2) Ecuador: Asesinan a activista de derechos humanos
3) Polonia: Mujeres marchan contra el intento del Gobierno de restringir el derecho al aborto
4) Uruguay: “En Uruguay la mujer no tiene el espacio para desarrollarse y ser líder”
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 14 /No. 549
Lunes 2 de abril de 2018 / Producción: Beatriz Alonso /Apoyo técnico: Carlos Dárdano
“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) Brasil: Marielle Franco “Hablar de igualdad de género es defender la vida”
El concejal del Psol Tarcísio Motta leyó en el plenario de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro el discurso que Marielle Franco había escrito para la sesión en la que se discute el Plan Municipal de Educación. La parlamentaria, líder feminista y dirigente social de las favelas fue asesinada en el centro de Rio cuando regresaba de un acto político.
Buenas tardes a todas y todos.
Brasil es el quinto país que mata más mujeres en el mundo. Los números asustan: en 2016 se registró un caso de violencia contra la mujer cada cinco horas en el Estado de Río de Janeiro.
Pero también sabemos que estos números son apenas parte de las mujeres que consiguieron, de alguna manera, buscar ayuda y denunciar.
Yo les pregunto: ¿Seguiremos negándonos a hablar sobre igualdad de género? ¿Hasta cuándo?
¡El debate sobre nuestra igualdad es urgente en todo el mundo, en Brasil y en el municipio de Río de Janeiro!
Dar ese debate es comprometernos con la democracia y con nuestro avance civilizatorio.
Hablar de igualdad entre mujeres y hombres, niñas y niños, es hablar por la vida de aquellas que no pueden todavía defenderse de la violencia. Y son muchas más que las 50.377 registradas en 2016 aquí en Río.
A diferencia de lo que se dice o, desgraciadamente, de lo que se acostumbra ver en Casas Legislativas como ésta, no somos una minoría. Somos la mayor parte de la población, a pesar de que estemos poco representadas en la política.
A pesar de que ganemos salarios menores, que estemos en cargos más bajos, que suframos jornadas triples, que seamos subyugadas por nuestras ropas, violentadas sexualmente, físicamente y psicológicamente, muertas diariamente por nuestros compañeros, no nos vamos a callar: ¡Nuestras vidas importan!
En Brasil, según el IPEA (2016), las mujeres negras brasileras todavía no llegan ni al 40 por ciento del ingreso total recibido por hombres blancos. Y somos nosotras, las mujeres negras, las que más sufrimos las violencias diariamente.
Quien cree eso es normal, es porque no sufrió en su cuerpo el machismo y racismo estructural. Quien cree que eso no merece ser debatido en nuestra educación, es porque se beneficia de las desigualdades.
Por eso quiero dejar registrado que esta Casa, al retirar los términos “género”, “sexualidad” y “género”, fortalece la continuidad de desigualdades y violencias de los más diversos tipos.
Hoy hablamos del plan principal para el desarrollo social de nuestro municipio: el Plan Municipal de Educación. Este plan merece que tengamos compromiso y responsabilidad.
El término “género” comenzó a ser utilizado como categoría de análisis a partir de 1970 con el objetivo de dar visibilidad a las desigualdades entre hombres y mujeres. Entonces, a partir tanto de su origen como de su uso cotidiano en debates sobre la superación de las desigualdades, hablar de “género” tiene como finalidad promover la necesaria atención y crítica a las discriminaciones sufridas por las mujeres. E intentar crear medios para que todas podamos enfrentar ese escenario.
¿Desde cuándo hablar sobre una opresión que genera tantas muertes es hablar sobre una adoctrinación?
Si se dicen tanto a favor de la vida, entonces deberían estar a favor de la igualdad de género. Y sólo se promueve igualdad a través de una educación consciente y del debate con nuestros niños para que se conviertan en adultos mejores.
¡Por eso, como parlamentarios responsables de las ciudadanas y ciudadanos de esta ciudad, debemos defender el debate en la educación!
Si es desde la escuela que nace el espacio público que queremos, es indispensable que se hable de igualdad de género. Que se hable de sexualidad, de respeto, de laicidad, de racismo, de LGBTfobia, de machismo. Porque hablar sobre estos temas es comprometerse con la vida, en sus múltiples manifestaciones. ¡Es comprometerse con el combate a la violencia y la desigualdad!
Es más que urgente que esta Casa no se calle sobre las vidas que se interrumpen día a día en este Municipio.
¡Hablar de igualdad de género es defender la vida!
Pagina12 / COMCOSUR MUJER Nº 549 – 02.04.2018
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2) Ecuador: Asesinan a activista de derechos humanos
28 Marzo 2018
Gavis Moreno tenía 46 años y era la directora del Centro de Rehabilitación de Mujeres de Guayaquil. En una emboscada similar que recuerda a la de la concejala brasileña Marielle Franco, fue asesinada a balazos
Gavis salió de su trabajo en la cárcel y se dirigía a su casa. Iba en un auto oficial, con un chofer. Tenía la ventanilla abierta. Dos hombres en una moto los interceptaron y les dispararon. Ella fue alcanzada por 12 impactos de bala y el chofer recibió un balazo en el abdomen. Él condujo, como pudo, hasta el hospital. Davis fue atendida de urgencia pero murió.
Gavis era afrodescendiente, activista de derechos humanos y feminista. Pertenecía al colectivo “Mujeres de asfalto” y desde allí pudo comenzar a transformar el Centro de Rehabilitación de Mujeres de Guayaquil. Utilizaba el arte urbano como herramienta para empoderar y rehabilitar a las mujeres privadas de su libertad.
Medio a Medio/ Cosecha Roja / COMCOSUR MUJER Nº 549 – 02.04.2018
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3) Polonia: Mujeres marchan contra el intento del Gobierno de restringir el derecho al aborto
Miles de personas volvieron a salir el pasado viernes 23 de Marzo a las calles de Polonia contra el intento del gobierno conservador de restringir el aborto en la una de las tres causales que hoy están despenalizadas.
Miles de personas, en su mayoría mujeres, se concentraron en Varsovia en protesta contra un plan para endurecer la legislación sobre el aborto, ahora en trámite parlamentario y respaldado por el partido gubernamental, el nacionalista y conservador Ley y Justicia (PiS).
El detonante de estas concentraciones es el proyecto de ley para limitar la interrupción voluntaria del embarazo, que fue admitido por la Cámara Baja el pasado 10 de enero, resultado de la iniciativa popular «Stop Aborcja», que cuenta con el apoyo mayoritario de diputados del PiS. Desde entonces, una comisión parlamentaria revisa la propuesta, que busca prohibir el aborto para los casos en que el feto presente malformaciones, una enfermedad irreversible o el síndrome de Down.
La propuesta sólo permite el aborto para los supuestos en que la vida de la madre corra peligro o que el embarazo sea resultado de violación o incesto. Las manifestantes, llegadas en muchos casos desde distintos puntos de Polonia, pasaron ante el Parlamento polaco, la sede de Ley y Justicia y una de las iglesias más significativas de Varsovia, en protesta por el apoyo de la jerarquía católica a la propuesta «Stop Aborcja».
Además de Varsovia, se realizaron protestas en otras ciudades de Polonia contra la restricción del aborto. Natalia Greniewska, que encabeza el movimiento Strajk Kobiet (Huelga Feminista), desde las primeras marchas en 2016, hizo un llamado urgente: “¡Necesitamos vuestro apoyo y lo necesitamos ya! Necesitamos solidaridad y hermandad. Hace ya dos años que el partido gobernante en Polonia, con el respaldo de la iglesia católica, está intentando convertir nuestras vidas en un infierno”.
La iglesia contra los derechos de las mujeres
El portavoz de la Conferencia Episcopal Polaca, Pawel Rytel-Andrianik, ha dicho que «la dilación en los procedimientos parlamentarios sobre la legislación para limitar el aborto son motivo de preocupación» para la Iglesia en Polonia, donde el 90 por ciento de la población de declara católico. «No queremos que ni políticos ni curas vengan a decirnos qué hacer con nuestro cuerpo», dijo a la agencia Efe una de las manifestantes, Magda, que como otras mujeres portaba una percha, alusiva a que su cuerpo no es sólo un simple recipiente, sino que es la mujer la que debe poder decidir sobre su cuerpo.
El líder de Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, se ha mostrado en numerosas ocasiones partidario de la prohibición del denominado aborto eugenésico, a pesar de que Polonia ya cuenta de por sí con una de las legislaciones al respecto más restrictivas de Europa. La ley polaca vigente, que data de 1993, sólo permite el aborto cuando la salud o la vida de la madre están en peligro, el embarazo es el resultado de una violación o incesto o el feto sufre malformaciones o enfermedad irreversible. Los datos oficiales indican que se practican algo más de 1.000 abortos cada año, aunque la Federación para la Mujer y la Planificación Familiar, dedicada a ayudar a mujeres a abortar dentro de los supuestos permitidos, cree que la cifra real de embarazadas que abortan anualmente puede superar los 100.000 casos.
El Gobierno de Polonia intentó sin éxito endurecer la ley del aborto en octubre de 2016. En esa oportunidad la movilización de miles de mujeres en todo el país le obligó a frenar su proyecto, pese a que Ley y Justicia cuenta con mayoría absoluta en el Parlamento.
www.izquierdadiario.es/ COMCOSUR MUJER Nº 549 – 02.04.2018
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4) “En Uruguay la mujer no tiene el espacio para desarrollarse y ser líder”
Por Stephanie Demirdjian
La abogada uruguaya María Noel Baeza, directora de la División Programas de ONU Mujeres, tiene a su cargo seis oficinas regionales, 90 nacionales, cerca de 3.000 proyectos y una conclusión tajante: Uruguay está “estancado” en términos de participación política y empoderamiento económico de la mujer. En diálogo con la diaria, contó que la situación no mejora en materia de violencia de género. ¿Por qué? “Te lo resumo en dos palabras: cultura machista”.
¿Cómo se podría resumir el trabajo que realiza ONU Mujeres actualmente?
El plan estratégico de ONU Mujeres tiene cuatro vertientes. La primera apunta a fortalecer la participación política de las mujeres, porque lamentablemente es solamente de 23% en el mundo. En Uruguay es más baja aún: 20%. La segunda vertiente es la participación económica de las mujeres, que sigue siendo muy baja también. A pesar de que somos la mitad de la población del mundo, cerca de 30% de las mujeres no participan de la economía. En el caso de Uruguay, donde las mujeres son más que los hombres (casi 52% de la población), la participación económica no llega a 50%. La violencia contra las mujeres, que es un tema álgido, es un eje fundamental para nosotros porque representa una violación a los derechos humanos de las mujeres. Hablo de todo tipo de violencia: violencia en los espacios públicos, violencia doméstica, etcétera. Por último, trabajamos todo lo que es ayuda humanitaria y participación de las mujeres en los procesos de paz, que también es muy baja. Lo interesante que hemos podido demostrar es que cuando la mujer participa en las negociaciones de paz, la paz es firme y duradera.
Pintás un panorama bastante desalentador en Uruguay. ¿Qué hay detrás de la poca participación política de las mujeres uruguayas?
En particular lamento mucho que se pierda la oportunidad, con esta última ley de cuotas, de llegar a una paridad. Porque esta ley no apunta a la paridad. Pienso que lo que pasa en Uruguay es que la mujer no tiene el espacio para desarrollarse y ser líder. El espacio todavía no está aceitado lo suficiente. Quizás está la norma, pero tímidamente recién están apareciendo muy poquitas mujeres líderes, y no en todos los partidos políticos. En los cuatro partidos [con representación parlamentaria] los candidatos a la presidencia siguen siendo hombres. Y se habla de que hay que buscar alguna mujer para que sea vicepresidenta, pero ¿por qué no hablamos distinto? ¿Por qué la candidata principal no puede ser la mujer y el vice el varón? Todavía no estamos prontos, pero deberíamos estarlo. Ya es hora. Cuando vemos que las mujeres participan en la política vemos que tienen una mayor conciencia de cómo movilizar procesos legislativos con cohesión social. Procesos legislativos que por ejemplo les permitan a las mujeres desarrollarse como madres y como mujeres, y a su vez poder aportar a la sociedad. Creo que ahí estamos perdiendo. En el Poder Ejecutivo tenemos 38% de mujeres. Pero si tú vas a la participación política en el Parlamento, estamos trancadas en 20%. Ahora, ¿cómo damos ese paso? La única manera son las cuotas. Porque los partidos políticos no lo van a permitir, ya está demostrado. Creo firmemente que nos estamos perdiendo un espacio enorme que deberíamos tener. Hay evidencia que demuestra que cuando las mujeres participan, las cosas cambian para bien. Aun así, no nos dejan.
¿Cómo ves la situación en términos de discriminación laboral y paridad salarial?
Mal. La media mundial de brecha salarial entre hombres y mujeres es de 25%. En el caso de Uruguay es de 23%. O sea, la mujer tiene una brecha salarial (gana menos dinero) aunque haya igualdad de condiciones laborales. ¿Por qué? ¿Es un impuesto contra la maternidad acaso? ¿Qué es? Tenemos que discutirlo como sociedad. Invirtamos en los derechos económicos de las mujeres, ampliemos la participación económica de las mujeres, respetemos a esas mujeres que tienen talento, démosles preponderancia y que tengan poder decisorio.
¿Por qué te parece que no están dadas las condiciones para la igualdad de género en Uruguay?
Creo que hay un tema de miedo de los hombres profesionales uruguayos. Las mujeres han entrado en masa a la educación y tienen miedo de que les quiten los trabajos. ¿Qué miedo vas a tener si lo que estamos haciendo en realidad es ampliar la torta? Queremos que el crecimiento económico sea mayor. Lo que tenemos que mostrar es evidencia de cómo impacta en el crecimiento del Producto Bruto Interno cuando las mujeres entran al mercado laboral. Eso es lo que estamos tratando de demostrar en todos lados. En Chile acabamos de hacer un estudio: el ingreso de 100.000 mujeres al mercado laboral implicó un 0,6% de crecimiento. Es mucho. Normalmente, los países están en la media de la región, algunos un poquito más alejados y otros menos alejados. Lamentablemente, Uruguay está abajo de la media de la región. Tenemos que corregir eso.
Una de las vertientes más fuertes del movimiento feminista es la lucha contra la violencia de género. En particular, es alarmante el número de femicidios que hay en el país. ¿Cuál sería para vos la estrategia para combatir esta epidemia? ¿Te parece que el Estado debe intervenir?
Tenés razón: es una epidemia y es mundial. Uruguay, en particular, tuvo 30 feminicidios en 2017 y tiene 3,4 millones de habitantes. Chile tiene 18 millones de habitantes y tuvo 40 feminicidios. Entonces, ¿qué está pasando en Uruguay? Es un tema sobre el que hay que reflexionar. ¿Por qué nos consideran objeto tal para matarnos?
Creo que la Ley Integral [para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia basada en Género, aprobada en diciembre de 2017] es excelente, porque hace que el país trabaje de una manera interinstitucional. El tema de la violencia contra las mujeres es competencia de todo el país y no sólo del sector público. Pienso que el sector público tiene la responsabilidad de mantener a las mujeres seguras. Esa es una responsabilidad estatal porque ellos tienen el poder de seguridad, y eso no se puede privatizar. Por eso creo que el Estado es fundamental. La interinstitucionalidad es muy importante porque si vos sos una mujer violentada, ¿a dónde vas? Tenés que tener un sólo espacio. El Estado tiene que facilitarle a la mujer, que encima ha sido violentada, el acceso a los servicios. Ir a un lugar y que ahí pueda solucionar todo. Para eso no se necesita mucha plata. Se necesita estudiar bien qué instituciones están trabajando de manera ineficiente y ver cómo mejorar eso. Obviamente se necesita más presupuesto siempre. Pero no pongamos el caballo antes de la carreta. Creo que la ley, en ese sentido interinstitucional, es muy moderna.
Segundo, tipificar el delito de femicidio, lo cual es muy importante. Es un agravante al delito de homicidio. ¿Por qué nos matan? ¿Qué pasa con esos hombres que matan a las mujeres? ¿Dónde están? ¿La justicia ha tenido un debido proceso para ellos? ¿Están en la cárcel o no? Yo creo que no. Esta es una ley que amplía el concepto de violencia hacia otras formas, como el acoso sexual, laboral, el acoso en los espacios públicos, entre otras, y eso es importante porque violencia no es sólo que te maten, sino que existe la violencia psicológica. Es momento de decir “Basta, no me callo más”. Y de poder ir contra el poderoso. Eso es lo que tenemos que tratar de hacer. Basta, no me mates más, no me pegues más, porque no soy tu objeto. No soy tuya. Soy un ser humano con derechos sociales, económicos y políticos, y esos derechos respetámelos. Creo que la ley es muy buena, creo que el Estado tiene que tener un rol primordial, pero también lo tienen que tener el sector privado y la sociedad civil. Es un tema de cambio de cultura. Estoy muy contenta con la ley. Ahora hay que ver cómo se implementa.
Más allá de la ley, que puede resolver parte del problema, ¿qué más se puede hacer desde la sociedad civil para combatir la violencia machista?
Educación es mi primera respuesta. Educación desde preescolar, para que aprendan que la mujer es igual que el hombre y que tiene los mismos derechos que el hombre. También hacer campañas educativas, porque mucha gente no sabe. Hay un trabajo de concientización que hay que hacer. Porque muchas veces es un tema de costumbre y les parece normal mirarnos en la calle, muchas veces porque nos callamos. Pienso que esto implica mucho diálogo, toma de conciencia, cambiar esos padrones y salirnos con innovaciones, como el #MeToo. Nosotros hemos hecho campañas acá en Uruguay y las vamos a seguir haciendo. El tema de las campañas y de generar conciencia es fundamental. También trabajar con los medios de comunicación, que tienen una gran responsabilidad a la hora de visibilizar problemáticas. El tema del consumo responsable también, porque la mujer objeto en la publicidad es muy fuerte. Hay que trabajar desde todos esos ángulos, porque es la única manera de cambiar la cultura machista. Pero todo empieza con la educación.
¿Cómo ves la agenda de derechos de las mujeres en Uruguay en comparación con el resto de la región?
Desde el punto de vista legislativo Uruguay está bárbaro. Pero la brecha entre eso y la realidad todavía existe en términos de participación política y económica, porque los números están estancados hace años. En el tema violencia estamos sumamente preocupados por los feminicidios, pero vemos que la tobillera tuvo efectividad, porque en general los hombres a los que les pusieron la tobillera no se acercaron más a las mujeres. Las mujeres no murieron, están vivas. Entonces hay políticas que el gobierno ha tomado que han dado frutos. Y quiero destacar las tobilleras porque verdaderamente es una cuestión de prevención. Uruguay tiene otras cosas muy buenas, como los refugios para mujeres que sufren violencia. Pero también hay que trabajar con la justicia para que acelere los procesos, porque muchas veces la mujer no tiene medios para denunciar.
Hace 20 años, si mirábamos el panorama regional, no nos imaginábamos que hoy podíamos tener mujeres presidentas, y en los últimos años hemos tenido. Pero ahora que Michelle Bachelet abandonó su cargo en Chile, no quedó ninguna en América Latina. ¿Qué razones hay detrás?
Creo que en América Latina, en política, se dio como un péndulo. También creo que actuaron fuerzas machistas para hacer que la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, salga, por ejemplo. O sea, juzgás a los gobiernos dependiendo de dónde los mires. Ahora, me parece que no tiene que ver con la derecha y con la izquierda. Tiene que ver con ese espacio que no le dejan a la mujer: ni la izquierda, ni la derecha. Si vos pensás en países importantes de la región en los que haya gobernado la izquierda tampoco hay muchas mujeres. Evo Morales, presidente de Bolivia, logró que en el Parlamento haya más mujeres, y son mujeres que vienen del sector del servicio doméstico, indígenas. Hizo un trabajo fantástico porque captó lideresas espectaculares que, a su vez, dijeron: “¡Aprovechemos ahora!”. Y eso es dejar espacio.
La Diaria / COMCOSUR MUJER Nº 549 – 02.04.2018
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” Luis Pérez Aguirre
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