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JOAN BAEZ: «NO HAY CAMBIOS REALES SI NO SE ASUME EL RIESGO»

COMCOSUR MUJER
Fundado por Yessie Macchi
AÑO 11 -No. 453/ Miércoles 27 de Mayo de 2015
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
Coordinación y búsqueda: Beatriz Alonso, Cecilia Duffau y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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«Hay que dar vuelta el mundo. Cada lágrima que corre allí donde podría haber sido evitada, es una acusación…” Rosa Luxemburgo
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NOTICIAS

ARGENTINA
1) MAS CANALLAS QUE EL VICTIMARIO

EL LÍBANO
1) MOVILIZACIONES DE LAS EMPLEADAS DOMÉSTICAS

TEMAS DE COMCOSUR MUJER

I – JOAN BAEZ:
“NO HAY CAMBIOS REALES SI NO SE ASUME EL RIESGO”
II – DE LECTURAS, MILITANCIAS Y DENUNCIAS
FEMINISMO EN PRIMERA PERSONA

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ARGENTINA

1) MAS CANALLAS QUE EL VICTIMARIO

Rozanski: «Piombo y Sal Llargués son peores que el victimario»

El juez federal consideró como «canalla» el fallo de ambos camaristas que redujo la pena a un abusador de un nene de seis años, al que «agredieron cobardemente en el nombre de algún Código al que le dan el sentido que sus propias perversiones indican».

A la vez, valoró la reacción social de condena, que mostró que «la nueva Argentina abraza a ese niño», y consideró que «nuestro país merece mejores jueces».

Rozanski, presidente del Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, analizó para Télam la actitud de un sector judicial de donde emanan decisiones que «son mas canallas que el victimario individual».

Se refirió así a la decisión de Horacio Piombo y Benjamín Sal Llargués, del Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, que redujeron la pena de Mario Tolosa, quien ahora está en libertad, por el abuso sexual de un niño de seis años al considerar que tenía «tendencias homosexuales».

«¿Cómo imaginar a alguna personita que necesite más contención y protección que esa criatura? Imposible. Sin embargo, aquel sistema diseñado para ayudarlo, lo lapida», aseveró el magistrado.

Para el juez, los camaristas que firmaron el fallo «son peores» que el victimario porque tomaron su decisión «con los recursos que el Estado puso en sus manos, con los códigos que los legisladores elaboraron y el Poder Ejecutivo promulgó, con las convenciones que nuestro país ratificó y dio máxima jerarquía en nuestra Constitución».

Todo este plexo legal «es para proteger a ese niño», pero «lo desprotegen, denigran, humillan y condenan, sosteniendo que la nueva violación no es tan grave esta vez, ya que antes lo había violado su propio padre».

En relación a «las tendencias homosexuales» del nene, aducidas por los camaristas para bajar la pena al abusador de seis a tres años y dos meses, el juez federal dijo que «no hace falta saber derecho para horrorizarse ante este fallo ni ser abogado para repudiar a sus autores».

«Hace falta haber prestado atención a la historia reciente donde un Estado terrorista, que secuestro, torturó, asesinó y desapareció decenas de miles de ciudadanos, se fue transformando en algunas décadas, en un Estado que cada día trabaja para honrar aquellas convenciones sobre derechos humanos», agregó.

Estas convenciones «son las mismas que le garantizan a ese niño de seis años que ningún juez de la Nación lo va a agredir cobardemente en el nombre de algún Código al que le dan el sentido que sus propias perversiones indican».

A su vez, Rozanski resaltó que la sociedad «reaccionó» ya que «millones de argentinos prestaron atención a esa evolución y acompañaron el proceso de respeto creciente por los derechos humanos y el cultivo de la verdad, la memoria y la justicia».

Se trata de «la nueva Argentina que abraza a ese niño, expone a sus verdugos y los expulsa de un espacio que no los acepta».

Por eso «en semejante contexto de humanización de las reacciones sociales, ningún espacio quedará para los dinosaurios que avergüenzan, además, a las muchísimas buenas juezas y jueces que cada día ponen lo mejor de si para cumplir los mandatos de impartir justicia equitativa y respetuosa», consideró.

Finalmente, el juez afirmó que «nuestro país merece mejores jueces que los que ofendieron a ese niño y nadie dude que los tendremos. Sólo hay que sacar los estrados y elegir buena gente para que desde abajo, al mismo nivel que el resto de la sociedad, ejerzan su responsabilidad con sensibilidad y sensatez».

Telam / COMCOSUR MUJER No. 453 – 27/05/2015
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EL LÍBANO

1) MOVILIZACIONES DE LAS EMPLEADAS DOMÉSTICAS

Son decenas, tal vez centenares de miles de mujeres que trabajan en el Líbano como empleadas domésticas. Se las ve a veces acompañando a los chicos al colegio, haciendo las compras de sus empleadores. La mayor parte del tiempo sometidas a la explotación, enfrentando el desprecio, han comenzado a organizarse frente y contra todos, especialmente contra el Gobierno, que rechaza reconocer el sindicato que han creado.

Las mujeres privadas de protección social se despiertan en nuestras casas sin que uno sepa cómo se sienten. Silenciosas y trabajadoras a lo largo del día, lavan, secan, planchan, cocinan, cuidan a los niños y responden “está bien” porque no pueden responder otra cosa, se ignora todo su pasado y su historia, todo sobre sus hijos a los que han debido abandonar para venir a trabajar al Líbano. Son más de 200.000 de diversos orígenes, Filipinas, Sri Lanka, Camerún, Etiopía, Nepal…

“Si usted abre ahora todos esos pisos” nos dice Rosa mostrándonos un enorme edificio “podrá ver cuantas muchachas hay que ni siquiera pueden abrir las ventanas para ver lo que pasa. Somos las que estamos afuera las que podemos luchar por ellas ¿Quién lo hará si no? Es por eso que me he unido a este movimiento”.

Un sindicato para las empleadas domésticas

Este año, el 1° de mayo tiene para las empleadas domésticas del Líbano un sabor especial. Ha marcado la formación –inédita en el mundo árabe– de su sindicato el 25 de enero pasado, con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Federación Nacional de Sindicatos, Obreros y Empleados del Líbano (Fenasol). Las empleadas domésticas son, por primera vez en la historia del país, las portavoces de sus propias reivindicaciones, algo que hasta ahora hacían las ONG libanesas.

Rosa es la subsecretaria de este joven sindicato. Llegó de Camerún hace unos quince años, tiene 45, y tuvo la suerte de caer en casa de una “dama muy correcta” que le ha dado cierta libertad “Soy una privilegiada con relación a las demás y esa libertad me permite ponerme al servicio de mis compañeras y recibirlas en mi casa. Y así me he convertido en líder de la comunidad. Antes de la creación de este sindicato no sabía a quién transmitir las múltiples quejas que me llegaban. Está disponer de un espacio para escuchar, ayuda a las empleadas a contar sus sufrimientos, pero la ley es más que necesaria. Es la única garantía de nuestros derechos. Si tuviéramos una ley no estoy segura de que la gente siguiera comportándose como lo viene haciendo. La mayor parte de las mujeres llega al Líbano sin saber qué les espera. Se nos promete trabajar en el Líbano y recién aquí conocemos las condiciones y caemos en el lodo. Lo que buscamos con la creación de este sindicato es volvernos visibles, mostrar que existimos. ¡El Líbano debe ratificar la convención de la OIT (1)!”

Sin embargo debido a la ausencia del reconocimiento institucional, el sufrimiento que crea el servilismo se mantiene como una herida abierta. El ministerio de Trabajo rechaza legalizar el sindicato ignorando aún el pedido que se le hizo en enero. Farah Salka, la coordinadora general del Movimiento antirracista (ARM), que condena el desprecio del actual ministro Sejaan Azzi del cual ha dicho “nos recibe con insultos y agresiones verbales cuando como ministro debe defender los derechos de los trabajadores… ¡Los aterroriza! No comprendo su renuencia. Es de su interés responder a los reclamos, porque quieras que no el sindicato existe”

Luchar contra el aislamiento de las mayorías

Pero esta minoría de trabajadoras domésticas difícilmente pueda ocultar a la mayoría silenciosa que sufre a veces un asilamiento extremo que les arruina la salud mental. Los suicidios se multiplican. Las embajadas de los países proveedores de mano de obra no apoyan a sus emigrantes. A algunas mujeres se les priva de la comida, son golpeadas o agredidas sexualmente por su patrón durante meses (2). Una joven salvada por la asociación Kafa había sido explotada sexualmente por su patrona, que la entregaba a muchos hombres. Algunas son tratadas injustamente de ladronas para evitar pagarles un pasaje de avión a su país cuando termina su contrato. Y cuando sufren graves problemas de salud no tienen ninguna protección.

De todas las historias recogidas y sentidas lo que más las hace sufrir es la xenofobia. Algunas mujeres sufren humillaciones totalmente gratuitas y a veces sobrecargas de trabajo inútiles y agotadoras. Privadas de intimidad, sucede que a veces ni siquiera disponen de habitación propia: duermen en la cocina o en la sala de estar en camas plegables o en minúsculos balcones transformados en “habitaciones de servicio”. El cuarto de baño es el único lugar con una puerta que pueden cerrar. Rosa rechazó además mi invitación a tomar un café en el bar de enfrente. Tuvimos que permanecer de pie en la vereda “¿Sabe por qué evito ir a los cafés?” me dice al terminar la entrevista, “Cuando yo oigo decir hiye chou badda, es decir ¿qué es lo que se va a servir? ¡Me irrito! El resto me importa un bledo, me pueden escupir en la calle. Me lavo y listo. Pero cuando me hablan en tercera persona me enerva. No puedo oír la palabra hiye”.

Despersonalizadas y cosificadas, tienen prohibida la vida privada. El argumento que repiten a menudo las familias que impiden a sus empleadas salir solas cuando se las interroga es el miedo a que “se junten con hombres y traigan enfermedades” El desprecio social se suma al desprecio racista. Al margen de los lugares comunes más repetidos (fealdad y suciedad) se les prohíbe a las empleadas toda sexualidad con el objeto de evitar todo contacto con una clase social inferior y considerada por lo tanto malsana y portadora de enfermedades.

Otra prohibición racista y paradójica: el acceso a las piscinas de natación y a las playas privadas por miedo a que “ensucien el agua” mientras por otra parte son las que cocinan y dan de comer a los niños.

La Kafala que infantiliza y esclaviza

La Kafala (3) legaliza este sistema esclavista que deshumaniza a las empleadas. “No puede seguir manteniéndose”, replica Farah Salka. Si el “garante” se vuelve agresor, el agredido no puede denunciarlo. Es necesario encontrar una solución. La legislación laboral en el Líbano –que no se ha modificado desde la fecha de la independencia en 1943 y necesita con gran urgencia cuidados intensivos– no tiene en cuenta a estas 200.000 mil trabajadoras inmigrantes. El modelo libanés, desde la época del mandato no tiene el mejor derecho al trabajo del mundo, pero incluye al menos algunas reglas básicas como la limitación de las horas de trabajo, las vacaciones anuales, la licencia por maternidad, la posibilidad de renunciar”.

Cuanto más lejos están de Beirut, mayor es el aislamiento de estas personas casi secuestradas. Las redes sociales han contribuido mucho a sociabilizar a las más aisladas y a las más vulnerables cuando han logrado acceder a ese “lujo”. De modo que Tabel, enferma de tuberculosis, encerrada en el cuarto de la basura de la agencia de colocaciones, mientras escupía sangre pudo alertar a una amiga gracias a los mensajes enviados por un teléfono celular. Con el objeto de responder a este asilamiento el Migrante Community Center (MCC) tiene el propósito de instalar dos antenas, una en Jounié y otra en Saida.

Debido al total desinterés y al abandono de los inmigrantes por sus embajadas, el MCC, creado hace tres años en colaboración con el ARM, dispone de un espacio de formación, cursos de idiomas y varios talleres (de música, yoga, costura) y organiza reuniones, fiestas de cumpleaños, casamientos… También organiza excursiones y algunos inmigrantes que viven en el Líbano desde hace diez o veinte años descubren por primera vez otras ciudades diferentes de la capital en la que residen.

Reproducción de las desigualdades de género

P ido a Rosa que me hable de sus proyectos para el futuro. Respira profundamente y me responde sin dudar “volver a mi casa y ver crecer a mis nietitos”. Con el sacrificio de su propia vida familiar en la que abandonaron a sus hijos para ir a criar los de otros, estas trabajadoras aseguran en cierto modo el equilibrio en las parejas libanesas. El lastre de las tradiciones es ciertamente pesado para una generación “globalizada” y viajera y los referentes difíciles de encontrar.

Las libanesas rechazan actualmente reproducir el esquema materno y el hacer las tareas domésticas, pero los hombres creen ser menos “viriles” cuando les piden colaboración. Las empleadas domésticas son el remedio contra las tensiones que pueden generar en una pareja las tareas domésticas. En la medida en que constituyen un ámbito clásicamente reservado a las mujeres y confundidas con el trabajo gratuito que necesita del agotador mantenimiento de la casa, se arreglan entre mujeres. La violencia que las empleadoras ejercen sobre sus empleadas en el Líbano iguala potencialmente a la que los hombres ejercen sobre las mujeres.

La reproducción de las desigualdades de género es por lo tanto derivada hacia la mujeres en el secreto de los hogares, en este “trío” que comparte el mismo techo (a los trabajadores inmigrantes del sexo masculino no se les secuestra nunca en el interior de las viviendas pese a sus precarias condiciones de vida). Las mujeres libanesas no tienen por lo general acceso a la política. O en todo caso solo para reemplazar a hombres ausentes, esposas, hijas o hermanas de personalidades políticas asesinadas. No pueden transmitirles la nacionalidad a sus maridos ni a sus hijos ni legarles sus bienes. Cuando son víctimas de violaciones o de violencias conyugales, tampoco están protegidas por la ley. ¿Qué decir entonces de la suerte reservada a las extranjeras que no pertenecen a ninguna de las comunidades que integran el país, desconectadas de sus familias, abandonadas por sus embajadas y tampoco reconocidas por el país en que viven?

Notas

(1) El artículo nº 87 de la convención de la OIT que trata de la libertad sindical y de la protección del derecho sindical estipula: “Los trabajadores y los empleadores, sin distinción de ninguna clase, tienen derecho a constituir, sin autorización previa, organizaciones a su gusto, así como a afiliarse a organizaciones con la única condición de aceptar sus estatutos”.

(2) Casos frecuentes, según el Migrant Community Center ( MCC ) , y las mujeres no se atreven a quejarse a su “señora”, que negaría los hechos.

(3) La Kafala, heredada del derecho musulmán, también ha sido adoptada por los empleadores cristianos y está basada en la adopción de huérfanos. Un tutor se convierte en el “kafil” el garante de un niño sin darle ni su nombre ni hacerlo su heredero. Lo respalda hasta la edad adulta. Es interesante ver como se ha calcado este sistema que infantiliza para aplicarlo a las empleadas a las que se llama “hijas” pero nunca acceden al título de “señora” y no se les considera así aunque se casen y tengan hijos.

Fuente: orientxxi.info/magazine/mobilisations-temeraires-des-employees-de-maison-au-liban,0901

REBELIÓN / COMCOSUR MUJER No. 453 – 27/05/2015
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TEMAS DE COMCOSUR MUJER

I – JOAN BAEZ:
“NO HAY CAMBIOS REALES SI NO SE ASUME EL RIESGO”

Joan Baez, Embajadora de Conciencia: “No puede haber ningún cambio social de verdad si no existe la voluntad de asumir un riesgo”

La popular cantante de folk norteamericana Joan Baez, fue recientemente distinguida junto al artista chino Ai Weiwei con el premio “Embajador de Conciencia” de Amnistía Internacional (AI) 2015.

En ocasión de recibir esta importante distinción como Embajadora de Conciencia, la popular cantante Joan Baez habló en Berlín acerca de los cambios sociales, la no violencia y sus perspectivas para el futuro.

“No puede haber ningún cambio social de verdad si no existe la voluntad de asumir un riesgo”, dijo Baez, quien además de una extraordinaria cantante y compositora es una activista de larga trayectoria. Y añadió que “el coraje no es algo de gente a la que le resulta fácil hacer cosas valientes”, sino precisamente nace de superar los propios miedos.

La generosidad

La cantante comentó acerca de las crisis mundiales que requieren una urgente toma de conciencia social, y dijo al respecto de los países occidentales que “la generosidad debe regresar a su vocabulario”.

Su incansable lucha por los Derechos Humanos, la lleva a afirmar que “La no violencia es la esencia de todo lo que he hecho en mi vida”. Baez es conocida por su participación en las marchas de Martin Luther King por los derechos civiles en Estados Unidos, su oposición a la pena de muerte y la tortura, las campañas por los derechos de la población homosexual, entre otras múltiples causas.

La artista habló además de su papel como madre, manifestando su deseo de que el futuro sea el mejor posible para sus hijos, expresando que tiene una inmensa “fe en las nuevas generaciones”, pero que éstas deben servirles como un ejemplo.

Por su parte el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, expresó que Joan Baez y Ai Weiwei son “una una inspiración para miles de activistas de derechos humanos de Asia, América y más allá”.

Amnistía Internacional indicó que Joan Baez (74 años) ha dedicado la mayor parte de su vida a la no violencia, el activismo civil y los derechos humanos.

Ai Weiwei

Ai Weiwei (57 años) es un artista reconocido internacionalmente y agudamente crítico con las políticas del Gobierno chino. Ha sufrido múltiples detenciones y estuvo en prisión en el 2010 y en 2011, se encuentra actualmente bajo vigilancia sin poder salir de su país.

La Red 21 / COMCOSUR MUJER No. 453 – 27/05/2015
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II – DE LECTURAS, MILITANCIAS Y DENUNCIAS:
FEMINISMO EN PRIMERA PERSONA

Entrevista a Valeria Canoni, profesora argetina de filosofía en la Universidad Autónoma de Entre Ríos

-Valeria, si tuvieras que definir el feminismo ¿por dónde comenzarías?, ¿qué es?, ¿cuál es su causa?

-La causa del feminismo es la igualdad que, por distintas razones históricas, nos fue negada a las mujeres. Primero pertenecíamos al pater familia como parte de sus bienes y propiedades, luego se dudaba de si teníamos capacidad para heredar y administrar nuestras posesiones. El patriarcado es el aliado estratégico del capitalismo, es la justificación del sometimiento y los roles asignados a los géneros. Cuando las mujeres no proveían lo que era conveniente, se creía que la maternidad era su único destino (telos), entonces eran castigadas y perseguidas.

-¿Es correcto entender el feminismo como una praxis?, quiero decir, teniendo en cuenta que interviene simultáneamente en los planos epistemológicos y políticos es siempre reflexión-acción-reflexión. En ese caso, siempre ¿es acción individual-colectiva-individual?

-El feminismo es tanto teoría como praxis, al calor de las luchas fue modificando conceptos y entendiendo que sin praxis no hay feminismo posible, sólo una postura académica o una pantomima. Además de la teoría y la praxis es necesario agregar su aspecto discursivo, el mismo se fue incorporando cuando se comprendió que las formas en que nombramos también indican lo que queremos significar y esto justifica y produce acciones. Cuando nombramos en masculino, estamos legitimando que lo valioso es lo que produce, dice y hace el varón o los varones, entonces cobra sentido la denuncia de Simone de Beauvoir que titula su libro ‘El segundo sexo’. El varón simplemente es, la mujer necesita artificios ajenos para nombrarla. Es madre, esposa, hija, es un ser que depende de otros para ser nombrada.

-En una sociedad conservadora, de provincia como la nuestra ¿tiene posibilidades materiales y simbólicas de existencia (y desarrollo) el feminismo? Esta apreciación ¿puede trasladarse a todo el país?

-En Entre Ríos puede desarrollarse el feminismo, obviamente que debe haber un gran cambio desde la sociedad para que cobre mayor fuerza, por ahora son sólo esfuerzos aislados. El problema es que siguen siendo luchas marginales, la sociedad sigue avalando los valores tradicionales, entre ellos la maternidad como destino, el lugar relegado de la mujer y justifica la violencia contra la mujer.

-En la actualidad ¿cuáles son los ejes más importantes de la lucha feminista a nivel local?, ¿y en general?

-En Entre Ríos hay grupos que son feministas; algunas ONGs que reivindican el derecho al aborto legal, se realizaron algunas iniciativas en pos de denunciar el acoso callejero, se denunció al diputado (Rubén) Almará por sus dichos misóginos y discriminatorios. Paraná también se sumó a la convocatoria nacional ‘Ni una menos’.

– En referencia a la libre toma de decisiones sobre el propio cuerpo, ¿por qué no se logra nunca un debate franco sobre la despenalización del aborto?

-Hay una gran dosis de hipocresía, lamentablemente los sectores conservadores de Argentina siguen teniendo una gran injerencia en la toma de decisiones. No se comprende que la despenalización del aborto es un tema de salud pública, no del origen de la vida ni del momento de la concepción. Además, los mismos médicos que dicen ser objetores de conciencia en el ámbito público se olvidan de la misma cuando reciben suntuosas sumas de dinero en clínicas privadas. No se puede negar el retroceso que significó la asunción de (Jorge) Bergoglio como máximo líder de la iglesia católica, los esfuerzos realizados durante diez años desde la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito y las otras organizaciones que acompañaban la lucha fueron truncados por el acuerdo entre el partido gobernante y la iglesia.

-¿Consideras que estamos asistiendo a un brote de violencia hacia mujeres y menores más crudo que hasta hace unos años o es parte de los efectos comunicacionales?

-La violencia hacia las mujeres siempre fue tremenda, han mutado las formas pero lo más importante es que ahora hay canales para denunciarla y la masividad que producen los medios de comunicación ha logrado que se visibilizara la problemática. Ahí es necesario volver al universo de lo discursivo, no se puede hablar de crimen pasional, ni de ninguna otra figura que suavice el concepto de femicidio o feminicidio. Se trata de crímenes que se han cometido contra las mujeres o sus hijos, se denominan femicidios vinculados, sólo por ser mujeres y considerarlas como posesiones del varón. La palabra clave es poder, el poder de someter a otro, de controlar su salario, sus salidas, y volver a las mujeres presas de los deseos y el control de su cónyuge, novio, ex novio o cualquier otro varón que la considere suya.

-Hasta acá, ¿cómo podemos seguir defendiendo la sentencia: “mi cuerpo es mío y con él hago lo que quiero”? Si estamos atravesados por el imperio de la norma, de la moda, de la publicidad, etc.

-Como primera medida hay que desnaturalizar el concepto biologicista de la maternidad como destino, las mujeres no somos incubadoras. Si la maternidad es deseada, entonces es elegida y placentera. Cuando la maternidad es impuesta resulta una tortura trunca sueños, proyectos y termina siendo una carga. ¿Por qué no permitir a las mujeres decidir sobre su cuerpo? El Estado y las iglesias creen que el cuerpo de las mujeres les pertenece, por eso sobrecargan los atributos positivos de la maternidad idealizada. “No te puede pasar nada mejor que ser madre”, “debes hacer sacrificios por tus hijos porque luego verás los resultados”, etc. Propagandas, ligas de madres, apoyo a la lactancia, etc. Todos siguen presionando a las mujeres para que crean que debe ser madre, sino no es nada. Cuando fui mamá me prometí que jamás dejaría de estudiar, de trabajar y de militar para que mi hija no se deba enfrentar a un mundo tan patriarcal como el que tuve que sufrir. Lucho por mí y por todas las mujeres, aún para las que no reconocen los derechos que se han conquistado gracias al movimiento feminista.

-¿Qué rol ocupan o por dónde se puede uno convertir en hombre feminista?, ¿nos explicas esa categoría?

– Los varones son feministas y antipatriarcales cuando se cuestionan sus privilegios, afortunadamente han surgido movimientos de varones que cuestionan su rol, que quieren construir un mundo igualitario pero es algo que recién está en las primeras instancias de desarrollo y todavía no es comprendido acabadamente por las feministas y menos por el resto de los varones sumamente cómodos con sus privilegios.

-Sabemos que existen agrupaciones y colectivos confesionales que “militan” desde y en la academia, los organismos e instituciones, los partidos políticos, etc., me refiero por ejemplo a la ‘Pastoral Universitaria’, ¿puede existir algo similar dentro del feminismo, como ‘feministas cristianas’, por ejemplo?

-No creo que pueda entenderse un movimiento feminista cristiano pues lleva en sí una contradicción, la iglesia (en cualquiera de sus versiones) sigue sometiendo a las mujeres a conservar su rol de sumisión, acompañante, sostenedora del varón adulto y cuidadora del hogar, en resumen quiere que la mujer no salga de su rol reproductivo. Sí hay un movimiento que se llama ‘Católicas por el derecho a decidir’ quienes militan por la despenalización del aborto y por la laicidad del Estado pero no las consideraría católicas tradicionales.

-¿Consideras que no hay una lucha visible, real y genuina de las mujeres en general por sus propias causas?

-Sí hay una lucha genuina de las mujeres, lo que pasa es que en general tiene mala prensa, en los medios masivos se las considera extremistas, locas, feminazis, etc. Son las nuevas versiones de las brujas, creo que todos saben qué les pasó a las brujas en la inquisición.

– ¿Qué rol ocupa la moda, la imagen en todo esto? Y en el mismo sentido nos preguntamos por las tradiciones familiares y mandatos, pero más aún ¿cuál es el rol de la academia?, me refiero a la idea de Educación Superior en aras al mercado laboral y no como educación para la libertad.

-Es un tema crucial el de los mandatos y tradiciones familiares, somos enseñadas a servir a los demás, a cuidar a los enfermos, a prepararnos para el casamiento, etc. Pero estas nuevas generaciones han descubierto que el mandato puede cuestionarse, no es necesario casarse, se puede convivir, no hay que aguantar los malos tratos ni la violencia, una se puede separar sin considerarse una paria. La academia reconoce a nivel teórico los aportes del feminismo pero a nivel laboral es otra historia, siguen cobrando más los varones y si hay candidatos varones y mujeres, siguen privilegiándose los varones. En la educación superior hay una distancia enorme entre la teoría y la praxis, las reconocemos pero no les damos el trabajo. La imagen y la moda son algo que sigue calando hondo en la subjetividad pero de a poco también está siendo cuestionado, las mujeres pueden sentirse más cómodas y no tener que ser siempre una modelo de revista. Igualmente ahí están atravesadas las clases sociales y los mandatos internos, para las mujeres trabajadoras no hay tanta presión estética, sí la hay para las que ocupan puestos jerarquizados o pertenecen a las clases más poderosas.

-En el mismo sentido, nos preguntamos por las categorías que son, en el imaginario coloquial, claramente excluyentes: madre, profesional, femme fatale, militante, intelectual. ¿Se superponen, se repelen, concilian?

-Creo que las mujeres hemos aprendido a lidiar con los rótulos, aunque se sigue esperando ciertos comportamientos de ellas, pueden conciliar los distintos roles y se construyen a sí mismas. Lo que sucede muchas veces es que las distintas ocupaciones ejercen una sobrecarga sobre las mujeres y terminan alienándolas. Tener que cumplir con las exigencias propias y ajenas, algunas veces lleva a cuadros depresivos o enfermedades psicofísicas como la fibromialgia, cuadros de hipertensión, etc. Lograr el equilibrio y la armonía es lo más importante. Que la liberación no resulte en un nuevo encarcelamiento, por eso es importante concientizarse y que las mujeres empiecen a cuidarse, que sientan placer y no sólo llenar la vida con obligaciones.

– ¿Cuál es el futuro del feminismo?

-El feminismo debe crecer, ramificarse, meterse en todos los espacios, no debe pedir permiso. También es necesario crear alianzas estratégicas, para lograr nuestros objetivos hay que buscar quienes pueden acompañar las iniciativas. Antes había nombrado a los varones antipatriarcales, también los movimientos de diversidad sexual, los grupos laicistas, y muchos compañeros y compañeras de lucha que aún no conocemos pero con quienes podemos emprender luchas segmentadas que contribuirán a los derechos que habremos de conquistar para el feminismo pero también para el resto de los colectivos.

*Valentín Ibarra, estudiante de Filosofía de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader).
Fuente: www.aimdigital.com.ar/2015/05/25/de-lecturas-militancias-y-denuncias-feminismo-en-primera-persona/

AIM Digital / COMCOSUR MUJER No. 453 – 27/05/2015

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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de quien corresponde” – Luis Pérez Aguirre
(Tomado del libro A campo traviesa. Los caminos de Mario Costa)
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