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EL PROBLEMA NO ES LA GENTE, ES EL SISTEMA

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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL

REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS

AÑO 13 – Nº 652 / Lunes 2 de Diciembre de 2013

Producción: Andrés Capelán

Coordinación: Carlos Casares

COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR

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HOY:

1) SOBRE LA “FORMA SUPERIOR DE LUCHA”

2) HONDURAS: DEL GOLPE DE ESTADO AL GOLPE EN LAS URNAS

3) EE.UU. ¿DÍA DE ACCIÓN DE QUÉ?

4) LAS MÚLTIPLES CRISIS DE LA UNIÓN EUROPEA

5) HAY QUE DESTRUIR EL CAPITALISMO

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“El mundo no necesita alternativas de desarrollo sino alternativas
al desarrollo.

El mundo no precisa aprovechar “mejor” el capitalismo, sino
transformarlo.”

. Renée Ramírez Gallegos

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1) SOBRE LA “FORMA SUPERIOR DE LUCHA”

Raúl Zibechi (La Jornada)

Cuando la vida social y política se enfrenta a encrucijadas de
caminos, se multiplican los debates, se suceden foros, encuentros y
reuniones que buscan dilucidar hacia dónde conducir los movimientos.
Colombia está viviendo un periodo de este tipo, donde se abren
infinidad de espacios propicios para el intercambio, la escucha y el
aprendizaje.

La pasada semana se realizó un encuentro sobre la unidad de la
izquierda convocado por los periódicos Le Monde Diplomatique y
Desdeabajo, otro que fue organizado por la Universidad de Bogotá para
debatir las resistencias sociales en América Latina en relación con
el proceso de paz, y además se realizó una gran marcha contra la
violencia hacia las mujeres. Escenarios bien distintos, por cierto,
por los que transitaron desde mujeres y feministas hasta académicos,
dirigentes políticos y un buen puñado de jóvenes.

En uno de los encuentros el economista Héctor-León Moncayo mencionó
la «ácida ironía» que vive la izquierda colombiana: «En los 70 a los
que impulsábamos la lucha de calles nos decían que había una forma
superior de lucha a la que nos debíamos incorporar, en referencia a
la lucha armada. Ahora nos dicen, y esa es la ironía, que la forma
superior de lucha son las elecciones». Ciertamente, el eje de los
debates actuales gira en torno de candidatos, siglas, alianzas y
programas para atraer la voluntad popular hacia las urnas.

Argumentos similares hemos escuchado en otros países. Por ejemplo en
Argentina, donde se viene debatiendo la necesidad de «hacer
política», insinuando que el trabajo territorial de base es
insuficiente para cambiar el mundo porque es demasiado local y se debe
participar en elecciones para potenciar ese trabajo de base. Esto lo
dicen, por cierto, quienes no abandonaron las bases sino que
encuentran enormes dificultades para sostener esos espacios.

Sobre el tema de las formas «superiores» o más avanzadas de lucha,
sería oportuno mencionar cuatro aspectos.

El primero es que sostener que existen formas «superiores», como
sostuvimos en la década de 1960 y 1970, es tanto como afirmar que
otras son «inferiores», lo que tiene dos consecuencias que no son
positivas. Por un lado, quienes se encuadran en las primeras tienen
más autoridad para determinar lo que es correcto y adecuado y lo que
no lo es, sencillamente por estar en la esfera «superior». Por otro,
tiende a homogeneizar los modos de hacer, lo que suele empobrecer el
combate antisistémico.

La diversidad de formas de acción suele tener algunas ventajas.
Quizá la más notable es que permite que sectores muy amplios de la
sociedad se involucren en movilizaciones aunque no participen en
movimientos, algo que suelen hacer sólo los militantes más o menos
convencidos y conscientes. En paralelo, los diversos sujetos que
integran el campo antisistémico (mujeres, jóvenes, gentes del color
de la tierra, entre otros), suelen sentirse cómodos actuando de
maneras diferentes a las que lo hacen otros sujetos. Quiero decir que
la diversidad de formas de lucha facilita la incorporación de actores
con sus propias características distintivas, sin que se sientan
forzados a subordinarse a una forma hegemónica de acción.

La segunda cuestión se relaciona con los objetivos a largo plazo. En
las décadas de los 60 y 70 quienes optaban por la lucha armada
pretendían tomar el aparato estatal y destruir el capitalismo para
construir una nueva sociedad. Quienes optaban por las elecciones
buscaban modificar el sistema por dentro, gradualmente, y muchas veces
tendían a insertarse sin más en el mismo. Sin embargo, esta
determinista división entre reforma y revolución no resiste el
análisis. Hay organizaciones que apelaron a las armas para ser
reconocidas por el Estado y opciones electorales que realmente
pretendieron cambiar el mundo.

En tercer lugar, buena parte del debate actual gira en torno de la
conveniencia o no de participar en las elecciones. En este punto se
registra un doble argumentación: estratégica o de largo plazo, y
táctica o sobre lo más adecuado para fortalecer aquí y ahora el
campo popular. Ante los límites que plantea la profundización del
trabajo territorial urbano, en el que están empeñados desde
piqueteros hasta sin techo y los más nuevos colectivos como el
Movimiento Passe Livre de Brasil, aparece la tentación de volcarse al
terreno electoral para conseguir fuerza adicional. Este argumento no
debe subestimarse cuando lo esgrimen militantes comprometidos con su
realidad.

En Chile este mismo debate enfrenta a los protagonistas de las grandes
protestas estudiantiles. Los secundarios agrupados en la Asamblea
Coordinadora de Estudiantes Secundarios y otros muchos colectivos
rechazaron la participación electoral, mientras el Movimiento de
Pobladores en Lucha y otros colectivos apoyaron candidatos a la
presidencia. Más allá de los resultados, la mitad de la población
prefirió no ir a las urnas, pero no sería oportuno acusar a quienes
tomaron esa opción de falta de conciencia política.

Por último, un nuevo enfoque modifica radicalmente el debate sobre
las formas de lucha. No es lo mismo elegir modos de acción para
cambiar este mundo, que para construir uno nuevo. En este caso,
participar en las instituciones –ya sea a través de las elecciones
o de cualquier otro mecanismo– sólo tendría sentido si pudiera
servir para neutralizaar una ofensiva de los poderosos destinada a
destruir lo que se está construyendo. La opción armada es necesaria
para defender ese mundo otro, pero no para construirlo.

Si de hacer un mundo nuevo se trata, los modos de hacer se
multiplican, con especial énfasis en la producción y la
reproducción de la vida, que suceden tanto en la tierra y la fábrica
como en el hogar. Este camino emprendido por muchos movimientos en
nuestro continente coloca el debate en un lugar completamente nuevo:
la reproducción, antes considerada tarea de mujeres, y los trabajos
colectivos, empiezan a tener un lugar relevante y se incorporan al
acervo de las formas de lucha.

LUNES 2 DE DICIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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2) HONDURAS: DEL GOLPE DE ESTADO AL GOLPE EN LAS URNAS

Katu Arkonada (Alai)

Lo que hemos vivido los últimos días en Honduras merece un análisis
mucho más profundo, pero a modo de reflexión preliminar y síntesis,
podemos decir que la voluntad mayoritaria de refundar el país
manifestada por el pueblo hondureño ha sido cercenada por las élites
políticas y económicas. Todo ello además sufriendo un nivel de
injerencia por parte de la Embajada de Estados Unidos nunca visto
antes.

En estos momentos podemos hablar de una situación no resuelta en
Honduras donde el Tribunal Supremo Electoral tiene 30 días para dar
resultados definitivos y son ya 3 los candidatos que se han declarado
ganadores de las elecciones. La diferencia entre Juan Orlando
Hernández y Xiomara Castro, candidata de Libre, que comenzó siendo
de 7 puntos a favor del Partido Nacional, ha bajado en estos momentos
a 5 puntos mientras el recuento continua, y todo parece indicar que se
va a dar un empate con una diferencia todavía no se sabe a favor de
quien, de en torno a 1 punto de diferencia. La situación y el
escenario que se vislumbra son de incertidumbre y no se descarta
incluso la posibilidad de repetición de las elecciones.

Mientras tanto, en un Estado fallido como Honduras donde la
institucionalidad es prácticamente inexistente, los representantes
políticos de los grupos económicos y los representantes económicos
de los grupos políticos, continúan negociando votos y diputaciones y
se han acercado a candidatos de Libre para sugerir que si quieren que
se confirme su elección debe abonar una cantidad de dinero o
comprometerse a ciertos favores futuros.

Genealogía de un fraude

En las calles hondureñas no se tiene ninguna duda de que Libre ganó
las elecciones y ha sido víctima de un fraude cometido mediante una
estrategia perfectamente organizada y diseñada por JJ Rendón y la
Embajada de Estados Unidos. Si en algún momento llegamos a creer en
la victoria de Libre, este golpe de estado electoral dado el domingo y
televisado en directo nos devuelve a la realidad y demuestra que a
veces la izquierda peca de inocencia y la derecha está perfectamente
articulada tanto a nivel de medios como en el plano internacional.

Son varios niveles de este fraude en el que el menos importante es la
compra de votos en zonas populares y regiones más pobres mediante la
entrega de bolsas con comida por parte de delegados del Partido
Nacional el mismo día de las elecciones. Pero hay dos niveles en los
que es preciso detenerse. Por un lado, uno más central y nuclear como
es el propio Tribunal Supremo Electoral, cuyo presidente David
Matamoros es militante y ex diputado del Partido Nacional. El Tribunal
Supremo Electoral comenzó la noche del recuento publicando actas de
zonas donde ganaba los cachurecos, como popularmente se conoce al PN,
mientras al mismo tiempo mandaba a auditoría en torno a un 20% de las
actas (que representan 400 mil votos) de territorios como el
departamento de Santa Bárbara donde el voto mayoritario es para
Libre.

En el equipo de coordinación electoral del partido Libertad y
Refundación se tiene la certeza de que en torno al 75% de las actas
auditadas son ganadas por Xiomara. Todo lo anterior se realiza con el
objetivo de crear la sensación de que el Partido Nacional estaba
ganando las elecciones, sembrando descontento y desconfianza, e
incitando a muchos fiscales de Libre a abandonar las mesas electorales
después del recuento de los candidatos presidenciales, dejando vía
libre para la manipulación de datos en el recuento de diputados y
alcaldes.

El otro nivel es precisamente el territorial, en el que, desde lo
local, se ha cometido fraude nacional. Los candidatos presidenciales
eran 8 de 9 partidos diferentes y cada partido tenía 2 credenciales
para sus representantes en cada una de las mesas electorales (16 mil
en todo el país). Sin embargo, en centenares de mesas, como hemos
podido comprobar personalmente en las actas escaneadas enviadas al
TSE, el voto a 4 de estos candidatos era de 0 votos. Esto significa
que ni siquiera los representantes de estos partidos en cada municipio
han votado por su candidato, vendiendo sus credenciales al Partido
Nacional. Los candidatos de estos 4 partidos, Democracia Cristiana,
Alianza Patriótica del golpista Romeo Vásquez Velásquez,
Unificación Democrática y PINU, ni siquiera alcanzan entre los 4 el
1% de los votos escrutados hasta el momento. Queda claro que se han
presentado a las elecciones para hacer un negocio con las credenciales
electorales otorgadas por el TSE.

Toda esta estrategia de fraude vino acompañada el domingo por una,
hay que reconocer perfecta, estrategia mediática en la que el clímax
fue la llamada de felicitación del Presidente de Colombia Juan Manuel
Santos en mitad del discurso del candidato del Partido Nacional.
Asimismo, el actual presidente de Honduras, Porfirio Lobo, también ha
reconocido como vencedor al candidato de su mismo partido cuando aún
falta 1 millón de votos por escrutar y la diferencia a pesar del
fraude es de tan solo 100 mil votos.

Una mirada hacia delante

La posibilidad de 8 años continuados de gobierno del Partido Nacional
aterra de solo pensarla, pero es más real que nunca. El pueblo
hondureño ha hecho un esfuerzo inmenso, logrando construir una
herramienta para la transformación y refundación de Honduras llamada
Libre y el primer objetivo en estos momentos debe ser defender la
victoria de la candidata Xiomara Castro voto por voto, pero quizás
hay que empezar a plantearse que en un escenario en el que el Partido
Liberal (20% de los votos) no se ha hundido a pesar del golpe de
Estado, y el Partido Nacional tiene mucha fuerza a pesar del fraude
cometido, la izquierda necesita recorrer aun el camino hasta la
madurez política que le permita ganar las elecciones con un proyecto
identificado con los sectores populares que pase por encima de
cualquier tipo de fraude e injerencia.

También en algún momento es necesario analizar el papel del Partido
Anti Corrupción, que se ha convertido en la tercera fuerza de
Honduras habiendo sido en un primer momento menospreciado por todos
los partidos, incluido Libre. El PAC ha canalizado mejor que la
izquierda el voto antisistema, con un discurso populista y de derecha,
pero que ha calado en varios sectores, especialmente entre la
juventud.

El objetivo más allá de la defensa del voto para la candidatura de
Xiomara, debe ser asegurar un buen porcentaje de alcaldes y diputados
de Libre, así como mantener la cohesión de un partido frágil
ideológicamente, en el que la izquierda, los movimientos sociales y
sectores provenientes del liberalismo se han unido con el objetivo de
romper el tradicional bipartidismo.

Es el momento de comenzar a pensar en (re)construir el partido,
fortalecerlo política, ideológica y organizativamente para
convertirlo de una vez por todas en el proyecto político de todo un
pueblo, de toda una nación, de una Honduras libre y soberana.

– Katu Arkonada se encuentra en Honduras como observador electoral y
acompañante internacional de Libre.

LUNES 2 DE DICIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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3) EE.UU. ¿DÍA DE ACCIÓN DE QUÉ?

En el Día de Gracias, uno de cada 6 estadunidenses padece hambre y
hay 610 mil sin techo. EE.UU. tiene el índice de pobreza más alto de
los países de la OCDE; supera el 17%

David Brooks (La Jornada)

Este jueves se celebra el Día de Acción de Gracias y millones
preparan el tradicional banquete y las grandes cadenas comerciales
compiten por ver quién puede abrir sus puertas más temprano para
iniciar lo que esperan será una muy próspera temporada navideña,
mientras las noticias festejan que la Bolsa de Valores ha llegado a
alturas sin precedente y empresas reportan ganancias récord; en
apariencia, todo está muy bien, si uno ignora los índices de hambre
sin precedente, los cientos de miles sin techo, los millones de
desempleados y la mayor desigualdad económica vivida desde la gran
depresión.

La gran recesión que estalló en 2007 aceleró las tendencias que se
habían desarrollado durante las últimas tres décadas, sobre todo en
la anulación de empleos de ingreso medio –el gran motor del auge
estadunidense posguerra– y la masiva concentración de riqueza en el
uno por ciento más rico. Ahora Estados Unidos se destaca por la mayor
desigualdad de riqueza en el mundo avanzado.

Durante la gran recesión se esfumaron entre 7.5 y 8 millones de
empleos, la mitad en sectores que pagaban salarios de nivel clase
media, pero sólo 2 por ciento de los 3 millones 500 mil empleos
recuperados desde el fin oficial de esa recesión, en junio de 2009,
son de dicho nivel de ingreso. Según reportó Ap a principios de este
año, cerca de 70 por ciento de los empleos recuperados son de bajo
ingreso, por 29 por ciento de ingreso alto.

Durante esta gran recesión, entre 2007 y 2009 el ingreso real
promedio por familia se desplomó 17.4 por ciento, pero al concluir
esa crisis el uno por ciento más rico capturó 121 por ciento del
incremento en ingresos en los dos primeros años de la recuperación,
mientras el ingreso del 99 por ciento restante se encogió .4 por
ciento, según las investigaciones del economista Emmanuel Saez, de la
Universidad de California en Berkeley.

Con ello, los más ricos alcanzaron los niveles más altos de ingreso
registrados en un siglo: el 10 por ciento más rico captó 48.2 por
ciento del ingreso nacional, el uno por ciento más rico más de 20
por ciento, según cifras analizadas por el Instituto de Política
Económica. El porcentaje ahora captado por ese uno por ciento más
rico es más del doble de lo que obtenía hace tres décadas (10 por
ciento en 1979).

En 2012, en Estados Unidos 46 millones y medio de personas se
clasificaban como pobres –la cifra más alta registrada en los 54
años que se ha medido, reportó el Servicio de Investigaciones del
Congreso. El índice de pobreza en 2013 es de más de 17 por ciento,
el más alto de todos los países de la OCDE. El índice de pobreza de
menores de edad era aún más alto: 23 por ciento, lo cual significa
que más de uno de cada cinco menores de edad en Estados Unidos vive
en la pobreza.

Una séptima parte de la población estadunidense depende ahora del
programa de asistencia alimenticio del gobierno federal –casi 48
millones, según las estadísticas más recientes de julio de 2013. En
2007, cuando inició la recesión, unos 26 millones dependían de este
programa. A pesar de ese incremento de 77 por ciento, el Congreso
está recortando gastos en este programa.

Uno de cada seis estadunidenses enfrenta hambre, según la
organización Feeding America. En 2012, 49 millones de personas se
encontraban en hogares considerados «inseguros de alimento», casi 15
por ciento de todos los hogares, según cifras oficiales. Seis
millones de hogares accedieron a servicios de alimento de emergencia.

En tanto, hay unas 610 mil personas sin techo en este país; casi la
cuarta parte son menores de edad, de acuerdo con cifras oficiales
basadas en sondeos, aunque expertos sospechan que son muchos más.
Más de 57 mil son veteranos militares. Dos tercios estaban en un
albergue de emergencia o en programas de vivienda transitoria, el otro
tercio en las calles. La cifra se ha reducido modestamente en los
últimos tres años, pero en las dos principales ciudades del país,
Nueva York y Los Ángeles, se han registrado incrementos a cifras
récord en los últimos años. De acuerdo con datos del gobierno
federal, hay 53 mil 800 personas sin techo en Los Ángeles, un
incremento de 27 por ciento respecto del año anterior. En Nueva York,
más de 64 mil, un incremento de 13 por ciento, índices no vistos
desde la gran depresión, señaló el New York Times.

No sorprende que los estadunidenses estén viviendo con un nivel sin
precedente de «ansiedad económica», como reporta el Wa-shington Post,
que en una de sus encuestas registra que más de 6 de cada 10
trabajadores se preocupan por perder su empleo por razones
económicas, y uno de cada tres dice «preocuparse mucho» por eso,
cifras récord en sondeos sobre este tema. De los que tienen ingresos
más bajos, 85 por ciento teme que no tendrá suficiente para pagar
sus costos de vida.

Entre las explicaciones por el estancamiento de los salarios de los
trabajadores y la creciente brecha económica prevalece la de los
cambios tecnológicos y la nueva era digital, pero una investigación
reciente del Centro para la Investigación Económica y Política
encuentra que no hay evidencia para apoyar esta tesis. La
redistribución de ingreso hacia los más ricos que se ha
intensificado desde 2000, pero que empezó hace tres décadas, es
resultado, argumentan, de una combinación de factores, entre ellos el
ataque para debilitar a los sindicatos (la tasa de sindicalización se
ha desplomado a 6.6 por ciento del sector privado, y 11.3 por ciento
si se incluye el sector público, de su punto máximo del 35 por
ciento en los años 50, y más de 20 por ciento en los 70), políticas
de comercio internacional que han permitido que empresas trasladen al
gusto operaciones industriales y la desregulación de sectores claves
y sobre todo el financiero. O sea, no es por razones «objetivas» de
transformación de la economía, sino por decisiones políticas.

«Esto es sólo parte de una larga y continua guerra de clase contra la
gente trabajadora y los pobres. Es una guerra conducida por un
liderazgo empresarial de alta conciencia de clase», resume Noam
Chomsky en una entrevista reciente publicada en el nuevo libro
Chomsky’s OCCUPY, de Zuccotti Park Press, al abordar la situación
económica y política de Estados Unidos. Agregó que también
“ilustra el destrozo considerable del sistema entero de
democracia… El 70 por ciento de la población está virtualmente
privado de derechos de representación política; tiene casi nula
influencia sobre política, y al subir la escala (económica) uno
obtiene más influencia. En la cima, básicamente uno controla el
show”. Así, para la mayoría, no hay mucho por lo cual dar gracias.

LUNES 2 DE DICIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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4) LAS MÚLTIPLES CRISIS DE LA UNIÓN EUROPEA

Leyde E. Rodríguez Hernández (Rebelión)

La crisis económica que en los últimos cinco años (2008-2013)
atraviesa la Unión Europea puso de manifiesto sus defectos, como una
entidad todavía en construcción que revela carencias fundamentales
como la falta de objetivos, o de dirección política capaz de
afrontar los retos impuestos por el elevado desempleo, la deuda, la
inmigración o el auge de partidos políticos de extrema derecha.

En mi opinión, cada una de estas complejas problemáticas, en su
interrelación, demuestran, contrariamente a lo que difunde la gran
prensa en el viejo continente, que Europa no ha salido aún de la
crisis sistémica capitalista en los órdenes económico, político,
social, moral e institucional. Los líderes europeos no han logrado un
objetivo común o una meta que evite el euroescepticismo de vastos
sectores sociales.

Un euroescepticismo alimentado por la destrucción, cada año, de casi
un millón de empleos y el anuncio, en los meses de octubre y
noviembre de 2013, de tasas de crecimiento económico muy débiles que
no consiguen ocultar la dura realidad de 26 872 000 de desempleados en
el conjunto de los países miembros de la Unión Europea y de 19 447
000 en la Eurozona, en ambos casos, unos 60 000 más que hace un mes.
Pero si comparamos el desempleo actual con el que existía hace un
año, encontramos que la Unión Europea suma 978 000 desocupados más,
mientras que la Eurozona añadió 996 000 personas a la difícil
búsqueda de empleos. Además, en el ámbito de la juventud, hay 5 584
000 menores de 25 años desempleados, lo que constituye una tasa del
23,5 %, siendo más grave en España y Grecia, con un 56,5 y 57,3 %
respectivamente. Sin olvidar la experiencia histórica que indica los
últimos meses del año como los casi siempre peores para el empleo en
Europa, por lo que esa tasa podría seguir subiendo hasta principios
de 2014.

Las altas cifras de desempleo cuestionan los precipitados y optimistas
vaticinios sobre la terminación de la crisis económica europea o que
la economía europea empieza a ver la luz al final del túnel porque,
en el segundo trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) de
la zona euro experimentó un crecimiento del 0,3 % respecto a los tres
meses anteriores, suponiendo el fin de seis trimestres consecutivos de
contracción del PIB. Este mínimo crecimiento de la economía
europea, como resultado de un auge de las exportaciones y de los
imperceptibles ajustes aplicados al modelo de austeridad neoliberal,
evidencia que un crecimiento sólido y sostenible sigue siendo una
ilusión de la clase política y que lo predominante es la
incertidumbre sobre la evolución futura de las economías europeas,
pues los países más afectados de la periferia pobre europea siguen
sufriendo la desgracia de la pérdida de sus derechos laborales, la
abolición de facto de los convenios colectivos, el despido o traslado
forzoso de funcionarios, la privatización de empresas públicas y el
aumento de los impuestos.

Soslayando todo eso, con cierta manipulación, leemos en la prensa
internacional sobre un incipiente crecimiento macroeconómico, cuyo
único fin está dirigido al destaque de la “eficiencia” de las
políticas privatizadoras y de reducción del gasto público –
denominadas de austeridad- para “equilibrar” las finanzas
públicas y reducir el déficit fiscal. Ahora las minorías europeas
muy enriquecidas, los bancos y las corporaciones pretenden demostrar
que la política económica neoliberal ha sido todo un éxito, a pesar
de un alto costo social para el mundo del trabajo y la destrucción de
la clase media europea, que ha generado 43 millones de europeos sin
capacidad de compra para alimentarse por sus propios medios, quienes
dependen de la ayuda alimentaria de determinadas organizaciones
humanitarias. Cualquiera que sea el signo político del análisis de
la coyuntura económica de la Unión Europea y de la Eurozona, la
salida de esta crisis requerirá, inevitablemente, de un sostenido y
acelerado crecimiento de las economías que facilite resolver la
problemática de la deuda.

Por consiguiente, un escenario de recuperación de las economías
europeas, hacia el 2015, comprende la reestructuración de la deuda y
la reconsideración de los estrictos criterios de déficit público
blandidos por el Banco Central Europeo (BCE), institución que surgió
tras la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, el 1 de noviembre
de 1993, y cuya gestión ha contribuido a quebrantar la confianza de
los ciudadanos en las instituciones de la Unión Europea. Los
ciudadanos europeos siguen sin entender por qué hay que salvar los
bancos con dinero público, en vez de proteger a las personas; y es
aquí donde radica la necesidad inaplazable del bloque de avanzar en
la dimensión social de la Unión Monetaria y Económica.

Asociado a lo anterior se encuentra el auge de la inmigración
procedente de África Norte, Subsahariana y el Medio Oriente, que con
frecuencia es estigmatiza como culpable, especie de “chivo
expiatorio”, de una crisis económica que tiene sus causas más
profundas en la naturaleza del globalizado capitalismo contemporáneo.
Esta situación ha llegado a un punto en que el Consejo de Europa
reconoció la existencia de un creciente populismo y extremismo
político que afecta a casi toda la geografía europea de Norte a Sur,
con su carga de racismo, intolerancia, violencia contra los
extranjeros, en particular los gitanos, musulmanes y el ascenso de
agrupaciones políticas xenófobas que no aceptan una identidad
europea cada vez más y más multicultural. La resurrección de las
fuerzas de extrema derecha en Europa es el resultado de la crisis
económica, de la descomposición y pérdida de los beneficios
sociales que, durante décadas, garantizó el denominado Estado de
bienestar general impulsado por las fuerzas políticas
socialdemócratas, la indiferencia de la clase política hacia los
reclamos de los ciudadanos y la ausencia de una estrategia humanista
que enfrente el empuje de la inmigración, en el contexto de la crisis
económica sistémica y estructural del capitalismo globalizado.

El conjunto de esos factores nos advierte que una construcción
europea irreversible constituye una percepción falsa, pues la
historia ha demostrado que cualquier proceso social puede ser
revertido. En el ámbito europeo, debe reconocerse que los partidos
políticos no han sabido ofrecer respuestas creíbles a las
problemáticas mencionadas, ni a los temores de los ciudadanos por la
pérdida de riqueza material y, como consecuencia, de las libertades
individuales relacionadas con el consumo y el nivel de vida, la
igualdad de género, laicidad o, al menos, preeminencia del Estado
sobre la religión, entre otros temas no menos importantes. En este
panorama, la socialdemocracia es la que más ha perdido en la batalla
política y electoral, practicando una política casi idéntica a la
de sus rivales de derecha o conservadores. Estas son condiciones
peligrosas y desafiantes para el futuro de la construcción europea,
ya que las fuerzas de extrema derecha buscan ascender al poder en cada
país y a nivel de las instituciones europeas, con su rechazo al
proceso de integración, la moneda única (Euro), contra la
solidaridad, la justicia social y el gran capital, aunque a éste
último, históricamente, acaban sirviendo.

Así hablamos de una cultura política europea en franca crisis y
amenazada por el apogeo de la extrema derecha, cuyos partidos
políticos llevan años siendo noticia en países como Hungría,
Finlandia, Reino Unido, Holanda, Austria o la propia Francia. Ahora la
batalla se plantea en las instituciones comunitarias: según una
reciente encuesta del periódico galo ‘Le Nouvel Observateur’, en las
próximas elecciones europeas de mayo de 2014 el Frente Nacional de
Marine Le Pen obtendría el 24% de los votos, por delante de
socialistas y conservadores en Francia. Aunque sabemos que estas
cifras son, muchas veces, objeto de tergiversación mediática y
tienden a desinflarse cuando más se acerca el momento del voto, es
también incuestionable la progresión de poder de la extrema derecha
en toda Europa.

En un entorno de incertidumbre y euroescéptico, los dirigentes de los
países europeos podrían terminar replegándose hacia sus prioridades
nacionales, presentándose el choque o contradicción entre dos
tendencias principales: integración europea versus nacionalismo,
sobresaliendo la preocupación por una Europa germana. Como ha dicho
Martin Schultz, socialdemócrata alemán, candidato a presidir la
Comisión Europea, “los líderes europeos asisten a la última
oportunidad de reformar la Unión Europea”, si se quiere que el
bloque tenga un futuro en las relaciones internacionales del siglo
XXI, caracterizadas por la innovación, la competitividad y el empleo,
en los sectores en los cuales los europeos son aún punteros:
aeronáutica, biotecnología, nanotecnología, etc.), que
determinarán el poderío y el lugar de cada actor en el juego de la
política internacional.

Una Unión Europea sin una estrategia de futuro será un factor de
inestabilidad para el sistema de relaciones internacionales, pues, en
verdad, la construcción europea constituyó una ambición
extraordinaria, desde el punto de vista histórico y geopolítico,
porque sus promotores se proponían construir, en Europa, una potencia
económica comparable a los Estados Unidos y China. Para lograr esos
fines, la Unión Europea debe superar todas las crisis que frenan y
paralizan su construcción. Debe, en primer lugar, darse los medios
suficientes que le permitan convertirse en una de las tres
superpotencias mundiales del sistema internacional multipolar del
2050.

Esta es una ambición que debe acompañarse de una estrategia y
calendario preciso, planteando una armonización entre los factores
económicos, políticos y sociales de la Unión Europea, para dejar
atrás la política económica neoliberal que obstaculiza la
reconstrucción –tal vez con un nuevo tratado sería posible- de las
capacidades de cohesión interna de la Unión y de los paradigmas
económicos y políticos, ahora extraviados, pero que un día hicieron
de Europa un conglomerado de países con mayor influencia y prestigio
en la política internacional.

De la Unión Europea, creada para evitar la guerra o promover la paz
entre sus miembros, se desea una proyección similar más allá de sus
fronteras nacionales. Millones de personas en el mundo esperan que la
Unión Europea sea un polo de progreso, humanismo y paz en las
relaciones internacionales. Pero, por ahora, lo más probable es que,
mientras persistan las múltiples crisis que perturban la
construcción europea, crecientes sectores sociales derechizados,
procedentes de diversas tradiciones o signos políticos e
ideológicos, seguirán apostando por su caída o destrucción
motivados por un profundo sentimiento extremista y antisistema nacido
de las entrañas de la propia crisis económica, cuyos rasgos
principales están lejos de haber desaparecido.

LUNES 2 DE DICIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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5) HAY QUE DESTRUIR EL CAPITALISMO

La economista Miren Etxezarreta considera que «un capitalismo verde, o
con rostro humano, no se puede dar». «Para llegar a una sociedad
satisfactoria y justa hay que destruir el capitalismo»

Pablo Fernandez Fernandez (Tercera Información)

Miren Etxezarreta es Doctora en economía por la London School of
Economics y economista crítica, catedrática emérita de Economía
Aplicada de la UAB, y miembro del seminario taifa. La entrevista fue
realizada en el marco del encuentro internacional Otra Economía Está
En Marcha, organizado por Economistas sin Fronteras.

-El capitalismo necesita de crisis cíclias para superar sus
contradicciones. Cuando esta última crisis aparece, primero en el
ámbito financiero, pero traspasándola automáticamente a todos lo
niveles, ¿tiene algo que la haga especial, o es una crisis más?
¿Supone un punto de inflexión?

-No es un punto de inflexión en el sistema. Yo creo que es una crisis
más del capitalismo, unas son más intensas y otras menos. Ésta es
bastante intensa, pero no creo que vaya a suponer una transformación
en tanto en cuanto capitalismo, no veo el punto de inflexión.

-Vivimos un proceso de atomización en el Estado Español, a partir de
los 80 hay un proceso de deslocalización a los países
subdesarrollados, y con el auge del Estado del Bienestar desde los 50.
Esto ha supuesto un aumento de la terciarización de la producción,
con aumento de la conocida como clase media. ¿Qué define a la clase
media como tal?

-Es una distinción artificial, extremadamente. La diferencia
fundamental es que la clase media tiene unos salarios más altos y las
clases populares más bajos. Generalmente, la clase media tiene un
nivel de formación superior que le permite acceder a escaños más
altos, pero en el fondo de la cuestión trabajadores asalariados son
unos como otros, con la diferencia de que unos reciben más.
Esencialmente, no hay diferencia, sólo de nivel mientras las cosas
van bien. Cáritas está diciendo que cada vez ayudan a más gente de
clase media. Quiere decir que si una persona de clase media se queda
sin salario tampoco puede sobrevivir. Quienes no son propietarios del
capital y venden su fuerza de trabajo, esencialmente da igual el nivel
de su salario. No es exactamente lo mismo, pero en el esquema de la
producción no hay diferencia.

-Postulas una vía alternativa para salir de la crisis, e incluso del
capitalismo. ¿Por dónde hay que caminar y cómo?

-Hay que distinguir dos cosas. Una es salir de la crisis, volver a
recuperar un nivel de actividad económica, y otra es salir del
sistema. Mientras tengamos capitalismo siempre tendremos crisis
recurrentes. Igual podemos salir de ésta, pero tendremos otras.
¿Cómo se sale de esta crisis? Va a ser enormemente complicado para
países como el Estado Español, porque no tenemos una capacidad
productiva fuerte, y que además se ha ido debilitando. Cuando hay
gente que piensa en la recuperación, debería pensar que la
recuperación no va a ser recuperar el año 2005 o 2006. Los salarios
que se están perdiendo, el estado del bienestar que se esta
destruyendo o la precariedad laboral provoca que estemos muy por
debajo, y va a suponer que cuando la recuperación comience empezará
a niveles muy inferiores, cuando empiece.

Hay que hacer una diferenciación importante, la sociedad no está
hecha de un bloque homogénea, hay clases sociales. Ahora, cuando
nuestros dirigentes políticos y algunos empresarios están diciendo
que nos estamos recuperando, se están recuperando ellos, cuando
recuperan la tasa de ganancia. Precisamente porque están deteriorando
la situación de los trabajadores, de las clases medias y de las
clases populares. Entonces, están mejorando ellos y pueden hablar de
recuperación, pero al mismo tiempo se ven obligados a decir que el
empleo no mejorará, al igual que el Estado del Bienestar. Al hablar
de recuperación hay que preguntar recuperación de quién.

Una cosa es salir de la crisis, que se irán sucediendo mientras haya
capitalismo. Creo, que para llegar a una sociedad satisfactoria,
justa, armónica o atractiva hay que destruir el capitalismo. Un
capitalismo verde, o con rostro humano, no se puede dar.

-En el modelo zapatista, creaba su propio modelo fuera del
capistalismo, dentro del propio Estado. En nuestro caso, si
quisiéramos tomar el poder, hoy por hoy, es imposible. Si no lo
queremos, descartamos la vía. Para ambas opciones ¿Qué nos puede
aportar este modelo?

-El modelo zapatista no está consiguiendo gran cosa en México, no
podemos engañarnos. Pero sí que está marcando una manera de hacer
diferente. Mi planteamiento, y del grupo en que yo trabajo, es que
cada uno debe construir ámbitos de autonomía, luchando por
transformar esta sociedad dónde puede. Un periodista puede intentar
conseguir un ámbito de autonomía dentro de cierta prensa, pero no
que cambie el sistema financiero. Cada persona debe trabajar donde
pueda, creando su ámbito.

-Hemos socializado las pérdidas de los bancos, pero ¿Podríamos
haberlos dejado quebrar? ¿O nacionalizarlos? Hay países que lo han
hecho, como Islandia o Chipre.

-No soy capaz de ver una solución para los bancos. Personalmente creo
que hubiera dejado quebrar muchos en el Estado Español, y de hecho
han dejado quebrar 42 cajas de ahorro. Que los bancos no pueden
quebrar es mentira. Cuando esos bancos y cajas han sido atractivas
para los grandes bancos lo han hecho.

Una cosa es salvar el sistema financiero, y otra salvar a los
propietarios del sistema financiero. Lo que ha hecho el Estado ha
sido, con la excusa de salvar al sistema, salvar a los propietarios.
Ahí es dónde hay una divergencia importante de la que debemos ser
conscientes, cuando podemos salvar al sistema financiero sin tener que
salvar a los propietarios. Aquí hemos visto que han hecho todo lo
contrario. Se tendría que haber hecho otras cosas, pero no nos
olvidemos de que estamos en el capitalismo.

-¿Una opción podría ser crear una Banca pública?

-La Banca Pública me da mucho miedo porque depende de quien pongas al
frente. El Banco de España es una banca pública, y en este país el
señor Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del banco de
España, ha sido uno de los máximos potenciadores de una política
antipopular. Una Banca Pública requiere un Estado diferente. Por sí
sola, no implica nada. Argentaria era pública, y sólo tenía unas
pequeñas diferencias en que tenía un poco de política social, nada
más. En el capitalismo, los arreglos a trozos son poco eficientes.

-Sólo una pequeña parte de la deuda del Estado proviene de las
familias. ¿Es legítimo pagarla?

-Hay que distinguir entre la deuda pública y la deuda privada. La
deuda pública, baja en los últimos años, ha subido por el apoyo que
ha dado a las grandes empresas y que no ha dado a las familias. El
problema de la deuda pública de España, hasta hace muy poco no era
un problema de la parte pública, era un problema de la deuda privada,
de los bancos y las grandes empresas.

Ya antes de la crisis España tenía un déficit de comercio exterior
muy alto, que se tenía que financiar. Eso ha sido un desastre de los
economistas y de los políticos de ese momento, por no atender a un
problema evidente, porque había un 10% de deuda cada año de la
balanza comercial. Si a eso le añades, la deuda de los bancos que
salieron al exterior a pedir prestado para hacer más hipotecas en el
interior, no para las familias, sino para los grandes constructores y
para las grandes inmobiliarias, menos para las grandes empresas y
pocas para las familias. Ahí está el problema grave, que en el
capitalismo se consigue una traslación de la deuda privada a la deuda
pública.

-¿Una auditoría funcionaría?

-La auditoría pondría de relieve las cosas. Una vez hecha estaría
más claro la injusticia de una gran parte de esa deuda que habría
que repudiar. Además no nos va a quedar más remedio, sólo el pago
de los intereses se eleva más que el subsidio de paro. Una
recuperación económica sin el repudio de la deuda va a ser muy muy
difícil, por mucho que haya bajado la prima de riesgo.

-Para el estado español, ¿sería más conveniente seguir en la
Unión Europea o abandonarla?

-Es un tema complicado. Desde que entramos en la Unión Europea,
España ha sufrido un proceso de desindustrialización muy importante,
y en estos últimos años las políticas económicas son las causantes
del aumento de deuda, la precariedad salarial. Europa nos está
perjudicando, y desde la crisis todavía más. Eso hay que decirlo en
voz alta.

¿Es la salida de Europa una solución? Es posible que sí, yo no
tengo una solución clara. Primero, nosotros no tenemos capacidad para
decidir salir de Europa, serán otros los que decidan. Segundo, en un
mundo globalizado, ¿salir de Europa va a suponer que podamos hacer
una política económica alternativa? Si el pueblo español está
apoyando a sus dirigentes, para aceptar las consecuencias de una
salida de Europa, esta salida puede ser interesante, pero si lo que el
pueblo español quiere es salir de Europa sin que le moleste, entonces
puede ser dificil.

Salir de Europa es un tsunami importante. Puede ser más facil
repudiar la deuda, que hay que hacerlo antes que salir, porque si
seguimos con la deuda en euros, estamos peor que antes. Pero si hicera
falta salir de Europa, se sale.

-¿Qué modelo planteas de democracia económica? Para crear capital
social, ¿qué herramientas podemos utilizar? ¿Parcipando en el
Estado, en cooperativas, etc?

-Yo creo que no hay un modelo, y que no debe de hacer. Ese modelo se
debe de ir construyendo de abajo hacia arriba, de acuerdo con los
agentes sociales, en cada momento, respondiendo a las necesidades
colectivas, de acuerdo con una serie de principios. Un modelo hecho y
cerrado sería erróneo. La sociedad está cambiando tan rápidamente
que cosas que valían hace 6 meses ya no lo hacen. Lo que si
planteamos es que, primero, en el capitalismo no se puede tener ese
modelo, tiene que ser un modelo anticapitalista; segundo, con
propiedad privada no se puede conseguir nada de lo que queremos en una
sociedad alternativa, luego no puede haber propiedad privada, tiene
que ser comunitaria, gestionada por el conjunto de la sociedad y no
por técnicos; y por último, con valores transformados, no de dinero
y de bienestar material sólo, sino de sistemas armónicos, de
justicia, colaboración, de construir una cosa entre todos juntos,
pero satisfactoria para todos.

Debiera haber un sistema planificado socialmente, según la sociedad.
Con este sistema no vamos a ninguna parte, y es imposible humanizarlo.
Lo que está pasando es que se está deshumanizando todavía más.
Tiene que ser un sistema que no es el capitalista, y tiene que ser
bajo unas premisas totalmente distintas, buscando el bien común y la
felicidad de la gente en lugar del beneficio de unos pocos.

LUNES 2 DE DICIEMBRE DE 2013 – COMCOSUR

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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las
ideas

dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante
en

la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual
dominante, la

clase que controla los medios de producción intelectual, de tal
manera que

en general las ideas de los que no disponen de medios de producción

intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos
Marx

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POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL ES UNA PRODUCCIÓN DE

COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR

Coordinación : Carlos Casares – DIRECCIÓN POSTAL:

Proyectada 17 metros 5192 E (Parque Rivera) 11400 MONTEVIDEO – URUGUAY

E mail: comcosur@comcosur.com.uy – WEB: www.comcosur.com.uy

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Comcosur se mantiene con el trabajo voluntario de sus integrantes

y no cuenta con ningún tipo de apoyo institucional ni personal.

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Comcosur integra la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC)

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Las opiniones vertidas en las distintas notas que integran este
boletín,

no reflejan necesariamente la posición que podría tener Comcosur
sobre

los temas en cuestión.

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