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FEMINISTAS EXIGEN CESE DE CRÍMENES EN HONDURAS

COMCOSUR MUJER
Fundado por Yessie Macchi
AÑO 11 -No. 447/ Miércoles 25 de marzo de 2015
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
Coordinación y búsqueda: Beatriz Alonso, Cecilia Duffau y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano

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«Hay que dar vuelta el mundo. Cada lágrima que corre allí donde podría haber sido evitada, es una acusación…” Rosa Luxemburgo
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NOTICIAS

ARGENTINA
1) HACERSE LAS MALAS PARA GANAR RESPETO COMO POLICÍAS

BOLIVIA
1) FLORA, UNA HISTORIA DE CONSTRUCCIÓN COMUNITARIA

HONDURAS
1) FEMINISTAS EXIGEN CESE A CRÍMENES

TEMAS DE COMCOSUR MUJER

I – URUGUAY
CALLEJÓN SIN SALIDA
II – PAKISTAN
MUJERES SACAN LECCIONES DE SOSTENIBILIDAD DE SEQUÍAS
III – MUJERES INDIGENAS
¿POR QUÉ MUCHAS INDÍGENAS NO SON FEMINISTAS?
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ARGENTINA

1) HACERSE LAS MALAS PARA GANAR RESPETO COMO POLICÍAS

Cuando ingresaron a sus fuerzas de seguridad, Marina Faustino y Silvia Miers eran minoría y para imponerse entre los hombres había que “hacerse la mala”. Ahora, gracias a una política de equidad de género, hay cada vez más mujeres policías en Argentina, combatiendo prejuicios sexistas, además del delito.

La vocación de Faustino, quien a los 39 años es principal (cargo anterior a subcomisario) de la Policía Federal Argentina (PFA), comenzó cuando era adolescente. Por admiración a su padre, entonces policía en activo de esa fuerza.

Yo veía desfilar a mi papá y quería ser como él. Pero él me decía: ‘la policía no es una pasarela’”, contó a IPS esta policía que de adolescente fue modelo.

“No queda otra alternativa, si una daba un poquitito de confianza o simpatía, era considerada la que andaba con todos, o la que llegó a determinado espacio laboral porque estuvo con un jefe”: Silvia Miers.
Faustino consiguió entrar a la PFA, contra la resistencia de su padre. “Decía que era una institución machista… que iba a sufrir, que a la mujer no la tenían en cuenta”, recordó. Y de hecho no faltó el sufrimiento desde que a los 20 comenzó los dos años de instrucción.

“En esa época las mujeres policías más antiguas usaban pelo corto. Había que parecerse a un varón y yo decía: yo no me veo así, yo soy femenina, que respeten mi identidad, mi condición”, detalló, al explicar porque nunca se cortó su rubia cabellera.

Pasaron muchos años para obtener ese respeto. En la policía “existía un profundo sentido de misoginia”, señaló a IPS la abogada especialista en derechos humanos Natalia Federman.

Ella fue entre 2010 y diciembre de 2014 la primera directora nacional de Derechos Humanos dentro del Ministerio de Seguridad, y desarrolló su estrategia de género.

El proceso comenzó con la designación por la centroizquierdista presidenta Cristina Fernández de una primera mujer como ministra de ese despacho, Nilda Garré (2010-2013), quien dictó la prohibición de restricciones o topes en el acceso femenino a las cuatro fuerzas policiales nacionales y sus escuelas, dependientes de ese despacho.

Además, en ese periodo también se instruyó la aceptación de efectivos y oficiales de travestis, transexuales y transgénero. Además Garré emitió una orden de respeto de la identidad de género en todas las instancias y actuaciones de las cuatro policías, como parte del combate a conductas homofóbicas y transfóbicas.

La estrategia instituida por Federman, denominada “Construyendo Instituciones Sensibles al Género”, fue considerada en 2014 como una de las mejores en su ámbito por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y reglamentó también asuntos como la licencia de maternidad y lactancia.

“Buscamos conformar una cultura institucional democrática”, que promoviera la equidad de género y los derechos humanos en el área de seguridad. Simultáneamente, se colocó la violencia de género “como un tema central de la seguridad ciudadana”, explicó la abogada.

En 2011, su equipo realizó una encuesta interna para detectar las “limitaciones simbólicas o reglamentarias” que excluían a las mujeres de determinados cargos.

El sondeo, puso como ejemplo, mostró que “37,7 por ciento de las mujeres y el 55,1 por ciento de los hombres opinaba que los varones están más capacitados para las tareas de prevención, contención y seguridad en manifestaciones”.

Miers, quien llegó de la Fuerza Aérea a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), enfrentó esos estereotipos.

Hoy la PSA es la fuerza nacional con mayor porcentaje de mujeres, 38 por ciento del total de efectivos, seguida de la PFA con 23 por ciento de mujeres oficiales o suboficiales, Gendarmería Nacional con 18 por ciento y Prefectura con nueve por ciento.

Pero la situación era muy diferente cuando Miers comenzó su carrera y como responsable de una mayoría de hombres tuvo que mostrar “extrema seriedad” y “dureza”, para hacerse respetar.

“Todos me recuerdan como la más mala de todas”, recordó a IPS la ahora subinspectora de la PSA, con 80 personas a su cargo.

“No queda otra alternativa, si una daba un poquitito de confianza o simpatía, era considerada la que andaba con todos, o la que llegó a determinado espacio laboral porque estuvo con un jefe”, agregó esta oficial de 38 años.

Faustino sufrió también cuando muy joven tuvo como subalternos en una comisaría a hombres que por edad “podían ser mi papá” o jóvenes que bromeaban: “ahí viene la rubia”.

“Tuve que replantearme que hacer porque no podía simplemente decir: ‘yo soy la jefa y decido’. Tenía que aprender de su experiencia para no ponérmelos en contra”, recordó.

La encuesta reveló situaciones más graves, como que 13,8 por ciento sufrió acoso sexual, muchas veces de superiores masculinos, y que solo ocho por ciento de las afectadas habían denunciado el caso.

Ahora existen Centros de Atención de Género en la policía que reciben denuncias internas de acoso, discriminación sexual y violencia laboral, así como requerimientos para conciliar familia y profesión.

Miers, con dos hijos y en proceso de divorcio, tuvo ese problema al aceptar un ascenso importante.

Un “varón no lo haría con su esposa”, pero ella lo consultó con su marido por temor “a encontrar una cara larga cuando llegara a casa”.

“Antes con un horario de 8:00 a 14:00, hacía la tarea con mis hijos, cocinaba. Le dije: ‘nuestra vida no va a ser la misma. A partir de ahora voy a la mañana al aeropuerto pero no sé cuándo vuelvo, te pido que me aguantes, que no te enojes, que no te pongas celoso’, porque yo estaba rodeada de varones”, acotó.

Faustino, destacó que mientras en 2010 había una sola mujer comisaria inspector, actualmente es una mujer, Mabel Franco, la comisaria general de la PFA.

“No existe perspectiva de género sin mujeres que la lleven adelante”, ha insistido la actual ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez.

Ya “no hay más techo” de ascensos, celebró Miers. Aunque, aclaró, “el respeto te lo ganas a base de esfuerzo y a veces redoblando el de un hombre. Hay que estudiar mucho, capacitarse, si una quiere de verdad llegar a un espacio de conducción”.

Según Federman faltan varias promociones para que las mujeres alcancen puestos altos, para evaluar si lograron “una equidad real”.

Mientras, hay que combatir estereotipos como el que los atributos indispensables para ser un buen policía son aquellos vinculados “a una masculinidad hegemónica (liderazgo, fuerza física, valentía)”, sostuvo.

Esos prejuicios relegan otros atributos “tan o más necesarios para brindar un buen servicio policial, cómo capacidad de empatía, facilidad para el diálogo y negociación, potencial para incentivar al personal, muchos de los cuales históricamente se atribuyen a las mujeres”.

Valores que según Faustino le sirvieron, por ejemplo, para controlar en los estadios a las “barras bravas” del popular equipo de fútbol Boca Juniors, una tarea que ejerció 12 años.

“Podemos hacer un trabajo policial y táctico, y sonreír, ofrecer un vaso de agua, hablar y te respetan”, señaló.

Los trató de “caballeros”, aprendió “su código” y lo consiguió.

Aunque atravesó situaciones desagradables. Una vez, recordó, un hincha “me dijo una guarangada (grosería) y le respondí con lo que más le dolía: impedirle entrar a la cancha”.

“No digo las cosas a gritos y obtengo más resultados”, agregó Faustino, que ahora estudia psicología para apoyarse en la mediación de conflictos, como aquellos vinculados a la violencia de género.

“A veces las mujeres oficiamos de mediadoras, evitamos el choque. Escuchamos”, añadió Miers. “Lo cortés no quita lo valiente”, resumió Faustino.

IPS / COMCOSUR MUJER No. 447 – 25/03/2015
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BOLIVIA

1) FLORA, UNA HISTORIA DE CONSTRUCCIÓN COMUNITARIA

Flora Cruz Choque es oriunda de la ciudad de La Paz, de la provincia Inquisivi, nació en noviembre de 1963, su papá era Felipe Cruz y su mamá se llama Damiana Choque, ambos naturales del mismo departamento. Flora es la hermana mayor de 5 hermanos.

Su infancia transcurrió en el pueblo de Huertopata cerca de Quime, segunda sección de la provincia Inquisivi. Por motivos de trabajo familiar, basado en la actividad agrícola, sólo estudió hasta el cuarto grado de primaria en una escuela de su comunidad.
Su juventud también transcurrió en el mismo pueblo, donde además de trabajar en la agricultura, posteriormente trabajó en la mina Chambilaya realizando trabajos de deslave del mineral. A sus 21 se casó con Félix Facio Colque, con quien formó una familia y entre ambos retomaron la actividad agrícola.

El año 1991 aproximadamente, y después de ver que el trabajo en el campo ya no abastecía a las necesidades de la familia, decidieron trasladarse al departamento de Cochabamba, al municipio de Vinto. En ese entonces ella contaba con 28 años de edad y tenía 3 hijos.

Este cambio de residencia a Cochabamba en busca de mejores condiciones de vida para toda su familia tuvo sucesos buenos y malos, ya que Flora y su familia debían adaptarse a otro clima, a otra cultura y sobretodo aprender el idioma quechua pues sólo hablaban aymara y castellano, además de establecer relaciones con nuevas personas, como dice Flora “como en todo lado, hay personas buenas y personas malas”. El esposo comenzó a trabajar en una granja avícola y ella trabajó de vendedora ambulante de bolsas plásticas y otros.

Al pasar el tiempo la familia creció a un total de 6 hijos, 5 mujeres y 1 varón (Rebeca, Imer, Lisbeth, Sara, Daniela y Katerine), esta situación obligó a Flora a ingresar a trabajar en la granja avícola para asegurar un ingreso mensual mayor para la familia.

El año 2003, aproximadamente, a partir de una conversación con una amiga en la escuela de sus hijos, se enteró de que se estaba formando una cooperativa de vivienda por ayuda mutua, denominada Virgen del Rosario (COVIVIR), ella se interesó y trató de conocer más sobre la cooperativa asistiendo a las reuniones de la misma. Flora recuerda que entregó su solicitud de ingreso y una vez aceptada participó de las reuniones y de todas las actividades que programaban.

Según señala Flora, “al principio había mucha gente que quería una casa, pero cuando se enteraban de que hay que trabajar, de que hay que buscar créditos se iban, muchos pensaban de que nos regalarían las casas… durante varios años nos reunimos, pero el grupo no era estable había momentos donde asistían más de ochenta personas y había momentos donde sólo asistíamos unos treinta”, “Cuando hicimos nuestros papeles para tener la personería jurídica llegamos a ser 22 socios fundadores”.

El año 2005, por motivos de trabajo, Flora y su familia se trasladaron a Sacaba ya que la granja donde trabajaba junto a su esposo se trasladó a ese municipio. Esta situación hizo que la familia se separe, ya que las hijas que estaban estudiando y trabajando en el municipio de Vinto no podían mudarse junto a ellos.

Desde ese entonces, por las limitaciones impuestas por la distancia, solicitó a la cooperativa COVIVIR autorización para que en algunas reuniones la representen sus hijas mayores. Posteriormente, como es usual en las cooperativas, ella ocupó algunos cargos directivos, inicialmente fue elegida para la Comisión de Bienestar y Previsión Social y después como Secretaria de Actas del Consejo de Administración, ambos cargos fueron cumplidos de acuerdo a sus posibilidades y siempre con la ayuda y colaboración de sus hijas, quienes la acompañaban a las reuniones.

El año 2012, justo cuando la cooperativa encaraba la etapa más importante, la de obra, fue elegida como presidenta del Consejo de Administración, como ella señala “fue de mucha responsabilidad ya que debía trabajar en la granja en Sacaba, tenía que atender a mis dos hijas menores y cumplir al mismo tiempo con todas las obligaciones del cargo de presidenta de la cooperativa, había que asistir a reuniones, acompañar las compras de obra junto a la tesorera, estar presente en las reuniones de obra y sobretodo debía cumplir con las horas ayuda mutua”.

Flora para cumplir con las tareas de la cooperativa y realizar sus horas ayuda mutua, debía recorrer 41.5 Km. dos o tres veces a la semana desde el municipio de Sacaba al municipio de Sipe Sipe.

Compartió el trabajo de obra con su esposo, sus hijas e hijo, ya que estaban conscientes de que era la única forma de lograr una vivienda para toda la familia. “Fue muy duro esta etapa, no sabía a cuál atender, mi casa mi trabajo y la cooperativa, deje de trabajar un tiempo en la granja, pero igual el tiempo era corto, muchas veces habían reuniones de emergencia y me quedaba hasta tarde en la cooperativa y como ya no encontraba movilidad de retorno a Sacaba, debía quedarme en el cuarto de mi hija … pero todo esto lo hice pensando en que ya no quería seguir viviendo en alquiler en cuartos pequeños donde debes estar pensando siempre si la dueña se va enojar, si usas mucha agua o si tus hijos están metiendo bulla, en la granja nos dieron un cuarto grande pero igual no vivíamos con comodidad, todos estábamos en un sólo cuarto”.

Flora logró junto a sus once compañeras, y con el apoyo de todos, realizar todas las gestiones para la compra de terreno, la construcción del salón comunal y las viviendas, hoy por hoy ella vive junto a su familia en una de ellas, donde puede finalmente vivir bien. Flora señala “Ahora vivo mejor, antes como vivía en alquiler estaba preocupada, porque en alquiler teníamos que entrar con permiso a la casa, ahora a cualquier hora llego, nadie me dice nada, tampoco a mis hijas. Ahora ya hay cancha en la cooperativa, mis hijas hasta tarde juegan nomas. Ahora todo tenemos, todo depende de nosotros, ya no es como vivir en alquiler”.

Actualmente Flora continúa como presidenta de su cooperativa, siendo además delegada de la misma al Directorio del Comité Articulador de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua – CACVAM y ha culminado recientemente la Escuela Latinoamericana de Formación Integral de Mujeres Cooperativistas.

Enviado por Cecilia Dufau / COMCOSUR MUJER No. 447 – 25/03/2015
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HONDURAS

1) FEMINISTAS EXIGEN CESE A CRÍMENES

Un grupo de mujeres, representantes de varias organizaciones y movimientos feministas de Honduras, exigieron el cese de femicidios e impunidad que golpea al país.

Las mujeres se trasladaron con pancartas y flores al puente a desnivel que conduce de Tegucigalpa hacia Valle de Ángeles y se apostaron justo donde fueron asesinadas recientemente tres modelos, a manos de sicarios cuando se conducían en un busito el pasado 15 de marzo.

“Decidimos venir aquí a hacer un ritual para conmemorar estos asesinatos y recordarle a la población que hay que recuperar la capacidad de asombro (…) queremos ponerle un nombre a este puente y lo llamaremos Las Margaritas en memoria de las muertes violentas de mujeres”, dijo una de las manifestantes del Centro de Derecho de las Mujeres (CDM).

Las víctimas mortales de este triple crimen, fueron identificas como Alma Mariela Ordóñez Vargas (27), Madeline Ramírez Zambrano (21) y Blanca Alejandra Velásquez Mejía (20).

De acuerdo a las investigaciones, los asesinatos estarían vinculados a una serie de muertes en San Pedro Sula, Cortés, entre ellos el del colombiano Álvaro Andrés Bolívar y su esposa, Doris Benicel Barahona Vallecillo.

Destacó que las pancartas que sostenían y las frases que emitían con un megáfono, es para recordar a las autoridades responsables de la seguridad y justicia del país, que siguen en deuda con el pueblo porque la seguridad es escasa y la justicia tardía, no es justicia.

“Han sido asesinadas en el 2014 unas 531 mujeres, estas que están en estas pancartas son solo casos representativos, porque nos acabaríamos el papel con tatas fotos de muertes (…) en el 2015 se han asesinado alrededor de 61 mujeres y eso es grave”, lamento.

La tribuna de Honduras / COMCOSUR MUJER No. 447 – 25/03/2015
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TEMAS DE COMCOSUR MUJER

I – URUGUAY
CALLEJÓN SIN SALIDA

Entrevista a Mirtha Guianze, que declaró en Italia por Plan Cóndor

Mirtha Guianze fue una de las fiscales que persiguió a los criminales de la Operación Cóndor en Uruguay, un periodo que a su juicio «necesita un mayor conocimiento público» porque «la memoria y la verdad tienen que estar presentes siempre».

Actual presidenta de la Defensoría del Pueblo de Uruguay, viajó a Italia para conocer el proceso que juzga la desaparición de una veintena de italianos como resultado de la aplicación del Plan Cóndor. En entrevista con Efe, señaló que el Plan Cóndor «requiere mayor conocimiento público» para que sus trágicas consecuencias «no vuelvan a repetirse».

En Uruguay fueron procesadas decenas de personas por estos trágicos sucesos y las consecuencias del juicio «fueron trascendentes».

Sin embargo, Guianze lamentó que carecieron de «la repercusión necesaria». «Se hizo justicia en parte. Hace falta mucho más y hay que empeñarse en que siga. Creo que esta oportunidad en Italia [de que se celebre el proceso] hará que haya un conocimiento público de los hechos, que se sigan los juicios pendientes y que se tome conciencia de que eso no puede volver a suceder», explicó.

Su presencia en el Tribunal capitolino estuvo centrada especialmente en conocer la situación judicial de Jorge Néstor Fernández Tróccoli, que logró zafarse de la Justicia uruguaya en 2007 y viajar a Italia justo cuando iba a ser detenido.

La entrevistada explicó que se trata de «un personaje muy conocido» porque estuvo integrado en el Fusna (Cuerpo de Fusileros Navales), encargado de la represión dentro de la Marina y cuyo periodo de actividad más importante se desarrolló entre 1977 y 1978.

Con el fin de la dictadura vivió en libertad, convencido de que no se lo podía juzgar basándose en la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, y llegó incluso a escribir un libro, La ira del Leviatán, en el que «admite que hubo torturas, aunque en forma de eufemismo».

Guianze recordó con «frustración» cómo finalmente logró escapar el mismo día en el que iba a ser arrestado. «En 2005 empezamos con los juicios […] Cuando Tróccoli fue a declarar por segunda vez tuvo la convicción de que iba a ser condenado, porque teníamos todas las pruebas, y se fue. En el momento en el que lo fueron a buscar a la casa ya no estaba», relató.

La ex fiscal dijo que «él sabe que tenemos las pruebas» y sonrió ante la posibilidad de volver a verse las caras durante la audiencia de este jueves, algo que finalmente no se produjo dado que Tróccoli, al contrario que en la pasada vista, no se personó en el Tribunal.

Guianze dijo que la dictadura (1973-1985), «un periodo gris, de plomo», es actualmente materia de interés para los jóvenes, «que están queriendo saber» frente al esfuerzo por «olvidar» de las generaciones que la padecieron. «Hubo una generación intermedia que quizá quiso olvidar, porque había sufrido mucho. La dictadura fue un periodo gris, de plomo, que a todo el mundo lo marcó, pero las nuevas generaciones están queriendo saber», subrayó.

Italia juzga a un total de 32 imputados, 16 de ellos de nacionalidad uruguaya, que presuntamente participaron en la desaparición de una veintena de italianos en el marco de dicha operación, ideada por el dictador chileno Augusto Pinochet y que coordinó la represión en varios países de la región.

Guianze explicó que, en el caso de Uruguay, el plan se caracterizó por la prisión prolongada de los disidentes políticos. Muchos de los responsables, que ya fueron procesados y condenados en Uruguay, ahora están nuevamente imputados en Italia gracias a «una colaboración importante» entre ambos países.

La magistrada no cree que «lleguen a cumplir toda su condena» en Uruguay por motivos de edad, dado que rondan los 70 años, y sobre los que se hallan en libertad celebró que se encuentran «presos en su país». «Los no procesados están en una situación como presos en su país. No salen porque tienen miedo de que les caiga de cualquier lado una requisitoria. Esa también es una forma de estar presos y repudiados de pronto en algunos círculos», explicó.

Por último, Guianze señaló que la Justicia para este tipo de crímenes de lesa humanidad «no tiene fecha de caducidad» y puso como ejemplo a otros países, como Israel o España. «En estos momentos estamos viendo que todavía el pueblo judío está persiguiendo a las personas que quedan vivas [responsables del Holocausto], que en España se está tratado de encontrar los cuerpos de los desaparecidos, creo que estas cosas no se pueden olvidar», dijo.

Y concluyó: «En el tema de la memoria, verdad y justicia, a veces no se puede hacer justicia porque están muertos los perpetradores, pero la memoria y la verdad tienen que estar presentes siempre».

El juicio en Italia

El Tribunal de Roma celebró este jueves una nueva audiencia en la que se constituyeron como partes civiles familiares y organizaciones de víctimas de la Operación Cóndor.

Tuvo lugar en el aula búnker de la prisión romana de Rebibbia y, durante sus casi siete horas de duración, se procedió a la constitución de las partes civiles, en cuyo nombre se da inicio a este juicio. La jueza de la III Sección Penal, Evelina Canale, aceptó a todos los familiares de las víctimas, antiguos miembros de la disidencia política de las Juntas Militares de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay.

También aprobó la constitución como demandante de organizaciones como la Asociación de Familiares de Detenidos de Bolivia (ASOFAMD) y la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chile (AFDD). Rechazó por contra la presencia de la asociación argentina Abuelas de Plaza de Mayo porque su finalidad —consideró— no se corresponde con lo juzgado en este proceso y porque su fundación se produjo después de los hechos investigados.

Canale tuvo que deliberar durante una hora para determinar qué personas jurídicas podrían participar en el proceso, dado que algunas de ellas fueron fundadas después de los hechos o no están relacionadas directamente con ellos, como el Ayuntamiento de Roma. Sin embargo, la ciudad de Roma también fue aceptada como parte civil en el juicio.

La magistrada también permitió la constitución del Partido Comunista de Chile, dado que «el fin de esta entidad se identifica con la defensa de los derechos humanos» que le legitiman a presenciar el juicio, después de perder a uno de sus dirigentes, el chileno Donato Avendaño.

La de hoy fue otra de las audiencias que constituyen la parte preliminar de este juicio en primera instancia, en el que están imputados 32 antiguos miembros y civiles vinculados a las Juntas Militares de Bolivia (1), Chile (11), Perú (4) y Uruguay.

Con el fin de garantizar la defensa de los imputados, la jueza estableció el programa del juicio y la próxima audiencia se celebrará el próximo 9 de abril a las 8.00 GMT.

Seminario Alternativa / COMCOSUR MUJER No. 447 – 25/03/2015
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II – PAKISTAN
MUJERES SACAN LECCIONES DE SOSTENIBILIDAD DE SEQUÍAS

Cuando le preguntaron a un grupo de mujeres de la remota aldea de Sadhuraks, en el desierto de Thar, en Pakistán, si en su próxima vida volverían a ser mujeres, todas respondieron con un no rotundo.

“El trabajo de una mujer no termina nunca”, señaló una de ellas al explicar la desigualdad entre hombres y mujeres en el desierto ubicado a 800 kilómetros de esta sureña ciudad portuaria, frontera natural entre India y Pakistán.

La desigualdad se siente especialmente en Tharparkar, uno de los 23 distritos de la provincia de Sindh, enlistado por el Programa Mundial de Alimentos como la zona más insegura del país.

«Los países de Asia meridional deben darse cuenta de la tremenda capacidad de liderazgo de las mujeres en la planificación de y en la respuesta a los desastres»: David Line.
Unos 500 niños y niñas murieron en 2014, el tercer año seguido de sequía en la zona. La malnutrición y el hambre se generalizaron y miles de familias no logran encontrar agua.

En su estudio “Estado de la Seguridad Alimentaria”, de 2013, el Instituto de Políticas de Desarrollo Sostenible señaló a Tharparkar como la zona con el mayor déficit calórico, debido a una crisis alimentaria calificada de “crónica” y causada por el cambio climático.

Entre las 1,5 millones de personas distribuidas en 2.300 aldeas y pueblos en un área de 22.000 kilómetros cuadrados, las mujeres soportan la peor parte de un recurrente y gradual desastre.

Tanveer Arif, directora de la Sociedad para la Conservación y la Protección Ambiental (Scope, en inglés), dijo a IPS que las mujeres deben cuidar a los niños, pero también están obligadas a trabajar para cubrir la ausencia de los hombres, quienes emigran a las ciudades en busca de mejores oportunidades.

Además, deben ocuparse de los animales, de buscar agua de fuentes lejanas cuando se secan sus pozos, cuidar a las personas mayores y mantener la tradicional agricultura de susbistencia, una labor casi imposible en una región seca que va camino a convertirse en la más calurosa y árida del país para 2030, según el Departamento de Meteorología de Pakistán.

Las mujeres son conscientes de que tienen que aprender a acopiar alimentos, identificar los cultivos resistentes a la falta de agua y romper el cordón umbilical con la agricultura como único medio de subsistencia, lo que corroboran, además, varios estudios.

La conservación favorece el empoderamiento

La respuesta está en el pequeño árbol espinoso mukul myrrh (Commiphora wightii), también conocido como de mirra de mukul, que produce una resina muy utilizada en cosmetología y medicina y que en Pakistán se conoce como “guggal”.

Hasta hace poco, este tipo de arbusto estaba en peligro de extinción, lo que motivó esfuerzos de conservación para mantener viva a la especie y salvarla de la brutal extracción; 40 kilogramos de resina alcanzan para generar entre 196 y 392 dólares.

Los esfuerzos se redoblan gracias a las estrategias de adaptación y resiliencia de las mujeres de Tharparkar.

Mujeres pakistaníes sacan lecciones de sostenibilidad de sequías
Las mujeres suelen soportar la peor carga de los desastres naturales porque son responsables del cuidado del hogar y el bienestar de sus familias. Crédito: Zofeen Ebrahim/IPS
Todo comenzó en 2013, cuando Scope lanzó un proyecto, apoyado por el gobierno escocés, con el fin de involucrar a las mujeres en actividades de conservación.

En la actualidad, son 2.000 ya las que cultivan guggal, lo que les permite mejorar los ingresos y garantizar la seguridad alimentaria de todas las familias.

“Por primera vez en muchos años, no tuvimos que emigrar para ganarnos la vida”, relató a IPS por teléfono desde Sadhuraks, Resham Wirdho, una mujer de 35 años y con siete hijos.

La organización le paga a cada familia unas 100 rupias (equivalente a unos 0,98 dólares) por cada planta. Con 500 en su terreno de 0,40 hectáreas, Wirdho gana unos 49 dólares al mes.

Sumado al salario de peón rural de su esposo, de unos 68 dólares al mes, ya no tienen que preocuparse por su próxima comida.

Con el excedente compran semillas para su huerta. “Este año por primera vez le di a mis hijos verduras frescas, en vez de secas”, relató con entusiasmo. El año pasado tampoco tuvieron que comprar a crédito en la tienda local y pudieron mandar a su hijo mayor a la escuela secundaria.

Es un regalo inagotable, subrayó Wirdho. En los próximos tres años, cada árbol generará por lo menos cinco dólares, lo que representa una ganancia neta de 2,45 dólares al mes, una suma principesca para las familias de la zona, que solían ganar entre 78 y 98 dólares al mes.

Y además, la relación entre su marido y ella también cambia. “Me respeta más y no solo me ayuda a regar y cuidar las plantas, sino también colabora con las tareas domésticas, algo que no había hecho nunca”, confesó.

Lecciones de Pakistán para Asia meridional

Con 2015 perfilándose como un año clave, con varias conferencias internacionales previstas sobre cambio climático, muchos especialistas creen que es el momento de reducir la vulnerabilidad de las mujeres mediante su inclusión en la planificación y en las políticas.

Iniciativas como esa son muy necesarias en toda la región de Asia meridional, donde viven unos 1.600 millones de habitantes y las mujeres son la mayoría de las 660 millones de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día. También representan la mayor parte de la mano de obra agrícola, por lo que son susceptibles a la variabilidad climática y a los cambios en los ecosistemas.

La región también es propensa a sufrir desastres naturales, y con la estimación de que en 2050 habrá 2.200 millones de habitantes, los especialistas temen a las consecuencias que pueda acarrear aun un incidente menor en los sectores más vulnerables, como las mujeres.

Un informe de la Unidad de Inteligencia de The Economist, “Índice de Resiliencia de las Mujeres en Asia Meridional”, concluyó: “Los países de (esta región) no logran considerar la inclusión de los derechos de las mujeres en los esfuerzos de reducción del riesgo de desastres ni en la construcción de resiliencia”.

Usando la referencia de Japón, con un presupuesto para asistencia 200 veces mayor al de Bangladesh, India o Pakistán, el índice mide la vulnerabilidad de las mujeres a las calamidades naturales, cambios económicos y conflictos.

En una crítica contundente de cómo se ignoran las voces femeninas, el informe coloca a Pakistán en el último lugar del índice, por debajo de Bangladesh, Bhutan, India, Maldivas, Nepal y Sri Lanka.

En las cuatro categorías consideradas para medir la resiliencia de las mujeres, economía, infraestructura, institucional y social, Pakistán figura en último lugar. En indicadores tales como presupuesto para asistencia y acceso de las mujeres a empleo y recursos económicos, este país queda debajo de sus vecinos.

El editor responsable de la Unidad de Inteligencia de The Economist, David Line, subrayó: “Los países de Asia meridional deben darse cuenta de la tremenda capacidad de liderazgo de las mujeres en la planificación de y en la respuesta a los desastres. Se ubican en el ‘frente de lucha’ y tienen un conocimiento íntimo de sus comunidades. Un mayor reconocimiento de esto podría ayudar mucho a reducir el riesgo de desastres y mejorar la resiliencia de las comunidades”.

IPS / COMCOSUR MUJER No. 447 – 25/03/2015
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III – MUJERES INDIGENAS
¿POR QUÉ MUCHAS INDÍGENAS SE RESISTEN A ALGUNAS CORRIENTES FEMINISTAS?

“Yo no me considero feminista. No es odiando a los hombres que vamos a resolver nuestros problemas. Cómo voy a rechazar a mi padre sólo porque es varón. Si él es a la persona a quién más amo”, comenta una postgraduada indígena maya contrariada cuando se le pregunta sobre si ella es feminista o no.

Esta es una reacción compartida por muchas mujeres indígenas cuyos procesos de profesionalización no lograron configurarlas completamente como individuos autónomas (occidentalizadas).

Las diferentes corrientes feministas, planteadas únicamente como teorías autonomistas, o políticas antipatriarcales, y no tanto como concepciones metodológicas para la construcción comunitaria de nuevos conocimientos eco interculturales (epistemologías), continúan siendo occidentales. Por ello, sus categorías de compresión y de análisis de la realidad, específicamente de las relaciones de poder, son esencialmente euronorteamericanas. Centradas exclusivamente en el sujeto (actor) individual desligado, armado de su libertad y autonomía. Con dichas categorías se puede analizar y comprender sociedades (donde prima el individuo sobre el interés comunitario), más no comunidades (donde el interés comunal prima sobre lo individual).

Esta promoción de la supremacía del interés individual sobre lo comunal colisiona con la lógica indígena de la interdependencia (interrelación) que rige no solo la vida de la comunidad humana sino también de la comunidad cósmica. En la filosofía occidental el sujeto pleno es el individuo autónomo. En las filosofías indígenas la felicidad consiste en la interrelación equilibrada en la comunidad humana y cósmica. Por ello, para diferentes corrientes feministas la complementariedad entre varón y mujer es vista como un vicio, pero para las mujeres indígenas es una virtud porque la plenitud es “con el otro” (equilibrio). Esto no es heteronomía (dominación), ni autonomía, sino ontonomía (interrelación complementaria sentipensante). Yanantin, diríamos los quechuas.

Otra dificultad que encuentran algunas corrientes feministas en los diferentes mundos de mujeres indígenas es la desacralización del cuerpo y de su función reproductiva. Por el predominio del eros sobre ágape, en la gestión corporal que hacen o explican dichas corrientes, anulan la dimensión espiritual-mística del cuerpo humano y lo reducen a un simple campo de disputa de poder, desligado de la comunidad cósmica. De este modo, el hedonismo termina por vaciar, no sólo estructuras axiológicas comunales, sino el sentido ecoespiritual del ser humano como la materialización más próxima de la identidad y conciencia de la Pachamama.

No es sólo el individualismo metodológico y el antropocentrismo euronorteamericano de las corrientes feministas lo que alienta la apatía de muchas mujeres indígenas, sino también, en la medida que algunas indígenas se adentran en los círculos feministas, aquellas se dan cuenta que “algunas” mujeres son más iguales que el resto de las mujeres. Especialmente cuando aquellas son feministas tituladas, blancas y ricas.

Los privilegios de clase y la rentabilidad del capital de la blanquitud son realidades cotidianas reproducidas por muchas teóricas o “intelectuales” feministas frente a las otras. Así como el marxismo (por ser hijo del occidente) anuló la diversidad identitaria de los sujetos revolucionarios, y aún no asume a los pueblos indígenas como actores sociopolíticos plenos, así también los feminismos, centrados en la meritocracia y la filosofía occidental, explícita o implícitamente se niegan a reconocer a mujeres o colectivos indígenas como actoras auténticas de sus procesos de emancipación integral.

El marxismo y el liberalismo se autoproclamaron tutores de los pueblos indígenas (no ciudadanos), así también algunas compañeras, en su intento de liberar a las mujeres subalternizadas, terminan definiendo lo que es bueno y malo para todas las mujeres, como si todas fuesen occidentales, sin contemplar no sólo la diversidad de racionalidades que rigen la vida de los pueblos, sino anulando también las epistemologías diferenciadas.

El feminismo, en su sentido amplio, es una propuesta epistemológica de liberación del dominio del colonialismos, occidentalismo, patriarcalismo, clasismo, racismo y especismo. Por ello, el ecofeminismo se constituyó (en un determinado momento) en un método de liberación para la Madre Tierra presa de la devastación del sistema-mundo-occidental. Pero, infelizmente muchas corrientes feministas, presas del paradigma de la simplicidad antropocéntrica, que sacrifica el todo por concentrarse en las partes, se han abocado únicamente en la autonomía, derechos sexuales, cuotas biológicas de poder para la mujer, etc.

Varones y mujeres estamos permeados por el machismo, y lo reproducimos en diferentes grados, pero no todos/as estamos dispuestos a asumirnos, ni nos asumiremos, como individuos, autónomos, desligados de la comunidad humana/cósmica. Urge desoccidentalizar los feminismos y repensarlos dentro del paradigma de la ecointerculturalidad si acaso deseamos hacer del feminismo un aporte para la liberación de la Madre Tierra y de la humanidad.

Comunitariapress / COMCOSUR MUJER No. 447 – 25/03/2015
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(Tomado del libro A campo traviesa. Los caminos de Mario Costa)
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