, Fabricio Pereira, Leonardo García, Daniela Pauletti, Rossina Rombys, Martín Ariosa, Carlos Correa, Ulrike Doil.

TÍTULO: Voces de Santa Lucía: víctimas del despotismo militar
GÉNERO: Documental
DIRECTOR: Marcos Oyarzábal
PRODUCTOR EJECUTIVO: Daniela Pauletti
DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: Marcos Oyarzábal – Rodrigo Soares
DIRECTOR DE SONIDO: Marcos Oyarzábal
INVESTIGACIÓN: Marcos Oyarzábal
GUIÓN: Marcos Oyarzábal – Leonardo García
EDICIÓN: Marcos Oyarzábal
FORMATO: HD
DURACIÓN: 24 minutos
LOCACIÓN DE RODAJE: Uruguay- Canelones (Santa Lucía).
PRODUCTORA: Caminito Films (Uruguay).

Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=W_Gxz9HtKgU

Colectivo Espika / Radio Comunitaria Espka FM
COMCOSUR INFORMA Nº 1648 – 25/06/2015 ______________________________________

4) WASHINGTON “BOCHA” BENAVIDES: EL TROVADOR NORTEÑO

Con el poeta, letrista, ensayista y docente Washington Benavides.

Débora Quiring /La Diaria, 19.06.2015 / Rincón Cultural Jorge Salerno

Rodeado de cientos de vinilos, libros y casetes, Washington “Bocha” Benavides habla animado. Recuerda a su abuelo colorado -vencedor en Masoller- y su padre folclorista, sus primeras publicaciones en la revista “Asir”, la inverosímil quema de su primer libro, “Tata Vizcacha” (1955), cuando ni siquiera se sospechaba un golpe de Estado. Pero además de su nutrida obra, sus letras y poemas han sido musicalizados por Alfredo Zitarrosa (“Chamarrita de una bailanta”, “Como un jazmín del país”, “Guitarrero viejo”, “Tanta vida en cuatro versos”), Eduardo Darnauchans (“El instrumento”), Daniel Viglietti y Héctor Numa Moraes, entre varios otros. A sus 85 años, este Ciudadano Ilustre, Premio Morosoli de Oro y Gran Premio Nacional a la Labor Intelectual acaba de publicar tres libros: “Durandarte, Durandarte” (Yaugurú), ejemplar acompañado por un CD con Numa Moraes, “Rap” y “Diferencias con mirlos”, editados por la Universidad del Trabajo del Uruguay. Lejos de abandonar las canchas, Benavides mantiene su escritura intensa y sus clases en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, y continúa su incontenible central poética.

-Contrariando “Como un jazmín del país”, en Masoller pelearon su abuelo y su padre.

-Claro, a mi padre le metieron un tiro en la rodilla -una bala de plomo- y él no se dio cuenta, en medio de la tensión. Cuando terminó todo y bajó del caballo, tenía una bota llena de sangre. Era una familia muy especial, de origen leonés. Uno de mis bisabuelos, Manuel Benavídez, peleó junto con [Fernando] Otorgués. Mi abuelo, vencedor de Masoller, tenía un respeto hacia Aparicio… No se podía hablar en su contra. Es más, mi padre y sus hermanos, que tenían un pequeño grupo musical por 1904, tocaban un pericón por Saravia, contra el que luchaban. Esto ofrece una pista de por qué, por ejemplo, un “puente de guitarras fue lo que me trajo al mundo” y, por otro lado, no es extraño si contrapuntean aquí la guitarra de Gavino [Ezeiza, payador] y el arpa del rey David. Es decir, lo culto y lo popular se están entrecruzando permanentemente, y eso es lo que conforma la estructura de mi obra.

-Su padre fue un guitarrista y folclorista, al que Lauro Ayestarán le grabó 40 temas en su recorrida por el interior.

-Sí, claro.

-O sea que tuvo una formación musical muy temprana.

-Y yo no salí guitarrista porque era zurdo. Para tocar tenía que alterar el orden de las cuerdas o hacerme diestro. Por eso, lo que hice fue estudiar canto con don José Tomás Mujica [exiliado de la Guerra Civil Española], un vasco medalla de oro del conservatorio de Madrid. Él también fue maestro de Héctor Tosar y [Abel] Carlevaro. Aunque, significativamente, yo me inicié como dibujante y pintor, algo que atribuyo al asma, ya que la sufrí hasta la pubertad. De modo que esa enfermedad transformaba mi vida en dos períodos: en verano y primavera era un niño atorrante como cualquier otro, pasaba en el campito, en la sierra y en el monte; pero en otoño y en invierno era un pequeño monje. O sea que aquellos amigos de carne y hueso se transformaban en Sandokan, en piratas, en viajar en el Nautilus. Así había leído a [Charles] Dickens y a [Honoré de] Balzac antes de entrar a la escuela. Además de la radio, claro, que sonaba día y noche. Éstas son las razones de que a los 85 años todavía me considere el más joven de los ancianos poetas. Desde 2012 hasta ahora he publicado unos 11 libros. La reedición de Hokusai y de Tata Vizcacha, los seis libros reunidos en Como un comanche, del Ministerio de Relaciones Exteriores, Asuntos del falsificador, de Banda Oriental, y estos tres. Siempre cuento una anécdota de mis comienzos: cuando estaba en el liceo con Walter Ortiz y Ayala, éramos unos goliardos, unos vagabundos y pésimos estudiantes, pero pasábamos escribiendo. El excelente poeta Roberto Ibáñez, que trabajaba él solo como inspector de Literatura para todo el país, había implementado por su cuenta algo que ninguno continuó: pedir a los profesores de cada liceo que lo contactaran con estudiantes que gustaran de las letras. Una noche que para nosotros fue inolvidable, Walter y yo le leímos los poemas e Ibáñez nos pidió una copia porque creía que eso tenía que ser conocido. Los dos nos mirábamos sin poder creerlo, porque éramos dos caferatas, habitantes de café y nada más. Y todos los demás compañeros nos miraban réprobos. Así que de pronto, el dibujante tuvo que darle paso al escritor. La palabra dominó todo. Pero esto siempre lo he vinculado con ser un gran lector. Le doy toda la razón a aquella frase de [Jorge Luis] Borges que pedía que no lo juzgaran por lo que había escrito sino por lo que había leído.

-Después inició, desde Tacuarembó, un movimiento en torno al canto popular.

-Sí, eso después de haber concursado, haber trabajado en la enseñanza secundaria y haber sido profesor en Santa Isabel del Paso de los Toros.

-Hay una buena anécdota de cuando le mandó a Ángel Rama una serie de poemas isabelinos.

-Cuando Rama estaba al frente de la página literaria de Marcha, le enviaba no sólo mis poemas sino también los primeros textos en prosa de Tomás de Mattos (“quiero más de este muchacho extraño”, me escribió una vez). La cuestión es que un joven que trabajaba en el semanario le dijo a Rama: “Qué raro este Benavides, que viviendo allá en el norte, entre las vacas y el campo, se le ocurra mandarte poemas del mundo isabelino y jacobino”. “¿Qué?”, le preguntó Rama. “Estos poemas isabelinos que usted acaba de publicar”, respondió. Rama contaba que lo miró y le dijo: “Benavides vive en Santa Isabel del Paso de los toros, y a los habitantes de Paso de los Toros los llaman ‘isabelinos’”. Parece que la respuesta fue un “ah” seco. Es memorable. Y tampoco tenía nada extraño si los hubiera escrito, porque en una librería conseguía libros formidables. Ahí había descubierto la primera edición de Mas acá del paraíso, de Scott Fitzgerald, que me dio vuelta la cabeza, y Nadie encendía las lámparas, de Felisberto [Hernández], además de una antología de la poesía inglesa y alemana desde la edad media hasta el siglo XX. ¿Te das cuenta? Esto fue un impacto muy grande, porque en ese momento, a fines de los 50, lo que dominaba a los jóvenes poetas montevideanos era [Pablo] Neruda, [César] Vallejo y [Vicente] Huidobro, y los poetas de la generación española del 27. Por supuesto que para nosotros fueron modélicos, pero por encima de todos ellos la poesía sajona fue fundamental.

-A los años se convirtió en el maestro del Grupo Tacuarembó.

-No, siempre me negué a aceptar la idea de ser el maestro; más bien me consideré una especie de hermano mayor.

-Pero Darnauchans, Numa y Eduardo Larbanois lo identifican así.

-Sí, además de los dos poetas que sobresalieron: Eduardo Milán, a quien los mexicanos quieren convertir a toda costa en uno más, y Víctor Cunha. También estaba José Carlos Seoane, hoy doctor en lógica y ex decano de la facultad donde vivo. Todos nos reuníamos en mi casa. Darnauchans, con su humor genial, siempre decía: “Nosotros no sólo íbamos a lo del Bocha a participar en la búsqueda de poesía y de música, también íbamos a comer el arroz con leche que hacía Nené [esposa de Benavides]”. Y era verdad.

-Si pensamos en esos tres músicos, son muy distintos entre ellos: Larbanois, instrumentista; Numa, folclórico, con muchos ritmos norteños; y el Darno, una suerte de trovador medieval, por buscar una definición. Lejos de una actitud de formateo, los alentó en las características de cada uno, hasta el punto de que lo único que comparten es haber interpretado sus canciones.

-De Darnauchans también está su otro costado de [Leonard] Cohen y [Bob] Dylan, que comparto abiertamente. También Donovan, el trovador escocés. Hay artistas que entran en conos de sombras, y es una infamia que no se recuperen. Las milongas [su libro de 1965] se podría haber llamado de otra manera, como ahora Rap. A mí me interesa llevar a cabo aquello que [Igor] Stravinsky llamaba “música buena o música mala”. Porque no hay música culta o popular, hay buena o mala música.

-Con Numa fue con el que más trabajó de manera colectiva, más allá de que Zitarrosa haya grabado 23 temas suyos.

-Con él y Numa hicimos, en una trilogía muy especial, Almas y pájaros, que se convirtió en el último disco que hizo Alfredo. Ahí hay cosas suyas y de Numa que son formidables. Por ejemplo, en ese disco Alfredo rockea.

-¿Cómo se vinculó con Zitarrosa? Después fue muy cercano, y de hecho integró la comitiva que lo fue a recibir a Buenos Aires, para acompañarlo en su regreso.

-En la década del 60, en las primeras ediciones de la Feria del Libro de Nancy Bacelo, con la que yo estuve muy ligado siempre, uno de los primeros espectáculos fue de Alfredo, Los Olimareños y Ducho [Dahd] Sfeir, en el que cantaron y recitaron textos de un libro mío que estaba por salir, Las milongas. Después él me mandó una carta muy ceremoniosa -la han publicado por ahí-, con membrete que decía “Alfredo Zitarrosa”, en la que me solicitaba la posibilidad de musicalizar “El otro”, una de las milongas. Pero ya la había musicalizado y grabado Numa, así que le respondí que estaban a su disposición todas las demás. De ahí en adelante tuvimos una colaboración muy grande. La música fue el instrumento de grandes poetas, y nosotros, de alguna manera, intentamos replicarlo. En un disco del Darno –Sansueña-, que contó con la colaboración de ese admirable músico uruguayo que es Jorge Galemire, que fue el arreglador de casi todas las canciones, le ofrecí que grabara dos textos de Porfirio Barba Jacob. Este poeta paisa era considerado en Colombia un poeta maldito. Un tipo que decía, en la década del 20: “fui Eva y fui Adán”, y en otro poema escribía: “Soy un perdido, soy un marihuano. A cantar y a bailar al son de mi canción”. El Darno grabó, entonces, dos textos suyos y otro de José Asunción Silva, “Cápsulas”, a la que le iba agregando y cambiando cosas. Creo que en la última versión incluyó a [Leo] Maslíah. Quiero decir, en esa época tratábamos de encontrar a poetas que respondieran a una búsqueda incesante del mañana. De lo que teníamos que escribir y cantar mañana, no hoy.

-¿Cómo era este proceso junto a Zitarrosa?

-Era increíble. Porque Zitarrosa, en realidad, fue el que le dio el espaldarazo a todo el Grupo de Tacuarembó. Un día fue a mi casa, y mientras tomaba mate escuchaba sorprendido a los integrantes del grupo. Después les dijo a todos: “Muchachos, si me lo permiten, yo voy a grabar las canciones de ustedes. Y a su vez, les aseguro que voy a conseguir grabadoras para sus temas y discos personales”. Y así fue. Fijate que hay un disco de Zitarrosa que se llama Desde Tacuarembó; ya eso te da una idea de la vinculación que tuvo. Además, era un tipo muy especial: cuando algo lo emocionaba mucho se le caían las lágrimas. Y en esa foto [señala un retrato a su espalda] está llorando y tomando mate. Los integrantes del Grupo Tacuarembó estaban serios y nerviosos por su visita.

-Después de ser destituido -y encarcelado varias veces-, comenzó a trabajar en CX30, con el apoyo de José Germán Araújo. Allí tuvo un programa de referencia, Canto popular, en el que organizaba ciclos.

-Cuando en 1975 nos echaron a miles de la enseñanza, me rebusqué pintando como loco, hasta que Germán y Salvador Puig me invitaron a trabajar con ellos. Tuve dos programas por más de 20 años, Canto popular y Trovadores de nuestro tiempo. Me acuerdo de haber sido el primero en pasar por radio a [Joaquín] Sabina y a Patxi Andión, por ejemplo. Lo podíamos extender a una línea baladística, incluyendo rock y blues.

-¿Cómo recuerda el rol de resistencia que se realizaba desde CX30?

-Se llamaba “La radio”, porque desde Pacheco habían prohibido que se llamara “Nacional”. La gente que pudo quedarse en el país y colaborar estuvo en la radio: [Milton] Schinca, Salvador Puig, [Jorge] Denevi, [Alfredo] Percovich, Manuel Martínez Carril. A todos los que trabajábamos nos hacían llamadas anónimas del tipo “cuando llegues a tu casa vas a encontrar una sorpresita”. Schinca, que tenía su programa Boulevard Sarandí, un día dijo: “A ustedes, los modistos, les impusieron las botas”, y fue y escribió “La tiranía de las botas”. Jugando con el asunto de las botas femeninas comenzó a filtrar las otras botas. Pero cuando llegó a la radio, al otro día, un oficial lo enfrentó a Germán y le dijo: “Desde este momento, el señor Milton Schinca no puede salir al aire”. Ahí estaba la tiranía de las botas. Además, desde ese lugar se promovió el canto popular, que, a la larga, cuando se fue ampliando el público, era el modo de encontrarse y de intercambiar casetes. Ahí estaban los dos grupos claves: el de Tacuarembó, por un lado, y Los que iban cantando, por otro; dos líneas que no tocaron lo mismo y que buscaron estéticas musicales y literarias distintas, pero que fueron valiosísimas.

-En esos años publicó Hokusai (1975), un libro de culto para muchas generaciones, y clave en su trayectoria poética. Ahí surgió el concepto de “central poética” que Heber Raviolo le adjudicó en Marcha.

-La central poética, en el sentido de que ahí surgió no sólo la poesía sino también la vinculación con la canción, esa variedad de tonos y de registros. Esto ya está dado desde el comienzo.

-Ésa es otra impronta que define su obra, la musicalidad de sus versos, ya sean neoclásicos, vanguardistas o experimentales.

-El que rastree mi obra encontrará permanentes referencias a dos formas artísticas que para mí también son la poesía: el cine y la música. En Durandarte, Durandarte me llamo montajista y poeta. El montajista en el cine es el operario artista que corta, marca, reúne, separa y vincula. Es exactamente lo mismo que yo hago con muchos romances o villancicos del Renacimiento o el Barroco. Uno de mis primeros libros es Los pies clavados, 11 sonetos que se apoyan en un verso de Lope de Vega: “Cómo te digo que me esperes -dice Lope-, si estás para esperar los pies clavados?”. En esos sonetos aparece lo que soy: un extraño descreído. En mi familia no hay creyentes religiosos, yo soy un extraño cristiano, pero siempre con la fe en crisis. La contradicción como una fuerza positiva, junto a la filosofía de la duda. Es necesario un ejercicio de desconfianza con respecto a la obra.

-“Lo que es yo, nunca me aflijo y a todito me hago el sordo”: en Tata Vizcacha (1955, reeditado por Yaugurú en 2012) satirizaba una serie de personajes locales a partir de la moral vizcachera. El libro terminó siendo quemado en la plaza pública por el Movimiento de Acción Democrática [MAD], que lo denunciaba por soviético, cuando su inspiración era Edgar Lee Masters.

-Edgar Lee Masters escribe, entre una cantidad de libros, el fundamental The Spoon River Anthology, con el que fue el primero en inventar un pueblo como Santa María o Macondo, y en el que hace hablar a los muertos del cementerio, quienes cuentan la verdadera historia y no las falsas lápidas. Muchas veces son el marido y la mujer que cuentan la misma historia pero con un color distinto. Yo no maté a nadie de Tacuarembó, pero se me ocurrió versionar las tres clases que conforman un pueblo: los detentadores del poder, como los empresarios, hacendados y políticos; sus seguidores, los adulones; y el pobrerío. La moral vizcachera es: hacete amigo del juez y no le des de qué quejarse, “pues siempre es güeno tener palenque ande ir a rascarse”. Si habremos visto Vizcachas. En esa época era profesor de Historia del Arte en el Instituto Normal, y aquellos que habían sido mis colegas en el liceo, movido por los mayores de los partidos tradicionales y la iglesia preconciliar, crearon MAD para luchar contra el sovietismo. El que lo encuentre en el Tata es un mago. Pero cuando lo quemaron, a plena tarde, en la plaza principal, nadie dijo nada, y eso fue lo más doloroso para mí.

-Dos años después, uno de sus heterónimos, Pedro Agudo, murió tímido y alcohólico. ¿Cómo te vinculás con los demás, como John Filiberto y Joan Zorro?

-Se mantiene vivo John Filiberto y uno que saldrá ahora, nacido en el Sauce, Shelley Fagúndez, que ya ha publicado en México. Volviendo a las anécdotas, cuando yo recién comenzaba a mandar poemas para publicar en Marcha, Asir y El ciudadano, los mandaba por Pedro Agudo, que era mi primer heterónimo, pero Mingo [Domingo Bordoli] me lo publicaba como Washington Benavides. Yo le decía: “Pero no, es de Pedro Agudo”. “Dejate de joder, Bocha, esto es lo mismo que Roberto Chavero, Atahualpa Yupanqui, o Pablo Neruda, Ricardo Reyes. Es un seudónimo”, me decía. Pero yo la peleaba diciendo que no, porque Pedro Agudo no escribía como yo. Era difícil sostenerlo, porque en aquella época todavía no se estudiaba en profundidad la heteronimia. Y yo no podía decirle “son heterónimos” porque no lo sabía. Ésta es la prueba cabal de que la heteronimia es una realidad. Eso que tú decías ocurría también cuando escribía textos para Carlos Benavídez y Eduardo Larbanois, que eran más neofolclóricos, frente a los del Darno, que eran más baladas, o a Numa, probablemente uno de los más variados en ese sentido. Cuando Numa grabó su primer disco tenía 18 años. De un lado estaban las recreaciones del pago; del otro estaba la alarma, y una de las primeras canciones que se escribieron a la revolución cubana.

-Ha dicho que componer para Darnauchans implicaba otra ambientación e intensidad. ¿Cómo es eso?

-Con Darno era muy especial. Él probablemente fuera uno de los más ligados a mí, y yo era como su padre. La madre, que era una mujer muy especial, se enojaba con eso y me decía: “Vos no sos el padre. No te acostaste conmigo”. El vínculo empezó muy temprano. Él siempre recordaba cuando en una de mis clases dimos Noches blancas, de Dostoievski, y a su vez escuchamos una canción de Simon and Garfunkel: “A Most Peculiar Man”, que trata de un pobre loco que vive solo en la gran ciudad y cuando muere, en un apartamento, nadie se entera. Porque la mayor de las soledades no la vive el hombre en el desierto de Atacama o del Sahara, la mayor de las soledades se da en medio de la gente.

-Esa misma línea la continuó en Humanidades, donde daba autores que no se incluían en los programas, como Raymond Carver y Mijaíl Bulgakov.

-Exactamente. Resulta que [Gabriel] García Márquez decía que la mayor influencia que tuvo para escribir en sus años de soledad fue El maestro y Margarita [de Bulgakov], y nadie la había leído. Logré que en Lectores de Banda Oriental se pudiera publicar una novela más breve, Los huevos maléficos.

-¿Cómo ha sido su experiencia como docente en la facultad?

-En 1985 me reintegraron a secundaria y me plantearon la posibilidad de un concurso para entrar a Humanidades. Yo le llamo “el antro de cultura”, pero la quiero como a una madrastra.

-Pero su propuesta es muy distinta. Promueve el placer por la lectura.

-Eso mismo. Siempre traté de transmitirlo. Por ejemplo, se conocía de Lewis Carroll las dos Alicias, pero a nadie se le había ocurrido dar su poema “La caza del Snark”, que se plantea como la única obra que puede equipararse a Moby Dick, que es la lucha del hombre contra el demonio propio.

-Tampoco es usual que alguien de 80 años revea su biblioteca y continúe enseñando literatura contemporánea.

-Es cierto. Un año pudimos dar, por ejemplo, al gran colaborador y quien sostuvo en muchos aspectos a Fernando Pessoa, como fue Mário de Sá Carneiro. Hasta en Banda Oriental sacamos una pequeña antología bilingüe de este gran poeta, que se suicidó muy joven.

-Carlos Maggi decía que era uno de los chiquilines más inteligentes que había conocido. ¿Cómo fue su vínculo con la generación del 45, montevideana y urbana?

-Estaban las dos revistas, que correspondían a dos visiones distintas de la estética literaria. Una era Asir, a la que se llamaba entrañavivista y que era más bien para el interior; la otra era Número, que más bien era montevideana y abierta al exterior. Las dos conformaban, en el fondo, lo que había que hacer: sumar a las dos. Pero también hubo vinculaciones. Mi generación se liga mucho con la generación del 45, porque la mayoría de ellos publicaron entreverados con nosotros. La gran creación del 45 está cruzada con la generación de la crisis, que somos nosotros. Hubo una comunicación bastante atendible entre las dos.

-En lo que va del año ha editado tres libros. ¿Y ahora? ¿Seguirá medio sonriendo, montado en su redomón?

-Sí, ahora van a salir rimas del canario Shelley Fagúndez. Nos llevamos muy bien. Él es un transformador, y eso me llena de orgullo, porque destripa las rimas. El verdadero creador debe ser un autocrítico feroz. Siempre desconfiar de lo que se hizo. Que pudo ser de otra manera. Que pudo ser mejor.

Débora Quiring /La Diaria /Memoria popular, Rincón Cultural Jorge Salerno / Revista Suma Sarnaqaña – Colectivo de agronomía social
COMCOSUR INFORMA Nº 1648 – 25/06/2015 ______________________________________

5) EXIGIR JUSTICIA Y MEMORIA NO ES NOSTALGIA NI MELANCOLÍA: VIGLIETTI

Hay mucha gente interesada en que el pasado nos aleccione para seguir adelante. Tenemos que trabajar contra la impunidad, una de las palabras claves en esta época que une a varias historias de diversos países; es un veneno letal, un cáncer de la sociedad, explica.

El cantautor uruguayo está en México para afinar detalles de Devenir, su disco más reciente. En entrevista, recuerda su primera visita al país, donde tiene vínculos de amor muy fuertes. Sostiene que la impunidad es un veneno letal de varias naciones y contra la que hay que luchar. No se debe detener la búsqueda de desaparecidos en AL, es algo que no borro para nada. En excepcional charla con este diario, el clásico de la canción humana reconoció su admiración por la activista Rosario Ibarra de Piedra y la escritora Elena Poniatowska

Ángel Vargas /La Jornada (México), 12.06.2015

Ni anclado al pasado ni a la nostalgia. El cantautor y guitarrista uruguayo Daniel Viglietti (Montevideo, 1939) se asume como hombre de memoria, un ser que cree en la renovación y en el futuro.

Considerado ya un clásico de la canción latinoamericana, canción humana, como él la define, este hombre de hablar pausado y palabras concisas se encuentra en México, país que pisó por vez primera hace más de 40 años y el cual ocupa, asegura, una parcela muy importante en su corazón y sus emociones.

Es una visita exprés, en la que supervisa los últimos detalles para el lanzamiento de su disco compacto más reciente, Devenir, editado por el sello Pentagrama, como ocurre con toda su producción discográfica en nuestro país.

También confirma la próxima salida del tercer ciclo del programa Párpado, que se transmite por TvUNAM, en el que él mismo entrevista a diversos artistas, intelectuales y humanistas de esta región del continente.

Y, por último, como no deseaba irse de nuestra nación sin cantar, ofrecerá cuatro presentaciones en la Fonda San Ángel (Plaza de San Jacinto 3, San Ángel), las primeras este viernes y sábado, y las siguientes el 19 y 20 de junio, todas a partir de las 21 horas.

La charla de La Jornada con Daniel Viglietti es una excepción, gracias a un encuentro afortunado, pues el cantautor no concede entrevistas desde hace tiempo debido a su trabajo, sus viajes y sus andanzas.

Durante la hora de conversación se muestra tal cual es: generoso y entrañable, cálido y crítico, como sus composiciones, muchas de las cuales han dado voz a las diversas luchas sociales de la región.

De su relación con México recuerda que vino por primera vez en los albores de los años 70, invitado por Beatriz Allende, una de las hijas del presidente chileno Salvador Allende, para apoyar los actos en favor de ese país contra la dictadura de Pinochet.

A partir de ese momento se gestó un vínculo muy estrecho del uruguayo con esta tierra y su gente. Aquí, por ejemplo, en 1978, creó y presentó por primera ocasión un espectáculo de poesía y música al lado de su amigo y compatriota el poeta Mario Benedetti. (Este formato de presentaciones también lo aplicó con otros escritores, como Juan Caparry, Eduardo Galeano y Juan Gelman.)

No sobra mencionar las amistades que ha generado con diversos músicos y cantantes mexicanos, como Óscar Chávez, Amparo Ochoa, Judith Reyes, Salvador El Negro Ojeda, René Villanueva y Rubén Ortiz, artistas que se ha ocupado de difundir en aquella nación sudamericana en su programa radiofónico Tímpano, como ha hecho también con Eugenia León y Guadalupe Pineda, entre otros.

Para mí, hay vínculos de amor muy fuertes con México, por muchos momentos que he vivido, como la experiencia de la Cumbre Intergaláctica en Chiapas (organizada por los zapatistas), y también porque aquí tengo muchos seres queridos. Por eso este es un país que me duele. ¡Cómo no me va a doler todo lo ocurrido en este país, como Tlatelolco, Acteal, Atenco y ahora Ayotzinapa, enfatiza.

Viglietti expresa su admiración por dos grandes mujeres mexicanas. Una de ellas es Rosario Ibarra, a quien considera referente en el tema de los desaparecidos, como lo es para Uruguay Luisa Cuestas, activa en esa lucha aun a sus 95 años.

La otra es la escritora Elena Poniatowska, de quien aprecia su delicadeza intelectual y por ser muy firme en términos ideológicos, muy leal a sus convicciones.

Entre los temas abordados, el cantautor hace patente su convicción de que la historia no termina, ni hay fin de las ideologías, ni del pensamiento crítico. Tiene que haber transformaciones, no se puede aplicar el mismo modelo ni los mismos mecanismos siempre.

También hace manifiesta su determinación por no estar anclado al pasado ni a la nostalgia, aunque precisa que eso no implica dar la espalda a la memoria.

Es algo que no borro, para nada. Hay mucha gente interesada en que el pasado nos aleccione para seguir adelante. Tenemos que trabajar contra la impunidad, una de las palabras claves en esta época que une a varias historias de diversos países; es un veneno letal, un cáncer de la sociedad, explica.

Menciona al respecto la cuestión de los desaparecidos, la violación a los derechos humanos y las brutalidades que dejaron las dictaduras en Latinoamérica, así como la necesidad de no detener las búsquedas de los desaparecidos ni la exigencia de castigar a los responsables de cada gesto represor, de tortura o aniquilamiento.

Eso no es ni nostalgia ni melancolía. Es una exigencia de justicia y memoria, para que en el futuro no se reproduzcan esas situaciones, ni en Uruguay ni en ninguna otra parte del mundo.

Ángel Vargas /La Jornada (México) / Amarelle
COMCOSUR INFORMA Nº 1648 – 25/06/2015 ______________________________________

Dejen la memoria ahí / donde se olvida el olvido, para que el verdugo sepa / que donde vaya lo sigo. No importa que yo no esté / soy un silencio testigo, si soy recuerdo y recuerdas / no olvides que no hay olvido.
Armando Tejada Gómez
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