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LA CIUDAD DE LAS MUJERES

MUJER536

1) Mujeres rurales. Feminismo campesino popular

2) Resistencia, la ciudad de las mujeres

3) Argentina: La voz del horror

4) Argentina: Milagro Sala denunció persecución y acoso en su detención

5) Uruguay: Sexo en el laboratorio

6) Diversidad, género y transversalidad educativa

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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 13 / No. 536 / Lunes 16 de octubre de 2017 / Producción: Beatriz Alonso

Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo

1) Mujeres rurales.

Feminismo campesino popular.
Una propuesta de las campesinas de América Latina
Pikara Magazine

El feminismo campesino y popular ha sido desarrollado en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas (CLOC) el referente en América de La Vía Campesina (LVC), y la idea es incorporarlo progresivamente en su discurso. Puesto que es un feminismo que viene del campo, es campesino. Y es popular porque es de clase, viene de la clase trabajadora. Lo explico y contextualizo en este texto.

Iridiane Graciele Seibert*

Este texto fue publicado originalmente en el nº29 de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas, dedicado a los movimientos campesinos.
Asamblea de mujeres durante la VII Conferencia de La Vía Campesina.

Me llamo Iridiane y soy campesina en el sur de Brasil. Con 14 años, en 2004, empecé a acompañar a mi madre en su militancia campesina y poco después, en 2006, me invitaron a asistir a un curso de agroecología en la primera universidad campesina en Venezuela. Fue para mí un momento muy importante, en el que coincidí con 180 compañeros y compañeras de 14 países latinoamericanos. A mi regreso a Brasil, me sumé al Movimiento de Mujeres Campesinas, que actualmente coordino.

Entre las diferentes regiones de LVC hay una diversidad muy grande, las realidades son muy diferentes y los niveles de comprensión muy diversos. En la reciente VII Conferencia Internacional de La Vía Campesina, a propuesta de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas (CLOC), se ha hablado del feminismo campesino y popular, del proceso que ha vivido en su gestación en América Latina, y de su dinámica. Entendemos que es un proceso en construcción y en movimiento. Para entenderlo, es importante repasar cómo se ha ido incorporando en LVC el género y el feminismo a lo largo de su trayectoria.

Las demandas de género

En 1994 tuvo lugar el I Congreso de la CLOC, en el que se percibió muy poca presencia de mujeres. Fueron ellas mismas quienes reconocieron la necesidad de ser parte del proceso de articulación, de la toma de decisiones. También se percibió la necesidad de contar con la mirada de las propias mujeres campesinas respecto a las temáticas que se abordaban, como el acceso a la tierra, semillas, reforma agraria, acceso a créditos, etc. De alguna manera, lo que sucede es una demanda de paridad y de enfoque de género.

Fruto de ello, en el II Congreso de la CLOC en 1997, las mujeres tuvieron un espacio propio, una asamblea de mujeres para discutir sus temas y reivindicaciones, que les permitió presentar sus decisiones al conjunto del movimiento campesino durante el congreso. En ese momento se propusieron como temas la paridad y la transversalidad del género en todo el movimiento.

Este debate permitió una construcción política de las propias mujeres, de liderazgo, de formación dentro de la CLOC. Se hicieron profundos debates y se tomaron decisiones desde su perspectiva. Son los inicios de un discurso que se convertirá más adelante en una propuesta estratégica.

En ese momento, sin embargo, muchas políticas de los gobiernos y de las ONGs llevaban incorporado el enfoque de género, o mejor dicho, un trabajo específico con mujeres pero diseñado sin las mujeres y con lineamientos propios del FMI o el Banco Mundial. Esa no era la perspectiva de las mujeres campesinas de la CLOC. Ellas entendían que se trataba de una lucha contra el capital y tenían claro que no podían colaborar con ONG que decían que trabajaban el género, que trabajaban con mujeres, pero impedían, por ejemplo, la ocupación de tierras.

Un feminismo propio

Por entonces, incluso en el ámbito académico, el tema del género también empieza a tener espacio. Se hace habitual el debate ‘de mujeres‘. se habla de lucha ‘de mujeres’, etc., pero lo que sucede es que el sujeto (las mujeres campesinas) quedan invisibilizadas; están al margen. Además, se habla de mujeres en su globalidad, sin una especificidad de la realidad propia de las mujeres campesinas. Es a partir de ahí cuando se empieza a ver la importancia del feminismo como estrategia de lucha de las mujeres campesinas.

Las campesinas se dan cuenta de que hay muchos feminismos, pero con otras perspectivas. El feminismo que más se oye o se ve es el feminismo liberal, de mujeres que salen a la calle a protestar en las ciudades, con el que las mujeres del campo no nos sentimos identificadas.

Como campesinas, se parte también de la condición de sentirse mujeres de la clase trabajadora del campo. Lo importante para nosotras, en nuestro día a día es no tener acceso a las tierras, que no haya escuelas, no tener transporte, no tener acceso a la salud. Y es a partir de esta realidad que se construye el feminismo campesino. Partimos de la realidad que vivimos las mujeres campesinas.

También hablamos de feminismo popular porque es un feminismo de construcción colectiva. No es una propuesta que llega de fuera, de alguna pensadora intelectual o de una corriente de pensamiento determinada. Es una construcción nuestra, desde las mujeres de base, desde abajo, señalando nuestras demandas y nuestras luchas de forma compartida.

En este proceso se avanza cuando todas estamos de acuerdo con la comprensión de la necesidad de un feminismo con identidad propia (la campesina) y de la construcción colectiva (popular). Y así es como se asume formalmente en la CLOC, en el año 2015, el sentido del feminismo campesino y popular.

Feminismo para transformar

Nosotras decimos que no puede existir feminismo si no se plantea para la transformación de la sociedad. Nuestro feminismo habla de una nueva relación de los seres humanos con la naturaleza, que valora la agricultura campesina y cuestiona el proceso de explotación de la tierra, el acaparamiento de tierras y del agua, el extractivismo, es decir, cuestiona la concepción de la naturaleza como un espacio muerto y sin vida. Hay que comprender el proceso de producción de alimentos como una relación más armónica y también como espacio de vida en el que construir valores. Se trata de rescatar y de crear nuevas formas de vivir que se han perdido con la entrada del capitalismo.

Respecto a la relación entre los hombres y las mujeres, debe terminar la jerarquía de poder en las familias campesinas, en los espacios organizativos y en los espacios comunitarios. Hay que romper la sociedad patriarcal donde el hombre se considera el jefe de la familia, el que toma las decisiones, el que define qué hacer y el que recibe y gestiona la compensación económica, cuando es toda la familia la que hace el trabajo productivo y las mujeres, además, también el trabajo reproductivo. Este trabajo reproductivo, de cuidado de niños y niñas, de ancianos y ancianas, de la alimentación, del mantenimiento de la casa…, tiene que ser compartido. No puede ser un trabajo exclusivo de las mujeres.

En el trabajo productivo, las mujeres somos consideradas ayudantes, secundarias, un apéndice. El trabajo que realizamos debe ser valorado no tan solo en lo productivo sino también en los saberes, que permiten cuidar y reproducir las semillas, por ejemplo, o conocer el uso de las hierbas y las plantas medicinales como formas alternativas de medicina integral, puestas a disposición del cuidado de la familia y de la comunidad. Es necesario valorar esto como parte importante del medio de vida e incluso como fuente de ingresos, pues dejar de comprar alimentos o medicamentos porque se producen en casa a veces supone más de lo que se consigue vendiendo. Por tanto, ese trabajo realizado por las mujeres también es un trabajo productivo, puesto que genera ganancias, genera riqueza. Estos cambios deben darse en el interior de los hogares, pero también hay que provocarlos en la comunidad.

El feminismo en LVC

En la VII Conferencia, hemos hablado de cómo esta estrategia política aporta a la construcción de la autonomía, de la emancipación, de la liberación de las mujeres. La hemos mostrado como una experiencia, sin la intención de que las mujeres de África, de Asia o de Europa salieran de la VII Conferencia diciendo que eran feministas campesinas y populares. Respetamos los tiempos y procesos de las compañeras de otros continentes y sabemos que no hay que forzar algo que puede ser un problema incluso dentro del movimiento. Hemos detectado mucho interés y ahora son las mismas compañeras de otras regiones las que deben construir este concepto dentro de su propia organización y dentro de su región. Es muy importante que sea un proceso que tenga los pies en el suelo, que se construya desde abajo.

*Coordinadora del Movimiento de Mujeres Campesinas de Brasil

COMCOSUR MUJER Nº 536 – 16.10.17

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2) Resistencia, la ciudad de las mujeres
cba24n.com.ar / lavaca.org

Con más de 70 talleres, marchas y actividades culturales, este fin de semana la ciudad de Resistencia vivirá al ritmo del encuentro. En un comunicado, las mujeres anticiparon cuáles será sus reglas: "Consideramos la presencia policial en los momentos principales del encuentro como una provocación" y pidieron al ministerio de Seguridad que garantice que no serán reprimidas las "expresiones propias del ENM que forman parte de su mística". De todos modos, pidieron al gobierno que se asegure "la integridad de las mujeres" durante los tres días.

La ciudad chaqueña de Resistencia recibe a más de 50 mil mujeres en el 32° Encuentro Nacional de Mujeres. El acto inaugural tuvo lugar en el estadio del Club Sarmiento con una fuerte impronta de las comunidades qom, wichí y moqoit.
"Los encuentros nacionales de mujeres plantean una forma distinta de hacer política, que tenga como base fundamental los siete pilares: autogestión, autoconvocatoria, democracia, pluralidad, autofinanciamiento, federalismo y horizontalidad", se expresó en el discurso de apertura.
También se hizo referencia a la feminización de la pobreza que hace que las mujeres ganen "27 por ciento menos que los hombres". Además se indicó que en Chaco se cerraron desmontadoras y la industria textil por "la apertura indiscriminada de las importaciones y el achicamiento del mercado".

En tanto que se hizo hincapié en el crecimiento de la represión, contra los pueblos originarios, por las disputas de 8 millones de hectáreas donde hay 600 conflictos de tierras.
El colectivo de mujeres recriminó el carácter patriarcal de la Justicia que a su entender avala la impunidad de violentos y femicidas. "El Estado no destina recursos ni propone respuestas integrales para abordar la problemática", se expresó en el documento.

COMCOSUR MUJER Nº 536 – 16.10.17

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3) Argentina: La voz del horror
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A fin de mes sale Quilmes, la Brigada que fue Pozo, un trabajo de la periodista Laura Rosso, editado por la Universidad de Quilmes, que recoge fragmentos de cuatro mujeres que estuvieron detenidas-desaparecidas durante la última dictadura militar. Ilustrado con las fotos de Helen Zout, de su serie Desapariciones 2000/2006, los testimonios en primera persona de las vejaciones y torturas que vivieron aportan una mirada de género a un horror que cambió nuestra historia y sigue calando hondo en nuestro presente.
Por Laura Rosso

La madrugada en que la patota del Ejército, armada y encapuchada, irrumpió en su casa, Emilce Moler tenía 17 años, estaba en pijama y aparentaba menos edad. La arrancaron de la cama. Casi se llevan también a su hermana mayor, pero uno de ellos dijo que no había lugar en el auto y agregó: “Agarren a la de Bellas Artes”. Su madre pidió que la dejaran vestirse. Sobre la ropa se puso un gamulán que mantuvo durante todo su secuestro. Emilce era muy joven y llevaba inscripta en su biografía la complejidad de la militancia política. El contexto de creciente movilización y cuestionamiento al orden social acentuaba sus convicciones. Septiembre de 1976 fue un tiempo de detenciones sistemáticas a estudiantes secundarios de La Plata. Le habían avisado que la noche anterior se habían llevado a sus amigas, Claudia Falcone y María Clara Ciocchini. También habían secuestrado a Claudio de Acha, Daniel Racero, Horacio Ungaro y Francisco Muntaner. Todos compartían la militancia en la UES. Emilce tuvo miedo y el 16 de septiembre de 1976, un día antes del secuestro, su padre le pidió que se escapara. Pero el compromiso de no dejar a los compañeros fue más fuerte.

La subieron a un auto y la llevaron al Pozo de Arana. Fueron cuatro días de manoseos, golpes, patadas y picana. Cuando se enteraron de que era hija del comisario inspector retirado Oscar Moler, los ataques recrudecieron. Le decían que era una terrorista, una subversiva y una tirabombas que se había vendido a los enemigos de la patria. En el Pozo de Arana, Emilce se encontró con sus compañeros de militancia de la UES. Estuvo cara a cara con el hacinamiento en las celdas, la falta de comida y la suciedad: “La reducción a cosa”, dice. “Entramos en el Pozo y nos cosificaron”. Lo más terrible de esos días fue la picana eléctrica en las zonas más sensibles de su cuerpo y las quemaduras con cigarrillos. Atada en una cama, desnuda, le decían que abriera y cerrara la mano cuando quería hablar: “A veces yo abría la mano sólo para frenar la tortura, y no les decía nada. Paraban, pero después me daban más fuerte”.

El 23 de septiembre subieron a todos los estudiantes, maniatados y encapuchados, a un camión. Al llegar al Pozo de Quilmes los guardias preguntaban hasta cuándo iban a “traer a pibitos de jardín de infantes”. A Emilce se le resbalaban las esposas de las manos. En Arana había estado siete días sin comida. Pesaba 46 kilos y medía un metro y medio. Tenía el gamulán y la misma ropa con la que la habían secuestrado, excepto la bombacha. En esos tres meses siguió bajando de peso y no volvió a menstruar. Se acuerda de la “polenta con remolacha re grasosa” que a veces le daban de comer. Dos compañeras le habían avisado que no tomara agua por el shock eléctrico de la picana, entonces Emilce sólo se humedecía los labios.

En el Pozo de Quilmes la llevaron, sin ningún aviso, a una celda de castigo donde estuvo un día: “Tenían orden de no abrirme. Estuve en estado de alerta permanente. Era el minuto a minuto, no podía pensar en nada”.

El 27 de enero de 1977 la trasladaron a la cárcel de Villa Devoto: “Fue uno de los peores momentos de mi vida. Cuando entré, una celadora me leyó los cargos en mi contra: asociación ilícita, tenencia de armas y explosivos. Yo lloraba y decía que no era cierto. Sentía una terrible impotencia”. Estuvo detenida casi dos años. Cuando la liberaron no pudo volver a La Plata y se mudó con su familia a Mar del Plata: “Salí bajo libertad vigilada en una ciudad que no conocía y empecé a rendir las materias de quinto año”. En el colegio la declararon libre por las faltas. Tuvo que decir que había tenido hepatitis.

Nilda Eloy
Nilda Eloy es platense y pasó por seis campos de concentración del Circuito Camps. Estudiaba Medicina y no tenía militancia previa a su secuestro. “Como militante me hicieron adentro”, ironiza. La secuestraron el 1º de octubre de 1976. La patota había ido a buscar a un ex novio, con quien creían que se había casado. Se la llevaron tabicada de la casa de sus padres. Tenía 19 años. Llegó al Pozo de Quilmes después de estar tres días en La Cacha, el Centro Clandestino de Detención contiguo al Penal de Olmos. En el mismo traslado venían Osvaldo Busetto, herido en una pierna y con un yeso, su compañera Angelita, y varios más. Entre La Plata y Quilmes los hicieron bajar del camión y simularon un fusilamiento. Por el olor a pasto, Nilda creyó que estaba en el Parque Pereyra Iraola, ubicado entre los municipios de Berazategui, Ensenada, Florencio Varela y La Plata. Los volvieron a subir y llegaron al Pozo de Quilmes. Era 4 de octubre y el camión se metió en el garaje de la calle Allison Bell. Cuando bajaron los llevaron “hacia la derecha, donde había una escalera muy empinada”. Nilda siempre pensó que esa escalera estaba afuera. Había sentido el viento en el cuerpo y en la cara, pero eran los ventanucos de ventilación enfrentados los que provocaban la corriente de aire. Llegó sin campera. No la recuperó después de la primera sesión de tortura en La Cacha.

Luego de la conmoción de los primeros días, Nilda empezó a tener registro de lo que estaba pasando. Venía de La Cacha maniatada con cuerdas pero apenas llegó al Pozo de Quilmes le pusieron esposas de hierro. La llevaron a un calabozo donde estuvo sola, al rato la sacaron y la encerraron en un baño junto a otras personas para que se higienizaran. Les daban unos minutos y luego debían volver a tabicarse para salir. En el baño se encontró con Emilce Moler, que reconoció a Nilda por su pelo largo y negro. Que Emilce le dijera “Vos sos Morticia” fue “un lazo de esperanza”. Nilda había sido alumna del Bachillerato de Bellas Artes de La Plata, donde Emilce estudiaba, y en una de las fiestas de la primavera en las que se recreaban escenas de películas y teatro, a Nilda le tocó interpretar a Morticia.

De regreso al calabozo donde estaba, Nilda recibió la visita del médico policial Jorge Bergés que traía un pomo de Pancután. Le sacó todo menos el tabique y la manoseó con la crema para quemaduras. Después subieron los cabos de guardia. Esa tarde le trajeron pan y mate cocido.

“Ingresar al Circuito Camps era como ir cayendo en pozos. La sensación que intentaban darte era esa. Perdías el nombre, la identidad, la conexión con el afuera, la relación con el calor, no sabías si era de día o de noche, o si habían pasado dos horas o veinticuatro, ni si estabas dónde. Por eso llamaban pozos a esos CCD. Quedabas en el limbo”.

Entre el 8 y el 9 de octubre de 1976, la llevaron al Pozo de Arana. Nilda también pasó por El Vesubio y después estuvo en El Infierno, como llamaban a la Brigada de Avellaneda, hasta el 31 de octubre. “El 31 de diciembre de 1976, Horacio Matoso y yo fuimos trasladados en una camioneta, tapados con mantas y cajas, a la Comisaría 3ra. de Lanús con asiento en Valentín Alsina, con orden de incomunicación”.

El 22 de agosto de 1977 la llevaron a la cárcel de Devoto, donde estuvo hasta fines de noviembre de 1978, cuando fue liberada a la madrugada y sin documentación, desde Coordinación Federal (Policía Federal).

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4) Argentina: “Atentan contra mi vida”
Milagro Sala denunció persecución y acoso en su detención
Pagina 12

La dirigente de la Túpac Amaru reiteró que sufre una “persecución de género, de raza”, aunque advirtió que hay quienes “están peor, como la familia Maldonado, que todavía no sabe dónde está Santiago”.

“No tengo intimidad, vivo acosada”, dijo Milagro Sala sobre sus condiciones de detención.
La dirigente de la organización Tupac Amaru, Milagro Sala, advirtió que aunque la metan en la cárcel o le peguen no le van “a quitar los pensamientos” ni su “manera de ser”. “Tengo claro qué Argentina quiero para mis hijos y para mis nietos”, afirmó.

Un día después de que la justicia provincial pidiera elevar a juicio oral una de las tres causas en las que se encuentra acusada Milagro Sala, luego de que uno de los involucrados en un homicidio ocurrido en 2007 cambiara su declaración, durante un reportaje con Crónica TV, Sala comparó las condiciones de su detención con Guantánamo, la cárcel de máxima seguridad que mantiene Estados Unidos en Cuba, y denunció que sufre una “persecución de género, de raza”, aunque advirtió que hay quienes “están peor, como la familia Maldonado, que todavía no sabe dónde está Santiago”.

“Estoy recontra preseguida, tengo 26 gendarmes, 24 cámaras de seguridad y una tobillera, y tengo que salir al balcón tres veces por día”, agregó la dirigente, quien refutó que estuviera “muy cuidada” como sostiene el oficialismo provincial. “No tengo intimidad, vivo acosada”, aseguró. Además, desafió al hermano del gobernador de Jujuy Gerardo Morales, “al Freddy”, a abrir las puertas de su mansión y demostrar cómo la obtuvo.

Milagro Sala fue arrestada en enero del año pasado luego de encabezar una protesta contra el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. A partir de allí, la justicia de la provincia comenzó a abrir una causa tras otra para mantenerla detenida. El Comité sobre detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas analizó el caso y señaló que el arresto de Sala era un caso de “detención arbitraria”. Luego, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos reclamó que la dirigente social deje la cárcel del Alto Comedero. Los jueces de primera instancia de Jujuy dispusieron entonces un “arresto domiciliario”, pero, en realidad, lo concretaron con medidas inéditas que implicaron el establecimiento de un régimen carcelario en la casa destinada a Sala. Aun así, la Cámara Federal de Jujuy dispuso que la dirigente social vuelva a prisión, medida que fue apelada por los defensores de Sala.

La diputada del Parlasur denunció que “están atentando contra mi vida y me quieren llevar a la desesperación”, pero advirtió que aunque la metan en la cárcel o le peguen “no me van a quitar los pensamientos ni mi manera de ser”. “Tengo claro qué Argentina quiero para mis hijos y para mis nietos (…) A mí nadie me puede contar la pobreza, que ellos no ven”.

Luego de refutar las acusaciones “de chorra y narcotraficante” en su contra aclaró que sufrió cinco allanamientos en su domicilio desde la asunción de la actual gestión, que el radicalismo comparte con el Frente Renovador, “y no encontraron nunca ni un peso ni un arma en mi casa”. La dirigente social, a quien la Cámara Federal de Jujuy revocó la prisión domiciliaria, ya apelada por su defensa, denunció que Gendarmería no le permitió entrar a su casa a la abuela de su hijos, de 89 años, porque no llevaba las partidas de nacimiento que demostraran el vínculo con ella, y que las visitas deben presentar todos sus datos cada vez que quieren visitarla.

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5) Uruguay: Sexo en el laboratorio
La Diaria

La edición de la Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria confirmó lo que todos ya sabemos: en pleno siglo XXI, el sexo sigue siendo un tema tabú. La publicación fue criticada desde varias trincheras y, como para hacerlo algunas apelaban a la ciencia, decidí hablar con Daniella Agrati, bióloga experta en fisiología sexual y reproductiva. Tenía la vana esperanza de que pusiera un poco de orden a tanto caos… pero la naturaleza siempre es más compleja, caótica y maravillosa de lo que creemos.

En el fondo todos queremos lo mismo. No me refiero a tener sexo placentero (aunque también) sino a la pretensión de ser normales. ¿Es normal tener un pecho más grande que el otro? ¿Es normal el tamaño de mi pene? ¿Es normal no llegar siempre al orgasmo? ¿Es normal tener más de un orgasmo por coito? ¿Es normal sentir atracción por alguien del mismo sexo? Pero resulta que la normalidad es apenas una ilusión estadística. En la naturaleza, de la que algunos prepotentes de las ideas sacan la idea de “lo natural”, el sexo de los animales es cualquier cosa menos un fenómeno homogéneo: sólo los delfines, bonobos y humanos hembras tienen sexo cuando no están en celo; hay animales que tienen un hueso, el báculo, en el pene; el coito en los chimpancés dura unos escasos siete segundos; hay peces que cambian de sexo varias veces durante su vida; el clítoris de las hienas hembras es más largo que el pene de los machos; el ser humano tiene el pene más grande de todos los primates (el del gorila, erecto, mide cinco centímetros). Si uno desecha la teoría de la evolución de Darwin y cree que todos los seres vivos fueron creados por Dios, no hay más remedio que conceder que Él era un depravado con mucha, mucha imaginación.

La Propuesta didáctica para el abordaje de la educación sexual en Educación Inicial y Primaria levantó polvareda: hablar de sexo no es algo que a las sociedades se les dé con naturalidad. Hace un par de semanas, durante una manifestación frente al Ministerio de Educación y Cultura (MEC), una de las dos oradoras fue la directora del colegio evangélico Betel. Desde un estrado improvisado se dirigió a los concurrentes apelando a algunas cuestiones científicas, como cuando dijo: “Hasta el día de hoy, es XY hombre o XX mujer”, aludiendo a la determinación genética del sexo. Lo bueno que tiene la ciencia es que, a diferencia de otros tipos de conocimientos, sus enunciados deben ser investigados y avalados por evidencia. ¿Qué evidencia tiene la ciencia hoy sobre lo que dijo la directora? Con esa pregunta en la cabeza fui al departamento de Fisiología de la Facultad de Ciencias a encontrarme con la bióloga Daniella Agrati.

¿Qué dice la ciencia?

Si la directora del Betel me hubiera acompañado, tal vez se hubiera sonrojado: lo primero que uno ve cuando entra al despacho de Agrati es una foto en la que una rata macho monta con convincente regocijo a una hembra, que sensualmente curva su parte posterior para recibirlo de la mejor manera. Y nada de jueguitos de cosquillas a los ocho años… ¡estas ratas apenas tienen 50 días de nacidas! No es que Agrati practique la zoofilia: hace años que estudia la sexualidad, la afectividad y el comportamiento maternal usando a los roedores como modelo. “Con las ratas de laboratorio uno accede experimentalmente a condiciones que permiten estudiar la interacción entre hormonas y cómo influyen en los procesos afectivos, o cómo la interacción entre las hormonas y el ambiente regulan el comportamiento afectivo”, me explica, al tiempo que me dice que las ratas tienen un ciclo hormonal parecido al nuestro, aunque más corto. Su objetivo es claro: “Tratamos de entender cómo funciona el cerebro, cómo se generan los comportamientos, cómo se generan los cambios emocionales”.

Despejado, por ahora, el tema de las ratas, le pido que me diga qué le parece la afirmación de la directora del Betel de que, para la ciencia, si una persona tiene los cromosomas XX es mujer y si tiene los XY es hombre. “No es tan así. XX y XY son sólo un aspecto de lo que es el sexo biológico”. Como Agrati es ordenada, enseguida clarifica los conceptos: “En el sexo biológico hay distintos niveles. Podés hablar de sexo cromosómico, de sexo gonadal, de genitalia interna o externa, del cerebro. En el sexo cromosómico, ahí sí XX es hembra y XY es macho. En el sexo gonadal, que comienza cuando se desarrollan las gónadas, tenés testículos u ovarios. Las gónadas presentan una secreción diferencial de hormonas esteroides que genera un fenotipo distinto no sólo en la genitalia externa e interna sino en todo el cuerpo”. Y aquí viene lo importante: “Entonces, cuando uno habla de sexo biológico hay distintos niveles. Usualmente suelen concordar y los individuos XX son mujeres, con ovarios, útero, vagina, etcétera. Pero hay situaciones en las que los distintos niveles no coinciden”. Lo que sigue no es apto para reduccionistas: Agrati agrega que “el proceso de diferenciación sexual, como todo proceso biológico, es extremadamente complejo. Y la biología es un poco menos determinista de lo que la gente suele creer”.

Agrati sabe que no hay mejor manera de bajar un tema a tierra que un ejemplo concreto. Entonces me cuenta: “A nivel del sexo cromosómico, hay un caso notorio de una atleta española [María José Martínez Patiño] a la que le retiraron los títulos porque su sexo genético era XY, y entonces no podía ser mujer. La atleta apeló y se descubrió que si bien su sexo genético era XY, no tenía funcional el gen SRY (sex-determining region), que es un pequeño gen que se expresa durante el desarrollo uterino y hace que las gónadas indiferenciadas se vuelvan testículos. Por tanto, si bien la atleta tenía cromosomas sexuales XY, no tenía testículos, y todo su fenotipo, todo su aspecto externo, era completamente femenino”. El caso de María José terminó bien y al final le devolvieron sus medallas, pero Agrati usa el ejemplo para demostrar que “es difícil hacer una categorización, incluso biológica, de un individuo como femenino o masculino. De hecho, hoy en día se acepta que el sexo biológico puede ser femenino, masculino o intersexual”.

A medida que la bióloga habla, la cosa se pone aun peor para aquellos que buscan en la ciencia una verdad blanca o negra: “Hay nuevas teorías que plantean que existe un continuo sexual entre lo femenino y lo masculino. Esto implica que en los distintos niveles del sexo biológico puede haber cierta variabilidad. Lo común, en términos estadísticos, es que tengas un sexo completamente masculino o completamente femenino, pero eso no quiere decir que no existan otros en el medio. Y la biología no le pone un juicio moral a las variaciones”. Citando a Milton Diamond, un investigador que estudia la influencia biológica en identidad de género y orientación sexual, dice que “en la naturaleza la variación es la norma. La biología ama la variación, ama la diferencia, es la sociedad la que la odia”.

Pero atención, Agrati advierte: “Tampoco hay que tener miedo a hablar de la influencia biológica de las cosas en la sexualidad”. Es que no debe minimizarse el efecto de la testosterona y la progesterona, y los estrógenos en la diferenciación sexual: “Hay momentos críticos en que las hormonas modifican y organizan los tejidos. Y parte de esos cambios no son reversibles. Más allá del tipo de influencia ambiental o social, la organización de los tejidos en la etapa prenatal genera ciertas restricciones a los cambios que puedan ocurrir más adelante”. Agrati cuenta que hay estudios sobre la orientación sexual que indican que la influencia de factores biológicos es distinta en hombres y mujeres, pero que “todos coinciden en que es algo en lo que inciden factores biológicos y ambientales. Y todos apuntan a que la orientación sexual no es una elección, no es algo que uno elija”.

Identificados y orientados

Otra crítica hecha a la publicación es que sostiene una “ideología de género” (concepto vidrioso que nadie parece poder explicar de forma clara y concisa, pero que suena bien para descalificar rápidamente a la guía). En la concentración frente al MEC, la otra oradora dijo que el Estado “no puede constituir la identidad de nuestros niños, porque ellos ya nacieron con una identidad y hay que respetarla”. Pero, ¿es cierto que el niño ya nace con una identidad de género? Agrati medita: “Una cosa es respetar la identidad de género que tenga una persona y otra es construirla. Se está confundiendo la identidad de género con el rol de género. La identidad de género podemos entenderla por lo que uno se siente, o cómo se percibe, mujer, hombre o ninguno de los dos. El rol de género podemos entenderlo como los atributos comportamentales que la sociedad y la cultura asocian a un sexo y al otro. La identidad de género es, sin duda, influida por factores biológicos, pero también por factores de crianza, y hay bastante evidencia de que se construye en los primeros años”. La bióloga no vive encerrada con sus ratas y de espalda al mundo, por eso agrega: “Por lo que leí, la guía no plantea modificar ni construir la identidad de género de los niños. Hay ejercicios que se proponen romper con ciertos estereotipos o roles de género. Vi que en la discusión se mezclan mucho esos dos conceptos, identidad y rol de género”.

Hagamos de abogado del diablo. Supongamos que los autores de la guía realmente pretenden cambiar la identidad de género de los niños. Le pregunto a Agrati si eso es posible. Su cabeza gira de izquierda a derecha: “Yo creo que no, que la identidad de género no se puede enseñar”.

Sexo, drogas y laboratorio

Habiendo dejado un poco más claro el panorama, quiero saber sobre sus investigaciones con roedores. “En el laboratorio trabajamos con los comportamientos afiliativos en lo maternal y sexual en ratas. Vemos cómo la interacción entre el estado endócrino, el contexto de las interacciones sociales y las experiencias, modula la respuesta y el comportamiento de los animales”, dice. Y de repente lanza una bomba que estalla en risa: “Trabajamos más que nada con hembras, porque somos más divertidas”. Ante mi cara de sorpresa, Agrati fundamenta su apreciación: “Las hembras somos más divertidas porque ciclamos. Si te digo que tenemos el cerebro lleno de receptores para hormonas y durante el ciclo ovárico las hembras tenemos picos de estrógeno o de progesterona, ahí ves que somos más divertidas de estudiar. Y los experimentos en animales de laboratorio dan resultados alucinantes; muestran cómo afectan las distintas fases del ciclo a áreas asociadas no sólo con la reproducción, sino con la memoria, el aprendizaje o las emociones. Incluso cambia cómo se conectan las neuronas”.

Para Agrati, las ratas machos –y por extensión, los hombres– son más monótonos: “Son siempre más o menos iguales. Después de la pubertad secretan muchísima testosterona y siguen así. Varía un poco con la actividad sexual o con la actividad física, pero hasta la andropausia la hormona siempre está alta”. Las mujeres, en cambio, sufren altibajos hormonales, y hay estudios que señalan que, por ejemplo, “las mujeres tienen más orgasmos o más deseo sexual cerca de la ovulación”.

Agrati ingresó al fascinante mundo de las ratas y el sexo mientras cursaba fisiología en la Facultad de Ciencias con la docente Annabel Ferreira, que según ella es una genia (no sé si creerle, porque ahora es su jefa). Ferreira la introdujo al mundo de las hormonas y los procesos afectivos y la vida de Agrati cambió: “Uno entiende que el cerebro regula su comportamiento y sus emociones, pero me alucinó ver que moléculas, sustancias generadas fuera del cerebro cotidianamente, regulan cómo se desarrolla y cómo se generan cambios en las respuestas afectivas”. Hoy Agrati lleva adelante tres investigaciones distintas con ratas hembras: una sobre el comportamiento sexual en la adolescencia, otra sobre el estrés posparto –ya que las ratas paren de día y esa misma noche están sexualmente activas–, y por último, en colaboración con el grupo interdisciplinario del cannabis, investiga cómo afecta la planta a la respuesta sexual. Le pregunté por las tres investigaciones, pero manejado por mis propios prejuicios, calculo que al lector le interesará más este último estudio.

“En los experimentos que hicimos con cannabis vaporizado vimos que no afecta lo motivacional, o sea, la tendencia que la rata tiene de buscar al macho”. Antes de que me decepcione más, agrega: “Pero sí vimos que ante la estimulación del macho, hay respuestas que se exacerban”. Me explica que cuando el macho monta a la hembra, las ratas arquean la columna para facilitar la cópula, lo que se conoce como lordosis. “Cuando se vaporiza a la hembra con cannabis queda superactiva, apenas la rozás y ya hace la lordosis. Vemos que aumenta la duración de la lordosis y los comportamientos que ella hace de búsqueda del macho cuando el macho la huele o vocaliza. Todo eso nos hace pensar que está aumentando la reactividad a los estímulos sensoriales”. Agrati continúa: “Queremos separar lo motivacional, o sea, la fuerza que ella hace por buscar al macho, de lo que es su respuesta reactiva, y para eso estamos pensando en hacer experimentos con estimulación de clítoris”. La gente piensa que todas las ratas de laboratorio pasan mal, pero estas viven una gran bacanal científica: reciben marihuana y estimulación clitoriana. Agrati sonríe y dice que sólo falta que les pongan un poco de rock’n’roll.

¿Podríamos afirmar que la regulación del mercado de cannabis va a aumentar la reactividad sexual de las uruguayas? Agrati se escuda: “Tenemos que probar si hace eso. El tema es que resulta difícil medir el placer en la rata. Jaak Panksepp, que acaba de fallecer, fundó la nueva neurociencia afectiva. Él le hizo cosquillas a las ratas y con un grabador capturó un sonido de alta frecuencia que es como una risa. Y resulta que cuando les hacés estimulación clitoriana a las ratas, ultravocalizan a la misma frecuencia. La gente tiende a aceptar como natural que los animales sientan temor, pero si les hablás de placer o de orgasmos, te dicen que no están tan seguros. Pero puede ser. ¿Por qué no?”, se pregunta Agrati, y yo me voy contento, pensando en que sí, que el placer no es patrimonio de las bestias que perdimos el vello corporal y que nos escandalizamos cuando se publica un manual de orientación para tratar la sexualidad en el aula.

COMCOSUR MUJER Nº 536 – 16.10.17
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6) Diversidad, género y transversalidad educativa; propuesta premiada por la red Iberoamericana LGTBI
La propuesta de ocho docentes del liceo Bauzá obtuvo Premio Iberoamericano de Educación Igualitaria

Un grupo integrado por ocho docentes del liceo Bauzá obtuvo el Premio Iberoamericano de Educación Igualitaria otorgado por la Red Iberoamericana de Educación LGTBI por su proyecto de educación sexual. Divergénte, el nombre del colectivo, es el acrónimo de diversidad, género y transversalidad educativa, explicó en De diez a doce Antonella Lira, una de las integrantes del grupo.

Carolina Raimondo, también integrante del grupo, dijo que lo que proponen es un cambio paradigmático, de manera que a través de una asignatura se pueda formar en otras áreas. “Yo tengo sexto de Medicina, tienen que saber de biología para ser médicos, pero también tienen que saber que hay una diversidad, cómo atender a una persona trans y a una heterosexual; (…) estando atentos siempre esas diversidades”, ejemplificó la docente.

Puntualizaron que no se trabaja desde la imposición o el establecimiento de un mandato sino que se apela a la reflexión, como por ejemplo la que parte del análisis de los contenidos de las palabras. Cuál es el significado de lo que se dice cuando hay lenguaje que busca ser violento o por qué las situaciones de violencia siempre aparecen respecto a determinados grupos son algunas de las preguntas que disparan el trabajo, repasaron.

El objetivo principal de Divergénte es hacer visible situaciones que no se hacen visibles regularmente, dijo Raimondo. “Habilitamos espacios para que se manifiesten las diversidades y todas puedan ser respetadas”, explicó.

Además de Lira y Raimondo, el grupo está integrado por Roxana Rügnitz, Paola Piacenza, Rosana Molinari, Elba Hernández, Sandra Morena, Leticia Paulós.

Escuchar la entrevista en: radiouruguay.uy/diversidad-genero-y-transversalidad-educativa-propuesta-uruguaya-premiada-por-la-red-lgtbi/

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