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LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN FALSIFICADA

1) La sociedad de la información falsificada –
2) Grecia: La libra de carne y los mercaderes de Berlín –
3) La Grecia de Syriza firma un pacto militar con Israel –
4) Frankenstein en Túnez –
COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 729 / Lunes 27 de Julio de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) La sociedad de la información falsificada
Fernando Buen Abad Domínguez (Alai)

Y todos los noticieros que no tenemos

No logramos consolidar (por ahora) el conjunto de estrategias indispensables para generar los “noticieros” que necesitamos. En materia de “producción informativa” hemos sido derrotados sistemática y secularmente. Los poderes hegemónicos, desde los púlpitos hasta los “house organ”, hicieron del control sobre la información un ejercicio de su poder semiótico ante el que no hemos sabido ponernos a salvo con anticuerpos y contraataques efectivos e invencibles. ¿Recién te enteras?

Con su modo de “producción de información” las oligarquías han sabido imponernos todas sus premisas alienantes y han sabido desarrollar laboratorios de guerra informativo-ideológica desde donde nos atacan sistemáticamente con mentiras, confusiones, calumnias y engaños que nos han arrodillado sin clemencia. Bolívar decía “por el engaño nos han derrotado más que por la fuerza”. Y tiene mucha razón, hasta el presente.

Ellos entendieron, con toda claridad mercantil, que “informar” es un ejercicio de poder que puede camuflarse de muchas maneras y lo convirtieron, también, en gran negocio. Ellos lo usan para someter a los trabajadores y para convertir las conciencias de los pueblos en mercados de chatarra intelectual en el que brilla por su ausencia la verdad y se la suplanta con la “espectacularidad” efímera. Le llaman “noticieros”, “prensa”, “informativos”…. Hay eufemismos a raudales. Para conseguir cierto efecto de credibilidad se fabrican (ellos mismos) un “prestigio” a medida, santificado por los dueños del negocio “informativo” y santificado por una buena lista de esbirros “intelectuales” fabricados, también, a medida. Al menos, un balance general desde la aparición de los primeros boletines de iglesia, los primeros diarios y los primeros noticieros… arroja en el presente, resultados espeluznantes. No se puede esperar mayor cosa de oligarquías que han sido, principalmente, focos de ignorantes contagiosos.

Aunque tengamos muy en claro lo que debemos hacer, y lo que no debemos hacer, en materia de “producción informativa” emancipadora, la praxis ha sido débil. No es suficiente el rigor teórico ni el debate acalorado, nos son suficientes las bibliografías ni las poses de los eruditos “progres”. Tampoco nos sirven los corrillos de los “críticos” que hablan a espaldas incapaces de resolver los problemas que hay enfrente. El avance de los modos de producción “noticiosa” capaces de derrotar al modelo hegemónico burgués requiere un plan de trabajo político de gran alcance y a partir de condiciones concretas. Producir información de calidad revolucionaria y divulgarla exhaustivamente debe ser parte de la lucha mundial generalizada de la clase trabajadora contra el capitalismo. No hay atenuantes.

Hemos sabido desde hace mucho tiempo que un “noticiero” útil a la humanidad debe ser fundamentalmente una herramienta organizadora en territorios concretos. Una usina filosófica de la organización para intervenir correctamente en escenarios específicos. Hemos sabido que esos escenarios específicos son los frentes de lucha de la clase trabajadora no sólo en las fábricas o en los campos contra los terratenientes, también en las artes, en las academias, en las oficinas, en la cultura… ahí donde las voces de los trabajadores se organicen para una lucha justa, ahí nace la agenda de los noticieros revolucionarios.

Pero no es suficiente con encontrar los escenarios, es necesario, además, encontrar los vocabularios, las sintaxis, los tonos y los modos de contar y contagiar el alma organizativa de la historia revolucionaria en su escala y con las tácticas de los trabajadores y no la de los informadores. Eso cambia todo el desafío y lo hace más complejo porque lo hace dinámico, porque lo convierte en revolución cultural también dirigida a despojarnos del modelo “noticioso” inoculado a los pueblos como si se tratara de la única y mejor forma de transmitir información. A muchos les resulta imposible el parricidio de forma y contenido mercantiles en materia de “noticias”. Pero habrá que hacerlo.

Por ejemplo, TeleSur ha dejado una marca imborrable e invaluable en la batalla enorme de transformar la producción de información en una herramienta revolucionaria de los pueblos para hacer visibles sus luchas haciéndose visibles como protagonistas. Pero no podrá lograr mucho por si sola una televisora que para crecer requiere que crezcan con ella, en simultáneo, muchos otros medios de producción informativa solidarios y concatenados en la lucha contra el modo y los medios capitalistas de información. Se necesita una y dos mil “Prensa Latina”, se necesitan miles de medios alternativos y comunitarios, televisoras, documentalistas, radios, impresos expresando sus tácticas y estrategias en lo concreto pero con una agenda de unidad sistematizada en los objetivos de máxima. O sea, lo que no hicimos.

Hablamos de una revolución mundial de la producción de información capaz de ser nueva por ser colectiva, democrática y revolucionaria. Capaz de aprender a sumar voces y hacer con ellas un relato poderoso contra las mentiras y, principalmente, afianzar un método de producción en el que sea la multi-polaridad de los puntos de vista la que construya fortalezas en la lucha unificada por la verdad y contra el capitalismo enemigo común de la especie humana.

La otra parte de nuestra derrota histórica es no contar con las escuelas de formación que necesitamos para la revolución de la información. Nosotros no necesitamos informadores “neutrales”, nosotros necesitamos científicos de la información que fijen postura la lado de los pueblos en la búsqueda inalienable de la verdad y su construcción científica necesariamente social ahí donde se lucha. Necesitamos compromiso estético y ético para una revolución del pensamiento que necesita de la información como la vida necesita del oxígeno. Nada más, y nada menos, de ese calibre el la responsabilidad y el alcance de la tarea. Es tan extraordinaria su importancia que no podemos dejarla en manos del capitalismo, ni un minuto más.

El régimen de domesticación intelectual en la Guerra Mediática

Aquella lucha que no contemple el territorio de los significados, que los ignore o los piense secundarios… habrá cometido un error costosísimo o será, por decirlo suavemente, sospechosa de toda sospecha. En la Guerra Mediática que las oligarquías han desatado contra los pueblos (a partir, por ejemplo, de las “Torres Gemelas”) prima el interés por el dominio sobre las conciencias y eso implica el dominio sobre todos los significados en su valor, en sus jerarquías y en lo que hacen visible o invisible. ¿Es demasiado exagerado? La OTAN dice que lucha por la Paz.

El abandono -o menosprecio- (cualquiera que sea el argumento) del campo semántico debería encender las alarmas de todo aquel “frente de lucha” que libre tareas emancipadoras en materia de comunicación. No es “cosa menor”, no es tema de “especialistas”, no es pecado “dictatorial” ni es perversión goebeliana. Es una responsabilidad política que debe asumirse como parte fundamental de las batalla democratizadoras de los “medios de comunicación” y como parte nodal en la “Batalla de las Ideas”. La responsabilidad en este campo es inexcusable, ineludible e insustituible. No hay atenuantes ni escapatorias.

Y, ¿quién pone interés a la Semántica cuando reinan, desaforadas, todas las manías del empirismo, de la anarquía conceptual, de la improvisación y del formalismo bobo… haciéndose pasar por “progres” y por “liberales” en sus sentidos más decadentes y más convenientes al régimen de domesticación intelectual burgués? ¿Quién pone interés en la Semántica y en el santoral de las trampas ideológicas más añejas con los silogismos chatarra más socorridos por el “libre mercado”? ¿Quién se ocupa de la Semántica en plena expansión de la industria bélica, es decir del negocio de la muerte planetaria y de todas sus expresiones directas o indirectas bajo los intereses del capitalismo? ¿Quién? Ellos, a cada paso y en cada minuto ellos.

Ni uno solo de los valores que la ideología de la clase dominante ha incubado para la adoración fundamentalista de la mercancía, de su acumulación y de su propiedad privada, han sido olvidados por los laboratorios de guerra psicológica que, durante siglos, abonan sus logros al fetichismo del mercado. Se trata de una orfebrería ideológica pacientemente desarrollada hasta conseguir piezas de “arte mayor” en la refriega de la alienación y el embrutecimiento de la clase trabajadora. Es la barbarie misma cultivada con gran esmero, con mucho dinero y con el plan doblemente perverso de hacerla negocio. Que el esclavo pague y cante las canciones que lo esclavizan, que las disfrute y las defienda como suyas. Que pida su futbol, su telenovela, su noticiero escatológico y lo pague a crédito. Que mire al mundo y sus riquezas como ajenos y que haga todo, incluso dar la vida, por cuidarlo en beneficio de quienes lo explotan, lo excluyen y lo saquean… y encima que lo agradezca. Que para el proletariado la vida signifique sólo lo que significa para su opresor y que viva convencido de que ese es el sentido correcto de “la ley” y del “orden” y nadie deberá alterarlos. Negocio redondo. Claro que existe la “recepción critica” pero en desventaja.

Algún buen día en que la autocrítica sea efectivamente una herramienta de lucha y una prerrogativa revolucionaria de cada día, habremos de poner en evidencia el repertorio inmenso de irresponsabilidades y descuidos que hemos producido en materia de Semántica. Quedará a la vista la holgazanería, el desparpajo y la liviandad con que operamos en uno de los frentes de lucha que, por indivisible e impostergable, más desnuda la ignorancia que nos ahoga y más transparenta el desdén con que abrazamos nuestra lucha en plena Guerra Mediática. Hay descuidos de todo género, hay incoherencias e inconsistencias a mansalva. En un lugar o en otro, se escriben o se dicen superficialidades a granel y reina el facilismo, la desvergüenza y el conformismo. Nuestra lucha comunicación democratizadora y emancipadora que ocurre en condiciones asimétricas y terribles, expone también nuestras condiciones de pobreza intelectual severa. Y eso es sólo responsabilidad nuestra.

Es imposible hacer un padrón completo con las mil y una deficiencias que en materia de Semántica (tanto como de Sintaxis y de distribución) hemos venido acarreando y multiplicando. Pero un día deberíamos comenzarlo. Cada quien habrá hacer su evaluación sincera pero compete a las organizaciones políticas, a los movimientos sociales y a los Gobiernos que con vocación democrática emprendieron revoluciones comunicacionales serias, emprender la gran revolución dentro de la revolución que es la autocrítica dinámica, la que corrige de verdad y la que supera yerros. El “golpe de timón” urgente que de inmediato nos saque de esa ruta errónea y dolorosa que consiste en hacerle, sin saber acaso, el trabajo al enemigo produciendo nuestros mensajes de la manera más incomprensible, más tediosa, más superflua y más terrible que imita, sin saberlo (?) las peores ideas y las peores conductas del enemigo de clase.

Hay excepciones y hay quienes creen que “libres de pecado” pueden lanzar piedras a destajo. La realidad es que la revolución socialista y científica que necesitamos nos quiere parados en la más alta cima de la especie humana con claridad de ideas, sin sectarismos ni individualismos, dispuestos a construir la mejor etapa de nuestra historia, liberados de los yugos del capitalismo. Eso requiere claridad de ideas y medios inteligentes para comunicarnos y comunicarlo. Que se entienda.

LUNES 27 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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2) Grecia: La libra de carne y los mercaderes de Berlín
Lido Iacomini (Rebelión)

Lo sucedido con Grecia frente al Eurogrupo ha sido tildado de “capitulación”, “golpe de estado financiero” y “lapidación” entre otras cosas, a pesar de que buena parte de los medios hablan de ¡acuerdo! Denominación inaceptable cuando su firmante griego, Alexis Tsipras, señala, él mismo, su desacuerdo con lo que ha debido deglutir.

Es que hemos asistido, demudados, a una cruel y salvaje derrota sufrida por Syriza, la fuerza popular organizada y dirigente del proceso político griego, que había alcanzado a coronar un gobierno de nuevo tipo, una esperanza en un país devastado por el neoliberalismo y la corrupción de su oligarquía dirigente. El golpe de estado financiero provocado por la Troika lo llevó a la derrota y capitulación política -no escrita en un moderno “Tratado de Versalles”- y se le han impuesto aberrantes condiciones económicas para conducir a Grecia al caos, el desamparo y la humillación que culminen con el desalojo de Syriza del gobierno.

El llamado al plebiscito que Syriza promovió poco antes del fin de la negociación constituyó una iniciativa inédita y audaz. Lo que estaba en juego era un SÍ o un NO al paquete de reformas y ajustes exigido por la Troika para evitar la quiebra de Grecia. El triunfo de Tsipras que postuló un NO fue contundente y éste lo vivió como un respaldo que favorecía su postura en la negociación. Pero a los alemanes comandados por Schläuble y Merkel les importaba poco porque especulaban con la certeza de que Tsipras no quería abandonar el Euro.

Desde mucho antes, cuando Syriza daba aún sus pasos iniciales de acercamiento al gobierno, la afirmación de su pertenencia al Euro era una clave nodal de su discurso. Porque para ganar el centro de la escena política y proyectarse al poder había que estar en consonancia con los sentimientos de las mayorías griegas, ampliamente identificados con el espíritu europeo. Y atados al Euro por lo que entendían su conveniencia y sus expectativas. Nadie en Grecia que aspirara a ser mayoría podía sugerir la eventualidad del Grexit. Merkel lo sabía e incluso a contrapelo del FMI, podía entonces seguir apretando la soga al cuello de Tsipras, ignorando sus devaneos con Putin. No faltaban razones para ello: una salida no programada, sino forzada por la quiebra sin siquiera moneda propia, significaría un salto sin red hacia la nada. El cálculo comparado del desastre aparentaba ser, y seguramente lo era, una perspectiva inmediata mas dolorosa y grave.

Esto llevó a Tsipras a “incumplir” el mandato del plebiscito en cuanto al contenido del ajuste, pero acorralado por la falta de mandato para salir del Euro. La Troika fue implacable, la derrota arribó y Tsipras firmó la capitulación. Hay una izquierda, allá y acá, que dice, cree, que fue una claudicación y una traición al interés de la nación, una entrega de la dignidad griega y manifiesta su desaliento, justificado. Los mas contemplativos hablan de un serio error. Hay también quienes ven en el encadenamiento de condiciones y circunstancias el origen inexorable de la tragedia griega. Difícil es definir un balance ya. Seguramente el tiempo, y sobre todo los pasos posteriores del corto plazo del ajuste que se cumplirá inexorable, permitirán visualizar la verdad.

Comparan la valentía de Néstor que se plantó y forzó la quita y alcanzó una razonable reestructuración de la deuda externa. Pero sin restar méritos de la audacia y decisión política que tanto Néstor como Cristina le imprimieron a su política exterior y particularmente a la negociación con los acreedores, es necesario recordar que la Argentina ya había quebrado en el 2001, que estábamos ya en el default, que ya se había quebrado el corset del 1 a 1 con el dólar y producido una enorme devaluación, que nosotros no teníamos el corset de la moneda común con la Comunidad de naciones circundantes como los griegos, que quienes fueron los que tenían el timón en la Argentina de esos momentos no pudieron retenerlo, que Argentina cuando asume Néstor tiene un background incomparable con la escalada del precio de los commodities y su riqueza agropecuaria y finalmente pero no menor, sus socios comerciales estaban en los países emergentes y que el Mercosur había sido ya creado con la participación de Alfonsín y que la emergencia China ya prefiguraba su carácter estratégico. Las condiciones para que políticos avispados, audaces y sobre todo con un fuerte carácter nacional y popular como los Kirchner se hicieran presentes en el escenario político sudamericano estaban creadas.

Sin embargo para alcanzar una comprensión más aproximada de lo sucedido en Grecia es necesario examinar los hechos desde la perspectiva mas abarcadora del contexto europeo e internacional y el desenvolvimiento de la crisis mundial que desde el 2008 viene multiplicando los conflictos y agudizando todas las contradicciones. Es necesario recordar que desde principios del 2014 comienza –casi en el otro extremo del continente- la fase crítica de la situación en Ucrania, con la caída de Yanukovich y la casi inmediata secesión de Crimea, que es asimilada a Rusia y seguida por una guerra de baja intensidad entre Rusia y la Otan por interpósitas fuerzas. EEUU es el principal instigador que conduce al resto de Europa a un conflicto no deseado y tibiamente resistido por Alemania. El boicot a Rusia que EEUU exige a sus socios está sostenido a costillas de la Eurozona, que pierde millones de dólares en su intercambio comercial con esta potencia reemergente. Pero sobre todo es la imposición imperial americana que le baja el copete a Merkel en su ambición de hegemonizar al resto de Europa.

Grecia ahora aparece como un segundo round donde Alemania va por su desquite, con agresividad y sin vacilaciones ante la contrariedad norteamericana que solo ve de Grecia su papel en la OTÁN, de plataforma para la contención en la frontera sur europea, frontera caliente si las hay, entre la civilización opulenta del capitalismo europeo y el Asia salvaje, petrolífera y fundamentalista, que se desangra en facciosas guerras intestinas y terrorismo instrumental. Por supuesto que no hay opulencia en los fortines fronterizos griegos: tan sólo un armamentismo desmedido en relación a su tamaño y su billetera. Los abundantes submarinos (8) son pagados con deuda a sus fabricantes alemanes.

La Troika conducida por Merkel sabe que la embestida anti griega pone además de rodillas a la tradición democrática europea y a toda la dirigencia de sus países sin excepción, le permite recobrar los antiguos sueños de superioridad y dominio sobre el resto de Europa de la oligarquía industrial-financiera alemana, comenzados en la segunda mitad del siglo XIX y frustrados dos veces durante el siglo XX, dos guerras mundiales mediante. Pero también explica que inevitablemente salte a la luz el enojo norteamericano, empeñado en un rediseño geoestratégico global en función de su confrontación esencial con China y Rusia. El comando político militar yanky entiende que decidir dónde distender y dónde ajustar las clavijas es su prerrogativa esencial y que al gobierno de Alemania se le pueden permitir ciertos devaneos en tanto y en cuanto no afecte sus intereses globales.

Desde ese lugar es esperable el tercer round, que puede provenir tanto del fracaso del pomposo como inconsistente “acuerdo” impuesto por Schäuble a Tsipras, útil para humillar a la izquierda griega pero que no logrará más que trazar un círculo de elevación de la crisis, como de la respuesta norteamericana que persistirá en mojonar su estrategia esencial con la mirada en el conflicto mundial y para quien el destino de Grecia y su pueblo es casi indiferente. Pero no para la naciente nueva izquierda europea, sacudida por el infortunio de su destacamento griego. Podemos –quien se veía cerca, en tiempo y forma- del poder en España es la principal afectada y en cierta medida sus ánimos y expectativas se acomodarán a la baja si Grecia no logra eludir el tembladeral.

Es cierto que la historia abunda en ejemplos de derrotas que anticiparon victorias decisivas. Moncada es un ejemplo. Pero también de victorias pírricas, por lo que no hay presunciones válidas que no se anclen en la experiencia particular, concreta, única y a veces insondable. A las consideraciones precedentes habría que añadir que una derrota apabullante produce daños que es necesario verificar, paso a paso y lugar por lugar, como navío de guerra por su capitán después del bombardeo.

El miedo es una consecuencia lógica de esta derrota, miedo buscado ex profeso por Angela Merkel y Schäuble al extremo de pretender luxemburguizar el centro de decisiones de la gran barata a realizar con los bienes restantes de los griegos. Españoles tomad nota!! Hacia allí los conduce Podemos y los resultados electorales de Noviembre no se resuelven sólo en el plano de militancia en el territorio sino en la resistencia que se emprenda ya para frustrar los planes de la Troika. Porque ese es el fantasma que ahora recorre a la Europa de los pobres.

Para dar vuelta la pendiente del desánimo de las izquierdas, Syriza tendría que encontrar un arma de resistencia que permita restaurar la autoestima transformadora, un túnel de salida del laberinto al que lo empujaron los poderes europeos, una alternativa que no condene a Tsipras a ser el gerente del ajuste. Casi la piedra filosofal.

También dependerá de ello el lugar que le destinará la historia turbulenta de las últimas semanas: ¿quedará como un blando dirigente que mostró, en el momento preciso y necesario, su entraña claudicante y los contornos confusos de un error o una traición? ¿o será reivindicado como un gladiador derrotado que se levanta de la arena para proseguir el combate?

Las condiciones internacionales no se muestran favorables para Grecia. Si ni el pueblo griego ni su actual gobierno se mostraron efectivamente dispuestos al Grexit (la salida del Euro y algo más) no es tan sólo un problema de maduración de la propia conciencia. Los gestos escasos de respaldo de China y Rusia (esta última esbozó tan solo algunos) muestran aún las limitaciones de los BRICS y sus instituciones para erigirse en alternativas claras ante la decadencia del sistema imperial conducido por los norteamericanos y paraguas de última instancia de los devaneos europeos. La solución no vendrá de afuera. Dependemos de las reservas combativas del pueblo griego y de la rapidez con que se produzca la maduración de su izquierda gobernante y de la nueva izquierda sud-europea.

LUNES 27 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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3) La Grecia de Syriza firma un pacto militar con Israel
Ben Norton (Mondoweiss)
Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

Syriza, el partido de izquierda que gobierna Grecia, ha firmado un acuerdo sobre “el estatuto de fuerzas” con Israel el pasado 19 de julio. The Jerusalem Post explica que el acuerdo “ofrece defensa jurídica a los ejércitos de los dos Estados así como formación para ambos ejércitos en cada uno de los dos países”.

Es decir, se trata de un pacto por el cual Grecia se compromete a ayudar al ejército israelí –que ilegalmente ocupa y coloniza manu militari el territorio de soberanía palestina desde hace casi cinco décadas y que, prácticamente dos veces al año, destruye su infraestructura y masacra civiles y periodistas palestinos (a los que ataca deliberadamente cuando los soldados se “aburren”) en Gaza.

Sólo otro país del mundo ha firmado un acuerdo similar con Israel; ese país es Estados Unidos que define su acrítico respaldo a Israel como “relación especial”.

“Agradecemos mucho que venga a visitarnos en este difícil periodo para Grecia”, declaraba Moshe Yaalon, ministro de Defensa israelí, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y un halcón de la guerra de agresión, ante su homólogo griego, Panos Kamenos, en una reunión celebrada en el Ministerio de Defensa israelí. “Realza la importancia de las relaciones entre ambos países”, añadió Yaalon.

Kamenos defendió el pacto alegando “la lucha contra el terrorismo” e insistió en que “el pueblo griego se siente muy cerca del pueblo de Israel”.

Los críticos sostienen que Syriza ha comprometido, primero, la esencia de su posicionamiento económico, al aceptar un inmovilista acuerdo de austeridad impuesto por la Troika sobre el cual el FMI (que se beneficia de la deuda odiosa de Grecia) ya ha admitido abiertamente que no funcionará. De acuerdo con un destacado profesor de Economía el acuerdo hará que sea “imposible” que Grecia pague su enorme deuda. El gobierno de Syriza tomó esta decisión a pesar de que casi dos tercios de la población griega votó explícitamente contra la austeridad en un histórico referéndum celebrado a principios de julio.

Ahora los críticos afirman que Syriza ha puesto en peligro su supuesto apoyo a los palestinos al firmar un pacto con el mismo ejército que ocupa su territorio, y no un mero acuerdo, sino un pacto que sólo ha sido igualado por Estados Unidos, el aliado más próximo de Israel. ¿Sorprendente? La respuesta a esa pregunta depende de quién la plantee:

En enero de 2015 un artículo de opinión en The Jerusalem Post afirmaba que “la victoria de Syriza en Grecia es una mala noticia para Israel”. Sin embargo, parece que ha sido al revés. Justo después de las elecciones griegas de enero, el embajador griego en Israel, Spyridon Lampridis, señaló proféticamente: “No puedo más que prever cosas positivas para el futuro”.

Para ser claros, Syriza no es en absoluto el primer gobierno griego que respalda al ejército israelí. El profesor Aristotle Tziampiris, Director del Centro de Asuntos Internacionales y Europeos de la Universidad de El Pireo, ha dedicado un libro entero a El surgimiento de la cooperación israelo-griega.

Es esencial subrayar que no todos los miembros del partido Syriza aprueban las decisiones del gobierno de capitular ante un imposible paquete de medidas de austeridad y privatizaciones, y de colaborar estrechamente con el ejército israelí.

El empresario griego-israelí Sabby Mionis señalaba en una entrevista publicada en Times of Israel que “[…] Varios miembros de Syriza, incluidos algunos que han accedido a posiciones gubernamentales, iban a bordo de la Flotilla en 2010”. Mionis se refería a la Flotilla de la Libertad que intentó llevar ayuda humanitaria y materiales de construcción a la Franja de Gaza. El bloqueo de Israel a Gaza – que la ONU viene declarando ilegal desde hace años – prohibe que dicha ayuda y dichos materiales entren en la Franja. El 31 de mayo de 2010, la Flotilla fue atacada por el mismo ejército israelí con el que Syriza ha firmado un pacto histórico. Nueve defensores de los derechos humanos palestinos fueron asesinados por las fuerzas israelíes en el ataque.

El primer ministro Alexis Tsipras viene a demostrar, sin embargo, que su método preferido para hacer frente a la disidencia de izquierda dentro de su partido es expulsar a los miembros izquierdistas de su gobierno.

LUNES 27 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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4) Frankenstein en Túnez
Luz Gómez (eldiario.es)

Por más que sea una aberración, el yihadismo, como Frankenstein, es hijo de la razón. O de una lógica perversa, si se prefiere. No es fruto de la nada ni del caos. Tampoco el islam tiene mucho que ver en su gestación, sino que fue la geopolítica del final del mundo bipolar la que puso en marcha la versión del yihadismo que hoy conocemos: Afganistán lo vio nacer, pero una vez puesto en pie controlar su desarrollo y sus relaciones se fue haciendo más difícil para sus patrocinadores, saudíes y estadounidenses.

Si de repartir culpas se tratara, sería difícil precisar el grado de responsabilidad de unos y otros en las sucesivas mutaciones del Frankenstein yihadista: la política neoimperial de Bush padre y Bush hijo; el depredador sectarismo saudí; la incapacidad de Europa para practicar lo que predica; el mesianismo wahabí; el autoritarismo patológico de las élites árabes; la ambición mediooriental de Rusia y China… La consecuencia de todo ello está a la vista: la inmensa frustración de una generación que ve en “coger el fusil” una opción vital. No es nada nuevo, como parece, el recurso a la legitimidad islámica para ello (la moderna yihad contra Occidente la “inventaron” los musulmanes indios allá por 1826), si acaso lo es su fuerza viral.

Es de sobra conocido que Túnez fue el país que encendió la mecha de las revoluciones árabes de 2011. Sus jóvenes salieron en masa a las calles y ofrecieron la imagen de rebeldía abierta y decidida que tanto se cantó en Occidente y en la que se miraron yemeníes, egipcios, libios, sirios, bahreiníes… Pero Túnez se ha convertido, paradójicamente, en uno de los principales exportadores de yihadistas al Estado Islámico: unos 4.000 jóvenes habrían salido del país desde 2013 rumbo a Siria e Irak, casi los mismos que de Europa en conjunto. Es evidente que entre los hechos de 2011 y los actuales hay una relación, y que tiene que ver con el derrumbe de la esperanza individual y colectiva que un día despertó la Revolución del Jazmín.

Se ha hablado mucho de la “excepcionalidad tunecina” en el marco del mundo árabe posrevolucionario. Su exitosa transición se ha caracterizado por la inclusión en el proyecto democrático de partidos políticos y actores civiles antagónicos, casi siempre presentados en términos de islamistas frente a secularistas, pero que no responden por entero a esa lógica: también están los sindicalistas, la patronal, los jóvenes licenciados en paro o los mineros, por mencionar a algunos de los más activos. Los logros tunecinos en términos de libertades son innegables. Pero el pueblo que salió a la calle harto de las humillaciones cotidianas del régimen de Ben Alí (dictador que, cabe recordar, goza de un exilio dorado en Yeda, la capital del mar Rojo saudí) no solo pedía libertad, sino también pan y justicia social. Es algo que tiende a olvidarse con el alboroto de los procesos electorales y con la costumbre de mirar siempre a las capitales árabes, donde se refugian las élites proocidentales.

Mientras, el Túnez de provincias respira con un pulso propio, distinto del capitalino y sus pujos mundanos. No es menos vivo o más acomodaticio, al contrario, es más radical en la expresión de sus demandas: durante casi una década, las huelgas de la minería de Sfax y Gafsa precedieron a la revolución en la movilización social y sindical. Y fue en Sidi Bouzid, una de esas ciudades del interior, donde se inmoló Mohamed Bouazizi, el vendedor ambulante cuyo gesto incitó el levantamiento popular masivo. Hay que tener en cuenta este contexto para comprender cómo un joven de 21 años, estudiante de ingeniería de la Universidad de Kairuán, la capital histórica del Túnez islámico, situada en el centro del país, coge un Kalashnikov y la emprende a tiros con los turistas europeos que disfrutan del sol de Susa. “Vete a casa. No he venido a matarte a ti sino a los turistas”, le dijo a un chaval tunecino que le hizo frente.

El objetivo del terrorista era claro. Para Seifeddine Rezgui, el yihadista reivindicado como suyo por el Estado Islámico pero al que no se le conocían inquietudes salafistas sino raperas, la violencia está reglada y medida en los términos propios de la realidad tunecina: el turismo supone el 15% del PIB, y su colapso arrastra a la economía del país en su conjunto. Pero además, en términos simbólicos, la violencia yihadista contra el turismo de playa y museo golpea donde más les duele a las élites tunecinas: en la imagen cosmopolita que el país proyecta de modernidad a la occidental.

Cuando el yihadismo sacude Túnez, Europa tiembla. No se trata solo de que las víctimas sean francesas, alemanas, británicas o españolas. Este pequeño país árabe resulta a ojos europeos más mediterráneo, más nuestro, más occidental. Desde hace décadas no ha dejado de ser visto como una excepción en un entorno hostil, encajonado entre los irreductibles libios y argelinos que tantos quebraderos de cabeza han dado a Europa antes y después de la independencia. Pero el atentado de Susa del pasado junio, tras el de El Bardo en marzo, nos recuerda que en Túnez las demandas de la revolución están por satisfacer, que la democracia no es una declaración de intenciones, y que únicamente el proyecto de un Mediterráneo común puede salvarnos a todos, Sur y Norte por igual.

El presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, declaró a renglón seguido de la última matanza que “Túnez solo no puede luchar contra el terrorismo, hace falta una estrategia conjunta”. Tiene razón, aunque no solo en el sentido de las medidas de urgencia adoptadas ni de la enésima ronda de contactos políticos para sacar adelante una restrictiva ley de seguridad. Por más que se cierren mezquitas de prédica salafista, se levanten vallas estilo Melilla y un Ejército mal pertrechado se vuelque en el control de 1500 kilómetros de frontera con Libia y Argelia, no se va atajar el yihadismo. Lo que urge es completar el proceso revolucionario: faltan el pan y la justicia social. Es muy tarde ya para Libia, para Siria y casi para Egipto, países en los que en menos de tres años una generación entera se ha perdido en la guerra o en la cárcel. Pero de Túnez podría volver a surgir el impulso solidario y auténticamente internacionalista que redimiera al Mediterráneo. Por desgracia, no parece que los actuales líderes de la Unión Europa lo vean en estos términos.

LUNES 27 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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