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CUANDO DEFENDER LA TIERRA ES DELITO

COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 13 / No. 531 / Lunes 11 de setiembre de 2017 / Producción: Beatriz Alonso

Hoy:
1) Nuevas representaciones de AMARC, región América Latina y Caribe

2) Argentina: Las mujeres sufrimos doble precarización laboral”

3) Honduras: Cuando defender la tierra es delito

4) Palestina: El papel de la mujer en la construcción del Estado palestino

5) Rita Segato: “Una falla del pensamiento feminista es creer que la violencia de género es un problema de hombres y mujeres”


Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo

1) Nuevas representaciones de AMARC, región América Latina y Caribe

Con mucha alegría anunciamos los nombres de las nuevas representaciones de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, región América Latina y Caribe, electas el último 28 de agosto de 2017 por asociados y asociadas:

Vicepresidenta de AMARC ALC
Mónica Valdés, integrante de la asociada Radio Andaquí – Colombia

Representante de la red de mujeres de AMARC ALC
Wendy Quintero, integrante de la asociada Radio Camoapa – Nicaragua

Enviado por Carlos Dardano

COMCOSUR MUJER Nº 531 – 11.09.17

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2) Argentina: Las mujeres sufrimos doble precarización laboral”
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Jimena Lettieri, del Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero y trabajadora del Hospital Posadas, analizó el avance de la precarización laboral.

“Estamos en una situación de conflicto. El problema de la precarización lo conocemos y lo padecemos. Las mujeres sufrimos la precarización no solamente las que estamos en relación de dependencia, sino las que están en los planes sociales que ni siquiera tienen cobertura social.

Además, cuestionó a la conducción sindical y acusó a la oposición de estar en una tregua con el gobierno nacional. “Acompañan el plan de ajuste”, agregó.

Por último, se refirió a la situación de las trabajadoras del Hospital Posadas que rechazan la ampliación del turno de enfermería. “Hoy estamos en una situación de conflicto en el hospital sobre todo del área de enfermería, en la que el 85 por ciento son mujeres”.

Nota con audio: omunicacionsocial.org.ar/las-mujeres-sufrimos-doble-precarizacion-laboral/

COMCOSUR MUJER Nº 531 – 11.09.17

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3) Honduras: Cuando defender la tierra es delito
Radio Temblor / Giorgio Trucchi | Rel-UITA

Ofraneh alerta sobre ofensiva persecutoria.

Miriam Miranda, coordinadora general de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh), denunció la persecución de la cual está siendo víctima por parte del aparato estatal y de empresarios privados, que estarían usando artimañas para seguir apropiándose de tierras comunitarias garífunas. La criminalización de la lucha social y sus nuevas estrategias y rostros.

Este martes 5 de septiembre -explica Miranda en un comunicado- se apersonaron en la sede de Ofraneh, situada en la comunidad de Sambo Creek, dos efectivos de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) y un funcionario de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).

De acuerdo con una primera reconstrucción de los hechos, los funcionarios pretendían entregarle un citatorio para informarle que está siendo requerida para notificarse ante autoridades judiciales.

Al no encontrarla, los efectivos policiales amenazaron con buscarla y detenerla.

Recientemente, el empresario canadiense Patrick Daniel Forseth, gerente general y representante legal de la corporación CARIVIDA S.A. de R.L, ha denunciado por difamación y calumnias a la lideresa garífuna y a otras tres activistas de la comunidad de Guadalupe, municipio de Santa Fe, Trujillo.

Miembros de la comunidad han venido denunciando la compraventa ilegal de tierras comunitarias garífunas, que involucraría a autoridades locales y a empresarios turísticos canadienses, entre ellos Forseth y Randy Jorgensen, este último Ceo de Life Vision Developments.

En particular, un nutrido grupo de jóvenes de Guadalupe decidieron recuperar un terreno que la comunidad había destinado a un proyecto ecoturístico comunitario, y que en 2012 fue inexplicablemente vendido a CARIVIDA.

La recuperación del terreno llevó a los jóvenes a enfrentar demandas judiciales y, en el caso de Medalime David, hasta la prisión[1].

Libertad de expresión en peligro
Los quieren callar

En julio pasado, siempre en Trujillo, Conatel declaró en rebeldía a Radio Waruguma, una de las radios comunitarias de la Ofraneh, amenazando con clausurarla.

La organización garífuna asegura que ese y otros tantos ataques contra sus radios representan una violación abierta al derecho a la libertad de expresión que tienen los pueblos indígenas.

Este derecho está plasmado tanto en la Convención Interamericana de Derechos Humanos, como en la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas y en el Convenio 169 de la OIT.

La denuncia de todo lo que está aconteciendo en la Bahía de Trujillo ha desencadenado una persecución contra la Ofraneh, sus dirigentes y miembros, asegura la organización hondureña[2].

“Yo no he cometido ningún delito. Sólo defendemos los derechos humanos del pueblo garífuna, de los demás pueblos indígenas y del pueblo hondureño en general”, afirma Miriam Miranda en el comunicado.

“Randy Jorgensen, Patrick Forseth y Conatel se han dado a la tarea de denunciarme y el Estado de judicializarme”, asegura la lideresa garífuna.

Para ella, la persecución está siendo legitimada y apoyada por el actual gobierno “que pretende detener la lucha del pueblo garífuna en defensa de sus derechos históricos, territoriales y culturales”.

“No me queda más que responsabilizar al gobierno de Juan Orlando Hernández por cualquier atentado contra mi persona e integrantes de la Ofraneh”, concluye el comunicado.

[1] www.albasud.org/noticia/921/honduras-inversiones-tur-sticas-que-cercenan-territorios-y-fagocitan-derechos-ancestrales
[2] www.albasud.org/noticia/es/965/expolio-de-los-territorios-gar-funas-en-honduras-impactos-del-extractivismo-y-la-expansi-n-tur-stica

COMCOSUR MUJER Nº 531 – 11.09.17
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4) Palestina: El papel de la mujer en la construcción del Estado palestino
Desinformemonos

Sobre la tesis doctoral de Hanady Awni Muhiar Muñumer.

La primera cuestión a resaltar es que todos los interesados de casi cualquier tema pueden irse a buscar las investigaciones en formato de tesis universitaria que los universitarios han realizado. Estas tesis son accesibles, al estar en archivos digitales públicos y al alcance de cualquier buscador. Esta publicidad es una forma de revertir a la sociedad el esfuerzo que hace la universidad y facilita que otros investigadores y público general puedan acceder a lo último que se investigue en la universidad española.

Ya, metidos en la tesis misma, ésta fue dirigida por Roberto Mesa, Carmen Ruíz Bravo-Villasante y José Ángel Sotillo, conocidos politólogos y arabistas. Los directores de una tesis orientan y señalan los campos inéditos que una investigación puede aportar como novedad.

Otro elemento previo a destacar en esta tesis de la actual doctora Muhiar, dada la naturaleza de la misma, es que ella ha manejado documentación y ha tenido entrevistas con protagonistas de la historia contemporánea palestina en tres idiomas, incluyendo el árabe.

El estudio es un fresco de la resistencia palestina hasta 1982 y de cómo las mujeres han participado en ella, intentando al mismo tiempo tener una agenda propia y que sea integrada en las preocupaciones de la lucha por la liberación nacional.

Para ello, subdivide el trabajo en dos periodos históricos de la desposesión palestina: el primero que abarca todo el Mandato británico (1920-1948) tras la destrucción del Imperio otomano, el reparto colonial franco-británico de Sykes Picot y la Declaración Balfour, hasta la autoproclamación de la creación del Estado de Israel y la Guerra de 1948. En resumen, un periodo en el que se analiza cómo se organizaron las mujeres para hacer frente a la complicidad británica-sionista; y una segunda parte que abarca desde Al-Nakba, la Catástrofe para el pueblo palestino que comienza en 1948, pasando por la total ocupación de la Palestina histórica en 1967, el intento de acabar con la resistencia palestina tras septiembre negro y la expulsión de los fedayines de Líbano en 1982.

Hay unas páginas, que nos parecen muy pocas y limitadas que hacen referencia al periodo 1982-2015 con la consolidación de la ocupación y represión estructural hacia los palestinos por parte israelí, con las intifadas y la creación de una Autoridad Palestina. Esperamos con ansiedad que la autora retome su trabajo y lo amplíe hasta fechas más cercanas. También, que hiciera un balance de logros y fracasos de políticas de género.

El valor de esta tesis es ver la historia reciente de Palestina y los acontecimientos habidos desde el plano protagónico de las organizaciones y continuas reorganizaciones de mujeres, cual guadianas –ante la represión británica, sionista y de regímenes árabes- junto y formando parte de los movimientos de resistencia y liberación palestina, en un contexto de sociedad patriarcal.

Las organizaciones de mujeres han adaptado su actividad en función de la situación de la resistencia palestina, incluyendo el trabajo clandestino tras las grandes derrotas pero, generalmente por los datos narrados por Muhiar, han tenido la virtud de mantener una unidad pese a las divisiones partidarias palestinas.

Hay otros elementos que este trabajo señala:

– las organizaciones femeninas creadas inicialmente en la primera fase de resistencia ante el complot de británicos y sionistas estaban lideradas por cristianas y musulmanas de las clases media y alta y urbanas. Tras la catástrofe del advenimiento del supremacista estado de Israel, hay un deslizamiento hacia una popularización del liderazgo femenino afectado por la extensión y universalización de la enseñanza a las niñas, tanto por la labor de la UNRWA –la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos- como por un cambio de actitud dentro de las familias ante la comprensión de que la educación es el instrumento de la mejora social.

-una supeditación de la agenda feminista a la lucha por los derechos nacionales y a las circunstancias dramáticas de la resistencia, incluso la lucha armada, persecuciones, exilio, clandestinidad, presos, torturas, represión de toda índole o sostén familiar ante la ausencia –incluyendo la emigración y la actividad militante del esposo- y en todas partes. Pero, eso no es óbice para resaltar que la lucha de la mujer en el plano político supuso un aumento de liderazgo femenino, un cambio de percepción social y una mejora capilar del rol de la mujer dentro de la familia y en la sociedad.

La autora señala que hay que destacar por lo tanto, además de la actividad política formal narrada abundantemente en la historiografía, donde hay mujeres aunque pocas, las actividades políticas ‘informales’ ligadas al cambio que la mujer protagoniza en la sociedad palestina.

El basamento de las movilizaciones palestinas, su radicalidad y extensión no se pueden comprender sin el papel de la mujer, su protagonismo y el cambio paulatino de su rol y la aceptación social del mismo. Por eso mismo, hay que señalar que los contrarios a la liberación del pueblo palestino, sean británicos o israelíes, han procurado reforzar en muchas ocasiones los elementos patriarcales y tradicionales para disminuir la capacidad de la resistencia palestina. La corriente religiosa musulmana también ha estado activa en fomentar el asociacionismo de la mujer, pero más en el ámbito de organizaciones de beneficencia.

Este trabajo, para disfrute de cualquier persona interesada, ha consistido en aunar la política formal y la intrahistoria organizativa de la mujer e ilustra la planificada política sionista de desposesión y llevar al sociocidio -en expresión de Bichara Khader- y a la colonización por sustitución del pueblo palestino, y como la resistencia palestina y sus organizaciones de mujeres, huérfanas de apoyo árabe e internacional, han intentado hacerla frente.

COMCOSUR MUJER Nº 531 – 11.09.17
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5) Rita Segato: “Una falla del pensamiento feminista es creer que la violencia de género es un problema de hombres y mujeres”

Rita Segato es doctora en Antropología e investigadora. Es, probablemente, una de las pensadoras feministas más lúcidas de esta época. Y tal vez de todas las épocas. Ha escrito innumerables trabajos a partir de su investigación con violadores en la penitenciaría de Brasilia, como perito antropológico y de género en el histórico juicio de Guatemala en el que se juzgó y condenó por primera vez a miembros del Ejército por los delitos de esclavitud sexual y doméstica contra mujeres mayas de la etnia q’eqchi, y fue convocada a Ciudad Juárez a exponer su interpretación en torno a los cientos de femicidios perpetrados en esa ciudad. Su currículum es largo e impresionante.

Más allá de todo prejuicio escandalizador, Segato ha propuesto una mirada profunda sobre la violencia letal sobre las mujeres, entendiendo a los femicidios como una problemática que trasciende a los géneros para convertirse en un síntoma, o mejor dicho, en una expresión de una sociedad que necesita de una “pedagogía de la crueldad” para destruir y anular la compasión, la empatía, los vínculos y el arraigo local y comunitario. Es decir todos esos elementos que se convierten en obstáculo en un capitalismo “de rapiña”, que depende de esa pedagogía de la crueldad para aleccionar. Es, en ese sentido, que el ejercicio de la crueldad sobre el cuerpo de las mujeres, pero que también se extiende a crímenes homofóbicos o trans, todas esas violencias “no son otra cosa que el disciplinamiento que las fuerzas patriarcales imponen a todos los que habitamos ese margen de la política, de crímenes del patriarcado colonial moderno de alta intensidad, contra todo lo que lo desestabiliza” (*). En esos cuerpos se escribe el mensaje aleccionador que ese capitalismo patriarcal de alta intensidad necesita imponer a toda la sociedad.

No es tarea sencilla entrevistar a Rita, que es una especie de torbellino, capaz de enlazar con extrema claridad y sutileza los argumentos más complejos. Se toma su tiempo para responder, analiza cada pregunta, la desgrana, profundiza y vuelve a empezar con una vuelta de tuerca sobre cada concepto. Tiene su propio ritmo y seguirlo puede ser un desafío.

—En el marco del alarmante crecimiento de los casos de violencia de género, ¿podría profundizar en el concepto que desarrolló de que la violencia letal sobre la mujer es un síntoma de la sociedad?Rita-Segato-01

—Desigualdad de género, control sobre el cuerpo de la mujer, desde mi perspectiva, hay otras feministas que no coinciden, acompañan la historia de la humanidad. Sólo que, contrariamente a lo que pensamos y a eso que yo llamo prejuicio positivo con relación a la modernidad, imaginamos que la humanidad camina en la dirección contraria. Pero los datos no confirman eso, al contrario, van en aumento. Entonces tenemos que entender cuáles son las circunstancias contextuales e históricas. Una de las dificultades, de las fallas del pensamiento feminista es creer que el problema de la violencia de género es un problema de los hombres y las mujeres. Y en algunos casos, hasta de un hombre y una mujer. Y yo creo que es un síntoma de la historia, de las vicisitudes por la que pasa la sociedad. Y ahí pongo el tema de la precariedad de la vida. La vida se ha vuelto inmensamente precaria, y el hombre, que por su mandato de masculinidad, tiene la obligación de ser fuerte, de ser el potente, no puede más y tiene muchas dificultades para poder serlo. Y esas dificultades no tienen que ver como dicen por ahí, porque está afectado por el empoderamiento de las mujeres, que es un argumento que se viene utilizando mucho, que las mujeres se han empoderado y que los hombres se han debilitado por ello y por lo tanto reaccionan así… No. Lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas, el desarraigo de un medio comunitario, familiar, local… en fin, el mundo se mueve de una manera que no pueden controlar y los deja en una situación de precariedad, pero no como consecuencia del empoderamiento de las mujeres, sino como una consecuencia de la precarización de la vida, de la economía, de no poder educarse más, leer más, tener acceso a diversas formas de bienestar. Y eso también va en dirección de otra cosa que vengo afirmando: que hay formas de agresión entre varones que son también violencia de género. Yo afirmo que los varones son las primeras víctimas del mandato de masculinidad. Con esto no estoy queriendo decir que son víctimas de las mujeres, y quiero dejarlo bien en claro porque se me ha entendido de una manera equivocada muchas veces. Estoy diciendo que son víctimas de un mandato de masculinidad y una estructura jerárquica como es la estructura de la masculinidad. Son víctimas de otros hombres, no de las mujeres. Y esto también quiero dejarlo en claro, no es que el hombre se volvió impotente porque las mujeres se potencian, sino que se volvió impotente porque la vida se volvió precaria y los deja impotentes.

—Muchas mujeres reciben esta violencia como algo normal. ¿Por qué?

—Por eso, sobre todo en España, al principio, cuando en las primeras campañas por los derechos de la mujer empezaron a aparecer estas mujeres golpeadas en la televisión, fue muy fuerte y causó mucho impacto. Plantear que la violencia doméstica es un crimen creo que fue el mayor avance de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw), es decir, que algo que es una costumbre puede ser un crimen. Es dificilísimo sobre todo en el campo del derecho dar ese paso, porque el derecho es como la santificación de todo lo que es la costumbre como ley. Pero la Cedaw dice: esta costumbre es un crimen, no puede ser transformada en ley. En ese caso de la violencia doméstica, de las violaciones domésticas se ha marchado en el camino de comprender que es un crimen. Ahora, lo que nos da a nosotros una pauta, una luz para entender mejor todo ese tema, es que cuando hay un óbito, cuando aparece un cuerpo, un asesinato de mujer nunca fue natural, ni antes ni ahora ni nunca. Y ahí vemos que hay una dificultad del derecho y del Estado en ganar terreno en este campo. Porque, sin ninguna duda, están en aumentando cada vez los feminicidios, ese verdadero genocidio de mujeres que estamos viviendo, de varias formas. Y eso lo sabemos porque ya hay más de 10 años de estadísticas en la mayor parte de los países. Y además el avance en lo legal y lo forense respalda esta afirmación.

—Usted plantea que la violación es un acto disciplinador, un crimen de poder. ¿Qué se juega el agresor sexual en esos casos?

Rita_Segato_—Bueno, ese concepto es de altísima complejidad. Le cuesta mucho a la sociedad comprender a qué apunto. Mucha gente de bien, muy moral, saltó contra esto e intenta rápidamente diferenciarse de ese sujeto que considera anómalo, criminal, inmoral, en fin todo lo malo que se deposita en ese sujeto, en ese chivo expiatorio que es el agresor… y los otros hombres se salvan y dicen yo no soy eso. Yo eso lo pongo bajo un signo de interrogación. Yo creo que aquel último gesto que es un crimen, es producto de una cantidad de gestos menores que están en la vida cotidiana y que no son crímenes, pero son agresiones también. Y que hacen un caldo de cultivo para causar este último grado de agresión que sí está tipificado como crimen… pero que jamás se sucedería si la sociedad no fuera como es. Se sucedería en un psicópata, pero la mayor cantidad de violaciones y de agresiones sexuales a mujeres no son hechas por psicópatas, sino por personas que están en una sociedad que practica la agresión de género de mil formas pero que no podrán nunca ser tipificadas como crímenes. Por eso mi argumento no es un argumento antipunitivista de la forma clásica, en el sentido de que no se debe punir o sentenciar. Sí tiene que haber leyes y sentencias que sólo algunas veces llegan a materializarse. Pero en nuestros países sobre todo, en el mundo entero, pero especialmente en América Latina, de todos los ataques contra la vida, no solamente los de género sino de todos en general, los que llegan a una sentencia son una proporción mínima. La eficacia material del derecho es ficcional, es un sistema de creencias, creemos que el derecho lleva a una condena. Pero claro que tiene que existir, el derecho, todo el sistema legal, el justo proceso y la punición. Lo que yo digo es que la punición, la sentencia no va a resolver el problema, porque el problema se resuelve allá abajo, donde está la gran cantidad de agresiones que no son crímenes, pero que van formando la normalidad de la agresión. Ninguno tomaría ese camino si no existiera ese caldo de cultivo.

—¿Y por qué algunos hombres toman ese camino y otros no? Porque si es un problema social ¿no afectaría a todos por igual?

—Y bueno, porque somos todos diferentes… yo no te puedo responder eso. Lo que sí te puedo asegurar es que los índices serían muchos menores si atacáramos la base, o sea, el hábito, las prácticas habituales. Tampoco hablo de una cultura de la violación, porque se habla mucho de eso, sobre todo en Brasil. Se habla mucho de una cultura violadora. Está bien, pero cuidado con la culturalización, porque el culturalismo, en el abordaje de estos temas, le da un marco de “normalidad”, de costumbre. Como se hace con el racismo por ejemplo… es una costumbre. Yo tengo mucho miedo a esas palabras que terminan normalizando estas cuestiones.

—En relación a este tema, sobre que la violación es un crimen de poder, disciplinador, eso ¿se juega de la misma manera en el caso de los abusos de menores? Ya que generalmente los niños son abusados en su mayoría en las relaciones intrafamiliares o por integrantes de sus círculos cercanos, ¿se puede hacer una misma lectura o es distinto el análisis?

—Yo creo que es un análisis distinto, porque ahí si entra la libido de una forma en que yo no creo que entra enrita-segato-1-grid las violaciones de mujeres. Yo no he investigado mucho ese tema, lo que sí puedo decir al respecto es que el agresor, el violador, el asediador en la casa lo hace porque puede. Porque también existe una idea de la paternidad que proviene de una genealogía muy antigua, que es el pater familias, como es en el Derecho Romano, que no era como lo concebimos hoy, como un padre, una relación parental. Sino que el padre era el propietario de la mujer, de los hijos y de los esclavos, todos en el mismo nivel. Entonces eso que ya no es más así, pero que en la genealogía de la familia, como la entendemos, persiste… la familia occidental, no la familia indígena. Pero sí la familia occidental, que tiene por debajo en sus orígenes la idea de la dueñidad del padre. Entonces, eso aun está muy patente. Tengo estudiantes que han trabajado este tema. Por ejemplo, el caso de un pastor evangélico que violaba a todas sus hijas, y lo que sale de ese estudio es que el hombre, en su interpretación, era dueño de esos cuerpos. Eso es algo que no está más en la ley, pero sí en la costumbre. Y el violador también es alguien que tiene que mostrarse dueño, en control de los cuerpos. Entonces el violador doméstico es alguien que accede a esos cuerpos porque considera que le pertenecen. Y el violador de calle es alguien que tiene que demostrar a sus pares, a los otros, a sus compinches, que es capaz. Son variantes de lo mismo, que es la posesión masculina como dueña, como necesariamente potente, como dueño de la vida.

—En su experiencia, ¿el violador se puede recuperar de alguna forma, con la cárcel o con algún tratamiento?

—Nunca vi un trabajo de reflexión, no lo podemos saber porque el trabajo que debemos hacer en la sociedad que es primero entender y luego reflexionar nunca fue hecho. Sólo después de hacer el trabajo que está pendiente todavía de hacer en el sistema penitenciario, podemos llegar a ese punto. No hay elementos suficientes. No estoy hablando de psicópatas. Porque, a diferencia de lo que dicen los diarios, la mayor parte de las agresiones sexuales no son perpetradas por psicópatas. Los mayores perpetradores son sujetos ansiosos por demostrar que son hombres. Si no se comprende qué papel tiene la violación y la masacre de mujeres en el mundo actual, no vamos a encontrar soluciones.

Quedan pendientes tantos temas… hablar, por ejemplo, sobre el papel de los medios que, según sus propias palabras, colaboran con exhibir públicamente la agresión a las mujeres hasta el hartazgo, haciendo de la victimización de las mujeres un espectáculo de fin de tarde o después de misa, reproduciendo hasta el hartazgo los detalles más morbosos y funcionando así como el “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”…. Esos y tantos otros. Será en otra oportunidad. La estaremos esperando.

*Extracto del libro “La guerra contra las mujeres”, de Rita Segato.
Por Florencia Vizzi y Alejandra Ojeda Garnero

COMCOSUR MUJER Nº 531 – 11.09.17
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