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CHILE: LA PRESIÓN POPULAR LOGRA UNA VICTORIA OPOSITORA EN EL PARLAMENTO – comcosur al día 2258 – 15.07.2020

COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2258 / miércoles 15.07.2020 Hoy:

1) Chile: La presión popular logra una victoria opositora en el parlamento /Carlos Iaquinandi Castro
2) Uruguay: “Con la impunidad de la clandestinidad y el amparo del aparato estatal” /Sudestada
3) La miseria es inherente al actual sistema hegemónico /Sergio Ferrari
4) Covid 19: ¿engendro natural o político? /Luis E. Sabini Fernández
5) Carta abierta a la militancia de izquierda: ¿nos ganaron? ¿cómo seguimos ahora? /Marcelo Colussi
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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1) CHILE: LA PRESIÓN POPULAR LOGRA UNA VICTORIA OPOSITORA EN EL PARLAMENTO

Carlos Iaquinandi Castro /Redacción de SERPAL /10.07.2020

«El sistema ha organizado un casino para que ganen siempre los mismos» José Luis Sampedro

El debilitado bloque oficialista chileno sufrió una significativa derrota en Diputados. Tras 10 horas de intenso debate, la votación de la propuesta opositora para que se autorice el retiro de hasta el 10 % de los fondos de los planes de pensiones privados (AFP), resultó aprobada superando la difícil barrera de los 3/5 votos de la Cámara. Eso fue posible porque varios diputados de la coalición de gobierno, apoyaron el proyecto opositor. Hubo 95 votos a favor, 25 en contra y 31 abstenciones.

El objetivo de permitir ese retiro a quien lo necesite es que sectores vulnerables y de clase media tengan recursos para afrontar la crisis social provocada por la pandemia. Durante todo el día, el gobierno de Piñera intentó asegurar el voto en contra de los diputados del bloque oficialista. Incluso en horas de la tarde la oposición denunció la presencia del Ministro de Hacienda Ignacio Briones en una reunión reservada con varios diputados oficialistas a los que intentaba convencer mientras el tema se debatía en el Parlamento.

Las AFP, un botín para los especuladores

Allí, en diputados, se cuestionó duramente a las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), que forman diversos grupos financieros privados. Un estudio de la Fundación Sol, revela que el Banco del Grupo Lusick es el que recibe la inversión más alta, con más de siete mil millones de dólares. Luego le siguen con cifras similares el Banco Santander, el Banco BCI del grupo Yarur, el Banco Itaú Corpbanca del grupo Saieh y el Scotiabank, entre otros. Las denuncias señalan la utilización especulativa de esos fondos que provienen de las aportaciones de los trabajadores chilenos. Uno de los autores del estudio, el investigador Recaredo Gálvez, explicó que los verdaderos beneficiarios de las AFP son quienes controlan el sistema, que obtuvieron en el 2019 un beneficio superior al ciento por ciento en relación con el año anterior. Afirma que ex dirigentes vinculados a gobiernos o partidos políticos ocupan un asiento en el directorio de una gran empresa y actúan como correa de transmisión directa entre la esfera política donde se toman las decisiones públicas y los círculos financieros especuladores.

Los que ganaron el debate no estaban en el Parlamento

Aunque ahora el proyecto debe ser tratado en particular, y pasar por el Senado, su aprobación inicial por ese margen de votos, deja muy debilitado al bloque oficialista. Los observadores apuntan que los verdaderos vencedores de este debate político no estaban en el Parlamento de Valparaíso, sino en la calle. La mayoría gubernamental no pudo soportar la presión popular. Las encuestas realizadas indicaban que un 86% de los chilenos rechaza las pensiones privadas y apoya la propuesta del retiro parcial. Con vistas a futuras elecciones y a la posible reforma constitucional, muchos diputados optaron por votar en forma personal y no siguió las indicaciones de su partido. En Chile es muy importante el comportamiento personal de los diputados, porque son elegidos por los ciudadanos de su distrito o departamento. Al menos 13 diputados oficialistas votaron a favor del proyecto opositor. De allí que la lectura política correcta es que la demoledora voluntad de la opinión mayoritaria de los ciudadanos fue la que logró este duro revés del gobierno y de los defensores de las pensiones privadas. La oposición tampoco tiene mayoría en el Senado, pero confía en que también puedan desertar algunos oficialistas.

No hay unidad ni proyecto claro en la izquierda parlamentaria

El déficit es que los partidos de izquierda no tienen una estrategia clara para apoyar la lucha social que vienen desarrollando fundamentalmente decenas de miles de jóvenes en calles y plazas desde hace meses y que se vió interrumpida por la pandemia y el estado de emergencia sanitaria. Diversos movimientos sociales, vecinales, sindicales, campesinos, estudiantiles e indígenas se han sumado a esos reclamos de cambios estructurales.

El gobierno primero desestimó e intentó minimizar las protestas, pero luego recurrió a la violencia provocando decenas de muertos y heridos en la represión de los manifestantes. Pero en los meses transcurridos, los distintos sectores políticos que integran esa franja opositora han tenido dudas en sus acciones y pronunciamientos y en muchos casos no ocultaron sus recelos sobre las manifestaciones en las calles. Desde la recuperación del funcionamiento parlamentario, han actuado con tibieza y lentitud en cuanto a desprenderse de leyes, normas y conductas represivas heredadas de la dictadura de Pinochet, entre ellos las AFP, el sistema previsional creado durante la dictadura, que primero fue optativo y luego obligatorio. En los últimos años, diversas organizaciones sociales y el movimiento «No + AFP» han reclamado el regreso al sistema estatal de previsión y denuncian que los fondos privados solo benefician a banqueros y especuladores que utilizan los fondos para incrementar sus fortunas.

La lucha sigue

Han sido los jóvenes de hoy, los que han comprendido la necesidad de un cambio estructural. Comprenden y rechazan que los supuestos avances económicos de los últimos años, han favorecido a minorías a costa de la pérdida de derechos y condiciones de las mayorías sociales. Pero ese reclamo social no es recogido como sería necesario por los partidos que integran la izquierda chilena. Esas actitudes y debilidades quedaron en evidencia en las discusiones sobre la Reforma de la Constitución heredada del pinochetismo. En definitiva, respaldaron el condicionamiento a la participación y validez del voto directo de los ciudadanos, potenciando la participación y representación de los parlamentarios.

La pandemia llegó en un momento oportuno para el gobierno que estaba desbordado por las protestas sociales. Pero cada vez les resulta más difícil contener los reclamos populares. Prueba de ello es que dentro de los partidos del gobierno se producen deserciones a la hora de votar. Eso es lo que permitió que la propuesta de la oposición pudiera superar los 93 votos necesarios para que resultara aprobado su proyecto. Una dura derrota para Piñera y su gobierno. Pero eso solo ha sido un paso. La lucha sigue.

Carlos Iaquinandi Castro /SERPAL /Servicio de Prensa Alternativa
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2258 / miércoles 15.07.2020
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2) URUGUAY: “CON LA IMPUNIDAD DE LA CLANDESTINIDAD Y EL AMPARO DEL APARATO ESTATAL”

Justicia procesa a Sofía por el caso Castagnetto y reafirma que el escuadrón de la muerte era dirigido por el gobierno.
Rechaza enjuiciarlo por homicidios de Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez.

Sudestada, 12/07/2020

La justicia penal reafirmó que durante el gobierno colorado de Jorge Pacheco Areco, se creó y financió un aparato represivo clandestino conocido como “escuadrón de la muerte” dirigido desde el Ministerio del Interior, que se encargó de secuestrar, torturar y asesinar a personas vinculadas a organizaciones de izquierda.

La jueza Ana Ruibal entendió que Sofía era uno de los integrantes de esa organización criminal, y específicamente responsable de la muerte del joven Héctor Castagnetto, secuestrado y desaparecido el 17 de agosto de 1971. Por ello, aplicando el Código Penal y no la Ley de delitos de lesa humanidad, procesó con prisión al indagado por asociación para delinquir y homicidio muy especialmente agravado.

La sentencia afirma que “luego de una intensa y compleja instrucción presumarial, pudo determinarse que, en nuestro país, a partir del año 1970, se constituyeron varias células parapoliciales o paramilitares que operaban en forma paralela al aparato estatal y sin ningún tipo de control jurisdiccional, pero con recursos humanos y materiales proporcionados por el Estado (Ministerio del Interior y especialmente, Dirección de Información e Inteligencia de dicha cartera), tales como, lugares de reunión, armas, explosivos, vehículos, capacitación…”

“Dichas células, que actuaban en forma clandestina pero amparadas por las autoridades de turno, tenían como finalidad la represión de organizaciones guerrilleras (tales como el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro – MNLT) y el emprendimiento de acciones ilícitas tales como vigilancias, secuestros, atentados, torturas y homicidios contra personas que integraban dichas organizaciones, familiares y abogados de presos políticos…”, explica el fallo.

Así, el grupo ilegal “fue conformado por personas que revestían en el Ministerio del Interior, todos reclutados por quien, en aquel entonces, se desempeñaba como fotógrafo de la policía, el Agente Nelson Bardecio, a quienes el mismo impartió parte de su entrenamiento, al tiempo que, haciendo uso de documentación falsa y con recursos económicos proporcionados por el Ministerio del Interior, viajaron a la República Argentina para recibir mayor capacitación en la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado), recibiendo, asimismo, un fuerte apoyo de servicios de inteligencia extranjeros”.

La sede recordó que “dicho grupo estaba integrado por los policías Alberto Sosa, Estanislao Lamensa, Hernán Silvera Techera, Nelson Benítez Saldivia y Oscar Rodao”.

“En el marco de dicha actividad, se conformó otro grupo de iguales características, bajo el mando del subsecretario del Ministerio del Interior Armando Acosta y Lara, para lo cual el coronel Walter Machado, el que desde el año 1970 se desempeñaba como ayudante militar en el Ministerio del Interior, conectó a Nelson Bardecio con Ángel Pedro Crosas Cuevas (de origen paraguayo) y con el indagado Miguel Antonio Sofía Abeleira, quienes conjuntamente con el oficial inspector Pedro Freitas y el inspector retirado Jorge Grau Saint Laurent, comenzaron a reunirse en dependencias del Ministerio del Interior, más precisamente en la Oficina de Estadística, Contralor y Difusión, cuyo director era el inspector Jorge Grau Saint Laurent”, asegura el fallo.

Posteriormente –indica la sentencia–, dicho grupo trasladó su lugar de reunión al “estudio fotográfico Sichel, regenteado por Bardecio y ubicado en la calle Br. España N° 2291, en donde quedó conformado el grupo conocido como ‘Escuadrón de la muerte’ o ‘Comando Caza Tupamaros’, encontrándose presentes en dicha instancia, además de Bardecio, Pedro Crosas Cuevas, el jefe del Departamento 5 de la Direccional Nacional de Información e Inteligencia Comisario Campos Hermida, el Jefe del Departamento 6 de dicha Dirección, José Pedro Macchi, Washington Grignoli y el indagado Miguel Antonio Sofía Abeleira”.

Caso Castagnetto

Héctor Castagnetto permanece desaparecido desde el 18 de agosto de 1971.

Para la sede penal “surge semiplenamente probado” en el expediente que, “tras la conformación de este último grupo, el día 17/08/1971 próximo a las 10 horas, resultó detenido el joven Héctor Castagnetto Da Rosa de 19 años de edad, en la zona de Avenida Italia y Propios, integrante de una organización desgajada del MLN, hermano de las integrantes de esta organización Blanca y Ana María Castagnetto. En dicha oportunidad, Castagnetto se dirigía al domicilio de un conocido en la zona de Malvín, a fin de entregarle unos discos musicales”.

La detención fue realizada “por el subcomisario Delega del Departamento 5 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia y otros funcionarios del Departamento 4 de esa repartición, los que se desplazaban en el vehículo del Jefe de éstos, Pablo Fontana. En las mencionadas circunstancias, el Inspector Pedro Freitas convocó a Nelson Bardecio a fin de que aportara el automóvil que normalmente conducía, perteneciente al Ministerio del Interior, tratándose de un Volkswagen escarabajo de color claro, con el objetivo de acudir en apoyo de aquel procedimiento”.

Posteriormente, “la primera dotación se reunió con Bardecio y Freitas frente al Hotel Carrasco e inmediatamente ambos grupos se dirigieron hacia un ‘rancho’ ubicado en la zona de El Pinar, finca que se hallaba abandonada y que había pertenecido años antes al MLN Tupamaros. En dicho lugar, procedieron a interrogar y torturar al joven Castagnetto Da Rosa”.

“En horas de la noche del mencionado día, Delega ordenó el traslado del detenido a una vivienda ubicada en la calle Araucana y la Rambla, residencia del paraguayo Ángel Pedro Crosas Cueva, en donde permanecieron toda la noche junto a Freitas, Delega y Bardecio. A la mañana siguiente, arribaron al lugar funcionarios policiales del Departamento 4 referido y el indagado Miguel Antonio Sofía, retirándose del sitio Bardecio y Delega, continuando con interrogatorios y torturas al joven detenido”, afirma la sentencia.

En la tarde del 18 de agosto, el subcomisario Delega “acudió al estudio fotográfico Sichel, solicitándole a Bardecio un contacto con alguien del puerto de Montevideo a fin de poder ingresar al mismo, lo que Bardesio concretó con el Capitán de Marina Jorge Nelson Nader Curbelo”.

Ya sobre “el final del día mencionado, el joven detenido fue sacado de la finca en la cual se hallaba y conducido en el vehículo de Crosas Cueva, ocupado por los funcionarios del Departamento 4 y por el indagado Miguel Sofía, a la calle Propios y Pasaje Hansen, en donde se encontraron con el Capitán Nader, hallándose presentes también Bardecio y Delega, los cuales se desplazaban en el vehículo Volkswagen citado”.

“Luego del encuentro con el Capitán de Marina Nader, los tres vehículos se dirigieron al puerto de Montevideo, donde luego de ingresar en el auto del Capitán Nader con Héctor Castagnetto en su interior, este fue arrojado al mar, sin haberse podido determinar hasta la fecha si el mismo se encontraba o no fallecido. Destacándose que su cuerpo jamás fue encontrado”, recuerda la jueza Ruibal.

La magistrada procesó a Sofía por homicidio muy especialmente agravado, en calidad de coautor al entender que “cooperó en la realización” del crimen “ya sea en la faz preparatoria como en la ejecutiva, con un acto sin el cual el delito no se hubiera podido cometer. En efecto, su intervención se extendió desde que Héctor Castagnetto estaba ya privado de su libertad hasta que fue llevado hacia el puerto de Montevideo y arrojado al mar, por lo que al respecto no caben otras consideraciones”.

También lo enjuició por asociación para delinquir: Ruibal sostuvo que de acuerdo a la investigación “efectivamente existió una organización para cometer ilícitos, en donde sus integrantes se encontraban asociados en base a un programa criminal determinado (combate y/o eliminación de células guerrilleras, particularmente el MLN Tupamaros), asumiendo los mismos distintos roles y funciones, provistos de recursos materiales para tal fin (armamento, vehículos y lugares de reunión) con las notas de continuidad y permanencia que el tipo penal exige (artículo 150 del Código Penal)”. Por esas razones “se atribuirá al indagado Sofía este reato”, afirmó.

La prueba

La magistrada entiende que el testimonio de Bardecio realizado en oportunidad de estar secuestrado por los tupamaros en 1972 es de “nulo valor probatorio”. Pero afirma que “el contenido de dichas declaraciones resultó confirmado” en el expediente judicial “no solo a través de investigaciones históricas y periodísticas desarrolladas por destacadas personalidades, sino también, a través del testimonio directo de quienes tuvieron contacto con Bardecio en oportunidad de dicho secuestro (el entonces diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, también secuestrado con la finalidad de que confirmara los dichos de Bardecio), así como, tras ser este liberado, ratificando el contenido de las actas ante Juan Raúl Ferreira y el diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, en oportunidad de reunirse con los dos mencionados en el Colegio Seminario (recinto en que se hallaban también otras autoridades nacionales)”.

En ese lugar –rememora Ruibal– Bardesio “manifestó su voluntad de ratificar allí mismo las actas de referencia” así como “les imploró protección a su vida, pues expresaba miedo hacia la policía (“no como institución sino a sectores que podían actuar dentro de la policía”), temiendo por su integridad física y su vida, solicitándoles, además, auxilio para ser entregado a autoridades diplomáticas”.

Rechazos: lesa humanidad y dos homicidios del escuadrón

La jueza no aplicó los fundamentos de las convenciones internacionales en materia de crímenes de lesa humanidad: de esta manera rechazó el pedido del fiscal Perciballe que pidió el procesamiento de Sofía por “desaparición forzada” de personas. Para la magistrada no es posible aplicar esta figura penal contenida en la ley 18.026 (Crímenes de lesa humanidad), vigente desde 2006, porque –según entiende–se violaría el principio de irretroactividad de la ley penal en tanto se están juzgando hechos anteriores a la entrada en vigor de la norma.

Con este razonamiento, Ruibal consideró que Sofía no es responsable de “desaparición forzada” sino de homicidio muy especialmente agravado: “En la presente causa existe un cúmulo de indicios concatenados cronológicamente y verificados entre el 17 y el 18/08/1971 (momento de detención y posterior desaparición de la víctima), los cuales son inequívocos y amalgaman la secuencia fáctica desde el momento en que la víctima fue detenida en la vía pública hasta el momento en que fue arrojado al mar y posteriormente dado por desaparecido, lo que conecta inequívocamente el punto de partida con la conclusión de que el mismo fue efectivamente víctima de homicidio por parte de los ejecutores”.

De la prueba recogida en la investigación “emerge semiplenamente verificado que la desaparición física del mencionado joven tuvo su causa en la muerte provocada a este por parte de sus captores (entre ellos, el indagado Miguel Antonio Sofía), quienes lo mantuvieron cautivo, interrogándolo y torturándolo, para luego arrojarlo al mar con intención de terminar con su vida, a fin de lograr la impunidad de los partícipes en tal crimen”, señala la sentencia. Y argumenta que “el hecho de no haber podido ubicar el cuerpo del joven Castagnetto no inválida la presente conclusión, puesto que, de la secuencia fáctica relatada, surge razonablemente y certeramente que el mismo ha muerto como consecuencia del accionar del indagado y de sus ‘colegas’, por lo que está legalmente constada la existencia del delito”.

Ruibal subraya que Castagnetto “se encuentra desaparecido desde la fecha de su ilegítima privación de libertad, es decir, hace más de 48 años sin haberse obtenido ningún tipo de noticia sobre el mismo y coincidiendo el lamentable periplo que este padeció con otras conductas reiteradas en la época, de torturar jóvenes vinculados con el MLN Tupamaros a fin de recabar información, a quienes posteriormente daban muerte con la impunidad que les proporcionaba la clandestinidad con la que operaban y el amparo del aparato estatal”.

Por otra parte, la magistrada tampoco acepta que se trate de un crimen de lesa humanidad y por tanto imprescriptible, sino que realiza un conteo del plazo de prescripción del delito, sin considerar el periodo de la dictadura ni los años en que estuvo vigente la ley de caducidad, lo que deja el fallo dentro del plazo legal para juzgar delitos comunes, de acuerdo a lo que establece el Código del Proceso Penal.

Ruibal rechazó también el pedido de procesamiento de Sofía por los asesinatos de Manuel Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez: “entiende esta decisora que, el solo hecho de que se haya determinado la vinculación del indagado Miguel Sofía con una de las células paraestatales referidas y la sola circunstancia de que el grupo ‘Comando Caza Tupamaros’ se haya auto atribuido los asesinatos de los mencionados, no constituye prueba suficiente de la intervención del mismo en dichos reatos”. Para la jueza “no surge” del expediente “prueba que avale, por lo menos en esta etapa procesal, el enjuiciamiento del indagado Sofía por tales ilícitos”.

Sudestada, periodismo y transparencia
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2258 / miércoles 15.07.2020
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3) LA MISERIA ES INHERENTE AL ACTUAL SISTEMA HEGEMÓNICO

Erradicar la pobreza, de sueño a pesadilla
La evasión fiscal debilita y empobrece a los Estados

Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza

El objetivo planetario de erradicar la pobreza en el 2030 se diluye entre los zarpazos de la pandemia que arrastrará a 250 millones de personas al borde de la inanición. Sin embargo, las causas del incumplimiento de esta meta esencial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no se limitan al impacto sanitario del COVID-19. Sino que hay que buscarlas en mecanismos internos propios de un sistema oxidado por la desigualdad.

Constatación que no surge -en este caso- de la crítica alter mundialista. Sino que condensa las conclusiones centrales de un nuevo informe de Naciones Unidas que acaba de ser presentado la primera semana de julio en Ginebra por el experto belga Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos. “El pésimo historial de la comunidad internacional en lo que respecta a la lucha contra la pobreza, la desigualdad y el desprecio por la vida humana precede en gran medida a esta pandemia”, enfatiza el experto (Versión preliminar en inglés bajo la denominación A/HRC/44/40 Advanced Unedited Version).

El documento anticipa que la misma arrastrará a 176 millones de personas más a la extrema pobreza, agravando la situación, ya dramática, de personas de muy bajos ingresos, entre las que se encuentran, fundamentalmente, mujeres, trabajadora-es migrantes y refugiada-os o demandantes de asilo.

Estadísticas “manipuladas”

«Muchos líderes mundiales, economistas y expertos han promovido con entusiasmo un mensaje de autocomplacencia, proclamando que el progreso contra la pobreza es uno de los mayores logros humanos de nuestro tiempo», dice el documento de las Naciones Unidas. Sin embargo, «la realidad es que miles de millones de personas se enfrentan a pocas oportunidades, innumerables indignidades, hambre innecesaria y muerte evitable, y no disfrutan de sus derechos humanos básicos».

«En demasiados casos, los beneficios prometidos del crecimiento no se materializan o no se comparten», enfatiza. Y desnuda el mecanismo de polarización social planetario: «la economía mundial se ha duplicado desde el final de la Guerra Fría, y sin embargo la mitad del mundo vive con menos de 5,50 dólares al día, principalmente porque los beneficios del crecimiento han ido en gran medida a los más ricos».

Según estadísticas oficiales de organismos internacionales, entre 1990 y 2015 se habría logrado reducir el nombre de personas pobres de 1.900 millones a 736 millones. Sin embargo, según el informe de la ONU, esa cifra se basa en una medición “insatisfactoria” de la pobreza aplicada por el Banco Mundial, que fija el piso de la misma en 1,90 dólares diarios. Si la barra de análisis se estableciera en 2,50 dólares diarios, en los últimos 25 años casi no se percibieron mejorías. Incluso, se comprobaría un empeoramiento de la situación de al menos 140 millones de personas que viven, especialmente, en África subsahariana y el Medio Oriente.

El documento – por el momento solo en una versión preliminar en inglés- fue elaborado por el profesor australiano Philip Alston, quien hasta abril de este año fue el Relator de la ONU en esta temática y quien sintetiza su contenido de 20 páginas en tres conclusiones principales.

Hay que parar con la apuesta al crecimiento económico como medio para reducir la pobreza y centrarse, sobre todo, en la reducción de la desigualdad y la redistribución de las riquezas. En segundo lugar, la filantropía no puede reemplazar el rol esencial de protección que deben jugar los gobiernos. Adicionalmente, propone implementar una más efectiva justicia fiscal, profundizar la democracia y adoptar una gobernabilidad participativa.

La diabólica evasión fiscal

Casi en paralelo a la presentación en el 44 período del Consejo de Derechos Humanos del informe de Philip Alston, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) se pronunció sobre uno de los temas centrales del informe sobre la pobreza.

“La evasión fiscal en América Latina es un obstáculo para la recuperación de la crisis del coronavirus”, subraya el organismo al presentar el 6 de julio su Panorama Fiscal (www.cepal.org/es/publicaciones/45730-panorama-fiscal-america-latina-caribe-2020-la-politica-fiscal-la-crisis-derivada).

Recaudar más fondos con los que mitigar el impacto económico y social creado por el COVID-19 -en lugar de un mayor endeudamiento- es la fórmula que recetan los expertos económicos de la ONU para América Latina y el Caribe. Región donde solo en 2018, el incumplimiento tributario –denominando como evasión fiscal- representó 325.000 millones de dólares, monto equivalente al 6,1% del Producto Interior Bruto de la región.

La evasión del impuesto sobre la renta corporativa, es decir la que deberían pagar las grandes empresas, en la región latinoamericana es especialmente aguda, subraya la CEPAL. Quien llega a la conclusión que los sistemas tributarios que tienen un impacto significativo en el PIB, en algunos casos de más del 5%, en algunos países, debido a la evasión, generan menos de la mitad de lo que deberían recaudar.

Esa evasión fiscal empresarial constituye una “de las principales barreras” para una mayor movilización de recursos internos en la región. Una parte significativa de los recursos destinados por los Estados en la situación de la emergencia pandémica podrían ser cubiertos por el correcto pago de los impuestos empresariales. Evitando así un incremento del endeudamiento interno.

La justicia fiscal

“La pobreza no es sólo una cuestión de bajos ingresos», afirmó Olivier De Schutter en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra el martes 7 de julio. «Es una cuestión de desempoderamiento, de abuso institucional y social, y de discriminación. Es el precio que pagamos por las sociedades que excluyen a las personas cuyas contribuciones no son reconocidas. Erradicar la pobreza significa construir sociedades inclusivas que pasen de un enfoque caritativo a un enfoque de empoderamiento basado en los derechos». Y llamó a conformar un Fondo de Protección Social para ayudar que los países puedan asegurar garantías básicas de seguridad social a los sectores más empobrecidos de su población.

El mundo necesita nuevas estrategias, una auténtica movilización, potenciación y responsabilidad «para evitar el sonambulismo hacia el fracaso asegurado mientras se producen interminables informes insípidos», subraya el informe del Relator Especial de la ONU sobre extrema pobreza y derechos humanos.

La justicia fiscal es clave para garantizar que los gobiernos dispongan del dinero necesario para la protección social: en 2015, las multinacionales trasladaron aproximadamente el 40 % de sus beneficios a paraísos fiscales, mientras que los tipos del impuesto de sociedades a nivel mundial han caído de una media del 40,38 por ciento en 1980 al 24,18 % en 2019.

La pandemia, subraya por su parte el Panorama Fiscal de la CEPAL, ha expuesto las deficiencias en los sistemas de protección social, tanto en el mercado laboral como en los sistemas de seguridad social y en la limitada provisión crucial de bienes y servicios públicos de alta calidad.

Por lo tanto, “América Latina debe acelerar hacia Estados de bienestar social que garanticen mejores condiciones de vida para todos y provean de fundamentos sólidos para el desarrollo sostenible mediante la reducción de la desigualdad…” enfatiza.

Sergio Ferrari, Ginebra, Suiza
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2258 / miércoles 15.07.2020
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4) COVID 19: ¿ENGENDRO NATURAL O POLÍTICO?

Luis E. Sabini Fernández
revistafuturos.noblogs.org/

La búsqueda de factores políticos como desencadenantes de la llamada pandemia del covid 19 parece haberse agotado a la luz de la expansión del covid 19 en los más diversos países con gobiernos tan disímiles entre sí.

Y con ello retoma fuerza la Navaja de Occam, aquel razonamiento, longevo, basado en buscar la simplificación de causas o factores que expliquen un fenómeno dado.
En primer lugar, ninguna teoría conspirativa logra dar cuenta del asentamiento de la plaga en prácticamente todas las sociedades del planeta. Por cierto, sigue habiendo un abismo en cómo puede golpear la epidemia en sociedades con necesidades cubiertas y buena asistencia médica, y en sociedades diezmadas por el saqueo planetario.

En todo caso, para mantener la explicación conspirativa habría que complementarla con el juego del aprendiz de brujo, porque se han desencadenado daños en una forma que escapa a cualquier plan inicial. Y esto se nota, particularmente, en los despliegues conspiranoicos que persisten en interpretaciones cada vez más circulares, alimentándose a sí mismos, con prescindencia creciente del estado de situación general, de la realidad, en suma.

La mera existencia de proyectos de biología sintética en vías de realización explica ya que no legitima todo sesgo conspirativo. Las declaraciones ingenuas de los técnicos de la ingeniería genética en el cambio de siglo, asegurándonos que ‘no nos vamos a conformar con andar cortando y pegando genes; con esta técnica en nuestro poder, podremos finamente construir seres, quimeras [sic] especies perfectamente elegidos por nosotros’. (1)

‘El desarrollo de los acontecimientos’, como el que acabo de reseñar me lleva a pensar que el error humano, la ignorancia y otras cualidades no muy edificantes que caracterizan a los humanos, han ido tomando el rol protagónico.

Pero aun desbrozando así el panorama, y desechando buena parte de nuestra hipótesis primera (2) quedan varios huesos por desollar. Sigue en pie el curioso periplo de la plaga: primero en China, en una ciudad epicentro de investigaciones de ingeniería genética, luego en Irán y en tercer término el norte italiano. Lo que no sabemos es si ésa fue trayectoria del vector patógeno o si apenas fue la que llegó a los medios de incomunicación de masas (salteando puntos geográficos tratables como irrelevantes).

Si buscamos los rasgos dominantes de esta situación que atraviesa cada vez más a todo el planeta, tenemos que examinar la calidad informativa; el peculiar alcance, sin precedentes, de las medidas y el examen de la posible relación de este acontecimiento con la política en general (o viceversa).

Pero antes de hincar el diente a tales asuntos, entiendo merece una consideración la comprensible reacción anticonspiranoica que encarnan referentes intelectuales y mediáticos, empeñados en eludir toda irracionalidad.

Veamos en primer lugar, la nota de Fred Fuentes como base de análisis por la claridad de sus presupuestos: “Comprender la pandemia de teorías de la conspiración”. (3)
Queriendo evitar, comprensiblemente esta nueva, insidiosa pandemia, F. F. nos sitúa en un campo político sin mácula, sin secretos, sin conjuraciones, que hará la delicia de la derecha democrática, pero que intuyo es tan ajeno de realidad como algunas interpretaciones conspiranoicas.

Nos dice F. F.: “importantes minorías creen en teorías como la de que los atentados terroristas del 11 de septiembre fueron un «trabajo interno»” F.F., por lo tanto, da por hecho que lo de las torres gemelas de 2001 fue un trabajo de Atta (afortunadamente identificado porque su pasaporte estaba entre los escombros), o de Bin Laden (¿justicieramente ejecutado por EE.UU. o acallado mediante ejecución mafiosa?).

Me temo que si F. F. ve el mundo así, con Attas y Osamas protagonistas, podrá ver y percibir la legalidad imperante, pero no la realidad tal cual es.

Una mirada que procura no ser cándida no puede dejar de preguntarse el porqué de las 12 o 15 horas de espectáculo continuo con las torres incendiándose y los aviones estrellándose. Si se monta un espectáculo es tarea mínima reconocer la tramoya, y a los tramoyistas. Observar, por ejemplo, la hora de los atentados, con las instalaciones todavía casi vacías, salvo personal de guardia y de servicios. ¿O es que los sucesivos gobiernos de EE.UU. no han llevado nunca a cabo atentados de falsa bandera? (Como el del Maine, p. ej.).

Lindando con la falsa bandera: hay muchos elementos que abonan que el ataque japonés a Pearl Harbor fue real, pero perteneciendo al viejo capítulo de las celadas, tan habituales en las artes militares, en este caso la adecuada razón que los dirigentes estadounidenses estaban esperando para vencer todo escrúpulo abstencionista.

Análogamente, hay que explicar el “pensamiento” de los titulares de “The Project for the New American Century” redactado por la crema de la intelectualidad estadounidense ligada a su poder político (una veintena de intelectuales, entre ellos los Kagan (Donald, Fred y Robert), Paul Wolfwotiz, William Kristol, Thomas Donelly, denominados a menudo “neoconservadores”), que en setiembre 2000, doce meses precisamente antes de lo acontecido con las Torres Gemelas, escribieran y firmaran el documento “Rebuilding America’s Defenses”, donde enfatizan la necesidad de volver a tener una disposición militar, armada, plena, que los últimos tiempos habrían ablandado o aquietado.

Los firmantes observan ese distanciamiento del estado actual de las fuerzas armadas respecto de un óptimo perdido, y que “el proceso de transformación, aunque venga a través de un cambio revolucionario, va a ser probablemente largo, salvo (que sobrevenga) un acontecimiento catastrófico y catalizador como un nuevo Pearl Harbor. La política interna y la orientación industrial tomarán el ritmo y el contenido transformador tanto como los requerimientos que surjan de las misiones en curso.” (6)
Para recuperar la mejor y mayor preparación para la guerra.

Pero hay muchos otros ejemplos de inducir la guerra presentándose como víctimas: ¿cuál es el papel de los mistarviim en las artes marciales israelíes? Se trata de militares severamente entrenados por el ejército israelí para camuflarse dentro de la sociedad palestina; la lengua, la usanza, la vestimenta y poder actuar así, tranquilamente, entre palestinos. Sin despertar recelo: llevar una camioneta averiada a un taller de reparación, conversar con el mecánico de la nana del vehículo, concertar trabajo y plazo y retirarse amablemente. Veinte minutos después, la camioneta, el taller, sus trabajadores, casas cercanas, volarán por los aires despedazados por los explosivos dejados en la camioneta.
La interpretación de F. F. nos lleva a un mundo feérico, de poderes cristalinos, que, entiendo, nos aleja tanto de la realidad como las obstinaciones conspiranoicas.

Pero como lo conspiranoico parece haber entrado en crisis, luego de un auge probablemente sin precedentes en los últimos años, bueno es examinar algún otro análisis de lo que se ha ido produciendo y expandiendo en la ola de chequeado de noticias falsas, desmantelamiento de la avalancha de desembarcos de alienígenas, destripamiento de claves reveladoras del tipo más diverso; esotéricas, religiosas, medicinales…

Un artículo de Kathryn Joyce (7) acerca de “cómo el filántropo multimillonario Gates desplazó a (George) Soros como el cuco mayor (“El hombre de la bolsa”) de la derecha política” desmonta una serie de acusaciones sobre Bill Gates, contextualizando algunas de sus frases que fueron presentadas literalmente pero sin dar los fundamentos presentados por Gates, con lo cual tales dichos se convirtieron mediáticamente en “la prueba documental” de su monstruosidad genocida.

Joyce desmonta así diversas acusaciones contra Gates y la filantropía, pero tiene a la vez la lucidez de advertir los vericuetos por los cuales esas acusaciones toman tanto vuelo.

Nos recuerda las veces en que, efectivamente , los saberes médicos fueron usados para menoscabo de “los nadies”; frenar los nacimientos mediante la esterilización de mujeres, generalmente pobres, indias, negras, que ignoran el tratamiento a que han sido sometidas (generalmente so pretexto de asistencia y control ginecológico). Ejemplos son los que sobran, aunque Joyce apenas dé lo acontecido en Puerto Rico que a lo largo de la primera mitad del siglo XX las autoridades de la ocupación esterilizaran alrededor de un tercio de las madres portorriqueñas. Tenemos que agregar que la misma política fue usada desde su ocupación con el archipiélago de las Hawai: al desembarcar los estadounidenses estimaron su población en un millón de nativos; hacia el 2000, el archipiélago consta de dos millones de habitantes; un millón de norteamericanos y un millón de nativos. “Maravillosamente”, la población local se ha mantenido en el mismo número.

Las autoridades “sanitarias” estadounidenses llevaron adelante campañas de esterilización de población nativoamericana en Bolivia, por ejemplo, política con un fuerte perfil racista, como el que tuvo lugar cuando Israel procede a la recepción de judíos africanos, negros −los falashas etíopes−, y años, después surgirá la pregunta de muchas mujeres de ese origen de porqué tan, pero tan pocos nacimientos. Una vez más, bajo la excusa de controles sanitarios y asistencia, se practicaron esterilizaciones masivas sin dar cuenta de ellas… (8). Un brutal ejemplo que ‘el racismo es más fuerte’ que los vínculos religiosos…

Nuestra autora recuerda incluso otros penosos episodios que dan pie a la enorme desconfianza hacia las verdades médicas oficiales: el experimento fríamente llevado a cabo de 1932 a 1972 (repárese en las fechas: desde poco antes de los experimentos de mejora racial de los nazis a mediados de los ’30 y prolongándose más allá de vencida la segregación escolar en EE.UU. a mediados de los ’60) en Tuskegee, Alabama, EE.UU. con población negra contagiada con sífilis y seudotratada para examinar las fases de la enfermedad sin uso de medicamentos.

Podríamos agregar muchos más ejemplos para entender las razones de la resistencia a las ayudas reales o ficticias que ofrece el mundo desarrollado a “los nadies”. Como único ejemplo, recordemos “el razonamiento” de Larry Summers sobre la justeza moral de volcar los desechos contaminantes en el Tercer Mundo. (9)

En resumen, Joyce desmonta las acusaciones puntuales, apuradas, con datos mal comprendidos sobre la política de Bill Gates, por ejemplo, pero a la vez advierte el sentido general, estructural, de tales impugnaciones desde los habitantes ajenos a los circuitos del poder que han sido demasiado a menudo maltratados, discriminados, usados, engañados.

Que es lo que ha dado lugar a tanta suspicacia y desconfianza. El error, empero, es formular tales rechazos sobre la base de acusaciones simplificadas, falsas.

Pero que las redes que controlan las fake news se alegren con “pescar” tales mentiras es magro consuelo cuando toda una historia de relaciones asimétricas pone casi siempre en el mismo lugar a los explotadores y aprovechadores de un lado y a los expropiados, contaminados, intoxicados y malgastados del otro.

Volviendo a la pandemia que al menos nos gobierna desde los dispositivos gubernamentales. Hay muchos puntos inexplicados. Y por razones análogas a las que hemos estado examinando, hay razones para la desconfianza.

¿Por qué la información ha resultado tan mala, grosera, espectacular?

Como si las únicas muertes de la humanidad fueran a causa de “la pandemia”.

Hasta ahora, la historia de la humanidad ha empleado muchas veces cuarentenas. Pero ésta es la primera vez que no se la aplica a enfermos o población pasible de estar enferma, sino a toda la población. De cada país, en casi todo el planeta (con muy pocas excepciones, como Suecia, Bielorrusia y con muy pocos casos, por ejemplo, Uruguay).
Estos rasgos que acabamos de señalar, nos hace pensar que existe, ha existido una política. No por cierto la torpe y de contragolpe de Donald Trump o la de Boris Johnson.

Pero sí sabemos que existen intensas investigaciones en algo tan temible como la biología sintética; un paso de siete leguas a partir de la ingeniería genética. Por ejemplo, en noviembre de 2015 la RAI emitió un reportaje televisivo, “TG3 Leonardo”, dando cuenta de dicha investigación, precisamente en laboratorios de máximo nivel en Wuhan. El periodista aclaraba entonces que tales descubrimientos solo se estaban “utilizando como objeto de estudio en los laboratorios a puerta cerrada» aunque cuestionaba, con buen tino, el peligro de la investigación: «¿Vale la pena correr el riesgo, creando una amenaza tan grande, solo para poder examinarlo?» (10)

También sabemos que existe una fuerte relación entre la OMS y algunos grandes laboratorios de alcance mundial. Y que, por ejemplo Bill Gates contribuye al presupuesto de la OMS mucho más que la mayoría de los estados (y ya sabemos, o deberíamos saber, que la mayor contribución es también la mayor influencia…)

Y viviendo como vive hoy la humanidad un fuerte proceso de derechización política, es decir la búsqueda de comportamientos rígidos, autoritarios, nos preguntamos si las disposiciones ante la declarada pandemia no son sino una política para lograr “una nueva normalidad”.

Todo más bajo control; terminar con ese caldo de actividades mentales ingobernables en que había devenido la internet, que tanto preocupaba a un referente del poder mundializado, Zbigniew Brzezinski.

Registramos que se ha desencadenado una política de bloqueo de mensajes, que empieza, como siempre, sensatamente, desautorizando los más penosos mensajes para alienígenas, pero deslizándose insensiblemente al control del pensamiento y la palabra.

La política ante la pandemia ha seguido, como no podía dejar de pasar, los lineamientos que los poderes centrales −la globocolonización, como con acierto la bautizara Frei Betto− han ido pautando para el globo en que vivimos.

Si la globocolonización ha profundizado la agroindustria con su consiguiente contaminación; la ingeniería genética, rebautizada de modo más eufónico como biotecnología se desarrolla viento en popa para mejor adueñarse de las dimensiones biológicas del mundo; la tecnologización ha servilizado a la ciencia; la financierización ha hecho lo mismo con la economía, para mejor controlar los resortes del poder en la alimentación, en los recursos energéticos, convirtiendo a los bancos en los santuarios de este nuevo culto, si la comunicación, la intercomunicación está sagazmente bajo la influencia de una creciente masa informacional de la cual cada vez cuesta más calibrar, ponderar, enjuiciar; si el miedo y su manejo resulta decisivo construyendo nuestras conductas, ¿por qué la aparición de un patógeno que en los contados casos en que se ha dimensionado no parece ser más mortal que algunas otras gripes (y si lo fuera, no se ha suministrado la correcta información comparativa para evaluarlo), por qué ese virus iba a escapar a aquella línea general de nuestro presente?

El afán del serenísimo Fuentes de presentar un mundo-todo-legal, todo-a-la-vista es, en rigor otra falsedad. Y por ello no nos ayuda a comprender la realidad ni a combatir las múltiples, polifacéticas injusticias.

Y el de Joyce desnudando las bases falsas de lo conspiranoico, al mismo tiempo nos recuerda que el mundo-tal-cual-es, con conspiraciones o sin ellas, regido por los grandes consorcios y fuerzas imperiales no es menos sórdido.

Queda en pie la conciencia crítica irreductible.

Notas:
(1) Esteban Hopp, investigador de Monsanto, en foros temáticos durante la implantación de soja transgénica en Argentina, años 1998 o 1999. A la soberbia del planteo, hay que agregarle la actitud de autocomplacencia que campeaba en sus palabras…
(2) Véanse “COVID-19: miedo, calidad de vida, pánico, profilaxis… extraño bamboleo”, 30 mar 2020, y “Conspira-virus, una vuelta de tuerca para restaurar la fe en la ciencia”, 4 jun 2020, ensayando un desmarque ante el cientificismo para evitar la disyuntiva conspiracionismo vs. cientificismo.
(3) Publicado originalmente en Green Left, traducido por www.rebelion.org, 7 jul 2020.
(4) Subtítulo del paper citado: “Strategy, Forces and Resources For a New Century”.
(5) “The Long, Strange History of Bill Gates Population Control Conspiracy Theories”, www.typeinvestigations.org, 12 mayo 2020, EE.UU.
(6) Subtítulo del paper citado: “Strategy, Forces and Resources For a New Century”.
(7) “The Long, Strange History of Bill Gates Population Control Conspiracy Theories”, www.typeinvestigations.org, 12 mayo 2020, EE.UU.
(8) Esa política alcanzó incluso al Uruguay, un país muy alejado de toda “explosión demográfica”, dentro de los planes estratégicos madeinUSA para el control de la natalidad.
(9) Siguiendo la máxima utilitarista que el bien es siempre el bien para el mayor número, Summers explicaba que la basura contaminante tarda décadas en generar cánceres. Que asolarán a la población mayor en contacto con ella. Pero dado que la población de la periferia planetaria llega a vieja mucho menos que la de los países “avanzados” (porque mueren mucho más “en el camino”), depositar allí en “esos” países desechos contaminantes terminarán afectando mucho menos población; irán contrayendo cánceres pocos, que lleguen a ancianos… tanta seudoexactitud aritmética resulta hasta difícil de formular, tal es su degradación ética… Memorando del Banco Mundial para la «Cumbre de la Tierra Eco 92», Río de Janeiro, 1992.
(10) www.redaccionmedica.com/virico/noticias/coronavirus-el-origen-del-covid-19-esta-en-un-laboratorio-chino-en-2015.

Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2258 / miércoles 15.07.2020
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5) CARTA ABIERTA A LA MILITANCIA DE IZQUIERDA: ¿NOS GANARON? ¿CÓMO SEGUIMOS AHORA?

Marcelo Colussi * / Alai, 09/07/2020

“Los pueblos consiguen derechos cuando van por más, no cuando se adaptan a lo «posible»”. Sergio Zeta

Del Manifiesto Comunista a la Caída del Muro de Berlín

Esta Carta abierta en modo alguno pretende ser derrotista, pesimista, un llamado a bajar los brazos. En todo caso, siguiendo a Pablo Neruda (“Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”), o a Xavier Gorostiaga (“Quienes seguimos teniendo esperanza, no somos estúpidos”), es un intento de reflexión, sereno y objetivo, sobre cómo están las cosas, cómo queda el mundo luego de la pandemia, y qué posibilidades reales se ven para la revolución socialista. En ese sentido, podríamos seguir mejor a Antonio Gramsci cuando plantea “actuar con el optimismo del corazón y el pesimismo de la razón”.

Rápidamente debe indicarse que no nos damos por vencidos en nuestra esperanza de un mundo distinto, libre de opresiones, con mayores cuotas de justicia para todas y todos. Sabemos, pues la experiencia histórica y el estudio sopesado de las ciencias sociales lo indican, que no hay paraíso esperándonos en ningún lado. La historia no ha terminado, y mientras haya seres humanos, habrá historia. Es decir: conflictos, desavenencias, choque de contrarios. Pero eso, de ningún modo, justifica el actual sistema de inequidad en que vivimos: el capitalismo, donde sobra comida para nutrir perfectamente a toda la Humanidad, pero por mezquinos intereses lucrativos el hambre permanece como uno de los peores flagelos.

Definitivamente, el sistema económico-político-social que representa el primado del capital sobre los trabajadores (cualesquiera sean estos: proletariado industrial urbano, amas de casa, obreros rurales, personal técnico-profesional de capas medias, asalariados en el ámbito de los servicios, incluso sub-ocupados y abiertamente desocupados, y ¿por qué no?, trabajadoras sexuales), sistema que hoy está absolutamente globalizado, es una formación histórica determinada, con un origen (el Renacimiento europeo podría establecerse) y, sin dudas, un final. Ahí empieza a platearse el problema: ¿cuándo es ese fin? Y más aún: ¿cómo es el mismo?, ¿qué habría que hacer para que se consustancie?

Según lo planteado por quienes más exhaustivamente estudiaron estos temas: Carlos Marx y Federico Engels durante la segunda mitad del siglo XIX, el crecimiento y organización de la clase obrera industrial sería el camino para la transformación revolucionaria de la sociedad, el día en que se hiciera del poder e iniciara la construcción del socialismo expropiando los medios de producción a la actual clase burguesa dominante. Hacia el final de sus días, Marx reconsideró eso, poniendo especial interés en el movimiento campesino ruso (para eso se puso a estudiar ese idioma), encontrando ahí un posible fermento de cambio. Lo cierto es que las revoluciones socialistas habidas durante el siglo XX (Rusia, China, Cuba, Vietnam, Nicaragua) se dieron en países con escaso desarrollo industrial, donde primaba el atraso económico con amplios sectores campesinos, en muchos casos en situaciones paupérrimas. Ello invita a pensar en cuál es hoy realmente, con la recomposición del capitalismo planetario, el sujeto revolucionario, la verdadera chispa del cambio. Valen aquí palabras de Fidel Castro: “¿Puede sostenerse, hoy por hoy, la existencia de una clase obrera en ascenso, sobre la que caería la hermosa tarea de hacer parir una nueva sociedad? ¿No alcanzan los datos económicos para comprender que esta clase obrera -en el sentido marxista del término- tiende a desaparecer, para ceder su sitio a otro sector social? ¿No será ese innumerable conjunto de marginados y desempleados cada vez más lejos del circuito económico, hundiéndose cada día más en la miseria, el llamado a convertirse en la nueva clase revolucionaria?”.

Lo cierto es que el sistema capitalista, luego de varias décadas de ascenso de luchas populares durante el pasado siglo y una última revolución socialista triunfante en 1979 (Nicaragua), logró un cambio de estrategia fenomenal: después de algunas décadas de una política capitalista con un Estado benefactor (capitalismo con rostro humano, fundamentalmente en algunos países centrales), endureció tremendamente su nivel de explotación, apareciendo lo que se conoció como neoliberalismo. Eso fue, en realidad: una mayor, monumental concentración de la riqueza social en cada vez menos manos, y un control omnímodo de la gran masa trabajadora y popular a partir de la tremenda precarización de las condiciones laborales. Coincide la instauración global de ese capitalismo salvajemente antipopular con la desintegración del campo socialista este-europeo y el paso de la República Popular China a mecanismos de mercado.

Ante esos acontecimientos, al perderse un referente de importancia como era el primer Estado obrero y campesino, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y al caer el Muro de Berlín -emblemática caída que la derecha supo capitalizar muy bien en términos propagandísticos-, la izquierda mundial quedó bastante huérfana, golpeada. Sin temor a equivocarnos podríamos decir que entró en shock, del que todavía no terminó de salir.

Sobre llovido, mojado: pandemia de coronavirus

Luego de la implementación de esas políticas neoliberales, intentos de recomposición de las fuerzas de izquierda ha habido, y sigue habiendo, muchas sin dudas. Está claro que englobamos aquí en “izquierda” muy diversos planteamientos antisistémicos, que van desde fuerzas partidarias tradicionales a movimientos armados, de acciones en el marco de la legalidad burguesa hasta organizaciones populares varias (sindicatos, asociaciones, cooperativas, algunas ONG’s, grupos estudiantiles, etc.) Lo cierto es que, en ninguna de estas fuerzas se encuentra exactamente el rumbo. ¿Es “culpa” de la izquierda? Quedarse con ese expediente es demasiado sencillo; de hecho, mucha gente que estuvo en fuerzas anticapitalistas buscando transformaciones, ahora, desde fuera, suele decir, no sin altanería y suficiencia, que “la izquierda está perdida”. ¿Estamos perdidos? En todo caso, esto llevaría a revisar los postulados fundamentales del materialismo histórico, no partiendo de la base que están “superados”, sino para encontrar su mejor adecuación al momento actual. El materialismo histórico sigue vigente porque lo que lo hizo surgir (la explotación de clase) sigue absolutamente vigente.

Por supuesto, quedan preguntas muy importantes por responder: ¿por qué, luego de los primeros balbuceos, las experiencias socialistas pareciera que involucionaron? ¿Cómo explicar ese fenómeno que se ha repetido varias veces? ¿Estaban equivocados Marx y Engels? Las cosas, evidentemente, son más complejas de lo que los clásicos imaginaron. Definitivamente, por tanto, esos debates son impostergables. Lo cierto es que, desde la instauración de las políticas neoliberales en la década de los 70 del pasado siglo, el campo popular ha venido siendo golpeado sin clemencia, y ninguna organización de izquierda puede levantar hoy propuestas sólidas, que hagan real mella en el sistema capitalista mundial. La máxima de Margaret Thatcher “no hay alternativa” pareciera imponerse sin miramientos.

Sumado a ese estado de precarización, ahora aparece la pandemia de coronavirus. Está todavía muy confuso el panorama, y nadie sabe a ciencia cierta (o no lo dice al menos) cómo surgió este agente patógeno; las primeras hipótesis quedaron silenciadas: ¿arma bacteriológica, mutación natural? Lo cierto es que la enfermedad existe, y si bien no es tan altamente mortífera (con una letalidad no superior al 4%), ha venido a recomponer la fisonomía del mundo. Dado su algo grado de contagio, las medidas implementadas por todos los gobiernos del planeta consistieron, básicamente, en confinamientos. Seguramente, en términos epidemiológicos, estas medidas son necesarias. La cuestión es que los poderes las están aprovechando de un modo que nos deja sin iniciativa.

Es ahí donde se abren interrogantes, y donde el campo amplio de la izquierda debe moverse con celeridad, con contundencia. Todo lo cual, pareciera, se nos ha ido arrebatando, haciéndosenos perder la iniciativa. La izquierda, cada vez más, termina siendo reactiva, sin un proyecto definido y realizable, como sí parecía haber a principios y hasta mediados del siglo XX, o hasta la última revolución en 1979.

Hoy la enfermedad COVID-19 existe, y los muertos ahí están. Eso no está en discusión. Pero junto a ello, también existe una crisis sistémica fenomenal, cosa que no se dice en absoluto en el extendido discurso mediático comercial, el cual, básicamente, fomenta el pánico. De lo único que se habla es de la pandemia de un modo que crea zozobra, angustia. ¿Y la situación económico-política del mundo? ¿Acaso el capitalismo se arruinó por el coronavirus? “Aunque haya una relación innegable entre los dos fenómenos (la crisis bursátil y la pandemia del coronavirus), eso no significa que no es necesario denunciar las explicaciones simplistas y manipuladoras que declaran que la causa es el coronavirus. (…) No solo la crisis financiera estaba latente desde hacía varios años y la prosecución del aumento de precio de los activos financieros constituían un indicador muy claro, sino que, además, una crisis del sector de la producción había comenzado mucho antes de la difusión del COVID, en diciembre de 2019. Antes del cierre de fábricas en China, en enero de 2020 y antes de la crisis bursátil de fines de febrero de 2020. Vimos durante el año 2019 el comienzo de una crisis de superproducción de mercaderías, sobre todo en el sector del automóvil con una caída masiva de ventas de automóviles en China, India, Alemania, Reino Unido y muchos otros países”, indica con claridad Erick Toussaint.

No hay ninguna duda que asistimos a un período de profunda crisis, sanitaria, por un lado, económica por otro. El confinamiento y la paralización de buena parte de la economía mundial trae consecuencias graves. Quien paga los platos rotos, como siempre, es la gran masa popular, la clase trabajadora, los asalariados y sub-asalariados. Pero no todo el gran capital está quebrado.

Ante la crisis, los gobiernos de los diferentes países del mundo han tenido que salir a rescatar a sus empresas (¡la sacrosanta propiedad privada ante todo!), y secundariamente, a la gran masa trabajadora, o trabajadores sub-ocupados. Esos rescates, que para los de a pie representan una magra ración de comida para no morir, se viabilizan con créditos. Créditos que se toman, básicamente, en los organismos crediticios internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Si analizamos más, sabemos que esas instituciones son el brazo operativo de la gran banca mundial (JP Morgan Chase & Co., Wells Fargo & Co, Bank os America, Citigroup, etc.).

Es decir: el núcleo más poderoso del actual capitalismo financiero. No parece que el sistema esté en quiebra precisamente: antes bien, esa gran banca se fortalecerá más aún, y la gran mayoría del planeta deberá estar pagándole por años. Si alguien está en crisis, es la población, cada vez más desprotegida, hambreada, sin perspectivas. La micro, pequeña y mediana empresa pasará angustias. Los monstruos globales, no.

De los otros grandes negocios del mundo, ¿cuál quebrará? ¿Fabricantes de armas? (Boeing, Lockheed Martin, General Dynamics, Northrop Grumman, etc.): sigue siendo el rubro comercial más redituable. Y se siguen fabricando y vendiendo, todos los días. La carrera armamentística, ahora con la misilística hipersónica de la que Rusia ha tomado claramente la delantera, sigue tan vigente como siempre, incluso acelerándose. ¿Narcoeconomía?: drogas se siguen vendiendo en cantidades industriales; junto a la actual entrega a domicilio de comida o medicamentos, el negocio de los tóxicos ilegales sigue siendo uno de los fuertes y más saludables, también repartidos a domicilio en estos tiempos de confinamiento. ¿Farmacéuticas? (Pfizer, Johnson & Johnson, Merck, Bayer, etc.): continúan con grandes ventas, y si aparece la vacuna contra el COVID, ni se diga. ¿Informáticas-digitales?: (las llamadas Silicon Six: Microsoft, Facebook, Google, Apple, Amazon, Netflix.) Nunca facturaron tanto como ahora; el encierro y el uso obligado de esos recursos tecnológicos disparó sus ganancias de un modo hiper exponencial. Sin dudas quiebran pequeños y medianos negocios; los grandes pilares del capitalismo, no.
Las petroleras, por ejemplo, probablemente sientan más la crisis (curiosamente la familia Rockefeller, ícono de la riqueza estadounidense, salió del negocio del oro negro en el 2017. ¿Vamos hacia las energías renovables?). No hay que olvidar que las fortunas más grandes se van acumulando en estos últimos años en las empresas ligadas a la cibernética, la inteligencia artificial, la informática, la robótica (de las que China, pareciera, ha tomado la delantera sobre el resto del mundo. Evidentemente, su imagen de fabricante de “juguetitos de mala calidad” quedó totalmente atrás). Los monumentales capitales del circuito financiero, los que deciden la marcha del mundo, ahora, además de lavarse en paraísos fiscales, se reinvierten fundamentalmente en las tecnologías digitales. El capitalismo, evidentemente, está cambiando: no se hizo menos explotador, sino que ahora explota de otra manera, con mayor sutileza (el llamado teletrabajo, ¿no es una forma inmisericorde de explotación también?)

Toda esta recomposición de la arquitectura capitalista global nos afecta, nos golpea grandemente al campo popular. ¿Cómo dar la batalla entonces?

Capitalismo renovado: ¿cómo dar la lucha?

“Estimulado por la pandemia de coronavirus, el capitalismo global está al borde de una nueva ronda de reestructuración a nivel mundial basándose en una digitalización mucho mayor de toda la economía y sociedad global. Esta reestructuración empezó tras la Gran Recesión de 2008 pero las condiciones sociales y económicas cambiantes propiciadas por la pandemia acelerarán enormemente el proceso. Probablemente aumentará la concentración del capital a nivel mundial y empeorará la desigualdad social. Habilitados por las aplicaciones digitales, los grupos dominantes, a menos que sean obligados a cambiar de rumbo por la presión de masas desde abajo, recurrirán al aumento del Estado policial global para contener los próximos levantamientos sociales”, afirma categórico William Robinson.

Como vemos, el capitalismo sigue siendo capitalismo, no importa la cara con que se presente. Es decir: un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción (no importa si es el latifundio terrateniente de una conservadora oligarquía latinoamericana o la más moderna industria informática robotizada de inversores globales que se mueven por la nube digital) y la explotación de la fuerza de trabajo de seres humanos de carne y hueso. En definitiva, todas y todos, la casi absoluta totalidad de la población planetaria (ingenieros con doctorado, obreros rurales, vendedores callejeros informales, psicoanalistas, docentes universitarios de la más alta calidad académica o albañiles) somos trabajadores. Explotados sí, en todos los casos; y también las amas de casa, que no reciben salario. Esa es la célula básica del capitalismo: la explotación, la extracción de plusvalor a partir del trabajo humano (el trabajo hogareño, aunque no reciba remuneración, también es explotado -elemento no muy analizado por Marx en su momento en el desarrollo de Das Kapital, una de las agendas pendientes a revisar-, gracias al cual se está en condiciones de salir a trabajar fuera de la casa, a “ganarse la vida”).

¡Explotación! Ese núcleo, entrevisto ya claramente por el escocés Adam Smith en el siglo XVIII, escamoteado en su formulación teórica considerándolo de orden “natural”, pero puesto como elemento fundamental para entender la dinámica capitalista por Marx y Engels en el XIX, sigue siendo ya entrado el XXI el motor del sistema. La hiper robotización a que vamos asistiendo, con exclusión creciente de trabajadores humanos en el ámbito fabril, no elimina el corazón del sistema: la explotación del trabajador asalariado (el ama de casa, aunque no recibe salario, sigue siendo también la explotada, porque contribuye a la explotación del asalariado).

Sucede que el desarrollo del sistema ha ido modificando mucho de lo entrevisto por los clásicos hace 150 años; no se eliminó la estructura básica de las relaciones sociales, es decir: la explotación de una clase sobre otra, pero sin dudas el mundo fue tomando una forma cada vez más compleja, obviamente imposible de ver un siglo y medio atrás. Las primeras revoluciones socialistas (Rusia, China, Cuba, Vietnam, Nicaragua) mostraron que efectivamente era posible el socialismo, un Estado manejado por los trabajadores donde se dieron portentosas mejoras para el amplio campo popular (mejora en la salud, en educación, en viviendas, en condiciones más dignas de vida, en crecimiento humano. “Hay 200 millones de niños de la calle. Ninguno de ellos en Cuba”, pudo decir Fidel Castro en la isla socialista). Todas las críticas posibles -que no debemos maquillar, que hay que hacer con el más profundo rigor analítico en cuanto a la burocratización de esos procesos- no invalidan el planteo de base. Es decir: debe apuntarse a construirse un mundo sin clases sociales. Para ello, es necesario este período revolucionario que se llama socialismo, donde la clase trabajadora, en el más amplio sentido del término, conduce su vida, se autogobierna. Tarea difícil, sin dudas, pero no inalcanzable. La democracia de base por supuesto que es posible, pues fermentos de ella ya hay muchos.

Si bien la izquierda busca afanosamente el cambio, no hay que olvidar que el sistema busca más afanosamente aún evitarlo. Por eso despliega el más inimaginable arsenal de recursos para detener cualquier posibilidad de alteración del orden establecido. En esa lucha (lucha de clases a muerte, que ¡no ha desaparecido! aunque interesadamente se la dé por fenecida), para la clase dominante todo se vale, desde los más sutiles mecanismos ideológico-culturales a las cámaras de tortura, desde los cultos neoevangélicos que atontan hasta los misiles nucleares intercontinentales. Las fuerzas conservadoras están dispuestas a todo para no perder un milímetro de sus prebendas. Y sin dudas, ese capitalismo sabe renovarse con celeridad para no verse modificado.

La actual pandemia de coronavirus abre una perspectiva muy favorable a la perpetuación del capitalismo, significando un aplacamiento de las ya muy aplacadas luchas populares. “El emergente paradigma capitalista post-pandemia se basa en una digitalización y aplicación de las tecnologías de la así llamada cuarta revolución industrial.

Esta nueva ola de desarrollo tecnológico es posibilitada por una tecnología de la información más avanzada. Lideradas por la inteligencia artificial (IA) y la recogida, procesamiento y análisis de inmensas cantidades de datos (big data), las tecnologías emergentes incluyen el aprendizaje automático, la automatización y la robótica, la nano y biotecnología, el Internet de las Cosas (IdC), la computación cuántica y en la nube, la impresión 3D, nuevas formas de almacenamiento de energía y vehículos autónomos, entre otras. (…) La economía global post-pandemia supondrá una aplicación rápida y expansiva de la digitalización a cada aspecto de la sociedad global, incluidas la guerra y la represión.” (Robinson). Es probable que luego de la crisis sanitaria se den reacomodos a nivel mundial en el sistema capitalista; todo indica que Estados Unidos está perdiendo su papel hegemónico, pero que exista una China con “socialismo de mercado” como superpotencia económica y científico-técnica y una Rusia como superpotencia militar, no significan que eso sea una buena noticia para la clase trabajadora mundial. Ambos países, que comenzaron a transitar una senda socialista décadas atrás, hoy están en procesos que no van por el socialismo. En tal sentido, el campo popular global está muy huérfano.

No puede afirmarse nada con certeza respecto a este pandemónium que parece haberse abatido sobre la Humanidad toda. Definitivamente, es una enfermedad de la que hay que cuidarse; los obligados confinamientos militarizados que estamos viviendo pueden ser producto de la necesidad de “salvar vidas”, dado lo precario de los sistemas de salud tan debilitados por años de neoliberalismo que se ven colapsados ante tantos enfermos. O puede ser también un ensayo de control poblacional para lo que vendrá.

Si esto es un plan finamente urdido por poderes globales, de momento no es posible saberlo. Lo que sí está claro es que el sistema parece mucho más favorecido para reacomodarse y golpear con mayor fuerza a la organización de base, a las masas populares, cada vez más desprotegidas, que una izquierda que no puede liderar luchas (¡porque no sabemos bien cómo hacerlo!).

“Se ha creado una simbiosis entre algunas de las mayores empresas tecnológicas y el aparato político del capitalismo”, expresan Daniele Burgio et alia. Léase: las industrias de las telecomunicaciones, gigantes comerciales por supuesto, en connivencia con los gobiernos para: 1) ganar dinero, y 2) espiar (controlar) a la población. En 1998, el entonces director de la CIA, George Tenet, afirmó que “las nuevas tecnologías darán a Estados Unidos una importante ventaja estratégica. Nuestra Dirección de Ciencia y Tecnología ha elaborado un plan para crear una nueva estructura empresarial con la tarea de obtener acceso a la innovación del sector privado” (léase: participación en las Silicon Six, las empresas más rentables de la actualidad). El capitalismo más desarrollado va presentando nuevas modalidades: las más refinadas tecnologías de la información y la comunicación marcan el rumbo hoy (ahí están las fortunas más grandes), y los servicios de inteligencia de las grandes potencias marchan de la mano con ellas.

Ante todo ello, el mundo inmediato que nos espera luego de la pandemia puede ser terriblemente desesperanzador para plantear el cambio social: una población asustada, dócil, acostumbrada a ejercicios militarizados de ley marcial y toques de queda, implorante de “medidas fuertes” para evitar las catástrofes sanitarias, habituada al distanciamiento social, a usar “tapa-bocas” (¿qué significa eso: taparse la boca, no hablar?), afecta al hiper manipulado “¡Quédate en casa!”, controlada con tecnologías digitales de avanzada (en China ya está en marcha el 6G, superador del actual y revolucionario 5G), trabajando mansamente desde casa, postrada más aún que en estos años de neoliberalismo para negociar contratos laborales, sin organización sindical, acostumbrada a la no-reunión (eso es peligroso, puede ser contagioso). El otro, en vez de ser visto como uno más, compañero de ruta, amigo, persona cercana, pasa a ser visto como sospechoso (¿posible portador de enfermedad?). Parece una vuelta al Medioevo europeo y el alejamiento de los leprosos, encapuchados y con campanas que anuncian su paso. Sin caer en dramas orwellianos, todo eso parece ser ya la realidad que vivimos, y que seguirá presente cada vez más en los meses venideros.

Entonces: ¿qué hacer desde la izquierda? ¿Cómo plantearse hoy la revolución socialista? Está claro que hay que repensar la situación actual. Los métodos clásicos de organización popular no parecen ser los más adecuados hoy día. Los mecanismos de control del sistema son cada vez más omnímodos (¿ya estará en el disco duro de algún super ordenador de los sistemas de vigilancia este texto que estás leyendo?). El mentado panóptico, que parecía pura fantasía ficcional un breve tiempo atrás, es una realidad concreta. ¿Cómo dar la lucha popular entonces? ¿Habrá que pensar en los hackers como una alternativa? Pueden ser muy válidas las protestas de antaño (marchas multitudinarias, pintadas callejeras, organización barrial-sectorial-gremial, estudio de literatura revolucionaria, etc., etc.). La cuestión es determinar si todo eso alcanza para golpear efectivamente a un sistema que parece monolítico, que nos controla desde los drones y satélites geoestacionarios, y que decide quién tiene trabajo y quién “sobra”.

La idea de circular esta Carta abierta es para invitar a la militancia de izquierda de todas partes a reflexionar sobre estos acuciantes asuntos. No tengo las respuestas. Creo, modestamente, que hoy nadie las tiene, por eso es una necesidad apremiante comenzar a estudiar en profundidad el asunto para buscar las alternativas válidas. La explotación sigue existiendo, pero el sistema -que sabe mucho, que parece tener más iniciativa que el campo popular- nos viene tomando la delantera. ¿Qué hacer entonces? Que nos sirva de inspiración el epígrafe: “Los pueblos consiguen derechos cuando van por más, no cuando se adaptan a lo «posible»”.

NdeR: * Marcelo Colussi
Rosario, Argentina (1956). Estudió Psicología y Filosofía en su ciudad natal. Vivió y trabajó en varios países latinoamericanos: Nicaragua, El Salvador, Venezuela, siempre en el ámbito de programas sociales y derechos humanos, y desde hace más de 20 años radica en Guatemala. Es psicoanalista, investigador social y catedrático universitario. Escribe regularmente en varios medios electrónicos sobre cuestiones político-sociales. También ha incursionado en la literatura (cuentos), con varios premios ganados.

www.alainet.org/es/articulo/207765

Marcelo Colussi / Alai,
COMCOSUR AL DÍA / AÑO 26 / Nº 2258 / miércoles 15.07.2020
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“La izquierda no puede pensar sólo en ganar elecciones. Necesita tener como meta fundamental organizar al pueblo, y recuperar la hegemonía de las ideas de la clase obrera en la sociedad. Recuperar los valores humanistas y socialistas, y practicarlos, como la solidaridad, la defensa de la justicia social y la igualdad entre todos los seres humanos.”
Joao Pedro Stedile – MST (Brasil)
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COMCOSUR AL DÍA ES UNA PRODUCCIÓN DE COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / Desde el 19 de Junio de 1994 / Coordinación: Carlos Casares / Apoyo técnico: Carlos Dárdano.
Colaboran:
Carlos Iaquinandi Castro /Redacción de SERPAL.
Luis E. Sabini Fernández /Revista Futuros
Sergio Ferrari (en colaboración con swissinfo.ch)
Kintto Lucas (Ecuador)
Silvio Amodei – Gustavo González – Jorge Marrero – José Antonio Rocca – Jorge Zabalza
Con noticias de: Sudestada, periodismo y transparencia (Uruguay)
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