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EL SÍNDROME DE CALCUTA EN URUGUAY

1) El síndrome de Calcuta en Uruguay – 2) Las tres Latinoaméricas – 3) La crisis de la izquierda y la decadencia de Europa y Estados Unidos – 4) Hillary Clinton, su falso feminismo y el comodín de los indocumentados – 5) Birmania: los Rohingya más allá del mar – POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 720 / Lunes 25 de Mayo de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares / COMCOSUR — COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) El síndrome de Calcuta en Uruguay
Renovado ataque al movimiento de Derechos Humanos
Emilio Cafassi (Alai)

La marea humana que regularmente inunda la principal avenida del centro montevideano todos los 20 de mayo, derivó en pleamar. Aunque esta vez no pude sumar mi gota a su curso, la acompañé virtualmente intercambiando mensajes, imágenes y silencio distante. Si bien de caudal incalculable, el desbordamiento humano del miércoles pasado en la “Marcha del Silencio”, deja su nueva marca tras el posterior escurrimiento militante, que, con su estridente mutismo, expresó más fuerte que nunca el reconocimiento de una crisis política al interior del Frente Amplio (FA). Crisis que nace con la derrota en el plebiscito del ´89 por la derogación de la ley de caducidad y que el tiempo acrecienta hasta nuestros días.

Algunos disparadores externos la potenciaron. Todos los medios uruguayos dieron cuenta días antes de un editorial de la revista “El soldado” del “Centro Militar”. La publicación es inhallable fuera de Uruguay. En la página de esta institución, figura como única y “última revista”, un ejemplar de octubre de 2013. Pero como todas las fuentes (para este texto, inevitablemente secundarias) convergen, daremos por ciertas las transcripciones. El primer subrayado noticioso es el del reconocimiento de la “coordinación represiva de los gobiernos” dictatoriales del cono sur. Asemeja la puerilidad del reciente reconocimiento de un barrabrava del equipo argentino Boca que logró suspender un partido de fútbol por agredir químicamente a jugadores rivales cuando, ya descubierto, envió un mensaje a un periodista sosteniendo que no se imaginaba que “esto iba a llegar a donde llegó (…) no pensé que había cámaras”. No le preocupó el ataque, ni haber estafado a su club y a decenas de miles de espectadores y millones de televidentes en el mundo, sino su imposibilidad de ocultarlo. Treinta años después de la superación del terrorismo de estado, la institución militar admite algo tan contundentemente probado como la existencia del Plan Cóndor en los años ´70 y ´80. No es muy original. Los delincuentes admiten sus acciones sólo cuando las pruebas los sepultan. Nada honorable, ni sincero siquiera.

Pero el reconocimiento se acompañó de justificación apologética. “Lógicamente y como natural y legítima defensa se fomentó así la coordinación represiva de los gobiernos; como se coordina hoy contra el narcotráfico, como se coordinó desde siempre a través de Interpol el combate a la delincuencia Internacional”. Pero lo que “coordinó” el Plan Cóndor no fue la aplicación de leyes represivas sino inversamente la elusión de toda ley, hasta la migratoria. Coordinó concretamente el secuestro clandestino, tortura y desaparición de personas indefensas en toda la región con plena complicidad de la justicia con la anomia criminal. Además de una zona liberada policial y militar, se liberó la zona jurídica. Aunque restituida luego, se le sustrajo el espejo retrovisor impotentizándola. Entretanto, a efectos de eludir toda responsabilidad, apelan a que la “prescripción de los delitos, irretroactividad de la ley penal y el estado de inocencia, deben respetarse hasta que se demuestre lo contrario”. Volviendo a la analogía con el hincha de Boca, se apela a la inocencia porque continúa el apagón de cámaras que consagra la ley de caducidad. Reforzando esta línea ideológica, dos días antes de la marcha, en presencia de las máximas autoridades nacionales, el Comandante del ejército uruguayo en su discurso por el aniversario de la institución, pidió que “a los soldados no se los denueste por prejuicios del pasado”. Que “no se los humille, ni se los desprecie con soberbia”.

Pero la presión castrense es sólo un catalizador de la crisis política del FA a la que aludo y tal vez potenciadora de la marcha. La verdadera causa es endógena. El Ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro vino sosteniendo una tensa polémica con los movimientos de DDHH y la mayoría del FA sobre el rol de las FFAA, la interpretación de la vigente ley de caducidad y consecuentemente la revisión del pasado. Hombre de letras, de estilo agudamente provocador, de frecuente apelación a la ironía, está hoy poniendo en jaque a la propia fuerza política. Guardo particular nostalgia de sus contratapas de los jueves en este diario en las que exhibía originalidad e ingenio. A lo sumo le reprocharía un estilo sintáctico de oraciones demasiado breves y sin mediaciones que en nada velaban su talento. Y es a la vez, uno de los 9 símbolos humanos del horror más crudo del terrorismo de estado que los mantuvo como rehenes durante toda la dictadura. Pero su función como ministro lo ubicó desde el primer momento como vocero explícito de los exabruptos que las jerarquías militares deben morigerar ya que carecen constitucionalmente de plena libertad de expresión. Su última boutade, según el periódico “La Diaria”, la dirigió nuevamente a las organizaciones de derechos humanos diciendo que “mienten descaradamente” y que “Todos los que hablan mal de las Fuerzas Armadas y los militares (…) son enfermitos y enfermitas”. Además, coincidió con los argumentos del Comandante del ejército y sostuvo que “hay una estigmatización y hay gente que se dedica a la estigmatización como los racistas que perseguían a la gente por su raza, profesión, religión, se estigmatiza hoy a los militares”.

¿Síndrome de Estocolmo? Lo dudo. Aunque si lo padeciera, dada la indigencia argumental y ética en la que se pretende fundar, debería ser rebautizado como “síndrome de Calcuta”, ya sin Madre Teresa para mitigarlo siquiera. El Presidente Vázquez, que en la esfera de los DDHH ha venido mostrado mayor coherencia e iniciativa que su antecesor Mujica, dio un paso importante al crear por decreto la “Comisión por verdad y justicia”, integrada por connotados militantes contra la impunidad. Pero difícilmente pueda con ello resolver las contradicciones inocultables al interior del FA que intento subrayar.

La política de defensa, no obstante, excede la indispensable investigación judicial de los delitos de lesa humanidad y las prácticas del terrorismo de estado. Lejos de despreciar esta área, la considero de enorme importancia. Basta recordar que una base de la OTAN está instalada a kilómetros de la costa argentina, que la riqueza ictícola del atlántico sur es permanentemente saqueada, que traficantes diversos violan el espacio aéreo, fluvial y marítimo, etc. Creo además que debería ser subcontinental, cosa que no depende sólo de tácticas militares sino de estrategias de integración económica, política y social.

Mi perplejidad crece al recordar que en aquellas contratapas aludidas, el actual ministro ponía un acento particular y original en la reconfiguración tecnológica de la defensa orientada hacia los recursos naturales estratégicos y el ejercicio de la soberanía económica y política. En este aspecto, mucho más esclarecedor de su rol que demandar mayores salarios para los soldados (que comparto ya que no debe haber un solo uruguayo en la pobreza), sería exponer cómo se están reformando las FFAA para manejar por ejemplo una radarización plena del territorio y de su plataforma marítima, cómo se preparan para pilotear en tierra los drones que patrullen e intersecten posibles intromisiones ilegales, etc. O qué beneficios le trae a la defensa contar con 15.000 soldados esparcidos por el territorio criando caballos y aprendiendo salto ecuestre y reglamento de polo. Sospecho que la conservadora política de defensa actual deja al país paradojalmente en situación indefensa.

Mas intuyo que estas concesiones no obedecen a una genuflexión subjetiva, sino a una táctica política aunque éticamente inaceptable y fácticamente inservible: la de “ganarse” a las FFAA. Inclusive el ministro refirió al pasar que había que observar los resultados electorales en las ciudades y zonas con destacamentos militares. Si la sola entrega de una reivindicación de principios a cambio de votos produce repugnancia, peor aún es constatar que toda la evidencia empírica muestra en tales zonas el fracaso rotundo tanto del FA como del sector político del ministro, CAP-L.

Entiendo que una estrategia de defensa más acertada consistirá en civilizar en su doble acepción a las FFAA. Por un lado convirtiendo sus funciones en segmentos especializados de la vida laboral del estado, con las mismas exigencias y derechos que los de cualquier otro trabajador civil, sin las arcaicas excepciones o exigencias militares y con alta calificación tecnológica. Y por otro la que la RAE le asigna como elevación del nivel cultural, de formación y comportamiento. Para ello se requiere una radical transformación educativa, a diferencia del retoque cosmético de nombrar algunos profesores civiles e incorporar alguna asignatura de derechos humanos en ese caldo de cultivo de la misoginia, el autoritarismo y la prepotencia que son los liceos militares y las escuelas de guerra. Civilizarlas conlleva formarlas en las instituciones educativas públicas y civiles de todos los niveles, ya que en sus actuales pupilajes cuarteleros, se les cría y reaviva el espíritu de casta. No casualmente, como en el sistema de castas que pervive en Calcuta.

Emilio Cafassi, Profesor titular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, escritor, ex decano. cafassi@sociales.uba.ar

LUNES 25 DE MAYO DE 2015 – COMCOSUR
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2) Las tres Latinoaméricas
José Natanson (Le Monde Diplomatique)

Como el foie gras, la Declaración de los Derechos del Hombre y la guillotina, América Latina es un invento francés. Aunque se ha naturalizado y hoy parece un simple recorte geográfico, la idea surgió en 1860, como resultado de las ambiciones de Napoleón III de incorporar al continente americano a la esfera de influencia de Francia a través del establecimiento en México de la monarquía de Maximiliano de Austria. En los planes del emperador de la farsa, el decisivo apoyo francés consolidaría un México independiente que funcionaría como barrera frente al expansionismo de Estados Unidos, garantizaría los intereses coloniales de París en el Caribe y permitiría abrir los mercados de Centroamérica y el Norte de América del Sur (1).

Aunque el Segundo Imperio Mexicano terminó en un fracaso y Maximiliano fue fusilado tres años después de asumir el trono, la idea de América Latina como la región que comprende a todos los territorios no anglófonos de América se fue afianzando. El bolivarianismo, con sus mil interpretaciones posibles, operó como el ideal doctrinario de un latinoamericanismo que, de Martí al Che, tuvo sus hazañas y sus héroes, sus aportes originales al pensamiento (la teoría de la dependencia, por ejemplo) y sus instituciones (la ALADI y la Cepal tal vez sean las más relevantes).

Ya en los 90, en pleno auge de la globalización pos-caída del Muro y con el ALCA aún en el horizonte, la región fue redescubierta por el capitalismo como un potencial mercado unificado (América Latina como target), cuyos emblemas más característicos fueron, por supuesto, la CNN en español y la MTV Latinoamérica, que comenzó a emitir el 1 de octubre de 1993 con “Sudamerican rockers”, el hit de los chilenos Los Prisioneros, una banda que asumía con alegría su des-nacionalización (aparecían tocando delante de una serie de banderas de países inexistentes) tanto como su condición periférica:

No nos acompleja revolver los estilos
mientras huelan a gringo y se puedan bailar

El estribillo mezclaba inglés y francés:

We are sudamerican rockers
Nous sommes rockers sudamerican

Fracturas

Hoy América Latina se encuentra fracturada en tres sub-regiones cuyas fronteras resultan totalmente nítidas, si se les presta atención. La primera tiene como límite una línea imaginaria que podríamos situar a la altura del Canal de Panamá. Salvo Cuba, todos los países ubicados de allí hacia el Norte se encuentran atados, para bien o para mal, a Estados Unidos, que absorbe la mayor parte de sus exportaciones (73,9 por ciento en el caso de México), provee casi toda la inversión extranjera directa y recibe a la mayoría de los migrantes (dos millones y medio de salvadoreños, de una población de menos de siete millones, viven en territorio estadounidense).

El costado formal de esta imbricación material son los tratados de libre comercio. Primero a través del TLCAN, firmado entre Estados Unidos, México y Canadá, y luego por medio del DR-CAFTA, suscripto por los países centroamericanos y República Dominicana, la región ha ido conformando un área comercial unificada. Definitivamente norteamericanizada en términos económicos, delimita el segundo perímetro de seguridad estadounidense, con todas sus presiones de terrorismo y narcotráfico, consolidando una fuerza de atracción tan poderosa que supera la orientación política de los gobiernos, como demuestra el hecho de que ni el sandinista Daniel Ortega ni los salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, ambos pertenecientes al Frente Farabundo Martí, denunciaron, una vez en el poder, los acuerdos con Washington.

Pero la mayor novedad no se sitúa aquí sino en el mundo andino, que en la última década atraviesa una etapa de mutaciones más profundas que las de cualquier otra zona del continente. La vieja Comunidad Andina de Naciones (CAN), integrada en su momento por Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela, se encuentra sumida en una crisis terminal. Lanzada en 1969 e inspirada en la Comunidad Económica Europea, la CAN pasó por momentos turbulentos, que incluyeron el retiro de Chile en 1979, pero sobrevivió como una zona de libre comercio dotada de dos instancias supranacionales tempranamente construidas: una secretaría general con sede en Lima y un tribunal de justicia situado en Quito.

Como un zombi que camina pero en realidad está muerto, la CAN sobrevive sólo en los papeles. Comenzó a extinguirse en abril de 2006, cuando Hugo Chávez anunció el retiro de Venezuela con el objetivo de incorporarse como miembro pleno al Mercosur. Con su decisión, tan unipersonal como audaz, Chávez no sólo estaba optando por una de las varias identidades de un país que es a la vez andino, caribeño y amazónico; también estaba introduciendo una nueva línea de fractura regional y provocando una reacción en sus antiguos socios. Por un lado, los gobiernos de Bolivia y Ecuador comunicaron su intención de seguir el ejemplo venezolano y sumarse al Mercosur, un proceso que de todos modos demorará años y que exige no sólo un engorroso trabajo de armonización aduanera y verificación de pautas comerciales, sino también un mínimo de sintonía política: recordemos que la incorporación de Venezuela recién se aprobó cuando Paraguay, que frenaba su ingreso, fue suspendido a raíz del desplazamiento irregular de Fernando Lugo, como si el bloque sólo pudiera ampliarse a costa de golpes blandos en alguno de sus Estados-miembro.

Al tiempo que Venezuela, Bolivia y Ecuador se acercaban al Mercosur, Colombia, Perú y Chile anunciaban, junto a México, la creación de la Alianza del Pacífico. Sin pretensiones de coordinación política ni mayores ambiciones que las que derivan de la prosperidad económica, la Alianza del Pacífico aparece como un proceso de integración típico del siglo XXI, como la APEC en Asia-Pacífico o la futura ATCI atlántica. Todos sus integrantes firmaron acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, como parte de una estrategia de integración hacia el Este y el Norte que, igual que en Centroamérica, se mantiene a pesar de los cambios de gobierno: recordemos que el TLC entre Chile y Estados Unidos fue suscripto por el socialista Ricardo Lagos y que Ollanta Humala mantuvo la adhesión de Perú una vez que llegó a la Presidencia.

El perfil de la Alianza del Pacífico es diferente al del Mercosur, aunque menos por la voluntad de sus líderes que por la fisonomía productiva de los países que la integran. Sucede que la estructura de sus economías descansa fundamentalmente en la exportación de commodities (petróleo en Colombia y México, minerales en Perú, cobre en Chile), lo que las exime de la necesidad de proteger a sectores industriales significativos, como sucede en Brasil y Argentina. De hecho, los países de la Alianza expresan, sumados, el 35 por ciento del PBI latinoamericano, pero explican más del 50 por ciento de las exportaciones, dato que confirma la orientación exportadora y el perfil abierto del proceso de integración (2).

Nuestro lugar

¿Qué lugar ocupa Argentina en esta América Latina fracturada? Desde al menos tres décadas, Argentina apuesta a una relación estratégica con Brasil, relación que comenzó con la decisión de los gobiernos de Raúl Alfonsín y José Sarney de desnuclearizar el vínculo bilateral, continuó con el lanzamiento del Mercosur por parte de Carlos Menem y Fernando Collor de Mello y sumó componentes de coordinación política desde la llegada al poder de Néstor Kirchner y Lula. Lo más parecido a una política de Estado que tenemos por aquí, la asociación con Brasil es un activo estratégico que todo gobierno debería cuidar. Y que en los últimos años contribuyó a la paz y la estabilidad regional gracias a operaciones diplomáticas cuidadosas en países como Bolivia, Venezuela, Ecuador y Colombia (aunque no siempre, como demostró el caso de Paraguay, efectivas).

Si la amistad con Brasil se ha fortalecido, los cambios en el escenario internacional afectaron otros aspectos del patrón histórico de relaciones exteriores de Argentina. En un mundo cada vez más descentrado, el dato más relevante es el peso decreciente de los vínculos con Europa y Estados Unidos, evidenciado en la disminución del intercambio comercial y en un progresivo alejamiento político, que sin embargo no implica un deslizamiento hacia posiciones radicalmente anti-estadounidenses ni, menos aun, anti-occidentales. Una forma de comprobarlo es el relevo de los votos en la Asamblea de Naciones Unidas: aunque a partir de 2003 las coincidencias entre Argentina y Estados Unidos disminuyeron, la distancia es similar a la de otros países de la región, como Brasil, Chile y Uruguay, e incluso a la de aliados estratégicos de Washington, como Colombia y México, y por lo tanto atribuible al unilateralismo de George W. Bush antes que a un giro radical del kirchnerismo. De hecho, desde la asunción de Barack Obama las coincidencias aumentaron (3).

Finalmente, la mayor novedad en la agenda internacional es el acercamiento a nuevas potencias como Rusia y, por supuesto, China, convertida en el segundo socio comercial de Argentina. La relación tiene tantas luces como sombras: si por un lado permitió sostener las exportaciones en momentos de desaceleración económica del primer mundo, contribuyó a la estabilidad monetaria a través de los swaps de monedas y ayudó a emprender grandes obras de infraestructura con financiamiento de largo plazo, por otro acumula un déficit comercial alarmante, que el año pasado llegó a 6.300 millones de dólares, bajo un patrón de intercambios que no podemos calificar sino en términos de centro-periferia: Argentina exporta a China commodities (básicamente, soja) e importa productos con valor agregado (textiles, juguetes, electrónica).

El futuro

Rebobinemos antes de concluir. Luego de algunos años en los que los diferentes países latinoamericanos parecían converger sin matices en torno a los ideales de la democracia y el libre mercado, la región comenzó a exhibir una serie de grietas que hoy definen tres espacios nítidamente recortados. En este panorama fracturado, Argentina conforma junto a Brasil un eje atlántico que apuesta a la integración económica, la estabilidad política y una cierta autonomía decisoria, tanto en la definición del modelo de desarrollo como en su inserción internacional. Esto, por supuesto, no quiere decir que no existan problemas: el Mercosur, por ejemplo, es un proceso estancado, con los dos socios menores sometidos a la permanente tentación de los acuerdos de libre comercio con otros países (no es casual, en este sentido, que Uruguay y Paraguay se hayan incorporado como observadores a la Alianza del Pacífico).

Por eso conviene mirar las cosas con cuidadoso pragmatismo. Como todo en la vida, la política exterior es un balance tenso entre valores e intereses, tal como demuestra el caso de la relación entre Argentina y Venezuela, siempre a tiro de las críticas opositoras. Pero una mirada desapasionada no tardaría en comprobar que el comercio bilateral se multiplicó geométricamente, de 150 millones de dólares en 2002 a cerca de 2.000 millones el año pasado, con una orientación claramente ventajosa para nuestro país, tanto por el superávit comercial como por su estructura (Argentina exporta bienes de alto valor agregado, como alimentos procesados, maquinaria agrícola e insumos químicos, e importa commodities, básicamente petróleo). En suma, lo que cualquier manual de comercio exterior sugeriría hacer.

1. Mónica Quijada, “Sobre el origen y difusión del nombre América Latina”, Revista de Indias, Vol. LVHI, Nº 214, 1998.
2. Cecilia Pérez Llana, “La ofensiva del Pacífico”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Especial América Latina, mayo-junio de 2014.
3. Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlian, “La política exterior del kirchnerismo”, en Carlos Gervasoni y Enrique Peruzzotti (eds), ¿Década ganada?, Debate, 2014.

LUNES 25 DE MAYO DE 2015 – COMCOSUR
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3) La crisis de la izquierda y la decadencia de Europa y Estados Unidos
Roberto Savio (othernews)

La derrota del Partido Laborista en las elecciones británicas del 7 de este mes es otra señal de la crisis que enfrentan hoy las fuerzas de izquierda, al margen de la cuestión de cómo, bajo el sistema electoral británico, los laboristas que en realidad aumentaron su número de votos, redujeron su número de escaños en el nuevo Parlamento, 24 menos que los 256 de la anterior legislatura.

Si el sistema británico fuese proporcional y no uninominal, el Partido Conservador con sus 11 millones de votos no habría obtenido sus 331 escaños, sino 256, muy por debajo de la mayoría absoluta de 326 necesaria para gobernar. En el otro extremo, el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), que con casi cuatro millones de votos obtuvo solo un asiento, habría logrado 83. Estos resultados, difíciles de imaginar en otro país, son un ejemplo de la insularidad británica

Estas elecciones reflejan cierta similitud con las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2000, cuando el candidato demócrata, Al Gore, superó en más de medio millón los votos populares del candidato republicano, George W. Bush, pero no obtuvo la mayoría de sufragios del colegio electoral, la base del sistema estadounidense. El resultado fue ocho años de gobierno de George W. Bush, la guerra en Iraq, la crisis del multilateralismo y la parafernalia del «destino excepcional de Estados Unidos».

El análisis político que expongo a continuación provocará seguramente reacciones adversas por parte de los politólogos tradicionales.

En la actualidad, se acepta ampliamente que el desmembramiento de la Unión Soviética dio luz verde a una suerte de capitalismo sin control, marcado por una supremacía sin precedentes de las finanzas que, en términos de volumen de inversiones, supera abrumadoramente a la economía real o productiva. La ofensiva del pensamiento neoliberal sorprendió a la izquierda totalmente desprevenida, porque parte de su función había sido la de ofrecer una alternativa democrática al comunismo, que de repente había dejado de ser un amenaza.

En este cuadro, la reacción de la izquierda consistió en imitar a los vencedores, en lugar de tratar de constituir una alternativa al proceso de globalización neoliberal. Desde el comienzo de la crisis financiera mundial en 2008, con su coste de rescate hasta ahora de más de cuatro billones (millones de millones) de dólares, la izquierda no ha ofrecido ninguna respuesta válida para ella.

Desde la revolución industrial, la identidad de la izquierda se había basado en la lucha por la justicia social, la igualdad de oportunidades y la redistribución de los ingresos. La derecha en cambio, ponía el acento en los esfuerzos individuales, en la reducción del papel del Estado y en el éxito como motivación.

Siguiendo esta extrema simplificación, hay que añadir que la izquierda, desde Karl Marx a John Keynes, estudió siempre la forma de promover el crecimiento económico y la redistribución de los ingresos, Marx aboliendo la propiedad privada y los socialdemócratas mediante el sistema de impuestos progresivo.

Lo que nunca se analizó fue la alternativa de una planificación progresista en caso de una crisis económica como la que ahora enfrentamos: desempleo estructural, jóvenes obligados a aceptar cualquier tipo de contrato, nuevas tecnologías que están haciendo desaparecer el concepto de clases y convirtiendo a los sindicatos-otrora poderosos actores en la lucha por la justicia social- en irrelevantes.

Es un hecho sin precedentes que los 25 principales gestores de fondos especulativos recibieran un premio de 11.620 millones de dólares en 2014. Sin embargo, ni el presidente estadounidense, Barack Obama, ni Ed Miliband, el líder laborista británico que dimitió tras la derrota electoral de este mes, pensaron que había motivos para denunciar este nivel obsceno de codicia. Entretanto, el proyecto político europeo está en total desorden, al enfrentar un «Grexit» en el sur y un «Brexit» en el norte.

En el caso de un «Grexit» (posible abandono de la Unión Europea (UE) de Grecia), Atenas enfrenta la perspectiva de tener que hacer concesiones sustanciales al bloque, lo que significaría alejarse de las promesas de Alexis Tsipras, elegido primer ministro en enero como una expresión de rebeldía contra años de desmantelamiento de las estructuras públicas y sociales impuestas en nombre de la austeridad.

Lo que está en juego es el modelo neoliberal de Alemania, apoyada por aliados como Austria, Finlandia y Holanda y que ha levantado un muro en contra cualquier indulgencia, junto con los países que aceptaron recortes dolorosos y donde los conservadores están en el poder, como España, Irlanda y Portugal. Todos ellos consideran una inaceptable debilidad hacer concesiones a la izquierda.

Un «Brexit» (el posible abandono de la UE por Gran Bretaña) es un asunto diferente. Es un juego orquestado por el primer ministro británico, David Cameron, para negociar un acuerdo con Bruselas más favorable para Londres. A finales de 2017, en Gran Bretaña, se celebrará un referendo. Los cuatro millones de votantes del UKIP y los llamados «euroescépticos» amenazan con empujar a Gran Bretaña fuera de la UE, especialmente siCameron no logra obtener algunas concesiones sustanciales de Bruselas.

Entretanto, mientras Europa se encuentra en estado de confusión, Estados Unidos tiene un grave problema de gobernabilidad. El analista Moisés Naím, identifica algunos ejemplos de cómo esto se ha traducido en daños por su propia mano. Uno de ellos se refiere a China, que estableció un fondo alternativo, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), tras hartarse de esperar durante cinco años a que el Congreso legislativo estadounidense, dominado por los republicanos, autorizase el aumento de su participación en el Fondo Monetario Internacional, del ridículo 3,8 ciento actual a seis por ciento. La cuota de Estados Unidos es de 16,5 por ciento.

Washington intentó bloquear el BAII presionando a sus aliados, sin lograrlo. Primero Gran Bretaña y después Italia, Alemania y Francia anunciaron su participación en el banco, que ahora cuenta con 50 países miembros y Estados Unidos no está entre ellos. Otro ejemplo fue el intento del Congreso para acabar con el Banco de Exportaciones e Importaciones de los Estados Unidos (Exim Bank), que desde su fundación por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1934, desembolsó 570.000 millones de dólares para respaldar a los exportadores estadounidenses.

Tan solo en los dos últimos años, China ha apoyado a su sector exportador con 670.000 millones de dólares. Moraleja: las empresas estadounidenses estarán en clara desventaja. Como señaló el gran defensor de la hegemonía estadounidense Larry Summers, «Estados Unidos perderá su capacidad de dar forma al sistema económico global.»

El último desdén al papel de Washington como líder mundial provino de cuatro jefes de Estado árabes que desairaron una cumbre con Obama en Camp Davidel 14 de mayo, convocada por Obama para tranquilizar a los estados del Golfo sobre las negociaciones con Irán para un acuerdo nuclear. El mandatario estadounidense garantizó que un acuerdo con Irán no afectará la alianza de Washington con esos países. Pero los gobernantes de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Bahrein desertaron de la cumbre.

Sin embargo, no hay ejemplo más ilustrativo de una decisión errónea que el esfuerzo conjunto de Estados Unidos y la UE para colocar entre la espada y la pared al presidente ruso, Vladimir Putin, por su intervención en Ucrania, imponiendo duras sanciones a Moscú. Todo indica que no hubo reflexión sobre la sensatez de cercar a un líder paranoico y autoritario, pero que cuenta con un fuerte apoyo popular y que progresivamente puede ir arrastrando también a otros países de Europa Central y Oriental.

El resultado de este cerco es que China acudió en ayuda de la asfixiada economía rusa mediante una potente inyección de dinero.

China invertirá alrededor de 6.000 millones de dólares en la construcción de un ferrocarril de alta velocidad entre Moscú y Kazány financia un gasoducto de 2.700 kilómetros para el suministro de 30.000 millones de metros cúbicos de gas ruso por un período de 30 años, además de otros proyectos, incluyendo el establecimiento de un fondo común de 2.000 millones de dólares para inversiones y un préstamo de 860 millones de dólares al banco ruso Sberbank.

El resultado evidente es que Rusia ha sido empujada fuera de Europa, a los brazos de China y Beijing y Moscú están comenzando ahora maniobras navales y terrestres conjuntas. ¿Es este el interés de Europa? Al fin y al cabo, el declive de Europa y de Estados Unidos tal vez se reduce a una disminución de visión política, con una democracia que está siendo sustituida por la plutocracia, mientras el estadista de antaño es reemplazado por líderes políticos de menor nivel.

Todo esto se está desarrollando en medio de un creciente descontento con la política, que ahora se dedica básicamente a tomar decisiones administrativas, facilitando la corrupción. Al menos esto es lo que parece pensar alrededor de un tercio de los electores europeos cuando se les pregunta si creen que pueden lograr alguna un cambio mediante el voto. Y esto también explica por qué un número creciente de personas abandonan las urnas.

LUNES 25 DE MAYO DE 2015 – COMCOSUR
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4) Hillary Clinton, su falso feminismo y el comodín de los indocumentados
Ilka Oliva Corado (Rebelión)

Para nada causó sorpresa la notica del lanzamiento como presidenciable de Hillary Clinton, el camino se lo preparó Obama. En su momento él representó un paso hacia delante en la cuestión de equidad en el país, del alto al odio racial, estrategia muy bien utilizada y que dio sus frutos. Ahora le toca a ella, bajo el manto del feminismo y que en Estados Unidos ya es hora de ver una mujer presidente.
Tiene muchas cartas a su favor. La primera: su falso discurso feminista que la ha convertido en prácticamente un ícono. Viene preparando la táctica desde que Obama se hizo presidente, supo muy bien que llegaría a las masas si utilizaba el tema de la equidad de género, de justicia y de conciencia. De pronto viaja por el mundo acudiendo a eventos de causas humanitarias y habla de combatir la violencia sexual. Por supuesto que la denuncia es bienvenida y que se visibilice la opresión y violencia que vivimos al mujer alrededor del mundo. Pero el punto no es ése, aquí el asunto es que a ella le sirve de plataforma esa falsa conciencia. No hay que olvidar su postura como primera dama cuando su esposo Bill Clinton fue presidente. La humillación de una infidelidad pública. Le tocó tragársela y jugar al papel de la esposa comprensiva que entiende los deslices de un hombre que porque es hombre. ¿Cuánto había en juego para que no exigiera el divorcio? ¿Acaso desde ese entonces tenía en la mira la candidatura y un divorcio le costaría muy caro en materia de proyección ante una sociedad de doble moral?

Es miembro del Partido Demócrata que invadió Vietnam, ¿quién recuerda las muertes de miles de personas a causa del gas naranja? El mismo que avaló las invasiones a Irak y Afganistán y que ha declarado a Venezuela a través de Barack Obama una amenaza para Estados Unidos . ¿Qué tipo de mujer feminista se enfila en un partido que tiene que ver con tanta muerte? Ella misma apoyó la invasión a Irak. En sus discursos habla de combatir la opresión a las mujeres, para eso tendría que enfrentarse al sistema que ella misma representa. ¿Doble discurso? Para acabar con la opresión hay que terminar primero con el capitalismo, ¿cómo podría ella atacar algo de lo que se está beneficiando? Por el momento y creo que seguirá así porque el género y el feminismo son su carta de presentación y el auge de su campaña política, la veremos todos los días en anuncios publicitarios rodeada de mujeres de todos los colores, etnias, nacionalidades y edades. Sería hermoso que Estados Unidos abriera paso a las mujeres en los altos cargos públicos como el de la presidencia, pero Hillary no es la opción, es falsa, oportunista y capitalista a morir.

El comodín de los indocumentados ya se lo dejó listo Obama. El día 19 de mayo era para que entrara en vigencia la Acción Ejecutiva sin embargo sigue detenida en las Cortes del país, pretexto perfecto para que los presidenciables echen mano de esa herramienta fundamental para ganar con el voto latino. Le sirvió a él para agenciarse el puesto de presidente y también les servirá a los presidenciables, somos los indocumentados el comodín electoral de siempre. Los burlados. En sus discursos políticos habla de una Reforma Migratoria que incluya la ciudadanía, lo mismo dijo Obama y ya va para afuera campante y a los indocumentados los dejó peor que antes porque los hizo soñar y los defraudó clavándoles un puñal por la espalda.

Tiene carácter para la oratoria y es muy precisa en sus discursos, es muy fácil creerle como se le creyó a Obama. Uno por negro y otra por mujer. El tema de la equidad ha jugado a favor de ambos. En su caso la discriminación por su género no va, ella la tiene a su favor.

Se le ha visto en reuniones con grupos de estudiantes latinos que fueron parcialmente beneficiados con DACA y les ha prometido hacer realidad la Reforma Migratoria. Despierta el entusiasmo en los jóvenes y en las mujeres que la ven como una opción. Lo cierto es que Hillary le lleva enorme ventaja a sus oponentes, por su falso discurso feminista, porque Estados Unidos necesita una mujer presidente y porque apoya la Reforma Migratoria. Nuevamente (como Obama) probablemente se echará a la bolsa el voto latino y el de muchas mujeres que la admiran por su postura feminista, su energía con la juventud y su promesa de la Reforma Migratoria.

No creo que el descontento que tengan los Republicanos con Obama la empañe, como muchos lo han expuesto, al final de cuentas el partido Demócrata ha demostrado que es igual de totalitario que el Republicano, solo que tiene labia y delicadeza para clavar las estocadas. Ahí está el ejemplo de Obama que continuó la invasión a Irak, que ahora declara a Venezuela una amenaza, que tuvo que ver con el intento de desestabilización a los gobiernos de Cristina y Dilma. Que apoyó el Golpe de Estado en Honduras. Que no autoriza para quitar el bloqueo a Cuba. Que está llenando de solados Centroamérica, Perú Colombia y Paraguay. Que no nos sorprenda que de ganar Hillary autorice una invasión a Venezuela y que quiera arrasar con Argentina, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Brasil. Hay mucha tela que cortar en su falsedad de mujer y como ser humano mucha más.

LUNES 25 DE MAYO DE 2015 – COMCOSUR
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5) Birmania: los Rohingya más allá del mar
Guadi Calvo (Rebelión)

Desde hace dos semanas el mundo sigue atento el derrotero de la etnia Rohingya especulando cuando y cuantos, de los que se han lanzado al mar, huyendo de las duras condiciones de vida en Birmania, van naufragar, se ahogaran o por fin alguna de las naciones, Filipinas, Tailandia, Indonesia o Malasia, que le han negado asilo en más de una oportunidad se conduelen de tanto infortunio.

Es incierta la cifra de rohingyas que en estas últimas semanas se han lanzado al mar huyendo del ignorado apartheid, que desde hace décadas Birmania ejerce sobre ellos. Las estimaciones sobre el número de nuevos migrantes, es más que amplio, el desorden de la fuga de esta minoría musulmana de confesión sunnita, hace imposible establecer un número preciso. Algunas fuentes australianas estiman entre las siete mil y veinticinco mil almas, las que en este momento flotan en infinidad de precarias e inseguras naves sobre el mar de Andamán a la deriva, sin agua, ni comida.

Este mar enmarcado entre en sur de Birmania y el sureste del golfo de Bengala, al oeste de Tailandia y al este de las islas de Andamán, que le dan nombre, se extiende mil quinientos kilómetros de norte a sur y setecientos de este a oeste. Su profundidad media es de novecientos metros y su fosa más profunda llega a los tres mil ochocientos. El mar de Andamán es profusamente surcado por variadas especies de tiburones, a la caza de todo lo que flote en sus paradisíacas aguas, incluido un rohingya desesperado.
La constante diáspora de los rohingyas de Birmania, oficialmente República de la Unión de Myanmar, tiene tanto razones políticas, como étnicas y religiosas. Los rohingyas, son originarios de una región de Bangladesh, en la frontera con Birmania, se instalaron en este país entre principios del siglo VII y VIII, cuando comerciantes árabes musulmanes se asentaron en el antiguo estado de Arakán en la actualidad Rakhine, el oeste del país, el segundo estado más pobre de Birmania, a la vez éste país está considerado entre los menos desarrollados en el mundo.

Son ciento treinta etnias oficialmente reconocidas en el país, aunque ninguno de los grupos musulmanes es reconocido. Además de rohingya, existen los panthay, de origen chino, los gurkha nepaleses y los birmanos indios y chinos. Durante la dominación británica del Birmania (1885-1948), la población musulmana de Arakán, no alcanzó a las sesenta mil personas, pero durante las siguientes décadas miles de musulmanes comenzaron a llegar desde la India Británica, como mano de obra barata, muchos de ellos, se asimilaron a la antigua población rohingya.

Para 1937 Birmania logró separarse administrativamente de la India británica, y en 1942 se aprontaba a conseguir su independencia fue ocupada militarmente por fuerzas japonesas, que permanecieron hasta 1945. En este periodo los rohingyas se alinearon a Japón, lo que generó todavía más rechazo de los birmanos. La etnia rohingyas siempre fue considerada ajena a la sociedad birmana, ya que ni siquiera son racialmente sudasiáticos, sino bengalíes. La diferencia de raza, lengua y Dioses fueron las razones de su estigmatización.

El aumento demográfico de la etnia, que llegan a cerca del cinco por ciento en una población de sesenta millones de habitantes, comenzó a provocar todavía más resquemores entre los budistas que representan el 90% de la población y la mayoritaria bamar.

Después de la Segunda Guerra Mundial los rohingyas fundaron un estado autónomo en Arakán, pero a partir de la dictadura instaurada en 1962, y que se prolongaría los siguientes cincuenta años, fueron acosados de manera permanente por el ejército. La represión llegó a su punto máximo en 1978 cuando la las desapariciones, las torturas y los asesinatos obligó a un cuarto de millón de rohingyas a huir a Bangladesh. En la actualidad se calcula que en Arakán habitan unos cuatro millones de personas, en su mayoría budistas, siendo un millón los rohingyas. Cerca de otro millón de ellos viven ya en diferentes países del mundo.

Las políticas de sistemática exclusión, que derivaron en campañas de exterminio o limpieza étnica, impuesta por los diferentes gobiernos birmanos generaron dos grandes éxodos hacia Bangladesh, en 1978 y en 1992.

La situación de esta etnia nunca fue considerada y continuó siendo objeto de discriminación sistemática. Tiene prohibido casarse con personas de otras etnias, viajar sin permiso de las autoridades, viven hacinados en campos de desplazados como el ghetto de Aungmingalar y otros a lo largo del país, donde la etnia vive en condiciones infrahumanas, sin ningún apoyo internacional, privados de derechos fundamentales. No pueden tener propiedad, de ningún tipo: tierras, casas o animales. No pueden tener más de dos hijos, si una rohingya queda embarazada, se ve obligada a practicarse abortos clandestinos con todo el riesgo sanitario que esto implica. Las parejas sólo pueden vivir juntas si estuvieran casadas, para lo que deben cumplir con diez requisitos burocráticos y el pago de elevados impuestos.

La política represiva permite a las fuerzas de seguridad métodos arbitrarios para el control poblacional, como el registro de hogares en el cual obligan a las mujeres rohingya a amamantar a sus hijos en presencia de los policías para comprobar que son las madres biológicas y controlar el número de integrantes por familia. Más allá de las numerosas generaciones nacidas en Birmania, las autoridades insisten en afirmar que son inmigrantes y carecen de derecho a la ciudadanía. Los índices de enfermedades de los rohingyas son los altos de Birmania y en general estas enfermedades responden a su subalimentación.

La actual crisis ha provocado que los rohingyas, en vez de utilizar la vía más frecuente de huida a pie por la jungla que los lleva hasta Tailandia, se han lanzado al mar, poniéndose en manos de traficantes de personas y especuladores de ocasión, que los abandonan en cualquier peñón haciéndoles creer que llegaron al destino acordado. Tras la caída de la dictadura y a pesar que Birmania vive una etapa hacia la democracia y mejoras sociales, los rohingya no fueron considerados.

El grupo 969

Liderados por el monje budista Ashin Wirathu, las actividades de la banda terrorista 969, (por los 9 atributos de Buda, los 6 atributos de sus enseñanzas y los 9 atributos de la orden de Buda), no tiende a actuar contra las autoridades sino que centran sus acciones contra la minoría musulmana. El grupo se aprovecha de los acendrado prejuicios contra los rohingyas para alentar el fantasma de “la conspiración islámica para la toma del poder”, acusándolos de multiplicarse más rápido que los bamar, para desplazarlos étnicamente. Así alientan las mayorías birmanas a defenderse y tomar las armas para frenar el auge islámico.

El grupo 969 acusa a los musulmanes de endogamia y de segregarse, de casarse con mujeres budistas para convertirlas al Islam y a romper sus lazos familiares y la pretensión de crear un estado islámico en las zonas donde hay Rohingyas e iniciar una campaña a nivel nacional para instaurar un estado islámico. Wirathu, es el abad del monasterio budista de Masoeyein de la ciudad de Mandalay donde residen dos mil quinientos monjes. Entiende la religión como un ultra nacionalista se lo ha llamado “El rostro del terror budista” “El general azafrán” (por la tunica de los monjes y “El Bin Laden budista”.

El movimiento 969 inició una campaña política enfocada al apartheid y al aislamiento social de los Rohingya. En 2012, en pleno proceso de apertura democrática, estallaron serios enfrentamientos en el estado de Arakán entre budistas y musulmanes después de la violación y asesinato de una mujer, los disturbios se intensificaron durante semanas hasta el punto de provocar la intervención del gobierno central y el establecimiento del toque de queda en la región.

Por su parte la ofensiva islámica no tardó en llegar a pesar de la falta de entrenamiento el clérigo Abu Bakr Basiyr llamó a la yihad, lo que podría llegar a derivar en una guerra religiosa. El 969 en la actualidad condensa el sentimiento anti islam, que ha provocado que diez religiosos musulmanes, después de ser detectados en un vehiculo que los trasportaba fueran brutalmente asesinados.

En junio y octubre de 2012, los extremistas budistas de Arakán, asesinaron a ciento cincuenta rohingyas, destruyeron cientos de casas y mezquitas y madrassas a causa de ello unos cien mil musulmanes fueron desplazados a campos de concentración, La nueva crisis iniciada hace dos semanas, no ha sido controlada y las autoridades de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) como Indonesia, Malasia, Tailandia y Filipinas, han mantenido hasta hace pocas horas un cerco a las naves de los migrantes evitando su aproximación a las costas.

Para resolver la cuestión se ha llamado a una reunión de urgencia para el próximo día 29 de mayo, en las que participaran también Australia, Bangladesh y Vietnam, así como de organizaciones internacionales como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Desde Naypyidaw, la capital birmana, no hubo compromiso de asistencia. Por su parte en las últimas horas Filipinas declaró que podría recibir de manera transitoria a unos siete mil rohingyas, lo que no da para nada terminada la crisis.

Es importante recordar que existe, aunque ya muy reducido, un movimiento salafista filipino llamado Abu Sayyaf, que podrían encontrar una posibilidad de reverdecer su lucha con la captación de nuevos militantes entre los rohingyas. Más allá de especulaciones un número incierto de seres humanos se encuentra a la deriva en medio del mar, quizás para muchos de ellos el día 29 pueda resultar extremadamente lejano.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

LUNES 25 DE MAYO DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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