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PARA SER HAY QUE HACER, NO SÓLO PARECER

EDICIÓN Nº 2000 DE COMCOSUR AL DÍA
1) El voto centro-izquierda
2) Doyenart explicó las razones de voto al Frente Amplio
3) Caminos distintos de Vázquez y Lacalle Pou para comunicar en televisión
4) Militar es indagado por “torturas”
5) Aquel mes con Raúl Sendic

AÑO 15 / NOTICIAS Y PENSAMIENTOS / Viernes 21 de Noviembre de 2014 / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares – Apoyo técnico: Carlos Dárdano / COMCOSUR – COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / 1994 – 19 de junio – 2014 / http://nuevo.comcosur.org / Y ahora puedes seguir a Comcosur también en Facebook
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«Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidades para cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad de que puedas contribuir para hacer un mundo mejor. Esa es tu alternativa». — Noam Chomsky
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1) El voto centro-izquierda
Rafael Bayce (Caras y Caretas)

Mientras los partidos tradicionales le sigan regalando, como desde hace más de cuarenta años, el centro-izquierda al Frente Amplio (FA), es muy difícil que pueda volver a ganar las elecciones algún partido tradicional. Y aunque el propio FA haya perdido radicalidad, ha ganado, por ese centro ganado y regalado, mucho más de lo que ha perdido por la izquierda.

El fin del catch-all

Los partidos tradicionales uruguayos fueron un ejemplo politológico de sistema de partidos catch-all, junto a los estadounidenses, partidos que se caracterizaban por incluir una enorme variedad ideológica como uno de los secretos de su oferta y de su durabilidad histórica. Hoy ya no funcionan como tal, al tiempo que literalmente ignoran que han tenido pensadores, políticos y hasta mártires urbanos al interior de sus filas, mientras que, por el contrario, la izquierda los nombra y celebra.

Pues bien, desde mediados de los años 60, ni los partidos uruguayos ni los estadounidenses mantienen su carácter catch-all. Los dos espectros políticos se corren al centro. En Estados Unidos, los republicanos ocupan el conservadurismo de derecha; los demócratas, la centroderecha, y la izquierda no tiene a nadie con caudal representativo. En Uruguay, en cambio, el Partido Colorado se derechiza (la Corriente Batllista Independiente será el último hálito, luego de Manuel Flores Mora y Amílcar Vasconcellos) y el Partido Nacional también, pero algo más tarde (Wilson y Carlos Julio Pereyra retrasan la derechización).

La izquierda, al revés que en Estados Unidos, supera largamente sus porcentajes históricos, en parte porque se encuentra con un inesperado abandono del centro, empujado por una paranoia antiizquierda refugiada en absurdos temores sobre la suerte del país en manos de hordas depredadoras que liquidarían las libertades, ahuyentarían la inversión e impedirían la producción y su venta. Increíblemente, algo de esto siguen diciendo, sin el menor realismo de acuerdo a lo que ha sucedido en los últimos diez años y sin reconocer que hace ya muchos años que la gente deshizo su temor a los cucos de izquierda.

Sin crisis y con viento de cola mínimo, con estos partidos tradicionales y sus tácticas erradas será imposible que el FA pierda, porque seguirá ganando más por el centro-derecha que lo que perderá a manos de nuevas y viejas izquierdas más lejanas al centro. Ahora, que gane no significa que actúe como izquierda ni que se actualice como tal, ya que ambas cosas las ha hecho de modo muy insuficiente. Pero votos y sillones sobrarán, hasta para bancarse el recambio generacional, mientras los partidos tradicionales se sigan abroquelando en un centro-derecha tan obsoleto como desmentido masivamente en dichos, hechos y reacción de la población ante fracciones y líderes.
Un Frente gentizado

El FA, en el gobierno y en su propuesta electoral, no se pareció en nada a lo que se podía esperar de un partido de izquierda en consonancia con sus consignas históricas. Eso llevó a la gente a confiar en esos que parecían por lo menos en parte responsables por el fin de la crisis y el comienzo de una bonanza larga. Y la llevó también a desconfiar de las gestiones de los partidos tradicionales y de sus dichos.

No hay la menor aproximación a conceptos, consignas ni ideas de izquierda; en ese voto hay reconocimiento a un liderazgo más populista, a un éxito económico aparente, y respuesta a la inverosimilitud y paranoia crecientes de los partidos tradicionales. No es que la gente se haya izquierdizado, sino que la izquierda se ‘gentizó’, corriéndose al centro y comunicando con mayor cercanía.

La izquierda, ¿se tomará el trabajo, tan necesario como no hecho, de izquierdizar a la gente, habida cuenta del poder de comunicación que posee? Es tarea pendiente, porque hasta ahora, más que nada, se ha ‘gentizado’ y ‘centrizado’, apelando más a resultados autoatribuidos y a seducción caudillesca que a cambiar las cabezas en un sentido supuestamente deseable. Las palabras “capitalismo”, “imperialismo”, “colonialismo”, “explotación”, “capital financiero”, “ambientalismo”, “guerra por recursos naturales” y tantas otras no se pueden rastrear en discursos ni acciones de gobierno ni de candidatos.

La tarea electoral viene siendo fácil dada la cantidad de goles en contra que suman los partidos tradicionales en sus tácticas y estrategia. Lo difícil será la tarea político-ideológica de ‘izquierdizar’ a una población que no lo es en absoluto, pese a votar ‘izquierda’ varias veces en Montevideo y ya tres en el país. La izquierda debe secundarizar el electorerismo y clientelismo que los ha tradicionalizado tanto y volver a pensar en la profundización psicosocial y cultural de la demanda por cambios para una izquierda del siglo XXI en un país como Uruguay. Todo el superávit electoral que han disfrutado lo tienen de déficit ideológico-político. Manos a la obra entonces, porque ‘lo popular’ jamás ha estado tan alienado y subyugado en su ‘espontaneidad’ absurdamente creída como tal. Hay que leer a Jürgen Habermas sobre cómo hacerlo hoy; lo demás está obsoleto y puede ser un boomerang.

Voto joven y desgaste de gestión

Dos enormes temas poco comprendidos. En primer lugar, cuando se ha dicho que los jóvenes disminuyen porcentualmente su apoyo a los partidos de izquierda cuando estos ya se han vuelto establishment, lo que los hace perder la parte de su antigua atracción derivada de la transgresión como momento de evolución de sus personalidades, jamás se afirmó que eso significaba que los jóvenes dejaban de preferir partidos de izquierda, ni que los jóvenes preferirían alternativas nuevas en desmedro de otras ya impuestas. Lo que se afirma es otra cosa, por cierto muy diferente:

a) Puede haber un enlentecimiento del crecimiento esperado del voto joven en comparación con su evolución cuando era oposición, por ejemplo medible mediante engañosas proyecciones de tendencia.

b) Puede disminuir relativamente en los lugares en los que primero creció, por ejemplo en Montevideo o en contextos fuertemente urbanizados.

c) Puede preferir alguna novedad que pueda encarnar mejor el momento de desarrollo vital que atraviesan.

Ningún relevamiento de que los jóvenes votaron preferentemente FA refuta esa hipótesis psicopolítica tan interesante como corroborada por la evolución del voto joven en Europa. Tampoco dice nada en su contra el hecho de que en Montevideo los circuitos más jóvenes hayan preferido al FA. Lo que la hipótesis sostiene es solamente la comprensibilidad psicopolítica de determinados enlentecimientos electorales juveniles y de determinados contextos urbanos de manifestación de esta lentitud inesperada sin esa hipótesis.

Porque es claro que si las alternativas que pueden canalizar esa rebeldía y antiinstitucionalidad no están a la altura, tampoco esas tendencias se manifestarán con claridad. Entre nosotros, claramente Luis Lacalle Pou encarnó el modelo de la nueva derecha europea y apostó, como ella, a la identificación con jóvenes en transición de personalidad. Pero no cuajó y no pudo absorber ese potencial; ello tampoco devalúa la hipótesis, que no es determinista ni monocausal sino sólo un factor más a tener en cuenta, junto con otros y contingente a varios procesos concomitantes.

Lo mismo cabe afirmar respecto del desgaste por el ejercicio del gobierno. Es un factor a tener en cuenta y que depende, en su manifestación o no y en su grado de presencia, de muchos otros factores. Es una tendencia muy común, pero también tiene excepciones. No hay desgaste automático ni hay refutación de la teoría del desgaste gubernamental por el hecho de que el FA haya votado casi igual que en 2009 y puede llegar a superar sus votos respecto del balotaje de entonces. Es un factor a tener en cuenta, entre otros y junto con otros, para explicar determinados descensos electorales y en intención de voto; como la hipótesis del voto joven esquivo.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DE 2014
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2) Doyenart explicó las razones de voto al Frente Amplio
(Montevideo Portal)

«¿Qué razones existían para cambiar el gobierno por otro en manos de blancos y colorados?», analizó el politólogo Juan Carlos Doyenart, que calificó como «vergonzoso» que las encuestadoras le hayan errado «tan feo». Mucho se discutió sobre la labor de las encuestadoras en estas elecciones, luego de que los pronósticos difirieran en general con respecto a los resultados del 26 de octubre. Casi todos los responsables de las encuestadoras hicieron en los días posteriores un mea culpa y un análisis, a los que se suma ahora Juan Carlos Doyenart, de Interconsult, que prefirió esperar algunas semanas antes de hacer algunas aclaraciones públicas. En una columna titulada «Con los resultados a la vista», Doyenart hace un análisis de lo sucedido el pasado 26 de octubre.

«Luego de conocerse los resultados del 26 de octubre, se hace inevitable analizar las motivaciones que llevan al FA a su tercer gobierno consecutivo, manteniendo el 95 % de los votos que obtuvo en 2004. La explicación más común ha sido responsabilizar a las encuestadoras (¿) por el error de estimación cometido a una semana del acto electoral. Al decir de Esteban Valenti, yo tampoco creo en los suicidios colectivos, más si son públicos. Resulta impensable, excepto en mentalidades conspirativas, creer que todas las consultoras acordaron terminar con el FA diciendo que ganaban los PPTT. El disparate es tan grande que no vale la pena comentarlo», explicó el politólogo.

«Ello no salva la responsabilidad de quienes se supone expertos en materia electoral de haber equivocado sus pronósticos y generado expectativas (positivas para unos, negativas para otros) que no se cumplieron. Creíamos que los uruguayos se habían modernizado y no era así, afirmó un colega, cuando en realdad quienes no se habían modernizado eran los analistas políticos que continuaban mirando a la sociedad igual que 30 años atrás», aclaró luego.

Doyenart contó luego que en el libro que publicó este año («No tire su voto a la basura»), pretendió explicar que la sociedad uruguaya había cambiado y mucho, aclarando que todas aquellas variables que consideraban claves para predecir el voto ya no funcionaban de la misma forma. «Claro que no hay peor sordo que aquel que no se oye a sí mismo y terminé cometiendo los mismos errores sobre los cuales advertía en el libro. Imperdonable», razonó.

En dicho libro, Doyenrt concluye que Uruguay está cambiando y mucho, pero aún no sabe bien hacia dónde y cómo, tras hacer hincapié en aquellos grupos de excluidos a los que los partidos políticos les resultan ajenos.
Doyenart analiza luego los motivos esgrimidos por Esteban Valenti para justificar la buena votación del Frente Amplio, que explicó la votación porque la gente votó por el progresismo, la modernización de la sociedad y el crecimiento económico vividos en estos 10 años de gobierno frentista.

Las razones del voto

«No se votó por ideologías, hace tiempo que no funciona aquello de la izquierda y la derecha. No se votó por campañas electorales y bonitos jingles, no se votó por renovar estilos o por una nueva generación de políticos, no se votó porque ‘Vamos bien, sigamos adelante’, es decir por el progresismo, ni se votó contra el IRPF. Sí se votó con mucho pragmatismo, incluso diría yo con mucha inteligencia. Existe una pregunta muy simple que todos obviamos pero no un 48 % de la ciudadanía: ¿Qué razones existían para cambiar el gobierno por otro en manos de blancos y colorados? Sencillamente, no se me ocurre ninguna, al menos, que sea de peso o de recibo», razonó Doyenart.

«¿Por qué los uruguayos iban a votar en defensa de instituciones a las cuales se les asigna escaso valor como la independencia del poder judicial, la institución presidencial o los abusos de poder en el aparato del estado? ¿A quiénes esto afectaba directamente? A muy pocos. ¿Por qué iban a votar contra el despilfarro del gobierno o sus políticas clientelísticas cuando el dinero también llegaba a la población. ¿Iban a votar contra el tipo de cambio, el desastre de PLUNA, una política exterior sin rumbo o porque Mujica les dijo ‘almas podridas’ a la oposición? ¿Iban a cambiar el gobierno porque las mutualistas daban horas diferidas a 3 meses, cuando más de 400 mil personas habían ingresado al sistema y hoy contaban con cobertura? ¿Iban a cambiar el gobierno porque Mujica no logró concretar ninguna de las innumerables cosas que prometió hacer, cuando a la gente común no le interesan los trenes, ni la regasificadora, ni el puerto de aguas profundas, ni las rutas en mal estado? Ninguno de estos factores tenían el peso individual ni colectivo para enojar al electorado frentista y llevarlo a votar fuera del FA», prosiguió.

«¿Por qué razón la gente iba a culpar exclusivamente al FA de los problemas de inseguridad o de nuestro sistema educativo, cuando son viejos problemas que se arrastran desde hace mucho tiempo y que la oposición nunca tuvo respuestas claras y globales? Tampoco podemos seguir menospreciando el peso que tiene una de las figuras más importantes de la historia política del país, que ya no son Herrera ni José Batlle y Ordoñez y que se llama José Mujica. Este hombre, tan criticado por algunos, es idolatrado por muchísima gente, dentro y fuera del país, no por sus obras (de las cuales en este momento no recuerdo ninguna), sino por un liderazgo ético y moral que en época de crisis de valores es fundamental.

Las condiciones internacionales y una política económica criteriosa permitieron que la gente viva mejor, consuma más y tenga empleo. Si nadie hacía locuras, estilo Kirchner, el país funcionaba con piloto automático y Mujica podía decir y desdecirse todas las veces que quisiera. La gente estaba de acuerdo con él cuando decía que los profesionales universitarios eran parásitos que no servían para nada y, también, cuando decía que todos debían ser profesionales. Todo estaba bien», continuó en su artículo.

Pachequismo y algo más

«Pero existe un factor que considero clave, el proteccionismo estatal, algo que no ha cambiado de la cultura uruguaya, principalmente en los sectores de bajos ingresos y empleos inestables, así como de los funcionarios del estado, que son la mayoría de los uruguayos», explicó Doyenart, para quien «la política del clientelismo político en base a salarios sin más contrapartida que el voto se ha convertido en varios países latinoamericanos en un muy buen expediente para mantener a ciertos grupos en el poder», citando a Hugo Chavéz, los Kirchner y Evo Morales.

«Pero el aspecto que aquí nos interesa es el ‘modelo’ de asistencialismo que no es más que el salario de la pobreza. Dejemos claro que no es exactamente el caso uruguayo, pero este fenómeno sí estuvo presente. Cuando en las elecciones de 1971 apareció el FA conviviendo con una renovación del P. Nacional de la mano de Wilson, el P. Colorado con Pacheco Areco a la cabeza fue quien ganó la elección. Si mirábamos el mapa de la pobreza en Montevideo veíamos que existía una muy fuerte correlación con los votos por el pachequismo. Los frentistas de aquella época decíamos que era la ‘falta de conciencia de clase’, la ignorancia fomentada por el gobierno de Pacheco para obtener los votos del ‘lumpen proletario’. Hoy ese mismo mapa tiene otro actor político privilegiado y es el FA, mientras que el lumpen proletario pasó a denominarse ‘sectores desfavorecidos’. ¿Ello querría decir que la ignorancia favorece al FA?

Bueno, si utilizamos la misma lógica que en 1971 diríamos que sí, es decir en los barrios de mayor deserción escolar y menores ingresos predomina ampliamente el FA como podemos apreciar en este mapa. Piedras Blancas, Manga y Casavalle el FA obtuvo el 75 % de los votos, una zona donde la deserción escolar alcanza el 70 %», escribió, para luego explicar que sin embargo hace mucho tiempo que dejó de razonar de esta manera. «Simplemente que aquellas personas de hogares pobres o empleo inestables, que viven en la periferia de Montevideo son personas muy pragmáticas al momento de votar.

No votaron a Pacheco por ignorantes, porque era el hombre fuerte que enfrentaba a la guerrilla, nada de eso les importaba, lo votaban por el congelamiento de precios, por Subsistencias, tipo de cambio diferencial y políticas sociales de tinte populista que llevó adelante. Exactamente las mismas razones que hoy llevan a votar al FA, a quién consideran la fuerza política que les otorga mayores garantías desde la perspectiva del proteccionismo estatal (MIDES)», argumentó.

«¿Por qué iban a pensar que blancos y colorados les daban las mismas garantías? No existía ninguna razón más allá que algunas veces -con timidez- dijeron que continuarían con la ayuda social. Toda esta gente hizo lo correcto desde el punto de vista de sus intereses personales y familiares, no por conciencia de clase, por ser de izquierda o razones de ese tipo. Si a todo esto le sumamos el resultado electoral del interior resulta muy interesante En 1971 el FA obtuvo el 7 % de todos los votos del interior, hoy llega al 45 %, sin lugar a dudas muchas cosas han cambiado. También aquí vale preguntarse por qué motivos la gente del interior querría cambiar este gobierno.

¿Por qué el FA vota bien en lugares tradicionalmente blancos, denominado el ‘Uruguay profundo’, como los casos de Paso Avería, Pueblo Esperanza, Pirarajá, Piedra Sola, Saucedo, Santo Dios y San Salvador, Pueblo Isidoro Noblía o Cerro pelado (busquen en el mapa)? ¿Por ignorancia y atraso? Por favor no, por pragmatismo. Toda la bonanza económica generada por la producción agropecuaria -que enriqueció al terrateniente- también ha permitido que el peón rural y su familia vivan mucho mejor, que el alambrador, el podador, el fletero, el esquilador, el pequeño agricultor, el vendedor de fertilizantes, el pequeño comerciante, todos han sido favorecidos en estos 10 años. Entonces, ¿para qué cambiar el gobierno?», escribió.

«Realmente resulta vergonzoso que quienes nos dedicamos a la actividad de analizar la sociedad, la evolución de la opinión pública y arriesgar pronósticos electorales nos hayamos equivocado tan feo», concluyó.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DE 2014
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3) Caminos distintos de Vázquez y Lacalle Pou para comunicar en televisión
(El Observador)

Los blancos no muestran más a su candidato y en el Frente Amplio mezclan promesas y apelación a los sentimientos

Quince días antes del balotaje las fórmulas presidenciales están habilitadas a poner al aire en radio y televisión sus mensajes proselitistas, según lo establece la ley electoral. En la recta final, los equipos de Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou utilizan de manera muy distinta el recurso publicitario en medios masivos. Por un lado el candidato del oficialismo apuesta a una estrategia a dos puntas, con un mensaje más emocional atado al jingle de campaña y otro más racional donde habla de propuestas. En tanto el Partido Nacional deja de lado la imagen de sus candidatos e intenta reforzar la idea de la unión por encima de los partidos.

El primero de los spot de campaña del Frente Amplio muestra a Vázquez sentado en una oficina, y en primer plano comenta propuestas en distintas áreas de gobierno. En el segundo, músicos de distintos estilos y generaciones graban juntos el jingle de campaña de la coalición. Por su parte la única pieza de los blancos difundida hasta el momento presenta a un grupo de personas que se abrazan y agarran de las manos en distintos puntos del país, en una clara muestra de unión para demostrar su rebeldía.

El magíster en comunicación, coordinador de la licenciatura en comunicación de la Universidad Católica del Uruguay, Richard Danta, dijo que los dos avisos del Frente Amplio “se complementan” porque llegan a diferentes lugares de la persona, y por lo tanto conforman una “totalidad”. “Es lógico que el candidato que tiene carisma, como Vázquez, no necesite construir una imagen. El FA juega esas dos cartas fuertes, que son complemetarias más que divergentes”, aseguró en diálogo con El Observador.

En cambio los blancos, si bien tienen dos figuras mediáticas muy fuertes en la fórmula, dejan de lado la sobre exposición mediática de Lacalle Pou y Larrañaga. “Hoy por hoy, la propuesta de los blancos es un poco guardada, disonante con lo que fue una campaña muy sostenida, de gran presencia mediática, diversidad, y con dos o tres ideas programáticas fuertes que manejaron antes del 26 de octubre”, comentó Danta. A juicio del analista, “fue tan explotada la imagen” del candidato nacionalista meses atrás que a esta altura “puede haber un desgaste”. Para Danta, el resultado adverso de la elección para los blancos también influyó para que ahora sus figuras estén ausentes de los avisos.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DE 2014
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4) Militar es indagado por “torturas”
(Caras y Caretas)

Reconoció abusos contra ex presos políticos

La Justicia decidió investigar al militar Asencio Lucero, luego de que reconociera la aplicación de plantones, submarino seco y húmedo, picana y tortura psicológica contra ex presos políticos, durante la dictadura. Se formó una pieza presumarial para analizar sus dichos y dilucidar eventuales responsabilidades penales. Se podría tipificar el delito de “torturas”.

La jueza Penal de 16º Turno, Julia Staricco, dispuso la apertura de una indagatoria penal contra el capitán (r) Asencio Lucero, luego de que el militar reconociera la aplicación de torturas (plantones, submarino seco y húmedo, picana y tortura psicológica) contra los presos políticos, durante la última dictadura.

La magistrada resolvió, a pedido de la fiscal Diana Salvo, que se instruya un expediente presumarial contra el militar, para dilucidar si sus dichos pueden acarrear responsabilidades penales en su contra. En este sentido, de confirmarse la veracidad de sus dichos, el militar podría ser imputado por un delito de “torturas”, una tipificación que aún no fue utilizada en el marco de los procesos por graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Lucero, ex encargado de Inteligencia (S2) en el Regimiento de Caballería N° 9, declaró el pasado 1º de octubre ante la jueza Staricco y la fiscal adjunta Silvia Nipoli, en el marco de la indagatoria penal por la denuncia colectiva por torturas y delitos sexuales presentada por un grupo de ex presas políticas, en octubre de 2011.

Durante la audiencia, el militar reconoció la aplicación de diversas formas de tortura contra ex presos políticos en las unidades militares, y brindó detalles sobre las mismas, en lo que representa el primer reconocimiento explícito de estas prácticas por parte de un militar. Lucero se refirió a la existencia de plantones, submarino seco y húmedo, picana y tortura psicológica, y admitió que una de las prácticas contra las mujeres era “la desnudez” forzada.

Sin embargo, Lucero intentó minimizar lo que sucedió. “La tortura no era tal como se describe” en la actualidad por los ex presos políticos, dijo. Además, afirmó que eran “desbordes” producto del contexto, aunque no se trató de una práctica aislada. “Era un sistema, nadie daba la orden (…) yo tenía que conseguir información. El Estado estaba involucrado en un problema tan grande que no se controlaba. Los interrogatorios es hacían en equipo de tres personas, normalmente las mismas”, afirmó. Además, dejo en evidencia que había médicos que participaban de la tortura, ya que estos eran quienes daban “la última palabra” para “seguir el interrogatorio”.

Tras conocer las declaraciones del militar, la fiscal Salvo solicitó que se formara una pieza separada para investigar sus dichos, lo que fue aceptado por la jueza Staricco. Esta pieza será remitida a la Fiscalía para analizar eventuales responsabilidades penales y puede derivar en un pedido de procesamiento por el delito de “torturas”, o delitos similares, ya que se trataría de una “confesión” por parte del militar. Sería la primera imputación por “torturas” por los crímenes cometidos por agentes del Estado durante la dictadura.

Empero, esto requiere un estudio global del expediente, ya que la confesión per se no es una prueba suficiente para formular una imputación contra una persona, explicaron fuentes judiciales a Caras y Caretas Portal. La confesión requiere que existan otras medidas probatorias que certifique la veracidad de las mismas, agregaron las fuentes. Por este motivo, se intentará contrastar sus dichos con las declaraciones vertidas por otros militares y ex presos políticos en la causa.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DE 2014
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5) Aquel mes con Raúl Sendic
Con Xosé de Enríquez, diputado electo por Canelones
Martín Bentancor (Caras y Caretas)

Escritor, periodista, experto en patrimonio cultural, Xosé de Enríquez, electo diputado por Canelones (Lista 711), prepara la publicación de su último libro, Treinta días con Sendic, en el que rememora, en tiempo de crónica novelada, los días que compartió con el histórico líder guerrillero cuando este fue liberado, en 1985.

El 14 de marzo de 1985, Xosé de Enríquez aguardaba detrás del volante de un auto estacionado en Durazno y Yaguarón la llegada de un coche policial. A punto de cumplir 27 años, aquel joven (para los parámetros con que este país mide el paso del tiempo en sus habitantes) que escribía poesía y que había hecho su pasaje por la Escuela de Cinematografía de Cinemateca Uruguaya, no apartaba los ojos del paisaje que aparecía delante, al otro lado del parabrisas: una calle desierta que parecía extraída de la película Stalker, de Tarkovsky, una acera sucia y despareja, y las puertas y ventanas cerradas de un puñado de casas.

La espera se hizo larga. Los demás ocupantes del auto, que habían comenzado una conversación intensa, trazando la logística de los días por venir, gradualmente se habían callado, internándose en el mismo silencio que envolvía a José Enríquez detrás del volante. De pronto, un móvil policial que apareció de la nada frenó a escasos diez metros del auto estacionado. Con gestos maquinales, por entre los que se colaban el sueño y la desidia, un solitario policía ayudó a Raúl Sendic a bajar de la camioneta. Pálido, ojeroso, con las señales de la antigua quemadura en el rostro, renqueante y algo aturdido, el mítico fundador del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros echó a andar hacia el auto con pasos breves y medidos, como si le costara una enormidad el acto de caminar. Los del auto se bajaron y lo rodearon en una suerte de coraza o de abrazo, y en ese preciso momento Enríquez encendió el motor.

“Cuando lo vi descender de la camioneta policial que lo condujo al punto de encuentro donde lo esperábamos, tuve la sensación de haberlo visto antes. Me resultaron tan familiares su figura, sus movimientos, sus gestos, que lo que vino después fue más natural. Luego, el trato y la cercanía confirmaron esa impresión, si bien se había instalado una dinámica derivada de su presencia como jefe y líder”, cuenta Enríquez, casi treinta años más tarde. El “después” inmediato al que hace referencia es el mes completo que convivió con Raúl Sendic en un apartamento de la calle José Martí 3419, en el edificio Marco Polo, a escasos metros de la rambla de Pocitos, donde el líder liberado permaneció en una suerte de retiro mientras regresaba de forma gradual a la actividad política.

Mucha agua ha corrido desde aquel mes de marzo de 1985 hasta el presente, en el que Xosé de Enríquez –o José Enríquez–, primer candidato a diputado por la Lista 711 en Canelones, viene acompañando al candidato a vicepresidente por el Frente Amplio (FA), el hijo del mismo Sendic con quien convivió durante treinta días, cuando el regreso del país a la democracia era otra de las libertades recobradas.

¿Cuándo y de qué forma entraste en contacto con la militancia?

En 1971, desde el acto de la explanada municipal, participé activamente en toda la campaña del FA, en 1972 me afilié a la Unión de las Juventudes Comunistas, y a los pocos meses me integré al Frente Estudiantil Revolucionario 68 –que llegó a ser el sector juvenil del 26 de Marzo–, hasta 1974. Desde ese año y hasta la reorganización del 26 de Marzo, en 1983, con un puñado de compañeros logramos ir recreando diversas formas de resistencia.

¿Quién era José Enríquez en aquel mes de marzo de 1985?

Un militante del Movimiento 26 de Marzo que trabajaba en la reconstrucción de la organización desde 1983; de alguna manera, un sobreviviente que, después de doce años de semiclandestinidad, volvía a tomar protagonismo a partir de la intensificación de las movilizaciones contra la dictadura, que se caía a pedazos. Habiendo abrazado la militancia apenas entrado en la adolescencia, asumiendo compromisos tempranamente, en 1985 era ya un “animal político”.

¿Qué pasó durante el tiempo que estuviste junto a Raúl Sendic?

Raúl Sendic estuvo con nosotros treinta días: desde el momento en que salió de la Jefatura de Policía y nos fue “entregado” en una esquina de Montevideo, hasta que dejamos el apartamento que compartimos. Habíamos conformado un pequeño grupo que se hacía cargo de la seguridad, los traslados y demás. En esa división de tareas me tocó cocinar, hacerme cargo del automóvil y acompañarlo en las salidas. Compartimos su cumpleaños, el 16 de marzo, y el mío, el 22 del mismo mes; se levantaba muy temprano y había que acompañarlo a correr por la playa, y ¡correr a su lado! Nunca elegíamos la misma playa, aunque en esa época del año ya casi no se encontraba gente, y menos tan temprano. La mayoría de esas vivencias las volqué en el libro. Fueron días muy intensos; recibía muchas visitas y nosotros éramos los encargados de trasladar, compartimentadamente, a las personas que iban a verlo, como Xenia Itté, Eleuterio Fernández Huidobro, Hugo Batalla y Guillermo Chifflet, entre otros. Ahora, a la distancia, lo que más tengo presente es el costado humano de Sendic; fueron mucho más que treinta días de convivencia. El 22 de marzo hice un delicioso budín de pan, y cuando él supo que era mi cumpleaños, me dijo: “José, hubiera ido a pasar con su familia”. Fueron jornadas muy intensas, durante las cuales si bien no estábamos ajenos a los cambios que se estaban procesando, la convivencia, el trato cotidiano y la familiaridad marcaban, de alguna manera, el ritmo de nuestras vidas.

En las elecciones nacionales del 26 de octubre, Enríquez obtuvo una banca en la Cámara de Representantes por la lista 711 en Canelones. A la buena votación registrada en mayo durante las elecciones internas, que tuvo como consecuencia, entre otras, la candidatura a la vicepresidencia de Raúl Sendic, siguió una buena votación para la joven agrupación, que ha cosechado siete bancas en la Cámara de Representantes y dos en la de senadores, a la que se sumaría Raúl Sendic en caso de que el doctor Tabaré Vázquez obtenga la presidencia.

Mucho se ha escrito sobre la relación, los vínculos y las diferencias entre Raúl Sendic, el integrante de la fórmula presidencial del FA, y su padre, el dirigente que la historia ha convertido en una pieza clave de la fuerza política. Xosé de Enríquez, que ha tratado a las dos figuras políticas y a los hombres detrás del rostro público, constituye un referente de primera mano en la historia de los dos dirigentes.

¿Cómo entraste en contacto con el candidato a vicepresidente del FA, Raúl Sendic?

Nos conocimos en 1984, cuando Raúl vino a Uruguay con motivo de una visita especial a su padre. Desde aquel entonces, un pequeño grupo de compañeros lo rodeó en todo momento, antes de la visita al padre y después, cuando se realizó una conferencia de prensa. En aquella ocasión dimos a conocer el Plan de Emergencia Nacional, elaborado por Sendic en la prisión. Más tarde compartimos esos días junto al “viejo”, y continuamos la militancia en el Movimiento 26 de Marzo.
El periplo de aquellas jornadas marcadas por el aura que rodeaba al líder legendario ha sido volcado por Enríquez en el libro Treinta días con Sendic, de próxima aparición. En la obra, una suerte de diario personal intervenido por el paso del tiempo, el recuerdo y las particularidades del dirigente cañero, el autor también bucea en su propio pasado y en su condición de militante.

Fragmento de “Treinta días con Sendic”

El sábado 16 fue el cumpleaños de Sendic y se me ocurrió hacer un budín de pan para festejar sus 61 años. Fue cuando me apagó el horno de la cocina, porque sentía olor a gas. El budín no se hacía nunca; cuando me di cuenta, pensando en Raulito o en Ramiro, entré molesto a la sala principal, donde conversaban padre e hijos, y expresé: “¿quién fue el boludo que me apagó el horno de la cocina?”. El viejo Sendic, muy serio, respondió: “fui yo”.

A la tarde, fuimos en el auto a buscar a Xenia. “Estamos como en los tiempos de antes”, dijo ella cuando le hice saber que tenía que bajar la cabeza. Le contesté: “Nosotros somos los de antes”. Más tranquila, Xenia expresó, “al menos estoy entre tupamaros”. Le retruqué: “No somos tupamaros…”, Entregada, dijo, “¡Ah, me vas a enloquecer…!”.

En todo el tiempo que compartí con Sendic, nunca llegué a manejar el momento de redondear o poner punto final a cualquier tipo de conversación que tuviéramos. Se ponía de tal manera en el papel de escucha, que era una tentación hablar y saltar de un asunto a otro. Es cierto que la gran dificultad que tenía para hablar lo limitaba, pero daba la sensación de que lo que quería decir, lo decía.

La cosa fue sin despedidas. Creíamos que él no sabía muy bien lo que estaba pasando, o al menos era la idea que nosotros teníamos. Si no hablaba por teléfono, ni recibía correspondencia, y sólo nosotros coordinábamos las visitas, ¿quién y de qué manera lo podía estar poniendo al tanto de los acontecimientos? Tampoco nosotros teníamos muy claro lo que estaba ocurriendo. De cualquier forma, las decisiones se estaban tomando en otro lado, y tanto las discusiones como las diferentes instancias de intercambio de opiniones, se daban fuera de nuestro ámbito, vale decir: lejos del apartamento de la calle Martí.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DE 2014
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