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¿CUÁNTAS PLANTAS DE CELULOSA SON SOSTENIBLES EN URUGUAY? – comcosur al día 2252 – 03.06.2020

COMCOSUR AL DÍA / AÑO 21 / Nº 2252 / miércoles 03.06.2020 – Hoy:

1) Uruguay – Forestación importada: ¿Beneficio nuestro, recíproco o del que la ha programado? /Luis E. Sabini Fernández
2) Argentina: ¿qué ocurrió con el trabajador rural Luis Espinoza?
3) Pandemias: la dimensión ambiental en el centro del debate /Nicolo Gligo
4) La respuesta sueca a la pandemia del coronavirus /Daniel Ciganda
5) Una anexión anunciada, una Palestina rota /Ruben Elías
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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1) URUGUAY – FORESTACIÓN IMPORTADA: ¿BENEFICIO NUESTRO, RECÍPROCO O DEL QUE LA HA PROGRAMADO?

A Ricardo Carrere, in memoriam

¿Cuántas plantas de celulosa son sostenibles en Uruguay?

Luis E. Sabini Fernández

El ingeniero agrónomo y consultor Eduardo Blasina hace esta pregunta (título de su nota del 24 mayo ppdo.), una interrogante que tiene un partido tomado, puesto que presupone la sostenibilidad; una pregunta menos condicionada, más radical, más pregunta, podría ser si es acaso sostenible.

Pero entiendo más fructífero que responder a la pregunta de Blasina el formularnos otra pregunta, más histórica: ¿cómo han advenido las celuloseras a nuestro país, ahora que ya se empieza a hablar de una cuarta y una quinta…

En los ’60, ’70, ’80 se inicia un proceso de deslocalización de industrias del llamado primer mundo o «países centrales»: los efectos contaminantes de la industrialización progresivamente acelerada se estaban haciendo sentir. Es el tiempo cuando la bióloga estadounidense Rachel Carson se da cuenta que no hay más pájaros, aniquilados con los biocidas de la industrialización rural (Silent Spring, Primavera silenciosa, 1962).

Larry Summers, un funcionario clave que participó de numerosas administraciones demócratas estadounidenses, dio el fundamento estratégico a las deslocalizaciones: la expectativa de vida es mucho mayor en los países del Primer Mundo que en la periferia planetaria; por eso los primeros países tienen tantos adultos mayores y los países periféricos no tantos.

Por su parte, la contaminación industrial en progresión, sostenida con la tecnologización, provoca, de acuerdo con el diseño bosquejado por Summers, sobre todo cánceres que tienen un proceso de décadas antes del desenlace: si dejamos las industrias en los países centrales, ‘van a arrasar a nuestros viejos’; si llevamos tales industrias, es decir su contaminación, a los países periféricos, apenas se va a notar el daño puesto que por muy diversas razones, mucha población allí no llega a vieja.

Así aparecen “como grandes oportunidades” las industrias del Primer Mundo en el tercero; en zonas francas, en zonas de producción de exportación, en maquilas, en zonas libres…

En esa misma época, recordarán los memoriosos que ya son veteranos, se inició en Uruguay toda una propaganda muy persuasiva, “plante un árbol, haga un libro, tenga un hijo”, que tuvo una segunda fase: invertir pequeñas sumas en plantaciones, que, se decía, eran inversiones saludables, en pro de la natura…

Costó años ir dándose cuenta de la jugada en la cual lo ambiental era lo que menos se cuidaba…

Poco después de la implantación de las zonas francas −un fruto posdictadura− que es en rigor un retorno, pero en otro aro de la misma espiral, a las economías de enclave del colonialismo puro y duro de altri tempi, llegamos a las primeras pasteras.

Luego de este sucinto recorrido, regresemos a la pregunta de Blasina.

Blasina se confiesa un tecnooptimista. Sería bueno que mantenga la precisión en el lenguaje porque la frase: “Mantener buena calidad de aguas” para nuestro Uruguay, para nuestro presente, es casi indecente. Si algo hemos perdido con la agroindustrialización galopante es la calidad de las aguas. En prácticamente todo el país. El río Santa Lucía es mudo testimonio de esa pérdida.

Pero el río Negro, también y todavía falta la descarga monumental criminalmente proyectada con UPM 2 (no paso cifras, acojonantes, porque estimo que ya son públicas y Blasina las conoce).

Para Blasina: “Es bueno que el Uruguay agregue a sus exportaciones nuevos rubros de gran escala […].” Esta pretensión de jugar “entre los cuadros grandes”, que es un gran mérito del fútbol uruguayo, no funciona igual, si pasamos del deporte a la economía. Uruguay no puede apostar, aunque lo hace y lo ha hecho, a usar los suelos como Argentina o Brasil, Canadá, Australia o EE.UU. por la sencilla razón que muestra un mapa. No hacemos mella en el mercado de la commodities.

Pero algo más grave y ya no táctico: la apuesta a la “gran escala” tiene otros inconvenientes, graves: 1) la gran escala contamina también a gran escala; la contaminación repercute mucho peor en territorios chicos que en grandes territorios despoblados, como tienen, con sus millones de km2, los grandes países mencionados, Australia, Canadá, Brasil.

La actividad agropecuaria en escala mediana o pequeña permite mejor cuidado ambiental. Y da más empleos.

Trabajada inteligentemente, puede dar mucho mayor rinde que el de los commodities (a un país de las dimensiones del nuestro, reitero). Argentina, por ejemplo, el segundo estado en cultivar transgénicos luego de EE.UU en el siglo XX, logró, mediante la producción bruta a principios de este siglo de unos 50 millones de toneladas anuales, “cosechar” como pocas veces antes una montaña de dólares que explican la adhesión (o falta de) al kirchnerismo (dejamos al margen el costo en salud).

Porque un país de grandes superficies se puede dar el lujo de aplicar gran escala para alguna producción y le queda superficie para otro tipo de producción más intensiva o artesanal; como ser frutales, viñas, diversos granos, huerta. Y el daño ambiental que pueda producirse con el empuje agroindustrial no tiene por qué abarcar a todo el estado. Pero un país de dimensiones pequeñas recibe un posible daño ambiental en “todos lados” y puede, al contrario, agrandar su superficie dando variedad biológica a sus suelos; el clásico modelo granjero, por ejemplo.

¿Qué nos falta gente? Ciertamente. La gran producción, el latifundio, el monocultivo, si algo han hecho es despoblar el campo. Un operario alcanza para cubrir varios cientos de hectáreas tanto de soja transgénica como de árboles plantados en hilera. Cualquier cultivo, por ejemplo, agrícola demanda muchísimo más mano de obra. Y las specialities son muy bien pagadas en diversos mercados, cada vez más atentos a la cuestión alimentaria.

El tecnooptimismo de Blasina lo lleva a abrigar expectativas a mi modo de ver meramente especulativas, sobre el papel del desarrollo tecnológico de países “centrales” sobre la periferia planetaria.

No conozco hechos reales que abonen ese optimismo, que calificaría de ingenuo. Veamos un ejemplo de esas aplicaciones tecnológicas del primero al tercer mundo, y dejando a un lado la repugnante actitud Summers: los noruegos cultivaron durante décadas “escaleras” para facilitar a los salmones su desove que, como se conoce, es enormemente esforzado, río arriba. Ese ciclo biológico natural sin duda les otorga a los salmones una extraordinaria fuerza vital. Pero el interés económico de los humanos, “es más fuerte”, y por eso se construyen esas escaleras para salmones, visibles en varios ríos de montaña noruegos.

Más tarde, Noruega encaró la producción de salmones mediante estanques. Alimentados. Feed lot de peces. E inmediatamente, empezaron a poner en los estanques antiparasitarios, antibióticos, y toda una seria de “antis” para evitar que los planteles fueran arrasados por pestes.

Eso, en Noruega. Pero los noruegos instalaron en el sur chileno el mismo tipo de producción, y si ya era alarmante la toxicidad hallada en los salmones de criaderos noruegos, la toxicidad en los chilenos, denunciada en diversas investigaciones, resultó aún peor. Y los noruegos, como los finlandeses, no tienen ninguna tradición imperial que forja una psicología potencialmente más abusiva, invasora. Al contrario, finlandeses y noruegos han sido siempre “hermanitos menores” de las potencias de la región; Suecia, Rusia, Alemania, Gran Bretaña… Pero su historia no imperial al parecer no ha sido suficiente para establecer relaciones igualitarias con”el tercer o cuarto mundo”.

Volviendo a UPM 2, la cuestión no es sólo decidir si quienes se presentan como “aportantes de capital” no procuran exactamente lo opuesto a lo predicado. Hay otro aspecto, y ése es nuestro: el proceso por el cual se aprueban esas megainversiones. En total secreto, so pretexto de “cuidarse de la competencia”. Más allá de un posible daño a “los dividendos empresariales”, para nuestra sociedad el secreto en estas negociaciones y contratos significa lisa y llanamente que la gente, la población, no importa un ápice.

No le importa ni a los gobernantes ni a los inversionistas. Con lo cual aquella expectativa de Blasina de encontrarse con “la cultura finlandesa” tal vez no resulte lo que él imagina.

Blasina plantea algo correcto, precautorio, hablando de los proyectos de gran escala y las inversiones correspondientes: “Estos emprendimientos suponen un fuerte desafío ambiental. El ecosistema soporta cierta presión, pero no más que una determinada presión. Si cruzamos el umbral de carga soportable el sistema colapsa.”

Su optimismo le permite creer que estamos todavía lejos, pero que con las posibles 4ª. y 5ª, podríamos estar peligrosamente cerca.

Lamento comunicarle que ya estamos allí. Usted, Blasina, lo debería saber mejor que yo: los ganaderos que se quejan de reses muertas luego de beber el agua del Río Negro; la cantidad de cianobacterias que arrecian en nuestro país y ya no solo en verano. El Río de la Plata está contaminadísimo.

Aunque contemos con el viento y las corrientes marinas como aliados que nos sacan cada tanto la presión y el escarnio…

La contaminación del agua en nuestro país es uno −junto con la plombemia en su momento; la plastificación de campos y aguas que tiende un futuro ominoso para nuestra pesca; la bomba de aditivos para mejorar el rendimiento empresario o abaratar la comercialización− de los serios problemas que tenemos y que tendremos que afrontar.

Tenemos puntos a favor, a veces ni siquiera elaborados por nosotros: el carácter ondulado de nuestro suelo, sus colinas, que tanto difieren de la pampa del centro argentino, no ha permitido prosperar feed-lot que tanto habrían deseado algunos. Ese mismo rasgo permite al Uruguay tener de las mejores carnes. Gracias Hernandarias.

Tenemos uno de los suelos más irrigados de la tierra, y consiguientemente un porcentaje de suelo cultivable de los más altos del mundo. Cultivable, que no cultivados. Y hoy se halla comprometido, como dijimos, por la contaminación química y agroquímica- ¿Recuperable? No con pasteras que tragan ingentes cantidad de m3 de agua y devuelven un efluente a mayor temperatura y contaminado.

Tenemos una franja climática envidiable. Y es insensato que si el promedio de áreas protegidas anda internacionalmente en el 17% y Argentina tiene un 8%, Cuba un 30%, Venezuela un 55%, Chile un 20%, Uruguay tenga 1% y fracción. Y esos tristes números hablan de nuestro estado cultural. Y de la ofensiva de la agroindustria.

Y explica cómo no hemos aprendido a ser autónomos. Penosa confusión porque nos sentimos autónomos. Y en cierto sentido sí lo somos. Pero en las grandes líneas somos heterónomos, y la celulosa es un penoso ejemplo.

RECUADRO
Comentario de un cuidador del Dique Laviña en la provincia de Córdoba: “−las truchas del río se quedan chiquitas; las de los jaulones, en cambio, crecen hasta mucho más del doble… eso sí, las del criadero mueren jóvenes y las silvestres son mucho más longevas.” El hombre registraba las diferencias más bien asombrado sin atinar siquiera una explicación. Pero registraba una realidad, indudablemente ligada a una dosis de sobrealimentos, engordar sacrificando salud…

Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 21 / Nº 2252 / miércoles 03.06.2020
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2) ARGENTINA: ¿QUÉ OCURRIÓ CON EL TRABAJADOR RURAL LUIS ESPINOZA?

RT noticias – 27.05.2020

El jornalero de 31 años permanecía desaparecido desde el 15 de mayo, luego de que un violento operativo policial lo detuviera en la provincia norteña de Tucumán. El pasado viernes, su cuerpo fue hallado dentro de un precipicio.

Desaparición, muerte y violencia policial en Argentina: ¿qué ocurrió con el trabajador rural Luis Espinoza?

Fueron siete días de insoportable agonía con el peor final: Luis Espinoza, un trabajador rural de 31 años visto por última vez el 15 de mayo tras ser agredido y detenido por la Policía en la ciudad de Simoca, provincia de Tucumán ─al norte de Argentina─, fue hallado muerto dentro de un barranco el pasado viernes.

El cuerpo, envuelto en bolsas plásticas, fue encontrado por el operativo de búsqueda en la profundidad de un precipicio, ubicado en la localidad rural de Andalgalá ─provincia de Catamarca─, a 150 kilómetros del sitio donde había sido interceptado por las fuerzas de seguridad. Nueve policías y dos civiles fueron detenidos por el crimen ante la repercusión del caso y la presión de diferentes organizaciones de derechos humanos.

«En principio estarían imputados los once, pero aún no sabemos el grado de responsabilidad de cada uno. La autopsia del cuerpo todavía no se realizó y eso revelará más detalles de su asesinato. La causa, por el momento, está caratulada como doble homicidio», confirma a RT la abogada de la familia de la víctima, Cinthia Campos.

RT noticias

JUSTICIA POR LUIS ESPINOZA

Aquel 15 de mayo, Luis Espinoza, padre de seis hijos y de profesión jornalero, se encontraba cabalgando junto a su hermano Juan en un paraje identificado como Monteagudo. En el trayecto, según revelan algunos testigos, los hermanos se toparon con los preparativos para una competición de carreras de caballos, algo habitual en la zona, aunque en ese momento violaba la cuarentena obligatoria dictada por el gobierno a nivel nacional. Se sospecha que eso motivó a que un escuadrón de la Policía local llegará de manera violenta, realizando disparos al aire, con la intención de amedrentar a las personas que allí se congregaban.

«El sureste tucumano se caracteriza por tradiciones relacionadas con la carrera de caballos informales. Juan y Luis no participaron de la competición, solo pasaban por allí. Además, no se llevó a cabo finalmente. Testigos identifican a ambos saliendo de una casa cercana al lugar. Desconocemos por qué la fuerza de seguridad actuó de una manera tan irresponsable en un evento de poca importancia», asegura Campos.

Luego de que las personas se dispersaran, los hermanos Espinoza continuaron su rumbo en sus caballos. Sin embargo, a los pocos minutos, fueron alcanzados en el camino por la Policía. Los efectivos se ensañaron primero contra Juan. Lo bajaron del caballo y lo golpearon fuertemente en la cabeza. Luis, ante el hecho, reaccionó en defensa de su hermano, gritándoles a los oficiales que se detuvieran. Fue cuando los agentes decidieron apartarlo del sitio para llevarlo a una zona de pastizales. Según declaró Juan, uno de los policías empuñó su arma y efectuó un disparo, aunque no logró apreciar si efectivamente fue contra el trabajador rural. Minutos después, fue trasladado a la comisaría y no volvió a ver con vida a su hermano.

La posterior localización del cuerpo de Espinoza dentro de un barranco fue posible tras la declaración de dos de los oficiales imputados en la causa. «Ambos se quebraron y confirmaron que Luis habría fallecido en el operativo policial y que las intenciones eran deshacerse del cuerpo para lograr impunidad en el crimen», retoma la defensora legal. Y agrega: «Creemos que la Justicia está actuando correctamente por el momento. Hemos participado de todas las pericias que se han hecho. La pandemia invisibilizó el caso en los primeros días, pero hoy ha tomado relevancia nacional».

El gobernador de la provincia de Tucumán, Juan Manzur, se refirió al hecho ante la prensa local y puntualizó que «hay que caerle con todo el peso de la ley a todos aquellos que hayan cometido el delito». Por su parte, el juez a cargo de la causa, Mario Velásquez, afirmó recientemente al diario Página12 que el asesinato de Espinoza «tiene todos los condimentos del terrorismo de Estado».

«No son solo los policías, es toda la institución»

La desaparición y muerte de Luis Espinoza por parte de las fuerzas de seguridad no es un hecho aislado en la provincia de Tucumán. De hecho, dos de los oficiales apresados tenían antecedentes similares por haber participado en 2018 de una brutal golpiza contra Alan Andrada, un joven de 20 años que, producto de aquella agresión, murió en el hospital a causa de hemorragias internas. Ese mismo año, pero en otra localidad provincial, Facundo Ferreira, de doce años, fue ultimado de un disparo en la espalda por un efectivo, luego de que acusara falsamente al menor de portar un arma y tener actitud «sospechosa».

Carolina Frangulis, referente de la organización H.I.J.O.S en Tucumán, dedicada a la defensa de derechos humanos, asegura que el asesinato de Luis Espinoza es parte de un sistema represivo «constante». «No son solo nueve policías, es toda la institución la que pregona la violencia institucional en la provincia. Es algo que venimos denunciando hace tiempo y con infinidad de casos», explica Frangulis.

Agencias
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 21 / Nº 2252 / miércoles 03.06.2020
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3) PANDEMIAS: LA DIMENSIÓN AMBIENTAL EN EL CENTRO DEL DEBATE

Por Nicolo Gligo*, Viernes 29 de mayo de 2020

Mucho se ha hablado del origen del Covid 19. Hay claro consenso de que el Covid 19 es una mutación de la familia de los virus Corona. También nadie duda sobre su origen chino.

Pero, ¿qué condiciones se han dado en el mundo para convertirlo en pandemia? Con anterioridad a este virus, ¿cuántos otras mutaciones que no conocimos se podrían haber esparcido y haberse convertidos en pandemias?

En un ensayo anterior (“Corona virus: la defensa de la Tierra”), había afirmado que la Tierra ha estado reaccionando como un ser vivo y de esta forma está defendiéndose de las agresiones y del deterioro a que ha sido sometida. Son tales las modificaciones negativas a que ha sido sometida que estas han creado las condiciones para la expansión del virus.

Veamos entonces qué ha pasado con la Tierra.

La Tierra actúa como un ecosistema, que, a su vez, se desagrega en otros ecosistemas en sucesivas subdivisiones.

La biocenosis, o sea los organismos que poseen vida, interactúan estrecha e indisolublemente con el medio en que se desarrolla. Cada modificación del ecosistema se traduce en forma horizontal y en forma vertical en alguna modificación de algún componente o atributo.

El ecosistema Tierra ha perdido su principal atributo: la armonía. La mayoría de los espacios terrestres y marítimos están alterados y sobre explotados. Se genera energía de combustibles fósiles, cuyo resultado es la contaminación de la atmósfera; se intensifican las lluvias ácidas; se altera la capa de ozono dejando penetrar los rayos ultravioletas; el calentamiento global tiene efectos múltiples, en especial, sobre la frecuencia y distribución de las lluvias, sobre la intensificación de evento catastróficos, sobre la proliferación de sequías y megasequías, sobre el derretimiento de los glaciares y en el aumento del nivel del mar. Y aunque existen muchas áreas protegidas que tratan de mantener los ecosistemas prístinos, ellas no escapan de estos efectos globales.

Pero, además de estos problemas globales, hay procesos específicos que se dan en distintas áreas y diversas actividades, y que afectan los ecosistemas de la Tierra modificándolos y alterando sus componentes y atributos. En los procesos agrícolas, los agrositemas se manejan cada vez con más altos grados de artificialización y solo funcionan con el aporte de materiales energía e información. A la expansión de la frontera agrícola, hay que sumar la pérdida constante de bosques y la alteración de las funciones de los ecosistemas boscosos y la consecuente eliminación de los hábitats de vida. La minería deja con mucha frecuencia pasivos no tratados, y notorias contaminaciones de suelos y en particular de ríos, espejos de agua y mares. La sobre pesca empobrece los ecosistemas marinos, sumándole a ello, la continua contaminación de los mares producto de los residuos urbanos, mineros e industriales.

Es obvio que el modelo de desarrollo prevaleciente incide en este deterior con niveles de cosecha y disturbios ecosistémicos cada vez más amplios.

El ser humano, más rápido que despacio, se va apoderando de nichos, hábitat y territorios de otras especies. El aumento constante de la población crea megaciudades de dimensiones impensadas. Los diversos ecosistemas, por los disturbios a que son sometidos, pierden atributos fundamentales como el de resilencia, tolerancia, elasticidad y amplitud, disminuyendo o eliminándose sus capacidades homeostáticas.

Las cadenas tróficas se destruyen. Al no funcionar el equilibrio poblacional ecosistémico hace que algunas especies se expandan y otras disminuyan o desaparezcan.

Muchos de los componentes vivos de los ecosistemas buscan nuevos nichos donde insertarse. Se intensifica entonces los nichos urbanos de animales. Desde hace siglos se han instalados en los pueblos y ciudades, ratones, palomas, gorriones, cucarachas, murciélagos, arañas, junto a animales domésticos sin dueños. Todos buscan residuos orgánicos y agua para sobrevivir. Cuanto más se expanden las ciudades, más nichos se crean para los animales. Pero junto a ellos se multiplican hongos, líquenes, bacterias, aqueas, y sobre los seres vivos, virus.

Los virus, que para la gran mayoría son sólo materia orgánica, y no son considerados seres vivos al no tener metabolismo propio, necesitan estar insertos en seres vivos para reproducirse. En la vida silvestre y en funcionamiento del climax ecosistémico, los equilibrios dinámicos funcionan y las poblaciones se autoregulan y no se expanden.

Pero cada día hay menos vida silvestre y sus componentes bióticos de todos los niveles de los Reinos, pierden sus mecanismos tradicionales de regulación y se crean nuevos mecanismos de supervivencia, algunos de ellos dominantes y en expansión.

Las pérdidas de las tramas tróficas y los mecanismos de autocontrol de los ecosistemas; consecuentemente, la convivencia de animales mayores y menores en ciudades; el crecimiento explosivo de ellas con asentamientos de muy altas densidades de personas; las tugurización y pobreza; el inadecuado y deficiente tratamiento de residuos, han influido creando condiciones para que alguna determinada mutación de un virus se convierta en una epidemia. De allí saltar a la condición de pandemia en un mundo de un capitalismo globalizado de intensos e inéditos intercambios entre regiones países y localidades, ha sido relativamente fácil.

El progreso de la ciencia y la aceleración de tecnologías de ingeniería molecular, incidirá en una vacuna para el Covid-19, y el mundo retomará su ritmo. Un desmesurado triunfalismo puede ser muy perjudicial pues, no cabe la menor duda, que el mundo no debería regresar al sistema predominante de antes de la pandemia. La mantención del sistema capitalista globalizado que mantenga el ritmo de agresiones ambientales globales, que no frene el cambio climático y que no detenga la destrucción de la naturaleza, y que no modifique substancialmente la huella ecológica, y en particular, las huellas del agua y del carbono, incidirá en exacerbar las negativas condiciones de la Tierra. Y en ese contexto, una nueva pandemia derivada de la mutación de un virus podría ser aún más agresiva y tener alcances insospechados.

En consecuencia, esta pandemia debería servir como punto de inflexión que se traduzca en un cambio significativo del estilo de desarrollo mundial y nacional. Prever esta situación y tomar medidas para impedir situaciones como la que estamos viviendo deberá ser una función del Estado y de sus políticas públicas.

Es necesario asumir con fuerza que el mercado como ordenador del medio ambiente no funciona, y la exacerbación de la aplicación dogmática de sus principios se ha traducido en la situación en que nos encontramos. La mayoría de los bienes de la naturaleza no están o están muy imperfectamente en el mercado.

Por otra parte, hay que partir de la base que se hace necesario un esfuerzo máximo para bajar lo más posible la pobreza y para disminuir la brecha entre los distintos estratos sociales del país. Ninguna solución funciona sin cumplir este primer pre requisito.

El otro requisito fundamental es basarse en la utilización racional, tanto de nuestros recursos naturales como de los residuos domésticos y los generados en las actividades, industriales, mineras, de pesca y acuicultura, agrícolas, y de comercio y transporte. Tampoco hay futuro sin no cumplimos este otro pre requisito.

Pero para evitar otro colapso, necesitamos reorganizarnos territorialmente tanto en el uso del territorio en forma global, como en las especificaciones que demanda el desarrollo urbano. Definitivamente, las grandes ciudades no pueden seguir creciendo, pues como se ha demostrado concentran pobreza, hacinamiento y tugurización, amén de diferenciaciones territoriales definidas. No es casualidad que las megaciudades han concentrado el mayor número de muerte. Ponerle freno no es sencillo, pues dependerá de las inteligentes medidas para descentralizar principalmente las inversiones productivas. En particular Santiago y otros complejos metropolitanos, como el gran Valparaíso y el Gran Concepción necesitan con urgencia frenar su crecimiento y reordenas sus territorios internamente.

El sector rural deberá ordenarse en forma de espacios armónicos e integrados. No puede seguir existiendo solo la planificación predial; ella debe ser parte de formas de desarrollo integrado de ecosistemas, y en áreas áridas, semiáridas y subhúmedas, se debe considerar a la cuenca como el ordenador claramente vinculante.

Se hace también necesario rescatar determinadas políticas públicas que tuvieron auge hace unas décadas atrás, como la política de seguridad alimentaria. El país debería estar preparado para otra pandemia; los cambios y la modificación de la estructura productiva agrícola debería ser parte de un plan de contingencia a aplicar en un momento dado.

Si el mundo no cambia, si nuestro país sigue sobreexplotando sus recursos naturales y agrediendo su naturaleza, nuevos virus saltarán y se instalarán en los seres humanos con consecuencias imprevisibles. Nos queda poco tiempo para que las negativas y deterioradas condiciones que hemos señalado se hagan irreversibles.

* Nicolo Gligo es Director del Centro de Análisis de Políticas Públicas del Instituto de Asuntos Públicos /Enviado por Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 21 / Nº 2252 / miércoles 03.06.2020
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4) LA RESPUESTA SUECA A LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS

Por Daniel Ciganda /La Diaria, 30 de mayo de 2020

Al desmarcarse de la estrategia dominante de confinamientos forzados, cierre de escuelas y espacios públicos, Suecia ofrece un lugar desde donde evaluar la reacción del mundo ante la crisis provocada por la covid-19. Entender cómo se gestó, se sostuvo y qué niveles de éxito alcanzó esta respuesta puede ayudar a enfrentar con más perspectiva lo que queda por delante.

La gran mayoría de los habitantes de Estocolmo no usa tapabocas, sus hijos no han perdido un sólo día de clases en los últimos cinco meses; los bares, cafés y espacios públicos permanecieron abiertos y las reuniones de hasta 49 personas siempre estuvieron permitidas.

Más allá de un nivel apreciable de distanciamiento social, un incremento del teletrabajo y la educación a distancia para jóvenes mayores de 15 años, la vida continuó con relativa normalidad en el país escandinavo. En los últimos meses las autoridades sanitarias han insistido en la necesidad de observar ciertas recomendaciones, como quedarse en el hogar ante cualquier síntoma de enfermedad, lavarse las manos con frecuencia y reducir el contacto con las personas mayores de 70 años. Hábitos que han sido incorporados rápidamente, sin necesidad de sanciones o aumento de presencia policial.

La respuesta sueca se presenta muchas veces como una versión laxa de las medidas adoptadas por el resto de los países europeos, es decir, como una cuestión de grado o de nivel. Pero existe una diferencia cualitativa muy importante en cómo la sociedad sueca y sus autoridades entendieron y comunicaron el problema; insistiendo en los muy bajos niveles de peligrosidad que representa el virus para la inmensa mayoría de la población, la necesidad de reforzar la protección sobre los sectores vulnerables y de evitar efectos no deseados en otras áreas de la salud pública.

Una diferencia cualitativa que puede apreciarse en los complejos y costosos protocolos que acompañan la reapertura en varios países y que, en muchos casos, parecen estar más basados en la necesidad de devolver cierto sentido de seguridad a la población que en la evidencia sobre su efectividad.

Balance: números crudos

Una gran dificultad para obtener conclusiones sólidas en lo que va de la crisis es la falta de contexto de muchos datos divulgados. Además, muchas informaciones presentadas como datos son en realidad análisis que descansan en supuestos (ideas, hipótesis) que no siempre se explicitan adecuadamente.

La tabla 1 da cuenta del número total de muertes en los primeros cinco meses de 2018 y 2020 disponibles en el Instituto Nacional de Estadística de Suecia. (1)

La comparación se establece con 2018 porque ese año registró un número relativamente elevado de muertes por influenza, pero que no fue considerado un año histórico o traumático para la salud pública. El único supuesto en la tabla es que la tendencia de las últimas semanas se mantendrá y el total para mayo se ubicará en torno a las 8.500 muertes. De ser así, la mortalidad acumulada en los cinco primeros meses de 2020 es cerca de 3% superior a la de 2018. Por la dinámica de la mortalidad, es probable que esta diferencia se reduzca en el correr del año, dada la reducción en la fracción de personas vulnerables en la población en el inicio de 2020.

La evaluación de las autoridades suecas de que la covid-19 no representaba una amenaza radicalmente distinta a otros procesos ya conocidos parece haber sido sensata.

Basada en la evidencia

Que la covid-19 no es radicalmente más letal que otras afecciones respiratorias con las que estamos más familiarizados es algo que podemos sostener con relativa certeza hoy, (2) cuatro o cinco meses después de que los países europeos empezaran a delinear sus estrategias.

La pregunta es ¿por qué pudieron las autoridades suecas hacer este análisis e implementar una respuesta acorde desde el principio a diferencia de sus vecinos europeos?

A principio de febrero, cuando comenzaron las primeras cuarentenas generales en Europa, existía poca evidencia no anecdótica sobre la letalidad del virus. Pero la poca evidencia que existía, que provenía de poblaciones cerradas -en cruceros, por ejemplo- (3), ya indicaba que la letalidad del virus era mucho menor que la inicialmente divulgada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y mucho más cercana a la de un brote severo de influenza estacional.

De hecho, el Reino Unido sostuvo una política muy similar a la sueca hasta el 23 de marzo, unos días después de la publicación del muy influyente informe del Colegio Imperial de Londres. (4) Uno de los escenarios contenidos en el informe pronosticaba más de medio millón de muertes en ausencia de estrictas medidas de distanciamiento social.

Algunos de los insumos más relevantes de este modelo provenían de un artículo anterior que estimaba la letalidad del virus por tramos etarios y la proporción de infectados que necesitarían hospitalización. (5) Este artículo incluyó, luego del proceso de revisión de pares, el subtítulo “Un análisis basado en modelos”, algo que no estaba en la versión original.

Los modelos son una de las herramientas clave de la ciencia. Muchas veces son la mejor forma de generar conocimiento sobre un proceso y, en ocasiones, la única. Pero un modelo (en contraposición a unos datos) no deja de ser un conjunto de ideas sobre cómo funciona un proceso en el mundo real.

El informe del Colegio Imperial, es un conjunto de ideas encima de otro conjunto de ideas expresadas mediante números. Un ejercicio científicamente válido y necesario, pero que está lejos de constituir el único cimiento posible de una política pública extrema y sin precedentes para millones de personas.

Días después del informe del Colegio Imperial un equipo de epidemiólogos en la Universidad de Oxford presentó otro conjunto de ideas que reproducía con igual precisión los datos disponibles, pero asumiendo una circulación más prolongada del virus y una letalidad muy inferior. El gobierno británico asumió las predicciones del equipo del Colegio Imperial como un escenario de máxima y decidió decretar la cuarentena general. Las autoridades sanitarias suecas permanecieron ajenas a esta novel forma de implementar políticas asumiendo el peor de los escenarios posibles y mantuvieron sus lineamientos.

Es probable que al menos parte del cambio de política en el Reino Unido haya tenido que ver con los enormes costos políticos de casi cualquier nivel de mortalidad encima de lo esperado, especialmente en el contexto de las predicciones catastróficas de sus asesores cercanos y de las medidas de confinamiento extremas ya adoptadas en casi toda Europa.

Basada en la confianza

¿Por qué logró entonces el gobierno sueco sobreponerse a la presión? Simplemente porque no tenía demasiado margen de acción. En el sistema sueco la autoridad administrativa tiene la responsabilidad de implementar los lineamientos de gobierno de manera independiente. La Constitución prohíbe explícitamente a los ministros interferir con el funcionamiento de las agencias (organismos técnicos independientes ajenos al ciclo político) y sus decisiones sobre los casos particulares, como la gestión de una epidemia. (6)

Así, la estrategia sueca fue ideada y gestionada por el epidemiólogo en jefe del Estado y su equipo de la Agencia de Salud Pública. Una gestión que incluye la comunicación permanente con la ciudadanía: debates en televisión, conferencias de prensa diaria y notas frecuentes con los medios internacionales. El nivel de aprobación y confianza en la Agencia de Salud Pública ha permanecido en niveles muy altos durante la crisis. (7) En más de una entrevista se puede escuchar a las autoridades sanitarias repitiendo la frase “people are not stupid”. Si se presenta a la población la mejor información disponible, se comunican todos los riesgos y se dialoga, la gente tiende a adoptar voluntariamente las medidas recomendadas, alegan.

Sistémica

Otra de las ideas que los epidemiólogos suecos repiten con frecuencia en las entrevistas es la necesidad de mantener una perspectiva sistémica sobre la salud. Por eso hablan de potenciales efectos psicológicos, del desempleo o del aislamiento prolongado en los niños. Pero también hablan de democracia y de los peligros de una escalada autoritaria en varios países. (8)

Una forma más sistémica de evaluar el impacto de una causa de muerte es con un indicador demográfico conocido como años potenciales de vida perdidos (APVP). Esta medida toma en cuenta la distancia entre la edad de los fallecidos por una causa y la esperanza de vida en la población. Así, algunas causas de muerte, como los accidentes de tránsito, pueden tener un impacto mayor que otras causas que involucran más fallecimientos, pero implican menos años potenciales de vida perdidos.

De acuerdo al Monitor Europeo de Mortalidad, (9) las muertes acumuladas en los primeros meses de 2020 en menores de 15 años están significativamente por debajo de los cinco años anteriores. Por otro lado, tanto en Suecia (10) como en la mayoría de los países de Europa (11) la edad media de fallecidos con y por covid-19 está por encima de los 80 años. Tomados en su conjunto estos datos permiten pensar que no es necesario remontarse muchos años atrás para encontrar impactos similares o más profundos en la salud pública desde el punto de vista de los APVP. Incluso en los países más afectados por la covid-19.

Al mismo tiempo, algunas comparaciones preliminares sobre la destrucción de recursos se remontan siglos atrás. (12) Destrucción de recursos que incluye los necesarios para mantener los niveles alcanzados de salud y bienestar en las sociedades contemporáneas. Algunas estimaciones recientes ofrecen una idea de la magnitud de otros efectos más directos de las medidas de confinamiento y el miedo generado en la población. En el Reino Unido, por ejemplo, el daño colateral de la cuarentena podría representar hasta una cuarta parte de la sobremortalidad (mortalidad por encima del promedio) observada en los últimos meses. (13)

Sostenible

El otro concepto que aparece muy asociado a la respuesta sueca es el de largo plazo, o sostenibilidad. Los menores niveles de mortalidad registrados en otros países escandinavos son pregunta frecuente en las entrevistas a las autoridades suecas.

La respuesta es siempre la misma: todavía es temprano para hacer un balance; el éxito de muchos países en contener los niveles de infección puede haberse obtenido a costa de mantener niveles de susceptibilidad mayores (menor protección) en la población, que difícilmente no terminarán expresándose en los niveles de mortalidad en el futuro inmediato. El concepto que se esboza detrás de este razonamiento no es otro que la de inmunidad de rebaño.

De acuerdo a las estimaciones de la Agencia de Salud Pública, alrededor de un cuarto de la población de Estocolmo habría estado en contacto con el virus hacia principios de mayo. (14) Estimaciones que muchos pusieron en duda a la luz de los resultados preliminares de un estudio de seroprevalencia coordinado desde la misma agencia. Los niveles de anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2 detectados en Estocolmo a principios de abril (7,3%) son similares a los encontrados en otras regiones de Europa.

Una interpretación que se hace de estos datos es que aún se está lejos de alcanzar el umbral requerido para la inmunidad de rebaño que, de acuerdo a una cifra repetida muchas veces en los medios de comunicación, se situaría alrededor de 60% (de personas infectadas y recuperadas en la población).

Sin embargo, existen al menos dos conjuntos de problemas con esta lectura. El primero es que la evidencia preliminar generada en los últimos días indica que una parte importante de las personas que entran en contacto con el virus podrían estar resolviendo la infección con otros mecanismos (anticuerpos locales, inmunidad cruzada) que no necesariamente serían detectados por los test en los que se basan los estudios de seroprevalencia realizados hasta el momento. (15 y 16)

El segundo es que el umbral de 60%/-70% asume que la infección avanza de manera aleatoria en la población. Cuando se consideran los canales de transmisión y la heterogeneidad de las personas respecto a su exposición (número de contactos con otras personas) el umbral puede bajar hasta 20-25%. (17)

Todavía es temprano para discernir en qué medida estos mecanismos podrían contribuir a generar inmunidad en la población. Pero el hecho de que todas las regiones donde la infección alcanzó niveles importantes hayan seguido una trayectoria uniforme y muy similar a la representada por los modelos epidemiológicos clásicos de infectados-susceptibles-recuperados debería ser evidencia suficiente para ‒al menos‒ no descartar la posibilidad de que en estos lugares se haya alcanzado un cierto nivel de inmunidad natural. (18)

Más allá del debate sobre los niveles de protección alcanzados, el verdadero indicador de la sostenibilidad de la respuesta sueca es que más tarde o más temprano todos los países del mundo necesariamente convergen en este camino, incluso cuando seguimos esencialmente en la misma situación que hace meses atrás respecto a la posibilidad de contener la infección.

Suecia es, en muchos sentidos, un país excepcional, es cierto. Parte de esta excepcionalidad explica cómo pudo gestar y sostener un camino alternativo con costos potenciales enormes. Pero hay partes de su respuesta que son universales: basar las políticas públicas en evidencia, gestionar sistémicamente pensando en el largo plazo y no subestimar a sus ciudadanos son unos mínimos a los que nadie debería renunciar.

Notas:
(1) ladiaria.com.uy/U3X ↩
(2) Centre for Evidence-Based Medicine, Universidad de Oxford. ladiaria.com.uy/U3Y ↩
(3) “What the cruise-ship outbreaks reveal about COVID-19”. Nature. ladiaria.com.uy/U3Z ↩
(4) Ferguson, Neil, et al. (2020). “Report 9: Impact of non-pharmaceutical interventions (NPIs) to reduce COVID-19 mortality and healthcare demand”. ↩
(5) Verity, Robert, et al. (2020). “Estimates of the severity of coronavirus disease 2019: a model-based analysis”. The Lancet Infectious Diseases. ↩
(6) El Instrumento de Gobierno, capítulo 12, Independencia de la Administración, Art. 2. ladiaria.com.uy/U30 ↩
(7) ladiaria.com.uy/U32 ↩
(8) Why lockdowns are the wrong policy – Swedish expert Prof. Johan Giesecke. ladiaria.com.uy/U33 ↩
(9) ladiaria.com.uy/U34 ↩
(10) ladiaria.com.uy/U35 ↩
(11) ladiaria.com.uy/U36 ↩
(12) ladiaria.com.uy/U37 ↩
(13) Winton Centre for Risk and Evidence Communication. University of Cambridge. “COVID: Analysis of excess deaths”. ladiaria.com.uy/U38 ↩
(14) ladiaria.com.uy/U39 ↩
(15) Gomes, M. Gabriela M., et al. (2020). “Individual variation in susceptibility or exposure to SARS- CoV-2 lowers the herd immunity threshold”. medRxiv. ↩
(16) Cervia et al. (2020). “Systemic and mucosal antibody secretion specific to SARS-CoV-2 during mild versus severe COVID-19”. Pre-print. bioRxiv 2020.05.21.108308; doi.org/10.1101/2020.05.21.108308. 18ladiaria.com.uy/U3c ↩
(17) Gomes, M. Gabriela M., et al. (2020). “Individual variation in susceptibility or exposure to SARS-CoV-2 lowers the herd immunity threshold”. medRxiv. ↩
(18) Professor Sunetra Gupta (University of Oxford) : the epidemic is on its way out ladiaria.com.uy/U3a ↩

Daniel Ciganda /La Diaria
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 21 / Nº 2252 / miércoles 03.06.2020
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5) UNA ANEXIÓN ANUNCIADA, UNA PALESTINA ROTA

Por Ruben Elías /Semanario Voces, 28/mayo/2020

La anexión de una parte de Cisjordania paso, de ser una promesa electoral de Netanyahu, a convertirse en un proyecto de ley, presentado a principio de mayo para su aprobación en junio. Se apropia de gran parte del Área C, una de las tres divisiones de Cisjordania establecida por los Acuerdos de Oslo (1993). De esa área Israel siempre tuvo el control civil y militar.

Convertir la anexión de facto en una de derecho, responde a los intereses de Netanyahu y de Trump.

El primero sigue amenazado por un juicio que se seguirá postergando si el primer ministro alcanza esa conquista. Además, “Bibi” lo hace sin recurrir al “Acuerdo del Siglo”, que implicaría reconocer a un Estado Palestino, que la mayoría de sus partidarios rechaza.

Trump, al respaldar esta acción logra el apoyo electoral de los “cristianos sionistas” que pesan numéricamente y de los “judíos sionistas” que pesan económicamente. Deben hacerlo ahora ya que la reelección de Trump esta amenazada por su gestión de la pandemia. Además el principal candidato demócrata está en contra de la medida.

Una limpieza étnica que no cesa

Para llegar a esta nueva anexión, Israel, ¿cuántos palestinos asesino o expulsó de sus tierras en sus 72 años cómo estado? ¿Cuántas ciudades y aldeas transformo en tierra arrasada?

Todo lo rebautizó con un nombre bíblico, y puso cartelitos con letras hebreas, intentando reivindicar un mítico reino. Cuando llegaron los hebreos, ya existía Jerusalén edificada por lo cananeos. Los hebreos la conquistaron por un tiempo.

Después de la primera guerra mundial, numerosos sionistas comenzaron a llegar a la Palestina británica. Allí había un pueblo, no un espacio vacío, y se dedicaron a expulsar y despojar a sus habitantes. Vinieron amparados por la Declaración Balfour de 1917, por la cual el gobierno británico apoya el establecimiento de un “hogar nacional” para el pueblo judío. Durante la ocupación británica los sionistas fueron sus aliados en la represión contra la población árabe que rechazaba la colonización.

Hace 72 años, en mayo de 1948, la limpieza étnica, que implica: conquista, expulsión, colonización y matanzas, se tornó desembozada. Fue “Al Nakba” (la catástrofe) para los palestinos. Tropas israelíes avanzaron sobre los territorios asignados a Palestina, expulsando a dos tercios de la población que se convirtieron en refugiados. La ONU les otorgó el derecho a retornar a sus hogares, pero Israel nunca lo permitió.

En 1967, en la guerra de los seis días Israel ocupo toda Palestina. En forma lenta y metódica Israel se asentó en los Territorios Ocupados e instalo población israelí, lo que es ilegal.

Se anexó Jerusalén Oriental y ahora hace los mismo con 30% de Cisjordania: el valle del Jordan, el norte del Mar Muerto y lo que denominan Judea y Samaria.

El territorio de Palestina a primera vista aparenta ser una pequeña isla, con fronteras sólo con Israel. Si nos acercamos, vemos que es un archipiélago. Son unas cuarenta islas (o “bantustanes”), separadas por puestos de control y rutas estratégicas por la cual solo pueden transitar los vehículos israelíes. No hay unidad territorial, la han fragmentado.

En el Área A, por los Acuerdo de Oslo, la Autoridad Palestina tiene el pleno control civil y policial. Los israelíes tienen prohibida la entrada a esta área, pero su ejército no la respeta. En la B, La Autoridad tiene el control civil e Israel el militar. Nadie sabe qué sucederá después de la anexión.

No sólo se pretenden borrar a los palestinos

Se torna visible, para quien lo quiera ver, que hubo y hay un plan para borrar a los palestinos de la faz de esa tierra. Nunca EEUU había demostrado un apoyo tan incondicional a los planes de Israel. Nunca Israel ha sido un aliado tan incondicional de los planes supremacistas de EEUU. Ambos están convocando a una restauración “conservadora” en lo político y social; y “neoliberal” en lo económico. Se presentan como defensores de la libertad y la democracia, y con eso argumento atacan a sus rivales, pero amparan a las dictaduras más atroces cuando son sus aliados, por ejemplo, Arabia Saudita.

Cuando se desconoce el derecho a la autodeterminación de un pueblo, no están atentando sólo contra Palestina. Cuando se lleva adelante la limpieza étnica, no sólo afecta al pueblo palestino. Cuando la expansión de Israel continúa, no sólo se desestabiliza la región. Cuando Israel, EEUU y otros estados impulsan guerras preventivas e intervienen en otros países con total impunidad, no sólo atentan contra la paz, intentan imponer un nuevo orden mundial. Son una amenaza para la humanidad.

Nosotros, los que rechazamos esos planes. Los que resistimos haciendo trinchera en los avances del Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, denunciamos y condenamos a los estados, regímenes, organizaciones y personas que los violan o incitan a hacerlo. Uruguay como estado y nosotros como ciudadanos debemos condenar y rechazar estas acciones en forma clara y precisa. No sólo por Palestina.

RECUADRO
Uruguay votó la Resolución 2334, el 23/12/2016, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad. La resolución fue aprobada por unanimidad, 14 votos a favor y la abstención de EEUU. La misma establece límites entre Israel y Palestina y pide el retiro de Israel de los territorios ocupados, incluido Jerusalén Oriental, entre otros puntos. E1 21/12/2017, votó por no reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Uruguay, de continuar su política no aceptaría la nueva anexión de Israel.

Ruben Elías /Semanario Voces
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 21 / Nº 2252 / miércoles 03.06.2020
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“La izquierda no puede pensar sólo en ganar elecciones. Necesita tener como meta fundamental organizar al pueblo, y recuperar la hegemonía de las ideas de la clase obrera en la sociedad. Recuperar los valores humanistas y socialistas, y practicarlos, como la solidaridad, la defensa de la justicia social y la igualdad entre todos los seres humanos.”
Joao Pedro Stedile – MST (Brasil)
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