1) Uruguay: un torturador de alfombra roja –
2) ¿Cuánto queda de sirio en la guerra de Siria? –
3) África: Francia valida tres elecciones caóticas –
4) Arabia soborna a Sudán para que se una a la guerra contra Yemen –
5) Si las bombas fuesen la solución, el mundo sería un mar de paz –
6) La Argentina que encuentra Macri
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COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 747 / Lunes 30 de Noviembre de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Un torturador de alfombra roja
Samuel Blixen (Brecha)
¿Por qué Jorge Gundelzoph, el “Charleta”, siendo como lo es un sádico torturador y violador, no ha sido todavía procesado por la justicia? Una respuesta simple: el Charleta goza de la misma impunidad que el resto de los represores, porque más que en traidor se convirtió en un esmerado discípulo que pronto superó a sus maestros.
El colega Carlos Peláez se preguntaba en su columna diaria del programa Rompkbzas, de El Espectador, por qué Jorge Gundelzoph, el “Charleta”, siendo como lo es un sádico torturador y violador, no ha sido todavía procesado por la justicia aun cuando, interrogado por magistrados, admitió algunas de las numerosas acusaciones que penden sobre él. La pregunta venía a cuento porque la fiscal Ana María Tellechea solicitó a la jueza penal de 9º turno, Blanca Rieiro, el procesamiento del Charleta por el delito de torturas, en una causa que se habría iniciado en 2013 y que ahora parece tener una primera conclusión. El periodista contrastaba la celeridad con que Héctor Amodio Pérez fue procesado a los pocos días de pisar suelo uruguayo con la dilatada instrucción en el juzgado penal 9º, pese a los numerosos testimonios de víctimas, en su gran mayoría del Partido Comunista.
Amodio y Gundelzoph comparten una misma cualidad: ser traidores a sus respectivas organizaciones y verdugos de sus antiguos compañeros, aquél del Mln, éste del Partido Comunista. Amodio identificaba tupamaros desde una camioneta militar, con aperos de soldado; Gundelzoph cazaba comunistas caminando por 18 de Julio con aires de gigoló; ambos son responsables por muertes en tortura, ambos tienen, además, veleidades de escritor. Pero a diferencia de Amodio, la conversión del Charleta incluyó todas las degradaciones e insanias que ofrece el oficio de torturador. En las salas de tortura de las dependencias de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (Dnii), en Maldonado y Paraguay, el Charleta fue partícipe de los aquelarres que combinaban la picana, la colgada y el tacho, con las violaciones a hombres y mujeres y todo tipo de vejaciones. Allí el ex integrante de la Juventud Comunista tuvo ocasión de desprenderse de todo vestigio de su antigua militancia mediante el exorcismo de castigar con saña a prominentes militantes del Partido Comunista y permitir que los prisioneros encapuchados pudieran ver su rostro, como una forma de advertir y sumar miedos: “Mirá que te conozco”.
Gundelzoph estuvo a la par de todos los policías torturadores de la Dnii, que competían en abandonar su condición humana a golpes de picana. En ese sentido, la pregunta que se formulaba Peláez tiene una respuesta simple: el Charleta goza de la misma impunidad que el resto de los represores, porque más que en traidor se convirtió en un esmerado discípulo que pronto superó a sus maestros. De aquel destacado equipo que integraban los Telechea, los Lemos, los Prezza, bajo la batuta del inspector Castiglioni, sólo uno, Ricardo Medina, está hoy tras las rejas; Ricardo Zabala, el policía que secuestró a Julio Castro, fue finalmente liberado por un tribunal de apelaciones que revocó el procesamiento de un juez penal.
No se necesita ser militar para gozar de la impunidad; los policías también están amparados. Pero no todos los traidores. Así que aquella pregunta de Carlitos reclama una respuesta más afinada. ¿Qué cualidades de converso tiene este marrano como para ganarse, primero, la confianza del inspector Héctor Castiglioni y después la del reverendo Sun Myung Moon? Porque el Charleta pasó de la sangre y orines de los calabozos a las perfumadas alfombras del hotel Victoria Plaza; de torturador a editorialista de Últimas Noticias; de violador de adolescentes (entre ellas aquella que un día rechazó sus propuestas amorosas y por eso, sólo eso, fue conducida a Maldonado y Paraguay y obligada a dar lo que había negado) a figurita acicalada de inauguraciones y fiestas, tanto en Montevideo como en Punta del Este, en rol de azafata que se deja fotografiar abrazando a señoras maduras.
Sea como fuere, el Charleta dejó de ser el Charleta para convertirse en el señor Gundelzoph, tal es la alquimia que transmuta la secta Moon, que en Uruguay, con sus diarios, sus hoteles, sus plantaciones forestales y fundamentalmente su banco, el Banco de Crédito, acumuló una importante influencia en círculos políticos, económicos y empresariales, y por tanto, fuerza de presión. Para la secta fue fácil proyectar al Charleta como un representante destacado del emporio de intereses, bendecido muchas veces con fotografías que lo muestran a la diestra del reverendo.
Los círculos políticos aceptaron sin cuestionamientos al señor Gundelzoph e ignoraron el costado tenebroso. Nadie puede hacerse el inocente, porque las iniquidades del Charleta son periódicamente expuestas por sus víctimas, en juzgados y en entrevistas de prensa. Menos el presidente Tabaré Vázquez, que aceptó recibirlo en su despacho, durante la primera presidencia, junto con otros dirigentes de la secta Moon para hacer entrega de una donación: un yate. El compromiso de Vázquez con la secta se había concretado, poco antes de esa fotografía indiscreta (¡qué poco tacto, el del Charleta!) cuando, a instancias del secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, abogado él de los moonies, decidió pagar 25 millones de dólares a Free Port, dando por perdido un juicio que los abogados del Ministerio de Transporte y el propio ministro, Rossi, creían ganado.
Desde la foto de la Presidencia hasta la más reciente foto en la revista Galería, de Búsqueda, las señales son inequívocas. Ni siquiera el “Pajarito” Silveira, aun cuando se tostara la cara en una cama solar, tendría chance de aparecer en Galería; y el ex canciller Juan Carlos, por más católico que sea, no alimenta esperanzas de ser recibido en la Presidencia. De todas formas, quizás la fiscal Tellechea cambie la pisada, uno de estos días.
LUNES 30 DE NOVIEMBRE DE 2015 – COMCOSUR
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2) ¿Cuánto queda de sirio en la guerra de Siria?
Roberto Savio (Other News)
El congreso estadounidense, bajo el valeroso liderazgo de los republicanos, ha vetado la entrada en los EE.UU. de refugiados sirios, incluidos niños y mujeres, contrariando la intención del presidente Barack Obama de aceptar 10.000 sirios, una cantidad simbólica en un país que recibe más de 50.000 refugiados cada año. Alemania por su parte, va a aceptar al menos 800.000 sirios.
Lo que es alarmante es la ignorancia total del mundo sobre lo que está detrás de ese veto. Se sabe que nunca superaron el 30% los senadores que alguna vez han tenido pasaporte para viajar al extranjero. El Senado estadounidense, la capilla brillante del destino excepcional de los Estados Unidos (la única democracia real, según una vez declaró ruidosamente George W. Bush), es el mejor ejemplo de la excepcionalidad de la democracia americana.
La Constitución determina que cada uno de los 50 Estados de la Unión tiene dos miembros del Senado: desde Wyoming, con 563.526 habitantes, a California, con 37,3 millones. La misma Constitución hace que el Presidente de los EE.UU. no sea elegido por el sufragio de los ciudadanos, sino por un voto vinculado a los mismos estados.
Esta democracia tan peculiar, probablemente aísla aún más a los senadores en un localismo inevitable de un gran país, bendecido con toda clase de recursos naturales y cuyos presidentes son los únicos que hablan en nombre de los Estados Unidos y de la humanidad.
Pero si la élite republicana pudiese al menos leer un poco acerca del ISIS y de Siria, probablemente se habría evitado una muy desinformada y cruel acción , adoptada en total ignorancia sobre el drama sirio, con más de 100.000 muertos, cuatro millones de refugiados y la destrucción de un país dotado de monumentos únicos y una vasta clase media educada.
Sobre la guerra siria, en caso que hubiesen leído los periódicos, se habrían enterado de que ha quedado poco de Siria en el conflicto. Los aliados de los EE.UU., Arabia Saudí y Qatar, en realidad apoyan al ISIS, financieramente y con armas. Esto es bien conocido en Washington.
El Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, dejó las cosas en claro en comentarios públicos en octubre de 2014, cuando dijo: «nuestros aliados en la región estaban tan decididos a acabar con Assad y esencialmente con una guerra de poder entre suníes y chiíes, que lo que hacen es ofrecer cientos de millones de dólares y decenas de miles de toneladas de armas a quien quisiera luchar contra Assad. Solo que las personas que estaban siendo pertrechadas eran los elementos extremistas, yihadistas de al-Nusra y al-Qaeda que iban llegando de otras partes del mundo.»
En Washington también está claro que en este conflicto, los aliados de los Estados Unidos son Irán, el Hezbolá y los kurdos, que son sus enemigos declarados. Ahora, el presidente Obama está haciendo una alianza con Putin, que es objeto de sanciones estadounidenses y europeas a raíz de los acontecimientos en Crimea y Ucrania.
Del mismo modo, todo el mundo es enemigoel ISIS, pero nadie está realmente combatiéndolo. El ISIS no es un enemigo para Assad y Rusia, que se dedican a la lucha contra los grupos rebeldes (entre los cuales podemos encontrar algunos rebeldes sirios no religiosos). De hecho, Assad ha estado utilizando el ISIS y otros grupos fundamentalistas para mostrar a Occidente que es preferible mantenerlo en el poder.
El ISIS no es enemigo para Turquía, que apoya la rama siria de al-Qaeda (Jabhat al-Nusra) y ha dado apoyo a los combatientes del ISIS, como la Universidad de Columbia ha demostrado en una larga lista de las relaciones entre Turquía y el ISIS. Turquía está básicamente luchando contra los kurdos, que son la principal fuerza de combate al ISIS.
Por supuesto que el ISIS no es enemigo de Arabia Saudita, con la que comparte el mismo punto de vista del Islam. Tampoco el ISIS es un enemigo de los iraníes, que son chiíes, y miran hacia el conflicto entre suníes radicales y moderados como un asunto interno. Intervienen sólo para defender a Irak, que es también uno de los pocos países chiítas, ya que que la gran mayoría del Islam es sunita. El ISIS no es ni siquiera un enemigo de Israel, que considera el conflicto sirio como algo que divide a los árabes y relega la cuestión de Palestina a segundo plano.
Esta es la razón, por la cual no existe una amenaza real para ISIS. Además porque se realiza un bombardeo ineficaz de Francia y Estados Unidos y ahora por parte de Rusia, cuya prioridad ha sido la de bombardear a los rebeldes que luchan contra Assad.
La guerra Siria ya no es una guerra hecha por sirios. Es una guerra en la que muchas potencias extranjeras están dispuestas a luchar hasta el último sirio. Y ahora aparece el Congreso de Estados Unidos señalando que ser sirio equivale a ser terrorista, pese a que el pueblo sirio es realmente víctima de todo el mundo.
Ahora ya sabemos que la masacre de París del 13 de noviembre fue organizada íntegramente por europeos, sin ningún árabe procedente de Siria… y que el pasaporte sirio encontrado cerca de un kamikaze era falso, destinado a aumentar el rechazo de los europeos a los refugiados. No es casual que los aislados senadores republicanos hayan mordido el anzuelo, al contrario de los europeos, que no cayeron en la trampa.
Al debatir sobre el ISIS, los senadores de Estados Unidos deberían reflexionar sobre el hecho de que de los países occidentales, su país especialmente, son los máximos responsables de este lío. Es sabido que al-Qaeda fue creada por Bin Laden y otros muyahidines, financiados por Estados Unidos para luchar contra Rusia en Afganistán.
Todos sabemos que la intervención de Estados Unidos en Irak para eliminar las armas de destrucción masiva que no existían, creó un vacío de poder y de las instituciones, ya que el administrador estadounidense Paul Bremer disolvió el ejército y despidió de los cargos públicos a todo miembro del partido de gobierno Baaz con el fin de eliminar cualquier legado de Saddam Hussein. Teniendo en cuenta que ser un miembro del partido Baaz era indispensable para hacer una carrera, esto significó la eliminación de todos los burócratas competentes. Como se sabe, los organizadores del ISIS son ex oficiales del ejército iraquí.
Es bien conocido el impacto en la opinión pública iraquí de la amplia utilización de la tortura durante la ocupación estadounidense y el horror de la prisión iraquí de Abu Ghraib, donde prisioneros árabes de las fuerzas armadas de Estados Unidos fueron torturados, sexualmente denigrados y fotografiados por soldados estadounidenses. Los senadores estadounidenses lo deberían saber, ya que votaron a favor de las limitaciones de los derechos humanos y la libertad individual con la aprobación de la Ley Patriota, a la que ahora se opone la gran mayoría de los estadounidenses.
En ese momento, estaban comprometidos en una «guerra infinita contra el mal», desde que el presidente Bush declaró que las tropas estadounidenses debían haber intervenido en varios «países canallas» hasta que la realidad afloró y los Estados Unidos son ahora muy reacios a poner tropas en el terreno, incluso contra el ISIS, a pesar de una resolución positiva por parte de las Naciones Unidas, de la que EEUU carecía cuando intervino en Irak.
Lo que los senadores deben también tener en cuenta es que el ISIS no es la organización terrorista más sangrienta. Ha matado a menos gente que Boko Haram en Nigeria. Sin embargo, como las víctimas son negras, por supuesto que no es preocupante para Occidente.
Deben considerar que de las 750 víctimas del ISIS fuera de Irak y Siria, menos de 30 por ciento son europeos y que el objetivo principal del ISIS es ampliar el Califato. Está atacando a Occidente sólo para alimentar su radicalización y aumentar la discriminación contra los 44 millones de musulmanes que viven en Europa y provocar intervenciones militares con el fin de convencer a más suníes a unirse a su lucha.
El ISIS está ganando esa batalla. Basta pensar que los europeos van a perder la libertad de movimiento dentro de Europa, debido a que el Acuerdo de Schengen, que creó Europa sin fronteras, va a ser cancelado. Los aeropuertos ya se han convertido en lugares infernales sin precedentes. La vida cotidiana de todos los ciudadanos nunca más va a ser como antes.
Partidos europeos de extrema derecha y xenófobos miran a los republicanos como su contraparte estadounidense y curiosamente, al presidente ruso, Vladimir Putin, como alma de ideas afines. Todos van a aumentar su fuerza en los parlamentos y gobiernos en las próximas elecciones legislativas. El sueño europeo está ahora definitivamente en retirada.
El auténtico problema es que incluso si alguien se toma en serio al ISIS y destruye su pequeño ejército de 50.000 combatientes, los problemas no terminarían. Lo que no va a ser posible destruir es la atracción fatal por un Islam radical entre los jóvenes árabes desempleados y frustrados que participaron en la primavera árabe, sino también los de los ghetos de Europa. Su sueño es de un Califato puro y incorrupto, que va a eliminar a dictadores, reyes y sultanes para redistribuir la riqueza entre todos los árabes, quer va a vengarse de la humillación y de la islamofobia y que proporcione una identidad fuerte y digna para sus ciudadanos.
Pero ¿cómo podemos esperar algún conocimiento contemporáneo profundo de un Congreso republicano, cuando sus candidatos presidenciales han mostrado una deplorable ignorancia sobre el mundo en el que viven?
Basta pensar que Ben Carlson, el principal candidato, dijo en la televisión que tropas chinas están involucradas en Siria …, o por Donald Trump, que ha dicho que todos los sirios fuera de Siria quieren exportar el terrorismo.
La triste realidad es que Occidente está ahora en un callejón sin salida. No es posible dejar que el Califato se expanda y continúe su labor de radicalización. Pero si el califato desaparece, los salafistas radicales se reagruparán de nuevo, con el apoyo de Arabia Saudita y Qatar. Se puede tomar una de dos direcciones: la de al-Qaeda, que es luchar contra los musulmanes apóstatas que no apoyan su causa, americanos infieles y europeos que apoyan a los regímenes árabes, con el fin de poder un día establecer un califato ; o la del ISIS, que es hacerse cargo de un pedazo de tierra, fundar un Califato y expandirse desde allí.
Aquellas dos vertientes del jihadismo ya luchan entre si en Siria. Pero pase lo que pase, es muy probable que el Occidente otra vez no pueda intervenir inmediatamente y se relacione con los árabes cometiendo muchos errores, cayendo otra vez en manos de los terroristas.
LUNES 30 DE NOVIEMBRE DE 2015 – COMCOSUR
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3) África: Francia valida tres elecciones caóticas
Seidik Abba (Mondafrique)
Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
El referéndum constitucional del Congo, así como las elecciones presidenciales de Guinea y Costa de Marfil, son cualquier cosa menos democráticas. Y Francia se esfuerza por desmarcarse de esas derivas.
A priori no hay nada en común entre el referéndum del Congo del domingo 25 de octubre y las elecciones presidenciales celebradas recientemente en Guinea y Costa de Marfil. Pero si observamos de cerca cada una de esas tres experiencias democráticas en todas ellas tenemos la impresión de desorganización e incluso de una negación de la democracia.
Guinea lastrada por la tentación de la violencia
Examinemos en primer lugar el caso de Guinea, que abrió el 11 de octubre la serie de las citas electorales: el 57,85 % de los votos a favor del presidente saliente, Alpha Condé, una validación esperada de la Corte Constitucional. En primer lugar no hubo consenso respecto a la lista electoral, sobre la composición de la Comisión Electoral Nacional independiente (CENI) ni siquiera sobre el calendario electoral. Los candidatos de la oposición amenazaron con retirarse hasta la víspera de las elecciones.
Por otra parte hizo falta toda la carga de persuasión de una delegación de la comunidad internacional dirigida por el ghanés Mohamed Ibn Chambas, representante de Ban ki-Moon en el oeste de África, para que los principales candidatos de la oposición consintieran in extremis aspirar a los sufragios de los guineanos. El boicot habría hecho que encallara la naciente democracia guineana ya lastrada por la decena de muertos de la campaña electoral. «La violencia política es un poco la marca de Guinea, desde Sékou Touré a Daddis Camara», afirmó a Mondafrique el politólogo Michel Galy, «reaparece de tiempo en tiempo con ocasión de las consultas electorales».
El grado de violencia no es la única tara de la democracia guineana. El 11 de octubre la jornada electoral estuvo salpicada de numerosas irregularidades: apertura tardía de algunos colegios electorales, electores titulares de sus carnés que no encontraron sus nombres en las listas, falta de material en otros colegios… Por otra parte la oposición ha cuestionado la tasa de participación récord en los bastiones de la Unión del Pueblo Guineano (RPG), el partido del poder, con 20 puntos más que la media nacional, estimada alrededor del 68%.
Otras acusaciones de los candidatos de la oposición versan sobre el aumento de más del 15 % del número de electores inscritos en las listas entre 2013 y 2015 en las zonas consideradas feudos del presidente saliente. Recordemos que llegó a la presidencia a pesar de que en la elección de 2010 fue el segundo, con el 18 % de los votos, dejando con dos palmos de narices a su rival, Cellou Dalein Diallo, que consiguió el 44 %. La coalición Arco iris, que había apoyado al presidente, después perdió las elecciones legislativas de 2013. El análisis de los datos de las anteriores elecciones presidenciales arroja hoy serias dudas sobre la amplia victoria del candidato Condé desde la primera vuelta. «Es difícil admitir que su victoria fuera cabal y transparente», señaló un observador extranjero citado en las columnas de nuestros colegas de Le Monde. En París ningún comentario oficial de momento.
El Congo con aires plebiscitarios
En el Congo el referéndum organizado el domingo 25 de octubre para dotar al país de una nueva constitución no provocó el menor consenso. Frente a lo que considera la voluntad del presidente Sassou de pasar por la fuerza para poder volver a presentarse en 2016, la oposición se agrupó en el Frente Republicano para el respeto del Orden Constitucional en el Congo ( FROCAD) y organizó una serie de manifestaciones que causaron, según las fuentes, entre cuatro y 10 muertos. La falta de serenidad ha impedido a los congoleños conocer el contenido exacto del proyecto de constitución sobre el que debían pronunciarse.
Resultado, la consulta tenía más bien la forma de un plebiscito a favor o en contra de Sassou Nguesso. Como en Guinea, aquí también las elecciones fueron caóticas. En los colegios electorales la falta de aislamiento obligaba a los electores a cumplir su deber cívico sin la menor confidencialidad. Otros colegios tuvieron que cerrar antes de la hora para prevenir la violencia. Según varios testimonios la consulta no suscitó un especial desbordamiento de entusiasmo. «El único colegio electoral bien organizado fue el de la alcaldía de Ouenzé, donde Denis Sassou Nguesso vino a votar», dijo a las antenas de RFI el enviado especial de la radio en Brazzaville.
Sin embargo, contra toda evidencia, el poder anunció el martes 27 de octubre una tasa de participación del 72,44 % y una victoria del sí con el 92,96 %. Ciertamente el cómputo es bueno para Sassou, que podrá presentarse legalmente en 2010 gracias a la nueva constitución. Pero el referéndum no arregla la cuestión de fondo que trata de la urgencia de una alternancia democrática y pacífica en el Congo, país dirigido desde 1977 por el presidente Sassou, que acumula un total de 30 años en el poder.«Desde el regreso del presidente Sassou al poder en 1997 no ha habido ninguna elección transparente en el Congo, declaró Brice Mzamba, presidente del Círculo de la Ruptura y portavoz del movimiento Ras-le-bol. La mascarada que acaba de organizar deja íntegro el problema político en el que su Gobierno antidemocrático ha sumido al Congo».
Tras la posición ambigua expresada por el presidente Hollande la víspera de la consulta, el Elíseo difundió el martes 27 de octubre un comunicado precisando que las condiciones en las que se organizó el referéndum «no permiten apreciar el resultado, especialmente en términos de participación».
Costa de Marfil empañada por la guerra de cifras
Como el socialista Condé y el marxista Sassou, el presidente marfileño Alassane Ouattara no ofreció a sus competidores las condiciones consensuales en las elecciones del domingo 25 de octubre. La composición de la Comisión Electoral Independiente (CEI) dirigida porYoussouf Bakayoko, que tenía ya ese puesto durante las elecciones presidenciales de 2010, no satisfizo a los adversarios del candidato de la Unión de los Houphouëtistes para la Democracia y la Paz (RHDP). La oposición era también crítica sobre el acceso igualitario a los medios de comunicación públicos, especialmente la radiotelevisión Marfileña (RTI) y el diario Fraternité Matin.
La salida del insigne profesor Francis Wodié de su puesto de presidente del Consejo Constitucional, según algunas fuentes por no respaldar un escrutinio sesgado, ya había arrojado una sombra sobre el proceso. Mucho tiempo después la retirada de los candidatos Amara Essy, Mamadou Koulibaly y Charles Konan Banny vinieron a mermar la imagen de una elección presidencial que parecía cerrada de antemano dada la gran desproporción entre los colosales medios humanos y financieros de Outtara y los de sus competidores. Y por si todo esto fuera poco, llegó la polémica sobre la tasa de participación. Fue del 60 % según la CEI, del 53 % según la sociedad civil y de menos del 30 % según una estimación de la oposición. Esta guerra de cifras empaña la victoria del presidente saliente.
Sin embargo Alassane Ouattara tenía todos los triunfos en la mano para ganar la votación con la unción democrática. En primer lugar, en el plano político, el candidato del RDR contaba con el apoyo total del ala mayoritaria del Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI) del antiguo presidente Henri Konan Bédié. Muchos observadores sostienen incluso que fue esa unión del antiguo partido único la que permitió a Ouattara ganar las elecciones presidenciales de 2010 frente a Laurent Gbagbo.
La otra ventaja del ex primer ministro de Houphouët-Boigny en la carrera para la renovación de su mandato es su balance económico. Desde 2012 su país marca un crecimiento económico del 8 al 9%, ha logrado dotarle de nuevas infraestructuras al mismo tiempo que ha rehabilitado las universidades y se prepara para ofrecer a la capital económica marfileña un metro. Señal de la buena salud económica del país, el sector del transporte aéreo se desarrolla a grandes pasos. El número de pasajeros en el aeropuerto Félix Houphouët-Boigny pasó de 640.000 en 2011 a 1,3 millones en 2014. En vez de aprovechar los dividendos políticos de su balance económico para asegurarse un éxito indiscutible, Alassane Ouattara ha elegido una estrategia que le garantiza una victoria sin brillo.
El modelo anglófono
Mientras los tres países francófonos luchaban contra las dificultades de la organización de sus elecciones, el domingo 25 de octubre Tanzania se preparaba para la alternancia democrática con un presidente saliente, Jakaya Kikwete, que no ha intentado en absoluto modificar la constitución para mantenerse en el poder. Nigeria, otro país anglófono, ya mostró el pasado mes de marzo que en África se pueden celebrar elecciones presidenciales de forma regular y transparente y además abrir el camino a la alternancia pacífica. Finalmente, lo mismo que en materia de desarrollo, el África anglófona ha avanzado ampliamente en el plano de la democracia con respecto a los países francófonos.
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Seidik Abba es el jefe de redacción deMondafriquetras haber sido jefe de la oficina de PANAPRESS en París y jefe de redacción deJeune-Afrique.
LUNES 30 DE NOVIEMBRE DE 2015 – COMCOSUR
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4) Arabia soborna a Sudán para que se una a la guerra contra Yemen
Giorgio Cafiero (Al Monitor)
Traducción para Rebelión de Martí Bru.
La desastrosa campaña militar de Arabia Saudí en Yemen ha sido una fuente de humillación. En un intento de imponerse a los rebeldes huzi, Riad se ha dirigido a Sudán y a otros estados africanos para que le apoyen con tropas sobre el terreno. En última instancia, la capacidad de Arabia Saudí de conseguir un compromiso por parte de las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) debe analizarse en el contexto de los problemas internos de Sudán que han dejado al país al borde de la quiebra económica.
Desde 1997, las sanciones impuestas por Estados Unidos al Banco Central de Sudán han debilitado el acceso del país a los mercados financieros internacionales y de divisas. Los conflictos en curso entre las FAS y los movimientos rebeldes en Darfur y en las provincias de Kordofán del Sur y del Nilo Azul han drenado los recursos y han quebrado la confianza de los inversores. Cuando Sudán del Sur se separó en 2011, Sudán perdió un tercio de su territorio y la mayor parte de su petróleo. Los bajos precios del crudo provocaron asimismo la disminución de los ingresos. Estas pésimas condiciones han movido al Gobierno de Jartum a buscar ayuda financiera en sus aliados del Golfo Pérsico.
Lo cierto es que los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) han proporcionado un salvavidas financiero crucial a un Sudán, que está muy debilitado por las sanciones. Jartum ha revelado recientemente que a principios de este año oficiales del Gobierno saudí habían depositado desde la capital, Riad, mil millones de dólares en el Banco Central de Sudán. Los cataríes habían depositado previamente 1.220 millones de dólares poco después de que el presidente de Sudán, Omar Hasan al-Bashir, visitase Doha el año pasado. Añádase que los tres principales accionistas del Banco de Jartum son el Banco Islámico de Dubai, el Banco Islámico de Abu Dabi y el Banco Islámico de Sharja.
Pero el apoyo a Sudán no es gratuito. Jartum está pagando esa ayuda combatiendo en Yemen. En las últimas semanas centenares de mandos oficiales y soldados sudaneses se han unido a los cerca de mil soldados de las FAS que ya estaban luchando allí. En octubre el ministro de Defensa sudanés, Awad bin Auf, declaraba: “Hay 6.000 combatientes de las fuerzas especiales, fuerzas de tierra y tropas de élite listos para intervenir cuando el liderazgo de la coalición lo solicite. […] Y si se requieren más tropas y mayor contribución militar estamos listos para ofrecerlas”.
En un contexto geopolítico ampliado, Irán, con su respaldo a los rebeldes Huzi es el elefante en la cacharrería.
Sudán se unió a la coalición de Riad a pesar de haber pasado varios años fortaleciendo sus relaciones con Irán. En 2008, sudaneses e iraníes firmaron un acuerdo de cooperación militar y en 2013 Irán intensificó la construcción de bases navales y logísticas en Port Sudan. Ambos países comparten objetivos geopolíticos: Sudán es para Irán una puerta estratégica hacia el continente africano e Irán suministra apoyo financiero y militar a Sudán. La relación entre ambos países no ha dejado de inquietar a los gobiernos occidentales, israelíes y del Golfo Pérsico. (En agosto de 2013 Riad prohibió al sudanés Bashir atravesar el espacio aéreo saudí cuando este se dirigía a la toma de posesión del recién elegido presidente iraní Hasan Ruhani, obligando al avión a regresar a Jartum.)
El año pasado, sin embargo, las relaciones de Sudán con Teherán dieron un nuevo giro. En septiembre de 2014 las autoridades sudanesas cerraron los centros culturales iraníes en Jartum y en otros lugares alegando que Irán pretendía difundir el chiísmo en Sudán. La verdad es que la pequeña minoría chií de Sudán no representa ninguna amenaza seria para el régimen; lo cierto es que el cierre de los centros culturales sólo puede explicarse en el contexto del giro geopolítico de Sudán hacia Arabia Saudí.
Un mes después de los cierres, Bashir intentó distanciar aún más a Sudán de Irán al declarar que la visión negativa de Riad sobre la verdadera relación de Jartum con Teherán estaba basada en informaciones “falsas, inventadas y exageradas”. Rechazó el valor de las relaciones iraníes-sudanesas al citar la negativa de Teherán a respaldar a Jartum cuando los problemas económicos golpearon Sudán tras la secesión de Sudán del Sur en 2011. Bashir afirmaba: “Nosotros [los sudaneses] nos las arreglamos muy bien para superar ese período difícil sin obtener el apoyo de Irán, ni siquiera un centavo. Sólo nos ofrecieron promesas que nunca llegaron a materializarse y por eso hemos dejado de considerar que nuestras relaciones con Irán son estratégicas”. Una señal previa del giro de Sudán hacia el GCC –y del alejamiento de Irán– se produjo en agosto de 2013, cuando The New York Times informó de que Jartum había proporcionado a los rebeldes sirios armas sudanesas de fabricación china a través de Catar.
La Corte Penal Internacional quiere juzgar a Bashir por sus presuntos crímenes de guerra, por lo que la participación de Sudán en la coalición patrocinada por Estados Unidos ha llamado la atención de organizaciones de derechos humanos occidentales. Según Akshaya Kumar, de Human Rights Watch, “las tropas sudanesas han ignorado las leyes de la guerra y han abusado de civiles impunemente (en Kordofán del Sur y en el Nilo Azul). […] Si bien no sabemos qué unidades se han enviado a Yemen, lo que sí sabemos es que proceden de un ejército con una trayectoria atroz”. Es obvio que el Gobierno de Obama tendrá que afrontarlo: está metido en una alianza militar de facto con un régimen al que ha castigado mediante sanciones económicas y embargo de armas por abusos contra los derechos humanos, incluido el genocidio y el terrorismo de Estado.
Los saudíes, por supuesto, no exigen a sus socios que respeten los derechos humanos para intervenir en Yemen. La verdad es que las FAS cuentan con años de experiencia en el combate de la insurgencia y dada la negativa de algunos aliados militares tradicionales de Riad a enviar fuerzas sobre el terreno a Yemen parece lógico que el reino se haya dirigido a Sudán en busca de más tropa.
Aunque Arabia Saudí y Sudán estuvieron previamente enfrentados a raíz del apoyo de Jartum a Hamás y a la Hermandad Musulmana egipcia, esas tensiones parecen disipadas. Como lo que persigue el rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdul-Aziz Al Saud, es unir al mundo árabe suní bajo su égida a fin de contrarrestar la influencia iraní, Riad considera ahora que Sudán es un actor a tener en cuenta en su estrategia de política exterior. De hecho Sudán –miembro de la Liga Árabe y de la Unión Africana, con una ubicación estratégicamente privilegiada a lo largo del Mar Rojo– desempeña un papel singular en el orden geopolítico de Oriente Próximo, un factor que los analistas pasan a menudo por alto.
Hoy en día, la grave situación económica de Sudán sitúa a este país al borde de la quiebra; las sanciones han estrangulado al Banco Central. Hasta el momento los dirigentes sudaneses han capeado la primavera árabe, pero la alta inflación, el desempleo (sobre todo entre los jóvenes urbanos) y los niveles de empobrecimiento alimentan también la creciente oposición al régimen. Este potencial se puso de relieve en septiembre de 2013 cuando miles de manifestantes contra la austeridad se enfrentaron en Jartum a las fuerzas de seguridad y se produjeron muertes, heridos y detenciones. En resumen, la supervivencia del régimen preocupa a Bashir hasta el punto de alinear Jartum a los Estados del Golfo Pérsico a fin de mitigar los riesgos asociados por el empeoramiento de la crisis económica del país.
El precio que Sudán paga por este salvavidas financiero es la participación en la guerra civil de Yemen.
LUNES 30 DE NOVIEMBRE DE 2015 – COMCOSUR
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5) Si las bombas fuesen la solución, el mundo sería un mar de paz
Jorge Majfud (Alai)
Es razonable que después de ataques como el 11 de setiembre en Estados Unidos o en el más reciente de Paris, los gobiernos lancen algún tipo de represalia. Más allá de la mala puntería que caracteriza a la alta tecnología, estas reacciones son justificables. Sin embargo, apenas consideramos un contexto más amplio del problema aparecen las razones, no las justificaciones.
Ante la frustración, los habitantes del centro del mundo confunden respeto a las víctimas con ignorancia histórica. Luego la reacción epidérmica: piensan que ellos podrían resolver el problema barriendo el área sospechosa con unas cuantas bombas. Es más o menos lo que proponen los terroristas del EI, Donald Trump y los Le Pen, y es exactamente lo que han venido haciendo las grandes potencias mundiales durante muchas décadas. Bombas. Muchas bombas.
Según los cálculos del coronel Jenns Robertson, entre 1965 y 1975 se arrojaron 456.365 bombas sobre Camboya, Laos y Vietnam, con el resultado final que todos conocen. Millones de personas fueron masacradas, Vietnam ganó la guerra, continuó siendo comunista y recientemente firmó un acuerdo comercial con Estados Unidos. En el último año, Estados Unidos ha arrojado más de ocho millones de dólares por día sólo en bombas sobre Siria y este año 180 millones diarios en Irak, y lo mismo se puede decir de Francia, de Rusia y de otras potencias que nunca se bombardean entre ellas por más odio que se profesen. Ahora, ¿estamos mejor que antes de la intervención en Irak, en Siria y en otros países?
Incluso el higiénico programa de bombardeos con drones, que asegura que ha eliminado a varios terroristas, no dice los miles de víctimas inocentes que han sido sacrificadas como efectos colaterales. Por cada terrorista que se ha eliminado, diez han surgido alrededor, porque sería mucho pedir que los millones de familiares que han perdido a alguien bajo los bombardeos, sin excepciones, decidan responder con flores.
Si se hubiese invertido esos trillones de dólares que en los últimos diez años se han gastado en guerras (el PIB de cualquier país grande, como Brasil o Francia) en alimentos, industrias y escuelas, hoy el mundo, que nunca fue ni será perfecto, sería otra cosa.
¿Las otrora potencias esclavistas y coloniales creyeron que invadiendo países en África y Asia, exterminando poblaciones enteras, imponiendo dictadores a los largo del siglo XX y más acá, iban a recoger amigos y aliados?
Para alguna gente culta y razonable, como el gran músico uruguayo Jorge Drexler, el problema del terrorismo no se explica ni se soluciona apelando al factor económico. Claro, como en política, es el pueblo el que vive la pasión y otros los que se reparten los beneficios (bastaría con ver cómo subieron las acciones de los fabricantes de armas). Si ponemos el foco en lo que ocurre en Paris y en Siria, difícilmente se pueda pensar que quienes se inmolan en nombre de Alá están buscando un beneficio económico.
Sin embargo, seríamos miopes si nos quedásemos en esa perspectiva tan reducida. Los conflictos entre las potencias Occidentales y los países periféricos han sido y son básicamente conflictos de poder, y la economía es una parte fundamental de todo poder. Nadie puede explicar la tortura y desaparición de miles de disidentes en América Latina sólo apelando al sadismo de algunos generales. Nadie puede explicar las frustraciones y el odio de algunos musulmanes sin considerar una larga historia de humillaciones y manipulaciones por parte de las potencias occidentales.
Por otro lado hay patrones históricos: ninguna tribu o país americano invadió nunca Europa, pero europeos y colonos invadieron, robaron y exterminaron durante siglos a los salvajes que no entendían qué era la civilización. De hecho las primeras armas bacteriológicas en este continente fueron usadas por los civilizados, en forma de ropas y sábanas infestadas de viruela que enviaban como regalos. Salvo lejanos y esporádicos ejemplos como los de Aníbal y de los musulmanes que gobernaron España por ocho siglos, los países africanos no tenían costumbre de invadir, saquear y esclavizar Europa. Cada tanto se intenta demostrar que la ocupación islámica en España no fue tan tolerante como dicen algunos académicos, pero lo claro es que antes que moros y judíos fuesen expulsados por los Reyes católicos (como no hicieron los moros con los cristianos) la población judía, que por razones obvias apoyó la invasión musulmana, se multiplicó varias veces en este tiempo y luego de 1492 fue reducida a lo que es hoy, unas pocas decenas de miles.
Un argumento recurrente a la demonización del otro se refiere a un defecto de nacimiento del islam, ya que es una religión que acepta y promueve la yihad, como si el islam hubiese inventado la violencia religiosa en el siglo VII, como si siglos posteriores de cruzadas e invasiones europeas y americanas a lo largo y ancho del mundo nunca hubiesen sido justificadas recurriendo a un dios cristiano. Ni que hablar del terrorismo religioso que se extendió por largos siglos, con cristianos quemando cristianos en Europa o infieles salvajes en América y en África, por no entrar a hablar de recientes ejemplos, como el Ku Klux Klan, como Timothy McVeigh, Eric Rudolph o Anders Breivik.
Ahora, ¿sólo el Corán incluye preceptos violentos? Antes que el pacifista hijo de Dios recomendara amar al prójimo y a los mismos enemigos, el padre había ordenado exterminar los pueblos que se pusieran en el camino de su pueblo elegido. Alguna explicación teológica debe haber para tan radicales cambios de humor del Creador. Según el Antiguo testamento, Dios ordenó a su pueblo destruir sin piedad a todos los pueblos que él les entregue (Deuteronomio 7:16), esclavizar todas las ciudades si se entregan y si no exterminarlas hasta que no quede nada que respire (20: 10) matar a los habitantes de Sodoma y Gomorra (niños incluidos, por lo cual no es raro que Truman haya decidido arrojar dos bombas atómicas sobre doscientos mil inocentes o proponer, como lo hacen varios pastores protestantes, matar a todos los gays), matar a los que trabajen los sábados (Números 15:32), matar y beber la sangre de los enemigos (23:24), conquistar tierras y matar a todos sus habitantes (7:2); matar a todos los que tengan religiones diferentes (17:2), matar a pedradas frente a la casa de su padre a la mujer que no llegue virgen al matrimonio, (Deuteronomio 22: 21).
Bueno, la lista es interminable. Ahora, ¿vamos a deducir que todo judío o cristiano es un potencial terrorista porque sus religiones se basan en libros que contienen estas y muchas otras atrocidades?
No, porque se juzga al cristianismo desde una perspectiva historicista, mientras que se asume que el islam es inmutable y se lo juzga por su “esencia”. Ni siquiera se considera que los terroristas no suman ni el uno por ciento de más de mil millones de musulmanes. Tampoco se considera que si comparamos el número de víctimas de las guerras provocadas por motivaciones o justificaciones religiosas, la violencia cristiana (la religión del amor) solo en el último siglo ha dejado varias veces más muertos que los musulmanes (100 millones vs. 2 millones, según el profesor de Michigan John Ricardo Cole).
Claro, podemos discutir muchos aspectos de este problema. Lo que no parece estar en cuestión es el astronómico nivel de odio que han ido creando estos conflictos. Odios que se pueden percibir hasta en las opiniones de gente decente, no sólo recurriendo al insulto sino a los deseos de muerte y aniquilación. Si éstos pertenecen a países dominantes, les basta con seguir apoyando las mismas políticas internacionales de odio con los ejércitos más poderosos y más caros de la historia. Si este odio procede de aquellos que no disponen de estas bendiciones de la civilización, ya sabemos a qué echarán mano.
Nada más alejado para un humanista como yo de los fanáticos islamistas. No espero ninguna comprensión de esa gente. Espero que aquellos que comparten nuestra tradición basada en el humanismo y la ilustración no se dejen seducir por lo peor de Occidente, que no se distingue en nada de lo peor de Oriente.
LUNES 30 DE NOVIEMBRE DE 2015 – COMCOSUR
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6) La Argentina que encuentra Macri
Raúl Zibechi (Brecha)
La sociedad que recibe a Macri es bien distinta a la que encontró Menem a fines de la década de 1990. Su gobierno deberá lidiar con una nueva conciencia social y con miles de organizaciones de base que ya empezaron a ponerle coto a su gestión.
La reacción de los trabajadores del diario La Nación al editorial publicado el lunes 23 titulado “No más venganza”, donde se justifica el terrorismo de Estado como respuesta “al pánico social provocado por las matanzas indiscriminadas perpetradas por grupos entrenados para una guerra sucia”, muestra que el gobierno de Mauricio Macri no va a tener respiro si intenta implementar su política de revisión de todo lo hecho por kirchnerismo.
El editorial agrega que “la elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos”, señala el texto.
Una masiva asamblea de trabajadores del diario conservador se paró con firmeza ante la dirección y emitió un comunicado donde afirma que “decimos sí a la democracia, a la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad y decimos no al olvido”. Los trabajadores rechazan, en particular, la pretensión de la empresa de “igualar a las víctimas del terrorismo de Estado y el accionar de la Justicia en busca de reparación en los casos de delitos de lesa humanidad con los castigos a presos comunes y con una ‘cultura de la venganza'».
Dos miembros de la comisión interna del periódico explicaron a Lavaca que fue una asamblea histórica de 300 trabajadores en la que había votantes de Scioli y de Macri que conviven y sienten que “hay cosas que no tienen que volver a pasar y deben ser juzgadas correctamente”, dijo la diagramadora Irene Haimovichi. Años atrás la redacción también se paró ante un editorial que comparó el kirchnerismo con el nazismo. Antonio Soriano, de la gerencia comercial, destaca que la asamblea masiva fue posible porque “hay cambios que se instalaron en estos 12 años que fueron más allá del mismo kirchnerismo”.
Los gobiernos hacen, la mayor parte de las veces, lo que pueden más que lo que desean. Las sociedades suelen atemperar o acelerar propósitos y programas, marcar límites o abrirse a cambios. Más aún en una Argentina que en los últimos 25 años pasó por situaciones traumáticas, como la crisis de 2001, que no dejó nada en su lugar.
EL PAÍS POSDICTADURA.
Carlos Menem asumió el mando antes de lo previsto, el 8 de julio de 1989, por la crisis terminal del saliente gobierno de Raúl Alfonsín, despedido por la hiperinflación que lo forzó a un retiro anticipado. A lo largo de ese año el peso se depreció 2.038 por ciento con picos inflacionarios del 75 por ciento mensual. La pobreza trepó del 25 por ciento de la población hasta el 47 por ciento, en medio de las secuelas de la crisis de deuda externa que llevó a la moratoria de pagos en abril de 1988.
La hiperinflación fue un drama político, que llevó a Menem al gobierno, pero también social y económico, que destruyó el aparato productivo y las economías familiares. Más dramático aún porque el país estaba saliendo del trauma de la dictadura militar (1976-1983).
La Argentina que encuentra Menem en un año clave a escala mundial como 1989, es una sociedad deshilachada, con heridas abiertas y cicatrices profundas; adolorida, quebrada y desconcertada. Ese año los partidos de izquierda y los sindicatos muestran sus límites y algunos entran en crisis irreversible, sobrepasados por el descalabro económico y político.
En aquella sociedad, había pocos grupos organizados. Madres de Plaza de Mayo era el núcleo de la resistencia y reorganización del movimiento social, pero se había dividido tres años antes entre Línea Fundadora y la Asociación que encabezaban Marta Ocampo y Hebe de Bonafini respectivamente.
Las rondas de los jueves en la plaza, que en la década de los 80 alcanzaron un promedio de 300 a 400 personas, eran la cita obligada de quienes seguían peleando por la memoria. Las anuales Marchas de la Resistencia fueron el principal evento donde se concentraban el grueso de los militantes sociales, no sólo aquellos que recordaban a los 30 mil desaparecidos, sino todo el espectro político de izquierda del país.
Además de Madres, había un puñado de iniciativas que recién despuntaban. En el invierno de 1989 un grupo de estudiantes universitarios formaron FM La Tribu, en lo que era un centro cultural alternativo. Durante el gobierno de Menem la radio sufrió un ataque con bombas molotov que no dejó víctimas ni heridos. Pronto se convirtió en una de las principales referencias de una nueva generación de activistas, ya que enarbolaba modos de hacer bien distintos a los partidos y las agrupaciones estudiantiles.
En el Hospital Neuropsiquiátrico Borda, Radio La Colifata fue la primera radio del mundo hecha por los internados, desde agosto de 1991. Atrajo la atención de periodistas y estudiantes y fue durante largo tiempo un punto de apoyo de experiencias alternativas en el terreno de la psiquiatría.
UNA SOCIEDAD ORGANIZADA.
Los primeros 90 fueron años de crisis de las viejas formas de organización (verticales y patriarcales), y de búsquedas a tientas de nuevos modos de hacer. En 1985, de cada cien organizaciones populares, 47 eran partidos de izquierda y sus respectivas juventudes, o sindicatos. Menos del 5 por ciento eran grupos de mujeres o de homosexuales, y otro tanto eran colectivos barriales. Las agrupaciones estudiantiles (17 por ciento) estaban en su mayoría ligadas a los partidos.
En 1998, en el Encuentro de Organizaciones Sociales el panorama es bien distinto: 24 de cada cien son agrupaciones estudiantiles autónomas, 19 por ciento son colectivos barriales, el 17 por ciento son medios alternativos, casi el 10 por ciento grupos culturales, y los demás son cooperativas, grupos de derechos humanos como HIJOS, de mujeres, de infancia y salud, desocupados y alguna agrupación sindical de base.
Este amplio abanico es el que realizó las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, que voltearon al gobierno de Fernando de la Rúa y abrieron espacios para la era kirchnerista. En una década, la cultura política en el mundo popular se modificó de forma radical. Una de las novedades es la capacidad para hacer de modo autónomo, sin depender del Estado ni de los partidos. Esa cultura inspiró a los trabajadores de La Nación a responder a la dirección de la empresa, sin que mediaran dirigentes políticos.
La primera fábrica recuperada nace en los 90. Entre 2003 y 2007 pasaron de un puñado a más de cien. Hoy son más de 350 gestionadas por sus obreros y empleados, pero lo más notable es que la mayoría fueron recuperadas entre 2007 y 2011, en el momento de mayor crecimiento de la economía, lo que evidencia que la gestión obrera se convirtió en sentido común de la cultura popular.
Desde 2007 se instalaron decenas de bachilleratos populares en los barrios y en algunas fábricas recuperadas, vinculados a movimientos sociales territoriales. En los 20 años posteriores al nacimiento de La Tribu y La Colifata, se crearon más de 4.000 radios comunitarias (muchas comerciales y religiosas), buena parte no regularizadas, que muestran el empuje de una sociedad organizada y movilizada.
Desde 2010, cuando la ocupación del Parque Indoamericano por miles de necesitados de vivienda, este movimiento se ha reactivado y renovado. Sólo en 2015, hubo 300 mil en la marcha Ni una menos en junio en Buenos Aires; 65 mil en el 30° Encuentro de Mujeres en Mar del Plata, en octubre; y más de 20 mil en la 9ª Marcha de la Gorra contra la represión, en Córdoba.
Con este archipiélago tendrá que vérselas Macri. Una galaxia de islas y arrecifes que le van a dificultar la navegación, le impondrán cautela y tiempos distintos a los que desearía imponerle a su gobierno. Si las desafía, si las pretende aniquilar, debe pensar en una larga y profunda tradición que atraviesa la historia del país, desde la Semana Trágica de 1919 hasta el Cordobazo de 1969. Los argentinos de abajo acuñaron el concepto de pueblada, para nombrar una práctica convertida en recurso colectivo ante el autoritarismo.
LUNES 23 DE NOVIEMBRE DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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