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ORGANIZACIÓN Y CONVERGENCIA POPULAR

1) Organización y convergencia popular /João Pedro Stedile
2) El nuevo imperialismo de las élites económicas /Jesús González Pazos
3) Cómo los conglomerados mediáticos siguen dominantes en la era digital /Dênis de Moraes
4) Pasó en Vilardevoz – El adiós a un compañero¡hasta siempre Miguel Pérez! /Gabriela Calvo

COMCOSUR INFORMA AÑO 17 – No. 1826 – martes 13.07.2017
“Todas las estructuras del poder popular que estábamos construyendo se hicieron presentes, tomaron voz, en una radio que no quería tanto hablarle al pueblo. Quería que el pueblo hablara.” RADIO VENCEREMOS
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1) ORGANIZACIÓN Y CONVERGENCIA POPULAR

João Pedro Stedile* / ALAI, 07/07/2017

Hoy nos encontramos ante una crisis profunda del modo capitalista de organizar la producción y del Estado burgués, pues no solo es la crisis cíclica de acumulación, que está afectando a todo el mundo y sobre todo a Latinoamérica. Vale tener presente que en la década de los ’90 tuvimos la hegemonía total del neoliberalismo y que, en la década del ‘2000, el ascenso de Chávez y las victorias electorales en varios países colocaron a la ofensiva al campo popular.

En el contexto actual, los tres proyectos que antes disputaban la hegemonía: neoliberalismo, neo-desarrollismo y el proyecto del ALBA, ahora están en crisis. Por lo tanto, no es un escenario de derrota de las fuerzas populares, es un escenario de incremento de la disputa, de la confrontación y de la incertidumbre, porque todos están en crisis. Y no hay señales de que alguno de ellos logre la hegemonía a corto plazo.

Basta mirar la situación del imperio y del neoliberalismo: ganó Trump, ¿y qué? Se desnudó aún más la naturaleza del imperialismo. En Brasil hubo un golpe, ¿y qué? Los golpistas se revelaron lumpens, ladrones, corruptos y no tienen ninguna legitimidad.

Para las fuerzas populares, lo principal es entender que si hay crisis, es señal de tiempos de cambios. Y que tenemos que profundizar nuestras organizaciones y aumentar la lucha de masas. Solo ella puede desequilibrar la correlación de fuerzas en cada uno de nuestros países y, por lo tanto, a nivel continental.

Entonces, la situación es que el capitalismo está dominado por el capital financiero y por sus brazos de las empresas transnacionales, pero está en crisis. Por lo mismo, nuestra tarea es identificar quiénes son nuestros enemigos principales y cómo esas fuerzas del capital actúan en nuestros países, para enfrentarlas. Y, sobre todo, buscar en nuestras articulaciones internacionales del campo popular, formas urgentes para enlazar luchas comunes contra los enemigos comunes. Por ejemplo, tenemos una campaña internacional en defensa del derecho del agua. Pero, no hacemos luchas concretas. Es necesario enfrentar, por ejemplo, a la Coca-Cola y a Nestlé, para afectarles.

Lo mismo en la agricultura, cinco o seis empresas controlan los commodities en todo el mundo. En la leche igualmente. Y en los agrotóxicos es aún peor, cinco o seis empresas europeas controlan todo el mercado y en todo el mundo están causando cáncer en las personas. Hay que enfrentarlas con acciones concretas.

Está también el tema de los refugiados políticos y económicos que afectan el Medio Oriente, África y Europa. Las fuerzas populares de Europa necesitan hacer algo concreto.

Espero que la próxima Conferencia Mundial de la Vía Campesina a realizarse en julio, en el País Vasco, se dedique a analizar qué acciones debemos implementar de forma conjunta en todo el mundo, entre las organizaciones campesinas, para enfrentar ese reto, mientras tengamos tiempo.

Articulaciones internacionales

El Papa Francisco se ha revelado como un líder religioso con alcance político, que está reflexionando sobre los verdaderos dilemas que afectan a la humanidad y a su futuro. Y por eso hoy es un referente para todas las fuerzas populares, independiente de la fe o religión. Sus reflexiones y alertas siempre son muy valientes y ponen a los gobiernos contra la pared. Sobre el tema de las armas, por ejemplo, nos alegra que haya tocado en la herida, pues Europa es la que produce las armas e incluso los gases letales utilizados en las guerras regionales del Medio Oriente. Pero los gobiernos europeos no asumen su responsabilidad ni siquiera con la consecuencia más cercana que es el desplazamiento de multitudes de Oriente y de África hacia su territorio, como consecuencia de las guerras.

En el tema del medio ambiente nos regaló una Encíclica espléndida, que es la más importante reflexión crítica sobre el tema, que incluso ni siquiera el pensamiento de tradición marxista había construido. Debemos transformar la Encíclica en un instrumento didáctico de educación de las bases, sobre la naturaleza, las causas y las salidas para los problemas ambientales
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En nuestras metodologías de los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares en diálogo con el Papa, hemos construido agendas puntuales para cada encuentro. En el último, enfocamos los temas de refugiados, medio ambiente y la hipocresía de la democracia burguesa, ya que el voto popular decide muy poco en los procesos electorales, que son secuestrados por el capital.

Tengo entendido que esos temas están todavía en la mesa, pues no logramos profundizar lo suficiente en el último encuentro. Por lo tanto, debemos seguir trabajando en esa línea. Sobre el tema de los refugiados, migrantes y el derecho universal que cada persona tendría de circular libremente por nuestro continente; precisamente, Evo Morales acaba de realizar un encuentro internacional en Bolivia, para recoger opiniones que pretenden llevar como una propuesta a las Naciones Unidas, para que podamos en el futuro tener un mismo pasaporte.

Y el tema más grave, es el tema de la falencia del Estado burgués que fue gestado por la revolución francesa en 1789, y que representaba una propuesta de la burguesía industrial para regular las relaciones sociales. Ahora, a la burguesía financiera e internacional no le interesa ese Estado. Actúa por encima. Entonces las fuerzas populares debemos pensar, debatir, construir un nuevo tipo de Estado, y una nueva forma de participación democrática, popular. Pero, estamos en medio de la crisis, y todavía no están claros los caminos y las construcciones posibles. Pero, tendremos muchos cambios por delante…

Por otra parte, en noviembre próximo, en Caracas, tendremos la Asamblea Internacional de Movimientos y Organizaciones Populares que es parte de un proceso de construcción colectiva que viene de años atrás. En Latinoamérica y el Caribe, ese proceso cobró forma a fines de los ’80 con la Campaña 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, posteriormente fue con la Campaña contra el ALCA y más tarde con la construcción del Movimiento hacia el ALBA. Pero también hemos impulsado procesos parecidos en África, en el mundo árabe y en Asia.

Entonces, como parte de un proceso permanente de una articulación internacional, precisamente para enfrentar la crisis del capitalismo a partir de los movimientos populares, estamos construyendo esos procesos. No son eventos o fechas, son procesos permanentes. Donde nos podemos identificar con propuestas, programas, crear confianza política mutua, identidades y así avanzar… Y quizás realizar el sueño de Marx, con su Asociación Internacional de Trabajadores; el sueño de Martí, Che, Fidel, que generaron la OSPAAAL, como una articulación del Tercer Mundo frente al imperialismo en la década del ‘60. Y ahora nos toca a las fuerzas populares seguir adelante, con generosidad, pluralidad, evitando los protagonismos, vedetismos personales y falsos hegemonismos.

* João Pedro Stedile es miembro de la Coordinación Nacional del MST y de la Vía Campesina Brasil. Integrante del Consejo de ALAI.
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento: Ante escenarios desafiantes 03/07/2017
COMCOSUR INFORMA Nº 1826 – 13/07/2017
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2) EL NUEVO IMPERIALISMO DE LAS ÉLITES ECONÓMICAS

Jesús González Pazos /ALAI, 12/07/2017

Hace unos años, y de forma paralela a la crisis que sufrieron los planteamientos más tradicionales de la izquierda clásica tras la desaparición del llamado bloque soviético, el término imperialismo cayó en desuso hasta su casi desaparición del lenguaje político y quedó relegado a los libros de historia. No era moderno hablar de imperialismo, como casi tampoco lo era declararse de izquierdas y si, a lo sumo, progresista. Sin embargo, el mundo sigue dando vueltas y el afianzamiento del neoliberalismo y de sus consecuencias más duras, traducidas en el dominio de los mercados y de las élites económicas sobre la vida de los estados y pueblos, vuelve a poner sobre la mesa este término.

Así, ajustándose a las nuevas realidades político-ideológicas que hoy vivimos, se hace necesaria una revisión y actualización del término y de su significado. Interesa en este sentido un enfoque que hable del nuevo imperialismo basado principalmente en el desplazamiento de la acumulación del poder desde las manos de las clases políticas tradicionales y de los estados-nación hacia las élites económicas. Pero, hasta llegar a ello, y para entenderlo mejor, exploremos algunos elementos fundamentales del imperialismo clásico.

Hanna Arendt observó hace ya un tiempo que la acumulación sin fin de propiedad requería a su vez una acumulación sin fin de poder. Es decir, cuanta más riqueza se tiene, más poder se necesita para su protección y ampliación. La historia ha demostrado que los diferentes imperialismos habidos cumplían en gran medida esta regla, entendiendo además que la acumulación de poder tenía la necesidad a su vez del aumento de la expansión y control territorial. Tendremos así los tres elementos esenciales en el desarrollo imperialista, a saber: capital, poder y territorios. De esta forma, el término imperialismo será aplicado a la teoría y práctica política que promueve el dominio de pueblos y países a través del empleo de la fuerza, ya sea ésta económica, militar, política o, en la mayoría de las ocasiones, del uso de las tres.

Y esa expansión y dominio territorial para mantener la acumulación de capital y poder pese a que la misma se constituía como su talón de Aquiles, su punto más débil. Un repaso rápido por imperios pasados nos permitirá ver con mayor claridad esta situación reiterada continuamente a lo largo de la historia, cuando menos, en occidente. Incluso el dominio estadounidense, con sus nuevos elementos, como son el control de territorios a distancia y sin necesaria y permanente presencia directa, e iniciando posiblemente hoy ya su declive como potencia imperial, empieza hace una década larga ya a sentir el dolor en ese punto débil. Cuando a finales del siglo pasado centró sus objetivos en el control preferente de oriente medio y sus recursos naturales, convencido de que América Latina estaba bajo su absoluto control, fue precisamente este continente el que mostró las primeras grietas con el desarrollo de los llamados gobiernos progresistas.

Pero lo que aquí tratamos de plantear es un cambio profundo en el concepto y características del imperio hoy en día. Porque, lo que señalan muchos indicadores es que la hegemonía y control del poder ya no necesariamente se basa en el dominio territorial directo según el modelo tradicional. Al contrario, el eje central hoy sería la acumulación y concentración de poder en manos de quienes ya disponen de una insultante acumulación de capital, es decir, en las élites económicas y esto indistintamente de su adscripción estatal, nacional o identitaria.

Se entiende así mejor que lo característico ya no serán los viejos imperios español, británico, ruso, francés o estadounidense ejercidos desde sus respectivas metrópolis, sino uno nuevo que extiende su dominio desde diferentes puntos focales dispersos en el planeta, que se han constituido en nuevos centros de poder. Dicho de otra forma, el nuevo imperialismo se puede ejercer desde puntos tan diversos como la city londinense, Wall Street, Frankfurt, Shanghai o Silicon Valley. Lo importante será ahora la concentración del poder en manos de transnacionales varias (bancarias, financieras, extractivas, construcción, farmacéuticas, químicas…) que, desde sus respectivos consejos de administración (élites), definirán las políticas, los lineamientos económicos, los intereses de desarrollo y la vida de millones y millones de personas, además de la del mismo planeta que habitamos. Este es el nuevo imperialismo que pretende la reafirmación neoliberal tras la crisis del capitalismo de los últimos años, caracterizado por una concentración máxima del poder en las élites económicas, una vez subalternizadas las clases políticas tradicionales, y por la descentralización de ese mismo poder, que ya no reside en la metrópoli imperial sino en diversos focos de poder distribuidos por el mundo. Se entiende así mejor como un sencillo repaso nos permitiría contabilizar un número muy reducido de empresas transnacionales que hoy controlan la economía mundial, dictan sus prioridades y están presentes en los principales centros de poder y decisión, en unos casos de forma muy visible y en otros en aparente segundo plano (Banco Mundial, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, BID, las bolsas, foros de Davos o Bilderberg…).

Se controla absolutamente la acumulación de capital en pocas manos, y se ejerce el mismo tipo de control sobre el poder político, ya no desconcentrado y disperso en multitud de fuerzas políticas o gobiernos, sino con un papel delegado (subalterno) asignado a éstos desde las élites económicas, auténticas detentadoras de lo que en algún momento fue el independiente poder político. Por ello es innegable el paralelismo que se ha dado en los últimos años entre la pérdida de soberanía de los estados y el aumento del poder de las transnacionales, que si bien en unos primeros momentos se centraron en decisiones económicas, ha ido avanzando hacia el control de otras esferas sociales y políticas hasta alcanzar la vida misma del planeta.

Así hoy las grandes decisiones que se necesitan, y urge, tomar, como acuerdos contra el cambio climático o garantías sobre la sostenibilidad de la vida, pasando por el devenir de las guerras o los procesos de empobrecimiento de millones de personas, deben atravesar primero por el tamiz oculto de los consejos de administración de las grandes empresas que deciden hasta dónde se puede llegar en las principales leyes nacionales o en los acuerdos y tratados internacionales sin poner en grave riesgo sus objetivos, principios y beneficios. No se puede olvidar que la base ideológica de este imperialismo economicista está hoy radicada, más allá del mantenimiento y desarrollo del sector privado, en la privatización de lo público y de los recursos comunes a escala planetaria para su explotación y obtención ciega de ganancias. Siempre en concordancia con la permanente acumulación de capital y poder para su crecimiento sin fin.

Respecto al control territorial. Para mantenerlo ya no es estrictamente necesario el uso directo y presencial de fuerzas militares y administrativas; al contrario se ejerce mediante el control de las finanzas, las balanzas de pagos y las deudas de los estados. De esta forma es muy sencillo para los poderes económicos estrangular la viabilidad de los estados si éstos no definen “convenientemente” sus lineamientos políticos y económicos, tal y como Grecia nos demostró recientemente. Pero esto no quiere decir que el nuevo imperialismo descarta totalmente el ejercicio de la fuerza para reconducir experiencias que puedan plantear alternativas posibles al control neoliberal. Así se ha puesto de manifiesto a través de los llamados golpes de estados blandos o institucionales (Honduras, Paraguay, Brasil…) u otros duros como siempre (Egipto).

En este sentido, si bien en la fase clásica del imperialismo este sistema supuso un reparto del mundo entre varias potencias, hoy ese control territorial ya no es estrictamente necesario. Como tampoco es preciso que ese poder resida en el control que ejerza una determinada clase política de una metrópoli concreta. Al contrario, se puede hablar de una clase transnacional (élites económicas) constituida por los consejos de administración de las distintas grandes transnacionales coordinadas en diferentes espacios y redes de poder que deciden sobre el presente y futuro de la mayor parte de la humanidad. Pero, todo esto se puede cambiar, porque ningún imperio es infinito e inmutable.

Jesús González Pazos (Miembro de Mugarik Gabe) /ALAI
COMCOSUR INFORMA Nº 1826 – 13/07/2017
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3) CÓMO LOS CONGLOMERADOS MEDIÁTICOS SIGUEN DOMINANTES EN LA ERA DIGITAL

Dênis de Moraes * /ALAI, 10/07/2017

Los conglomerados de medios se convierten en actores económicos de primera línea en la era digital. Acumulan diferenciales inaccesibles a organizaciones de menor porte: lastre financiero asegurado por bancos y fondos de inversión, altas tecnologías, knowhow gerencial, investigación y desarrollo de productos de punta, capacidad industrial, innovaciones técnicas, esquemas globales de distribución y campañas publicitarias mundializadas. Es la interpenetración de aparatos tecnológicos, de modelos de planeamiento y de negocios que introduce circunstancias y factores sinérgicos entre los players, beneficiando la concentración y la oligopolización.

Ocupan posiciones destacadas sociedades, acuerdos estratégicos y joint ventures, que permiten a las empresas actuaciones conjugadas en partes distintas y complementarias de los procesos productivos y logísticos. Al optar por estrategias de colaboración y descentralización parcial con división de responsabilidades, las corporaciones buscan aumentar sus lucros, sea cortando gastos y repartiendo pérdidas, sea minimizando riesgos, en especial los derivados de la inestabilidad económica y del encogimiento de la vida útil de las mercaderías. Los proyectos exigen aportes financieros y buena logística para facilitar la circulación y las ganancias de escala en las plazas extranjeras, teniendo en cuenta adaptaciones a los costos y factores locales de producción, como también la necesidad imperiosa de equilibrar las relaciones entre trabajo, distribución de renta, poder adquisitivo, modelo tecnoprodutivo y sistemáticas de comercialización, de acuerdo con la estructura de cada mercado.

En ese marco, se reduce la participación de empresas de menor porte en los negocios de punta. Quedan para las pequeñas y medianas empresas nichos mercadológicos o la provisión de insumos y servicios especializados, siempre que sea más ventajoso para las grandes compañías tercerizar la producción o adquirir bienes cuya fabricación sea costosa. En ambos casos, gravitan en torno a la economía de escala de las corporaciones y precisan demostrar productividad, agilidad y creatividad para sobrevivir.

Para preservar el sistema monopólico y su lucro en permanente expansión, las corporaciones recurren a dos maniobras principales, según David Harvey. La primera de ellas es la amplia centralización del capital, ejerciendo el poder financiero en busca de economía de escala y liderazgo en el mercado. La segunda consiste en proteger, a cualquier precio, las ventajas tecnológicas por medio de patentes, leyes de licenciamiento y derechos de propiedad intelectual (1).

La concentración de los procesos productivos y de los esquemas globales de distribución y comercialización en torno a un puñado de grupos empresariales tiene por finalidad garantizar el mayor dominio posible sobre la cadena de fabricación, procesamiento, comercialización y distribución de los productos y servicios, ampliando considerablemente la rentabilidad y las condiciones monopólicas. La contracción de la competencia alcanza su máximo nivel cuando los protagonistas de un mismo sector optan por fusiones, para recuperar la rentabilidad perdida en coyunturas de crisis económica. Las sinergias empresariales trascienden los sectores originarios de cada grupo y se extienden a actividades potencialmente rentables, involucrando conocimiento innovador en tecnologías y técnicas avanzadas, planeamiento estratégico, poderío financiero y capacidad logística y distributiva.

Otras ventajas empresariales evidentes: aumenta el poder de negociación comercial con proveedores, disminuye gastos, reparte deudas y suma activos. Las ganancias son reinvertidas en actividades diversas con el objetivo de minar antiguas supremacías y, si fuera posible, en establecer nuevos monopolios.

El éxito del sistema corporativo de medios también se vincula a la expansión de tecnologías que favorezcan el comando a distancia y la velocidad circulatoria del capital. La productividad y la competitividad dependen de la capacidad de los agentes económicos de aplicar, con rapidez inaudita, los datos y conocimientos obtenidos, de forma sincronizada y en amplitud global. La información estratégica en los circuitos digitales se vuelve una mercadería como otra cualquiera, sujeta a la ley de la oferta y de la demanda, al mismo tiempo convertido en precioso insumo básico para la generación de dividendos competitivos.

Con el uso de herramientas tecnológicas, grandes empresas acumulan volumen de informaciones esenciales para decisiones estratégicas, como investigaciones, tablas, informes e históricos de compras que delinean perfiles de clientes, deseos de consumo e, incluso, los posibles riesgos de pérdida de consumidores. No es nada casual la lucratividad alcanzada por agencias de noticias transnacionales. Recolectan, seleccionan y proveen, a peso de oro, una cantidad ininterrumpida de informaciones especializadas, que sirven para la instrucción en intervenciones inmediatas de traders, corredores y analistas. Cuando más turbulencias hay en la economía globalizada, más recurren los especialistas a las terminales de cotizaciones y a los análisis de las agencias. La disminución de los plazos de respuesta de inversores y especuladores se vuelve norma de sobrevivencia frente a la volatilidad de los mercados financieros.

El desarrollo tecnológico facilitó el acompañamiento diario del mercado, ya que la divulgación instantánea de las cotizaciones favorece una rápida percepción de las tendencias. Además, los sistemas computarizados monitorean flujos financieros y tratan de evitar la distorsión de precios. De acuerdo con el consultor financiero Marcelo d’Agosto, la carrera tecnológica “terminó desencadenando la automatización de las negociaciones, con la necesidad de adoptar estrategias de ejecución de los negocios cada vez más complejas. El objetivo”, dice, es “tratar de identificar, en el menor tiempo posible, las tendencias del mercado y evitar que las estrategias de negociación sean detectadas por los demás participantes” (2).

Con la sofisticación de las infraestructuras de gestión, acompañamiento e intervención en tiempo real, ya no se exige proximidad entre los lugares de planeamiento, producción y consumo. Por el contrario, hay una íntima relación entre la desterritorialización de la producción y las instancias de control de todo el flujo empresarial, por medio digital.

Para ajustarse a mercados geográficamente dispersos, las organizaciones pasaron a comandar sus emprendimientos a partir de un centro de inteligencia –el holding– encargado de establecer prioridades, directrices, planes de innovación y parámetros de rentabilidad para subsidiarias y filiales. El holding se destaca como polo de planeación y de decisión al cual se remiten las estrategias locales, nacionales y regionales. Organiza y supervisa la institución de arriba a abajo, en fragmentos y nódulos de una red constituida por ejes estratégicos comunes y jerarquías intermediarias flexibles. Las tecnologías son insustituibles para el ejercicio del comando a distancia, pues posibilitan la coordinación y la descentralización de los procesos decisorios, así como la articulación entre los procedimientos operativos de filiales, subsidiarias, departamentos y áreas de planeamiento, ejecución, control e integración.

El sistema corporativo explota, con flexibilidad operacional y destreza tecno-productiva, una gama de emprendimientos y servicios tornados convergentes y sinérgicos por la digitalización. La ejecución de tal objetivo implica la reorganización de las relaciones entre los grupos globales y públicos regionales, nacionales y locales, por intermedio de acciones de marketing que favorecen una oferta más heterogénea de productos, en consonancia con dinámicas estratificadas y desterritorializadas de consumo. La exacerbada competitividad obliga a los gigantes empresariales a promover hibridaciones con trazos característicos de países y regiones, con el propósito de ajustarse a demandas de clientelas específicas. Pero es preciso insistir en que esas eventuales mezclas con peculiaridades locales, regionales y nacionales, cuando se incorporan a productos y programaciones, se hacen a partir de criterios exclusivos de los grupos mediáticos, generalmente basados en investigaciones cualitativas de mercado.

Tenemos, entonces, una concentración de poder sin centralización operativa. Sin embargo, no nos olvidemos de que esa flexibilidad es relativa, ya que filiales y subsidiarias permanecen en el radio de eventuales reorientaciones de la matriz. El holding avala una red corporativa formada por elementos complementarios, pero mantiene, gracias a la informatización, la ascendencia sobre el todo, recurriendo a mecanismos de acompañamiento de metas de producción, costos, comercialización e ingresos.

El escenario descripto subraya el dominio de los mercados por los conglomerados mediáticos y profundiza asimetrías entre los centros hegemónicos (en los cuales las megaempresas son exponentes) y las periferias, lo que realza desajustes típicos del desarrollo excluyente y desigual que caracterizan el modo de producción capitalista en el escenario tecnológico.

A medida que esa configuración se cristaliza, se reduce el campo de maniobra para un desarrollo equilibrado y estable de los sistemas de comunicación y se agravan desajustes estructurales en un área estratégica de la vida social. Por eso la urgencia de que reclamemos diversidad donde hoy está en vigor la extremada concentración mediática. Son fundamentales legislaciones antimonopólicas y políticas públicas que reconozcan la comunicación como derecho humano, lo que implica discutir y adoptar mecanismos democráticos de regulación, de fomento a la producción audiovisual independiente, de impulso a los medios sociales y comunitarios, de incremento de los usos sociales y comunitarios de las redes digitales y de universalización de accesos y usufructos de las tecnologías.

* Dênis de Moraes es doctor en Comunicación y Cultura por la Universidad Federal de Río de Janeiro e investigador del Consejo Nacional de Desarrolo Cientifico e Tecnológico (CNPq), de Brasil./ALAI
Este artículo se basa en cuestiones abordadas en el libro Medios, poder y contrapoder, cuyos autores son Denis de Moraes, Ignacio Ramonet y Pascual Serrano (Buenos Aires, Editorial Biblos).

Notas:
(1) David Harvey, O novo imperialismo, São Paulo, Loyola, 2004.
(2) Marcelo d’Agosto, “Conhecer o mercado para lucrar males”, Valor Econômico, São Paulo, 24 de outubro de 2012.

COMCOSUR INFORMA Nº 1826 – 13/07/2017
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4) PASÓ EN VILARDEVOZ

El adiós a un compañero: ¡hasta siempre Miguel Pérez!

El pasado jueves 6 de julio se nos fue un grande, Miguel Pérez. Por ello el sábado 8 de Julio en Radio Vilardevoz lo despedimos y la radio se llenó de duendes…

Miguel fue gran poeta, conductor del programa “La realidad es un sueño”, donde cada sábado en la mesa de bienvenida recordaba a las Madres y familiares de detenidos y desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar. Tenía muchos duendes amigos y a veces los llevaba a la Radio, otras veces se quedaban en el bosque. Quería un mundo sin manicomios y por suerte nos dejó muchos poemas como este:

“Si la locura se fuera se irían todos los colores
quedaría un mundo en blanco y negro.
Si la locura se fuera yo me iría con ella” Miguel Perez

Siempre te recordaremos en cada poema, en cada salida al aire. Así como recordamos a Adhemar y Diego, siempre estarán en nuestros corazones.

¡Vamos Miguel siempre presente!

Gabriela Calvo /Boletín Informativo de Radio Vilardevoz
COMCOSUR INFORMA Nº 1826 – 13/07/2017
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COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / COMCOSUR – 1994 – 19 de junio – 2017 – 23 años
Selección y producción: Beatriz Alonso, Henry Flores y Carlos Casares Apoyo técnico: Carlos Dárdano
Colaboran:
ALEMANIA: Antje Vieth y Carlos Ramos (Berlín)
ARGENTINA: Eduardo Abeleira
BRASIL: Carlos O. Catalogne (Florianópolis)
CENTROAMÉRICA: Gustavo González
ECUADOR: Kintto Lucas (Quito)
HOLANDA: Ramón Haniotis (Amsterdam)
SUIZA: Sergio Ferrari (Berna)
URUGUAY: Jorge Marrero (Santa Rosa), Margarita Merklen (Durazno), Pablo Alfano (Montevideo), Luis Sabini (Piriápolis, Maldonado)
Correspondencia: Proyectada 17 metros 5192 E (Parque Rivera) 11400 MONTEVIDEO – URUGUAY
E mail: comcosur@comcosur.com.uy
Web: nuevo.comcosur.org/
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Coordinación: Carlos Casares
COMCOSUR es miembro de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias – AMARC COMCOSUR se mantiene con el trabajo voluntario de sus integrantes y no cuenta con ningún tipo de apoyo institucional.
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