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LA DICTADURA DE LOS SUPERMERCADOS

MUMIA:

1) Ochenta días en silencio por las víctimas del genocidio franquista

2) Cientos de juicios contra Monsanto por causar cáncer con glifosato

3) Petroleras estatales y cambio climático

4) India e Israel crean una inquietante “asociación estratégica”

5) La dictadura de los supermercados


COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 17 / Nº 829/ Miércoles 19 de julio de 2017 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán

“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader

1) Ochenta días en silencio por las víctimas del genocidio franquista
Víctor Arrogante (Rebelión)

Hace ochenta y un año, el fascismo dio un golpe de estado en España, contra la República legítimamente constituida. Provocó una guerra que duró tres años y estableció una dictadura de cuarenta. Fueron asesinadas y arrojadas a fosas comunes en cunetas, caminos o fuera de las tapias de los cementerios 114.226 personas que ahí siguen. Si se convocara un minuto de silencio por las víctimas del franquismo, estaríamos en silencio 79 días, 6 horas y 6 minutos.

Como cada año, hago memoria sobre lo que significó el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, que, al fracasar, dio lugar a la Guerra Civil, que se prolongó hasta marzo de 1939; y con la victoria de los llamados «nacionales», una dictadura que duró más de cuarenta años. La conspiración militar se puso en marcha con la llegada del gobierno de Manuel Azaña, tras la victoria del Frente Popular. En la calle estaba cantado, en los despachos era conocido y los cuarteles eran un hervidero de conspiradores.

Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente Popular, formado por los principales partidos republicanos y de la izquierda. El primer gobierno de la República en 1931, pretendió modernizar el país y promover la justicia social, objetivos que el gobierno del Frente Popular retomó. La situación en España cada vez era más tensa y se reflejaba en las discusiones de las Cortes, centradas sobre todo en el orden público. El 12 de julio fue asesinado el teniente Castillo por grupos armados de la derecha y al día siguiente el diputado ultraderechista Calvo Sotelo, fue asesinado en una camioneta de la Guardia de Asalto. Todo estaba preparado desde hace tiempo y finalmente, los días 17 y 18 de julio, estalló la sublevación militar en Marruecos.

Desde el golpe de estado, en la guerra y durante la dictadura franquista, se cometieron crímenes contra la humanidad, un genocidio planificado desde el Estado, contra una parte mayoritaria de la población que luchó contra la sublevación fascista. La desaparición forzada de una persona, es el peor delito contra la sociedad que se puede cometer. Se le detiene ilegalmente, se le tortura, se le quita la vida después de haberlo aterrorizado, y se hace desaparecer su cadáver para destrozar emocionalmente a su familia, a sus amigos y compañeros, dice Emilio Silva, Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

El golpe de estado del 36, se dio contra la legitimidad de la República. Políticamente fue antidemocrático; jurídicamente anticonstitucional; socialmente conservador y tradicionalista; espiritualmente clerical; ideológicamente totalitario; económicamente capitalista; militarmente absolutista; y moralmente inhumano. El plan comprendía una acción de fuerza militar, desde diferentes puntos de España y África; una colaboración religiosa y una acción social, que debía poner en juego a la banca, la judicatura, la industria, y a grupos políticos de acción violenta, como así ocurrió.

El brazo ejecutor fueron militares desleales a su juramento en defensa de la República. Estaban implicados falangistas, monárquicos, la derecha conservadora más reaccionaria y la iglesia católica, que habían oprimido al pueblo durante siglos. No fue «un golpe doméstico», sino que contó con la Italia fascista y la Alemania nazi, que jugaron un papel determinante para el triunfo del golpe, con el suministro de dinero y armas.

El 17 de julio, la insurrección militar se inició en Melilla y se extendió al conjunto del protectorado de Marruecos. El 18 y 19, el golpe se extendió por la península y los archipiélagos. El golpe triunfó en Galicia, Castilla y León, Navarra, Andalucía Occidental y Baleares, excepto Menorca, con el general Goded que después se desplazó a Barcelona para ponerse al frente de la insurrección. En Canarias, Franco, tras asegurar el triunfo del golpe en el archipiélago, se desplazó a Marruecos el día 19 para ponerse al frente del ejército de África.

La República fue destruida por un golpe militar. Cada grupo social y estamento rebelde defendían sus propios intereses. La aristocracia la conservación del rango y los privilegios; los capitalistas la libertad de explotación de los trabajadores y la defensa a ultranza de la propiedad; la iglesia la anulación de las disposiciones que habían mermado sus fueros; los terratenientes e industriales impedir la reforma agraria y la intervención obrera en las empresas; los militares, profesionales, burócratas y burgueses, la restauración de un orden rígido y autoritario que respetase las prebendas. Los vencedores establecieron una dictadura para perpetuar sus intereses y la mantuvieron mediante la represión y la violación de los derechos humanos.

Los vientos internacionales del nazismo soplaban a favor de los sublevados. En la larga y cruel dictadura de Franco, reside la excepcionalidad de la historia de España del siglo XX. Fue la única dictadura, junto con la de Salazar en Portugal, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Muertos Hitler y Mussolini, Franco siguió treinta años más. El lado más oscuro de esa guerra civil europea, de ese tiempo de odios, que acabó en 1945, tuvo todavía larga vida en España. (Golpe de Estado, guerra civil y política de exterminio. Julián Casanova). «La dictadura franquista fue una venganza». (De La fosa borrada del sur, documental de Diego García Campos).

Ante el golpe de estado, la República tenía el deber de defender su legitimidad constitucional y los intereses de la ciudadanía leal. La defensa era legítima; el ataque contra la razón y la ley no lo fueron. Y hoy la misma derecha reaccionaria, católica y caciquil, siguen sin querer reconocerlo.

Quiero volver a recordar a mi abuela que fusilaron en Toledo. «Antonia Arrogante Carretero (de profesión sus labores) era natural de Cebolla y murió por asesinato el día 28/9/36. Lugar de muerte o condena: Toledo. TO-227o» (Asociación Víctimas de la Dictadura). Vivía en el Callejón de los Niños Hermosos, en la judería toledana. No me consta que fueran «rojos peligrosos». Tampoco las razones de los asesinos tras la liberación de El Alcázar. No se celebró juicio ni se declaró sentencia de muerte antes del «paseo». Veo la cara perpleja y asustada de mi abuela Antonia y las caras de odio de los sacadores. Oigo el sonido seco de las descargas de los fusiles y el taac, taac de los tiros de gracia junto a un paredón en la vega del Tajo.

No tengo en mi memoria no odio ni dolor; sí un desprecio frío y razonado hacia quienes cometieron el crimen y por quienes lo ordenaron. También siento desprecio por aquellos que hoy, cómplices, siguen sin reconocer el genocidio franquista cometido.

MIÉRCOLES 19 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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2) Cientos de juicios contra Monsanto por causar cáncer con glifosato
Silvia Ribeiro (La Jornada)

Desde el pasado 7 de julio, el estado de California incluyó en la lista de sustancias cancerígenas al glifosato, principal ingrediente del herbicida RoundUp de Monsanto (también ingrediente de Faena, Rival, Machete y otras marcas). En un año deberá ser etiquetado en esa entidad como agente que puede causar cáncer. Monsanto apeló de la decisión, alegando que afecta sus intereses comerciales y afirmando que no hay pruebas de que sea cancerígeno. ¡Pero sus propios estudios a principios de la década de 1980 muestran lo contrario!

Monsanto afronta en una corte de distrito de San Francisco, Estados Unidos, 91 juicios iniciados por personas que sufren, ellos o parientes, cáncer linfoma non-Hodgkin. Acusan a Monsanto de haberlos expuesto al glifosato, sabiendo y ocultando que podía causar cáncer. Los casos, presentados en varios distritos, se combinaron en un litigio único que debe sentenciar el juez Vince Chhabria en diciembre de este año. Hay otras mil 100 demandas de personas que han presentado casos similares contra Monsanto en diferentes cortes. ( tinyurl.com/lfpych4 )

El agrotóxico glifosato fue inventado por Monsanto y es usado ampliamente en agricultura y jardinería, pero su uso aumentó hasta 2000 por ciento debido al cultivo de soja, maíz y otros transgénicos tolerantes a este herbicida.

Un documento clave que Monsanto ha intentado desechar del proceso a toda costa, es un estudio de la propia empresa publicado en 1983, sobre el efecto del glifosato en 400 ratones de laboratorio, que muestra que un número significativo de ratones expuestos al glifosato en alimentación, desarrollaron tumores. Monsanto presentó el estudio, pero en las conclusiones no reflejó la gravedad de los impactos.

En 1984, el toxicólogo William Dykstra de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos), revisó el estudio completo y declaró que indicaba claramente que el glifosato es oncogénico, produce adenomas tubulares renales, un tumor raro, relacionado a la dosis administrada. Monsanto respondió que los tumores no eran por glifosato, sino por otras causas. Pero en 1985, luego de nuevas revisiones del estudio por parte de toxicólogos y otros expertos, éstos emitieron una declaración consensuada clasificando al glifosato como probable cancerígeno en humanos. Monsanto comenzó entonces una agresiva campaña para convencer a funcionarios y científicos de la EPA –incluyendo emplear algunos en su empresa– hasta que logró que algunos declararan que no estaba claro que los tumores se relacionaban al glifosato. La historia del caso y las subsecuentes turbias manipulaciones por parte de la empresa están detalladas por la reconocida periodista Carey Gillam, en Environmental Health News, junio 2017 ( tinyurl.com/ychhe3yv )

El estudio de Gilles-Eric Séralini en 2012, alimentando ratones con maíz transgénico con glifosato, mostró justamente resultados similares a los de los estudios de Monsanto en 1983. Ambos son coincidentes con las conclusiones del amplio estudio de revisión del grupo internacional de expertos de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) que motivó a la Organización Mundial de la Salud a declarar en 2015 al glifosato como probable cancerígeno en humanos.

Christopher Portier, ex director del Centro Nacional de Salud Ambiental, de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, fue invitado como experto a la revisión del IARC. Portier afirmó que la evaluación aplicada por los reguladores estadounidenses al glifosato es científicamente errónea y que coloca en riesgo la salud pública. Agregó que los datos en esos estudios indican fuertemente la capacidad del glifosato de causar cáncer en humanos y animales; no hay razón para creer que los resultados de todos esos estudios son simplemente una casualidad ( tinyurl.com/ybpuvl8y , citado por C. Gillam)

La ola de juicios contra Monsanto sigue creciendo y cada vez emergen más evidencias de cómo la transnacional sabía de los daños del glifosato y los transgénicos, pero desató una cadena de maniobras para ocultarlos, aumentando sus ganancias a costa de la salud de las personas y el ambiente.

La lucha de las comunidades de campesinos indígenas y apicultores en la península de Yucatán, es justamente para impedir que la siembra de soya transgénica resistente a glifosato enferme y mate a sus comunidades, sus abejas, el agua y el medio ambiente. La demanda de comunidades de Quintana Roo sigue en proceso, mientras que en Campeche y Yucatán, la SCJN ordenó realizar consultas, cuya realización ha sido saboteada, paradójicamente, por la comisión de bioseguridad (CIBIOGEM) y la de pueblos indígenas (CDI) ( tinyurl.com/ybe49o4t )

Casi al mismo tiempo, Sol Ortiz García, secretaria ejecutiva de la Cibiogem, en un simposio internacional sobre bioseguridad en un hotel de lujo en Guadalajara en junio, declaró que en México hay sobreregulación y que la oposición a los transgénicos es un problema de comunicación(tinyurl.com/yadn9sqz). En ese evento, Monsanto dio 11 conferencias, Dupont 9, Syngenta 3 y Bayer 1, además de otras de Agrobio y otras personas e instituciones ligadas a la industria biotecnólogica. Campesinos afectados y científicos críticos: cero. ¿Será ésta la comunicación a la que se refiere la Cibiogem? Ya que en Campeche y Yucatán acosan a los campesinos afectados para que ni siquiera puedan hablar. ¿Tendrán que morir de cáncer para que los consideren evidencia? Aunque en ese caso Monsanto ¿y la Cibiogem? posiblemente dirán que se debe a otras causas. Es un problema de comunicación. O más bien, de quién paga por ella.

MIÉRCOLES 19 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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3) Petroleras estatales y cambio climático
Gerardo Honty (Alai)

El iceberg más grande de la historia acaba de desprenderse de la Antártida, mientras en el Ártico se presentan las temperaturas más altas jamás antes registradas. Las olas de calor vuelven a arrasar el hemisferio norte, mientras los glaciares del sur crecientemente pierden masa. A pesar de ello el mundo sigue invirtiendo enormes sumas de dinero en la explotación de petróleo, gas y carbón según el reporte publicado días atrás por la Agencia Internacional de la Energía (World Energy Investment 2017).

La inversión total en Energía fue de USD 1,7 billones en 2016, el 40% de los cuales fueron destinados a inversiones en petróleo y gas. Después de la desaceleración ocurrida en 2015 por la caída de los precios del crudo, las inversiones en el “upstream” de los hidrocarburos se recuperaron en 2017. Los destinos preferidos fueron el esquisto de Estados Unidos, las grandes zonas petroleras de Oriente Medio y Rusia y la cuenca off shore de México.

El papel de los actores estatales en las inversiones en energía sigue siendo elevado, alcanzando el 42% en 2016, superando el nivel de 39% alcanzado en 2011. Las compañías petroleras nacionales están desempeñando un papel cada vez más importante en el gasto en exploración y explotación de petróleo y gas. Inversamente los costos de los programas gubernamentales de eficiencia energética equivalen a menos del 15% del gasto en eficiencia energética.

La caída de los precios del petróleo no afectó significativamente la financiación de las inversiones por petróleo y gas, aunque la mayoría de ellos aumentaron significativamente el apalancamiento, es decir, la toma de créditos. A pesar de los recortes de inversión y una mejor disciplina de costos, las mayores compañías petroleras incrementaron la deuda en más de USD 100 mil millones entre finales de 2014 y principios de 2017.

Las compañías de Estados Unidos son las más endeudadas. Según datos de Bloomberg (recopilados en SRSrocco Report), el monto de los bonos por debajo del grado de inversión que las empresas de energía estadounidenses deberán pagar en 2017 aumentará a USD 70.000 millones, bastante más de los 30.000 millones de dólares que debieron abonar en 2016. La deuda pendiente (en bonos) saltará a USD 110 mil millones en 2018, a USD 155 mil millones en 2019, y luego se disparará a USD 230 mil millones en 2020.

La inversión pública

La ex Secretaria Ejecutiva de la Convención de Cambio Climático, Christiana Figueres, acaba de publicar junto a otros autores, una carta donde advierte que, para poder tener una chance de reducir la amenaza del cambio climático, los cambios en el sector energía deben hacerse antes del 2020. Esto no es una novedad. Ya otros informes anteriores del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, la Agencia Internacional de la Energía e instituciones independientes vienen advirtiendo lo mismo.

Pero -como puede desprenderse de los montos de las deudas a futuro tomadas por las empresas energéticas- las compañías petroleras, los inversores públicos y privados, los bancos y los agentes de deuda, siguen apostando a un aumento en la extracción y comercialización de hidrocarburos más allá de las restricciones que el cambio climático impone.

Según el reporte de la AIE ya mencionado, en los últimos tres años las emisiones de gases de efecto invernadero se estabilizaron gracias a la inversión en eficiencia energética. Pero las inversiones en nuevas tecnologías de bajo carbono se han estancado. A pesar de que la participación de la eólica y solar crecieron en los últimos cinco años, su contribución resulta prácticamente anulada por la desaceleración de las inversiones en energía hidroeléctrica, que disminuyeron en más de la mitad en el mismo período de tiempo. La inversión en nueva generación de tecnologías de bajas emisiones de carbono debería aumentar sólo para mantener su proporción de participación en la matriz energética.

La mitad de los gases acumulados en la atmósfera desde que comenzó la era industrial fueron emitidos a partir de 1988. Esto es, en los últimos 30 años se lanzaron a la atmósfera la misma cantidad de gases que en los 250 años previos lo que da una idea del imponente aumento en la tasa de emisiones. Solo unas 100 empresas energéticas son responsables de más de la mitad de dichas emisiones según un reciente reporte Carbon Majors Report 2017 elaborado por Carbon Disclosure Project (CDP). Es decir, estas empresas son las que han extraído y comercializado el petróleo, gas y carbón suficiente como para convertirse en la mayor causa de la amenaza climática bajo la cual vivimos.

El reporte constata además, que la mayor responsabilidad no cae en las empresas privadas, como se tendería a suponer, sino en las empresas estatales y los inversionistas públicos. Y particularmente de las empresas públicas estatales de los países en desarrollo, pues son las propietarias de las mayores reservas y tienen mayor participación en el mercado.

Las 100 mayores empresas son responsables por 635 GtCO2 emitidas desde 1988 a la fecha; de ellas, 59% son empresas estatales, 32% son propiedad de inversionistas públicos y solo 9% de empresas privadas. Entre las primeras 10, seis representan más de un cuarto de las emisiones globales y son empresas estatales de países en desarrollo: China, Irán, Arabia Saudita, India y México. Además de Pemex que aparece en el séptimo lugar, PDVSA y Petrobras ocupan los puestos 13 y 22.

En consecuencia, los estados tienen en sus manos la decisión sobre el cambio climático. No solamente por su capacidad o legitimidad para elaborar y disponer políticas públicas que cambien los modos de producción y consumo. Sino más sencillamente dejando de contribuir con sus recursos –recursos de la sociedad por otra parte- en la inversión y el apalancamiento de las inversiones en hidrocarburos.

El año de 1988 -que divide en mitades iguales las emisiones acumuladas en la atmósfera- no es un detalle menor en este relato. Ese fue el año de la instauración del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, creado para alertar a los Estados de las Naciones Unidas de los riesgos futuros de seguir invirtiendo en combustibles fósiles. El futuro ya llegó, pero los gobiernos siguen actuando como si aquello nunca hubiera existido.

– Gerardo Honty es analista en Energía y Cambio Climático de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)

MIÉRCOLES 19 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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4) India e Israel crean una inquietante “asociación estratégica”
Nazanín Armanian (Público)

“Narendra Modi por fin hizo público su amor por Israel”, así narra la prensa judía el aterrizaje del primer ministro indio en Israel del 4 de julio. Una visita histórica por dos motivos: es la primera vez que un máximo dirigente indio pone los pies en este país al que siempre había considerado una potencia ocupante de los territorios palestinos, y también porque se ha negado a tener encuentro con palestinos.

Es comprensible que un fanático hinduista como Modi se negara a dar la mano a los fanático islamistas de Hamas, que además pertenecen a la Hermandad Musulmana que respalda a los extremistas de Cachemira, pero ¿por qué no a Mahmud Abbas? Hasta Donald Trump tuvo que saludarle en Belén cuando en mayo pasado viajó a Israel. Los palestinos, sorprendidos y decepcionados, en una concentración frente a la Oficina del Representante de la India cerca de Ramallah portaban carteles que decía “No a la cooperación con el estado de ocupación” y “Devolver a la India a la era de Gandhi”.

Este es el segundo golpe que reciben los palestinos en un mes, después de que Qatar pidiera a los líderes de Hamas a abandonar Doha, por las presiones de EEUU-Arabia Saudí. ¿Cuestión de realpolitik? ¡No! Es que el señor Modi, un supremacista hinduista profundamente anti-islámico comparte ideología con su colega Netanyahu, un supremacista judío.

El giro a la derecha en la política exterior de la India empezó con la desintegración de la URSS en 1991 y el Nuevo Orden Mundial levantado por EEUU sobre los escombros de Irak y de Yugoslavia. Como consecuencia, las organizaciones antiimperialistas como el Movimiento de los No Alineados, del que la India dirigido por el marxista Jawaharlal Nehru, y la Yugoslavia de Josip Broz, «Tito» fueron fundadores, recibieron un duro golpe. Es justo este año cuando Delhi abre su embajada en Tel Aviv.

Desde entonces, la derecha india ha ido acercándose a Israel a expensas de Palestina: en 2015 y 2016 se abstuvo de votar las resoluciones de la ONU de condena a Israel por crímenes de guerra en la Franja de Gaza y pisar los derechos palestinos, a pesar de que según la Comisión Económica y Social para Asia Occidental de la ONU Israel impone el Apartheid a los palestinos, como la segregación racial de Sudáfrica hasta 1994.

Lo que el gobierno hinduista busca en Israel es:
-Un socio no árabe-ni musulmán en una región inestable. Ve que hasta los terroristas del Estado Islámico respetan a Israel, por lo que decide apostar por el caballo ganador, abandonando a Palestina.
-Apuntarse al negocio de la lucha contra el “terrorismo islámico” como el enemigo común, y gastar millones de dólares en tecnología antiterrorista israelí. Si bien las conexiones de éste terrorismo con Israel son públicas, el gobierno indio ocultó un importante dato sobre el atentado del 26 de diciembre del 2008 de Bombai en el que murieron ocho judíos: que los terroristas no atentaron en la Eliyahoo, la gran sinagoga oficial judía, sino en el local de la corriente Chabad -Lubavitch que se oponen al Estado israelí, por ilegítimo
-Poder influir sobre las decisiones políticas de EEUU, a través de Israel, ahora que con el gobierno de Trump obsesionado con Irán, India pierde el peso estratégico que le daba la “doctrina Obama” de contener a China.
Es anecdótico que el capitalismo más brutal de la India, santificado por las élites de cientos de pequeños grupos religiosos que se han unido para neutralizar la gestación de una revolución socialista, lo que exporta a Israel sea justamente parte de toneladas de pelo que ofrecen gratis los 25.000 fieles a diario al dios Vishnu. Los brahmán así consolidan el dominio de los rabinos sobre las mujeres practicantes judías a las que se exige cubrirse su cabeza con el velo o con una peluca.

La misma India que construye bombas nucleares y naves espaciales, alberga al 30% de los seres humanos que viven en la extrema pobreza. En 2012, murieron 1,4 millones de niños antes de cumplir los 5 años; 300.000 agricultores arruinados se han quitado la vida en la última década. Esta pobreza organizada por el poder es el motivo de que algunas familias de Pilibhit (Uttar Pradesh) abandonan a sus ancianos en la Reserva de los Tigres para que una vez mutilados o devorados, pudiesen recibir una compensación estatal. La última víctima, en mes de julio, fue una mujer de 55 años.

Lo que busca el gobierno israelí en la visita de Modi y en la India es:

-Ampliar sus relaciones con las potencias no occidentales como Rusia, China, e India, ahora que ha perdido parte del apoyo de los gobiernos europeos (salvo Alemania) gracias al éxito de la campaña de Boicot,Desinversión y Sanciones (BDS). Delhi puede convertirse en un aliado estratégico para Israel.
-Mostrar que la política de aislar al gobierno de Netanyahu fracasa, y países amigos de la India como Sri Lanka, Nepal y Bangladesh pueden ser los siguientes en reconocer el estado israelí.
-El mercado de 1.300 millones de personas. Ahora que Irán, con el fin de las sanciones, puede competir con los productos israelíes (y turcos), la India es toda una tentación. Modi ha invitado a las empresas israelíes participar en la iniciativa ‘Made in India’, aprovechando la mano de obra esclava de los indios (incluidos millones de niños) explotados en los oscuros sótanos-fabricas del país.
-Siendo India el primer importador de armas del planeta, podrá aumentar su participación en el negocio de armas-guerras. Actualmente Israel destina el 41% de sus productos militares a la India. En febrero le vendió un sistema de misiles tierra-aire por 2.600 millones de dólares, y acaba de firmar la venta de una fábrica de misiles. A China no le ha sentado nada bien esta relación militar indo-israelí sobre todo porque EEUU impide que Tel Aviv esta cooperación con China.
-Cooperar con Bollywood y poder colar, entre baile y baile de las mujeres indias, mensajes subliminales que normalicen las políticas del mini-imperialismo israelí en la zona; lo mismo que hace Hollywood.

Con los pies en la tierra

Mientras un Israel que se presenta como el rey de la tecnología ignora la lógica de los vasos comunicantes, aún se puede confiar en la sabiduría milenaria de los indios. El propio Modi, a pesar de que se moría de ganas de tener a su lado a EEUU, rechazó la propuesta de Obama de formar una alianza contra China. Aplicó el dicho catalán de “Val més un veí a la porta que un parent a Mallorca” (Vale más tener buena sintonía con el vecino – sobre todo si es poderoso-, que tener a una superpotencia como amiga en la otra punta del planeta).

Modi, en este camino, ha tenido que gestionar un difícil equilibrio y tomar sus precauciones:
-No pretende destruir las relaciones indio-palestinas. En mayo pasado invitó a Mahmud Abbas a Delhi, en calidad del “presidente de Palestina”.
-Ya sabe que las élites de los países islámicos no consideran a Israel la principal amenaza a su seguridad (¡y eso a pesar del activo aunque oculto papel de Israel en desmantelar los estados de Irak, Libia y Siria!). Para Arabia Saudí el enemigo es Irán, para Yemen y Qatar es Arabia Saudí, y para Siria es Turquía. Por lo que aprovecha el despiste de sus colegas “musulmanes” y su pérdida de sensibilidad hacia la amenaza israelí.
-Arabia, Qatar y Emiratos Árabes Unidos no le criticarán por abrazar a Israel ya que mantienen contactos secretos con Tel Aviv coordinando sus estrategias anti-iraníes. Y a pesar de que los países “musulmanes” han defendido a Pakistán en su conflicto con la India, la dependencia de los indios al petróleo, así como la presencia de varios millones de sus trabajadores en dichos países determinan su trato hacia los árabes. Éstos ya ven a India como un interesante actor geopolítico (es miembro de BRICS y de la OCS), y ahora que Rusia se acerca a Irán, India puede ser un buen aliado.
-“Irán no dictará a la India con quien debería tener amistad –dijo el embajador iraní en la India-, y la India no debería permitir que sus amigos dicten cómo deben ser sus relaciones con Irán“. A Modi no le interesa provocar a Teherán, y no sólo porque su país acoge a la segunda población más grande de chiítas del mundo después de Irán, sino también porque Irán es un contrapeso al enemigo paquistaní. Ahora que China vive una historia de amor con Pakistán, instalándose en el puerto de Gwadar, los indios han invertido en el puerto iraní de Chabahar, como una ruta de tránsito hacia Asia Central para sus productos, evitando la ruta terrestre a través de Pakistán.

Ahora bien, la amenaza más grave para la paz en la región puede venir de la cooperación entre los servicios de inteligencia de los dos países, controlados por fanáticos extremistas hinduistas y judíos, en una región que ya soporta ocho conflictos y guerras abiertos.

MIÉRCOLES 19 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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5) La dictadura de los supermercados
Las grandes cadenas de distribución, un poder global
Enric Llopis (Rebelión)

La crítica se ha centrado habitualmente en la producción y el consumo, pero las cadenas de distribución constituyen grandes centros de poder. Es más, los modelos de distribución y comercialización dominantes influyen de manera decisiva en la producción. Es la tesis central del libro “La dictadura de los supermercados”, publicado por la periodista Nazaret Castro en la colección A Fondo de Akal.

Se considere el sector del textil (Inditex, Mango y H&M), las prendas deportivas (Decathlon), los juguetes (Toys’R’Us e Imaginarium), los muebles (Ikea), la electrónica (Media Markt), los cosméticos (Yves Rocher), la alimentación (Carrefour) y los libros, entre otros negocios (Amazon) hay una serie de tendencias que se repiten, como la reducción del comercio de proximidad y el cambio de la correlación de fuerzas entre pequeños productores y grandes empresas.

En 2015 los gigantes de la distribución mundial eran las estadounidenses Wal-Mart y Costco; la francesa Carrefour; la alemana Schwarz (propietaria de Lidl); Tesco, de Gran Bretaña y The Kroger, de Estados Unidos. En cuanto a las españolas, Mercadona ocupaba la posición 42 en la ratio global; Inditex, el 44; El Corte Inglés, el 66 y Dia el 72.

Ofrece una idea del poder de estas empresas que la cadena de supermercados Wal-Mart facturara en 2013 el equivalente a más de un tercio del PIB español. El libro de la colección dirigida por el periodista Pascual Serrano responde en 215 páginas a la cuestión de fondo, planteada en el mismo subtítulo: “Cómo los grandes distribuidores deciden lo que consumimos”.

El estudio del sector de la alimentación en España ofrece algunas pautas: los grandes distribuidores controlan el 46% del mercado, aunque estudios oficiales elevan la cifra al 72%. Sólo cinco empresas –Mercadona, Eroski, Carrefour, Auchan y Dia- controlan la distribución minorista. El reverso de la concentración en el negocio alimentario es la merma del pequeño comercio, que pasó de 95.000 tiendas en 1998 a 25.000 en el año 2004.

A escala global, la tendencia alcanza límites extremos. Sólo una decena de corporaciones producen y distribuyen más de dos mil productos vendidos por todo el planeta. Por ejemplo los de Coca Cola, que se consumen en una cantidad de más de 1.700 millones por día. Grupos como Nestlé tienen registradas 8.000 marcas diferentes, que circulan por el mundo en busca de consumidores.

Entre los múltiples reproches efectuados a estas corporaciones figuran los de evasión fiscal. Nazaret Castro recuerda que Inditex ha sido señalada por utilizar filiales en Holanda, Suiza e Irlanda para tributar menos. La empresa negó estas acusaciones. Denuncians similares se han realizado sobre Ikea (desviación a Liechtenstein durante dos décadas del 3% de cada venta realizada).

Nazaret Castro es cofundadora del colectivo de periodismo de investigación independiente “Carro de Combate”, que denuncia los impactos sociales y ambientales del consumo cotidiano. Junto a la periodista Laura Villadiego ha publicado los ensayos “Amarga dulzura. Una historia de los orígenes del azúcar” (2013) y “Carro de Combate. Consumir es un acto político” (2014). En el libro editado por Akal, destaca la llegada al estado español de gigantes de la distribución como Cotsco, que inició la penetración por Sevilla (2014) y continuó en Getafe (2015).

Con el previo pago de una cuota anual, el cliente de Cotsco puede adquirir en una superficie de 1.500 metros cuadrados todo tipo de productos: desde alimentos y electrodomésticos, hasta gasolina barata. En cuanto a las ventas online, Amazon cuenta con un servicio de mensajería (la aplicación Amazon Prime Now) que dsitribuye productos frescos a sus clientes; cuenta asimismo con un Market Place virtual, explica Nazaret Castro, que permite a los pequeños productores vender directamente sus artículos al consumidor, siempre que abonen a Amazon un 15% del precio de venta. El catálogo incluye productos del hogar, belleza y electrónica. La comodidad del consumidor es el argumento que justifica los nuevos métodos.

En “La dictadura de los supermercados” se explica de modo palmario el desequilibrio en la relación mercantil. “Los grandes distribuidores asfixian a sus proveedores con políticas abusivas, como las draconianas condiciones de pago (a veces a meses vista); o descuentos de hasta el 20% en las entregas”, explica la periodista. Uno de los grandes ejemplos apunta a los ganaderos y el sector lácteo.

Además, en el estado español las grandes distribuidoras han optado por todo tipo de procedimientos: la apertura de locales de barrio, la guerra de precios para ganarse a los consumidores, la inclinación por los productos frescos y las llamadas “marcas blancas”, que en Mercadona han alcanzado más del 40% de los productos a la venta. Otra vía de expansión ha sido la de las franquicias, que en el caso de Dia han terminado, en diferentes ocasiones, con demandas en los tribunales contra la empresa. Prueba del empuje del franquiciado son las cafeterías (Starbucks), peluquerías (Llongueras), panaderías y clínicas dentales (Vitaldent).

Autora de la investigación “Cara y cruz de las multinacionales españolas en América Latina” (2014), Nazaret Castro cuenta con un máster en Economía Social y Solidaria por la Universidad Nacional General Sarmiento de Buenos Aires. En “La dictadura de los supermercados” no excluye referirse a casos concretos. Así, en el sector textil pone el foco en Inditex, a la que sitúa en pugna con dos grandes rivales: Gap (Estados Unidos) y H&M (Suecia).

La periodista llama la atención sobre los 16.000 millones de euros que facturó Inditex en 2012, a través de sus tiendas en 12 países; y sobre el hecho de que el gran patrón, Amancio Ortega, sea uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes. De los 29 euros que puede costar una camiseta distribuida por estas grandes cadenas, la cantidad destinada al salario de los obreros que la producen no supera el 5%. La explicación radica en los procedimientos de subcontratación y deslocalización, con mengua de derechos laborales hacia países del Sur. En ese contexto se produjo la muerte de 1.129 personas al derrumbarse en abril de 2013 el edificio Rana Plaza, en Bangla Desh.

El modo de operar no es muy diferente en el sector del mueble. “Ikea trabaja con 1.800 proveedores de más de 50 países; antes de producir un artículo, investiga qué proveedor realiza más barato cada paso de la cadena de producción, a fin de obtener la máxima ganancia”, explica la investigadora. De hecho, Ikea ha sido objeto de acusaciones por el uso de mano de obra infantil en Pakistán. Otro tanto ocurre en un negocio bien diferente, el del libro, donde emporios como Penguin Random House o Planeta se expansionan a costa de sellos pequeños y medianos, al tiempo que se cierran librerías de barrio.

El modelo global de grandes distribuidoras produce impactos muy negativos en el empleo. Por cada puesto de trabajo que genera la cadena Wal-Mart, se destruyen 1,4 en otros negocios. Y cuando esta multinacional se implantó en México, la ONG ProDesc denunció que transgredía de modo sistemático la legislación laboral; en Estados Unidos, Wal-Mart también ha recibido denuncias por supuestas amenazas a obreros que participaran en huelgas. Sin embargo, esta corporación se presenta como innovadora; por ejemplo, al introducir estrategias como los bonus para los trabajadores que cumplan las ratios de productividad. Nazaret Castro destripa a fondo el correlato de este modelo laboral en España: el submundo de explotación que esconde Mercadona y su principio de “Calidad Total”.

No es una cuestión menor el impacto ambiental generado por el sistema vigente. Fresas que desde California atraviesan 9.000 kilómetros antes de llegar a Inglaterra; o ternera australiana que termina en los mercados británicos tras recorrer 21.000 kilómetros. Por la baratura, el transporte marítimo en contenedores se ha convertido en piedra angular del comercio global. Pero precisamente por esta generalización, ha devenido una de las grandes fuentes emisoras de gases de efecto invernadero. Mientras, los residuos están ahogando los mares y todos los años se desperdician o arrojan a la basura 1.300 millones de toneladas de alimentos, según la FAO. Así, lo que Nazaret Castro denomina la “neoliberalización de la comida” también se resume en el poder de unas pocas –seis- corporaciones: Hendrix, Genus, Monsanto, Cargill, ADM y Bunge.

La periodista ha estudiado a fondo dos componentes de la dieta, el aceite de palma y el azúcar. En cuanto al primero, “el momento del consumo es el último eslabón de una cadena que comienza en regiones tropicales de África, América y sobre todo del sudeste asiático, donde la palma es desde hace años la principal causa de deforestación”. Además expulsa a las poblaciones campesinas de sus territorios y maneras de vida. Se trata, actualmente, del aceite vegetal más consumido en el mundo. La ingesta de azúcar, en muchas ocasiones “invisible” en el pan, los salados, el embutido o las salsas de tomate, deja asimismo profunda huella en los pueblos del Sur.

“Cocinar es un acto político”, defiende Nazaret Castro. Denuncia que el sistema actual convierte a los animales en mercancía. El poder de la industria cárnica puede condensarse en cinco grandes firmas: JBS, Tyson Foods, Cargill, BRF y Vion. El mismo grado de concentración se extiende a otros muchos sectores, por ejemplo a los cosméticos: Procter & Gamble, L’Oreal, Unilever, Estée Lauder y Avon. El último apartado del libro se dedica a las alternativas: grupos de consumo, mercados sociales, agroecología autogestionada y asamblearia… “Cada acto de consumo es un gesto de dimensión planetaria”, afirma el filósofo brasileño de la Economía Solidaria, Euclides André Mance.

MIÉRCOLES 19 DE JULIO DE 2017 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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