1) Bolivia: ¿Por qué ganó Evo?
2) Contra la impunidad en Chile
3) Estado mexicano: de la impunidad a la complicidad
4) La bomba que cae sin rozarnos el alma
5) China ya es la primera potencia económica mundial
POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL
REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS
AÑO 14 – Nº 693 / Lunes 20 de Octubre de 2014
Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
1994 – 19 de junio – 2014
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Bolivia: ¿Por qué ganó Evo?
Atilio Boron (Alai)
La aplastante victoria de Evo Morales tiene una explicación muy sencilla: ganó porque su gobierno ha sido, sin duda alguna, el mejor de la convulsionada historia de Bolivia. “Mejor” quiere decir, por supuesto, que hizo realidad la gran promesa, tantas veces incumplida, de toda democracia: garantizar el bienestar material y espiritual de las grandes mayorías nacionales, de esa heterogénea masa plebeya oprimida, explotada y humillada por siglos. No se exagera un ápice si se dice que Evo es el parteaguas de la historia boliviana: hay una Bolivia antes de su gobierno y otra, distinta y mejor, a partir de su llegada al Palacio Quemado. Esta nueva Bolivia, cristalizada en el Estado Plurinacional, enterró definitivamente a la otra: colonial, racista, elitista que nada ni nadie podrá resucitar.
Un error frecuente es atribuir esta verdadera proeza histórica a la buena fortuna económica que se habría derramado sobre Bolivia a partir de los “vientos de cola” de la economía mundial, ignorando que poco después del ascenso de Evo al gobierno aquella entraría en un ciclo recesivo del cual todavía hoy no ha salido. Sin duda que su gobierno ha hecho un acertado manejo de la política económica, pero lo que a nuestro juicio es esencial para explicar su extraordinario liderazgo ha sido el hecho de que con Evo se desencadena una verdadera revolución política y social cuyo signo más sobresaliente es la instauración, por primera vez en la historia boliviana, de un gobierno de los movimientos sociales.
El MAS no es un partido en sentido estricto sino una gran coalición de organizaciones populares de diverso tipo que a lo largo de estos años se fue ampliando hasta incorporar a su hegemonía a sectores “clasemedieros” que en el pasado se habían opuesto fervorosamente al líder cocalero. Por eso no sorprende que en el proceso revolucionario boliviano (recordar que la revolución siempre es un proceso, jamás un acto) se hayan puesto de manifiesto numerosas contradicciones que Álvaro García Linera, el compañero de fórmula de Evo, las interpretara como las tensiones creativas propias de toda revolución.
Ninguna está exenta de contradicciones, como todo lo que vive; pero lo que distingue la gestión de Evo fue el hecho de que las fue resolviendo correctamente, fortaleciendo al bloque popular y reafirmando su predominio en el ámbito del Estado. Un presidente que cuando se equivocó -por ejemplo durante el “gasolinazo” de Diciembre del 2010- admitió su error y tras escuchar la voz de las organizaciones populares anuló el aumento de los combustibles decretado pocos días antes. Esa infrecuente sensibilidad para oír la voz del pueblo y responder en consecuencia es lo que explica que Evo haya conseguido lo que Lula y Dilma no lograron: transformar su mayoría electoral en hegemonía política, esto es, en capacidad para forjar un nuevo bloque histórico y construir alianzas cada vez más amplias pero siempre bajo la dirección del pueblo organizado en los movimientos sociales.
Obviamente que lo anterior no podría haberse sustentado tan sólo en la habilidad política de Evo o en la fascinación de un relato que exaltase la epopeya de los pueblos originarios. Sin un adecuado anclaje en la vida material todo aquello se habría desvanecido sin dejar rastros. Pero se combinó con muy significativos logros económicos que le aportaron las condiciones necesarias para construir la hegemonía política que hoy hizo posible su arrolladora victoria. El PIB pasó de 9.525 millones de dólares en 2005 a 30.381 en 2013, y el PIB per Cápita saltó de 1.010 a 2.757 dólares entre esos mismos años. La clave de este crecimiento -¡y de esta distribución!- sin precedentes en la historia boliviana se encuentra en la nacionalización de los hidrocarburos.
Si en el pasado el reparto de la renta gasífera y petrolera dejaba en manos de las transnacionales el 82 % de lo producido mientras que el Estado captaba apenas el 18 % restante, con Evo esa relación se invirtió y ahora la parte del león queda en manos del fisco. No sorprende por lo tanto que un país que tenía déficits crónicos en las cuentas fiscales haya terminado el año 2013 con 14.430 millones de dólares en reservas internacionales (contra los 1.714 millones que disponía en 2005). Para calibrar el significado de esta cifra basta decir que las mismas equivalen al 47 % del PIB, de lejos el porcentaje más alto de América Latina. En línea con todo lo anterior la extrema pobreza bajó del 39 % en el 2005 al 18 % en 2013, y existe la meta de erradicarla por completo para el año 2025.
Con el resultado de ayer Evo continuará en el Palacio Quemado hasta el 2020, momento en que su proyecto refundacional habrá pasado el punto de no retorno. Queda por ver si retiene la mayoría de los dos tercios en el Congreso, lo que haría posible aprobar una reforma constitucional que le abriría la posibilidad de una re-elección indefinida. Ante esto no faltarán quienes pongan el grito en el cielo acusando al presidente boliviano de dictador o de pretender perpetuarse en el poder. Voces hipócritas y falsamente democráticas que jamás manifestaron esa preocupación por los 16 años de gestión de Helmut Kohl en Alemania, o los 14 del lobista de las transnacionales españolas, Felipe González. Lo que en Europa es una virtud, prueba inapelable de previsibilidad o estabilidad política, en el caso de Bolivia se convierte en un vicio intolerable que desnuda la supuesta esencia despótica del proyecto del MAS. Nada nuevo: hay una moral para los europeos y otra para los indios. Así de simple.
– Dr. Atilio A. Boron, Investigador Superior del ConicetyDirector del PLED (Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales).
LUNES 20 DE OCTUBRE DE 2014 – COMCOSUR
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2) Víctimas de Pinochet exigen aprobación de Ley que termina con la impunidad de torturadores
(Adital)
Defensores y defensoras de derechos humanos chilenos se movilizan por la aprobación de la nueva ley que anula la Ley de Amnistía en Chile, que ha protegido a autores de violaciones de derechos humanos perpetradas durante el brutal régimen de Augusto Pinochet, entre 1973 y 1990. «Es un gran paso contra la impunidad”, afirma Amnistía Internacional.
«Durante muchos años, la Ley de Amnistía fue un escudo que ocultó de la justicia a los responsables de los graves abusos contra los derechos humanos. Las víctimas se vieron obligadas a vivir sabiendo que los que las torturaron y los que mataron gozaban de impunidad por sus delitos”, dijo Guadalupe Marengo, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para las Américas.
«La anulación de la Ley de Amnistía sería un momento histórico para Chile y otro paso para abordar los delitos del régimen de Pinochet. Además, transmitiría el mensaje inequívoco de que Chile no protege a responsables de violaciones de los derechos humanos.”
La Ley de Amnistía de 1978 (Decreto Ley 2191) exime de responsabilidad penal a los autores de violaciones de los derechos humanos cometidas entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978. Según números oficiales, entre 1973 y 1990, más de 3 mil personas desaparecieron o fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales en Chile, y casi 40 mil sobrevivieron después de ser encarceladas por motivos políticos o torturadas.
En los últimos años, decisiones judiciales han desconsiderado la aplicación de la Ley de Amnistía. Sin embargo, para Amnistía, el hecho de que ésta continúe existiendo es incompatible con las obligaciones internacionales de Chile en materia de derechos humanos y una afrenta a las miles de víctimas del régimen de Pinochet y de sus familiares.
En el 41º aniversario del golpe militar que instaló al general Pinochet en el poder se anunció la intención de anular la Ley de Amnistía. Ahora, el proyecto de ley que convertirá esto en realidad está en el Congreso. «Esa ley ha sido una deplorable herencia del régimen militar. Su existencia es una duradera fuente de dolor en el país. Al declarar nulo el Decreto Ley 2191 (Ley de Amnistía de 1978), Chile tendrá la oportunidad de resarcir a las víctimas y a sus familias”, dijo Guadalupe Marengo. «Casi 25 años después del régimen militar, Chile finalmente avanza hacia la reparación de los ultrajes del pasado. Es una oportunidad que no puede ser perdida”.
El último mes de septiembre, el gobierno chileno anunció su intención de transmitir con «suma urgencia” la anulación de la Ley de Amnistía a partir de un proyecto de ley presentado en 2006. El gobierno había clasificado como de «suma urgencia” su tramitación en el Congreso el 23 de septiembre, y el día 30 la tramitación pasó a ser clasificada como de «urgencia simple”.
Otros dos importantes proyectos de ley para combatir la impunidad de delitos cometidos en el pasado, que fueron presentados en el Congreso en 2006 y en 1994, también fueron reactivados. Uno de ellos pretende reformar el artículo 93 del Código Procesal Penal para garantizar que delitos de guerra, delitos de lesa humanidad y genocidio no prescriban y no sean susceptibles de amnistía o indulto. El otro trata de la adhesión de Chile a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Delitos de Guerra y de los Delitos de Lesa Humanidad de 1968. Amnistía Internacional expresa su satisfacción ante la decisión de dar carácter prioritario a estos proyectos de ley e insta a Chile a asegurar que la adhesión a la Convención se realice sin la formulación de reservas ni declaraciones que equivalgan a reservas.
Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com
LUNES 20 DE OCTUBRE DE 2014 – COMCOSUR
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3) Los asesinatos y las desapariciones de Ayotzinapa
De la impunidad y la complicidad estatal a las demandas y exigencia de justicia
Guillermo Castillo Ramírez (Rebelión)
La masacre y las desapariciones: violencia y contubernio
El saldo de los hechos violentos del 26 de septiembre en Iguala no sólo es alarmante por el gran número de víctimas y agredidos (seis asesinados, una persona con muerte cerebral, casi una veintena de heridos y cuarenta y tres jóvenes desaparecidos); también lo es por la saña de los actos cometidos y por los individuos, instituciones y grupos que perpetraron estas vejaciones. En estos crímenes tomaron parte el alcalde de Iguala y su esposa (emparentada con un cartel del narcotráfico) como presuntos autores intelectuales, y policías municipales y miembros del grupo delictivo guerreros unidos como autores materiales (en tanto agresores, secuestradores y asesinos).
Las muertes y desapariciones de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa se enmarcan en el contexto más amplio y previo de dos series de actos violentos en la región que, ya en 2013, habían cobrado la vida del síndico Justino Carbajal y tres líderes de la Unidad Popular en Iguala, ambos asesinatos también atribuidos directamente al alcalde de Iguala. La violencia hacia y sobre los normalistas de Ayotzinapa se dio sobre el vasto y complejo entramado de las diversas relaciones entre funcionarios y gobernantes de nivel local, policías municipales (coludidos con grupos delictivos) y los grupos del crimen organizado. El telón de fondo más amplio tiene que ver con la violencia política que durante décadas ha sido instrumentada por ciertos sectores (el Estado, caciques, élites económicas y políticas, grupos del crimen) para intimidar y eliminar diversos grupos sociales en Guerrero: maestros, campesinos, normalistas, entre otros.
Males crónicos y violencia política: grupos delictivos y un Estado impune y cómplice
Conforme a la información recaba y difundida por ciertos medios de comunicación, los hechos violentos del 26 de septiembre son crímenes de Estado tanto por el involucramiento de los policías municipales como por ser el alcalde de Iguala y su esposa los autores intelectuales de los acontecimientos; en este tenor hay una línea de continuidad entre las agresiones a los normalistas de Ayotzinapa y los asesinatos de por lo menos cuatros personas en la región en 2013, donde también fue designado como responsable y autor intelectual de los hechos el alcalde de Iguala.
Considerando un contexto histórico más extenso y en una configuración distinta del nivel del Estado involucrado, los antecedentes de las agresiones a los normalistas nos remiten a nivel nacional a la violencia estatal del 68 y a la guerra sucia de la década de 1970 dirigida a los grupos sociales inconformes por parte del ejército y las fuerzas de seguridad del Estado en los distintos niveles de gobierno (municipal, estatal y federal); particularmente en Guerrero esto se manifestó en las acciones policías y militares para reprimir a las organizaciones de Lucio Cabañanas y Género Vázquez, y, posteriormente, ya a fines del siglo XX lo política represiva oficial hacia los campesinos volvió a tener sus manifestaciones de violencia extrema con las masacres de Aguas Blancas (1995) y el Charco (1998).
Particularmente las desapariciones (la privación de la libertad y la vida) han sido y son una estrategia de agresión y eliminación a la que han recurrido sistemáticamente (con mayor o menor frecuencia) el Estado y ciertos grupos del crimen organizado desde hace décadas. En Ayotzinapa se ha comprobado mediante diversos testimonios y declaraciones que el secuestro y posterior desaparición de los jóvenes normalistas fueron llevadas a cabo por policías y miembros de grupos delictivos, en una clara muestra de la complicidad entre las fuerzas de seguridad municipales y el crimen organizado.
Estas desapariciones se enmarcan en dos niveles cuyo marco histórico es mucho más vasto: (1) Por un lado, los antecedentes remotos son la guerra sucia y el terrorismo de estado a nivel federal y estatal durante la década de 1970, donde el gobierno federal y el de Guerrero recurrieron como estrategia de represión y disuasión a las desapariciones selectivas y con un carácter de violencia política. (2) Por otra parte, recientemente, con la política de la guerra contra el narcotráfico que inició Calderón a fin de legitimarse, las desapariciones (no pocas veces masivas) resurgieron como una forma de violencia generalizada y de represión por parte del crimen organizado y de las policías coludidas con grupos de delincuentes; en este tenor, cifras conservadoras difundidas por algunos medios de comunicación mencionaban en más de 26 mil el número de personas desaparecidas entre 2006 y 2012.
Así mismo no se puede omitir ni dejar de apuntar que en la historia política nacional y regional (a nivel del estado de Guerrero) tampoco es nuevo el contubernio y la colaboración entre las autoridades, las corporaciones policíacas y los grupos del crimen organizado. Particularmente para el caso de Ayotzinapa la información y evidencia recabada y publicada ha mostrado los nexos y alianzas entre los poderes locales fácticos oficiales y no oficiales, los vínculos entre el Estado (principalmente en su escala municipal aunque no sólo) y el crimen organizado, en este caso concreto en la complicidad y las estrechas relaciones de colaboración entre el alcalde de Iguala y los guerreros unidos.
Negligencia e impunidad
Las respuestas y acciones del estado de Guerrero y del gobierno federal frente a la masacre y desapariciones han sido leídas como insuficientes y negligentes por parte de los compañeros y familiares de los normalistas asesinados y desaparecidos, esta percepción es ampliamente compartida por diversos grupos y organizaciones sociales y políticas del país, así como por una porción considerable de la sociedad civil mexicana.
A nivel estatal, el gobierno de Guerrero actuó de manera lenta y errática, las investigaciones no han dado resultados claros ni contundentes. Por su parte, las autoridades federales, dado que los hechos acontecieron en Iguala y en un afán por descargar toda la responsabilidad en el gobierno de Guerrero, se negaron en un primer momento a intervenir de manera directa; posteriormente, debido a la presión social y mediática nacional e internacional, se sumaron a las indagaciones de los hechos, pero sin mostrar una voluntad política clara para el esclarecimiento de estas agresiones.
Pese a la captura de varios policías municipales y de algunos miembros del grupo delictivo guerreros unidos que tomaron parte activa en los hechos violentos, las autoridades estatales y federales todavía no han dado información sobre el paradero de los normalistas secuestrados y desaparecidos; tampoco se sabe del destino de los autores intelectuales de estos acontecimientos violentos. Mediante datos obtenidos por diversas declaraciones se encontraron varias fosas clandestinas con restos humanos pertenecientes a casi tres decenas de personas, sin embargo, pese a las apresuradas aseveraciones del gobierno de Guerrero de que se trataba de algunos de los normalistas de Ayotzinapa, la PGR desmintió esta información y afirmó que los restos no pertenecían a los desaparecidos.
Este suceso sólo es una manifestación exacerbada de la falta de coordinación y de la ausencia de voluntad política de cooperación entre los dos órdenes de gobierno para la resolución del caso. Así mismo, las autoridades del estado de Guerrero y del gobierno federal, en un ejercicio de desdén y falta de respeto, no han dado información pertinente y veraz a los familiares y compañeros de los normalistas asesinados y desaparecidos, tampoco les han notificado con claridad del curso y avance de las investigaciones.
Los reclamos de justicia y las movilizaciones de apoyo a los normalistas de Ayotzinapa
Frente a la indiferencia y la indolencia oficiales, las familias y compañeros de los normalistas se han movilizado y organizado una vasta serie de acciones dentro y fuera de Guerreo para manifestar su legitimo deseo de justicia y su voluntad de encontrar con vida a los desaparecidos. A nivel nacional ha habido múltiples manifestaciones de solidaridad y apoyo, expresión de esto fueron las protestas masivas en 25 estados del país el pasado 8 de octubre, en las cuales hubo marchas multitudinarias en las principales ciudades del país, así como en Chiapas y en Guerrero; a lo largo del país decenas de miles de personas de diversas organizaciones sociales y políticas y de la sociedad civil reclamaron ese día el esclarecimiento de los hechos, la presentación con vida de los detenidos y el castigo a los responsables.
Así mismo ha habido pronunciamientos y acciones de protesta por parte de diversos sectores: organizaciones y centros de derechos humanos, religiosos (el padre Solalinde, el obispo Raúl Vera), organizaciones y movimientos sociales y políticos (FPDT-Atenco, Frente Francisco Villa, SME, EZLN, ERPI, EPR, entre muchos otros), maestros y normalistas, miles de estudiantes de varias universidades (UNAM, IPN, UAM, UACM, UPN y varias universidades privadas).
También el repudio internacional en relación a las muertes y desapariciones de Ayotzinapa ha sido creciente y constante. Fuera de México estos acontecimientos han sido leídos como expresiones de la ausencia de derechos humanos, así como manifestaciones alarmantes y crónicas de la inseguridad e impunidad que campea en muchos estados del país. Tampoco han faltado voces y organizaciones en EU, Europa y otros países que, considerando las evidencias de la autoría e involucramiento de autoridades y fuerzas de seguridad municipales de Iguala, han catalogado lo sucedido como “crímenes de Estado”.
Por su parte, la ONU y la CIDH-OEA manifestaron su preocupación y sorpresa al respecto, haciendo un llamado a intensificar la búsqueda de los desaparecidos, así como a realizar una indagación imparcial y veraz para aclarar lo acontecido. A veinte días de las desapariciones y muertes del 26 de septiembre, todavía no se sabe ni dónde están ni si se encuentran con vida los cuarenta y tres normalistas de Ayotzinapa. También quedan pendientes el castigo de los responsables intelectuales y una indagación seria e imparcial de los hechos. Dentro y fuera de México, pero especialmente en Guerrero, resuena el clamor de justicia y de presentación con vida de los desaparecidos.
LUNES 20 DE OCTUBRE DE 2014 – COMCOSUR
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4) La bomba que cae sin rozarnos el alma
Reseña del libro de Howard Zinn “La bomba”
Santiago Alba Rico (Rebelión)
Howard Zinn “La bomba”, publicado por la editorial Hiru, Hondarribia 2014. Traducción de Beatriz Morales Bastos
Hace cien años, cuando Italia y España probaban por primera vez el poder letal de la nueva arma en las colonias, los bombardeos aéreos producían una mezcla de terror y de escándalo (¡pájaros que cagan muerte!), hasta el punto de que la convención de La Haya de 1927 los prohibió sin ninguna clase de oposición. Hoy una tormenta y hasta una gaviota causan más estupefacción. Mientras escribo estas líneas aviones tripulados y no tripulados arrojan bombas sobre Somalia, Yemen, Siria, Iraq, el kurdistán turco, Afganistán, Gaza, Ucrania, en una rutina aceptada por todos con una naturalidad que contrasta con la sobrehumanidad del procedimiento. El bombardeo desde el aire, en efecto, al contrario que la ferocidad cara a cara, introduce de entrada una desigualdad, una desproporción ontológica entre el agresor y su víctima que ignora incluso la existencia de los cuerpos.
Esta desproporción suspende de hecho todos los principios del derecho, pues la ejecución es siempre sumaria y sin previas diligencias, y además impide la representación emocional de los daños. Excluye de la humanidad al mismo tiempo a la víctima, que es desde el principio sólo el residuo de una operación decidida sobre un mapa, y excluye de la humanidad también al agresor, que desde su olímpica, purísima altura es incapaz de imaginar los efectos de su acción. El bombardeo aéreo, digámoslo así, es incompatible con el derecho y con la antropología humana y, cada vez que cae una bomba desde el aire, se interrumpe el proceso de la evolución y se establece en el mundo un orden ante-civilizado y post-humano.
Como sabemos el colofón no superado de este modelo, paradigma y tentación siempre presentes, fueron las dos bombas atómicas que el gobierno de los EEUU encabezado por Truman dejó caer en agosto de 1945, cuando ya habían vencido la guerra, sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, donde en pocos minutos murieron respectivamente 140.000 y 70.000 personas. Aparte la factualidad tecnológica, que impone sus “progresos” al margen de la política, la naturalización del bombardeo tiene que ver paradójicamente con los conocidos Juicios de Nuremberg (1945-1946), en los que los aliados, muy firmes con los crímenes del nazismo, fueron muy tolerantes con los suyos propios, entre los cuales se incluían, por ejemplo, los bombardeos de Dresde o Tokio y, desde luego, el uso del armamento nuclear contra las ciudades japonesas. Desde entonces los campos de concentración están prohibidos, los bombardeos aéreos no. El acta fundacional del derecho internacional (y de la propia ONU) tras la segunda guerra mundial entraña esta paradoja: prohibición de la guerra, aceptación natural del lanzamiento de bombas desde aviones y drones. Los aviones vuelan tan alto que ninguna norma terrestre les atañe.
En este libro que la editorial Hiru tiene ahora el acierto de publicar se recogen dos pequeños ensayos o denuncias del añorado historiador estadounidense Howard Zinn, autor de la imprescindible La otra historia de los EEUU, libro de imperativa lectura para tener y aspirar a una vida normal. El primero, escrito en 1995 tras una visita a Japón en coincidencia con el 50 aniversario del bombardeo atómico, se ocupa obviamente de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, combinando la evocación minuciosa de sus pavorosos efectos con la denuncia de la decisión misma de Truman, completamente injustificada incluso desde el punto de vista de la propia guerra y destinada al mismo tiempo a intimidar a los soviéticos, como primer gesto de la guerra fría, y a probar el poder destructivo de las nuevas bombas.
Zinn habla como historiador, pero también como piloto de bombardeo durante la segunda guerra mundial, entusiasta defensor de la causa de la democracia que descubrió de pronto la hipocresía y la criminalidad de su gobierno y la fragilidad moral de sus motivos y sus acciones. Y que advierte, por eso, contra los peligros de las “buenas causas”: “Pero es precisamente esta situación (en la que el enemigo es indiscutiblemente malo)”, escribe, “la que provoca una rectitud peligrosa no solo para el enemigo sino para nosotros mismos, para innumerables personas inocentes y para las generaciones futuras. Podíamos juzgar al enemigo con cierta claridad, pero no a nosotros mismos. De haberlo hecho podríamos haber observado algunos hechos que enturbiaran la valoración simplista de que, como ellos eran indudablemente malos, nosotros éramos indudablemente buenos”.
Entre otras cosas -recuerda Zinn- la política oficial de los EEUU, mientras entraba en guerra con Hitler, era también ferozmente racista. La Europa colonial, y la norteamérica xenófoba, no eran buenas, por mucho que el nazismo fuera objetivamente malo. Aún más, la dinámica misma de la guerra, y la consecución de la victoria, acabaron por borrar todas las diferencias morales entre los contendientes, y ello a costa, como siempre, de los civiles. “Ya no se distinguía a Hitler, Mussolini, Tojo y a sus generales”, escribe Zinn, “de los civiles alemanes o de los niños japoneses. El general de las fuerzas aéreas estadounidenses Curtis LeMay (el mismo que afirmó durante la Guerra de Vietnam: “Los bombardearemos hasta hacerlos retroceder a la Edad de Piedra”) afirmó: “No existe eso que se denomina civil inocente”.
El segundo ensayo o denuncia (escrito en los años sesenta) tiene un interés particular, pues narra un episodio de la segunda guerra mundial poco conocido en el que el propio Zinn intervino directamente: la doble destrucción de la pequeña ciudad francesa de Royan, junto a Burdeos, en enero y abril de 1945. Fue de hecho su participación en esta última operación la que, años después, en 1966, llevó al historiador a regresar al lugar de los hechos e investigar lo ocurrido. Completamente gratuita -resultado de una convergencia de factores todos ellos injustificables desde un punto de vista militar- esta doble operación sirvió, entre otras cosas, para probar por primera vez el napalm (llamado entonces “gasolina gelatinosa”).
Cuando Zinn se acerca a las razones del bombardeo, que causó la muerte de cientos de civiles franceses, descubre una constelación articulada de una banalidad maravillosa, irresistible e ignominiosa: “En la destrucción de Royan se puede ver esa infinita cadena de causas, esa infinita dispersión de responsabilidad que puede dar un trabajo infinito a la erudición histórica y a la especulación sociológica, y provocar una parálisis de la voluntad infinitamente placentera. ¡Qué complejidad de motivos! En el Mando Supremo Aliado, el simple impulso de la guerra, la fuerza de compromisos y preparativos anteriores, la necesidad de completar el círculo, de acumular la mayor cantidad de victorias. En el ejército local, las ambiciones, mezquinas y grandes, el tirón de la gloria, la ardiente necesidad entre soldados de todo rango de participar en una gran campaña común. Por parte de las fuerzas aéreas estadounidenses, las ganas de probar una arma recién creada (Paul Métadier escribió: “En efecto, por encima de todo la operación se caracterizó por arrojar las nuevas bombas incendiarias que les acababa de suministrar la Fuerza Aérea. Según las memorables palabras de un general: ‘¡Eran maravillosas!’”).
Y entre todos los participantes, de alto y bajo rango, franceses y estadounidenses, el motivo más poderoso de todos: la costumbre de la obediencia, la enseñanza universal de todas las culturas, no salirse de la línea, no pensar siquiera en lo que no se ha ordenado pensar, el motivo negativo de no tener ni una razón para interceder ni voluntad de hacerlo”. Esa es la conclusión que a Howard Zinn le interesa subrayar, la de que en realidad los actos de destrucción más abominables de la historia no tienen que ver con presuntos “fines superiores” discutibles o con intereses grandes y mezquinos (y menos con locas maldades belicosas) sino con inercias tecnológicas, pasiones inmediatas y pasividades rutinarias.
La bomba banal, la bomba que cae como un fruto maduro, la bomba aceptada, fácil, hermosa, la bomba luminosa, la bomba eterna que, una vez inventada, nadie parece capaz de devolver a su huevo, esa bomba -la de Hiroshima y la de Royan- sigue sembrando de cuerpos superfluos (cadáveres que ya lo eran antes de nacer) las tierras del mundo; sobre todo, claro, las tierras del mundo no occidental. ¿No se puede evitar? ¿No podemos al menos espantarnos?
Conviene no olvidar las palabras con las que Howard Zinn, el gran historiador de los pueblos, cierra el primer ensayo que aquí reseñamos: “Podemos rechazar la creencia de que las vidas de los demás son menos valiosas que las vidas de los estadounidenses, que un niño japonés, un niño iraquí o un niño afgano es menos valioso que un niño estadounidense. Podemos negarnos a aceptar la idea, que es una justificación universal de la guerra, de que los medios de la violencia masiva son aceptables para “buenos fines” porque, aunque seamos lentos en aprender, ahora deberíamos saber que siempre es seguro el horror de los medios y la bondad del fin siempre es insegura”. Ahora deberíamos saberlo. Si no lo sabemos es porque no estamos cumpliendo con nuestro deber.
LUNES 20 DE OCTUBRE DE 2014 – COMCOSUR
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5) China ya es la primera potencia económica mundial
GEAB /El Correo)
En las últimas cuatro semanas dos hechos de gran trascendencia han salido a la luz. De un lado, China se ha convertido en la primera potencia económica mundial, adelantando oficialmente a los Estados Unidos, con un peso económico oficial (cifras del FMI) de 17,61 billones de dólares (contra 17,4 de los Estados Unidos). Si los medios de comunicación principales no han mostrado el menor interés, nuestro equipo, por el contrario, lo considera un acontecimiento histórico: los Estados Unidos han dejado de ser la primera potencia económica mundial y este hecho lo cambia todo [1].
Sobre todo porque, además de cruzar este umbral, los Estados Unidos, después de tratar de impresionar al mundo con un militarismo desbordante durante la crisis de Ucrania, revela una debilidad estratégica importante en su «gestión» de la crisis de Irak. El músculo político, que parecía obligar al mundo a permanecer bajo la tutela US de manera indefinida, se manifiesta como insuficiente. Estos dos indicadores nos permiten ver un punto de inflexión de primera magnitud dentro del desarrollo de la crisis sistémica global: el paso de un mundo americano a un mundo chino…
Europa, Rusia – Estableciendo un Plan Marshall al estilo Chino
La aparición evidente de este «jugador» chino se ha precipitado por la crisis de Ucrania. Mientras que China tenía interés en ir desarrollando su crecimiento de manera casi inadvertida, mientras que los rusos mantenían distancia ante el miedo de una inevitable invasión China, mientras que los europeos también mantenían las condiciones para una aparición suave de este mega-jugador, la crisis de Ucrania aceleró el cambio y provocó que el resto de jugadores perdiera protagonismo.
Ya hemos señalado que la crisis de Ucrania y la política de sanciones empujaron a los rusos a firmar el famoso acuerdo de gas Ruso-Chino en condiciones menos ventajosas que las que habían esperado. Ucrania perdió frente a los rusos por sus negociaciones con China sobre este acuerdo.
Actualmente, el primer ministro chino realiza una visita oficial a Europa y Rusia [2]. Sus bolsillos están llenos de contratos, proyectos de inversión y perspectivas de negocio [3], un plan Marshall para la reconstrucción real de las economías europeas y rusas parcialmente destruida por la guerra de Ucrania [4]… un plan irresistible por supuesto. Pero ¿se han reunido las condiciones para que seamos lo suficientemente cautelosos para preservar nuestra independencia con respecto a este nuevo poder ? Recuerde que el plan Marshall ayudó a unir a la Europa de la posguerra a los EE.UU.
La City [de Londres] ya se ha salvado de la bancarrota gracias a China, convirtiéndose en el principal centro financiero fuera de China en emisión de bonos de yuanes [5]. Como consecuencia, el Reino Unido se ha convertido en un fuerte defensor de agregar el yuan al DEG (Derechos Especiales de Giro) del FMI. El BCE está incluso empezando a considerar agregar el Yuan a sus reservas internacionales [6]. Y Europa se encuentra en el papel que le corresponde como facilitador de la transición sistémica entre el mundo de antes y el mundo después de la crisis ; pero para jugar en su verdadero interés, hubiera sido mejor haberse dejado guiar por una visión [7] más que por la codicia o por un instinto de supervivencia.
Toda esta actividad entre Europa, Rusia y China culminará con la Cumbre ASEM en Milán del 16 y 17 de octubre de 2014.
Este evento tiene todas las posibilidades de dejar su huella en los libros de historia, ya que conectará a Europa y Asia y proporcionará la plataforma para resolver la crisis del Euro, la crisis de Ucrania, la crisis Euro-Rusa, la crisis sistémica global…, permitiendo así la transición al mundo de después de la crisis. Hubiera sido más «multi-polarización» si el acto de fundación del mundo de después, hubiera sido sellado en una cumbre Euro-BRICS [8]; pero esto es urgente y, después de todo, tres de los cinco países BRICS estarán presentes (Rusia, India y China)… y lo más importante, la cumbre ASEM tendrá características comunes con la idea de una cumbre Euro-BRICS que representa las nuevas realidades globales (peso económico, comercial, demográfico)… y sin contar con EE.UU., que hasta nuevo aviso, no proyecta más que su sombra sobre cualquier intento de adaptar el sistema mundial a las nuevas realidades.
El éxito de esta reunión dejará claro a todo el mundo el contraste entre las perspectivas que ofrece la alianza con EE.UU. (que se reduce a una cuestión de guerra) y las ofrecidas por un acercamiento estratégico con Asia (donde principalmente se trata de una cuestión de recuperación económica) [9]. Nuestro equipo anticipa que las esperanzas puestas en esta cumbre tendrá como efecto principal ser el golpe de gracia para el Tratado Transatlántico, el controvertido TTIP [10].
Nuestros lectores saben que nuestro equipo no tiene miedo al irresistible ascenso de China al poder. Pero no podemos producir anticipaciones sin hacer hipótesis sobre futuros cambios de régimen, las posiciones específicas de las derivas propias de posiciones de poder dominante, el empeoramiento coyuntural de las condiciones… Por lo tanto, ante un nuevo jefe en la escena internacional, Europa (y el mundo entero) debe ser capaz de dar la bienvenida a la nueva realidad y de tener la precaución de analizar con cuidado las condiciones que preserven su independencia.
Aquí, nuestro equipo se permite plantear otro aspecto positivo. La primera generación de estudiantes formados en Europa (gracias al programa Erasmus y las dinámicas trans-europeas en el ámbito de la educación superior) ahora tiene entre 45 y 50 años, la edad en que uno empieza a influir, ya sea en el circuito político o económico. Su capacidad para integrarse en un mundo multipolar es infinitamente superior a la de las élites de las generaciones anteriores, formados a nivel nacional o en los EE.UU. que, en el mejor de los casos, sólo hablan en Inglés. Gracias a Erasmus, Europa tiene todos los activos en la mano para ser tenida en cuenta a escala mundial a pesar de su tamaño relativamente pequeño: el multilingüismo, el natural multiculturalismo que facilita la apertura al mundo y la comprensión de las complejidades, etc.
En conclusión, la aparición de un mundo multipolar retoma su curso siguiendo las anticipaciones de LEAP… sólo habrá sido más doloroso y un poco más chino de lo que una transición organizada habría permitido.
Notas:
[1] Menos espectacular, pero igualmente emblemático de un cambio de paradigma, es que China anunció un nuevo método de cálculo del PIB, incluyendo otros parámetros que el crecimiento. Una decisión, cuya relevancia objetiva y por la base de aplicación (China) puede relegar el viejo PIB a una herramienta de la prehistoria económica. La «niebla estadística» tenderá a caer y el paisaje que aparezca no tendrá nada que ver con lo que conocemos. Fuente: Europe Solidaire, 09/10/2014
[2] Fuente: China Daily, 08/10/2014
[3] Fuente: Business Insider, 14/10/2014; China Daily, 09/10/2014
[4] La crisis Euro-Rusa y la política de sanciones mutuas es claramente la principal causa de una considerable desaceleración económica en el continente en los últimos meses. Esta realidad, que no es objeto de ningún comentario en la prensa, ha sido demostrada recientemente, sin embargo, por los desastrosos números de la economía alemana… casualmente en estos últimos seis meses. Fuentes: The Telegraph, 06/10/2014; International Business Times, 09/10/2014
[5] Fuente: Wall Street Journal, 09/10/2014
[6] Fuente: Malay Mail, 11/10/2014
[7] Al promover activamente la aparición de un mundo multipolar, gracias a un acercamiento Euro-BRICS como defendieron desde 2009 Franck Biancheri y LEAP.
[8] Tal y como hemos promovido activamente desde 2009. Ver el proyecto Euro-BRICS de LEAP.
[9] Como lo demuestra el GlobalEurometro estos últimos meses, muchas personas en Europa son conscientes del hecho de que la dinámica del futuro está más en el lado de los BRICS que en el de EE.UU.
[10] TTIP que siempre anticipamos que nunca vería la luz del día, al menos no de otra forma que no sea totalmente diluido (para mantener el tipo en Bruselas y Washington), pero el desplazamiento ideológico «occidentalista» de estos últimos meses, que ha desconectado a Europa de la realidad y aniquilado su natural capacidad de reacción ante los acontecimientos, ha aumentado el riesgo de firmar de manera forzada el acuerdo.
LUNES 20 DE OCTUBRE DE 2014 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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