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LA DECADENCIA DE LA DEMOCRACIA PRODUCE MONSTRUOS

MUMIA:

1) La República Bananera más grande de la historia

2) La pugna entre Rafael Correa y el Presidente Moreno

3) Nunca fue más letal defender la tierra y los bienes comunes

4) Los impactos de las empresas transnacionales en los derechos humanos

5) La decadencia de la democracia pasa desapercibida


COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 17 / Nº 830/ Miércoles 26 de julio de 2017 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán

“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader

1) La República Bananera más grande de la historia
David Brooks (La Jornada)

Un asesor financiero de uno de los bancos más grandes del mundo en Wall Street comenta a La Jornada que el momento político estadunidense se puede resumir en una sola frase: Estamos viviendo en una república bananera.

Varios de los elementos clásicos de un régimen autoritario y corrupto están presentes: la instalación de miembros de la familia del presidente Donald Trump en puestos clave –sobre todo su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner– a pesar de su nula experiencia en gobierno, los ataques y humillaciones públicas contra su equipo si percibe que éste no cumple con su labor básica de proteger a esa familia e impulsar sus deseos personales. A esto se suma el desconocimiento y hasta burla de normas y prácticas de ejercicio democrático de su poder, el uso de la mentira y de tácticas orwelianas para proclamar qué es verdad y qué no, y usar el gobierno para promover sus negocios, entre tanto más.

Una de las muestras más extraordinarias de esto fue la reunión de su gabinete hace poco más de un mes, donde permitió que las cámaras de prensa grabaran un ejercicio casi obsceno en el cual uno por uno sus secretarios fueron obligados a elogiarlo y expresar que trabajar con Trump es un gran privilegio y un honor, y hasta una bendición por la que sienten profunda gratitud. Nunca nadie había sido testigo de algo tan vergonzoso en una cita del gabinete.

La otra muestra de esto es algo casi cotidiano, un narcisismo ilimitado: “Ningún otro presidente ha logrado lo que yo…”, cosa en la que ha insistido más de una vez, así como en su afirmación de que él tubo más apoyo popular que nadie.

La semana pasada estuvo repleta de ejemplos de ese ejercicio platanero (disculpas a los plátanos inocentes). En una entrevista con The New York Times hace unos días, el presidente humilló a su procurador general Jeff Sessions, no sólo al reprobar su testimonio ante el Congreso, sino hasta decir que no lo hubiera nombrado a su puesto si hubiese sabido que se apartaría de la investigación sobre la mano rusa en la elección. Pero tal vez lo más notable fue su amenaza insinuada de que preveía correr al fiscal especial Robert Mueller, ahora encargado de la investigación sobre la interferencia rusa y posible colusión con los Trump en la elección presidencial. A la vez, advirtió abiertamente que si Mueller se atreve a incorporar los negocios de la familia Trump en su investigación, eso sería inaceptable.

En medio de este drama, su vocero Sean Spicer sorpresivamente renunció el pasado viernes, supuestamente en protesta contra el nombramiento del nuevo director de comunicaciones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci –un financiero sin experiencia, quien antes se oponía a Trump, apoyaba a Jeb Bush y hasta a Hillary Clinton (esos mensajes los ha borrado). Spicer será recordado no sólo por su inmensa ineptitud, su agresividad contra la fuente que cubre la Casa Blanca y su papel como el portavoz leal del gobierno más mentiroso en tiempos modernos (Washington Post calcula que Trump ha mentido o declarado algo engañoso 4.6 veces al día en promedio desde que llegó al cargo), sino por el resto de su vida debido a la devastadora parodia de él que encarnó la comediante Melissa McCarthy (aquí un ejemplo).

El nuevo director de comunicaciones de la Casa Blanca este fin de semana afirmó –como la ha hecho Trump repetidamente– que el gran problema no es el posible escándalo de conspiración entre el equipo electoral de Trump y los rusos, sino las filtraciones sobre todo esto, y advirtió que cesará a cualquiera de su equipo que sea sospechoso de enviar datos a los medios.

Ahora, el Washington Post se había enterado de que el equipo de Trump está investigando a los investigadores para armar una contra ofensiva para descalificar a los que encabezan la indagatoria, empezando con Mueller. Mientras tanto, el hijo del presidente, Donald junior, su yerno y el ex jefe de campaña, Paul Manafort, entre otros, están citados para comparecer o ser entrevistados con diferentes comités del Congreso que también continúa con sus investigaciones.

En medio de todo eso, el Post reveló que las agencias de inteligencia intervinieron comunicaciones entre Sessions y el embajador ruso en Washington, en las cuales abordaron temas electorales, una vez más comprobando que el procurador general mintió ya varias veces, primero sobre si tuvo o no reuniones con oficiales de Rusia (por encubrir eso fue obligados a apartarse de la investigación) y ahora de que no habló sobre esos asuntos. Trump pareció confirmar la veracidad de esta noticia al acusar que fue basada en filtraciones ilegales, algo que se tiene que acabar.

Este fin de semana, por tuit, Trump continuó asombrando a Washington y a sus guardianes del orden, al afirmar que él tiene, como presidente, poder pleno de indultar a toda su familia y colaboradores, incluso a sí mismo, pero que eso es irrelevante, argumentó, porque nadie ha hecho nada malo.

Con ello, detonó todo un debate legal si un presidente puede ser penalmente acusado mientras esté en funciones y si puede indultarse a sí mismo. No hay precedente de ninguna de las dos cosas. Un trío de experto legales comentaron que ni el Papa se perdona a sí mismo. Pero el hecho de que ésta sea la pregunta –junto con el juego constante de apostar sobre cuánto durará este presidente– a sólo seis meses de que Trump y su familia ocuparan la Casa Blanca– ya lo dice todo.

Aquí se tiene que enfatizar que mientras casi toda la atención se enfoca en eso, la Casa Blanca y los republicanos impulsan el desmantelamiento de programas de asistencia social, normas ambientales y laborales, incrementos al presupuesto militar, promoción de medidas para reducir de manera masiva los impuestos sobre los más ricos y un incremento de 40 por ciento en deportaciones de inmigrantes comparado con el periodo anterior –es decir, la agenda política real avanza a pesar de todo este circo.

Mientras tanto, aquí dentro del autoproclamado faro de la democracia en el mundo surge tal vez la república bananera más grande y poderosa de la historia.

MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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2) La pugna entre Rafael Correa y el Presidente Moreno
Leonardo Ogaz A.(Alai)

Bien pudo haber dicho el ex presidente Rafael Correa Delgado: «El miedo y yo nacimos gemelos» como el pensador Inglés Thomas Hobbes, no tanto por las vicisitudes que tuvo Hobbes al nacer, sino porque todo indica que al final del decenio correísta este se sostenía en gran medida en el miedo. El presidente saliente logró imponer temor al conjunto de la sociedad y a sus propios seguidores a través de diversos mecanismos represivos que cuidaban mantener las formas y donde utilizaba junto a los aparatos de seguridad y espionaje al poder judicial que estaba a su servicio. Apenas dejó el poder su régimen comienza a desmoronarse y comienza a respirarse como dijo el Presidente Moreno “aires de libertad”.

Esta caída tan rápida y estrepitosa del correísmo se explica en alguna medida en el hecho de que el gobierno de Correa siempre fue un gobierno bonapartista marcadamente personalista sin muchas mediaciones, desde que lo erigieron líder de un conglomerado heterogéneo de fuerzas de derecha, centro e izquierda. Esto fue incubándose desde su primera campaña cuando todo se hacía en función y en torno a su figura. No estando presente la figura el sistema se desploma. Otro pilar del régimen correísta era una abrumadora red de propaganda oficial que mantenía a parte de la población sumida en un sueño ideal donde el Presidente tenía todo bajo control. Esto también fue desmontado por el nuevo presidente que comenzó acabando con las “Sabatinas” espacio de un conjunto de medios: televisión, radio y redes desde donde se gobernaba, insultaba opositores y daba indicaciones a todos los demás poderes sobre como tenían que proceder, todo esto mezclado con espectáculo donde el Presidente cantaba e incluso durante algún tiempo se contó con payasos y humoristas que denostaban a los opositores.

Es curioso y sorprendente observar como en menos de dos meses la figura omnipotente de Rafael Correa cae hecha trizas y queda reducida a un señor que manda twiters furibundos desde Bélgica criticando casi todo lo que hace el actual presidente Moreno. Pareciera ser que la peor derrota de Rafael Correa fue el triunfo de Lenin Moreno.

Por otra parte todas las medidas que empezó a tomar Lenin Moreno contradecían y dejaban mal a su antecesor: renunció al aparato de seguridad creado por una ley de última hora y declaró que a él le bastaba con la Policía y la Fuerzas Armadas. Nombra a un destacado dirigente indígena en la Secretaría Nacional de Aguas y le dio a la CONAIE, la organización indígena más representativa del país, el local estatal que ocupaba en comodato por 100 años. Siendo esta organización y sus dirigentes activos resistentes a las políticas del presidente Correa quien quiso quitarles el local, cuestión que no pudo llevar a cabo por la fuerte presión nacional e internacional.

El actual presidente ha trazado como eje central de sus políticas, el diálogo y este se comenzó a realizar con algunos sectores de la oposición y no solamente con los sectores afines como acostumbraba el anterior presidente, pero esto levantó polvo y tierra entre los seguidores más duros del expresidente, y así podríamos seguir enumerando medidas que ha ido tomando en nuevo presidente que han ido enardeciendo al antecesor quien ha llegado al extremo de acusarlo de desleal y mediocre y sus partidarios han levantado públicamente la acusación de traidor, entregado a la derecha.

Si tomamos en consideración de que estamos hablando de personas que provienen del mismo movimiento político notamos una diferencia notable entre el nuevo régimen y el pasado, esta orientación distinta del nuevo gobierno radica en que señaló que iba a respetar la independencia de los demás poderes del Estado, y así lo ha hecho en el breve lapso de su gobierno, por el contrario en el anterior mandato del presidente Correa este esbozó una teoría “sui generis”: él era el Jefe del Estado y no solo del gobierno y por tanto subordinó y copó a todos los demás poderes, luego no había la clásica división y equilibrio de poderes de las democracias representativas.

Esta pugna ha producido una sorprendente realineación de fuerzas, la oposición que tomó con dudas y reticencias el comienzo los diálogos finalmente frente a la evidencia del nuevo estilo ha terminado apoyando al Presidente quien además ha subido considerablemente su aceptación en las encuestas por sobre el 70%, recordemos que el Presidente Moreno fue elegido con apenas un poco más de la mitad de los votos y con un cuestionamiento acerca de la limpieza en el proceso electoral, una vez en el ejercicio del gobierno y dado sus políticas y estilo consolidó su hegemonía y nadie pone en duda su legitimidad como Presidente de la República, de tal manera que hoy, y esto puede ser momentáneo, cuenta con el apoyo tácito de toda la oposición tanto de izquierda como de derecha además de sus propios partidarios. Solo están haciendo una violenta oposición los correístas más duros. Incluso los medios de comunicación a quienes el expresidente Correa combatió duramente durante sus 10 años de mandato también fueron convocados al diálogo y hoy tienen una posición de franca simpatía con el actual régimen.

Otro elemento que ha contribuido a alimentar las tensiones entre el bando correísta y el bando morenista es el factor corrupción. Una gran manto negro como el petróleo ensombrece la gestión de la llamada Revolución Ciudadana, los escándalos de corrupción que comprometen a varios ministros y otros altos funcionarios del gobierno de Correa, que están implicados, procesados, con glosas, detenidos o fugados, incluido un tío del Vicepresidente acusado de recibir 13 millones de dólares por conceptos de coimas, además de la renuncia y posterior enjuiciamiento político a quien fue durante toda la década correísta fue el Contralor General de la República, todo esto ha generado un clima de reproches mutuos que está manchando al gobierno anterior sobre todo desde que la fiscalía estadounidense publicó documentos en que la compañía ODEBRECHT hizo pagos por sobornos en el Ecuador por la cantidad de 33,5 millones de dólares que muchos analistas estiman que la cifra se queda corta.

Cuando estalló públicamente la pugna entre el presidente entrante y el saliente, el nuevo mandatario convocó a una reunión a todos los parlamentarios de su movimiento y su discurso fue básicamente el siguiente: no se asusten por las diferencias de los dos líderes, pero no nos vamos a dividir por eso y parece que por el momento el movimiento líderes, pero no nos vamos a dividir por eso y parece que por el momento el movimiento Alianza País no se divide y el expresidente queda más aislado que nunca.

Pero ¿Qué hay detrás de esta pugna? ¿Qué intereses se están jugando?

Al parecer no hay diferencias programáticas o ideológicas profundas, porque en definitiva ninguno de los dos bandos tiene un proyecto claro que no sea como abordar pragmáticamente la crisis, de tal manera que lo que se ve es un cambio entre una opción autoritaria y otra más democrática, eso hasta ahora, esto puede cambiar o no con el devenir. Se trata entonces de una pugna inter burocrática entre los funcionarios que fueron maltratados en el gobierno de Correa y los seguidores del estilo autoritario del expresidente, aunque observamos también una mezcla confusa entre funcionarios de antes, los desplazados de ayer y algunas figuras nuevas en la estructuración del gabinete y otros cargos públicos, además de una serie de contradicciones que se irán desenvolviendo en el tiempo.

Cabe decir lo siguiente el gobierno de Correa tuvo una primera fase, digamos con cierta licencia, democrático populista durante los dos primeros años de gobierno, de ahí para adelante una vez cumplidas las primeras metas empezó un agudo proceso de ruptura con las tendencias democráticas dentro su propio movimiento. En la segunda etapa se empezó a imponer un desarrollismo modernizante, autoritario y populista mezclado con políticas ultraconservadoras, derivadas de la formación católica del expresidente, en temas como familia, aborto, drogas, género, diversidades sexuales, se desplegó entonces un socialcristianismo ideológico combinado con un neo desarrollismo extractivista; hasta que esto derivó en los tres últimos años de su gestión en un regreso a las políticas neoliberales que tanto se vilipendiaron en la primera y segunda etapa: privatizaciones, tratado de libre comercio, formas moderadas de flexibilización laboral, etc., etc.

La modernización capitalista de Correa apuntó a favorecer a grupos económicos emergentes como Nobis, La Favorita, El Juri, Pronaca. En cambio el Presidente Moreno al parecer intenta convertirse en el guardián general de los intereses del conjunto de los grupos dominantes. Y ha realizado un llamado a todos los empresarios para que inviertan, puesto que el Estado no está en condiciones de hacerlo en la magnitud que se hizo durante la bonanza petrolera. La gran pregunta es qué tipo de concesiones está dispuesto a hacer a los empresarios. Puede prefigurarse que para los sectores populares se tiene diseñado una serie de políticas asistencialistas, cese al menos en una primera etapa de la represión y la criminalización de la protesta, y otorgarles quizás ciertos grados relativos de participación.

La otra gran pregunta es si los trabajadores, los indígenas, los demás sectores populares optarán por una vía de independencia o serán cooptados a las políticas gubernamentales. Ahora también corresponde preguntarse si las tímidas medidas democráticas se profundizaran o son meros distractores para distensionar el ambiente político, porque en realidad se necesita una consulta popular que modifique la constitución y algunas leyes para desarticular la estructura opresiva que dejó el correísmo.

El economista Rafael Correa Delgado deja la economía en un estado calamitoso, el Presidente Moreno lo expresó en la frase “la mesa no estaba servida” replicando al expresidente que había señalado que la mesa estaba servida para el próximo gobierno. La caída de los precios del petróleo y la apreciación del dólar se ha visto agravada por el hecho que no hubo ahorro de ningún tipo y se creó un gasto insostenible al agrandar en forma desmesurada las reparticiones estatales, de tal manera que el gobierno de Lenin Moreno se va a ver obligado a realizar ajustes para lo cual necesita apoyo político y consensos.

MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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3) Nunca fue más letal defender la tierra y los bienes comunes
Giorgio Trucchi (Rel-UITA)

Nuevo informe de Global Witness registra récord de asesinatos

“En el año 2016 se registró un récord de 200 asesinatos de personas que estaban defendiendo sus tierras, bosques y ríos contra industrias destructivas”, señala el informe Defender la Tierra de la organización británica Global Witness. El modelo de acumulación extractivista tiene objetivos muy claros: apropiarse de tierras y territorios, convertir los bienes comunes en mercancía, maximizar las ganancias, cueste lo que cueste.

Principales impulsoras de este nefasto modelo son las grandes empresas transnacionales, muchas veces coludidas con gobiernos, políticos corruptos y grupos económicos locales, que usan acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales para eludir las legislaciones nacionales y eliminar los obstáculos técnicos y jurídicos.

Organismos financieros e instituciones crediticias internacionales aceitan con su dinero la perversa maquinaria del despojo sistemático y estructural del que son víctimas comunidades y pueblos, que siguen sin ser consultados ante la invasión y saqueo de sus tierras. La militarización de los territorios, la persecución, judicialización y asesinato en total impunidad de quienes defienden la tierra y los bienes comunes, cierran el macabro circulo y consolidan el modelo depredador.

Más muertes, más destrucción
Minería, explotación forestal y agroindustria

El informe Defender la Tierra [1] de la organización británica Global Witness no sólo confirma este análisis, sino que nos trae nuevos y alarmantes datos sobre lo letal que se ha convertido luchar por el futuro de nuestro planeta. De acuerdo con el documento presentado la semana pasada, en 2016 al menos 200 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente fueron asesinadas, es decir casi cuatro muertes por semana. Casi el 40 por ciento de las víctimas son indígenas y la minería continúa siendo el sector más peligroso, con 33 activistas asesinados después de oponerse a proyectos mineros y petroleros.

La explotación forestal y la expansión de la agroindustria fueron responsables de 23 asesinatos respectivamente. Esta tendencia no solo está creciendo – son 15 activistas más que en 2015 y 84 más que en 2014 – sino que se está expandiendo, con asesinatos diseminados en 24 países, mientras que los registrados en 2015 fueron en 16 países.

Muchos de los asesinatos de personas defensoras de la tierra y los bienes comunes no son reportados, ni investigados. De esta manera, las cifras podrían ser mucho más elevadas. Una epidemia letal que avanza en el mundo. Además, el asesinato es sólo una de las tantas tácticas utilizadas para silenciar a las y los activistas, y el informe incluye también amenazas de muerte, acoso, persecución, arrestos, agresiones sexuales y ataques legales agresivos.

“Esta oleada de violencia es impulsada por una intensa lucha por la tierra y los recursos naturales, ya que las empresas mineras, madereras, hidroeléctricas y agrícolas pisotean a las personas y al medio ambiente en su búsqueda de ganancias. A medida que más proyectos extractivos fueron impuestos a las comunidades, muchas de las personas que se atrevieron a alzar la voz y a defender sus derechos fueron brutalmente silenciadas”, advirtió Global Witness.

América Latina: el lugar más peligroso
Brasil, Colombia y Honduras los más mortíferos

Una vez más, América Latina aparece como la región más peligrosa para quienes protegen la tierra y el entorno natural de la agresión del extractivismo. El 61 por ciento de los crímenes (122) ocurrió en dicha región. Brasil (49) y Colombia (37) se mantienen como los países más mortíferos a nivel mundial, mientras que Honduras (14) aparece como el más peligroso de la última década[2].

El informe registra también un aumento preocupante de los asesinatos relacionados con la tierra en Nicaragua, donde el conflicto entre colonos invasores e indígenas miskitos habría dejado un saldo de 11 muertes. Filipinas (28) e India (16) destacan por los asesinatos en Asia y la República Democrática del Congo (10) en África.

Pese a la dificultad para identificar a los responsables de tantos asesinatos, el informe de Global Witness asegura haber encontrado “evidencias sólidas” de que policías y militares estuvieron detrás de unos 43 homicidios, y que actores privados como guardias de seguridad y sicarios estuvieron vinculados a 52 muertes. El trágico asesinato en Honduras de la lidereza indígena Lenca, Berta Cáceres, es un ejemplo claro de como las fuerzas represivas del Estado y del gran capital nacional y transnacional estén implicadas en el derramamiento de sangre inocente.

Ante esta situación, Global Witness instó a gobiernos, empresas e inversionistas a poner en marcha políticas y a tomar medidas para garantizar que las comunidades puedan dar o negar su consentimiento libre, previo e informado sobre el uso de sus tierras. “Los gobiernos y los actores empresariales no están abordando la causa fundamental de los ataques: la imposición de proyectos a las comunidades sin su consentimiento libre, previo e informado.

La protesta suele ser el único recurso que se deja a las comunidades que ejercen su derecho a opinar sobre el uso de sus tierras y recursos naturales, enfrentándolas con quienes buscan obtener beneficios a cualquier costo”, manifestó en el informe. Asimismo, la organización instó a apoyar a las personas defensoras de la tierra y los bienes comunes, garantizar su seguridad y asegurar rendición de cuentas por los abusos cometidos, acabando de esta manera con la impunidad.

Notas:
[1] www.globalwitness.org/documents/19126/Defender_la_tierra_-_Global_Witness_informe_sobre_asesinatos_de_defensores_2017.pdf
[2] www.globalwitness.org/en/campaigns/environmental-activists/honduras-el-pa%C3%ADs-m%C3%A1s-peligroso-del-mundo-para-el-activismo-ambiental/

MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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4) Los impactos de las empresas transnacionales en los derechos humanos
Luis Hallazi (Rebelión)

El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos en junio del 2011; además decidió establecer un Grupo de Trabajo empresas y derechos humanos, compuesto por cinco expertos independientes elegidos por un periodo de tres años con el mandato de promover la implementación de dichos principios; se estableció también un Foro donde anualmente se discutirían tendencias y desafíos en la implementación de los mismos. Dos de los expertos del Grupo: Michael K. Addo y Dante Pesce están de visita oficial por primera vez en Perú [1], tras una invitación del gobierno peruano.

Sin duda, cada vez es más visible el impacto negativo de las empresas transnacionales sobre los derechos humanos en el mundo entero. El 2005, el Secretario General de las Naciones Unidas, encargó al profesor John Ruggie profundizar al respecto, lo que trajo como resultado en el 2008 el marco de “Proteger, Respetar y Remediar”; sobre estos tres pilares se desarrollan los treinta y un (31) Principios Rectores que rigen este instrumento [2].

El primero está relacionado a la obligación del Estado de proteger los derechos humanos mediante el desarrollo de políticas públicas adecuadas y regulaciones que garanticen derechos fundamentales; el segundo es la responsabilidad empresarial de respetar los derechos humanos lo que significa que las empresas deben actuar con debida diligencia [3] para evitar infringir los derechos de terceros y enfrentar los impactos adversos en los que están involucrados y el tercero es la necesidad de buscar el mayor acceso posible por parte de las víctimas a una remediación efectiva que pueda ser judicial o extrajudicial.

En el Perú ponernos a pensar en base a estos tres pilares: Proteger, Respetar y Remediar, es simplemente chocarnos con una devastadora realidad. Podemos analizar una gama diversa de casos de cómo es la relación de las empresas con los derechos humanos y evidenciaremos que en su gran mayoría ni el Estado protege, ni las empresas respetan y peor aún, en caso de violaciones de derechos ninguno de los dos remedian a las víctimas.

Remitámonos a la situación actual, donde el Estado los últimos cinco años, tanto en el gobierno de Ollanta Humala como en el actual del presidente Pedro Pablo Kuczynski, ambos, han tenido un política agresiva de promoción de la inversión a través de la creación, modificación y derogación de normas jurídicas que flexibilizan procedimientos para el acceso a tierras o debilitan requisitos ambientales; que finalmente colisionan con el marco de protección de derechos humanos , ejemplo de ello es la Ley 30230 o el Decreto Legislativo 1333 recientemente derogado. Esto evidencia que el Estado está lejos de proteger los derechos humanos, sino al contrario realiza acciones concretas que terminan debilitando estándares mínimos de protección de derechos.

Vayamos al ámbito de las empresas que reunidas en gremios empresariales como es el caso de la CONFIEP han ido generando una opinión pública y presión gubernamental que muchas veces es contraría a los derechos humanos. Un caso concreto fue la resistencia a respetar el derecho humano a la consulta previa en actividades mineras, incidiendo en el Estado para que las poblaciones de comunidades campesinas no sean consultadas bajo la excusa de no ser pueblos indígenas [4] . Esta oposición e incidencia directa y pública también han estado detrás de los cambios normativos denominados “paquetazos”, donde la CONFIEP ha cumplido un rol predominante en generar una corriente de opinión que no toma en cuenta la debida diligencia en los cambios normativos que promueve.

Por otro lado, hay muchos casos en los cuales habiendo habido violación de derechos por parte de empresas o Estado; estás la mayoría de veces no han reparado a las víctimas, un caso con más de 40 años de contaminación petrolera y sin remediación hasta el día de hoy es el de las comunidades de las cuatro cuencas en Loreto; así como este caso se pueden encontrar diversas violaciones contra el derecho a la tierra y territorio; al derecho a la consulta y el consentimiento previo; a un medio ambiente sano; impactos negativos a la salud de los pueblos indígenas. Esto nos lleva a concluir que los Principios Rectores no consideran de manera explícita los derechos diferenciados de los pueblos indígenas.

Más allá de eso los Principios Rectores son actualmente insuficientes para controlar los impactos que las empresas transnacionales están teniendo sobre los derechos humanos y específicamente sobre los pueblos indígenas. Debemos saber que estos principios no son un instrumento jurídico y por tanto no crean obligaciones legales internacionales para las empresas, de la misma manera los principios son débiles con respecto a las obligaciones del Estado, ya que no están ancladas en tratados internacionales. La aplicación de los principios apelan a la voluntariedad de las empresas y estas a su vez prefieren autoregularse a través de sus códigos de ética. Sin embargo el 2014 el Consejo de Derechos Humanos aprobó la resolución presentada por Ecuador y Sudáfrica que busca iniciar negociaciones a nivel mundial para el establecimiento de un instrumento de cumplimiento obligatorio para que las empresas transnacionales respeten los derechos humanos a escala global, aunque hasta ahora no haya muchas noticias al respecto.

Lo cierto es que para vigilar el cumplimiento de estos principios, dos de sus miembros del Grupo de Trabajo sobre empresas y derechos humanos, están de visita oficial al Perú, visita que concluyo el 19 de julio, tras 9 días de reunirse con empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil; en este último caso hubo un espacio donde se pudo presentar diversos casos vinculados a vulneraciones de derechos en actividades mineras, de hidrocarburos, agroindustriales, infraestructura, consulta previa, vulneraciones por parte de la empresa a defensores de derechos y violaciones de los derechos laborales. Para junio del 2018 se espera el informe oficial y final con sus conclusiones y recomendaciones presentadas ante el Consejo de Derechos Humanos.

Mientras tanto, esperemos que el Grupo de Trabajo sobre empresas y derechos humanos recomiende a las empresas nacionales y transnacionales que sus acciones relacionadas a la incidencia y la gestión de sus intereses (lobbies) no vulnere, ni debilite el marco de protección de derechos humanos. De la misma manera se recomiende al Estado, sea al poder ejecutivo o poder legislativo, que sus acciones legislativas en la promoción de las inversiones privadas y públicas no vulnere, ni debilite el marco de protección del derecho internacional de los derechos humanos.

Notas:
[1] Véase Visita oficial: www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=21847&LangID=S
[2] Véase los Principios Rectores: www.ohchr.org/_layouts/15/WopiFrame.aspx?sourcedoc=/Documents/Publications/GuidingPrinciplesBusinessHR_SP.pdf&action=default&DefaultItemOpen=1
[3] La debida diligencia es el proceso comercial mediante el cual las empresas identifican activamente, previenen, mitigan y rinden cuentas sobre como manejan y abordan sus impactos negativos potenciales y actuales sobre los derechos humanos.
[4] Véase diversas declaraciones de la CONFIEP: www.confiep.org.pe/articulos/comunicaciones/la-consulta-previa-postergara-los-proyectos-mineros

MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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5) La decadencia de la democracia pasa desapercibida
Roberto Savio (Other News)

Los dirigentes políticos están tan ocupados peleando por un cargo que no parecen notar que el negocio podría cerrar. La democracia está en decadencia y, sin embargo, el asunto no figura en la agenda parlamentaria. Todos comparten la pérdida de visión, de planificación y de búsqueda de soluciones a largo plazo y el empleo de la política para concentrar poder.

En inglés, hay dos acepciones de “politics”, una para referirse a la maquinaria, y otra, a la visión política. En las lenguas latinas, solo hay una “política”, empleada ahora también en los países angloparlantes, tanto en la Gran Bretaña de Theresa May como el Estados Unidos de Donald Trump. En pocos años, hemos sido testigos del increíble florecimiento de gobiernos autoritarios, y quizá la Turquía de Recep Tayyip Erdogan sea el mejor ejemplo. Elegido primer ministro en 2002 y presidente en 2014, ha sido considerado como una prueba de que se puede ser musulmán y defender la democracia.

Erdogan comenzó a adoptar un perfil más fundamentalista y autoritario, como lo demuestra la dura represión en 2013 de miles de manifestantes, quienes protestaban contra los planes de construir un supermercado en una emblemática plaza de Estambul. Desde entonces, se aceleró la tendencia a abusar del poder. En 2014, lo acusaron, junto a su hijo, de corrupción, en el marco de lo cual detuvieron a tres hijos de ministros suyos.

Erdogan responsabilizó de la situación al Movimiento de Gülen, una iniciativa espiritual encabezada por un exaliado, el clérigo Fethullah Gülen, actualmente radicado en Estados Unidos. En 2016, cuando la intentona golpista de algunos sectores de las fuerzas armadas, el presidente turco aprovechó para deshacerse de los seguidores de Gülen y de otros opositores, mandó a prisión a 60.000 personas y destituyó a unos 100.000 funcionarios públicos.

Las prácticas de Erdogan se asemejan a las de Iósif Stalin y de Adolf Hitler en el trato dispensado a esas 100.000 personas, a las que se les impidió emplearse en la actividad privada y se les retiró el pasaporte, al igual que a sus familiares. Al ser consultado sobre cómo harían para sobrevivir, el gobierno respondió que incluso alimentarse de raíces era “demasiado bueno” para ellas. Entre los funcionarios afectados hay cientos de jueces y decenas de miles de maestros y profesores universitarios destituidos sin sumario ni ninguna imputación formal.

¿Y cómo reaccionó Europa? Con declaraciones vacías, tras lo cual Erdogan se volvió más autoritario. Construyó un palacio presidencial de 300,000 m2 , con 1.150 habitaciones, más grande que la Casa Blanca y el Kremlin, donde hay una oficina de tres habitaciones dedicada a probar la comida por temor de ser envenenado. La construcción costó cerca de 500 millones de euros (unos 582 millones de dólares), según declaraciones oficiales, y 1.000 millones de dólares, según estimaciones de la oposición.

En defensa de Europa podría decirse que Turquía no es miembro de la Unión Europea (UE) y, de hecho, sus acciones redujeron enormemente la probabilidad de alguna vez se integre al bloque. Pero no es el caso de Polonia y Hungría, dos miembros de la UE y beneficiarios de un gran apoyo económico. Desde que Polonia ingresó a la UE, en 2004, recibió más de 100.000 millones de dólares por concepto de varios subsidios, el doble del Plan Marshall al valor actual del dólar y la mayor transferencia de dinero en la historia moderna.

Sin embargo, el gobierno polaco se embarcó en el desmantelamiento de instituciones democráticas, la última fue el sistema judicial, lo que llevó incluso a la adormilada UE a advertirle que podría perder el derecho de voto, lo que fue recibió con total indiferencia por parte del gobierno. A pesar de ello, nadie ha propuesto formalmente recortar los subsidios, que en el presupuesto de 2014 a 2020 ascienden a 60.000 millones de dólares, la mitad de lo que el mundo destina a la asistencia al desarrollo para casi 150 países.

Por su parte, Hungría, encabezada desde 2010 por Viktor Orbán, quien aboga por una “democracia iliberal”, se niega a aceptar inmigrantes, a pesar del subsidio de la UE, al igual que la primera ministra polaca Beata Szydło. Hungría, con su pequeña población de menos de 10 millones de habitantes, en comparación con los 38 millones de Polonia, es el tercer beneficiario de los subsidios de la UE, unos 474 euros por habitante, mientras la tercera parte de la población mundial vive con menos de eso.

Además, el Banco Europeo de Inversiones otorga un subsidio neto de 1.000 millones de euros (alrededor de 1.164 millones de dólares), y Hungría recibió 2.400 millones de euros (2.794 millones de dólares) del programa de apoyo a la balanza de pagos. Polonia y Hungría formaron el grupo Visegrád, junto con Eslovaquia y República Checa, que está en campaña permanente contra la UE y sus decisiones. De más está decir que los subsidios a estos últimos dos países superan ampliamente sus contribuciones.

¿Acaso Erdogan, Orban, Szydlo son dictadores? Al contrario, fueron elegidos democráticamente, como Rodrigo Duterte, en Filipinas, Robert Mugabe, en Zimbabwe, Nicolás Maduro, en Venezuela y otros 30 presidentes autoritarios que hay en el mundo. Pero en Europa eso es nuevo, al igual que lo es un presidente estadounidense con una agenda aislacionista y de confrontación internacional y elegido como de costumbre, como es Donald Trump.

Una encuesta a fines de sus primeros seis meses de mandato concluyó que sus votantes lo volverían a elegir y que el apoyo del gobernante Partido Republicano solo bajo de 98 a 96 por ciento. A escala nacional, su popularidad disminuyó a 36 por ciento. En otras palabras, si en este momento hubiera elecciones, probablemente sería elegido para un segundo mandato. Eso nos lleva a preguntarnos, ¿por qué seguimos considerando que las elecciones equivalen a democracia? Porque así es como se expresa la población.

Por cierto, a la gente no le gusta la corrupción, considerado el mayor problema de los gobiernos actuales, según las encuestas. Pero a menos que alcance niveles sistemáticos como en Brasil, los numerosos estudios existentes no muestran una correlación entre corrupción y castigo electoral. La corrupción ha permitido a los gobernantes populistas para prometer librarse de ella, exactamente lo que hizo Trump en su campaña. Sin embargo, ahora, el conflicto de interés y la falta de transparencia entre sus intereses privados no tienen precedentes en la Casa Blanca.

Eso nos lleva a otra pregunta. Si las ideologías desaparecieron y la política se volvió principalmente una cuestión de eficiencia administrativa y personalidades, y no de ideologías, ¿cuál es el vínculo entre el candidato y sus votantes, quiénes siguen eligiéndolos a pesar de todo, como los que votaron a Erdogan, Trump, Orban y Szydlo? Quizás es hora de mirar a la política con nuevos ojos. ¿Qué aprendimos de las elecciones de los últimos años?

Las personas se alinean bajo un nuevo paradigma, que no es político en el sentido en que se ha utilizado hasta ahora, se llama identidad. Los votantes eligen a aquellas personas con las cuales se identifican y las apoyan porque, en definitiva, defienden su propia identidad, sin importar nada más. No escuchan otros argumentos ni los toman en cuenta por considerarlos “noticias falsas”. Veamos en qué se basa esa cuestión de la identidad, las cuatro nuevas divisiones.

La primera nueva división: ciudades contra el interior, pequeñas ciudades, pueblos o aldeas. En lo que se refiere al brexit, la gente optó en los pueblos por quedarse en Europa. Lo mismo ocurrió con quienes votaron a Erdogan, con poco apoyo en Estambul, pero muy popular en las áreas rurales. Quienes eligieron a Trump fueron principalmente votantes de los estados más pobres. Lo mismo ocurrió con Orban y Szydlo. Ninguno hubiera llegado al poder si las elecciones estuvieran restringidas a la capital y a las ciudades.

La segunda división es la que hay entre jóvenes y adultos con más años. No hubiera se hubiera aprobado el Brexit si a los jóvenes les hubiera importado votar. Lo mismo ocurre con Erdogan, Trump, Orban y Szydlo. El problema es que una gran proporción de jóvenes dejó de tener un papel activo en política porque se sintieron dejados de lado y ven a los partidos como máquinas para mantenerse a sí mismos, corruptos e ineficientes. Por supuesto, eso juega a favor de quienes ya están en el sistema, que se perpetúa sin el impulso generacional para el cambio.

Italia encontró 20.000 millones de dólares para salvar a cuatro bancos, cuando los subsidios destinados a los jóvenes rondan los 2.328 millones dólares. Con razón se sintieron marginados. La tercera división se refiere a que las ideologías en el pasado eran básicamente más inclusivas, aun si, por supuesto, el sistema de clases desempeñaba un papel significativo. Esta división entonces es entre quiénes por lo menos terminaron la enseñanza secundaria y quiénes no.

Esa brecha se profundizará de forma drástica en las próximas dos décadas, cuando la robotización de la industria y de los servicios abarque a por lo menos 40 por ciento de la producción. Decenas de millones de personas quedarán fuera del mercado laboral; y serán las que tengan menos educación y no puedan participar en la cuarta revolución industrial. Las élites miran con desdén las opciones elegidas por los electores considerados ignorantes y provinciales, mientras los considerados ganadores cosechan lo que sea y los marginan.

Por último, la cuarta división es muy importante para los valores de paz y cooperación como base de la gobernanza mundial, y es la que hay entre quienes ven el regreso del nacionalismo como solución a sus problemas, y por lo tanto odian a los inmigrantes, y quiénes creen que su país, en un mundo cada vez más competitivo, podría estar mejor si se incorpora a organizaciones regionales a internacionales.

Dos ejemplos extremadamente sencillos: Europa y Estados Unidos.

La UE hizo una encuesta entre nueve millones de estudiantes Erasmus, como se conoce a los becarios de ese programa de intercambio que van a estudiar a otros países. La iniciativa dejó más de 100.000 niñas y niños, hijos de los becarios que se casaron con alguien en el exterior: los verdaderos europeos. En el estudio, 92 por ciento de los consultados dijeron querer más Europa, no menos.

Y en Estados Unidos, el clásico votante de Trump, el blanco, un grupo electoral en declive, pues en cada elección hay dos por ciento menos, no siguió estudiando después de la secundaria ni lee diarios ni libros y es originario de los estados más pobres. Esas personas perdieron su empleo, a menudo por la deslocalización de fábricas o minas, y están convencidas de ser víctimas de la globalización, creadora de grandes injusticias sociales y económicas.

Y eso se debe a que durante dos décadas, solo se utilizaron índices macroeconómicos, como es el producto interno bruto (PIB), y los indicadores sociales fueron, en gran parte, rechazados. Ni al Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial ni a la UE ni a los dirigentes les preocupaba cómo se dividía el crecimiento indicado por el PIB, convencidos de que el mercado era el único motor del crecimiento y sería capaz de resolver todos los problemas sociales.

Hace poco dieron marcha atrás, pero ya es tarde, pues el mundo conoce una explosión de desigualdad sin precedentes, lo que contribuye a que el nacionalismo y la xenofobia ocupen un lugar central en el debate político. El nacionalismo no se reduce a Trump, Erdogan, Orban, Szydlo y el Brexit. También China, India, Japón, Filipinas, Israel, Egipto, Rusia y muchos otros países tienen gobiernos nacionalistas y autoritarios.

Eso nos lleva a una conclusión muy simple: O la transición hacia un nuevo sistema político desconocido, que reemplace al actual, que no es sostenible, se basa en valores de justicia social, cooperación y paz (probablemente adaptando las actuales organizaciones internacionales) o será difícil evitar los conflictos, las guerras y el derramamiento de sangre. ¿Por qué el ser humano es el único animal que no aprende de experiencias pasadas?

MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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