1) Africa: Mujeres unidas contra los microcréditos –
2) Africa: “Se han globalizado la injusticia, la desesperación y el desprecio” –
3) Brasil: La compleja situación de violencia y la cultura del estupro –
4) Honduras: Ejército recibió orden de asesinar a Berta Cáceres –
5) Mexico: Destituyen a agenta municipal por ser mujer –
6) Uruguay: Debe rendir más
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 12 /No. 479/ Lunes 20 de Junio de 2016 / Producción: Beatriz Alonso
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1) Mujeres africanas unidas contra los microcréditos
AmecoPress/Diagonal
Ser mujer, pobre y africana. Son los tres requisitos preferidos por los buitres de los microcréditos que, con la excusa de combatir la pobreza y con el beneplácito de organismos como Naciones Unidas, la Agencia de EE UU para el Desarrollo Internacional (USAID) o el Banco Europeo de Inversiones (BEI), las estafan, las endeudan y las arruinan. Sus víctimas han sufrido amenazas e incluso cárcel, como en Mali; han perdido a sus familias, han caído en la prostitución o se han suicidado, como en Marruecos; o se han sobreendeudado para no morir por no poder pagar una cesárea, como en Congo Brazza¬ville.
Pero las mujeres africanas de distintos países se están liberando, juntas, de la esclavitud de las microfinanzas. Tuvimos la oportunidad de conocer a varias de ellas en el transcurso de la Asamblea Mundial del Comité Por la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM), que tuvo lugar en abril en Túnez. Nos contaron sus experiencias.
Cárcel por no poder pagar
Fatimata Boundy es una profesora jubilada de Mali. Asegura que en su país hay decenas de mujeres encarceladas por no poder hacer frente a las deudas provocadas por microcréditos de unos 150.000 francos CFA (unos 228 euros). Son mujeres que se dedican a la actividad informal, al pequeño comercio, al mercado ambulante, etc. En el momento en que no pueden devolver los intereses abusivos, son presionadas, se les quitan sus bienes e incluso son detenidas. Los juicios aún no se han producido. «Hemos pedido solidaridad internacional. Habrá un encuentro de mujeres en Mali en 2017», anuncia.
El de Mali se producirá después de la caravana internacional reivindicativa de mujeres contra los microcréditos que se celebró en Ouarzazate (Marrue¬cos) en 2014. Fatimata participó en ella y pudo escuchar los testimonios de las víctimas marroquíes. «Una mujer, por culpa de las deudas, perdió su trabajo, a su marido y su único hijo se fue a la aventura. Me puse en su lugar y me llené de dolor. Ese día lloré», relata.
Fátima Zahra, estudiante marroquí de francés, de 30 años, explica que los agentes de las microfinanzas despachan microcréditos a mujeres que no saben leer ni escribir a intereses que pueden alcanzar el 45%. Como garantía, van a sus casas para ver si tienen algo de valor. Cuando ya no pueden pagar, vuelven a sus casas y las obligan a vender sus bienes.
«Algunas mujeres se han prostituido. Otras se han suicidado. O han escapado de sus casas por la humillación y pierden a sus familias. Sus problemas con los microcréditos se trasladan a sus hijos, que dejan de estudiar para ayudar a sus madres a pagarlos. Incluso han llegado a ofrecer préstamos a niños en el instituto. Esto provoca problemas psicológicos y sociales», explica.
Con 12 instituciones y más de un millón de clientes activos con una exposición de 500 millones de euros, el sector de las microfinanzas en Marruecos es el más dinámico de la región de Oriente Medio y Norte de África, según el Fondo de Financiación de Or¬ganismos de Microfinanzas en Marruecos (Jaïda). Su web informa sin pudor de que «la tasa de interés está liberalizada».
Las instituciones locales de microfinanzas están amparadas por el régimen marroquí, el Majzén, financiadas por el sector financiero marroquí (Bank Al-Ma¬ghrib o Cai¬sse de Dépôt et de Gestion) y extranjero, y subven¬cio¬nadas por organizaciones internacionales como el Progra¬ma de Naciones Unidas para el Desa¬rrollo (PNUD), la USAID, el BEI o la Agencia Españo¬la de Coo¬peración Internacional para el Desarrollo (AECID).
Detrás de los microcréditos
Entre los accionistas fundadores de Jaïda figuran entidades presuntamente dedicadas al de¬sarrollo, como la alemana KfW y las francesas Caisse de Dépôts et Consigna¬tions y la Agencia Fran¬cesa de Desarrollo. A menudo, detrás de estas instituciones de microcréditos hay importantes personalidades nacionales o internacionales.
La asociación de microcréditos INMAA está vinculada a la ONG AMSED y a PlanetFinance, del ’capo’ Jacques Attali, fundador de Acción contra el Hambre, mientras que Al Amana ha tenido como presidente de honor a Driss Jettu, ex primer ministro de Marruecos con Mohamed VI.
«La banca internacional tiene intereses estratégicos en el contexto global político y económico entre Norte y Sur. La pobreza es su mercado», asegura Fátima Zahra. En su opinión, el movimiento de asociaciones de víctimas de los microcréditos es muy importante para «mujeres que han sido capaces de liberarse de todos los dogmas patriarcales, salir a la calle a luchar contra las políticas neoliberales y dejar de pagar.
También para rebelarse contra la austeridad que impo¬nen el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mun¬dial (BM), auténticos respon¬sables. No hemos ganado todas las batallas, pero seguimos».
Amélie Kiyindou, representan¬te farmacéutica de Congo Bra¬zzaville, explica cómo su país aceptó el Programa para los Países Pobres Muy Endeudados del FMI y el BM, y cómo no invirtió en programas de salud, de modo que las mujeres o se endeudan con microcréditos para poder recibir asistencia sanitaria o mueren porque no pueden pagar una cesárea.
«Los microcréditos se presentan como una vía para que las mujeres salgan de la pobreza, pero en realidad los intereses les obligan a devolver más de lo que ganan, de modo que encadenan un préstamo con otro. Las que somos conscientes de estas nefastas consecuencias lo que hacemos es informar sobre los riesgos del círculo vicioso del endeudamiento», añade. Es curioso cómo el FMI promueve conferencias que llevan por título «Finanzas para todos: promoviendo la inclusión financiera en África Central», y que animan a mujeres pilares de sus familias a caer en las garras de las microfinanzas.
Émilie Atchaka, campesina de Benín, ha encontrado una salida autogestionaria a las necesidades de financiación de las mujeres de su comunidad. Tras los draconianos programas de ajuste estructural que impuso el FMI a su país desde 1989, su marido perdió el trabajo.
Madre de cuatro hijos, tuvo que ser ella la que llevara dinero a casa. Basándose en un sistema de colecta tradicional en África llamado ’tontina’, creó el Círculo de Autopromo¬ción para un Desarrollo Dura¬dero, «nuestro propio banco de mujeres», con intereses bajos «que se destinan a formación». «Nosotras hemos creado esta alternativa porque el Gobierno no ha asumido su responsabilidad», sostiene.
Ajuste estructural
Émilie cuenta que la desfachatez de las empresas de microcréditos llega al punto de anunciar a través de la radio los nombres de sus morosas. Para ella, «todo esto nos lleva a mucha reflexión. El FMI y el BM han sobreendeudado mi país. Sus programas de ajuste estructural han hecho que las mujeres contraten los microcréditos, que están financiados por la banca mundial. Es una herramienta que arruina a las mujeres, las conduce al sobreendeudamiento y al empobrecimiento. No tienen nada de social, sólo de aprovechamiento. Ahora la misma austeridad se ha instalado en el Norte. Una austeridad que no hace de¬sarrollar nada. Todos los pueblos tienen que tener mucho cuidado con estas instituciones de microcréditos, que son las migajas de la banca mundial. Hay que hacer un seguimiento estricto a esas instituciones y eliminarlas».
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2) Aminata Traoré : “Se han globalizado la injusticia, la desesperación y el desprecio”
(AmecoPress
Aminata Traoré es una ensayista maliense que lucha por la autonomía de los países y los pueblos de África, siempre dominados y saqueados por las potencias occidentales. Ministra de Cultura y Turismo de Malí entre 1997 y 2000, la infatigable militante prosigue su lucha contra el liberalismo sobre el terreno y ha promovido numerosos proyectos con las mujeres y los jóvenes en Bamako. Su reciente candidatura al puesto de Secretaria General de la ONU es una buena noticia para todos los partidarios de la paz.
—¿Cómo analiza el fenómeno terrorista que asola África y todo el mundo?
—En primer lugar hay que analizar rigurosamente las causas: ¿Por qué ahora? ¿Y por qué por todas partes? Precisamente porque se han globalizado la injusticia, la desesperación y el desprecio. En los años 90, ante las consecuencias de las políticas de ajuste estructural, sonó el timbre de alarma que señalaba que «cada año, en la mayoría de nuestros países hay entre 100.000 y 200.000 jóvenes diplomados que llegan al mercado laboral y el modelo económico no crea empleo». Al contrario, se elimina empleo. ¿Qué se puede hacer? A menudo los jóvenes solo pueden elegir entre el exilio y el fusil. Estos dos fenómenos contemporáneos y concomitantes están vinculados intrínsecamente al lamentable fracaso de un modelo de desarrollo económico que Occidente no quiere cuestionar.
—Para muchos medios y analistas el yihadismo emanaría directa y principalmente de la religión. ¿Considera suficiente esa explicación?
—Si fuese así, ¿por qué no surgió mucho antes ese pensamiento del radicalismo religioso? Fue a partir de las décadas de los 80 y 90 cuando numerosas personas abandonadas por culpa de las políticas neoliberales fueron a las mezquitas y al Corán a buscar respuestas al desempleo y a la exclusión. Si no hubiese sido así, en Irak los generales de Sadam Hussein no habrían encontrado islamistas en Abu Ghraib para sentar las bases del Dáesh. ¿Cómo llegaron a introducirse en los suburbios y en los medios pobres? ¿Por qué fascinan también a la «clase media»? Hay un vacío ideológico abismal que se niega a admitirlo.
Si en la actualidad los pueblos dispusieran de más justicia, más empleo y más respeto se podrían garantizar la paz y la seguridad, pero eso supondría que los que dominan deberían renunciar a parte de sus privilegios. No pueden. Eso sería hacerse el harakiri reconociendo que se equivocan. No se crea empleo y el modelo no responde a las demandas sociales. ¿A quién beneficia este crecimiento criminal? A las multinacionales, pero también se pegan un tiro en el pie cuando ya no pueden ir a los lugares donde explotan los recursos naturales. Los yihadistas son conscientes de ese reto y su objetivo son los mismos recursos, en particular el petróleo.
A fuerza de hacer oídos sordos y poner en marcha unos tipos de oposición que no son auténticos contrapoderes capaces y dispuestos a encargarse de las cuestiones importantes, nos encontramos atascados por todas partes en los asuntos institucionales y en unas políticas de sustitución de los protagonistas sin cambio de paradigma. Para disfrutar hoy de la paz, una paz auténtica y estable, y de la seguridad humana –que no hay que confundir con la «segurización»- hay que introducir en el debate los asuntos mineros, petroleros y otros. Garantizar la seguridad humana a los individuos por medio del empleo, la sanidad, la educación y otros servicios sociales básicos considerados gastos improductivos.
—¿Cuál es el papel de la Unión Africana y cuáles son sus principales retos?
—África tiene una necesidad absoluta de la Unión Africana (UA), la organización que nació en 2002 del rescoldo de la Organización para la Unidad Africana (OUA) creada hace 53 años. Al igual que la Unión Europea (UE) que le sirve de modelo, la Unión Africana suscita muchos interrogantes en los pueblos, que no la ven donde la esperan, es decir, cerca de ellos. Sus detractores opinan que solo es un club de los jefes de Estado. Es una constatación abrumadora y preocupante porque sabemos que los padres fundadores de la institución quisieron que fuera el instrumento de la descolonización y esta no solo no ha terminado, sino que además el continente está en vías de «recolonización» en el marco de la globalización capitalista. Los desafíos están a la altura de la violencia multiforme de ese sistema.
Para desempeñar plenamente su papel en la defensa de los intereses de los pueblos de África es necesario que la Unión Africana entienda la naturaleza de la globalización y las relaciones de poder. Porque padece las taras originales de la división, la extroversión y la dependencia. A menudo tendemos a olvidar que la Organización de la Unidad Africana (OUA), de la que procede la Unión Africana, nació en el dolor del desgarrón entre dos grupos que tenían una visión y un enfoque opuestos del futuro del continente.
Fueron necesarias muchas reuniones y largas negociaciones para que el 25 de mayo de 1963, 32 estados recién independizados creasen la Organización de la unidad Africana (OUA) en Addis-Abeba, Etiopía, sobre la base de un acuerdo mínimo. La redacción de su carta se confió al presidente maliense Modibo Keita, uno de los líderes del grupo de los progresistas de Casablanca, y al presidente de Togo Sylvius Olympio, del campo de los «antifederacionistas». Fue la visión del grupo de Monrovia la que prevaleció sobre la de los progresistas del grupo de Casablanca.
—¿Qué balance podemos hacer de sus actividades?
—Aparte de la gestión de la descolonización, la organización panafricana no emprendió ningún proyecto ni ninguna estrategia de desarrollo autónomo y emancipador. Las décadas de 1980 y 1990 estuvieron marcadas por las orientaciones de Elliot Berg, con las que el Banco Mundial sustituyó las perspectivas africanas de desarrollo del Plan de Acción de Lagos (PAL) elaborado pacientemente por los Estados africanos y adoptado en 1980 en la capital de Nigeria. Dichas orientaciones agravaron las dificultades del continente con la congelación de los salarios y recortes en los presupuestos de los servicios sociales básicos: educación, sanidad, aprovisionamiento de agua potable y saneamiento.
Conscientes del enorme coste social y político de los Programas de Ajuste Estructural (PAS) los dirigentes africanos propusieron diversas orientaciones: el presidente Thabo Mbeki (Sudáfrica) propuso el Plan de Acción del Milenio (PAM), elaborado conjuntamente con Olusegun Obasanjo (Nigeria) y Abdelaziz Buteflika (Argelia), así como el Plan Omega de Abdoulaye Wade (Senegal). Su fusión dio lugar a la «Nueva Iniciativa Africana» (NIA), que después se transformó en la «Nueva Asociación para el Desarrollo de África» (NEPAD) y el «Mecanismo Africano de Evaluación por los Pares» en 2003. El Parlamento Panafricano (PP) se instituyó el 18 de marzo de 2004 con sede en Midrand (Sudáfrica).
La Unión Africana se felicita de las políticas y estrategias macroeconómicas «saludables» que permitieron a numerosos países miembros de la organización registrar un crecimiento sin precedentes, así como una significativa reducción de los conflictos, el fortalecimiento de la paz y la estabilidad y el progreso en materia de gobernanza democrática. Para el siglo XXI cuenta con la aparición de una clase media creciente y un cambio en la estructura financiera internacional, con el auge de los BRICS y la mejora de los flujos de inversiones directas.
—¿Este aumento significativo del crecimiento irá parejo con una mejora de las condiciones de vida de las poblaciones?
—Hay logros materiales palpables, pero muy poca mejora en las condiciones de vida de las poblaciones. Cada vez crece más el desempleo. En este contexto es en el que ha surgido lo que llaman en Europa «crisis migratoria», que no empezó en 2015. La noción de «emigrante económico», a distinguir de la de «refugiado», significa que «en los países de origen hay trabajo y bastaría, según los tecnócratas, con invertir más y luchar contra la corrupción». Pero no hay trabajo y la corrupción es inherente al sistema.
—¿Cree que el proceso de democratización se ha quedado en la superficie?
—Me parece difícil encontrarme en un panorama político de entre 150 y 250 partidos. Europa sabe perfectamente que no puede haber democracia con semejante desmenuzamiento del campo electoral sin un auténtico contenido ideológico. ¿Cómo salir de esta «democracia» teledirigida, financiada y supervisada de cerca, según los países y los asuntos, por Bruselas, París y Washington?
—Precisamente con respecto a eso China está sustituyendo progresivamente a Occidente en la economía africana, ¿hay que admitir a los chinos como los nuevos «impostores», parafraseando el título de uno de sus últimos libros?
—Históricamente África no tiene los mismos tipos de relaciones con China que con Occidente. China no es arrogante. En el imaginario de los africanos es un mal menor porque sabemos que los chinos están ahí porque tienen una gran necesidad de materias primas. Pero esta relación también puede ser una trampa si nuestros Estados permanecen en la lógica de regiones exportadoras de materias primas en vez de aprovechar para poner las bases de la industrialización del continente. En otras palabras, si los Estados africanos no desarrollan su propio sector privado no estarán en condiciones de emanciparse de las relaciones de dependencia.
La propia noción de emergencia es problemática. Se traduce en un crecimiento que no beneficia a los pueblos. En los países denominados «emergentes» la cesta de la compra no registra ninguna mejora. La China emergente es fuente de inspiración para los países africanos, que saben que un continente desmenuzado y dividido es una presa fácil en el marco actual de «asalvajamiento» del mundo. China no se ha liberalizado sin ton ni son, ha progresado a su ritmo y en función de sus intereses.
—¿Cuáles son, desde su punto de vista, los desafíos de la sociedad civil y de los intelectuales africanos del siglo XXI?
—Hay que ir más lejos en el trabajo de desmontaje de las ideas recibidas y de descontaminación de las mentes sobre el crecimiento, la emergencia y otras historias absurdas. Si el sistema fuese bien, ¿por qué se encontraría Europa en una crisis existencial que la está conmocionando? Pienso que las soluciones prestadas han revelado sus límites a la luz de nuestras experiencias, de nuestras vivencias, de nuestras aspiraciones. Por desgracia una gran parte de los que se denomina «la sociedad civil» no se atreve a levantar las cuestiones que enfadan a los «donantes». Localmente no pueden hacer nada sin la ayuda de la «comunidad internacional».
—Sin embargo África ha tenido grandes intelectuales, pensadores como Julius Nyerere y sus ideas motrices en favor del derecho al desarrollo. ¿No podemos «contar con nuestras propias fuerzas»?
—Por supuesto África no solo ha tenido corruptos y dictadores como quieren hacernos creer sus detractores. A muchas personas que habrían podido y quisieron hacer cosas se lo impidieron. El asesinato de Patrice Lumumba fue el acto fundacional del caos político congoleño. Los asesinatos políticos a lo largo de los años 60 y 70 traumatizaron y disuadieron claramente a los dirigentes que querían fundirse con sus pueblos. Más recientemente está el caso de Laurent Gbagbo, en la actualidad ante la Corte Penal Internacional y cuyo error ha sido tocar cuestiones que molestan. Y lo que es verdad para los dirigentes también lo es en gran medida para la sociedad civil.
En la actualidad cuando hablamos de la sociedad civil, la que se solicita a menudo está formateada, es prudente e incluso timorata. Ahora está surgiendo un sentimiento de revolución interna y de humillación frente a la segunda recolonización del continente que no deja indiferentes a los africanos. Hay que capitalizar esos esfuerzos de cuestionamiento para desarrollar nuestra capacidad de proposición, de anticipación y de acciones transformadoras de nuestras economías y de nuestras sociedades en el sentido del interés común.
COMCOSUR MUJER Nº 480 – 27.06.16
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3) Brasil : De la ‘conquista’ a la violencia: la compleja situación de violencia y la cultura del estupro.Entrevista con Jacqueline Pitanguy
(IHU On-Line)
«Es de extrema importancia que las mujeres estén hablando en cultura del estupro”, porque están denunciando que «no se trata de un caso horrible de un estupro individual, sino de una cultura que favorece el estupro”, dice Jacqueline Pitangy a IHU On-Line.
En su evaluación, será un avance salir «del horror individual para que entendamos que existen elementos en nuestra sociedad, en nuestra cultura, en nuestras instituciones y en la forma como las comunidades son dominadas por traficantes, que incitan ese dominio sobre las mujeres, esa pose del cuerpo de las mujeres, esa violencia que se hace a través de ese dominio de lo masculino sobre la mujer.”
Integrante de la ONG Ciudadanía, Estudio, Investigación, Información y Acción – CEPIA, que actúa en algunas favelas de Río de Janeiro, la socióloga puntúa que el análisis de la relación entre niñas jóvenes, mujeres y traficantes es bastante compleja, porque la dominación y la «conquista” de ellas ocurren también «a través del placer y del afecto.” «La situación es más compleja de que violar, estuprar una chica, o sea, es una ‘conquista’ que se da entre el traficante y la chica, pero en un tipo de relación que está impregnada de desigualdades de poder y de dominio. Pero no hay solamente dolor y horror en esta situación, porque algunas chicas sienten placer en estas relaciones en la medida en que les gusta ostentar que son poderosas porque están con un tipo poderoso, pero al mismo tiempo las chicas son muy vulnerables porque estos relacionamientos son muy duros”, señala.
En la entrevista a continuación, Jacqueline Pitanguy también comenta la situación de los «refugiados invisibles”, aquellas personas que son obligadas a dejar la favela por causa del tráfico, y hace un breve análisis de la actuación de las Unidades de Policía Pacificadoras – UPPs en las favelas y en el combate a la violencia contra las mujeres.
«Con la ocupación del territorio por las UPPs, sobre todo en las regiones en que las UPPs funcionaron bien y fueron, inclusive, comandadas por mujeres, hubo durante un cierto período una política de pacificación en que la libertad de ir y venir fue siendo procesada. Existen estudios que indican en estos momentos un aumento de los registros de violencia doméstica y de violencia sexual en las instancias policiales”, informa.
Jacqueline Pitanguy es socióloga y ex profesora de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro – PUC Rio y de la Universidad de Rutgers, New Jersey, EUA. Fue presidente del Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer – CNDM y en 1990 fundó la CEPIA – Ciudadanía, Estudios, Información y Acción, una organización no gubernamental con sede en Río de Janeiro, de la cual es coordinadora ejecutiva. Integra en calidad de notorio conocimiento, el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer.
IHU On-Line – ¿En general, cuál es el perfil de los «refugiados invisibles” dentro de las grandes ciudades? ¿Cómo ese proceso vine desarrollándose?
Jacqueline Pitanguy – Lo que sucede es que desde el momento en que las favelas pasaron a ser ocupada por la fuerza armada, que no es una ocupación militar, pero armada por el tráfico, esas fracciones pasaron a adoptar una estrategia de conquista, de dominio del territorio y de defensa y protección de aquel territorio. En este sentido, el tráfico pasó a ocupar puntos estratégicos en las favelas. Voy a dar un ejemplo vivido por mí y por mi familia, porque vivíamos en Río de Janeiro, en lo alto de una cuesta al lado de una comunidad que fue ocupada por el tráfico alrededor de 1995, cuando comenzó ese proceso de ocupar las favelas de Río de Janeiro.
Un albañil llamado Antonio, que había trabajado en la construcción de mi casa y con el cual iniciamos una amistad, tenía dos hijas y vivía en esta comunidad, en una casa construida bien en lo alto, con una vista amplia. Cuando los traficantes ocuparon la favela, ordenaron que él saliera de su casa rápidamente, porque no sólo su casa sería tomada, sino que también sus hijas, una adolescente y otra pre adolescente, serían tomadas por el tráfico en el caso que él no saliera. En esa situación, él se transformó en un refugiado de guerra; no hay otra denominación para esa situación en que él tuvo que abandonar su casa y salir con sus dos hijas, porque él no tuvo la menor condición de oponerse al tráfico.
Existen millares de Antonios por ahí, refugiados que no tienen el menor apoyo institucional, que no reciben apoyo de la sociedad y que, sin embargo, llevan en sí todas las condiciones de un refugiado: son expulsos de su local de vivienda por un enemigo armado y son obligados a salir y a buscar refugio en otro lugar. Entonces, esa es una tragedia que sucede en Río de Janeiro, la cual es poco tratada.
IHU On-Line – ¿Hay informaciones sobre las condiciones de vida de esos «refugiados invisibles” después de su migración para otros lugares?
Jacqueline Pitanguy – Creo que no existe ningún tipo de acompañamiento o cuidado con estas personas, porque eso sucede individualmente. Ese caso que relate tiene que ver con el local de vivienda de Antonio, que era en un punto alto de la colina y de donde había una vista estratégica importante. No creo que sea una política del traficante la de llegar en la comunidad y desalojar a los residentes individualmente, pero algunos son escogidos por causa de las estrategias que el tráfico adopta. Debe haber una cartografía de los espacios que serían considerados importantes en ese territorio. Entonces en vez de ocurrir una acción masiva, que llame la atención, que pide un apoyo institucional, lo que sucede es una situación en que las personas huyen de sus locales de vivienda. Esas personas, por su vez, buscan soluciones individuales, y no institucionales. Es inimaginable que alguien piense en llamar a la policía.
IHU On-Line – De acuerdo con los datos de la ONG CEPIA – Ciudadanía, Estudio, Investigación y Acción, la violencia y la acción del tráfico están entre las principales motivaciones que llevan a esos «refugiados invisibles” a salir de sus locales de origen. En ese proceso, más allá de los bienes materiales, el cuerpo de las chicas también ha sido reclamado por los traficantes. ¿De qué modo eso ha sucedido? ¿Qué perfil tienen esas chicas?
Jacqueline Pitanguy – Por eso que Antonio – el caso que relate – salió de la favela llevando sus dos hijas, porque no podía aceptar que eso continuase, una vez que él tenía la seguridad de que, dada la manera como los traficantes miraron para las niñas, precisaba desaparecer con ellas en el mismo momento, porque existe el dominio sexual de las mujeres. Es una situación bastante compleja.
En lo referente al relacionamiento del poder del tráfico con las mujeres, hay una situación claramente de dominio, en que se «conquistan” y dominan las chicas de una forma brutal, porque ellas pasan a ser jóvenes que sirven al tráfico, al traficante. Ellas son elegidas – por lo general las que ellos consideran como las más bonitas – muy jóvenes y pasan a ser «sus chicas”, o sea pasan a ser propiedad de ellos en el sentido concreto de que reciben regalos, pasean en buenas motos, van a los bailes funks e reciben joyas, en fin, ellas reciben bienes materiales que el habitante de la comunidad no tiene como dar y así ostentan ser las mujeres de los poderosos.
Al mismo tiempo eso no se refleja, en ningún momento, en transferencia de poder para ellas, porque son dominadas por los traficantes, no pueden hacer una serie de cosas y hay el establecimiento de una seria de reglas patriarcales. Si de un lado, para la comunidad ellas son o se sienten poderosas por transitar en el ámbito de poder, de otro, son privadas de cualquier autonomía en el sentido de elección, tienen poco poder e inclusive, viven situaciones de peligro. La prensa a veces da noticias de casos en que las chicas fueron castigadas o hasta muertas porque traicionaron el jefe, por ejemplo. Entonces hay una regla de fidelidad que es muy brutal.
Se trata de una situación muy compleja, porque ahí se entra en un terreno de las relaciones afectivas y sexuales, y las reglas de dominio también se dan a través del placer y del afecto. Entonces, la situación es más compleja de que violar, estuprar una chica, o sea, es una «conquista” que se da entre el traficante y la joven, pero en un tipo de relación que es impregnada de desigualdades de poder y de dominio. Pero no existe solamente dolor y horror en esa situación, porque algunas chicas sienten placer en estas relaciones en la medida en que les gusta ostentar que son poderosas porque están con un tipo poderoso, más al mismo tiempo las chicas son muy vulnerables porque esos relacionamientos son muy duros.
La entrevista completa, en portugués, puede ser leída a continuación.
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4) Honduras: Ejército hondureño recibió orden de asesinar a Berta Cáceres
(Telesur)
El exsargento primero Rodrigo Cruz de las Fuerzas Especiales del Ejército del Honduras confesó este martes que su unidad recibió la orden de asesinar a varios dirigentes sociales en su país, entre ellos la luchadora ambientalista Berta Cáceres, según publicó The Guardian.
Cruz reveló que Cáceres estaba en la lista negra para ser asesinada, porque los militares hondureños contaban con información de todos los activistas sociales y tenían órdenes específicas de asesinar a cada objetivo.
El exmilitar manifestó que sus compañeros pudieron ser asesinados, debido a que el jefe de la unidad declaró que no seguiría adelante con la matanza, porque en la lista figuraban personas que luchaban por sus comunidades, por lo que días después huyó del Ejército.
Cruz confirmó que no era la primera vez que veía una lista de objetivos, porque días antes de observar la lista en la que aparecía Cáceres, pudo notar que en el chaleco de un comandante habían caras conocidas, como los líderes del Bajo Aguán.
El dato: Cada uno de los implicados en el crimen de Berta Cáceres habría recibido 2 mil 200 dólares, según una publicación del diario El Heraldo.
Por su parte, Annie Bird, representante de una ONG dedicada a informar las violaciones de derechos humanos en Honduras, aseguró que el testimonio del soldado Cruz alude a que varios escuadrones de la muerte apuntan a la oposición política del país.
La especialista explicó que la realidad del país centroamericano es compleja debido a que está roto el sistema judicial, lo cual dificulta investigar personas directamente implicadas en casos de corrupción.
Tras las declaraciones del exmilitar, Bertita Zuñiga manifestó que el caso del crimen de su madre sea investigado por una comisión internacional, para encontrar la verdad de quiénes son los autores de la masacre.
En contexto
El pasado 3 de marzo, la líder indígena y coordinadora del Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras (Copinh), Berta Cáceres, fue asesinada por sujetos desconocidos en el interior de su vivienda, ubicada en el sector La Esperanza, departamento del Intibucá del sur-occidente del país.
Cáceres había denunciado una semana antes de su muerte, el asesinato de cuatro dirigentes indígenas de la comunidad lenca.
Fue una de las fundadoras en 1993 del Copinh. Por su lucha en defensa de los recursos naturales, en el occidente de Honduras en 2015, fue galardonada con el Premio Medioambiental Goldman.
Familiares de la líder indígena, presidentes y líderes del continente americano junto a organismos internacionales han demandado justicia por su asesinato.
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5) Mexico: Destituyen a agenta municipal por ser mujer
(AmecoPress/SemMéxico)
Agustina Castellanos Zaragoza es agenta municipal de San Felipe Zihualtepec, comunidad que pertenece a San Juan Cotzocón, en el distrito Mixe, pero no puede ejercer el cargo porque en esa población un grupo de hombres sostienen que “aún no nace la mujer que los mande”.
Electa en una asamblea junto con otras tres mujeres y un hombre, quien funge como alcalde, inició sus funciones en enero pasado pero a finales de abril el viraje fue de 360, fue destituida por instrucciones del presidente municipal, Eleazar Poblano Celis, quien no ha cumplido con la resolución del Tribunal Estatal Electoral para que se le devuelva el cargo, pese a que ya transcurrieron 15 días del mandato judicial.
En entrevista para SemMéxico, Castellanos Zaragoza detalla de manera pormenorizada la forma en que el edil de San Juan Cotzocón la ha tratado por no “obedecer sus instrucciones”, por exigir las participaciones que corresponden a la agencia y hasta por pretender contratar a una constructora distinta, ya que Poblano Celis acostumbra realizar las obras con su propia constructora.
Acompañada de su suplente Cecilia Fermín Bautista, la agenta municipal Agustina Castellanos Zaragoza sostiene que no tiene miedo de volver y no dejará de insistir en que se le devuelva su cargo que legítimamente le pertenece porque su elección obedece a la confianza de la población que quiere dejar de ser gobernada por los caciques de siempre.
Su comunidad es muy pequeña, donde la mayoría de la población habla mazateco, decidió en 2015 elegir a una mujer como su autoridad, la primera agenta desde hace 58 años cuando se fundó la comunidad.
La profesora jubilada empezó a sufrir agresiones y hostigamiento por parte de un grupo de hombres “comandados” por el presidente municipal de San Juan Cotzocón, quienes solicitaron que rindiera cuentas, “peso sobre peso” de los gastos que estaba realizando apenas dos meses después de asumir el cargo.
Las dos asambleas que con este fin se realizaron se tornaron difíciles y muy agresivas por las expresiones verbales que manifestaron los inconformes, al grado de asegurar que “con tanta vieja, la agencia olía a puro pescado” y aseguraron que la agenta se habíagastado el dinero en la boda de su hijo.
Ella sostiene que a ninguna autoridad anterior le habían pedido ese tipo de cuentas, menos aún que las insultaran y que las empujaran, le arrebataran el micrófono o como hicieron días después que hicieran una asamblea a modo, con unas cuantas personas para nombrar a otra mujer como autoridad municipal “para taparle el ojo al macho”. Luego de violar los candados y posesionarse del edificio de la agencia municipal.
En la Secretaría General de Gobierno del Estado de Oaxaca no recibió ningún apoyo, le dijeron que ella era la autoridad, que no le quitarían su credencial que la acredita como tal pero que dejara las cosas en paz porque el presidente municipal (Eleazar Poblano Celis) no la quería.
El problema fundamental radica en que la agenta y su cabildo decidieron hacer un convenio con una cervecera, misma que le daría a la agencia la cantidad de 150 mil pesos para obras, en cambio el presidente municipal solo le había suministrado 20 y 25 mil pesos para los meses de febrero y marzo, pese a que en la anterior administración recibían 28 mil pesos mensuales del ramo 28.
Agustina Castellanos Zaragoza también exigió el dinero del ramo 33 que no recibió y ella pregunta ¿a dónde fue a dar ese dinero? La molestia radicaba porque el munícipe de San Juan Cotzocón pretendía imponer a su propia constructora, ella determinó que buscaría quien le hiciera una obra hidráulica en menor costo.
Ella interpuso un juicio para la protección de sus derechos políticos electorales ante el Tribunal Estatal Electoral de Oaxaca, que resolvió revocar el acta del 28 de abril pasado, así como las asambleas del 29 de abril y 4 de mayo y la resolución emitida por el ayuntamiento de San Juan Cotzocón.
En ese sentido el TEEO desconoce a las autoridades electas en marzo pasado y reconoce a Agustina Castellanos como la agenta municipal de San Felipe Zihualtepec, además de ordenar que se reparen todos sus derechos y obligaciones inherentes a su cargo y pide al Ayuntamiento que brinde a la agencia los recursos que legalmente le corresponden.
Sin embargo, el presidente municipal de San Juan Cotzocón se niega a cumplir con la resolución alegando que “en mi pueblo mando yo”.
COMCOSUR MUJER Nº 480 – 27.06.16
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6) Uruguay: Debemos rendir más
(La Diaria)
Alto comisionado afirma que aún hay “temas básicos” para resolver en las cárceles uruguayas.
Manfred Nowak, relator especial sobre la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), recorrió nuestras cárceles en 2009 y concluyó que se violaban flagrantemente los derechos humanos de las personas allí encerradas. Su informe causó un “terremoto” en la sociedad, dijo ayer el representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) para América del Sur, Amerigo Incalcaterra: “Levantó el velo de una situación que muchos conocían, pero que muchos más tapaban”, afirmó. Incalcaterra aseguró que hoy, casi una década después, Uruguay aún tiene que resolver “temas básicos”, porque se siguen violando los derechos humanos. El hacinamiento “grosero”, las condiciones de reclusión de algunos recintos y la violencia interna son las secuelas más visibles de un sistema penitenciario que podría ser “modelo” para el mundo pero es vencido por lo que deja pendiente.
Uruguay “tiene todos los ingredientes” para hacer un abordaje “multidisciplinario y participativo. Simplemente hay que atreverse, ser innovadores e implementar medidas atrevidas […] Hacer las cosas que tenemos que hacer”. “Se puede”, porque Uruguay es un país “manejable”, aseguró Incalcaterra ayer en la presentación de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, en el anexo del Palacio Legislativo.
Estas reglas, denominadas Mandela en honor al sudafricano Nelson Mandela, que estuvo preso 27 años por luchar por los derechos humanos, la democracia y la paz, y en contra del apartheid, fueron revisadas y aprobadas en mayo del año pasado por la Asamblea General de la ONU, y conciben el respeto y la garantía de los derechos humanos como ejes para lograr la “dignificación en la vida de las personas privadas de libertad”, aseguró la representante de ONU en Uruguay, Denise Cook.
En ese sentido, el alto comisionado dijo que son una “guía” que funciona como “espejo para revisarnos” y reflexionar sobre la privación de libertad: “¿Las estamos cumpliendo? ¿Quienes son las personas privadas de libertad? ¿Qué política penitenciaria y criminal tenemos? ¿Nuestras cárceles están listas para servir al que ingresa y a la sociedad?”, preguntó. A su vez, aseguró que en tanto sociedad que castiga a quienes la ofenden, es imprescindible replantearnos cómo se concibe al recluso. “El solo hecho de estar privado de libertad ya es un castigo suficiente. Por lo tanto, las medidas y sanciones disciplinarias no tienen que ulteriormente agravar más la situación”. La cárcel de por sí causa deterioro, entonces vale cuestionarse si “son todos desechables, no reinsertables”. “¿Vamos a poblar al mundo entero de cárceles?”, agregó.
Incalcaterra aseguró que los sistemas penitenciarios exitosos en el mundo son los que han logrado “reducir al mínimo” las diferencias entre el afuera y el adentro, generando en el recluso un “sentido de responsabilidad” y “vida digna”.
La nueva presidenta de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, Ariela Peralta, consideró “increíble” que en el “discurso público aún esté en juego esta falsa oposición entre la seguridad y el respeto a la dignidad de las personas”. “Después de tantos años y tanto pensamiento generado, no hemos incorporado que [los reclusos] son personas, nuestros vecinos, conciudadanos que tienen una historia y que van a volver a tener libertad. […] Parece tan retrógrado pensar que no las vamos a ver más. No hacemos una reflexión en profundidad sobre qué significan los altos niveles de reincidencia, de prisión. […] Desafortunadamente, la mirada está acentuada en la seguridad y el aumento de las penas”, sostuvo.
Preocupaciones
Incalcaterra recordó que el Estado es responsable de la vida y de la integridad de las personas presas y que, como tal, es causante de lo que a estas les suceda. Señaló que una de las reglas Mandela, la N 41, dispone la “investigación de todas las muertes de reclusos, así como la denuncia de todo indicio de tortura o de penas o tratos inhumanos o degradantes”; el Estado “tiene que garantizar que no pase nada”. En lo que va del año han sido asesinadas seis personas presas, cinco en el Compen (ex Comcar) y una en el Penal de Libertad. Es un tema “preocupante” y “complejo”. “No hay sentencia de muerte, se supone que no debe morir gente”, dijo, y sentenció: “Es inadmisible que alguien entre vivo y salga muerto”.
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de
quien corresponde” – Luis Pérez Aguirre
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