1) América Latina y el Caribe: 4.091 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 2020
2) Chile: Movilizaciones por el día internacional contra la violencia hacia las mujeres
3) Uruguay: Investigación identificó distintas experiencias y tipos de violencia que viven mujeres lesbianas en Montevideo
4) Uruguay: Más de 30 organizaciones denuncian exclusión de la sociedad civil del acto del 25N encabezado por Inmujeres
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COMCOSUR MUJER /Fundado por Yessie Macchi / AÑO 27 / No. 709 – Lunes 6 de diciembre de 2021 / Producción: Beatriz Alonso, Belén Itza y Cecilia Duffau /Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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1) AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: 4.091 MUJERES FUERON VÍCTIMAS DE FEMINICIDIO EN 2020
El feminicidio o femicidio como forma extrema y letal de la violencia de género continúa afectando a miles de mujeres y niñas cada año en América Latina y el Caribe, a pesar de que ha aumentado su visibilidad, la respuesta estatal y la presión ejercida masivamente por los movimientos de mujeres que han expresado su rechazo a la violencia de género en toda la región, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) al presentar un nuevo reporte.
Al menos 4.091 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 26 países (17 de América Latina y 9 del Caribe) en el año 2020, una disminución de 10,6% con respecto a 2019, cuando se reportaron 4.576 casos, de acuerdo con los datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la Comisión, que cada año consolida y actualiza las cifras de femicidios/feminicidios y muertes violentas de mujeres por razones de género proporcionadas por los Gobiernos.
Es importante señalar que el indicador regional es una aproximación porque aún no hay una metodología común para generar estadísticas estandarizadas sobre este delito, explica la CEPAL.
En América Latina, las tasas más elevadas de feminicidio se registran en Honduras (4,7 por cada 100.000 mujeres), República Dominicana (2,4 por cada 100.000 mujeres) y El Salvador (2,1 por cada 100.000 mujeres), aunque estos tres países registraron una disminución respecto a 2019, al igual que Bolivia, Brasil, Colombia, Guatemala, Paraguay, Puerto Rico y Uruguay.
Honduras pasó de 6,1 feminicidios por cada 100.000 mujeres en 2019 a 4,7 por cada 100.000 mujeres en 2020, mientras que en República Dominicana la tasa bajó de 2,7 a 2,4 y en El Salvador de 3,3 a 2,1.
Argentina, Chile, México y Nicaragua mantuvieron las mismas tasas de feminicidio que en 2019, mientras que Ecuador, Costa Rica y Panamá registraron un aumento en comparación con el año anterior. De ellos, Panamá declaró el incremento más significativo, indica la CEPAL.
En el Caribe anglófono, cuatro de nueve países y territorios con datos disponibles sobre muertes violentas por razones de género registraron un aumento de la tasa por cada 100.000 mujeres entre 2019 y 2020. En Granada subió de 1,9 a 5,5 por cada 100.000 mujeres; en San Vicente y las Granadinas de 0 a 5,5; en Suriname de 1,1 a 2,8; y en Trinidad y Tabago de 2,9 a 3,1. Cabe destacar que ningún país o territorio de esta subregión tiene tipificación del delito de feminicidio o femicidio.
“No nos cansaremos de visibilizar la violencia que afecta a las mujeres y a las niñas de nuestra región a diario y que repercute en la sociedad en su conjunto, pues constituye un obstáculo para el logro de la igualdad y de un desarrollo y una paz sostenibles”, declaró Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se celebra cada 25 de noviembre y que da inicio a 16 días de activismo hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
En 2021, el llamado se ha hecho todavía más urgente con la ampliación de la campaña “ÚNETE de aquí al 2030 para poner fin a la violencia contra las mujeres”, mediante la cual se busca movilizar a los gobiernos, la sociedad civil, las organizaciones de mujeres, las y los jóvenes, el sector privado, los medios de comunicación y todo el sistema de las Naciones Unidas para abordar la pandemia mundial de violencia contra las mujeres y las niñas.
La violencia feminicida está presente durante todo el ciclo de vida de las mujeres, aunque se expresa con mayor intensidad durante las edades reproductivas, apunta la Comisión.
En términos absolutos, en 18 de los 26 países que informan a la CEPAL, el número más alto de casos de feminicidio en 2020 correspondió al tramo de edad de entre 30 y 44 años (344 mujeres). Las adolescentes y mujeres adultas jóvenes de entre 15 y 29 años representaron el segundo rango con mayor incidencia de feminicidio, con 335 víctimas en 2020. También genera alerta, según la CEPAL, la situación de las niñas y adolescentes de la región: al menos 40 niñas menores de 15 años fueron víctimas de feminicidio.
El feminicidio no afecta solamente a las víctimas directas, sino también a todo su entorno y, en particular, a sus dependientes más cercanos, subraya la Comisión. Al menos 357 niños, niñas y adolescentes, así como otros dependientes, se encontraban bajo el cuidado de las víctimas de feminicidio que se contabilizaron en 2020 en siete países de América Latina: Argentina, Chile, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Si bien los países de la región han avanzado en la última década en la producción de estadísticas sobre feminicidio, falta fortalecer los sistemas de registro a nivel nacional y estandarizar la información, de manera de contar con mejores datos para el análisis de las características del delito a nivel nacional, así como para mejorar la comparabilidad regional e internacional, sostiene la CEPAL.
La tolerancia social e institucional, la impunidad y la dificultad para acceder a servicios de salud y de justicia oportuna y de calidad, entre otros factores, contribuyen a que todas las formas de violencia contra las mujeres ocurran y se perpetúen, recalca la Comisión.
En este sentido, resulta necesario ampliar la medición y visibilización de otras formas de violencia que forman parte del continuum de la violencia feminicida; en particular, la violencia sexual, que esta muy vinculada al feminicidio, pues son habituales los asesinatos de mujeres y niñas que han sido precedidos por actos de violencia sexual ejercidos por perpetradores que no necesariamente tienen o han tenido una relación sentimental o familiar con las víctimas.
El fortalecimiento del marco normativo debe ir acompañado de otros pasos, como la elaboración de planes y programas públicos basados en la evidencia, que incorporen estrategias de prevención y reparación y el fortalecimiento y financiamiento de los servicios esenciales de calidad, además de mejorar el acceso a la justicia.
“Desde la CEPAL destacamos la importancia de que las mediciones sobre violencia contra las mujeres y niñas se constituyan como centrales en el marco de los sistemas de información y las estadísticas oficiales de los países. Hoy, prevenir y hacer realidad el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencia es un horizonte impostergable y urgente en la región”, concluyó Bárcena.
Medio a Medio / COMCOSUR MUJER Nº 709- 06/12/2021
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2) CHILE: MOVILIZACIONES POR EL DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES
La Red Chile Contra la Violencia hacia las Mujeres, junto a otras organizaciones de mujeres, convocó el pasado 25 de noviembre a una nueva manifestación en Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. “Las feministas reafirmamos nuestro compromiso por continuar luchando contra el patriarcado, el colonialismo, el capitalismo y el racismo. En el contexto actual, no daremos ningún paso atrás ante la amenaza de la ultraderecha y el fascismo, que atenta contra la autonomía y libertad de las mujeres y disidencias sexo genéricas”.
La organización hizo un llamado a participar de las acciones ya confirmadas en más de 65 territorios del país, y a organizarlas en calles y plazas públicas si no las hubiera, para manifestar la decisión intransable de vivir vidas libres de violencia.
Asimismo, respaldan el trabajo realizado por la Convención Constitucional que termine con la herencia de la dictadura cívico-militar y prefigure una nueva compresión del país, que represente la pluralidad de personas y pueblos que habitamos este territorio. En especial se valoró la acción de las feministas que la integran y su empeño por posicionar asuntos claves para las mujeres.
ONU Mujeres en Chile invitó también a sumarse a la campaña mundial ÚNETE, que tiene como principal objetivo poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas.
Al 21 de noviembre de 2021, en Chile se registran 35 femicidios consumados y 143 femicidios frustrados según información entregada por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. En el ámbito digital, el estudio “Violencia digital: experiencias de niñas y adolescentes en Chile” reveló que el 73,8% de las mujeres ha recibido algún tipo de violencia digital. El 32% de las niñas entre 12 a 14 años recibió algún tipo de petición sexual o de fotografías íntimas sin que quisiera hacerlo, cifra que sólo fue 1% para los niños y que aumenta a 47% en las adolescentes entre 15 y 18 años.
Lo anterior, indica que los niveles de violencia contra mujeres y niñas se han mantenido perpetuando este flagelo social. Es importante considerar que estas cifras no reflejan el total impacto de la COVID-19, ya que sería aún mayor si incluyeran todos los tipos de violencia, como es la violencia económica, psicológica, distribución inequitativa trabajos de cuidado no remunerados y violencia simbólica, entre otras.
El Clarin.cl/ COMCOSUR MUJER Nº 709- 06/12/2021
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3) URUGUAY: INVESTIGACIÓN IDENTIFICÓ DISTINTAS EXPERIENCIAS Y TIPOS DE VIOLENCIA QUE VIVEN MUJERES LESBIANAS EN MONTEVIDEO
La ciudad es un territorio que habilita la pluralidad y la expresión de la diversidad. Sin embargo, la “exclusión” y la “discriminación” también son parte del paisaje urbano. Las mujeres lesbianas están expuestas “constantemente” a situaciones específicas de discriminación y violencia en las calles, los espacios públicos y los medios de transporte. Son víctimas de miradas, gestos ofensivos, acoso verbal e incluso agresiones físicas que vulneran su derecho a la ciudad y restringen sus expresiones de afectividad en los espacios que transitan y habitan.
Así lo determinó el estudio Derecho a la ciudad: una mirada a las experiencias de mujeres que se vinculan sexoafectivamente con otras mujeres en Montevideo, presentado este martes. La investigación fue encomendada por la Secretaría de la Diversidad de la Intendencia de Montevideo (IM) a un grupo de investigadoras e investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, coordinado por Marcela Schenck, magíster en Ciencia Política y especializada en temas de diversidad y género.
Entre junio y setiembre de este año, 21 mujeres cis mayores de 18 años, residentes en Montevideo y que tuvieran o hubieran tenido relaciones con otras mujeres, fueron entrevistadas con el objetivo de conocer sus vivencias en el espacio urbano y adquirir insumos para la elaboración de acciones o políticas públicas departamentales específicas. Las mujeres participantes se identificaron como lesbianas, bisexuales, pansexuales, algunas manifestaron preferir “no identificarse con ninguna etiqueta” o sentirse primariamente como “lesbianas” antes que como mujeres.
Schenck señaló que en la conformación de la muestra se buscó “heterogeneidad” en relación a los “barrios de residencia, nivel educativo formal, nivel socioeconómico, edad, situación migratoria, origen étnico racial y situación de discapacidad”, algo que en “algunos casos se logró y en otros no”, y que deberán ser más contemplados en futuras investigaciones, así como la visión de mujeres trans.
Violencia permanente
De los relatos de las mujeres se desprende la “mirada de la otredad” como un elemento permanente en el tránsito por la ciudad y con “diferentes grados de problematización”, dijo la coordinadora del estudio. Este tipo de discriminación se manifiesta en “expresiones de odio”, “censuradoras” y “lascivas”.
Schenck señaló que estas formas de violencia son las más extendidas y más naturalizadas entre las entrevistadas. “Prácticamente no encontramos relatos donde no se mencionara esto de las miradas por la calle”, señaló la investigadora, y agregó que las mujeres lesbianas tienen “asumido” que si salen a la calle de la mano con su pareja la “mirada juzgadora” estará presente. Una de las entrevistadas expresó: “Eso de juzgar, sí, siempre. Eso de dar miradas juzgadoras, siempre. Sentir que me miran mal o que miran a mi pareja de arriba abajo”, cita el estudio.
Otro tipo de violencia mencionado en reiteradas oportunidades es el acoso verbal, sobre todo de parte de varones que hacen comentarios con connotaciones sexuales. De acuerdo al documento, la alta frecuencia de este tipo de acoso está en consonancia con lo registrado en las dos encuestas nacionales realizadas en nuestro país para medir la prevalencia de la violencia basada en género y generaciones, que se hicieron en 2013 y 2019.
A su vez, estas situaciones aumentan la percepción de riesgo, afirmó la experta. “No sólo por la incomodidad vinculada a ese acto de violencia, sino por un sentimiento de amenaza mayor”, dijo. Según las entrevistadas, este tipo de violencias se registra en todos los espacios públicos: calles, lugares bailables, teatros y medios de transporte, entre otros.
Las situaciones de violencia llegan incluso a la agresión física, aunque estos actos se registraron en menor medida. Sólo en estos casos las entrevistadas afirmaron que presentan denuncias ante la Policía. Frente al resto de las violencias vividas, no se toma ninguna medida; incluso el estudio registró un desconocimiento entre las mujeres de los lugares o personas a las que pueden recurrir para plantear estas situaciones y recibir apoyo.
“Una vez una amiga estaba con su pareja besándose, normal, como cualquier persona puede hacer. En ese momento, un par de hombres adultos les empezaron a gritar de todo, las amenazaron con tirarles piedras y, efectivamente, les tiraron. Tuvieron que irse porque ese tipo de agresión puede ser el comienzo de una violencia mayor, no sabés qué puede pasar; si ya te están tirando piedras e insultando, puede pasar de todo a una mayor escala. Lo mejor es huir, por más triste que sea”, expresó una de las consultadas.
Restricciones de la afectividad
Estas situaciones generan que las mujeres lesbianas limiten sus expresiones de afecto en el espacio público. Las parejas de mujeres se limitan a tomarse de la mano o darse un abrazo para “evitar reacciones negativas del entorno”, dijo Schenck. En el informe, las y los autores explican que esta actitud responde a que la mayoría ha atravesado situaciones de lesbofobia o bifobia. “Todas mis amigas lesbianas o bisexuales han sufrido en algún punto alguna discriminación, algunas más y otras menos. Pero a todas, siempre, algo por la calle nos ha pasado”, dijo una entrevistada.
Otra participante comentó: “Tratamos de reservarnos. Si tenés ganas de estar con una mujer, de repente te vas a un lugar que no es tan público. Mis amigas y yo en eso nos cuidamos un poco, es tipo ‘no voy a hacer esto’, que es una manera de cuidarse y otra manera de que no, porque te estás privando de otras posibilidades, pero es así”.
En relación a las expresiones de afecto en la ciudad, las mujeres que se identificaron como bisexuales narraron una experiencia muy diferente entre sus vivencias en el espacio público con una pareja heterosexual y sus vivencias con otra mujer. “Estuve mucho tiempo en pareja con hombres y es como abismal la diferencia entre el lugar que ocupás como pareja homosexual y pareja heterosexual en la sociedad”, señaló una de ellas.
Zonas de riesgo
Las mujeres que participaron en la investigación identifican la zona céntrica como el espacio urbano con menor percepción de riesgo en comparación con el resto de los barrios en Montevideo. Entre las zonas identificadas como menos hostiles se encuentran los barrios Centro, Cordón, Palermo, Barrio Sur y Parque Rodó. “Estos se caracterizan por ofrecer espacios abiertos (plazas públicas, parques, rambla), una gran oferta gastronómica y recreativa (bares, pubs, cervecerías, bares gay-friendly, restaurantes), también son puntos turísticos y concentran muchas personas jóvenes, sobre todo en la noche”, señala el informe.
Sin embargo, las y los autores también apuntan que algunas de las experiencias de discriminación más significativas vivenciadas por las entrevistadas se registraron en estos espacios. Shenck subrayó que las mujeres no ubicaron ningún espacio totalmente “libre de riesgo”, que dé garantías a las mujeres de una correcta interacción social, libre de discriminación y violencia. El escenario más temido e identificado como momento de mayor riesgo para las mujeres es la noche.
El transporte público es otro espacio donde se evidencia incomodidad y situaciones de riesgo. “La diversidad de público que viaja en el transporte capitalino y la situación de encierro, en muchas ocasiones superpoblado, es proclive a que se generen situaciones de abuso y violencias físicas, verbales, psicológicas, simbólicas y sexuales”, sostiene el estudio.
La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 709- 06/12/2021
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4) URUGUAY: MÁS DE 30 ORGANIZACIONES DENUNCIAN EXCLUSIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DEL ACTO DEL 25N ENCABEZADO POR INMUJERES
Recuerdan que su participación está prevista en la Ley 19.580 y aseguran que la situación constituye un “golpe a la democracia”
En un comunicado difundido en las últimas horas, 37 organizaciones sociales, colectivos y plataformas feministas denunciaron que la sociedad civil fue excluida del acto central de conmemoración del Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organizado por el Consejo Nacional Consultivo por una Vida Libre de Violencia de Género hacia las Mujeres, que encabeza el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Esta decisión “cercenó la voz de la sociedad civil organizada en un espacio que tiene garantizado de acuerdo a la normativa nacional”, asegura el texto, que recuerda que la Ley 19.580 establece en su artículo 13 que el consejo incluye la participación de tres representantes de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual.
“Desde 2002, en el marco de la Ley 17.514 [de erradicación de la violencia doméstica] y el Consejo Nacional Consultivo de Lucha contra la Violencia Doméstica, la sociedad civil organizada ha aportado en la elaboración de la política pública y ningún gobierno excluyó la voz de la sociedad civil de esta forma”, advirtieron las organizaciones firmantes, y agregaron que esta situación “constituye un atropello a la ciudadanía organizada, a la ley, y un golpe a la democracia”.
Ante esto, exigieron “el cumplimiento de todos los aspectos de la Ley 19.580”, “que el Estado garantice el espacio cívico para la participación ciudadana” y el “respeto” y “reconocimiento” a “las mujeres que vienen luchando, desde hace mucho tiempo, por erradicar las violencias”. “Sin participación ciudadana garantizada no hay democracia plena; con abuso de poder por parte de las autoridades se fragiliza el Estado de derecho”, concluyeron.
Durante la marcha que convocó la Colectiva por el 25N el 25 de noviembre, representantes habían manifestado a la diaria el malestar por esta situación y adelantaron que presentarían una queja. Al día siguiente, hicieron pública la preocupación durante una conferencia de prensa que realizaron en el espacio Las Pioneras. Las firmas de muchos de los colectivos que integran la colectiva aparecen en el comunicado.
El documento está firmado por la Asociación de Asistentes Sociales del Uruguay, la Asociación Nacional de ONG Orientadas al Desarrollo, el Área Vejez y Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, el Comité de los Derechos del Niño, la Cooperativa Chalouá, Cotidiano Mujer, el Colectivo Expresas Políticas por el Memorial, el Colectivo Feminista y Disidente del Cerrito de la Victoria, el Colectivo Salvavidas, Diálogo Político de Mujeres Afrouruguayas, El Abrojo, El Paso, Encuentro de Feministas Diversas, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, Gozarte, el Grupo por la Humanización del Parto y Nacimiento Uruguay, el Instituto Mujer y Sociedad, la Intersocial Feminista, La Melaza Candombe, Las Caprenses, Luna Nueva, Mizangas Mujeres Afrodescendientes, Mujer y Salud en Uruguay, el Movimiento Social de Mujeres y Disidencias, Mujeres de la Coordinadora Nacional de Asentamientos, Mujeres de Negro Uruguay, la Organización de Trabajadoras Sexuales, el Plenario de Mujeres del Uruguay, la Red Pro Cuidados, la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, Relacachupan Uruguay, la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad del PIT-CNT, la Secretaría de Género y Equidad de AFP, el Taller por la Liberación de la Mujer Célica Gómez, Uafro, y UKAY Mujeres y Disidencias Indígenas.
La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 709- 06/12/2021
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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