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ARGENTINA: EL EJÉRCITO REIVINDICÓ A LOS MILITARES DEL OPERATIVO INDEPENDENCIA EN TUCUMÁN – comcosur al día 2266 – 09.09.2020

COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2266 / miércoles 09.09.2020 Hoy:

1) Argentina: El Ejército reivindicó a los militares del Operativo Independencia en Tucumán /Resumen Latinoamericano
2) UPM abandona proyectos en Finlandia por beneficios superiores en Uruguay /Víctor L. Bacchetta
3) Cerdos para China /Luis E. Sabini Fernández
4) El clima grita ¡auxilio! /Sergio Ferrari
5) Cuando la ONU se equivoca: nuestra carne y la salud del planeta /Leo Lagos
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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1) ARGENTINA: EL EJÉRCITO REIVINDICÓ A LOS MILITARES DEL OPERATIVO INDEPENDENCIA EN TUCUMÁN

Repudio de organismos de DD.HH.

Resumen Latinoamericano /7 de setiembre de 2020

El Ejército homenajeó a efectivos que murieron “en cumplimiento del deber militar” sin mencionar el Operativo Independencia. Desde los organismos enviaron una carta al ministro de Defensa, Agustín Rossi. Sostienen que “los homenajeados no fueron héroes». Los argumentos de los militares.

Sin hacer referencia alguna a los delitos de lesa humanidad que cometió la fuerza en el Operativo Independencia, el Ejército argentino reivindicó a efectivos que murieron en ese marco “en cumplimiento del deber militar”. Organismos de derechos humanos repudiaron la actitud institucional de los militares con una carta dirigida a las autoridades del Ministerio de Defensa: “Los homenajeados no fueron héroes. Integraron una de las tantas fuerzas de tarea del Ejército cuya función central fue ocupar el territorio provincial, secuestrar personas, trasladarlas a centros clandestinos de detención, torturarlas y en muchas ocasiones ejecutarlas y desaparecerlas”, remarcaron en la misiva.

El mensaje que el Ejército emitió en “homenaje” a soldados que participaron del Combate de Potrero Negro circuló este año solo vía Twitter. “#UnDíaComoHoy, pero de 1975 el subteniente Rodolfo Berdina y el soldado Ismael Maldonado ofrendaron su vida en cumplimiento del deber militar en el #CombateDePotreroNegro, provincia de Tucumán.
#HonrarElValor #AliviarElDolor #CumplirConLaPatria #SomosElEjército”, versó el tweet institucional, sin hacer mención alguna a que el combate integró el Operativo Independencia, uno de los hechos considerados como el inicio del terrorismo de Estado que, tras el 24 de marzo de 1976, se extendió a todo el territorio nacional.

Desde el Ejército, comandado desde principio de año por Agustín Cejas, indicaron que el recordatorio solo apuntó a “homenajear” al subteniente Rodolfo Berdina y al soldado Ismael Maldonado, “dos caídos durante un combate que sucedió antes de 1976”. “No hay ni hubo intención de reivindicar el golpe de Estado, tampoco tenemos una actitud prodictadura ni pro represión”, argumentó el vocero de la fuerza, Sebastián Ibáñez, en diálogo con Página 12

La institución insistió en “separar” a los soldados de la responsabilidad de la fuerza al sostener que fueron “víctimas que no tenían idea de lo que pasaba”, cuyas “familias siguen penando”. “Esta gente murió defendiendo un cuartel argentino que es tanto suyo mío, es de todos”, insistió el vocero. El tweet que homenajea a Berdina y Maldonado no fue el único. Ayer la fuerza recordó a Juan Duarte Ardoy, 2do jefe del Regimiento de Infantería 1 Patricios, quien murió en 1973, durante un enfrentamiento con un grupo de militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo que intentaron tomar el Comando de Sanidad del Ejército.

Carta de repudio de organismos de Derechos Humanos:

Señor ministro de Defensa de la Nación
Agustín Rossi
S / D

Con asombro e indignación hemos tomado conocimiento que la cuenta oficial de Twitter del Ejército Argentino publicó una placa con el texto “5 de septiembre de 1975. Combate de Potrero Negro”, que contenía las fotos del subteniente Rodolfo Hernán Berdina y el Soldado Ismael Maldonado y con el lema “Honrar el valor, aliviar el dolor, cumplir con la patria”, buscaba rendir homenaje a quienes “ofrendaron su vida en cumplimiento del deber militar”.

Señor Ministro, el Operativo Independencia y por ende la participación del Ejercito en él, no fue el cumplimiento de ningún deber militar, sino la ejecución de una orden ilegal, que implicó la intervención ilegal de nuestras Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interior, y el comienzo de ejecución de un plan criminal, que desde hace más de 30 años la sociedad argentina considera que fue un GENOCIDIO.

Los homenajeados, Señor Ministro, no fueron héroes que pelearon en una guerra, como pretende insinuar dicho recordatorio. Integraron una de las tantas fuerzas de tarea del Ejército cuya función central fue ocupar el territorio provincial, secuestrar personas, trasladarlas a centros clandestinos de detención, torturarlas y en muchas ocasiones ejecutarlas y desaparecerlas y en otras dejarlas en libertad. Esas fuerzas de tarea de las cuales Berdina y Maldonado formaban parte secuestraron alrededor de 400 personas en Tucumán, ello implica alrededor de entre el 30 y 45% total de las víctimas del terrorismo de Estado de nuestra provincia.

En Tucumán, el 24 de marzo de 1976 no marcó un quiebre, porque los tucumanos vivíamos en la zozobra, el terror, sin derechos ni garantías desde febrero de 1975, cuando comenzó a ejecutarse esa orden ilegal que se llamó Operativo Independencia, y que el recordatorio, justamente omite. La expresión fue creada por los propios militares para encubrir y legitimar su acción criminal. Su omisión en la placa no es casual: tras largos años de lucha, el movimiento de derechos humanos y el campo popular dio vuelta el sentido original de esa expresión y logró instalar una verdad.

Esa verdad es que el Operativo Independencia no fue ni en parte ni en su totalidad un acto de defensa de la patria sino el comienzo del plan sistemático de desaparición forzada en el país y de ignorar las instituciones democráticas de la republica que deberían haber intervenido en ese período en las que se deberían haber resuelto los problemas políticos y sociales que imperaban en el país en el año 75, bajo el gobierno de Isabel Martínez de Perón.

Conocemos las siempre renovadas estrategias negacionistas, las hemos soportado durante los cuatro años del gobierno de Cambiemos, y es por ello, que no podemos aceptar que se reproduzcan en un gobierno que sostiene las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia. No hay que confundir, señor Ministro, consideramos que bajo la forma de un homenaje a dos “caídos”, esa placa no hace más que reivindicar el inicio del genocidio en nuestro país.

-Asociación Madres de Plaza de Mayo, filial Tucumán – Sara Mrad
-H.I.J.O.S. – Tucumán – Carolina Frangulis
-APDH Regional Tucumán – Carolina Acuña
-Asociación de DDHH del Sur de Tucumán
-Comisión de Derechos Humanos de Tafí Viejo
-Liga Argentina por los Derechos Humanos
-Fundación Memorias e Identidades del Tucumán – Marta Rondoletto
-FADETUC
-Agrupación de Ex Presos Políticos héroes de Trelew Tucumán
-ANDHES – Abogadxs del Noroeste Argentino en DDHH y Estudios Sociales
-Mesa de Conceso de Escuelita de Famillá
-Diario del Juicio Tucumán
-Familiares Víctimas de Gatillo Fácil y Violencia Institucional de Tucumán
-Madres de Plaza de Mayo Filial La Rioja y Grupo de Apoyo.
-Asociación por la Memoria, la Verdad y la Justicia de familiares de desaparecidos y ex presos políticos de Sgo. del Estero
-Asociación civil de ddhh “Casa de la Memoria” – Catamarca
-Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos – Jujuy
-APDH Nacional
-Colectivo Mario Bosch de Abogadxs querellantes en causas por delitos de Lesa Humanidad
-H.I.J.O.S. Jujuy
-H.I.J.O.S. Santiago del Estero
-H.I.J.O.S. Salta
-H.I.J.O.S. Chaco
-H.I.J.O.S. Capital
-H.I.J.O.S. Lomas de Zamora
-H.I.J.O.S. Necochea
-H.I.J.O.S. Lanús
-H.I.J.O.S. Escobar Campana Zarate
-H.I.J.O.S. San Vicente
-H.I.J.O.S. Presidente Perón
-H.I.J.O.S. La Matanza
-H.I.J.O.S. Bahía Blanca
-APDH Regional Jujuy
-APDH La Plata
-Comisión Memoria Verdad y Justicia de Zona Norte
-LiberPueblo

PD: Nota con copia al Director de DDHH del Ministerio de Defensa, al Secretario de DDHH del Ministerio de Justicia y DDHH.

Resumen Latinoamericano
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2266 / miércoles 09.09.2020
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2) UPM ABANDONA PROYECTOS EN FINLANDIA POR BENEFICIOS SUPERIORES EN URUGUAY

La multinacional cerró una planta por “falta de competitividad” en Finlandia, mientras que en Uruguay agrega a los privilegios económicos, la permisividad de las autoridades ambientales

Víctor L. Bacchetta /Sudestada

Finlandia fue conmocionada en los últimos días por la decisión de la empresa UPM de cerrar una planta que ocupa a 450 trabajadores. Mediante un comunicado de la Bolsa de Valores, el pasado 26 de agosto, UPM anunció el cierre definitivo de la fábrica de papel UPM Kaipola en Finlandia, entre otras medidas de racionalización, con el fin de “garantizar la competitividad futura” de su división UPM Comunication Papers.

Simultáneamente, en una carta abierta, el director ejecutivo de UPM, Jussi Pesonen, afirmó que “la carga fiscal se ha vuelto abrumadora en Finlandia”, cuestionó los costos externos y altos salarios de la industria, así como las restricciones de la tala de bosque nativo en el país. Pesonen reclamó una política industrial, del mercado laboral y fiscal, que haga posible operaciones industriales rentables y nuevas inversiones.

La reacción del gobierno fue inmediata, al día siguiente, la primera ministra Sanna Marin se trasladó con sus ministros a la ciudad de Jämsä, donde está localizada la papelera, para entrevistarse con representantes de la empresa y del gobierno local. En conferencia de prensa, Marin respondió a las críticas de Pesonen enumerando las reducciones de costos industriales e inversiones en infraestructura realizadas.

Sin embargo, el debate público tomó otro cariz cuando se supo que la planta Kaipola no registró pérdidas, pero sería hoy la menos rentable para UPM. Los miembros del gobierno nacional dijeron que esperaban responsabilidad social y cooperación de la empresa para atender a los trabajadores. “El requisito mínimo sería invitar a los despedidos a volver a trabajar”, manifestó la primera ministra Marin.

Uno de los integrantes de la red internacional EPN (Environmental Paper Network), Sergio Baffoni, dijo a Sudestada que, si el cierre fuera causado por la caída de la demanda de papeles gráficos en el mercado, Kaipola podría producir papel de embalaje y tejido.

“A menos que la razón sea que están buscando mano de obra más barata, paraíso fiscal, infraestructuras pagas y servicios como los que tienen en Uruguay. Entonces, no solo están engañando a los trabajadores finlandeses, sino también al gobierno finlandés, ya que no quieren pagar impuestos finlandeses”, afirmó Baffoni.
Dos días más tarde, la primera ministra Marin cuestionó directamente la decisión de UPM tanto por la solvencia económica de la empresa, recordó que tuvo 1.400 millones de euros de ganancias el último año, como por el momento para adoptarla.

“En esta situación, los despidos son un duro golpe para una persona y suscitan muchas preguntas. ¿Qué es suficiente? Ahora que estamos en una crisis muy profunda y en una situación económica difícil, también surge la pregunta: ¿por qué ahora, cuando es difícil para la gente encontrar empleo de todos modos? ¿Era necesario cerrar ahora mismo una fábrica rentable?”, expresó Marin.

De acuerdo con analistas de aquel país, el gobierno socialdemócrata de Marin fue tomado por sorpresa en esta situación, al percibir que no es un problema interno de la industria forestal “finlandesa” sino que está tratando con una empresa multinacional. Poco importa si esta multinacional nació y tiene la sede central en Finlandia, porque UPM actúa de acuerdo con sus intereses en todos los países por igual, inclusive en Finlandia.

Incumplimientos y permisividad

Mientras tanto en Uruguay, UPM continúa sin pausa la mayor inversión de su historia, no sólo con condiciones económicas y fiscales extraordinarias, sino con la tolerancia frente a sucesivos incumplimientos de las condiciones planteadas para la planta de celulosa. Desde marzo de este año, las autoridades ambientales tienen pendiente la sanción de una multa, a pesar de haberla calificado como “infracción grave”.

El 14 de mayo de 2019, el entonces Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, con la firma de la ministra Eneida De León, otorgó la Autorización Ambiental Previa (AAP) a la planta de celulosa propuesta por UPM en el Río Negro. La resolución ministerial 690/19 estuvo acompañada por una serie de condiciones, y los plazos para cumplirlas, antes de que la planta entrara en operación.

Se estableció un plazo de 180 días para la definición de los siguientes aspectos clave del operación de la planta de celulosa: la planta de insumos químicos y las plantas de tratamiento de los efluentes, el sistema de descarga de los mismos y zona de mezcla en el río; el plan general de monitoreo de las condiciones ambientales y el Sitio de Disposición Final (SDF) de residuos en el interior de la zona franca.

A su vez, antes de la entrada en funcionamiento de la planta debían estar definidos el Plan de Gestión de Residuos Sólidos Industriales, con los gestores de las distintas líneas de residuos, los procedimientos y previsiones para el suministro del flujo del río requerido por la planta (el mínimo de 80 metros cúbicos por segundo) y para las situaciones de sequía extrema, cuando la planta tendrá que parar.

El 15 de noviembre, al vencerse el plazo inicial de 180 días, UPM solicitó 90 días de prórroga para la planta química, la estructura de descarga de los efluentes y la zona de mezcla en el río. Solicitó asimismo una prórroga de 180 días más para el sitio de disposición final de residuos sólidos y de una semana para el plan de monitoreo de calidad del agua, el suelo y la biota, que debía comenzar a aplicar a principios de 2020.

El 14 de febrero de 2020, UPM solicitó otra prórroga de 30 días para la planta química. Tres días después, por sucesivos incumplimientos en el arreglo y pavimentación del camino del Tala, en la construcción de la planta de celulosa y de alojamientos para los trabajadores, los técnicos de Evaluación de Impacto Ambiental propusieron aplicar a UPM una multa por «infracción grave» de 200 Unidades Reajustables (unos 6 mil dólares).

Informada de la propuesta, UPM respondió que la sanción era desproporcionada y, también, que fuera considerada grave. Alegó que no correspondía aplicarla y que “debería desestimarse o al menos disminuirse considerablemente el monto de la misma”. El 11 de marzo de 2020, Evaluación de Impacto Ambiental desestimó las consideraciones de UPM y ratificó su propuesta de sanción.

El 16 de marzo, UPM solicitó una prórroga de 30 días más para la definición de la planta química. A esa altura, el nuevo gobierno nacional reasignó autoridades en la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). Desde entonces, no hubo decisión sobre la sanción propuesta a UPM y el 26 de agosto pasado se produjo un nuevo cambio con la asunción del primer ministro de Ambiente, Adrián Peña.

El 13 de mayo, la División Emprendimientos de Alta Complejidad, en un balance de la marcha del proyecto de UPM, concluyó que el Plan de Monitoreo Ambiental estaba incompleto y seguían pendientes la planta química, el tratamiento y el sistema de dilución de los efluentes y el SDF de residuos sólidos. A diferencia del pasado, en lugar de plazos, solo indicó la mayor o menor “premura” en los casos.

¿Para qué van a fijar plazos las autoridades ambientales, si luego no se cumplen y solo se dan nuevas prórrogas? En otras palabras, que UPM haga lo que le parezca. Como para no querer UPM irse de Finlandia e instalarse en Uruguay.

Víctor L. Bacchetta /Sudestada, periodismo y transparencia
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2266 / miércoles 09.09.2020
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3) CERDOS PARA CHINA

¡Qué oportunidad de desarrollo se ha perdido Uruguay!

Luis E. Sabini Fernández

China acaba de proponerle a Argentina la producción de 9 millones de cerdos anuales que le permitirá reembolsar a la Argentina unos 3 mil millones de dólares.

Una prueba de nuestro desprecio por las oportunidades. Así hemos perdido Aratirí, así algunos paniaguados han querido descartar UPM, segunda edición, aun cuando la primera esté garantizando cada vez más trabajo a los planteles sanitarios y oncológicos de Fray Bentos. ¡Siempre hay contras! ¡Piense usted por un segundo lo que podríamos hacer en Uruguay con 3 mil millones de dólares!

Por empezar solventar los gastos que el tren para UPM le va a significar a nuestro país.

No es que la formidable producción de celulosa que estamos por hacer no sea rentable; no sea usted mal pensado. Es que tarda un poco, tal vez algunas décadas, pero de ninguna manera van a ser siglos. De cualquier modo, sería providencial contar con unos miles de millones más, porque la apuesta a UPM, fabulosa y todo, sale de movida un poco cara…

Pero imagine el lector nuestro futuro; con florecientes plantaciones de pinos o eucaliptos un poco en todos lados y los camiones, burrrr, para aquí, burrr para allá transportando troncos. Y pasando al lado de enormes feedlot porcinos.

Los camioneros protestarán por el olor, pero podemos utilizar esos mismos camiones para incorporar al ciclo de las granjas porcinas –porque hay que aprender a ponerle los nombres adecuados, que suenen bien− y entonces, podrán los camiones, ir para un lado llevando troncos y para el otro, transportando los residuos del chancherío. Claro que en lugar de jaulas para troncos, habría que implantarle a la camionada enormes bacinillas. Pero desmontables. Y cuando se termina con el segundo traslado, ya tenemos nuevos troncos (la celu irá por tren, ya está acordado, con lo cual se puede ocupar a full las carreteras con los traijnes porcinos).

Con 9 millones anuales de cerdos, las carreteras del paisito se van a recargar, dicen los contras. Pero ya está estudiado. No más de 19 horas circulando. A la población le quedan 5 horas, estratégicamente calculables para seguir usándolas.

Uruguay, con unas 600 granjas gigantes de feedlot porcino, racionalmente repartidas en el paisito, habríamos alcanzado, sin mosquear los 9 millones anuales. ¡Lo que nos perdemos!

Porque, ¿qué son 600 establecimientos de cría y matanza para todo nuestro territorio? Una bicoca. Descontando los departamentos más recargados con soja o monocultivos forestales, y a Montevideo por su pequeñez, habría que pensar en unos 15 departamentos, así que con unos 40 establecimientos por departamento habríamos estado cumplidos.

Adaptando las áreas respectivas al cultivo de soja, pero transgénica, que contamina mejor, para satisfacer la cantidad de sustancia −eso que antes los principistas llamaban alimentos−, para los cerditos trans debidamente medicalizados, habría que producir unos 5 o 6 millones de toneladas anuales, lo cual significa duplicar la producción actual de soja GM del país, que anda hoy por aproximadamente la mitad. Claro que si la soja hoy producida, sigue yendo a otros destinos, habría que triplicar su producción.

Pero qué problema habría, suprimiendo algunos laboriosos productos de la huerta o un poco de pasturas para vacas y para ovejas que ya tenemos en franca disminución para poder producir en serie esos milloncitos de soja trans! Ya tenemos una total insuficiencia alimentaria en productos vegetales; ¿qué puede importar aumentar nuestra dependencia en ese rubro que cuesta tanto trabajo?, y en cambio aprovechar el negoción de los cerdos transgénicos (así como estamos gozando el privilegio de tener más y más pasteras en nuestro territorio).

Tal vez entonces, se nos diga –siempre hay críticos− que falta el agua para cubrir semejante producción. Pero ¿para qué están las represas, los bañados, las lagunas sino para cubrir tales déficit?

No faltarán los que siempre le ven el pelo al huevo que preguntarán donde alojar semejante masa cárnica. Pero los chinos tienen todo resuelto: podrán bordear nuestro río de la Plata (cada vez con menos pe) con embarcaciones de Colonia a Maldonado. Algunos cientos que, debidamente refrigeradas, podrán levantar toda esa producción a medida que se ponga a punto.

Nos faltará tierra para producir alimentos para nosotros, insistirán los contrelis. Pero si ya producimos a gatas la mitad de los vegetales que consumimos, ¿qué problema hay que tengamos que importar no ya el 50% sino el 100% de nuestra nuestros ingredientes para ensaladas, panes, guisos? Con el negoción de los chanchos, podríamos tener dinero de sobra para comprar todo en la góndola global de firmas transnacionales que tanto te venden bananas como ingredientes para una sopa completa y de paso, zapatillas deportivas y rodados de automóviles… todo empleando los mejores ingredientes del mundo (p. ej., tienen un aglomerado primera marca, que funciona extraordinariamente bien para producir una sopa exquisita, de aquéllas, completita, y a la vez constituye un componente básico y genial de los techos aislantes de material liviano).

Pero, bueno, este negoción, nos lo perdimos. Por falta de iniciativa, seguro. Se lo llevan los argentinos, que son especialistas en ir estropeando cada vez más territorios con adelantos tecnológicos de última generación. Y en el mercado global, con su enorme extensión, nos llevan muertos.

Que vachaché.

Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2266 / miércoles 09.09.2020
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4) EL CLIMA GRITA ¡AUXILIO!

Jóvenes responden al S.O.S

Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza

Las temperaturas récords durante los últimos tres meses en el Ártico pasaron desapercibidas ante la marea informativa de la pandemia. Sin embargo, el clima lanza un desesperado S.O.S. Un sector de la juventud se moviliza para salvarlo.

Las fuerzas ambientalistas retoman la iniciativa. El pasado viernes 4 de septiembre, se realizaron movilizaciones en 18 cantones suizos convocadas por la Huelga del Clima, reactivando una dinámica que desde marzo se vivía en cámara lenta.

Por su parte, las Naciones Unidas anticipan para la 2da semana de septiembre un informe sobre el impacto del cambio climático en la criosfera. Hay creciente preocupación por el estado de las regiones de la Tierra cubiertas por hielo. Lo que explica que el documento sea presentado, en manera conjunta, por el propio secretario general desde Nueva York y el director de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en Ginebra.

Cuando el Ártico transpira

El verano del norte, entre junio y septiembre, está trayendo malas noticias en estas latitudes. Los registros “explosivos” en el Ártico -con días de hasta 38 ° en Siberia-, produjeron el desprendimiento de 81 kilómetros cuadrados de la plataforma de Milne en Canadá. Era la última de este tipo que quedaba todavía íntegra.

Las autoridades canadienses argumentaron que ese fenómeno se produjo debido a las temperaturas del aire por encima de lo normal, el impacto de vientos marinos y costeros, la falta de hielo marino y la existencia de fracturas preexistentes.

Un reciente estudio de la OMM (news.un.org/es/story/2020/09/1479842) asegura que “las temperaturas en el Ártico están aumentando más rápidamente que el promedio mundial. Su impacto repercute ya en todo el hemisferio norte.

En 20 de junio, por ejemplo, la ciudad siberiana de Verkhoyansk, en el círculo polar, registró por primera vez 38° C. Durante los diez días previos el termómetro había marcado 30° C como máxima. En el archipiélago de Svalbard, aún más al norte, el 25 de julio, se rompió el récord de las últimas cuatro décadas con 21,7°. Y aún más al norte, en la Estación Eureka en Nunavut, a fines de junio, se llegó a los 21,4°.

El “sauna” alpino

Aunque este verano no se han batido récords de temperaturas en los Alpes, se registró una ola de calor sostenida este verano. En Francia, se contabilizaron 40,4° C a inicios de julio en Ayze, una pequeña ciudad en el corazón del macizo del Mont Blanc. Y el termómetro marcó 5° C a una altitud de 4000 m sobre Courmayeur, en la vertiente italiana del Mont Blanc, a principios de agosto.

Víctimas principales del calentamiento: los glaciares. En la región alpina sufren enormemente con las temperaturas de verano por encima de lo normal. En Suiza, por ejemplo, el Turtmann, en el cantón del Valais, se partió en dos y perdió 300 000 metros cúbicos en un colapso dramático que tuvo lugar el 6 de agosto, fenómeno filmado en video por un excursionista.

“El retroceso de los glaciares en los Alpes no solo afecta nuestros paisajes, sino también nuestros recursos hídricos y parte de nuestra economía. Los eventos abruptos de pérdida de masa como el observado en el Turtmanngletscher son raros, pero son ilustrativos de cómo los mismos sufren veranos anormalmente cálidos”, asegura la agencia meteorológica internacional en un boletín.

Por su parte, el glaciar Planpincieux ubicado en la vertiente oriental de las Grandes Jorasses, Valle de Aosta, en el macizo del Mont Blanc, ha estado al borde del colapso durante más de 2 años.

Vigilado de cerca por investigadores italianos en colaboración con la Fondazione Montagna Sicura, el glaciar aceleró este verano hasta alcanzar velocidades superiores a un metro por día a principios de agosto, lo que provocó la evacuación de hoteles y casas cercanos. Más de 500.000 metros cúbicos de hielo se desprendieron gradualmente del cuerpo principal.

Las temperaturas en los Alpes han aumentado 2° C durante el siglo XX. El incremento se atribuye a la disminución de la capa de hielo sobre rocas más oscuras que absorben, así, más radiación solar.

Tipo de alimentación y clima

Una nueva estrategia basada en dietas sostenibles y en la reducción de los desperdicios alimenticios podría tener un impacto significativo en el clima, señala otro informe de la ONU presentado el 1ro de septiembre.

Y anticipa que introducir cambios en esos dos aspectos – por el momento no contemplados en los planes nacionales de acción climática-, podría reducir hasta 12,5 giga toneladas de emisiones anuales de Co2. Sería como sacar de las carreteras 2700 millones de automóviles.

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) subraya que una alimentación sostenible y botar menos alimentos reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 25% (www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/la-accion-climatica-en-los-sistemas-alimentarios-puede)

El informe elaborado en conjunto con el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF), EAT y Climate Focus, afirma que el cambio de ciertos hábitos puede generar reducciones en las emisiones de dióxido de carbono y metano. Y subraya que la reducción de los cambios de uso del suelo y la conversión de hábitats naturales puede disminuir las emisiones en 4,6 giga toneladas de CO2 por año.

Una disminución en la pérdida y el desperdicio de alimentos, que representa el 8 por ciento de todas las emisiones mundiales, significaría disminuir las emisiones en 4,5 giga toneladas de CO2 por año. En tanto que si se mejorara los métodos de producción y se disminuyeran las emisiones de metano del ganado podría limitar las mismas hasta en 1,44 giga toneladas anualmente. Aunque esa cifra sería mucho mayor (hasta de 8 giga toneladas de CO2) si se lograra cambiar el paradigma alimenticio, pasando a dietas más saludables y sostenibles, con una mayor proporción de productos de origen vegetal que de origen animal.

Rediseñar planes nacionales

La tesis principal de los cuatro organismos internacionales que elaboraron el estudio es que sin una acción sobre la producción y el consumo de alimentos no se lograrán los objetivos climáticos o de biodiversidad previstos. Los que constituyen la base para lograr la seguridad alimentaria, prevenir la aparición de enfermedades y, en última instancia, para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Y recuerda que “hasta el momento, ningún plan de acción climática nacional menciona explícitamente las dietas más sostenibles”. Solo once países hacen referencia a la pérdida de alimentos en sus planes. Y ninguno considera, realmente, el tema del desperdicio de los mismos.

Según el Acuerdo de París de 2015, se espera que los países revisen o vuelvan a enviar sus Contribuciones Nacionales Determinadas cada cinco años.
En ese marco, este año, los parlamentarios de cada nación tendrían la oportunidad de adoptar soluciones de sistemas alimentarios y establecer metas y medidas más ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, a su vez, mejorar la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la salud pública, aseguran. “Se necesitan compromisos ambiciosos, con plazos concretos y cuantificables para la transformación de los sistemas alimentarios si queremos lograr un futuro de 1,5 ° C”, puntualizan.

Según las Naciones Unidas, el año próximo tendrá una particular importancia en lo que respecta esta temática. En 2021, en el contexto de la Conferencia de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP 15), los líderes mundiales podrían llegar a un nuevo acuerdo para la naturaleza y las personas, y de esta forma detener y revertir la pérdida de biodiversidad. Así mismo, la primera Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU que se llevará a cabo en 2021 podría, también, reforzar este enfoque.

Emergencia: la protesta en las calles

El primer viernes de septiembre se realizaron manifestaciones en dieciocho ciudades de Suiza. Significaron el reinicio de la actividad masiva en las calles. Desde febrero pasado no se vivía una jornada tan activa, masiva y nacional.

Y esas mismas organizaciones juveniles llaman, en forma unitaria, a una semana de movilización, entre el 20 y el 25 del mes en curso, bajo la consigna “de pie para el cambio”. Lo convocan Extinction Rebellion, el Colectivo por la Justicia Climática, la Huelga por el Clima y el Colectivo Breack Free.

La no violencia, la participación ciudadana amplia y la acción urgente son pilares conceptuales del movimiento juvenil en marcha. Que no ahorra críticas a los gobiernos y a los Estados en general – y a las autoridades suizas en particular- por la pasividad en las decisiones y la lentitud para ejecutar medidas concretas contra el calentamiento global. Y que anticipa una *radicalización* de sus acciones, consecuente con la gravedad de la situación climática a nivel mundial.

Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2266 / miércoles 09.09.2020
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5) CUANDO LA ONU SE EQUIVOCA: NUESTRA CARNE Y LA SALUD DEL PLANETA

Leo Lagos /La Diaria, 22 de agosto de 2020

La campaña Actúa ahora de la ONU, que insta a comer menos carne y argumenta que su producción emite más gases de efecto invernadero que las mayores compañías petroleras y requiere cantidades enormes de agua, se basa en conocimiento y contextos productivos que poco tienen que ver con la realidad de la producción en Uruguay. Tras la queja de la cancillería, aquí respondemos desde esa actividad tan necesaria para el desarrollo y la soberanía del país: la producción científica.

“Comer menos carne ayuda a ahorrar agua y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global”, dice un tuit publicado por la cuenta oficial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en español de enero de 2020. En la imagen que acompaña se ven unos cubiertos y una palta cortada al medio, junto a un texto que reza: “Actúa ahora. Come menos carne. Cada gesto a favor del medioambiente cuenta”. El posteo forma parte de una campaña mayor, Actúa ahora, que fue lanzada en 2018 en la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU con el objetivo de promover “acciones individuales sobre el cambio climático y la sustentabilidad”.

Uno podría pensar que hay que ser una persona desalmada o patológicamente egoísta para ponerse en contra de tan loable iniciativa. Pero el asunto es que al entrar al sitio de la campaña y leer lo poco que dice sobre la carne, el apetito por conocer más queda poco satisfecho. “La industria cárnica es responsable de más emisiones de gases con efecto invernadero que las compañías petroleras más grandes del mundo. La producción de carne contribuye al agotamiento de los recursos hídricos y es el principal impulsor de la deforestación”, es todo lo que puede leer cuando uno cliquea en “cuéntame más”.

Tras algunos malabares –el sitio deja que desear en cuanto a navegabilidad–, aparece otra frase breve: “Producir una sola hamburguesa de carne requiere un promedio de 1.695 litros de agua, eso es casi el doble de lo que una persona bebe en un año. Comer menos carne ayuda a ahorrar agua y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”. No hay una sola referencia a fuentes de información. Tal vez no sea necesaria: al tratarse de una campaña para promover acciones en los niños, tal vez la ONU piense que un buen diseño y frases cortas alcancen. De hecho, la campaña se lanzó con acciones que involucraron a los personajes de Angry Birds.

El tuit de la ONU que insta a comer menos carne provocó la reacción de las autoridades uruguayas. Y no es para menos: el sector ganadero cárnico supone 6% del producto interno bruto del país. “Uruguay rechaza las manifestaciones publicadas en una de las cuentas oficiales de Twitter de la Secretaría de Naciones Unidas”, expresó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado emitido el 4 de agosto, y agregó que “la posición de Uruguay sobre este asunto” se comunicaría a la ONU “a través de los canales oficiales”. En el texto oficial también se señaló que “las comparaciones simplistas y aisladas del impacto ambiental de las diferentes actividades sólo llevan a la confusión y parecen responder a movimientos activistas e intereses poco transparentes”, y que “este tipo de campañas, no sustentadas en todos los elementos necesarios para su análisis, refuerzan los malentendidos y desvían el enfoque de las negociaciones pertinentes en esta materia”.

Tratando de no dejarnos llevar por “movimientos activistas” ni por “intereses poco transparentes”, como también podrían serlo los intereses productivos de un sector poderoso de Uruguay que deja dinero en las arcas estatales, correspondía intentar conocer los fundamentos de la campaña, aun cuando es ya un hecho sabido que las vacas emiten cantidades importantes de metano, un gas de efecto invernadero, debido a la digestión entérica de los rumiantes. Dicho de forma sencilla, para digerir el pasto las vacas, como cualquier rumiante, recurren a bacterias y otros microorganismos que en sus estómagos producen metano, que estos animales liberan principalmente como eructos. ¿Pero acaso el metano de los eructos vacunos supera a las emisiones de las compañías petroleras? ¿Quién midió eso y con qué criterios? ¿De dónde sale ese cálculo de la cantidad de agua necesaria para producir una hamburguesa? ¿Se aplica a todas las hamburguesas producidas en cualquier parte del mundo? ¿Se aplica a la carne producida en Uruguay?

Si uno rastrea un poco encuentra una publicación de la FAO (la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) de 2006, Livestock, the long shadow (algo así como “La larga sombra de la ganadería”). Ya iremos a ella. Pero antes terminemos la introducción a esta nota.

El objetivo de este palabrerío no es otro que conocer los argumentos que están detrás de esta campaña de la ONU y contrastarlos con la producción científica de nuestro país al respecto. Porque a lo largo de estos años escribiendo para ustedes, las ideas a las que uno ha ido arribando se dan de frente con la campaña contra la carne y serían las siguientes: a) el principal ecosistema de nuestro país es el pastizal natural (y también es el que está más amenazado ante el avance de la agricultura y la forestación); b) los pastizales de nuestro país sin herbívoros pierden biodiversidad (y lamentablemente, nos quedan pocos mamíferos herbívoros autóctonos, por lo que las vacas cumplen un rol en su preservación); c) la ganadería a pasto es la actividad productiva que menos afecta la biodiversidad y tiene menos impactos ambientales de nuestro sistema productivo; d) pasar a producir más vegetales de la forma actual implicaría más afectaciones al medio ambiente y al propio suelo, de allí la necesidad de instalar la agroecología; e) la alternativa a la producción de carne a pasto, la carne de feedlot, si bien produce menos metano, ocasiona más daños ambientales y además resulta, entre otras cosas, en una carne con peores perfiles de grasas y que se echa a perder antes; y f) aumentar la superficie de cultivos agrícolas avanzando sobre los pastizales es igual de contraproducente que deforestar el Amazonas para poner ganado.

Es inevitable también señalar la importancia de invertir en ciencia e investigación local para defender nuestra soberanía. Sin investigadoras e investigadores un país queda preso de índices globales calculados en otros contextos (probablemente también con otros intereses y objetivos). La investigación puede ayudar a defender mercados y hasta precios, y sin inversión en ciencia no hay datos para apuntalar los pataleos de cancillería y de los productores. Sin ciencia local tampoco podremos saber qué podemos hacer efectivamente para mitigar el calentamiento global desde este rincón. Sin ciencia uno no tiene ni voz ni voto, y no le queda otra que recibir pasivamente las evaluaciones y tuits de los demás. Como me dijo un referente en el tema, no existe eso de que un único talle les queda bien a todos. La ciencia es uno de los caminos para encontrar –y defender– el nuestro.

Una sombra tan larga que mete a todos en la misma bolsa

“La evaluación en profundidad de los diversos impactos significativos del sector ganadero mundial en el medioambiente que se presenta en este documento se denomina deliberadamente ‘la larga sombra de la ganadería’ para ayudar a llamar la atención tanto del público técnico como del público en general sobre la contribución muy sustancial de la agricultura animal al cambio climático y la contaminación del aire, a la degradación de la tierra, el suelo y el agua, y a la reducción de la biodiversidad”, dice en el prólogo Samuel Jutzi, director en 2006 de Producción Animal y la División Salud de la FAO. También señala que eso “no se hace simplemente para culpar al sector ganadero mundial en rápido crecimiento e intensificación por dañar gravemente el medioambiente, sino para alentar medidas decisivas a nivel técnico y político para mitigar dicho daño”. Así se puso sobre el tapete, de forma contundente, el impacto de la ganadería en los problemas del planeta.

Esta “evaluación del impacto total del sector ganadero en los problemas ambientales”, decían los autores, “se basa en los datos más recientes y completos disponibles, teniendo en cuenta los impactos directos, junto con los impactos de la agricultura de cultivos forrajeros necesarios para la producción ganadera”. El reporte afirma que “el sector ganadero surge como uno de los dos o tres contribuyentes más importantes a los problemas ambientales más graves, en todas las escalas, desde la local hasta la mundial”, y dado que prevé que “la producción mundial de carne aumentará de 229 millones de toneladas en 1999 a 465 millones de toneladas en 2050”, y que otro tanto sucederá con la lechería, afirma que “el impacto ambiental por unidad de producción ganadera debe reducirse a la mitad, sólo para evitar aumentar el nivel de daño más allá de su nivel actual”. Veamos entonces qué dicen en ese documento y contrastemos las afirmaciones con lo que sucede en Uruguay.

1) ¿Ganadería dónde?

Qué dicen: “La producción ganadera está cambiando geográficamente, primero de las áreas rurales a las urbanas y periurbanas, para acercarse a los consumidores, y luego hacia las fuentes de alimentos para animales, ya sean áreas de cultivo de piensos o centros de transporte y comercio donde se importan los piensos”. También dicen que “hay un cambio de especies, con la producción de especies monogástricas (porcinos y aves de corral, en su mayoría producidas en unidades industriales) creciendo rápidamente”.
Por tanto, dicen que “a través de estos cambios, el sector ganadero entra en una mayor competencia directa por la escasez de tierras, agua y otros recursos naturales”.

Qué sucede en nuestro país: La producción ganadera se desarrolla en pastizales y campos naturales (algunos sí, “mejorados” con especies exóticas). No ha habido un aumento de la superficie dedicada a ganadería, mientras que, como afirma el artículo “Expansión agrícola en pastizales del Uruguay y áreas prioritarias para la conservación de vertebrados y plantas leñosas”, de Alejandro Brazeiro y colegas, sí se ha registrado una disminución de los pastizales ante el avance de la agricultura. Esta investigación afirma que “en Uruguay, el principal sector económico que impulsa el cambio en el uso de la tierra es la agricultura (cultivos y plantaciones forestales exóticas), que es responsable de 93% de la cubierta terrestre transformada de Uruguay”. Mientras en “La larga sombra” se acusa a la ganadería de avanzar sobre otros ecosistemas, provocando por ejemplo deforestación, Brazeiro nos comentaba: “Hay algunas ecorregiones donde una gran cantidad de las praderas nativas ya se han convertido para su uso en la agricultura o en la forestación, con pérdidas de hábitats naturales que llegan hasta 45%”.

Qué dicen: “El sector ganadero es, con mucho, el mayor usuario antropogénico de la tierra. El área total ocupada por el pastoreo equivale a 26% de la superficie terrestre libre de hielo del planeta. Además, el área total dedicada a la producción de cultivos forrajeros asciende a 33% de la tierra cultivable total”.

Qué sucede en nuestro país: Las vacas criadas a pasto, aun cuando se finalicen a grano por demanda de los mercados, no consumen tanto grano como las vacas engordadas en feedlots. Decir que la ganadería en Uruguay está dejando sin espacio a otros cultivos no tiene asidero. Por otro lado, nuestros pastizales generalmente no son aptos para otros cultivos. ¿Y qué pasa cuando uno pone cultivos en ecosistemas que no corresponden? Walter Oyhantçabal, de la Unidad Agropecuaria de Sostenibilidad y Cambio Climático de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), nos dio un ejemplo: “En algunos casos pasó con el boom de la soja, que se expandió a tierras frágiles que nunca debieron haber sido incorporadas a la agricultura. Eso generó fuerte erosión, destrucción de tapices naturales y causó luego una complicada restauración de la biodiversidad original, porque una vez que rompés todo un ecosistema no es tan fácil que vuelva a su condición anterior. A veces no vuelven”.

Qué dicen: “La expansión de la producción ganadera es un factor clave en la deforestación, especialmente en América Latina, donde se está produciendo la mayor cantidad de deforestación: 70% de las tierras boscosas anteriores en la Amazonia está ocupada por pastizales, y los cultivos forrajeros cubren una gran parte del resto”.

Qué sucede en nuestro país: Lo que está bien para un ambientalista de Europa no tiene mucho que ver con lo que sucede en Uruguay: aquí la fragmentación de hábitat no se da por deforestación, sino que hay fragmentación de hábitat a causa de la forestación y la expansión de la soja. De hecho, el artículo de Germán Botto y colegas “Efectos sinérgicos de la fragmentación de pastizales y la temperatura en la emergencia de rabia bovina” afirma que la forestación en Rivera y Tacuarembó, donde surgió el brote de rabia de 2007, “aumentó más de diez veces en los últimos 17 años (de 17.967 hectáreas en 1990 a 256.874 en 2007”, pero que durante el mismo período “la producción ganadera en el área también aumentó” en cantidad de cabezas pero no en superficie: había más vacas, pero distribuidas en las pocas praderas que no fueron forestadas. Estamos generando parches de pastizales. Y los pastizales son nuestra Amazonia. ¿Queremos seguir por ese camino para comer hamburguesas de soja o fabricar papel en Finlandia?

2) Ganadería y emisiones

Qué dicen: “El sector ganadero es un actor importante, responsable de 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero medidas en CO2 equivalente. Esta es una proporción más alta que el transporte”.

Qué sucede: Las cifras dependen de cómo se midan y de quién las diga. Por ejemplo, el sitio Our World in Data, que cita como fuente a Climate Watch, afirma que el transporte emitió en 2016 7,87 billones de toneladas de gases invernadero CO2 equivalentes, mientras que toda la agricultura, ganadería y cultivos sumados, emitió 5,80 miles de millones de toneladas. En absolutamente ningún lugar pudimos corroborar la afirmación de que la ganadería emite más gases de efecto invernadero que las principales compañías petroleras (no podemos descartar que uno sea tonto y no haya encontrado el dato) ni aparece siquiera discriminado ese sector. Según datos del MGAP, comunicados en el artículo “La ambición se da contra la realidad: alcanzando los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero en el sector ganadero de América Latina”, la ganadería de carne vacuna de Uruguay emite unos 21,6 millones de toneladas de gases invernadero CO2 equivalentes.

Qué dicen: “El sector ganadero representa 9% de las emisiones antropogénicas de CO2. La mayor parte de esto se deriva de cambios en el uso de la tierra, especialmente la deforestación, causada por la expansión de pastos y tierras arables para cultivos forrajeros”.

Qué sucede en nuestro país: Asumir que la carne producida a pasto en pastizales actuales es responsable de las mismas emisiones de gases de efecto invernadero que aquellas zonas ganaderas donde se ha deforestado es poner a todos en la misma bolsa. “Hay que señalar que tenemos una ganadería que no se hace a expensas de expandir la frontera agrícola, por lo que no tiene, como la ganadería brasileña, la cruz de la deforestación”, dijo a la diaria Oyhantçabal.

3) Ganadería y consumo de agua

Qué dicen: “El sector ganadero es un actor clave en el aumento del uso del agua, y representa más de 8% del uso mundial de agua por parte de los seres humanos, principalmente para el riego de cultivos forrajeros”.

Qué sucede en nuestro país: No hay riego en pasturas para alimentar a nuestras vacas que producen carne a pasto. Por otro lado, la mayor parte del agua que bebe el ganado de carne en el país es agua verde, que está en el ciclo hidrológico. El animal utiliza parte de esa agua, otra la devuelve al medio, se evapora, y de nuevo a empezar.

Qué dicen: “Las cifras globales no están disponibles, pero en Estados Unidos el ganado es responsable de aproximadamente 55% de la erosión y los sedimentos, 37% del uso de pesticidas, 50% del uso de antibióticos y un tercio de las cargas de nitrógeno y fósforo en recursos de agua dulce”.

Qué sucede en nuestro país: Está bien usar los datos disponibles… siempre y cuando se tenga la delicadeza de no extrapolarlos al resto del planeta como si nada. En Estados Unidos se produce gran cantidad de carne en establecimientos de engorde estabulados, los famosos feedlots. Las vacas allí no comen pasto cuando quieren, sino que se alimentan de raciones. Esa alimentación produce, al parecer, menos metano –recordemos, el metano es un resultado natural de la digestión de pastos en el estómago de los rumiantes, échenle la culpa a la evolución si quieren–. Pero lo curioso es que los feedlots sí producen generalmente más eutrofización de los cursos de agua debido al hacinamiento y a los malos tratamientos de los efluentes (algo similar ocurre con la lechería, pero aquí estamos hablando de la producción de carne).

En el artículo “Estudio preliminar de ecotoxicidad y contaminación no puntual por nitrógeno y fósforo en cursos de agua superficial cercanos a feedlots”, Diana Míguez y sus colegas encontraron que aguas abajo de los dos feedlots estudiados, los niveles de fósforo, cuyo máximo permitido por la norma son 25 microgramos por litro (25 µg/l), fueron de 283 a 645 µg/l en caso del establecimiento que tenía 900 vacunos y de entre 1.080 y 4.300 µg/l en el que tenía 1.500 animales. El fósforo es uno de los principales nutrientes que provocan la eutrofizacion de los cursos de agua. Nada de eso sucede con las vacas engordadas en sistema de pastoreo extensivo, donde el estiércol queda disperso en el campo y el aporte de fósforo y nitrógeno a los cursos de agua es muy limitado.

Qué dicen: Esto no lo dice el informe de la sombra larga, sino la propia campaña de la ONU: “Producir una sola hamburguesa de carne requiere un promedio de 1.695 litros de agua, eso es casi el doble de lo que una persona bebe en un año. Comer menos carne ayuda a ahorrar agua y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”.

Qué sucede: Estas cantidades de agua requerida se estiman calculando lo que se llama “la huella hídrica”. Al ver cómo se calcula, asumen que “la huella hídrica promedio mundial de carne de vacuno es 15.400 litros/kg, siendo el 94% de la huella procedente del agua verde (agua de lluvia almacenada en el suelo)”. Por tanto no es que nadie gastó 1.695 litros de agua para hacer una hamburguesa, sino que las vacas usaron el agua que beben en los cursos de agua, la contenida en la pastura y en los suelos para crecer. Si sacamos las vacas del campo, la misma cantidad de agua se “gastaría” en el pastizal. Si parte de esa agua no volviera al medio, si la vaca tomara 15.400 litros de agua por kilo engordaría… ¡15.400 kilos! La carne no se obtiene inflándose de agua, sino incorporando la biomasa primaria transformada por los pastos a partir de luz solar, el uso de CO2 del aire y algunos elementos que toman del suelo. Y aun así muchos de esos nutrientes vuelven al suelo, motivo por el que a la bosta también se le llama abono. También dicen que “es importante resaltar que dependiendo de si la producción es industrial, de pastoreo o mixta, la huella hídrica varía bastante, siendo muy superior si la producción es industrial”. Por tanto, para hacerte una hamburguesa de vaca de pastoreo nadie destruyó 1.500 litros de agua. Lo que se da en otras partes no tiene por qué darse aquí.

4) Ganadería y biodiversidad

Qué dicen: “El sector ganadero bien puede ser el actor principal en la reducción de la biodiversidad, ya que es el principal impulsor de la deforestación, así como uno de los principales impulsores de la degradación de la tierra, la contaminación, el cambio climático, la sobrepesca, la sedimentación de las zonas costeras y la facilitación de invasiones de especies exóticas”.

Qué sucede en nuestro país: Todos los trabajos que relacionan biodiversidad con uso productivo del suelo contradicen esa afirmación. En el trabajo de Brazeiro y otros ya citado se afirma que en nuestros pastizales viven 222 de las 351 aves del país, 55 de los 74 mamíferos, 36 de los 65 reptiles, cuatro de los 48 anfibios y 114 de las 315 plantas leñosas. A eso habría que sumarle la biodiversidad de insectos, arácnidos, plantas no leñosas, hongos y microorganismos.

Numerosos trabajos han mostrado que los pastizales sin ganado son menos diversos que aquellos que tienen un buen manejo. Así lo explicaba el mismo Brazeiro: “Una pradera con un pastoreo intermedio alcanza más diversidad de especies que una pradera en la que no hay pastoreo. Suena raro, pero es así. La pradera que nunca se pastorea tiene un pasto de 50 cm de altura. Las especies más competitivas crecen y crecen, y al final tenés unas pocas pasturas que desplazan a las menos competitivas. Con la herbivoría se mantiene un poco a raya a las pasturas que más explotan, y entonces todas pueden persistir”.

Y el pastizal es el principal ecosistema amenazado por los cambios de uso del suelo del país. En el artículo “Ensambles de aves y mamíferos en pastizales bien preservados de Uruguay con distintos manejos ganaderos”, Rafael Tosi y sus colegas escriben, por un lado, que “los pastizales del Río de la Plata son la mayor extensión de pastizales del continente sudamericano” y que allí se encuentran “más de 300 especies de 39 familias botánicas”. Afirman que “hoy en día la intensificación de la agricultura es la mayor amenaza para este ecosistema” y que “la ganadería extensiva parece ser una solución de compromiso entre conservación y producción”. También sostienen que “la transformación de estos pastizales es considerable: 7,7% se perdió entre 1990 y 2000, principalmente por la triplicación de las plantaciones de eucaliptos y pinos y un aumento de 62 veces en las plantaciones de soja”, al tiempo que recuerdan que “sólo 0,21% del pastizal uruguayo está protegido”.

Qué dicen: “Un análisis de la lista roja de especies amenazadas de la Unión Mundial para la Naturaleza muestra que la mayoría de las especies amenazadas del mundo están sufriendo la pérdida de hábitat donde el ganado es un factor”.

Qué sucede en nuestro país: Nuevamente, lo que preocupa es la pérdida de área de pastizal. En el artículo “Estructura de los ensambles de aves de los pastizales asociados con establecimientos ganaderos y de soja en la ecorregión Sabana uruguaya de Brasil y Uruguay”, la investigadora Thaiane Weinert da Silva y sus colegas encontraron que “los sitios con ganado tenían mayor riqueza de especies (75) que los sitios con soja (57)” y que “entre las especies de interés para la conservación, ya sea a nivel regional o mundial, todas tuvieron densidades más altas en sitios ganaderos, destacando la importancia de mantener estas áreas de cría”.

Las del estribo

Más allá de los trabajos citados anteriormente, que son apenas algunos de tantos que abarcan alguna arista del tema, se impone terminar esta nota abordando dos últimos aspectos.

Por un lado, el valioso artículo “Sustentabilidad de la producción de carne más allá de la huella de carbono: una síntesis de estudios de caso de sistemas pastoriles en Uruguay”, de Valentín Picasso, Pablo Modernel, Gonzalo Becoña, Lucía Gutiérrez, Lucía Salvo y Laura Astigarraga, publicado en 2014, es una lectura imprescindible. Allí, entre otras cosas, dicen que “a pesar de la gran contribución de la huella de carbono a la comprensión y mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, la sostenibilidad de la producción de alimentos es un concepto mucho más amplio que la huella de carbono”, al tiempo que denuncian que “se reconoce poco el papel que juegan los sistemas de pastoreo de ganado en el almacenamiento de carbono, la protección de la biodiversidad y la utilización de tierras marginales que no se pueden utilizar para cultivos”.

Al analizar distintos sistemas de producción de carne de nuestro país, concluyen que “el índice de impacto ambiental, calculado como el promedio de todas las variables estandarizadas, sugirió que los sistemas tienen impactos ambientales significativamente diferentes y que los sistemas de pastizales tienen menos impacto que los sistemas de pastos sembrados, y todos estos sistemas de pastoreo tienen un impacto significativamente menor que los feedlots”.

¿Por qué es importante esto? Porque mientras que el feedlot podría bajar en parte la emisión de metano, como vimos, implicaría un daño mayor para nuestro medioambiente y en especial para nuestros ríos y nuestro campo natural. Por otro lado, visto desde el punto de vista del bienestar animal, los feedlots están mucho peor calificados que los establecimientos con pastoreo, y además requieren el uso de antibióticos debido al hacinamiento, lo que es fuente de una de las mayores preocupaciones actuales en el mudo, que es el desarrollo de resistencia antimicrobiana. Y como si fuera poco, como destaca el artículo “Estabilidad oxidativa, composición de ácidos grasos e índices de salud de lípidos del músculo Longissimus dorsi de novillos Aberdeen Angus producidos bajo diferentes sistemas de alimentación”, de Alejandra Terevinto, María Cristina Cabrera y Ali Saadoun, “los resultados obtenidos respaldan la idea de que los novillos Aberdeen Angus terminados con pasturas, incluso cuando se complementan con granos, promueven la producción de una carne más saludable para los consumidores, de acuerdo a la composición de ácidos grasos y los índices de lípidos saludables, en comparación con el sistema feedlot”. En ese sentido es maravilloso saber que hay gente que está estudiando cómo reducir las emisiones de metano manejando mejor las pasturas (por ejemplo, en el artículo “Usando pasturas altamente nutritivas para mitigar las emisiones de metano entérico del ganado de pastoreo en Sudamérica”, de Dini, Gere, Cajarville y Verónica Ciganda lograron reducciones de 14%).

Por otro lado, en el artículo ya mencionado “La ambición se da contra la realidad: alcanzando los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero en el sector ganadero de América Latina”, en el que participan autores de toda Latinoamérica y, por nuestro país lo hace Walter Oyhantçabal, de la Unidad Agropecuaria de Sostenibilidad y Cambio Climático del MGAP, se dan datos sobre las producciones de metano de varios países. Allí se informa que Uruguay tiene 11,3 millones de cabezas de ganado vacuno para carne distribuidas en 13,3 millones de hectáreas y que eso implica una emisión de 21,62 millones de toneladas de gases de efecto invernadero CO2 equivalentes. Esas emisiones conforman 62% de los gases de efecto invernadero del país, que se ha comprometido a una reducción de 34% en las emisiones por kilo de carne producida para 2025 en relación a las de 1990.

Uno podría pensar que el hecho de que la ganadería implique 62% de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero le da la razón a la campaña de la ONU. Estados Unidos también es un gran productor de carne. Pero sus números son distintos: la agricultura emite cerca de 500 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, pero el metano del ganado es responsable de apenas 3% de lo que emite el país. El asunto es más complejo: el alto porcentaje de emisiones de Uruguay debido a la ganadería está hablando también de un país con poca gente y una industria está tan devastada que los eructos y el estiércol de su ganado son la mayor parte de las emisiones que produce.
Oyhantçabal concuerda: “Tenemos poca industria. Somos tres millones de habitantes. Hay poco gasto en energía del transporte. Casi 90% de la matriz eléctrica son energías renovables. Para mí, este perfil de emisiones es un mérito. El día que los países desarrollados tengan el mismo perfil de emisiones que tiene Uruguay, el problema del cambio climático estará solucionado, porque querrá decir que ya limpiaron sus matrices energéticas y al no tener emisiones de fuentes fósiles, las de la producción de alimentos, por procesos biológicos, serán la mayoría”. Pero nada de lavarse las manos. “¿Se pueden manejar las emisiones de metano?”, se pregunta Oyhantçabal. “Sí, se pueden manejar con calidad de dieta, con eficiencia, con buena estructura de rodeo; con una serie de medidas uno puede bajar mucho sus emisiones por kilo de carne producida. Esa es la apuesta principal de Uruguay hasta al momento y es la que se refleja en el compromiso del Acuerdo de París”, afirma. ¿Y cómo se logra eso? “Con tecnologías intensivas en conocimiento”, responde.

Y así todo vuelve al principio. ¿Para qué precisa ciencia un país? Para responder tuits sin sentido. Y también para atenuar el sinsentido del cambio climático. Si yo fuera el community manager de ONU estaría agregando ya mismo que una hamburguesa de carne de vaca criada a pasto en Uruguay es menos dañina para el planeta que una hamburguesa de soja. E instaría al resto de los países a pagar lo que vale una de las carnes con menos huellas ambientales del planeta, en vez de obligarnos a producir en feedlots para acceder a mercados.

Artículos usados para esta nota:

Artículo: “Sustainability of meat production beyond carbon footprint: a synthesis of case studies from grazing systems in Uruguay”.
Publicación: Meat Science 98 (2014).
Autores: Valentín Picasso, Pablo Modernel, Gonzalo Becoña, Lucía Gutiérrez, Lucía Salvo, Laura Astigarraga.
Artículo: “Ambition Meets Reality: Achieving GHG Emission Reduction Targets in the Livestock Sector of Latin America”.
Publicación: Frontiers in Sustainable Food Systems (mayo de 2020).
Autores: Jacobo Arango, Alejandro Ruden, Deissy Martínez, Ana Loboguerrero, Alexandre Berndt, Mauricio Chacón, Carlos Torres, Walter Oyhantçabal, Carlos Gómez, Patricia Ricci, Juan Ku-Vera, Stefan Burkart, Jon Moorby, Ngonidzashe Chirinda.
Artículo: “Bird and mammal fauna assemblages in well-preserved natural grasslands of Uruguay with different livestock management”.
Publicación: Proceedings of the 22nd International Grassland Congress (2015).
Autores: Rafael Tosi, Álvaro Laborda, Sebastián Donate, óscar Blumetto.
Artículo: “Structure of avian assemblages in grasslands associated with cattle ranching and soybean agriculture in the Uruguayan savanna ecoregion of Brazil and Uruguay”.
Publicación: The Condor (febrero de 2015).
Autores: Thaiane Weinert da Silva, Graziela Dotta, Carla Suertegaray.
Artículo: “Using highly nutritious pastures to mitigate enteric methane emissions from cattle grazing systems in South America”.
Publicación: Animal Production Science 58 (2018).
Autores: Y Dini, J Gere, C Cajarville, Verónica Ciganda.
Informe: “Livestock, the long shadow”.
Publicación: FAO (2006).
Autores: Henning Steinfeld, Pierre Gerber, Tom Wassenaar, Vincent Castel, Mauricio Rosales, Cees de Haan.
Artículo: “Agricultural expansion in Uruguayan grasslands and priority areas for vertebrate and woody plant conservation”.
Publicación: Ecology and Society 25 (2020).
Autores: Alejandro Brazeiro, Marcel Achkar, Carolina Toranza, Lucía Bartesaghi.
Artículo: “Synergistic Effects of Grassland Fragmentation and Temperature on Bovine Rabies Emergence”.
Publicación: EcoHealth (22 de julio de 2020).
Autores: Germán Botto, Daniel Becker, Rick Lawrence, Raina Plowright.
Artículo: “Estudio preliminar de ecotoxicidad y contaminación no puntual por nitrógeno y fósforo en cursos de agua superficial cercanos a feedlots”.
Publicación: Innotec 18 (2019).
Autores: Diana Míguez, Daniel Baruch y Gonzalo Suárez.
Artículo: “Oxidative stability, fatty acid composition and health lipid indices of Longissimus dorsimuscle from Aberdeen Angus steers produced in different feeding systems”.
Publicación: Ciência Rural (enero de 2020).
Autores: Alejandra Terevinto, María Cristina Cabrera, Ali Saadoun.

Leo Lagos /La Diaria
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2266 / miércoles 09.09.2020
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Joao Pedro Stedile – MST (Brasil)
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