1) Neosocialdemocracia –
2) Los Juegos Olímpicos son ahora más mediáticos que deportivos –
3) ¿Qué son los mineros bolivianos? –
4) Los kurdos desafían los planes de las potencias para Medio Oriente –
5) Las protestas agitan Etiopía
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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 788 / Miércoles 31 de Agosto de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Neosocialdemocracia
Alfredo Serrano Mancilla (La Jornada)
No es nuevo. El intento de socialdemocratizar cualquier proceso revolucionario tiene infinitos precedentes en la historia política latinoamericana. Desde la Alianza por el Progreso (iniciada por Kennedy), hasta los primeros años de la época Clinton. En años más recientes, por ejemplo, la tercera vía latinoamericana fue el término que se utilizó con el objetivo de que el Brasil de Lula da Silva caminara siempre por el rail del centro.
En la actualidad, en tiempos de contracción económica mundial, lo intentan con Ecuador y Bolivia, tratándolos con el cariño necesario para que se dejen guiar por esos principios socialdemócratas. No lo consiguen (por ahora), pero lo siguen intentando. Le lanzan un acuerdo comercial por acá y una inversión extranjera por allá. La economía aprieta y la ayuda externa se presenta como la gran tentación salvadora
Y ahora también lo intentan sorprendentemente con Venezuela. Si no se puede por las malas, que sea por las buenas. Ante el momento de emergencia económica, algunos actores han puesto manos a la obra para que el chavismo acabe decantándose por una salida neosocialdemócrata. La excusa es la de siempre: el pacto necesario para dar estabilidad y gobernanza económica. La estrategia también es la habitual: se afirma que todo lo que ha hecho el sector público está mal, y con eso se argumenta que las grandes decisiones económicas han de estar en manos del gran capital privado. Si hay fallas en el sistema de precios justos, entonces la solución es que dos empresas privadas marquen el precio que les dé la gana. Si el sistema cambiario tiene debilidades, entonces la respuesta es que el dólar 'today' sea legal. Así es como la neosocialdemocracia pretende imponer su sentido común económico para dar estabilidad ante la actual situación económica adversa.
La pregunta que nos debemos hacer es qué tipo de estabilidad económica queremos en respuesta a las dificultades. Una cosa es la estabilidad que excluye a las mayorías y otra es aquella que incluye no dejar fuera a nadie. He aquí la verdadera discusión detrás de este emergente consenso de ideas económicas. ¿Estabilidad macroeconómica con malestar microeconómico? Como en Perú, Colombia, México y ahora Argentina. De nada sirve alcanzar un equilibrio macroeconómico sin gente adentro, sin pueblo. La clave es llegar a la meta, pero hacerlo con el mayor número posible de personas.
La socialdemocracia, en décadas recientes, se viene promocionando con cara amigable. Intentando disimular que pertenece al mismo sistema hegemónico que ha provocado un importantísimo desastre económico a escala global. Procura utilizar como carta de presentación lo que fue en el pasado, sin querer rendir cuenta del presente. Es, por tanto, necesario no confundir lo que fue la vieja socialdemocracia con esta neosocialdemocracia que cohabita en una casa neoliberal dominante. Este nuevo proyecto se caracteriza por constituirse a partir de un pacto desigual con amistades peligrosas, por una soberanía subordinada al patrón de acumulación global del capital, por políticas públicas de bienestar social condicionadas a la tasa de ganancia de unos pocos grandes empresarios. Esta es la corriente que aparece camuflada como nueva, pero que se asemeja demasiado a lo de siempre: al modelo neoliberal.
Muchos procesos de cambio en América Latina se enfrentan indudablemente ante su propio punto de clivaje para sortear contradicciones internas y afrontar situaciones externas adversas. Ninguna identidad política puede continuar paralizada ante tanto cambio adentro y afuera. Se abren así muchas vías para su resignificación e interpretación hacia delante. Y ante el amplio abanico de posibilidades por dónde transitar, ser domesticado en modo neosocialdemocracia es una opción por la que algunos están apostando con mucho ímpetu. Su éxito, en gran medida, dependerá de si surgen otras alternativas que seduzcan y convenzan más que el plan de marketing neosocialdemócrata. En caso de que esto no suceda, entonces comenzará más pronto que tarde el tic tac de los procesos de cambio en la región. Esperemos que no.
MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 2016 — COMCOSUR
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2) Los Juegos Olímpicos son ahora más mediáticos que deportivos
Mario Osava (IPS)
Brasil ganó, con Rafaela Silva, la primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y una nueva heroína con múltiples funciones. La hazaña de vencer a adversarias favoritas en judo olímpico, la tornó una potente voz contra el racismo y la homofobia. Además de negra y pobre, asume su homosexualidad.
Su primera declaración como campeona olímpica, el 8 de agosto, fue una descarga contra los que la llamaron “mona que debería estar en la jaula”, cuando ella fue descalificada por una infracción en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La medalla es su venganza contra el racismo.
Es también un ejemplo de triunfo contra la pobreza y la criminalidad que arrastra muchos jóvenes en la “favela” de Ciudad de Dios, el barrio pobre y hacinado donde vivió y que sirvió de tema y título a una famosa película sobre la violencia del tráfico de drogas, en la zona oeste de Río de Janeiro.
Personajes de ese tipo y deportistas imbatibles, como el corredor jamaiquino Usain Bolt o el nadador estadounidenses Michael Phelps, son claves en los Juegos Olímpicos que se han convertido en un negocio mediático global, más que una gran justa mundial de competiciones deportivas.
La sobredosis también cumple un rol vital en el espectáculo audiovisual. En los Juegos de Río, inaugurados el 5 de agosto y que se clausuran el domingo 21, las disciplinas deportivas se elevaron a 42, multiplicadas en 306 modalidades de competición entre 11.552 atletas, ocho por ciento más que en Londres 2012. Pero los periodistas aumentaron mucho más, cerca de 20 por ciento. Se acreditaron más de 25.000 para cubrir Río 2016. Eso se traduce en que hay 2,2 profesionales de medios de prensa, televisión, radio e Internet por cada atleta compitiendo durante los 19 días olímpicos.
La capacidad de conexiones para transmisión internacional de datos en los primeros Juegos Olímpicos que acoge América del Sur se cuadruplicó en relación a la de Londres hace cuatro años. Son los Juegos “más conectados” de la historia, subraya su publicidad. La desproporción en materia de audiencia es más llamativa aún. Las entradas vendidas para asistir a los estadios suman seis millones, según los organizadores de los Juegos Río 2016, mientras que las ganancias por los espectadores que siguen las competiciones por televisión o Internet se cuentan en miles de millones en todo el mundo.
Solo la ceremonia inaugural captó 3.000 millones de telespectadores, estiman especialistas. El espectáculo de muchos colores y efectos especiales, dirigido por premiados cineastas, despejó las dudas sobre el éxito de Río 2016, hasta entonces amenazado por obras con retraso, la epidemia del virus del zika y la crisis política y económica de Brasil. La mirada tamizada por decenas de cámaras de televisión no sustituye al ambiente del estadio, pero permite observar detalles desde varios ángulos, incluso aéreos, no siempre posibles para los espectadores directos. Los avances tecnológicos perfeccionan día a día la experiencia del disfrute a distancia.
La estética es otra dimensión que matiza la competición. Cumplió su papel en la inauguración de los Juegos y su fuerte presencia en algunas disciplinas, como la gimnasia en sus variadas modalidades y los saltos ornamentales, suaviza el origen bélico de muchos deportes olímpicos, como los de lucha o tiro. Pero la dramaturgia que involucra las contiendas es quizás el elemento central del espectáculo mediático de las Olimpiadas.
Es notorio que más gente recuerda el esfuerzo de la corredora suiza Gabrielle Andersen para concluir la carrera en el 37 lugar, tambaleándose en los 200 metros finales, que a la vencedora del maratón en los Juegos de Los Ángeles 1984. Para el honor de encender la antorcha olímpica en la inauguración de Rio 2016 se eligió al corredor brasileño Vanderlei de Lima,que en Atenas 2004, comandaba el maratón con una ventaja de centenares de metros cuando un excura católico irlandés lo agarró, lo sacó de la carrera y lo tumbó entre los espectadores.
Ayudado por un samaritano griego, Lima logró reanudar la carrera, pero perdió tiempo, ritmo y la medalla de oro que parecía segura. Por el espíritu deportivo con que aceptó la de bronce, el Comité Olímpico Internacional le concedió la Medalla Pierre de Coubertin, que lleva el nombre del creador de los Juegos Olímpicos modernos. El incidente, filmado y exhibido repetidamente en todo el mundo, convirtió a Lima en uno de los íconos olímpicos. El espectáculo necesita héroes. Los nacionales son abundantes, a veces basta una medalla para que aparezcan. En lo transcurrido de Río 2016, sobran los ejemplos.
La judoca Majlinda Kelmendi seguramente contribuirá mucho a la consolidación de Kosovo como país independiente desde hace solo ocho años, al conquistar la primera medalla, de oro, para su patria. En 2012 ella compitió bajo la bandera de Albania. Fiji ganó asimismo su primera medalla, también de oro, en el torneo de Rugbi de Siete, modalidad deportiva ahora incorporada a los Juegos Olímpicos, después que su versión de 15 jugadores estuvo incluida de 1900 a 1924.
Puerto Rico, un estado asociado de Estados Unidos, con representación propia en las Olimpiadas, también obtuvo en Río de Janeiro su primera medalla de oro, en el torneo de tenis, por medio de Monica Puig. El Comité Olímpico Internacional reconoce a 208 comités nacionales, superando los 193 miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Algunos participantes olímpicos no son Estados independientes, como es el caso del mismo Puerto Rico, Hong—Kong, Islas Vírgenes o Samoa Americana.
Hechos dramáticos como el de Vanderlei de Lima también construyen héroes olímpicos que ayudan al espectáculo.
Etenesh Diro, de Etiopia, terminó una carrera de 3.000 metros obstáculos bajo aplausos, aunque lo hizo en el puesto 21. Otras dos competidoras cayeron y en el incidente le arrancaron el zapato del pie derecho. Diro no logró reponérselo y siguió descalza hasta la meta. Las autoridades de atletismo le reconocieron el derecho de disputar la final en que quedó en el puesto 15.
Los héroes son usualmente individuales. Por ello quizás los Juegos Olímpicos no quedaron ofuscados por el fútbol, un temor que estaría detrás de algunas restricciones a la participación de ese deporte de popularidad monopolizadora, como el límite de edad de 23 años para los jugadores que disputan el torneo olímpico, con tres excepciones. De todos modos, la audiencia olímpica está asegurada por la diversidad de deportes, de culturas y dramas personales o nacionales.
Un exceso de materia prima para el periodismo, el espectáculo televisivo y digital, cuyo gigantismo parece ilimitado y que va a hacer muy difícil que otro país del Sur en desarrollo sea sede en un futuro cercano de unos Juegos. En esa decisión, además de razones vinculadas a las necesidades y presiones de lo que es más que todo un gran espectáculo planetario, también influirían los problemas ocurridos en los Juegos de Río, como obras retrasadas, violencia delictiva urbana, contaminación de las aguas, poca afluencia a los estadios y abucheos ajenos al espíritu olímpico a algunos deportistas extranjeros.
Editado por Estrella Gutiérrez
MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 2016 — COMCOSUR
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3) ¿Qué son los mineros bolivianos?
“Es hora de separar a patrones de trabajadores dentro del cooperativismo minero”
(Rebelión)
Entrevista a Alfredo Rada Vélez, viceministro de coordinación con movimientos sociales
Las organizaciones de las cooperativas mineras efectuaron durante una semana bloqueos de caminos que afectaron a los departamentos de la parte occidental de Bolivia. La acción de protesta alcanzó su pico máximo de violencia el jueves 25 de agosto con el asesinato del viceministro de régimen interior, Rodolfo Illanes. Luego de ese crimen y el repudio ciudadano que generó hacia los cooperativistas, sus bloqueos fueron inmediatamente levantados. Sobre estos hechos conversamos con el viceministro de coordinación con movimientos sociales, Alfredo Rada.
—¿Cómo puede explicarse este conflicto con los cooperativistas mineros?
—Se explica en el contexto de una situación económica que se deteriora por el impacto de la caída de los precios internacionales de los minerales, además de los otros exportables que tiene Bolivia (gas, soya, quinua entre otros). Ante esta caída la dirigencia del cooperativismo minero, en la que predominan cada vez más los sectores patronales que han acumulado poder económico al interior de las cooperativas, reacciona violentamente buscando tres objetivos: 1) Lograr más concesiones, subvenciones y financiamientos estatales destinados a su sector, 2) Preservar dentro de las cooperativas las formas flexibilizadas de explotación de la fuerza de trabajo, evitando cualquier tipo de organización sindical dentro de las cooperativas, 3) Lograr el reconocimiento de facto de las sociedades entre el capital manejado por los patrones cooperativistas con el capital privado nacional y extranjero.
Los tres objetivos tienen un claro contenido de clase, en este caso de una nueva burguesía que en la última década fue incubándose en las cooperativas más grandes hasta que éstas dejaron de ser “entidades sin fines de lucro” para convertirse en empresas capitalistas semiformales. Cuando hablo de nueva burguesía me refiero a los nuevos ricos que se han encumbrado gracias a la explotación del trabajo de los llamados “segundas manos” o peones, a los que incorporan en las minas bajo la modalidad de pago a destajo, sin contrato de trabajo, sin derechos laborales y por supuesto sin derecho a organizarse en sindicato. Para prohibir la organización sindical acuden a un embuste: “dentro de las cooperativas todos somos iguales”; sabemos que eso no es cierto, que al interior de las cooperativas hay patrones y hay peones.
Pero volviendo al actual conflicto con las cooperativas mineras, si el movimiento de protesta tiene orientación y objetivos patronales, ¿cómo logran movilizar a grandes contingentes de trabajadores? Lo hacen convirtiendo su interés particular en interés general bajo la consigna de “estabilidad laboral”; los patrones les dicen a los trabajadores: “si no te movilizas para que el gobierno nos atienda entonces dentro de un tiempo ya no tendrás trabajo”. De esta forma los jerarcas del cooperativismo minero (que son por lo general los socios más antiguos) se aprovechan de una base social a la que convierten en grupo de choque, que llega a actuar con la saña que mostró en el brutal asesinato del compañero viceministro de régimen interior, Rodolfo Illanes, ocurrido en la localidad de Panduro.
—¿Cómo pudo ocurrir que esta fracción patronal se adueñe de las organizaciones que representan al conjunto del cooperativismo minero?
—Porque dentro del gobierno el tema de la política hacia el cooperativismo minero nunca fue resuelto bajo un enfoque revolucionario. Se comete el error de considerar al conjunto de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN) como entidad aliada, sin ver que a su interior se han ido constituyendo clases sociales, una burguesía semiformal por un lado y por el otro un proletariado precarizado, al que como gobierno debíamos sumarlo para el proceso de cambio apoyando su organización y defendiendo sus derechos laborales de los abusos que cometen los patrones. En otras palabras, dotarnos de una estrategia que diferencie la base laboral de la jerarquía patronal dentro de las cooperativas. En vez de esto se confiaba en los dirigentes, muchos de ellos afines al gobierno no por convicción y principios, sino por interés y conveniencia. Para mantener la alianza el gobierno no intervino en asuntos laborales dentro de las cooperativas, era flexible con ellas en cuanto al cumplimiento de la normativa ambiental, no acentuaba la presión tributaria. Hoy vemos que esta orientación pragmática sólo condujo a fortalecer al enemigo de clase.
El tema de la relación entre patrones y trabajadores es medular para el cooperativismo; por ello no es ninguna casualidad que lo que originó este conflicto fue la aprobación en la Asamblea Legislativa Plurinacional de una ley que reconoce a los sindicatos dentro de las cooperativas. Si al interior de las cooperativas mineras crece la tendencia hacia la autorganización de los trabajadores, entonces una de las fuentes del poderío económico de los patrones –la precariedad laboral— comienza a ser erosionado.
El momento actual de condena ciudadana generalizada a la dirigencia del cooperativismo minero es parecido por las circunstancias a la tragedia de septiembre de 2006, cuando la matanza entre cooperativistas y asalariados por el control del cerro Posokoni en Huanuni, devino en el cierre de 4 cooperativas y la estatización de todo ese distrito minero, además de la destitución del ministro de minería quien era nada menos que el presidente de la FENCOMIN. Ojalá que ahora sepamos como gobierno actuar sin vacilaciones ni pactismos, mandando mensajes claros a la base laboral del cooperativismo que ha sido engañada por su dirigencia patronal, sentando claramente la posición de que somos un gobierno de los trabajadores que no permitiremos más abusos y explotación dentro de las cooperativas mineras.
—¿Y qué hacer respecto a esa dirigencia patronal que controla la FENCOMIN?, ¿seguirá siendo aliada del gobierno?
—La dirigencia patronal de FENCOMIN deberá rendir cuentas ante la justicia por el intento desestabilizador de la democracia que ha realizado, por el atentado a la economía nacional y, fundamentalmente, por el vil secuestro, tortura y asesinato del compañero Rodolfo Illanes. Su autoría –intelectual, material o ambas— tiene que establecerse en los ámbitos judiciales. Pero además, hay que recortar el poderío económico de la burguesía “cooperativista”, que ya hemos visto que no vacilará un segundo en tumbar a este proceso y a Evo. Ese poderío económico se origina en su propia acumulación de capital, gracias a la explotación laboral y a la depredación de la naturaleza; pero no hay que olvidar que también esa acumulación es facilitada por las concesiones gubernamentales.
Este conflicto ha puesto en la mesa nacional de debate los siguientes temas: 1) El rol del cooperativismo minero en la economía nacional, planteando el imperativo de cernir del sistema cooperativo a las empresas capitalistas semiformales que parasitan a su interior. 2) La necesidad de seguir defendiendo los derechos de los trabajadores, lo que tiende un puente de reconciliación con la Central Obrera Boliviana (COB) y debe servir para acercarnos a los trabajadores de las propias cooperativas mineras, 3) La necesidad de defender la Madre Tierra, tan dañada en sus aguas y tierras por la depredación que efectúan las cooperativas en su conjunto.
El enorme descrédito en que ha caído la dirigencia del cooperativismo minero, luego del asesinato del compañero Illanes, ha diezmado un movimiento desestabilizador que tuvo un enorme despliegue de recursos económicos y logística. La FENCOMIN atraviesa por una de sus peores crisis en que puede terminar perdiendo todas las concesiones obtenidas del gobierno. Se abre una oportunidad para avanzar con una política nacionalizadora en la minería, pues ha saltado uno de los obstáculos que siempre se ha opuesto a este avance.
Hay que honrar el sacrificio del compañero Illanes y la mejor forma es luchando por la justicia social y la plena soberanía sobre nuestra riqueza minera.
MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 2016 — COMCOSUR
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4) Los kurdos desafían los planes de las potencias para Medio Oriente
Leandro Albani (Marcha)
Turquía se acerca a Siria prometiendo la “paz”, pero invade militarmente el país con el objetivo de desbaratar la resistencia kurda. Mientras tanto, Estados Unidos y Rusia juegan sus fichas en Medio Oriente generando un futuro incierto.
“Los tiempos cambian”, dice la popular frase. Y en Medio Oriente, esos tiempos cambian de forma acelerada con el transcurso de las horas. El ejemplo más concreto y reciente es el del gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Hasta hace apenas unas semanas, sobre Erdogan y su administración caían todas las críticas (principalmente de Siria, Rusia e Irán) por solventar y apoyar al Estado Islámico (o Daesh). Pero ahora, reuniones del más alto nivel mediante, el gobierno turco intenta posicionarse como la llave que permitiría devolver la estabilidad en territorio sirio.
Frustrado el golpe de Estado del 15 de julio pasado en Turquía, Erdogan viró con su política y, luego de restablecer relaciones con Rusia, declaró su disposición en colaborar para derrotar al Daesh y ayudar con la solución del conflicto sirio.
El primer ministro turco, Binali Yildirim, efectuó varias declaraciones en este sentido. El sábado expresó que su gobierno busca asumir un papel más activo en Siria durante los próximos seis meses para evitar una “división sectaria” del país. De esta manera, Yildirim se refirió más que a “salvar” a Siria, a redoblar los esfuerzos para derrotar el proceso revolucionario que desde hace más de cuatro años se despliega en el norte de Siria, la región kurda denominada Rojava.
En los últimos días, desde el gobierno turco remarcaron que uno de sus principales objetivos es cortar la acción de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG/YPJ) y del Partido de la Unión Democrática (PYD), ambos vinculados al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Erdogan y sus funcionarios no han parado de repetir que la lucha debe direccionarse con el Estado Islámico y el PKK, poniendo a ambas organizaciones en el mismo plano, pese a que se encuentran en las antípodas ideológicas.
En las últimas horas ocurrieron una serie de hechos que muestran que el proceso político generado en Rojava corre peligro:
—El 23 de agosto, Erdogan se reunió con Masud Barzani, el multimillonario presidente del Kurdistán Autónomo de Irak. Barzani, líder histórico del Partido Democrático de Kurdistán (PDK), es un enemigo declarado del PKK. Ambos mandatarios discutieron medidas para combatir a la insurgencia kurda y al Daesh. La relación de Erdogan y Barzani se acrecentó con el correr de los años, razón por lo cual el dirigente del PDK no emite palabra cada vez que la aviación turca bombardea las montañas de Kandil, ubicadas en el Kurdistán iraquí y donde se encuentra la comandancia del PKK. A diferencia del PKK, Barzani busca a toda costa declarar un Estado kurdo independiente que comprenda los territorios iraquí y sirio. Debajo de ese suelo están las principales reservas petroleras de ambos países. Las razones de Barzani se encuentran en el control de esas riquezas
—El mismo martes, Turquía ingresó por tierra y aire a Rojava, bajo la excusa de combatir al Daesh. El punto elegido fue Jarablus, el paso fronterizo que el Estado Islámico utiliza para traficar armas y petróleo. Las milicias YPG/YPJ intentan recuperar el control de esa zona para unir los cantones de Cizîr, Kobanê y Efrîn, que conforman Rojava. Ante la avanzada turca, Jalid Isa, representante del PYD, denunció que el gobierno de Erdogan “está tratando de convertir su ocupación indirecta de Siria en directa”, por lo cual exigió que Turquía “se retire inmediatamente del territorio sirio y detenga su apoyo a los grupos terroristas en Siria; de otra manera, obligaremos a las fuerzas turcas a salir de nuestro territorio”. Por su parte, las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS, integradas por kurdos y árabes) alertaron sobre los “peligrosos desafíos que las potencias regionales están imponiendo a nuestro pueblo”. En estos momentos, las fuerzas turcas están combatiendo junto al Ejército Libre Sirio (ELS), grupo considerado “terrorista” por el gobierno de Damasco. A su vez, Rodi Osman, representante del Kurdistán sirio en Moscú, denunció que Jarablus “fue bombardeada por tanques, artillería y aviación. En el ataque también participaron miembros de grupos radicales islamistas, como el Frente Fatah al Sham (antiguo Frente al Nusra), Ahrar al Sham, Sultan Murad, Nureddin al Zinki y Yeish al Fath”.
—Al mismo tiempo que Turquía atacaba Jarablus, el vicepresidente de Estados Undios, Joe Biden, visitó Ankara. Según el portal Russia Today, Estados Unidos y Turquía llegaron “a un acuerdo por el cual los kurdos no pueden estar en los territorios que se encuentran al oeste del río Éufrates”. Si las fuerzas kurdas no respetan esto, “Washington dejará de prestarles ayuda”, afirmó Biden. La Coalición Internacional que lidera la Casa Blanca es, según el PKK, un aliado táctico en Siria para derrotar al Daesh. Pero algo que se sospechaba empezó a ocurrir: con las declaraciones de Biden se ve el primer paso público de Washington para distanciarse de las YPG/YPJ. Estados Unidos respalda militarmente a las milicias kurdas y a las FDS, pero no comparte la creación de una federación autónoma en el norte de Siria y tampoco el proyecto político y social que se impulsa en Rojava.
—Como nunca había ocurrido antes, las YPG/YPJ se enfrentaron al Ejército sirio durante varios días en la ciudad de Hasake. Desde que las Fuerzas Armadas sirias se habían retirado de Rojava, dejando el control a las milicias kurdas, ocurrieron algunas escaramuzas entre ambos bandos. Aunque se llegó a una frágil tregua entre las YPG/YPJ y el Ejército sirio, las tensiones no disminuyeron. Polat Can, portavoz de las YPG, declaró que el ataque ordenado por Damasco intenta “crear enfrentamientos con los kurdos en Hasake para compensar la pérdida de ISIS de la ciudad Manbij”. Polat Can fue claro al decir que “los kurdos hoy están luchando una guerra que podría evitar guerras en el futuro, por lo que no vamos a negociar más sobre la presencia militar del régimen en la región”. Cuando todavía los fusiles se mantenían hirviendo, Hakan Fidan, enviado del jefe de la Agencia Nacional de Inteligencia (MIT) de Turquía, visitó Damasco para reunirse con funcionarios sirios. El diario libanés As Safir informó que el general Ismail Hakki Pekin, que sirvió como jefe del Departamento de Inteligencia de las Fuerzas Armadas turcas, visitó Siria el 27 de mayo pasado.
Por estas horas algo está cambiando en Siria. Con el acercamiento de Turquía a Damasco, la cuestión kurda parece que está siendo puesta como moneda de cambio, como ya ocurrió en otros momentos. Si en Siria se define buena parte del futuro de Medio Oriente, las opciones no son muchas: o triunfan las ideologías más reaccionarias (encarnadas en el Daesh y en grupos solventados por Arabia Saudí), o se mantiene el status quo histórico sosteniendo al gobierno sirio (algo que buscan Rusia y sus aliados), o se abre paso a un profundo proceso de democratización y transformación social encarnado en la experiencia de Rojava. Por lo visto, esta última opción no conforma ni a Estados Unidos ni a Rusia, y mucho menos a Turquía, que hace todos los esfuerzos para desbaratar la revolución en el norte de Siria y su inevitable contagio a las otras regiones del Kurdistán.
MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 2016 — COMCOSUR
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5) Las protestas agitan Etiopía
Pierre Boisselet (Jeune Afrique)
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
A pesar de los impresionantes progresos económicos y sociales, cada vez hay más protestas en Etiopía. Pero lejos de querer compartir el poder, el régimen parece preferir por el momento la respuesta de la mano dura.
Durante la estación de lluvias desde julio a agosto las trombas de agua verdean los valles y las llanuras de Oromia y Amhara, los dos pilares agrícolas de Etiopía. Pero este año las nubes negras no se han contentado con regar las futuras cosechas sino que también acarreaban su parte de incertidumbre sobre la estabilidad de este país de cerca de cien millones de habitantes.
Desde mediados de julio Etiopía conoce una oleada de protestas y de violencia inéditas en los diez últimos años. Según Amnistía Internacional, al menos 97 personas murieron durante los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes, a veces en las grandes ciudades de Bahir Dar o Gondar y en Oromia. Se ha cortado en todo el país el acceso a internet para tratar de contener los movimientos de protesta.
Un régimen que no provoca unanimidad
Más allá de Addis-Abeba, la capital diplomática del continente donde los rascacielos y las flamantes infraestructuras crecen al ritmo desenfrenado de los planes quinquenales, la frustración de una parte de los campesinos y de la juventud es extrema. El fulgurante crecimiento económico (más de un 10 % de media durante una década), los progresos constantes de los indicadores sociales y los programas de desarrollo que impresionan a los socios internacionales no han bastado para convencer a todos los etíopes de la legitimidad del régimen. Tanto más cuanto que el aumento del PIB se ha ralentizado sensiblemente este año (un 4,5 % según el FMI ) en parte a causa de una sequía excepcional. Paralelamente, la demografía progresa a un ritmo constante, a casi un 3 % al año. Más de dos millones de jóvenes llegan cada año al mercado laboral. Los retos del país son colosales.
El régimen de Addis-Abeba ya había conocido una severa amonestación a finales de 2015 con motivo de una protesta en Oromia donde, según Human Rights Watch (HRW), la represión provocó más de 400 muertos. Por su parte, la Comisión Etíope de Derechos Humanos, una institución oficial, habla de 173 víctimas, entre las que hay 14 miembros de las fuerzas del orden.
Varias comunidades implicadas
En efecto, algunos militares encargados de restablecer el orden cayeron en emboscadas. Y es que esta protesta ha sido armada, lo que es un fenómeno nuevo. Otra característica inédita es que afecta simultáneamente a tres regiones muy pobladas: Oromia (35 % de la población), Amhara (27 %) y en menor medida, Addis-Abeba, la capital que cuenta con 3,2 millones de habitantes.
Ahora bien, el edificio etíope descansa sobre un mosaico de pueblos que aunque viven juntos desde hace siglos han mantenido unas identidades fuertes y diferentes, si no unas rivalidades ancestrales. En todo caso, la oposición actual se fundamenta sobre un base comunitaria. En efecto, las primeras manifestaciones protestaban contra el plan de ordenación de Addis-Abeba, que ha sido financiado por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD).
Aunque este proyecto no preveía ampliar los límites administrativos de la capital (el gobierno sabía que era un tema sensible), incluía a las ciudades oromos vecinas en la reflexión global, con la creación de nuevas carreteras, transportes públicos y parque industriales. Una planificación a fin de cuentas lógica para una capital llamada a convertirse en una de las principales metrópolis del continente. Excepto que está enclavada en territorio oromo y su desarrollo amenaza con dividir este territorio en dos (véase el mapa) . Para una parte de los habitantes de la región esta ciudad, fundada a finales del siglo XIX por el emperador amhara Menelik II, sigue simbolizando la ocupación.
En todo caso, los manifestantes, entre los que hay muchos campesinos, temen perder sus tierras, al tiempo que denuncian el dirigismo y la corrupción de las elites locales en este proceso. A pesar de que el gobierno ha suspendido el plan (un paso atrás nada habitual para este régimen) la cólera no ha disminuido durante mucho tiempo.
En la región amhara, la fiebre emana también de un contencioso territorial y comunitario: la pertenencia del distrito de Wolkait a la región de Tigre. Los manifestantes consideran que se les debe devolver. Ahora bien, para muchos etíopes apenas hay distinción entre el poder central y los tigres. Además, durante diferentes conflictos algunas de sus propiedades han sido atacadas. Esta minoría, que fue marginada bajo el imperio de Haile Selassie y después bajo el régimen de Mengistu Haile Mariam, hoy desempeña un papel muy superior a su peso demográfico (supone el 6 % de la población). Esto ocurre en el seno del Estado, en la economía y todavía más en el ejército.
Un régimen poco favorable a la oposición
En efecto, el Frente de Liberación del Pueblo Tigre (TPLF, por sus siglas en inglés) fue la punta de lanza de la rebelión que tomó el poder en 1991. Aunque oficialmente solo es uno de los componentes de la coalición que está en el poder (el Frente Democrático Revolucionario de los Pueblos Etíopes, EPRDF, por sus siglas en inglés), el TPLF sigue siendo la fuerza dominante en esta coalición. Y a ojos de la mayoría de amharas y de oromos este poder nunca ha sido totalmente legítimo.
El sistema no tiene en cuenta sus aspiraciones. No se toleran los partidos de oposición y menos aún tienen posibilidad de ser elegido: en 2015 el EPRDF obtuvo todos los escaños del Parlamento. Pero el autoritarismo del régimen muestra hoy ciertos límites. Tras las elecciones de 2005, en las que la oposición había ganado en las principales ciudades del país, retomó las riendas a base de represión y apoyándose en los buenos resultados económicos y sociales obtenidos durante una década. Pero esta vez las protestas están durando más tiempo.
Otro obstáculo es la ausencia de un líder
Las protestas se producen, además, en país sin líder desde la muerte en 2012 de Meles Zenawi, el ex primer ministro, ahora sacralizado. Pero el poder respeta al pie de la letra los proyectos de desarrollo, aunque estos no siempre aporten respuestas adaptadas a una situación inestable que, además ha evolucionado.
El nuevo primer ministro, Haile Mariam Desalegn, menos carismático, no goza de la misma autoridad que Meles. Por consiguiente, la dirección del partido es colegiada y el sistema podría desembocar en la parálisis. No obstante, no existe una alternativa constituida al régimen.
La mayoría de los líderes de la campaña de 2005 están en el exilio y divididos. Y los contenciosos históricos entre amharas y oromos también son importantes, lo que suponen otras tantas amenazas para uno de los raros polos de estabilidad regional, lo cual petrifica a los occidentales: ni el Departamento de Estado estadounidense ni el Foreign Office británico ni el Quai d’Orsay francés se atreven a condenar la represión.
En estas circunstancias, en el seno del régimen se ha entablado un debate interno entre los conservadores, partidarios de la mano dura, y los reformadores, que abogan por una apertura progresiva, un proceso que supondría una revolución en una historia etíope en la que la norma siempre ha sido el autoritarismo.
MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 2016 — COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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