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GENTE DISPUESTA A TODO

1) Las redes del crimen y soborno sacuden a Panamá –
2) Lobos solitarios jihadistas dispuestos a todo –
3) Siria, los objetivos de una gran guerra «proxy» –
4) Periodistas pagan el precio de la represión en Egipto –
5) Mali y el Sahelistan –
POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 725 / Lunes 29 de Junio de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares / COMCOSUR — COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Las redes del crimen y soborno sacuden a Panamá
Marco A. Gandásegui, h. (Alai)

Cada día aparecen más casos de sobornos ligados a la corrupción de funcionarios públicos por empresas privadas especializadas en el manejo de proyectos de dudosos antecedentes. Los más recientes son Odebrecht y Andrade – gigantes constructoras – de Brasil. Igualmente, la Distribuidora Metropolitana S.A. – Dimesa – de Honduras (vinculada a GENISA). Se puede sumar el caso de la ecuatoriana Hidalgo & Hidalgo. En los dos primeros casos, sus presidentes fueron encausados y se encuentran bajo órdenes cautelares. Las tres empresas tienen fuertes vínculos con políticos panameños insertos en el engranaje gubernamental y también con altos funcionarios de gobiernos pasados.

Los casos de soborno de Brasil, según fuentes informativas, le causaron pérdidas por 2 mil millones de dólares a la empresa pública Petrobras. La mayor parte del dinero obtenido por los gigantes de la construcción brasileña Odebrecht y Andrade Gutiérrez, mediante diferentes actos de corrupción, era depositada en cuentas en otros países, entre los que sobresalen Panamá, Suiza y Mónaco.

Según los fiscales brasileños, “Odebrecht y Andrade Gutiérrez capitaneaban un esquema de cartel dentro de Petrobras». Manejaban un sofisticado esquema de pagos ilegales a ex-directivos de Petrobras en países como Panamá. El fraude en la gigante petrolera “amañaba licitaciones para adjudicarse obras contratadas por la estatal entre 2004 y 2014”. Según fuentes informativas, “los sobornos pagados para obtener las concesiones fueron destinados a financiar partidos políticos y a engrosar fortunas personales. Entre los investigados se destacan dos gobernadores, 13 senadores y 22 diputados en funciones”.

Andrade opera en 40 países. A su vez, Odebrecht tiene oficinas en 21 países, facturó más de 40 mil millones de dólares en 2014 y tiene una planilla con 181 mil empleados. (El gobierno panameño tiene una planilla con una cantidad similar de empleados). En la actualidad, Odebrecht construye un par de metros en las ciudades de Río de Janeiro y Panamá, respectivamente.

En Panamá, Odebrecht ha facturado cerca de 8.5 mil millones de dólares en poco más de cinco años. Llegó al país de la mano del presidente Martín Torrijos para construir la Cinta Costera de la capital y desde entonces ha ganado licitaciones en los gobiernos de Ricardo Martinelli (2009-2014) y Juan Carlos Varela (quien cumple su primer año como presidente la próxima semana).

No se queda atrás otro amigo de los gobernantes panameños, el empresario Luis Shucri Kafie, de nacionalidad hondureña, quien se ha hecho renombre por su papel como líder de Generadoras del Istmo SA – GENISA – constructora de la represa de Barro Blanco realizada contra viento y marea. La represa -sobre el río Tabasará – afectará a la Comarca Ngobe Buglé. Es rechazada por el pueblo indígena y la opinión pública panameña.

Kafie perdió su libertad recientemente en Honduras al ser acusado de desfalco contra la Caja de Seguridad Social por 118 millones de dólares a través de DEMISA. Kafie es, también, ejecutivo de Luz y Fuerza de San Lorenzo (LUFUSSA). Kafie, además, es directivo de la generadora termal de La Chorrera en Panamá.

En estos momentos el gobierno del presidente Varela negocia con dirigentes del pueblo ngobe sobre el futuro de la represa de Barro Blanco. Los representantes indígenas rechazan categóricamente la hidroeléctrica en Barro Blanco. Alegan que pondrá en peligro la vida de muchas comunidades y la integridad de la comarca. Además, los voceros populares señalan que la construcción de la represa fue posible gracias a la intervención de la policía del ex-presidente Martinelli. En 2011 murieron tres indígenas en incidentes relacionados con las protestas contra el proyecto.

Varela no descarta la posibilidad de continuar el proyecto de Barro Blanco bajo la dirección de GENISA de Kafie. También baraja la opción de poner fin a esa concesión y entregarle el proyecto a una tercera empresa. El conflicto en Barro Blanco trasciende los sobornos del empresario hondureño y sus posibles socios en Panamá.

En la larga lista de casos de corrupción en Panamá, también se destaca Hidalgo & Hidalgo, empresa ecuatoriana que, junto con funcionarios del ex -mandatario Martinelli, confabularon para ganarse en 2012 un proyecto de riego en el distrito de Tonosí (provincia de Los Santos) por 155 millones de dólares que nunca despegó. En este caso hay dos empresarios ecuatorianos privados de libertad y varios funcionarios panameños con medidas cautelares. Entre los empresarios panameños se destacan el ex-vicepresidente Felipe Virzi (con una medida de casa por cárcel) y sus socios más allegados que se encuentran fuera del país.

– Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)

LUNES 29 DE JUNIO DE 2015 – COMCOSUR
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2) Lobos solitarios jihadistas dispuestos a todo
Eduardo Febbro (Página/12)

Activa en el plano internacional y militar, sobreexpuesta ante la amenaza, Francia es vista como una potencia poscolonial y como el país de la laicidad, conocido por el debate sobre el velo integral y las caricaturas de Mahoma.

Hace apenas nueve meses, Abu Mohammed al-Adnani, el portavoz del Estado Islámico, colocó a Francia en la lista de los objetivos predilectos de este grupo radical sunnita. En septiembre de 2014, el dirigente dijo: “Si quieren matar a un no creyente norteamericano o europeo, en particular a los malos y sucios franceses, cuenten con Alá y mátenlo de cualquier manera”. Cuatro meses más tarde, en enero de 2015, los hermanos Kouachi cometían el atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo. En sus tiempos al frente de Al Qaida, Bin Laden había también designado a Francia según la retórica del enemigo mayor. París figura desde hace mucho en el centro de la argumentación jihadista como un adversario de excepción. El voto de la ley que prohíbe el velo integral y el uso de signos religiosos ostensibles en las escuelas, la presencia de Francia en la guerra de Afganistán, la ofensiva en Mali contra los movimientos extremistas o la última inclusión de París en la coalición que combate en Irak al Estado Islámico han puesto al país en la lista de blancos prioritarios.

En una entrevista publicada por el vespertino Le Monde, Yves Trotignon, ex agente de la Dirección General de la Seguridad exterior (DGSE, servicios secretos) y especialista de la lucha contra el jihadismo, explica que en esa disputa “Francia está muy activa en el plano internacional y militar. Es un factor de sobreexposición ante la amenaza. Nos ven como una potencia poscolonial y como el país de la laicidad, conocido por el debate sobre el velo integral y el tema de las caricaturas (de Mahoma). Por consiguiente, en Europa Francia es el principal blanco de los jihadistas”. El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, reconoció que Francia estaba “frente a un riego terrorista extremadamente elevado”. Para los radicales sunnitas, el hecho de haber integrado la coalición que batalla contra el Estado Islámico se traduce por un apoyo explícito de Francia a los chiítas que gobiernan Irak y cuyo principal respaldo es Irán.

Ni Gran Bretaña, un aliado histórico de los Estados Unidos que participó plenamente en la segunda guerra de Irak (2003) que desembocó en el derrocamiento de Saddam Hussein, ni Alemania, un país muy activo en el desmembramiento de células sunnitas radicales, tienen la importancia que se le confiere a Francia. La reactualización del modo operatorio complica también el trabajo de los servicios de inteligencia. Los terroristas se han disuelto en el anonimato de la multitud. Son lobos solitarios, concientizados y dispuestos a todo. Yassin Salhi, el hombre de 35 años que el viernes 26 de junio decapitó al gerente de la empresa en la que trabajaba, Air Products, había sido objeto de un señalamiento y de un seguimiento por sus lazos con la esfera salafista de Lyon, pero no se le encontró ningún antecedente o prueba de que fuera violento. Para cometer su crimen se sirvió de un cuchillo y de un auto con el que quiso hacer explotar las bombonas de gas de la empresa.

Como ya ocurrió antes con Mohamed Merah (asesinato de 7 personas en Toulouse y Montauban en 2012), con Mehdi Nemmouche (cuatro victimas en el Museo Judío de Bélgica en 2014), con los hermanos Kouachi y Amedy Coulibaly (atentados de enero de 2015), o con Sid Ahmed Ghlam, francés de 24 años y autor de un frustrado intento de atacar iglesias católicas en París, estos individuos son a menudo indetectables. Salhi nació en Francia y se educó en colegios franceses. El Estado parece impotente para anticipar actos terroristas cometidos por personas de nacionalidad francesa, sin vínculo jerárquico con los grupos radicales a cuya ideología dicen responder. La orden parte en general mediante mensajes difundidos por YouTube y, luego, cada uno la aplica a su tiempo y su manera. A parte de las autorreivindicaciones o de literatura radical, los servicios de seguridad no encontraron nunca pruebas directas de un plan ejecutado según indicaciones jerárquicas.

El atentado cometido por Yassin Salhi que inauguró la jornada sangrienta del viernes 26 de junio que azotó a tres continentes posee sin embargo una característica alarmante: se trató de una decapitación, la primera en el continente europeo. La metodología es la misma que el Estado Islámico u otros extremistas islámicos emplean en Siria o Irak para ejecutar a sus prisioneros, imágenes que luego irrigan siempre a través de Internet. A este respecto, Yves Trotignon explica al diario Le Monde que “esta decapitación revela la evolución del modo de operar de los terroristas. Antes cometían sus atentados con explosivos”. Pero ya no. El experto observa que, desde hace un año, “la tendencia pesada que trastorna los espíritus de Occidente es la decapitación”. De esta forma, los “terroristas hacen durar sus atentados el mayor tiempo posible a fin de obtener un efecto político permanente. Eso es lo que ocurrió en París en enero (Charlie Hebdo y la toma de rehenes en el supermercado judío del Este de París). Es el fin del atentado suicida inmediato”.

El impacto y las reacciones que desencadena son consecuentes con el horror. La polarización política y las medidas de seguridad extremas siguen siempre estos hechos. La extrema derecha, por ejemplo, aprovechó para sacar su recetario de respuestas: expulsión de los extranjeros sospechosos, control de las mezquitas, cierre de las fronteras. La líder del partido de ultraderecha Frente Nacional, Marine Le Pen, salió a exigir rápidamente “medidas fuertes para eliminar el islamismo”. El Estado, desde luego, respondió con un perfil de “en pie de guerra” pero, al mismo tiempo, salió a apaciguar el debate. El presidente francés, François Hollande, afirmó la necesidad de “encarnar los valores y no ceder al miedo”. Para los musulmanes de Francia, la hora vuelve a ser grave. Anouar Kbibech, uno de los dirigentes del Consejo Francés de Culto Musulmán (CFCM) observa que “la situación era ya dramática. La imagen del Islam está muy degradada. Lo que acaba de ocurrir es otro golpe más”.

Los actos terroristas casi simultáneos en Francia, Túnez y Kuwait multiplicaron su impacto, y no sólo por la cantidad de víctimas que provocaron. De hecho, ocurrieron un viernes, el día de la plegaria musulmana y uno de ellos, el de Kuwait, arrasó con una mezquita llena de fieles. No son frutos de la mera casualidad. De una u otra forma, retórica u operativa, detrás de ellos está la misma organización, multiforme, inédita, rica en recursos financieros y sin límites en los actos de barbarie que expande. El Estado Islámico. El pasado 23 de junio, Abu Mohammed al-Adnani, el portavoz del EI, había exhortado a sus seguidores a convertir el mes del Ramadán en una “calamidad” para los cristianos, los chiítas y los aliados sunnitas que actúan bajo el amparo de la coalición liderada por Estados Unidos. Cumplió con tres atentados, dos de ellos de masas (Túnez y Kuwait). Cada acto terrorista incrementó el efecto del siguiente para dejar al mundo con una espada de Damocles sobre el cielo global.

En Túnez, el primer ministro, Habid Essid, tomó une medida extrema, de consecuencias incalculables. Luego del atentado en el complejo turístico de Susa (38 muertos) Essid decidió cerrar alrededor de 80 mezquitas salafistas. Según declaró a la prensa, esas mezquitas controladas por religiosos salafistas hacen “propagada para promover el terrorismo”. El jefe del gobierno acusó a esos clérigos de “expandir veneno”. La confrontación se ha tornado doble: contra el mundo occidental y contra otra corriente del islam, siempre en nombre de Dios. Pero su origen hay que buscarlo en gran parte en las aventuras militares occidentales en Medio Oriente, en la irresolución de conflictos como el israelí-palestino y en las ambiciones geopolíticas de las monarquías del Golfo Pérsico respaldadas por los mismos occidentales que bombardean Irak. Se está desplegando una guerra más allá de la guerra. Las herencias coloniales y los garrafales errores de las potencias de Occidente no lo explican todo. Los dirigentes de Medio Oriente y de las monarquías del Golfo también mueven los hilos detrás del telón. A la expansión militar o política de unos, los otros responden expandiendo la barbarie terrorista a escala multiterritorial.

LUNES 29 DE JUNIO DE 2015 – COMCOSUR
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3) Siria, los objetivos de una gran guerra «proxy»
Nazanin Armanian (Pueblos)

Los cerca de cuatro millones de personas refugiadas y alrededor de 150.000 asesinadas, un país y su estado destruidos, son el resultado de un terrorismo compartido por los países implicados y los grupos armados convertidos en la carne de cañón de las potencias mundiales y regionales que, como EEUU, Francia, Turquía, Irán, Qatar y Arabia, les patrocinan en una de las guerras más abiertamente delegadas o ‘proxy’.
Según WikiLeaks, el 13 de diciembre de 200 el vicecanciller de Estados Unidos William Burns detallaba en un cable secreto la estrategia de su país para derrocar a Bashar al-Asad: proponía explotar la inexperiencia del joven oftalmólogo, airear sus trapos sucios, incitar a los kurdos, utilizar el recurso de “la amenaza islamista” y aprovechar oportunidades como el asesinato del primer ministro libanés Rafic Hariri para acusarle del terrorismo. EEUU reactivaba así la conspiración de Eisenhower para asesinar a los líderes sirios en 1957.

La operación de castigo a Asad persigue dominar Eurasia. Con más o menos fortuna, EEUU ha intentado hacerse con el control de Oriente Próximo, Asia Central, Europa central y norte de África mediante las guerras contra Irak, Afganistán, Yugoslavia y Libia. Ahora, siguiendo los consejos del estratego británico Sir Mackinder sobre la importancia de esta región, a la que llamó Heartland, Corazón del Mundo, intenta contener el avance de China y Rusia. Siria une ambos continentes.

Pretende, también, impedir la construcción del megagaseoducto Irán-Irak-Siria, la llamada “tubería chiíta” que cuenta con inversión ruso-iraní para exportar gas a Europa. Este gran gaseoducto perjudicaría a Turquía, que dejaría de ser la principal ruta del tránsito de hidrocarburos, y a Arabia Saudí, quien ha invertido en el Arab Gas Pipeline, tubería que recorrería Egipcio, Jordania, Siria, Líbano e Israel. A los jeques les preocupa también el acercamiento de los “gigantes petroleros” Rusia, mayor productora y exportadora del petróleo del planeta, y Venezuela, primera reserva probada del crudo mundial. Está en peligro el poder de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y no se puede despreciar a Arabia, pues las principales instituciones financieras dependen de sus petrodólares.

La Agencia Atómica de la ONU acaba de informar de la instalación de 1.000 nuevas centrifugadoras en las plantas nucleares de Irán, y China y Rusia creen que el objetivo del asalto a Siria es Irán. Teherán, muy prudente, sopesa los acontecimientos y desliga su suerte a la de su aliado. Le ayudará a través de Hizbolá y la Yihad islámica, con la línea roja en la ocupación.

EEUU busca también humillar a Rusia en su zona de influencia y mostrar al mundo su incapacidad de influir sobre los acontecimientos internacionales. Sergei Lavrov ya ha dicho que su país no va a pelear en Siria con EEUU, a pesar de que las empresas rusas han invertido unos 20 mil millones en este país y cerca de cien mil rusos viven allí. Y Vladimir Putin, apretando la mano de Petró Poroshenko, ha reconocido el resultado del golpe de estado fascista en Kiev, y con ello el equilibrio de fuerzas: no se enfrentará a la OTAN. Una cosa es acoger a Snowden y otra meterse en una guerra. Moscú intentará en otro lugar, como en Irán, recuperar la influencia tras perder Siria.

Si triunfa en el terreno bélico, EEUU compensa su fracaso en lo económico. A grandes crisis económicas, grandes guerras. El capitalismo venderá más armas, tendrá nuevos mercados y creará oportunidades para las empresas constructoras hábiles en levantar lo derruido. Es otro asalto a las conquistas de los trabajadores de medio mundo, que pagarán con su vida, o sus impuestos, la aventura de cuatro cowboys.

Además de anular aún más a la ONU, echando abajo lo que queda de los sistemas legales que hacían de freno en las pretensiones belicistas, EEUU daría así la imagen de seguir siendo la potencia hegemónica mundial. Decía Madeleine Albright que la existencia misma de la mayor maquinaria militar de la historia humana exige que se haga uso de ella.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que Francia, tras la exitosa experiencia de reconquistar Libia, sueña con restaurar su domino sobre otra de sus ex colonias; mientras que Israel debilita así al aliado de Irán, al de Hamas y Hezbolá, y a la vez se queda con los recursos hídricos sirios de los Altos del Golán e intenta hacerse con la parte correspondiente a Siria en el campo de gas descubierto en el Mediterráneo.

Balcanizar Oriente Próximo

El conflicto generado por las protestas democráticas de 2011, duramente reprimidas por Asad, fueron utilizadas por el Pentágono para llevar a cabo la operación “fin de Asad”: realizar operaciones terroristas encubiertas, difundir el terror a través de escuadrones de muerte y convertir Siria en una trampa para los rivales de Israel. A esto se suma el echar mano a atentados de bandera falsa para tener una causa belli (el episodio de los gases químicos del 2013, en el que Asad no estaba implicado, según doce ex agentes estadounidenses) e instalar en el poder a la oposición afín. Que esta oposición, fragmentada y a sueldo de diferentes países rivales, no fuera capaz de ser una alternativa viable y fracasaran las conferencias de Ginebra I y II forzaron a EEUU en 2014 pasar al Plan B (de Joe Biden): provocar un vasto y alargado conflicto en la región para desgastar a todos los países de la zona, salvando a Israel, y de paso militarizarla, cambiar los regímenes y balcanizar los estados grandes. Esto es quizás uno de los motivos de mantener a Asad en el poder y no acabar con su vida en uno de sus clásicos “asesinatos selectivos”.

El doble veto de Rusia y China a una intervención militar directa de la OTAN hizo que a EEUU se les ocurriera una macabra idea: trasladar a los terroristas yihadistas que habían reclutado (y hoy se presentan como el Estado Islámico) de Siria a Irak, dejar que ocuparan tranquilamente unos 90.000 kilómetros cuadrados de ambos países y emitir sus actos de barbarie por la televisión, para así tener la opinión pública a favor de una intervención militar directa en Siria sin pasar por el Consejo de Seguridad. Apartaron a Nuri al Maliki, el primer ministro iraquí, por estar en contra del uso del territorio iraquí para derrocar a Asad, a la vez que desempolvaban el acuerdo militar que tienen con Bagdad y que le permite “reocupar” el país cuando lo considere oportuno. Bajo el pretexto de luchar contra el Estado Islámico, EEUU, Turquía, Qatar e Israel están bombardeando el país desde entonces, sin denuncias de la ONU.

Hoy, Irak y Siria han sido borrados como estados del mapa, convertidos en “escenario de operaciones Ir-Sir”, como Af-Pak (Afganistán-Pakistán), otros dos estados convertidos en “áreas” en el capítulo anterior del montaje de la lucha contra el terror.

Guerras en fases y paz en los mercados

Puede sorprender que China y Rusia no hayan exigido una reunión urgente del Consejo de Seguridad para discutir la agresión de EEUU e Israel sobre Siria. A pesar de que ambos países fueron muy perjudicados con la pérdida de influencia en Irak, Afganistán, Sudán, Malí, Libia o Ucrania, no son capaces de contener el avance de la OTAN en guerras que han sido planeadas “en fases”, que no perjudican a los mercados y que no llaman la atención de la opinión pública, evitando la formación de movimientos por la paz.
Las élites de dichos países no están en una lucha “de clases” con los dirigentes de la Alianza Atlántica. Pertenecen al club de la burguesía global, unidos por los mismos intereses y fuertes lazos económicos. Teherán, que inteligentemente ha preferido paralizar su programa nuclear a cambio de no ser atacado, permitirá dentro de poco las inversiones de las grandes compañías occidentales, chinas, rusas y otras tantas, con total garantía de seguridad. Era lo que la capital financiera mundial le exigía. Es por ello que Obama ha paralizado por ahora el derrocamiento de al-Asad, a pesar de la gran campaña bélica de Israel y el Partido Republicano.

Que Turquía y Qatar hayan firmado recientemente un acuerdo de cooperación estratégica, así como el envío de tropas por parte de EEUU (¡y España!) a Irak, muestran, de todos modos, la volatilidad de este escenario.

Nazanin Armanian es analista política, escritora, periodista y profesora de cuestiones islámicas, autora de libros como Irán: la revolución constante, El Islam sin velo, Retrato de la mujer en los países musulmanes, Los kurdos, 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo y El cuentacuentos persa.

LUNES 29 DE JUNIO DE 2015 – COMCOSUR
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4) Periodistas pagan el precio de la represión en Egipto
Kitty Stapp (IPS)

El gobierno de Egipto envió a la cárcel a un número sin precedentes de periodistas, pese a la promesa de mejorar la libertad de expresión en el país, denunció el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés).

Un censo penitenciario realizado por la organización con sede en Nueva York a principios de este mes y publicado el jueves 25 concluyó que las autoridades egipcias tienen detenidos al menos a 18 periodistas por causas vinculadas a su labor informativa. La cifra es la más alta desde que el CPJ comenzó en 1990 a llevar la cuenta de los trabajadores de los medios de comunicación tras las rejas. El grupo afirma que el gobierno del presidente Abdel Fatah al Sisi, quien ganó las elecciones casi sin oposición en mayo de 2014, recurrió al pretexto de la seguridad nacional para reprimir los derechos humanos, incluida la libertad de expresión.

El general Al Sisi encabezó un golpe de Estado en julio de 2013, que depuso a Mohamed Morsi, del ahora ilegalizado Hermanos Musulmanes, tras un año en el poder, después de haber sido electo en las consideradas primeras elecciones democráticas del país. Un tribunal condenó a muerte a Morsi en mayo por conspiración, entre otros delitos. Estados Unidos sigue siendo el mayor benefactor de El Cairo. Aunque el gobierno de Barack Obama envió en mayo a su Congreso legislativo un informe crítico sobre Egipto, de todas maneras recomendó que Washington siga apoyando a ese país con 1.300 millones de dólares en ayuda, principalmente militar. IPS le preguntó a Sherif Mansour, coordinador para Medio Oriente y el norte de África de CPJ, si Estados Unidos debería utilizar su ayuda como presión para exigir reformas.

“Nos gustaría que los responsables políticos y las instituciones internacionales insistan en el respeto por la libertad de prensa y el cese absoluto de la censura vigente como condiciones para la ayuda bilateral y multilateral”, respondió. “También deben pronunciarse contra los abusos contra la prensa tanto en las declaraciones públicas como en las comunicaciones privadas con el gobierno egipcio”, añadió. Más de la mitad de los periodistas encarcelados trabajaban en medios en Internet, un indicio de que el gobierno egipcio se concentra cada vez más en la red mundial para acallar a los disidentes. Seis de los periodistas en el censo del CPJ fueron condenados a cadena perpetua en un juicio colectivo realizado a 51 acusados.

Otros están detenidos en prisión preventiva, sin fecha prevista para su comparecencia ante los tribunales. Uno de ellos es Mahmoud Abu Zeid, arrestado en agosto de 2013 cuando tomaba fotografías de la violenta dispersión de una sentada en apoyo del depuesto presidente Morsi, en la que murieron cientos de islamistas. Abu Zeid está en prisión preventiva desde entonces, sin una acusación formal. Según la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), un elemento fundamental en la represión es el decreto sobre “entidades terroristas”, emitido el 26 de noviembre.

La definición de “terrorista” del decreto es sumamente amplia. Además de la violencia y las amenazas de violencia, la ley abarca todo delito que, en opinión de las autoridades, “dañe la unidad nacional”, el medio ambiente o los recursos naturales, e impida el trabajo de los funcionarios y la aplicación de la Constitución o las leyes. “Terrorista” es toda persona que apoye a entidades que realicen estas actividades, y ese apoyo puede incluir “el suministro de información”. Los comunicadores extranjeros también son blancos de la represión. El 23 de junio de 2014 un tribunal condenó a tres periodistas del canal de televisión satelital Al Jazeera y a 15 más por su presunta asociación con el proscrito Hermanos Musulmanes.

Washington protestó en su momento que el veredicto “se burla de las normas más elementales de la libertad de los medios de comunicación y representa un golpe contra el progreso democrático en Egipto”, pero no cesó la ayuda a El Cairo. Los tres periodistas de Al Jazeera, que habían trabajado anteriormente en otros medios de comunicación internacionales, son el egipcio-canadiense Mohamed Fahmy, el australiano Peter Greste y el egipcio Mohamed Baher. Los periodistas fueron detenidos tras una redada a su estudio en el hotel Marriott de El Cairo, acusados de pertenecer a Hermanos Musulmanes y de manipular material de archivo de video para “aparentar que Egipto se encuentra en una guerra civil”.

Los tres fueron inicialmente condenados a siete años en una prisión de máxima seguridad, con tres años adicionales para Mohamed por la posesión de un casquillo de bala que guardaba como recuerdo. Otros, en su mayoría estudiantes, fueron acusados de ayudar a los periodistas en la manipulación del material de archivo. Dos fueron absueltos, pero la mayoría fue condenada a siete años de prisión. Los procesados en rebeldía fueron condenados a 10 años. Fahmy, Greste y Mohamed ya salieron de la cárcel, aunque Fahmy y Mohamed deberán someterse a otro juicio por los mismos cargos de apoyo al “terrorista” Hermanos Musulmanes.

“El juicio fue una farsa total”, sostuvo Philip Luther, director para Medio Oriente y el norte de África de Amnistía Internacional. En un informe publicado el 6 de marzo, HRW denunció que las detenciones arbitrarias y los arrestos por motivos políticos se multiplicaron desde que Al Sisi derrocó en julio de 2013 a Morsi. “El gobierno de Al Sisi actúa como si para restaurar la estabilidad Egipto necesitara una dosis de represión de las que no se ha visto en décadas, pero el tratamiento está matando al paciente”, escribió Joe Stork, subdirector de HRW para Medio Oriente y el norte de África.

Según el CPJ, el presidente se prepara para promulgar una ley contra la delincuencia informática, en el contexto de la legislación antiterrorista, que permitirá a las autoridades bloquear portales de Internet y condenar a largas penas de cárcel a los usuarios por “dañar la paz social” y “amenazar la unidad nacional”, entre otros delitos vagamente definidos. “Las posibles consecuencias para los blogueros y los periodistas son nefastas”, advirtió HRW. El proyecto de ley ya fue aprobado por el gabinete ministerial. Solo falta la firma de Al Sisi para que la ley entre en vigor.

Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga

LUNES 29 DE JUNIO DE 2015 – COMCOSUR
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5) Mali y el Sahelistan
Guadi Calvo (Rebelión)

La lucha del legendario pueblo Tuareg por recuperar la soberanía de Azawand, un territorio mayor que Francia, no ha cesado nunca. En los cientos de años que llevan de despojo se han enfrentado siempre a los usurpadores tanto sean árabes, franceses o malíes. Su verdadero y rico territorio ocupa una gran franja entre el Sahara y el Sahel, que hoy esta particionado en ocho países, y representa una extensión similar a la de Argentina. Desde el fondo de la historia los hombres de azul han marchado en búsqueda de sus reivindicaciones hasta ponerse en el centro de la actualidad.

La noticia finalmente es que se han sellado los “Acuerdos por la paz y la reconciliación” entre los representantes de la “Coordinadora de Movimientos de Azawad” (CMA) y las autoridades del gobierno central, lo que aparentemente dará a Mali, una paz que desde marzo de 2012 había perdido. Occidente particularmente: Francia, España, Italia y los Estados Unidos se congratulan por el logro. El ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian viajara el lunes a Bamako para apoyar el acuerdo de paz y darle ese toque de glamour francés que nunca debe faltar en ninguna justa diplomática, al tiempo que parte de los setecientos mil desplazados por los tres años de combate podrán volver a sus hogares, por así decir.

Tras más de seis meses de negociaciones, el sábado veinte de junio en una ceremonia a sala llena y televisada, se pudo ver a Sidi Brahim Uld Sidati, el Secretario General del Movimiento Árabe de Azawad, firmar el documento junto al presidente Ibrahim Boubacar Keita. Aparentemente se ha puesto fin al levantamiento de abril de 2012, que exigía, una vez más, los derechos sobre el ancestral territorio de Azawad, por el que unilateralmente los tuareg declararon entonces la escisión del territorio revindicado.

Bamako, ha cedido a algunas de las exigencias Tuareg como un programa de desarrollo económico para los próximos quince años, dadas las desventaja climáticas y geográfica; descentralización burocrática, transferencia de poderes ejecutivos; la integración de los rebeldes armados al ejército, en algunos casos respetando los puestos de mando o la de participar en programa “Desmovilización, Desarme y Reintegración” por el que se le permitiría a los combatientes adaptarse a la vida civil y la muy simbólica, pero de un peso político clave, la de aceptar el término berebere “Azawad” (la tierra de trashumancia) para designar el norte del país, que de alguna manera es delinear oficialmente los límites de las pretensiones tuareg en Malí.

El mapa de la patria tuareg, en realidad no se limita solo a lo reclamado a Mali, los hombres de azul consideran también parte de su país a importantes regiones de Marruecos, Argelia, Túnez, Mauritania, Níger, Burkina Faso, las Islas Canarias y un sector en el norte de Nigeria.

Estos tratados bajo el nombre de “Acuerdo por la paz y la reconciliación” presentado el 1 de marzo en la ciudad de Argel, intenta poner fin a una larguísima disputa del pueblo Tuareg, a quién le fue arrebatado su territorio cuando Malí fue conformado como hoy lo conocemos bajo la egida francesa. Estos acuerdos pretenden estabilizar de una vez el gran desierto del norte del país, centro de numerosas revueltas tuareg desde 1960 exigiendo su autonomía. Los tres ciclos de negociaciones llegaron a este acuerdo para poner fin a los históricos y recurrentes conflictos armados en el norte del país.

La última de las rebeliones en abril 2012, aprovechando un golpe de estado contra el presidente Amadu Tumani Turé, el mismo día que la democracia en Mali cumplía veinte un años. El Movimiento Popular del 22 de marzo (MP22) conformado ad hoc, para este fin decidió dar apoyo político al movimiento encarnado por la oficialidad joven que encabezaba el capitán Amadu Haya Sanogo, mascarón de proa de la nueva junta el Comité Nacional para el Restablecimiento de la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE). La situación terminó precipitando las elecciones de donde emergió en agosto de 2013 el actual presidente Ibrahim Boubacar Keita.

Fueron largos meses de combates entre los tuareg, el ejército malí, y grupos vinculados a al-Qaeda que estaban comenzado a radicarse en la región. La situación obligó a Francia a iniciar las operación militares Serval, a la que siguió la Barkhane, para limpiar la región de salafistas y de alguna manera contener las ambiciones del pueblo Tuareg. Naciones Unidas también hizo su aporte a la contención tanto de los salafistas como del MNLA, con la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) establecida por el Consejo de Seguridad en abril 2013.

Tanta preocupación de parte de Paris y sus aliados de la OTAN por Azawad, como siempre tienen muy poco de humanista y mucho económico. Azawad además de ser la cuna de los legendarios imuhagh como también se denominan a los tuareg, es una enorme y riquísima cantera de hidrocarburos y recursos minerales como el cuarzo, carbonatos, bauxita, mármol, fosfatos, litio, hierro, níquel, estaño y plomo, además de yacimientos de petróleo, gas, uranio y oro. También cuenta la existencia de “tierras raras” un recurso conformado por diecisiete elementos químicos sumamente estratégico para industrias como la electrónica, automotriz y de telecomunicaciones.

Para Francia el interés fundamenta pasaba por sus importantes explotaciones de uranio, las minas de Arlit y Akouta, que están siendo operadas por la estatal francesa Areva, líder mundial en la producción de energía nuclear y que explota el uranio de Malí y Níger en la región tuareg de Agadez, frontera de ambos países. El interés occidental en la región, no es solo por razones económicas, el peso político al mismo tiempo desestabilizador, que podría tener la nación tuareg en sus vecinos, ya que son musulmanes moderados, místicos, con fuertes tradiciones pre-islámicas, al tiempo que tienen una conformación libertaria .

Los tuareg rechazan el islamismo radical, sabiendo que intentaran erradicar su ancestral cultura Imazighen. Los duros combates que mantuvieron los hombres del MNLA durante el levantamiento de 2012 como batalla de Gao, con grupos vinculados a al-Qaeda, que operan en la región con diferentes denominaciones como: Ansar al-Din, (Defensores de la Fe) el AQMI (Al-Qaeda para el Magreb Islámico) o el MUJAO ( Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental) son prueba de ello. Los Tuareg, no solo, se deben enfrentar al extremismo salafista, a los intereses de Bamako y los grandes consorcios occidentales en pos de los grades recursos energéticos de sus territorios, sino también por el temor político que genera en las élites del Magreb.

Por esta razón es que Argelia ha financiado a varios de los grupos salafistas que enfrentaron a los Tuareg en Azawad. Un estado imuhagh puede representar más inestabilidad política además de privarlos de importantes yacimientos de recursos naturales. El movimiento MNLA es democrático y laico y es respetuoso de los derechos de todos los grupos étnicos de la región, como los Moros, Songhai y Peul.

Sin duda un pésimo ejemplo para países como Argelia, en que la siempre sensible región de la Kabylia, de cultura bereber, sería un foco inmediato agitación. Lo mismo puede pasar en Mauritania y Marruecos y en la región de Fezzan en Libia. En este encadenamiento de agitación política habría que contar Canarias, donde los tuareg tienen una larga historia especialmente en Tenerife. También hay que tener en cuenta que por el territorio reclamado, cruzan muchas de las rutas del narcotráfico, con que se financian los grupos salafistas. Tanto Cárteles africanos como europeos reciben la droga en barcos que llegan desde América del Sur a puertos de Guinea y Guinea-Bissau, para después enviarlos por vía terrestre hacia el Mediterráneo.

Cinturón del hambre

África, es sin duda el continente a conquistar por el salafismo tanto sea la versión al-Qaeda o Estado Islámico y quizás la franja de Sahel se configure como el eje fundamental de esa conquista. La larga faja, que abarca desde el Atlántico al Indico, partiendo en dos el continente al norte el Magreb que se incluye en el Sahara, mayoritariamente islámico y al sur África Subsahariana, negra, con fuerte presencia cristiana y animista. Desde Mauritania hasta Eritrea, se extienden miles de kilómetros habitados por unos diez millones de personas, que padecen no solos de las arbitrariedades del clima, sino mucho más de los grandes consorcios occidentales que se aprovechan de sus ricos subsuelos, sin dejar más que algunos mendrugos para sus gobernantes corruptos.

Senegal, Malí, Mauritania, Guinea, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Camerún y Sudán conforman la Franja de Sahel, también conocido como el “cinturón del hambre”, es una de las regiones más pobres del mundo y con peores condiciones de vida. De un total de ciento setenta y nueve países analizados, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la Faja se reparte entre los últimos treinta.

El Sahel está encerrado en dos paréntesis de terrorismo al occidente, en el norte de Nigeria, el grupo integrista Boko Haram, que ha jurado fidelidad a Estados Islámico y tiene influencia en Beni, Níger, Chad y Camerún, en el Oriente el grupo somalí al-Shaabab, aliado al al-Qaeda Global, y cuenta con fuerte presencia en Kenia, y más menguada en Etiopia, Sudán del Sur, Uganda llegando hasta Tanzania. En el margen norte del continente desde Egipto a Marruecos, cada uno de los países cuenta con actividad salafista, siendo Libia el epicentro de la presencia de Estado Islámico en el continente.

Más allá de las notorias implicancias del Departamento de Estado norteamericano, y otras oficinas europeas en la creación y manutención de estos grupos, utilizados en sus inicio para el derrocamiento de Gaddafi y la guerra en Siria, hoy los pactos firmado con los Tuareg, habla de la urgencia de occidente por resolver graves coyunturas que palpitan en el corazón de África.

Las grandes potencias tienen mucho que ocultar y también cuidar. Quizás por eso el jefe de la Misión de Naciones Unidas el tunecino Mongi Hamdi, después de la firma de los tratados de paz declaró “todavía habría momentos de duda y el desaliento, de tensiones y la desconfianza, en el camino hacia la paz”. La región cuenta con otro elemento que sin duda atrae particularmente el interés de los salafistas, durante años y particularmente Francia ha abandonado en Azawad desechos nucleares, peligrosos ya no solo para la población y el medio habiente sino porque de hacerse con parte de ese material, las bandas salafistas podrían reconvertirlo en armas mucho más letales que con las que cuentan.

En su momento uno de los fantasmas que se agitaron para la intervención occidental en Mali, fue para impedir el acceso de estas bandas al uranio que naturalmente tiene la región. Europa que hace años viene deshaciéndose de ese tipo de basura enterrándolo en países del tercer mundo o arrojándolos sobre sus costas, en el caso de África usa sectores de Nigeria, Somalia y Mali, para deshacerse de esa basura hoy es demasiado importante y como siempre muy peligrosa.

De caer en manos de terroristas, si todavía no lo ha pasado, los residuos nucleares que Francia abandonó en el “desierto” la potencia letal de al-Qaeda y Estado Islámico podría aumentar geométricamente. Más allá del flagrante atentado medio ambiental contra la población y la geografía, reciclados y bien operados convertirían lo de Charly Hebdo en una travesura infantil. Washington y sus aliados europeos junto a Arabia Saudita y Qatar ha dotado a estas organizaciones de armamento de última generación, pero nadie espero jamás tanto.

Todo está dado en el Sahel para convertirse en el nuevo epicentro del “terrorismo internacional” hambre, población desarticulada, gobiernos corruptos y mucha riqueza en sus subsuelos. Si no pueden controlarlos a los salafistas el Sahel se convertirá definitivamente en Sahelistan.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

LUNES 29 DE JUNIO DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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