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ASI ESTA EL MUNDO AMIGOS

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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL

REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS

AÑO 13 – Nº 648/ Lunes 4 de Noviembre de 2013

Producción: Andrés Capelán

Coordinación: Carlos Casares

COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR

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HOY:

1) EE.UU: UN GRUPO DE LUNÁTICOS BLOQUEÓ LA DEMOCRACIA

2) EL NEOCOLONIALISMO DESANGRA GUATEMALA

3) LAS MARAÑAS DE LA IMPUDICIA POLÍTICA EN HONDURAS

4) ECUADOR: DOS ECONOMÍAS Y UNA AMAZONIA

5) CENTROAMÉRICA SE MILITARIZA

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“El mundo no necesita alternativas de desarrollo sino alternativas
al desarrollo.

El mundo no precisa aprovechar “mejor” el capitalismo, sino
transformarlo.”

. Renée Ramírez Gallegos

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1) EE.UU: UN GRUPO DE LUNÁTICOS BLOQUEÓ LA DEMOCRACIA

Occidente, giro a la derecha al compás de la crisis

Roberto Savio (IPS)

Mucho se ha escrito sobre la arriesgada gestión de la deuda que
colocó a Estados Unidos al borde de la bancarrota, pero la principal
conclusión que se puede sacar de este episodio es la capacidad de un
grupo de lunáticos de bloquear la democracia. A los parlamentarios
del movimiento Tea Party, que obligaron al opositor Partido
Republicano a una guerra sin cuartel, no les preocupa su reelección.

La nueva configuración de los distritos comiciales favorece en gran
medida a los actuales legisladores, asegurando la reelección de los
senadores republicanos en los siete estados bajo completo control de
ese partido.

En las elecciones de 2012, los candidatos a diputados del Partido
Republicano recibieron en esos siete estados 16,7 millones de votos,
mientras que los del gobernante Partido Demócrata obtuvieron 16,4
millones. Pese a la ínfima diferencia, la redistribución de
distritos se tradujo en victorias republicanas en 73 de los 107
escaños en disputa.

La derecha radical posee una maquinaria electoral muy superior a la de
sus rivales, financiada por los hermanos multimillonarios Charles y
David Koch, que se proponen acabar con los republicanos moderados,
quieren deshacerse del presidente Barack Obama y del Estado, y
pretenden devolver a los estadounidenses un mundo donde el “sueño
americano” vuelva a ser posible.

Porque el sueño americano se ha esfumado y el tejido político
estadounidense anda por los suelos. En cada elección, el número de
votantes blancos disminuye en dos por ciento, por lo que es probable
que el próximo presidente sea un demócrata, mientras que, debido al
sistema electoral, los republicanos controlen el Congreso.

Los “padres fundadores” de Estados Unidos establecieron un sistema
de equilibrio entre los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial,
pero no pudieron anticipar el nacimiento del Tea Party.

Tampoco podían prever que el Poder Judicial acabaría profundamente
politizado y que la Suprema Corte autorizaría la financiación sin
límites de las campañas electorales de los políticos “amigos”
por parte de corporaciones y multimillonarios, alterando los
fundamentos de la democracia.

Está claro que el Partido Republicano se ha llevado una buena paliza
y puede que el movimiento Tea Party no sea más que una moda pasajera.
Pero la observación nos enseña que, al contrario del mito que
propaga la izquierda, las crisis tienden a reforzar a la derecha.

El Tea Party representa, por lo tanto, una señal de la crisis de
Estados Unidos, que empieza a darse cuenta de que ya no tiene un
destino excepcional, mientras se le escapa su posición de única
superpotencia. La desigualdad social está creciendo rápidamente
(cada día surgen 3.000 nuevos pobres) y el desempleo se ha convertido
en crónico.

El sueño de que trabajando duro se puede llegar a ser millonario se
ha evaporado. La inseguridad y el miedo juegan un papel importante en
la afirmación del Tea Party como movimiento antisistema,
antiglobalización, antiestatal y anti-inmigrante. Pero este fenómeno
no se restringe a Estados Unidos, se observa en todo Occidente, donde
el populismo no deja de ganar terreno.

En Europa también había un sueño: trabajo decente, una vida
estable, acceso a educación y salud y estabilidad política. Ese
sueño está desapareciendo a medida que avanza el círculo vicioso de
la austeridad y del desmantelamiento del estado de bienestar en todas
partes, con la excepción parcial de Alemania.

Los jóvenes son las víctimas más visibles de esta “nueva
economía” y la sensación de inseguridad y miedo alienta a los
homólogos europeos del Tea Party, que están ganando importancia
electoral en numerosos países.

Toda crisis crea sus chivos expiatorios: hoy en día son los
inmigrantes y, en particular, los gitanos. Todos los economistas
están de acuerdo en que Europa necesita por lo menos 20 millones de
personas más para seguir siendo competitiva a nivel internacional y
que la actual población no bastará para garantizar la viabilidad del
sistema jubilatorio.

Sin embargo ningún gobierno se esfuerza por educar a sus ciudadanos
sobre esta realidad. Por el contrario, hay una tendencia generalizada
a restringir la inmigración.

El simple hecho es que, como demuestra una reciente encuesta del
Financial Times, los europeos han perdido su sentido de solidaridad.
El 71 por ciento de los entrevistados piden que el gobierno de su
país elimine los beneficios sociales otorgados a inmigrantes de otros
miembros de la Unión Europea.

Cuando se les pregunta si van a votar por un partido antieuropeo, 19
por ciento responde que sí. Esto significa que, debido a una probable
baja en la participación electoral, los comicios europeos del
próximo año crearán un Parlamento Europeo disfuncional, y esto
proporcionará una plataforma común a todos los partidos populistas.

¿Serán los partidos tradicionales capaces de detener este fenómeno?
No más que los republicanos en Estados Unidos han sido capaces de
ignorar el movimiento del Tea Party. Mas bien la tendencia es a
erosionar la plataforma de estos partidos.

El problema es que los 13 partidos progresistas en el poder (de los 28
países de la Unión Europea) están siguiendo más o menos la misma
estrategia de la derecha y, por supuesto, la gente prefiere votar por
el original y no por la imitación.

En efecto, los partidos de centroizquierda están sumergidos en una
grave crisis y adoptan políticas de derecha, como reducir el sistema
de seguridad social, desmantelar hospitales y la educación asequible
y aplicar medidas de austeridad.

La falta de crecimiento económico reduce la redistribución y la
globalización neoliberal ejerce una presión a la baja sobre los
salarios y las condiciones de trabajo, mientras que el envejecimiento
demográfico de estas sociedades y una cada vez más reducida mano de
obra joven hacen que las prestaciones sociales y las pensiones sean
más difíciles de sostener.

Las estadísticas sobre la creciente desigualdad social son
asombrosas. De acuerdo con la London School of Economics, hemos
regresado a los tiempos de la reina Victoria (1837-1901) en un espacio
de 20 años, finiquitando así un prolongado período de progreso
social.

El populismo preparó el terreno para Adolf Hitler y la injusticia
social el terreno para Vladimir Lenin. La historia no se repite, pero
será interesante ver cómo una nueva solución surge de los mismos
problemas…ojalá que sin la sangre y las lágrimas derramadas por la
humanidad desde la época de la reina Victoria.

Roberto Savio, fundador y presidente emérito de la agencia de
noticias IPS (Inter Press Service) y editor de Other News.

LUNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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2) EL NEOCOLONIALISMO DESANGRA GUATEMALA

Raúl Zibechi (La Jornada)

En la misma Casa Comunal de Totonicapán donde fueron velados los seis
indígenas asesinados el 4 de octubre de 2012, cuando protestaban
contra el aumento de las tarifas eléctricas y una reforma
constitucional que desaparece pueblos y tierras comunales, se debería
celebrar el lunes 4 de noviembre un encuentro entre comuneras y
comuneros con la feminista estadunidense Silvia Federici, escritora y
activista en el movimiento Occupy Wall Street.

Debería, porque comuneros de la familia Tzul recibieron amenazas de
muerte el 26 de octubre, días antes de un acto que estaba concitando
el interés de una población que viene sufriendo agresiones militares
y de las grandes empresas multinacionales vinculadas a la minería y a
las hidroeléctricas. La familia Tzul, y en particular las hermanas
Gladys y Jovita, son perseguidas por indígenas, por mujeres y porque
están contribuyendo a revitalizar el tejido comunitario en los 48
cantones de Totonicapán.

Gladys realiza su doctorado de sociología en Puebla, bajo la
dirección de Raquel Gutiérrez. En su libro Feminismos desde Abya
Yala, Francesca Gargallo sostiene que “su presencia es doblemente
agente de deconstrucción porque es a la vez k’iche’ y
feminista” (p. 256). Como sucede en toda América Latina las mujeres
están en la primera fila de las resistencias al extractivismo (desde
las Madres de Ituzaingó en Argentina hasta las integrantes de
Conamuri en Paraguay), y combinan creatividad, combatividad y una gran
capacidad para deconstruir el modelo extractivo.

Los indios guatemaltecos han mostrado, en los últimos años, una
creciente capacidad para resistir el modelo de robo y conquista
asentado en la minería a cielo abierto y en megaobras como las
represas hidroeléctricas. Más de 30 municipios declararon desde
mediados de la década de 2000 su oposición a la minería. Una de las
acciones más notables fue la Marcha Indígena Campesina y Popular
iniciada en Cobán el 19 de marzo de 2012, que llegó nueve días
después a Ciudad de Guatemala luego de recorrer a pie más de 200
kilómetros.

La marcha no sólo reunió miles de personas de diversas pueblos, sino
que logró agrupar las principales demandas, entre ellas «que terminen
los desalojos, la persecución y criminalización en contra de
líderes y lideresas indígenas y campesinos, las falsas acusaciones,
las actuaciones parcializadas de jueces y fiscales, las órdenes de
captura y juicios amañados, la intimidación y ataques en contra de
miembros, comunidades y organizaciones, así como los asesinatos y
allanamientos».

En octubre de 2012 los comuneros de los 48 cantones de Totonicapán
bloquearon cinco puntos de las carreteras que comunican la cabecera
del departamento, en defensa de sus demandas. La represión militar
causó seis muertos y más de treinta heridos graves. El antropólogo
Kajkoj Maximo Ba Tiul sostiene que en Guatemala se desarrolla «una
nueva forma de contrainsurgencia» impulsada por Estados Unidos y la
alianza histórica oligárquico-burguesa-militar para «la destrucción
de los bienes de la naturaleza en territorios indígenas» (Cetri, 11
de diciembre de 2012).

Para el modelo de desarrollo extractivo, señala Maximo, «la nueva
insurgencia son los pueblos que se oponen a la destrucción de sus
territorios». Por eso se trata a pueblos enteros como «terroristas»,
aplicando métodos muy similares a los del régimen de Efraín Ríos
Montt (1982-1983) durante el genocidio que arrasó 400 aldeas, o sea
la política de «tierra arrasada».

En un trabajo sobre “la política k’iche’”, Gladys Tzul
sostiene que las comunidades indígenas son «sistemas de gobierno, que
administran y reproducen la vida cotidiana, que se organizan para la
gestión colectiva del territorio comunal». Por lo tanto, su política
«no se organiza de la misma manera que la política liberal»,
recuperando en este sentido la mirada de Raquel Gutiérrez sobre la
política comunitaria en Bolivia: es deliberativa y no representativa,
está anclada en formas de producción familiares y en la propiedad
colectiva de la tierra.

No son, pues, movimientos sociales o movimientos indígenas, sino
sociedades otras, diferentes a la sociedad hegemónica. Y son,
también, sociedades en movimiento. Luego de la masacre de octubre de
2012, mujeres y hombres jóvenes de Totonicapán, entre ellos Gladys y
su hermana Jovita, analizaron en colectivo la reforma constitucional
que promueve el gobierno de Otto Pérez Molina (kaibil durante la
guerra), concluyendo que bajo el manto de la «nación guatemalteca» se
busca «el despojo de las tierras comunales» y la desaparición de los
pueblos indígenas, relegados a reliquias culturales.

Los comuneros de Totonicapán realizaron, como apunta Gladys, «un
potente trabajo analítico-práctico de investigación», lo
socializaron y lo difundieron en las asambleas comunitarias. Luego
empezaron a negociar con la empresa el uso de sus tierras, «una
negociación de propietarios comunales que se presentan a negociar en
colectivo», algo que las multinacionales no están dispuestas a
tolerar. Ese es, en este caso concreto, el escenario de fondo de la
violencia y las amenazas.

La historia de los oprimidos, escribió Walter Benjamin en Tesis sobre
la historia, nos enseña que «el estado de excepción» es la regla.
Giorgio Agamben en Homo Sacer agrega algo más perturbador aún: «El
campo de concentración y no la ciudad es hoy el paradigma
biopolítico de Occidente». Añade que desde los campos de
concentración «no hay retorno posible a la política clásica» y que
es desde estos «terrenos inciertos» donde debemos pensar las formas de
una nueva política.

Los pueblos mayas, a un lado y otro de la frontera, están empujando
los límites del campo, tentando la solidez de las alambradas y de las
casamatas. Esa es su historia larga, de cinco siglos; y, en
particular, la de los últimos cuarenta, cincuenta años. El desafío
es doble y nos incluye, porque las murallas del campo sólo pueden ser
derribadas presionando desde los dos lados, de adentro y de afuera.

LUNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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3) LAS MARAÑAS DE LA IMPUDICIA POLÍTICA EN HONDURAS

Galel Cárdenas (Alai)

A lo mejor quienes fraguaron el golpe de Estado jamás imaginaron las
reacciones populares en contra de aquella tragedia que estaban
montando desde unos meses atrás del 28 de junio del 2009.

Tal vez los cegaron diversas motivaciones tantas que sería prolijo
enumerar, pero, que al menos podrían plantearse unos cuantas
variables.

Les estorbaba el gobierno de Manuel Zelaya Rosales que en tres años
se había conquistado el corazón, la simpatía y la admiración de
las organizaciones sociales, el movimiento de los pobladores urbanos y
rurales, los campesinos, los obreros, los maestros y algunas capas
medias y bajas de la pequeña burguesía profesional universitaria.

Usando su conciencia histórica de casi dos siglos de empoderamiento
político, el poder fáctico y mediático había satisfecho siempre
sus intereses, caprichos y privilegios, que se vieron amenazados por
un líder del tamaño de aquel presidente que desafiaba todas las
formalidades protocolarias que hasta entonces se había practicado en
los meandros de la gobernanza tradicional.

La Embajada Americana y el Departamento de Estado, se asustaron ante
las probabilidades de éxito entre la población hondureña, sobre el
planteamiento de la colocación de una cuarta urna en las elecciones
generales del año del golpe, para consultar si se convocaba a una
Asamblea Nacional Constituyente, con el fin de redactar una nueva
constitución que derogara la que está vigente, debido a las
inconsistencias internas del texto primario de la nación y la visión
de una democracia pétrea que no permite arribar a nuevas formas de
gobierno popular y participativo.

La visión conservadora, anticomunista de las Fuerzas Armadas,
educados, sus cuadros profesionales bajo el régimen ideológico de la
seguridad nacional, que siempre ha calificado de subversivo a todo
aquel movimiento popular que reivindique sus derechos y plantee
caminos diferentes a los trazados por el poder fáctico mediática de
una democracia representativa.

La movilización de todo el aparato político de la derecha
latinoamericana y esencialmente mayamense que viajó muchas veces en
fechas anteriores al golpe, a Tegucigalpa para concertar con los
golpistas los mecanismos correspondientes.

Y por último, el reparto del dinero contante y sonante en el seno del
Congreso Nacional para comprar conciencias dubitativas, pero,
esencialmente para montar la maquinaria de enriquecimiento jamás
vista por hondureño alguno en los últimas 50 años de vida política
conservadora, mecanismo que se convirtió después en el eje motivador
de la emisión de leyes antipatriotas, inmorales y represivas.

Todos estos factores contribuyeron para que el golpe de Estado se
convirtiera en una necesidad de clase dominante del poder fáctico y
mediático y calificaran aquella tragedia política como un estado de
necesidad a fin de detener, según sus pensamientos ultra derechistas,
la fuerza de una idea política que ponía en peligro su democracia
oligárquica.

Y no tuvo éxito todo el andamiaje puesto al servicio de la
conservación de un poder político desencajado de las entrañas más
profundas del pueblo. Montaron así una mascarada llamada elecciones
más botadas de la historia nacional, y dejaron en la silla
presidencial a un peón de sus convicciones políticas de continuismo
del Golpe utilizando para ello todo el poder de convencimiento posible
de los medios de comunicación bajo su poder.

El presidente del Congreso Nacional se convirtió rápidamente en el
verdadero rostro de un poder omnímodo, hasta convertir tal ente
representativo de una soberanía popular, en el super engranaje de
decisión política que ha maniatado y envilecido toda la
institucionalidad jurídica nacional.

Pero, este fiel representante del neoliberalismo más recalcitrante
hasta ahora conocido en Honduras, se dedicó primero a construir una
telaraña, una red de privilegios y blindajes normativos, que le
permitieran acceder al poder absoluto por la vía electoral.

Así entonces, se enfrascó en conquistar para el año 2014 un poder
totalitario en donde ni una hoja debería moverse si no fuese por su
consentimiento e interés personal.

Y así como construyeron las marañas del golpe, hoy se empeñan en
construir la maraña de las elecciones bajo la égida de una frase
mortal que expresa: voy a hacer lo que tenga que hacer. Como si un ser
extraño y fantástico se apoderara del destino nacional, con
amenazantes palabras que contienen en su semantización profunda, una
espada de Damocles que habrá de cortar cabezas por doquier sobre de
todo del pueblo hondureño, mismo que se apresta con su voto de
libertad acudir masivamente a las urnas para refrendar hoy, en las
votaciones generales, aquella idea originaria de la instalación de
una nueva Asamblea Nacional Constituyente, hoy a pocos días de un
evento que habrá de ser histórico para definir el nuevo rumbo de
nuestra patria desgarrada y vaciada del más puro sentimiento moral y
ético de respeto por el ser humano y sus derechos inalienables.

– Galel Cárdenas es escritor hondureño.

LUNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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4) ECUADOR: DOS ECONOMÍAS Y UNA AMAZONIA

Yasuni: Expertos, dos economías y una amazonia

Eduardo Gudynas (La Republica)

Las polémicas en el campo de los “saberes expertos” están
ganando intensidad con la llegada de académicos, técnicos e
intelectuales, que brindan nuevas justificaciones conceptuales para
resoluciones gubernamentales. La polémica sobre Yasuní ofrece un
caso donde se dieron vueltas ideas, se invirtieron corrientes
académicas, y se estigmatizó a unos cuantos, para defender la
petrolización amazónica.

En las discusiones sobre las estrategias de desarrollo en general, y
de los extractivismos en particular, siempre fueron importantes los
aportes de técnicos, académicos y otros intelectuales. Ellos actúan
desde lo que podría denominarse como “saber científico” o
“saber de los expertos”. Muchos científicos han acompañado por
décadas a las organizaciones ciudadanas contribuyendo con alertas en
temas tales como los impactos en la salud y el ambiente de algunos
agroquímicos como el DDT, o dejando en claro las pérdidas en
biodiversidad por la deforestación. También es cierto que hay otros
académicos que, por el contrario, defendían a gobiernos y empresas.
De esa manera, los saberes expertos se colaban en los debates
públicos, dejando en claro que no son neutros y deben ser analizados
en sus propias tensiones.

Esas conocidas dinámicas están cambiando en América Latina con la
irrupción de intelectuales que ahora han pasado a defender muy
activamente las decisiones gubernamentales. Me apresuro a aclarar que
eso no tiene nada de malo, y al contrario, esa mayor participación es
bienvenida. En cambio, entiendo apropiado discutir los modos por los
cuales se hacen esas defensas. Uno se encuentra con justificaciones de
medidas difícilmente defendibles, apoyos que en un día van en un
sentido pero que si el gobierno cambia de dirección también le
siguen con virajes radicales, raras reformulaciones teóricas para
sostener dichos presidenciales, y así sucesivamente. En vez de
ajustar las medidas gubernamentales a los mejores saberes
científicos, parecería que en algunos ocurre la inversa, y se
toquetean informaciones y conceptos para terminar justificando esas
decisiones. Es en los extractivismos y en la apropiación de la
Naturaleza donde esto está quedando muy en evidencia.

Petróleo y derechos

Seguramente los debates más intensos en este campo están en marcha
en Ecuador, a raíz de la decisión del presidente Rafael Correa de
cancelar la moratoria petrolera dentro de la zona del parque nacional
Yasuní. Más allá de las posturas personales frente a esa medida, a
su alrededor se expresan esos reacomodos desde los saberes expertos.

Uno de los ejemplos más llamativos en defender esa decisión
presidencial es planteado por Alfredo Serrano, un economista español
que trabaja en algunos países sudamericanos. Es muy provechoso
analizar con detenimiento sus posturas, ofrecidas en un artículo para
TeleSur (y repetida parcialmente en otras intervenciones; 1). Serrano
defiende a Correa concibiendo a la iniciativa Yasuní más o menos en
los mismos términos en que lo hacía el presidente: Ecuador le
“pedía al mundo que pagara una contribución por el servicio
ambiental de la Amazonía para el mundo”, y como esos dineros no se
consiguieron, ahora se podía explotar el crudo, y la culpa sería de
los demás países.

Comencemos por precisar que ese punto de partida es equivocado, ya que
distorsiona la esencia de la iniciativa y su origen. En realidad, la
moratoria de explotar petróleo posee una amplia y fuerte
legitimación constitucional. Es necesario hacerlo porque se debe
asegurar la protección en parques nacionales, salvaguardar indígenas
en aislamiento, atender los derechos ambientales clásicos así como
los derechos de la Naturaleza, todo ello reconocido en la
Constitución de Montecristi. Aquí no tiene nada que ver si ese sitio
le brinda o no un “servicio ambiental” al resto del planeta, sino
que debe ser defendido como parte del propio patrimonio ecológico
ecuatoriano y sus pueblos indígenas.

Esto no implica rechazar la búsqueda de nuevas vías de apoyo
financiero, las que inicialmente apostaban a la solidaridad y
corresponsabilidad. Pero lo que no analiza Serrano es que, con el paso
del tiempo, el gobierno cambió aquel propósito por otro enfocado en
un reclamo de “compensación” económica, y en lugar de atender la
protección amazónica pasó a enfocarse en el cambio climático. Como
he indicado en otros sitios, un país no puede pedir una compensación
a otras naciones por cumplir lo que le obliga su propia constitución.

Esa desatención sobre puntos fundamentales como los mandatos
constitucionales o sobre el sentido original de la propuesta, que
aparece en Serrano y en otros analistas, ¿se debe a una limitación
académica? ¿Olvidaron el contenido de la Constitución? Es difícil
saberlo. Pero más allá de eso, si el propósito primario no es
analizar sino defender, entonces no tienen otra opción que hacer a un
lado el mandato ecológico de Montecristi, para no señalar las
responsabilidades del propio gobierno y achacarlas, en cambio, a la
comunidad internacional. Si esto es así, se puede caer en saberes
expertos parcializados, que hurgan solamente en los temas que son
funcionales a las posturas gubernamentales, pero sin tocar otros
flancos.

Dando vuelta a dos economías

Es muy interesante que Serrano para defender la decisión de Correa
pase a diferenciar entre “economía ambiental” y “economía
ecológica”. La economía ambiental se enfocaría en valorar al
ambiente en dinero, y por lo tanto se vuelve funcional al capitalismo,
y que a criterio de Serrano, estaría al servicio del neoliberalismo.
En cambio, la “economía ecológica” que se apartaba de ese
reduccionismo por tener una visión integral de relacionamientos
estrechos entre sociedad y naturaleza, también según Serrano.

Dejo al margen precisiones sobre esas distinciones, ya que lo
importante aquí es rescatar que Serrano afirma dos cosas: Una es que
la decisión gubernamental de explotar petróleo en Yasuní sería
expresión de una supuesta relación armoniosa con la naturaleza,
estaría enfocada en la “economía ecológica”, y por si fuera
poco, serviría para salir de la pobreza. La otra es que aquellos que
critican esa decisión, a quienes califica como “neo-ecologistas”,
son quienes olvidaron la “economía ecológica”, a las
cosmovisiones indígenas, y serían por lo tanto expresiones de la
conservadora “economía ambiental”.

Este es un análisis que encierra muchos problemas, ya que un examen
desapasionado de la situación lleva a conclusiones esencialmente
contrarias. En efecto, la decisión del gobierno Correa no sólo es
ajena a la “economía ecológica”, sino que ni siquiera llega a
ser un ejemplo de “economía ambiental”. Es todavía peor, ya que
expresa una condición todavía más primitiva de una economía que no
toma en cuenta los costos ambientales.

Si se siguiera el espíritu de la economía ambiental, el gobierno
ecuatoriano debería haber calculado el costo en dinero de los
impactos sociales y ambientales de la explotación en la Amazonia,
para así poder llevar adelante un balance costo / beneficio. De un
lado de la balanza estaría lo que espera ganar por exportar
hidrocarburos, y del otro, los costos de operación, las tecnologías
de minimizar riesgos que dicen que usarán (que son muy caras), el
valor económico asumido para la pérdida de biodiversidad, el
desplazamiento de indígenas, etc. Hasta donde puede saberse, una
contabilidad de ese tipo no ha sido presentada a la opinión pública,
no estaría entre los informes de los asambleístas, ni han sido
publicados en detalle por la prensa (2). Esta es una situación común
en muchos los gobiernos, donde cada vez que se justifica un
emprendimiento extractivista siempre es un “buen negocio”, sin
contabilizar sus impactos negativos.

Como vemos, no hay evidencia que la decisión de Correa corresponda a
una economía ambiental, y en cambio se basa en procedimientos
ortodoxos típicos de la vieja economía. Es una postura económica
típica de décadas atrás, previa a cualquier mirada ambiental.

Por otro lado, una vez más al contrario de lo que indica Serrano, son
las organizaciones ciudadanas e indígenas las que exhiben posturas de
una “economía ecológica”. Esto se debe a que esos actores
sociales sostienen que la naturaleza amazónica y sus indígenas no
pueden ser contabilizados económicamente, y deben ser atendidos
mediante otro tipo de valoraciones. Esa es la esencia de la
“economía ecológica”. Es exigir la protección de un sitio
independientemente de las expectativas de ganancias económicas, al
hacer visibles otros valores, como los culturales, paisajísticos o
ecológicos.

Por lo tanto, un análisis riguroso muestra una situación que es casi
la inversa de lo que defiende Serrano. Esto indica que se están
confundiendo esas dos corrientes de la economía, o que no hay más
remedio que invertirlas al ser una de las pocas vías posibles para
defender públicamente la decisión presidencial.

Estigmatizar el debate

Al defender la decisión de petrolizar el Yasuní, Serrano también da
unos pasos adicionales en críticas a quienes se oponen a esa
decisión, calificándolos como “neo-ecologistas”. De la lectura
de su artículo se transmite la imagen que ser “neo-ecologista” es
algo muy malo, y ellos no tendrían que ver con la economía
ecológica ni con las cosmovisiones indígenas.

Una vez más aquí aparecen unos cuantos errores académicos básicos.
Como ya se dejó en claro arriba, buena parte de la oposición a
explotar el Yasuní se basa en razonamientos propios y típicos de la
“economía ecológica”. Por otro lado, hay una enorme cantidad y
diversidad de organizaciones indígenas que invocan sus cosmovisiones
para oponerse a la llegada de las petroleras. Ninguno de los dos son
“neo”, ya que la defensa indígena de territorios o el llamado a
múltiples valoraciones tienen largas historias por detrás, y ni
siquiera la mayoría que así se expresan son “ecologistas”, en
tanto hay grupos que defienden, por ejemplo, los derechos humanos.

Tampoco puede dejarse pasar que un análisis independiente mostraría
que la insistencia gubernamental en explotar ese petróleo, donde se
prometen enormes compensaciones monetarias a grupos indígenas para
tener sus permisos, lo que hace es erosionar y carcomer sus visiones
ancestrales desde una cruda mercantilización. Entonces si hay algo
que está distante de esos mundos indígenas es precisamente
petrolizar el bosque amazónico y ofrecer dineros a cambio.

Cambiar la teoría para justificar las prácticas

Como resumen de la situación, la decisión de la administración
Correa de cancelar la moratoria petrolera en Yasuní más allá de ser
controversial, está basada en una base conceptual propia de una
economía convencional. No es un ejemplo de una postura económica de
una izquierda renovadora, o de una economía heterodoroxa. Como ese
tipo de medidas económicas contradicen la autodesignación de
izquierda revolucionaria de esa administración, para sostenerlas no
hay más remedio que elaborar nuevas justificaciones académicas. Se
vuelve necesario contar con una nueva corriente de saberes expertos
para los cuales la petrolización de la Amazonia pueda ser
“des-ecologizada”, perdiéndose la noción de los impactos
ambientales, volviendo esa medida no sólo aceptable, sino también
necesaria, para poder ser encapsulada dentro del progresismo.

Las duras defensas conceptuales de medidas tan controversiales
expresan la nueva situación sobre los saberes expertos. Es cierto que
tradicionalmente se espera que el “saber experto” sea
independiente y permita ver aquello que no es evidente, antes que ser
funcional a gobiernos o empresas. Pero esta situación es valiosa en
tanto obliga a discutir, debatir y polemizar de mejor manera, con más
rigor, con más información. Es una oportunidad para construir
mejores alternativas, con bases conceptuales más fuertes, y sin
olvidar los compromisos con la sociedad y la Naturaleza.

Referencias

1. A. Serrano, Correa no tiene la culpa, 2013, en:
http://www.telesurtv.net/articulos/2013/08/23/correa-no-tiene-la-culpa-8269.html

2. Por ejemplo, el informe del Ministerio Coordinador de Política
Económica sobre Yasuní lista entre los costos únicamente los de
“operación” e “inversión”; ver Impacto macroeconómico de la
explotación petrolera en el 0.1% del Parque Nacional Yasuní, Oficio
MCPE-DM-C-2013-026, 2013.

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Eduardo Gudynas es investigador en CLAES (Centro Latino Americano de
Ecología Social); su blog es www.accionyreaccion.com y se lo puede
seguir en twitter en @EGudynas.

LUNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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5) CENTROAMÉRICA SE MILITARIZA

Centroamérica, sin liderazgos, se militariza y retrasa sueños de
integración

Felipe V. Ortiz (Rebelión)

Pudiera ser objeto de burla, pero un islote deshabitado de menos de un
kilómetro cuadrado llamado El Conejo, es la excusa de una guerra
verbal entre los presidentes de Honduras, Pepe Lobo y el de El
Salvador, Mauricio Funes. El islote se encuentra en el pequeño Golfo
de Fonseca, compartido por ambos países y Nicaragua.

Sin embargo, en medio de enfermizas expresiones de nacionalismo en
sectores de las redes sociales, el Ministro de Defensa salvadoreño
dio la alarma de que la fuerza aérea hondureña podría despedazar la
infraestructura de El Salvador en minutos. Por supuesto que la
siguiente jugada, el jueves pasado, fue hacer pública la compra a
Chile de 12 de aviones A-37 (iguales a los usados en las guerras de
Vietnam y contra la insurgencia salvadoreña durante la guerra civil).

La explicación del mandatario salvadoreño es que busca un “balance
de fuerzas” en la región y planea gastar un poco más de $8
millones, incluidos el transporte y repuestos. La entrega no será
sino hasta febrero o marzo del año que viene. Sin embargo, la fuerza
aérea hondureña está equipada con F5 (superiores a los A-37 ). La
de Guatemala, este mismo octubre, aprobó la compra de un sistema
aéreo (comprendidos radares y 6 Súper Tucanos) por $170 millones de
dólares, de acuerdo con la prensa nacional. El gobierno guatemalteco
que enfrenta la oposición de la empresa privada por el gasto militar,
aduce que los nuevos aviones servirán para luchar contra el
narcotráfico y la defensa de los recursos naturales. No hay duda que
los guerreristas están celebrando, aunque han de lamentar que Panamá
y Costa Rica sean Estados sin ejércitos.

En la agenda de la prensa centroamericana, y por supuesto en mayor
escala en Honduras y El Salvador, se están creando escenarios de
guerra. Los menos sensatos de las viejas generaciones, recuerdan con
orgullo la invasión a Honduras en 1969, provocada por la
intervención de intereses comerciales de una empresa estadounidense,
que llevó a la expulsión de miles de salvadoreños de territorio
hondureño.

Pocos les dicen que la invasión fue un fracaso por fallas de
logística. Además de los cientos de muertos salvadoreños y
hondureños, la miniguerra de cuatro días acabó con el Mercado
Común Centroamericano. Los medios hondureños, actualmente, juegan
similar rol nacionalista extremo. Lo positivo es que los tambores de
guerra probablemente se queden estancados, una vez hecha la compra de
armamento en El Salvador.

La integración de la región de ya está recibiendo golpes por la
disputa territorial entre Costa Rica y Nicaragua, a la que ahora se
suma la de El Salvador-Honduras. El peor daño ya está hecho. El
tejido centroamericano de la población ha quedado dañado. De
llamarse hermanos, grupos de la región han pasado al uso de
calificativos ofensivos. Se salvan los grandes capitales
centroamericanos que navegan felizmente en CA con la ayuda de las
nuevas tecnologías.

El espíritu centroamericano está en muy bajo nivel y no se refleja
el ejemplo de la voluntad regional de las naciones sudamericanas.
Panamá está ampliando su canal, Nicaragua está por iniciar un
segundo más grande, Guatemala y Honduras hablan de canales secos.
Todos esos proyectos impulsarán las economías locales. Al contrario,
por lo menos de lo que está a la vista de la población, no existen
proyectos conjuntos de infraestructura como un tren de alta velocidad,
una carretera que modernice la Panamericana y que conecte las seis
capitales, mucho menos un corredor logístico ágil y verdaderas
instituciones regionales de educación, salud, parlamentarias,
justicia (las que existen son inefectivas) o descalificadas como lo ha
hecho la Corte Constitucional salvadoreña.

Falta de liderazgo

No hay en toda la región ninguna persona o grupo que ejerza liderazgo
en el progreso de la unificación de los siete países que conforman
la Secretaría de Integración Centroamericana, en la que se
encuentran República Dominicana, Panamá, Belice, Guatemala, Costa
Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

En la historia poscolonial sólo se recuerda el liderazgo de Francisco
Morazán, durante la existencia de la República Federal
Centroamericana, la cual tuvo una tormentosa existencia durante menos
de dos décadas desde 1824, tres años después de haberse declarado
independientes de España.

Los gobiernos, la sociedades civiles y los intelectuales de la región
están enfrascados en los graves problemas nacionales que son comunes,
mucho más en el triángulo norte Guatemala-Honduras-El Salvador. En
años recientes, los dos últimos paises se han disputado la
calificación de estar entre los países más violentos de América
Latina y el Mundo. El Salvador realizó la compra de aviones que bien
pudieran tener 40 años, a pocos días que el Ejecutivo tuviera que
enfrentar cierre de hospitales y marchas de los empleados públicos
para con mala cara aceptar que las demandas laborales fueran incluidos
en el presupuesto nacional, pese a que son leyes de la República.

El papel de la izquierda, que llevó a Funes a la presidencia, es la
de equilibrista entre sus obligaciones hacia los trabajadores, que
incluye la históricamente maltratada Universidad Nacional, y la
defensa del gobierno en un contexto de la campaña electoral
presidencial. La ex guerrilla del FMLN, adelante cerradamente en las
encuestas, se concentra en recordar el legado de las mejoras sociales
para los pobres, especialmente el paquete escolar y pensiones para los
adultos mayores que se encuentran fuera del sistema formal.

Honduras está tratando de salir del impacto violento del golpe de
Estado sin haberlo logrado. Bajo la presidencia de Pepe Lobo, se ha
producido el asesinato de líderes campesinos y de decenas de
periodistas, ocupaciones de tierra, así como el fortalecimiento de
las maras (pandillas). Esta tragedia no ha dejado espacios para ver
más allá de las fronteras, a menos que sea para distraer a la
población de sus problemas actuales.

También en campaña electoral, liderada por Xiomara Castro (esposa
del depuesto ex Presidente Zelaya), se espera un giro constitucional
que democratice a Honduras y elimine las escaramuzas por el islote.

Aun así, no se encuentran liderazgos fuertes y visionarios que hagan
entender a los centroamericanos que integrados podrán encontrar la
ruta del crecimiento (equitativo), crear el ambiente de paz que
atraiga inversiones y desarrollo social.

LUNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las
ideas

dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante
en

la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual
dominante, la

clase que controla los medios de producción intelectual, de tal
manera que

en general las ideas de los que no disponen de medios de producción

intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos
Marx

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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL ES UNA PRODUCCIÓN DE

COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR

Coordinación : Carlos Casares – DIRECCIÓN POSTAL:

Proyectada 17 metros 5192 E (Parque Rivera) 11400 MONTEVIDEO – URUGUAY

E mail: comcosur@comcosur.com.uy – WEB: www.comcosur.com.uy

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Comcosur se mantiene con el trabajo voluntario de sus integrantes

y no cuenta con ningún tipo de apoyo institucional ni personal.

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Comcosur integra la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC)

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Las opiniones vertidas en las distintas notas que integran este
boletín,

no reflejan necesariamente la posición que podría tener Comcosur
sobre

los temas en cuestión.

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