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LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR MUEVEN EL MUNDO

1) Argentina: Un censo para saber cómo viven (y sobreviven) travestis y trans
2) Argentina: Cecilia Richard, joyera: significar desde el oficio
3) Chile: Educación No Sexista
4) México: Directoras se alzan con los principales premios en festival internacional de cine
5) “Cuídate para cuidar”, las trabajadoras del hogar mueven el mundo
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 13 / No. 526 / Lunes 7 de agosto de 2017 / Producción: Beatriz Alonso
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) Argentina: Un censo para saber cómo viven (y sobreviven) travestis y trans
La Tinta

“La revolución de las mariposas” analiza los avances y retrocesos en las demandas del colectivo trava y trans, una década después de “La gesta del nombre propio”. Un estudio en torno a la salud, educación, empleo, violencias, vivienda, participación social y vínculos familiares, que recoge datos estadísticos, voces en primera persona y artículos de diversos referentes.
Por María Florencia Alcaraz para Latfem

“La gesta del nombre propio” fue en 2005 mucho más que el primer censo travesti. Se trató de una manera de empezar a romper el círculo de la invisibilidad oficial: por primera vez se registraba un estado de situación sobre violencias, vivienda, salud y educación del colectivo travesti-trans en la Argentina. Las encargadas de echar luz en ese momento fueron Lohana Berkins, titular de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (Alitt) y la antropóloga Josefina Fernández. Una década después se reabren con fuerza algunos interrogantes, a la hora de poner en común las demandas del activismo trava. Retratar avances, retrocesos, permanencias en materia de salud, educación, empleo, violencias, vivienda, participación social y vínculos familiares. “La Revolución de las Mariposas” es el resultado del diálogo entre las organizaciones y el Estado: la encuesta estuvo a cargo del bachillerato popular trans Mocha Celis y, la arquitectura institucional fue el Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El libro, que se puede descargar aquí, es un instrumento clave y un registro inédito para pensar políticas públicas y demandas pendientes.

En el período entre ambos informes se aprobó la Ley de Identidad de Género en 2012 y falleció Lohana en 2016. Es por eso que “La Revolución de las Mariposas” compara el panorama antes y después de la legislación como punto de inflexión. Y, a la vez, es un homenaje a la referente que está en la tapa del libro con un micrófono en la mano, la boca abierta y rodeada de otras en una manifestación. “Sin demora, identidad ¡¡Ahora!!”, grita su chaleco. El libro empieza con un poema que le dedica Alma Fernández a la “mamá trava”.

El censo se conformó a partir de una muestra de 202 personas: 169 travestis y mujeres trans, y 33 hombres trans, residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Entre marzo y mayo de 2016, dos veces por semana, el Programa de Género y Diversidad Sexual y un equipo de voluntariado de profesionales provenientes de las ciencias sociales capacitaron a las alumnas y alumnos del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis. Diseñaron un cuestionario e idearon estrategias de implementación. La capacitación también apuntó al manejo de programas de datos estadísticos y su procesamiento. Los hoteles, las pensiones y otros espacios de participación social que convocaban a personas trans en Flores, Palermo, Once, Congreso, Almagro, Retiro (Villa Carlos Mujica, ex Villa 31), Caballito, La Boca, Constitución, Villa Crespo, Paternal y Belgrano fueron los lugares que cada pareja de encuestadores recorrió. El trabajo de campo se hizo entre mayo y octubre de 2016.

Lohana-Censo

En general, las estadísticas oficiales aún desglosan encuestas, investigaciones y censos en términos binarios: femenino y masculino. Solo muy pocos estudios ponen atención en la población T. “Esta falta de consideración estadística es particularmente grave en el contexto de aquellos análisis orientados por la perspectiva de género: la división de los seres humanos en hombres o mujeres no solo desconoce la existencia y el valor intrínseco de las identidades trans, sino que las relega, además, al ámbito de lo masculino (tal y como ocurre, por ejemplo, con su inclusión epidemiológica bajo el rótulo de “hombres que tienen sexo con hombres”)”, dice el Informe del Programa para América Latina y el Caribe de la Comisión Internacional de los Derechos Humanos para Gays y Lesbianas, escrito por Mauro Cabral sobre un bosquejo de Johanna Hoffman.

Avances y retrocesos

“Según se trate de mujeres trans/travestis o de hombres trans, el colectivo reúne dos tipos de injusticia: la injusticia socioeconómica, arraigada en la estructura económica política de la sociedad, y la injusticia cultural o simbólica, anclada en los modelos sociales de representación, interpretación y comunicación, expresados, por ejemplo, en la dominación cultural, la falta de reconocimiento y la falta de respeto”, dice el libro en las conclusiones.

Uno de los datos auspiciosos es en relación al eje laboral. En 2005 ninguna de las encuestadas había manifestado tener un empleo formal. En esta oportunidad, el 9% de las encuestadas dijo estar inserta en el mercado formal de trabajo. Es un porcentaje muy bajo pero que evidencia un cambio. La investigación también destaca determinadas políticas de empleo focalizadas en el colectivo trans. A su vez, el 15 por ciento manifestó tareas informales de carácter precario y un 3,6 por ciento, dijo vivir de beneficios provenientes de diversas políticas públicas. Para el resto, más del 70 por ciento, la prostitución sigue siendo la principal fuente de ingresos.

En el libro apuntan a la importancia de diseñar e implementar medidas de acción positiva que permitan remover prácticas discriminatorias por parte del sector empleador, público o privado. Un ejemplo de este tipo de iniciativas lo constituye la Ley 14783, conocida como Ley de Cupo Laboral Trans, aprobada por la Legislatura de Buenos Aires en 2015. Esta ley establece que, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público, “una proporción no inferior al uno por ciento (1%) de la totalidad de su personal debe ser ocupado por personas travestis, transexuales y transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo y establecer reservas de puestos de trabajo a ser exclusivamente ocupados por ella”.

Otro de los avances, comparando los datos de 2005, se registró en el plano educativo. El libro señala: “hoy hay más mujeres trans y travestis que estudian o quieren hacerlo”. Y puntualiza la importancia de la profundización del trabajo en materia de género y diversidad sexual que, desde 2006, desarrolla el Programa Nacional de Educación Sexual Integral.

El control regular que ellas hacen de su salud ha aumentado en aproximadamente 30 puntos en los poco más de los diez años transcurridos desde la publicación de “La gesta del nombre propio” y ha mejorado el tratamiento recibido en las instituciones médicas. Los hombres trans controlan su salud en menor porcentaje que las mujeres trans/travestis y, además, a diferencia de ellas acuden al sistema de salud por razones de tratamiento hormonal.

Sobrevivir

“Nuestra venganza es llegar a ser viejas”, dice el lema de la Campaña #ReconocerEsReparar que sintetiza la propuesta de una ley que establezca un régimen reparatorio para víctimas de violencia institucional por motivos de identidad de género (Proyecto Nº 8124). La iniciativa fue una idea original de Marlene Wayar (Futuro Transgenérico) y es uno de los debates pendientes en el Congreso nacional.

Los envejecimientos y las vejeces en travestis y personas trans es uno de los asuntos más preocupantes que evidencia el libro.

Para el 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) calculó que la esperanza de vida para las mujeres argentinas era de 80 años y para los varones de 74. Entonces, el promedio para la población era de 77 años. Sin embargo, los datos recabados para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires indican que las mujeres trans y travestis fallecen, en promedio, a los 32 años producto de la violencia y exclusión social, política, económica estructural y sistemática.

Viviendas

En 2005 el 8,8 % vivía en una casa propia. Para 2016 ese porcentaje bajó a 5,9%, según el censo. El año pasado el número de travestis y mujeres trans que vivían en cuartos de alquiler de hoteles, casas particulares, pensiones, departamentos, aumentó respecto a 2005. En ese momento era de 63,7%. Diez años después subió dos puntos. El 3,6 % de las encuestadas dijo estar “en situación de calle”. Actualmente en Argentina el déficit habitacional ronda los 3,5 millones de viviendas, según la última estimación de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación. Este conflicto estructural que se ensancha en el país, afecta especialmente a una población discriminada y con pocas posibilidades de acceder al empleo formal.

Activismo

La sanción de la ley marcó un punto de inflexión también en los activismos. Antes de 2012 las que decían participar de alguna organización eran el 31.6% de las encuestadas. Ese porcentaje subió al 68,4% para el último relevamiento.

Violencias

Burlas, insultos seguidos de robos o asaltos, agresiones físicas, abuso sexual: el 74,6% de las mujeres trans y travestis dijo haber sufrido algún tipo de violencia, un número muy alto, aunque menor al registrado en 2005, que fue del 91,9%. Una categoría que se incluyó para esta edición del censo, tuvo que ver con los robos y asaltos: siete de cada diez encuestadas sufrió esta forma de violencia después de una burla o un insulto.

En cuanto a los hombres trans, la escuela aparece como el ámbito en el que más registran situaciones de violencias. El 83,9% de las burlas, insultos, robos, agresiones físicas y abusos las sufrieron en ese lugar.

Respecto a la violencia policial, el 83,8% de las mujeres trans y travestis habló de detenciones ilegales. También recibieron insultos por parte de los funcionarios policiales (69,4%), les exigieron coimas (49,5%), las golpearon (42,3%), les robaron o asaltaron (29,7%), abusaron sexualmente (26,1%) y hasta las torturaron (25.2%).

Mariposas migrantes

El 88,2% de travestis y mujeres trans no son de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el 25,9% de ellas migró a CABA antes de los 18 años, el 61,5% lo hizo entre los 18 y los 29 años y el 12,6% luego de los 30 años.

“Existe una significativa interrelación de los procesos migratorios y la manifestación social de la identidad/expresión de género. Quienes asumieron socialmente su identidad/expresión de género a los 18 años o antes migraron hacia CABA también antes de los 18 años, en mayor porcentaje que quienes la asumieron con 18 años o más. “Cuanto más temprana es la asunción social de la identidad/expresión de género más pronto es el proceso migratorio a la ciudad”, analizan en el libro.

La edad de la autopercepción

El 92,2% de las mujeres trans y travestis encuestadas dijo haberse autopercibido con una identidad de género distinta de la asignada en el nacimiento desde los 13 años o antes. Sin embargo, la mayoría asumió socialmente dicha identidad entre los 14 y los 18 años. La comparación con los datos de 2005 permite observar un aumento en el porcentaje de quienes actualmente asumen socialmente su identidad/expresión de género autopercibida entre los 14 y los 18 años. Este porcentaje fue del 45% en 2005 y de poco más del 54% en 2016. “Este dato habla a las claras de la necesidad de diseñar e implementar políticas hacia ls/os niñas/os trans, de darles visibilidad y, sobre todo, de despatologizar la infancia trans”, afirman en la publicación.

Además de estar acompañado por una serie de gráficos que reflejan con claridad los datos cuantitativos, el libro tiene voces en primera persona y artículos de distintos referentes. Escribieron Say Sacayán, del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación; Alan Otto Prieto, del colectivo Capicua; Dario Arias, de Conurbanos por la diversidad; Karina Nazábal, diputada del Frente para la Victoria; Alba Rueda, de Mujeres Trans de Argentina; Sebastián Amar, experto en vejeces trans y Emiliano Litardo, de Abosex, entre otras activistas y expertos.

COMCOSUR MUJER Nº 526 – 07.08.17
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2) Argentina: Cecilia Richard, joyera: significar desde el oficio
Soledad Sgarella para La tinta.

Cecilia Richard es una joyera contemporánea cordobesa que ha sido pionera como productora -y como educadora- en este campo del quehacer cultural en nuestra ciudad, históricamente cerrado al mundo masculino y solitario. Creyente en el valor de lo colectivo, es una defensora de que el espacio de taller es, ante todo, un espacio de vínculos.
Por Soledad Sgarella para La tinta

Premiada y distinguida con menciones nacionales e internacionales, Cecilia Richard se autoreferencia como una joyera validada en su quehacer y no en sus títulos, y es tan modesta como generosa en sus respuestas y en su forma, hermosa, de enseñar. Nos recibió en su taller luminosísimo, con una biblioteca de joyería y diseño contemporáneo como telón de fondo y unos mates que nos dan la bienvenida, cálida, como la misma Ceci. Siempre con los ojos llenos de brillo, nos invita a compartir, porque sobre todo es una artista que reivindica que el trabajar con otros y con otras nos alimenta las ideas y el alma.

—¿Cómo empezaste a hacer joyería?

—Yo siempre cuento que en realidad, y como me ha pasado con muchas cosas en mi vida, yo me topé con la joyería. No la busqué. Me encontró. Tengo la fortuna de hacer hoy lo que me gusta, lo que me significa, y sentirme privilegiada en eso. A ver… yo siempre fui hábil con mis manos y me encantaban las manualidades, es verdad… venía de una escuela con una orientación humanista, pero nunca me sentí específicamente con un gusto por las artes. Terminé la secundaria y empecé medicina. He siempre buena alumna pero proyectándome no me veía como médica… y empecé en ese momento a pensar en hacer música.

—Las artes te rodeaban…

—La cuestión es que hablando del arte, yo decía: ¿arte? ¿para qué sirve el arte? si vos me decís en mis ideas, en mi proyección… la joyería nunca —ni la fina ni la no fina— estuvo en mente. Lo que sí está claro es una primera ruptura, que empieza en un primer pequeño viaje con amigas donde yo, con mi primera pequeña crisis, dejo la carrera y ahí aparece el tema que siempre estuvo vinculado a mis quehaceres y que era lograr una autonomía económica, la cuestión de la subsistencia. Entonces, a los 20 años, me fui de la casa de mis padres de la mano de un proyecto que teníamos con un novio que era artista plástico y jovencito como yo, y empezamos a vender unos almohadones con formas de cosas, objetos. Siempre fue una vinculación entre un hacer que a mí me significara y que a la vez pudiese ser un medio de vida. Empiezo a hacer esto, se da una instancia de viaje donde conozco a la persona que va a ser con quien aprendí y que era un artesano brasilero cuya decisión de vida en ese momento era vivir así, de viaje. Él trabajaba con metales, era joyero, y a la vez con lo que tenía, hacía mucho. Aprendió igual que yo, viendo y haciendo, en un lenguaje brasilero barroco que a mí no me gustaba tanto, pero en lo que podía valorar su trabajo. Así fue que entonces me topo con él. Yo estaba haciendo marionetas, había cambiado la escala para poder salir de Córdoba y nos conocimos estando en una feria en Gesell. Me invitó a su proyecto, que era estar en Cusco para el Inti Raymi, y salí con ellos y con mis marionetas hacia allá.

—Y así empieza tu proceso de aprendizaje de la joyería…

—Ya estando con el en Cusco, sí. Su taller cabía en una mochila, y yo siempre le digo a mis alumnos que con poco se puede hacer mucho y no hace falta tener todo un taller super equipado. Y empecé a trabajar con metales que es, para quien comienza como mujer, un material que ofrece resistencia.

—Se te abrió el mundo de la orfebrería…

—Ese mundo, como el conocimiento en general, históricamente estaba revelado a los hombres. Hoy, la joyería contemporánea podemos decir que es básicamente de las mujeres. Antes de irme, yo tenía un amigo al cual le faltaban dos materias para terminar biología, pero era de una familia orfebre y tenía que trabajar ahí, con un taller en la zona céntrica, y sin esperar encontrarme con ese mundo (nunca íbamos al taller, pero fuimos) entré y me acuerdo de mi pensamiento: lugar oscuro lleno de tizne, esto no haría nunca che, y aunque no lo hice nunca, un poco era el mundo del quehacer del orfebre. Y bueno, siguiendo con el viaje en Cusco ya vendía mis cosas y después de un año más en Bahía volví y seguí trabajando. Eran principios de los ´90 y me puse a buscar hacer algún tipo de formación que me posibilitara profundizar, aunque no sabía bien ni qué ni cómo, y acá no había quien enseñara orfebrería.

—Ya sabías que te gustaba producir con metales…

—Me gustaba, y también me gustaban otras cosas. En ese momento yo ya había empezado a hacer un trabajo psicofísico, la gimnasia rítmica expresiva, con el Grupo Gmáscinco y son como mis pilares. Mi ser de hoy, tanto como persona que produce en un lenguaje del arte si querés, como docente está totalmente nutrido de mi quehacer en el espacio de gimnasia… es mi persona atravesada por la práctica que luego me da elementos para pensar y pensarme tanto a mí misma como con el vínculo con los otros.

—Es que es así, primero lo vincular.

—Exacto. Eso es lo primero, eso es la base de todo. Lo demás es por consecuencia, que se genera un reconocimiento del otro. Porque para mí: ¿cuál es el punto hablando del espacio del taller? Y bueno, como yo concibo acá, la joyería contemporánea es un campo de producción plástico visual pero ante todo es un campo de lenguaje, específico, que tiene su especificidad pero desde el momento que lo pensamos como campo del lenguaje hay un sujeto, un ser con una historia y con un presente, con un algo para decir o para pensar, algo a traducir, el lenguaje como vía para traducir una cosa a la otra. Acá como en cualquier lado. Acá en el campo del arte y en el campo del lenguaje, con una materia, un ser que se conecta con su mundo interno (que pueden ser ideas, motivaciones, emociones) y su traducción en una materialidad. Pero quien está primero es el sujeto…es el que tiene que tener lugar.

—Y así planteás tu taller, tu espacio de aprendizaje y de enseñanza.

—Lo bueno de ser un taller no formal y no académico es que no hay que cumplir ninguna meta específica y eso da libertad. Cada lugar tienen sus pro y sus contras, todo puede ser, si te sirve, si es para decir lo que querés decir, y lo importante es que se ponga de manifiesto eso, y después puedo ver y evaluar, pero hasta que no sale afuera el mundo interno no me entero… pero eso, en cualquier campo de expresión y de manifestación creativa. Este año estamos atravesando el décimo año con este formato.

Para mí, el espacio de taller es un espacio de vínculos, el proceso es personal pero una hace un trayecto con otros, y eso es una de las ofertas del taller y es parte de la propuesta, la mirada del otro, la pregunta del otro nutre. Cerrando el año, están los talleres abiertos y no solo es mirar si no charlar, compartir y los seminarios con profes de afuera donde se encuentran de distintos grupos y gente externa al taller. Somos lo que somos en grupo, y ese es nuestro potencial, nuestro capital , que se usa o no se usa, se aprovecha o no, pero que vuelvo a decir no se dá en todos los lugares, pero es algo de época, lo que ocurre acá no es único ni de iluminados. Yo tengo un trabajo que me ha permitido una apertura, pero no ocurre per se… por suerte es algo que está sucediendo cada vez más.

—Es de las cosas lindas de nuestra época.

—De verdad hay muchas cosas… el cambio de paradigma de las comunicaciones y esto de socialización de los saberes. También es esto de que hay una disposición humana y las tecnologías están, pero hay un movimiento.

noche museos

—Lejos de las ideas del artista solitario y del joyero orfebre genio y sólo golpeando el metal en la oscuridad…

—Ese es el joyero clásico, ese es la ortodoxia de la joyería, esa es la joyería hermética. Esta es otra joyería, en el mismísimo campo de la joyería. La joyería contemporánea se para en lugares distintos. La clásica se posiciona en términos de valor en relación a una materialidad que son metales preciosos, las piedras preciosas y que son las que las convierten en joya. Todo es lenguaje, eso es una estética y es un lenguaje, y todo lenguaje habla de algo y cada lenguaje tiene una intención por detrás. Cuando hablamos de estas materialidades, es verdad, el oro y la plata tienen cualidades de metales preciosos, pero hoy su valor está puesto en realidad en cuestiones económicas, relacionadas entonces a cuestiones de poder y de estatus.

En la joyería contemporánea lo precioso viene a estar en el concepto, en la idea a plasmar, y de ahí que la materialidad y las técnicas van a devenir de cuales son las más apropiadas para plasmar esa idea. La joyería clásica dice “esto se hace así”, hay un orden y si no se se hace así está mal. La joyería contemporánea, al igual que los procesos artísticos, se abre a la exploración y a la experimentación, esto de indagar y definir los propios procedimientos…entonces desde ese mismo momento es no hay bien o mal del quehacer y eso va definiendo a un sujeto productor. En la clásica hay dogmas, y esos dogmas son poder. Aún hoy hay joyeros que dicen que la joyería contemporánea no sirve, no es joyería, siguen negando al otro: es un posicionamiento y una forma que es histórica. Pero te cuento algo, las piedra se usaban en sus orígenes porque se reconocían sus acciones terapéuticas, sus propiedades energéticas, aunque igual eran elementos de poder: las tenía el rey en el cetro, y de oro porque es el metal de mayor conductividad energética.

—La contemporánea planteando una forma de quehacer colectivo y con libertad en los procedimiento, construyendo culturas…

—Sí, igual, cuando yo empiezo, mis diez o quince primeros años fueron en solitario…esa forma era un quehacer solitario. Por eso para mi, lo que estoy viviendo hoy es un ideal, ni siquiera es que lo soñé. De pronto encontrar cómo me significa transmitir a otros, es tener un contexto, tener interlocutores con mis mismos interrogantes. Diez años participé de FERIAR, en la feria internacional de joyería, donde yo siempre digo que para mi fueron años muy valiosos porque me contactaba con colegas, me encontraba con pares…crecí en el sentido de que era una instancia de vidriera de diez días, una vez al año, para encontrarme con un publico y también para encontrarme con mis colegas. Pero lo importante para mi también es que yo seguí buscando, me seguí desafiando porque me motivaba.

—La motivación y las ganas de producir, en un proceso interdisciplinario, es lo que se ve en tus joyas, en tus diseños…

—Mis quehaceres un quehacer interdisciplinario y eso es algo que me caracteriza, es que soy una persona de menos títulos y más avances desde el hacer. Todos mis conquistas han sido del hacer… eso me lo reconozco y eso me da una gran tranquilidad pero eso ademas es parte de mi naturaleza, soy empírica por donde me quieras ver. Y de a poquito, de a poquito yo siento que en el espacio se va logrando esta cosa de la interdisciplina, hablando del abordaje de distintas materialidades: la cerámica, el textil, la porcelana, y los metales con distintos recursos. Bueno, eso da cuenta de que ya es otra cosa en relación al orfebre que pensábamos solitario… esto ya es otra historia.

Ahora, insisto: operamos en el campo de la joyería, porque no es escultura en pequeño. Es joyería porque la joyería tiene un mundo específico, una especificidad del campo que tiene que ver es una práctica objetual, que el elemento que la vuelve joya es su relación con el cuerpo, y el cuerpo no es un ente, es un sujeto. ¿Porque no es arte objetual? ¿que es lo que lo vuelve joya? Bueno, puede operar y significar como meta objeto, pero se vuelve joya cuando yo la relaciono a un sujeto con una corporalidad, el cuerpo que tiene una cuestión de escala propia. La joya, si la pensamos menor al sujeto, que pueda entrar en la mano por ejemplo, tiene esa opción de portabilidad (el sujeto también en una relación de intimidad con el objeto, porque me lo pongo, lo toco). Pero a la vez hay otra situación que es de acción pública, cuando me pongo mi pieza y salgo al espacio. El cuerpo, el sujeto camina por la vida, y estas son las cosas específicas del campo que yo digo, es su capital. El sujeto, a su vez, tiene una historia con la cual reflexionar, propia. Hay un abanico de formas de habitar la joyería que dependen de cada quien, sin reglas. De paso podemos decir que este es un medio que es joven. Entonces aún no hay una cuestión de egos, de competencias, estamos todos en la misma.

—¿Cómo son tus procesos de producción ahora? ¿En qué andas?

—Vino un viraje en mi modo de producción, un viraje madurado, buscado, deseado en donde entiendo que he podido entrar desde otra lógica. Buscado, pero disparador de esto es un taller que organice que se llamó Materia de escritura que le propuse dar a Gabriela Halac. Me interesa que el o la que trae el recurso, de algún modo conozca y esté involucrada con el campo específico de la joyería. No es que si no, no puede ser, pero para mi es importante conocer por dentro, y también hacer entendiendo. En general todos los workshops que organizo los hago, porque organizo lo que me interesa. Y el último proceso de trabajo vino en diálogo con la escritura, tal vez básica, pero el taller no era para ser grandes escritores sino para entrar de manera lúdica a la palabra. Y sale este tema de cómo escribir de la propia obra…de pronto hay una obra hermosa y después lo que escribís no suma. En mi caso, lo distinto fue entrar desde otro lugar, y ese acto sencillo, básico, de escritura me permitió un ir y venir con mi idea y de ahí a la materialidad.

En correspondencia con un momento fuerte mío, de cambio, de volantazo, porque somos seres humanos ante todo. Los procesos de producción siempre van alineados a los procesos personales, humanos… Una somos, vamos siendo, somos seres humanos con cantidad de facetas, con cantidad de roles. porque mi yo joyera es un rol, y mi yo madre es un rol, y mi yo docente es un rol, porque soy un ser humano ante todas las cosas, y después me desempeño en relación a una circunstancia. Y finalmente terminé trabajando con piedra, y la idea fue ablandar las piedras. Piedras vestidas, arropadas, con encajes…

Pensar y experimentar todas las formas en las que una puede ablandar una piedra…por supuesto que la metáfora de la piedra en sus múltiples sentidos. Yo venía trabajando con piedras… por ejemplo te cuento: para perforar la piedra una trabaja con accesorios que se trabajan con agua, entonces en el hacer descubrí que el agua iba a tomando protagonismo también, entonces trabajé con esa agua con restos de piedra, con pigmentos…y puedo ir armando paisajes y algunos materiales van deviniendo en nuevas obras. Una trabaja con muchas cosas, digo, tengo un campo específico que es un capital para trabajar. ¿Cuántas formas posibles vislumbro de ablandar las piedras?. Esto es lo último, y tiene mucho tiempo de trabajo, una acción casi meditativa donde la idea de ablandar la piedra me lleva a pensar y sentir cómo ablando la piedra pero sin volverme piedra yo.. Una acción de ser consciente de la piedra que es una, la piedra que soy, la piedra que somos. Ese diálogo, que me parece que es lo interesante a la hora de pensar y producir… ¿las poéticas para qué si no es para pensarse, reflexionar, descubrir, descubrirse? Más allá de la resultante estética. Es verdad, aparece mi destreza de oficio, pero no importa siempre, puede aparecer o no… yo agarro lo que necesito en el momento en que estoy haciendo.

COMCOSUR MUJER Nº 526 – 07.08.17
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3) Chile: Educación No Sexista
Medio a medio

La educación no sexista ha crecido en importancia desde hace algunos años. Así, este año es una de las demandas principales del movimiento estudiantil, el cual exige, por ejemplo, una educación sexual integral y transversal, un trato igualitario a hombres y mujeres, y trabajar en base al concepto de género. Para conversar estos temas nos acompañaron en Alerta Educativa: Barbara Riarte, estudiante de 2do medio; Javier Figueroa, estudiante de 1ero medio; Ayelen Cereceda, estudiante de 4to medio; y, Emilia Villalobos, estudiante de 2do medio (todxs estudiantes del Liceo Confederación Suiza A-13 de la comuna de Santiago).

En el radiocontrol, Mario Sobarzo; en la conducción, Monserrat Mora.
En nuestra sección Paralaparabra recomendamos:
– «Educación no sexista, hacia una real transformación» de la «Red chilena en contra la violencia hacia las mujeres» disponible en: «www.nomasviolenciacontramujeres.cl/wp-content/uploads/2016/10/36621_RED-2016-WEB.pdf».

Comentarios, propuestas y críticas al correo «alertaeducativa@gmail.com», o al perfil de Facebook «Alerta Educativa» (www.facebook.com/radio.alertaeducativa).

COMCOSUR MUJER Nº 526 – 07.08.17
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4) México: Directoras mexicanas se alzan con los principales premios en el 20º GIFF
latamcinema.com

Con el anuncio del palmarés, el pasado 30 de julio finalizó en el Teatro Juárez de Guanajuato la vigésima edición de su Festival Internacional de Cine (GIFF), que se desarrolló en San Miguel de Allende y la capital de Estado durante diez días con Canadá como país invitado.

Los principales galardones reconocieron el trabajo de nuevas directoras mexicanas. El largometraje “Los días azules” debut de la directora tapatía Sofía Gómez Córdova se alzó con el premio a mejor largo mexicano de ficción. Se trata de un filme ambientado en Guadalajara que explora los límites de la identidad juvenil. Por su parte, “Etiqueta no rigurosa”, primer largo de Cristina Herrera Bórquez recibió el premio a mejor largometraje documental mexicano; y en la misma categoría, “Artemio”, segunda obra de Sandra Luz López, fue reconocida con una mención.

En la sección de cortometraje nacional, “Nos faltan” de Lucía Gajá y Emilio Ramos se alzó con el premio a mejor documental; mientras que en la categoría de ficción el premio fue para “Loving South” de Oliver Rendón. “Los árboles no dejan ver el bosque” de Gastón Andrade obtuvo el premio a mejor corto guanajuatense. Por su parte, el premio Mujeres en el Cine y la TV fue para el corto “Selva” de la costarricense Sofía Quirós.

El largometraje indio “Sexy Durga” de Sanal Kumar Sasidharan fue reconocido como Mejor Largo Internacional de Ficción, categoría en la que también participó “Pendular” de Julia Murat (Brasil/Argentina/Francia) y la coproducción argentina “Los decentes” de Lukas Valente. Por su parte, la prensa reconoció el largometraje “Ayúdame a pasar la noche” de José Ramón Chávez.
Además de la veintena de secciones que integran el certamen, el GIFF organiza actividades de capacitación y desarrollo de proyectos en paralelo con el objetivo de incentivar la producción audiovisual mexicana. Allí se premiaron dos trabajos de guion: el largo “Mano de obra” de David Zonana y el corto “Elogia de Río Grande” de Dariela Pérez. Asimismo, el certamen organizó la novena edición del Rally Universitario de creación de cortos de ficción y documental con la Identidad y Pertenencia como eje. El premio del jurado fue para Arturo Aranda por “Retratos de Simone”, trabajo de la Universidad Autónoma de Nayarit.

COMCOSUR MUJER Nº 526 – 07.08.17
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5) “Cuídate para cuidar”, las trabajadoras del hogar mueven el mundo
Pikara

La chacha, la criada, la chica. En los mejores casos, la señora de la limpieza. Rosario, Roxana, Ruth son mujeres que sí nos representan. Mujeres que a pesar de ser el último eslabón de una larga cadena se arremangan lo que haga falta para sacar la mierda que manchan sus derechos, nuestros derechos.

“Cuídate para cuidar”. Es el lema de la asociación Nosotras, una colectiva de mujeres migrantes, principalmente de Bolivia y afincadas en Granada, que trabaja por y para la reivindicación del empleo del hogar y de cuidados. Roxana Gutiérrez es la presidenta, pero aquí ninguna es más que la otra en una escala horizontal por la igualdad. Después de dejar su Bolivia natal hace más de una década en busca de un futuro mejor en su carrera como psicóloga y sexóloga, aún está en un continuo aprendizaje de reconocerse a sí misma como empleada del hogar y de cuidados . Una búsqueda que comparte con otras mujeres en la misma situación. “Apostamos y necesitamos la unión y la colectividad. No estamos solas en esta lucha inmensa con la que hemos creado una red que funciona desde las propias experiencias para seguir trabajando en el autoempoderamiento”.

Empoderamiento. Esa palabra aún tachada en muchos discursos, pero cada vez más arraigada en los colectivos sociales. En la asociación Nosotras lo tienen muy claro. “El empoderamiento forma parte del día a día, igual que el miedo. Hay miedo también de autoorganizarse, pero a través del empoderamiento lo estamos superando. Es indispensable porque trabajamos en espacios privados y detrás de esas puertas nadie sabe qué está pasando”, explica Roxana. Y esto es lo que le ocurría a Ruth Castro, también trabajadora del hogar y de cuidados, que ahora dice alto y claro: “Ya no tengo miedo”.

Ella, como muchas de sus compañeras, temía por su estabilidad económica y administrativa si se quejaban de su situación precaria: “Antes era impensable por miedo y necesidad al trabajo decir en el empleo que mi hijo se ha puesto malo y que tengo que salir. Me aguantaba y escondía a mi hijo. Ahora ya no”.

El 90 por ciento de las trabajadoras domésticas y de cuidados son mujeres; de ellas, el 46,7 por ciento migradas. “Estamos volviendo a un sistema patriarcal en el que la misión de la mujer es la de los cuidados”, incide Roxana. Otra compañera de Nosotras, Rosario Solís, apunta que “hasta ahora la sociedad no ha cambiado la forma de pensar. Sigue siendo machista. Tenemos que tratar de vernos de igual forma, sin diferencias ni de labores, ni de trabajos, ni de sueldos. Si las migrantes hacemos este trabajo es porque nadie quiere hacerlo y el colonialismo sigue estando presente”.

Sin derecho a paro

Migrantes. Trabajadoras del hogar y de cuidados. Con vivencias de situaciones de explotación laboral y precariedad. En la mayoría de los casos, no son dadas de alta en la Seguridad Social: un tercio de las trabajadoras lo hacen en negro, según colectivos como Territorio Doméstico. Esto no les ayuda para regular su situación administrativa en el país, un hándicap más para reivindicar sus derechos. Y si a esto se suman los salarios, casi que se puede hablar de esclavitud: ganan dos euros a la hora de media, según la colectiva.

Pero lo que más desean estas empleadas es encontrar un reconocimiento y valoración dentro unas políticas de Seguridad Social que las excluyen por completo como trabajadoras. “Estamos en un subconjunto del conjunto de los trabajadores y, aunque pagamos Seguridad Social y por tanto cotizamos, no tenemos derecho a desempleo. Nosotras mismas llegamos a precarizarnos por necesidad, porque si se reconocieran nuestros derechos cotizaríamos hasta el último minuto. Y eso beneficiaría al país. No entendemos por qué nos niegan nuestros derechos y no se ratifica el Convenio 189 que elaboró la Organización Internacional del Trabajo en 2013”, contesta muy segura Ruth.

Este convenio subraya que las empleadas del hogar deben de tener los mismos derechos laborales que cualquier otro sector. Mientras que países como en Alemania, Bolivia, Portugal, Bélgica o Suiza ya lo han firmado, en total 24 en todo el mundo y seis de ellos de la Unión Europea, España aún sigue sin ratificarlo, algo que deja en el limbo a más de 600.000 personas cuidadoras, según Territorio Doméstico. Una cifra que sólo Chipre supera dentro de la Unión Europea.

En 2012, el Gobierno de España hizo lo que parecía un gran cambio. Modificó el régimen especial del empleo del hogar y de cuidados al régimen general, así las profesionales tendrían que cotizar desde las primera hasta la última hora, por lo que la afiliación en la Seguridad Social se incrementó de 100.000 a 400.000 personas en este trabajo. Sin embargo, además de cuidar vidas y de ser la razón por las que otras personas pueden conciliar sus vidas, también se deben encargar ellas mismas de darse de alta y de realizar los contratos, pidiendo a los empleadores que cumplan los acuerdos establecidos. Acuerdos que obvian las horas de más que cargan a sus espaldas, o la dignidad de un trabajo que hoy en España es el único que no tiene derecho a desempleo.

Pero la lucha también está de puerta para afuera, en la calle. Y hoy, se recogen firmas, más de 100.000 de momento, a través de una campaña de sensibilización y denuncia para exigir en las instituciones más locales y al Gobierno de España -gobierno clasista y de derechas del Partido Popular- que ratifique de una vez por todas el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo. Y que así este colectivo pueda tener derechos tan justos y necesarios como establecer un contrato, una remuneración clara de dinero y no en especie como pagan a muchas mujeres, unos períodos de descanso, jornadas laborales con principio y fin y, por encima de todo, acabar con las vejaciones y discriminaciones.

Trabajar sin un día de descanso. Prácticamente las 24 horas al servicio de una casa que no es su hogar. No son heroínas, son mujeres de carne y hueso que se ven obligadas a aceptar trabajos precarios debido a la inexistencia de prestaciones económicas por desempleo, a pesar de cotizar en la Seguridad Social y pagar los impuestos de sus servicios cada jornada. Unos pagos que tampoco cubre los riesgos laborales a los que están expuestas. El trabajo de cuidados y del hogar está supliendo las carencias en servicios y prestaciones que deberían ser puestas a disposición de la población por parte de las Administraciones Públicas, según la colectiva.

Trabajar de rodillas, vivir con la cabeza alta

Rosario trabajaba en Bolivia en una clínica dental, en España tuvo que cambiar obligatoriamente su carrera, por sobrevivencia. Rosario ve muy lejos poder dedicarse a su profesión en un país que ni le convalida su título, ni le da otra opción que la fregona. “Ningún trabajo es denigrante, pero somos personas que estamos capacitadas para hacer otras cosas y todas queremos surgir y seguir adelante. Avanzar”, reflexiona.

Frente a la discriminación, la unión. Y para ello, se organizan en talleres de autocuidados que imparten ellas mismas. Relatan sus situaciones y preocupaciones, se escuchan y, a través de estas experiencias, encuentran las respuestas. Quizás, lo más importante es que han aprendido a decir ‘no’. “Hay que decir que no a la explotación, a la humillación, a la denigración y a las injusticias. Nosotras movemos el mundo porque somos una parte fundamental de todos los hogares”, reivindica Rosario. Una de las cosas que más satisface a Rosario es que ha podido salir del espacio de una burbuja privada a un espacio público, donde conoce a gente y a más culturas que le hacen crecer como persona.

De esta manera, en los talleres se conocen a sí mismas. Lo personal y profesional se convierte en una política inclusiva y plural adaptada a las necesidades de cada una. Actividades como el teatro del oprimido se ha convertido en una herramienta de empoderamiento personal y colectivo. Ahora, mujeres que desde que llegaron a España nunca habían salido de Granada, van a jornadas en otros puntos del país donde comparten con otras colectivas y adoptan modelos.

Todo un trabajo donde, nunca mejor dicho, “llevamos nosotras la sartén por el mango”. Las trabajadoras del hogar y de cuidados hacen más que limpiar. Son cocineras, psicólogas, médicas, intermediarias, estilistas, detallistas. Pendientes de la salud de quien le rodea y del equilibrio en el bienestar emocional de las personas que cuidan. Determinan la calidad de nuestra vida. Un lujo que se agradece convirtiéndolas en esclavas, en lugar de cuidarlas; porque sin ellas, ya no se mueve el mundo.

COMCOSUR MUJER Nº 526 – 07.08.17
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