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LA POLITICA DE MACHOS Y LA CUOTA DE GENERO / COMCOSUR MUJER N. 413

COMCOSUR MUJER

Fundado por Yessie Macchi

AÑO 11 – No. 413 / Jueves 7 de mayo 2014

COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR

Coordinación y búsqueda: Beatriz Alonso, Cecilia Duffau y Carlos
Casares

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«Hay que dar vuelta el mundo. Cada lágrima que corre allí donde
podría haber sido evitada es una acusación…” Rosa Luxemburgo

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¿Qué es el Feminicidio?

El feminicidio es la forma más extrema de violencia hacia las
mujeres, una forma de control, dominación y poder de los hombres.
Esto significa que la mujer antes de ser asesinada tiene una historia
reiterada de violencia.

Tejiendo Redes de Aprendizaje / RED ADA

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NOTICIAS

ARGENTINA

1) PUTAS Y GUERRILLERAS

BOLIVIA

1) DEBATIENDO EL ROL DE LA MUJER EN LA DEMOCRACIA

NIGERIA

1) NIÑAS SECUESTRADAS

URUGUAY

1) “UNA SOCIEDAD DONDE EL CENTRO SEA LA PERSONA Y NO EL MERCADO”

2) LOS CINCO NUDOS

3) POR EL DERECHO A ELEGIR DÓNDE PARIR

SUIZA

1) SE PROFUNDIZA BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES

TEMAS DE COMCOSUR MUJER

ELECCIONES 2014 – CUOTAS DE GÉNERO.

PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES

I – LA POLÍTICA DE MACHOS Y LA CUOTA DE GÉNERO

II – HYARA RODRÍGUEZ: “¿POR QUÉ EL MIEDO DE QUE APAREZCAN MUJERES
INCAPACES EN POLÍTICA Y NO HOMBRES INCAPACES?”

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ARGENTINA

1) PUTAS Y GUERRILLERAS

Adelanto del libro de Miriam Lewin y Olga Wornat sobre los crímenes
sexuales en los centros clandestinos de detención

Militantes en su juventud y periodistas después, las autoras relatan
–en el libro Putas y guerrilleras, que distribuye Planeta en estos
días– las torturas, abusos y violaciones que sufrieron cientos de
mujeres en los centros clandestinos en la década del ’70. En
algunos casos fueron también relaciones tortuosas nacidas bajo
tormentos con sus victimarios. Aquí, como anticipo, un extracto de la
introducción de Miriam Lewin.

Por Miriam Lewin / Página 12

MÁRTIRES Y PROSTITUTAS

Era un 24 de marzo, aniversario del golpe, y me habían invitado a
Almorzando con Mirtha Legrand. Aceptar estar ahí significaba para mí
renunciar a ir a la ESMA, ahora a un acto multitudinario, el día de
su conversión en espacio para la memoria. Decidí ir al programa de
la ex diva del cine argentino devenida entrevistadora, sobre todo
porque iban también Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de
Plaza de Mayo, y Mariana Pérez, cuyos padres, desaparecidos, habían
militado conmigo. Mariana había buscado incansablemente a su hermano
Rodolfo, nacido en la Escuela. Yo había estado presente en el parto.

Había visto a ese bebé sobre el pecho de su madre, sabía que había
sido arrebatado después y había declarado en tribunales sobre el
tema. La mesa la completaban dos jueces del Juicio a las Juntas y un
periodista. Seguramente el programa iba a ser visto desde sus casas
por mucha gente que aún no sabía o no reconocía la verdadera
dimensión de lo que había pasado en los dominios del grupo de tareas
3.3.2. Otros miles de personas se reunirían a la misma hora en
Avenida del Libertador, frente al campo de concentración, donde el
presidente Néstor Kirchner iba a compartir el escenario con Juan
Cabandié, otro recién nacido a quien yo había visto en noviembre de
1977 en un pasillo del campo, en brazos de su mamá, una chica de
dieciséis años, después asesinada.

Llegué temprano. Un productor veterano, que conocía sólo de vista,
me atajó en la entrada. Me llevó a un costado y, consternado, me
advirtió que “la vieja” tenía planeado hacerme algunas preguntas
inconvenientes y que quería que yo estuviera prevenida.

¿Qué preguntas inconvenientes? –indagué, con la seguridad de que
no iba a ir más allá de lo que alguna vez me habían preguntado los
defensores de los militares en algún proceso al que había ido como
testigo. Por lo general, me atribuían –para descalificarme–
hechos armados, atentados o secuestros en los que no había
participado.

El productor tosió, nervioso.

–No sé, me imagino que algo tendrá que ver con la colaboración,
con la delación. Te lo adelanto para que no te sientas incómoda.

–No te preocupes, estoy acostumbrada. Te lo agradezco mucho.

Tenía en claro para qué estaba ahí y las intrigas no me importaban.
El día de la recuperación del espacio del campo de concentración
para la sociedad civil yo le iba a hablar a una parte de ella que tal
vez nunca había prestado atención al tema. Tal vez si lo decía
sentada a la mesa de Mirtha todos comprenderían. Me vinieron a buscar
y me arrearon al estudio.

Detrás de unos paneles me colocaron el micrófono, casi invisible, un
cable que trepaba por debajo de mis ropas hasta el escote y un
receptor colgando de la cintura. En pocos minutos estaba en el centro
de la escena, rodeada por cristales, jarrones con flores, brocatos,
caireles, alfombras y cortinados. Ya había concluido el rito
acostumbrado de la descripción del vestuario, zapatos y joyas de la
conductora, y las risitas y aplausos del enjambre de asistentes y
empleados que la acompañaba detrás de cámaras.

Era una jornada especial. No hubo almuerzo servido por mucamas de
uniforme. Tampoco se distribuyó el regalo acostumbrado para cada
invitado, un reloj pulsera. “No es un día para festejar”, dijo
Mirtha, y todos asintieron, admirando su sensibilidad.

No sé cómo ocurrió. No me acuerdo si ella tenía la pregunta
anotada en un papel “ayudamemoria”. Tampoco recuerdo si en ese
momento estábamos solas, todo lo solas que se puede estar frente a
una audiencia de cientos de miles de personas… Pero después de
hacerme una observación sobre lo bien que me quedaba mi nuevo color
de pelo, me disparó: “¿Es verdad que vos salías con el Tigre
Acosta?”. Hubo un silencio sólido, un contener la respiración de
todos los que estaban en el estudio.

–¿Cómo que “salía”?

–Bueno… –reculó–. Si es verdad que salían a cenar, eso es lo
que dice la gente…

Inhalé profundamente, como reuniendo fuerzas. Podría haberme
levantado y salido del estudio, podría haberme ofendido.

Seguramente, la escena habría sido reproducida decenas de veces en
los programas de chismes del espectáculo. “Periodista de Puntodoc
le hace un desplante a Mirtha cuando le pregunta si tuvo un amorío
(nadie diría ‘fue abusada sexualmente’, por supuesto) con el jefe
del grupo de tareas de la ESMA.” Pero no lo hice. Le respondí.

–Es verdad, nosotras mismas lo relatamos en el libro Ese Infierno
que escribimos sobre lo que vivimos en el campo. Nos sacaban a cenar.
No salíamos por nuestros propios medios. No teníamos derecho a
negarnos. Eramos prisioneras. Nos venían a buscar los guardias en
plena noche y nos llevaban. A una compañera, Cristina Aldini, el
Tigre Acosta la llevó a bailar a Mau Mau después del asesinato de su
marido. Que a una mujer la lleven a bailar a un lugar de moda los
asesinos de su compañero me pregunto si no es una forma refinada de
tortura. A Cristina un oficial de la ESMA le llevó la alianza de su
esposo, Alejo Mallea, a su cucheta en Capucha, adonde estaba
engrillada, para demostrarle que lo habían asesinado. Le preguntó si
ella quería ver el cadáver. Cristina al principio dudó, pero
después aceptó porque pensó que, de lo contrario, siempre se iba a
quedar con la incertidumbre. Cuando lo vio, tenía dos tiros en la
cara. Uno era el de gracia, entre ceja y ceja. Lo habían ejecutado.

Mirtha se sintió en falta. Miró detrás de cámaras, como buscando
apoyo.

–Bueno, yo tengo que preguntar…

Nadie contestó.

–¿O está mal que pregunte? –dijo, al borde del lloriqueo,
ensayando un mohín angelical.

Cuando todo terminó, me acompañó a la puerta una productora.

–No sé cómo pedirte disculpas –me dijo, resoplando y sacudiendo
la cabeza. Me dio la impresión de que a ella también le había
dolido. Era una mujer de mi edad. Parecía abatida, indignada,
avergonzada. Tal vez tenía algún pariente o amigo desaparecido,
pensé.

Ese “salías” de Mirtha encerraba un significado concreto. Tenía
razón en sorprenderse por la reprobación de su claque. Probablemente
Mirtha encarnaba el pensamiento de miles de personas, esas que
hubieran querido preguntar como ella, así, elípticamente, si me
había salvado por acostarme con el jefe del grupo de tareas. Porque
alguna explicación tenía que tener que yo hubiera pasado de
encapuchada en el campo de concentración a invitada a la mesa de la
diva. Y su pregunta implicaba una condena, una sentencia que en ese
momento no supe desarticular dando vuelta el argumento, provocándola
como ella me provocaba, desde su pretendida ingenuidad informada.

Diciendo, por ejemplo: “No, no me acosté con el Tigre Acosta, pero
si lo hubiera hecho para salvar mi vida, ¿qué? ¿Quién podría
juzgarme? ¿Quiénes pueden asegurar qué es lo que habrían hecho si
hubieran estado en mis zapatos?”.

Ninguna de nosotras tenía posibilidad de resistirse, estábamos bajo
amenaza constante de muerte en un campo de concentración. Estábamos
desaparecidas, sin derechos, inermes, arrasada nuestra subjetividad.
Su dominio sobre nosotras era absoluto. No podíamos tomar ninguna
decisión, eso era absolutamente inimaginable. De ellos dependía que
comiéramos, que durmiéramos, que respiráramos. Ellos eran nuestros
dueños absolutos. No quedaba resquicio alguno para nuestro libre
albedrío. ¿Pero si hubiera existido? Si la mirada lasciva de ellos
sobre nuestros cuerpos hubiera sido usada por nosotras como un arma en
su contra, un resquicio de fortaleza en nuestra extrema indefensión,
¿hubiera sido correcto condenarnos socialmente?

Como mujeres, la utilización de nuestros cuerpos o el deseo que
despertamos en el otro como instrumento de manipulación o de
salvación es condenable. No pasa lo mismo con los hombres.

(…)

Las mujeres sobrevivientes sufrimos doblemente el estigma.

La hipótesis general era que, si estábamos vivas, éramos delatoras
y, además, prostitutas. La única posibilidad de que las
sobrevivientes hubiéramos conseguido salir de un campo de
concentración era a través de la entrega de datos en la tortura y,
aún más, por medio de una transacción que se consideraba todavía
más infame y que involucraba nuestro cuerpo.

Nos habíamos acostado con los represores. Y no éramos víctimas,
sino que había existido una alta cuota de voluntad propia: nos
habíamos entregado de buen grado a la lascivia de nuestros captores
cuando habíamos podido elegir no hacerlo. Habíamos traicionado
doblemente nuestro mandato como mujeres: el de la sociedad en general
y el de la organización en la que militábamos. No se nos veía como
víctimas, sino como dueñas de un libre albedrío en verdad
improbable.

Resulta imposible explicar por qué quienes nos juzgaban sin haber
vivido las condiciones que se sufrían en un centro clandestino de
detención suponían que las mujeres teníamos el poder de resistirnos
a la violencia sexual, a los avances de los represores y podíamos
preservar “el altar” de nuestros cuerpos impoluto.

Las mujeres teníamos un tesoro que guardar, una pureza que
resguardar, un mandato que obedecer. Nos habían convencido de que
así era.

Yo no escapaba a ese mandato. Por eso, lo abrumador del rechazo que me
provocaba la conducta de la mujer de mi responsable. Nunca se me
ocurrió que podía usar la atracción que provocaba en su captor para
conseguir el precioso tesoro del contacto telefónico con su hijita,
para aliviar su dolor de madre separada de su cachorra. Tampoco que no
había tenido el poder de resistirse a los avances sexuales de su
secuestrador, desaparecida y privada de todos sus derechos, en manos
de un grupo de ilegales que disponía de su vida y de su cuerpo. Del
mismo modo que no había podido preservarse de las laceraciones de la
picana. Para mí, para la Petisa, para todos, esa muchacha era la
encarnación de lo peor, de lo más repulsivo. Sentíamos más miedo
de convertirnos en eso que de inmolarnos. Queríamos ser mártires y
no prostitutas.

No me era posible terminar este libro, que ideé con mi amiga y
compañera Olga, sin incluir un pasaje de mi propia historia que me
atribuló durante años. No podía, no hubiera sido honesto, exponer
las experiencias de otras mujeres y callar la mía. Es en realidad
parte de una novela autobiográfica que empecé a escribir hace un
tiempo, precisamente para clarificar dentro de mi mente lo que había
atravesado. Por eso, al final de Putas y guerrilleras, relato lo
vivido en La Casa de la CIA.

Miriam Lewin / Página 12/ Enviado por CRYSOL/COMCOSUR MUJER

No. 413 – 7/05/2014

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BOLIVIA

1) DEBATIENDO EL ROL DE LA MUJER EN LA DEMOCRACIA.

La secretaria ejecutiva de la Confederación Nacional de Mujeres
Campesinas Bartolina Sisa, Juanita Ancieta, anunció ayer que la
cumbre nacional e internacional adjunta de mujeres del próximo 29 y
30 de mayo en la ciudad de Santa Cruz, debatirá el rol de la mujer en
la democracia.

“Se realizará una cumbre nacional adjunta a la cumbre internacional
de mujeres en Santa Cruz entre el 29 y 30 de este mes, donde
trataremos el rol de la mujer en la democracia y en el proceso de
cambio”, dijo a los periodistas. Explicó que con ese propósito se
realizan cumbres departamentales con las organizaciones sociales,
previas a ese evento internacional.

En esa línea, precisó que llegarán a la ciudad de Santa Cruz
delegaciones y líderes mujeres de diferentes países de
Latinoamérica.

“Nos concentraremos todas las mujeres de los nueve departamentos y
junto a las mujeres líderes internacionales a nivel del mundo vamos a
escuchar sus experiencias”, explicó la dirigente.

Abi – Agencia / COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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NIGERIA

1) NIÑAS SECUESTRADAS

Unas 234 adolescentes secuestradas en Nigeria tras un ataque del grupo
islamista Boko Haram a una escuela supuestamente han sido vendidas
como novias a los terroristas, según los familiares de las
desaparecidas.

La noticia del matrimonio masivo proviene de un grupo de padres,
tíos, primos y sobrinos que han lanzado su propia búsqueda y se
reúnen cada mañana para viajar desarmados en motocicletas a los
bosques y las ciudades fronterizas en busca de las menores, informa el
diario ‘The Washington Post’.

Según el líder de una de las aldeas de donde provienen las
adolescentes, Pogo Bitrus, «varias fuentes» han informado que las
ceremonias de bodas masivas tuvieron lugar el pasado sábado y domingo
en ciudades fronterizas con Camerún. El anciano agregó que cada
niña fue vendida como novia a militantes islamistas por 2.000 nairas
(12 dólares).

Los padres resultan cada vez más frustrados cuando se topan con la
respuesta de las autoridades, cuyo avance es nulo. «La libre
circulación de los secuestradores durante dos semanas sin ser
rastreados por los militares, que dicen estar trabajando
diligentemente para liberar a las niñas, es increíble», dice Bitrus
totalmente indignado.

‘The Washington Post’, por su parte, no pudo verificar las
reclamaciones de los familiares de las desaparecidas y otorgar alguna
confirmación oficial al respecto, ya que el Ministerio de Defensa de
Nigeria se ha negado comentar la información.

La noche del 14 de abril, decenas de militantes armados de Boko Haram
irrumpieron en un dormitorio de la escuela Chibok en el noreste del
país, ordenaron a las adolescentes del albergue entrar en cuatro
camiones y desaparecieron con rumbo desconocido.

RT / COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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URUGUAY

1) “UNA SOCIEDAD DONDE EL CENTRO SEA LA PERSONA Y NO EL MERCADO”

Victoria Fagián, comisión de género del PIT-CNT

Victoria Fagián, integrante de la Comisión de Género del PIT-Cnt,
fue la encargada de abrir la parte oratoria del acto de ayer. Fagián
reclamó entre otros temas, una mayor participación de la mujer en la
política, en los organismos de dirección y en la propia central de
trabajadores.

Se posicionó en contra de la baja de edad de imputabilidad,
manifestó su deseo que en la sociedad uruguaya “el centro sean las
personas y no el mercado”. “Queremos una sociedad donde no la
violencia no tenga cabida”, dijo también.

Hizo referencia a los casos de trata de personas, definiéndola como
una esclavitud. Instó a pelear por este flajelo existente en Uruguay.

Pidió la aprobación de una ley que cree un sistema nacional de
cuidados y que el Estado debe definir políticas en tal sentido;
reclamó licencias especiales por violencia doméstica, así como el
esclarecimiento del asesinato de siete transexuales ocurridos en
nuestro país.

Mencionó que hubo avances y derechos ganados a través de la
negociación colectiva, haciendo mención a la situación de las
trabajadoras domésticas. Enfatizó que todavía hay trabajadoras
rurales que son explotadas y que aún hay deudas con trabajadoras
públicas en cuanto a derechos en el período de lactancia. Pidió por
el cumplimiento de la ley de aborto seguro, y reclamó políticas
hacia la discapacidad, con una mayor utilización de intérpretes de
señas en distintos ámbitos.

A continuación habló Nidia García, de la Central de Trabajadores de
Cuba, e hizo referencia a la unión latinoamericana de trabajadores y
gobiernos. Trazó un panorama de la situación internacional y acusó
a Estados Unidos de impulsar movimientos desestabilizadores para
derrocar gobiernos electos, entre ellos en Ucrania y Venezuela.

La Republica / COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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2) LOS CINCO NUDOS

CEPAL identificó obstáculos para concretar el sistema de cuidados:
falta de financiamiento y de voluntad política y empresarial.

En este período de gobierno se instaló en la agenda pública la
discusión sobre el Sistema Nacional de Cuidados (SNC). A un año del
cambio de gobierno, las consultoras de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) Rosario Aguirre y Fernanda Ferrari
repasaron el miércoles, en el marco de la presentación de su trabajo
“La construcción del sistema de cuidados en Uruguay”, los avances
y frenos que se han dado en el camino, e identificaron cinco
“nudos” como factores obstaculizadores del proceso de
construcción del SNC.

“Hubo un freno en el financiamiento”, sostuvo uno de los actores
de la sociedad civil entrevistados para el trabajo. El gobierno
reconoció que la falta de recursos económicos constituye “una de
las barreras más significativas para potenciar la implementación del
SNC”. En particular, el presidente del Instituto del Niño y
Adolescente del Uruguay (INAU), Javier Salsamendi, uno de los
comentaristas del trabajo, consideró que la falta de financiamiento
“tiene que ver con la voluntad política”. Por su parte, el
ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, lo relacionó a la
institucionalidad e inercias sectoriales. Respecto de la
institucionalidad, uno de los actores de la sociedad civil opinó que
“no hay una articulación interinstitucional que permita pensar en
un sistema”.

Esto también se relaciona con la falta de voluntad y liderazgo
político, otro de los obstáculos reconocidos. Algunos actores del
gobierno coinciden en que el sistema político y los agentes del
gobierno no priorizaron el SNC en la agenda de temas, y consideraron,
al ser entrevistados, que con esta actitud “se va devaluando el
concepto inicial de sistema de cuidados”. Para las autoras, “esta
falta de urgencia en la valoración del SNC da cuenta de la inmadurez
del problema de los cuidados como política pública en el Estado
uruguayo”. Otro obstáculo identificado fue la generación de
“instrumentos focalizados en pobreza, que atentan contra la
universalidad progresiva de la cobertura”, a lo que un actor de la
academia argumentó que en este caso “no existe la universalidad
progresiva. O se establece de entrada o no se logra”.

El último “nudo” identificado es “la ausencia de compromiso
empresarial”. Si bien se alcanzó un consenso sobre los otros
obstáculos, en este aspecto las autoridades tuvieron diferencias. El
presidente del Banco de Previsión Social, Ernesto Murro, dijo que no
cree “que los empresarios no se hayan ‘metido’”. “Es más,
creo que se metieron y mucho”, agregó, y sostuvo que le corresponde
al Estado “mejorar la búsqueda de involucramiento” de estos
actores. Un actor integrante de un partido político no identificado
en el trabajo dijo que “ todo es visto como un
gasto y no como una inversión en las condiciones de seguridad que
tiene el trabajador para llevar adelante su tarea”.

Por otro lado, Salsamendi consideró que la ausencia de compromiso
empresarial “es un problema en Uruguay” y culminó: “Deberían
entender que no se puede ser feliz rodeado de tanta gente que no es
feliz”.

La Diaria/ COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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3) POR EL DERECHO A ELEGIR DÓNDE PARIR

En el marco del Día Internacional de la Partera, que se conmemora
hoy, estas profesionales que ayudan a las mujeres en el momento de dar
a luz convocan a la población a que se sume a la intervención urbana
que llevarán a cabo en la presente jornada en la Plaza Libertad
(Cagancha) a las 16 hs.

Entre las actividades que efectuarán, incluyen la muestra
fotográfica “Nacer en Libertad”, entrega de volantes, y “la
idea que todas vayan con panza; mujeres y varones adultos, y niños
con un almohadón que haga las veces de panza.

Tenemos que ser muchos y mostrar que no somos solo unas parteras
‘locas’ y unas familias de hippie lo que pretendemos elegir cómo,
cuándo y dónde parir. Que eso es un derecho que debemos poder
ejercer”, sostuvo a LA REPÚBLICA Sylvia Sosa, partera, integrante
del colectivo “Nacer mejor” y madre de tres hijos que nacieron en
su casa.

La activista agregó que esta actividad es abierta a artistas
callejeros que quieran apoyar la movida. “La idea es continuar
visibilizando este tema en la opinión pública”, aseguró.

Además se invita para las actividades de la Semana Internacional del
Parto digno y Respetado, “Parir es Poder” que se desarrollará del
19 al 25 de mayo (la movilización central será el domingo 25 desde
la hora 11 en el Parque Rodó), en todo el país, difundiendo de qué
manera este nuevo reglamento del MSP afecta el derecho a elegir el
cómo, dónde y con quién parir.

Esta norma, además de reglamentar el trabajo de las parteras, lo cual
tiene aspectos “muy positivos”, pretende prohibir la asistencia de
las mismas fuera de las instituciones (hospitales y mutualistas), lo
que generaría que no se pudieran suceder más los nacimientos en
domicilio, lo cual “es una elección nuestra, de las mujeres.
Queremos que se respeten los derechos sexuales y reproductivos en el
nacimiento en Uruguay”, enfatizó.

Tasa “atroz” de cesáreas

También Sosa dijo que para la confección de este nuevo estatuto
“no se consultó la Universidad para la mayoría de los artículos.
Solo escucharon otras voces en lo que respecta al vademécum
(medicamentos) que podríamos recetar”.

La profesional advirtió que varios de los procedimientos de la rutina
ginecobstétrica que se realizan en el país son innecesarios y muchas
veces contraproducentes para la salud de la madre y del recién
nacido. “Uruguay tiene una tasa de cesáreas atroz, ya que más del
50% de los nacimientos son de esa forma”, denunció.

Para terminar, sostuvo que “ningún organismo público puede afectar
el derecho a la autonomía de las mujeres y sus parejas de decidir
dónde y con quién será el nacimiento de sus hijos e hijas; y deben
garantizar la asistencia aun cuando elijan algo diferente al parto
institucionalizado”, afirman.

La Republica / COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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SUIZA

1) SE PROFUNDIZA BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES

La igualdad sexual en materia de salarios sigue pendiente en Suiza.
(Keystone)

En Suiza, la igualdad salarial entre hombres y mujeres tendrá que
esperar todavía. Una encuesta nacional muestra que las diferencias
incluso se han ampliado en los últimos años. El anuncio fortalece el
debate sobre la introducción de un salario mínimo legal en Suiza,
propuesta que será votada por la ciudadanía el 18 de mayo.

La Oficina Federal de Estadísticas (OFE) publicó esta semana los
resultados de una encuesta sobre los salarios en la que se advierte
que la brecha entre los ingresos de hombres y mujeres, que con el
tiempo se había reducido, volvió a ampliarse entre 2010 y 2012. El
aumento es del 0,5% y la diferencia actual, del 18,9%.

Directora de la Oficina Federal para la Igualdad, Sylvie Durrer
manifiesta a swissinfo.ch su “inquietud e incomprensión” por esos
resultados. “Se necesitará analizar los datos con mayor detalle
para determinar qué proporción se explica por factores objetivos,
como el nivel de formación y de responsabilidad, y cuál se deriva de
la discriminación”, precisa. En 2010, la OFE estimaba que casi el
40% de esa diferencia era todavía inexplicable y, por lo tanto, )
representaba una pura discriminación.

Los sindicatos reaccionaron también con firmeza. La Unión Sindical
Suiza (USS) califica esa evolución de “muy inquietante” y la
UNIA, de “señal alarma” para las mujeres. La Confederación se
encuentra entre los países con mayor discriminación salarial,
incluidos Japón y Corea del Sur, afirma Vania Alleva, vicepresidenta
de la USS. “En uno de los países más ricos del mundo, que carece
de mano de obra especializada y en el que las mujeres contribuyen en
gran medida a la economía, es intolerable figurar entre los de peor
desempeño en términos de discriminación salarial”, enfatiza.

A menos de tres semanas de la votación sobre la introducción de un
salario mínimo legal en Suiza, la encuesta lleva agua al molino de
los representantes de la izquierda y los sindicatos, que resultarían
perdedores según las primeras encuestas. “De los 7.700 millones de
francos que escapan cada año a las mujeres debido a la
discriminación salarial, mil millones serían restituidos merced a la
iniciativa”, asienta Vania Alleva.

El salario medio supera los 6.000 francos

Presentada el lunes 28 de abril a la prensa, la investigación sobre
la estructura de los salarios revela que el ingreso medio superó por
primera vez en Suiza los 6.000 francos al llegar a 6.118 francos.

Aumentó 3,2%, sea 139 francos, de 2010 a 2012, según la Oficina
Federal de Estadísticas. Eso significa que la mitad de los empleados
en el país recibieron más que esa cantidad y la otra mitad, menos.

El incremento, sin embargo, no se distribuyó de manera uniforme en
los últimos diez años. El 10% de los que más ganan tuvieron un
incremento en sus ingresos de 22,5%, mientras que para el 10% menos
favorecido, el aumento se limitó al 9,5 %.

En términos reales, lo que corresponde al poder de compra real, las
disparidades son aún más importantes, precisó el economista en jefe
de la Unión Sindical Suiza (USS), Daniel Lampart. Los salarios mejor
remunerados crecieron un 7,1 % (9.901 francos), entre 2010 y 2012,
mientras que los menos bien pagados sufrieron un decremento de 0,6 %
(-286 francos).

Por el contrario, la Unión Patronal Suiza (UPS) relativizó las
cifras. Las diferencias son todavía modestas en Suiza en comparación
internacional, asentó su director, Roland Müller.

Diferentes “estados de ánimo”

La OFE estima que el 66,9% de las 339.000 personas que en 2012
ocupaban puestos con salarios bajos – menos de dos tercios del salario
medio, el umbral definido por la iniciativa – eran mujeres. Las tasas
más altas de puestos con bajo nivel de remuneración se encuentran en
el comercio al menudeo (19,7%), la hotelería (38,1%) y otros
servicios personales (51,9 %), empleos ocupados principalmente por
mujeres.

Las asociaciones patronales que se oponen a la introducción de un
salario mínimo legal en Suiza han reiterado que los ingresos de la
mujer deben ser considerados como un complemento para el hogar.
Director de la Unión Suiza de Artes y Oficios (USAM), Hans-Ulrich
Bigler declaraba en febrero al periódico Courier de Ginebra:

“Normalmente, el principal ingreso familiar no está a ese nivel
(…) Estas personas por lo general pueden contar con otro salario
superior. Las mujeres que trabajan a tiempo parcial y por menos de 22
francos por hora lo hacen para que haya un ingreso suplementario en
casa”.

El presidente de la Unión Patronal Suiza (UPS), Roland Müller,
estima que la brecha salarial entre hombres y mujeres se puede
atribuir a un “estado de ánimo” diferente, como explicó al Bund
y al Tages-Anzeiger: “Para algunos puestos bien remunerados, se debe
estar dispuestos a hacer un mayor esfuerzo. En su mayoría, son los
hombres los que están dispuestos a aceptar horas extras”, dijo.
Para él, las mujeres quieren más bien, al contrario, “horarios de
trabajo regulares y condiciones que dejan menos espacio para lo
imprevisto”.

Los sindicatos desestiman esos argumentos. “Es chocante culpabilizar
a las mujeres por la discriminación que sufren, como es inaceptable
decir que la segunda fuente de ingresos en un hogar tiene menos
valor”, señala Vania Alleva. “¿Por qué las mujeres que tienen
un buen desempeño durante toda su formación, en las asociaciones, en
casa, no lo tendrían en su lugar de trabajo?”, añade Sylvie
Durrer.

Diálogo de sordos

Hasta el momento, la Confederación ha favorecido las medidas
voluntarias para poner fin a esas discriminaciones salariales. En
2009, las asociaciones patronales y los sindicatos lanzaron un
proyecto de “diálogo sobre igualdad salarial”, que ofrece a todas
las empresas suizas la posibilidad de verificar que los salarios sean
acordes con el principio de igualdad de género.

El objetivo inicial era la adhesión de un centenar de empresas hasta
2014. No se alcanza porque la Confederación solamente ha sido capaz
de llegar a unas cincuenta empresas. “Si concluimos que el enfoque
voluntario no es satisfactorio, habrá que establecer bases para
medidas coercitivas”, declaró en 2013 Luzius Mader, vicedirector
del proyecto, a swissinfo.ch.

“Este diálogo no ha dado los resultados esperados. Ha incidido en
unos 230.000 empleados y la mitad de las empresas que participan son
del sector público o semipúblico”, revela Sylvie Durrer. Para los
sindicatos, es el momento de que el Consejo Federal adopte medidas
coercitivas.

Además de la introducción de un salario mínimo legal, la USS
reclama particularmente una extensión de los convenios colectivos de
trabajo (CCT) y más estructuras de acogida para los niños a un
precio asequible.

Tomando nota del fracaso de esas experiencias voluntarias, la ministra
de Justicia, Simonetta Sommaruga, deberá presentar un proyecto para
el verano con el fin de concretizar la no discriminación establecida
por la ley sobre la igualdad de género desde 1996, de acuerdo con la
agencia suiza de noticias (ATS). “Hay un gran interés en resolver
ese problema”, anota Sylvie Durrer. “Esas desigualdades salariales
no solamente afectan a las mujeres. Tienen impacto en muchas familias,
en particular en las monoparentales, especialmente las que se
encuentran en riesgo de pobreza, y sobre todo el sistema suizo de
seguridad social”.

Samuel Jaberg, swissinfo.ch / COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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TEMAS DE COMCOSUR MUJER

ELECCIONES 2014 – CUOTAS DE GÉNERO.

PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES

I – LA POLÍTICA DE MACHOS Y LA CUOTA DE GÉNERO

En las elecciones de octubre se aplicará por primera vez la cuota de
género para las elecciones legislativas. La novedad consiste en que
las listas de candidatos deben incluir obligatoriamente en los tres
primeros lugares a personas de ambos sexos. La norma fue sancionada a
comienzos de 2009 con votos de todos los partidos (1) y lleva el
sugerente título de «Participación equitativa de ambos sexos en la
integración de los órganos electivos y en la dirección de los
partidos». En su artículo 5 señala que la cuota de género «regirá
para las elecciones nacionales y departamentales de los años 2014 y
2015, respectivamente” y que en función de los resultados
obtenidos, “la legislatura que se elija evaluará su aplicación y
posibles modificaciones para futuras instancias electorales”. Lo que
es un motivo de alegría para miles y miles de mujeres dedicadas a la
política, se ha vuelto para muchos hombres una decisión equivocada y
hasta aberrante del sistema político uruguayo. Pocos lo dicen en voz
alta pero la cuota de género es una medida que incomoda en el
presente que tendrá muchos detractores en el futuro.

Cuando hace un lustro el Parlamento debatió la ley, se observaron dos
tipos de rechazos bien determinados. Por un lado, estaban los que se
oponían por convicciones ideológicas y por otro, los que evaluaron
en forma personal la conveniencia de la medida. Los primeros se
preguntaban si la discriminación positiva contribuye a equiparar
oportunidades entre ambos sexos y si la reforma violaba los principios
representativos de nuestro sistema electoral. Los segundos, que eran
básicamente legisladores de Montevideo o senadores de segunda línea,
observaron a la cuota como una restricción más para el desarrollo de
sus carreras políticas.

Los argumentos que motivan el rechazo ideológico se reiteraron sin
grandes cambios en la mayoria de los 14 países de América Latina
donde la cuota de género fue sancionada (2). En última instancia los
debates giran en torno al lugar que las mujeres deben ocupar en la
sociedad moderna. Los conservadores suelen ceer que las mujeres están
poco interesadas en los asuntos públicos al tiempo que carecen por
razones naturales del temperamento necesario para la tarea o de los
atributos básicos para desempeñar la función. Las recientes
declaraciones del candidato al Senado por el Frente Amplio, Raúl
Sendic, son un ejemplo de manual de esta perspectiva: “hay una
cantidad de mujeres a las que la política no les interesa y no se las
puede obligar a que les intereses” (3).

Los varones que ofrecen esta visión suelen aceptar la participación
de las mujeres siempre y cuando ocupen cargos marginales o de escasa
importancia. Si son ministras deben ir a carteras vinculadas con el
interés de la familia; si son legisladoras deberán integrar
comisiones vinculadas al área social; y si son simples militantes,
deben vender rifas, barrer el comité o cobrar las cuotas de los
adherentes. Esta concepción configura la política de machos, o sea,
una actividad donde solo los hombres pueden participar a sus anchas.
Las reuniones se realizarán en horarios nocturnos gracias a que las
propias esposas de los participantes se harán cargo de las labores
hogareñas. Cuando la ex diputada Nora Castro asumió la Presidencia
de la Cámara de Representantes en 2005, trasladó las sesiones del
plenario para la mañana con el propósito de adecuar la labor
parlamentaria a la de una jornada laboral normal, como la que
desarrolla cualquier trabajador. Sin embargo, el cambió sobrevivió
poco tiempo –lo que dura un lirio- porque el siguiente Presidente de
la Cámara movió las sesiones de nuevo a su horario habitual, o sea,
la media tarde y noche. Cuando Marina Arismendi y Susana Dalmás (4)
ingresaron al Senado en 1995, esa Cámara carecía de baños para
ambos sexos porque desde 1972 ninguna mujer había sido electa
senadora (pese a que reconocidas mujeres como Adela Reta, Alba
Roballo, Elisa Dellepiane de Michelini o Raquel Macedo habían
realizado suplencias entre 1985 y 1995). O sea, la Cámara de
Senadoers, lugar donde reside el liderazgo de nuestros partidos, ni
siquiera contaba con las comodidades mínimas como para que una mujer
realice su trabajo en condiciones humanas. Por tanto, para la
política de machos, las mujeres pueden participar en política si se
adaptan a sus reglas culturales. Podrán asumir cargos y
responsabilidades marginales, pero lo más conveniente será que se
queden en sus casas.

La segunda reacción observada hace cinco años cuando se discutió la
ley, es menos conocida y tan perdurable como la primera. La
motivación obedece básicamente a razones de carácter electoral.
Aquí no importa tanto si en el mercado laboral las mujeres reciben
por la misma tarea la mitad de la paga de los hombres; si las mujeres
realizan una labor no remunerada cuando se encargan de las funciones
del hogar (alimentación, cuidado de los niños y de los adultos
mayores, etc.); o si las mujeres están sometidas a un conjunto de
restricciones culturales para participar en asuntos públicos. Lo
importante aquí es el cálculo egoísta basado en la constatación de
que la cuota de género aumentará el costo de la reelección para
aquellos que desean desarrollar una carrera política. Si bien ninguno
ellos argumentó desde esta perspectiva, en los corrillos se
reconoció que la cuota se volvería un problema al momento de armar
las listas de candidatos en 2014.

El razonamiento es más o menos el siguiente. En los sectores donde
los líderes seleccionan y ordenan la lista de candidatos (al Senado y
a diputados por Montevideo), las mujeres ocuparán lugares que antes
eran reservados para colaboradores leales dispuestos a competir por
obtener o mantener la banca. En los sectores donde la lista se elabora
en base a los resultados de las internas (por ejemplo, las principales
fracciones de los partidos tradicionales) la cuota de género
introducirá una perturbación a un procedimiento basado en el peso
electoral de cada aspirante. Los legisladores y aspirantes, rumian su
descontento en privado prometiéndose que la cuota no sobrevivirá
más allá del año 2020.

Los y las activistas de la equidad de género deberían distinguir
entre ambas fuentes de oposición a la cuota, sobre todo si se desea
que este dispositivo perdure más allá de la próxima legislatura.
Debatir con las concepciones conservadoras ha sido una tarea
permanente de quienes reivindican los derechos de las mujeres, pero
conocer qué tipo de intereses lesiona la cuota de género resulta un
ejercicio inteligente e imprescindible.

Para la venerada democracia uruguaya, contar con más mujeres
legisladoras, implicará un avance significativo en uno de los escasos
rubros donde todavía se encuentra vergonzosamente relegada. Para
nuestro viejo Parlamento, contar con más mujeres, supondrá
fortalecer su capacidad de representación y mejorar la calidad del
trabajo legislativo. Mi colega Niki Johnson mostró, hace ya algún
tiempo, que las legisladoras uruguayas tienden a ser tan o más
productivas que sus colegas hombres, al tiempo que cumplen mejor con
sus compromisos, faltan menos a las reuniones e imprimen otra
sensibilidad a la política cotidiana (5).

Los enemigos de la cuota de género permanecerán al acecho, apoyados
y alentados por argumentos ideológicos y prácticas corrientes que
hacen a la política de machos. Muchos estarán también motivados por
un interés egoísta basado en el único deseo de extender sus
carreras legislativas. Unos y otros pertenecen a otro tiempo y la
ciudadanía –y particularmente las mujeres- deberían interpelarlos
respecto a sus creencias y convicciones, sobre todo en este tiempo
donde los políticos se nos aproximan con la inocente intención de
solicitarnos el voto.

Notas

(1) Se opusieron los senadores colorados Isaac Alfie y Juan Justo
Amaro, y los diputados nacionalistas Jorge Gandini, Gustavo Borsari y
Miguel Otegui.

(2) Archenti, Nélida y María Inés Tula (2013). «¿Las mujeres al
poder? Cuotas y paridad de género en América Latina», ponencia
presentada en el Seminario de Investigación #9: 22 de febrero de
2013, Salamanca

(3) Declaraciones de Raúl Sendic a Marcelo Figueredo para el libro
“Confesiones de once varones uruguayos”. Tomado de
http://www.espectador.com/politica/289869/raul-sendic-califico-de-aberrante-la-cuota-femenina-en-politica

(4) Declaraciones de Marina Arismendi a Blanca Rodríguez para el
libro “Ministras”, Editorial Aguilar. 2009.

(5) Johnson, Niki (2006) «Actuación parlamentaria y diferencias de
género en Uruguay». Revista de Ciencia Política de la Universidad de
Chile, Vol. 46, otoño.

COMCOSUR MUJER – No. 413 – 7/05/2014

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II – HYARA RODRÍGUEZ: “¿POR QUÉ EL MIEDO DE QUE APAREZCAN MUJERES
INCAPACES EN POLÍTICA Y NO HOMBRES INCAPACES?”

Fue la primera mujer en ser intendenta de Montevideo, primero en forma
interina y luego definitiva, tras la asunción de Ehrlich como
ministro, y le pasó el mando a la actual intendenta. Es escribana,
miembro del Partido Socialista, pero sobre todo una mujer política
cien por ciento.

Tiene 58 años, dos hijas y un nieto, español él. Podríamos hablar
de una historia de los Rodríguez: ese es su primer apellido, también
el segundo y está casada con el prosecretario de la Intendencia de
Montevideo, Jorge Rodríguez.

Ingresó al Partido Socialista, del cual es secretaria general
adjunta, «en plena dictadura, en 1974»,

Cuando le preguntamos por el origen de su nombre, comienza con una
exclamación: «