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CUBA: TENDREMOS QUE VOLVER AL FUTURO – comcosur al día 2303 – 21.07.2021

COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021 Hoy:

1) Uruguay: La deuda del Estado con la UDELAR /Enzo Adinolfi, Leticia Castro
2) Uruguay: recuerdos del futuro /Luis E. Sabini Fernández
3) Uruguay: Desde Bella Unión al pueblo oriental
4) Cuba: Tendremos que volver al futuro
5) Suiza: 35 edición del Festival Internacional de films de Friburgo /Sergio Ferrari
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir. “Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021
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1) URUGUAY: LA DEUDA DEL ESTADO CON LA UDELAR “SUPERA AMPLIAMENTE LOS 1,2 MILLONES DE DÓLARES”, ASEGURÓ ARIM

Enzo Adinolfi, Leticia Castro / La Diaria 17 de julio de 2021

El pago del gobierno a la casa de estudios se encuentra en un proceso “extremadamente lento”; de la deuda estimada, la Udelar recibió una factura sólo por 80.000 dólares que aún no cobró.

La Universidad de la República (Udelar) jugó un rol fundamental durante la pandemia a través de diferentes equipos de investigación. La institución se propuso en esta Rendición de Cuentas obtener más presupuesto para aumentar su colaboración durante “la salida” de la emergencia sanitaria y mantener la “calidad educativa” en un contexto en el que la matrícula se encuentra en constante crecimiento, pero se enfrenta a la falta de recursos asignados por el Poder Ejecutivo. La Udelar aún tiene para cobrar una deuda de más de un millón de dólares que el Estado le debe por su colaboración y hay otro tanto que no se calcula, como las horas docentes que permitieron que el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) funcione. Sobre la discusión presupuestal en el Parlamento, que incluye una inversión importante en el Hospital de Clínicas (HC), la vuelta a clases presenciales, su relación con el resto del sistema educativo público y el rol que jugó en los últimos dos años la Udelar, la diaria conversó con su rector, Rodrigo Arim.

Con la situación sanitaria más estable, la Udelar habilitó un proceso de vuelta a la presencialidad, ¿cómo va hasta ahora?

La Udelar desde abril tiene un protocolo por el cual todas las semanas anuncia cuál es la situación esperada para la próxima semana y los servicios adaptan su funcionamiento a eso. No podemos abrir a la presencialidad con poca antelación. Tiene que ser progresivo porque los estudiantes tomaron decisiones sobre dónde vivir, y cada servicio, en función de sus requerimientos, está abriendo ciertos grados de presencialidad.

Los primeros que han migrado son la Facultad de Odontología y el HC, en este momento. Las facultades donde las actividades presenciales no tienen fácil solución en la virtualidad son las primeras que están volviendo: todas las áreas de formación clínica, laboratorios, talleres como en Bellas Artes. Hay que ir recuperando espacios de presencialidad que no han sido sustituidos.

Una cosa que estamos calibrando es que Uruguay viene vacunando muy bien; no obstante, en este momento del año, el segmento de jóvenes entre 20 y 24 años tiene el menor nivel de vacunación, estamos en torno a un quinto de la población de la Udelar inmunizado.

Es muy difícil hacer futurología, pero creo que la evolución de la epidemia y de la vacunación abre un escenario donde es muy probable que no terminemos en un año normal, pero que tengamos un nivel de presencialidad muy importante. Quizás sería más cauto pensar en que vuelvan las clases masivas, pero me imagino una situación de mucha más presencialidad.

Con respecto a la virtualidad, ¿qué llegó para quedarse dentro de la Udelar?

La virtualidad no sustituye la presencialidad, [pero] hemos tenido logros relevantes, tasas de vinculación estudiantil, de cursada y de aprobación, en promedio, muy similares a años previos. Es una reflexión que estamos haciendo: qué instrumentos desarrollados y aprendidos por la institución pueden ser dispositivos razonables para asegurar la democratización del conocimiento y mantener los estándares de calidad que pregona la Udelar.

Quizás hay algún tipo de instancia, como las muy masivas, que se pueden sostener en plataformas digitales, y aprovechar la presencialidad para otro tipo de contacto, mucho más activo, entre los estudiantes entre sí y con el cuerpo docente en general.

Lo que sí me parece importante es construir comunidad universitaria, y eso se construye con presencialidad. Hemos hecho muchas cosas para intentar mitigar la no presencialidad y eso nos permitió sostener el funcionamiento de la Udelar. La vida universitaria y el conocimiento avanzado son una actividad social y colectiva, no un proceso individual; ese es el componente más afectado en este proceso.

¿Qué otros componentes se vieron afectados durante los casi dos años de virtualidad?

Hemos identificado problemas también asociados a la salud mental. Montamos el año pasado dispositivos de acompañamiento psicológico a los estudiantes y han tenido una demanda muy importante. La inserción en soledad a una institución de la complejidad de la Udelar y la formación avanzada genera angustia, estrés, sentimientos de desamparo. Hablamos de algunos centenares de estudiantes dentro de la generación de ingreso. Este año volvimos a repetir la experiencia y tenemos una demanda relativamente importante. Hay un componente afectado que es el funcionamiento más social de las personas, muchos estudiantes de la generación 2020 pueden estar al borde de haber cursado la mitad de su carrera con escaso nivel de presencialidad, y para nosotros intentar generar mecanismos de encuentros es bien importante.

El pedido de presupuesto de la Udelar y la deuda del Estado

La Udelar hizo un pedido de más de 800 millones de pesos para este año y advirtió sobre una situación crítica en caso de que no haya más recursos, incluso se señalaron programas que se ven sumamente comprometidos, y desde el gobierno no se les asignó ningún complemento. ¿Han comenzado las negociaciones con los partidos políticos? ¿Qué expectativas hay de que el Parlamento sea sensible a su pedido?

Reconocemos la realidad de crisis sanitaria, social y económica que tiene Uruguay, y entendemos que a la Udelar le correspondía priorizar con claridad. Las necesidades apuntan a potenciar todo lo que la Udelar puede hacer para colaborar para que el país emerja lo mejor posible de esta crisis y, en segundo lugar, evitar afectaciones en la calidad de la enseñanza. Hay un tercer componente que es mirar hacia el futuro en términos de creación de conocimiento endógeno en Uruguay.

Durante la discusión del presupuesto tuvimos más de 50 reuniones con legisladores, ahora empezamos ese proceso. He hablado con todos los partidos políticos con representación parlamentaria y veo receptividad a los planteos de la Udelar, porque estamos haciendo un planteo extremadamente razonable; no estamos solicitando lo que no nos dieron, sino recursos que hacen específicamente a que Uruguay salga mejor de esta circunstancia dramática. Veamos cómo se desarrolla la discusión parlamentaria. El año pasado nos pusieron un incremento cero, pero el Parlamento mostró mucha sensibilidad y salimos con una asignación presupuestal que no era la que pedíamos pero sí fue importante para el interior, para el régimen de dedicación total y para las becas.

En caso de que no exista este presupuesto para los programas que proponen, ¿seguirá haciéndose hincapié en ellos?

No, sin recursos estos programas no son viables. De hecho, el HC está en déficit y no se lo hemos trasladado al Poder Ejecutivo. En la rendición de cuentas del Fondo Coronavirus, a diciembre del año pasado, el HC había recibido unos 6.000 dólares. Si vemos lo que recibe el resto del sistema sanitario del país, hay una diferencia muy importante. Se refaccionó todo el CTI de cara a atender los problemas de la covid-19, se vacunó a 3.000 personas por día, sostuvimos eso con aportes nuestros que implicaron no avanzar en otras áreas.

Hicimos nuestro propio fondo redirigiendo recursos que se usaron para la compra de reactivos extremadamente caros, para los test diagnósticos, insumos básicos para el funcionamiento hospitalario, todo cubierto con fondos de la Udelar que, si volvemos a la presencialidad, los dejamos de tener.

¿El Estado sigue en deuda con la Udelar por los test y por otras contribuciones, o eso ya se pagó?

Recibimos una primera factura de 80.000 dólares hace cuatro semanas, que todavía no cobramos porque está en la órbita del Ministerio de Economía y Finanzas, de un total que supera ampliamente 1.200.000 dólares.

¿En qué está la negociación para cobrar ese dinero?

Está en proceso el cobro, no hay nada que negociar. Nos dicen que nos van a pagar, pero el proceso es extremadamente lento, y yo diría que no es acorde a los requerimientos de una institución que hoy está atendiendo una emergencia sanitaria como lo está haciendo la Udelar. Nosotros dijimos que nos hacíamos cargo del comienzo de este proceso, acordamos con el Institut Pasteur un precio y lo que podíamos proveer. Montamos tres laboratorios en el interior. Hoy solamente funciona el de Rocha, a cargo de la Udelar, porque tampoco hemos recibido un peso, pero las autoridades sanitarias nos pidieron que lo mantuviéramos abierto y lo hicimos en el ínterin, pero en el entendido de que vamos a recuperar esos recursos. No se ha hecho en tiempos razonables.

La matrícula viene en aumento y está previsto que siga creciendo. Por ejemplo, en la Facultad de Ciencias subió 50%.

Eso es una buena noticia. Tenemos cierta reestructura en el ingreso a la institución este año. Los jóvenes reaccionan al contexto donde se forman y 2020, claramente, generó un incentivo a que muchos estudiaran ciencias básicas o enfermería, por ejemplo. Pero hay otro problema de larga data: Uruguay no tiene resuelto cuáles son los espacios de inserción institucional que les va a dar a los egresados de estas facultades. El componente central sigue siendo la Udelar, el Institut Pasteur en algunas áreas, en el Clemente Estable lo mismo, pero el grueso sigue siendo la inserción universitaria, y eso no es bueno para el país. Para que sea claro, la Udelar no reivindica el monopolio de la investigación, sino que ojalá hubiera investigación de calidad en otras instituciones, ya sea públicas o privadas.

Es una excelente noticia para el país que pasemos los 21.000 estudiantes inscriptos. Ahora, atender 3.000 estudiantes más que el año pasado con menos recursos en términos relativos no es tarea sencilla y sin dudas va a afectar los estándares de calidad, sobre todo la posibilidad de generar estrategias de formación distintas. Ahí tenemos una dificultad y es otro componente que pedimos en el presupuesto. Les decimos que este año no pretendemos llegar a los estándares del vínculo docente-estudiante que pretendíamos en el presupuesto, pero que por favor no sigamos deteriorando este proceso, porque eso va a afectar la calidad.

Se agrega una capa más de preocupación: cuando volvamos a la presencialidad, hay dos gastos que se van a superponer. Teníamos una estructura de gastos asociada a la presencialidad y hoy tenemos otra asociada a la virtualidad, que está sostenida por economías que generamos por falta de presencialidad. Cuando estemos volviendo de forma progresiva vamos a tener que sostener ambos componentes, y eso puede implicar que se cierren algunas posibilidades para estudiantes.

Por este problema con el presupuesto, ¿está previsto que la Udelar ponga cupos en algunas carreras?

No. Por supuesto que afecta la calidad, negar eso es pensar que la Udelar puede hacer lo mismo con menos recursos. La posición histórica de la Udelar es que no se van a ubicar cupos salvo que sea absolutamente imprescindible. De hecho, queremos levantar los cupos. Es algo a lo que en este año tuvimos que renunciar, porque habíamos solicitado recursos para aumentar los cupos de la Escuela de Tecnología Médica y de Educación Física, para poner dos ejemplos extremos. No se van a dejar de dar carreras y no se van a limitar más los cupos que ya existen. Lo que va a suceder es que vamos a tener más estudiantes atendidos por menos docentes y con menos recursos, y eso afecta el proceso de formación. Ese es el problema central que tenemos.

¿Qué pasaría con los docentes jóvenes en caso de que no haya más presupuesto?

Eso tiene dos lecturas. El principal instrumento que tiene Uruguay para fomentar la dedicación en exclusividad de la docencia y la investigación es el régimen de dedicación total, que tiene cerca de 1.450 docentes. El año pasado nos preocupó mucho porque el mensaje del Poder Ejecutivo original fue que no iba a haber posibilidades de ingresar por los próximos cinco años. La discusión parlamentaria levantó esa restricción y eso para nosotros fue bien importante. ¿Cuál es el problema que tenemos hoy? Donde no tenemos chances objetivas es en el ingreso para carrera docente; para aquellos que ya están allí y que tienen nivel de formación de posgrado razonable va a estar abierta la posibilidad de ingreso al régimen de dedicación total, pero no tenemos posibilidad de crear cargos, salvo aquellos que sean por cuentagotas producto de las jubilaciones. Por lo tanto, corremos el riesgo que haya alguna generación de jóvenes que no puedan ingresar a la investigación y en la formación general en Uruguay, por eso estamos pidiendo algunos recursos que tienen que ver con generar oportunidades para los jóvenes.

El diálogo con el MEC y las otras instituciones de educación pública

La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la Universidad Tecnológica (Utec) sí tuvieron incrementos en su presupuesto el año pasado. ¿Sienten una diferencia en el trato por parte del gobierno?

No estamos compitiendo con el sector público. Nuestra vocación es construir un sistema nacional de educación pública terciaria que funcione, que comparta recursos, que tenga la posibilidad de tener carreras conjuntas, incluso ya tenemos algunas de posgrado con la ANEP. Instalamos algunas comisiones para ver si podemos avanzar en el otorgamiento de título de carácter universitario para formación docente junto con la ANEP. Por lo tanto, nosotros no estamos para competir por recursos con el sector público. Si uno suma todos los incrementos presupuestales que podían estar destinados a estas preocupaciones que planteamos, siguen siendo relativamente escasos para los desafíos que tenemos por delante.

¿Cómo es su diálogo y su relación con el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira?

Tenemos un buen vínculo, pero no tenemos instancias periódicas de coordinación, que es algo que habíamos señalado oportunamente con el debate de la LUC [ley de urgente consideración]. Pedimos que el sistema educativo público tenga instancias de coordinación periódicas y que estén pautadas con agendas claras que miren hacia adelante y que construyan también procesos de transformación de largo plazo en la educación pública. Esas instancias no han funcionado como tales porque no han sido convocadas.

¿Y en comparación con las anteriores administraciones?

Quiero ser muy claro y honesto. En las pasadas administraciones nos reuníamos periódicamente porque la Ley de Educación establecía esos ámbitos. Mi evaluación es que muchas veces coordinábamos con elementos que no eran sustantivos.

Da Silveira dijo a la diaria que la Udelar elabora proyectos sin tener el presupuesto y que después los cierra. ¿Qué reflexión le merece?

En la vida democrática hay que ser cuidadoso cuando se hacen afirmaciones rotundas y, en todo caso, ejemplificar. En la Udelar no hay ninguna carrera ni ningún proyecto que se haya abierto en forma permanente sin que cuente con la línea de financiamiento adecuada; sí partimos de la base razonable de que el presupuesto de la institución se mantiene, porque si no, estaríamos en un contrasentido de que hasta las carreras que abrimos tendrían que ser por cinco años y ver si le damos continuidad en función de la votación presupuestal.

El único componente importante de riesgo que tuvimos nosotros con respecto a la ley de Presupuesto tiene que ver con la carrera de Medicina en el litoral, que fue un pedido de todo el sistema político del litoral para que se sostuviera esa carrera. La Udelar la sostuvo con recursos permanentes, y el supuesto que hicimos es que íbamos a tener el mismo presupuesto en términos relativos. Sin embargo, el mensaje del Poder Ejecutivo era que el presupuesto caía de forma muy marcada.

Es bueno que cuando se hacen afirmaciones de esta naturaleza se pongan ejemplos claros sobre la mesa; ningún programa que esté abierto está sin financiamiento. Podemos tener, sí, la vocación de continuidad de algunos procesos. Por ejemplo, abrimos un programa de posdoctorado que no pudimos sostener, no hicimos llamados nuevos sin recursos, claramente cortamos esos llamados porque no teníamos los recursos para poder hacerlo. Nosotros hemos sido muy cuidadosos, tenemos una ejecución presupuestal muy prolija.

¿Cree que el ministro dijo eso por falta de información sobre la Udelar, o por falta de diálogo?

Esa es una pregunta para el ministro.

El ministro dice que no hay rispideces con la Udelar, pero estas afirmaciones parecen ir por otro lado. ¿Cómo es tu relación con él?

Coincido con el ministro, no tenemos rispideces personales, pero no tenemos instancias de coordinación periódicas.

La Udelar y la pandemia

Respecto del rol que tuvieron varias instituciones científicas en la pandemia, ¿sentís que estuvo acompañado por una inversión del Estado en ciencia y tecnología?

Si bien la inversión en esas áreas, incluyendo la educación superior, aumentó en Uruguay en la última década de manera relevante, tenemos un atraso relativo importantísimo. Creo que lo más negativo son las señales espasmódicas: por un lado, recortes en marzo del año pasado con el famoso decreto del 15% que finalmente no se concretó, luego otros anuncios de recortes en el Pedeciba [Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas], de la ANII [Agencia Nacional de Investigación e Innovación], y después la reversión parcial de esos recortes. Los frutos de la investigación científica y de la educación superior se obtienen por políticas si se sostienen en el tiempo. Cuando tenemos comportamientos de esta naturaleza, que obligan a reacciones rápidas e inmediatas, estamos dando la señal de que hay pocas certezas sobre cuál va a ser el grado de inversión que va a tener Uruguay en la materia y, además, estamos dando malas señales a las nuevas generaciones que quieren dedicarse a estas áreas. Si queremos tener resultados de largo plazo, no podemos tener ciclos de inversión asociados a la evolución de la economía ni podemos tener movimientos espasmódicos de estas características, porque eso genera incertidumbre.

Uno de los recursos fundamentales que dio la Udelar es básicamente la estructura del GACH. ¿Cuántas horas a costo de la Udelar pudieron dedicarle los investigadores?
¿Tienen una cifra estimada?

No, y sería hasta mezquino hacer ese cálculo. Nuestra vocación el año pasado era que todo lo que podía hacer la Udelar en sus cuerpos docentes y colectivos: teníamos que hacerlo. Sí hay costos, por ejemplo, en atrasos en las respectivas agendas de investigación. Está afectando otras dimensiones creativas de los integrantes del GACH, como también afectó a otros grupos de investigación que dislocaron sus prioridades y se pusieron a trabajar y dedicar mucho tiempo para intentar aportar al Uruguay. Seamos claros, somos la Udelar, y en estos momentos críticos lo que teníamos que hacer era poner todo a disposición de esta realidad que atraviesa el país.

¿Qué queda de esta estructura que se montó desde la Udelar relacionada con la pandemia?

Vamos a ver. La iniciativa tiene que ser parte del cuerpo docente, estamos tratando de generar alguna propuesta que pueda darle continuidad a algunas de estas áreas. Lo cierto es que hay que aprender de la experiencia e intentar ver si la institución puede sostener estos funcionamientos interdisciplinares que han sido tan ricos en estos momentos. Esto sin recursos siempre es complicado.

Parte del pedido presupuestal también iba enfocado a la pandemia, como la “Investigación en la generación y producción de vacunas” y la “Investigación sobre el impacto social de la crisis”. ¿Sin presupuesto estas dos líneas no se desarrollan? ¿Qué avances hay sobre la producción de vacunas?

Estamos intentando que Uruguay se ubique en el plano que están haciendo otros países, que están montando infraestructura de investigación tanto en la generación de vacunas como en su producción. Esto no quiere decir que sea exclusivo de la Udelar, pero somos socios principales, porque una buena masa crítica está en la Universidad. Tenemos un costo estimado de entre diez y 15 de millones de dólares, tenemos contactos internacionales con universidades que están haciendo experiencias similares en la región. Lo que estamos proponiendo para el año que viene es casi un kit quirúrgico. Solamente son cinco millones de pesos para diseñar el instituto, para tener un proyecto ejecutivo que nos permita luego plantearle al Poder Ejecutivo, al Parlamento, este proyecto puede funcionar y está en condiciones de avanzar.

Elecciones universitarias

Las elecciones universitarias se deberían haber realizado en 2020, y según el rector se están pagando las consecuencias “de la postergación de eventos democráticos”. Arim sostuvo que “la no renovación de algunos ámbitos de gobierno universitario” tiene “algunos costos directos”; por ejemplo, los órganos de cogobierno funcionan con delegaciones acotadas. “En algunos servicios universitarios los estudiantes se recibieron, por lo tanto no tienen sustitutos, estamos con delegaciones estudiantiles parciales. En el mismo Consejo Directivo Central la lista total de suplentes y titulares de los integrantes de los órdenes no está funcionando por distintas razones”. Para Arim hay “una afectación en el funcionamiento institucional” y en particular en la conformación “de los órganos que terminan eligiendo decanos”. Si la marcha de la pandemia va como lo pensado, las elecciones se harán el 29 de setiembre.

Enzo Adinolfi, Leticia Castro / La Diaria
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021
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2) URUGUAY: RECUERDOS DEL FUTURO

El despojo y el saqueo; ahora; nuevas etapas
Luis E. Sabini Fernández – revistafuturos.noblogs.org /19.07.2021

“LA RIQUEZA QUE SE VA ES LA POBREZA QUE NOS DEJAN” [autor desconocido]

Ya supimos cómo el núcleo dirigente montevideano jamás aceptó el Reglamento Provisorio de Tierras de 1815, que apenas se pudo iniciar a plasmar en los 4 años de 1815 a 1819 y que, llamativamente el cuerpo jurídico de la reacción antiartiguista y oligárquica pasó casi todo el resto del siglo XIX desmontando por vía judicial; esas entregas de tierra, “mal habidas”, diezmando a los usufructuarios del reparto inicial (“los negros libres, los zambos, los indios y los criollos pobres […] las viudas pobres con hijos”).
Montevideo, su población pudiente y dirigente, actuó para con la campaña oriental como lo hiciera el núcleo del poder porteño con respecto a todas las provincias del Virreinato del Río de la Plata.

Volviendo al Uruguay, el mal llamado Interior sufrió sucesivas colonizaciones; la inicial, luso-española, arrasando a las poblaciones originarias, que eran muy escasas. (1) Con las tensiones entre porteños, cariocas, ingleses y orientales, se fue consolidando un Uruguay, olvidado de negros, zambos, indios, criollos o viudas pobres.

Un Uruguay de la Contrarreforma agraria, es decir un país de latifundios. Con estancieros. Cimarrones o positivistas y modernizadores. Y su contracara, los rancheríos con abuelas, algunas mujeres y niños. Los varones, conchabados en las estancias, peones para todo servicio, y a menudo las mujeres también; cocina, limpieza, lavado y planchado para “los señores”. Al pueblo natal, a los rancheríos, se venía en todo caso, en algún franco y era por su excepcionalidad encuentros intensos, cargados de privaciones. (2)

Luego de la modernización urbana que trajo el batllismo, en las primeras décadas del s XX, que tal vez ahondó el despojo rural; el urbanismo progresista y modernizador buscaba un lugarcito para Uruguay al sol del nuevo imperio (no ya el Reino Unido sino EE.UU.), y, grosso modo, se desentendió de “el campo”.

En los ’60 sobrevino la Revolución Verde; la primera explosión planetaria de agrotóxicos (3) y en plena década de los ’90 irradiando hacia el nuevo siglo sobreviene un nuevo desarrollo tecnológico, con la llamada ingeniería genética aplicada a la agricultura.

Así como con la “Revolución Verde” (que es todo menos ecológica, valga la aclaración cromática para principiantes) hizo su entrada la quimiquización de los campos, con la ingeniería genética, prestamente rebautizada “revolución biotecnológica”, tenemos un nuevo despliegue de contaminación cada vez más generalizada (y al glifosato, un herbicida, como su estrella).

Como se ve por sus denominaciones, revolución verde, revolución biotech, la ruralidad en manos de los dueños del capital, constituye un “campo revolucionario”).

Los titulares de las explotaciones de la agricultura contaminante, que de modo no precisamente humilde se autocalifican como “agricultura inteligente”, han entrado en estos últimos años en una nueva etapa de implantación: ya no el arrebato de tierras, de aguas, que está más que medianamente logrado con la extranjerización de la tierra, por ejemplo; ahora se trata de implantar mecanismos de cooptación para que la población “se trague la píldora” de las nuevas realidades.

Estos peldaños de neocolonización o satelización revelan cuánto ya ha avanzado la heteronomía en “nuestro” país; no estamos, como en aquella etapa primigenia del colonialismo europeo de la era moderna; siglos XVII y XVIII, en que ingleses, holandeses, portugueses, procuraban enclaves desde los cuales adueñarse de riquezas que Europa ingería sin pausa. Hoy, con la globocolonización, enfrentamos una situación de mucha mayor penetración imperial.

En primerísimo lugar, en el lenguaje: no “es de recibo” emplear hoy, fórmulas perimidas, sesentaiochescas, como la que acabo de emplear; “penetración imperial”: se trata de integración económica; ingreso de capitales dinámicos y modernizadores.

Así como no corresponde siquiera mencionar las instancias de modernización críticamente (que por otra parte ya están más que asentadas entre nos), podemos sí verificar cómo se vacían los campos, de población, de fauna y de flora propia, y cómo las nuevas producciones con capitales ajenos, disponen de resortes claves: nos están reconfigurando para ser apenas asiento de emplazamientos transnacionales; un tren que nos trae dolores de cabeza en el tejido social para su construcción, y contaminación en su uso; una instalación fabril que usará sin costo aguas nuestras que quedarán inevitablemente contaminadas, arruinando nuestra biota. Y toda esa hipoteca, ambiental y económica dejará poco y nada al país bajo el régimen de zonas francas de que gozan tales emprendimientos.

Grandes extensiones agroindustriales, por más retoques “agroecológicos” que se les adosen, sofocan la producción local, artesanal; la de mejor calidad alimentaria. Enormes superficies de forestación implantada, ha empobrecido la biota y a lo sumo estimulado la presencia de chanchos salvajes (en tanto ha disminuido o extinguido la fauna tradicional (la autóctona ya había sido extinguida o casi con la implantación europea; el caso paradigmático es la desaparición de la mara, sustituida en similar nicho biológico, por la liebre europea). En general, podríamos decir que nuestro territorio se está quedando sin mulitas, ni zorros ni perdices ni liebres, para no detallar el verdadero insecticidio producido por los agrotóxicos; coleópteros, ledilópteros, himenópteros y en particular el monstruoso abejicidio.

Teníamos de las mieles mejor cotizadas en el mercado internacional, porque provenían de vegetación natural o de cultivos frutihortícolas, de abejas que volaban de la colmena a los montes y no de la colmena al azúcar dejada al lado de la colmena por el apicultor industrial; ese prestigio correspondía a tiempos en que los agrotóxicos no habían emponzoñado el suelo, el aire y el agua… y las colmenas.

Análogamente, teníamos carne de vaca o de oveja que pastaban “naturalmente”, caminando, y no carne de feed-lot, alimentada desde comederos para vacas casi inmovilizadas, en pie sobre un lago de estiércol y orín. Los dueños de tales campos de concentración suministran una batería de antibióticos, antiparasitarios y antibióticos a sus jóvenes planteles para evitar que las pestes los arrasen. Y los atosigan de alimentos para carnearlos jóvenes porque esos animales no pueden transitar todo su ciclo biológico; mueren antes.

Irónicamente, esa carne joven tiene enorme aceptación entre consumidores locales, que mastican lo tierno, pero no ven lo tóxico. (No pasa lo mismo en el mercado de países mejor informados, que estiman cada vez más carnes sin aditamentos químicos.)

La implantación entonces de una forestación que saquea la humedad de nuestros campos y pone al país al servicio del desarrollo extractivista de celulosa, no nos otorga sino aguas contaminadas, tierras devastadas, escasísimos dólares… ¿cómo sin embargo se aprovechan de la situación?

No solo mediante la claudicación de las capas dirigentes de nuestro país, siguiendo la máxima de Nicanor Parra: ”La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas”, sino también mediante “compensaciones” locales de los inversores: clubes de futbol infantil; cursos de capacitación para la propia industria celulósica; algún a instalación “simbólica” en las cercanías de la planta de, por ejemplo, una potabilizadora (que será usado en primer lugar por la misma empresa); carne “carbononeutral”, última novedad glamorosa que postula producir una carne ambientalmente responsable.

Esa neolengua que denomina anglificadamente carne “carbononeutral” (4) invoca a vacas pastando dentro de cultivos forestales. Alegando dos razones: 1) carne de ganado vacuno alimentado en plantaciones forestales compensarían la producción de gas metano de los rumiantes –que, como se sabe, es un factor que incide en el efecto invernadero– con la producción simultánea, en el mismo lugar, de árboles secuestradores de carbono (que el destino de dichos árboles en pocos años sea la tala para dar lugar a chips de celulosa no parece entrar en la compensación); 2) el otro tipo de “razón” es más problemático, si cabe: se trata de limitar, modificar el carácter rumiante de las vacas, para aminorar la emisión de gas metano: aun cuando se sepa que por kilo en pie, el metano tiene alta incidencia, al observar en el mundo la presencia de otros generadores de efecto invernadero –automovilismo, aviación– nos revela que toda consideración sobre el metano de los rumiantes es apenas una mala coartada simulando preocupación ambiental.

Notas:
(1) La etnia más numerosa, la charrúa, estaba perfectamente “estudiada” por los sacerdotes que actuaban como punta de lanza para dimensionar “el enemigo” que tenían por delante para adueñarse de toda la tierra. Registros de ese método de relevamientos han quedado en sus informes, de que los charrúas eran apenas pocos miles, dos mil, tal vez, y que los que ellos estimaban particularmente, los “hombres de pelea”, andaban por los 500 (el resto de la población de la sociedad charrúa era denominado por estos “misioneros espías” “chusma”; algo sin importancia ni valor: viejos, mujeres y niños).
(2) Una estampa, de mediados del s XX que registré personalmente: como integrante del equipo de relevamiento de la situación habitacional del país (dirigido por Juan P. Terra, en 1962), me desplacé por zonas y regiones del Uruguay con vehículos provistos mediante acuerdo previo, por municipalidades, policía, Liga de la Lucha Antituberculosa y ejército. Transportado a Las Flores, Paysandú, por el comisario zonal en un jeep policial, antes de iniciar el relevamiento, al ir ingresando al poblado (que constaba entonces apenas de 19 viviendas) me pregunta, inquieto: -¿Tendrá usted que visitar esa casa? mostrándome un rancho con una anciana a la vista. No, le respondo (por el muestreo, me tocaban otras 2 o 3 viviendas). Entonces, cómodamente liberado de una carga, exclama: -“Menos mal, porque ésa es ¡una vieja cuchillera, refalosa y desacatada!”. De retorno, más distendido me explicó: ‘-un domingo los hijos estuvieron de visita, hicieron un asado y se empedaron y hubo que ir a detenerlos [no explicó porqué], pero esa vieja nos enfrentó para impedir que se los llevaran.’ “Esa vieja” era la madre. Y ese comisario, que era “el poronga” local, como me tocó saberlo por otros episodios, había encontrado allí una horma para sus zapatos.
(3) En sus dos ramas, biocidas y fertilizantes. Mientras insecticidas, fungicidas, vermicidas y plaguicidas en general son venenos directamente y como venenos que son, envenenan el ambiente, los fertilizantes no sólo no son venenos sino que son vigorizadores de los ciclos vitales. Su toxicidad es por eso indirecta y proviene del sistema agroindustrial, es decir a gran escala; entonces, se advierten sus efectos deletéreos y contraproducentes; por ejemplo, por presencia excesiva de nitrógeno (dando lugar a un derivado; nitrosaminas) o de fósforo (favoreciendo la formación de cianobacterias).
(4) Es un rasgo característico de las implantaciones imperiales la de no respetar los lenguajes vernáculos. Cuando los think tanks de origen estadounidense, en los ’90, se adueñan de un sistema de producción transgénico de alimentos (empezando por los genéticamente más sencillos; soja y maíz) proyectaron un plan alimentario mundial, inicialmente basado en EE.UU. y Argentina como “los” proveedores” para todo el mundo (en rubros principales). Contaban con la aquiescencia de las órbitas necesarias en la Argentina (gobierno peronista de Carlos Menem) y trasladaron “a toda velocidad” el plan a la Argentina. Que más rápido que corriendo aprobó “los alimentos transgénicos”, con informes presuntamente científicos… en inglés.

Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021
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3) URUGUAY: DESDE BELLA UNIÓN AL PUEBLO ORIENTAL

Los asalariados rurales de Bella Unión, que hemos accedido a la tierra a través de la lucha, a partir de las ocupaciones de tierra del año 2006.
Que salimos desde Bella Unión el viernes 16 de julio en la “Marcha de la unidad y la resistencia” recorriendo todo el país, con el apoyo del Plenario Intersindical, el Sindicato de la industria química, la Coordinadora de Sindicatos de Ancap, SOCA y representantes nacionales del PIT-CNT.

Que ocupamos tierras ociosas que pertenecían a todos los uruguayos y son administradas por el Instituto Nacional de Colonización y también a tierras privadas a través de Alur.

Creemos firmemente que el Estado, gobierne quien gobierne, tiene la obligación y el deber de generar espacios de diálogo con los asalariados rurales que han accedido a la tierra.

Asalariados rurales que hemos llegado a tener más del 26% del área de caña de azúcar plantada en Bella Unión y más de 120 familias vinculadas directamente en estos emprendimientos y hoy vemos como nos han venido desalojando de las tierras quedando solamente 80 familias.

Espacios dónde sean atendidos, consideradas y resueltas las demandas de los que producimos la riqueza del país y además generamos cientos de puestos de trabajo directo e indirecto, procurando un mejor desarrollo productivo y social para Bella Unión.

Como también el proyecto agroindustrial de Alur, que es un proyecto social y de desarrollo nacional creado para dar respuesta a una problemática de falta de trabajo en una zona muy deprimida y castigada por la desocupación, por lo tanto, es imprescindible mantener el emprendimiento productivo de Belén, como así también la producción nacional de biodiesel.

Por todo lo anterior y ante la grave situación que atravesamos, dónde peligra el esfuerzo de tantos años de trabajo y el sustento de cientos de familias en Bella Unión, al igual que en el emprendimiento productivo de Belén, dónde está anunciada la desaparición del proyecto productivo y pérdidas de puestos de trabajo, condenando una vez más al hermano pueblo de Belén a sufrir las consecuencias que generaría el cierre del emprendimiento.

Nos dirigimos a ustedes para trasladarles esta propuesta, esperando de vuestra parte la voluntad necesaria y el compromiso como uruguayos, para llegar a un acuerdo.
1) Que los integrantes de la Colonia Placeres, sean integrados a la Colonia Helios Sarthou, para generar juntos un próspero y mutuo proyecto de desarrollo productivo y social.

2) Dar una solución justa que permita a los Colonos de la Colonia Raúl Sendic a los que les fueron cortados sus créditos continuar con sus procesos productivos.

3) Con la necesidad de seguir avanzando en este proyecto productivo y social, vemos viable la creación de una comisión de seguimiento.
El rol de esta será priorizar, mejorar la situación socioeconómica (que es muy negativa) creando oportunidades de trabajo y producción en una forma sostenida. Proponemos que este conformada por representantes de ALUR, de los COLONOS, el I.N.C y otros actores que se crean necesarios para dar respuestas a las demandas existentes de las colonias.

4- Es imprescindible y un derecho para toda la ciudadanía de Bella Unión contar con la información del nuevo modelo de producción que hoy se está negociando entre la Asociación de Plantadores de Caña de Azucar ACANU que hoy representa a los grandes productores y el Gobierno.

Colonia Raúl Sendic, Colonia Eliseo Salvador Porta (PAYPASO), Colonia Campo Placeres, Grupo Seu Pedro CAINSA. / Publicado por Blog El muerto
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021
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4) CUBA: TENDREMOS QUE VOLVER AL FUTURO

Editorial de La Tizza /15.07.2021

Suenan otra vez las campanas por “el fin” del socialismo en Cuba. Salivaron seguro algunas bocas desde los balcones del imperio — y más allá o acá del mar que separa esta isla del resto del mundo —, y también desde algunas alcantarillas. Los que siguen leyendo a Cuba como si el Caribe fuera el Báltico comparten jubilosos en sus redes imágenes de Berlín o de Praga, en aquellos días de hundimiento. No saben que la Revolución cubana no se puede “desmerengar”, porque nunca ha sido de merengue. No porque no haya sido dulce, sino porque ha tenido también sus tragos amargos, que hasta ahora hemos sabido convertir en fuerza.

Los que salieron a protestar contra el Estado y el socialismo en Cuba eran pueblo. Podemos asegurar incluso que muchos pertenecen a esa parte del pueblo que más ha sufrido los efectos de la crisis que la pandemia, el bloqueo, las nuevas sanciones norteamericanas y la gestión desesperada e insuficiente de lo que podemos conseguir, en medio de tanta escasez y problemas acumulados, han provocado. Son también esa parte del pueblo que ha sido más desfavorecida con el inevitable aumento de la desigualdad social con que el avance de reformas de mercado ha lacerado y segmentado nuestra sociedad. Nos atrevemos a asegurar, incluso, que estas desigualdades múltiples, a veces invisibilizadas, pero siempre sentidas y tan lesivas a la justicia social, han producido una desconexión. Una desconexión entre aquellos que gritaban “Patria y Vida” en las calles, y el proyecto revolucionario. Y esa desconexión, que siempre deja como saldo cierto sentimiento de abandono, de orfandad política y económica, tarde o temprano se ha convertido en rencor y hasta en odio.

Si soslayamos esta complejidad, si pensamos simplemente que son “delincuentes” o “marginales”, si nos resistimos a entender los procesos de marginación y si no reconocemos las deudas con los más humildes hacia lo interno de nuestra sociedad nunca vamos a entender qué ocurrió ese domingo.

Este sector más marginado del pueblo — al menos en La Habana — fue activado por la agenda política de la contrarrevolución. Esta supo catalizar su malestar y proyectar su deseo como deseo capitalista. No es de extrañar que los que protestaban por “hambre” saquearan de las tiendas no solo comida, sino suntuosos artículos electrodomésticos, para satisfacer ansiedades largamente aplazadas de consumo, construir la vida que han aprendido a imaginar y desear sin ningún contrapeso efectivo de una cultura distinta emancipada.

Hubo espontaneidad y hubo efecto cascada y de contagio en los sucesos del 11 de julio, pero pensar que esta apareció “pura” es algo que solo verán aquellos para los que la verdad no importa.

Hubo espontaneidad, pero también hubo una operación política y de inteligencia, ejecutada por actores que sí comprenden perfectamente la agenda en juego.

¿Acaso a alguien le parece casual la repentina preocupación de varios influencers con respecto a Cuba? ¿Y la petición del alcalde de Miami? ¿La articulada campaña en las redes? ¿La simultaneidad de las acciones?

No obstante, hablar de golpe “blando” y guerra no convencional cómo únicas causas de esta revuelta reaccionaria es un error. Una perspectiva que se limite a ello colocaría al bloque de la Revolución en un (in)cómodo fatalismo: convierte estas tragedias en destinos inevitables. Además, puede inducir a creer que solo estamos en presencia de un problema de seguridad del Estado.

Si lo que ha ocurrido fuera solamente un problema de Estado — así con mayúsculas — , tendrían razón los que creen — o quieren hacer que otros crean — que el 11 de julio ocurrió un enfrentamiento entre el pueblo y el Estado.

Nada más falso.

El domingo no ocurrió un enfrentamiento entre el pueblo y el Estado como entelequias — aunque más de algún teórico gaste tinta en pretender demostrarlo — . El domingo ocurrió un enfrentamiento entre dos partes del pueblo, entre dos proyectos: una parte que ha sucumbido, que se ha rendido, a la agenda de los que siempre han pretendido precisamente rendirlos por hambre y necesidad, y que están dispuestos a renunciar a la soberanía y al socialismo porque entienden, o perciben, no solo que ya no tienen nada que perder sino que no les queda nada por ganar, y por otro lado, la parte del pueblo que no está dispuesta a renunciar ni al proyecto revolucionario que ha construido durante generaciones ni a la legalidad de la Constitución socialista por la que votaron democráticamente, ni de la sociedad emancipada que imaginan en su porvenir más allá del actual Estado heredero de la Revolución, y sus falencias. Los que crean que solo los militares, los dirigentes y los poseedores de MLC tienen razones para defender el socialismo, están muy equivocados. Millones de personas en Cuba hoy no están dispuestos a perder una sociedad de paz, un proyecto de justicia social, y una dignidad nacional que solo ha dado a este pueblo, a todos, una Revolución que no se agota en lo conquistado, sino que debe abrir nuevos caminos.

Algunos ideólogos de la restauración liberal proponen la conformación urgente de mesas de diálogo entre las fuerzas de la contrarrevolución y el bloque revolucionario — al que solo entienden como Estado —.

Quizás piensan esto como una oportunidad de hacerse de una rebanada del pastel en el contexto de una disputa abierta del espacio público. ¡Cómo se nota que sus balcones están muy lejos de las calles! En las calles reales, los manifestantes mostraron su falta total de voluntad de diálogo. Ahí se evidenció que su programa, que es exclusivamente la destrucción del socialismo, es irreconciliable con la profundización de toda la justicia social, y que embriagados por la euforia de disolución y destrucción eran incapaces de ver las sombras de una intervención en ciernes o su miseria probable en una Cuba totalmente devastada por el capitalismo. Esos manifestantes, a fin de cuentas, fueron agentes de un programa que no era suyo.

En los 2000, ante la desconexión y marginación producida por los años más duros de la crisis de los noventa, Fidel emprendió la Batalla de Ideas. En este proceso, luego desdeñado por algunos que no hablan más que de sus fallos y pierden por completo su sentido, miles de jóvenes que vivían en entornos marginados, como los que pueblan con sus rostros las fotos de este día 11, lograron estudiar o reinsertarse laboralmente.

Fue entonces que la universidad llegó a todas partes de veras, y no quedó reservada para el grupo selecto de los que aprueban unos exámenes y reciben un “permiso para estudiar”. Instructores de arte, trabajadores sociales y maestros se lanzaron a recobrar y reconstruir una cultura distinta, general, para todos: tareas con las que Fidel elevó la autoestima de los jóvenes, especialmente de los más desfavorecidos, y logró reconectarlos con el proyecto revolucionario.

Fidel regeneraba entonces parte del tejido social de esta Revolución que ha buscado ser de los humildes, por los humildes y para los humildes. Sin Batalla de Ideas, quizás, lo que vivimos el domingo hubiera ocurrido una década antes. En horas como estas, muchos revolucionarios hemos pensado en Fidel, y no solo por aquel episodio ya antológico de agosto de 1994, aunque también por ese. Hemos pensado en Fidel porque nadie como él sabía convertir los reveses, las múltiples derrotas, en nuevos caminos, en victorias. Si los revolucionarios cubanos, si los comunistas cubanos queremos vencer, no podemos dejar nuestras miradas fijas en lo que ha sido, o recorrer los viejos caminos.

Si queremos vencer tendremos que volver a Fidel; es decir, volver al futuro.
La Tizza
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021
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5) SUIZA: 35 EDICIÓN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE FILMS DE FRIBURGO

Las pantallas europeas se iluminan de nuevo con cine del Sur
Significativa presencia latinoamericana

Sergio Ferrari, desde Friburgo, Suiza

Aunque con máscaras, distancia social, máxima prudencia, pero sin certificado COVID-19 exigido, arrancó este fin de semana la 35ta. edición del Festival Internacional de Films (FIFF) en la ciudad universitaria suiza de Friburgo.

La espera fue larga. El año pasado –la denominada edición 34 y ½– pudo realizarse solamente de forma virtual. Hay que retroceder a marzo del 2019 para llegar a su fórmula completa, con más de 42 mil billetes vendidos, salas repletas y, en aquel entonces, el brillo superlativo del film uruguayo Compañeros ganador de la muestra.

En esta nueva edición, 139 películas de 51 países integran la selección oficial 2021. Se trata, apenas, de un pequeño 10% de los 1299 filmes de la preselección vistos por los organizadores en los meses previos. En la selección definitiva, seis son estrenos mundiales, tres constituyen una primera proyección internacional, otros seis se verán por primera vez en Europa, en tanto 38 se exhiben por primera vez en las pantallas helvéticas.

La marca latinoamericana

Como parte de esta desbordante oferta de películas –mitad largos metrajes y mitad cortos—dos producciones latinoamericanas disputarán el Gran Premio junto con otras diez provenientes de las más diversas regiones geográficas. Una de ellas es La noche mágica (Bad Christmas), coproducción argentino-uruguaya, primer largometraje del joven realizador Gastón Portal, en el que participa un prestigioso elenco con Natalia Oteiro, Diego Peretti, Esteban, Pablo Rago. Por otra parte, del director mexicano Michel Franco, se presenta Nuevo Orden, su última ficción, que en septiembre 2020 ganó el Gran Premio del Jurado en la Muestra de Venecia, habiéndose exhibido en el Festival de Toronto y el de San Sebastián.

Dos de los 16 cortos en competición tienen impronta latinoamericana: Made in China, del uruguayo Alejandro (Ale) Damiani, y Carmina, del realizador mexicano Luis Flores Rábago.

La única condición para poder participar en la competición oficial de largometrajes en el FIFF — luego de sobrepasar la preselección—es su región de proveniencia. Debe ser África, Asia, América Latina o Europa del Este. Si es posible, al menos, proyectarse por primera vez en Suiza. Los cortos, por su parte, deben provenir de cualquiera de los países receptores de cooperación al desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En otras secciones paralelas participan Olas del cielo, film mexicano de Gildardo Santoyo del Castillo, My friend Fela, del brasilero Joel Zito Araújo y My Name is Baghdad, de su compatriota Caru Alves de Souza.

México se presenta en esta 35 edición como uno de los principales animadores del FIFF con 10 obras. Solo superado en films por Suiza y Ruanda, otro país invitado de gala este año.

En marzo del 2020, 29 cineastas mexicanos habían compartido al Festival de Friburgo el nombre de sus 3 películas predilectas. Decidido a salvar este redescubrimiento de la producción azteca, la actual edición del FIFF presenta las seis películas más votadas por ese panel del 2020, al que se sumaron ahora otros 14 autores de gran relevancia, entre los cuales Alejandro González Iñárritu , Guillermo del Toro y Alejandra Márquez Abella.

Esta retrospectiva permitirá al público local ver grandes obras del cine azteca: Los olvidados, y El ángel exterminador de Luis Buñuel; La fórmula secreta, de Rubén Gámez; así como Roma de Alfonso Cuarón, Luz silenciosa de Carlos Reygadas y Amores Perros, de González Iñárritu. En la sección Proyecciones de medianoche, Guillermo del Toro presentará su ficción Cronos.

Adicionalmente, cuatro cortos de jóvenes estudiantes del Departamento de Cine de la HEAD de Ginebra, animan la sección ¡Qué viva México! Sus producciones fueron elaboradas en ese país latinoamericano bajo la tutela del realizador Carlos Reygadas.

La fiesta, antídoto contra la crisis

¿Cómo volver a lanzarse hacia la normalidad luego de los duros meses vividos en pandemia? ¿Cómo reconquistar el apoyo del público, de instituciones, de los promotores comerciales que sostienen la cultura? Preguntas que se formuló Thierry Jobin, director del FIFF, al momento de concebir esta nueva edición.

Y la respuesta fue tajante: “podemos volver con una gran fiesta”. Y una fiesta es inconcebible sin música. Es así que el hilo rojo de esta edición que comenzó el viernes 16 de julio y culminará el próximo 25 es la “melodía del cine”. Perlas del cine musical, secciones especiales promovidas por cineastas/músicos, la apertura marcada por ritmos, estrofas y canto.

Luego de más de dos años de divagar por los caminos de lo híbrido, proyecciones virtuales y debates por zoom, el Festival de Friburgo vuelve a ser totalmente presencial. Para ello, debió posponer cuatro meses su fecha tradicional de cada marzo de cada año. Una apuesta audaz, un termómetro para toda la vida cultural helvética. Para medir la presencia de un público al que la pandemia, durante largos meses, le cambió sus hábitos y la forma de vivenciar el cine.

Sergio Ferrari / Suiza
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2303 /miércoles 21.07.2021
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“En atletismo existe una carrera en equipo llamada de postas o de relevos. Cada uno de los corredores de un equipo recorre una determinada distancia y allí lo espera un compañero a quien le debe entregar un tubo de unos 30 cm llamado testimonio o testigo. Algo parecido, aunque difícil de visualizar, ocurre en la historia de un país: cada generación entrega su “testimonio” a la que sigue para continuar su interminable carrera. Carrera de relevos generacionales que van tejiendo la trama política, social, cultural de un pueblo.
Esa inmensa trama sufrió en la Argentina un inmenso tajo producido por una bayoneta en la década de 1970. Por ese espantoso agujero negro cayeron 30 mil corredores, compañeros, militantes portadores de testimonios valiosos difíciles de suplantar. Otros quedaron aferrados a los bordes de la trama, resistiendo a rabia, a diente, a imaginación la cruel tempestad desatada por una dictadura cívico militar eclesiástica”.
Jorge Miceli, ex preso político de Coronda, Santa Fe – Argentina
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