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LA UNIÓN HACE LA FUERZA

1) Afganistán: Mujeres jóvenes. Arte, deporte y soltería, las armas de su revolución

2) Centroamérica: La unión hace la fuerza. Movimiento por despenalización del aborto

3) Colombia: Entrevista a la docente y gremialista Flor Patricia Silva Martínez

4) México: Premian a periodista por su trabajo con enfoque de género

5) Perú: Equidad de género en educación básica suscita controversia y rechazo
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 13 / No. 522/ Lunes 26 de junio de 2017 / Producción: Beatriz Alonso
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) Afganistán: Mujeres jóvenes. Arte, deporte y soltería, las armas de su revolución
Pikara Magazine

El estadio de deportes de Kabul era el lugar donde los talibanes cortaban las manos o ejecutaban a quienes no cumplían sus preceptos. Allí, por ejemplo, mataron a Zarmina, una madre afgana con siete hijos que se convirtió en la primera mujer ajusticiada en público por el régimen de los talibanes en noviembre de 1999. ¿Su delito? En teoría, haber asesinado a su marido. Los talibanes descerrajaron a Zarmina un tiro en la cabeza en medio del recinto deportivo.

En la actualidad el estadio de Kabul se vuelve a utilizar para lo que fue construido: para hacer deporte. Y no sólo es un lugar para hombres. Chicas afganas juegan al fútbol en su césped, y otras practican boxeo en el sótano, habilitado como gimnasio. La mayoría son universitarias o alumnas de instituto que pertenecen a familias de clase social media o alta. Es la imagen más significativa de que Afganistán ha cambiado: existe una nueva generación de mujeres afganas.

“Mi primo practicaba boxeo y me empezó a picar la curiosidad”, justifica así Sadaf, de 18 años, su interés por pegar puñetazos. La joven nació en Afganistán pero pasó su infancia en Irán hasta los nueve años. Allí empezó a jugar al fútbol. Cuando regresó a Kabul, sustituyó las botas por los guantes y en 2012 se convirtió en la promesa de la sección femenina de la Federación de Boxeo de Afganistán, que por primera vez se constituyó en el país tras la caída del régimen fundamentalista en 2001. Nunca antes en Afganistán las mujeres se habían puesto los guantes.

“Creamos la sección femenina porque muchas chicas nos lo pedían”, argumenta el entrenador jefe de la federación, Nesar Ahmad Qarizada. Además, una organización afgana, Cooperation for Peace and Unity, se ofreció a ayudar a las muchachas que se atrevieron con tal reto. Les financió las camisetas, el transporte desde casa hasta el lugar de entreno y les pagaba 100 afganis (26.55 pesos mexicanos) por cada día que fueran a boxear. Aun así pocas se apuntaron. En Afganistán está mal visto que una mujer haga deporte. Ya ni hablar de que boxee.

En 2012 unas 30 jóvenes llegaron a practicar boxeo en Kabul. Todo un récord. Sadaf era una de las mejores y estuvo a punto de participar en los Juegos Olímpicos de Londres. Incluso se organizó una campaña internacional de recogida de firmas en su apoyo, pero al final el Comité Olímpico declinó su asistencia al considerar que la joven no estaba lo suficientemente preparada y podía regresar a casa con la cara hecha un mapa.

“¡Venga, venga!”, “¡dale, dale!”, “¡pásala!”, gritan las jóvenes futbolistas mientras corren detrás del balón en el estadio. En Kabul existen 16 equipos de fútbol femeninos que, como la sección de boxeo para mujeres, surgieron tras la caída del régimen talibán. Son una gota en el océano, pero no por ello esperanzadora.

“Me empezó a gustar el fútbol porque hay un equipo en mi colegio”, afirma Sara, de 14 años, que juega de centrocampista y estudia en un instituto en Kabul. Su futbolista preferido es Cristiano Ronaldo, asegura. Y su equipo, el Real Madrid. Los equipos españoles causan furor en Afganistán.

En 2013 se celebró la primera liga de fútbol femenina en el país asiático, pero se realizó con la máxima discreción. La Federación de Fútbol de Afganistán hizo poca publicidad de la competición para evitar posibles problemas en una sociedad tan sumamente conservadora como la afgana. La entrada al campo se restringió a los familiares de las jugadoras exclusivamente y, en consecuencia, cuatro gatos fueron a ver los partidos de fútbol. Las gradas estaban casi vacías.

Un año más tarde, el Gobierno permitió que se emitieran por la televisión algunos partidos de la liga femenina. Supuso un paso de gigante: que jóvenes afganas aparecieran en la pequeña pantalla corriendo detrás de un balón fue toda una revolución, aunque fueran cubiertas de pies a cabeza.

Shamsia y su revolución de spray

Shamsia también califica de “revolución” lo suyo. Y no es para menos en un país donde la mujer casi no participa en la vida pública y hay kilómetros de paredes de hormigón en todas las ciudades, que sirven para proteger los edificios oficiales de un posible atentado con bomba.

La chica, de 28 años, es una de las pocas grafiteras que existen en el país. Suele pintar a mujeres con burka, a las que después envuelve con burbujas. “Son como peces. Las burbujas simbolizan las palabras que las mujeres querrían decir y no dicen, porque en Afganistán no se les da voz“, explica la muchacha.

Como Sadaf, Shamsia también creció en Irán en el seno de una familia afgana. De hecho, la mayoría de jóvenes intelectuales que viven en Afganistán en la actualidad crecieron durante el exilio. En países como Irán o Pakistán, mucho más avanzados en comparación a Afganistán, donde existe una clase alta intelectual, la posibilidad de acceder a una educación de calidad, y estándares de vida similares a los occidentales en muchas ocasiones.

En cambio, en Afganistán más del 70 por ciento de la población es analfabeta, la mayor parte del país no tiene acceso a la electricidad y los “señores de la guerra” son quienes concentran la mayor parte del poder adquisitivo.

A pesar de ello, Shamsia no consiguió hacer realidad su sueño en el país vecino. “En Teherán, los refugiados afganos no podíamos estudiar la carrera de Bellas Artes. Había pocas plazas y todas estaban reservadas para los iraníes”, relata. En el país de los ayatolás, las personas afganas se consideran ciudadanas de segunda.

En Kabul, Shamsia hizo un taller sobre grafitis y la técnica le fascinó. Después estudió Bellas Artes en la universidad y así saltó al mundo del spray, pero encontrar lugares para pintar no es fácil. Paredes en Kabul no faltan. Lo que resulta inconcebible en Afganistán es que una mujer pinte, y menos aún en medio de la calle.

“Yo me quedaré soltera”, afirma convencida Shamsia, que considera imposible encontrar un hombre en Afganistán que la comprenda. “Soy una chica diferente”, musita. Sadaf arguye lo mismo. “En Afganistán no encontraré a un marido que me permita boxear”, declara. Ella también prefiere quedarse soltera.

Solteras, para decidir

El matrimonio en Afganistán es un acuerdo entre dos familias, y no la unión entre dos personas que se aman. Es decir, los cónyuges no se casan porque se quieren, sino simplemente porque sus respectivas familias llegan a ese pacto teniendo en cuenta toda una serie de factores, como el estatus social, la tribu, la etnia, pero nunca el amor. De hecho, existen pocas ocasiones en Afganistán en que un hombre y una mujer puedan tener una relación íntima.

En los lugares públicos está mal visto que un chico y una chica se citen si no están casados. Deben hacerlo a escondidas. Y las familias suelen proteger con celo a sus hijas cuando llegan a la pubertad. No les permiten que tengan relación, y que ni tan siquiera sean vistas por varones que no pertenecen a la familia.

En consecuencia, la endogamia es habitual. No existen datos fiables sobre enlaces matrimoniales en Afganistán, pero se calcula que casi la mitad de los casamientos se celebran dentro de la propia familia. Incluso se considera normal que alguien contraiga matrimonio con su prima o primo hermano. En cambio, es excepcional que una pareja se case por amor por todo lo que eso comporta.

En primer lugar, saltarse las convenciones sociales: si un hombre y una mujer no se pueden relacionar, ¿cómo se enamoraron entonces? Y en segundo, enfrentarse a sus propias familias e ir en contra de toda la estructura social. Es como si en Occidente una joven pretendiera que sus padres le buscaran cónyuge al considerar que la conocen bien, en vez de buscar por sí misma a la persona a quien ama. Se la consideraría loca de remate. En Afganistán ocurre lo mismo, pero al revés.

Una chica que diga que quiere casarse con un hombre de quien se ha enamorado, y no con aquél que sus padres han escogido para ella -y de quien, en consecuencia, tienen referencias-, se considera que se le ha ido la cabeza. Es un círculo del que nadie puede escapar. Es igual la clase social a la que se pertenezca o los estudios cursados. Toda la sociedad se basa en el mismo engranaje. Y Sadaf y Shamsia lo saben.

Sara contrajo matrimonio a principio de 2014. Desde entonces no volvió a aparecer en el estadio de Kabul para entrenar a fútbol. Su esposo no le permitió jugar más. En Afganistán es costumbre que el hombre pague dinero por la mujer con quien se quiere casar. La religión islámica prevé que la chica reciba dinero o una dote (mahr) de su prometido como garantía para su sustento en caso de que en el futuro se divorcie o se quede viuda.

Pero en Afganistán la mujer no se queda con ese dinero, sino que lo hace su familia como si se tratara de una especie de compensación por desprenderse de la hija. Tras la boda, la novia se va a vivir a casa de su familia política.

El dinero que los hombres deben desembolsar cuando contraen matrimonio es una cantidad muy elevada, a veces exagerada. Puede llegar a los 7 mil euros (141 mil 718.30 pesos mexicanos) en un país donde el sueldo medio de un funcionario es de unos 160 euros (3 mil 239.28 pesos mexicanos) al mes. Para conseguir ese dinero, el hombre debe trabajar duro o endeudarse para el resto de su vida. Por eso, una vez casado, considera que su mujer es suya y puede hacer con ella lo que le dé la gana y decidir sobre su futuro, pues para eso ha pagado por ella.

En las bodas en Afganistán lo que más llama la atención es la cara de la novia: totalmente seria, a menudo a punto de romper a llorar. Soraya Sobhrang, responsable de temas de mujer en la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC, en sus siglas en inglés), calcula que el 60 por ciento de las jóvenes afganas es obligada a casarse a la fuerza y antes de los 16 años, a pesar de que va en contra de la ley. Aun así opina que los cambios son posibles. “Hace diez años nadie se hubiera imaginado que una mujer jugaría a fútbol, haría boxeo o pintaría grafitis en Afganistán. Todo es cuestión de tiempo”, declara. Tal y como ocurrió en Occidente.

COMCOSUR MUJER Nº 522 – 26.06.17
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2) Centroamérica: La unión hace la fuerza. El movimiento por despenalización del aborto
Calala fondo de mujeres

3 de los 7 países en el mundo que penalizan absolutamente el aborto están en América Central. La buena noticia es que las organizaciones de mujeres y feministas y otras organizaciones afines de la región están decididas a cambiar esta situación.

Para ello se articulan en La Sombrilla, una red centroamericana de organizaciones que defienden los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos. Esta red se creó recientemente para fortalecer la voz de los países centroamericanos dentro de los espacios de articulación latinoamericanos, debido a la grave situación de ataque y ausencia de estos derechos en la región. Calala Fondo de Mujeres apoyamos, con fondos de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, el fortalecimiento de esta red.

Los pasados 20 y 21 de mayo se celebró en Suchitoto, El Salvador, el encuentro “Sombrilla Centroamericana, organizaciones por los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos”, organizado por este espacio de articulación con el apoyo de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC). Contó con la participación de más de cien personas, más de setenta organizaciones de todos los países de la región centroamericana y observadoras de República Dominicana, Chile, Estados Unidos y México.

El Encuentro permitió articularse de cara a la III Conferencia Regional de Población y Desarrollo (III CRPyD) que se celebrará en El Salvador. La primera parte del encuentro sirvió para actualizar los conocimientos alrededor de la Conferencia, para luego, en la segunda, establecer medidas de acción y consensuar el grupo regional que dará seguimiento a las actividades planificadas para enfrentar, como grupos feministas y proderechos sexuales y reproductivos, la agenda de la III CRPyD.

Se realizó un mapeo de la situación de los derechos sexuales y derechos reproductivos en cada país de la región, teniendo en cuenta la coyuntura política y organizativa de cada uno de ellos. Y se contó con la participación de Nohemí Espinoza, de la División de Gobernabilidad y Asuntos Multilaterales del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés) que habló sobre el papel de Naciones Unidas y los actores claves que intervienen en la agenda de población y desarrollo.

Contexto político actual. ¿Qué retos hay frente a la Conferencia?

Se confirma que existe una resistencia de los representantes de los países en Naciones Unidas, tanto en Nueva York como en Ginebra, ante lo que plantea el Consenso de Montevideo, los acuerdos para reforzar la implementación de los asuntos de población y desarrollo después de 2014, que se tomaron al término de la Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe.

Hay una fuerte resistencia por parte de los países africanos, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y con el lobby de los grupos conservadores para incluir cualquier elemento en las políticas internacionales de desarrollo que hable de derechos sexuales y derechos reproductivos. La batalla fue dura durante los acuerdos de la Agenda 2030 y se constata que se está retrocediendo a consensos previos a 1994 que dejan fuera todos los avances conseguidos desde entonces. Este es el contexto de la conferencia de este año. Precisamente, AWID acaba de publicar un informe en el que explica como los grupos fundamentalistas anti derechos se están articulando en estos espacios internacionales para intentar minar los avances que tanto han costado al movimiento feminista.

Ante esta situación, el rol de la sociedad civil es más importante que nunca. La Agenda 2030 hace un llamado a la acción de la sociedad civil, pero quien primer está respondiendo a este llamado son los grupos anti-derechos. Hay que fortalecer los intentos de articulación regional e internacional, yendo más allá de los mecanismos ya existentes que dejan fuera a las nuevas organizaciones y que no están interesados en los derechos sexuales y los derechos reproductivos. Es prioritario que los espacios de la sociedad civil promuevan y defiendan los acuerdos del Consenso de Montevideo.

La Sombrilla es uno de estos espacios de articulación tan necesarios, y desde Calala tenemos el compromiso de apoyarlo, movilizando recursos para que lleguen a las organizaciones de mujeres que la lideran.

COMCOSUR MUJER Nº 522 – 26.06.17
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3) Colombia: Entrevista a la docente y gremialista Flor Patricia Silva Martínez: «El gobierno de Santos habla de paz pero mata de hambre a su pueblo»
Nodal

La secretaria general de la Asociación Sindical de Educadores del Valle del Cauca, un sindicato independiente que participa activamente en la lucha que están llevando adelante los maestros colombianos.

Quién es la entrevistada: Flor Patricia Silva Martínez es la secretaria general de la Asociación Sindical de Educadores del Valle del Cauca (ASIEVA), un sindicato independiente que participa activamente en la lucha que están llevando adelante los maestros colombianos. En este diálogo con Nodal, Silva Martínez se explayó sobre las causas y elementos que caracterizan al paro de los docentes que se mantiene desde hace cuatro semanas.

¿Cuáles son los motivos y causas que los llevaron a realizar este paro de docentes que ya lleva un mes?

Luchamos por la defensa de la educación pública como derecho fundamental. Exigimos que se otorguen los recursos necesarios para que nuestros niños y niñas puedan gozar de este derecho en condiciones dignas. Para que esto sea posible es necesario que el Estado colombiano incremente y garantice las fuentes de financiación de la Educación Pública hasta un 7.5% del PBI. Hay reivindicaciones de tipo salarial y económico que beneficiarían a los docentes y sus familias, peticiones por demás justas y necesarias, teniendo en cuenta que en Colombia los maestros tenemos uno de los salarios más bajos de la región, comparados con las tablas salariales de otros países vecinos.

¿Por qué deciden mantener la medida de protesta y qué tiene que suceder para que se llegue a una solución?

Decidimos sostener el Paro Nacional del Magisterio hasta que el gobierno muestre voluntad política para la negociación. Las propuestas del gobierno son irrisorias. Además, opera con una campaña de desinformación que tergiversa toda la realidad del contexto laboral y salarial del magisterio colombiano, dando unas cifras de salarios que dan muestra como mínimo del desconocimiento de la Ministra de Educación –Yaneth Giha- y del Presidente Juan Manuel Santos frente a este tema. Por esto, creemos que es necesario permanecer en resistencia.

Más información sobre el tema: www.nodal.am/2017/06/paro-de-docentes-en-colombia-miles-de-maestros-se-movilizaron-en-la-toma-de-bogota/

COMCOSUR MUJER Nº 522 – 26.06.17
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4) México: Premian a periodista por su trabajo con enfoque de género
Informativo Mesoamericano Voces Nuestras

Brisa Gómez, periodista de Xalapa, Veracruz, recibió junto con otros tres periodistas un reconocimiento por su trabajo periodístico con visión de género. En esta entrevista, Gómez habla del autoexilio que hacen las y los periodistas que sufren agresiones e hizo un llamado a que se esclarezcan los crímenes contra personas comunicadoras.
Escuchar este reporte de Beatriz Mora, de la Asociación Caminos del Buen Vivir en: www.vocesnuestras.org/2017-06-15/mexico/mexico-premian-periodista-veracruzana-brisa-gomez-su-trabajo-enfoque-genero

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5) Perú: Equidad de género en educación básica suscita controversia y rechazo
Alai / Madeleine Zúñiga

Desde la aprobación de un nuevo currículo nacional que tiene la equidad de género como uno de sus principios y metas, el Ministerio de Educación peruano ha sido cuestionado por grupos conservadores que han llegado hasta demandar al Ministerio reclamando la abolición del plan de estudios y detener su implementación. Argumentan que el término “género” y su inclusión en el currículo no fueron consultados a madres, padres y escuelas privadas y el 16 de febrero de 2017 pidieron a la Corte abrir un proceso de acción popular constitucional para detener la implementación del currículo y eliminar la palabra “género” de él. Paralelamente a esta demanda, se inició una campaña nacional fuerte con el lema “No te metas con mis hijos” en diferentes medios de comunicación, así como visitas a las escuelas estatales en los distritos populares. Ellos reclaman su derecho a decidir lo que sus hijas e hijos deben aprender y dónde.

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, en defensa del Ministerio de Educación, ha rechazado todos los cargos con fundamentos legales y ha pedido a la Corte que declare el proceso improcedente o infundado. Sin embargo, la Corte ha aceptado la demanda y pronto deberá emitir una resolución sobre ella.

El nuevo Currículo Nacional para la Educación Básica fue aprobado en junio de 2016 y se implementa gradualmente a partir de enero de 2017. Como expresión del derecho a una educación de calidad, pretende una educación integral de los estudiantes que le brinde las herramientas necesarias para ejercer sus derechos y deberes, le permite responder a las diversas demandas de nuestro tiempo, como el desarrollo sostenible, y una ciudadanía que reconoce todos los derechos humanos para vivir en una comunidad inclusiva y no discriminatoria basada en valores democráticos. “(El currículo) permite unificar criterios y establecer una ruta hacia resultados comunes que respeten nuestra diversidad social, cultural, biológica y geográfica.”

El enfoque de derechos humanos se puede encontrar fácilmente a lo largo de todo el currículo, como podemos leer en la narrativa de dos de los rasgos del perfil de una/un estudiante al final de sus estudios, “Asumen la interculturalidad, la equidad de género y la inclusión como formas de convivencia para un enriquecimiento y aprendizaje mutuo”. “El estudiante comprende la trascendencia que tiene la dimensión espiritual y religiosa en la vida moral, cultural y social de las personas. Esto le permite reflexionar sobre el sentido de su vida, el compromiso ético y existencial en la construcción de un mundo más justo, solidario y fraterno”.

A pesar de estos contenidos del currículo, es la equidad de género lo que molesta a los grupos conservadores como Padres en Acción. Argumentan que no es un enfoque sino una “ideología de género” lo que está presente en el currículo y va en contra de los valores familiares. Sostienen fielmente esa posición y han encontrado eco en la Corte. En mayo pasado, la Primera Sala de la Corte Suprema no pidió a las instituciones especializadas en derechos humanos y educación (Ministerio de la Mujer, Defensoría del Pueblo, UNESCO) que asistieran a una audiencia, sino que convocó a una nueva asociación de padres para presentar los mismos argumentos del grupo que demandó a la Ministerio de Educación.

Las organizaciones de sociedad civil respaldan el currículo y destacan que el enfoque de equidad de género está contribuyendo progresivamente a erradicar las prácticas discriminatorias que violan los derechos de las mujeres y las personas LGBTI. Su defensa es una condición legal, ética y esencial para consolidar la democracia y la justicia en nuestra sociedad. La alta tasa de embarazo adolescente, de violaciones sexuales, de los feminicidios y la discriminación persistente contra las niñas y las mujeres exigen cambios urgentes en la educación de nuestra sociedad, comenzando en la escuela.

La equidad de género está presente en la Ley General de Educación (2003); se reconoce como principio en la Ley de Igualdad de Oportunidades (2007), el Plan Nacional contra la Violencia de Género 2016-2021 y el Plan Nacional de Igualdad de Género 2012-2017. Además, el Estado peruano se ha comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las Naciones Unidas en 2015. El ODS4 tiene como objetivo lograr una educación de calidad, inclusiva y equitativa; el ODS5 tiene como objetivo lograr la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas.

El nuevo currículo es un instrumento fundamental para generar un cambio estructural, dar a los niños y niñas y a las nuevas generaciones un futuro con mejores condiciones, mayor bienestar y herramientas para protegerse contra el abuso, la impunidad y la violencia de género en sus diferentes expresiones.

Por todas estas razones, las autoridades peruanas no pueden permitir que se refuerce la discriminación o se viole el derecho a una educación de calidad dirigida a prevenir la violencia, ya que violaría la Convención contra la Violencia contra las Mujeres (CEDAW), la Convención para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará) y la Convención de los Derechos del Niño. Todos estos instrumentos jurídicos internacionales tienen rango constitucional en nuestro país. El Ministerio de Educación y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos tienen la oportunidad de apelar a la Corte, ya que la demanda contra ellos está violando derechos constitucionales.

Las organizaciones de la sociedad civil instan a las autoridades a que rechacen las campañas discriminatorias para evitar retrocesos en la lucha contra la discriminación; al mismo tiempo, solicitan que se fortalezca y dé prioridad al enfoque de equidad de género en las políticas públicas, entre ellas, las políticas educativas, como el currículo. Así se reafirmará el compromiso del Estado de promover una verdadera sociedad democrática e igualitaria.

Madeleine Zúñiga, coordinadora de la Campaña Peruana por el Derecho a la Educación (CPDE), que forma parte en la Plataforma por el Derecho a la Educación y la Igualdad.

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