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SOBRE LA INEVITABILIDAD DEL POPULISMO

1) En defensa del populismo y su «inevitabilidad» –
2) Crisis institucional de Brasil entra en complejo laberinto –
3) Paraguay: Un nuevo umbral desde la lucha campesina –
4) EE.UU: El gran escape –
5) A la memoria de Brahim Saika

COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 771 / Miércoles 27 de Abril de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) En defensa del populismo y su «inevitabilidad»
Mario Escribano (InfoLibre)

«Si no tenemos un populismo de izquierdas, lo tendremos de derechas», advierte Fernández Liria

«Carlos Fernández Liria representa para la filosofía española lo que Evaristo Páramos representa para el punk». Así presentaba Pablo Iglesias hace unos días al ensayista, filósofo y profesor de la Universidad Complutense. En los años ochenta, Fernández Liria también fue, junto a Santiago Alba Rico, guionista del mítico programa La Bola de cristal, con el que creció la generación que años más tarde auparía el movimiento 15-M.

Aunque no tiene ningún tipo de cargo ni influencia —asegura— en Podemos, sus vínculos con el partido —tanto personales como profesionales— son más que evidentes. Y el título que acaba de publicar es toda una declaración de intenciones: En defensa del populismo (Catarata, 2016). Fernández Liria recibe a info Libre en las calles del madrileño barrio de Lavapiés, uno de los lugares en los que Podemos suscita más apoyos y donde, hasta no hace mucho, se podía ver a dirigentes de primera fila del partido en sus terrazas.

Pregunta. ¿Cuál es su idea de populismo?
Respuesta. El populismo no es una cosa que podamos elegir o no, porque el sustrato de mundo político es necesariamente populista. Hay que comprender que no se puede hacer política al margen del pueblo, porque el pueblo tiene una determinada consistencia, habla un determinado lenguaje y tú no puedes cambiarle la forma de hablar: tienes que hacer concesiones al que te está escuchando. Eso es lo fundamental.

Tampoco es una postura política a tomar, sino una condición para los discursos políticos con la que hay que contar necesariamente. Un discurso político que no tenga en cuenta esa condición necesaria de la transmisión de mensajes en el mundo político no tiene ninguna posibilidad de triunfar.

P. ¿Por qué argumenta que hay que defender el populismo en esta coyuntura?
R. Hay momentos que son marcadamente populistas. Es el momento en el que los viejos cánones de la tradición política dejan de funcionar. Por ejemplo, la contraposición izquierda-derecha está pasando por una crisis porque ha dejado de explicar muchas cosas. O la contraposición capital-trabajo, que en una población que está masivamente en paro no refleja el tipo de tensión política con la que hay que contar.
En esas reestructuraciones se trata de crear un nosotros que pueda enfrentarse a un ellos para plantear la batalla política, y eso sería lo que llamamos un momento populista. En cualquier caso, defiendo el populismo no como algo bueno, sino como algo inevitable.

P. ¿Por qué tiene una connotación tan despectiva?
R. El populismo latinoamericano ha tenido un cierto éxito a la hora de combatir los programas neoliberales. Al verse en Europa con la posibilidad de que los programas neoliberales sean también interferidos, todo los periodistas, con algunas pocas excepciones, han arremetido contra ese movimiento.
Han rescatado el término populismo como sinónimo de demagogia, pero realmente ese no es el significado técnico. Como bien ha dicho el profesor José Luis Villacañas en un libro reciente, el populismo tiene sus teóricos, que son muy diáfanos y potentes intelectualmente, como Ernesto Laclau o Chantal Mouffe. Existe el populismo ruso, el populismo italiano, el populismo latinoamericano… Y se obvia por completo que existe como corriente dentro de la teoría política.

P. ¿Qué se ha logrado en América Latina usando esta estrategia populista?
R. Desde un punto de vista maximalista de izquierdas, muy poco. Prácticamente se podría decir que la izquierda de los años setenta u ochenta quedaría muy insatisfecha. Pero vivimos tiempos muchos más duros, en los que la agresión neoliberal es imparable: va ganando por goleada en esa guerra de los ricos contra los pobres que desataron Reagan y Thatcher. Hay que tener en cuenta que la izquierda ha sido prácticamente derrotada. Desde esa perspectiva se ha ganado bastante: se paró los pies al neoliberalismo en su avance brutal y salvaje. Es suficiente: ya no se trata de conseguir gran cosa, sino de por lo menos no perder lo poco que queda.
En cuanto al uso de la estrategia populista, un buen ejemplo es el papel de la religión en los movimientos políticos. En Latinoamérica, la religión había tenido un importante papel con la teología de la liberación, que de alguna forma trasvasaba el discurso católico al marxismo, y eran muchos los curas que se comprometieron políticamente, incluso llegaron a montar guerrillas. Esa vía quedó anegada por una derrota: la CIA pagó la invasión del evangelismo para compensar la teología de la liberación. Sin embargo, determinados movimientos latinoamericanos entendieron que esa posibilidad que tenía la religión de captar la voluntad popular podía ser también utilizada políticamente por la izquierda, y eso fue lo que ocurrió en Venezuela, Ecuador, en los movimientos indígenas en Bolivia e incluso en Argentina.

P. ¿Por qué son vistos desde Europa como muy malos ejemplos?
R. Sin lugar a dudas, por los medios de comunicación. No han parado de mentir, mentir y mentir. Eso está claro. Ha habido una unanimidad prácticamente absoluta, excepto en medios marginales, para cubrir de basura cualquier movimiento que tuviera alguna posibilidad de enfrentarse al FMI, al Banco Mundial, a la OCDE, a la Organización Mundial del Comercio… Y como esto era la única posibilidad política que había, sencillamente arremetieron contra ella. La animadversión hacia los movimientos populares latinoamericanos está basada exclusivamente en mentiras mediáticas.

P. ¿Habría sido lo mismo, o habría existido siquiera Podemos sin el populismo?
R. No. Creo que Errejón, que ha sido fundamentalmente el teórico del populismo dentro de Podemos, había aprendido mucho en Latinoamérica. Tuvo mucha razón en plantear que había que renunciar al eje izquierda-derecha y que había que plantear otro tipo de eje: la casta y el pueblo, el 1% y el 99%. Algún eje que le permita al pueblo reconocerse en aquello que está votando y que les está permitiendo organizarse, aquello en lo que pueden tener una esperanza política.

P. Hace un año tuvo un largo debate con Alberto Garzón sobre este tema. ¿No considera que adoptar el populismo como estrategia lleva consigo algunos riesgos?

R. Hay más riesgos cuantas más posibilidades de ser eficaz tienes. Alguien podría decir que IU corría menos riesgo, pero también es verdad que IU tenía muy pocas posibilidades de mover el tablero. El enemigo ha reaccionado, ha montado Ciudadanos, el Podemos de derechas que esperaban los banqueros y, claro, eso ha hecho mucho daño al avance de Podemos electoralmente. En un determinado momento, se llegó plantear que podía ganar las elecciones. Pero el hecho de que el enemigo haya tenido que reaccionar es prueba de que lo estás haciendo bien.
Por otro lado, siempre que sigues una vía institucional, sabes que tienes unos límites muy precisos porque estás actuando en un campo político que, sin embargo, no tiene el poder. El poder no es político, es económico. Con lo cual hay un enorme sentimiento de frustración de que no se puede hacer políticamente todo lo que se quiere. Esto tiene su efecto boomerang: este sentimiento de impotencia hace que se vaya generando una casta de profesionales que viven de la política. Podemos corre ese riesgo, por supuesto. Por ahora, creo que se ha solventado bien.

P. El libro comienza diciendo: «El mundo de la política ha sido el mundo de las decepciones. Y no hay mayor decepción que acabar defendiendo la inevitabilidad de cosas que uno nunca hubiera querido defender». ¿Está Podemos en esa encrucijada?
R. Es una refenderencia a la defensa del populismo. Defender el populismo no es una cosa bonita, pero si quieres ser eficaz políticamente, tienes que contar con cosas que no has inventado tú. En realidad, todos los partidos son populistas: el PP es populista, el PSOE es populista… Incluso podríamos decir que, en el mal sentido de la palabra, los grandes partidos, el PP y el PSOE, han sido infinitamente más populistas que Podemos. No hay más que recordar a Esperanza Aguirre paseándose con el sofá hinchable en campaña electoral o a Pedro Sánchez escalando el peñón de Ifach mientras le entrevistaban para televisión.

P. También lamenta que «bajo el capitalismo, el proyecto político de la Ilustración ha sido derrotado». Añade que esta idea debería ser recuperada y utilizada por la izquierda, pero ¿cómo?
R. Es una de las tesis fundamentales del libro. Hay un discurso entre el populismo y la izquierda, un término medio, que es fácilmente comprensible y que puede llegar bien al pueblo. Quien lo inventó en este país fue Julio Anguita, ya hace muchos años. Es sencillamente decir: «Lo que defendemos es lo que tú defiendes. Tú defiendes que esto sea un Estado de derecho, vamos a trabajar para que lo sea. ¿Sabes cuál es el inconveniente? Que bajo el capitalismo y el poder financiero salvaje en el que estamos sumidos, el Estado de derecho no funciona, el parlamentarismo no funciona, el orden constitucional no funciona… Los defensores del Estado de derecho somos nosotros, no tú, porque tú estás muy cómodo llamando funcionamiento de las instituciones a lo que no es más que una cobertura para la dictadura de los poderes financieros».
El populismo tiene que contar con muchísimos elementos irracionales que se dan cita en el terreno político. Sin embargo, existe la posibilidad de colar por medio la razón. Basta sencillamente con devolver al enemigo su propio discurso.

P. No faltan las críticas al marxismo, de quien dice que «ha pensado muy mal la esencia de lo político». ¿Ha conseguido Podemos plantear esto mejor?
R. El marxismo pensó bien la esencia de lo político en el momento en el que había una clase trabajadora muy potente, organizada políticamente en sindicatos y partidos. Pero lleva haciendo el ridículo desde los años ochenta, el momento en que el discurso revolucionario de la clase obrera es derrotado completamente. Había que recomponer los términos y lo que era un suicidio era seguir empeñado en el mismo lenguaje y los mismos parámetros, porque la coyuntura no es la misma. En ese sentido, Podemos lo ha planteado mejor.

P. Subraya que la izquierda lo tiene «más difícil y más fácil que nunca». ¿Por qué?
R. Lo tiene más difícil porque hemos perdido lo que ellos, los ganadores, llaman una guerra de los ricos contra los pobres. Efectivamente, van ganando por tanto que las conquistas sindicales y políticas que la clase obrera ha conseguido sacar adelante a lo largo del siglo XX han sido prácticamente desmanteladas.
Pero también lo tenemos más fácil: se han invertido las tornas, ahora no somos nosotros los revolucionarios y los antisistema, ahora lo son ellos. Hay una pintada del 15-M que decía eso: No es que seamos antisistema, es que el sistema es antinosotros. Ellos son ahora los revolucionarios, les toca ahora cargar con esa etiqueta del nihilista que sería capaz de destruir todo para salirse con la suya. Ahora son los ricos, los poderosos, los que funcionan enteramente al margen de la ley como si fueran bandas en la clandestinidad, solo que es una clandestinidad de lujo, viviendo en paraísos fiscales.

P. Otra de las ideas principales del libro es que un proyecto verdaderamente republicano solo puede ser anticapitalista, haciendo hincapié en las ideas igualdad, libertad y, sobre todo, fraternidad. Tradicionalmente, la izquierda ha reivindicado la igualdad y la derecha la libertad. ¿Por qué ninguna de ellas ha hecho lo propio con la fraternidad?
R. La fraternidad es la tercera pata del taburete de la Ilustración, y es la más complicada de explicar. Antoni Dómenech lo hace muy bien: para entender el término fraternidad hay que entender que la Revolución Francesa se hizo en nombre de los hermanos y en contra de los padres, los amos, los patrones e incluso los maridos. Es decir, contra cualquier tipo de autoridad por encima del individuo.
Una revolución que se hace en nombre de la fraternidad, se hace en nombre de aquello que la Ilustración llamó independencia civil, que quiere decir: «No tengo que pedir permiso a nadie para existir a mi manera». Con ese argumento no había más que dos opciones en la Ilustración. La primera era la derechas: todos los asalariados dependen de otro, por definición, con lo cual no podían ser ciudadanos y estabas a favor del sufragio censitario. La segunda, de izquierdas, era conceder la independencia civil a todos los ciudadanos y estar a favor del sufragio universal, pero para lograrlo había que llevar a cabo una revolución que obligaba a repartir los medios de producción entre toda la población. Era la postura de Robespierre, que fue quien realmente introdujo el término fraternidad en la Revolución.
En estos momentos históricos, hablar de fraternidad supone tener en cuenta que no puedes repartir la tierra entre los habitantes de un país, porque ya no se puede vivir de la tierra. Hay que pensar en soluciones del tipo renta básica, o algo que ni siquiera esté inventado. Es la forma de que si una persona quiere no depender en absoluto del sistema, pueda permitírselo. Eso exige una revolución social, por eso por el lado de la fraternidad iba todo el programa social de la Revolución Francesa. La burguesía liberal estuvo siempre muy interesada en dejar la igualdad y la libertad ante la ley, pero olvidarse de la fraternidad.

P. En ese caso, sorprende que la izquierda no haya izado la bandera de la fraternidad.
R. Sí. Hubo un error garrafal en la interpretación marxista de la revolución francesa, que ha sido muy bien denunciado por Antoni Domènech y Florence Gauthier en el artículo La importancia de saber por qué la Revolución Francesa no fue una revolución burguesa. Lo único de burguesa que tuvo fue la contrarrevolución sanguinaria, que sí que fue enteramente burguesa. Eso que se llama el éxito de la burguesía en la Revolución Francesa, fue precisamente la derrota de la Revolución Francesa. Si no entiendes eso, lo interpretas todo mal y, efectivamente, la tradición marxista lo interpretó mal. Eso hay que corregirlo.

P. Poniendo como ejemplo a Syriza, explica que ya no es que sea difícil una revolución, sino que también lo es plantear reformas. Dicho esto, ¿cree que es posible un cambio sustancial?

R. En Grecia se ha demostrado que no, a no ser que consigas apoyas internacionales. La única forma de conseguirlos es que esto se vaya extendiendo. Syriza estaba esperando a Podemos, porque se suponía que una victoria de Podemos, como en algún momento pudo parecer, habría beneficiado mucho a Grecia. No ha sido posible, y ahora Podemos está en una situación en la que no puede ayudar a Grecia. Si tuviéramos Syriza en Grecia, Podemos en España y en Francia el movimiento de La noche en pie saliera adelante con alguna propuesta electoral, el panorama europeo iría cambiando. Hay que empezar por algún sitio.

P. Realiza un paralelismo entre el 15-M y el Frente Nacional: dos formas muy distintas, pero exitosas, de entender el momento político. ¿Son, al fin y al cabo, las dos caras del populismo?
R. Lo que se ha hecho patente en estos últimos tiempos es cómo el populismo es efectivamente inevitable. La derecha siempre ha sabido moverse en ese terreno. El lujo de un pensamiento laico, civil, burgués —en el sentido tópico— es una cosa que tienes en la medida que hay ciertas garantías de bienestar y progreso. Pero en el mismo momento en el que hay una crisis económica, la gente busca salidas políticas, y esas salidas se articulan y se expresan en un lenguaje que no va a ser el mismo que se ha abandonado.
El fascismo fue un populismo brutal de derechas y en los tiempos que estamos, creo que la alternativa está clara: si no tenemos un populismo de izquierdas lo tendremos de derechas. Es más, es mucho más probable el populismo de derechas, por eso estamos en una lucha verdaderamente heroica. Todos estos intelectualillos de baja estofa que están escribiendo contra Podemos, como Antonio Elorza, Fernando Savater o el impresentable Félix de Azúa, no se dan cuenta de que están trabajando muy activamente por un populismo de derechas. Ellos verán lo que hacen.

MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DE 2016 – COMCOSUR
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2) Crisis institucional de Brasil entra en complejo laberinto
Mario Osava (IPS)

La presidenta Dilma Rousseff parece, como se calificó ella misma hace poco, “una carta fuera de la baraja” del poder, ante la abrumadora derrota sufrida el domingo 17 en la Cámara de Diputados. Pero es tan complejo el enredo de la crisis política en Brasil que su desenlace sigue incierto.

El proceso para su destitución, el llamado “impeachment”, fue aprobado por 367 diputados, 71,5 por ciento del total o 25 más de lo necesario para autorizar su juicio político por el Senado. Como la correlación de fuerzas en el Senado es similar a la de la cámara baja, aparentemente el destino de la presidenta está sellado.

Sin embargo, se vive un tiempo en Brasil que siembra sorpresas casi semanales desde el año pasado. Y el juicio puede prolongarse por más de seis meses, cumpliendo varias etapas y ritos, bajo tormentas como el escándalo de corrupción que amenaza a más de 300 políticos.

Transmitida a la cámara alta, este lunes 18, la resolución de los diputados que aprobó el proceso de inhabilitación pedido por tres juristas por supuestas irregularidades presupuestarias, los senadores tendrán cerca de tres semanas para deliberar si aprueban o no enjuiciar a la presidenta de izquierda.

Esa decisión solo exige mayoría simple, de 41 de los 81 senadores, por lo que se da por descontado que Rousseff será procesada. La votación se basará en una evaluación del caso hecha por una comisión especial compuesta por 21 senadores que dispondrán de 10 días hábiles para concluir su informe.

Durante esas semanas, Rousseff seguirá en la Presidencia, que asumió el primer día de 2011. Ella solo será suspendida de sus funciones si la plenaria del Senado aprueba procesarla. Entonces, otra comisión especial investigará, oirá la defensa y elaborará su parecer, con la propuesta de condena o absolución de la acusada.

El plazo para esa etapa final es de 180 días y culminará con el juicio, presidido por el presidente del Supremo Tribunal Federal (SFT) y con los 81 senadores convertidos en jueces.

Rousseff sería inhabilitada y con prohibición de ejercer funciones públicas por ocho años, si dos tercios de los senadores, 54, la condenan. Ella será absuelta si logra 28 votos favorables en que se incluyen abstenciones y ausencias. Los factores que pueden alterar tanto el guión como el final son muchos y variados.

Los que conducen ese proceso y heredarían el poder, si la presidenta resulta separada del cargo, están todos involucrados en las denuncias de corrupción de la Operación Lava Jato (autolavado de vehículos) y podrán perder sus puestos por un juicio del SFT, la instancia que procesa a legisladores y miembros del Ejecutivo.

El más amenazado es el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que fue decisivo en la fase inicial del proceso contra Rousseff, al acelerar los trámites.

Pero ese papel crea resistencias al impeachment. Cunha, con denuncias de haber recibido millones de dólares en sobornos por favorecer negocios con la compañía petrolera estatal Petrobras y tener cuentas ilegales en Suiza, es visto como el mayor símbolo de la corrupción, incluso entre los que apoyan la inhabilitación de la presidenta.

Muchos de los diputados aprovecharon para acusar de “ladrón” o “corrupto” al presidente de Diputados, al informar sobre su voto el domingo. Incluso algunos que votaron a favor del juicio político trataron de apartarse de la imagen de Cunha. El diputado Jarbas Vasconcelos, por ejemplo, acusó a Cunha de “manchar” al proceso y a la Cámara.

Ambos pertenecen al centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado del gobierno hasta el mes pasaado y que, con la suspensión de Rousseff, presidiría el Poder Ejecutivo y las dos cámaras del legislativo Congreso Nacional.

El vicepresidente Michel Temer, que asumiría la Presidencia si la titular reelegida en octubre de 2014 es enjuiciada, y el presidente del Senado, Renán Calheiros, fueron denunciados como beneficiarios de la corrupción orquestada desde Petrobras, por procesados que colaboran con la justicia, en la llamada “delación premiada”.

El foco de las denuncias y de las informciones tenderá a concentrarse en esos tres jefes del nuevo poder, especialmente porque los presidentes de Diputados y del Senado, en ese orden, son los eventuales sustitutos del presidente de la República.

El hecho resaltará una contradicción que los defensores de Rousseff intentan destacar: el hecho de que ella es una excepción entre los protagonistas de esas disputas por el poder, como ajena a todas las acusaciones de corrupción.

Su aislamiento, sin embargo, se debió a la imagen del izquierdista y todavía gobernante Partido de los Trabajadores (PT), como el campeón de desviaciones de recursos públicos durante sus gobiernos, iniciados en 2003 por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Nuevas denuncias o investigaciones de la operación Lava Jato, encabezadas por el Ministerio Público (fiscalía) y la Policía Federal, podrán alterar el cuadro político, como lo hicieron en los últimos meses al investigar favores que habría recibido Lula de grandes constructoras, ejecutoras de grandes proyectos petroleros e hidroeléctricos en las últimas décadas.

Otro frente imprevisible lo representa la actual investigación de las cuentas de la campaña electoral de 2014 por el Tribunal Superior Electoral, que podrá invalidar el triunfo de la fórmula Rousseff-Temer, por uso de recursos ilegales. Varios testimonios señalan que hubo contribuciones provenientes de los sobornos pagados por Petrobras.

En caso de que se impugnen los resultados este año, habría nuevas elecciones presidenciales. Pero los especialistas creen que el fallo solo ocurriría en 2017, y en ese caso será el congreso el que elegirá al presidente y el vicepresidente que deberán culminar el periodo.

Mientras, se anticipa que la crisis económica se ahondará, porque difícilmente un gobierno interino podría adoptar las medidas impopulares que los economistas en general, y el propio Temer, consideran indispensables para enfrentar la recesión, tales como el ajuste fiscal.

En la situación política es posible una tregua, pero será difícil acomodar los intereses de una veintena de partidos que contribuyeron a aprobar el impeachment en Diputados. La amplia mayoría alcanzada se debió a partidos medianos y pequeños que adhirieron a las grandes fuerzas opositoras cuando se hizo probable la derrota de Rousseff.

Compartir el poder, aunque en posiciones subalternas, ha sido el gran combustible de las decisiones políticas en Brasil últimamente.

La corrosión de la nueva coalición en el poder será inevitable, por divisiones internas, la recesión económica y el consecuente desempleo, novedades en las investigaciones sobre corrupción y manifestaciones callejeras que deberán intensificar los partidarios de Rousseff.

Los medios de comunicación, que la izquierda acusa de parcial en contra de Rousseff, Lula y el PT, probablemente concentrarán sus noticias negativas en desmedro de los nuevos detentores del poder, ampliando la erosión.

La defensa de la presidenta, encabezada por el Abogado General de la Unión, José Eduardo Cardozo, intenta descalificar la decisión de los diputados, que acogió el impeachment, señalando que es “netamente político” y no comprobó ningún “crimen de responsabilidad” cometido por Rousseff.

En el régimen parlamentario eso es posible, pero no en el presidencialista de Brasil. El proceso se critica como inconstitucional, ya que no hay bases jurídicas, es decir un delito concreto de la acusada, para la inhabilitación de la jefa del Estado, que no puede basarse solo en razones políticas, arguyó.

Probablemente esos argumentos no alterarán un fallo del Senado, ante el aislamiento de la presidenta, pero puede ampliar el movimiento contra su destitución.

Editado por Estrella Gutiérrez

MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DE 2016 – COMCOSUR
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3) Paraguay: Un nuevo umbral desde la lucha campesina
Carlos Veron de Astrada (Alai)

Sin mucha pompa, sin anuncios rimbombantes, como un tumulto venido de las sombras, una masa de campesinos se fue insertando en una Asunción sumida en su magra rutina. La población asuncena amaneció un lunes 4 de abril de 2016 con un ventarrón inesperado. Era un sorpresivo torrente que fue creciendo a medida que avanzaban las horas. •Comenzaron a producirse los primeros atascos en el tránsito. Los asuncenos absortos sentían como que su espacio les fuera usurpado por quienes desde siempre debían estar invisibles. Tanto que su existencia no cabía en la consideración de su estrechísimo horizonte. La sorpresa de algunos era que ya estábamos en abril, y la acostumbrada marcha de marzo de todos los años, no podía ser. De cualquier manera, a nadie se le ocurrió que la nueva presencia campesina, tendría la dimensión y la tenacidad a la que fue llegando y a donde llegó.

Cuando el carácter de esta lucha iba dando cuenta de sus claros y precisos propósitos, sin consignas generales a las que nos tenían acostumbrados las anteriores inmediatas marchas, y sobre todo, cuando se iba confirmando la inequívoca intención obstinada que se percibía en el espíritu de sus componentes de aguantar el tiempo que sea necesario hasta lograr los resultados que le motivaron, los histéricos perifoneros de la prensa empresarial paraguaya se hicieron sentir. Era un coro monocorde, recurrente, con la poquísima creatividad que les caracteriza. Le faltaban adjetivos que iban sacando de donde podían para descargar su amarillenta ponzoña para desdeñar y satanizar la presencia de quienes necesitaban hacerse oír por fin. Pocas veces en nuestra vivencia ciudadana y sobre todo citadina, se habrá podido sentir tanto racismo en nuestro país. La experiencia estaba sirviendo para mostrar toda la miseria de que es capaz nuestra prensa empresarial criolla, expresada en la voz y la tinta de sus personeros.

¡No!, ¡esto era intolerable! Cómo podían pretender estos “haraganes”, “sinvergüenzas”, “delincuentes”, “facinerosos”, “inadaptados”, y sobre todo, irrespetuosos de los derechos de terceros, pretender impedir nuestra sana e impoluta cotidianeidad.

Pero quiénes son los tan mentados “terceros”. En virtud de qué principios se funda esa fantasiosa categoría que pretende separarnos de una parte enorme de nuestra sociedad que está sumida en la miseria, y a la cual más temprano que tarde habrá que considerar si no queremos que esto explote inexorablemente, porque son parte de la sociedad en que vivimos y que supuestamente organizada políticamente, se constituye en Estado. Nada justifica la postergación indefinida de los millones de compatriotas que vienen padeciendo la exclusión como consecuencia de los abusos de una oligarquía latifundista y financiera en una obscena y ancestral concentración de las tierras.

Los “terceros” que instalan la matriz de opinión desde el dominio del oligopolio mediático, a los “terceros”, muchos incautos honestos empleados del crisol de clases que abarca, no tienen más remedio que reproducir los epítetos generados por la usina mediática. Estos “haraganes” no nos dejan trabajar”, “las deudas que se contraen hay que pagar”, “a mí me gustaría que me condonen mis deudas”. Versitos recurrentes de los mediocres perifoneos que se dicen periodistas. Pero estos servidores del gran capital mediático, no dicen, no porque no saben, sino por su incondicionalidad a sus patrones, que no todos pagan sus cuentas. No sólo lo que tiene que ver con Azucarera Iturbe y el empresariado del transporte, de lo cual mucho se habló. Ellos no emiten sonido alguno acerca de cómo llegaron a acumular quienes hoy conforman la clase privilegiada que hoy sojuzga al campesinado. De cómo se hicieron de esas grandes extensiones de tierra destinadas al cultivo de soja, que desde su despiadada y contaminante expansión, expulsa campesinos que van configurando los cinturones de pobreza en la ciudad, tratando de sobrevivir con múltiples recursos, “infestando “el aire de los “terceros”.

Una lucha se justifica cuando logra resultados

Pero soportando todos los agravios, durmiendo en el piso de una plaza, marchando y tragando insultos, la lucha campesina aguantó nada menos que 23 días. Una tenacidad no vista en décadas en nuestro país. Desde el insulto presidencial de “sinvergüenzas”, pasando por la indiferencia y el desprecio de los altos funcionarios del gobierno, la obstinada tenacidad de los campesinos, logró llegar hasta la residencia presidencial, para negociar de igual a igual con los mismos. Ahí tuvieron que estar, mal que les pesó, en la mesa de negociación, ministros, presidentes de la Banca Central y de Fomento, secretario del Indert y otros jerarcas del aparato gubernamental.

El motivo real de la lucha

Bien cabe aclarar para quienes quisieron y siguen queriendo buscar invalidar la lucha campesina, que lo que realmente motivó la lucha era la preservación de las tierras de una gran cantidad de pequeños productores campesinos que estaban a punto de perderlas, porque tenían las deudas vencidas, por la imposibilidad de pagar dada la acumulación de los intereses de los préstamos contraídos. Si ese fue el propósito, al fin y al cabo, la condonación pasa a ser una cuestión accesoria. Con el acuerdo alcanzado con la lucha, si el mismo se cumple, esta lucha campesina habrá sido sin dudas, justificada. Simplemente porque fue una lucha con resultados. Y el resultado fundamental, es sin dudas, la preservación de lo que para el pequeño productor rural es esencial: la tierra. Esa tierra que estaba en la mira de los voraces e históricos buitres de la tierra en nuestro país. Esos que de esa forma vienen concentrando tierras para desgracia del campesinado pobre se quedaron con las ganas, al lograr la lucha la liberación de los intereses de sus deudas y la financiación a 10 años a una tasa accesible, con dos años de gracia.

Hoy los citadinos del área metropolitana de Asunción, podemos decir sin ambages, que esta marcha campesina fue un ejemplo para toda la ciudadanía paraguaya. Fue una lección de quienes al límite de la sobrevivencia, llevados por su necesidad impostergable de vivir, superaron todas las barreras marcadas por el ignominioso cerco mediático que trata en lo posible de mantener el estado de cosas. Creo que bien cabe reconocer, que un sector importante de nuestra población, fue sin embargo salvado de ese cerco del oligopolio mediático, por la heroica y desigual lucha emprendida por los medios alternativos.

Hoy podemos decir que empezamos un nuevo capítulo en nuestra historia. Podemos hablar de un antes y un después de esta lucha. Bienvenido sea este nuevo capítulo que abrirá el camino de las luchas que vendrán hacia un ordenamiento más equitativo en el Paraguay.

Carlos Verón De Astrada, abogado y economista, miembro de la Secretaría de Relaciones Internacionales del Frente Guasu

MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DE 2016 – COMCOSUR
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4) EE.UU: El gran escape
David Brooks (La Jornada)

La tasa de suicidio en Estados Unidos se ha disparado a su nivel más alto en tres décadas; los más pequeños hablan de sus temores y angustias provocados por los políticos, que dicen hacer todo en nombre de los niños; las guerras siguen sin cesar, pero ya casi nadie les presta atención; la desigualdad está a niveles comparables con la época dorada de los grandes magnates justo antes de la gran depresión de 1929; los más vulnerables son culpados de casi todo (crimen, economía, terrorismo), persiste la violencia armada, se documenta abiertamente la corrupción política, se intensifica la guerra contra las mujeres, parte de la cúpula insiste en que no existe el cambio climático y hay una lucha infernal de la cúpula política y económica del país por mantener el estatus quo.

De eso están muy llenos los días aquí, junto con la muy sencilla conclusión de que nada de esto tiene que ser así, y que las mayorías expresan un deseo casi opuesto a todo esto. Pero no importa; se impone lo absurdo.

Una maestra de prescolar nos cuenta que recientemente escuchaba una conversación entre sus alumnos en una escuela pública de Nueva York: una hija de un egipcio y una puertorriqueña dijo que Trump quiere poner «un muro a través de México y Egipto, y con ello no podré ver a mi abuela»; otra dijo «Hillary y Trump son amigos». Otro más comenta: «Trump nos está espiando».

Por otro lado, un informe del reconocido Southern Poverty Law Center (organización dedicada a la vigilancia de grupos de odio) encontró que la retórica antimigrante y violenta de la contienda electoral presidencial de 2016 provoca un nivel alarmante de temor y ansiedad entre niños de color y eleva las tensiones raciales y étnicas en las aulas. Muchos estudiantes se preocupan por la posibilidad de ser deportados. A la vez, continúa el informe, “maestros han reportado el incremento de bullying, hostigamiento e intimidación de estudiantes cuyas razas, religiones o nacionalidades han sido los blancos verbales de los candidatos en las campañas”.

El mensaje que los adultos responsables de este país hacen llegar a los niños es salvaje, lleno de temor… y parece dar legitimidad a la violencia armada como respuesta a todo. A la vez se vive un momento en el cual el futuro literalmente se está anulando. Se documenta el fin del sueño americano con una concentración de riqueza en la que el 1 por ciento tiene el equivalente a lo del 90 por ciento de abajo, mientras el consenso científico es que si no hay un repliegue dramático y casi inmediato en el uso de los hidrocarburos, el planeta está al borde de destruir la existencia humana.

Ante ello, no sorprende que el suicidio en este país esté llegando a sus niveles más altos desde 1986, según datos oficiales, con el alza más notable entre mujeres. La tasa de suicidios se elevó 24 por ciento entre 1999 y el 2014, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, para llegar a 13 de cada 100 mil (en 2014, 42 mil 773 personas murieron por suicidio). Esto es parte de un creciente patrón de evidencia que vincula la pobreza con la falta de esperanza y la salud, comentó Robert Putnam, profesor de políticas publicas en Harvard, en entrevista con el New York Times.

Al mismo tiempo se reporta, con gran admiración, sobre los nuevos servicios, edificios, vacaciones, modas y más, ofrecidos exclusivamente a los más ricos. El mismo día en que se informa en los medios cómo ha aumentado el hambre entre los menores de edad, o cómo se ha envenenado a miles de niños pobres en varias ciudades del país con plomo en el agua potable, se publica una nota sobre cómo dentro de los hoteles, los grandes barcos, los grandes edificios, hasta dentro de hospitales, hay secciones súper exclusivas y casi secretas, apartadas para los clientes más ricos. Para los mismos que hacen las grandes aportaciones a las campañas políticas de candidatos a todos los puestos, y que harán que esta elección presidencial sea la más cara de la historia.

Mientras tanto, aunque se afirma que la libertad de prensa en este país es un derecho sagrado y garantizado por la Constitución, resulta que Estados Unidos ocupa el número 41 en la lista elaborada anualmente por Reporteros sin Fronteras, en gran parte por las medidas contra reporteros que escriben sobre los poderes secretos del gobierno (https://rsf.org/es). O sea, que descubrir por qué las cosas están como están, a veces, está prohibido.

Ante este panorama, seguro que muchos ven con envidia la noticia del gran escape de Inky, el pulpo que la semana pasada logró huir de su prisión en un acuario en Australia para regresar al mar sin dejar ni una notita de despedida, como contó uno de los cuidadores. Algunos tal vez ya están comprando escaleras por si Trump u otros logran construir su muro, pero para escaparse de aquí para afuera de este país.

Pero hay aquellos que, como Camus, contemplan que ante lo absurdo el suicidio sí es un acto racional, pero que para superar esta conclusión la respuesta necesaria es la del gran amante del mar y el sol: me rebelo, por lo tanto somos (a veces traducido como yo me rebelo, luego somos).

La rebelión aquí se expresa diariamente en mil actos –casi todos sin llegar a ser noticia– en rechazo a una realidad impuesta por el cinismo que impera en las cúpulas actuales. Hoy día se ve en huelgas de casi 40 mil trabajadores de la empresa de telecomunicaciones de Verizon, en los ya más de 1400 arrestados en las protestas de la primavera democrática en Washington contra la corrupción del sistema político, en las acciones de los jóvenes inmigrantes contra las deportaciones en sus comunidades, en el abrazo de la esperanza de millones que creen que otro mundo es necesario, en los actos nobles de anónimos en el metro, o los artistas y periodistas que insisten en buscar algo llamado verdad. Esas rebeliones de cada quien que nos rescatan a todos son las que, a pesar del panorama que uno tiene que describir diariamente, ofrecen una invitación a escapar de lo absurdo.

MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DE 2016 – COMCOSUR
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5) A la memoria de Brahim Saika
Jordi Oriola Folch (Rebelión)

Hay fuerzas políticas que tienen la intención de limpiar y pasar página del franquismo respecto de lo que perjudicó a la sociedad española, pues de la misma manera estas fuerzas deberían intentar reparar el daño que también hizo el franquismo hacia fuera. Uno de las más graves ha sido el caso del Sáhara Occidental, la llamada provincia 53 durante el franquismo. A la muerte de Franco y viendo que, tarde o temprano se tendría que descolonizar el Sahara Español en consonancia con el movimiento continental en boga, España entregó el territorio y la población a Marruecos y Mauritania. Esta acción fue ilegal y contraria a las leyes internacionales, y de ahí que el Sáhara Occidental aún depende legalmente de España y por eso ningún país del mundo no ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre el territorio.

Para que entendamos el caso podemos hacer un paralelismo: Imagínese una hipotética situación en la que España, harta del independentismo catalán y viendo que acabará perdiendo el territorio, decide entregar Cataluña a Francia a cambio de algunas contrapartidas. Por mucho que Cataluña esté dentro de España, esto no faculta al Estado a poder entregar el territorio y sus habitantes sin consultar a la población afectada. Lo encontraríais inaceptable, ¿verdad?

Al cabo de 5 años de guerra con Mauritania y Marruecos, Mauritania se retiró, y la guerra continuó con Marruecos hasta cumplir 16 años. A instancias de Marruecos que estaba perdiendo, Francia, EEUU y la comunidad internacional presionaron los dos países para que se firmara un alto al fuego con la promesa de un referéndum de autodeterminación. 24 años después, el referéndum, obstaculizado constantemente por Marruecos, aun no se ha podido celebrar. ¿Conocéis alguna población del mundo con más paciencia que los saharauis? Yo no.

Pero todo tiene un límite, y tras 40 años de ocupación del Sáhara Occidental, tanto la población de los territorios ocupados como la de los campos de refugiados en Argelia, quieren volver a la guerra porque sienten que Marruecos, España, Francia, EEUU y la ONU les están engañando. Saben que una guerra será una carnicería, pero no quieren aceptar la situación actual de subordinación y marginación total. De momento el Frente Polisario, representante político de los saharauis sigue apostando por una solución negociada, pero cada vez le es más difícil contener los que llaman a tomar las armas.

Últimamente las cosas se están moviendo bastante. Hace unos días hemos conocido la trágica muerte de Brahim Saika. Como a los saharauis se les margina laboralmente en su propia tierra, han salido las Coordinadoras de Parados Licenciados Saharauis. En enero hubo numerosas huelgas de hambre de licenciados saharauis en paro. De este mismo movimiento, Brahim Saika, un licenciado en sociología y dirigente de la Coordinadora de Parados Saharauis fue detenido arbitrariamente el 1 de abril a la salida de su casa en la ciudad de Gulemin, cuando se dirigía a hacer una protesta pacífica para denunciar la situación de los parados saharauis. Fue torturado durante horas y decidió comenzar una huelga de hambre para denunciar lo que le estaban haciendo de manera totalmente injustificada, que era la repetición de lo que ya le había pasado en 2008 cuando lo detuvieron mientras era estudiante en la Universidad de Marrakesh.

El 6 de abril, fue ingresado en el Hospital de Gulemin porque empeoró mucho su salud. Desde el primer día lo tuvieron esposado a la cama a pesar de su estado de salud y no se le atendió adecuadamente. Lo que provocó que 10 días después mueriera. El Hospital se ha negado a hacer la autopsia que reclama la familia para saber las causas de la muerte después de 16 días de torturas y dejadez médica.

Es un caso más de los que sufre el pueblo saharaui ocupado contra su voluntad por Marruecos. Por desgracia la muerte de Brahim Saika ha pasado muy desapercibida en la prensa internacional, aunque si fue recordado por los suyos en varias manifestaciones masivas en el Sahara ocupado, en la capital El Aaiún y en otras ciudades. Y como duele que se ignore la muerte de un activista: ¡Va por ti Brahim Saika! Este artículo es fruto de tu valentía, determinación y testigo.

Tampoco fue noticia la huelga de hambre de un mes de 13 presos saharauis del grupo de Gdeim Izik, que protestaban por las condenas de los 21 presos acusados de haber participado en el campamento de Gdeim Izik que agrupó a 20.000 saharauis reclamando sus derechos. ¡Tienen condenas, que van desde los 20 años hasta la cadena perpetua, por haber participar en un campamento al estilo de los campamentos del movimiento 15M en España!

En cambio, si fue noticia, por su notoriedad diplomática, que el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, en una gira por la zona para intentar reactivar el proceso de paz con referéndum, no fue recibido en Marruecos por el monarca Mohamed VI, en clara discordancia con sus intenciones, alegando excusas de agenda. Y también fue noticia la airada reacción de Marruecos, en su línea habitual, cuando, en la visita de Ban Ki Moon a los campos de refugiados saharauis en Argelia, donde está el gobierno saharaui en el exilio, se refirió a la situación del Sahara Occidental con la palabra ‘ocupación’. Marruecos hizo retirar la Minurso, la Misión de la ONU encargada de preparar el referéndum, y canceló sus contribuciones económicas a la ONU.

El Polisario expuso meridianamente que la expulsión de la Minurso representaba una declaración de guerra por parte de Marruecos, porque estos 24 años de espera y ‘paz’ se sustentan sobre la esperanza del referéndum pero que, derribada esta esperanza, nada podría evitar la guerra.

Con este escenario, antes del vencimiento de la Misión de la Minurso el 30 de abril, será necesario que la ONU se posicione en cómo continúa esta y también se abordará la sistemática petición, bloqueada siempre por Francia, amiga de Marruecos, que la Misión, como todas las otras misiones de la ONU, monitorice el respeto de los Derechos Humanos en el territorio ocupado.

¿Cuál será el papel de España, potencia colonial vigente? ¿Cuál será el papel de Francia, con poder de veto y eterna protectora de los crímenes de Marruecos? ¿Qué papel tendrán los EEUU de Obama que ya abogaron para que la Minurso vigilara el respeto a los Derechos Humanos? Después de 40 años parece que las cosas pueden empezar a cambiar.

¿Podrían las ‘ciudades del cambio’ (Barcelona, Madrid, Cádiz, Valencia, Santiago de Compostela, etc …) reconocer oficialmente el Sahara a pesar de que el Estado español no sea aún capaz de asumir su responsabilidad histórica para con esta ex colonia?

Jordi Oriola Folch es realizador audiovisual

MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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