2) Honduras: Represión y criminalización a mujeres defensoras de DDHH
3) Nigeria: Entrevista a Chimamanda Ngozi Adichie
4) Uruguay: Michelle Suárez, la primera senadora trans
5) Panama: Retratos de mujeres líderes indígenas en el Metro
6) Peru: Fujimori esterilizño de manera forzada a mas de 200.000 mujeres
7) Mujeres artistas rompen tópicos sobre el mundo árabe
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 13 / No. 535 / Lunes 9 de octubre de 2017 / Producción: Beatriz Alonso
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Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) Chile: Cien años de Violeta Parra
La izquierda Diario
En su nombre y en honor a su legado como artista desde el 2004 se celebra en nuestro país el día de la música chilena.
El cuatro de octubre de 1917, el mismo año de la revolución rusa, nace Violeta del Carmen Parra Sandoval. En este año, cuando se cumplen 100 años desde que llegó a la tierra, es importante rescatar la vida de la cantautora, no solo como artista sino que también como una mujer de ideales claros, que derrumbó los exigentes estereotipos de la sociedad, luchando por sus sueños y convicciones.
A los nueve años comenzó a tocar la guitarra, donde las necesidades de una familia numerosa la hicieron entrar en el mundo artístico muy joven, tocando en bares e incluso cantinas junto a sus hermanos. La vida le dio varios golpes a Violeta, el primero fue la enfermedad de su padre, que terminaría con su vida en 1931, lo que significó que la futura cantautora dejara sus estudios para trabajar.
En 1937 comenzó a cantar en el restauran de santiago El POPULAR, donde conoció al trabajador ferroviario y militante del partido comunista Luis Cereceda. La búsqueda de una carrera artística y sustento la llevó a recorrer varios lugares de chile, trasladándose a Valparaíso, donde trabajó con una compañía de teatro, y más tarde decidió migrar al norte para buscar la raíz del folclore chileno que estaban escondidas por la cueca, canciones españolas y mexicanas.
El llevar esta vida, con sus convicciones y términos por delante, en una sociedad machista le trajo varios dolores. En 1949 Violeta Parra se separa de Luis Cereceda, debido a varios altercados, a causa no del carácter errático de Violeta como dirían algunos, sino de las expectativas que la artista no podia ni queria cumplir como mujer de la época.
Años más tarde su esmero la llevó a participar por primera vez en el festival de la juventud y los estudiantes en su quinta versión. Su estancia en Europa le permitió conocer la Unión Soviética y grabar una serie de canciones inspiradas en el folclore chileno.
La violencia contra las mujeres en su historia
Mucho se dice de la Violeta, que era muy apasionada, que es contradictoria su muerte, que fue una buena artista, que está sobrevalorada, lo cierto es que la vida de esta hija de trabajadores y campesinos acarreó las penas de cualquier mujer. La precariedad, la miseria y la enfermedad le hicieron entender desde qué lado debía estar, y lo difícil que es ser mujer y artista en un país, que no valora a las mujeres ni a los artistas.
Mientras viajaba cantando y divulgando el folclore de los campesinos chilenos, sufrió la muerte de su hija Rosita Clara, desamores, rechazo de lugares que no querían difundir su trabajo, engaños y tropezones. Pero lo personal es político, y entendía que la violencia que acompañaba sus pasos era un problema de desigualdad, donde los pobres no tenían acceso a una buena vida, y donde las mujeres debían esperar a ser casadas para llevar vidas decentes. Sus letras, sus penas, telares y pinturas le cantaban al pueblo pobre, a los estudiantes que cuestionan la educación, a los trabajadores que debían tener en cuenta cuánto valía el trabajo que hacían.
Sus acciones no podían estar lejos de su arte, desde París, enviaba canciones al comité central (del PC) para la campaña presidencial de Allende, cada una de ellas fue rechazada, al igual que Pedro Lemebel, sufrió el rechazo y la censura del PC, debido a que eran letras muy excesivas, demasiado directas.
El año 1967 con pistola en mano y después de mucho intentarlo, Violeta Parra se suicidó, algunos dicen que fue por amor, otros dicen que fue la muerte de Rosita Clara. La misma intensidad con la que vivió sus días, la llevo a ponerle fin a su vida. Pero no podemos olvidar que cada una de las penas de esta mujer no puede ser vista desde una visión romántica, al contrario debe ser visto como parte de un contexto enmarcado por la violencia de género, por la pobreza de miles de trabajadores, por políticos que le cierran las puertas a quienes dicen defender.
Desde el 2004 se celebra en el día del cumpleaños de Violeta Parra, el día de la música chilena, por lo que desde entonces a lo largo del país se realizan distintos eventos. Sin embargo como mujer, estudiante de música, trabajadora del arte callejero y ocasionalmente compositora creo que queda corto. Con toda su travesía, la Violeta no buscaba difundir la música de Chile a secas, buscaba desenterrar la música que cantaban las familias de las pampas, los campesinos, los salitreros, los trabajadores y sus familias, el legado que ella deja no es el de hacer música para lucir la voz o las guitarras en un escenario con focos, el legado que nos deja es la lucha y el compromiso que implican cantar sobre cosas claras, duras y reales siendo mujer, cantarle a la miseria, a la soledad y a la represión.
La energía de quienes pretendemos dedicar nuestras vidas a la música, no puede ser impulsada solo por la satisfacción personal, debemos tener claro quienes queremos que nos escuchen, a quienes le cantamos y a quienes nos entregamos, los gobiernos, municipios y empresarios que tienen partidos a sus disposiciones se han esmerado por dejar olvidada esta parte de la Violeta, convirtiendo su nacimiento en día donde se realizan muchos conciertos, lo que no es malo, sin embargo la situación de los artistas en Chile no cambia nada. Cada cierto tiempo muere algún actor o actriz en la pobreza, todos los meses hay trabajadores del arte sin un sueldo estable y todos los meses la música independiente tiene que hacer esfuerzos inhumanos por salir. Recordarla tiene que significar rescatar sus convicciones y ponerlas en práctica, con la fuerza de una generación que quiere derribar todas las barreras que nos pone el capitalismo y el patriarcado.
COMCOSUR MUJER Nº 535 – 09.10.17
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2) Honduras: Represión y criminalización a mujeres defensoras de DDHH
A poco más de 19 meses del todavía impune asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), integrada por más de 800 defensoras de derechos humanos de El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua, la Red Nacional de Defensoras de DDHH en Honduras y las 169 organizaciones de ámbito internacional, regional y local firmantes expresamos nuestra preocupación ante el cada vez más grave contexto de represión y criminalización que enfrentan movimientos sociales, organizaciones de derechos humanos y, particularmente, las mujeres defensoras de derechos humanos.
Consideramos que el pasado viernes 8 de septiembre la situación llegó a su límite cuando las fuerzas de seguridad del Estado hondureño, tras reprimir con lujo de violencia y detener arbitrariamente a dieciséis integrantes del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) que mantenían una manifestación pacífica en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-CU, interceptaron, zarandearon con una grúa y tiraron gases lacrimógenos al interior del bus facilitado por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) para que defensores y defensoras de derechos humanos acudieran a observar y documentar la situación. En el bus se encontraban Hedme Castro, directora de la Asociación por una Ciudadania Participativa (Aci-Participa) y Tommy Morales, comunicadora y parte de la Asociación por la Democracia y los Derechos Humanos de Honduras, ASOPODEHU y la Red Nacional de Defensoras de DDHH en Honduras. Ambas defensoras tuvieron que ser hospitalizadas por los efectos en su salud de los gases lacrimógenos y Tommy Morales quedó sujeta a un proceso de judicialización.
El ataque directo contra quienes llevan a cabo la labor de acompañar y vigilar el cumplimiento de las obligaciones del Estado en materia de derechos humanos es una expresión del cierre del espacio cívico, la regresión autoritaria y el incumplimiento flagrante de los tratados internacionales de derechos humanos suscritos por el Estado de Honduras. Agresiones como esta tienen el objetivo de inhibir la protesta social y la labor de defensa de derechos humanos y allanar el camino para nuevos y más graves actos de represión.
Este ataque no es un hecho aislado, sino solo una expresión más de una progresiva escalada de violencia y represión contra defensoras de derechos humanos en Honduras que deja a la ciudadanía en una situación de extrema vulnerabilidad. En tan sólo 3 meses, desde junio de 2017, desde la IM-Defensoras hemos emitido catorce Alertas Urgentes por agresiones sufridas por mujeres defensoras, sus organizaciones y comunidades.
Ir a la nota: im-defensoras.org/2017/10/carta-publica-se-agrava-situacion-de-represion-y-criminalizacion-contra-movimientos-sociales-organizaciones-y-mujeres-defensoras-de-derechos-humanos-en-honduras/
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3) Nigeria: Entrevista a Chimamanda Ngozi Adichie
"El objetivo es que en el futuro declararse como feminista sea redundante"
El Diario.es
En su primer viaje a España, la escritora nigeriana repasa la importancia de la lucha contra el machismo y el racismo con la que trufa sus obras
"Antes daba más vergüenza ser abiertamente racista, pero con este presidente puedes serlo sin problema", opina Chimamanda Ngozi Adichie sobre Trump
El género de la ficción realista alcanza una nueva dimensión cuando quien nos transporta a su imaginación para contar la realidad del mundo es la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria, 1977). A día de hoy, sus novelas basadas en personajes ficticios conectan con la realidad de tal modo que hasta Beyoncé las ha utilizado para crear hits donde los mensajes feministas son ritmo para el cuerpo y conocimiento para la cabeza.
En su primera visita a España, Ngozi Adichie ha refrendado lo que sus célebres charlas TEDx, cuyas visitas se cuentan por millones en Internet, venían demostrando: su gran capacidad para tratar problemas universales a través de historias personales. El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona ha sido el escenario elegido por la editorial Penguin Random House para hospedar una charla que llenó las 700 plazas del auditorio.
Tanto en el encuentro previo con periodistas como en la charla posterior, la escritora nigeriana lanzó varias de las claves que la han colocado como una de las referentes a la hora de hablar de racismo, machismo y la intersección entre ambas discriminaciones que espera desaparezcan lo antes posible. "Mi objetivo es que declararse como feminista sea algo redundante, que todo el mundo lo pueda decir sin tener miedo a lo que digan".
Ngozi Adichie tira constantemente de historias personales para explicar sus ideas, como que "hay mucha gente que es feminista sin definirse con esa palabra". La nigeriana, que creció en el seno de una familia de seis hermanos en Nsukka, encaja a su madre en esa categoría. "Ella fue nombrada decana de su facultad, la primera en la historia. Cuando llegó al puesto y vio un cartel en su mesa que ponía ‘decano’ en vez de ‘decana’, uno de los trabajadores del centro quiso quitarlo, algo a lo que mi madre se negó. Ella no quería que se pensaran que su trabajo iba a ser diferente del de los hombres que estuvieron allí anteriormente".
Cuando años después Chimamanda se trasladó a estudiar a los Estados Unidos, explica como una compañera feminista de allí criticó lo que hizo su madre. "Con algunas acciones hay que tener en cuenta el contexto, porque ese gesto sí fue feminista", asegura.
En Americanah (Random House), la novela con la que ha alcanzada mayor notoriedad, la escritora relata desde la perspectiva del personaje de Ifemelu la vida universitaria de una nigeriana en Estados Unidos. Aquí su periplo personal traza una línea casi imperceptible con la ficción. Ella cuenta como nunca se concibió como negra hasta llegar a EEUU, "porque en Nigeria solo me identificaba como igbo y cristiana. Fue un cambio importante y empecé a estudiar lo que significaba".
Precisamente para que sepamos cómo se articula el mundo desde una edad temprana, la última obra de Chimamanda recoge consejos sobre la desigualdad de género en Querida Ijeawele. Cómo educar en feminismo (Random House). Ahí desarrolla una serie de argumentos universales, lugares comunes de la lucha feminista en todo el mundo, aunque advierte de que se deben tener en cuenta "diferencias como el género o la clase".
Ese ánimo del alcanzar un feminismo de carácter universal la llevó a aceptar el uso de sus charlas por parte de Beyoncé para canciones como Flawless. Varias académicas criticaron que se utilizara el mensaje con objetivos fines de marketing, pero Chimamanda lo defiende: "El feminismo tiene que estar en boca de todos, tanto mujeres como hombres. Cuando Beyoncé usó mis trabajos mucha gente se interesó y puso nombre a las cosas que les ocurrían. Ahora tenían herramientas para decir que no a determinadas situaciones y cambiarlas".
En ese afán por transformar realidades basadas en clichés por lo que realmente muestra el mundo, Ngozi Adichie quita cierta carga existente sobre los autores, a los que se exige que muestren una realidad sin estereotipos. Por eso la escritora defiende su ficción realista como método inclusivo. "Cuento historias de mujeres fuertes porque solo conozco a mujeres fuertes". Aunque reconoce que "los clichés tienen una parte de realidad", critica que no son completos, tal y como explicó en su aplaudida charla TEDx titulada El peligro de una historia única.
También hubo palabras para el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuyo nombre Chimamanda no quiso nombrar pero sobre el que opinó que "muchas veces tiene un comportamiento infantil". Además, la escritora le contrapone a Obama porque "antes daba más vergüenza ser abiertamente racista, pero con este presidente puedes serlo sin problema".
Entre lecciones y anécdotas, Chimamanda Ngozi Adichie confiesa que le molesta seguir hablando de feminismo, a pesar de que más de 700 personas se congregaran en el CCCB para escucharla. El motivo: aprender de las ideas de una escritora cuya visión del feminismo y el racismo nos sigue evitando caer en los peligros de las historias únicas incluso a ritmo de Beyoncé.
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4) Uruguay: Michelle Suárez, la primera senadora trans
LR21
Por primera vez en la historia de Uruguay, una persona trans estará en el Senado de la República. Se trata de la abogada Michelle Suárez, que asume en lugar de Marcos Carámbula en el Partido Comunista.
La joven nación en 1983 en Salinas, Canelones, y asegura que tuvo una niñez feliz pero una adolescencia dura, especialmente desde el momento en que se asumió como mujer, a los 15 años de edad.
“Mi madre nunca me sancionó. Hizo mi infancia muy feliz. No era tonta: sabía lo que pasaba. Ella veía las muñecas que compraba con mis ahorritos, y me decía cómo lavarles la ropita. En las jugueterías me mostraban metralletas con luces, con colores… nada me gustaba. Una vez morí con un auto gigante de muñecas, amarillo, con ruedas verdes, el parabrisas fucsia y pegotines de Frutillitas, carísimo. Mi madre preguntó: “¿Te gusta eso? Los varones también juegan con autos”. Y lo compró”, declaró en una entrevista a La Diaria en 2013.
El liceo fue una época compleja para la ahora legisladora. “Me veían como una mujer hipersexuada. Si saludaba a un compañero era porque quería irme al baño con él. Eso bloqueaba cualquier tipo de relación sana”, aseveró en la misma entrevista.
Se graduó de la Facultad de Derecho de la UDELAR en 2010 y participó directamente en la formulación y promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario.
La lucha por la igualdad
En un país que lucha año con año para abrir su sociedad a la diversidad, Suárez quiere impulsar acciones positivas para la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales).
Puertas adentro, el Parlamento tiene un ambiente complejo en cuanto a las posiciones respecto a la diversidad sexual. En junio pasado, el diputado del Partido Nacional, Álvaro Dastugue (quien también es evangelista) hizo afirmaciones plagadas de retórica religiosa, asegurando que, si el PN llega al Gobierno, se deberían “revisar” leyes como la del aborto legal y la de la legalización de la marihuana y la del matrimonio igualitario. ” Yo no soy homofóbico”, manifestó, al tiempo que consideró que “si un homosexual va a la Iglesia es porque tiene algún vacío interno”.
De la misma bancada, la senadora Verónica Alonso aseguró días después que la “discusión pública” sobre las palabras de Dastugue se volvió “muy agresiva a veces”, pero sopesó que “quienes sufrieron una horrorosa segregación social se volvieron los nuevos juzgadores”, haciendo referencia a la comunidad LGBTI.
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5) Panama: Retratos de mujeres líderes indígenas en el Metro
Panama.On
Una exposición fotográfica que busca visibilizar el rol que desempeñan en sus comunidades varias líderes indígenas de Panamá fue presentada y se expondrá al público a partir de la próxima semana en distintas estaciones del metro de la capital panameña.
La muestra, denominada “Soy lideresa, mujer, indígena y productora”, fue elaborada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y ya se ha exhibido en la oficina central del organismo internacional en Roma, Italia, y en la Cancillería de Panamá.
La exposición está compuesta por los retratos de 17 mujeres indígenas que desempeñan algún tipo de liderazgo en sus comunidades y que asistieron en 2016 a un taller organizado por la FAO sobre derechos humanos y seguridad alimentaria y nutricional.
“Las mujeres de la exposición son mujeres empoderadas, con capacidad para tomar decisiones e impulsar el liderazgo femenino. En Naciones Unidas creemos que la mujer indígena tiene un rol fundamental para asegurar la seguridad alimentaria y nutricional de su pueblo”, explicó este jueves el coordinador regional para Mesoamérica del organismo internacional, Tito Díaz.
La directora de la Coordinadora de Mujeres Indígenas de Panamá, Sonia Henríquez, dijo a los medios que las mujeres indígenas tienen que fomentar su independencia económica para superar la triple discriminación que sufren por ser “pobres, mujeres e indígenas”.
En Panamá existen cerca de 400.000 indígenas, que representan alrededor del 11 % de la población total y que se agrupa en 7 etnias principales: Emberá, Wounaán, Kuna, Ngäbe, Buglé, Naso y Bri-Bri.
A pesar de que Panamá ha liderado en los últimos años el crecimiento económico de la región, el país adolece de grandes desigualdades que afectan principalmente a los pueblos indígenas.
Según la última Encuesta de Niveles de Vida elaborada por el Banco Mundial en 2008, el 96,7 % de los indígenas que viven en los 12 territorios indígenas que existen en el país son pobres, mientras que el 72 % de los niñas y niñas menores de cinco años tiene desnutrición crónica.
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6) Peru: Fujimori esterilizño de manera forzada a mas de 200.000 mujeres
La Diaria
La organización civil peruana Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Demus) presentó ante la Fiscalía nuevas pruebas que demuestran que el ex presidente Alberto Fujimori cometió “delitos de lesa humanidad” al haber esterilizado de manera “irregular”, “forzada” y “sistemática” a 236.000 mujeres durante su mandato.
En el informe entregado al fiscal Luis Landa, Demus expone elementos que, a su entender, no fueron considerados hasta ahora por la Fiscalía para demostrar el carácter irregular o forzoso de las esterilizaciones. Por ejemplo, denuncia que 211.000 mujeres recibieron información incompleta sobre el proceso antes de someterse a la ligadura de trompas, mientras que otras 25.000 mujeres no sabían que era una intervención irreversible. Además, de acuerdo con los datos del informe, 11% de las mujeres esterilizadas entre 1995 y 2000 tenía menos de 25 años, edad no recomendable para la ligadura de trompas como método anticonceptivo, según los médicos. El porcentaje se eleva hasta 15,6% en el caso de las mujeres que hablan en quechua. La mayoría de las mujeres esterilizadas tenían bajos recursos y vivían en zonas rurales, agrega el documento.
Para la organización, el número de intervenciones se disparó en 1996, cuando Fujimori y su gobierno aprobaron la Ley Nacional de Población, que despenalizaba las ligaduras de trompas y las vasectomías como método anticonceptivo. Todo esto se llevó adelante en el marco del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar 1990-2000.
Durante la conferencia de prensa en la que presentaron el informe, las integrantes de Demus exhortaron al fiscal Landa a que agilice el proceso y juzgue de una vez por todas a Fujimori, que ya cumple una condena de 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos. “Existe suficiente evidencia para que la Fiscalía denuncie y el Poder Judicial investigue y juzgue”, dijo la directora de la organización, María Ysabel Cedano.
“Llevamos 20 años esperando justicia. Lamento que los fiscales hayan guardado tanta documentación. ¿Por qué no pasa al juzgado de una vez?”, manifestaron por su parte las cinco víctimas de esterilizaciones forzadas que acompañaban a Cedano.
En tanto, el abogado de Demus, Milton Campos, pidió a las autoridades que en el caso “no interfiera el plano político” y “se evalúe de manera concienzuda que aquí toca investigar judicialmente a los responsables”.
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7) Mujeres artistas rompen tópicos sobre el mundo árabe
Rebelión
Mona Hatoum (Beirut, 1952), Amal Kenawi (El Cairo, 1974-2012), Ahlam Shibli (Palestina, 1970), Rula Halawani (Palestina, 1964), Raeda Saadeh (Palestina, 1977), Zineb Sedira (París, 1963), Ghada Amer (El Cairo, 1963) o Leila Alaoui (París, 1982-Burkina Fasso, 2016). Son algunas de las 24 artistas representadas en la exposición “En rebeldía. Narraciones femeninas en el mundo árabe”, que puede visitarse hasta el 28 de enero en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Las artistas utilizan como herramienta de trabajo principal la fotografía y el vídeo. Integrada por cerca de un centenar de obras, la muestra aborda -desde los años 90 del siglo XX hasta 2015- las experiencias del exilio, la huella de la ocupación israelí en Palestina, las primaveras árabes, los estereotipos patriarcales, la violencia, la guerra y los tabúes y prohibiciones religiosas, entre otros contenidos.
Otro rasgo de la exposición es que muchas de las artistas se han formado en países diferentes a los de origen o en la diáspora. Se incluyen asimismo algunas obras realizadas por hombres, e imágenes de archivo de la Arab Image Foundation y la American University in Cairo. Se trata de romper, afirma el comisario de la muestra, Juan Vicente Aliaga, tanto con “las visiones estereotipadas de una mujer árabe sumisa y obediente como con los clichés machistas”; la muestra también pretende mostrar la diversidad y la complejidad del mundo árabe.
Argelina nacida en Francia y de padres argelinos, Zineb Sedira es cámara, fotógrafa y documentalista. En el catálogo de la exposición, la comisaria y crítica de arte Nadina Laggoune Aklouche recuerda el carácter itinerante del trabajo de Zineb Sedira: vive y trabaja en Gran Bretaña, aunque se desplaza por Francia, Argelia y Gran Bretaña. La muestra del IVAM presenta al público el vídeo “Mother Tongue” (2003), sobre la lengua materna en la era de la globalización. En obras de hace una década -“Transitional Lands-Cape, Haunted House” (2006) y “Middle Sea” (2008)-, aborda las huellas del colonialismo y las migraciones. En 2010 se adentra en los archivos fotográficos de la historia de Argelia (“Gardiennes d’Images”). Sedira “es un ejemplo perfecto de las artistas de la diáspora, que se nutre del movimiento para alimentar su creación artística”, resume Nadina Laggoune Aklouche.
El visitante también puede detenerse ante las fotografías de Nermine Hammam, en concreto dos imágenes de la serie “Cairo Days” (2015), en las que puede apreciarse a mujeres con velo participando en manifestaciones. Son fotografías tomadas a pie de calle, en las que aparecen los tanques emplazados en la plaza Tahrim, personas heridas, la atención médica, los momentos de descanso, gente tumbada en el suelo, el desconcierto policial, grupos de creyentes coptos, las plegarias y niños con una bandera egipcia, destaca Aliaga.
Otro ejemplo es el de Nadia Benchallal. La muestra incluye “Demostration for the disappearance of the singer matoub loune, Tizi Ouzou”, de 1994; es la imagen de una mujer que camina –vestida a la manera occidental- con un bolso en el brazo derecho, mientras a un costado aparece un muro con una ristra de piernas y niños sentados. Nadia Benchallal es una fotógrafa argelina nacida en Francia, que vive y trabaja en este país. De padres argelinos, “se consideró francesa durante su juventud; pero después de los viajes a Argelia en busca de su identidad, pasó a considerarse argelina”, explica Nadina Laggoune Aklouche en el catálogo “Narraciones femeninas en rebeldía en el mundo árabe”. En 1992 inició un proyecto sobre las mujeres musulmanas, que continúa en la actualidad.
La muestra se compone de cuatro apartados temáticos. Quien los recorra, pasará por una primera sala con entrevistas a mujeres de importante trayectoria, como la activista y escritora feminista Nawal El Saadawi. El primero de los ejes trata del ámbito doméstico, por ejemplo “Muñecas, una mujer de Damasco” (2007), de Diana El Jeiroudi; la obra implica una reflexión sobre si la muñeca representa un modelo de mujer moderna o si por el contrario perpetúa comportamientos tradicionales. El segundo bloque se acerca al mundo del cuerpo, el deseo y la sexualidad, incluidos los modelos de feminidad/masculinidad y la diversidad sexual. En este apartado se incluyen obras de la artista Raeda Saadeh (retrato de una odalisca cubierta por recortes del periódico palestino Al-Quds), una serie fotográfica de Tamara Abdul Hadi y “Eastern LGTB nos. 15-17 International” (2004), de Ahlam Shibli, entre otras.
La exposición avanza por un tercer eje, dedicado al espacio público, calles y plazas; y concluye con el bloque dedicado a la inmigración, los conflictos y el peso de la historia. Pese a que el recorrido se inicia en los años 90, algunas obras son anteriores, por ejemplo el vídeo “Measures of Distance” (1988), de Mona Hatoum; o la fotografía documental “Histoire d’une immigration” (1988), de Farida Hamak.
“A girl wearing a bikini” (2003) y “Algerian woman” (1999) son dos de las obras de Zohra Bensemra que pueden presenciarse hasta el 28 de enero. La artista pone énfasis en la mujer como “sujeto político”, alejada de los prejuicios que la retratan como obedientes y frágil, señala Juan Vicente Aliaga. En la segunda de las fotografías citadas, una mujer camina cerca de un cartel que reivindica la concordia en Argelia. En otra imagen de 2011 Zhora Bensemra pone el foco en Leila, la hermana de Mohamed Bouazizi, cuya inmolación dio inició a la llamada “primavera” árabe en Túnez. La activista aparece en el primer plano durante una manifestación, junto a otros ciudadanos que portan una bandera de Túnez. Destacan asimismo las fotografías de una manifestación contra el terrorismo en la ciudad tunecina de Susa (2015), en las que se aprecia el protagonismo de las mujeres; y la imagen de un soldado iraquí –totalmente pertrechado con armas y munición- que combate al estado islámico en Mosul (Irak), en 2016. En otra de las imágenes (2004), una mujer examina su pistola frente a un espejo.
De la fallecida Leila Alaoui, la muestra recoge cuatro fotografías de la serie “Les Marocains”, correspondientes al periodo 2010-2014. Son fruto del recorrido que hizo la autora por el norte y el sur de Marruecos, Marrakech y el Atlas para reflejar la diversidad del país. Trató de que su cámara huyera del “exotismo orientalista”, apunta Juan Vicente Aliaga. Los hombres y mujeres a quienes retrata, se muestran al espectador con la vestimenta tradicional y sobre un fondo negro. Otra artista cuya obra no se entiende fuera del contexto es Nidaa Badwan. En el apartado Espacios Privados, Ámbitos Personales, aparecen tres piezas de la serie “One hundred days of solitude”, de 2013. Las fotografías fueron confeccionadas durante más de 20 meses de encierro en una habitación, después de recibir amenazas por no llevar hiyab cuando se disponía a preparar una exposición. Aliaga explica que la serie tiene su origen en “el clima de intolerancia fomentado por Hamás en la franja de Gaza”.
La exposición también se plantea pulverizar otro lugar común; el que asocia de modo esquemático a Occidente con la modernidad y a Oriente con la tradición. Algunas imágenes captadas en el Líbano permiten romper este dualismo. Así, el fotógrafo aficionado Fouad El-Khoury retrató a una mujer con ropaje tradicional, en posición firme y mirando al espectador: “Woman sitting, hands crosse” (1915-1920); la imagen, tomada en el oeste de Beirut, es posiblemente la de una trabajadora doméstica de una familia con recursos. Pero otra foto de autoría anónima y de la que se conoce el origen libanés (“Posing in a painted set up –first two from the left: Yvette and may pharaon”), muestra a una mujer pudiente con sus tres hijas subidas en un avión; “la foto pertenece a la colección de Alfred Pharaon, un potentado perteneciente a una familia melquita procedente de Esmirna”, explica el comisario de la exposición. Con sus joyas, maquillada a conciencia, con los labios pintados y tocada con un turbante aparece Linda Sursock en una fotografía del periodo 1940-1950. Es una mujer de familia acomodada, cristiana ortodoxa.
Otra instantánea anónima de 1950-1959 (“The women posing next to a television set”) capta a dos mujeres junto a un televisor (una lo pone en marcha, mientras otra lo sujeta), símbolo de la modernidad. En la misma década, ofrece el punto de contraste la imagen de un matrimonio tomada en el estudio de Fouad Bendhali Chorab. El hombre figura con chaqueta y corbata, en actitud protectora; la novia, con vestido de boda blanco y un ramo de flores en la mano. Nada que ver con la fotografía de Hisham Abdel Haidi, en la que aparecen tres mujeres sentadas sobre un coche de matrícula jordana. La imagen (“Not always on a camel but on a BMW” está captada el 22 de diciembre de 1963 en Jericó.
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