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TV DIGITAL: LA MONTAÑA PARIÓ UN RATÓN

COMCOSUR AL DÍA / AÑO 16 / Nº 2034 / NOTICIAS Y PENSAMIENTOS / Viernes
21 de Agosto de 2015 / Producción: Andrés Capelán – Coordinación:
Carlos Casares
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HOY:

1) El dueño de Fripur en el ojo de la tormenta

2) Investigadores de Udelar consideran inaceptables las cláusulas de
confidencialidad en los contratos entre el Estado y grandes inversores.

3) TV Digital: la montaña parió un ratón

4) La vida de Amodio en España: entre la militancia, la pasión por los
libros y denuncias a un vecino por “torturas”

5) Estreno de “El hombre nuevo” – «La mentira es una forma de
documentar la verdad» – Entrevista a Aldo Garay

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«Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si
asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidades para
cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad de que puedas contribuir
para hacer un mundo mejor. Esa es tu alternativa». — Noam Chomsky
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1) El dueño de Fripur en el ojo de la tormenta
Alberto Fernández es amigo de los políticos y cónsul de Malta en Uruguay
(El País)

A tan solo 24 horas de dejar de producir, la pesquera Fripur generó un
torbellino político. Es que su cierre no es uno más. Es el fin de una
empresa que estuvo en el ojo de la tormenta por incumplir normas
sanitarias, malas condiciones laborales, recibir onerosos préstamos del
Banco República y salir siempre airosa.

Cuando se detectó, por ejemplo, que la planta industrial incumplía con
normas sanitarias y la Unión Europea suspendió las compras de pescado
uruguayo entre noviembre de 2007 y junio de 2008, se supo que las
irregularidades habían sido denunciadas por inspectores de la Dirección
Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), y que habían aconsejado multarla
por US$ 150.000.

Tres años después, y cuando las exportaciones ya se habían retomado, el
gobierno multó a Fripur con US$ 2.300. El episodio, que incluyó denuncias
de remarque de etiquetas de vencimiento del producto, llegó a la Justicia
pero la causa fue archivada.

Fripur era una empresa familiar dirigida por los hermanos Máximo (71) y
Alberto (75) Fernández. La providencia de la firma se ha relacionado con
el alto perfil y vínculo político de Alberto, quien pagó de su bolsillo
a la congregación de las Hermanas Oblatas la confección de la banda
presidencial que lució José Mujica, financió con US$ 15.000 su fiesta de
asunción y le prestó en varias ocasiones su avión, gesto que ya había
tenido con el presidente Tabaré Vázquez en su anterior mandato
(2005-2010).

Pero Alberto no es sólo reconocido en el Frente Amplio, sino que aportó
dinero a las comisiones de finanzas de diversos partidos políticos para
las campañas electorales.

De hecho en la última elección interna, por ejemplo, invitó a otros
empresarios a colaborar con la campaña del nacionalista Jorge Larrañaga.
Alberto, que se encargaba de las relaciones públicas y ventas de la
empresa en el exterior, también cosechó vínculos diplomáticos y se
transformó en el cónsul general honorario de Malta en Uruguay. Según la
página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, el consulado funciona
en Rondeau 2260, donde producía hasta el martes Fripur. Según otros
registros de ese país, funciona en la calle Almirante Harwood, en
Carrasco, donde vive el empresario.

Alberto también fue director y presidente de Grinfin S.A., una compañía
pesquera de origen uruguayo pero que operaba en Argentina, que se
constituyó en el año 1992 y que procesaba productos del mar además de
capturar y realiza el tratamiento de la merluza Hubbsi.

En agosto del año pasado esa empresa adeudaba los sueldos desde hacía
tres meses y no era la primera vez que ocurría, según denunció el
legislador de la provincia argentina de Río Negro, Jorge Ocampos, al
ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la provincia, Haroldo Lebed.
«Los conflictos con los trabajadores son de larga data, así como las
denuncias y cuestionamientos por parte de los gremios de marineros y de la
industria de la alimentación, debido a la falta de controles de las
autoridades, a los sistemas de capturas utilizados, a la sobreexplotación
del recurso», dijo Ocampo.

La situación financiera de Fripur comenzó a complicarse desde hace varios
años. En 2013 los hermanos Fernández intentaron vender la firma a
empresarios chinos y en julio del año pasado se presentó a concurso de
acreedores.

Justamente, en esto insistió el gobierno después de que se anunció que
dejaba de producir. Tanto la ministra de Industria, Carolina Cosse, como el
presidente del Banco Central, Mario Bergara, aseguraron que el elevado
endeudamiento de Fripur «no arrancó este año» sino que «lleva décadas».
«La empresa tiene una historia con el Banco República y una cantidad de
acreedores en la cual no hay más nada para hacer», dijo la ministra Cosse.

Según supo El País, la sociedad entre los hermanos Fernández no
sobrevivió hasta el final de Fripur, sino que se terminó hace meses y fue
Máximo, el hermano de bajo perfil, el que enfrentó junto a sus cuatro
hijos el cierre de la empresa. Desde el martes el olor a pescado
desapareció de la calle Rondeau, pero varios actores, entre políticos y
sindicalistas, están ahora dispuestos a revisar si algunos quedaron debajo
de las piedras.

Denuncian que Fripur desvió dinero que pidió en el BROU.

Wilson Márquez, integrante del sindicato de la pesca (Suntma), hizo
referencia el martes a los préstamos que le dio el Banco República (BROU)
a la empresa pesquera. Márquez aseguró que «en Fripur hubo siempre
irregularidades de todo tipo. El Banco República les prestó no sé cómo
cuánta plata para que pudieran mejorar las condiciones de la empresa y
así poder llegar a más destinos europeos. ¿Pero sabés qué pasó? Se
llevaron todo, tanto Máximo como Alberto Fernández para otros
emprendimientos relacionados a la energía eólica», dijo el sindicalista.

Los trabajadores fueron ayer al Parlamento a la Comisión de Trabajo de
Diputados y denunciaron que los empresarios desviaron los recursos que
pedían en el BROU y otros bancos hacia otros destinos, lo que fue
catalogado como «gravísimo» por varios legisladores que anunciaron que
citarán a las autoridades del banco estatal para que expliquen los
criterios utilizados para otorgar los préstamos y los controles que se
realizaron. La deuda total de Fripur es de unos US$ 70 millones, de los
cuales US$ 40 millones se los deben al República.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE AGOSTO DE 2015
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2) Investigadores de Udelar consideran inaceptables las cláusulas de
confidencialidad en los contratos entre el Estado y grandes inversores.
Virginia Recagno (La Diaria)

“El problema es mucho más que económico”, estableció desde un
principio el investigador Andrés Rius, coordinador de una publicación del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre las
oportunidades y riesgos que traen las grandes inversiones al país. Desde
la perspectiva de un desarrollo humano sustentable, se concluye que los
proyectos que se han llevado a cabo en la última década “carecen de un
marco estratégico e institucionalidad” necesarios para una gestión
ambiental que “asegure el principio de equidad entre las generaciones
actuales y las futuras”. “Poco a poco, el Estado debería ir dejando
atrás la dependencia y aumentar los niveles de cautela”, concluyó
Carlos Bianchi, otro participante del análisis.

Para la publicación, en la que participaron varios investigadores del
Instituto de Economía (Iecon) de la Universidad de la República, se
consideraron grandes inversiones los proyectos que implicaron más de 80
millones de dólares y que fueron realizados en el país después de 2005.
Teniendo en cuenta la idiosincrasia de Uruguay, los efectos de éstas
estarán altamente condicionados por la calidad de las políticas que las
encuadran, la capacidad del Estado para efectivizarlas y el respaldo del
espectro político que pueda dar señales de estabilidad.

Según Bianchi, “excesos de expresividad y efusividad” del sistema
político con respecto a un determinado proyecto “generan a la empresa
que se está instalando en el país un poder político” que durante la
negociación inclina la balanza a su favor. “Como pasó con Aratirí, que
la empresa le ponía plazos al gobierno”, ejemplificó, junto a otros
casos como el del puerto de aguas profundas y las plantas de celulosa. Algo
parecido sucede cuando las grandes inversiones han estado precedidas por un
acuerdo entre el país de origen y Uruguay, como el caso de Philip Morris.
“No han generado problemas monumentales, pero tienen riesgos”, opinó
Rius.

Pero no todo implica riesgos; las grandes inversiones pueden ser positivas
pero “requieren cautela” y en esto “las políticas públicas son
claves”, sostuvo Ruis. Algunas necesidades que se perciben son la
generación de “restricciones realmente limitantes a acuerdos
internacionales” y la “inserción institucional” de una política
ambiental, al igual que un “debate político” que la fortalezca.
También en este punto, los investigadores consideran “preocupante” que
se mantengan las cláusulas de confidencialidad una vez firmados los
contratos entre inversores y gobierno: “Parecería que contemplan
demasiado las preocupaciones de los privados y descuidan relativamente las
de la ciudadanía”, la cual, estiman, debería ser “participante de la
discusión”, pero para eso “necesita información”.

Tomando el presupuesto de las agencias regulatorias -en Uruguay, la
Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama)- como expresión de su
prioridad para los gobernantes, Bianchi concluye que la preocupación desde
el gobierno viene en aumento. “A partir de 2005, el gasto correspondiente
a la Dinama crece más que el PIB [Producto Interno Bruto], pero hasta 2011
no recupera el terreno perdido respecto de 1999”. Como porcentaje del
gasto público total pasó de casi 0,09% del PIB en 2005 a más de 0,14% en
2014.

Desde la perspectiva contemplada, las grandes inversiones “no son
necesariamente una bendición ni una maldición”. Al día de hoy, los
autores consideran que el país va “dejando atrás el período de
‘hambruna’ de inversiones” y, por ende, debería modificarse la
posición del gobierno ante las oportunidades de negociación. “Uruguay
no rechazó nunca una gran inversión, pero es hora de reducir los niveles
de dependencia y aumentar los de cautela”, consideró Bianchi. Por su
parte, Rius acotó que “un país que sale corriendo detrás de los
inversores y les da todo lo que piden no parece estar preparado para hacer
las mejores negociaciones”.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE AGOSTO DE 2015
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3) TV Digital: la montaña parió un ratón

Giró y VTV tendrán seis meses más para empezar a transmitir por aire
(El Observador)

Decreto del Poder Ejecutivo marca el plazo límite para abril de 2016 y
elimina el «apagón analógico»

Un fallo del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) hizo caer el
decreto de televisión digital y el gobierno ya tiene listo la nueva norma
que reinstaurará el sistema. El texto, al que accedió El Observador,
tiene dos novedades que implican cambios a lo previsto por el gobierno de
José Mujica: elimina el apagón analógico y le da seis meses más a los
nuevos canales para empezar a emitir.

El nuevo decreto que regula la asignación de canales digitales marca como
fecha límite abril de 2016 para que las empresas de TV de capitales
departamentales empiecen a transmitir. De este modo, Giro y VTV, que
operarán como canales abiertos en Montevideo, tendrán indirectamente una
nueva prórroga de seis meses para prepararse. Ambas empresas estaban
atrasadas para empezar a emitir y ya habían pedido las últimas prórrogas
que se les permitía.

La fecha que estaba vigente previo al fallo del TCA para que Giro y VTV
iniciaran sus operaciones era octubre de 2015. La decisión del TCA le dio
la razón a un reclamo realizado por Cablevisión y de ese modo derribó
todas las decisiones que se habían tomado durante el gobierno de Mujica
con respecto a este tema, incluyendo la asignación de canales y el inicio
de transmisiones.

Cablevisión, que pertenece al grupo Clarín, alegó que los decretos de la
administración anterior le generaron un perjuicio ya que al quitarle ondas
debió reducir a 80 su cantidad de señales. El Tribunal consideró válido
el reclamo puesto que el gobierno no había dado vista previa a ninguno de
los decretos que aprobó. El nuevo texto del decreto, al que accedió El
Observador, ya comenzó a repartirse entre los posibles interesados,
quienes tendrán cinco días hábiles para hacer sus descargos. En caso de
que no reciba comentarios, pasará a tener la firma del Ejecutivo y
quedará vigente.

En su artículo 6, el proyecto emitido por el Ministerio de Industria y la
Dirección Nacional de Telecomunicaciones señala que el inicio efectivo de
las transmisiones de TV digital abierta deberá realizarse antes de abril
de 2016 en las capitales departamentales. En el resto del país, la fecha
límite es un año más tarde, hasta abril de 2017.

El texto ratifica al artículo 5 del decreto 82/015 del 27 de febrero de
este año, que enumera las frecuencias que serán destinadas a la
televisión digital abierta en todo el país. Se reserva para el área
metropolitana cuatro canales para la televisión pública, cinco para
televisión comercial y cinco para empresas sin fines de lucro. Para el
resto del país destina tres canales para televisión pública, tres
comerciales, y tres comunitarios o sin fines de lucro.

En su artículo 4 confirma la asignación de un canal de los tres públicos
al Sistema Público de Radio y Televisión Nacional (SPRTN) para el
interior.

Por su parte, el nuevo proyecto elimina el concepto de «apagón
analógico». En cambio habla de «cese» de emisiones analógicas, pero lo
deja librado a la voluntad de los operadores. «Una vez que se produzca el
cese de las emisiones de radiodifusión de televisión analógica de cada
uno de los actuales titulares de servicios de radiodifusión de televisión
comercial, cesará la correspondiente autorización y asignación otorgada
para el uso de las frecuencias», establece el artículo 5 del nuevo texto.

En otras palabras lo deja librado al mercado. Cuando la población tenga
todos los instrumentos para poder recibir la televisión digital, los
medios dejarán de emitir en analógico. A partir de entonces, quienes
deseen recibir la nueva señal deberán tener un televisor con ISDBT o de
lo contrario obtener un decodificador externo. Los canales privados (4, 10
y 12) ya emiten señales digitales y cualquier televisor con ISDBT puede
recibirlas.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE AGOSTO DE 2015
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4) La vida de Amodio en España: entre la militancia, la pasión por los
libros y denuncias a un vecino por “torturas”
Ricardo Scagliola (La Diaria)

Faroles, casas de dos plantas con techos de tejas, olivos. Así es el
Pasaje de Matías Gutiérrez que Héctor Amodio Pérez eligió para vivir
en Cobeña, una pequeña localidad de unos 6.921 habitantes. En este
pueblo, a 15 kilómetros del aeropuerto de Barajas, Madrid, Amodio tomó
contacto con la militancia del partido español Izquierda Unida (IU). En un
principio, Amodio comenzó imprimiendo algunos folletos, aunque con el
tiempo fue agregando responsabilidades: abrir y cerrar el local partidario,
organizar charlas o aportar ideas para algún spot.

Los vínculos entre Amodio y una parte de la militancia del grupo local de
IU se deterioraron hace cuatro años, luego de que el ex tupamaro fuera
sancionado por la Policía por dejar el auto mal estacionado. Advertido de
la infracción, Amodio fue al ayuntamiento a denunciar a sus compañeros de
partido, achacándoles la responsabilidad del estacionamiento irregular del
vehículo. Tras la incriminación se sucedieron algunos cruces en el grupo
local de IU, que hace poco conoció la derrota. En las últimas elecciones
fueron desplazados del gobierno a manos del Partido Popular (PP) y pasaron
de tener seis a tres concejales. Una de ellos, Celia del Bosque -que
inició una campaña en las redes en apoyo a su compañero- es la pareja de
Amodio.

El ex guerrillero tupamaro y su compañera trabajaron juntos en un negocio
ubicado en el número 10 de la calle Torregrosa, en Madrid. Iban y volvían
juntos a Cobeña en el día. La empresa se llamaba Walbosque, una
combinación de “Walter” (el nombre de pila adquirido por Amodio
gracias al acuerdo entre las dictaduras de España y Uruguay) y
“Bosque”, del apellido de Celia.

Las marcas de su pasaje por la clandestinidad parecen hacerse visibles en
los rastros de la imprenta. La estructura de la tienda era así: adelante
funcionaba una inmobiliaria, que gestionaba su actual compañera, mientras
que la imprenta (de la que Celia aparece como administradora y Amodio como
apoderado) se ubicaba en el fondo. En los últimos años, el negocio se fue
a pique: la empresa se declaró insolvente en 2006. La declaración de
insolvencia fue presentada por una de sus empleadas, Ana Escudero, que
cuenta de este modo sus días con quien por entonces se hacía llamar
Walter Correa: “En esta empresa podía desarrollar más la parte creativa
de mi trabajo. Seguía con la maquetación de revistas médicas,
principalmente, pero también hacíamos congresos, realizando carteles,
trípticos, logotipos”. Jamás de los jamases pensó que su jefe era
Amodio Pérez: “Ni puta idea”.

Varios vecinos de Cobeña consultados por la diaria destacaron dos
características salientes del hombre de dos identidades: lo recuerdan como
un “gran lector” -incluso ha colaborado con libros para la biblioteca
del pueblo- y mejor cocinero. Su especialidad: el conejo al ajillo. Nunca
se caracterizó por ser muy sociable. Quizá eso haya amortiguado el
impacto de su retorno a Uruguay: “Ni fu ni fa”, explicó a la diaria el
policía encargado de la seccional mientras el comisario está de
vacaciones. La última vez que llamó a la Policía de Cobeña fue hace
unos meses, luego de que un grupo de escolares lanzara al patio de su casa
una tapa de alcantarilla. Un patrullero fue hasta el lugar, pero los niños
se echaron las culpas entre sí y el episodio quedó en eso.

Más ruido generó la denuncia que el hombre señalado como “traidor”
del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) presentara contra uno de sus
vecinos por los ladridos de sus galgos. Este episodio lo llevó a enviar
una carta al director de la publicación Alboroque, de distribución
gratuita en el pueblo. La misiva, publicada en la edición de diciembre de
2009, comienza haciendo referencia a una respuesta que el defensor del
pueblo envió a una de las asociaciones de vecinos afectados por los vuelos
del aeropuerto de Barajas, donde sostiene que “la exposición a ruidos de
75 decibeles constituye una agresión y su reiteración, una tortura”.
Para avalar esa constatación, Amodio (o Walter Correa) recuerda que “en
la década de los 50 el Ejército francés lo empleó para torturar a los
presos argelinos y lo mismo hicieron los ejércitos de todas las dictaduras
latinoamericanas”. “Es un método de tortura muy eficaz y económico,
ya que sus víctimas caen en un estado de estrés insoportable”,
sostiene. “Sólo hace falta un balón, una moto, un aparato de radio o
televisión, una jauría de perros y una gran dosis de desprecio hacia los
vecinos. Considero este desprecio un elemento fundamental, ya que si
existiera, aunque en forma mínima, esa tortura no la estaríamos
padeciendo”, dice más adelante.

Y entonces, a los bifes: “Desde hace cuatro años, exactamente el 2 de
noviembre de 2005, venimos soportando los ladridos y aullidos de una
jauría de galgos que malviven anexos a mi vivienda. Durante estos años
intentamos, inútilmente, que el dueño de los galgos dejara de
torturarnos”. Y luego: “Hasta el día de hoy, 16 de noviembre, aunque
me consta que se han hecho gestiones, la situación continúa exactamente
igual que hace cuatro años, con la diferencia que tengo que salir de mi
casa todos los días recordando que estoy amenazado y recordando también
la advertencia de mi abogado: tienes derecho a defenderte si te atacan,
pero recuerda que tendrás que demostrar que fue en defensa propia”.
Luego de esa alusión cuasi profética, y antes de estampar su firma con el
nombre Walter Salvador Correa Barboza, el escriba se pregunta: “¿Tendré
que dirigirme al defensor del pueblo?”. El defensor del pueblo al que
hacía referencia es Mujica. Enrique Mujica.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE AGOSTO DE 2015
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5) Estreno de “El hombre nuevo”
«La mentira es una forma de documentar la verdad»
Entrevista a Aldo Garay
Mariángel Solomita (El País)

Stephanía Mirza y Aldo Garay se conocieron a comienzos de la década de
1990, cuando el documentalista la entrevistó junto a otras travestis Yo,
la más tremendo, de 1995. “Había que animarse a ser travesti en ese
momento, tenías que ser muy valiente”, opina el director.

Así como a Julia Brian, a quien convirtió en la protagonista de El
casamiento (2011), siguió estando al tanto de la vida de Stephanía y con
ella realizó El hombre nuevo, documental premiado en el Festival de
Berlín que llega hoy a la cartelera local.

Antes de ser Stephanía fue Roberto. Nació en Nicaragua, vivió junto a
otros 15 niños en una casa humilde y con un padre golpeador. En la calle
conoció a una pareja de tupamaros vinculados a la revolución sandinista
que lo adoptó. Todavía en Nicaragua, le enseñaron las tareas de un
revolucionario y lo convirtieron en un maestro con 10 años. Cuando
volvieron a Montevideo, Roberto quiso venir. Acá “el hombre dejó de ser
hombre” -como dirá su padre en la película- y se convirtió en
Stephanía; así la conoció Garay, un director que filma pensando en
plasmar la lógica de su personaje en cada escena. Durante la película la
acompaña mientras cuida coches, busca dónde dormir, come, se depila,
peina, elige ropa, va a un cibercafé y se reencuentra con su familia
biológica.

Garay vuelve a demostrar su inteligencia y sensibilidad como director al
construir los planos que mejor definen a sus protagonistas: sin llantos,
confesiones o reencuentros emotivos. Esas ausencias y esos personajes
siempre han estado en la carrera de Garay, un director de documentales (y
una ficción, La espera) con temas que también abarcan a un boxeador
(Bichuchi sobre Alfredo Evangelista) y a un extupamaro (El círculo
codirgida con José Pedro Charlo). Es uno de los directores importantes del
cine uruguayo.

Si no puede ver el video haga click aquí

—¿Cómo te paraste como director durante el encuentro de Stephanía con
su familia en Nicaragua?

—La situación es un poco compleja, porque si bien sos consciente de que
estás haciendo una película que está retratando un momento crucial de tu
protagonista, muchas veces te corrés y dejás de ser el director y
también estás pendiente de los asuntos más inmediatos, más humanos.

—Por eso en la película no se ve ninguno de los primeros reencuentros.

—Siempre tuve claro que no quería el efecto Gente que busca gente.
Comprobé haciendo televisión que es muy natural que la gente retratada
replique formatos o formas de reaccionar que ve en la televisión: vos no
les decís nada pero ellos creen que estás buscando eso, la emoción, que
lloren.

—Más en un caso como este: pasaron 30 años sin verse.

—No quedó en el corte final, pero una de sus hermanas contó que había
enviado una carta al Show de Don Francisco buscando a Stephanía. Elegir si
filmar eso o no tiene que ver con mi punto de vista. Vos tenés que
limpiar, pensar qué vas a buscar, porque yo trabajo sobre cierta
continuidad emocional del personaje, pero otra cosa es el golpe bajo. En el
momento del rodaje se te pueden confundir; por las dudas filmé un solo
encuentro.

—Más allá del rodaje, ¿acompañaste a Stephanía en esos momentos?

—Guardé una relativa distancia. De todas formas pasó lo que me
imaginé: o eran encuentros muy fríos o no se decían nada, había como
una parálisis general. Imaginate la situación: ella regresa con otra
identidad, después de 30 años, a un escenario y a una familia donde lo
evangélico pentecostal tiene mucha fuerza.

—¿Te interesa la religión?

—No soy religioso pero me interesa como uno de los tantos refugios que
elige el hombre. Y me seduce mucho el imaginario de las personas que creen.

—Registraste una escena en el templo que parece funcionar como un punto
de inflexión para el personaje.

—Ahí Stephanía se da cuenta que volver significaba regresar a una
identidad que no quiere tener. En Nicaragua la religión le ganó a la
ideología y para ella sería complejo vivir en una sociedad donde todo
está regido por un Dios que la condena. «Tenés que volver al modelo
original», le dice el pastor.

—Dijiste que querías evitar los temas en tu cine, sin embargo la
película los sugiere desde su título.

—Soy muy consciente del nombre, lo evalué mucho. Surge del concepto del
Che Guevara, pero él hablaba de una humanidad nueva, no de un hombre. Creo
que es muy aplicable a Stephanía por varias cosas: ella representa a un
hombre que rompe las objeciones sociales, que cambia, se transforma. Que
quiere algo distinto y supera muchas cadenas de las que estamos presos. La
película tiene muchísimos temas posibles, incluso podría dividirse en un
montón de reportajes temáticos: lo político, lo religioso, lo
identitario, el abandono. Hay otro grupo de ideas que puede ir por el lado
de la soledad, la discriminación… pero todas esas cosas, como temas en
sí, no me interesan, no me dicen absolutamente nada. Lo que a mí me
importa es la historia que está mezclada ahí.

—Se habla de una familia adoptiva que no se muestra, ¿por qué?

—No quiso participar, y eso ya condiciona parte del relato, pero podría
haber apelado a otro tipo de recurso para cubrir ese vacío. Por ejemplo
convocar a otros militantes del MLN que conocen la historia de
Roberto/Stephanía, pero, ¿qué película sería? Acá hay una
construcción del imaginario, que es el imaginario de ella y que hay que
cuidarlo, no lo puedo romper por asuntos que parecerían más impactantes.

—Entonces, lo que más te interesa es la construcción de este
imaginario.

—El imaginario y la historia, las dos fuerzas van empujando. A mí no es
que no me importe la verdad, pero no quiero que veas la realidad que yo
percibo, porque estoy convencido de que vos ves una y yo otra. Me gusta
retratar ese punto medio, y a veces hasta dejo anular mi propia percepción
de la realidad. Hago el trabajo que creo que hacen los actores: me meto en
la piel del otro para poder entender su lógica.

—¿Y si te mienten?

—Creo que la mentira es una forma de documentar la verdad muy potente. En
Yo, la más tremendo (1995) creo que casi todos los entrevistados mienten y
me parece el retrato más verdadero que hice. Ahí empezó a madurar esto
de que lo más importante es el imaginario: cómo cada uno se percibe y
construye su mundo, ese proceso me interesa.

—Filmás cada vez menos, ¿cómo elegís qué es lo importante?

—Hay una mezcla entre esperar y observar, y provocar. Diseño todo esto
en papel antes del rodaje. Siempre me pregunto qué es lo que puede hacer
inolvidable a una persona, ¿la lucha por no quedar calva? Entonces mi
elemento es el pelo. Lo que come. La ropa. En este caso, la movilidad: eso
de no importarle ya dónde está ni dónde duerme, en términos narrativos,
¿no? Esa es la base sobre la que empiezo a construir, y luego veo si se
potencian en el rodaje, o no.

—Usás imágenes de Yo, la más tremendo como recurso narrativo, ¿cómo
creés que le afecta a Stephanía verse 20 años más joven?

—Cuando se mira creo que es un ejercicio que nos invita a hacernos todos:
mirarnos retrospectivamente y ver qué fue, qué somos, qué podríamos
haber sido. Es un juego y un recurso emocional poderoso. Es fuerte porque
hay un montón de ilusiones rotas ahí, y también hay mucha valentía,
porque no es fácil decidir ser otra persona, que por otro lado es una
fantasía común de la humanidad: querer ser otros.

—¿Qué te dejó esta película?

—Me permitió seguir sumando en eso que es conocer mucho a la gente, y
comprobé que si uno se para sobre cómo descubrir un imaginario, el cine
es infinito.

¿Se le paga al personaje central de un documental?

El cine de género documental representa la mayoría de los estrenos
locales. Desde hace unos años ciertas cuestiones éticas en relación al
trabajo con sus protagonistas, personas que están prestando su historia y
su vida como materia prima de una película, están en discusión. Entre
ellas, hay distintas posturas acerca de si al protagonista le corresponde
cobrar o no por su participación en el documental.

Consultado sobre cómo lo afecta la situación económica de su personaje,
así responde Garay: «Vos pensás una película, pedís dinero a los fondos
públicos, los técnicos cobran por su trabajo, vos cobrás, todos cobran,
¿y el que está siendo retratado? Yo creo que los protagonistas tienen que
cobrar porque están perdiendo su tiempo para dárselo a tu película.
Además hay casos particulares, como el de Stephanía, que vive en la
calle.

A mí la pobreza no me interesa para explotarla en el cine pero tampoco
puedo mirar para otro lado cuando trabajo con esa situación. Yo creo que
lo que puede ayudar a Stephanía a salir de la calle no es contar dónde
duerme sino contar su épica, que es lo que hace en El hombre nuevo. La
protagonista recibió un pago por su tarea, y además es socia y productora
de la película: si el film recibe más dinero, ella también lo hará.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 21 DE AGOSTO DE 2015
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voluntario de sus integrantes y no cuenta con ningún tipo de apoyo
institucional ni personal./ Las opiniones vertidas en las distintas notas
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