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EL ESTADO DE VIGILANCIA EN LOS PAÍSES LIBRES

MUMIA:

1) Víctimas de Pinochet consiguen destapar archivos secretos sobre la dictadura

2) Refugiados – Bajo la alfombra libia

3) Precio del petróleo sacude a obreros extranjeros en el Golfo

4) Puñalada en la espalda de los gaboneses

5) El estado de vigilancia en los países libres

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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 792 / Miércoles 28 de Septiembre de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán

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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Víctimas de Pinochet consiguen destapar archivos secretos sobre la dictadura
(EFE)

De esta manera, han logrado romper por primera vez el silencio impuesto por el Gobierno chileno, que decretó que los archivos debían mantenerse en secreto hasta 2054.

Quince víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet han conseguido desclasificar los documentos que contenían testimonios y archivos relacionados con las torturas que sufrieron entre 1973 y 1990, cuando fueron detenidas por agentes de la dictadura militar.

De esta manera, han logrado romper por primera vez el silencio impuesto por el Gobierno chileno, que decretó que los archivos debían mantenerse en secreto hasta 2054.

Las quince carpetas forman parte de la información recabada por la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como «Comisión Valech», el organismo creado en 2003 con el objetivo de esclarecer la identidad de las 40.000 personas que fueron detenidas y torturadas por razones políticas.

En dichos documentos hay fotografías, recortes de prensa y fichas de las víctimas, además de la transcripción de sus testimonios, en los que aparecen los nombres y las descripciones de sus captores y torturadores.

«Recuperar estos archivos es parte de la reparación moral que nos debe el Estado. Nosotros tenemos que ser los dueños de esa información y poco a poco debemos entregársela a la sociedad. Ahora está en nuestras manos un pedazo de la verdad», dijo a Efe Scarlett Mathieu, una de las expresas políticas de la dictadura que el pasado jueves recuperó la carpeta vinculada con su caso.

Mathieu, que después del golpe de Estado perteneció a la red periférica de apoyo al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), fue detenida en 1974 y torturada durante ocho meses. En 2003 nombró ante la Comisión Valech a los agentes que la torturaron durante su cautiverio.

«Me gustaría que mi testimonio saliera a la luz y que los nombres de quienes me torturaron pudieran ser conocidos por la ciudadanía. Yo solo pude reconocer a cinco agentes, pero había más. Es importante que muchas más víctimas hagan lo mismo, para que se pueda cruzar la información y armar un mapa completo de la represión», explicó.

Los testimonios, documentos y antecedentes aportados a la Comisión Valech debían permanecer en secreto «por un plazo de 50 años», según estableció la ley 19.992, conocida como Ley Valech, que también establece la entrega de pensiones de reparación para las víctimas de la dictadura.

Según adujo el entonces presidente Ricardo Lagos (2000-2006), quien promulgó la ley, el objetivo de la medida es «proteger la dignidad de las víctimas» que no querían que sus familias supieran de las torturas que sufrieron durante la dictadura. Hasta el momento, el acceso a esta valiosa información no solo estaba vetado a la ciudadanía, sino también a los jueces, que no podían conocer los antecedentes sobre los casos de represión.

Distintas asociaciones de derechos humanos llevan años pidiendo levantar el secreto. La actual presidenta, Michelle Bachelet, prometió durante la campaña electoral que estudiaría este asunto; sin embargo, ha sido la iniciativa de un artista visual chileno la que ha permitido quebrar el secreto.

«Desclasificación Popular» es la campaña artístico-política de Francisco «Papas Fritas», un transgresor artista que junto a un equipo de periodistas y abogados ha encontrado la forma legal de forzar al Estado chileno a entregar a las víctimas la transcripción de sus declaraciones, además de otros documentos relacionados con sus casos.

«Nos hemos encontrado con todas las trabas, pero lo hemos conseguido. Es posible desclasificar los documentos. Estamos emocionados», dijo «Papas Fritas» a Efe. Actualmente, hay otras 50 víctimas que están siendo asesoradas por el equipo de la campaña y que han solicitado la entrega de sus declaraciones. El artista espera que sean «más los que se atrevan a hacerlo». El objetivo de «Papas Fritas» es crear un grupo de trabajo que lea estos testimonios y «establezca distintas correlaciones entre los torturadores».

Dicha información será publicada en la página web de la iniciativa, www.desclasificacionpopular.cl, donde, a partir del próximo 15 de diciembre se podrán consultar las declaraciones de las víctimas que de forma anónima deseen dar a conocer la identidad de sus torturadores. «Este será el inicio de la desclasificación popular», concluye el artista.

MIÉRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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2) Refugiados – Bajo la alfombra libia
Guadi Calvo (Rebelión)

Al filósofo chino Lao-Tse, cuya existencia sigue en discusión, se le atribuye una frase que no falta en ningún libro de auto ayuda: “Todo viaje, por largo que sea, empieza por un solo paso”. En términos de política pasa algo similar, cualquier idea por alocada que sea, comienza a concretarse cuando alguien la menciona.

No sabemos si el Primer Ministro húngaro Víctor Orbán, también conocido como el Viktator, es un asiduo lector de Lao-Tse, o de literatura de autoayuda, pero no hay dudas que entre libros de cabecera figura Mein Kampf de su admirado Adolf Hitler, a quien sin pudor ha citado alguna vez, en actos públicos. Orbán acaba de anunciar que llevará un principio de solución a la crítica situación de los refugiados al seno de la Unión Europea, que es la construcción de un gigantesco campo de refugiados en Libia, donde se podrían procesar las solicitudes de asilo.

Durante la reciente cumbre realizada en Viena de países europeos y balcánicos, para tratar la crisis de refugiados, Orbán refirmó su teoría acerca de que las fronteras externas de la Unión Europea deberían estar sometidas a un control total, lo que incluiría la frontera mediterránea. Teniendo en cuenta que desde Libia, han partido la mayoría de los casi 400 mil refugiados que ingresaron a Europa en lo que va del año, y en proximidades de sus puertos se hacinan más de un millón de personas que intentan cruzar el Mediterráneo, sería parte fundamental de ese “control extremo”.

Además si tenemos en cuenta que Libia desde hace cinco años es tierra de nadie, armar uno o cientos de campos de refugiados no sería un inconveniente para nadie. Orbán, quien se ha convertido en uno de las voces más contrarias a las políticas de recepción que en algún momento propició la Canciller Ángela Merkel, quien hoy está pagando su aperturismo con la derrota electoral de su alianza electoral en las regionales alemanas de estas últimas semanas.

Víctor Orbán, fundador del ultra derechista partido FIDESZ o Unión Cívica Húngara (Magyar Polgári Szövetség), ha convertido a su país en el ejemplo más claro de su pensamiento acerca de sus políticas migratoria, incluso desde antes del inicio de la crisis en julio de 2015. Su políticas racistas y xenófobas parecían concentrase contra la comunidad gitana a quien se culpa de todos los males húngaros. La comunidad romaní, que representa solo el 8% del total del país, vive a diario la políticas discriminatorias direccionadas por el gobierno y el partido neo nazi Jobbik (El Mejor/El de la Derecha), que ha suscripto cada uno de los ingentes esfuerzos oficiales por convertir la discriminación de gitanos y extranjeros en Política de Estado.

Los ataques a la comunidad romaní, no solo se constatan desde lo físico, palizas y hasta asesinatos de bandas parapoliciales, sino postergaciones en temas de vivienda y acceso a la educación, salud y trabajo. A nivel político los gitanos solo tienen dos representantes en la Asamblea Nacional, que significa el 1% del cuerpo.

David Janniczak, el actual alcalde de la ciudad fronteriza con Eslovaquia Ozd, uno de los delfines de Orbán en la región norte del país, donde viven más de 8 mil gitanos advirtió en su campaña: “Cada persona en Ozd tiene dos opciones. Vivir su vida en orden y honradez, y construir la ciudad, o destruirla. La mayoría de los que la destruyen son gitanos. Sin ellos sería mucho más fácil el desarrollo de la ciudad”.

Janniczak ha modificado arbitrariamente las normas laborales de los peones municipales, en su mayoría gitanos, extendiendo la jornada, sin ningún tipo de compensación extra. Además de obligarlos ingresar a sus trabajos antes de los horarios en que comienza a funcionar el servicio de transporte al público, ha instalado cámaras de vigilancia para controlarlos durante las horas de la jornada laboral, operadas por la policía que tiene carta libre para intervenir y sancionar a cualquier “rebelde”.

En Ozd se clausuraron arbitrariamente muchas fuentes de agua públicas al tiempo que se redujo ex profeso la presión de otras, siendo estas aguas las únicas que cuenta la población gitana para cocinar, bañarse y demás necesidades, ya que los sectores donde se asienta esta comunidad no cuenta con servicio de agua corriente, como tampoco servicio de recolección de basura.

Queda claro entonces que los gitanos, junto a los miles de serbios que fueron expulsados de Hungría, son una muy buena muestra de que piensa Orbán, sobre los “extranjeros” aunque sean húngaros de muchas generaciones. Además pretende expulsar a Serbia 17 mil refugiados llegados desde el corredor de los Balcanes (Grecia, Macedonia, Serbia, Croacia y Eslovenia rumbo a Austria y Alemania) que han quedado varados en Hungría.

El presidente húngaro, Janos Ader, cofundador con Orbán del FIDEZ, convocó para el próximo 2 de octubre a un referéndum propuesto por el Primer Ministro Orbán, para la reubicación de refugiados entre los países comunitarios, Hungría solo tendría que acoger 1300, que espera sirva para detener las ínfulas de Bruselas, capital de la Unión Europea.

Hungría, junto al mini bloque conocido como Visegrado (Hungría, Polonia, Eslovaquia, República Checa) son quienes han motorizados gran parte de las políticas de resistencia a la recepción de refugiados en Europa. En la última reunión en Varsovia el 25 de agosto, a la que también asistió Merkel, Orbán se despachó a sus anchas contra todas las políticas de la U.E, particularmente referente a la crisis financiera, la guerra en Ucrania, la migración y el terrorismo.

Los motivos de Viktator

Orbán ha tenido rápidos reflejos para actuar encima de la crisis misma que estalló el año pasado. Hungría fue la primera nación en blindar sus fronteras, con la construcción de la barrera con alambres de púa, todo el trayecto fronterizo con Serbia y Croacia, cuyo construcción superó los 100 millones de euros. Aunque envió al ejército a detener a los cientos de miles de desangelados que solo pretendían seguir rumbo a Alemania, Austria y países escandinavos. Y como para terminar su blindaje, impuso leyes que castigan con cinco años de prisión a cualquiera que ingrese al país sin los permisos correspondientes.

No conforme con la primera valla Orbán pretende seguir construyendo más, contra las posibles oleadas de nuevos refugiados, que podrían llegar, si finalmente, el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, vigente desde el 20 de marzo último y que ha dado “buenos” resultados, se desbaratara por alguna razón.

Sin duda esa buena razón existe, la agudización del conflicto sirio, tras el fracaso del último acuerdo de cese al fuego entre Washington y Moscú, que apenas duró unas horas por el ataque “equivocado” de la aviación norteamericana a posiciones del Ejercito Árabe Sirio en el sector de Deir ez-Zor, podría generar nuevas olas de refugiados sirios que lleguen a Turquía, por lo que quizás Erdogan podría romper el acuerdo con la U.E. Además por la ruta de los Balcanes este año ya llegaron 50 mil refugiados que han quedado varados en diferentes países.

Por otra parte un tercer vía de cruce del Mediterráneo se está intentando establecer desde Egipto a Italia, además del eje Turquía-Grecia, cerrado en este momento, y la siempre muy activa Libia-Italia. Ya ha habido dos resonantes naufragios que partieron de Egipto, frente a Creta con 400 muertos en junio último y el de este viernes 23 de septiembre que habría dejado hasta ahora unos 160 muertos.

Orbán teme y no confía en nada que no sea su blindaje, por eso pretende ahora que se le levante el embargo de armas a Libia, apoyando al Ejército de Liberación Libio, al mando de Khalifa Haftar, el hombre del Departamento de Estado en el conflicto, crear un nuevo gobierno para conseguir un acuerdo de cooperación antes de la primavera, cuando se cree estén dadas las condiciones climáticas para que repunte el flujo migratorio. El campo de refugiados sería según la visión “humanista” de Orbán estaría equipado con escuelas y hospitales construidos con dinero europeo. Vigilados y gestionados por la UE, donde los refugiados que entraran en Europa ilegalmente serían devueltos a Libia para la gestión de un procedimiento legal de asilo.

Como si nombres como Darfur, Tinduf, Dadaab, Dagahaley y Hagadera, solo por nombra un puñado apenas, hubieran representado alguna solución para los millones de seres humanos que están obligados habitarlos en contra de todas las disposiciones legales del derecho internacional y en contra de todos los derechos humanos.

Hoy pescadores de mar revuelta intentan sacar ventaja haciendo creer a los europeos que detrás década refugiado hay un miembro de Estado Islámico: neonazis, euroescépticos, islamofobicos, nacionalistas de viejo cuño, han encontrado en los refugiados la mejor razón para ejecutar sus planes, sin asumir que en realidad los culpables de esta crisis son sus propios dirigentes y sus obsoletas políticas imperiales y que las soluciones pasan muy lejos de barrerlos bajo la alfombra Libia.

MIÉRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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3) Precio del petróleo sacude a obreros extranjeros en el Golfo
Irfan Ahmed (IPS)

En la zona industrial Al Quoz de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos (EAU), los autobuses trasladan a obreros inmigrantes hasta sus lejanos lugares de trabajo, temprano en la mañana. Por la tarde, o incluso a altas horas de la noche, los trabajadores vuelven a sus campamentos por la misma vía.

Los obreros apenas tienen tiempo para descansar antes de la siguiente jornada laboral. Hasta ocho personas llegan a compartir cuartos pequeños y desaseados. Con sus pertenencias atiborradas en los rincones, casi no tienen espacio para moverse y son vulnerables a las infecciones que se trasmiten unos a otros.

Su día comienza muy temprano, ya que tienen que cocinar los alimentos que llevarán a la obra de construcción, y termina tarde debido a los largos viajes y los frecuentes atascos del tránsito. En los campamentos conviven trabajadores de distintos países, y la práctica habitual es asignarles habitaciones compartidas según sus nacionalidades, que en general son de Bangladesh, India, Nepal o Pakistán.

El pakistaní Javed Iqbal, de 29 años, llegó a Dubái a través de un intermediario que le vendió una visa de trabajo por unos 3.000 dólares, para lo cual su familia pidió un préstamo a otros familiares. Como solo asistió hasta el cuarto grado, Javed es analfabeto y no pudo encontrar un trabajo en su país de origen. La única opción que tenía era llegar a Dubái, donde está atrapado en un trabajo en la construcción que paga solo 240 dólares al mes, lo cual no alcanza para cubrir sus gastos personales y, a la vez, enviarle algo a su familia. Mientras tanto, está bajo la inmensa presión de devolver el préstamo que le permitió comprar la visa.

Miles de pakistaníes como él creyeron los cuentos de hadas que les relataban acerca de las perspectivas de crecimiento profesional en EAU, pero allí les esperaba una pesadilla laboral. En su mayoría, estos trabajadores no son especializados y están empleados en el sector de la construcción, que no está funcionando bien en los países del Golfo ricos en petróleo. Como los precios del petróleo en el mercado mundial han bajado, los gobiernos tienen dificultades para pagarles a las empresas constructoras.

“Me inspiró la historia de un tipo del pueblo que se fue a Dubái como albañil hace tres décadas. Ahora es dueño de dos casas y de varias hectáreas de tierra”, contó Muhammad Iqbal, un trabajador migrante de la nororiental región pakistaní de Gujranwala, a IPS. Todos en el pueblo quieren seguir su ejemplo, más allá de la situación existente en el Golfo, añadió.

La dependencia de las remesas

Pakistán depende en gran medida de las remesas, que constituyen 6,9 por ciento de su producto interno bruto, según un informe del Banco Mundial. Más de la mitad de ese monto procede de Arabia Saudita y Dubái. En EAU hay aproximadamente 1,3 millones de trabajadores paquistaníes y cerca de 4,3 millones en Arabia Saudita.

En el último año fiscal, el país recibió 19.900 millones de dólares en remesas, pero en julio las mismas habían descendido 20 por ciento con respecto al mismo mes de 2015. Se cree que los despidos y la falta de pago de salarios a los trabajadores migrantes en la región del Golfo son la causa de esa caída. Algunos temen que habrá más malas noticias debido a la pérdida de empleos en el sector de la construcción. Pero Ashraf Mehmood Wathra, gobernador del Banco Central de Pakistán, argumenta que es un fenómeno pasajero y que las cosas mejorarán a medida que estos países adapten sus políticas económicas para compensar el impacto de la caída de los precios del petróleo.

La experiencia importa

La mano de obra inmigrante pakistaní en la región del Golfo no es diversificada y se limita principalmente a uno o dos sectores. El gobierno de Pakistán ignoró durante mucho tiempo este aspecto y dejó a merced del sector privado las tendencias internacionales de migración laboral. En los últimos tiempos, tras el despido de unos 9.000 trabajadores pakistaníes por empresas constructoras en Arabia Saudita, existe la conciencia de que depender de este sector no será una apuesta segura en el futuro.

Los obreros pakistaníes “pueden sobrevivir en las peores condiciones posibles de trabajo y soportar el calor extremo”, según Zahid Mahmood, director general de Material Lab, una empresa líder en pruebas de materiales en Dubái.

Los obreros pastunes, de la parte noroccidental del país, son muy solicitados por esta misma razón. Pero esto, dice, tiene un lado negativo, ya que poco se hizo para asegurar su ingreso a otros sectores laborales. Estos trabajadores llegan a recibir apenas 210 dólares al mes, aunque los albañiles, carpinteros, supervisores, soldadores y otros trabajadores especializados pueden ganar más.

Zahid indicó que hay muy pocos pakistaníes en el sector de servicios, que está dominado por los indios debido a su mejor nivel educativo y de entrenamiento. Hay muy pocos pakistaníes guardias de seguridad o en el sector de la hospitalidad, aunque existe gran demanda por estas profesiones.

Pakistán tendrá que idear una estrategia de desarrollo de recursos humanos adecuada para permanecer en el mercado laboral altamente competitivo y cambiante de la región del Golfo, añade. A Zahid también le preocupan los bajos salarios que se les pagan a los trabajadores pakistaníes y dice que deberían realizarse gestiones para establecer un salario mínimo, por ejemplo, de 300 dólares mensuales.

“El papel del Estado se vuelve importante aquí ya que los trabajadores migrantes en el Golfo no tienen voz. Sin derecho a la asociación ni a reclamar sus derechos, son tan indefensos como uno podría imaginarse”, denunció Khalid Mahmood, de la Fundación para la Educación del Trabajo, con sede en Lahore.

Dilip Ratha, economista del Banco Mundial, señala que el auge de la construcción en el Golfo financiada por los ingresos del petróleo ha terminado y ahora hay menos necesidad de mano de obra inmigrante. Estas economías también intentan generar un espacio para emplear a sus propios ciudadanos, algo que habrá de reducir aún más el mercado de trabajo para los extranjeros, advirtió.

Traducido por Álvaro Queiruga

MIÉRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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4) Puñalada en la espalda de los gaboneses
Fabrice Tarrit (Survie)
Traducido del francés para Rebelión por Caty R.

Los comicios de Gabón acaban de cerrar un ciclo de cuatro elecciones presidenciales en los países claves de la Francáfrica (1). Sin sorpresas, como en Yibuti, el Chad y el Congo belga, el dictador que gobierna el país, Ali Bongo, se ha impuesto con trampas y a la fuerza. En Gabón, como en otros lugares, se han manipulado los resultados sin pudor con un resultado asombroso, una burla más, atribuido al hijo de Bongo en su feudo y esgrimido como un corte de mangas a los observadores de la comunidad internacional o de la oposición que creían en la posibilidad de una alternancia por medio de las urnas.

Para vencer a su oponente en el último minuto, defendido por una parte del clan y considerado«tranquilizador» por los medios diplomáticos y económicos (el Elíseo y Total en primer lugar), Ali tuvo que superarse en aritmética electoral. ¡99,93 % de participación en Haut – Ogooué! Solo Sadam Hussein se atrevió a hacerlo mejor (o peor, según se mire) declarando un 100 % de participación (¡Y de votos favorables!) en su plebiscito de 2002. ¡Un resultado abracadabrante!, como habría podido decir Jacques Chirac, un experto en fraudes diversos, que lúcidamente declaró en 1999 que si los dictadores no ganasen las elecciones no las organizarían.

A la primera vuelta (la famosa «vuelta K.O» para noquear a la oposición) o llegando a las dos, con unos resultados al estilo de Sadam o al de Ali Bongo, con el único barniz democrático del pluripartidismo, las elecciones fraudulentas permanecen en los bastiones tradicionales de la Francáfrica y suscitan numerosos dilemas a los electores, a los candidatos y a los observadores internacionales: ¿ir o no ir a las elecciones? ¿Aceptar cubrir u observar una campaña o boicotearla? ¿En qué momento de la campaña lanzar la señal de alarma?

Más que las misiones de observación de organismos internacionales y los medios de comunicación, a menudo alejados de los desafíos, solo la organización de las fuerzas opositoras y de la sociedad civil permite actualmente reducir el margen de fraude o desenmascararlo. Como ha ocurrido claramente al régimen gabonés, desbordado y acorralado, que ha tenido que conformarse con una diferencia de solo 5.594 votos aparte del burdo inflado del resultado de una provincia, lo que suministra un sólido argumento a los que reclaman el recuento de los votos. Pero frente a la arbitrariedad, los blindados y los helicópteros, la vigilancia de la oposición, una vez más, no ha bastado. Se ha vuelto a derramar la sangre de los que se han atrevido a exigir el respeto del veredicto de las urnas y Gabón abre una nueva página muy sombría.

En ese contexto trágico las indignaciones selectivas y circunstanciales de la comunidad internacional, de Francia en primer lugar, aparecen como vanas gesticulaciones. Incluso como un insulto a las víctimas, ya que dichas gesticulaciones proceden de responsables que han ridiculizado, pero nunca rechazado la elección trucada de Ali Bongo en 2009. Un dictador considerado «frecuentable» como casi todos los demás, que ha podido figurar sin dificultades en las fotos de familia de las últimas cumbres UE-África, ha sido recibido en varias ocasiones en el Elíseo y ha recibido en Libreville a varios ministros franceses (Laurent Fabius, después Annick Girardin y Ségolène Royal hace justo un año).

Los periodistas y los diplomáticos que ahora ven desplegarse sin tapujos la dimensión policial y represiva de ese régimen no pueden ignorar que las fuerzas armadas y la policía gabonesa están desde siempre apoyadas por Francia a través de los acuerdos de cooperación militar y por el suministro de armas. « La Francáfrica está sobre nuestra espalda », respondió Jean­-Marc Ayrault a las acusaciones de apoyo disimulado de la diplomacia francesa a Jean Ping denunciadas por el poder gabonés. En todo caso la Francáfrica está desde hace mucho tiempo sobre la espalda de los gaboneses como un puñal que Francia se niega a retirar manteniendo su cordón de seguridad y sus relaciones políticas y económicas con el clan Bongo.
Nota de la traductora:
(1) Francáfrica (en francés Françafrique) es el término con el que se expresa la política neocolonial francesa en África. «La Francáfrica ha sido el instrumento de una política hegemónica de Francia frente a sus excolonias, una hegemonía que posteriormente se extendió a otros países no francófonos» (Noel Kodia).

MIÉRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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5) El estado de vigilancia en los países libres
Noam Chomsky (Alai)

En los últimos tiempos, hemos aprendido mucho sobre la naturaleza del poder del Estado y las fuerzas que impulsan sus políticas, además de aprender sobre un asunto estrechamente vinculado: el sutil y diferenciado concepto de la transparencia.

La fuente de la instrucción, por supuesto, es el conjunto de documentos referidos al sistema de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) dados a conocer por el valeroso luchador por la libertad, el señor Edward J. Snowden, resumidos y analizados de gran forma por su colaborador Glenn Greenwald en su nuevo libro No Place to Hide (Sin lugar donde esconderse).

Los documentos revelan un notable proyecto destinado a exponer a la vigilancia del Estado información vital acerca de toda persona que tenga la mala suerte de caer en las garras del gigante, que viene a ser, en principio, toda persona vinculada con la moderna sociedad digital.

Nada tan ambicioso fue jamás imaginado por los profetas distópicos que describieron escalofriantes sociedades totalitarias que nos esperaban.

No es un detalle menor el hecho que el proyecto sea ejecutado en uno de los países más libres del planeta y en radical violación de la Carta de Derechos de la Constitución de Estados Unidos, que protege a los ciudadanos de persecuciones y capturas sin motivo y garantiza la privacidad de sus individuos, de sus hogares, sus documentos y pertenencias.

Por mucho que los abogados del gobierno lo intenten, no hay forma de reconciliar estos principios con el asalto a la población que revelan los documentos de Snowden.

También vale la pena recordar que la defensa de los derechos fundamentales a la privacidad contribuyó a provocar la revolución de independencia de esta nación. En el siglo XVIII el tirano era el gobierno británico, que se arrogaba el derecho de inmiscuirse en el hogar y en la vida de los colonos de estas tierras. Hoy, es el propio gobierno de los propios ciudadanos estadounidenses el que se arroga este derecho.

Todavía hoy Gran Bretaña mantiene la misma postura que provocó la rebelión de los colonos, aunque a una escala menor, pues el centro del poder se ha desplazado en los asuntos internacionales. Según The Guardian y a partir de documentos suministrados por Snowden, el gobierno británico ha solicitado a la NSA analizar y retener todos los números de faxes y teléfonos celulares, mensajes de correo electrónico y direcciones IP de ciudadanos británicos que capture su red,

Sin duda los ciudadanos británicos (como otros clientes internacionales) deben estar encantados de saber que la NSA recibe o intercepta de manera rutinaria routers, servidores y otros dispositivos computacionales exportados desde Estados Unidos para poder implantar instrumentos de espionaje en sus máquinas, tal como lo informa Greenwald en su libro.

Al tiempo que el gigante satisface su curiosidad, cada cosa que cualquiera de nosotros escribe en un teclado de computadora podría estar siendo enviado en este mismo momento a las cada vez más enormes bases de datos del presidente Obama en Utah.

Por otra parte y valiéndose de otros recursos, el constitucionalista de la Casa Blanca parece decidido a demoler los fundamentos de nuestras libertades civiles, haciendo que el principio básico de presunción de inocencia, que se remonta a la Carta Magna de hace 800 años, ha sido echado al olvido desde hace mucho tiempo.

Pero esa no es la única violación a los principios éticos y legales básicos. Recientemente, el New York Times informó sobre la angustia de un juez federal que tenía que decidir si permitía o no que alimentaran por la fuerza a un prisionero español en huelga de hambre, el que protestaba de esa forma contra su encarcelamiento. No se expresó angustia alguna sobre el hecho de que ese hombre lleva 12 años preso en Guantánamo sin haber sido juzgado jamás, otra de las muchas víctimas del líder del mundo libre, quien reivindica el derecho de mantener prisioneros sin cargos y someterlos a torturas.

Estas revelaciones nos inducen a indagar más a fondo en la política del Estado y en los factores que lo impulsan. La versión habitual que recibimos es que el objetivo primario de dichas políticas es la seguridad y la defensa contra nuestros enemigos.

Esa doctrina nos obliga a formularnos algunas preguntas: ¿la seguridad de quién y la defensa contra qué enemigos? Las respuestas ya han sido remarcadas, de forma dramática, por las revelaciones de Snowden.

Las actuales políticas están pensadas para proteger la autoridad estatal y los poderes nacionales concentrados en unos pocos grupos, defendiéndolos contra un enemigo muy temido: su propia población, que, claro, puede convertirse en un gran peligro si no se controla debidamente.

Desde hace tiempo se sabe que poseer información sobre un enemigo es esencial para controlarlo. Obama tiene una serie de distinguidos predecesores en esta práctica, aunque sus propias contribuciones han llegado a niveles sin precedentes, como hoy sabemos gracias al trabajo de Snowden, Greenwald y algunos otros.

Para defenderse del enemigo interno, el poder del Estado y el poder concentrado de los grandes negocios privados, esas dos entidades deben mantenerse ocultas. Por el contrario, el enemigo debe estar completamente expuesto a la vigilancia de la autoridad del Estado.

Este principio fue lúcidamente explicado años atrás por el intelectual y especialista en políticas, el profesor Samuel P. Huntington, quien nos enseñó que el poder se mantiene fuerte cuando permanece en la sombra; expuesto a la luz, comienza a evaporarse.
El mismo Huntington lo ilustró de una forma explícita. Según él, “es posible que tengamos que vender [intervención directa o alguna otra forma de acción militar] de tal forma que se cree la impresión errónea de que estamos combatiendo a la Unión Soviética. Eso es lo que Estados Unidos ha venido haciendo desde la doctrina Truman, ya desde el principio de la Guerra Fría”.

La percepción de Huntington acerca del poder y de la política de Estado era a la vez precisa y visionaria. Cuando escribió esas palabras, en 1981, el gobierno de Ronald Reagan emprendía su guerra contra el terror, que pronto se convirtió en una guerra terrorista, asesina y brutal, primero en América Central, la que se extendió luego mucho más allá del sur de África, Asia y Medio Oriente.

Desde ese día en adelante, para exportar la violencia y la subversión al extranjero, o aplicar la represión y la violación de garantías individuales dentro de su propio país, el poder del Estado ha buscado crear la impresión errónea de que lo que estamos en realidad combatiendo es el terrorismo, aunque hay otras opciones: capos de la droga, ulemas locos empeñados en tener armas nucleares y otros ogros que, se nos dice una y otra vez, quieren atacarnos y destruirnos.

A lo largo de todo el proceso, el principio básico es el mismo. El poder no se debe exponer a la luz del día. Edward Snowden se ha convertido en el criminal más buscado por no entender esta máxima inviolable. En pocas palabras, debe haber completa transparencia para la población pero ninguna para los poderes que deben defenderse de ese terrible enemigo interno.

Traducción de Jorge Majfud

MIÉRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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