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EL CASO DE CERAMICA ZANON EN NEUQUEN

COMCOSUR INFORMA
AÑO 14 – No. 1572 / jueves 14 de agosto de 2014
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
1994 – 19 de junio – 2014 – 20 años

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Selección y producción: Beatriz Alonso, Henry Flores y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano

Colaboran:
ALEMANIA: Antje Vieth y Carlos Ramos (Berlín)
ARGENTINA: Eduardo Abeleira, Luis Sabini, Claudia Korol y Mauricio D’ambrouso (Buenos Aires)
BRASIL: Carlos O. Catalogne (Florianópolis) y Jorge Rossi Rebufello (Maceió)
ECUADOR: Kintto Lucas (Quito)
HOLANDA: Ramón Haniotis (Amsterdam)
MÉXICO: Itzel Ibargoyen (México DF)
SUIZA: Sergio Ferrari (Berna)
URUGUAY: Jorge Marrero (Santa Rosa), Margarita Merklen (Durazno), Pablo Alfano (Montevideo)
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La patria que construimos es una donde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían, que la amanezcan todos. SUB COMANDANTE MARCOS
Todas las estructuras del poder popular que estábamos construyendo se hicieron presentes, tomaron voz, en una radio que no quería tanto hablarle al pueblo. Quería que el pueblo hablara. RADIO VENCEREMOS
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NOTICIAS

ARGENTINA
1) CONTRA EL CIERRE ILEGAL, LOS TRABAJADORES DE DONNELLEY INGRESAN A LA FÁBRICA Y LA PONEN A PRODUCIR
Esta mañana, en conferencia de prensa, trabajadores de la gráfica multinacional Donnelley ubicada en Au. Panamericana Km 36,7, Garín, Buenos Aires, anunciaron que la Comisión Interna y los trabajadores de Donnelley resolvieron en asamblea general «ingresar y ponerla a producir, para defender la fuente de trabajo y el sustento de las familias».

CHILE
1) EMPRESA CONSTRUCTORA OCULTÓ POR MÁS DE 20 AÑOS RESTOS DE DETENIDOS DESAPARECIDOS EN PUCÓN
El Centro de Investigación y Promociónde los Derechos Humanos (CINPRODH) expresó su consternación por el hallazgo de osamentas humanas en la comuna de Pucón, noticia que “vuelve a poner en la opinión publica nacional e internacional la cruda y horrorosa realidad vivida por nuestro país en el periodo de la dictadura Cívico militar iniciada el 11 de septiembre de 1973”. Se trata, según las pericias realizadas, de restos de detenidos desaparecidos.

URUGUAY
1) OREJANITOS
Jóvenes del Partido Nacional presentaron comisión contra la baja de la edad de imputabilidad.
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TEMAS DE COMCOSUR

I. URUGUAY: HOSPITAL DE CLÍNICAS IMPULSA PROYECTO PARA LLEVAR REGISTRO Y ANÁLISIS DE PERSONAS AFECTADAS POR FUMIGACIONES SOJERAS
DENTRO DEL TARRO
Las intoxicaciones por plaguicidas agrícolas y veterinarios representan una patología frecuente en nuestro país, y constituyen un problema de salud pública. /Federico Gyurkovits

II. URUGUAY: CUENTOS DE LA PICADA, DE WALTER PHILLIPPS-TREBY
SOBRE EL LIBRO «CUENTOS DE LA PICADA»
Mucho más que un libro de humor sobre la dura vida en prisión. Uruguay tiene una historia reciente fuerte, terrible. Allí se violaron todos los derechos humanos. Hubo guerrilla, pérdida de democracia, dictadura y muchos muertos. / László Erdélyivie

III. SUIZA: VIENTOS DE AGOSTO SOPLAN TAMBIÉN EN SUIZA
PELÍCULA BRASILERA EN LA COMPETICIÓN INTERNACIONAL DEL FESTIVAL DE LOCARNO
Entre ficción y documental, aproximación antropológica y arte puro, el primer largo metraje del joven realizador brasilero Gabriel Mascaro se estrenó este viernes en Locarno. /Sergio Ferrari

IV. ARGENTINA: TEORÍA Y PRÁCTICA DEL CONTROL OBRERO
EL CASO DE CERÁMICA ZANÓN, NEUQUÉN, 2002-2005
El siguiente trabajo pretende avanzar en el análisis de una de las experiencias más paradigmáticas surgida al calor del gran ciclo de protestas abierto en la Argentina de los últimos años: la toma y puesta en producción bajo la modalidad Control Obrero de la Cerámica Zanón en Neuquén, durante el período 2002-2005. /Fernando Aiziczon
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NOTICIAS

ARGENTINA
1) CONTRA EL CIERRE ILEGAL, LOS TRABAJADORES DE DONNELLEY INGRESAN A LA FÁBRICA Y LA PONEN A PRODUCIR
Esta mañana, en conferencia de prensa, trabajadores de la gráfica multinacional Donnelley ubicada en Au. Panamericana Km 36,7, Garín, Buenos Aires, anunciaron que la Comisión Interna y los trabajadores de Donnelley resolvieron en asamblea general «ingresar y ponerla a producir, para defender la fuente de trabajo y el sustento de las familias».
Garín, ANRED – 12.08.2014
El delegado Jorge Medina informó que “después de que la multinacional gráfica Donnelley cerrara en forma absolutamente ilegal, dejando más de cuatrocientas familias en la calle, y de que el Ministerio de Trabajo provincial constatara esta mañana el incumplimiento de la conciliación obligatoria, la Comisión Interna y los trabajadores de Donnelley resolvimos en asamblea general ingresar y ponerla a producir, para defender nuestra fuente de trabajo y el sustento de nuestras familias. Si la empresa vuelve, no vamos a permitir ningún chantaje. Vamos a exigir su reapertura en las mismas condiciones de trabajo y de salario y manteniendo todos los puestos. Si la patronal insiste en la quiebra, nosotros vamos a continuar produciendo”.
El delegado René Córdoba agregó: “No vamos a permitir que esta empresa mienta diciendo que está en quiebra y cierre la planta cuando a nivel mundial reportaron ganancias por doscientos dieciocho millones de dólares el año pasado, y mayores aún este año. Está denunciada por sindicatos de todo el mundo por su método de cerrar plantas de un día para el otro. Vamos a resguardar la fábrica y sus bienes, impidiendo su vaciamiento ilegal y defendiendo los más de cuatrocientos puestos de trabajo. Venimos apoyando a los compañeros y a las compañeras de Lear que también enfrentan a otra multinacional yanqui que pretende dejar en la calle a decenas de familias y desconocer a los delegados votados por los trabajadores”.
El delegado Martín Killing anunció: «Convocamos a una conferencia de prensa a las once de la mañana en el interior de la planta. Llamamos al conjunto de los trabajadores y de las organizaciones sociales, a toda la comunidad, a apoyar nuestra lucha en defensa de nuestros puestos de trabajo. Llamamos a todos nuestros compañeros gráficos a seguir llevando adelante la resolución votada en el plenario de delegados de la Federación Gráfica Bonaerense de no imprimir ninguno de los productos de Donnelley y reiteramos nuestra propuesta de paro general del gremio».
Comisión Interna y trabajadores de Donnelley
ARGENPRESS / Enviado por Amarelle
COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014

CHILE
1) EMPRESA CONSTRUCTORA OCULTÓ POR MÁS DE 20 AÑOS RESTOS DE DETENIDOS DESAPARECIDOS EN PUCÓN
El Centro de Investigación y Promociónde los Derechos Humanos (CINPRODH) expresó su consternación por el hallazgo de osamentas humanas en la comuna de Pucón, noticia que “vuelve a poner en la opinión publica nacional e internacional la cruda y horrorosa realidad vivida por nuestro país en el periodo de la dictadura Cívico militar iniciada el 11 de septiembre de 1973”. Se trata, según las pericias realizadas, de restos de detenidos desaparecidos.
El Clarín de Chile, 11 Agosto de 2014
En una declaración, CINPRODH señala que “este nuevo episodio pone en evidencia que esta herida abierta en la conciencia colectiva de nuestra patria, no sanara hasta encontrar toda la verdad y hacer toda la justicia necesaria”.
El hallazgo, sin embargo, ocurrió hace mas de 20 años en circunstancias de la construcción de un conjunto habitacional en el balneario lacustre de Pucón . Frente a esa situación, la empresa constructora realizó una fuerte presión obligando a los trabajadores a mantener un temeroso y prolongado silencio, solo roto hace menos de un mes
Los hechos, agrega la declaración, ponen nuevamente en evidencia “el pacto de silencio que mantienen los criminales y sus cómplices , y la nula cooperación con la justicia, de parte de las instituciones armadas y los civiles que cometieron estos crímenes”
Agrega el texto que valora el trabajo desarrollado por “el Ministro Alvaro Meza y su equipo de trabajo, del Servicio Médico Legal y también el esfuerzo desplegado por los funcionarios de la Brigada Investigadora de delitos contra los Derechos Humanos de la P.D.I. que le acompañan en esta investigación”.
Una fuente cercana al caso dijo que el lugar donde se realizan las excavaciones es el lado oriente de la cancha de golf del condominio La península. La diligencia, encabezada por el ministro de la Corte de Apelaciones de Temuco, Alvaro Meza, quien comentó que se encontraron “dientes, costillas, fémur, dos cráneos, vestimenta, botones, restos de cerámica y vértebras”, las cuales serán derivadas a Santiago para que el SML realice los peritajes correspondientes.
El Clarín de Chile / Enviado por Amarelle
COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014

URUGUAY
1) OREJANITOS
Jóvenes del Partido Nacional presentaron comisión contra la baja de la edad de imputabilidad.
Mientras que en filas coloradas se ha cuestionado la falta de compromiso de los sectores del Partido Nacional (PN) que apoyaron la reforma constitucional que propone bajar la edad de imputabilidad de 18 a 16 años, los sectores nacionalistas que están en contra de la reforma comienzan a hacerse sentir cada vez con más fuerza.
Ayer, un grupo de dirigentes jóvenes del PN lanzó la comisión Blancos No a la Baja, con la presencia de algunos dirigentes de renombre, como el intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, y los diputados Pablo Abdala, Miguel Otegui y Pablo Iturralde. También enviaron sus cartas de saludos una larga lista de dirigentes, entre los que se encontraba el propio candidato a la vicepresidencia del PN, Jorge Larrañaga, y los intendentes de Colonia y Lavalleja, Walter Zimmer y Adriana Peña, respectivamente, el diputado Jorge Gandini y la ex diputada Beatriz Argimón, que pertenece a Todos Hacia Adelante, el bloque de sectores del candidato presidencial Luis Lacalle Pou, que apoya la reforma. Durante el lanzamiento de la comisión, en una sala del Palacio Legislativo, podía verse a algunos jóvenes con materas en las que tenían pegotines con el logo que identifica al candidato nacionalista, “Por la positiva”.
Si bien este grupo funcionará de forma independiente a la Comisión No a la Baja, la declaración afirma que “promulgará el diálogo con todos los actores sociales que esta causa aúne”, y de hecho ayer estuvo presente la vocera de la comisión, Fabiana Goyeneche. Aseguran que la reforma “no es compatible” con la visión histórica del PN y que no sólo “no será una solución, sino que agudizará la problemática generando la exclusión de un sector etario y social”. La declaración está firmada por varios dirigentes juveniles, entre los que se encuentran el diputado suplente por Cerro Largo, Federico Ricagni, y el presidente de la Juventud del PN, Gonzalo Baroni.
Ricagni, uno de los voceros, expresó la necesidad de los militantes del PN de enriquecer el debate. “Se está dando un debate demasiado blando: ‘Ser joven no es delito’ contra ‘vivir en paz”, graficó. El dirigente de Cerro Largo recordó que en 2010 se hizo un acuerdo interpartidario por la seguridad y recalcó que la baja de la edad de imputabilidad no fue un tema consensuado. Luego se detuvo en las demás disposiciones que establece la reforma, asegurando que el sistema político aprobó el mantenimiento de los antecedentes penales durante algunos años de los menores que cometen delitos y que la creación del servicio descentralizado para atender la delincuencia juvenil ya está “en camino”.
El acto lo cerró Botana, quien dijo que si bien hay problemas de seguridad, invitó a preguntarse “si en realidad los jóvenes son la causa o si somos los padres, que no sabemos estar al lado de nuestros hijos ni darles los valores que les tenemos que dar”. El jerarca se preguntó si no debería sancionarse a los padres en vez de aumentar las penas a jóvenes, quienes, opinó, “sin dudas ignorarán lo que va a significar ese período de sanción en su vida”. Recordó que siendo diputado, presentó un proyecto junto con el ex fiscal Enrique Moller para que en casos de delitos cometidos por menores de edad “se diera la acusación automática en el tema de la omisión a los deberes a la patria potestad”, algo que, sostuvo, “obligaría a cada padre a cuidar a su hijo”.
Finalmente, Botana explicó que en la Intendencia de Cerro Largo viene llevando adelante un convenio con el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) por el que jóvenes que estuvieron en conflicto con la ley aprenden un oficio en la comuna, bajo la supervisión de los directores de la intendencia, con un “plan de trabajo”. “Aprenden cómo funciona la intendencia, una función y la cultura del trabajo”, contó.
Según dijo, todos los jóvenes que pasaron por el programa consiguieron trabajo en el mercado privado.
También hablaron la dirigente nacionalista Matilde Rodríguez Larreta y Geraldine Correa, supervisora de la división Convenios del INAU.
La Diaria
COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014
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TEMAS DE COMCOSUR

I. URUGUAY: HOSPITAL DE CLÍNICAS IMPULSA PROYECTO PARA LLEVAR REGISTRO Y ANÁLISIS DE PERSONAS AFECTADAS POR FUMIGACIONES SOJERAS
DENTRO DEL TARRO
Por Federico Gyurkovits – La Diaria
“Las intoxicaciones por plaguicidas agrícolas y veterinarios representan una patología frecuente en nuestro país, y constituyen un problema de salud pública”.
Así empiezan las conclusiones de una investigación del Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) del Hospital de Clínicas. El trabajo, aún no publicado en Uruguay, implicó el estudio de los casos de intoxicación diagnosticados por el organismo entre enero de 2002 y diciembre de 2011. Actualmente no hay ningún programa público ni privado que contemple el auge de la agricultura extensiva -con la soja transgénica a la cabeza- y monitoree el impacto que tienen en la salud humana los productos fitosanitarios que demanda.
Si bien en el global de casos definidos como intoxicación en ese período (2.602) los relativos a los plaguicidas son bajos (73, lo que representa 2,8%), la encargada del CIAT, la toxicóloga Amalia Laborde, precisó que la cifra es producto de las consultas recibidas y no de un trabajo de campo en las comunidades que en los últimos años han denunciado públicamente problemas respiratorios, alergias, dolores de cabeza y erupciones, entre otros, por la llamada “deriva” de los productos que se aplican durante la temporada de soja transgénica.
Notifíquese
La Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) comunicó ayer a los vecinos de Villa Ituzaingó que había dado curso a la denuncia telefónica recibida en abril por “fumigaciones con herbicidas y trilla continua de soja desde el 25/4 al 27/4”, durante la cosecha de la oleaginosa. La comunicación añade que “todos los aspectos denunciados por los vecinos referidos a las consecuencias de la cercanía del cultivo de soja en el predio rural ex Linares serán analizadas a través del expediente 2014/14000/7969”, en el que se tramita la solicitud hecha a la Dinama para que declare a Villa Ituzaingó “no apta para la soja”, iniciativa que contó con el respaldo de 400 firmas (más de la mitad de los habitantes del lugar). En agosto está previsto que el organismo convoque a una jornada de intercambio en Villa Ituzaingó, con la participación de referentes de otras instituciones públicas para abordar el tema integral y coordinadamente.
En este sentido, Laborde contó a la diaria que en el marco de los acuerdos de complementación que ha suscrito el CIAT con el Servicio de Seguridad y Salud Ocupacional del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) -que implican exámenes periódicos a los funcionarios-, se planteó la posibilidad de financiar un programa que apunte a estudiar el tema mediante el rastro de metabolitos de plaguicidas en la orina de los afectados, y a partir de esos resultados valorar el nivel de presencia en el organismo.
Justamente, de la investigación del CIAT, concluida y presentada en setiembre de 2013 en el XVIII Congreso Argentino de Toxicología, se desprende que “si bien el análisis clínico de los casos estuvo fuera de los objetivos de este estudio, los resultados permiten identificar casos y circunstancias de intoxicación para investigaciones clínicas futuras. Los resultados obtenidos permiten orientar nuevos estudios epidemiológicos, actividades de prevención y priorizar intervenciones de comunicación de riesgos e información a la población”.
El mapeo de las situaciones hecho por la dependencia universitaria establece que Rocha, con una tasa de 17,16 casos de intoxicación por cada 100.000 habitantes; Soriano, con un índice de 14,66; Lavalleja, con 14,44; y Florida, con 14,37, son los departamentos con mayor casuística, mientras que en el otro extremo aparecen Montevideo (4,39), Canelones (7,65) y Maldonado (7,85).
El informe también especificó, según la región del país, cuáles fueron los principios activos hallados en esos 73 casos de contaminación ambiental por plaguicidas, entre 110 agentes distintos. Los que más se repitieron fueron el glifosato (seis departamentos) y la cimerpetrina (en otros seis), ambos usados en las fumigaciones de cultivos de soja.
Qué paquete
Al igual que lo han marcado referentes académicos de la región, a medida que pasan los años la situación tiende a complejizarse, ya que las plagas que se quiere combatir también van mutando y aumentando su resistencia a los químicos. “Pasa lo mismo que ocurrió en el ser humano cuando se descubrió la penicilina: se usaba para todo, hasta curaba infecciones. Pero hoy, ¿para qué se usa?”, se pregúnto la toxicóloga grado 5 de la Facultad de Medicina Mabel Burger, ex directora del CIAT. “Hoy en todos los congresos médicos, el gran tema es la enorme resistencia bacteriana a los medicamentos”, graficó la académica en diálogo con la diaria, para luego indicar que con los demás organismos vivos pasa lo mismo.
Laborde, ex compañera de equipo de Burger y quien la relevó al frente del CIAT, precisó que los llamados “paquetes tecnológicos” empleados en los cultivos refieren a una combinación de productos químicos, lo que dificultaría establecer, llegado el caso, cuál de ellos provocó un trastorno de salud.
Tanto Burger como Laborde lamentaron el atraso que lleva el país en estudiar sistemáticamente estos fenómenos. Creen que si se hubiera empezado cuando se conocieron las primeras denuncias de vecinos, hoy habría elementos científicos para aportar a un debate que, actualmente e incluso sin ellos, está ganando espacio en la sociedad civil y organizaciones, aunque no tanto en los medios masivos de información. Si bien no existen trabajos que se hayan concentrado en la situación de los habitantes de pueblos fumigados, sí existen en el ámbito local numerosas pesquisas, algunas de ellas de las décadas del 60 y 70, y la mayoría de 2000 a la fecha.
En muchos el objeto de estudio son los trabajadores involucrados, mientras que otros se enfocan directamente en los alimentos. Con base en este tipo de informes es que se han ido adoptando medidas correctivas, especialmente en materia de seguridad laboral y cuidado de medio ambiente en las zonas o sectores sometidos a estudio. Más recientemente, y en virtud de la literatura internacional acumulada, la Intendencia de Montevideo (IM) comenzó a realizar exámenes periódicos de los vegetales que se consumen en la capital. El último, correspondiente a 2013, indicó que “10% de las muestras de frutas y hortalizas disponibles en el mercado uruguayo presentan residuos de plaguicidas que superan los límites máximos establecidos por la Unión Europea”, más exigente que la normativa local.
La dimensión
En marzo de 2009, la entonces ministra de Salud Pública María Julia Muñoz le puso la firma a un decreto basado en “la necesidad de reglamentar la vigencia sanitaria de los trabajadores expuestos a los diferentes factores de riesgo laborales”, estableciendo “el esquema básico referente a los diversos factores de riesgo químicos y físicos, los respectivos controles y análisis médicos”. Para los trabajadores expuestos a “plaguicidas inhibidores de la enzima colinesterasa (órganofosforados [OF] y carbamatos)” se ordenaron “al menos dos controles anuales”, el primero “durante la exposición o dentro de los tres días posteriores” y el restante “durante el período de descanso anual, sin exposición”.
La piel del otro
El 22 de mayo de 2012, la Red de Acción de Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (Rapal) acompañó a comparecer ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados a Walkiria González, afincada en Costas de San Francisco, Paysandú, quien se declara víctima directa de la deriva de los productos fitosanitarios: “Estoy sufriendo unas 12 o 13 fumigaciones con mosquito [nombre con el que se conoce a los tractores con los que se fumiga] por año. Mi casa tiene disposición urbana, y esto se está realizando frente a mi casa, a menos de diez o 12 metros. He hecho todas las gestiones necesarias ante la Dirección Nacional de Medio Ambiente -hay expedientes- y otros vecinos han hecho las denuncias ante ese organismo. Concretamente, desde 2008 nos estamos moviendo -solicitamos audiencia con la Junta Departamental, pedimos que se incorporara la inquietud a Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente con relación al proyecto de Paysandú-, pero no ha pasado absolutamente nada; está todo encajonado, todo quieto, todo guardado, en la dulce espera”.
“El problema es que las fumigaciones se suceden. En este momento, creo que estoy soportando la fumigación número 51 o 52. En 2008 comencé a evidenciar síntomas de trastornos neurológicos. Hice las consultas pertinentes en la mutualista y me hicieron estudios de todo tipo, tamaño y color. Lo único que se encontró, concretamente, fue que en el sistema nervioso tenía niveles muy bajos de una sustancia neurotransmisora, la serotonina. Probaron darme, en forma experimental, una sustancia que compensara esa atrofia, ese hipofuncionamiento -no sé cómo llamarlo-, la poca presencia de esa sustancia en mi sistema nervioso, y me dieron paroxetina -Blifedan o Paroxet-, que es una sustancia sintética. No evidenciaba ningún cuadro depresivo, pero sí tenía trastornos cognoscitivos y del sistema nervioso. No tengo ningún problema emocional que me haga pensar que sea la causa de eso. Cuando fumigaban comenzaba con temblores muy extraños -parecía que tenía Parkinson-, tenía dormideras en el cuerpo y el ritmo cardíaco se detenía de manera repentina y sin ninguna razón. Eso también me sucedía cuando no estaba realizando ninguna actividad. A partir de ahí pude establecer patrones que me hicieron sospechar, por primera vez y después de varios años, que quizás todo esto estuviera relacionado a que yo estaba muy directamente expuesta a las fumigaciones”.
Finalmente, contó que está siendo tratada “por estos problemas y costeando análisis y medicación con mis propios medios. No sé qué consecuencias pueda traer esto a mis hijos. El señor que realiza estas fumigaciones ha sido sancionado por el MGAP, pero ha continuado fumigando, inclusive en horarios nocturnos para que no lo vean”.
Esta preocupación de la jerarca respondía al nuevo escenario del país, muy diferente del de una década atrás, cuando aún no se percibían como un problema los factores asociados a la decisión que tres años antes había tomado la División de Protección Agrícola del MGAP al aprobar la soja Roundup Ready (RR), conocida así por su resistencia al glifosato. En 1999 Uruguay fue sede de un taller sobre el uso seguro de plaguicidas en países del Mercosur, denominado “Registro armonizado de casos y de productos para toxicovigilancia y prevención de intoxicaciones por plaguicidas”.
La delegación uruguaya presentó un estudio epidemiológico de las intoxicaciones por plaguicidas, fase piloto de un proyecto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Armonización de Registro de datos de la exposición humana a plaguicidas. El informe comenzaba diciendo que “la intoxicación aguda por plaguicidas y el estudio de poblaciones expuestas a los mismos ha sido objeto de numerosos estudios en Uruguay en los últimos 20 años”, aunque reconocía que “hasta el momento actual no se han realizado estudios epidemiológicos para el estudio de la distribución y determinantes específicos de dicha exposición”. En este punto la situación es la misma, en el sentido de que se tienen datos sobre casos “consumados”, pero no hay series históricas que confirmen o descarten secuelas en habitantes de zonas como Guichón, de las primeras que sintieron el auge de la agricultura extensiva.
Para el trabajo se analizaron retrospectivamente 439 historias clínicas de pacientes de todo el país; 43% de los casos correspondió a la capital y 9% a Canelones. Del total, las principales causas de la exposición fueron: 59,2% accidental, 21,9% ocupacional y 18% intencional. De los 260 casos accidentales, 173 (66,5%) correspondieron a exposición a insecticidas y 46 (17,6%) a exposición a rodenticidas. Las exposiciones ocupacionales correspondieron en 55 casos a insecticidas y en 11 a herbicidas. Entre los insecticidas se estableció el predominio de los OF y piretroides, especialmente a nivel accidental y ocupacional.
En aquel entonces, la técnica de la OMS Jenny Pronczuk de Garbino hacía hincapié en que el tema de los plaguicidas exigía una estrategia de toxicovigilancia, definida como “un proceso dinámico y permanente de identificación de riesgos para la salud humana por exposición a sustancias químicas, seguido de notificación a las autoridades competentes a efectos de iniciar acciones para la reducción de riesgos y su prevención”.
Degeneración en generación
La incidencia de los OF en la casuística y el riesgo sanitario potencial determinaron el plan de vigilancia fijado para los trabajadores en contacto con esos productos, causantes de 80% de las intoxicaciones en el mundo. “Son sustancias clasificadas químicamente como esteres (proceden de condensar ácidos con alcoholes) y se nombran como sales del ácido del que provienen derivados del ácido fosfórico y ácido fosfónico utilizadas como plaguicidas para el control de insectos; son biodegradables, poco solubles en agua y muy liposolubles, su presentación más frecuente es en forma líquida. La intoxicación aguda por OF ocurre después de exposición dérmica, respiratoria u oral a estos plaguicidas”, escribió la magíster en Toxicología colombiana Myriam Gutiérrez de Salazar, coordinadora del Centro de Información y Asesoría Toxicológica de la Universidad Nacional de Colombia.
El relato sobre los trastornos experimentados por las personas que habitan pueblos fumigados en Uruguay son consistentes con los descritos en otros países y reconocidos como probables en las advertencias que los productos incluyen en sus envases, tales como diarreas, alergias, erupciones, problemas respiratorios y cefaleas, entre los principales. Por el contrario, no está cuantificado ni aceptado unánimemente, al menos en el país, cuáles son los impactos y problemas asociados por la exposición sistemática a largo plazo, salvo los propios testimonios de los afectados documentados en trabajos de campo de organizaciones sociales, blogs, redes sociales o instituciones públicas como el Parlamento (ver nota vinculada).
Existen, sin embargo, estudios e investigaciones internacionales, usadas como referencias en trabajos locales, sobre esas otras consecuencias. Por ejemplo, una de las profesionales que se han dedicado en su carrera a este tema es Carmen Ciganda, ex integrante del CIAT y directora de la División de Salud Ocupacional y Ambiental del Ministerio de Salud Pública (MSP) desde 2005, lugar desde el que hoy tiene a su cargo la ejecución de programas relacionados con este fenómeno. En diciembre de 2002, por ejemplo, en el marco de un taller sobre salud y medio ambiente organizado por la IM, la especialista aportó nociones básicas sobre el tema, señalando que si bien las sustancias químicas son indispensables porque controlan y previenen enfermedades en los cultivos e incrementan la productividad agrícola, “dañan la salud y contaminan nuestro ambiente”.
En este sentido marcó que la contaminación es inherente al desarrollo humano y que “los efectos más graves ocurren cuando la entrada de sustancias al ambiente rebasa la capacidad de los ecosistemas para asimilarlas o degradarlas”. Lo mismo sucede con el cuerpo humano, comparó. “Todos estamos expuestos a tóxicos químicos”, y la magnitud del daño depende de la cantidad, duración y frecuencia de la exposición, toxicidad y sensibilidad individual. También inciden el sustrato que provoca la contaminación (agua, aire, suelo, alimentos) y la vía de exposición (respiratoria, oral, dérmica, transplacentaria y lactancia), y la especialista precisó que “90% de las intoxicaciones agudas y efectos crónicos ocurren en países subdesarrollados”. Entre ellos enumeró leucemia, aborto, malformaciones, irritación local, alteraciones respiratorias e incluso la muerte.
Previo a su ingreso al MSP, Ciganda había puesto el ojo en la salud sexual y reproductiva, tal como resumió en una de sus publicaciones, titulada “Riesgo químico y daño reproductivo relacionado a la exposición laboral con plaguicidas”. Allí plantea que “la mujer ha ido tomando un rol fundamental al formar parte de la fuerza de trabajo en el sector agrícola, siendo empleada fundamentalmente en invernáculos y en la recolección y manipulación de frutas, donde la contaminación puede alcanzar niveles elevados por el tipo de ambiente donde se desarrolla, con escasa ventilación”.
“La toxicología reproductiva tiene algunas características que le dan una singularidad especial: envuelve a la pareja y no sólo a un individuo, y suele ser ignorada en su dimensión hasta tanto no es buscado el embarazo. Numerosos trabajos han demostrado la relación entre la exposición a plaguicidas y alteraciones reproductivas tales como alteraciones de la fertilidad femenina y masculina, aborto, pretérmino, pequeño para la edad gestacional, malformaciones, bajo peso al nacer y óbito. Sin embargo, a nivel nacional no existe hasta el momento ningún estudio que valore la repercusión de los plaguicidas contaminantes del ambiente de trabajo y/o medio ambiental, sobre la salud reproductiva de la pareja expuesta”.
La académica incluye reseñas de los fenómenos más conocidos, vinculados a trastornos en la fertilidad masculina y en la femenina, en el embarazo y desarrollo, carcinogénesis transplacentaria y período posnatal, asociadas a plaguicidas.
Federico Gyurkovits – La Diaria
TEMAS DE COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014

II. URUGUAY: CUENTOS DE LA PICADA, DE WALTER PHILLIPPS-TREBY
SOBRE EL LIBRO «CUENTOS DE LA PICADA»
Mucho más que un libro de humor sobre la dura vida en prisión. Uruguay tiene una historia reciente fuerte, terrible. Allí se violaron todos los derechos humanos. Hubo guerrilla, pérdida de democracia, dictadura y muchos muertos.
Por László Erdélyivie, El País Cultural – 01.08.2014
Para los gurises
Pero los más jóvenes, nacidos a partir de la década del 90, escuchan las historias de esa época como «cuentos de viejos». Es entendible. Pasados 30, 40 años, estas nuevas generaciones dedican su energía a construir su futuro y el de la comunidad en la que están insertos, y no quieren cargar con mochilas pesadas. Menos con historias de héroes, de «milicos» y «tupas», y sus discursos correspondientes. Sin embargo es útil -y hasta sano, necesario- ubicarse en la época cuando sus padres o abuelos eran jóvenes para comprender el contexto en el cual ocurrieron esos hechos.
Para facilitar esto hay muchos testimonios disponibles, algunos de los cuales están dejando una huella firme, de bajo perfil, como es el caso de las obras de Walter Phillipps-Treby y Jorge Tiscornia. Ambos integraron la guerrilla Tupamaros, cayeron presos, fueron torturados, y estuvieron recluidos más de una década en la prisión llamada «Penal de Libertad», a pocos kilómetros de Montevideo. Primero publicaron un libro juntos, Vivir en Libertad (Banda Oriental, 2003). Luego Tiscornia continuó en el proyecto «El almanaque», que incluye el documental homónimo de José Pedro Charlo (El almanaque, 2012).
Ahora acaba de salir una edición de relatos de Phillipps-Treby titulado Cuentos de la picada.
Vida cotidiana
El libro Vivir en Libertad recogía los reglamentos, comunicados internos, catálogos, y otros escritos de la vida cotidiana de un penal que albergaba a varios miles de reclusos. Allí aparecían listas con los filmes exhibidos a los presos, las hojas con registros de reclusos, los boletines internos de la autoridad o el catálogo de libros de la biblioteca. Alternaban nombres de autores como Charles Dickens o Khalil Gibran junto al film La fiaca, protagonizado por Norman Briski; comunicados aconsejando no compartir el mate para evitar el contagio por la detección de «5 casos de BK positivos (bacilo de Koch) en la población reclusa», junto a la noticia de la autoeliminación de un preso (noticias de suicidios que en los años `70, los de más rigor, eran dadas por altoparlante en la noche para todo el penal, cuando los presos estaban solos en sus celdas, como consigna Carlos Liscano en El furgón de los locos); una encuesta interna revelando qué tipo de música prefería la población carcelaria (Típica 35%; Folclore 31%; Tropical 5%) junto a una arenga de las autoridades, justificando la privación de libertad imperante «a fin de lograr la recuperación moral y material de la Nación». Esta información, presentada en el 2003, provocó imágenes inusuales en la mente del lector.
Los documentos que figuran en ese libro fueron guardados o sacados del penal de diferentes maneras sin ninguna finalidad concreta, «por el hecho en sí», dice Phillipps-Treby en la introducción a Vivir en Libertad.»La mayoría los guardó Jorge» agrega. Jorge Tiscornia, por ejemplo, llevó un diario escrito en minúsculas hojillas durante los 4.646 días que duró su prisión, un registro metódico de hechos cotidianos que luego ocultaba dentro de unos zuecos de madera que él mismo fabricaba y que utilizaba como calzado. La recreación de este proceso está en el muy buen documental El almanaque, y también en la edición facsimilar de los minúsculos diarios (Yaugurú, 2012), una reproducción hoja por hoja acompañados por un librillo con textos de Arturo Bentancour, Elbio Ferrario, Daniel Gil, José López Mazz, Sonia Mosquera y Ana Tiscornia. Hojillas y librillo están presentados en una caja, realización que contó con el cuidado de Tiscornia y Charlo.
Hace tres años, a los 61, Phillipps-Treby falleció víctima de una hemorragia cerebral. En el plano profesional se destacó como psicólogo y docente universitario, y en el personal siempre estuvo rodeado de afectos. Antes de fallecer tenía casi pronta una recopilación de cuentos que la editorial Fin de Siglo publica ahora con el título Cuentos de la picada. El libro se anuncia desde la contratapa como un ejemplo del»uso del humor» como forma de sobrellevar la dura vida en prisión. Pero hay mucho más.
Picando la memoria
Las anécdotas que aparecen en Cuentos de la picada son contadas por varios personajes en torno a una mesa donde picaban diferentes verduras y hortalizas para la cocina. Una de las historias comienza así: «Lloraban sin llorar»aunque «reían entre lágrimas, como se ríe en los velorios». Un comienzo que anuncia lo peor, cuando en realidad estaban pelando cebollas, canastos de cebollas. Otro relato refiere a un guardia joven y feo que los mandoneaba, y a quien le otorgaron «un honoris causa en prepotente al pedo». En realidad los presos preferían otro tipo de guardia, aquellos más tranquilos, quietos,»firmes como rulo de estatua».
La narración fluye austera, apoyada en el humor, describiendo la vida cotidiana en el penal. Abundan los datos y las pinceladas certeras para definir un carácter, un gesto, un estado de ánimo. El efecto es inmediato: todos los personajes se van humanizando, sean presos o guardias. La empatía crece, hasta que de pronto el lector recibe un golpe en el plexo solar: Phillipps-Treby, en un epílogo titulado «El otro», habla del «traidor». Se enteró, pasados 30 años y luego de tener el libro casi pronto, que uno de los compañeros mencionados en el texto era informante de las autoridades.
Pero Phillipps-Treby, en lugar de problematizar la figura del traidor, en un giro sorpresivo discute el estigma que recayó sobre aquellos que «cantaron» en la tortura. El autor cuenta su propia experiencia: cayó preso muy joven (22 años), y pasó por la tortura sin «delatar» a nadie. Ello creó a su alrededor un aura especial, la de alguien que no «traicionó». Esa aura le disgustaba, la consideraba simplificadora y maníquea. En las numerosas conversaciones que el autor tuvo con este cronista, él insistía en relativizar el peso de ese hecho. «Tuve suerte» decía, «algo que otros no tuvieron», ya fuera porque sufrieron sesiones de tortura más largas, o quedaron en manos de torturadores más expertos. Nada de heroísmo; sólo casualidad.
Esa actitud le valió años antes, en el penal, la confianza de los más veteranos, quienes le pidieron que se acercara a un compañero que había «hablado» en la tortura, y que se estaba atormentando. «Se imponía respetarlo para que se pudiera respetar» señala en el libro Phillipps-Treby. No es el caso de «el otro», el de Cuentos de la picada. Este siguió informando durante todo el período de prisión, y luego continuó en democracia. Podía elegir no hacerlo, pero siguió. Las razones «no las quiero entender» dice el autor. El «otro» aparece en el libro sin identificar.
Cuentos de la picada tiene una dedicatoria especial del propio Phillipps-Treby: «para los gurises», que «están tan lejos de todo aquello». Se refiere a sus hijos, y por extensión a las nuevas generaciones. Les dice, con este libro, que no hay una verdad única sino memorias individuales que se construyen desde la duda permanente, el rigor y la honestidad. Que una forma de construir esa memoria es seguir el camino que él y Tiscornia eligieron, buscando esos elementos concretos del pasado que les «hablan» en forma directa, sin lenguaje contaminado, artificial. Para recuperar al ser humano más allá de los discursos, de las historias «oficiales» de ayer, de hoy y de siempre.
CUENTOS DE LA PICADA, de Walter Phillipps-Treby. Fin de Siglo, 2014. Montevideo, 158 págs.
László Erdélyivie, El País Cultural
TEMAS DE COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014

III. SUIZA: VIENTOS DE AGOSTO SOPLAN TAMBIÉN EN SUIZA
PELÍCULA BRASILERA EN LA COMPETICIÓN INTERNACIONAL DEL FESTIVAL DE LOCARNO
Entre ficción y documental, aproximación antropológica y arte puro, el primer largo metraje del joven realizador brasilero Gabriel Mascaro se estrenó este viernes en Locarno.
Sergio Ferrari, desde Locarno, Suiza
Único film de ese país sudamericano en la Competición Internacional de la 67ma edición, “Vientos de Agosto” muestra la potencialidades, ambivalencias y desafíos de un nuevo cine latinoamericano emergente. Realizado en general por profesionales jóvenes y con muy escasos recursos.
“Para mí no existe contradicción entre la ficción y la realidad. Tampoco entre la vida y la muerte”. Son componentes de un “todo único”, enfatiza Mascaro en entrevista exclusiva con este corresponsal. Mi intento, en todo caso, fue de “avecinarme con una mirada de convergencia a la vida y a la muerte convencido de que hacen parte de la misma experiencia del cine”.
Para comprobar estas hipótesis, el realizador y un equipo pequeño de cinco personas, se adentró por algunas semanas a mediados del 2012 en el pequeño pueblito costero de Patacho, en el estado nordestino de Alagoas. Periodo de los violentos vientos atlánticos, marco y pretexto principal del guión de la película, estreno mundial en Locarno.
Cuando domina lo cotidiano
Shirley, en la actuación de Dandara De Morais, abandona la vida citadina para llegar a ese pueblo costero y ocuparse de su anciana abuela que vive sola.
Conductora de tractor en una plantación de nuez de coco, encuentra a Jeison -Geová Manoel Dos Santos-, que trabaja en la misma plantación y que en sus horas libres práctica la pesca submarina en apnea.
Las tormentas tropicales de agosto golpean regularmente la costa, en el momento en que un especialista de vientos –interpretado por el mismo Mascaro- llega al pueblito atlántico para localizar la zona de convergencia intertropical y escuchar el sonido del viento.
El descubrimiento de un esqueleto antiguo en el fondo del mar y la muerte accidental del recién llegado llevan a los jóvenes Shirley y Jeison a confrontarse a la dualidad entre vida y muerte, duelo y recuerdos, viento y mar.
Una ficción con base antropológica
Vientos de Agosto cuya producción fue realizada con un presupuesto de menos de 40 mil francos suizos es una realización colectiva interpretada por actores amateurs.
A la excepción de Dandara De Morais, la actriz principal, todos los protagonistas fueron seleccionados entre la misma gente del pueblo. Lo que implicó un encuentro intercultural fuerte entre el equipo llegado de la ciudad y los locales.
A pesar de ese encuentro de dos mundos, “no podría hablar de un film antropológico”, explica Mascaro. Del momento en que existen personajes externos que le dan fuerza a la ficción, ya se trata esencialmente de cinematografía y no de etnografía, aunque pueden haber referencias antropológicas en la idea de base”, subraya.
“Fue una experiencia muy desafiante. Yo fui a vivir con María, -que en el film representa a mi abuela- en su casa muy humilde. Sin agua corriente ni baño. Apenas con una cama y un colchón”, explica Dandara De Morais .
Pasamos tres semanas juntos con los actores locales –recuerda la protagonista- y de ese intercambio activo fue naciendo la versión final del film. “Yo tuve mucha libertad de guión. Pude improvisar constantemente. Pero los otros como no son profesionales, debieron aprender casi de memoria sus papeles para no perder el hilo rojo y darle coherencia al guión”, señala.
El encuentro y la convivencia con María constituyeron hechos fuertes, insiste. “Se crearon en poco tiempo lazos afectivos profundos. Ella me incorporó como a una verdadera nieta, me contaba sus historias de vida. Yo la peinaba, la escuchaba, la mimaba, lo que nos permitió establecer una gran confianza que se expresa en nuestros diálogos que aparecen en el film”.
Locarno: “algo increíble”
La presentación de la película en la competición internacional, aparece hoy para Dandara De Morais, “como un sueño hecho realidad, algo realmente increíble”, que marca el inicio de un camino que anticipa ser prometedor.
Con la perspectiva creciente de una distribución asegurada en Brasil. En busca de compradores en otros países. Seleccionada para el próximo Festival de Brasilia.
Un desarrollo que causa sorpresa en el director y en el equipo. “Siempre quise ser actriz pero nunca imaginé que en solo dos años iba a pasar de bailarina a ser protagonista de una película y estar presente en una pantalla tan prestigiosa como la que ofrece este Festival”, concluye.
Sergio Ferrari en colaboración con swissinfo.ch
TEMAS DE COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014

IV. ARGENTINA: TEORÍA Y PRÁCTICA DEL CONTROL OBRERO
EL CASO DE CERÁMICA ZANÓN, NEUQUÉN, 2002-2005
El siguiente trabajo pretende avanzar en el análisis de una de las experiencias más paradigmáticas surgida al calor del gran ciclo de protestas abierto en la Argentina de los últimos años: la toma y puesta en producción bajo la modalidad Control Obrero de la Cerámica Zanón en Neuquén, durante el período 2002-2005.
Por Fernando Aiziczon *
Se trata de indagar en las resignificaciones teórico-prácticas de este formato buscando dilucidar algunos de los siguientes interrogantes: ¿Cómo y por qué surge esta opción autogestiva? ¿En qué reposa la puesta práctica de este formato (organización interna)? ¿Qué relación es posible establecer con la tradición de izquierdas de la que es deudora? ¿Cuál es la incidencia de la izquierda en este conflicto?
Esta propuesta también pretende aportar al debate sobre la relación entre izquierda y conflicto social en el sentido de indagar sobre la direccionalidad que éste último asume cuando median activistas de izquierda y le imprimen ciertas características que las hacen distinguibles respecto de otros fenómenos observados en el mismo período, esto es, una alta politización, construcción de redes de solidaridad, actitud ofensiva, discurso clasista, entre otros aspectos.
¿Qué es el control obrero?
Para ellos [los obreros]las fábricas con sus máquinas es un aparato productivo que ellos manejan, un órgano que sólo forma parte viviente de la sociedad gracias a su trabajo. No es nada que les sea extraño; se sienten como en su casa, mucho más que los propietarios jurídicos, que los accionistas, que ni siquiera saben donde queda la fábrica. (…) Con la ocupación de las fábricas surge un vago sentimiento de que los obreros deberían ser dueños totales de la producción (…) la lucha por la libertad se librará en las fábricas y por medio de ellas. (Anton Pannekoek, Los consejos obreros)
Una de las formas posibles que aquí proponemos de aproximarnos a nuestro objeto de estudio es el rastreo del origen y significación históricas que enmarcaron al formato conocido como control obrero, para de allí indagar en cómo sucede su rescate, reformulación y transmisión a través de algunos actores sociales específicos encargados de ello: los activistas de izquierda y sus organizaciones. Desde esta perspectiva, el control obrero que surge en Zanón no es solamente una de las respuestas a la profunda crisis social en la Argentina de fines de siglo XX sino que también representa los procesos de (re)construcción, circulación e intercambio de ideas y tradiciones ancladas en determinados colectivos políticos que se encargan de su difusión. Veremos entonces cómo surge este formato para luego concentrarnos en nuestro caso particular.
Cuando la fábrica se instala con fuerza en la vieja Europa del siglo XIX como lugar dominante para el despliegue de las relaciones sociales de producción y dentro de ellas comienza a tomar forma y vigor el conflicto «clásico» entre capitalistas y trabajadores es entonces que la alternativa del control obrero surge como realizable, aunque sólo como punto transitorio entre la huelga -que lo antecede- y la «nueva sociedad» socialista que reemplazará, en el imaginario de izquierdas, a la hegemonizada por el capitalismo. Por lo tanto, decir que el punto de llegada del control obrero es el socialismo implica inicialmente considerar dos aspectos: a) que este fenómeno es necesariamente transicional, y b) que ese aspecto transitorio nos coloca de cara a un proyecto y a un legado inherente al pensamiento y la acción de la izquierda política en términos amplios. En otras palabras, si el conflicto «clásico» entre capital y trabajo puede generar formatos de protesta como la huelga, el boicot, la lucha callejera, la toma de establecimientos, la organización sindical y partidaria, también va a significar que en cada uno de estos fenómenos se visualice, desde una perspectiva de izquierda, la vía o la alternativa del cambio social.
En este sentido, socialismo y control obrero van de la mano. Pero en otro sentido parece ocurrir una relación menos directa: como analizaremos más adelante, el formato organizativo control obrero estaría inscripto en la misma relación social abierta por el capitalismo desde el momento en que un obrero cualquiera puede avanzar en la relación de fuerzas a su favor y gestionar la producción en sus propias manos, gracias al conocimiento del proceso productivo que su posición en el proceso de trabajo le otorga. La literatura clásica de izquierda existente sobre procesos de autogestión de trabajadores bajo el rótulo de control obrero se caracteriza tanto por su escasez (confinada a textos difíciles de encontrar, y en general con pocas teorizaciones) como por la ausencia de descripciones de experiencias concretas que permitan realizar análisis comparativos. A esto se debe sumar que en general se utilizan indistintamente una multiplicidad de términos para referir formas de organización como los comités de fábrica, los consejos obreros, células obreras, soviets, control obrero, etcétera. Quizás esto se deba en parte a que lo importante pasa no tanto por la manera de nombrarlos sino por la práctica misma, que sucintamente diríamos que se caracteriza por la existencia común de:
-asambleas de base
-elección democrática y directa de representantes (para consejos u otros órganos)
-revocabilidad de todos los mandatos por la asamblea
-control permanente entre la base obrera y sus representantes
-promoción de la función dirigente en todos los interesados
-control y poder directo sobre el proceso de producción
-proyección de la práctica del control en la fábrica hacia el dominio de la sociedad
Estos rasgos en común hacen que para abordar cualquiera de los formatos aludidos sea imprescindible contemplar al resto -al menos en lo que refiere a la dinámica interna que los posibilita- por lo que su yuxtaposición es tanto histórica como conceptual. Veamos sucintamente algunas de estas articulaciones.
El formato organizativo control obrero tiene antecedentes en las anteriores formas de organización que fueron surgiendo en la contienda de clases y que de alguna manera relevaron -aunque sea momentáneamente- a otras ya existentes como el sindicato o el partido político. En este sentido, el ejemplo quizás más cercano y rescatado por Marx y Engels es la experiencia de la Comuna de París de 1871 en donde se practicó la elección de delegados revocables y se ensayó en las fábricas que cerraban su transformación en cooperativas de trabajo[1]. Pero fue particularmente la experiencia de la revolución rusa a principios de siglo XX la que generó mayores expectativas y novedades. Así, todo el proceso revolucionario ruso y la oleada de movilizaciones que desborda a partidos y sindicatos muestra a los sectores más activos practicando un nuevo formato organizativo-deliberativo al que denominaron soviets. Ya desde 1905 los primeros soviets cobran vida en la Rusia y llamaron la atención de los principales teóricos de la izquierda activa de entonces generando lineamientos de acción estratégicos en función su éxito, de su pertinencia estructural para con el sistema capitalista, y del sujeto que estaba llamado a llevarlo adelante: el obrero industrial[2]. En efecto, la febril actividad revolucionaria que caracteriza a la Rusia de principios de siglo no es contenible (ni dirigible) desde las diversas y múltiples organizaciones de activistas existentes allí (partidos y sindicatos); como señala y describe Trotsky, en las fábricas, en las grandes ciudades, en los medianos y pequeños talleres, es necesaria una forma de coordinación lo suficientemente dinámica, flexible, representativa y operativa que condense la actividad revolucionaria. El soviet es el consejo de diputados, una gran asamblea en donde se reúnen representantes elegidos en las distintas secciones y fábricas que aglutina a militares, obreros y campesinos. Para Trotsky, el soviet es la organización «tipo» de la revolución ya que «(…) todos los hilos llegaban a él, todos los llamados salieron de él»[3] en función de su practicidad, su novedad (parecían no responder a ninguna tradición previa) y fundamentalmente a su iniciativa, independencia y autocontrol.
Si bien el soviet fue el dispositivo político más novedoso y radical de esta experiencia revolucionaria, su carácter fue modificado en función de las urgencias prácticas que la revolución parecía demandar, y una de esas exigencias fue la productiva. El punto de inflexión se encontraba en la organización de las fábricas y es allí donde el formato elegido para la gestión comienza a aproximarse a lo que fue el control obrero.
Este proceso fue muy lento y espinoso, en particular porque aún luego del triunfo revolucionario persiste la propiedad privada (y con ella los empresarios) y la economía esta desbastada por los efectos de la guerra civil. ¿Qué ocurre entonces? al cerrar las fábricas o disminuir su producción, la figura del capitalista va a ser presentada desde la literatura de izquierdas como un actor «incapaz» de gestionarlas y en función de ello es que los obreros deben tomar las riendas y conformar comités de base en cada fábrica -que pueden coexistir con los sindicatos- para tratar con los administradores respecto de temas como los salarios, despidos, problemas en la producción, etcétera; así, el término utilizado para esta situación será el de «control obrero» aunque más que «control» sea en esta etapa «supervisión»[4].
Lentamente, y a medida que la revolución avanza, en las fábricas los obreros van dominando los movimientos de producción (materias primas, precios, destinos) y el paso siguiente será la formulación desde los teóricos revolucionarios de la exigencia, transformada en consigna, de la apertura de los libros de contabilidad con la finalidad de contrarrestar el secreto comercial que protege a los empresarios[5] y oculta a los ojos obreros los verdaderos movimientos empresariales. Con el tiempo, el incremento de la injerencia obrera va a ser inevitable y el sentido del término es más cercano al de «autogestión». El control obrero se constituye en la coronación de este momento[6], y sólo queda un paso para la resignificación del término control obrero como poder total del obrero en la fábrica.
Muy esquemáticamente diríamos que se va a ir condensando en la fábrica todo el movimiento y sus formulaciones teóricas: la vitalidad revolucionaria, la forma de organizativa (soviets, comités por fábrica, consejos obreros en cada una de ellas) y la centralidad de la figura del obrero que lleva adelante el proceso productivo. El obrero y la fábrica (y no el campo) son el corazón del sistema, de la práctica y de la teoría. Tanto es así que el Decreto sobre el Control Obrero lanzado por Lenin luego del triunfo de 1917 va a institucionalizar el formato insertándolo en el ámbito de la planificación nacional centralizada, aunque intentando simultáneamente descomprimir durante el período del comunismo de guerra las tensiones (irresolubles) entre dirección «desde arriba» versus control «desde abajo», las restricciones del naciente burocratismo y la necesidad de intensificar la conciencia («cultura» en palabras de Lenin) revolucionaria[7].
La experiencia del control obrero no se limita a la Rusia, logra trascender las fronteras hacia algunos países de Europa y el mundo a medida que las organizaciones de izquierda lo difunde y propaga. También el formato soviet goza de gran prestigio entre los militantes de izquierda por representar una alternativa novedosa frente al esquematismo de sindicatos y partidos obreros, sin embargo ¿cómo sería posible organizar soviets donde los trabajadores ni habían escuchado hablar de ellos? Esta pregunta es la que se hace Gramsci («¿tenemos soviets en Italia?») quien además fue un importante activista del interesante ciclo de protestas conocido como «el movimiento torinés de los consejos de fábrica» (1919-1921) en donde el surgimiento de consejos obreros fabriles y la pelea por la formación de comisiones internas en cada fábrica contribuyó a generar grandes expectativas sobre el potencial de estas organizaciones. ¿En qué residía ese potencial? simplemente en que allí brotaba el verdadero poder proletario al disputarle en el terreno productivo el control del proceso al capitalista. La organización de la clase obrera en la fábrica posibilitaba que ésta decida por sí misma en forma autónoma y espontánea, y este será el germen de autogobierno que lleve a la lucha por el control obrero[8]. Los «consejos obreros» son para Gramsci nuevas instituciones de base representativa construidas según el esquema industrial; allí donde el obrero controle y decida estará gestando al nuevo estado obrero, según la metáfora que muestra a un gran taller mecánico como si fuera la futura sociedad[9].
El auge y novedad de estas experiencias obreras generará una vertiente denominada «consejista», en alusión al formato señalado como el más prolífico y creativo: los «consejos obreros». El referente empírico es siempre el mismo: la fábrica, los trabajadores, la producción. Para Anton Pannekoek, por nombrar al más conocido entre ellos, «(…)la base de la sociedad es la producción de todos los bienes necesarios para la vida (…) cada fábrica es una organización cuidadosamente adaptada a sus fines»[10]. Partiendo de una concepción organicista de la sociedad Pannekoek verá en los consejos obreros la manera de dar salida a una cuestión práctica: ¿cómo es posible reunir a todos los trabajadores de todas las fábricas en una sola asamblea? La única manera, responde, es la elección de delegados y cuerpos de delegados (los consejos obreros) para solucionar los problemas referidos a la producción. Estos cuerpos centrales compuestos por delegados electos en asambleas no son gobernantes, solamente actúan como vínculos -«mensajeros»- entre el personal de las diversas secciones y deben transmitir y publicar toda la información existente para facilitar la interrelación entre todos los trabajadores posibilitando el intercambio de opiniones; así, los consejos conformarán en la visión de este autor una red de cuerpos que colaboran entre sí de acuerdo a su propia y libre iniciativa. Reemplazan a los viejos métodos de lucha (los sindicatos) y brotan espontáneamente por la acción directa de las masas. Al igual que Gramsci, Pannekoek preanuncia la construcción de la futura sociedad a través de los consejos obreros, la autoeducación de las masas en base a la experiencia en la gestión de la fábrica[11] y, por esta vía, el nacimiento del «hombre nuevo»[12].
Cuando Mandel publica a inicios de los años 70 su libro Control obrero, Consejos obreros, autogestión, el fenómeno del control obrero parece tomar forma de movimiento en vistas de su explosiva expansión: se mencionan allí casos en la Australia, el Canadá, la Argentina, la Colombia, entre otros. Esta coyuntura hace que Mandel considere al control obrero como un fenómeno o una tendencia «universal» de los trabajadores a apropiarse de sus empresas y reorganizar la economía en base a la autodeterminación. El camino se iniciaría en la huelga como forma embrionaria de contrapoder, luego, por medio del comité de huelga, los obreros ensayan actividades como la recolección de fondos, la vigilancia de los accesos a la fábrica, actividades recreativas, el brindar información a la opinión pública, etcétera. De esta manera se produce el pasaje del comité obrero a la conformación o federación de consejos obreros -que es para este autor una forma idéntica a lo que fue el soviet en Rusia- en base a la aplicación del control obrero en cada fábrica. Un aspecto importante que remarca Mandel es la distinción entre el control efectivo y la participación de obreros en algunos aspectos de la vida en la fábrica[13]; en efecto, la participación puede darse sobre las ganancias, o en torno a medidas de seguridad e higiene, o referidas a salarios y sería una manera de aceptar la concurrencia capitalista. Por el contrario, el control obrero rechaza toda responsabilidad de los sindicatos y representantes de los trabajadores en la empresa, reclama el derecho a veto de los trabajadores en cuestiones cotidianas de la fábrica, rechaza el secreto comercial (exigiendo la apertura de los libros de contabilidad) y cualquier intento de institucionalización del control obrero en el sistema capitalista[14]; el control obrero es por todo esto -y glosando a Trotsky-, una reivindicación transitoria que surge en períodos revolucionarios y obtiene su importancia en el hecho de convertirse en una primera escuela de experiencia práctica con notables efectos pedagógicos: esto es, que cada obrero ejerza el poder directo en la toma de todas las decisiones a través de los consejos obreros[15] y que así aprenda (y conozca) a gestionar algo más que una fábrica.
Hasta aquí hemos pasado revista apretadamente sobre algunos de los clásicos que se ocupan del tema y que la izquierda considera como referentes. Obviamente existen otros autores que escribieron sobre el tema y queda abierto un análisis sobre las experiencias concretas que se conocieron en varios lugares del mundo, incluyendo la América Latina y la Argentina. Nuestra intención es presentar una muestra que permita considerar la dimensión del control obrero dentro del ideario y la experiencia de izquierdas y que va a ser especialmente preservado, transmitido y difundido por los activistas que operan en organizaciones políticas como los partidos, y muy en especial la vertiente trotskista, que lo incorpora en sus programas.
Cerraremos provisoriamente este apartado agregando que estos «clásicos» plantean siempre otro aspecto que sólo mencionaremos y que se revela como una tensión permanentemente presente entre la posibilidad «objetiva» que ya estaría brindando el capitalismo maduro (y en crisis) de que los obreros se organicen en soviets, formen consejos obreros, se apoderen de las fábricas e introduzcan el control obrero como vía transitoria al socialismo, y las condiciones «subjetivas» que harían que éstos efectivamente operen en esa dirección y no en otra, para el caso «reformista», como lo demostraría el caso del cooperativismo. El más «autonomista» o «espontaneísta» -que aquí sería Pannekoek- dirá que las condiciones mundiales obligarán a las masas a luchar por la revolución mundial y a reinventar constantemente mediante la experiencia cotidiana el ideal consejista; y en otro plano se sostendrá -como Lenin, Trotsky o Mandel- que este camino no es lo «normal» en el común de las luchas obreras; muy por el contrario, parece que este recorrido es lo excepcional y sólo es posible en la medida en que algún actor consciente e intencionalmente busque o señale esa opción. Este es un dilema eterno, resignificado y debatido una y mil veces, y mejor conocido como la disyuntiva entre espontaneísmo y dirección consciente; en otras palabras, la asignación de las alternativas o respuestas sociales al conflicto ancladas en la creencia de la pura e infinita creatividad humana o la direccionalidad ex profeso de estas alternativas mediadas por actores sociales que se ocupan de que así opere el proceso social. Creemos que ni la espontaneidad ni la conciencia «puras» existen. Sin embargo, lo que sí existen son las tradiciones y los actores que se encargan de vehiculizarlas. Y sobre eso busca indagar este artículo.
Protesta social y alternativas sociales ante la crisis de fin de siglo en la Argentina: algunos problemas
Gran parte de los estudios que surgieron a partir del ciclo de protestas abierto en la Argentina de la última década del siglo XX tuvieron como preocupación central el detectar «novedades» respecto de los actores involucrados, los formatos de protesta utilizados o los reclamos presentes en ellos[16]. Estos estudios indagaron, con diversos grados de profundidad, en como los asambleístas conformaron las asambleas barriales, los desocupados se nucleaban en los movimientos de trabajadores desocupados, y los obreros de fábricas que eran vaciadas y/o cerradas por sus dueños ocupaban primero y recuperaban después los establecimientos productivos gestionándolos ellos mismos bajo diversas modalidades organizativas. Ciertamente estos tres tipos de fenómenos han sido los más salientes del período y, mientras en la actualidad las asambleas barriales parecen haber agonizado y el movimiento piquetero haber llegado a su atomización máxima, el fenómeno de las denominadas fábricas recuperadas continúa ofreciendo un cierto vigor aunque circunscrito a un reducido número de experiencias (menos de 200 fábricas) y sin el alcance mediatico del resto de los fenómenos mencionados[17].
Ahora bien, dentro del universo de las fábricas recuperadas existe una prevalencia marcada en el modo organizativo elegido por los trabajadores a la hora de resolver de qué manera se encara el problema de la continuidad de la unidad productiva; en este sentido, el formato cooperativa de trabajo es el dominante en más del 90% de los casos y por sobre el resto de las opciones, a saber: Sociedad Anónima (SA) o Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) en un 4,7% y finalmente Control Obrero (acompañada de la propuesta de estatización) en un 2,3%[18].
¿Qué determina la modalidad elegida?, la intensidad y duración del conflicto, las tradiciones políticas de los trabajadores, la orientación política del sindicato, el contexto sociohistórico de la experiencia, la incidencia del sistema político, los recursos de los trabajadores, la posibilidad de acceder a leyes de expropiación, entre otros aspectos ayudan a comprender mejor la preponderancia del modelo cooperativo en la mayoría de los casos. Los escasos datos disponibles muestran que las características de las fábricas recuperadas serían el pertenecer a fracciones de capital industrial (y en menor medida de servicios) relativamente periféricos, de no más de 40 años de antigüedad y que ocuparon entre 45-100 trabajadores en momentos de su máxima expansión. Por su parte, los trabajadores involucrados en las recuperaciones son en su mayoría asalariados en «blanco», con cierta antigüedad en la empresa, jefes de familia, y con una importante experiencia previa en organizaciones sociales y participación en reclamos colectivos[19].
¿Por qué ocurrieron sólo en algunos casos recuperaciones de fábricas, mientras que en la mayoría de los establecimientos los cierres no provocaban mayores conflictos? Algunos trabajos han percibido la determinación de instancias que actúan como activadores en el proceso de recuperación; el ejemplo de la UOM de Quilmes muestra como un sindicato juega un rol específico alentando y orientando prácticas de recuperación de fábricas sustentadas en un proyecto político gremial que predisponía a los trabajadores a realizar estas acciones[20]. En el mismo sentido, se ha remarcado en un estudio comparativo que abarca empresas recuperadas del Brasil y la Argentina la importancia de los «grupos externos» referenciados en acciones sindicales o políticas autodefinidas como «combativas» y que reenvían a experiencias, organizaciones, militantes y tradiciones políticas gestadas en los años 70. Estos «grupos externos» interactúan con el núcleo de trabajadores y la comunidad vecinal-barrial proporcionando argumentos para que los trabajadores elijan la autogestión[21]. En este sentido apuntamos a establecer qué condiciones previas operaban para determinar la toma de la fábrica y, en mayor profundidad, a indagar en la direccionalidad que pueden evidenciar algunos conflictos cuando median determinados actores sociales que ayudan a imprimirle un sesgo político-organizativo definido.
El caso de Cerámica Zanón, antes del Control Obrero
A fines de noviembre del año 2001 Cerámica Zanón S.A. despide a todo su personal, que por entonces rondaba los 380 operarios. La medida patronal es desafiada por los obreros ceramistas que el mismo día y frente a la municipalidad de Neuquén queman los telegramas de despido generando un agitado día de protestas callejeras acompañada por todo el arco militante y gremial de la región, principalmente estatales nucleados en ATE, ATEN, CTA, universitarios y partidos de izquierda[22]. Este momento puede considerarse como el punto de inflexión que en adelante configurará el camino hacia el control obrero, puesto que ellos, en la calle y despedidos deberán buscar -si lo desean- una alternativa a la desocupación. Al menos dos aspectos son insoslayables para abordar el conflicto que aún mantienen los ceramistas y que abordaremos en dos etapas -antes y durante el control obrero-: a) el despido de los obreros se produce a un mes de que la justicia sentencie al empresario Luis Zanón por lock out patronal ofensivo (octubre de 2001), situación que corona una serie ininterrumpida de atropellos tanto a las condiciones laborales de los obreros como a las normas establecidas por la justicia para buscar una solución al conflicto. El despido viene a culminar otras medidas como la quita del servicio de transporte, del servicio médico, del refrigerio y el atraso salarial que son, junto a la muerte de un joven obrero hacia a mediados del año 2000, las que desencadenan el conflicto; b) en todo acto de resistencia ceramista vamos a encontrar presente un tejido solidario compuesto por algunos sectores de la comunidad neuquina y un arco de militantes sociales (gremios estatales de educación y salud, organizaciones sociales y partidos de izquierda) que contribuyen a resignificar y enmarcar el conflicto. La característica de Neuquén como una región particularmente cargada de protesta social va a reforzar y dinamizar simbólica y materialmente la experiencia ceramista que luego hará su propio aporte al imaginario de los sectores movilizados colocándose como el referente de lucha social que reactualiza el legado de otros conflictos anteriores (por ejemplo las puebladas de Cutral Có en 1996/97, las huelgas docentes, etcétera)[23]. Este último aspecto resulta de particular importancia puesto que dentro de estas solidaridades será el arco militante, en su vertiente compuesta por la izquierda partidaria, quien jugará un rol central en la dimensión política del conflicto facilitando recursos materiales y simbólicos para que la alternativa del control obrero sea la vía elegida.
Los obreros de Zanón han institucionalizado la fecha en que comenzó el control obrero en la fábrica. El 1 de octubre del año 2001 es el día en que sus declaraciones, aniversarios y documentos fijan como el inicio de la nueva modalidad organizativa. Sin embargo, el proceso en que cristaliza este formato está lejos de ser un momento preciso y definido; más bien se trató, por un lado, de una combinación de avances y retrocesos en la dinámica que el propio conflicto impuso. Es por esto que antes y después del lock out, y mientras los obreros acampan alrededor de la fábrica, se intentan encender los hornos buscando demostrar que con la materia prima existente es posible pagar los salarios adeudados[24]. Pero por otra parte, existió desde el inicio del conflicto la posibilidad de avanzar hacia la toma del establecimiento dotándola de un claro contenido político, y esta posibilidad estuvo en principio contemplada desde algunos referentes de la comisión directiva del sindicato a cuya cabeza se encuentra Raúl Godoy.
La génesis del Control Obrero en Zanón
El sindicato ceramista neuquino (SOECN) bajo el cual se encuentran Cerámica Zanón (que aporta el grueso de los afiliados), Cerámica del Valle, Stefani y Alba, cambió radicalmente de signo y orientación política luego de un largo proceso de irrupción desde las bases que se inicia en 1998 con las elecciones para la comisión interna en la fábrica Zanón, y por el cual será mas tarde desplazada la conducción del SOECN liderada por Oscar Montes, notablemente corrupta y ligada al empresario Luis Zanón. Así, en el año 2000 la comisión directiva es ganada por una pujante camada de jóvenes que combinan asambleísmo, combatividad, democracia directa, prestigio ganado en sucesivas huelgas exitosas (la huelga de los 9 días y la huelga de los 34 días, durante los años 2000 y 2001) y politización hacia la izquierda en sus núcleos directivos[25]. De manera que hablar de la génesis del control obrero en Zanón a partir del año 2002 implica reconocer todo un proceso de movilización y politización previos a ello. En especial Raúl Godoy (secretario general) y el abogado del SOECN, Mariano Pedrero, ganarán una indiscutible aceptación en las filas obreras y desde sus posiciones comenzarán una persistente tarea de ideologización discursiva asentada en los presupuestos teórico-prácticos del trotskismo.
Pedrero y Godoy ya formaban parte del cuerpo directivo del PTS (Partido de los Trabajadores por el Socialismo) regional Neuquén, un partido de izquierda trotskista surgido en 1988 y con escasos militantes en la región al iniciar el conflicto. El ataque a las burocracias sindicales y el eslogan de la democracia directa como práctica privilegiada de los sectores en lucha es combinada en el discurso del PTS con la reivindicación del clasismo como identidad aglutinante (anclada en la primacía movimiento obrero y la experiencia de los sindicatos clasistas de los años 70 en la Argentina) en torno al cual adquiere significación la lucha de los obreros por liberarse de las burocracias, del empresariado y del Estado[26].
Sin embargo, la presencia de activistas nos dice sólo una parte de un proceso mucho más vasto y complejo, no garantiza de por sí el éxito de un conflicto, ni determina totalmente el curso de acción. ¿Cómo, entonces, se generó una iniciativa por parte de los obreros para comenzar a «controlar» algo en la fábrica? Luego del lock out patronal la jueza del concurso ordena el secuestro del 40% del stock que había en la planta para destinarlo al pago de los salarios atrasados. Frente a constantes dilaciones que el estado provincial provoca al no concretar acuerdos con comprador alguno, la principal tarea que los obreros tomarán en sus manos será la organización de una comisión de ventas a cargo de la liquidación del stock; y aquí es importante marcar cómo estas nacientes comisiones que se encargan de tomar la gestión de algún asunto son las que en adelante se consolidarán como núcleos orgánicos del control obrero. La comisión de ventas será entonces la futura comisión de ventas ya bajo control obrero (año 2002), lo mismo ocurre con la comisión de prensa y difusión. Incluso antes, al despuntar el conflicto tras la muerte de Daniel Ferrás (julio de 2000) ya se conforma una comisión de higiene y seguridad encargada de velar por la seguridad de los obreros en la planta[27]. Las comisiones son aquí las formas primeras de organización.
Desde octubre de 2001 y durante 5 meses la situación es indefinida y oscilará entre las tomas temporarias de la fábrica, la desesperación de los obreros (que venden lo que va quedando del stock)[28], y el hostigamiento que implica la situación judicial y que comienza a manifestarse en las sucesivas amenazas de desalojo. La primera, a fines de noviembre de 2001, se descomprime con la ratificación del lock out por la Cámara de Apelaciones (y más tarde por la Corte Suprema). Esta situación hace que los obreros cierren filas sobre el acampe en los alrededores de la fábrica cuando además sospechen maniobras de vaciamiento al interior del establecimiento. Los obreros no ingresan hasta enero de 2002[29] en que intentan, como en otras oportunidades, encender los hornos y producir. Mientras, en la fábrica solo están los miembros de la empresa de seguridad que custodian el predio. La jueza del concurso los habilita a realizar guardias obreras de 20 personas para evitar el sospechado vaciamiento. A esta altura ¿de qué manera se comienza a percibir la posibilidad de producir? en las entradas a la fábrica para sacar el material a vender y durante el recorrido de las guardias comenzaron a visualizar el ingreso directo:
(…) la recorríamos. Por afuera, siempre por afuera. Hasta que decidimos ingresar (…) y como no teníamos respuesta, ni desde la patronal ni desde el gobierno, ni de nadie, ni del gobierno nacional, provincial, de ningún lado, decidimos en una asamblea -éramos 260 trabajadores más o menos- (…) bueno, «¿qué hacemos?» Bueno, ya no nos daba más para salir a pedir, para hacer más fondo de huelga, porque lo hicimos durante cuatro meses (…) buscando fondo de huelga, a sindicatos, que algunos nos daban, otros no nos daban, en fin de todo. Y ya la situación no daba para más. Estando afuera y sin tener ninguna respuesta. Ahí se decidió, en una asamblea, ingresar a la fábrica y (…) ponerla en marcha[30]
No todos los obreros coinciden a la hora de responder en qué preciso instante cuajó de lleno la idea de tomar la fábrica y producir; aún más, los testimonios suelen mostrar que lo que imperaba entonces eran las necesidades económicas y el salir del atolladero en que el conflicto los colocaba: sin recursos, hostigados judicialmente, amedrentados por el sector «montista»[31], y descolocados por la actitud patronal que había presentado a inicios de 2002 un plan de reactivación que sólo contemplaba a 62 obreros, las posibilidades se acercaban a una salida radical:
Nosotros teníamos una necesidad que era comer, educar a nuestros hijos, darle salud, todo (…) si no trabajábamos, la única que nos quedaba era pelear en la ruta un subsidio de $150 como los compañeros de las organizaciones de desocupados que muchas veces han tenido que morir (…) a nosotros nos quedaba o eso, o mirábamos para acá, para adentro de la fábrica y decíamos: está la fábrica, esta parte de la materia prima, los recursos humanos están porque somos todos obreros y sabe cada uno que es lo que tiene que hacer, (…) era solamente una definición, teníamos que largar el gas porque lo teníamos cortado (…) agarramos y empezamos a hacer asambleas, lo que se empezó a discutir ¿que hacíamos? y bueno, de hambre no nos íbamos a morir, así que dijimos: larguemos la fábrica, larguemos la fábrica, y larguemos la fábrica![32]
Una condición sine qua non del control obrero es que en el grupo de trabajadores dispuestos a llevarlo a cabo debe existir una cantidad de personal de cada sección de la fábrica que permita operar al mínimo todo el conjunto o la línea de montaje; carecer de ello en secciones neurálgicas puede significar un obstáculo difícil de sortear puesto que habría que conseguir reemplazos puertas afuera de la fábrica. En Zanón, los 270 obreros que resistieron hasta aquí representaban bastante bien un esquema para arrancar a producir; aún más, para el mínimo de funcionamiento hasta sobraba gente. Había gasistas, electricistas, mecánicos, un par de ex-jerárquicos, y planteles completos de cada sector. Y el otro requisito se desprende de la misma organización del trabajo fabril que operaba en Zanón, en donde polivalencia significaba que un trabajador muchas veces debía realizar y cubrir las tareas de varios operarios y a veces en distintas secciones:
(…) entonces cuando ingresamos, yo ingresé a las líneas. Cada compañero se fue a su sector. Y bueno, «muchachos veamos que podemos hacer». Yo empecé a limpiar la línea, me fui a la que yo siempre laburaba (…) Porque esto lo manejaron siempre los trabajadores. Siempre fue operado por los trabajadores, acá ningún jefe operaba nada.
Ellos estaban para dar órdenes. Nada más. No, no, trabajo operativo no hacían (…) maquinarias, ni nada de eso. Ellos estaban en el tema papeles, el tema de dar órdenes, la conducción, nada más. O sea, la gente que siempre había trabajado en todo ese tema, tanto la parte eléctrica, la parte de energía eléctrica, gas, todo, estaban. Los compañeros estaban[33].
El Control Obrero (2002-2005)
Con estos antecedentes, a principios de marzo de 2002 los obreros largan una línea de producción y presentan, a mediados de abril, lo que será el primer producto creado por ellos : el modelo «obrero». La materia prima que había en la planta y la utilización de esmalte recuperado permitieron esta primer tanda de unos 20.000 metros cuadrados[34]. Los ceramistas siempre van a llevar adelante una innumerable cantidad de actividades a fin de consolidar el arranque inicial en vistas de que la situación de producción y ocupación de hecho de la fábrica genera numerosas amenazas[35] e intentos de desalojo: mediante recitales[36], encuentros de fábricas recuperadas y de activistas, visitas de intelectuales destacados, donaciones, programas radiales, publicaciones, marchas propias y en solidaridad con todos los sectores en conflicto, viajes por el país y el exterior, convenios con universidades (UNCo y UBA), participación en foros de discusión, coordinación de manifestaciones[37], esta suerte de hiperactivismo sólo puede entenderse desde el doble juego que imponen el apremio de la indefinición judicial y el propio matiz que los ceramistas dieron desde un principio al conflicto. Al decir de los ceramistas, lo que generará y consolidará esta situación es la coherencia y coordinación de las «dos patas» del conflicto : la política y la productiva.
«(…) Es lo que nosotros siempre decimos. Este conflicto tiene dos patas: una es la productiva y la otra es la política. Y van de la mano. Porque cuando un pilar de esos se cae, se cae el otro»[38].
La organización productiva
El 16 de julio de 2002 los obreros presentan al concurso preventivo el Proyecto de Administración Obrera Transitoria, elaborado con ayuda de la Universidad Nacional del Comahue. A inicios de agosto los ceramistas ensayan un arriesgado y poco frecuente paso en el universo de las fábricas recuperadas: incorporan los primeros 10 trabajadores, quienes desdoblan sus turnos de trabajo para maximizar el ingreso económico incorporando a más trabajadores. Los primeros ingresantes son pertenecientes a organizaciones de desocupados (MTD, Teresa Vive, Polo Obrero y Barrios de Pie) que los apoyaron desde el comienzo del conflicto, en especial el MTD[39], luego ingresarán familiares y ex-ceramistas.
A esta altura, urge la organización interna de la producción. Hay que imaginar que el arranque va a ser caótico; los turnos al iniciar la producción no se respetan del todo, se llega muchas veces tarde, hay un ausentismo importante, los ritmos de producción están relajados, ocurren roces internos entre trabajadores (muchos de ellos atraviesan crisis familiares). Sucede que en medio de las movilizaciones y actividades, del estrés ocasionado por años de conflicto y de una situación que abre constantemente perspectivas que obligan a mantener una alerta permanente, a los trabajadores les cuesta incorporar un ritmo de trabajo del que son totalmente responsables. Ante estos dilemas, en setiembre de 2002 los obreros van a elaborar y aprobar en asamblea general las Normas de Convivencia de Zanón bajo Control Obrero, verdadero estatuto interno que va a regir la organización fabril y definir el perfil político ceramista. Desde entonces, queda establecido para la naciente gestión obrera la necesidad de una «estructura y normas» que no dejen de garantizar «la democracia de los trabajadores y la disciplina en un marco de unidad»[40]. Una de las características más salientes de las normas es el rechazo al formato cooperativo[41]. La gestión obrera «autónoma» no estaría garantizada en una cooperativa al no contemplar la organización y funcionamiento de una democracia plena según la entienden los ceramistas y en la que se asienta el control obrero practicado por ellos[42]. En vistas de ello, sólo se tomará el nombre de «cooperativa» por una cuestión legal, en otras palabras, porque están «obligados» a hacerlo.
En las Normas de Convivencia de Zanón bajo Control Obrero el funcionamiento fabril se adecua a lo que fue siempre el modo de actuar ceramista, por excelencia asambleario. La asamblea es el máximo órgano de decisión de los trabajadores; existen, además, asambleas por turnos (informativas o resolutivas) y en general se colocan en el transparente de ingreso a la fábrica el temario (si existe) a abordar. La forma inicial de coordinar la producción fue simple; cada sector: atomizadores, prensa, líneas, hornos, selección, laboratorio de pastas, laboratorio de esmaltes, mantenimiento, stock y despacho, compras, ventas, administración, guardias, prensa y difusión elige obligatoriamente a un representante por turno (existen tres turnos) que se encargará de coordinar al mismo y relevar las necesidades y problemas más apremiantes. Luego, los coordinadores se reúnen para evaluar y asignar prioridades de cada sector. Se propone un coordinador general para toda la fábrica y se establece como órgano de dirección máximo a la reunión de coordinadores[43] compuesta por el coordinador general, los coordinadores de sectores, y tres miembros de la comisión interna o directiva del SOECN. Todos los coordinadores sectoriales son revocables por la asamblea general y se propone como principio la rotación periódica de los cargos a fin de que todos tengan la posibilidad de asumir las responsabilidades directivas. Todos los trabajadores de la fábrica cobrarán un salario de 8.000 pesos[44], que luego tendrá variaciones. Los coordinadores se reúnen dos veces por semana (las reuniones son abiertas) y sus resoluciones son publicadas en el transparente de la fábrica; luego esas resoluciones son propuestas en la/s asamblea/s, que las puede revocar o aceptar. Se establece en función de diversos conflictos internos que fueron surgiendo una serie de normas disciplinarias que básicamente tienen el mismo esquema para distintas situaciones como llegadas tarde, faltas, indisciplina, etcétera: un día de descuento la primera vez, dos días de descuento la segunda vez y una semana la tercera. La cuarta reincidencia se somete a decisión de la reunión de coordinadores, y de ser necesario se resuelve en asamblea general. Por último, las actividades consideradas «centrales», como son las «jornadas» mensuales en donde se reúne toda la fábrica por un lapso de ocho horas, o las movilizaciones, son de participación obligatoria.
Como lo demuestra el cuadro, el control obrero es exitoso, más aún si consideramos las hostiles condiciones de producción. La planta opera actualmente a un 50% de la capacidad operativa total (1 millón de metros cuadrados aproximadamente), lo que permite acumular un considerable stock (quintuplicado en algo más de 3 años). Estos resultados y la solicitud de los coordinadores generaron constantes incorporaciones de nuevos operarios. Un dato emblemático que no figura en el cuadro es la notable disminución de los accidentes laborales: antes del conflicto Zanón con patrones «producía» unos 300 accidentes anuales; durante el control obrero solo se han registrado 33, todos leves y ninguna muerte[46].
La organización política y el activismo
Siguiendo los principios de las Normas el perfil político ceramista surge de la unión de la organización interna pero también «(…) dando la lucha política en las calles constantemente, hermanados con el resto de los trabajadores ocupados y desocupados, buscando la unidad y la coordinación.»[47] Lo político permea toda la estructura ceramista, sin embargo, sería una ingenuidad pensar en que la formulación de «lo político» es resultado de la sola experiencia obrera, menos aún si hablamos de la significación del control obrero. La constante prédica por la lucha política también fue el resultado de otra lucha política al interior de la fábrica por hacer prevalecer un perfil de izquierda que tiña al conflicto y a los propios ceramistas, y éste es el terreno en el que mejor operó el activismo. En este sentido, muchos obreros no se detenían a pensar el contenido político de lo que estaban haciendo, ni menos les preocupaba el cómo denominarlo; mientras, todo lo contrario ocurría en las cabezas de los activistas. En principio, es posible pensar en una suerte de división de tareas en donde la parte productiva ocupa al grueso de los obreros y su voz que son los coordinadores; y la parte propiamente política queda en un comienzo asignada al SOECN. Las reuniones de coordinadores abarcan a ambas instancias (coordinadores y sindicato) pero es el SOECN el que delimita el «informe político», que luego es llevado a los coordinadores sectoriales y de éstos a cada obrero del sector, que propone el curso de las discusiones políticas sobre la situación provincial, nacional y hasta internacional. Y no podía ser de otra manera si contemplamos que los representantes sindicales se encargan a tiempo completo del frente político del conflicto, esto es, realizan las declaraciones, las conferencias de prensa, escriben comunicados, explicitan la línea política de la fábrica, discuten con sus pares y principalmente están en constante interacción con militantes de izquierda. Esto provoca un doble efecto: alinea políticamente a la fábrica -vía sindicato- en el espectro local y nacional, y enmarca los contornos de discusión al interior fabril. Un ejemplo de esto fue el polo de activistas dentro del campo de protesta neuquino conformado por la Coordinadora Regional Alto Valle, un nucleamiento de sindicatos, comisiones internas, organizaciones sociales y partidos de izquierda iniciada y capitaneada por el SOECN que le disputó terreno y protagonismo a la CTA local[48]. Otro ejemplo exitoso es sin dudas el lanzamiento del periódico Nuestra Lucha en abril de 2002, de alcance nacional y que busca articular vertientes sindicales antiburocráticas y clasistas. La edición y las notas están a cargo del SOECN junto con militantes del PTS, gremios y comisiones internas combativas[49]. En este sentido, si realizamos una mirada más microscópica sobre Zanón, la influencia del PTS por sobre otros partidos de izquierda es notable y puede verse a través de dos protagonistas centrales en el conflicto: Godoy y Pedrero. El desplazamiento del patrocinio de la CTA sobre algunos obreros de la comisión directiva ahora a manos de Pedrero, mas el pase a filas partidarias de miembros dirigentes o muy cercanos al SOECN determinó la acentuación hacia la línea sugerida por el PTS, evidente, entre otros aspectos, en la consigna del control obrero (todo un logro estratégico en aras de desplazar la opción cooperativa), la propuesta de estatización bajo control obrero y mientras tanto la administración obrera transitoria (bajo la figura FASINPAT, «fábrica sin patrones») como aspectos más visibles.
Pero es años atrás, durante los primeros conflictos (1998) que esta tendencia emerge en cuestiones clave de organización de la resistencia ceramista, en especial con la introducción de consignas ligadas a la tradición de izquierdas que antes vimos como la revocabilidad de representantes y mandatos por la asamblea, la acentuación del asambleísmo en los primeros comunicados de la comisión interna, las consignas «democracia obrera», «apertura de los libros de contabilidad»[50], el ataque a la «burocracia sindical», la identificación del enemigo «de clase» en el capitalismo representado por Luis Zanón y la denuncia de complicidad de ésta con el estado. Los obreros de Zanón serán la clase obrera explotada que lucha por su independencia en compañía de sus «hermanos de clase» (los desocupados).
El éxito del trabajo activista fue más rápido en cuanto no existieron identidades políticas fuertes en la fábrica a las que disputarle liderazgo, a lo que se sumó el prestigio y carisma que Godoy y Pedrero desarrollaron en el conflicto. Lógicamente no hay que entender que la politización es total, ni mucho menos homogénea, pero sí lo es en el grueso de las comisiones interna y directiva. Un ejemplo lo expresa la «oposición» interna a la línea del PTS[51] que genera un nucleamiento «independiente» a veces igual o más radicalizado que el partidario. Existe también toda una camada de jóvenes sin experiencia política previa y cuyas primeras herramientas ideológicas son el definirse como obreros antiburocráticos, solidarios de otras luchas sociales, «clasistas», antipatronales y anticapitalistas. Están también los que miran con recelo toda esta politización en la fábrica, aunque habría que profundizar en que es lo que se rechaza de «lo político». En síntesis, una suerte de tipología de identidades políticas y de procesos de politización bastante diversos puede mostrar
1) obreros que eran de izquierda antes del conflicto.
2) obreros que se afiliaron a un partido luego de estallar el conflicto.
3) obreros que son de organizaciones de desocupados e ingresan luego de iniciado el control obrero y son generalmente activistas.
4) obreros que se mantienen prescindentes de alguna filiación partidaria pero que se autodenominan como activistas «independientes», o «autonomistas».
5) obreros que se consideran «apolíticos» pero que su práctica y la condición de trabajar en una fábrica bajo control obrero los coloca en algún lugar de «lo político».
6) obreros adversos a la política.
¿Por qué la izquierda ganó en presencia y contribuyó a direccionar el conflicto? Un joven obrero, militante del PO antes del conflicto, nos advierte que a diferencia de lo que ocurrió en otras experiencias que pudo conocer, aquí se abrieron las puertas a las organizaciones de izquierda desde un primer momento, ya sea en las asambleas generales, en las reuniones abiertas del SOECN, o las reuniones de la naciente comisión interna:
Acá en Zanón se dio al revés. Se ha dado la oportunidad para que organizaciones puedan hablar incluso en las asambleas. Entonces eso ha abierto (…) no es que le lavás la cabeza a los compañeros, sino que abrió…abrió la cabeza a muchos compañeros(…) el hecho de que te permite que se opine, que se diga algo sobre Zanón. Se puede opinar, podés opinar en las asambleas, podés mirar de afuera y es tomado. La izquierda puede aportar la experiencia que tuvo o que tiene o qué opina sobre el conflicto y cómo tiene que seguir. Y después, bueno, deciden los compañeros. En otras fábricas no se dio ese proceso. Y fueron captadas por el gobierno[52].
Los militantes del PTS sostienen que su organización practica una estrategia «aperturista», «no sectaria», ejemplificado en el hecho de ser los propulsores del ingreso de nuevos trabajadores de organizaciones de izquierda tan disímiles entre sí como Barrios de Pie o el Polo Obrero. En palabras de Pedrero:
(.,,) no somos una organización tipo partido comunista o partido obrero, que es el problema de imponer un programa y bajar en forma unitaria un programa, digamos, porque es el programa correcto en todo tiempo y lugar, ¿entendés? Nosotros consideramos que a medida que la clase obrera va haciendo su experiencia, el Partido tiene que ayudar a hacer esa experiencia, ir moldeando el programa al momento en que está la clase obrera, ir poniendo los puntos que entren en contradicción y lleven a la clase obrera a sacar su discusión y avanzar un paso más de una conciencia, digamos (…) de reformista a revolucionaria.
Una hipótesis, a comprobar, diría que el PTS ha percibido hábilmente, al menos en la regional Neuquén, el rechazo social generalizado a los partidos políticos (y en especial el ataque a la izquierda más ortodoxa que «aparateó» los nuevos procesos sociales), y flexibiliza su estrategia (y su trotskismo) al ritmo del conflicto, jugando muy de cerca con concepciones autonomistas y espontaneístas. Nociones como la revocabilidad de mandatos vía asamblea o la insistencia en la práctica de la democracia directa («que la asamblea decida») propuesta desde los núcleos dirigentes más politizados no hacían más que consolidar el prestigio y la dinámica política ceramistas a la vez que confirmaban al PTS la validez y vigencia del modelo del soviet, de la libertad de tendencias ó la confianza en la autoorganización de las masas. Además, el PTS cuenta con lo que podríamos considerar como ciertas ventajas por sobre otros partidos de izquierda locales, como el estar conformado mayoritariamente por jóvenes que están haciendo sus primeras experiencias (edad promedio de 30 años aproximadamente), el no poseer los típicos cuadros «duros» sino en formación[53], el desarrollar actividades culturales[54], el no poseer un «programa» institucionalizado[55], entre otros.
Finalmente, podríamos decir que el logro máximo para el activismo ha sido sin dudas la reforma del estatuto a fines de agosto de 2005, justo cuando se declaraba la quiebra definitiva de Zanón tras un prolongado proceso de cram down[56]. El estatuto muestra un pronunciado giro al «clasismo» que consolida e institucionaliza los aspectos centrales de la estrategia del control obrero seguida en Zanón: lucha política anticapitalista y lucha de clases, revocabilidad de mandatos, rotación de miembros, asamblea como máximo órgano deliberativo, incorporación de minorías, libertad de tendencias, cupo femenino[57].
Conclusiones provisorias
Al igual que muchos intelectuales reconocidos que visitaron Zanón, Naomi Klein reflexionó tras su larga estadía en la región:
Nosotros pasamos mucho tiempo en Neuquén, con los obreros de Zanón y los MTD y lo que más me impactó fue la mezcla : la moribunda y vieja escuela trotskista con los autonomistas más jóvenes, los partidos con los movimientos sociales. Las fronteras entre estos territorios no están, por suerte, muy patrulladas. Vimos algo muy extraño: personas que piensan juntas, comprometiéndose y transformándose unos a otros, contaminándose unos a otros, trabajando de acuerdo a un sencillo principio: si funciona, hagámoslo.[58]
Ni tan vieja, ni mucho menos moribunda, la escuela trotskista prendió más de lo que algunos estudiosos pudieron percibir. Ya vimos como el grueso de las fábricas recuperadas en la Argentina eligió la cooperativa como modalidad político-organizativa mientras que aquí en Zanón la discusión -hábilmente direccionada desde el SOECN- apuntó a deslegitimarla en función de una argumentación que sostenía su impracticabilidad por las características esenciales que hacían a la experiencia ceramista: la democracia directa, la asamblea y la revocabilidad de cargos y mandatos. Estas prácticas horizontalistas, comunes a muchas experiencias sociales actuales, más la audacia y la decisión de tomar la fábrica dieron pié a la posibilidad de comenzar la producción sobre la base de la imprescindible existencia de planteles completos por cada sector de la fábrica. Los obreros pronto cayeron en la cuenta de que conocían a la perfección el proceso de trabajo y el funcionamiento técnico. La consigna control obrero, que no estaba en la imaginación de ningún trabajador común, fue cubriendo estas iniciativas con un bagaje discursivo que las enmarcó en la lucha de clases, el «clasismo», la solidaridad con otros sectores en conflicto; en definitiva, la incorporó a una lucha política de dimensiones más vastas. Las argumentaciones vinieron por izquierda y evaluadas y debatidas fueron aceptadas como válidas por el grueso de los obreros. En esto residió el accionar del activismo de izquierdas y su rol en la direccionalidad de este conflicto: dotar de sentido político al proceso, inscribirlo en la tradición del pensamiento y la praxis de izquierdas (el control obrero, el clasismo, la lucha política) y reactualizar (proponiéndoselo, o no) aquellas experiencias, formatos y teorizaciones no tan lejanos que comentamos al comienzo.
La reforma del estatuto constituye otro hito en el accionar del activismo y muestra a las claras la dinámica de difusión y circulación de ideas en contextos de conflicto social. El tinte clasista de este documento que estructura al sindicato fue fruto de una ardua búsqueda de referentes en la tradición de izquierdas latinoamericana que llevó a militantes del PTS y ceramistas a indagar en la experiencia de sindicatos peruanos clasistas en donde la influencia de un intelectual como Mariátegui fue decisiva para enmarcar en la lucha de clases a la vertiente combativa de los obreros peruanos. Esta búsqueda intencional evoca los esfuerzos por rastrear, resignificar y ofrecer representaciones a diversos actores sociales fruto de una de las formas de otorgar sentido al mundo. Los activistas de izquierda son, en este caso, portadores de mensajes, reservorio de tradiciones, mensajeros de experiencias y saberes, orientadores de prácticas sociales, constructores de sentido.
Por último, el control obrero permanecerá como alternativa posible, como bien observó Pannekoek, siempre que existan fábricas con obreros, y con ellas, la posibilidad de la libertad. Sin patrón.
Notas:
[1] Marx y Engels «La guerra civil en Francia» (selección), en Mandel, Ernest; Control obrero, consejos obreros, autogestión, Tomo I, La ciudad futura, 1973, Buenos Aires.
[2] El control obrero es sólo una de las formas de organización posibles que surgieron desde los sectores subalternos -y mejor organizados- a principios del siglo XX; antes también pueden localizarse experiencias de autoorganización que dan cuenta de los intentos de «control» de los trabajadores sobre sus ámbitos laborales. Ver: Thompson, E. P.; La formación de la clase obrera en Inglaterra, Crítica, 1989, Barcelona..
[3] Trotsky, León; «El soviet de Petrogrado de 1905», en Mandel, Ernest; op. cit., pág. 77.
[4] Fitzpatrick, Sheila; La revolución rusa, FCE, 2005, Buenos Aires.
[5] La apertura de los libros de contabilidad y la aplicación del control obrero van de la mano en el Programa de Transición propuesto por Trotsky para la IV Internacional; allí, la lucha contra el desempleo y el cierre de empresas se contrarrestaría con la obra pública. El control obrero sería luego reemplazado por la administración obrera directa -siempre sobre la dimensión nacional- transformándolo en una «escuela de economía planificada» para la futura sociedad socialista. Ver: Trotsky, León; El programa de transición, Crux, Bolivia, pág. 42.
[6] Ver los textos de Prankratova y Losowsky en Mandel, Ernest; op. cit.
[7] «Proyecto de Decreto sobre el control obrero», en Lenin, V.; Obras Escogidas, Editorial Problemas, 1946, Buenos Aires; y «Resolución sobre el control obrero», en Heller, Pablo; Fábricas Ocupadas, Rumbos, 2004, Buenos Aires.
[8] Gramsci, Antonio; Antología, Siglo XXI, 1999, México, pág. 71.
[9] Es importante remarcar que gran parte de las energías del grupo de LON (siglas del periódico L’Ordine nuovo) que Gramsci compartía con Togliatti y Terracini, pasaban por estudiar la organización de la fábrica como instrumento de producción y organización: «(…) estudiar el problema del desarrollo de la comisión interna se convirtió en central (…) era el problema de la ‘libertad’ proletaria (…) estudiemos la fábrica capitalista como forma necesaria de la clase obrera, como organismo político, como ‘territorio nacional del autogobierno obrero’(…)’’. Ver: Gramsci, Antonio; op. cit., págs. 98-99.
[10] Pannekoek, Anton; Los consejos obreros, Proyección, 1976, Buenos Aires, pág. 43.
[11] «(…) los productores podrán dirigir la producción y controlar su mundo», Pannekoek, op.cit., pág. 80.
[12] Enfrentado al curso que irá tomando la revolución Rusa, Pannekoek ataca al vanguardismo político y al rol del partido de izquierda que pretende liderar y señalarle el camino a las masas. Para este autor, ellas deben actuar espontáneamente.
[13] Un debate similar puede encontrarse en Mandel, Vincent, Bloch-Laine, Mathieu; Reforma de la empresa o control obrero, Carlos Perez editor, 1968, Buenos Aires.
[14] Mandel afirma que la «autogestión» como tal no existe, o al menos no es posible al quedar ésta enmarcada dentro de las restricciones del mercado donde es imposible tomar decisiones en forma verdaderamente «libre».
[15] Por esto mismo Mandel va a ser muy crítico de las experiencias de control obrero como la yugoslava, en donde según el control queda apenas circunscrito a lo económico dentro de la empresa, quedando el campo político a manos del Estado.
[16] Ver: Svampa, Maristella; Entre la ruta y el barrio, Biblos, 2003, Buenos Aires; Lobato, Mirta y Suriano, Juan; La protesta social en la Argentina, FCE, 2003, Buenos Aires; Giarraca, Norma; La protesta social en Argentina. Transformaciones económicas y crisis social en el interior del país, Alianza, 2001, Buenos Aires.
[17] El estudio más detallado sobre fábricas recuperadas menciona 170 casos en todo el país para el año 2003. Ver: Fajn, Gabriel; Fábricas y empresas recuperadas, Ediciones del IMFC, 2003, Buenos Aires.
[18] Fajn, Gabriel, op. cit.
[19] Fajn, Gabriel y Rebón, Julian; «El taller, ¿sin cronómetro? Apuntes acerca de las empresas recuperadas», en Revista Herramienta Nº 28, marzo de 2005, Buenos Aires, pág. 51-55.
[20] Dávolos, Patricia y Perelman, Laura; «Empresas recuperadas y trayectoria sindical: la experiencia de la UOM Quilmes», en Fajn, op. cit.
[21] Ghibaudi, Gabriel; Una aproximación a las empresas recuperadas argentinas y las autogeridas en Brasil, en www.iisg_nl./labouragain/documents/ghibaudi.pdf, 2004.
[22] Los diarios locales titulan «Revuelta por el cierre de Zanón», «La capital neuquina estará hoy aislada por cortes», ver: Diario Río Negro y La Mañana del sur, 1/12/01.
[23] En un artículo reciente planteo algunas hipótesis sobre la relación entre el conflicto de los ceramistas, el arco militante neuquino y el sistema político en la provincia de Neuquén. Ver: Aiziczon, Fernando; «Neuquén como campo de protesta», en Favaro, Orietta; Sujetos sociales y política. Historia reciente de la norpatagonia argentina, La colmena, 2005, Buenos Aires.
[24] Los ceramistas habían puesto a producir una pequeña sección de la planta, y para ello convocaron a la prensa local y nacional a un acto público. Ante tamaño desafío, Luis Zanón acude a la justicia y con su aval se apagan los hornos definitivamente, cortando el suministro gas. Ver: Boletín informativo del SOECN, 19 de octubre de 2001.
[25] Una descripción y análisis más detallado de todo este proceso se encuentra en mi tesis de licenciatura «La experiencia de los obreros de Cerámica Zanón, Neuquén, 1983-2002», Universidad Nacional del Comahue, 2004, mimeo.
[26] «Por qué luchamos», suplemento especial de La Verdad Obrera, periódico del PTS, julio de 2005. Es posible pensar que una prédica de estas características puede interactuar sin mayores inconvenientes en el clima asambleario que impregnó las movilizaciones de amplios sectores sociales a fines del siglo XX en nuestro país, y de la que Zanón es solo una muestra.
[27] Ver Aiziczon, Fernando, «La experiencia de los obreros de Cerámica Zanón, Neuquén, 1983-2002», Universidad Nacional del Comahue, 2004, mimeo.
[28] A pesar de que la situación económica de los obreros empeora a cada día, la política de los ceramistas siempre mantendrá un sello solidario que marcará la diferencia con cualquier otra experiencia; así, en diciembre de 2001 los obreros van a realizar la primera donación de material cerámico a un hospital regional (en Centenario) marcando el inicio de esta modalidad típicamente ceramista. Ver: diario Río Negro 19/12/01.
[29] Río Negro, 5/01/02.
[30] Testimonio de Paco (los nombres han sido cambiados para preservar la identidad de los entrevistados).
[31] Los «montistas» son los ex-empleados de la cerámica que aceptaron el despido, no realizaron el juicio a la empresa y cobraron el seguro de desempleo. Los «montistas» se encolumnaron a las órdenes del anterior secretario general del SOECN, Oscar Montes, protagonizando varios intentos de «copar» la cerámica (a los piedrazos y con la ayuda de barrabravas de un club de fútbol de Cipolletti), golpear a obreros, desprestigiar a la conducción, todos sin éxito.
[32] Citado en Aiziczon, Fernando; «La experiencia de los obreros de Cerámica Zanón, Neuquén, 1983-2002», Universidad Nacional del Comahue, 2004, mimeo.
[33] Testimonio de Paco (el subrayado es nuestro).
[34] Posteriores tandas se denominarán «Serie mapuche» (en agradecimiento a las comunidades mapuches que les facilitan sus canteras de arcilla), «Hebe» (por Hebe de Bonafini), etcétera.
[35] Los primeros días de mayo secuestran a dos obreros y roban la recaudación de 50 mil pesos destinada a pagar salarios. El 20 de mayo ocurre el primer intento de desalojo con la planta ocupada. Ver: Río Negro 12/05/02, y La Mañana del Sur, 31/05/02.
[36] En el primer recital de magnitud en solidaridad con los ceramistas la banda Versuit Vegarabat (marzo de 2002) convoca a 4.000 personas; en el año 2004 Attaque 77 toca en el predio de la fábrica y participan más de 8.000 personas. La seguridad del evento corre por cuenta de los ceramistas.
[37] Hay actividades que merecen una aproximación diferente a la aquí propuesta y muestran lo complejo de la armazón ceramista tanto en lo que hace a las relaciones al interior del colectivo laboral como al sostén más comunitario del conflicto: un ejemplo es el festejo del día del ceramista, el día del niño (en donde participan entre 500 y 1000 niños), la celebración de las navidades, etcétera. Una muestra de este despliegue de actividades puede verse en la página web de los ceramistas: www.obrerosdezanon.org.
[38] Testimonio de Paco.
[39] La coincidencia ideológica es el trasfondo de la alianza entre las cúpulas activistas del MTD y Zanón. Ver: Aiziczon, op. cit.
[40] Ver: Normas de Convivencia de Zanón bajo Control Obrero, documento aprobado por asamblea general en setiembre de 2002 (elaboradas en abril de 2002).
[41] Este es el formato sugerido desde el INAES para la fábricas recuperadas. Ver: Heller, Pablo; op. cit.
[42] Además «(…) la ley de cooperativas sancionada por la dictadura militar [1973] (…) choca con la democracia de los trabajadores», en consecuencia, el reglamento ceramista estará «por encima de las normas del estatuto presentado al INAES»; Ver: Normas de Convivencia de Zanón bajo Control Obrero.
[43] La reunión de coordinadores es el órgano equivalente al consejo de administración de la cooperativa, y sus cargos (presidente, vice, tesorero y síndicos son elegidos por la asamblea general y revocables por esta en cualquier momento).
[44] Esta suma será modificada con un premio por asistencia de 150 pesos y antigüedad para los viejos ceramistas.
[45] Plantel total a julio de 2005: 453 obreros.
[46] Ver «Zanón bajo control obrero», Boletín interno, febrero de 2005.
[47] Normas de Convivencia de Zanón bajo Control Obrero.
[48] La Coordinadora dejó de existir en 2003 por diferencias entre los activistas que la componían. Otro ejemplo similar es la disputa respecto a la no participación de Zanón en el plano nacional en la ANT (Asamblea Nacional de Trabajadores) liderada por el Partido Obrero. Así, muchas articulaciones también desaparecen fruto de la competencia entre el PTS, el PO y MST.
[49] El periódico también está disponible en formato electrónico. Ver: www.nuestralucha.org
[50] Sobre la introducción de estas consignas nos comenta Pedrero «(…) entonces ahí planteamos en una asamblea del sindicato, de 100 compañeros más o menos, un programa donde cerramos este (…) el programa transicional. O sea, primero, como Zanón todos los meses no pagaba los sueldos y eso provocaba huelga: apertura de los libros contabilidad!, para demostrar que era mentira. Entonces lo explicábamos así: ‘Como [Luis Zanón] va a presentar preventivo de crisis, frente a cualquier intento de cierre, no pago, de despido, lo que fuera: control obrero de la fábrica!’, o sea, ligábamos la apertura de los libros de contabilidad a demostrar la falsedad de la crisis, ya que si había un cierre, era un cierre chamuyero, vaciador, para despedir, para presionar (…)».
[51] Este malestar hacia el PTS sugiere más una aversión a la participación orgánica en cualquier partido político por parte de los «independientes» que un rechazo a la izquierda; así, muchos de ellos no dudan en colocarse ideológicamente «a la izquierda»
[52] Testimonio de Lucas.
[53] Para Pedrero y Godoy ésta es su primer experiencia a la cabeza de un conflicto.
[54] La política de abrir «casas culturales» coloca al PTS en una situación mucho más dinámica que el resto de la izquierda actual. En Neuquén el PTS abrió dos locales, uno en la capital y otro en la vecina ciudad de Centenario, cuna de la mayoría de los obreros de Zanón. Para conocer las actividades que realizan ver www.pts.org.
[55] Una joven cuadro del PTS de Neuquén que entrevistamos nos comenta: «(…) a nosotros [el PTS] nos gasta toda la izquierda porque dicen que somos autonomistas y que somos el único partido de izquierda sin programa (…)».
[56] No estaría de más aclarar que el período del cram down se extendió excesivamente en sus plazos, que la única propuesta fue presentada por la esposa de Luis Zanón y que al abrirse la inscripción (a inicios de 2005) varios familiares (mujeres) de ceramistas fueron secuestradas y golpeados y los dirigentes del SOECN amenazados de muerte.
[57] Fragmentos del estatuto pueden consultarse Nuestra Lucha, Nº 22, julio de 2005, pág 3.
[58] Palabras de Naomi Klein en la Semana Cultural de Brukman, junio de 2003, disponible en www.obrerosdezanon.org
Revista Herramienta Nº 31 Ediciones Herramienta – Buenos Aires, Argentina.
* Fernando Aiziczon. (Tucumán, 1974) Profesor y Licenciado en Historia. Graduado en la Universidad Nacional del Comahue. Ha sido docente de la misma universidad en varias unidades académicas. Actualmente se desempeña como becario doctoral del CONICET y como docente en la Universidad Nacional de Córdoba. Miembro fundador-animador de la Editorial El Fracaso, Neuquén.
Versión revisada de la ponencia presentada en las X Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, Rosario, Septiembre de 2005. El avance aquí presentado es parte del trabajo que realizo gracias a una beca de investigación otorgada por el programa regional de becas CLACSO-ASDI, en el concurso «Partidos, movimientos y alternativas políticas en América Latina y el Caribe». Agradezco especialmente los comentarios y críticas de Daniel Campione y Patricia Dávolos.
TEMAS DE COMCOSUR INFORMA Nº 1572 – 14/08/2014