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LA HISTORIA HABLA: LEÓN DUARTE Y GERARDO GATTI – comcosur informa 1931 – 02.08.2019

Atención: Del día 12 al 31 de agosto no editaremos los boletines de Comcosur. Nos reencontramos con ustedes a partir del 1 de setiembre. ¡Abrazos!

COMCOSUR INFORMA AÑO 19 No. 1931 – 02.08.2019 hoy:

1) La historia habla. Testimonio sobre Gerardo Gatti y León Duarte
2) Aunque nosotros no estemos, la vida será buena /Pablo V. Carlevaro
3) Polenta con pajaritos /Raúl Kollmann

VEO VEO – Propuestas y comentarios de Henry Flores

I. “Los Extranjeros” en Espacio Plataforma Caí
II. “La intención del colibrí” – La semana del documental 2019
III. En el Mes de los niñ@s: Cooperativa Cultural Capurro
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“La palabra es una herramienta de lucha” Juan Gelman (1930 – 2014)
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1) LA HISTORIA HABLA

Testimonio completo sobre los casos de Gatti y Duarte, que implica a José “Nino” Gavazzo

Imágenes conseguidas por el documentalista Mateo Gutiérrez, que se emiten por primera vez, revelan la trama detrás de la desaparición de los dos integrantes del PVP y la participación de varios militares uruguayos.

Montevideo Portal /17.07.2019

Los uruguayos Gerardo Gatti y León Duarte, dirigentes sindicales de la Central Nacional de Trabajadores (CNT) e integrantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), fueron secuestrados y asesinados en Buenos Aires en junio y julio de 1976
.
Ambos casos fueron mencionados en el Juicio a las Juntas militares de Argentina en 1985, cuando se trataba el caso de Automotores Orletti, centro de reclusión donde ambos estuvieron retenidos.

En su secuestro participaron tanto militares argentinos como uruguayos (entre estos, José Gavazzo, Manuel Cordero y Jorge Silveira). La trama detrás de la desaparición de Gatti y Duarte fue narrada con todo detalle por un excompañero de los activistas uruguayos en el juicio mencionado.

Mateo Gutiérrez, director de Wilson y Destino Final (documental que trata sobre el asesinato de Zelmar Michelini y de su padre, Héctor Gutiérrez Ruiz) obtuvo en el Archivo General de la Nación (Argentina) las imágenes inéditas de estas declaraciones en el Juicio a las Juntas.

Quien declara y cuenta su papel en esta historia es Washington «Perro» Pérez, excompañero de Gatti y Duarte que fuera llevado a Automotoras Orletti para intermediar en una extorsión millonaria. (*)

A sabiendas de que el grupo comandado había obtenido cifras millonarias en operaciones realizadas dos años antes, Gavazzo, Cordero y el resto de la llamada «patota de la OCOA» (Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas) usaron a Gatti y Duarte para realizar una extorsión de dos millones de dólares a otros integrantes del grupo, que se encontraban libres.

En las imágenes, Pérez, que fuera compañero de Duarte en FUNSA, muestra la última foto de Gatti con vida, que los militares le tomaron para que quienes debían entregar el dinero supieran que estaba con vida. Como intermediario, Pérez se vio involucrado en una trama macabra y casi cinematográfica: durante el tiempo en que era llevado a Orletti, también debía recibir sobres en un baño cercano al kiosco en el que trabajaba, con las respuestas de los activistas extorsionados.

Sus declaraciones delatan el estado de ambos integrantes del PVP a raíz de la tortura, los indicios que le revelaron que muchas otras personas estaban detenidas en aquel centro, su encuentro emotivo con Duarte y los motivos por los que los dos sindicalistas uruguayos nunca aparecieron.
Nota:

(*) Hay un video producido por Mateo Gutiérrez y editado por Julián Rodríguez con este testimonio.

www.montevideo.com.uy/Noticias/Vea-el-testimonio-completo-sobre-los-casos-de-Gatti-y-Duarte-que-implica-a-Gavazzo-uc724478

Montevideo Portal
COMCOSUR INFORMA AÑO 19 No. 1931 – 02.08.2019
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2) AUNQUE NOSOTROS NO ESTEMOS, LA VIDA SERÁ BUENA

Acto recordatorio de los fusilados de Soca

Pablo V. Carlevaro /Paraninfo de la Universidad – 29.11.2012

Hemos oído del terror y el terrorismo, de crímenes y criminales; de barbarie e ignominia, de crueldades inimaginables, de inocentes asesinados para vengar un crimen cometido por los propios vengadores, no siendo las víctimas sino personas que no cometieron otro delito que la entrega generosa a sus ideales.

Hemos oído de ejecutores sádicos y debidamente obedientes, de engendros jurídicos para encubrir realidades inconfesables e indultar asesinos, lo que fue tristemente legitimado por una débil mayoría ciudadana que respondió al miedo y la mentira, al escamoteo de la verdad.

Todo eso y tanto, interminablemente tanto más, amparado por el Estado.

Sería excluirnos de la realidad –como si no hubiéramos pertenecido a la sociedad en la que aconteció el horror– si, por no sentirnos responsables, nos refugiáramos en una inculpabilidad cómoda. Por el contrario, de las miserias de la sociedad todos somos –sin duda, en grados diversos– responsables.

No puedo ocultar que hace muy pocos días sentí vergüenza cuando – a la una de la madrugada – vi a un niño de 8 o 10 años bajar de un carrito de recolectores y cruzar presuroso la calle para ejercer su tarea. Cuánto había bajado para él – de hecho – la edad de la imputabilidad. A los 8 o 10 años sufría una condena excarcelable con perspectiva de durar – vaya a saber – cuántos años más.

Qué plebiscito formidable habría que promover, no para bajar la edad de Imputabilidad, sino para abolir la miseria que condena a cielo abierto a la niñez y está en la raíz de desgracias que sólo se sienten cuando afectan la carne propia.

Permítaseme narrar brevemente dos episodios ilustrativos acerca de cómo se pueden fabricar monstruos crueles y perversos.

En un cuartel donde se alojaban presos, en los años de la pre dictadura de Pacheco, departí informalmente con un oficial del ejército que era, además, estudiante universitario.
En tanto argumentaba yo acerca de los riesgos de la pérdida de la condición civilista del ejército, el oficial me contestó: «No se imagina usted lo que es el adiestramiento que los militares de América Latina están recibiendo cuando asisten a los cursos especiales de la Escuela de las Américas en Panamá».

Poco tiempo después fueron los hechos quienes dieron muestras de una educación criminal, automáticamente incorporada, fanáticamente asumida que asoció la obediencia debida con la anestesia total de la conciencia moral, del sentimiento natural de humanidad.

No muchos años después, en la Coordinación Federal de la Policía, en Argentina, tuve la espantosa oportunidad de oír las convicciones genocidas de un joven – poco más de 20 años – con el aspecto de estudiante corriente.

Mientras dejaba sobre la mesa, tras de mí, una metralleta que había portado durante su tarea callejera nocturna – tal vez a cargo de la siniestra «triple A» – e intercambiaba con sus pares, en voz alta les preguntaba: «Al final, ¿cuántos son éstos? y se contestaba tentativamente: «¿diez mil, veinte mil, treinta mil? ¿Y qué son frente a todo el resto de los argentinos?»

La solución simple, indudablemente genocida, estaba implícita. La duda no era qué hacer, sino a cuántos había que matar. Pienso que estos jóvenes – que no eran ni militares ni policías – recientemente fanatizados, con una metralleta en la mano y vocación de matar, auguraban lo que estaba empezando a acontecer y, en algunos años más, se constituyó en un horrendo genocidio político.

Los turcos que practicaron el espantoso genocidio de los armenios, y Hitler, que con sus hordas nazis pretendió exterminar a los judíos y que inauguró la desaparición forzada, hicieron escuela. Después los represores franceses perfeccionaron la tortura y aplicaron la misma desaparición forzada en Indochina (ahora Vietnam) y en Argelia.

Pienso que los hechos históricos ponen en evidencia que la práctica de un fanatismo genocida, que atenta contra pueblos por motivos raciales, religiosos o políticos es lo que hace posible ejecutar esas calamidades sociales.

Sin duda las falencias y la endeblez de la formación ciudadana y democrática de los militares al igual que su falta absoluta de respeto a la humanidad de sus prisioneros debe haber contribuido al ejercicio oprobioso y generalizado de estas infames prácticas.

Después, el pacto siniestro del ocultamiento y la negación cobarde y mentirosa.

Cabe preguntarse: ¿en cuánto contribuyó la experiencia educativa que esos militares recibieron durante sus años de formación, para que llegaran a ejercer tan despiadada conducta?

Actualmente, deberíamos preguntar de modo enfático, ¿cuáles son los cambios que dos gobiernos progresistas sucesivos han introducido en la educación de los militares?

Si hubiera habido cambios ¿por qué no se dieron a conocer? Y si no los hubo: ¿por qué esa omisión tan grave?

La sociedad y la ciudadanía tienen entre otras, una función preventiva. No alcanza con decir enfáticamente: «nunca más». Hay que trabajar incesante y educativamente para que así sea.

La investigación judicial del caso que hoy nos reúne se inició después de la dictadura pero fue archivada – según se ha dicho – durante el gobierno de Sanguinetti, cuando iba a ser convocado Juan María Bordaberry. El ocultamiento ha sido el objetivo principal que operó y se asoció a nuestra tragedia.

En la antigüedad los desastres se explicaban invocando demonios. En la Argentina resurgió la teoría. Pretender explicar la tragedia que vivieron nuestras sociedades invocando demonios es un agravio a la inteligencia.

Si por acción demoníaca entendemos aquélla que se realiza con un contenido de maldad extrema y con particular habilidad para dañar; si el daño tiene una intencionalidad que corrompe modos y costumbres de una sociedad, entonces cabe calificar como acciones demoníacas algunas que se efectuaron no sólo durante la dictadura, sino también durante los gobiernos civiles que la precedieron y la sucedieron.

He aquí ejemplos:

Fue una acción demoníaca instaurar clandestinamente la práctica sistemática y universal de la tortura, tan extraña a nuestras tradiciones civilizadas. Para aprender a practicarla trajeron un experto norteamericano, vinculado a la CIA, para instruir sobre su especialidad. Ésta, inmediatamente se generalizó. Eran tiempos del gobierno colorado de Pacheco Areco.

También fue demoníaco – por parte del mismo gobierno – instalar un «escuadrón de la muerte» que, al amparo de una clandestinidad protegida nada menos que por el Ministerio del Interior, procedía a matar impunemente.

Durante el gobierno y, en seguida, la dictadura de Bordaberry y la instauración del terrorismo de estado, se generalizó y universalizó la tortura.

Precediendo poco antes al fusilamiento de Soca, se efectuó la enajenación a los familiares de dos víctimas, de un niño que perdió su identidad pues desapareció al ser entregado a captores identificados tiempo después, como agentes de la represión (inteligencia del estado). Este procedimiento de la enajenación fue impunemente reiterado.

No puede ser sino calificada como acción demoníaca emplear todos los medios necesarios – que van desde la mentira a una ley perversa – para el ocultamiento público de hechos criminales. Ello significa no sólo encubrimiento y complicidad sino un interés muy especial para impedir que la sociedad se entere de la verdad.

Regía en su plena prepotencia el terrorismo oficial.

Para el ocultamiento se valieron de la «ley de caducidad». La ley permitió no sólo impunidad sino, a la vez, alevoso tapujo, pues tapujo no es sino la forma de disfrazar y oscurecer la verdad.

Estas acciones demoníacas se realizaron mediante la intervención de diversos actores que, aunque inhumanos, asientan en cuerpos con aspecto humano. Todas tuvieron características similares en lugares muy alejados. Las unidades ejecutoras tienen una cuerda de resonancia que las identifica. Se trata de la resonancia que aporta la identidad de su moral.

Julio María Sanguinetti – familiarizado con la teoría de los dos demonios – novel y presuntuoso historiador que trata de aciagos tiempos vividos de los que fue testigo de primera fila cuando no, actor principal, podría caracterizar e identificar – quizás mejor que nadie – la existencia corporal de este demonio multifacético dedicado a la complicidad y el ocultamiento del crimen y la tortura.

Admitamos que para operar entre los hombres y efectuar acciones demoníacas este fantasmal demonio debe encarnarse y tomar forma corpórea, asentando en una miríada de agentes capaces de extremar su habilidad para concretar fielmente sus peores designios.

En efecto, Sanguinetti fue integrante del Poder Ejecutivo ejercido por Pacheco Areco, que instauró la tortura y engendró el escuadrón de la muerte; hizo archivar el expediente de este episodio criminal de Soca que, además, se asoció con la desaparición de un niño; fue impulsor – si no principal gestor de la ley de caducidad que escribieron otros – y adalid indiscutible del ocultamiento de la verdad tan temida.

Siendo Presidente de la República, su intervención decisiva en la prohibición de la difusión televisiva de un «spot» testimonial de Sara Méndez – justo el día antes de la veda que precedió el acto plebiscitario de la ley de caducidad – fue una increíble acción violatoria de la imparcialidad obligatoria que debe observar el presidente de la república. El acto fue ejecutado en una reunión inusitada con prominentes representantes de los medios televisivos que aceptaron solícitos, aliviados y gustosos la prohibición. Incurrió así en una intromisión absolutamente indebida con el propósito de incidir en el resultado del acto ciudadano inmediato y, naturalmente, ejerció un veto totalmente ilícito a la libertad y derecho pleno de expresión de los impugnadores de la ley, censurando a la prensa – cómplice del agravio de su libertad – para no poner en riesgo el resultado de su preferencia.

Toda la acción es una muestra de su vocación de ocultamiento, aun a riesgo de haber afectado con audacia su investidura y su dignidad.

El episodio está relatado en el capítulo «El día que Julio prohibió» de las memorias políticas de José Luis Guntin, colorado que en otro tiempo fue colaborador estrecho del propio Sanguinetti.

Las memorias de Guntin dan también cuenta de un estilo típico de Sanguinetti. Tal es su protagonismo para hacer y su inimitable modestia para no aparecer, renunciando a méritos y, también, a responsabilidades. Este estilo es propio de un gran cultor de las prácticas características de poderosas organizaciones clandestinas que saben actuar sin dejar rastro.

Cuántas prohibiciones más han de tenerlo como protagonista en su incontenible vocación de ocultamiento.

Sólo el historiador Sanguinetti inaugurando un procedimiento inédito en la historiografía cual sería la introspección, podría hacer un aporte invalorable no sólo al demonismo contemporáneo, sino paradojalmente, a la verdad.

Apostemos a que supere su prudente modestia y lo haga, aun sabiendo que no lo hará. Las posibles inculpaciones caducaron merced al tiempo transcurrido, los hechos son sólo historia auténtica mal conocida, la justicia quedará sólo a cargo de los lectores.

Pienso – tal como les decía Rafael Barrett a los obreros de los yerbales paraguayos hace un siglo – que: «a pesar del dolor y la injusticia la vida es buena».

Siento que la actualización del dolor y la injusticia que cayó sobre estos luchadores no tienen mejor respuesta, a modo de compromiso, que redoblar el esfuerzo para que esta contradictoria sociedad que amparó el silencio y el ocultamiento del crimen, esta sociedad por cuyo mejoramiento ellos lucharon, sea definitivamente buena.

Seamos sensatos y realistas. Para lograrlo el camino será largo, el trayecto estará lleno de dificultades, los antagonismos existen y aún se sucederán, los obstáculos serán de todo tipo.

Sin embargo, la meta está definida y es irrenunciable. La tenacidad es una prueba de la convicción. En algún momento se alcanzará.

Aunque nosotros no estemos, la vida será buena. Contribuir muy modestamente – aun infinitesimalmente – a que lo sea, es un mandato moral. Es nuestro mejor homenaje a quienes entregaron sus vidas con la convicción y la esperanza de hacerla mejor.

Pablo V. Carlevaro
COMCOSUR INFORMA AÑO 19 No. 1931 – 02.08.2019
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3) POLENTA CON PAJARITOS

El caso de los dos botelleros detenidos por robar palomas para comer

El jueves a la noche entraron al palomar de un jubilado. La policía los llevó presos. Le explicaron al fiscal que en un buen día juntan 250 pesos y que sus pibes pasan hambre.

Por Raúl Kollmann | Página12 /21 de julio de 201

Dos carreros-botelleros, de 24 y 30 años, fueron detenidos por la Policía Bonaerense por robar unas palomas que le llevaban a su familia para comer. Todo ocurrió en Monte Grande, Esteban Echeverría, el jueves a la noche y marca la hecatombe social en la que vive una parte del conurbano bonaerense. Quien se encontró con ese dramático caso fue el fiscal Andrés Devoto y esto es parte de lo que declaró uno de los cartoneros: «que está atravesando una muy mala situación económica, motivo por el cual ingresó al domicilio de la víctima junto a J. R. a sustraer las palomas, con el único fin de poder darle de comer a su familia» Y detalló «que es el único sostén de familia de su núcleo familiar, el cual está compuesto por su mujer, quien actualmente también se encuentra sin trabajo, y sus dos hijos, de tres y un año de edad. Que quiere dejar asentado que el trabajo que hacen con José Riveros con el carro, le da muy poca plata, haciendo en general no más de 500 pesos para repartir entre los dos por día». Del otro lado, el denunciante, jubilado, dueño de las palomas, gana 700 pesos por día. El fiscal pidió la libertad y la restitución del carro, tirado por un caballo.

El llamado al 911 se produjo cerca de las 20 del jueves. No está claro si un vecino o el propio jubilado denunciaban que dos personas habían ingresado al fondo de la vivienda de Monte Grande y se estaban llevando una bolsa con palomas.

La Bonaerense dispuso un operativo y detuvo a los dos carreros en la puerta de la casa, con la bolsa en su poder. Por supuesto, J.R. y E.E. no tenían, ni remotamente, dinero para pagar a un abogado particular, por lo que intervino un defensor oficial. Lo habitual es que los detenidos no declaren, pero esta vez ambos aceptaron contar lo ocurrido.

E.E. es el que tiene dos hijos y relató además que su padre también trabaja con un carro, por lo tanto igualmente consigue apenas unos 250 pesos por día.

J.R. declaró «que ingresaron al lugar para llevarse las palomas por su actual situación económica, ya que no tiene ingresos económicos para comprar comida, y su única ocupación actual es la de juntar objetos con el carro en la calle. Que vive junto a su padre de 72 años y su madre, que no recuerda la edad, pero sabe que tiene más de 50 años.

Que es amigo de E. E. desde la infancia y su amigo también está pasando por la misma situación económica. Que tanto el padre del deponente como el de E. también trabajan con el carro. Que el dicente quiere dejar asentado que la única intención de querer sustraer las palomas era solamente para poder comer. Preguntado por la Defensa a instancias de la Fiscalía cuanto es el monto diario que recaudan trabajando con el carro, el dicente refiere que no más de 500 pesos en efectivo, que reparten entre los dos. Que muy pocas veces recaudan un poco más cuando lo llaman directamente de una casa».

J.R. tiene un antecedente de robo. Salió de la cárcel hace tres años, algo que le contó al fiscal. Pero le dijo: «ahora tengo una nena, no volví a robar».

E.E. y J.R. estuvieron detenidos toda la noche del jueves y, tras la intervención del fiscal Devoto, recuperaron la libertad en la mañana de este viernes. La causa no se termina aquí aunque todo indica que terminarán absueltos por «estado de necesidad».

Raúl Kollmann | Página12 / enviado por Zapicán Rodríguez
COMCOSUR INFORMA AÑO 19 No. 1931 – 02.08.2019
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“Todas las estructuras del poder popular que estábamos construyendo se hicieron presentes, tomaron voz, en una radio que no quería tanto hablarle al pueblo. Quería que el pueblo hablara.” RADIO VENCEREMOS
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VEO VEO – Propuestas y comentarios de Henry Flores

I. “Los Extranjeros” en Espacio Plataforma Caí

Sábado 03 de agosto – Tacuarembó y Guayabos – 21 horas

Este sábado 3 de agosto volvemos a tocar en público, canciones nuevas, viejas canciones, nuestras y ajenas, amadas canciones.

Será ocasión de que suene por primera vez ante nuestros oídos el Cuarteto Colibriyo, en donde toca también el extranjero Nacho Irigaray: Cuatro guitarras persiguiendo con frenesí endiablado un repertorio de tangos, milongas y canciones criollas.

Plataforma Caí – Tacuarembó y Guayabos con la entrada a 150 Pesos.

www.facebook.com/events/390522254935231/
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II. “La intención del colibrí” – La semana del documental 2019

Martes 06 de agosto – Sala Zitarrosa

La intención del colibrí

Sergio de León / Uruguay / 2019 / 72´
Juan intenta rescatar a Ulises del olvido mostrando sus últimas pinturas: “Imágenes de lo (mi) escondido”, una obra que ha permanecido dividida y oculta bajo llave y bajo tabú durante 20 años. Ésta es una historia de amor entre un hombre vivo y un hombre muerto, dos personas libres que en los años 90 me enseñaron sobre la mirada que descubre y la mirada que condena.

www.facebook.com/events/454217448741668/

Después de la función, diálogo abierto con su director
Pre-estreno en Uruguay. Proyecto participante en Pitching Doc Montevideo 2015. Festivales y premios: Estreno mundial

www.facebook.com/events/454217448741668/
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III. En el Mes de los niñ@s: Cooperativa Cultural Capurro

Domingo 11 de agosto – Parque Capurro desde las 11 horas

Se viene primer evento de la Cooperativa Cultural Capurro en el Parque Capurro desde su reforma. Arreglos que tantas veces reclamamos junto con otr@s vecin@s, espacio que disfrutamos aun cuando las condiciones no sean óptimas . Por eso entendemos que en un mes tan especial para l@s niñ@s como lo es agosto, era un buen momento para encontrarnos.

No es necesario anotarse antes, solo acércate a la hora pautada y bienvenid@!
Habrá talleres, juegos, música en vivo, Encuentro de emprendedores de la economía solidaria, etc.

Estos eventos son organizados por la Cooperativa Capurro, en convenio con COOPSEUR, pero no serían posibles sin el trabajo conjunto con la Red de economía solidaria de Montevideo y la coordinación, el trabajo comunitario y colaborativo con muchas instituciones de los barrios en los que están ubicados estos espacios públicos.

Participan y apoyan:
Coordinadora Economía Solidaria Uruguay
Cooperativa La Grieta
Molecular: Clínica Social
Parque de Los fogones
Municipio C Montevideo
Municipio G

www.facebook.com/cooperativaculturalcapurro/

Henry Flores – El Eternauta
VEO VEO /COMCOSUR INFORMA AÑO 19 No. 1931 – 02.08.2019
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COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / COMCOSUR – 1994 – 19 de junio – 2018 – 24 años
Selección y producción: Henry Flores y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano
Colaboran:
ALEMANIA: Antje Vieth, Carlos Ramos (Berlín)
ECUADOR: Kintto Lucas (Quito)
HOLANDA: Ramón Haniotis (Amsterdam)
SUIZA: Sergio Ferrari (Berna)
URUGUAY: Pablo Alfano, Jorge Marrero, José Rocca, Luis Sabini, Jorge Zabalza.
COMCOSUR INFORMA ES UNA PRODUCCIÓN DE COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR / Desde el 19 de Junio de 1994 / Coordinación: Carlos Casares – DIRECCIÓN POSTAL: Proyectada 17 metros 5192 E (Parque Rivera) 11400 MONTEVIDEO/URUGUAY / Apoyo técnico: Carlos Dárdano / Comcosur se mantiene con el trabajo voluntario de sus integrantes y no cuenta con ningún tipo de apoyo económico externo, institucional o personal / Las opiniones vertidas en las distintas notas que integran este boletín no reflejan necesariamente la posición que podría tener Comcosur sobre los temas en cuestión / Comcosur integra la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) /
Blog: nuevo.comcosur.org/
comcosur@comcosur.com.uy /
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