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URUGUAY CONTRA VENEZUELA

1) Uruguay contra Venezuela: ¿Otra vez el “Estado tapón”?
2) Plan Cóndor: sigue el juicio en Roma
3) Protestas y represión en Quebec
4) Argelia, un vecino desconocido
5) La historia jamás contada de la integración europea

POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 714 / Lunes 13 de Abril de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares / COMCOSUR — COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Uruguay contra Venezuela: ¿Otra vez el “Estado tapón”?
Raúl Zibechi (Telesur)

“La prisión de opositores es preocupante”, dijo el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa. “Es enormemente preocupante. Sobre todo para un país que vivió las mismas condiciones que están viviendo parte de los venezolanos ahora, hace más de 30 años, y tuvimos que salir al mundo a pedir ayuda. Porque los derechos humanos es la única materia en la cual el argumento de la no injerencia en asuntos internas de un país no es válida” (El Observador, 7 de abril de 2015).

Las declaraciones del canciller uruguayo se producen horas antes de la Cumbre de las Américas en Panamá y confirman el hondo viraje de la política externa del gobierno de Tabaré Vázquez que asumió el cargo hace apenas un mes. Peor: de algún modo compara la situación en Venezuela con la dictadura militar uruguaya.

Llama la atención que el gobierno uruguayo enfoque sus críticas hacia Venezuela y pase por alto las miles de violaciones de los derechos humanos que se producen en México, incluyendo asesinatos y desapariciones. Sorprende que esas afirmaciones del canciller se produzcan cuando Estados Unidos emprende una fuerte campaña contra Venezuela y no se dice nada al respecto.

En rigor, no es la primera vez que el gobierno de Vázquez se enfrenta con otros gobiernos progresistas de la región. En 2011 reconoció que durante su primera gestión (2005-2010) durante el conflicto con Argentina por la instalación de la papelera Botnia en Fray Bentos pidió apoyo a Estados Unidos (en concreto a Condoleeza Rice, entonces secretaria de Estado, ante una eventual guerra entre vecinos).

Pero fue bastante más lejos en un intercambio con Hugo Chávez, cuando Vázquez quería firmar un TLC con Washington. Según el propio presidente uruguayo, le dijo a Chávez que Uruguay estaba dispuesto a declararle la guerra a Estados Unidos si Venezuela dejaba de venderle petróleo a ese país. Vázquez recordó que Chávez le dijo “Tabaré, vas a firmar un tratado de libre comercio con el imperio…”. “Sí, si es favorable para Uruguay, sí. ¿Tú no le vendés petróleo a Estados Unidos? Si vos no le vendés más petróleo, yo le declaro la guerra a Estados Unidos”, afirmó ante las risas de la platea. “Le quiero vender carne, lana, tierra, arena… lo que pueda porque es trabajo para nuestra gente”, señaló Vázquez (1).

La conversación refleja un modo de ver el mundo que se ha vuelto hegemónico en buena parte del mundo. Una lógica que dice que todo lo que genere empleo es necesario para el bienestar de la población. Pero esa lógica no sólo es engañosa sino que puede llevar a situaciones en las que el único proyecto del país sea vender, ganar dinero, tener ingresos. Deja de haber proyectos de largo plazo, como la integración regional.

La actitud del gobierno uruguayo es doblemente problemática. En primer lugar, ignora que vivimos una transición hacia un mundo unipolar, en la cual habrá aún más conflictos que ahora, y cada quién deberá tomar partido. Es posible que, por puro pragmatismo, este gobierno ya haya elegido que su lugar en el mundo es junto a los Estados Unidos. Sería bueno saberlo.

En segundo lugar, pueden y deben formularse críticas a Venezuela. Pero cuando un país que vive un proceso complejo de cambios, es agredido por la principal potencia del mundo, es obligatorio ponerse del lado del agredido. Gobiernos conservadores como el de Juan Manuel Santos no han dudado en hacerlo. Por eso lo que está haciendo el canciller Nin Novoa, con indudable apoyo del presidente Vázquez, suena a ignominia.

La peor hipótesis sería que Uruguay haya optado por volver a jugar el papel de “Estado tapón” que le asignó la corona británica cuando apoyó la independencia, con el objetivo declarado de “poner un algodón entre dos cristales”, como dijera Lord John Ponsonby cuando gestionó el nacimiento del país en 1830 evitando la continuación de las guerras entre Brasil y Argentina. Pero detrás de la creación de un nuevo país, estaba el interés de la nueva potencia hegemónica, Inglaterra, de asegurar la navegación de los ríos para facilitar el comercio, la principal arma en su expansión imperial.

Sería penoso que casi dos siglos después, el país juegue a dividir a la región, a ser usado como punta de lanza contra el Mercosur y, muy en particular, contra Argentina y Brasil.

– Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada. Integrante del Consejo de ALAI.

Nota:
(1) Las declaraciones completas en http://www.180.com.uy/articulo/21990_Vazquez-pidio-ayuda-a-Bush-por-posible-guerra-con-Argentina

LUNES 13 DE ABRIL DE 2015 – COMCOSUR
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2) Esposa de militante del PVP desaparecido aportó pruebas ante el Tribunal de Roma de la coordinación represiva del Plan Cóndor.
Nadia Angelucci desde Roma, Italia (La Diaria)

Día y noche, sol y lluvia se confunden en el cubo de hormigón y luces de neón de la sala del tribunal. Una estructura triste, un bastión de cemento y acero en medio de la nada en la periferia de Roma. Construido en los años 70, ese oprobio arquitectónico sirvió para celebrar los grandes juicios en contra de los brigadistas rojos y después para juzgar a los mafiosos. En ese lugar, lejos del centro antiguo de la ciudad, lleno de encanto e historia, empezó el viernes el peregrinaje de los testigos al juicio en contra de los responsables de los crímenes del Plan Cóndor, juicio que se celebra en Roma para algunas de las víctimas italianas.

A las 11.00 el fiscal Giancarlo Capaldo llama a atestiguar a Cristina Mihura, esposa de Bernardo Arnone, militante del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) desaparecido en 1976. Por su desaparición están imputados los militares y civiles uruguayos José Ricardo Arab, Juan Carlos Blanco, José Gavazzo, Pedro Mato Narbondo, Luis Maurente, José Medina, Ernesto Ramas, José Sande, Jorge Silveira, Ernesto Soca y Gilberto Vázquez. Antes de subir al banco de los testigos, esperando el inicio de la sesión, Mihura había mostrado a los presentes una fotografía en blanco y negro. Dos jóvenes de 20 y 22 años el día de su matrimonio. Ella lleva una cartera negra y él un tapado gris, prestado y dos tallas más grande. Sonríen a la cámara Bernardo y Cristina, están por viajar a Buenos Aires para celebrar allí su luna de miel. Irónicamente, por una de esas jugadas de la suerte, tres años más tarde Bernardo saldrá de un apartamento de Buenos Aires en el barrio de Belgrano y será tragado por la oscuridad hasta hoy.

La declaración de Cristina Mihura a la Corte se extiende por dos horas y media. Reconstruye las circunstancias de la desaparición de su esposo pero se larga también a hablar de todos sus compañeros del PVP, grupo fuertemente hostigado por la represión de la operación Cóndor. Entre junio y octubre de 1976 -Bernardo Arnone desaparece el 1º de octubre -casi la totalidad de los miembros de esa agrupación política fueron apresados y muchos están desaparecidos. Mihura aporta pruebas. Ha pasado los últimos 38 años investigando y tratando de entender qué pasó. Es una testigo en ese juicio pero también una asesora del fiscal: “Quisiera decir a la Corte que, intentando reconstruir el rompecabezas de la desaparición de Bernardo, me convertí en una investigadora improvisada. Empecé a recopilar documentos y testimonios, hablé con montones de gente, y me di cuenta de que había una dirección común en los hechos. Prácticamente desmantelaron el PVP en seis meses en cuatro países: Uruguay, Argentina, Paraguay, Brasil. Ése era el Plan Cóndor. El nombre de esa operación de coordinación clandestina de gobiernos dictatoriales lo conocí muchos años después. Pero los efectos los conocí en carne propia en 1976”.

Mihura muestra a la Corte un documento del Departamento de Estado de Estados Unidos que adquirió como prueba. Se trata de un informe del Servicio de Inteligencia de la Defensa, desclasificado en 2002. “Operación Cóndor -relata- es el nombre en código de una recolección de inteligencia sobre izquierdistas, comunistas y marxistas en el área del Cono Sur […] para eliminar las actividades de terrorismo marxista en los países miembros con Chile […] otros participantes son Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. En adjunta Brasil parece favorable en proveer contribución de inteligencia en la Operación Cóndor […]. Durante el período 24-27 setiembre 1976 miembros del SIDE [Secretaría de Inteligencia del Estado] de Argentina operando con oficiales del Servicio de Inteligencia Militar de Uruguay llevaron adelante una operación en contra de la organización terrorista uruguaya OPR33, en Argentina. Como resultado de esa operación conjunta el SIDE afirmó que la entera infraestructura del OPR33 fue eliminada”. OPR33 era uno de los grupos que contribuyeron a fundar el PVP. Las fechas relatadas en el documento son las mismas de la gran operación de represión en contra del PVP.

María Paz Venturelli es la segunda testigo de la jornada. Hija de Omar Venturelli, ex sacerdote ítalo-chileno perteneciente al movimiento Cristianos para el Socialismo y al MIR -Movimiento de Izquierda Revolucionaria-, desaparecido el 4 de octubre de 1973 después de entregarse, requerido por las autoridades militares chilenas en un comunicado emitido el 13 de setiembre de 1973, dos días después del golpe de Estado en ese país. Fue trasladado a Temuco y salvajemente torturado, según los testimonios de sus compañeros de celda; Venturelli fue sacado de su calabozo en la noche del 3 de octubre, después del toque de queda, y nunca más fue visto. La suya era una militancia política y social. “Mi papá, aun siendo hijo de terratenientes y perteneciente a una familia de derecha, había trabajado incansablemente para la reforma agraria y para los más pobres”, dice la hija, que muestra a la Corte una de las cartas que el padre logró enviar clandestinamente desde la cárcel de Temuco, la única carta que tiene de su padre; las otras fueron quemadas por razones de seguridad: “Querida Pacita, ahora eres pequeña […] en cuanto vuelva jugaremos juntos. […] portate bien con tu mamá”. Una carta llena de ternura que revela un presagio de muerte.

Los abogados de oficio que defienden a los acusados, en particular Luca Milani, defensor de algunos militares peruanos y uruguayos, intervinieron para pedir aclaraciones y puntualizar las posiciones de sus asistidos, pidieron a los testigos centrar más los relatos sobre los hechos denunciados, y preguntaron de dónde provenían las informaciones relatadas, subrayando, varias veces, que se trataba de hechos a los que no habían asistido, sino de los que habían escuchado relatos. la diaria consultó a Riccardo Brigazzi, abogado defensor de los militares Ricardo Chávez, Gavazzo, Juan Carlos Larcebeau, Mato y Maurente, sobre qué contactos mantenía con los imputados. Brigazzi respondió que intercambió unas cartas con la hija de Gavazzo y que mantenía una comunicación asidua con Chávez, a quien envía un resumen después de cada audición para informarle sobre los acontecimientos. Chávez, requerido por el Tribunal de Roma por la muerte y desaparición de seis militantes del Grupos de Acción Unificadora en 1977 en Argentina, declara no tener ninguna relación con los delitos.

La próxima audiencia será el 15 de abril. Se hablará del caso de Juan José Montiglio, miembro de la guardia presidencial de Salvador Allende, desaparecido el 13 de setiembre de 1973.

LUNES 13 DE ABRIL DE 2015 – COMCOSUR
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3) Protestas y represión en Quebec

Un viento de revolución sopla en Quebec
Tarik Bouafia (Investig’Action)
Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

Luego de transcurridos tres años desde las enormes manifestaciones contra el alza de los costos de matrícula, los estudiantes de Quebec volvieron a las calles el 2 de abril para denunciar las políticas de austeridad del nuevo gobierno de la provincia de Quebec. Fueron manifestaciones pacíficas, violentamente reprimidas por las fuerzas del orden, ante una indiferencia casi generalizada…

Movilizaciones contra la austeridad

Hace tres años las calles de Montreal y las de Quebec se llenaban de estudiantes absolutamente decididos a luchar contra la decisión del gobierno de la provincia de Quebec de aumentar los costos de matrícula en la universidad. Un movimiento histórico que comenzó el 13 de febrero de 2012 y que duró varios meses. Todos o casi todos los días los estudiantes se reunían en las calles para exigir el acceso a los estudios superiores y la derogación de la ley que aumentaba el costo de las matrículas. Las sentadas y la ocupación de las universidades formaron parte entonces de la cotidianeidad de los estudiantes decididos a hacerse escuchar por el gobierno del Jean Charest.

Pero tres años más tarde nada o casi nada queda de aquello. Los estudiantes volvieron a sus universidades y las escenas de las manifestaciones parecen lejanas. No se contaba con las recientes medidas de austeridad anunciadas por el nuevo ministro quebequés Philippe Couillard, elegido hace un año.

Las medidas anunciadas la semana pasada van a recortar drásticamente los gastos públicos, especialmente en salud y educación. Esta decisión provocó la ira de los estudiantes que denuncian “las peores reducciones en educación desde hace 20 años”. El 21 de marzo las asociaciones y los sindicatos estudiantiles anunciaron una huelga destinada a denunciar el restrictivo presupuesto neoliberal del gobierno quebequés. El 23 de marzo más de 5.000 estudiantes participaron de la huelga en las universidades y en los campus de la provincia. Y este jueves 2 de abril, “día de huelga nacional”, unos 135.000 se sumaron a la huelga en las universidades y cerca de 75.000 personas salieron a manifestarse en las calles de Montreal. Familias, profesores, estudiantes, empleados todos manifestaron su ira frente a las políticas antisociales que se les imponen.

Los estudiantes, punta de lanza de las protestas, denunciaron ardientemente las políticas de austeridad impuestas una tras otra por los sucesivos gobiernos. Desde hace 20 años y siguiendo las políticas neoliberales de los EEUU y Europa, el gobierno quebequés y en mayor medida el gobierno canadiense, libran un combate sin tregua contra los últimos logros del estado de bienestar. Salud, educación, cultura, todos los servicios públicos reciben los impactos de los obsesos del “rigor presupuestario”.

Por otra parte, el primer ministro quebequés considera urgente “retomar el control de nuestras finanzas públicas” Para alcanzar los objetivos presupuestarios se han puesto en marcha medidas muy impopulares como, por ejemplo, el aumento constante del precio de la electricidad. Además, esas políticas han creado una competencia cada vez más mayor en la administración de los asuntos públicos. Los sindicatos denuncian la privatización de los servicios públicos y de los programas sociales.

Estas manifestaciones se asemejan a las masivas manifestaciones de los indignados en España, de los contrarios a la austeridad en Grecia o de los estudiantes en Londres o en Santiago de Chile. Aunque las situaciones varíen de un país a otro, el denominador común de todas estas protestas es el rechazo de las políticas neoliberales que hacen de los servicios públicos y especialmente de la educación un “producto” cada vez más escaso, reservado a los más adinerados. Hace tres años en Inglaterra el primer ministro David Cameron anunciaba medidas para aumentar los costos de matrícula en la universidad. La misma campana sonó en Chile con el presidente Sebastián Pinera, reemplazado luego por la presidenta Michelle Bachelet que prometió revisar las decisiones de su predecesor.

La educación, que se ha convertido en un producto de lujo, provoca un fenómeno inquietante que se generaliza: el endeudamiento de los estudiantes. Verdadera bomba retardada, un fenómeno que podría convertirse bien pronto en la nueva burbuja financiera a punto de explotar.

Por otra parte, es preciso señalar que la lucha contra las medidas de austeridad no es el único motivo que ha impulsado a los estudiantes a manifestarse en las calles en Montreal. En efecto, también luchan contra los hidrocarburos y las desastrosas consecuencias ambientales que provocan en el país, Los manifestantes denuncian especialmente el Plan Norte del ex primer ministro Jean Charest y de su sucesor Philippe Couillard, un plan destinado a ampliar la explotación minera. Así pues, al aspecto socio-económico se le viene a agregar el ecológico. Al terminar la manifestación del jueves los estudiantes convocaron una nueva manifestación el 1 de mayo próximo.

Medidas liberticidas y represión policial

Para contrarrestar a los manifestantes el gobierno quebequés utiliza todos los medios destinados a intimidar a los estudiantes. Hace ya tres años las fuerzas del orden no dudaron en reprimir brutalmente a quienes habían osado manifestarse. Se vieron imágenes de estudiantes con los rostros ensangrentados, testimonio de la violencia con la que la policía cargó contra los manifestantes. Como los policías no lograron que los estudiantes regresaran a sus casas, el gobernador Charest decidió utilizar el arsenal legislativo para hacer callar la protesta de los estudiantes. El 18 de mayo del 2012, es decir, dos meses después del comienzo de las manifestaciones, promulgó la Ley 78 que restringe el derecho a manifestarse, la libertad de expresión y también la libertad de asociación. Una ley que generó una sarta de protestas, sobre todo en el seno de un grupo de historiadores que declaró que “raramente se ha visto una agresión tan flagrante a los derechos fundamentales que desde hace decenios han sostenido la acción social y política de Quebec”.

En junio del mismo año, el Artículo 19.2 del reglamento municipal sobre la paz y el orden de la ciudad de Quebec desató una fuerte polémica. Dicho artículo declaró ilegal toda manifestación cuyo recorrido no fuera previamente comunicado. Una medida tendente sobre todo a desalentar a los manifestantes. Luego en 2012, como actualmente, los policías utilizan el artículo 501 sobre seguridad vial para impedir a los manifestantes reunirse en las calles argumentando que interrumpen la circulación. En resumen, unos artículos y leyes liberticidas cuyo único objetivo tanto hoy como ayer es poner fin a la protesta estudiantil. Pero nada los arredra, allí están, tenaces.

El pasado 24 de marzo la policía procedió a realizar detenciones masivas. No menos de 274 estudiantes fueron cercados cuando se manifestaban delante del Parlamento de Quebec. A todos les cayó una multa de 220 dólares que deberán pagar. Dos días más tarde, es decir el 26 de marzo, tuvo lugar una manifestación pacífica. Los policías usaron gases lacrimógenos contra los manifestantes. Un policía, Charles Scott Simard, la emprendió violenta y cobardemente contra una joven estudiante Naomi Trembley-Trudeau. Los estudiantes acusaron al policía de dispar casi a quemarropa a la joven manifestante. Las fotografías muestran a la muchacha en el suelo, con los labios destrozados y ensangrentados, testimonio de la violencia del ataque.

También el pasado 2 de abril, cuando terminaba la manifestación algunos policías atacaron a varios manifestantes, golpearon a algunos e hicieron numerosas detenciones.

Estas escenas de violencia son desgraciadamente comunes en Quebec o, como ocurre por ejemplo en los EEUU, se reprimen todos los movimientos sociales pero más especialmente los llevados a cabo por estudiantes.

Es necesario aclarar que los policías quebequeses gozan del apoyo de los partidos dominantes, lo que les permite actuar con total impunidad. El alcalde de Quebec, por su parte, también apoyó a los policías al declarar: “Los estudiantes que se quejan de la brutalidad policial son los únicos los culpables”. El ministro de Educación Francois Blais también amenazó con “expulsar de la Universidad a los estudiantes que exageren para dar ejemplo” antes de declarar con arrogancia y desprecio “hacemos esto con los chicos para corregir sus comportamientos”.

Una vez más estas escenas de represión policial nos recuerdan la violencia perpetrada con motivo del movimiento Occupy Wall Street en Nueva York, las manifestaciones estudiantiles en Londres o en Santiago de Chile. Ejemplos todos ellos que muestran el verdadero rostro del sistema represivo liberal. Cuando el orden capitalista se siente amenazado no duda en enviar su máquina represiva para someter a quienes osan desafiar el orden establecido.

La fuerza como último recurso frente a quienes protestan. Una violencia arbitraria que pone al descubierto el negro rostro de las sociedades liberales. De este modo, los derechos humanos, la democracia y la libertad se reducen a nada cuando se trata de imponer leyes impopulares. El caso de Quebec es un claro ejemplo. Frente a este decrépito Estado de derecho, los manifestantes han convocado una nueva reunión para el viernes 10 de abril con el objeto de denunciar especialmente los atentados contra la libertad de expresión y la violencia policial.

¡Circulen, no hay nada que ver!

Lo menos que se puede decir tras estas enormes manifestaciones es que los principales medios no se han apresurado a cubrirlas. Testimonio de ello es la falta de informaciones referidas a los acontecimientos de Quebec. Ni las cadenas de televisión ni los diarios ni las radios se han interesado por lo que pasa actualmente en Canadá.

En la cadena informativa francesa Itele, silencio de radio. El diario de las 20 horas de France 2 se mostró igualmente muy discreto en relación a los acontecimientos al otro lado del Atlántico. Sobre el sitio Internet del diario Le Monde solo un ridículo artículo de dos párrafos relatando brevemente las manifestaciones. También se puede encontrar en este sitio un artículo titulado: “En Quebec los gatos se afilian a los partidos políticos”. Sin comentario

Por lo que se refiere al diario Liberation, también muy discreto, prefiere referirse a “escaramuzas” para calificar la violencia policial. Un silencio que dice mucho de ese culpable y cómplice silencio mediático. ¿Por qué tres días después de las manifestaciones ningún medio o casi ninguno se ha interesado por las manifestaciones en contra de la austeridad?

¿Cómo explicar que un movimiento de tal magnitud invocando reivindicaciones legítimas no llame la atención de los grandes medios? ¿Considerarán que este tipo de información no interesa a la opinión pública y prefieren, por lo tanto, insistir en noticias de sucesos, como testimonia la obsesión en la que se ha convertido desde hace diez días la caída del Airbus de la Germanwings? Lo que, sin embargo, explica mejor ese silencio mediático es sin duda la voluntad de no sugerir ideas revolucionarias a quienes en Europa, desde París a Londres, pasando por Lisboa sufren las rigurosas políticas impuestas por las instituciones financieras internacionales.

Mostrar esas imágenes de los manifestantes, estudiantes, familias, profesores, empleados podría entusiasmar a todos los que en sus propios países se enfrentan a políticas tendientes a que el Estado deje de prestar servicios públicos. Las revoluciones son contagiosas y por eso nuestros queridos medios, en manos de poderosos hombres de negocios que son además la causa de esas medidas de austeridad, no se hacen eco de estas reacciones en Quebec ni en el resto del mundo. Cuando los estudiantes se manifestaban en las calles de Santiago de Chile o Bogotá para exigir el fin de las políticas neoliberales, la prensa raramente se hizo eco de ello.

Cuanto menos esto tiene el mérito de confirmar el papel de garante del orden social que tienen los medios en los países occidentales. Promover el sistema dominante y silenciar a los que protestan. Una gimnasia periodística maravillosamente ejecutada.

Indignación selectiva

Pero lo más grave de todo esto es la falta de condena de la famosa “comunidad internacional”, en realidad Occidente, ante las flagrantes violaciones de los derechos humanos al margen de las manifestaciones. Represión policial, ataques a la libertad de expresión, de manifestación, de asociación, criminalización de los movimientos estudiantiles, intimidaciones…El coctel perfecto del autoritarismo de Estado. Ningún jefe de Estado occidental, acostumbrado, sin embargo, a las lecciones de moral a favor de los “derechos humanos” y de la “democracia”, se ha conmovido ante esta deriva autoritaria del gobierno quebequés. El mismo silencio en los medios. Ese silencio que mantuvieron en relación a las manifestaciones se ha visto acompañado por otro silencio aún más grave, el referente a la violencia policial. Ni indignación ni condena. Cuando se trata de un país aliado o de una nación amiga, todo está permitido.

Un trato de favor que contrasta enormemente con el tratamiento mediático y las conminaciones de las cancillerías occidentales ante las manifestaciones estudiantiles en Venezuela. Cuando el país ha decidido elegir otra vía en los planes económicos, social y político, y se ha enfrentado así a los intereses occidentales, se convierte en el blanco permanente de los “nuevos perros guardianes” y de las naciones occidentales.

El año pasado cuando algunos manifestantes ocuparon las calles de Caracas para atacar bastante violentamente los edificios públicos, los ministerios, la cadena de televisión Telesur, en Francia o aun más en España medios como Le Monde y El País homenajearon a los provocadores y los presentaron como “combatientes” e incluso “mártires” de la “libertad”, aunque la mayoría de ellos formaban parte de las famosas Guarimbas, estos grupos extremistas cuyo único objetivo es desestabilizar las instituciones y al gobierno venezolano.

Señalemos, además, que esos mismos medios eran los primeros en denunciar las “represiones policiales”. Si, es cierto, hubo usos de fuerza desproporcionados por parte de la policía bolivariana, pero sin duda no merecían ese encarnizamiento mediático, tanto más cuanto que en Venezuela se respetó el derecho a manifestar y que en la mayoría de los casos la policía hizo uso de la fuerza en actitud defensiva, contrariamente a lo que se ha visto en Quebec en los ataques deliberados de las fuerzas del orden. En síntesis, una indignación de geometría variable que da una idea del papel que desempeñan los medios en nuestras llamadas sociedades democráticas.

Conclusión

Las revueltas que hoy sacuden a Quebec se inscriben en un conjunto más amplio referente a unas reivindicaciones que se han convertido en mundiales. En efecto, el denominador común de los movimientos estudiantiles y sindicales en Canadá, Inglaterra, España, Francia, Grecia, Chile es el rechazo de las políticas neoliberales que tienen por objetivo imponer la austeridad a perpetuidad.

El “rigor” o el “equilibrio” presupuestario que vuelve siempre como un leit motiv en boca de neoliberales como el primer ministro francés Manuel Valls o el primer ministro belga Charles Michel se convierte en un objetivo obsesivo que todos los dirigentes desean lograr lo más rápidamente posible para complacer a sus amos de Bruselas.

Para lograrlo imponen medidas muy impopulares como el aumento de la matrícula en la universidad, el congelamiento de los salarios, la reducción de empleados o los cortes drásticos en los presupuestos del Estado. Todo esto con el pretexto de que el “Estado no dispone de medios” y que, por lo tanto, “no tiene alternativa”. Sin embargo, lo que falta no es el dinero. Las desigualdades socio-económicas explotan en los países y en el mundo. La crisis, desastrosa para la mayoría, resulta ser para otros una manera de aumentar espectacularmente su capital.

Además, frente al terrorismo mediático e intelectual que afirma que solo es posible la vía neoliberal dado el elevado monto de las deudas soberanas, sería interesante y fundamental revelar quiénes son los verdaderos responsables de la explosión las deudas soberanas. En Francia, por ejemplo, el colectivo Audit Citoyen de la Dette (Auditoría Ciudadana de la Deuda) estimó en un estudio reciente que el 59% de la deuda francesa era ilegítima. Esta última no es fruto, como gustan repetir los “expertos” y los economistas destacados, de la expansión de los gastos públicos porque han aumentado relativamente poco desde la década de 1980, sino que se debe a que el propio Estado se ha privado de ingresos fiscales al eximir (impositivamente) a las grandes empresas y crear nichos fiscales favorables a los más ricos. Todo eso en el afán de satisfacer a una clase burguesa cada vez más ávida de beneficios y de dinero.

Finalmente, es forzoso constatar que las políticas neoliberales que se vienen imponiendo desde hace treinta años han fracasado claramente en todos los lugares en los que se han implementado. Ya sea en América Latina en las décadas de 1980/90 o actualmente en Europa, las medidas de austeridad han aumentado la falta de empleos, la pobreza, las desigualdades, la deuda… Pero no pasa nada, los adeptos a estas políticas antisociales e inhumanas no parecen predispuestos a la autocrítica y a la comprobación de su fracaso que, sin embargo, es flagrante.

Es indudable que la clase dominante se permite hundir cada vez más el clavo porque no tiene opositores poderosos que le hagan frente, conscientes de su situación y de sus intereses de clase, organizados para luchar contra las fechas límite del sistema económico mundial. La relación de fuerzas se halla hoy en día ampliamente a favor de la clase pudiente que, a través de sus medios, de sus escuelas y de sus instituciones sabe hacer aceptar a los ciudadanos las políticas que les imponen. Consiguen así crear un relativo consenso que le permite continuar su marcha hacia adelante. Y cuando algunos se levantan contra este injusto y desigual estado de cosas, entonces apela a la máquina represiva con el objeto de hacer entrar en razón a los recalcitrantes.

Desde Montreal hasta Atenas, pasando por Madrid, Nueva York o Bruselas, las manifestaciones contra la austeridad son la prueba de que, con todo, la clase dominante no ha ganado totalmente la batalla. Los núcleos de resistencia que llevaron al poder a presidentes progresistas en América Latina son prueba de que a pesar de las contradicciones, los errores y los incumplimientos, otro mundo, otra civilización, otra sociedad, otro sistema son posibles. Para ello será fundamental la lucha internacional y sin lugar a dudas determinará el resultado de la batalla en curso.

LUNES 13 DE ABRIL DE 2015 – COMCOSUR
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4) Argelia, un vecino desconocido
Eleuterio Gabón (Rebelión)

Cuando los padres de Bouziane no querían que sus hijos se enteraran de sus asuntos privados, hablaban entre ellos en castellano. Bouziane no conoció esta lengua hasta mucho tiempo después, cuando por razones políticas tuvo que exiliarse de Argelia y se vino a vivir a Valencia con su familia. Al margen de la lengua, estos dos lugares no son tan extraños, es más, tienen una historia compartida. Con Bouziane Khodja, periodista argelino, hablamos entre muchas otras cosas, de la relación entre estos dos lugares mediterráneos; desde el cautiverio de Cervantes en Argel, hasta la familia mallorquina de Albert Camús pasando por las travesías de Blasco Ibáñez de un país a otro como contrabandista de tabaco.

Una historia compartida

Ya a principios del siglo veinte había en Argelia cerca de 300 mil españoles, en su mayoría mallorquines y valencianos que habían migrado por cuestiones de trabajo. “Estaban arraigados en el país y convivían en los barrios populares de la costa argelina y en las zonas campesinas,” de ahí la familiaridad de los padres de Bouziane con el castellano. Sus padres le contaron también la historia de otra española, una tal María González, que salvo la vida a un centenar de exiliados republicanos al final de la guerra civil. “Fueron miles los que huyeron de la represión fascista desde el puerto de Alicante hacia las costas de Orán a bordo del legendario buque Standbrook. Cuando los exiliados llegaron a Argelia sabían que había allí una importante comunidad española sin embargo no fueron bien acogidos por las autoridades coloniales francesas.” El buque permaneció en el puerto durante más de un mes sin dar permiso para desembarcar a sus hacinados pasajeros. Sólo si tenían algún familiar en Argelia se les permitía pisar tierra. María González utilizó su apellido, muy común, y añadió otro más, Pérez, para reclamar a primos, sobrinos, hermanos, tíos y tías ficticios, que llevaran el mismo apellido y conseguir así que lograran escapar del barco en el que habían quedado atrapados en su huida de la represión franquista. Así esta mujer anónima salvó la vida a más de cien personas.

Muchos otros murieron en el barco en condiciones lamentables y a los que después se les permitió desembarcar definitivamente, fueron llevados a campos de concentración para trabajar a las órdenes de la autoridad francesa. Los franceses, adeptos al régimen fascista de Vichy, veían en los españoles huidos un peligro para la estabilidad de su colonia. “En los años 40, Franco intentó perseguir a estos republicanos en tierras argelinas pero el estallido de la II Guerra Mundial imposibilitó sus planes.” Varios de estos españoles antifascistas se unieron a la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial y serían los primeros en entrar a París cuando Francia fue liberada de la ocupación nazi.

El espíritu de estos revolucionarios no se apagó por haber sido derrotados en su país y cuando durante los años 50 el pueblo argelino comenzó a organizarse para luchar contra el colonialismo francés, fueron muchos los que participaron en los planes para lograr la independencia. “Participaron en las reuniones clandestinas, en los sindicatos, en las luchas contra los franceses, aportaron su experiencia ayudando a la toma de conciencia revolucionaria; una alternativa necesaria a la del islam para derrocar a la ocupación francesa.” La guerra de independencia argelina duró 8 años, de 1954 a 1962, en la que hubo más de un millón y medio de muertos.

Independencia, panarabismo y solidaridad internacional

Con el triunfo de la independencia, Argelia se convierte en un referente del socialismo durante la Guerra Fría. “La URSS quería atraer con el modelo argelino a otros países árabes y africanos hacia el socialismo. Argelia tiene un importante valor estratégico; un país enorme, con mucha costa y que se adentra en África, en un contexto donde sus vecinos Túnez y Marruecos eran próximos al capitalismo francés.” En este contexto Argelia se convierta en la Meca de los países revolucionarios, un ejemplo de la lucha contra el colonialismo con apoyos de los gobiernos del mariscal Tito, de Allende o de la Cuba de Fidel Castro.

Son también los años del panarabismo que comandaba el Egipto de Nasser, con el que muchos países árabes se sienten identificados. “Estos países comparten características comunes, como sus gobiernos de dictaduras militares, la ideología socialista, la voluntad de unir al mundo árabe y sobre todo, el enfrentamiento con el estado sionista y el apoyo a la OLP de Arafat.” Por entonces el gobierno argelino está en manos de Houari Boumedienne, que ha llegado al poder tras un golpe de estado y no lo abandonará hasta su muerte en 1979. Los ideales del panarabismo irán perdiendo fuerza paulatinamente; las derrotas en las guerras contra Israel en 1967 y 1973, la muerte de Nasser en 1970 y la crisis del petróleo durante los 70, provocarán que muchos países abandonen estos ideales. A finales de la década, en 1978, Estados Unidos promueve los acuerdos de Camp David por los que Egipto reconoce al estado de Israel a cambio del apoyo económico estadounidense. “Así mismo, serán varios los países árabes que pacten con Estados Unidos, que comienza de este modo a imponer el nuevo orden mundial de la globalización. Argelia no reconoce los acuerdos de Camp David y es firme en su apoyo al pueblo palestino del mismo modo que apoya al pueblo saharaui; el apoyo a estas causas está fuertemente arraigados en la sociedad argelina.”

La causa del pueblo saharaui ha sido apoyada siempre por la diplomacia argelina en el ámbito internacional. Argelia también apoya al Frente Polisario es su lucha por conseguir un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental. Esto ha provocado un malestar manifiesto con Marruecos que hace que las fronteras entre ambos países estén fuertemente militarizadas. “Marruecos se aferra en proteger los intereses que tiene en la costa y las minas saharauis. Francia y los EEUU ponen muchas trabas al proceso de independencia saharaui ya que tienen sus bases militares bien asentadas en territorio marroquí.”

El otro apoyo que brinda Argelia al pueblo saharaui es el de los campos de refugiados de Tinduf. “Pero un refugiado siempre es un refugiado y un campo no es un hogar. Allí nacieron niños que ya son hombres y que no conocen otra cosa, no saben que es un baño, un piso, un colegio… todo es precario y llevan décadas así.”

La guerra civil y la no primavera argelina

Argelia no se ha sumado a los países árabes que se han levantado contra sus gobiernos dictatoriales en los últimos años. Preguntado Bouziane por cuáles son los motivos de esta ausencia, lo tiene muy claro. “En primer lugar el término primavera árabe me parece ofensivo, es un concepto anglosajón y lo que se han producido han sido verdaderas revueltas en las que no se han conseguido las reivindicaciones de la sociedad civil, salvo quizá en Túnez. Allí ha habido una toma de conciencia de la población que ha entendido que el islamismo radical no es bueno y esto ha sido posible en gran parte gracias al trabajo de las mujeres tunecinas.” Volviendo a Argelia, Bouziane nos remite a la historia.

Con la muerte de Bonmediane en 1979 Argelia pierde peso a nivel internacional y comienzan los problemas sociales y económicos en el país a partir de la década de los 80. “El Frente de Liberación Nacional había gobernado el país desde en 1962, formando una dictadura abalada por la historia ya que el FLN había logrado la independencia. Esta situación generó la permanencia de políticos en el poder de por vida y una corrupción generalizada.” La situación llega a su punto más caliente en 1988 cuando comienzan a aparecer los movimientos islamistas así como protestas y revueltas civiles pidiendo más libertades. En 1991 se convocan elecciones en las que los islamistas llegan al poder acabando así con la tradición política que se había mantenido desde la independencia. “La situación es de gran inestabilidad y el ejército decide intervenir para sacar a los islamistas del gobierno, lo que desemboca en una guerra civil que se prolongará durante 10 años y causará más de 200 mil muertos”.

Todo este proceso recuerda al que han padecido recientemente algunos de los países árabes en los que se han producido revueltas. Bouziane prosigue con su explicción sobre el caso argelino. “Una década de guerra civil no se olvida tan fácilmente, las heridas siguen estando muy presentes y la sociedad argelina no estaba en la misma situación que sus vecinos para sumarse a la ola de rebeliones que han ocurrido en el mundo árabe. Cada uno tiene su historia y sus momentos y este no era el nuestro. Hay en marcha unas políticas de reconciliación nacional que llevan su tiempo para dar resultados. Dicho esto, es obvio que el contexto también nos afecta y el propio gobierno argelino se ha sentido amenazado y ha tomado medidas para evitar que pudieran producirse revueltas en el país.” Entre otras medidas ha empezado a repartir dinero de los beneficios del petróleo entre los más jóvenes, con la idea de que estos creen sus propias empresas y formen sus negocios. “Pero los jóvenes se gastan lo que les llega, tienen el pensamiento de que es parte de lo que les toca por ser argelinos, ya que es dinero proveniente de las riquezas del país que siempre ha sido repartido entre las élites políticas y sus allegados.” Eso sí, no ha habido revueltas estos años.

También desde el poder se ha permitido una mayor apertura de las libertades de expresión y se ha dejado lugar para los espacios públicos. “Se han permitido sindicatos y periódicos que parecen libres aunque en realidad no lo son. Todo son válvulas de escape para que no se produzca un estallido social y de momento se está consiguiendo. Argelia es un país rico que paga su paz social con el negocio del gas y el petróleo.”

El país y su sociedad

Nos detenemos ahora en analizar de cerca la realidad de la sociedad argelina en la actualidad. Hablamos de un país con 37 millones de habitantes donde la gran mayoría vive en el norte cerca de la costa y menos de un 10% en el sur. Una población muy joven, con el 72% de sus habitantes menores de 25 años. El desarrollo es desigual y no ha llegado a todos lados, la pobreza se concentra en los alrededores de las ciudades, en las zonas de sierra y sobre todo en el Sáhara. “Se trata de un país rico pero la clase media no existe, hay un 15% que se ha enriquecido con el dinero del petróleo. En general la mentalidad de la gente es la de hacer “bissnes”, negocios en el mercado negro, la droga, realizar el papel de intermediarios en operaciones comerciales. Por lo general el poder y sus funcionarios son corruptos, cualquier actividad tiene que pasar por ellos y hay que pagarles. La justicia también es corrupta y la sanidad deficiente, puedes morir por una apendicitis o en el dentista.”

Bouziane nos habla de una sociedad desarticulada. “Todo el mundo está con la televisión pero no con la nacional sino con las cadenas extranjeras, la mitad mira hacia occidente, Francia, España, la otra mitad hacia oriente, Al Jazeera y demás. Todos tratan de desconectar de su realidad nacional.” Existe además en el país una violencia social muy grande. “Tras dos décadas de violencia, ahora hay estabilidad pero existe una paranoia social, algo frenético en el día a día, la gente se altera fácilmente, hay una violencia cotidiana en los barrios, en las familias… Los jóvenes de hoy nacieron en la violencia de los 90 por eso llevan ese malestar interiorizado. La falta de espacios públicos donde expresarse libremente hace que en el ámbito privado los hombres intenten imponer su autoridad, su ego y pagan sus frustraciones reprimiendo a las mujeres. La represión social y pública deriva en una represión privada y familiar. Esta situación es común en muchos países árabes.”

Bouziane explica que en este sentido hay un cierto resurgir del islamismo en la sociedad. “Ya hubo y sigue habiendo en el país grupos terroristas de esta clase pero hoy hay nuevos grupos en la órbita de Al Qaeda y el Estado Islámico que atraen a los jóvenes.” El tema deriva a lo ocurrido recientemente en París con los atentados contra la revista Charlie Hebbo. “Lo que ha ocurrido en Francia lo ha hecho gente francesa, nacidos allí, por eso no sirve de nada cerrar las fronteras como dice la extrema derecha. Ahora hay una oferta ideológica que no está centralizada sino al contrario muy diversificada, es la forma de actuar de la que estamos hablando, los grupos de Al Qaeda y el ISIS. El problema ha sido que las políticas de integración en los países europeos han fracasado totalmente, la marginación y el fracaso escolar son rémoras que vienen de lejos. En España no debe pasar lo mismo; aquí la gente no vive con miedo y hay una convivencia que no existe en Francia, Holanda o Alemania donde el racismo social es patente.”

Otra zona donde el terrorismo es un problema importante es el Sahel, donde Argelia tiene frontera con países como Mali, Mauritania o Níger. “El problema con la pobreza de estos países es que el terrorismo se alimenta al ver cómo la influencia europea no les beneficia y sólo ha generado corrupción y hambre. La gente carece de una identidad y es ahí donde pesca el terrorismo de Al Qaeda Magreb.”

Historia de un exilio

Desde hace 5 años Bouziane vive exiliado en España, a caballo entre Madrid y Valencia. Llegó desde Argelia con su familia y antes de contarnos los motivos de su viaje nos pone en contexto. “A pesar de que en Argelia hemos vivido tiempos mucho peores, la libertad de expresión sigue controlada a día de hoy. Hay una persecución política y existen grupos mafiosos con mucho poder, cada general o ministro tiene sus empresas y sus intereses particulares; todos presionan. Los periodistas hemos sido perseguidos tanto por políticos como por mafiosos e islamistas. Te matan o te exilias.

Yo resistí durante la década negra de los 90, los terroristas intentaron matarme hasta en 3 ocasiones, todavía no sé por qué no lo consiguieron. En 2008 cerraron mis periódicos por mis críticas al presidente acerca del reparto de la riqueza en el país. Yo sentía que debía quedarme en mi país pero mandaron a gente de los servicios secretos para secuestrar a mi hijo de 11 años. No lo hicieron pero fue una advertencia. Al día siguiente cogimos un barco sin saber a dónde iríamos y llegamos al puerto de Alicante. He dedicado mi vida a luchar y asumo los riesgos pero mi familia no tiene nada que ver, por eso decidí marcharme, tengo otra hija de 9 años.”

Bouziane trabaja en la radio y la televisión nacional, sus esfuerzos van dirigidos a dar a conocer la visión del mundo árabe y tender puentes entre unos y otros empezando por los mismos árabes y africanos. “Ahora estoy en una nueva etapa, sigo escribiendo y sigo luchando. La vida es siempre una lucha y mi trabajo es por el entendimiento entre los seres humanos.” Cuando se exilió fueron muchos los amigos que le invitaron a irse a vivir a Francia, él no quiso. “Aquí nos hemos sentido muy bien acogidos, además yo soy mediterráneo, hablo en voz alta, gesticulo mucho y como decía Camus, la miseria se acepta mucho mejor con buen sol.”

LUNES 13 DE ABRIL DE 2015 – COMCOSUR
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5) La historia jamás contada de la integración europea
Héctor Illueca Ballester (Público)

Antes de que me llamen germanófobo, o alguna cosa peor, déjenme advertirles que guardo un gran respeto por la cultura alemana, a la que hay que atribuir proezas intelectuales tan fecundas como las de Immanuel Kant o Karl Marx. Las obras de estos autores, entre otros que no viene al caso citar, influyeron decisivamente en mi forma de ver el mundo y de ubicarme en el mismo, aunque admito que el imperativo categórico o la teoría de la plusvalía no están muy de moda en nuestra sociedad. Pero esa es otra historia. El caso es que este sentimiento de respeto no me impide valorar críticamente las complejas relaciones que siempre han existido entre Alemania y Europa, históricamente caracterizadas por las pretensiones hegemónicas del país germano. O, por expresar la idea con otras palabras, la consideración debida al pueblo alemán o el respeto hacia su cultura no deberían ocultar que Alemania siempre ha sido un problema para Europa.

En efecto, Alemania se convirtió en un problema para Europa desde el mismo momento de su nacimiento, allá por 1871. El genio maquiavélico de Bismarck dio a luz una gran potencia política y económica en el corazón del Viejo Continente, superando la precaria condición de una nación sin Estado que estaba paralizada por el particularismo. Las ambiciones expansionistas se desarrollaron muy rápidamente entre sus clases dirigentes. El denominado pangermanismo, una ideología que apelaba a la creación de un imperio colonial en territorio europeo, arraigó en numerosos intelectuales, industriales y políticos conservadores, constituyendo un movimiento que ejerció gran influencia entre la aristocracia terrateniente y militar durante las décadas que precedieron a la Primera Guerra Mundial. Llama la atención que una de las ideas más difundidas en los círculos pangermanistas fuera el establecimiento de una unión aduanera en Europa, una especie de mercado común europeo que permitiría reforzar la hegemonía industrial de Alemania y contrarrestar la competencia británica y norteamericana. ¿Les suena? Sigamos.

Algunos años más tarde, en 1915, el político liberal Friedrich Naumann acuñó la expresión Mitteleuropa (Europa Central) para referirse a una determinada forma de organizar Europa alrededor de un núcleo germánico sobre el que gravitarían las naciones periféricas en el marco de una gigantesca unión aduanera. En su seno, los Estados nacionales conservarían su identidad y una cierta autonomía, renunciando a la soberanía económica en favor de un Estado europeo capaz de rivalizar con el poder angloamericano. Como si fuera una premonición de la futura Unión Europea, la capitalidad de Mitteleuropa sería compartida por diferentes ciudades europeas, que albergarían distintas funciones políticas y administrativas. Hoy sabemos que el desarrollo industrial germano inquietaba a Gran Bretaña y que la posibilidad de un mercado común paneuropeo dominado por Alemania fue uno de los motivos que provocaron la intervención británica en la Primera Guerra Mundial.

Lógicamente, el expansionismo alemán contribuyó a la fermentación de la ideología nazi, aunque ésta presentaba importantes elementos de ruptura como la teoría racial o el antisemitismo. Pero las conexiones se hacen evidentes en la configuración del nuevo orden económico europeo concebido por los ideólogos del III Reich. Como ha señalado Gattei, los nazis preveían la constitución de un gran espacio económico de alcance continental, basado en el marco como moneda común y gestionado por un Banco Central Europeo, que haría posible el desarrollo económico e industrial de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Este espacio, dirigido y controlado por el Estado alemán, albergaría un núcleo duro de países generadores de excedentes y una periferia subordinada desde el punto de vista político y económico, que abarcaría a los países del sur de Europa y a la Unión Soviética, entre otros muchos territorios. El desenlace del conflicto bélico frustró la unificación económica de Europa imaginada por los nazis, pero la similitud con el proceso de integración europea parece innegable, sobre todo a partir del Tratado de Maastricht.

Podría objetarse, no sin cierta razón, que la unión monetaria acordada en la ciudad holandesa se produjo a iniciativa de Francia, que veía con preocupación la creciente superioridad económica alemana en el contexto europeo, especialmente tras la reunificación acaecida en 1990. A través de la moneda única, Mitterrand y Delors pretendían amarrar la política económica germana reduciendo el margen de maniobra de los Estados nacionales en esta materia. Sin embargo, Alemania aceptó el reto e impuso que la configuración de la divisa única respondiera estrictamente a sus intereses comerciales, privando a los países deficitarios de la posibilidad de efectuar devaluaciones competitivas. La idea, una vez más, era organizar Europa alrededor de un centro exportador y económicamente homogéneo, rodeado de una periferia importadora y cada vez más dependiente desde el punto de vista económico. Aunque a alguno se le erice el pelo, la actual Unión Europea se encuentra cada vez más próxima al gran espacio europeo concebido por los nazis para dominar el Viejo Continente mediante una suerte de unión económica y comercial.

La historia oficial de la Unión Europea interpreta el proceso de integración como una respuesta cooperativa de los países europeos al cataclismo que significó la Segunda Guerra Mundial. Desde esta perspectiva, la unificación económica de Europa haría imposible el estallido de una nueva conflagración bélica, constituyendo el marco idóneo para que la reconstrucción de posguerra discurriera por cauces pacíficos y democráticos. El Tratado de Maastricht y la aparición del euro vendrían a ser la última parada de un largo camino iniciado con el mercado común y culminado con la implantación de la moneda única, que permitiría dejar atrás el turbulento pasado del continente europeo. Los nombres de Jean Monnet o de Robert Schumann, por mencionar sólo dos conocidos ejemplos, son objeto de veneración y se pronuncian con respeto en el ámbito académico e institucional. En todo ello hay, sin duda, una parte de verdad, pero no es en modo alguno toda la verdad.

La historia contemporánea de Europa permite seguir el rastro de un proyecto hegemónico progresivamente elaborado por el establishment alemán para dar rienda suelta a sus ambiciones. La derrota militar a manos de los Aliados y la división de Alemania en 1949 contuvieron el poderío teutón durante más de cuarenta años, pero la caída del Muro trastocó completamente el curso de los acontecimientos. La Alemania unificada retomó rápidamente la idea de impulsar su crecimiento a base de exportaciones, aprovechando las ventajas de una moneda común que ha convertido la zona euro en una reserva de caza alemana. A la vista de los nubarrones que se ciernen sobre Grecia, los pueblos del sur de Europa deberían tener muy presente esta parte de la historia, casi siempre oculta. La verdadera disyuntiva consiste en salir del euro y recuperar la soberanía o afrontar una lenta pero inexorable transición hacia el subdesarrollo. Y ahora, si quieren, llámenme germanófobo.


Héctor Illueca Ballester es Doctor en Derecho e inspector de Trabajo y Seguridad Social.

LUNES 13 DE ABRIL DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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