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POLITIZAR LA POLÍTICA

1) Politizar la política

2) Vino nuevo en odres viejos

3) Entrevista a Gerardo Caetano

4) PERI sufre su primera crisis días antes de las elecciones

5) Papeletas falsas no anularán votos

COMCOSUR AL DÍA AÑO 15 Nº 1995 / NOTICIAS Y PENSAMIENTOS / Viernes 24 de Octubre de 2014 / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares – Apoyo técnico: Carlos Dárdano / COMCOSUR – COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / 1994 – 19 de junio – 2014 / Y ahora puede seguir a Comcosur también en Facebook
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«Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidades para cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad de que puedas contribuir para hacer un mundo mejor. Esa es tu alternativa». — Noam Chomsky
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1) Politizar la política
Soledad Platero (Caras y Caretas)

El domingo son las elecciones. Es probable que el presidente de la República no resulte electo en ese acto, pero sí va a quedar conformado el próximo Parlamento. El Frente Amplio alcanzará o no la ansiada mayoría parlamentaria y, eventualmente, alguno de los partidos más pequeños podrá hacerse de una banca. El ejercicio legislativo será, en cualquier caso y como siempre, cuestión de proponer, debatir, negociar y acordar. Uruguay se precia de ser un país muy serio en materia cívica. No es raro que los ex presidentes aparezcan juntos en algún evento, e incluso en plena campaña electoral, cuando se supone que los ánimos están más caldeados y cada uno arrima agua para su molino sin reparar en buenos modales, ha ocurrido que candidatos adversarios coinciden en algún lugar de la república y se saludan, se dejan sacar fotos y sonríen para el público, como jugadores de fútbol que saben que al final intercambiarán camisetas.

Los últimos días de una campaña electoral son, seguramente, agotadores para los protagonistas, tanto como son tediosos y exasperantes para los que miran de afuera. Para los militantes “de a pie”, para los que se hacen cargo de pelear el voto uno a uno y en la calle, el cansancio y la impaciencia se mezclan. Se vuelve difícil entender las razones ajenas, se hace cuesta arriba perdonar las discrepancias, que son vividas como claudicaciones narcisistas de gente que se mira el ombligo. Algunos días atrás, un periodista se preguntaba por qué los frenteamplistas se enojaban tanto con Hoenir Sarthou –un ex frenteamplista que argumentó a favor de no votar al Frente Amplio– y los colorados, por ejemplo, no se enojaban con Alberto Scavarelli –ex colorado que se pasó a filas frenteamplistas–.

Yo no tengo idea de si los colorados se enojaron con Scavarelli o con Glenda Rondán, pero me imagino que sí, que hubo muchos de ellos que hablaron mal de los disidentes, que se sintieron traicionados y que elucubraron acerca de los fines espurios que pueden haber tenido para cambiar de bando. Es normal que eso pase, en cualquier lado. En el caso de Sarthou, imagino, lo que enoja a los frenteamplistas no es que se haya cambiado de bando, sino que desde el lugar en el que está ahora dé razones que pretenden explicar que lo que se corrió fue el bando, no él. Que golpee a la izquierda en donde más le duele, es decir, en el corazón de sus principios de izquierda.

El problema, entiendo, es menos lo que puedan restar los que justifican su voto de izquierda fuera de la izquierda que lo que la propia izquierda en el poder, el Frente Amplio, restó de entre sus propias filas durante los casi diez años de ejercicio de gobierno. El problema no es que el Frente Amplio no haya sido consecuente con sus principios de justicia social, antiimperialismo y derechos humanos, sino que haya avanzado en esos terrenos (en unos más que en otros, qué duda cabe) sigilosamente, como quien camina con miedo de despertar a un gigante que duerme la siesta. El Frente Amplio favoreció, efectivamente, la posición de los trabajadores en el escenario de la negociación con las patronales.

Y no porque se haya puesto del lado de los trabajadores, sino porque facilitó las herramientas que hacen posible la negociación. El Frente Amplio favoreció, efectivamente, a miles y miles de personas que habían perdido la vista y la recuperaron gracias al Hospital de Ojos. Atendió a miles de niños que nunca habían visto a un dentista. Acompañó a cientos de madres pobres desde la gestación hasta los primeros años de vida de sus hijos, para abatir, en parte, los resultados nefastos de una miseria instalada desde hacía demasiado tiempo. Logró que se aprobara la ley de ocho horas para el trabajador rural y que las empleadas domésticas tuvieran negociación colectiva. Incorporó a miles de personas a la seguridad social.

Pero hay algo que no hizo (además de los cientos de miles de cosas que no hizo, y que puede decir que va a hacer) y que tiene, a mi entender, una importancia capital a la hora de recoger adhesiones: no politizó lo que hacía. Al contrario, se diría que hizo un esfuerzo supremo por despojar de política, de contenido político, a la tarea de gobierno. Fue consecuente con el discurso de la gestión, marketineó, hizo folletos, habló de “comunicar mejor los logros”, pero no enfrentó –no quiso que se viera que enfrentaba– a sus enemigos. A los enemigos de la izquierda, digo. A los que defienden intereses que no son los de los explotados, los de los jodidos, los de los más débiles. Los gobiernos del Frente Amplio minimizaron la importancia de la confrontación de intereses, la dejaron pasar como si fuera un simple asunto de intercambios privados en un escenario puramente económico.

Cuando los terratenientes tuvieron una rabieta que terminó en la derogación del Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR) –un gravamen cuya recaudación iba a ser volcada a atender los mismos problemas de infraestructura vial que, sin sonrojarse, las cámaras empresariales le siguen enrostrando al gobierno–, el Frente Amplio renunció a exponer el asunto como un tema político. El propio presidente de la República retiró la política de la escena cada vez que apeló al esfuerzo individual, personal y de conciencia para ayudar a los pobres y cada vez que dijo que los que tienen mucho son egoístas, como si todo fuera cosa de buenos y malos, de corazones generosos o mezquinos, y no cosa de intereses de clase que se enfrentan en la vida de todos los días, a toda hora. El presidente fue, también, el que se quejó del consumo en cuanto foro internacional existe, mientras, al mismo tiempo, su gobierno medía los avances alcanzados en número de autos vendidos y aumento del poder de compra de los uruguayos.

Es difícil gobernar, seguramente. Es difícil lidiar con intereses enormes, forcejear con ellos, saber esperar cuando no se los puede vencer. Es difícil festejar el ingreso de cientos de miles de compatriotas al maravilloso mundo del carrito lleno, las vacaciones y el autito, y al mismo tiempo hacer política, mostrar las tensiones, desnudar los intereses que juegan detrás de esa fiesta. Y es más difícil, supongo, no creer, a pocos días de las elecciones, que esos que ahora se visten mejor y salen a comer afuera son unos desagradecidos porque no quieren ver que poco de eso se debe a su esfuerzo personal y mucho, a una gestión de gobierno.

Pero no se puede jugar con las cartas del enemigo y creer que, a largo plazo, esas cartas servirán para ganar. Haberse llenado la boca con palabras como “innovación”, “liderazgo”, “emprendedor”, “productividad” y “crecimiento” y haber desterrado las viejas palabras de la política –“justicia”, “solidaridad”, “igualdad”, “compañerismo”– tiene un precio alto que, eventualmente, no se pagará en esta elección, pero se pagará, sin dudas, más tarde o más temprano.

Por eso, si la izquierda quiere contar con el apoyo y la confianza que necesita, lo que debe hacer es restituir a la política lo que es de la política, y dejar de jugar el juego voluntarista de la tecnocracia y la gestión. Si el Frente Amplio quiere que los enojados retornen, que los indecisos se decidan y que la militancia se robustezca, lo que debe hacer es hablar de todo. Hablar políticamente de todo. Romper el hechizo de la vida cómoda y aconflictiva del paisito con vista al mar y hablar francamente de lo que falta, de lo que hay y de lo que no va a poder haber. Y de por qué.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 24 DE OCTUBRE DE 2014
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2) Vino nuevo en odres viejos
Las expectativas y las probabilidades de lo que sucederá el domingo en las elecciones nacionales
Adolfo Garcé (El Observador)

Todos nos hacemos la misma pregunta. Al final de cuentas, ¿qué pasará el próximo domingo? Permítanme compartir con ustedes mis expectativas. No son deseos. Tampoco profecías. Es, apenas, lo que considero más probable. Me inclino a pensar que el domingo que viene se confirmarán las dos tendencias contrapuestas que vienen circulando en la sociedad uruguaya. Por un lado, ya sabemos que existe una fuerte demanda de renovación. Por el otro, creo que se dejará sentir, también, la demanda de continuidad. Parecen procesos opuestos. No lo son.

La demanda de renovación se manifestó claramente la noche del 1º de junio y está siendo confirmada por las encuestas durante estos días. Las internas de los partidos, especialmente las del FA y del PN, se están moviendo.

En el FA la urgencia por lo nuevo se manifestó, en junio, en el extraordinario apoyo recibido por Raúl Sendic y Constanza Moreira. Las últimas encuestas sugieren que Sendic no logrará repetir la hazaña de conservar el primer lugar. Pero todo indica que su cosecha no será magra y que logrará captar buena parte de los votos que, en un principio, podrían haber ido a parar a las listas de los socialistas. Constanza Moreira tuvo un perfil más bajo del esperado durante los últimos meses. De todos modos, a pesar de no contar con medios económicos y de haber tenido que construir sobre la marcha sus apoyos electorales locales en todo el país, siempre según las encuestas, probablemente consiga su meta y alcance a permanecer en el Senado. La competencia entre Moreira y los comunistas (que innovaron llevando al Senado al intendente de Canelones Marcos Carámbula) por el voto de los votantes frenteamplistas más de izquierda promete ser muy dura.

El despegue de los nuevos liderazgos frenteamplistas estaría afectando de modo distinto a las dos grandes fracciones que han predominado hasta la fecha. El Espacio 609 parece resistir mucho mejor los desafíos emergentes que el Frente Líber Seregni. En ancas de la popularidad del presidente, el sector de Mujica se encamina a ser la minoría mayor dentro del FA como viene ocurriendo hace más de una década. Mientras tanto, el sector del vicepresidente Astori parece destinado a perder un par de senadores. Si voy por la pista correcta, en suma, hay que esperar que luego de la votación del próximo domingo se verifique una tasa de renovación importante en la bancada del FA.

En el PN, la demanda de renovación se hizo sentir durante la elección de junio especialmente de un modo. La irrupción de lo nuevo se manifestó con claridad en la competencia por la candidatura presidencial: sorpresivamente, el diputado Luis Lacalle Pou se impuso sobre el experimentado senador Jorge Larrañaga. Pero la demanda de renovación se manifestó también en la excelente votación de Verónica Alonso dentro de Alianza Nacional y en el ascenso meteórico de la 404 (la lista de Lacalle Pou y Álvaro Delgado) que superó ampliamente a la 71 (la más tradicional del Herrerismo). Los resultados de junio anticipan los de octubre: es muy probable que, también en el caso del PN, se verifique una tasa significativa de renovación de la bancada parlamentaria.

La demanda de renovación circula ampliamente dentro de los partidos. Sin embargo, no tengo la expectativa de que existan cambios espectaculares en la votación entre partidos. Por el contrario, considero muy probable que la volatilidad electoral (el porcentaje de electores que cambian de partido entre una elección y otra) sea la menor desde la restauración de la democracia en 1985. El 1º de junio la ciudadanía se pronunció a favor de la renovación. Sospecho que el próximo 26 de octubre la ciudadanía votará por la continuidad. Las encuestas muestran que la intención de voto a cada uno de los partidos es similar a la de cinco años atrás. La principal diferencia es que el FA está un par de puntos por debajo del nivel de intención de voto de octubre de 2009.

No me asombraría que el domingo de noche, cuando aparezcan las proyecciones de escrutinio, tengamos que explicar cómo a pesar de las luces y sombras del gobierno de José Mujica el apoyo a los diferentes partidos cambió poco. Si esto terminara ocurriendo, la política uruguaya habría confirmado que sigue siendo extraordinariamente estable. Nuestros partidos habrán demostrado, una vez más, que saben cómo “fidelizar” a sus electores.

A veces, como en 2004, cuando el PC se desplomó, el comportamiento electoral de los ciudadanos experimenta cambios importantes. Pero este tipo de modificaciones es excepcional. El patrón habitual de cambio en Uruguay es una sofisticada combinación de continuidad y cambio. Barrán y Nahum, hace muchos años, parafraseando la sentencia bíblica, escribieron que nuestros partidos suelen llenar con “vino nuevo los odres viejos”.

Desarrollando esta idea, y evocando un viejo concepto muy empleado por David Easton y los enfoques sistémicos, Gerardo Caetano y José Rilla, hace casi tres décadas, decían que para entender la permanencia de los partidos uruguayos (se referían a los partidos tradicionales) era, precisamente, su capacidad para cambiar: “Permanencia con cambio y mediante el cambio”, sintetizaban, citando a Easton (1). Me pregunto si no tendremos que tener en cuenta esta vieja lección a la hora de interpretar los resultados del próximo domingo.

1 – Gerardo Caetano y José Pedro Rilla. “El sistema de partidos: raíces y permanencias”; en Gerardo Caetano, José Pedro Rilla, Pablo Mieres y Carlos Zubillaga, De la tradición a la crisis, Claeh-EBO, Montevideo, 1985

Garcé es Doctor en Ciencia Política, docente e investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Udelar.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 24 DE OCTUBRE DE 2014
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3) El diario del viernes: Gerardo Caetano cantó Las 40
Gerardo Tagliaferro (Montevideo Portal )

«La sociedad uruguaya, un poco distraídamente, se acerca a una definición electoral entre dos opciones, en algunos aspectos, antagónicas», dijo Gerardo Caetano, que contestó Las 40 de Montevideo Portal. Por Gerardo Tagliafero

«El olor a pasto mojado todavía me conmueve y me retrotrae al Franzini de hace 30 años» dice, notoriamente asaltado por la emoción, el ex futbolista de Defensor Gerardo Caetano. Es una de las últimas, entre muchas frases contundentes que ha dejado caer durante una hora y pico de charla. No fue para hablar de fútbol que llegué hasta su oficina del Instituto de Ciencia Política, pero siendo que integró aquel Defensor que cruzó el Rubicón del fútbol uruguayo y destronó por primera vez a los grandes en 1976 la tentación era irresistible.

Para los futboleros, un poco de aquella historia al final de esta entrevista. Para los demás -que uno supone deberían ser muchos en este cierre de campaña electoral- bastante de política, con un hombre que hace muchos años, después de colgar tempranamente los botines, se convirtió en referencia a la hora de analizar los avatares del juego partidario.

Historiador y politólogo, entregó afirmaciones categóricas, como que los políticos de este país «siempre están en campaña», lo que dificulta acordar políticas de Estado, porque si bien todos hablan de ellas previo a las elecciones, después les da más rédito la diferencia. O como que el tótem de la mayoría parlamentaria tiene pies de barro, pues el país funcionó durante buena parte de su historia sin necesidad de él. O esta otra, en clave de duda y tan provocativa a horas de la elección: «Aquellos que mantienen una inspiración wilsonista, ¿se sienten tan cómodos votando a Lacalle Pou?»

Para Caetano, un hombre «de izquierdas, en plural» que alguna vez Mujica quiso para presidente del FA, la oferta frenteamplista tiene dificultades para recuperar a los descontentos y evangelizar a los «no creyentes», el candidato blanco logra una propuesta de campaña inteligente desenfocándola de su matriz «liberal conservadora», y Pedro Bordaberry, «más allá de todas sus virtudes, no puede convocar al batllismo».

1) ¿Cómo estás viendo el tramo final de la campaña?
Una campaña muy abierta, con una situación de incertidumbre que hace ocho o diez meses no era esperable. Mi evaluación de la campaña no es buena, creo que es muy light en términos de debates y propuestas de fondo.

2) ¿La ves más light que otras anteriores, especialmente las últimas?
Con Gustavo de Armas y Sebastián Torres acabamos de editar un libro, Los retos del desarrollo, en el que manejamos la hipótesis de que un desarrollo más o menos próximo es plausible en el Uruguay de hoy. Pero para aprovechar esa oportunidad hacen falta reformas estructurales en las que Uruguay viene fallando: transformación educativa, diversificación de la matriz productiva y exportadora, profundización de la democracia en algunos aspectos, un gran salto en innovación en ciencia y tecnología, infraestructura, combinar nuevos emprendimientos con la sustentabilidad medioambiental. Sobre estas cosas la verdad que estoy viendo discusiones muy poco profundas. Todos los candidatos parecen querer parecerse demasiado.

3) Hay una estrategia, por lo menos de algunos candidatos, que apunta a no diferenciarse demasiado.
Bueno, y una identidad política también es parecerse y diferenciarse. Y acá todos quieren parecerse. Incluso en los programas, las diferencias, que efectivamente existen, están como diluidas. Así de alguna manera se pueden conseguir consensos fáciles, pero estos no son el sustento para políticas de Estado realmente positivas. Las políticas de Estado requieren acuerdos exigentes y para ellos hay que discutir las diferencias.

4) Desde por lo menos 1985, luego de la dictadura, escuchamos hablar de la necesidad de políticas de Estado. ¿Por qué es una materia que siempre está pendiente?
Los países desarrollados, en particular los países pequeños que apuestan a un desarrollo calificado, establecen tres o cuatro puntos estratégicos y sobre ellos se ponen de acuerdo porque requieren políticas que van más allá de un período de gobierno. Nadie puede reformar la educación en cinco años, o diversificar la matriz exportadora o hacer una revolución en el campo de la investigación. No, se requieren más de cinco años. Y sobre esas cosas nos podemos poner de acuerdo, pero ocurre que tenemos una política en la que existe una campaña permanente. Siempre estamos en campaña.

5) Los políticos miran todo con óptica electoral.
Exactamente. Se instaló una sabiduría convencional en la que las políticas de Estado no reditúan a la hora electoral. Pero a la hora electoral todos hablan de políticas de Estado. Y así vamos perdiendo tiempo. No hablo de unanimidades, eso es un error, sino de grandes mayorías para un rumbo.

6) ¿La mayoría parlamentaria del Frente Amplio en estos dos períodos conspiró contra la posibilidad de acordar esas políticas de Estado?
Yo creo que no. El país tiene que aprender a manejar de otra manera la mayoría legislativa. Cuando blancos y colorados gobernaron en coalición tuvieron una gran dificultad para incorporar al tercero, que desde 1999 era la primera fuerza política del país. De hecho no hubo esa incorporación y fue un gobierno del segundo y el tercero.

7) No es un problema del Frente, sino del sistema político uruguayo: incorporar a la mitad que quedó afuera.
Claro. Hay que desdramatizar esta idea de que no tener mayoría legislativa genera ingobernabilidad. El país no tuvo partidos con mayoría legislativa durante la mayor parte de su historia y tuvo un margen de gobernabilidad muy grande. Segundo, hay que romper con la idea de que a este país lo gobierna una coalición de blancos y colorados o lo gobierna el Frente Amplio con mayoría parlamentaria propia. Esta idea instalada iba a llegar un momento en que se iba a romper, y muy probablemente ese momento llegue después de esta elección. Hay transformaciones que no pueden definirse por 50 diputados contra 49. Hay políticas que requieren acuerdos no unánimes pero sí de largo alcance, eso es lo que hacen los países desarrollados. Acuerdos a diez años, con rendición de cuentas y con un monitoreo permanente, y esos temas deben quedar sustraídos de la política partidaria menor. Sobre el resto de los temas discutamos.

8) Pero también se puede argumentar que la gente vota a un gobierno para que lleve adelante su programa.
Bueno, la gente vota muchas cosas y la ecuación de poder en una democracia, por suerte, está repartida. La lógica es encontrar mayorías para rumbos en los que la sociedad encuentra consistencia. En el Frente Amplio no hay acuerdo en materia educativa, no hay una política educativa sobre la cual pueda encolumnarse. Sin embargo, el porcentaje del Frente que está de acuerdo debe ser un 85 %, y además tiene acuerdos por ejemplo con buena parte de Alianza Nacional o de Batllistas de Ley. ¿Por qué no sustentar una gran política educativa sobre acuerdos de máxima, no de mínima que terminan siendo tan generalistas que luego no dan resultados?

9) En el ejemplo concreto que manejás, ¿el Frente no puede acordar con otros partidos porque se lo impide su propia interna?
En su discurso inaugural, Mujica habló de que los partidos tenían que ser como tuercas y tornillos y puso el ejemplo claro de la educación, y eligió bien las políticas de Estado: educación, energía, medio ambiente, seguridad… Uno de los jerarcas de la actual administración, que integró el Codicen, cuando fue cesado concurrió a un comité de base y dijo: «En una sociedad de clases no puede haber políticas de Estado». ¿Cómo iba a llevar adelante políticas de Estado si él no creía en ellas? Las personas que tienen que llevar adelante una política deben involucrarse con ella. Creo que Mujica sí lo quería pero buena parte de la izquierda no.

10) ¿Esta elección la definen electores que le «prestaron el voto» al FA pero que dudan si volver a votarlo?
Las encuestas revelan que hay entre 75 y 85 % de votantes definidos, que pase lo que pase votan a su partido. Tienen más o menos militancia, más o menos adhesión, pero son votantes firmes. Lo que ocurre es que ese 15 o 20 % restante en esta elección es muy heterogéneo, porque ahí están por un lado los no creyentes, aquellos para los que la política no es relevante. Son los indecisos clásicos, con poco conocimiento e interés en la política, pertenecen fundamentalmente a sectores populares y votan de acuerdo a las circunstancias: hoy a uno y mañana a otro. Pero lo que revelan los estudios es que en ese 15 o 20 % en el que hoy se percibe un estado de gran fluidez política hay también frenteamplistas descontentos por primera vez, que tuvieron una expresión en la interna y, sobre todo respecto a octubre, están dudando. Noviembre será otra elección. Y ahí hay varios puntos. Y además tenemos partidos tradicionales en los que ya van dos elecciones que pierden los mismos sectores, y de manera concluyente.

11) Te referís a los sectores que podrían ubicarse del centro más hacia la izquierda.
Imaginate lo que significa para un batllista en el Partido Colorado que Bordaberry durante 10 años sea el líder más votado, en una relación de 75 a 25. O lo que significa para el wilsonismo tradicional, incorporado en Alianza, que Larrañaga haya perdido con Lacalle padre y cinco años después haya perdido con Lacalle hijo. Por cierto que hay batllistas y wilsonistas que ya se habían pasado al Frente Amplio, porque si no es imposible entender ese salto del Frente del 94, con un 29 %, al de 2004 con un 52 %. Lo que da incertidumbre a esta campaña es que ese núcleo de fluidez política de un 15 o 20 % que va a definir la elección es mayor que en otras ocasiones. Tiene ese factor nuevo de descontento frenteamplista que, a no equivocarse, es un descontento hacia la izquierda y hacia el centro. A los que se suman los no creyentes de siempre. Ahí se juega el partido. César Aguiar decía que en la política uruguaya, con estas dos mitades más o menos paritarias, los que definen son los no creyentes. Esto es muy importante, porque si hacés una campaña para convencer a los convencidos, seguramente a los no creyentes no les vas a llegar. El Frente Amplio, con diez años de gobierno, debe reconocer a los descontentos, los debe legitimar.

12) ¿Crees que no lo está haciendo?
Creo que la campaña del Frente no ha sido sólida. Primero fue de rumbo equivocado: la filosofía del «vamos bien» era equivocada. Y luego, a pesar de que hubo un cambio, siguió siendo una campaña muy orientada a los convencidos, a la masa frenteamplista que ya definió su voto. Y con poca orientación hacia los descontentos, que los debe recuperar para ganar, y hacia los no creyentes. Por otra parte, el triunfo de Lacalle Pou en la interna nacionalista cambió la elección y le complicó el libreto a los otros dos partidos, que claramente se habían adecuado a competir con Larrañaga y no con Lacalle Pou.

13) Sé que no te gusta hacer razonamientos contrafácticos, pero no resisto la tentación de preguntarte: ¿Larrañaga estaría hoy compitiendo con Vázquez con tantas posibilidades como lo hace Lacalle?
Es muy difícil saberlo, porque en realidad si tú ves los números, lo que hoy muestra en términos de adhesión el Partido Nacional no es nada excepcional. Incluso es menor de lo que hace cinco años llegó a mostrar Lacalle padre. Nos olvidamos, pero Lacalle padre llegó a tener una intención de voto del 37 o 38% y el Frente Amplio tenía 43%. En julio de 2009 la elección estaba totalmente abierta. Lo que pasa es que a partir de ese momento el Partido Nacional cae y el Frente Amplio, aunque levemente, se recupera. Creo que la candidatura de Lacalle Pou marca un cambio en el sentido de un libreto diferente, que creo sintoniza con algo que vengo proponiendo desde hace muchos años: a su ritmo y en sus formatos, la política uruguaya está cambiando. Y lo está haciendo más en la ciudadanía que en los partidos. Un signo de ese cambio es esta novedad que representa el liderazgo de Lacalle Pou -alguien que salta desde la diputación sin haber construido todavía un liderazgo dentro de su Partido, que es muy joven para los promedios uruguayos, y encima parece más joven de lo que es, apelando con mucha convicción a esta lógica de «la positiva» que la política uruguaya nunca ha utilizado- y este éxito que logra situándose en el centro de la campaña.

14) ¿Qué está indicando el hecho de que el Partido Colorado no logre superar el 17 % desde hace diez años?
Que Pedro Bordaberry, más allá de todas sus virtudes, no puede convocar al batllismo.

15) ¿El Partido Colorado se quedó en la derecha?
Y… sí. Esto no quiere decir que no haya batllistas, pero el batllismo está en otros lados. Mucho batllismo está en el Frente Amplio. Amorín Batlle decía que iba a recuperar a los batllistas que se habían ido al Frente y claramente no lo ha logrado. Y Bordaberry, más allá de lo que se diga, tiene techo.

16) ¿Eso lo revierte alguien que aparezca dentro del Partido con un discurso batllista y capacidad de liderazgo, o es algo más estructural? César Aguiar hablaba de la desaparición del Partido Colorado.
Bueno, en Uruguay los pronósticos que hablan de la desaparición de un partido siempre se equivocan. Acá no desaparece nada, todo se transforma. Lo que ocurre es que para lograr algo tenés que creer que eso es posible. En el Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle padre cambió al Partido en cinco años. Él heredaba el Partido de Wilson y en cinco años lo cambió radicalmente, y desde entonces hasta ahora han pasado 25 años. Más allá de que Jorge Larrañaga ganó la interna partidaria nítidamente en 2004, no logró revertir eso. El herrerismo, en su versión anterior o en su versión nueva, se quedó con un Partido que ya no es el Partido de Wilson.

17) El batllismo es prácticamente sinónimo de Partido Colorado durante casi todo el siglo veinte, pero el wilsonismo, dentro del Partido Nacional y mirando en el largo plazo, fue algo casi coyuntural…
(Interrumpe) Ciertamente, pero el origen del wilsonismo no es la mera continuidad del nacionalismo independiente. Cuando surge el wilsonismo, en los años 69-70, es una nueva síntesis que perdura hasta la muerte de Wilson y configura un liderazgo que muchas veces se lo destrata, diciendo que era meramente de resistencia. No, no, Wilson Ferreira había demostrado con creces que era un estadista y que podría haber sido un presidente con capacidad de proyectos de Estado. No era un liberal conservador, como es la autoidentificación del herrerismo de siempre.

18) Por eso te digo: esa identificación acompañó al Partido Nacional durante casi todo el siglo veinte hasta la llegada de Wilson, y después de la muerte de Wilson volvió.
Exactamente. Lacalle padre, después de su derrota frente a Mujica en 2009, dijo algo impresionante: «Yo no entiendo a esta sociedad y esta sociedad no me entiende a mí». Ese era prácticamente el anuncio de su retiro, pero eso que dijo lo dijo de su persona pero también de lo que él expresaba política e ideológicamente, que era el herrerismo. Aparece su hijo, que tiene muchas virtudes políticas pero que en términos ideológicos no creo que signifique algo demasiado distinto.

19) Él intenta transmitir algo distinto.
Sí, pero ¿dónde está la renovación ideológica? ¿Dónde está el espíritu wilsonista? Yo no lo veo ahí. Lo que sí veo es un político joven, de nuevo estilo, con capacidad de gestión, muy inteligente, muy dúctil como candidato. Pero en términos ideológicos, él mismo cuando sale del casete y empieza a hablar de los asuntos se define como un liberal conservador. Él se ha definido así. Por supuesto que ahora nunca lo reconocería, pero hay programas en los que se ha definido así, y es la familia ideológica que lideró el herrerismo durante más de cien años. La pregunta es: ha logrado ganar el protagonismo en la campaña a través de los aspectos de sintaxis de la política y no de los aspectos semánticos de ella, pero ¿podrá establecer una hegemonía en el gobierno? Después de diez años de Frente Amplio y de las trasformaciones que el país ha vivido, ¿el liberalismo conservador puede retomar la tarea y construir hacia delante?

20) ¿Tenés respuesta para esa pregunta?
Yo diría que es muy difícil.

21) ¿Eso qué quiere decir? ¿Que aunque quisiera no va a poder desmontar algunas reformas hechas por el Frente?
Lacalle Pou ha dicho que no tiene intereses fundacionales, sin embargo muchas de sus ideas tienen un efecto disruptivo respecto de las políticas frenteamplistas. La sociedad uruguaya, un poco distraídamente, se acerca a una definición electoral muy abierta en la que tiene ante sí dos opciones que son muy diferentes, en muchos aspectos antagónicas. Incluso en los programas, en los que muchas veces se amortiguan las diferencias. En materia educativa, por ejemplo, una cosa es Daniel Corbo y otra cosa es Pablo Da Silveira. Corbo en muchos aspectos está más cerca de las políticas educativas de una parte del Frente Amplio que de Da Silveira. El plan Pro Mejora es un plan que claramente debió haber sido apoyado al menos por una parte del Frente Amplio. Y digo «una parte» porque el Frente no tiene un solo modelo educativo, hace veinte años que no puede definir un documento sobre educación que compartan todos los sectores. Si Lacalle Pou gana, ¿le resultará sencillo armar un gobierno de coalición con Jorge Larrañaga, con quien tiene diferencias, con Pedro Bordaberry y con Batllistas de Ley? Está por verse.

22) Sin embargo uno mira el Frente Amplio y puede pensar que las diferencias en algunos aspectos entre Asamblea Uruguay y el Partido Comunista, por ejemplo, son más grandes que esas.
Son más grandes, lo que pasa es que en el Frente hay una práctica de múltiples ideologías y un solo programa. Esto funcionó sin problemas con el Frente en la oposición. Con el Frente en el gobierno funcionó bastante bien igual, porque en la gran mayoría de los casos el Frente administró sus diferencias como para que la mayoría legislativa funcionara. Pero el país tiene que romper con ese corset de que gobiernan blancos y colorados juntos o lo hace el Frente Amplio con mayoría legislativa. Hoy tiene que haber puentes entre las dos mitades.

23) Parece ser que esta elección va a dar la oportunidad de poner eso sobre la mesa.
Exactamente, y los puentes son fundamentales. Es inevitable, porque seguirlo postergando le hace daño al país. ¿Por qué dramatizar que gane un partido sin mayoría legislativa, que es lo que ha pasado en la mayor parte de nuestra historia? Pero además no necesariamente tiene que formar una coalición para gobernar, puede ir negociando caso a caso, buscando mayorías para cada tema. La negociación es la clave de la política.

24) ¿Qué cambiaría en el escenario político un triunfo de la Concertación, la unión de blancos y colorados en Montevideo, en las departamentales del año que viene?
En términos de competencia, la Concertación obviamente da a blancos y colorados mayor capacidad. Pero la Concertación tiene un problema: el Partido Nacional y el Partido Colorado no son lo mismo, y yo creo que aquellos que detrás de la Concertación están viendo la lógica de conformar un nuevo partido le están dando al Frente Amplio la mejor noticia que puede recibir.

25) ¿Por qué lo decís?
Siempre recuerdo que en 1919 hubo un partido empresarial, la Unión Democrática, que juntó a los principales empresarios porque querían tener representación directa en el Parlamento. Y Herrera les decía: «Para curar un resfrío se van a agarrar una pulmonía». La lógica de la izquierda pasa por unificar siempre a blancos y colorados como «la derecha», cosa que rompe los ojos que funciona en una lógica de competencia política, pero es una simplificación. Es como los que dicen que la izquierda son comunistas y tupamaros. Pero si blancos y colorados se juntan y pierden sus matices, ¿dónde van a ir wilsonistas y batllistas? ¿Es tan claro que un batllista prefiere a un herrerista antes que a un frenteamplista? Las encuestas revelan que un 10 % de votantes firmes del Partido Colorado en un balotaje votarían a Tabaré Vázquez. Y me pregunto: aquellos que mantienen una inspiración wilsonista, ¿se sienten tan cómodos votando a Lacalle Pou? Para Larrañaga fue un golpe muy duro perder la elección interna. Lo vimos todos. ¿Cómo hace el wilsonismo para reconstruirse y volver a cambiar al Partido? Vuelvo a decir: Lacalle padre cambió al Partido en cinco años, es otro Partido.

26) El economista Gustavo Licandro, que fue subsecretario del Ministerio de Economía, me dijo una vez que, en el gobierno de Lacalle padre, el herrerismo perdió la batalla política pero ganó la batalla ideológica.
Claro, y eso es sustantivo. El herrerismo ha ganado la batalla ideológica dentro del Partido Nacional, y ese es un hecho político fundamental para entender la configuración del sistema político uruguayo. En el Partido Colorado, ya van diez años que Pedro Bordaberry le gana al batllismo 75 a 25 en la interna. Esto demuestra que Bordaberry tiene un techo. El Partido Colorado, con Pedro Bordaberry y sin un ala batllista, es el tercer partido.

27) Hace un rato decías que el Frente Amplio pierde votantes por izquierda y por el centro, y uno podría suponer que los primeros van a las opciones a la izquierda del FA, como Asamblea Popular, por ejemplo. Sin embargo, las encuestas no muestran crecer a esas opciones en la misma proporción.
Antes se decía «a la izquierda del Frente Amplio no hay ni un diputado». En estas elecciones esto aparece con un signo de interrogación. Y en este contexto tan parejo, un diputado cuenta y mucho. Pero por otro lado, tal vez esos descontentos no se fueron todavía a ningún partido: votan en blanco, votan nulo, están indecisos…

28) Pero tampoco el voto en blanco o nulo parecen crecer mucho.
Bueno, aquí las encuestadoras se diferencian. Lo que digo es que esos frenteamplistas descontentos habían dado señales evidentes que el Frente no recogió debidamente. El 15 % de voto en blanco que hubo en la elección (departamental) de Montevideo en 2010 fue una señal fortísima. Siempre se decía que era mucho más fácil que un elector blanco o colorado se volviera frenteamplista que un elector frenteamplista se volviera blanco o colorado. Los encuestadores hoy dicen que esto último está ocurriendo, no en gran magnitud pero está ocurriendo. Y una encuesta de Factum dice que el Frente pierde apoyo en Montevideo, en la clase media y media alta, y en los sectores con mayor nivel de educación.

29) Que son segmentos donde el FA era fuerte.
Claro. Hay un cambio también de extracción social. El Frente Amplio se ha vuelto un partido de base popular muy marcada, pero tiene problemas con la clase media. Sus políticas han tenido problemas con la clase media y tal vez el Frente no se ha tomado en serio este tipo de problemas. Parece claro que el Frente pierde votos por ahí y que esos votos por primera vez van a cruzar lo que parecía un muro infranqueable. Ahí el tema del pacto fiscal es clave. Un pacto entre el ciudadano y el Estado. La presión fiscal en los países desarrollados es muchísimo más alta que en Uruguay, donde es un 28 %. Incluso en Argentina y Brasil es 35 %. En las sociedades nórdicas es muchísimo más alta, pero tienen servicios públicos muy buenos. En Finlandia, el 92 % de la educación es pública, pero es de excelente calidad. Lo mismo la atención a la salud. En Uruguay los hospitales públicos no dejan de ser hospitales para pobres. Está claro que en 2004 la prioridad era la emergencia social, pero hoy la sociedad uruguaya es otra y tiene otras demandas. Hoy más de lo mismo no alcanza, y esto corre no solo para el Frente sino también para blancos y colorados.

30) ¿Tuvo alguna consecuencia en tu labor académica aquella propuesta de Mujica de que fueras presidente del Frente Amplio?
No. Yo por definición personal y moral no borro las huellas, y me hago cargo de lo que pienso. Siempre he reconocido que soy una persona de izquierdas, en plural. Pero en mi trabajo como historiador o como politólogo quiero que se me reconozca que, en el acierto o en el error, digo simplemente lo que opino. No hago mandados a nadie, no le pregunto a nadie antes de opinar y no represento a nadie más que a mí. Por eso no puedo estar en un partido. Me han hecho muchos ofrecimientos en política y siempre he tenido la convicción de que me gusta mucho analizar la política pero me aburriría ejerciéndola. No tengo vocación de gestión. El mío es un camino sin retorno y en mi caso -repito, en mi caso, no digo en otros- no es conciliable con un partido político, lo cual no quiere decir que yo no acepte que un colega sea militante de un partido y haga sus cosas. Esas son cosas que se sienten, en mi caso no me siento bien en un partido.

31) ¿Dónde quedó aquel joven futbolista que integró el Defensor campeón uruguayo de 1976?
Me habita no sabés cuánto. Te puedo asegurar que muchas de las interrogantes que le hago a la historia o a la política tienen que ver con aquellos años. El de futbolista es de aquellos oficios que no se dejan, se es futbolista para siempre. Y yo me considero futbolista.

32) ¿Hasta qué edad jugaste?
Hasta los 22 años. Tuve una lesión muy grave, rotura de ligamentos cruzados, que en aquel momento no se operaba, a los 17 años. Y tuve una sobrevida futbolística en base a mucho trabajo de musculación durante cinco años más. Igualmente, siempre tuve muy claro que mi vocación profesional estaba en otro lado. Pero ojo, viví con enorme pasión mi tiempo de futbolista, te diría que con tanta vocación como lo que hago en el campo académico.

33) ¿Es cierto que aquel plantel de Defensor, que rompió la hegemonía de los «grandes» ganando el campeonato uruguayo en 1976 en tiempos de dictadura, era un plantel politizado?
Por supuesto. En un tiempo en el que la política estaba prohibida y entonces era un oasis. En aquel grupo estaba una de las personas más inteligentes que conocí en mi vida, que era el profesor José Ricardo De León. Un gigante.

34) Que era un hombre de izquierda.
Era un hombre de izquierda que tenía un hermano preso y que fue reprimido. Entre otras cosas, no fue técnico de la selección uruguaya por su condición de hombre de izquierda. Y pudo dirigir a Defensor durante la dictadura, pero no era changa. Pero también en ese plantel había figuras gigantescas: «Pedrín» Graffigna…

35) Otro tipo de izquierda.
Sí, pero también había gente de derecha, como Luis Alberto Cubilla, con quien conviví en sus últimos seis meses como futbolista y del cual tengo un recuerdo imborrable. Beethoven Javier…

36) ¿Esto generaba discusiones políticas en el plantel?
(Piensa) Generaba discusiones que tenían que ver con lo que en aquella época era la política. Te puedo asegurar que siempre hay política, aun en una dictadura feroz como aquella. Y cuando se discute que un futbolista es también un trabajador, que el éxito no depende del lucimiento personal sino de un sistema de juego en equipo, que alguien que no luce puede ser fundamental para que un equipo gane, eso también puede ser hacer política. Y te puedo asegurar que la mística que generó José Ricardo De León era una mística de la solidaridad maravillosa. Yo vi a Cubilla, con 36 años y gordo, trancando con la cabeza y entrenando como seguramente nunca entrenó. Y eso lo lograba De León. Te diría que él está entre las diez personas más inteligentes que he conocido en mi vida.

37) Se lo identificaba con el «antifútbol».
Él decía que había que defender a la europea y atacar a la sudamericana. Cuando era profesor de Educación Física en el Dámaso dividía la clase en dos: los que jugaban mejor y los que jugaban peor. Y se ponía de técnico de estos últimos, para que les hicieran partido. Cuando entrenábamos en Defensor y jugábamos titulares contra suplentes, los titulares jugaban sin arquero, ponía una silla en el arco y se sentaba él. Y los obligaba a hacer un pressing fantástico para que el rival no llegara al arco. No era para nada el antifútbol, se ajustaba a los recursos que tenía. Internacionalmente fue reconocido como alguien que anticipó la revolución futbolística holandesa (de 1974). Claro que la dinámica del fútbol uruguayo no era la holandesa. Pero Rinus Mitchel (entrenador de Holanda) se carteaba con De León.

38) ¿De dónde había sacado su estilo?
Lo fue construyendo. Hace poco su familia donó su archivo al Museo del Fútbol y me llamaron. Fue una experiencia mágica, porque imaginate ver los papeles, las anotaciones de aquel maestro. Vi cosas absolutamente maravillosas y para mí fue un viaje al pasado, a mi juventud. Te puedo asegurar que el olor a pasto mojado todavía me conmueve y me retrotrae al Franzini de hace 30 años. Él decía que lo primero que había hecho era leer las reglas, y que ahí descubrió que se jugaba con una sola pelota. «¿Se dan cuenta de lo relevante que esto?», decía. «Si ellos tienen al mejor jugador pero él no tiene la pelota, no hace nada. Entonces, hay que marcar a la pelota». Decía otras cosas: «¿Vieron jugar a los niños? Corren detrás de la pelota. El fútbol es eso: correr atrás de la pelota». Y así seguía. Fue un adelantado con la pelota quieta: «La pelota quieta va a definir». Entonces cuidaba que no nos hicieran goles así. Estudiaba todo.

39) Jugaste contra Maradona.
Un Maradona con 15 o 16 años, y me pasó con él algo absolutamente increíble: me distraje mirándolo jugar. Es muy difícil distraerte en una cancha de fútbol, pero el genio era tan absolutamente asombroso que te daban ganas de sentarte a mirarlo. También sentí algo parecido frente a Cubilla.

40) Dicen que De León les decía a sus futbolistas: «Ustedes son artistas, fíjense las cosas que hacen con los pies».
Sí, «con una parte del cuerpo que por definición no es diestra, ustedes pueden dar un pase de cuarenta metros». Era un maestro.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 24 DE OCTUBRE DE 2014
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4) PERI sufre su primera crisis días antes de las elecciones
(180)

“Un arribista que decía tener un montón de animalistas atrás, un atrevido”. Así definió Cesar Vega a Leonel García Lavano, el militante del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI) que abandonó el partido y provocó la primera crisis. García Laviano dijo que participó de la declaración de principios del PERI y se considera uno de los fundadores. Además, cree que el Peri es una secta sin científicos y que Vega es un autoritario.

El PERI es una novedad en las elecciones. Es el único partido nuevo y cuenta, además, con el perfil mediático, pintoresco y ecologista del candidato Cesar Vega. En las internas pasó el listón legal de los 500 votos, llegó a los 1.600 y, por lo que dicen algunas encuestas, podría lograr una banca en Diputados.

A pocos días de las elecciones, el Peri atraviesa un conflicto interno que terminó en la salida de un grupo de militantes. Quién encabezó la salida fue el profesor de carpintería Leonel García Laviano, que tenía como proyecto construir una línea animalista dentro del PERI. Los animalistas son grupos defensores de los derechos de los animales, como sujetos de derecho.

García contó a No toquen nada que primero decidió renunciar sin hacerlo público pero después de escuchar los insultos de Vega en la radio decidió escribir una carta pública.

Vega minimizó la salida de estos militantes y dijo que se trata de “cuatro personas”. «Para mí era un arribista, un oportunista, que decía tener un montón de animalistas atrás. Era una persona muy especial, que yo a compañeros como el vicepresidente y algunos compañeros más les dije a poco de entrar él, en una reunión en casa en enero de este año, que esta persona iba a dar problemas. Yo no voy a decir de qué partido viene él, pero es un partido que siempre está copando. Vino a hacer lo mismo acá y fracasó», expresó.

García reconoce que el grupo que militaba junto a él estaba integrado por unas seis personas, pero al mismo tiempo destaca que la estructura militante activa del partido no es mucho más grande que eso. Cuando Vega fue entrevistado en No toquen nada mencionó a los animalistas como parte de su partido y García dijo que esa referencia fue por él.

Según García, hace algo más de dos años fue a la chacra de Vega y pactaron que en el futuro se podría armar una lista animalista dentro del PERI. Él sostiene que participó de la redacción de la declaración de principios y la redacción de los estatutos del PERI y que, además, es una de las dos firmas en el documento oficial del partido ante la Corte electoral.

Sin embargo, Vega no le reconoce su carácter de fundador del partido y rechazó responder sobre las denuncias realizadas por García. «Yo no puedo hablar como si hubieran dos campanas, no hay dos campanas. Hay una que soy yo, que soy la línea del PERI. La otra es la de un individuo que quiso levantar y yo no lo puedo permitir. Además, tiene valores que no comparto para nada. Después todos se dieron cuenta, pero yo lo vi antes. Uno agarra un olfato, ¿cómo se va a declarar fundador del PERI? Es un atrevido, un mentiroso», afirmó.

Según cuenta García, uno de los primeros problemas para ese proyecto animalista dentro del PERI fue que Vega realizó comentarios que hicieron inviable la constitución de una corriente animalista en su partido. «Los animalistas no éramos tantos en el PERI, después de las declaraciones que se mandó con el rifle sanitario a los perros era imposible que los animalistas se arrimaran. Además, si hubiese sido así, Vega no hubiese dejado que se arrimaran muchos y que participaran. Eso es así, Vega es líder de una secta. Trata de manejar muy bien a toda la gente y que no se le desarticule nada. Es un partido ecologista que no tiene un solo biólogo, ¿cómo se entiende que un partido ecologista no tenga un biólogo? No hay científicos, no hay gente con altos niveles de estudio, porque él quiere ser la cabeza y dominar. No quiere que nadie lo cuestione, porque una persona con preparación lo empezaría a cuestionar permanentemente», expresó.

Cuando García habla de rifle sanitario se refiere a comentarios de Vega sobre que le aplicaba rifle sanitario a los perros del vecino cuando le entraban a su predio. Según García, en el partido no existen ámbitos de discusión ni de resolución y Vega no coordina ni discute con sus militantes las cosas que dice a nombre del partido. «Simplemente es lo que a Vega se le pasa por la cabeza y se le ocurre. El procedimiento es dictatorial», sostuvo.

(En base a un informe de Ricardo Leiva, No toquen nada, Océano FM)

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 24 DE OCTUBRE DE 2014
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5) Papeletas falsas no anularán votos
Corte Electoral dispuso que hojas de votación falsas por el no a la baja de la edad de imputabilidad no anularán votos para la elección nacional.
(La Diaria)

La Corte Electoral (CE) definió que no anulará los votos a la elección nacional en el caso de los sobres de votación que contengan listas apoyando el No a la reforma constitucional que propone la baja de la edad de imputabilidad. “La Corte Electoral, en acuerdo celebrado en el día de la fecha, resuelve que las Comisiones Receptoras de Votos o las Juntas Electorales, en su caso, tengan presente que, si dentro de un sobre de votación aparece una o más hojas de ratificación plebiscitaria apócrifas, pese a constituir objeto extraño, no deberán anular la o las hojas de votación correspondientes a las Elecciones Nacionales”, expresó el organismo ayer, tras discutir el tema. La resolución fue tomada por unanimidad.

La CE presentó una denuncia ante la Justicia Penal para que se investigue la existencia de papeletas falsas por el No a la reforma constitucional. La denuncia tiene su raíz en la que presentó el viernes el Frente Amplio (FA) ante este organismo, por la distribución de papeletas “apócrifas” en Pando, Canelones, según habían constatado militantes frenteamplistas. Técnicamente, y al no existir una papeleta que se pronuncie en contra de esta reforma (si no se quiere apoyarla basta con no poner la papeleta del Sí en el sobre), incluir una hoja de votación de estas características en el sobre de votación anularía también el voto en las elecciones nacionales, pero la resolución de la CE de ayer dispone que esto no ocurra, explicó uno de sus ministros, Pablo Klappenbach.

Lo mismo ocurrirá si aparece una papeleta apócrifa del Sí a la reforma de la Constitución: tampoco anulará la hoja de votación nacional contenida en el mismo sobre, aunque “se verá” si se toma como un voto legítimo para el Sí o no. “Eso no fue lo que estuvo en consideración ahora”, expresó Klappenbach. Según destacó el ministro, esta decisión desestimulará a quien busque tomar estrategias en contra de las reglas democráticas: “Cuando sacás una resolución que dice que esto no va a tener implicancias en la elección nacional, le quitás ganas a quien lleva adelante este tipo de conductas”, expresó.

Preocupación popular

En tanto, hoy el partido Unidad Popular (UP) convocará una conferencia de prensa en la que informará sobre algunas inquietudes respecto del procedimiento que implementará la CE el domingo para contar los votos. Según explicó el candidato Gonzalo Abella, el problema fue que en un principio la CE cometió un “error”, ya que en los casilleros donde los presidentes de mesa de cada circuito contarán los votos se diseñó un espacio para UP con sólo dos renglones (a los que se suma uno destinado a los votos al lema), cuando en realidad se debe destinar un renglón al conteo de cada lista, y UP presentará en total seis listas.

Si bien la CE le ofreció a UP que los presidentes de mesa aclaren los votos a sus listas en la sección de observaciones del formulario, la respuesta no le satisfizo. Según Klappenbach, el FA y el Partido Independiente se encuentran en una situación similar (tienen más listas que renglones), pero UP fue el único que presentó su disconformidad al respecto.

Como alternativa, la CE respondió que se iba a realizar una planilla adjunta que sería entregada a cada circuito durante la votación para que allí se trasladaran los resultados de la elección con las especificaciones de votos a las listas correspondientes. “No es la solución que hubiéramos querido, pero la aceptamos”, dijo Abella. Sin embargo, sostuvo que en varios cursos que impartió la CE el viernes a funcionarios, “los instructores no tenían información sobre esa hoja”. El candidato dijo que habló con el presidente de la CE, José Arocena, y que éste admitió que si bien había habido atrasos en la comunicación, iba a hacer esfuerzos para que se informara bien.

Por lo pronto, Abella adelantó que su partido impugnará todos aquellos circuitos en los que no se contabilicen los votos con la hoja adicional. “No aceptamos que no esté, aunque sea vacía en algunos circuitos, la hoja adicional”, expresó.

COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 24 DE OCTUBRE DE 2014
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