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UN PAIS TREMENDAMENTE VIOLENTO / COMCOSUR MUJER N 411

COMCOSUR MUJER

Fundado por Yessie Macchi

AÑO 11 – No. 411 / Miércoles 23 de abril 2014

COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR

Coordinación y búsqueda: Beatriz Alonso, Cecilia Duffau y Carlos
Casares

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«Hay que dar vuelta el mundo. Cada lágrima que corre allí donde
podría haber sido evitada es una acusación…” Rosa Luxemburgo

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¿Qué es el Feminicidio?

El feminicidio es la forma más extrema de violencia hacia las
mujeres, una forma de control, dominación y poder de los hombres.
Esto significa que la mujer antes de ser asesinada tiene una historia
reiterada de violencia.

Tejiendo Redes de Aprendizaje / RED ADA

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NOTICIAS

EL SALVADOR

1) EXIGEN INDULTO PARA 17 MUJERES PRESAS POR ABORTO

URUGUAY – BRASIL

1) UN PAÍS TREMENDAMENTE VIOLENTO

URUGUAY

1) OMISIÓN DE ASISTENCIA GINECOLÓGICA EN SALTO “NO PUEDE PASAR”

TEMAS DE COMCOSUR MUJER

ELENA PONIATOWSKA I:

“LO DE LA MUJER EN MÉXICO ES ATERRADOR”

UNPONIATOWSKA II

“DENTRO DE LA CULTURA DE LA POBREZA SE ATESORAN BIENES
INESPERADOS”

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EL SALVADOR

1) EXIGEN INDULTO PARA 17 MUJERES PRESAS POR ABORTO

La Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto
Terapéutico, Ético y Eugenésico en El Salvador llamó a los tres
poderes de gobierno a conceder el indulto a 17 mujeres criminalizadas
por abortar, algunas de ellas condenadas a 40 años de prisión.

Como parte de la «Campaña sobre despenalización del aborto en El
Salvador», la organización civil pidió aplicar la «Ley Especial de
Ocursos de Gracia» que permite que la Asamblea Legislativa, la Corte
Suprema de Justicia y el presidente Mauricio Funes, concedan el
indulto a 17 mujeres que fueron acusadas de aborto, pero que al final
fueron condenadas por homicidio agravado, lo que derivó en que la
mayoría de ellas paguen penas de entre 30 y 40 años de prisión.

La campaña, también enfocada en lograr que se reforme el Código
Penal del país centroamericano para permitir el aborto terapéutico,
presentó formalmente ante la Asamblea Legislativa 17 solicitudes de
indulto que corresponden a mujeres que fueron perseguidas, acusadas y
condenadas, sin contar con el apoyo legal apropiado para ser
escuchadas y defenderse adecuadamente.

Estas mujeres también comparten como historia de vida que fueron
acusadas por personal de salud pública cuando llegaron desangrándose
en busca de ayuda médica, por presentar complicaciones médicas por
un aborto espontáneo.

Ellas fueron denunciadas, acusadas y procesadas inicialmente por
aborto, pero luego les cambiaron el delito condenándolas por
homicidio agravado, lo que es permitido por la ley nacional.

En 1997 El Salvador reformó sus códigos Penal y Procesal Penal, con
lo que aprobó uno de los marcos más restrictivos en el mundo en
materia de aborto y derechos reproductivos de las mujeres.

Así se eliminaron todas las formas de aborto no punible que la
legislación anterior contemplaba. En 1998 se aprobó una reforma a la
Constitución que estableció la responsabilidad del Estado con la
persona humana «desde el instante de la concepción».

Para dar cumplimiento a esta ley se estableció un aparato de
persecución judicial policial para denunciar, investigar y procesar
cualquier actividad sospechosa de aborto en hospitales públicos y
otros lugares de salud pública del país.

En ese contexto es que se dieron los casos de las 17 mujeres para las
que ahora se pide el indulto, todas ellas víctimas de violencia
obstétrica, pues además de no recibir la atención médica necesaria
fueron denunciadas por el personal de salud.

Si bien no existen registros sobre el número de abortos inseguros que
se realizan en El Salvador, se estima desde la Agrupación que
anualmente se llevan a cabo 35 mil 89 abortos inseguros.

Según datos de la Agrupación Ciudadana, entre 2000 y 2011 al menos
129 mujeres fueron acusadas de aborto, de las cuales 29 están
encarceladas.

A partir de una investigación se conoce que el 68.22 por ciento eran
mujeres jóvenes de entre 18 y 25 años, y el 51.27 por ciento no
recibían ningún tipo de ingreso económico.

Cimacnoticias / COMCOSUR MUJER No. 411 – 23/04/2014

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URUGUAY – BRASIL

“URUGUAY ES UN PAÍS TREMENDAMENTE VIOLENTO”

Rita Segato y la violencia sutil

La antropóloga Rita Segato estuvo de visita en Uruguay, donde
reflexionó sobre la implementación de cuotas raciales en Brasil.
Uypress conversó con ella sobre otro de sus temas de investigación
predilectos: la violencia de género y las nuevas formas de la guerra
que usan como territorio el cuerpo de las mujeres.

Femi-geno-cidio o la búsqueda de la categoría precisa

El último texto publicado por Segato en 2014 es Las nuevas formas de
la guerra y el cuerpo de las mujeres. Ya en 2011, entrevistada por el
diario argentino Página/12, esta antropóloga feminista afirmaba:
«Todos son crímenes patriarcales [en referencia a los crímenes donde
las víctimas son mujeres]. Pero necesitamos categorías precisas para
obligar a aplicar protocolos de investigación precisos, que es lo que
no está sucediendo».

Las cifras de violencia de género que hay en Uruguay no se comparan
con la masividad que adquieren en países como México, donde Segato
estudió como ejemplo emblemático los femicidios de Ciudad Juárez.
Sin embargo, que se registren 30 homidios de mujeres durante 2013, la
mayoría cometidos por varones de su círculo cercano -familiares,
parejas o exparejas-, más 20 mil denuncias por violencia doméstica
son cifras considerables para un país de 3 millones de personas.

-¿Cómo hacer, más allá de la comparación de cifras entre países,
para construir una conciencia de que este es un problema social y
cómo podemos aprender a nombrarlo?

-En el caso de violencia doméstica o de violación hay que estudiar
las curvas de las estadísticas. En estas cuestiones siempre surge la
pregunta: «¿Qué pasó? ¿Hay más visibilidad o hay más casos?» Y
eso quizá nunca lo vamos a saber en forma certera. Yo creo que cuando
hay óbitos, cadáveres, el margen de distorsión es menor; podés
decir «se cayó de la escalera o de una ventana», pero cuando hay
casos de mujeres fallecidas por muertes violentas hay datos más
seguros y menos posibilidades de que sean casos no denunciados. Pero
si vos decís que el año pasado hubo 30 mujeres asesinadas, esa cifra
debe ser leída, por su impacto, cada cien mil habitantes, y si ves
que es una curva ascendente en los registros de los últimos cinco
años, estudiar cómo fue la variación de muertes violentas de
mujeres, ya puede haber una evaluación sobre qué características
tiene la violencia de género aquí.

Las leyes se han modificado, las políticas públicas también, los
lugares de protección a mujeres (refugios) también y, sin embargo,
no ha caído la vulnerabilidad de las mujeres. De hecho, creo que las
mujeres estamos más vulnerables que antes.

El otro tema es, no solo ver la cantidad de muertes, sino también el
grado de crueldad. Parecería que en el ensañamiento hacia las
mujeres también hay una variación.

El otro tema es el siguiente, que lo desarrollo en mi propuesta de la
categoría femi-geno-cidio, que lo diferencio de feminicidio
[feminicidio son todos los asesinatos o intentos de vulnerar a las
mujeres por razones de género].

El femi-geno-cidio tiene una particularidad: no puede ser llevado a
las relaciones del mundo de la intimidad (a la esfera privada) entre
hombres y mujeres, ni en casos de asesinos seriales. El
femi-geno-cidio es un crimen de tipo impersonal y toma a las mujeres
como genus (como género), donde hay un grupo de responsables, no un
solo responsable -no hay relación de uno a uno en la agresión-,
contra un grupo de mujeres -contra las mujeres, en tanto genus-.

Por lo tanto, esta categoría tiene características particulares
respecto a la proporción «perpetradores-víctimas», y esto tiene que
ver con las nuevas formas de la guerra.

No solo el nódulo de mujeres asesinadas por razones de género, sino
la forma de ser asesinadas y también la forma.

Hay una gran discusión, que divide muchas veces al movimiento de las
mujeres, que tiene que ver con el tipo de agresión, ya sea si es más
íntima (tanto en la relación con el agresor como de agresores y
agredidas) y aquellos crímenes que tienen que ver con las nuevas
formas de la guerra, donde no se puede privatizar la agresión.

Lo que tenemos es que en el mundo de la agresión hacia las mujeres,
ésta es siempre empujada hacia el terreno de la intimidad, a la
esfera de lo privado. Yo creo que ahí hay un error, porque en la
sociedad está habiendo un aumento de la criminalidad, un cambio en el
control mafioso de la sociedad y hasta de la política, y a esos
crímenes yo los llamo femi-geno-cidios.

Creo que es muy importante separarlos para investigarlos y diseñar
protocolos de investigación que acaben con la impunidad. Es diferente
investigar el crimen de una mujer asesinada por su cónyuge o
expareja, o cómo investigás a un serial individual, que cómo
investigás los crímenes de mujeres que suceden hoy en el contexto de
la guerra, en el mundo de las pandillas, de las maras, de los
enfrentamientos de organizaciones armadas, en esta escena bélica
difusa diseñada por el crimen hoy.

-Ahí es donde aparecen los cuerpos de las mujeres como territorios en
disputa o nuevos campos bélicos donde se desarrollan estas nuevas
formas de guerra.

-Exacto.

-¿Pueden pensarse estas categorías en un país como Uruguay?

-Uruguay es un país muy tranquilo.

-Muy tranquilo en apariencia. Sino, ¿cómo se explican las cifras de
femicidios que se registran cada año?

-Bueno, ahí está. Las físicas son las más visibles, porque son las
más numerosas, las materiales. Lo que pasa que a eso debe sumarse la
más invisible, el caldo de cultivo, que es la violencia psicológica.
En mi libro Las estructuras de la violencia, yo la llamo «la argamasa
jerárquica».

La violencia psicológica y moral es lo que mantiene el mundo en pie
como es. La primera lección de poder, la primera lección de
usurpación de parcelas de poder de algunos sujetos, es la familia.
También la familia es la entidad más violentogénica de todas y en
ella, lo que se trafica, es la permanente violencia moral: los
discursos, el rumor sobre el otro, sobre los cuerpos de las mujeres y
sobre la forma en que las mujeres están vestidas, etc. Todo eso es un
gran caldo de cultivo violentísimo moralmente, que va imponiendo
sobre las mujeres formas violentas de autocensura inclusive, con
relación a sus deseos, a sus afectos, a sus gestos, a su
corporalidad, a su vestimenta, que es la base de todas las otras
violencias.

Yo sí creo que Uruguay es un país tremendamente violento en estas
formas sutiles. El ojo uruguayo es un ojo profundamente censurador,
juzgador de las diferencias.

En referencia a los términos sobre cómo debemos referirnos en los
crímenes de mujeres por su condición de genus, todavía hay autores
que cuestionan «feminicidio» y sugieren usar en su lugar gendercide
(génerocidio) porque hay muchos hombres que mueren solamente por ser
hombres, pero ahí estás perdiendo justamente la esencia de la
categoría que es la crítica del poder. Evidentemente los hombres
mueren de forma mucho más cruenta que las mujeres, eso es
inestimable, solo que los hombres matan en proporción: como grupo
humano, ellos mueren en la proporción en la que matan. Y nosotras
morimos en una proporción inmensamente mayor a la que matamos.
Entonces, cuando una piensa en la legislación, en la sociedad, en la
política, las normas, las instituciones, el primer análisis es
preguntarse ¿Dónde está localizado el poder? Y, a partir de ahí,
vienen todas las otras consideraciones.

Las posiciones de hombres y mujeres son asimétricas en el imaginario
colectivo, en las representaciones sociales. Mujer y hombre no valen
lo mismo. Inclusive dentro del imaginario de las mujeres no valen lo
mismo; y las familias inculcan y producen eso en su accionar, como
primera escena en que ese diferencial de prestigio se establece como
una realidad. A partir de esa asimetría debemos pensar las leyes.

-Haciendo referencia al cuerpo como nueva territorialidad de estas
nuevas formas de guerra y, a la vez, como el último espacio de
soberanía para las mujeres, ¿cómo podemos hacer las mujeres para
(re)apropiarnos de esta soberanía sobre nuestros cuerpos?

-El último espacio que podemos controlar es nuestro cuerpo. Por eso
la intromisión en nuestros cuerpos es siempre una violación.

En el caso de la re-apropiación, creo que las personas jóvenes
tienen iniciativas interesantes. Las mujeres están incursionando
sobre distintas formas de reapropiación de sus propios cuerpos. Lo
que pasa es que no se pueden cambiar los deseos por decreto, y eso el
movimiento feminista viene haciéndolo desde hace mucho tiempo,
intendando cambiar por decreto, en un día, las formas en que queremos
e investimos nuestro deseo y afectividad. Eso es muy complicado porque
el enemigo aparece desde las sombras, desde otro lugar.

Creo que el trabajo de reflexión es muy importante, así como el
trabajo en retóricas no guetificadas, no guetificar nuestras luchas
como mujeres; y el trabajo de la afectividad de todas las personas es
un camino lento, no se cambia por modas o decisiones instantánteas,
como si dijéramos:»A partir de ahora voy a ser de esta forma», porque
así, las relaciones patriarcales resurgen de otra forma, por ejemplo,
en la relación entre dos mujeres o entre dos varones, donde puede
haber patriarcado adentro. Porque el patriarcado es simbólico, no es
de los cuerpos; es una estructura de poder que organiza los afectos,
independientemente de la forma que los cuerpos tengan.

Entonces por eso hay que pensar con profundidad y con autenticidad y
no guetificar las luchas, no aislar las luchas, sino entender que
todos somos parte de una lucha en común. No vamos a transformar la
vida de las mujeres, sin transformar la vida de todas las personas.

Las consecuencias de esta guetificación se ven por ejemplo en que,
aunque hemos logrado una mayor participación de las mujeres en la
política, llegando incluso a los máximos cargos como la presidencia
de un país, y sin embargo no podemos terminar con la trata, no
podemos terminar con expresiones como el reggaeton, o con las
propagandas de cerveza o de coches con mujeres semidesnudas
mostrándose de determinada manera, que es lo que hace que no se pueda
sacar a la mujer de esa posición de cosificación, de carne expuesta
a la rapiña.

Tenemos que entender cuál es la función del cuerpo de las mujeres en
el camino del proyecto del capital. Ahí hay un núcleo duro, hay una
razón, si no la lucha sería mucho más fácil: todo el mundo sabe
dónde están los prostíbulos, dónde están los lugares de la trata,
pero no se pueden cerrar. ¿Por qué? Porque allí hay una forma muy
estructurante de todas las formas de explotación. Hay una pedagogía
de la crueldad que es central y estructurante para todas las formas de
explotación y rapiña que se montan encima de los cuerpos de las
mujeres. No es una operación simple entender esto, pero hay que
comprender que esta pedagogía de la crueldad sobre las mujeres es
sostenida por los medios, la policía y la política.

uypress.net/ COMCOSUR MUJER No. 411 – 23/04/2014

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URUGUAY

1) OMISIÓN DE ASISTENCIA GINECOLÓGICA EN SALTO “NO PUEDE PASAR”

“No puede pasar que se interrumpa la calidad asistencial, en un caso
tan dramático como este en el que había una violación de por
medio”. El subsecretario de Salud Leonel Briozzo se refirió de esta
manera al caso de la adolescente discapacitada a la que no se le
brindó asesoramiento para un aborto en Salto.

Este lunes el programa radial “No toquen nada” informó que una
adolescente discapacitada tuvo que viajar a Montevideo para que le
practicaran el aborto. Pese a que el embarazo era producto de una
violación, en el hospital público de Salto la ginecóloga resolvió
ampararse en la objeción de conciencia, que es legal. Pero no se le
brindó el asesoramiento necesario que estipula la ley.

Briozzo dijo que el Ministerio de Salud Pública está esperando una
investigación que le pidió a Administración de Servicios de Salud
del Estado (ASSE), de la que depende el hospital. “Es un caso muy
preocupante porque habla de la falta de sensibilidad que hubo en esta
situación concreta. Nosotros le solicitamos a ASSE que instalara una
investigación administrativa respecto a esto y estamos a la espera de
los resultados. Son cosas que no pueden pasar”, afirmó.

Briozzo consideró que el caso no entra en la objeción de conciencia
prevista en la ley que permitió la interrupción voluntaria del
embarazo. “Además, creemos que es fundamental mantener la
continuidad asistencial. Siempre hemos dicho que la objeción de
conciencia puede considerada como un derecho de los profesionales pero
nunca interrumpir la calidad asistencial. Es decir, si yo objeto de
conciencia tengo que tomar a la paciente de la mano y llevarla con un
profesional que sí esté dispuesto a tener el compromiso con la
paciente. Si no se hace eso, se convierte en un delito”, afirmó.

No toquen nada conversó con dos ginecólogas que atendieron el caso
en el Pereira Rossell. Una de ellas fue la ginecóloga Fernanda Nozar,
profesora adjunta de Ginecología en ese centro.

“Yo puedo llegar a aceptar y entender que en el proceso de la
interrupción, de la colocación de la medicación, o de la
indicación de la medicación, digan que no están de acuerdo con
ningún tipo de interrupción del embarazo y que en ese momento
recurran a otro profesional que sí lo haga. Pero no podemos negarle
todo el proceso previo que fue mucho más relevante en esta
situación. Imagínense situaciones de violación, de déficit
intelectual, de una vulnerabilidad socioeconómica tremenda, encima
llegar al hospital público y le digan que no asisten ese tipo de
pacientes. No se puede permitir”, afirmó.

180/ COMCOSUR MUJER No. 411 – 23/04/2014

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TEMAS DE COMCOSUR MUJER

ELENA PONIATOWSKA I:

“LO DE LA MUJER EN MÉXICO ES ATERRADOR”

En el umbral de sus 82 años, Elena Poniatowska habla de política,
literatura y periodismo

La escritora y periodista Elena Poniatowska (París, 19 de mayo de
1932) recibirá mañana en la Universidad de Alcalá de Henares el
Premio de Literatura Miguel de Cervantes, el más prestigioso en habla
hispana. Hija de un príncipe polaco, Poniatowska es más mexicana
“que el mole”, según sus palabras. Y es la primera autora
mexicana en obtenerlo: el quinto galardón para México y la cuarta
mujer en sus 38 años de historia. Confiesa que está nerviosa.
“Mira, sirve que lo escuchas, para ver que no voy a decir ninguna
barbaridad”, comenta.

Ha llovido en la Ciudad de México. Cae la noche. Ella es menuda,
pequeña y rubia. Güerita, en mexicano. Detrás de su mirada curiosa
se esconde una de las mejores entrevistadoras de México y una
resuelta cronista, que ha dibujado la biografía de mujeres notables
(Tina Modotti, Angelina Beloff, Leonora Carrington, y así hasta
completar una larga lista) y ha relatado uno de los acontecimientos
más duros en la historia del país: la matanza de decenas de
estudiantes —nunca se supo el número exacto— a manos del Gobierno
priísta el 2 de octubre de 1968, en la plaza de Tlatelolco.

No para de hacer preguntas, de interesarse por todo. Es escritora, es
periodista y es curiosa. Y de ahí su trayectoria, su obra y su
premio.

Siempre fui una preguntona y seguiré siéndolo hasta que muera”

Pregunta. Diego Rivera le llamó “polaquita preguntona”, ¿se
sigue considerando así?

Respuesta. Pues sí. Siempre seguiré siéndolo, siempre fui una
preguntona y seguiré siéndolo hasta que me muera.

P. No le gusta que le llamen Elenita.

R. Así es. Todo el mundo… bueno, no todo el mundo, pero muchas
personas me llaman así. Y suena bastante infantil.

P. México es el país del ahorita, que utiliza muchos eufemismos en
su día a día. ¿Usted cree que los mexicanos temen a las palabras?

R. Sí. Siempre terminamos nuestras frases con un “¿no?”,
“¿verdad?”… Estamos buscando la aquiescencia, la aceptación
del otro. “La casa está bonita, ¿no?”. “Llovió muy fuerte
hoy, ¿verdad?”. Siempre el otro nos tiene que apoyar.

El PRI ha actuado como un dictador, pero no hay una alternativa
política”

P. Y hablando de palabras, ¿diría que el PRI, que gobernó durante
70 años México ininterrumpidamente, era una dictadura, un régimen
autoritario?

R. El PRI ha sido un poder prepotente y que ha actuado como un
dictador, siendo un partido. Se ha impuesto y amedrenta. El PAN y el
PRD no han inventado una nueva forma de hacer política, ni han
actuado en forma muy distinta al PRI. No han aportado nada cuando han
subido al poder. No hay aquí alguien que podamos señalar, un
diputado o una senadora que yo quiera oír o que quiera seguir, no
existe. En México no hay una forma alternativa de hacer política
más que la del PRI.

P. Usted fue una de las figuras del mundo cultural mexicano que apoyó
de manera más abierta al polémico y dos veces candidato opositor
Andrés Manuel López Obrador.

R. Andrés sabe de Historia. Lee. Ahora, eso no quiere decir que
tienes que estar de acuerdo con él en todo, eh. Y que no pienses que
no tiene defectos. Obviamente los tiene. Es terco.

P. Su apoyo a López Obrador le ganó muchas críticas.

R. Ay, sí. Me hicieron pinole [harina de maíz tostado en México].
Mucho rechazo, displicencia. No sabes la cantidad de llamadas por
teléfono con mentadas de madre. Un día sí me hicieron llorar y yo
no soy nada llorona. Llamaron como a las dos de la mañana. Una voz de
hombre, cordial, me dijo: “Elenita, hay un hombre en su jardín”.
Yo me puse la bata y bajé, salí a la calle, vi que no había un alma
y que estaba en penumbras. Y entonces regresé a la cama y ahí sí,
me eché a llorar. Me sentí muy agredida.

En México siempre estamos buscando la aquiescencia, la aceptación
del otro”

P. Cuando usted publicó La noche de Tlatelolco, un referente sobre lo
ocurrido el 2 de octubre de 1968, el momento más duro de la
represión del régimen, ¿se sintió amenazada?

R. Sí. Amenazaron a Tomás Espresate Pons [catalán exiliado en
México tras la Guerra Civil, librero y editor] que era el que estaba
imprimiendo el libro. Le dijeron que iban a quemar su negocio. Él
respondió: “Mire, yo estuve en la Guerra Civil de España. Yo sé
lo que es la guerra y este libro se publica”. Luego esparcieron el
rumor de que el Ejército lo iba a incautar, pero eso fue la mejor
propaganda. Todo el mundo salió corriendo a comprarlo. Se hicieron
cuatro ediciones en un mes. La locura.

P. ¿Se considera usted una feminista?

R.