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NINGÚN NOBEL DE LA PAZ

1) El proyecto Ucrania y la guerra continuada contra Rusia
2) La metamorfosis zapatista
3) El encarcelamiento de las Honduras
4) Ningún Nobel de la Paz
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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL
REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS
AÑO 14 – Nº 684 / Lunes 18 de Agosto de 2014
Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
1994 – 19 de junio – 2014
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir esemonopolio es central.” – Emir Sader
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1) El proyecto Ucrania y la guerra continuada contra Rusia
Ivan León Zhukovskii (Fórum Mundial de Alternativas)

I

La ruptura del “consenso” oligárquico en Ucrania, resultado de la agresiva proyección corporativa de “la familia” de Yanukovich, se acompañó de la decisión del ex Presidente y su entorno de posponer la firma del Acuerdo de libre comercio con la UE en noviembre de 2013, lo cual puso punto y final a la asociación entre el grupo de Yanukovich y el gran capital ucraniano. Este vínculo, si bien se había erosionado a raíz de las pretensiones económicas del ex Presidente y sus allegados, había reproducido, en esencia, la orientación estratégica pro europea.

Aunque las proyecciones externas de este país se habían ceñido a la fórmula de los compromisos no excluyentes y la equidistancia entre Rusia y UE-Estados Unidos, el discurso y la praxis habían favorecido claramente la asociación estratégica con la UE, en detrimento de la integración económica euroasiática, proyecto de gravitación geopolítica liderado por Rusia que, según la mayoría de los expertos, es la opción más beneficiosa para la economía ucraniana.

En este sentido, los cuatro años de presidencia de Yanukovich, si bien comenzaron y concluyeron con gestos del ex mandatario favorables a los intereses estratégicos rusos, en esencia desmitifican la errada interpretación, todavía ampliamente reproducida, de Yanukovich –y la burocracia del Partido de las Regiones– como figuras “pro rusas”. Esta imagen constituyó tradicionalmente un punto central del discurso del ex Presidente y sus allegados, con fines electorales, en la medida en que se entendía como condición para obtener el voto de millones de habitantes de las regiones del este y el sur de Ucrania, mucho más cercanos cultural, económica e ideopolíticamente a Rusia que al occidente europeo.

De esta manera, si bien se puede establecer el contraste con la política de su predecesor, Víctor Yuschenko, durante la presidencia de Yanukovich no hubo verdaderos avances en el frente de la asociación estratégica con Rusia, como no los ha habido en todo el período post soviético. Esto ha estado condicionado por la dialéctica convergencia de los intereses estratégicos de las fuerzas del capitalismo global y los de la oligarquía ucraniana.

Ciertamente, la estatalidad y el sentido nacional ucraniano, históricamente, han sido los dos núcleos constitutivos de Ukraina, proyecto (geo) político del Occidente Histórico, continuado en el tiempo y concebido con el claro objetivo de contener y debilitar a Rusia. Su primer gran momento de concreción tuvo lugar entre finales del siglo XIX y principio del XX. Alemania y el Imperio Austro-Húngaro, animados por la vocación insurgente de las regiones eslavas tras los procesos revolucionarios de la década del cuarenta en Europa y ante el creciente activismo de la población culturalmente rusa de la Galitzia occidental, promovieron la “ucranización” de esta región, en aquel momento bajo soberanía austríaca, y llevaron a cabo una feroz arremetida contra la matriz rusa de gran parte de sus habitantes.

Como resultado, a comienzo de la década del veinte había sido borrado prácticamente todo vestigio de lo ruskoe en la región de Galitzia, siendo este un importante soporte para el posterior nacionalismo ucraniano. Consecuentemente, fue solo a principio del siglo XX que el vocablo “Ukraina”, derivación de okraina, sustituyó a otros de mayor tradición, como Malorosia. Esto implicó, además, la metamorfosis del “ucraniano”, desde el rango de simple dialecto regional ruso al de idioma distintivo. Vale destacar que el propio vocablo okraina, traducido como “zona periférica” y fuente idiomática del posterior Ukraina, aunque es vago y está abierto a interpretaciones, deja claro el sentido de pertenencia e inclusión, sin distinguir de manera excluyente la “zona periférica” del área o centro de referencia.

Por otra parte, si la estrategia austriaca, en esencia, buscaba contener la posible influencia rusa en sus regiones orientales, en el caso de Alemania, la ucranización lo fue, sobre todo, en el sentido de la creación de un frente anti ruso en el espacio territorial del Imperio, ante la inminencia de la Gran Guerra. La longeva pretensión alemana de fragmentar Rusia, en este caso mediante la creación de un centro implosivo en sus márgenes occidentales, quedó plasmada en documentos y testimonios de partícipes directos, como el publicista y principal ideólogo del nacionalismo alemán de principio del siglo XX, Paul Rorbaj y el general alemán Maks Hofman (Kornilov, 1996). Este último, Jefe del estado mayor del frente oriental durante la Primera Guerra Mundial, declaraba en 1919 que: «En realidad, Ukraina es resultado de mi trabajo y no de la voluntad consciente del pueblo ruso. Yo creé Ukraina con el objetivo de tener la oportunidad de firmar la paz con, al menos, una parte de Rusia». (Vadrzha, 2013). Por su parte, Rorbaj hacía referencia a “separar la Rusia ucraniana de la Rusia moskovita”. En ambos casos y dejando a un lado el subjetivismo complaciente de Hofman, se reconoce la naturaleza (anti) rusa de la ucraneidad (Ídem).

Durante los primeros años de la Revolución Bolchevique y como resultado de la política nacional libertaria y flexible que acompañó la emergencia del nuevo poder en Rusia, Alemania puso todo su empeñó en materializar la estatalidad ucraniana, objetivo final del proyecto Ukraina. Esto, sin embargo, se vio frustrado por el giro en la política nacional bolchevique, que conllevó a la creación de la URSS, a la consolidación en su seno de los territorios de la antigua periferia imperial y a la disolución de sus principales rasgos de estatalidad.

A pesar de ello, durante el largo período soviético, la pseudo identidad ucraniana logró reproducirse con relativa solidez, como resultado de la política de ucranización llevada a cabo por el poder soviético desde la década del veinte. Además, en 1939, la Galitzia occidental fue incorporada forzosamente a la Ucrania soviética, adicionando así un foco de nacionalismo ucraniano radical. Durante el período posterior a la muerte de Stalin, las élites provenientes de Ucrania ocuparon posiciones de privilegio en la alta política soviética, reproduciendo una lógica de identidad corporativa, en la medida en que esto era posible en los marcos de la formación soviética.

II

El colapso de la URSS suprimió las principales barreras para la cabal concreción del proyecto Ukraina. Décadas después de su génesis, en el contexto de un sistema-mundo capitalista mucho más integrado, global y en su fase neoliberal, bajo el liderazgo estadounidense y desaparecida ya la formación soviética, la contención-fragmentación de Rusia continuaba como uno de los objetivos geopolíticos principales del Occidente Histórico. Durante todo el período posterior a 1991, Estados Unidos y la UE han sido en extremo activos en el frente ucraniano, promoviendo la vocación pro occidental de este país y, sobre todo, torpedeando toda manifestación de acercamiento estratégico entre Ucrania y Rusia.

De esta manera, en un nuevo contexto, ya materializada la estatalidad ucraniana sobre la base de territorios constitutivos del espacio-imperio ruso, (inevitablemente frágil y violentados rasgos básicos del núcleo territorio – poder político – identidad) el proyecto Ukraina entraba en su fase “Superior”, buscando minar el desarrollo de la formación rusa “desde adentro”. Sin embargo, debido a sus limitaciones de base y a su carácter de eje ideo-político, la reproducción de la ucraneidad ha continuado como un objetivo permanente de todas las administraciones y gobiernos ucranianos, tanto para la confrontación con Rusia como para la propia reproducción ontológica de las élites de Ucrania; procesos que son, de hecho, indisolubles.

Esta centralidad geopolítica ucraniana ha sido reconocida explícitamente por importantes ideólogos, tanto del “gendarmismo estadounidense” como del capitalismo trasnacional (Brzezinski, 1998: 229; Friedman, 2010: 336). Tomando en consideración las tendencias del sistema-mundo contemporáneo y las transformaciones que tendrán lugar a raíz de la consolidación del nuevo modelo de acumulación (post “americano”, ¿asiático?, ¿multipolar?) y de las limitaciones rusas para competir en el ámbito productivo, tecnológico y financiero, sin un control activo sobre Ucrania, en el mediano-largo plazo Rusia quedaría en extremo vulnerable y con pocas posibilidades de reproducir su estatalidad y sus actuales marcos territoriales.

El estancamiento tecno-productivo ruso hace a este país más dependiente de la reproducción de su modelo económico extensivo y, por consiguiente, de la capacidad de control sobre territorios cercanos claves. La inclusión de Ucrania (en cualquiera de los formas de división territorial-administrativa, unitaria o federalizada) es condición para el éxito del proyecto de integración euroasiático, que es asumido por las autoridades rusas como la única posibilidad de no sucumbir ante los efectos destructivos de la financiarización neoliberal. Además y, siendo esta quizás su trascendencia mayor para Rusia, constituye un elemento central de su perímetro de seguridad, un espacio vital de contención ante las imperecederas pretensiones expansivas de la OTAN, que tienen como fin último la anulación de Rusia como sujeto de la política internacional.

Por su parte, la élite ucraniana que emergió con el derrumbe, es un sujeto (objeto) constitutivo del proyecto Ukraina en su versión post soviética, dependiente de su dinámica e instrumento para su eficacia. Tomando como base el carácter anti ruso de la ucraneidad, tanto en su génesis histórica como en su expresión actual, la reproducción de la élite de ese país se lleva a cabo solo desde la confrontación, la negación, solo como “vanguardia” anti sistémica (anti rusa) y en oposición a lo ruskoe como inequívoco referente ideológico. En este sentido, fue determinante también la propia matriz anti rusa del cambio de régimen en la URSS, que atomizó el espacio-imperio ruso a favor de las fuerzas del capitalismo global y de las élites postsoviéticas locales.

Sin ello, la objetivación histórica de estas últimas no hubiera sido posible. Al mismo tiempo, tras el derrumbe del Comunismo Histórico, al cual hicieron un aporte no despreciable, las fuerzas del capitalismo global han garantizado la inserción de la oligarquía ucraniana en el capitalismo global, como paria periférica y subordinada. En esencia, es en el “centro” del sistema-mundo donde la élite económica de este país se legitima, resguarda sus capitales y ubica la sede legal de muchas de sus compañías, además de constituir el mercado europeo uno de los destinos principales de sus exportaciones.

De esta manera, los condicionamientos externos han quedado alineados orgánicamente a los intereses más básicos de la oligarquía ucraniana. Además, la vocación pro occidental opera como mecanismo de contención, de dudosa eficacia, a favor de la oligarquía ucraniana, cada vez más temerosa de ser absorbida por sus pares rusos, (incluyendo el capital estatal) inconmensurablemente más fuertes.

Cualitativamente, tras el cambio de régimen, los “grandes capitales” rusos y ucranianos se insertaron de forma similar en la división global del trabajo, condicionado por las limitaciones estructurales heredadas de la formación soviética y agravado al extremo por los grandes “ajustes” neoliberales aplicados de manera paralela en ambos países. La capitalización de las sociedades del Comunismo Histórico se llevó a cabo mediante una involución sin precedentes en sus instancias sociales básicas, al tiempo que la desbocada apertura a los mercados globales determinó la primarización de sus estructuras productivas y sus exportaciones y, por consiguiente, su dependencia periférica.

Sin embargo, las diferencias cuantitativas de sus potenciales económicos son muy notorias, debido, en gran medida, al marcado protagonismo de Rusia en los mercados globales de energéticos. Esto, sumado a la debilidad estructural de la instancia política ucraniana y al sustancial ascendente geopolítico ruso, que durante el putinismo ha desbordado los marcos del Espacio Postsoviético, deja a la oligarquía ucraniana sin posibilidades ante el empuje del gran capital ruso. Este, durante los últimos años y como resultado de las determinantes expansivas del paracapitalismo ruso, ha sido enérgico en sus proyecciones regionales y hacia Ucrania en particular, logrando dominar ramas íntegras de su industria y haciéndose de un nicho importante en el sector financiero de este país.

En 2013, según las ediciones rusa y ucraniana de Forbes, el valor acumulado de los capitales de los diez primeros oligarcas ucranianos fue de 32 mil millones de dólares, mientras que el de sus contrapartes rusas fue cinco veces mayor, superando los 150 mil millones de dólares. La diferencia es aún mayor, si se toma en consideración el capital estatal ruso, sobre todo el bancario, cuya capitalización es decenas de veces superior a las de las principales entidades bancarias ucranianas.

Además de las diferencias cuantitativas en extremo favorables a Rusia, otros dos factores hacen más vulnerable aún las posiciones de la élite económica de Ucrania. En primer lugar, las similitudes relativas de las estructuras productivas entre ambos países, que convierten a los activos metalúrgicos, mineros y químicos ucranianos en objeto de la expansión del capital ruso. En segundo lugar, en contradicción solo aparente, la complementariedad heredada de las cadenas productivas soviéticas, explica el elevado nivel de la producción cooperada y hace de la industria ucraniana una extensión “natural” de la rusa.

En 2012 y tomando en consideración solamente aquellas entidades donde el capital ruso contaba con mayoría accionaria, este controlaba cerca del 100% de la producción de acero y extracción de titanio, el 70% de la construcción naval comercial y cerca del 60% de la militar, el 25% de la producción de coque, el 60% del procesamiento del petróleo, el 36% de la telefonía celular, el 33% de la industria de las maquinarias, el 30% de la láctea y el 20% de la de extracción de gas (Kuzmin, Magda, 2012; Colectivo de autores, 2013: 37).

Un lugar destacado en la economía ucraniana lo ocupa el capital bancario ruso, especialmente el estatal (Vneshtorgbank, Vneshekonombank, Sberbank). Previo a la crisis política, este controlaba el 16% de los activos bancarios en este país, con una marcada tendencia al crecimiento que contrasta con la disminución de los activos bancarios del capital europeo: del 22% al 15% en los últimos tres años y se prevé que continúen decreciendo. Desde 2008, han sido 15 los bancos europeos que han cesado su trabajo en Ucrania, siete de ellos en 2012 (Desiak, 2013).

De manera general y ponderando diferentes estudios, es posible estimar que entre el 25% y el 30% de las grandes empresas ucranianas se encuentran bajo control del capital ruso (Vadzhra, 2012) y que cerca del 70% del total de las empresas ucranianas mantienen lazos indisolubles con contrapartes rusas en los planos productivo, inversionista o comercial.

A todo lo anterior se debe sumar la altísima dependencia de los productores ucranianos del precio del gas ruso, el cual determina cerca del 15% del costo final de la producción del sector metalúrgico y del 80% en el caso de la industria química –dos de los tres mayores rubros exportadores de Ucrania-.

III

A pesar de los esfuerzos de UE y en especial de los Estados Unidos, los complejos efectos de la actual crisis ucraniana favorecen más a Rusia que a sus contrapartes occidentales. La firma del Tratado de libre comercio entre Ucrania y la UE hubiera significado la concreción de la variante más extrema del proyecto Ukraina, en la medida en que formalizaba la irreversible pérdida de influencia de Rusia sobre un espacio geopolítico y geoeconómico vital. Ningún escenario era más desfavorable para Rusia, lo cual explica la determinación mostrada por este país tras el Maidán y la fuga de Yanukovich, que devino en la anexión de Crimea. Si bien para Rusia ya no puede existir algo semejante a un “escenario ideal”, la actual fragmentación que de facto divide a Ucrania, le beneficia en muchos sentidos.

Por una parte, los acontecimientos actuales han reproducido, en un nivel superior, las insuperables limitaciones del proyecto Ukraina, y la fractura de su carcasa territorial impacta de manera determinante sobre sus núcleos duros. En este sentido, el marco geopolítico cada vez más constreñido y hostil, ha asestado un golpe terminal a la estatalidad ucraniana, en la medida en que ha multiplicado exponencialmente el impacto de sus grandes contradicciones sistémicas. La disfuncionalidad socio-económica, la debilidad de la instancia política central y la oligarquización ya insuperable del régimen, así como la ruptura aún mayor de los lazos nacional-identitarios y la incapacidad de Kiev de restablecer el control sobre las regiones del oriente del país, contradicen los más elementales rasgos de la estatalidad: la soberanía del poder político y la territorialidad.

Por otra parte y en relación dialéctica, se ha agotado la capacidad de la oligarquía ucraniana de fungir como el sujeto histórico garante de la reproducción del sistema. Los fracasos de la estatalidad ucraniana y de la oligarquía de este país van de la mano, en la medida en que fueron condición una de la otra y ambas, a su vez, de Ukraina.

Por último, las fuerzas endógenas que viabilizaron este proyecto (geo) político, en el actual contexto de debilitamiento relativo del “centro” – en la fase financiera del ciclo de acumulación “americano” -, ven limitada su capacidad para hacer sostenible “desde afuera” el objetivo básico de la ucraneidad como construcción histórica.

Bibliografía

-Brzezinski, Zbigniew (1998): El Gran Tablero mundial, Barcelona, Paidós, pp. 229.
-Colectivo de autores (2013): Rusia y Ucrania: el tema del desarrollo socio-económico en el contexto de las relaciones bilaterales, Moscú, Instituto de economía de la Academia de Ciencia de la Federación Rusa, pp. 59.
-Desiak Sergei (2013): “El capital ruso “expulsa” a la UE del sistema bancario ucraniano, 25 de marzo
-Friedman, George (2010): Los próximos cien años. Pronóstico de los acontecimientos del siglo XXI, Destino, pp. 336.
-Kornilov Dimitri (1996): “El padre de la estatalidad ucraniana”, 15 de febrero,
-Kuzmin Dimitri, Magda Evgeni (2012): “La quinta columna de la economía ucraniana”, 28 de mayo
-Vadzhra Andrei (2012): El derrumbe: Ucrania en la geopolítica de euroasiática, 24 de septiembre, y (2013): “La fragmentación de Ucrania”, 27 de diciembre,

LUNES 18 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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2) La metamorfosis zapatista
¿Por qué el Subcomandante Marcos dejó de existir para convertirse en Galeano?
Edgar Ricardo Naranjo (Palabras al Margen)

¿Quién no recuerda el día en el que la estrella roja, ubicada en el centro de una gorra de corte militar que descansaba sobre un pasamontañas negro, contrastaba con el verdor de unos ojos que en ocasiones pestañeaban por la molestia que producía el humo de una pipa? Estas imágenes despertaron la atención del mundo entero, cuando al dirigirse ante la opinión pública el Subcomandante Insurgente Marcos mencionó: “Por mi voz habla el Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. La aparición en público del Sub posibilitó la continuación de un ideario colectivo de exigencias y propuestas autónomas, forjadas en el interior de las comunidades indígenas chiapanecas (Tzotziles, Tzeltales, Tojolabales); demandas reivindicativas que anunciaron el 1 de enero de 1994 el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Por otro lado, también recordaremos el día en el que el Sub, después de asistir al funeral del compañero Zapatista Galeano, asesinado por integrantes de una organización conocida con el nombre de CIOAC el mes de mayo de este año, pronunció: “Dicho todo lo anterior, siendo las 02:08 del 25 de mayo del 2014 en el frente de combate suroriental del EZLN, declaro que deja de existir el conocido como Subcomandante Marcos, el autodenominado subcomandante de acero inoxidable (…) Buenas tengan compañeros y compañeras. Mi nombre es Galeano, Subcomandante Insurgente Galeano” (SubMarcos, 2013). Con la desaparición discursiva del SubMarcos, no solamente se transformó el símbolo y desvaneció el holograma, sino que se evidenció el proceso político de resistencia zapatista que venía caminando hace más de 20 años. Ese día nació el Subcomandante Insurgente Galeano.

Ese mismo día se demostró lo que ya se había enseñado en las escuelitas zapatistas, en donde asistimos centenares de personas, para escuchar con el corazón lo que nuestrxs compañerxs zapatistas entendían por Libertad. Acompañadxs de un Votán, “Guardián y corazón del pueblo, Guardián y corazón de la tierra, Guardián y corazón del mundo” (SubMarcos, 2013), caminamos por los territorios autónomos zapatistas para comprender de la voz de los compas, que la libertad no se conquista ni con acuerdos, ni con plantones, se consolida a partir de la iniciativa de los pueblos. Podemos decir que ya nos podemos gobernar, estudiar, decidir cómo vamos a vivir- nos decían.

Al arribar al caracol de la Realidad nos recibieron gritando: “Que viva el EZLN, Que vivan lxs alumnxs de la Escuelita”. Nuestrxs guardixnxs, lxs Votanes, nos acompañaban a los lugares asignados para descansar, muchxs de ellxs no habían vivido en carne propia el levantamiento del 94, pero llevaban en su caminar el legado de un historial de lucha, organización y resistencia. El Votán con el que me movilicé de arriba abajo no había cumplido los 20 años y al referirse constantemente al proceso zapatista me decía: para muchos es una utopía, para nosotrxs es una Realidad.

De las interminables conversaciones con el Votán y lxs compañerxs bases de apoyo de la comunidad zapatista a la cual nos desplazamos para aprender en la practica el significado de la libertad, comprendí que la autonomía en estos territorios se constituyó sin pedir permiso, sin recibir los recursos del gobierno mexicano, que con sus programas asistencialistas intentaron dividir el movimiento. Si bien esta guerra de baja intensidad presiona día tras días a estas comunidades, lxs compas bases de apoyo siguen en pie de lucha, cultivando sus milpas, produciendo sus productos y logrando gobernarse de la manera que colectivamente se ha concertado, -nos mantenemos sembrando, no aceptamos ayuda del mal gobierno- decían.

Las bases de apoyo zapatistas continúan construyendo y protegiendo un proyecto político que no termina, un proceso que intentaron aplacar con el cobarde asesinato del compañero Galeano, Votán, Guardián y corazón del Pueblo, Guardián y corazón de la tierra, Guardián y corazón del mundo.

Pensaron que al acallar su voz podrían silenciar a lxs Zapatistas quienes hablan y resisten por si solxs. Se imaginaron que el liderazgo dependía de una sola persona, creyeron que el Zapatismo podía declinar, anunciaban que con la desaparición del SubMarcos la estructura organizativa se vendría abajo. Pero no fue así, el zapatismo se transforma, se renueva, se fortalece, su metamorfosis cotidiana emprende el rumbo de un sendero que se pierde en la lejanía del horizonte, de ese horizonte de esperanza que nos enseña la fuerza que tiene la palabra resistencia, que se edifica días tras día, que se pone en la practica desde lo individual, familiar, colectivo y comunitario.

Cuando escuchamos por última vez las palabras del SubMarcos, se comenzaba a diluir el holograma que lxs zapatistas crearon y le mostraron al mundo, pero con la aparición del SubGaleano se reforzaba el ideario de la fuerza colectiva que solidifica la propuesta Zapatista, edificada por centenares de manos y voces que proclaman la libertad y la autonomía como fundamentos de su digna lucha contra “el mal gobierno”. Según el SubMarcos las comunidades zapatistas decidieron destruir al personaje, acabar con el holograma para seguir sembrando la semilla zapatista que no dejará de germinar y florecer, “es nuestra convicción y nuestra practica que para rebelarse y luchar no son necesarios ni lideres ni caudillos ni mesías ni salvadores. Para luchar se necesita un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización”.

LUNES 18 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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3) El encarcelamiento de las Honduras
Ronnie Huete Salgado (Rebelión)

La reciente masacre ocurrida en el barrio las Torres en el Distrito Central de Honduras, posee una directriz protegida por la fortuna monetaria que posee un poder factico en Honduras, para desfallecer el valor de la vida y aumentar el irrespeto a los derechos humanos, en una humanidad viviendo en el miedo y “show” mediático.

El sistema carcelario en Honduras es una plena característica de cómo se administran los fondos del Estado de la nación centroamericana, y del valor que se tiene de la propia vida

Sin ningún programa de rehabilitación o reintegro a la vida misma como la máxima expresión de la humanidad, los privados de libertad de la nación hondureña, son encarcelados a cumplir una pena, pero sin ser rehabilitados. El hacinamiento en que viven remarca el odio generalizado que poseen contra una sociedad, que no les brindó la oportunidad adecuada para vivir con dignidad, puesto que este derecho, sólo lo poseen los hijos y los padres que ostentan el poder económico en Honduras.

Sí, la clase pudiente que redacta las leyes de Honduras en nombre de su beneficio, para seguir enriqueciendo su estatus quo, o la gran ramera con la que están acostumbrados a relacionarse, a través de los supuestos poderes del Estado que integran la democracia de esta nación latina, cuyas masacres exterminan lentamente a los humanos que habitan los asentamientos más pobres de ese país.

Y es que la obsoleta forma con que administran los fondos del Estado, en beneficio de la empresa privada, acelera las condiciones indignas de vida en que vive más del 80 por ciento de la población en Honduras. Esos hondureños que desesperados buscan mitigar el hambre de los suyos, culminan recluidos en Centros Penales que pronto los exponen a imaginables vejámenes solo descritos en la santa inquisición de siglos atrás.

Los altos porcentajes de analfabetismo, el no acceso a la salud, las condiciones indignantes de vida que ha rodeado su entorno desde su nacimiento, y con una clara carta de leyes, redactada por los ricos de su país, nacen para cumplir esa carta, llamada constitución, y que en la mayoría de los casos, mueren cumpliendo las leyes que esta cúpula construyó para su satisfacción personal.

El sistema judicial de Honduras es un fracaso. Se debería comenzar a describir que realmente los gobiernos que han administrado el Estado, efectivamente han trabajado como contadores públicos de los poderes facticos, y que su aparato judicial es un bufete que aboga por el derecho de enriquecerse desmedidamente, pisoteando a las grandes mayorías.

Dejando aún lado, a los que están recluidos en las cárceles, las personas que viven en libertad en Honduras, no son libres. Expuestas a la alta violencia urbana que caracteriza a Honduras como uno de los países más peligroso del mundo, en cualquier segundo pueden perder la vida, recibiendo una condena de muerte sin ser juzgados.

Los barrios de las personas que pertenecen a la agonizante clase media, en la actualidad poseen una semejanza a los módulos de los centros penales. Sus entradas son custodiadas por guardias de seguridad de las empresas privadas, que han fortalecido su fortuna a través del miedo que produce el crimen organizado consolidado ya, como un poder del Estado.

Honduras a involucionado en una enorme cárcel, cuyos ciudadanos son reclusos que andan a pie o en vehículo, condenados hacer víctimas de un atentado contra su vida, a raíz de un asalto o por estar parado en el lado equivocado. La pena de muerte es la condena del encarcelamiento de este país. Esto como consecuencia del nuevo poder del Estado, llamado crimen organizado.

Es inexistente el término igualdad o respeto a los derechos humanos en esta nación, destinada a sufrir sin hablar, destinada a llorar sin lagrimar, destinada a caminar sin pies destinada a enfrentarse contra quienes les han condenado a la miseria.

Ronnie Huete Salgado. Corresponsal de la revista Caros Amigos editada en São Paulo, Brasil para Centroamérica, la organización Casa Mafalda (São Paulo, Brasil), la Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina, Kaos en la red y El portal http://desacato.info editado en Florianópolis, Brasil.

LUNES 18 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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4) Ningún Nobel de la Paz
Robert Fisk (The Independent) *

Sé que las fuerzas de defensa israelíes son famosas en la canción y la leyenda. Humanitarias, valerosas, con espíritu de sacrificio, prudentes, dispuestas a dar la vida por los inocentes entre sus enemigos, etcétera. La novela Exodo, de León Uris –ficticio recuento racista del nacimiento de Israel, en el que los árabes rara vez se mencionan si no son acompañados por los adjetivos “mugroso” y “apestoso”–, fue una de las mejores piezas de propaganda sionista-socialista que Israel pudo encontrar. Hasta Ben Gurion estuvo de acuerdo al llamarla “lo mejor que se ha escrito sobre Israel”, aunque tuvo el acierto de negar que esa sarta de tonterías tuviese alguna calidad literaria.

Pero cuando el embajador israelí en Estados Unidos nos dijo (luego de que dos mil palestinos habían sido asesinados, la mayoría civiles) que el ejército israelí debería recibir el Premio Nobel de la Paz por su inimaginable templanza en la guerra de Gaza, tuve que mirar el calendario. ¿Sería 28 de diciembre, tal vez? ¿Sería una especie de broma egregia, tan obscena, tan grotescamente inapropiada, que contenía algún mensaje interno, un resto de verdad que se me había escapado? El Premio Nobel por inimaginable templanza, según Ron Dermer, tendría que entregarse solemnemente a un ejército al que gran parte del mundo considera culpable de crímenes de guerra.

Por supuesto, Ron hablaba en una cumbre de Cristianos Unidos por Israel, en Washington, y su auditorio, pese a algunas interpelaciones, fue bastante receptivo. Después de todo, los fundamentalistas cristianos en Estados Unidos creen que todos los judíos deben convertirse al cristianismo después de la batalla del Armagedón, así que sin duda pueden apoyar un Nobel o dos para la inimaginable templanza del ejército israelí.

Extrañamente me causa más estupor la palabra “inimaginable” –¿qué significa eso?– que la templanza que Occidente siempre suplica a Israel cuando está aplastando pueblos y ciudades (junto con sus ocupantes) en sus diversas guerras de civilización. Además, si se puede conceder el Premio Nobel a Obama –presumiblemente por sus dotes de orador–, ¿por qué no entregárselo a las fuerzas armadas israelíes después de una guerra sangrienta más?

Pero ya en serio: ¿será que Dermer, uno de los consejeros en los que Benjamin Netanyahu más confía, sólo estaba delirando? En algún momento de su extraordinario discurso hasta se refirió a los bombardeos de saturación de la RFA en ciudades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial como si fueran el modelo para la templanza israelí. Pero Dermer agregó: “En especial no toleraré críticas hacia mi país en un momento en que soldados israelíes mueren para que palestinos inocentes puedan vivir”.

¿Delira ese hombre? Bueno, no nos precipitemos en llegar a esa conclusión. En el clímax del bombardeo israelí en Gaza, hace dos semanas, la embajada de Tel Aviv en Dublín subía a su cuenta oficial en Twitter imágenes de la estatua de Molly Malone, símbolo de la noble ciudad de Dublín… ¡con un niqab, la larga pañoleta musulmana, en la cabeza! Disculpen los signos de admiración, pero fue un gesto racista o monumentalmente infantil. Sobre la imagen –la estatua de Malone está frente a mi vieja universidad, el Trinity College de Dublín– estaban escritas las palabras “Israel ahora, luego Dublín”.

Si creen que era sólo para consumidores irlandeses, otra imagen, destinada a París, mostraba a la Mona Lisa con un hiyab y un misil en las manos. Para Italia, los israelíes presentaron el David de Miguel Angel con una falda hecha de explosivos. Dinamarca recibió una imagen de la Sirenita con una enorme arma de fuego. “Israel es la última frontera del mundo libre”, rezaba la inscripción en cada una.

Mientras tanto, en Canadá, el primer ministro Stephen Harper, al parecer más pro israelí que el mismísimo Netanyahu, anunció a su pueblo que Canadá reaccionará ante cualquier terrorista en la misma forma en que lo hace Israel. Luego que Estados Unidos condenara a Israel por bombardear una escuela de la ONU en la que se refugiaban tres mil palestinos, Harper, como escribió mi viejo amigo Haroon Siddique en el Toronto Star, no mostró compasión. De hecho anunció: “Sostenemos que la organización terrorista Hamas es responsable de este hecho. Ellos comenzaron el conflicto y siguen buscando la destrucción de Israel”. Podría haber salido de las páginas de la vieja novela de León Uris. O tal vez de allí salió, porque incluso los liberales canadienses, conducidos por el hijo de Pierre Trudeau, Justin, se han alineado patéticamente detrás de los conservadores de Harper.

Pero, dado el tipo de cambio de bajas del mes pasado –alrededor de 1 israelí por cada 28 palestinos–, supongo que sólo es cuestión de tiempo para que alguien recomiende al corrupto y lanzador de cohetes Hamas para el Premio Nobel de la Paz, en atención a su inimaginable templanza.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

LUNES 18 DE AGOSTO DE 2014 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas
dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en
la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la
clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que
en general las ideas de los que no disponen de medios de producción
intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos Marx
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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL ES UNA PRODUCCIÓN DE
COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
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Las opiniones vertidas en las distintas notas que integran este boletín,
no reflejan necesariamente la posición que podría tener Comcosur sobre
los temas en cuestión.
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