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MUJERES EN MOVIMIENTO

1) Latinoamericanas se manifiestan contra desigualdad de género
2) Colombia: Movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres
3) Estados Unidos: La mujeres y el creciente movimiento contra Donald Trump
4) México: Pintar otro mundo posible
5) Nicaragua: Abriendo la discusión sobre la identidad de género
6) La revolución será feminista

COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 13 / No. 510/ Lunes 13 de marzo de 2017 / Producción: Beatriz Alonso

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) Latinoamericanas se manifiestan contra desigualdad de género
Entorno inteligente

Miles de latinoamericanas se manifestaron durante el Día Internacional de la Mujer contra la violencia y con la frustración de ver que, pese a su lucha, la desigualdad de género no ha mermado.

La jornada de protesta del miércoles estuvo marcada por marchas y un paro femenino de actividades en distintos países.

Amnistía Internacional denunció que en el continente americano se registran al menos 12 feminicidios por día. “Fueron pocos los avances de los Estados para atajar la violencia contra mujeres y niñas”, señaló la organización en un informe sobre la situación de las mujeres en 2016.

Por su parte, la Organización de los Estados Americanos (OEA) dio libertad a las funcionarias que deseen unirse a la huelga internacional de mujeres. El 56,8% del plantel de ese organismo es femenino.

Según la OEA, aunque en el continente se han logrado avances significativos en los últimos años “aún existen cifras inaceptables de feminicidios, de violencia doméstica, de discriminación y precariedad laboral”.

A su vez, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) instó a los Estados a “reafirmar su compromiso con la igualdad de género”.

“En Estados Unidos, en promedio, a las mujeres afrodescendientes se les paga sólo 64 centavos y a las latinoamericanas sólo 54 centavos por cada dólar que gana un hombre” y “en Brasil mientras que las mujeres ganan un salario promedio de 430 dólares en comparación con 610 de los hombres, las mujeres afrodescendientes son las menos pagadas, con 315”, indicó la CIDH.

En Argentina, donde en los últimos dos años la asociación civil “Ni una menos” ha reunido a miles de personas contra la violencia de género, mujeres de distintos ámbitos cumplieron un paro parcial de actividades a partir del mediodía y protagonizaron “ruidazos” en la vía pública. Argentina registró 290 feminicidios en 2016, la cifra más alta de los últimos tres años, según la asociación civil La Casa del Encuentro. En promedio se comete un feminicidio cada 30 horas.

Al grito de “¡Ni una menos, vivas nos queremos!” decenas de mujeres se manifestaron en Caracas. Entre carteles en los que se leía “No más sangre de mujeres en sus puños” un grupo de manifestantes, algunas de ellas con los rostros cubiertos con máscaras de animales, realizaron una concentración frente a una de las sedes de la Fiscalía General para protestar por el tratamiento que dan las autoridades a las mujeres golpeadas.

A un lado de la estatal Maternidad Concepción Palacios, en el oeste de la capital venezolana, otro grupo de mujeres salió a protestar contra lo que califican de violencia obstétrica. “Somos maltratadas, somos humilladas, somos vejadas por los obstetras”, afirmó Daniela Inojosa, una defensora de los derechos de la mujer de 46 años, al denunciar que muchos médicos en Venezuela optan por las “cesarías innecesarias” para lograr mayores ingresos por los partos. “Hay una perversión en el sistema de salud con respecto al trato a la mujer”, acotó la activista.

Desde Paraguay, la líder feminista Mirta Moragas dijo a periodistas que en su país las mujeres paran porque en enero y febrero de este año fueron asesinadas 14 de ellas. De acuerdo con datos policiales, entre 2011 a 2014 hubo 75 feminicidios en Paraguay y 79% de las víctimas murió a manos de sus novios, esposos o exparejas.

En tanto, en diversas ciudades ecuatorianas cientos de mujeres se movilizaron portando carteles en los que se leía “Los espacios son públicos, mi cuerpo no” y “Nací mujer, no quiero morir por serlo”.

En República Dominicana, diversas organizaciones civiles e instituciones públicas realizaron de forma separada manifestaciones para reclamar equidad de derechos y medidas para prevenir la violencia contra la mujer. Katia Jiménez, jueza del Tribunal Constitucional, se manifestó afuera de la institución con varias empleadas del organismo y recordó que de los 13 miembros que conforman el Tribunal, sólo tres son mujeres.

Por su parte, las salvadoreñas participaron en marchas que salieron de distintos puntos de San Salvador y culminaron frente a la Asamblea Legislativa para exigir que se despenalice el aborto. Las organizaciones feministas consideran que es de urgencia que se reforme el Código Penal, ya que hay registros de 1.440 casos de niñas que fueron obligadas a continuar con los embarazos, pese a que estos fueron resultado de abuso sexual .

El Salvador modificó el Código Penal en 1989 para prohibir el aborto en cualquier circunstancia, incluso cuando el embarazo es producto de violación, incesto o que la vida de la madre corra peligro. La legislación salvadoreña penaliza todas las formas de aborto, incluso el terapéutico, y debido a un cambio en la tipificación del delito de aborto a homicidio agravado, una mujer podría ser condenada a una pena de hasta 50 años de prisión.

En Bolivia, en cuatro ciudades se unieron a un paro parcial y también hicieron marchas en contra de la violencia, discriminación y feminicidios. Desde enero y hasta el 7 de marzo de 2017, se registraron 20 feminicidios en el país y según datos de la ONU, siete de cada diez bolivianas en algún momento han sido víctimas de violencia sexual, colocándose como según país en la región con un alto índice de esta falta, después de Haití. “Basta de violencia contra las mujeres… las queremos vivas”, se leían en algunos carteles que llevaban en las manos las decenas de mujeres que salieron a protestar.

COMCOSUR MUJER Nº 510 – 13.03.17
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2) Colombia: Movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres
Nodal

Latinoamericanas se manifiestan contra desigualdad de género
Entrevista de Nodal a Marina Gallego, coordinadora nacional de Ruta Pacífica de las Mujeres: “La violencia contra las mujeres en Colombia tiene connotaciones de tortura al punto de dejarlas incapacitadas por meses”

Nadia Luna – Nodal

Al igual que sucedió en más de 50 países, Colombia también se sumó al histórico paro internacional de mujeres este 8 de marzo. Entre las miles que salieron a decir basta a la violencia de género, se contaban las integrantes del movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres, un colectivo que está presente en varios departamentos del territorio colombiano y ha tenido una importante incidencia en la mesa de negociación entre el gobierno y las FARC en lo que respecta a la situación de la mujer.

“Llevamos 20 años trabajando por la salida negociada del conflicto armado y por hacer visible y denunciar la violencia contra las mujeres en el marco de ese conflicto”, dice Marina Gallego, coordinadora nacional del movimiento, en entrevista con Nodal.

¿Qué formas de violencia enfrentan las mujeres en Colombia?

La violencia contra las mujeres es una violencia que se mantiene de manera constante y, debido a la situación del país, muchas veces se invisibiliza. Hay entre 3 y 4 feminicidios por día, lo cual es una cifra bastante alta. La violencia contra las mujeres en Colombia tiene connotaciones de tortura al punto de dejarlas incapacitadas por meses, puesto que son hechas con instrumentos contundentes. Estas situaciones se están reportando desde el área de medicina legal.

¿De qué manera afectó el conflicto armado los derechos de la mujer?

El conflicto armado tiene 52 años, lo cual indica que han crecido 4 generaciones de mujeres en su marco. Por supuesto, en la medida en que un conflicto interno es de tan larga duración, va teniendo impacto en las mujeres a partir de la situación que viven respecto a sus hijos, hijas, esposos, esposas y a la violencia sexual que sufren ellas mismas. Estos son aspectos que la Ruta ha documentado ante la Comisión de la Verdad y que se publicó en 2013, donde se detalla el grave impacto que han sufrido las mujeres por tantos años de conflicto armado.

¿En el actual proceso de paz se contemplan políticas con perspectiva de género?

Sí, el proceso de paz tiene perspectivas desde los derechos de las mujeres. Colombia tiene una buena legislación en esa materia. Sin embargo, el contexto no permite que sea aplicada a fondo y la situación de las mujeres sigue siendo muy grave en todos los ámbitos. Por lo tanto, esperamos que ésta sea una oportunidad para generar mayor apertura hacia una vida sin violencia y hacia el cumplimiento efectivo de los derechos de las mujeres.

¿Por qué crees que tomó más fuerza el movimiento de mujeres en los últimos años?

El movimiento de las mujeres ha crecido porque tenemos más acceso a la educación. Esto genera mayor conciencia de cuáles son nuestros derechos en sociedades patriarcales y de cómo éstas nos discriminan y son opresoras con nuestra vida y nuestro cuerpo. Nos permite tomar consciencia de que esos derechos hay que disputarlos más que nunca. Solo con normas constitucionales o leyes, la democracia no es capaz de abrir sus espacios a las mujeres. Por lo tanto, es necesario que nos organicemos y generemos movilizaciones para que finalmente podemos acceder a los derechos que nos corresponden.

COMCOSUR MUJER Nº 510 – 13.03.17
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3) Estados Unidos: La huelga mundial de mujeres y el creciente movimiento contra Donald Trump

El martes, la Estatua de la Libertad quedó casi completamente a oscuras, un día después de que el presidente Donald Trump firmara su nueva orden ejecutiva contra el ingreso a Estados Unidos de refugiados y ciudadanos de seis países de mayoría musulmana, un decreto conocido como “Prohibición contra musulmanes 2.0”. El apagón pareció también un presagio de lo que ocurriría al día siguiente, el Día Internacional de la Mujer, que este año contó con la organización de la huelga “Un día sin mujeres”. La dama de la Libertad, que durante más de 130 años ha proclamado al mundo “Dadme vuestros seres pobres y cansados / Dadme esas masas ansiosas de ser libres”, desapareció, al menos por unas horas, del horizonte de la ciudad de Nueva York.

El Día Internacional de la Mujer se conmemora el 8 de marzo desde hace más de un siglo, pero el día de acción mundial de este año tuvo un valor agregado de urgencia. Un hombre que fue filmado mientras alardeaba de cometer acoso sexual terminó siendo el actual presidente de Estados Unidos.

En una grabación del programa “Access Hollywood” de 2005 que se hizo pública el pasado mes de octubre, Trump le dice a Billy Bush, ex presentador de la cadena NBC: “Ni siquiera espero. Y cuando eres una estrella, ellas te dejan hacerlo… Puedes hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el chocho.” Billy Bush perdió su trabajo a causa del escándalo, pero Trump fue electo presidente pocas semanas después.

Al otro día de la asunción de mando de Trump, más de cuatro millones de personas participaron en manifestaciones en todo Estados Unidos, en lo que quizá sea la mayor protesta política en la historia estadounidense. La Marcha de las Mujeres en Washington, por ejemplo, congregó una cantidad de gente tres veces mayor que la multitud que asistió a la ceremonia de asunción de Trump el día anterior, lo que claramente enfureció al presidente.

Dos días después, Trump firmó una orden ejecutiva que impuso una “ley mordaza mundial” que prohíbe a Estados Unidos financiar a cualquier organización de salud que realice abortos o que incluso lo mencione como opción. Trump también está presionando a los legisladores para que aprueben el proyecto de ley republicano que tiene como objetivo derogar la Ley de Cuidado de la Salud a Bajo Precio, conocida como Obamacare. La ley dejaría sin fondos a la organización Planned Parenthood, que brinda anualmente una amplia gama de servicios de salud a más de dos millones y medio de mujeres estadounidenses. Solo el 3% de sus servicios están vinculados al aborto, y los fondos federales no financian los abortos.

Con manifestaciones en más de 50 países, la huelga de mujeres de este año es la más importante en la historia reciente. El sitio web de la organización señala: “El 8 de marzo será el comienzo de un nuevo movimiento feminista internacional que organice la resistencia no solamente contra Trump y sus políticas misóginas, sino contra las condiciones que dieron lugar a Trump; concretamente, décadas de desigualdad económica, violencia racial y sexual, y guerras imperiales en el exterior”.

Esta misma semana, un documento filtrado reveló que el Departamento de Seguridad Nacional está considerando una propuesta para separar a las madres refugiadas de sus hijos en caso de que sean capturados al cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.

En un video realizado para dar difusión a la acción mundial del 8M, distintas personas declaran sus motivos para participar:

“Voy a hacer huelga el 8 de marzo porque creo que las mujeres deben tener libertad para tomar decisiones sobre sus propios cuerpos… Voy a hacer huelga el 8 de marzo… por la igualdad salarial y de oportunidades… porque el trabajo de las mujeres hace posible el resto de los trabajos… y porque ya es hora que comencemos a valorar el trabajo de la mujer. Voy a hacer huelga el 8 de marzo… porque quiero sentirme libre cuando salgo, no valiente… porque las mujeres importan”.

Al despuntar el alba en Washington DC, en el Día Internacional de la Mujer, Donald Trump tuiteó: “Tengo un enorme respeto hacia las mujeres y los numerosos papeles que desempeñan, que son vitales para la estructura de nuestra sociedad y nuestra economía”. Esto proviene de un hombre que ha sido acusado de asalto y acoso sexual por al menos 15 mujeres, la mitad de ellas durante su reciente campaña electoral.

Las mujeres del mundo, junto con los hombres que apoyan su lucha, juzgan a Trump por sus acciones, no por sus palabras. Están comprometidas, están enfurecidas y se están organizando para abordar cada tema. Entre los carteles de las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer había uno que decía: “Nada de mordaza, nada de prohibición, nada de muro”. Otro decía: “El lugar de la mujer es la revolución”. Todos los días, Trump afecta los pilares de los logros progresistas por los que tantas personas han luchado, han sido encarceladas e incluso han muerto a lo largo de más de un siglo. Pero la resistencia está creciendo y brinda esperanzas en esta era de oscuridad.

COMCOSUR MUJER Nº 510 – 13.03.17
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4) México: Pintar otro mundo posible
(Nota completa en comunicacionsocial.org.ar)

Dani Morán entrevista a la pintora Beatriz Aurora quien desde hace muchos años toma los colores del zapatismo para llevarlos a todo el mundo.

¿Cómo empieza tu arte zapatista?

– No empieza como arte, empieza porque en Chile luché contra la dictadura. Estuve presa y luego desaparecida. Sobreviví gracias a la solidaridad internacional, entonces recorrí un poco el mundo. Yo iba a Chile de vuelta para seguir luchando, me encantó México y ahí me quedé. Por eso estoy viva, porque a casi todos mis compañerxs que regresaron lxs mataron. Yo pintaba porque necesitaba hacerlo, desde chiquitita lo hice pero nunca muy en serio. Comencé a pintar cuando encontré que podía decir cosas a través de la pintura. Yo estaba muy triste, como todos, al ver los movimientos acabados. Ahí aparecen lxs zapatistas y dije: ¡Wow!, ¡no ha muerto todo! La vida sigue. Zapata vive, la vida sigue. Me sentí totalmente identificada con ellos, nacían de las ruinas de lo que habían quedado pero con una vibra maravillosa, con un planteamiento tan humano, tan simpático, tan lleno de colores. Tienen esa palabra tan bella y poética que nosotros no tuvimos.

Beatriz nace y crece en Santiago de Chile. Allí fue parte del proceso llamado “vía chilena al socialismo” durante el gobierno de Salvador Allende. Participó del movimiento popular y estudiantil hasta la llegada de del oscuro golpe de Pinochet. En 1974 queda detenida y desaparece diez días. La liberan tiempo después por su otra nacionalidad, la española, proveniente de sus padres republicanos que escaparon de la Guerra Civil también por ser perseguidos. Estuvo exiliada en Europa, luego en Cuba, y aterriza en 1979 en México para nunca más despegar. Ella dice que es “ciudadana del mundo”, pero desde 1995, luego de la irrupción zapatista, San Cristóbal de las Casas es su lugar.

¿El zapatismo es en ese sentido como una nueva revolución?

-Totalmente. Nació de cenizas, y eso es por los pueblos indígenas. Los mayas, por el Viejo Antonio, por la conjunción de todo eso. El subco Marco dice en una entrevista que cuando llega el grupo guerrillero a poner una guerrilla como la que todxs vivimos en América Latina, fue derrotado por las comunidades y no por el ejército. Ellos iban a cooptar a las comunidades y terminó siendo al revés. Por eso son tan especiales, tan originales. Generaron los principios morales, éticos y políticos todo de nuevo.

Uno ve tus pinturas y se ve que generaste una identidad zapatista. ¿Cómo hacés para trasmitir el movimiento?

-Fue casualidad. Cuando triunfaron yo tenía una bebita y no me podía ir a la montaña que es lo que hubiese querido. Pero yo dije ¿qué puedo hacer para apoyar este movimiento tan bonito? Y ahí pinté mi primera obra que es Cartel de Chiapas que resume la historia. Quería que se vea, se difunda y recaude dinero para ellxs. Y así me vincule. Con ese cartel en mano me acerqué a la selva. Antes les mandé una cartita y les dije: “Compas me llamo Beatriz, soy chilena y pintora. Hice este cuadrito para aportar a la lucha, tengo tantas ganas de conocerlos y si me tengo que quedar aquí un año entero o saltar ríos o montañas no me importa, yo necesito conocerlos y darles un abrazo”. Y cuando pude ir, quién llegó a la comunidad fue el subcomandante Moisés a contarnos de su lucha, y caí rendida a sus pies para siempre. Son tan hermosos… Y ahí seguí pintando el pueblo y lxs insurgentes.

¿Cómo ves el futuro del zapatismo?

Ellos definitivamente demostraron que otro mundo es posible. Lo han construido y es visible, palpable, totalmente tangible. En este momento la humanidad y el planeta están en peligro. En el caso de México está fatal, está destrozado. Entonces yo siento que ellxs siente la responsabilidad y para lo que se levantaron en armas en el ´94 es para hacer otro México y otro mundo. La situación lxs obligó a replegarse en sus territorios en sus espacios bajo la idea del Caracol, pero la situación histórica los empuja definitivamente a salir a salvar a México y crear una propuesta para todo el mundo.

¿Cuál es tu sensación tras el anuncio de la candidata indígena mujer para las próximas elecciones?

– Hay una candidata maravillosa elegida. Y creo que todo el pueblo de México va votar a la candidata. Ellxs harán una campaña distinta a la que siempre ha hecho el sistema. Tiene una forma de plebiscito y la idea detrás de salvar a México, con una nueva conciencia diferente. Quizás ese ejemplo va a servir para otros pueblos del mundo. Si se avanza, va a producirse un efecto dominó donde los pueblos terminan realmente despertando. Eso es lo que yo me imagino. Porque ningún cambio va a venir de arriba, por eso tomemos de una vez las riendas de nuestro destino y quitemos la basura del camino. Pues, acuérdense que queremos justicia y no venganza, pero quitemos a estos idiotas de seguir gobernando. Realmente la hidra está loca, esta ya totalmente fuera de control, en un estado de gravedad y de maldad que ya no se puede sostener ni ella misma. Entonces es fácil acabarla. Quizás en vez de cortar cabezas hay que darle al corazón. Por eso me gusta y creo en los zapatistas. Cuando juntas el corazón y además la cabeza, el potencial es que tenemos el mundo en las manos.

El escenario de la FLIA estaba montado en el piso de un pequeño centro cultural. Un auditorio sentado en indio escuchaba atentamente mientas se encandilaba con la sonrisa de Beatriz. Ella presentaba su arte ilustrado en el libro “Los otros cuentos. Volumen dos”, que editó la Red de Solidaridad con Chiapas de Buenos Aires. La magia se percibía porque la revolución se dejaba pensar en una candidata y mujer indígena gobernando México. ¿Cómo hacer de lo imposible algo posible? Con luces blancas a su alrededor, como todx militante, Beatriz nos dejó un mandato: “A ustedes chavitxs les toca un papel determinante, porque todavía se han podido defender de que el sistema les corte la creatividad. Hay que ser rebeldes, creativos e imaginar. Darse cuenta. Lxs zapatistas han demostrado con su lucha de que lo imposible es posible. Por eso hay que luchar en todos los niveles, crear en todas las formas. El arte es esencial en esto. Pero sobre todo, el compañerismo”.

COMCOSUR MUJER Nº 510 – 13.03.17
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5) Nicaragua: Abriendo la discusión sobre la identidad de género

Un miércoles 3 de agosto de 1994 nació Jordy Mercado González. 17 años más tarde, él decidió adoptar una identidad de género femenino y se llamó Tiffany Mercado González, pero solo para su más íntimo grupo de amigos. No se atrevía a hacer pública su nueva identidad por miedo a ser discriminada por la sociedad, sin embargo lo que más temía era el rechazo de su familia.

Cuando ingresó a la universidad, en 2012, lo hizo con su identidad masculina. Fue hasta en 2013, mientras cursaba el segundo año de Ingeniería en Sistemas, en la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), que Tiffany salió a luz pública.

En la universidad había un concurso llamado Miss Top Model Trans y esa fue su oportunidad para decirles a todos quién en verdad era y cómo se sentía. Ganó el concurso.

El viernes pasado se convirtió en la primera mujer transgénero del país en ser llamada a recibir su título universitario con su identidad de género. Era la más popular de la graduación. Cámaras de varios medios televisivos captaron el momento. Su abuela materna, Rosa Teodolinda Ortiz, fue la encargada de acompañarla a recibir el título. Tiffany perdió a su madre cuando tenía ocho meses de vida y desde entonces su abuela se hizo cargo de ella.

Cuando su nombre se escuchó en el auditorio, doña Rosa tomó un bastón y con dificultad se levantó para acompañar a su nieta. Sus compañeros la ovacionaron y su abuelita no pudo evitar las lágrimas. La pareja y el papá de Tiffany estaban en el público y no paraban de aplaudirla.

Pese a que el título de Ingeniería en Sistemas de Tiffany tiene su nombre legal (el masculino), ella soñaba con ser llamada como se sentía más cómoda y lo logró, pero no fue una tarea fácil. Los primeros días en la universidad como mujer trans percibió el rechazo de algunos y escuchó los comentarios negativos de otros.

No le importó y siguió siendo ella misma. Poco a poco se ganó el respeto y la aceptación de sus compañeros de clases, sus profesores y las autoridades universitarias. “Cuando escuché mi nombre me sentí gozosa y feliz porque rompí con los paradigmas, se me respetó mi identidad y representé dignamente a mi comunidad. Ese triunfo se lo dediqué a mi madre”, expresa la joven de 22 años.

“Para nosotros fue una estudiante más. La universidad no hace distinción ni por credo político, religioso, ni por orientación sexual. Nosotros somos muy respetuosos de la dignidad de cada uno de los estudiantes y lo único que pedimos es que muestren sus méritos académicos y que puedan desarrollar su carrera con mucha calidad”, dice Jaime López Lowery, vicerrector de la UNAN.

Las trans se sienten y conciben como parte del sexo opuesto, que social y culturalmente se asigna a su sexo biológico. Pueden optar por una intervención médica —hormonal, quirúrgica o ambas— para adecuar su apariencia física–biológica a su realidad psíquica, espiritual y social.

Un primer paso Tiffany es la primera transgénero que se gradúa con su identidad de género.

La procuradora por los derechos de la diversidad sexual en Nicaragua, Samira Montiel, ve como una señal de reconocimiento a las personas trans el hecho de que las autoridades de la UNAN hayan respetado la voluntad de Tiffany de ser llamada como quisiera, pero evidencia la necesidad de una ley de identidad de género en el país.

“Lo que pasó en la UNAN es una señal de que hay un verdadero y auténtico interés político en ir avanzando en el reconocimiento de los derechos de las personas de la diversidad sexual. La UNAN ha hecho algo histórico al reconocer por primera vez ante la sociedad a una chica trans. Creo que se necesita empezar a debatir más estos temas y ver cómo hacer posible una ley de identidad de género, y en eso la academia juega un papel fundamental”, asegura Montiel.

Ludwika Vega, presidenta de la Asociación Nicaragüense de Personas Trans, indica que la aprobación de una ley de identidad de género es necesaria para que los documentos de estas personas lleven el nombre con el que se identifican y se les garantice otros derechos básicos como el acceso a salud, más educación, pero sobre todo a un empleo digno.

“Las mujeres trans no tenemos trabajo digno. Muchas somos profesionales pero no somos reconocidas. Si alguien nos quiere dar trabajo tenemos que volver a la identidad masculina, no existe una trans en este país que trabaje en una oficina. Las que trabajan abiertamente lo hacen en los mercados, las comiderías y las peluquerías, pero una profesional debe reprimirse como mujer para poder trabajar”, lamenta Vega.

Ludwika trabajó durante 11 meses en un call center, pero renunció a su identidad femenina y mientras trabajaba era Guillermo, su identidad masculina. Se frustró, no se sentía cómoda y abandonó el trabajo pese a que era de las mejores vendedoras. Volvió a ser Ludwika Vega.

Tiffany Mercado ahora como ingeniera en sistemas empezará a buscar un empleo y espera ser aceptada tal cual es. “Espero que la sociedad no nos juzgue por una apariencia, sino por nuestras capacidades, que sé que las tengo”, afirma.

Su padre, Omar Mercado, confía en que su hija Tiffany encontrará un empleo y espera que no sea rechazada debido a su orientación sexual e identidad de género. “Es muy dedicada e inteligente, tiene varias carreras técnicas y ahora con el título universitario esperamos que se le abran oportunidades”, dice.

Existe borrador de ley

Ludwika Vega asegura que ya existe un borrador de la ley de identidad de género elaborada por las organizaciones de la diversidad sexual, sin embargo no ha sido llevada a la Asamblea Nacional, porque antes se debe realizar una revisión “para luego iniciar la lucha para el debido proceso de aprobación”.

Samira Montiel sostiene que todavía hay que esperar ya que el sistema jurídico del país está sufriendo cambios. “Este reconocimiento (el de Tiffany) es una pauta para retomar la lucha por el reconocimiento jurídico de los derechos de la comunidad. Se deben hacer los estudios necesarios para proponer una ley de identidad de género, pero todo es un proceso”, comenta Montiel.

La Resolución Ministerial 671-2014 del Minsa establece en el punto tercero que el personal de los establecimientos de salud públicos y privados deberá “llamar a las personas por el nombre elegido según su vivencia de género, entendiéndose por nombre elegido el nombre social utilizado por la persona, todo sin perjuicio de lo establecido por la legislación nacional en lo concerniente a la identidad ciudadana y las normas y manuales para el expediente clínico aprobado por el Ministerio de Salud”.

COMCOSUR MUJER Nº 510 – 13.03.17
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6) La revolución será feminista
El Diario.es

El feminismo es el proceso de subjetivación más expansivo y sólido que se está dando en nuestras sociedades; sin líderes, sin centralizar, sin programa, ni dirección, sin fronteras, puro rizoma

El feminismo no es un movimiento social, es mucho más, es una sociedad que está moviéndose hacia el feminismo. En ese proceso, las fuerzas y lecturas que rechazan una sociedad igualitaria lanzan exabruptos y conatos propios del Medioevo; pero lejos de ser una muestra del retroceso de la sociedad hacia posturas aparentemente superadas, representan la reacción de los valores de una sociedad que se muere, pero que en su agonía, cual perro rabioso, se parapeta en la esquina lanzando mordiscos a la espera de ser derribado.

Las manifestaciones del 8 de marzo han sido masivas alrededor del mundo. En Madrid, ahí donde hace unos años se juntaban unas pocas miles de personas en una puesta en escena donde se identificaban con facilidad los bloques de partidos y colectivos políticos, en esta ocasión se han diluido entre un torbellino de iniciativas, pancartas caseras, cánticos cruzados y las calles aledañas a la manifestación tomadas por grupos de mujeres que vuelven a casa contentas y exhibiendo símbolos: la calle es suya. Sucede siempre lo mismo con aquello que es grande, que desaparece todo rastro de vanguardia y se le responde al poder con la frase que canta el Evaristo, "¿quieres identificarnos? Tienes un problema".

En el caso de Turquía, inmersa en una grave espiral represiva, las feministas han desafiado al terror de Erdogan y al de ISIS. El gobierno que ha suspendido el derecho de manifestación –desde que en 2015 las bombas de DAESH asesinaran a decenas de manifestantes en diferentes ciudades– no ha podido evitar que decenas de miles de mujeres desfilaran por las calles de Estambul, Ankara y Diyarbakir.

En Grecia, el 8 de marzo de 2016 no hubo movilizaciones, con excepción de la pequeña manifestación protagonizada por mujeres kurdas en Atenas. Las feministas griegas decidieron no convocar porque estaban completamente sobrepasadas trabajando en la llamada crisis de los refugiados. Esto les valió algunas críticas de colectivos de otros países.

En 2017, sin embargo, Grecia no sólo ha recuperado la tradicional manifestación feminista sino que las mujeres refugiadas y migrantes han ocupado un espacio central en la misma, tanto en el número de participantes como en el discurso. Tres lecciones se pueden extraer de esto. El primero, que cada contexto debe tener su proceso, sus ritmos, sus prioridades y su discurso. La uniformidad a veces no suma sino que resta. El segundo, que los feminismos son el proceso de confluencia más exitoso en casi todas las partes del mundo. El tercero, que cuando hablamos de feminismos no nos referimos sólo a la lucha de las mujeres blancas con papeles.

El feminismo es el proceso de subjetivación más expansivo y sólido que se está dando en nuestras sociedades; sin líderes, sin centralizar, sin programa, ni dirección, sin fronteras, puro rizoma. El feminismo muestra que la verdadera política es algo más ambicioso: modificar las estructuras y las formas de comprender el orden de la sociedad. El movimiento subjetivo inventa nuevos universos de referencia y modos de concebir las relaciones sociales; es la sociedad reinventándose a sí misma en su propia defensa. "La revolución será feminista o no será" rezaba la pancarta colgada en la puerta del Sol en mayo de 2011. Había quien no lo entendía, incluso la pancarta fue arrancada, pero ahora nos vamos enterando: no estaban pidiendo permiso, tampoco exigiendo tolerancia por parte del hombre que debe "tolerar" la lucha de las mujeres; estaban constatando un hecho.

Este es el siglo de las mujeres. Lo vimos en Austria donde las mujeres salvaron a su país de la extrema derecha, lo vimos en Polonia con las mujeres valientes defendiendo su derecho a decidir, lo vimos en EEUU con las mujeres defendiéndose del ataque de Trump, en Islandia haciendo huelgas contra la brecha salarial, y lo vimos en España, donde el feminismo ha sido el único movimiento capaz de derribar a un ministro.

Esto quiere decir que las posibilidades para repensar la democracia y las bases de la convivencia, no es que deban tener en cuenta la perspectiva de las mujeres, sino que el conjunto de nuestra convivencia y relación ecológica viene dada por una hegemonía feminista. No solo cambian su papel y rol en sociedad, no solo visibilizan el trabajo socio reproductivo, base y a la vez molestia de la acumulación capitalista, con ello también alteran profundamente lo que significa y representa ser hombre.

Los hombres tenemos dos opciones: defender con uñas y dientes nuestros privilegios o aceptar que es el momento de dar un paso atrás. Asumir que no vamos a ser los protagonistas es difícil para quienes estamos acostumbrados a que nuestra opinión cuente. Reconocer que somos parte del problema es duro para quienes prefieren creer que el machismo es un conjunto de comportamientos individuales de determinados hombres, en vez de una cuestión estructural. Cuanto antes lo hagamos, menos sufrimiento provocaremos. Este proceso no se da de una vez para todas, no tiene una fecha fijada en el calendario, no es solo un acontecimiento, es una sedimentación cotidiana que va drenando y mutando en nuevas prácticas, gestos tácitos y mapas mentales.

Comentaba hace unos meses el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que la mujer es "un problema" para lograr el pleno empleo. En 2014, la que en su momento era la presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol, llegó a afirmar que prefería contratar a mujeres menores de 25 años o mayores de 45 años porque es menos probable que se queden embarazadas; quedarse embarazada es según sus propias palabras "un problema".

Pero, ¿cuál es el verdadero problema? Asumir un funcionamiento laboral que choca frontalmente con el funcionamiento de la vida. El problema es la manera en que se comprende qué define a la riqueza, a la utilidad, a lo que es o no actividad, a las prioridades, y hacer totalmente dependiente del trabajo remunerado el acceso a la condición de ciudadanía. El problema es poner por delante obtener beneficios privados a los beneficios comunes. La lucha de las mujeres representa el potencial de una contradicción fundamental del capitalismo, que no es la de trabajo proletario vs trabajo capitalista (un oxímoron), sino entre concebir la riqueza basada en el valor vs la riqueza no basada, no medida ni mediada por el gasto inmediato de tiempo de trabajo humano. Contradicción entre la centralidad de la autovalorización capitalista o la centralidad en el desarrollo de la vida, por eso el feminismo es ante todo un movimiento de vida.

La hegemonía de la política de movimiento lo impregna todo y obliga a que todos los actores tengan que moverse y posicionarse. El grado de fortalecimiento del movimiento mantiene una tensión dialéctica entre su capacidad de transformar la sociedad y la de ser transformado. El capitalismo funciona también como un cierre semiótico, esto es, busca adaptarse a los nuevos códigos y significados de tal forma que incorpora parte de sus demandas al tiempo que trata de evitar la politización de la economía. Es lo que Nancy Fraser ha calificado de "neoliberalismo progresista"; una especie de alianza entre algunas corrientes de los nuevos movimientos sociales, incluido el feminismo, y sectores de Wall Street, Silicon Valley y Hollywood. Una alianza entre la financiarización de la economía y la lectura licuada de la diversidad social y el reconocimiento a los distintos "estilos de vida".

La conocida marca de moda Christian Dior ha presentado para esta temporada de primavera 2017 una camiseta que lleva por mensaje el título del libro de la escritora Ngozi Adichie, We should all be feminists (Todos deberíamos ser feministas). Si Dior lo hace es gracias al efecto generado por el terremoto feminista, lo que ciertamente es síntoma de fortaleza, pero al mismo tiempo entraña sus riesgos; ¿Dior se come al feminismo, o el feminismo a Dior? La tensión de la lucha de clases en una camiseta. El momento es ahora. La revolución está siendo feminista.

COMCOSUR MUJER Nº 510 – 13.03.17
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” – Luis Pérez Aguirre
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