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LA ESTRATEGIA DE WASHINGTON PARA TERMINAR CON LA INTEGRACIÓN

1) Usos de la corrupción –
2) Brasil: La banca gana –
3) El miedo no es buen consejero –
4) La estrategia de Washington para terminar con la integración –
5) RDC: Las maniobras anticonstitucionales y el diálogo del engaño

COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 774 / Miércoles 18 de Mayo de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares

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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) Usos de la corrupción
Horacio Verbitsky (Página 12)

La simultánea suspensión de Dilma en Brasil y la imputación y el procesamiento de Cristina en Argentina marcan el pico de la ofensiva antipolítica, con el pretexto de la corrupción. El gobierno argentino celebró la caída de Dilma por la posibilidad de debilitar el Mercosur y avanzar hacia acuerdos con la Unión Europea y la Alianza Transpacífica. El tema fue tratado por Obama y Macrì en marzo. La prohibición de despidos puede ser ley esta semana.

El jueves 12, Dilma Rousseff fue suspendida como presidente del Brasil y el fiscal Carlos Rívolo imputó por cohecho a la ex presidente argentina CFK. Al día siguiente, el juez Claudio Bonadio procesó a Cristina y a su ex ministro de Economía Axel Kicillof por una operatoria legítima de política económica adoptada por el Banco Central para mantener bajo control el tipo de cambio, que el gobierno de Mauricio Macrì devaluó a pocos días de suceder a CFK, con grandes ganancias para miembros de su familia y de su gabinete. Las políticas socioeconómicas que anuncia el vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo de Brasil, Michel Temer, son las mismas que aquí está imponiendo Macrì, cuyo ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso de Prat-Gay, celebró que el PT perdiera el gobierno de Brasil, porque así será posible subordinar el Mercosur al acuerdo con la Unión Europea y el ingreso de ambos países a la Alianza Transpacífica que impulsa Estados Unidos, tal como Macrì conversó con Barack Obama en marzo.

Como desmentida de que gobierne para los ricos, a Macrì no se le ocurrió nada mejor que rodearse de un centenar de poderosos empresarios. Les dio a firmar un documento elogioso de su gobierno y crítico del proyecto que prohíbe los despidos por seis meses, sancionado por el Senado y que la Cámara de Diputados podrá convertir en ley esta semana. Sin inmutarse pusieron la firma pero no esperaron ni una semana para proseguir con los despidos. Frente al ministerio de Educación, el jueves se produjo la cuarta gran movilización en un mes y medio contra las políticas oficiales. Si Macrì cumple su promesa de vetar la ley contra los despidos, además podría producirse el primer paro general.

Ya hace 30 años, el mismo día de diciembre de 1986 en que el Congreso argentino votó la ley de punto final, el de Uruguay sancionó su equivalente, de caducidad de la pretensión punitiva del Estado. La voluntad estadounidense de entonces para terminar la persecución penal a los autores militares de los crímenes de ambas dictaduras está tan bien documentada como las gestiones del entonces presidente Raúl Alfonsín ante su colega oriental Julio María Sanguinetti y ante el hijo del líder opositor Wilson Ferreira Aldunate, a quien le transmitió un mensaje recibido de la embajada norteamericana, sobre un 50 por ciento de probabilidad de golpe de Estado si no se detenían los juicios.

La coordinación entre los procesos de destitución y hostigamiento de Dilma, Lula y Cristina sólo puede afirmarse hasta ahora por la constatación de su simultaneidad, el contexto internacional y la simpatía de los mismos actores, nacionales e internacionales. Del apoyo externo a la desestabilización en la Argentina se conoce hasta la confesión de uno de los blogueros que viajaron a Brasil para recibir financiamiento de los fondos buitre. Lo único transparente de esta historia es el intento de sacar de circulación a los líderes populares capaces de unificar a los distintos sectores descontentos para revertir las políticas neoliberales, Lula en Brasil, CFK en la Argentina.

El combustible y la máquina

En los dos países, el combustible que alimentó la máquina destituyente fueron las denuncias de fraudes contra la administración pública. El vehículo de su divulgación fue una prensa gráfica y audiovisual al mismo tiempo parte y articuladora de los intereses económicos afectados por los respectivos gobiernos populistas, y el mecanismo de conversión de esas denuncias en hechos políticos, un Poder Judicial extralimitado, presidido por dos ambiciosos de vanidad insondable y un afán de protagonismo excitado por aquellos medios. Los desenlaces fueron distintos: Joaquim Barbosa dejó en 2014 la presidencia del Superior Tribunal de Justicia de Brasil y hoy desde el llano objeta el impeachment de Dilma, mientras Ricardo Lorenzetti sigue creyendo que su oportunidad se aproxima, para lo cual luego de acabar con CFK, la vindicta judicial debería dirigirse a Macrì.

Con una economía en recesión profunda durante dos años, Dilma fue suspendida y sólo una contundente respuesta popular podría impedir su destitución dentro de seis meses; Cristina terminó su mandato y dejó un país con moderado crecimiento, la menor desocupación en un cuarto de siglo, la inflación elevada pero en descenso y el endeudamiento en divisas con acreedores privados más bajo en dos siglos de historia argentina, medido en proporción al Producto Interno Bruto. Dilma ganó la reelección pero al inclinarse por las políticas de ajuste que había impugnado en campaña y al alejarse de Lula, precipitó una crisis política que no logró revertir ni siquiera con la enmienda de aquel rumbo equivocado, que llegó tarde. CFK no pudo postular a una nueva reelección porque la Constitución permite un máximo de dos mandatos consecutivos y aún así el candidato de su frente político fue vencido en el balotaje por un estrecho margen de dos puntos porcentuales.

La demolición de su liderazgo en la Argentina y del de Lula en Brasil es la ocupación principal de los respectivos gobiernos y, aquí, de sectores dirigentes de su propia fuerza, que la perciben como el mayor obstáculo para sus aspiraciones de sucederla. Ambas presidentes cometieron errores que facilitaron la tarea de sus adversarios y/o enemigos, pero ése es el dato menos relevante del panorama actual, porque no fueron esas falencias la razón de la inquina en los sectores tradicionales del poder político y económico, sino las transformaciones políticas, sociales y de alianzas internacionales que ambos gobiernos impulsaron.

Durante las 24 horas del día las propaladoras mediáticas de los dos países instalaron la idea de sistemas carcomidos por una corrupción generalizada, que terminó por asociarse con el propio sistema democrático. Con todos sus defectos, la política es el único escudo con que los sectores populares pueden cubrirse de las embestidas de los poderes fácticos. Su deslegitimación constituye así un objetivo estratégico de esos sectores. La misma operación derivó durante el siglo anterior en una sucesión de golpes militares que desplazaron a los gobernantes electos Hipólito Yrigoyen, Juan Perón, Getulio Vargas, Arturo Frondizi, Janio Cuadros, Joao Goulart, Isabel Martínez de Perón. En Brasil aportan leños a la hoguera las iglesias evangélicas, que tienen fuerte representación tanto en los medios audiovisuales como en el Congreso; en la Argentina, el Episcopado Católico, presidido por José María Toté Arancedo, primo hermano del ex presidente Raúl Alfonsín.

El mayor de sus hermanos, Ricardo Perucho Arancedo, se encargó de la sociedad familiar Arancedo Hermanos, que está entre los principales consignatarios de hacienda del país. Dos hermanas del prelado, Marilina y María Amalia Arancedo, se casaron también con fuertes ganaderos y el primo Roberto Arancedo preside el Mercado de Liniers desde hace casi un cuarto de siglo. La insustancial declaración que Arancedo firmó por el Bicentenario plantea la corrupción de los políticos como un asunto de la mayor gravedad, con citas expresivas de su antecesor en el cargo, Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, quien la menciona como “llaga putrefacta”. En la conferencia de prensa en la que se entregó el documento, Arancedo dio su pueril explicación de los males sociales: “Cuando alguien se queda con un vuelto, eso significa pobreza, pobres que sufren”. El documento también reivindica a la justicia y reclama su independencia, lo cual anticipa el respaldo que recibirá Lorenzetti en el Vaticano como jefe del partido judicial, cuando viaje el mes próximo. Algunos de los columnistas más cotizados de la televisión argentina reclaman a los alaridos la detención de la ex presidente CFK, aunque hasta ahora no se le ha probado ningún acto ilegal.

En el caso de Dilma, ni siquiera hay presunciones y denuncias. Hasta aquellos políticos opositores que votaron a favor del juicio político se abstuvieron de formularle cargos por cualquier desvío de fondos públicos en beneficio propio y sólo la acusaron por la reasignación de partidas del presupuesto, algo que hicieron todos los gobernantes que la precedieron y que es práctica generalizada en el mundo, como flexibilidad imprescindible para el funcionamiento de administraciones complejas, en las que no es posible prever todas las variables en forma rígida. Otra similitud entre ambos procesos nacionales es que quienes pretenden encarnar la virtud ante gobernantes viciosos tienen a su vez denuncias por delitos tanto o más graves y alguno como Eduardo Cunha, fue separado de la presidencia de la Cámara de Diputados brasileña una vez que se confirmó su procesamiento por lavado de dinero con cuentas no declaradas en el exterior.

Hablemos de corrupción

Varios jueces de la Corte Suprema de Justicia fueron sometidos a juicio político la década pasada por haber obstruido que se investigara un contrabando de automóviles por el que había sido procesado el actual presidente Macrì, utilizando como instrumento una compañía offshore radicada en el Uruguay. Hoy Macrì está bajo examen judicial por otras compañías offshore, aquellas que aparecieron en la base de datos del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación bajo la denominación genérica de Panama Papers. El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger está procesado por su participación en el ruinoso Megacanje de 2001, que incrementó la deuda externa en decenas de miles de millones de dólares. Macrì comparte el honor de los Panama Papers con el primer ministro británico David Cameron y ambos han derivado la responsabilidad hacia sus respectivos padres. Para el argentino es un poco más difícil, porque su progenitor vive y sigue con la sangre en el ojo por el modo en que hijos y sobrinos lo despojaron del holding familiar.

El carterista que para desviar a la multitud que lo persigue huye gritando “Al ladrón, al ladrón” es un clásico del humor gráfico. Cameron tuvo la audacia de convocar a una cumbre mundial contra la corrupción, en la que la canciller argentina Susana Malcorra representó a Macrì. Desde hace años, el economista argentino Jorge Gaggero señala a las guaridas fiscales como el elemento clave en la fuga de capitales, que en muy pequeña medida involucra a los gobiernos. Las transferencias netas de recursos financieros desde los países pobres y medios hacia los más ricos crecieron de 46.000 millones de dólares anuales en 1995 a un estimado de no menos de un billón (en la nomenclatura argentina, es decir un millón de millones) en 2010, que se van en “pagos masivos de deuda, los desequilibrios comerciales, la fuga de capitales y la acumulación de activos externos en divisas fuertes”.

Ocho de las diez guaridas más opacas e importantes están en América del Norte o Europa. La primera, en los Estados Unidos (el estado de Delaware), la segunda y la tercera son europeas continentales (Luxemburgo y Suiza), la cuarta caribeña (las Islas Caiman) y la quinta inglesa (la City de Londres). Gaggero incluye un cuadro basado en los datos de Raymond Baker (“El talón de Aquiles del capitalismo”, de 2005): el 64,3 por ciento de los flujos ilícitos globales correspondía a transacciones comerciales; el 30,6 por ciento a actividades delictivas y el 5,1 a corrupción gubernamental. Con ocasión de la cumbre convocada por Cameron en homenaje a su difunto padre, los principales periódicos financieros del mundo y el más importante diario independiente inglés, publicaron sendas investigaciones sobre los aspectos más oscuros del sistema financiero internacional.

La del Financial Times se titula “Dinero negro, el secreto sucio de Londres” y describe a la City como “centro global de las finanzas ilícitas” y un agujero negro para el lavado de dinero y la evasión fiscal. En el mismo artículo, Alex Cobham, investigador principal de la organización de la que forma parte Gaggero, Tax Justice Network, dice que la red británica secreta es la más grande del mundo y que los bancos británicos y sus subsidiarias siguen lavando cada año “centenares de miles de millones de dólares de dinero de origen delictivo”. En The Guardian, el columnista Simon Jenkins afirma que “la esencia de un estado corrupto es el capitalismo de amigos”, que consta de “sobornos, arreglo de licitaciones, evasión fiscal y abuso del poder político para procurar ganancias personales o empresariales”. Sobre ese mismo concepto, The Economist compone un ranking mundial titulado “Capitalismo de amigos en el mundo”, en el que Gran Bretaña cumple un rol descollante.

El periódico estima que un tercio de la inversión extranjera global se canaliza a través de guaridas financieras, en su mayoría británicas, e ironiza que convocar en Londres una conferencia contra la corrupción evoca la elección de Libia para presidir la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2003. Al referirse a los enclaves de Jersey, Gibraltar, Bermuda y las Islas Vírgenes, afirma que Cameron debería decirles que pueden independizarse y federarse con Panamá si lo desean, pero de otro modo “debería cesar su hospitalidad con quienes roban a los contribuyentes de todo el mundo”.

Las guaridas británicas se establecieron “como forma económica de mantener colonias sin necesidad de subsidiarlas. Ahora constituyen una masiva desviación de recursos globales, para evitar el pago de impuestos a los estados soberanos”. La publicación estima que esos escondrijos impositivos albergan unos 20.000 a 30.000 billones de dólares, es decir 20.000 a 30.000 millones de millones (trillion en inglés).

The Economist afirma que las empresas de alta interacción con el Estado son vulnerables al capitalismo de amigos, y entre ellas enumera casinos, contratos de defensa, bancos, obras de infraestructura y tuberías, puertos y aeropuertos, construcción y negocios inmobiliarios, acero, minería, commodities, telecomunicaciones. En términos argentinos esta definición incluiría, entre otros, a Lázaro Báez, Cristóbal López, Angelo Calcaterra y Nicky Caputo, pero también a Paolo Rocca, Eduardo Eurnekian, los hermanos Bulgheroni y la propia famiglia Macrì. Este es el problema estructural que ninguna fuerza política significativa parece interesada en plantear, porque las discusiones sobre el tema sólo procuran el escándalo que tan fácil se suscita como se olvida y la utilización como arma arrojadiza contra los adversarios políticos.

La Argentina no es una excepción. Para la Tax Justice Network, pese a toda la retórica de la cumbre, el gobierno británico no exigió a sus territorios de ultramar y posesiones de la corona que se ajusten a las normas de transparencia que se les exigen a Nigeria, Afganistán o Kenya. Otro tanto puede decirse de Estados Unidos, el único centro financiero internacional que rehusó comprometerse como lo hicieron 101 países, al intercambio automático de información. “Que no se vuelva a hablar de la corrupción como un problema de los países en desarrollo”, concluye la Tax Justice Network.

MIÉRCOLES 18 DE MAYO DE 2016 – COMCOSUR
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2) Brasil: La banca gana
Alfredo Serrano Mancilla (CELAG)

Van ríos de tinta sobre Brasil en estos últimos meses. No se habla ni de fútbol ni de juegos olímpicos. Todos hemos aprendido lo que significa la palabra impeachment. Está de moda para camuflar el actual golpe de estado. Un eufemismo más en esta época de tanta importancia de las palabras. Hemos asimilado incluso nombres de la política brasileña que nos eran desconocidos. ¡Que levante la mano quién sabía quién era Temer en las elecciones del 2014!. Andamos en cursos acelerados sobre leyes e instituciones en Brasil para enterarnos qué es lo que se viene a partir de ahora. Comenzamos a estar un poco confundidos con tantos casos de corrupción de unos y otros. Hemos llegado hasta a incursionar en las cuestiones de contabilidad pública para conocer mejor cuál ha sido la excusa para derrocar a Dilma. Los más ilustrados, inclusive, ahora utilizan con naturalidad el término de “pedaleo fiscal” cuando antes nunca lo habían escuchado.

Lo sorprendente de esta brasileñomanía es que se ha prestado poca o nula atención a uno de los actores -seguramente- más decisivos en este episodio golpista. Como siempre, la mano invisible acaba permaneciendo invisible ante este tipo de hechos políticos. Sin economía, no hay debate político que se sostenga. Y viceversa. Es imposible entender qué ocurre en un país si no se observa con lupa cómo opera el sector financiero en estas circunstancias. La banca, en un mundo económico inmensamente financiarizado, tiene mucho que decir en cada cita política. Sea electoral o no. Este actor jamás queda por fuera de la escena del crimen.

La banca privada había vivido feliz con Lula y Dilma a lo largo de muchos años. En época de vacas gordas, la política económica en Brasil fue muy exitosa en redistribuir riqueza a favor de las mayorías. Políticas sociales, como el programa Bolsa Familia, fueron responsables de sacar a 36 millones de brasileños de la pobreza. Se generó empleo (20,8 millones de puestos de trabajo), se mejoraron los salarios y se crearon casi 80.000 nuevas pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, todo esto se consiguió sin romper con las alianzas con el sector financiero. La banca privada nacional engordaba sus cuentas y el capital-golondrina financiero llegaba del exterior al calor de las altísimas tasas de interés. Por momentos, de las más atractivas del planeta. Un complejo equilibrio de ganar-ganar aplaudido por todos: alta aprobación de las mayorías y piropos de los medios internacionales. Por ese entonces, se llegó a hablar de Brasil como la tercera vía latinoamericana.

Pero el idilio no duró para siempre. Desde hace unos años, la reducción de la entrada de divisas vía exportaciones supuso una importante restricción externa. Los capitales golondrina amenazaron con irse a otros lugares si no se sostenía la elevada tasa de interés. Entonces, llegó el problema que sí constituye una de las principales razones de ser de este golpe. En un primer momento, Dilma cedió en su primer gabinete y colocó a Joaquim Levy en el Ministerio de Hacienda como contraparte para la negociación con la banca. Qué mejor que un banquero como interlocutor con sus pares. No resultó porque Brasil exigía una respuesta no neoliberal si es que no se quería ahogar en la austeridad. Levy buscó el ajuste, pero los resultados económicos y sociales no hicieron más que empeorar. Se cambió de Ministro y se optó por una propuesta más keyenesiana: mayores estímulos para la producción, más inversiones públicas (en redes ferroviarias, autopistas, aeropuertos y carreteras). Fue una apuesta a favor de la industria productiva y no para la banca.

No sólo no gustó el nuevo rumbo, sino que enfurecieron cuando el gobierno de Dilma quiso reducir la brecha entre la tasa de interés que cobran los bancos por prestar y la que pagan a los ahorradores (spread bancario). Este diferencial a favor de la banca privada, en Brasil, tenía de los valores más alto del mundo. La propuesta económica implicaba una reducción mínima de la rentabilidad del capital financiero, con una tasa de interés algo menor. Así, se pretendía reactivar la economía como lo hizo la Reserva Federal en Estados Unidos. Desde ese momento, la banca le juró muerte política a Dilma. Y así fue.

Ahora la banca celebra el golpe con una revalorización del real del 1,5% en estos días. La bolsa de Sao Paulo ha pasado de 50.000 a 54.000 puntos desde el día del golpe. La banca privada vuelve a estar contenta. El nuevo Ministro de Hacienda, Henrique Mieirelles, es ex banquero de Wall Street. A partir de ahora, lloverán recortes para la mayoría a medida que se inflan los beneficios para una minoría. Detrás del golpe a la democracia está la aversión a democratizar la economía. Como siempre, la banca gana.

MIÉRCOLES 18 DE MAYO DE 2016 – COMCOSUR
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3) El miedo no es buen consejero
Roberto Savio (OtherNews)

Un nuevo fantasma recorre el mundo. No es el fantasma del comunismo, como proclamaba notoriamente el Manifiesto de Marx. Es el fantasma del miedo, una lógica que inspira cada vez más la política. Y, como dice el viejo proverbio, el miedo no es buen consejero.

Tomemos como síntoma, las últimas elecciones en Filipinas. En un país en el que los tiempos sangrientos de la dictadura de Ferdinando Marcos no son un recuerdo lejano (una revolución popular en 1986 lo obligó a abandonar el poder), la población ha elegido como presidente con gran margen, a Rodrigo Duterte, un hombre cuyo lema de campaña fue: «Vamos a matarlos a todos».

Se refería a los criminales, ladrones y traficantes de droga, a quienes persiguió con grupos paramilitares como alcalde de la ciudad de Davao. Durante la campaña, declaró que una vez presidente se encargaría él mismo de matar a algunos de ellos, para luego concederse el perdón presidencial. El presidente saliente, Benigno Aquino III, trató de frenarlo, avisando que tales promesas equivalían a volver a la dictadura de Ferdinando Marcos. Se hizo un llamamiento a la unidad de los otros candidatos para derrotar a Duterte, pero no lograron ponerse de acuerdo.

A pesar de un fuerte crecimiento económico, las Filipinas todavía tienen un alto nivel de pobreza y de desempleo. Proliferan los conflictos armados contra los insurgentes en el sur así como las bandas de secuestradores. Las encuestas confirman una sensación generalizada de miedo: desde el miedo de los desempleados buscando trabajo, al de los trabajadores que temen perderlo. Todos interpretaron la falta de seguridad como un elemento importante a la hora de votar.

Al otro lado del planeta, en Brasil, la presidente Dilma Roussef, elegida hace menos de dos años con 50 millones de votos, ha sido depuesta por el Congreso. Mientras la élite política se enfrenta a un enorme escándalo de corrupción, a Roussef no se le acusa de robar, sino de falsificar el presupuesto, práctica común en todo el mundo.

Una encuesta realizada por una empresa brasileña especializada descubrió que los cientos de miles de personas que claman en la calle por su destitución pertenecen básicamente a la clase media y que además saben perfectamente que más del 50% de los diputados y senadores que votaron a favor de la destitución estaban bajo investigación criminal por delitos mucho peores que falsificar un presupuesto. Mientras que el común denominador que unía a los manifestantes era deshacerse de la corrupción (algo de lo que no fue acusada Rousseff), los ciudadanos estaban molestos con la creciente crisis económica, que ha dejado a Brasil en una situación dramática, y consideran que el actual gobierno es incapaz de hacer frente a la crisis.

Es importante notar que bajo las presidencias de Lula da Silva y Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores (PT) ha sacado de la pobreza a 30 millones de personas, integrándolas en la clase media. Esos millones temen regresar a sus orígenes y constituyen la gran mayoría de los que se tomaron las calles. Lo impresionante es que otra encuesta reveló que el casi 32% de los manifestantes expresan nostalgia de los tiempos del régimen militar (1964-1985), cuando se garantizaba el “orden”.

Ahora, véase Estados Unidos, que muchos consideran un ejemplo de democracia. El último libro de dos destacados científicos sociales, John Hibbing y Elizabeth Theiss-Morse, «Democracia Sigilosa», utiliza una encuesta de Gallup del 1998 y la actualiza al día de hoy. Pues bien, a un sorprendente número de estadounidenses no le gusta el caos de la democracia. El 60% de los encuestados cree que el gobierno «funcionaría mejor si las decisiones se tomasen como en una empresa» y 32% está convencido de que el gobierno estadounidense «funcionaría mejor si dejásemos que los hombres de negocios exitosos tomen las decisiones», mientras que el 31% creía que el gobierno funcionaría mejor si las decisiones las tomasen «expertos no elegidos».

El New York Times publicó hace algún tiempo un estudio sorprendente, según el cual un tercio de los encuestados también habría aceptado un gobierno militar, si éste significase mayor eficacia. Los dos autores creen que estos datos explican el éxito de Donald Trump. Pero también coinciden en que la base principal de Trump proviene de aquellos que se han sentido excluidos y temen por su futuro.

No es de extrañar: la clase media estadounidense se ha reducido a menos del 50% de la población adulta, en comparación con el 61% de finales de los años sesenta. El Centro de Investigación Pew, junto con el Financial Times, ha llegado a una conclusión sorprendente. La sociedad se fragmenta, a medida que la piedra angular de la economía de la post-guerra se vacía: la clase media se redujo a la mitad de los hogares de Estados Unidos. Por primera vez, aquellos con ingresos inferiores y superiores superan en número a la clase media.

Para dar un ejemplo, el número de adultos en los dos niveles superiores ha crecido en 7,8 millones, mientras que los de la clase media en sólo 3 millones. Los que están en los niveles más bajos aumentaron en 6,8 millones. En esta tendencia, la fuerza de división más importante ha sido la educación. Aquellos con educación universitaria tienen una probabilidad ocho veces mayor de vivir con niveles de ingresos más altos que los adultos que no terminan la escuela secundaria, y el doble de probabilidad que un adulto que tenga tan sólo un diploma de la escuela secundaria. Por lo tanto, aquellos que no pueden pagar una educación superior están siendo impedidos de participar con éxito en el mercado de trabajo. Muchos de los que tienen empleos modestos no ganan lo suficiente para llevar una vida normal.

Miremos ahora a Europa. El único país que ha realizado un estudio sobre lo que está sucediendo a su clase media es España, pero sin duda este país es representativo de muchos otros en el continente. Entre 2007 y 2013 (los años de la gran recesión, de la que Europa aún no salió), la clase baja creció pasando de 26,6% de la población a 38,5%. Un estudio de la Fundación BBVA ha encontrado tres tendencias principales: 1) el ingreso per cápita y por familia ha vuelto a los niveles de finales del siglo pasado; 2) ha empeorado la distribución del ingreso, aumentando la desigualdad económica; 3) el aumento imparable de esta desigualdad en combinación con la disminución de los ingresos «ha creado situaciones de pobreza y exclusión social que, hace unos años, se pensaba habían desaparecido de nuestra sociedad».

Finalmente, centrémonos en China. La clase media china está tratando desesperadamente de colocar ahorros en el exterior. China ha sacado de la pobreza a 600 millones de personas, que obviamente temen volver a caer en ella. La economía china atraviesa actualmente un cambio de modelo económico, de las exportaciones, al mercado interno. Este cambio va acompañado del cierre de muchas fábricas y empresas ineficientes, marcando el inicio de un proceso radical. Individuos y empresas han sacado alrededor de un billón de dólares del país en el último año y medio.

La inseguridad económica se suma a la lista de preocupaciones del día a día, que incluyen la contaminación del aire, del agua y de los alimentos, millones de vacunas defectuosas, falta de apoyo médico y de un sistema de jubilación real. Las redes sociales ahora distribuyen artículos como «la ansiedad de la clase media» o «¿Serán los de clase media los nuevos pobres?».

El Financial Times informa que 45,5% de aquellos con ingresos medios quiso colocar al menos 10% de sus ahorros en el exterior y otro 29% ya lo ha hecho. En 2014, 76.089 chinos en el extranjero recibieron permisos de residencia permanente con requisitos financieros sólidos, en contraste con los 4.291 del año anterior. Durante el año académico 2014-15, 304.040 chinos estudiaron en los EE.UU., en comparación con los 110.000 de 2011-12. Mientras tanto, de acuerdo con cifras oficiales, las manifestaciones públicas de insatisfacción han sido más de 850.000 el año pasado.

Todos los economistas están de acuerdo en que nos enfrentamos a un mundo post-industrial, donde la aportación del trabajo en el valor de los productos va a continuar a disminuir. La robotización pasará del actual 12% de la producción industrial a 40% en diez años. Los refugiados son ahora cerca de 20 millones de personas, según la ONU, y su número seguirá aumentando. El gigantesco incendio en Canadá, que destruyó una ciudad, es una de las señales de alarma del cambio climático.

Los periódicos de todos los países dedican un espacio cada vez mayor a la corrupción, a los documentos de Panamá, al desempleo juvenil, y a la amenaza del terrorismo, por citar algunas de las fuentes del miedo. Por lo tanto, los Trump, los Duterte, los Le Pen y los Erdogan son una reacción mecánica al miedo. ¿Pero es el miedo buen consejero?

(*) Periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”. Other News .

MIÉRCOLES 18 DE MAYO DE 2016 – COMCOSUR
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4) La estrategia de Washington para terminar con la integración
Aram Aharonian (Alai)

Días antes de regresar desde Estados Unidos a Buenos Aires, ya confirmada como nueva canciller de Argentina, Susana Malcorra se reunió con Thomas Shannon, Subsecretario de Estado para asuntos políticos de América Latina. Este la felicitó por su nueva responsabilidad y le adelantó que estaban dadas todas las condiciones en América Latina para que antes de finalizar el primer semestre del 2016 el presidente Barack Obama visitara su país.

Aquello que Shannon le dijo a Malcorra en diciembre, es lo que estamos viviendo hoy. El golpe judicial-mediático-parlamentario que desplazó a Dilma Rousseff de la presidencia brasileña, además de sacar del poder al Partido de los Trabajadores y suspender los programas sociales y otros beneficios para los más desposeídos, buscaba dejar en claro que un nuevo gobierno neoliberal en Brasilia significa una amenaza a sus vecinos, como Venezuela, Bolivia, Ecuador, en un listado que bien puede extenderse.

La visita de Barack Obama a la Argentina y su apoyo al proyecto neoliberal de Mauricio Macri, junto a su silencio cómplice respecto al golpe en Brasil, revela los objetivos centrales de EE.UU. en la región: romper su aislamiento con lo que aún considera su “patio trasero” y lograr, con otros formatos, rehacer el ALCA.

Lo planificado por Shannon con Malcorra y Macri –a quien le hicieron creer que era un líder regional- era garantizar el retorno a los años en que la política de EE.UU. era determinante para la política exterior de todo el continente, o sea antes de 2005, cuando los gobiernos progresistas lograron en Mar del Plata que la región le dijera No al ALCA, que transformaría al continente en una inmensa área de libre comercio, bajo el mando de la economía estadounidense y las trasnacionales.

El plan era extender a todo el continente lo que Washington ya estaba poniendo en práctica con México y Canadá, que en 20 años solo ha mostrado saldos negativos sobre todo para los mexicanos. En todo esto se vislumbra también un odio personalizado –ya en Washington, ya en el nuevo gobierno argentino- hacia la figura de Lula da Silva. Su triunfo electoral de 2002 frustró el acuerdo que Estados Unidos tenía con Brasil para imponer el proyecto del ALCA.

Hasta entonces nunca EE.UU. había estado tan aislado en el continente, mientras América Latina comenzaba a salir del modelo neoliberal y repensaba su inserción internacional, a partir de la fortificación de la integración de las economías y el intercambio Sur-Sur –con la locomotora que significó la Venezuela de Hugo Chávez y el bolivarianismo-, lo que permitió mejores condiciones a los impactos de la prolongada y profunda crisis recesiva internacional.

Hoy, el escenario mundial no es el mismo que en 2005. Es peor. En la última década, una mayor y mejor articulación del intercambio regional, la intensificación del comercio con China y la extensión del mercado interno de consumo popular fueron claves en esa resistencia a la recesión mundial.

No vivimos las mismas condiciones mundiales de los años 1990, y tampoco existe un paradigma o modelo a seguir como lo fue el promocionado modelo chileno. Los principales experimentos de la derecha son un fracaso (Chile, México, Perú, Colombia). No existe un modelo que se pueda poner como referencia exitosa. Estados Unidos esperaba que fuera la Argentina de Macri, pero este rápidamente muestra una desubicación en cuanto a las condiciones específicas de este contexto para aplicar las políticas neoliberales y estas surtan el efecto esperado.

No extraña que el ministro argentino de economía de Argentina, Alfonso Prat Gay, haya declarado con cierta euforia que los cambios políticos en Brasil son “una buena oportunidad para refundar el Mercosur”. La estrategia queda al descubierto: el restablecimiento del modelo neoliberal, con su política de apertura de los mercados y reacercamiento con los países del Norte, parte de la necesidad de desmontar los procesos de integración regional.

Ya lo había planteado un oscuro canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, quien sin apoyo del partido de gobierno (Frente Amplio) ni el Parlamento, planteó, al asumir su país la presidencia pro-témpore del Mercosur, “la flexibilización” del organismo de integración regional. Las fuerzas políticas le respondieron que la ésta solo podrá ser utilizada por aquellos países que busquen fragmentar el Mercosur y debilitar el poder de negociación que la unidad del bloque representa. La capacidad de negociación del país fuera del Mercosur será insignificante, con el agravante de que en la nueva situación regional los gobiernos de Argentina y Brasil quedaran liberados para firmar acuerdos que dejen a Uruguay como furgón de cola de sus políticas y/o perder mercados que actualmente tiene el país, añadieron.

Pat Gray coincide con las posiciones del nuevo canciller brasileño José Serra, quien tiene la idea fija de entregar el petróleo brasileño a trasnacionales petrolíferas internacionales (en especial el proyecto Pre-sal) y así se lo hizo saber extemporáneamente a sus representantes en una reunión que intentó ser secreta, realizada en Foz de Iguazú. El ministro argentino también espera entregar la estatal petrolera YPF (y sobre todo el yacimiento de Vaca Muerta en el sur del país) a las trasnacionales y en los sueños de Nin Novoa y sus mandantes para negociar los nuevos yacimientos del Atlántico uruguayo.

Más allá de ser una demostración de vasallaje, la “flexibilización”, la “refundación” significan lisa y llanamente el desmonte de los procesos de integración regional -Mercosur, Unasur, Celac- que lograron su mayor impulso gracias al entendimiento de los gobiernos progresistas de la región, y la promoción de un nuevo proceso de total dependencia de la región.ar Malcorra y cancilleres Mercosur

La derecha mercosureña siempre intentó mantener el Mercosur como organismo fantasma, abriendo brechas y espacios para acuerdos bilaterales de libre comercio –sobre todo- con EE.UU. Ahora, quiere rebajar la importancia del bloque, que cumplió cuarto de siglo, con flirteos y presiones para que, además de suscribir un muy incierto TLC con la UE –pendiente desde hace 22 años-, se produzca un mayor relacionamiento con la Alianza para el Pacifico, cuyos éxitos se desconocen en todo el mundo.

Uno puede estar de acuerdo con redefinir el Mercosur, pero cambiarlo no puede significar volver hacia atrás. La crisis y las desproporciones (estructurales y coyunturales) requieren de más integración, requieren profundizar la integración. Ese es el camino correcto, y no el camino de “sálvense quien pueda”. Hay que buscar soluciones que nos ayuden a superar en conjunto las circunstancias críticas regionales y nacionales.

Fue el mismo presidente estadounidense Barack Obama quien no dudó en decirle a Gran Bretaña que no abandone el bloque de la Unión Europea, porque esa separación sería un error para enfrentar las amenazas comunes (léase China y Rusia). Aquí nuestros “estadistas” proponen flexibilizarnos, eufemismo que oculta la desbandada, para negociar cada uno por su cuenta y a cuenta de los países centrales y las trasnacionales.

Mientras, desesperada por el fracaso del TLC del Mercosur con la Unión Europea –por el manifiesto desinterés de éstos- Malcorra, articuladora del desmantelamiento de la integración, lanzó un mensaje desesperado para evitar “otra oportunidad perdida” ante inversionistas españoles: “Si no otros (Rusia, China) entrarán en Latinoamérica”, advirtió. Mutis en el foro.

El camino propuesto por Uruguay al Mercosur lleva inexorablemente a un destino similar al de la Comunidad Andina, que luego de flexibilizar su normativa para avanzar con acuerdos comerciales con la Unión Europea, prácticamente ha desaparecido. Y esa parece ser la estrategia trazada en Washington y seguida en Montevideo, Buenos Aires y ahora también en Brasilia.

– Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC).

MIÉRCOLES 18 DE MAYO DE 2016 – COMCOSUR
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5) RDC: Las maniobras anticonstitucionales y el diálogo del engaño
Joël Kandolo (Umoya)

La Mayoría Presidencial en Kinsasa ha presentado una petición para que se interpreten los artículos 70, 103 y 105 de la Constitución en el Tribunal Constitucional y asegurar así que el presidente Joseph Kabila se mantenga en el poder después de su segundo y último mandato en diciembre de 2016 y que los miembros actuales de la Asamblea Nacional y el Senado continúen en su puesto en caso de que no se celebren elecciones. Una iniciativa que interfiere con las funciones del diplomático togolés Edem Kodjo, al que la Unión Africana había enviado para coordinar los trabajos de diálogo nacional. En este análisis abordaremos la inutilidad de la remisión al Tribunal Constitucional con respecto al artículo 70. A continuación, analizaremos los límites del diálogo nacional en vista de la rigidez del ambiente político actual: la salida de Joseph Kabila en diciembre de este año es lo único capaz de calmar el clima político en el país.

Cabe recordar que la Mayoría Presidencial (MP) espera, mediante la remisión al Tribunal Constitucional, conseguir que se rebasen los límites fijados por la Constitución para el mandato del presidente Kabila. ¿Sobre qué trata el famoso artículo 70? El artículo 70 de la Constitución dice lo siguiente:
«El Presidente de la República será elegido por sufragio universal directo para un mandato de cinco años, renovable una sola vez. Al concluir su mandato, el Presidente de la República permanecerá en funciones hasta que el nuevo presidente tome posesión del cargo.»

Como explicó recientemente el jurista y criminólogo Jean Bosco Kongolo [1] , este artículo no se presta a ninguna confusión y no contiene ninguna ambigüedad que haga necesario este recurso al Tribunal Constitucional para que se interprete, especialmente el párrafo 2 sobre el que se apoyan los kabilistas (partidarios del presidente) para cometer prevaricación. Y nuestro analista añade: «…Limitarse a leer esta única disposición es mostrar mala fe, al mismo tiempo que actúan como algunos «Hombres de Dios» que, en sus homilías rutinarias, solo eligen los versículos de la Biblia que les permiten vaciar los bolsillos de sus fieles en su propio beneficio. Como la Biblia, la Constitución es un todo, no se lee como una revista.

Dado que organiza la gestión del poder político en un Estado, es aconsejable leer todas las disposiciones para completar las unas con las otras y, sobre todo, para situarlas en su contexto y llegar a comprender la filosofía que las sostiene. Aquel que desea leer cualquier texto jurídico, debe comenzar siempre por la exposición de los motivos donde se explican el contexto y la economía…» Esto también lo explicó recientemente el Profesor André Mbata al relacionar el artículo 70 al 73 (que establece la organización de elecciones 90 días antes de que termine el mandato) [2] .

Así, aunque cada ciudadano tiene cierto derecho a comprender la Constitución según considere oportuno, conviene señalar que en su investidura, Kabila juró respetar dicha Constitución y como jefe de Estado, tiene el DEBER de garantizar el buen funcionamiento de las instituciones y la CENI (la Comisión Electoral Nacional Independiente) es una de ellas. Llegados a este punto, estamos en todo nuestro derecho de preguntarnos por qué no ha dotado a la CENI de los medios necesarios para que pudiera realizar su trabajo.

La respuesta a esta crucial pregunta se encuentra en la actitud del jefe de Estado, de su gobierno y de todo su entorno, cuya única motivación es la voluntad de eternizarse en el poder cueste lo que cueste. ¿Por qué, si no, una persona (Kabila) que ha fracasado estrepitosamente en su ejercicio del poder a todos los niveles durante 15 años debería beneficiarse, además, de una prolongación de su mandato? ¿Cuántos años más necesita Kabila para demostrar su incapacidad para dirigir? Aunque es cierto que no se cambia un equipo ganador, el equipo equipo debería asumir las consecuencias de su fracaso y marcharse lógicamente sin polémicas. Kabila y su equipo han fracasado, por lo que deben irse sin oponer resistencia alguna. Incluso en el caso de que hubieran hecho las cosas perfectamente, existe una ley que dice que tras dos mandatos hay que dejar el sitio a otros. ¡Dura lex, sed lex!

El juego del palo y la zanahoria

Igual que un felino, desde que está en el poder, Kabila no avanza nunca al descubierto y cada vez que quiere conversar, dado que su estrategia de gobierno es el mutismo, nos preguntamos por qué de repente desea dialogar. Simplemente aplica la teoría utilizada por sus maestros ruandeses de «talking and fighting» (el palo y la zanahoria) que consiste en proponer pseudo negociaciones para ganar tiempo cuando se siente en una posición de debilidad. Atrae a sus adversarios con diálogos o reuniones con el fin de ganar tiempo y después los aniquila en el momento oportuno, cuando vuelve a tener las riendas de la situación, es decir, cuando cree que su poder ya no está amenazado y tiene el control de la situación.

Esta enésima convocatoria al diálogo «made in Kingakati» (que no se ajusta ni con el acuerdo marco de Adís Abeba ni con la reciente resolución 2277 del Consejo de Seguridad de la ONU), así como la petición de interpretación del artículo 70 de la Constitución y tantas otras maniobras, demuestran no solo la voluntad del régimen actual de desafiar a todo el mundo, sino también de incorporar el «talking and fighting» a su línea de conducta junto con un cinismo sin precedentes.

Ya sabíamos que armaba y desplegaba toda su soldadesca para intimidar a todo aquel que reclamara el respeto de la Constitución, pero ahora, justo cuando desea dialogar, los miembros de su Mayoría toman la iniciativa más que dudosa y peligrosa de recurrir al Tribunal Constitucional. ¿No es un mensaje muy poco disimulado? ¿Por qué quiere entonces dialogar si lo más sencillo hubiera sido recurrir a su Tribunal Constitucional y conseguir la prolongación de su mandato?

Como conoce la venalidad de los políticos congoleños gracias a esa especie de foros que suelen ser sinónimo de ganancias y oportunidades en todos los sentidos, Kabila ofrece una distracción a una clase política de la que sabe que puede prescindir, pero que a cambio de un descargo, se beneficiaría de las migajas (nombramientos, honorarios, etc.) Su Mayoría en el poder recurrió a un Tribunal Constitucional establecido cuidadosamente por el presidente para que le fuera de ayuda en caso de necesidad y estuviera completamente sometido. Es una forma de mostrar a los políticos que puede prescindir de ellos. Por otro lado, a los peces gordos de la MP no les cuesta calificar la convocatoria al diálogo de Kabila como «un gesto de apertura y de buena voluntad por parte del presidente».

¿Es necesario este diálogo?

La organización de unas elecciones en los plazos que establece la Constitución no necesita un diálogo político. Incluso en las democracias incipientes de África no es necesario «dialogar» para organizar elecciones desde el momento en el que existe la voluntad de respetar las reglas del juego. El caso del Congo es, sin duda, particular, porque tras el caos electoral de 2011, era necesario calmar el clima político para que el segundo y último mandato de Kabila se desarrollase sin mayores problemas. Este diálogo habría tenido sentido si en 2011 se hubieran puesto las cartas sobre la mesa y se hubiera convocado a todo el mundo alrededor de una mesa para reflexionar sobre el futuro del país.

Sin embargo, el objetivo de Kabila era, desgraciadamente, gobernar solo para demostrar que podía hacerlo e intimidar a la gente mediante la fuerza en 2016. Las condiciones de seguridad del país y la región obligaron al régimen a convocar a un diálogo a través del acuerdo marco de Adís Abeba de 2013 y la reciente resolución 2277 del Consejo de Seguridad de la ONU que recomienda un diálogo político. Desgraciadamente, el régimen entiende las cosas a su manera y quiere utilizar este diálogo para reinar sin limitaciones de plazos.

A pesar de la cacofonía imperante en el UDPS y de las deficiencias de comunicación después de que Kabila anunciara el diálogo nacional en mayo de 2015 [3] , y lo confirmara en su discurso de noviembre de ese mismo año [4] , Etienne Tshisekedi parece que ha aceptado finalmente el diálogo, aunque insistiendo en seguir su propio plan de acción [5] . Además, es necesario señalar que la posición del «Líder máximo» va en la misma línea que la carta de la resolución 2277 que insiste en la necesidad de publicar un calendario completo que cubra la totalidad del mandato electoral y de elaborar urgentemente un presupuesto y un código de conducta para las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre de 2016.

En estas condiciones, las limitaciones con las que Kabila tendría que organizar el diálogo llevarían a la Mayoría Presidencial a dar marcha atrás o a organizar una especie de «repetición de las negociaciones» cuyas resoluciones le permitirían mantener el control del juego político. Y sin ninguna duda, Tshisekedi no accedería. Desde ese momento, su partido se uniría al frente de formaciones políticas (de la oposición) y de ciudadanos que ya han rechazado la oferta del diálogo y que insisten en el respeto estricto de la Constitución y el mantenimiento de las elecciones dentro de los plazos constitucionales.

Edem Kodjo está atrapado en el fango

A pesar de todo el optimismo que ha demostrado por su misión, el antiguo primer ministro togolés no tendrá las cosas fáciles; poco importa si el diálogo sea el «made in Kingakati» o el recomendado por las Naciones Unidas. En los dos casos, se enfrentará a tres Congos con sus profundos antagonismos.

En primer lugar, esta “el Congo en el poder”. No es necesario demostrar que las fuerzas que dirigen el país desde 1997 han destacado por su negligencia en todos los ámbitos, pero, sobre todo, nunca han ocultado su determinación de reinar en el Congo sin limitaciones de tiempo con Kabila a la cabeza como su autoridad moral, que ha resultado ser también su gallina de los huevos de oro. Así, los miembros de la MP han celebrado el anuncio del nombramiento de Kodjo por parte de la Unión Africana, pero no han dudado en demonizar la resolución 2277 que, sin embargo, iba en la misma línea que las iniciativas internacionales que han otorgado legitimidad al diplomático togolés.

A continuación, está el “Congo de la oposición” política en toda su pluralidad, que navega ya sea contra corriente o en el vacío absoluto. Una oposición que no consigue estructurarse y federarse en torno a un proyecto o una figura para hacer frente a los desafíos venideros [6] . No obstante, cabe señalar que, aunque esta oposición está dividida en diferentes asuntos, ha encontrado un punto de convergencia: su objetivo común es conseguir la alternancia en 2016 con la salida de Kabila. Pero, ¿confiará la oposición en un hombre de Estado togolés cuyo nombramiento parece convenir al poder establecido?

Por último, esta el “Congo del pueblo” que ha perdido prácticamente toda la confianza en la clase política, el poder y la oposición sin excepción. A pesar de su aparente inmovilismo, cualquier observador avispado se dará cuenta de que la población no deja de expresar lo harta que está de la clase política congoleña y, especialmente, de Joseph Kabila, y si algo quieren es que el 19 de diciembre de 2016 sea la fecha de su salida. Después de lo sucedido en enero de 2015, todo parece indicar que no hay nadie que pueda impedir que le pueblo se haga oír cuando llegue el momento. Y ni las reuniones secretas (diálogo político), ni las amenazas militares y demás intimidaciones ni la petición al Tribunal Constitucional conseguirán que los congoleños se quiten de la cabeza que el 20 de diciembre de 2016 Kabila tiene que hacer las maletas.

Algunos análisis del DESC muestran el estado de ánimo de la población que cogió a todo el mundo por sorpresa (incluida a la comunidad internacional) durante la manifestación de enero de 2015 contra la ley electoral. La alegría en el CHAN (Campeonato de las Naciones Africanas de fútbol) 2016 confirmó este espíritu, ya que la población aprovechó para hacerle saber a Kabila que debe marcharse en diciembre de este año (YEBELA). Esto fue lo que llevó al gobierno a «secuestrar» el torneo: ofreció Jeeps a todos los jugadores y organizó la fiesta en el estadio. ¡Todos sabemos lo que pasó después!

Con la polarización actual de la tensión entre todos los protagonistas de este conflicto, es fácil preveer que una chispa será suficiente para que la situación sea incontrolable y conduzca al tan temido caos; están todos los ingredientes necesarios para que así sea. Nadie sabe de dónde llegará, pero una cosa es segura: hay gas en el aire.

En este clima perjudicial y explosivo, Edem Kodjo debe saber que camina sobre arenas movedizas y que su misión va camino de estancarse. Se enfrenta a la instrumentalización de su persona por parte del régimen de Kabila, a una oposición disonante y fragmentada (solo una parte ha aceptado este diálogo del engaño) y a una población que solo quiere que Kabila se marche cuando termine el mandato. El diplomático, por lo tanto, ya no sabe ni por dónde empezar. El facilitador está sin duda en una misión imposible. –
Referencias
Passation de pouvoir en RDC: l’article 70 de la Constitution ne prête à aucune confusion – JB Kongolo. Publicado en DESC – Wondo, el 4 de diciembre de 2015.
Recours en interprétation de l’article 73: Prof André Mbata Mangu administre una “gifle” fatale à la Kabilie et à la Majorité Présidentielle. Publicado en 7sur7.cd, RDC, el 16 de abril de 2016.
Dialogo anunciado en el trascurso de una reunión del presidente Kabila y los miembros de la Mayoría Presidencial, en su granja de Kingakati. «Kingakati : Kabila confirma el Diálogo», publicado en 7sur7, el 14 de mayo de 2016.
«República Democrática del Congo: el presidente Kabila anuncia la convocatoria de un diálogo nacional», RDC: le président Kabila annonce la convocation d’un dialogue national. RFI, 28 de noviembre de 2015.
El plan de acción del UDPS comentado por su secretario general Bruno Mavungu en rueda de prensa del 27 de febrero de 2015. RDC: le plan de sortie de crise de l’UDPS. Le Phare, RDC, 27 de febrero de 2015.
Des raisons de s’inquiéter de la médiocrité d’une certaine élite congolaise – Jean Bosco Kongolo. Publicado en DESC – Wondo, el 3 de abril de 2016.
Fuente original: DESC – Wondo, (Defense et Securité du Congo), Les maniouvres anticonstitutionnelles et le dialogue de dupes – Joël Kandolo. Publicado el 20 de abril de 2016.
Traducido para Umoya por Sara Ruiz Fernández (USAL)
MIÉRCOLES 18 DE MAYO DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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