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LAS COMBATIENTES DE TODOS LOS FRENTES

COMCOSUR MUJER
Fundado por Yessie Macchi
AÑO 11 -No. 442 / Miércoles 11 de febrero de 2015
COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
Coordinación y búsqueda: Beatriz Alonso, Cecilia Duffau y Carlos Casares
Apoyo técnico: Carlos Dárdano

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«Hay que dar vuelta el mundo. Cada lágrima que corre allí donde podría haber sido evitada, es una acusación…” Rosa Luxemburgo
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NOTICIAS

CENTROAMERICA
1) DEFENDIENDOSE DE ESTIGMAS Y ABUSOS

INDIA
1) LA REBELIÓN DE LAS COSTURERAS ESCLAVAS

MÉXICO
1) PODER JUDICIAL EXONERA A CLAUDIA MEDINA, VÍCTIMA DE TORTURA

PERÚ
1) VÍCTIMAS DE ESTERILIZACIONES FORZADAS CONTINÚAN SU LUCHA

TEMAS DE COMCOSUR MUJER

I – ENTREVISTA A MARÍA GALINDO
“NO VUELVO A IR A UN ENCUENTRO FEMINISTA EN UN HOTEL DE CINCO ESTRELLAS”
II – LAS COMBATIENTES DE ROJAVA Y LA REVOLUCIÓN KURDA
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CENTROAMERICA

1) DEFENDIENDOSE DE ESTIGMAS Y ABUSOS

A pesar de las agresiones y los abusos sufridos en la universidad por ser una mujer trans, la salvadoreña Daniela Alfaro no claudica en su meta de graduarse como licenciada en educación para la salud.

“Hace falta mucha tolerancia en la universidad hacia nosotras, pensé que sería diferente al bachillerato, pero no”, dijo a IPS esta estudiante de tercer año de carrera en la Facultad de Medicina de la pública Universidad de El Salvador, en la capital del país.

Rechazada por el resto de su familia, Alfaro solo tiene el apoyo emocional y financiero de su madre, “la única que no me volteó la cara”, según narró.

Como ella, muchas personas de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersex (LGBTI) sufren cada día en América Central vejámenes por tener una condición sexual o una identidad de género diversa, dijeron activistas de Guatemala, Nicaragua y El Salvador entrevistados por IPS.

Los acosos, las discriminaciones y agresiones recibidas en la universidad por Alfaro han venido de sus propios compañeros de estudio, profesores, trabajadores y autoridades universitarias.

Ha puesto varias denuncias desde 2010 ante las autoridades universitarias por agresiones sufridas en el baño de hombres del recinto académico, el que debe utilizar. “Pero no toman en serio mis denuncias porque soy trans”, narró la joven de 27 años.

Alfaro ha experimentado el fenómeno de la invisibilidad de las personas LGBTI, que ocurre cuando no hay respuesta de las instituciones o funcionarios porque desestiman las denuncias simplemente por el perjuicio hacia quienes no son heterosexuales, afirmó Carlos Valdés, de la guatemalteca Organización Lambda.

“No existimos para el Estado en temas de salud, estudio, trabajo o ámbito social, no hay protocolos de atención de la actitud del servidor público hacia nosotros”, comentó Valdés a IPS por teléfono desde Ciudad de Guatemala.

Lambda y otras tres organizaciones del istmo impulsan el programa regional Centroamérica Diferente, que busca hacer valer el cumplimiento de los derechos humanos a personas con orientaciones sexuales o expresiones de género diversas.

“En definitiva queremos mejorar calidad de vida de la comunidad LGBTI, que ya no sea discriminada por sectores e instituciones de gobierno”, señaló Eduardo Vásquez, de la salvadoreña Asociación Entreamigos, que participa en la iniciativa.

El programa comenzó en mayo del 2014 y se prolongará hasta junio del 2016 en los cuatro países participantes: Guatemala, Honduras, Nicaragua, y El Salvador.

Con el financiamiento de la Unión Europea, el programa pretende llegar a 40 organizaciones, a más de 200 defensores de derechos humanos, 3.550 personas LGBTI, 160 comunicadores, 600 funcionarios públicos, 8.000 adolescentes y 10 por ciento de la población de los cuatro países.

Entre sus acciones, el programa brinda apoyo legal para tener acceso a la justicia en casos de abusos y violencia, capacitación para activistas de los derechos de la diversidad sexual, junto con campañas nacionales y regionales contra la homofobia.

Esos activistas coordinan las operaciones con instituciones gubernamentales, que brindan servicios públicos a la comunidad LGBTI, y vigilan que no se cometan abusos y discriminaciones, por ejemplo en centros de salud, de educación y de trabajo o en los procedimientos policiales.

“Con tristeza seguimos viendo que personal de la policía aún ejerce malos procedimientos en registros, o la forma irrespetuosa cómo se refieren a compañero gay o trans”, explicó a IPS por teléfono Norman Gutiérrez, del nicaragüense Centro para la Educación y Prevención del Sida, otra organización participante en la iniciativa.

El programa también creará un observatorio regional de derechos humanos LGBTI, que permitirá monitorear los casos de abusos, agresiones y violencia contra el colectivo, y realizará un estudio para diagnosticar el nivel de violaciones a derechos humanos por su condición sexual.

Delitos de odio

Esos dos instrumentos serán claves para detectar cuán serio es, por ejemplo, el fenómeno de los asesinatos, sobre todo de personas trans, ya que las estadísticas oficiales no reconocen los crímenes de odio y los etiquetan como homicidios, explicaron los activistas.

“En Guatemala el derecho a la vida está entre los más violentados, muy enfocado a las personas trans”, señaló Valdés.

Ante la falta de estadísticas oficiales, las organizaciones van recopilando información sin la sistematización adecuada. Con base en ella, las organizaciones que participan en el programa aseguran que en los últimos cinco años se cometieron en América Central al menos 300 asesinatos contra personas LGBTI, sobre todo mujeres trans.

Esos crímenes por odio se dan en contexto de violencia generalizada en la región.

El llamado Triángulo del Norte, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador, está entre las regiones más violentas del mundo.

Honduras ha mantenido en los últimos años índices de homicidios en torno a 70 por cada 100.000 habitantes, según la informes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, muy por encima el ya alto promedio latinoamericano, de 29.

En esa nación, los activistas LGBTI han reportado al menos 190 asesinatos por odio en los últimos cinco años y algunos de ellos son incluidos en un informe publicado el 17 de diciembre por la Comisión Interamericano de Derechos Humanos (CIDH).

El documento recoge violaciones a los derechos humanos de la comunidad LGBTI en 25 países miembros de la Organización de Estados Americanos, entre enero de 2013 y marzo de 2014. En ese periodo fueron asesinadas al menos 594 personas que eran LGBTI o se las percibía como tales, mientras otras 176 fueron víctimas de grave violencia física.

El organismo “insta a los Estados a tomar medidas urgentes y efectivas de prevención y respuesta frente a estas violaciones de derechos humanos y a garantizar que las personas LGBTI puedan gozar efectivamente de su derecho a una vida libre de violencia y discriminación”.

Entre los casos recopilados por la CIDH, está el asesinato a pedradas de una mujer hondureña trans, identificada como José Natanael Ramos, de 35 años, ocurrido el 4 de marzo del 2013 en la norteña ciudad de San Pedro Sula.

A diferencia de otros programas que operan sobre todo en las capitales nacionales, Centroamérica Diferente busca llegar a los pueblos y pequeñas urbes, donde las agresiones e indefensión son más agudas.

“En las pequeñas ciudades hay mucho más machismo, más violencia y más homofobia. Hay asesinatos o crímenes de odio que ni siquiera se denuncian”, agregó el nicaragüense Gutiérrez.

También en el ámbito laboral sigue habiendo una fuerte discriminación contra la población LGBTI centroamericana, dijo el guatemalteco Valdés.

“Por ejemplo los gays tienen que esconder su identidad para poder optar a un trabajo, y si descubren su orientación, empieza el acoso hasta que se van”, acotó.

En tanto, Alfaro reafirmó a las puertas de la Facultad de Medicina donde estudia, que no cesará en sus denuncias de las agresiones que recibe, hasta que en algún momento obtenga justicia.

“Solo espero que algún día respeten mi identidad como mujer”, comentó.

IPS/COMCOSUR MUJER No. 442 – 11/02/2015
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INDIA

1) LA REBELIÓN DE LAS COSTURERAS ESCLAVAS

Las costureras indias están iniciando una revolución. Yamuna y otras activistas han creado el Garment Labour Union, un sindicato textil íntegramente femenino

“¿Hemos nacido para ser mujeres o costureras?”. Yamuna, que hace más de 20 años que trabaja en la industria textil de Bangalore, en la India, se hace esta pregunta. Hace poco decidió dejar de perder el tiempo pidiendo mejoras laborales sus jefes.

Ella y otras trabajadoras del taller de confección Goldenseam se dieron cuenta de que sólo existía un modo de que los patrones dejaran de explotarlas: enfrentarse directamente con ellos, perderles el miedo. “Los propietarios de las fábricas son cinco o diez… ¿pero cuántas somos nosotras? Miles y miles”.

Las costureras indias están iniciando una revolución. Yamuna y otras activistas han creado el Garment Labour Union, un sindicato textil íntegramente femenino que está consiguiendo cada vez más adhesiones en el estado de Tamil Nadu, donde se concentra la mayor parte de fábricas con trabajadoras procedentes de zonas rurales. Es allí donde grandes multinacionales desembarcaron para ahorrar en costes de producción y aumentar sus beneficios.

¿Y cómo conocemos a Yamuna? Hace escasos meses, un grupo de jóvenes catalanes fueron testigos de una huelga en la fábrica Goldenseam: 162 mujeres se sentaron en la entrada de la fábrica y se negaron a trabajar hasta que no se llegase a un acuerdo de mejora de las condiciones. Allí estaba Yamuna y otras activistas que han decidido declarar la guerra a sus patrones: “Ellos ganan mucho dinero y a nosotras no nos dan ningún valor. Eso es doloroso”.

Los hombres se escondían, las mujeres gritaban, el miedo cambiaba de bando. Enric Escofet, Marc Soler, Eduard Valls y Cèlia Vila, todos ellos miembros de la pequeña productora audiovisual NoDustFilms, entendieron que estaban presenciando algo importante. Esto es lo que vieron.

NoDustFilms consiguió en Verkami 6.630 euros, más dinero del que había pedido, para producir Las Costuras de la Piel, un documental sobre la rebelión de las costureras de Bangalore cuyo preestreno será el próximo 6 de febrero en los cines Maldà de Barcelona. Cèlia Vila cuenta que descubrieron unas condiciones infrahumanas: “La raíz de todos sus problemas es la alta producción que se les impone.
Se ven obligadas a cumplir jornadas laborales de 60 horas semanales y a hacer horas extra sabiendo que no las van a cobrar. Los ratos de descanso son muy breves, no pueden permitirse más de media hora para comer y tres minutos para tomar el té”.

Las costureras trabajan en habitaciones sin luz ni ventilación, el calor hace que los productos químicos generen sensación de ahogo y hasta enfermedades como la tuberculosis. Además de la fatiga y la ansiedad por alcanzar la producción exigida, los supervisores, que acostumbran a ser hombres, las maltratan física y psicológicamente: “Nos riñen, insultan, nos amenazan con echarnos. Si protestamos, nos castigan a estar horas de pie”, les contó una de ellas.

Luchar es ilegal

Muchas dejan sus hogares engañadas con falsas expectativas. Los empresarios se aprovechan de la docilidad con la que la mayoría de ellas han sido educadas: “La condición social de la mujer en la India es de completa sumisión y fidelidad, primero a sus padres y después a su marido. Son más fáciles de explotar y muy pocas se atreven a denunciar las condiciones en las que trabajan”, explica Escofet.

Además, pertenecer a un sindicato es ilegal en muchas fábricas del sector de la confección. Los llamados comités de ayuda están formados por trabajadoras concretas, sin formación política ni legal, elegidas para no generar problemas: “Las mujeres que se quejan o reivindican un trato mejor son humilladas públicamente, reciben castigos físicos y hasta rebajas de sueldo”.

“En ocasiones, los supervisores llegan a llamar a la policía para que retenga a las trabajadoras y sufran la vergüenza y el desprecio de ser detenidas sin ningún motivo”.
También son habituales las listas negras: cualquier mujer rebelde corre el peligro de no ser contratada nunca más por ninguna otra fábrica de la Bangalore. Muchas aún sufren las consecuencias psíquicas de las amenazas.

Mujeres deslocalizadas

“¿Es esto vivir? Las relaciones humanas están regidas por el dinero. Los ricos tienen el poder y los pobres estamos mal vistos”. Así resume Yamuna el funcionamiento de la economía globalizada. Desde que 248 personas murieron al derrumbarse un taller de Bangladesh en abril de 2013, los consumidores occidentales son más conscientes de la procedencia de las prendas baratas que visten.

Los gigantes de este sector entendieron hace tiempo que localizar la producción en países como India, Bangladesh, China o Indonesia aumenta sus beneficios de forma exponencial. Por cada trabajador dispuesto a cobrar una miseria, se facturan miles de euros más.

En el caso de la India, en 2004 se firmó un acuerdo, el Multi Fibre Agreement, que da plena libertad a los empresarios: “Este acuerdo ha propiciado que los países productores entren en competencia directa entre ellos y cambien sus estrategias para poder ofrecer precios aún más bajos a las multinacionales para quedarse con los encargos. Lo que aún convierte las condiciones en más miserables”.

“Basta a todo”

Más del 50% de los indios considera que la violencia contra las mujeres forma partede una familia feliz. Hace escasos días, el parlamentario Sakshi Maharaj dijo que todas las hindús “deben producir al menos 4 hijos”.

En el último año, las violaciones grupales y los asaltos sexuales se han convertido en noticia y ya se habla de que la India tiene un problema especialmente grave en este campo. Sin embargo, cada vez hay más denuncias: según la policía de Nueva Delhi, en 2014 las demandas por delitos contra las mujer han aumentado un 18% y de violaciones un 31%.

Parece evidente que cada vez más mujeres indias se enfrentan a los hombres, ya sean sus maridos o sus capataces. La mayor parte de las protagonistas de Las Costuras de la Piel han sido también víctimas de violencia sexista: “Sufren una triple discriminación: social, económica y de género”, cuenta Vila.

Su situación no es solo consecuencia de las precarias condiciones laborales: “La sociedad siempre las ha tratado mal. Muchas reconocen que han padecido malos tratos y agresiones sexuales por parte de sus maridos. En general, los hombres las consideran indignas de confianza y libertad”.

Sería precipitado hablar de revolución obrera en los talleres textiles de Asia. Sin embargo, la unión femenina está aumentando y empieza a tener sus efectos en forma de grupos de autodefensa, asociaciones y sindicatos.

De repente, las mujeres son sujetos políticos influyentes y se han vuelto peligrosas: “Gracias a ellas se están implementando medidas para limitar los abusos y reforzar el papel de los sindicatos dentro de las fábricas”. No obstante, el camino hacia la dignidad apenas acaba de empezar y no van a ponérselo fácil.

La planta de la fábrica Goldenseam, donde se inició la huelga, ha sido clausurada.

Sinpermiso / COMCOSUR MUJER No. 442 – 11/02/2015
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MÉXICO

1) PODER JUDICIAL EXONERA A CLAUDIA MEDINA, VÍCTIMA DE TORTURA

El pasado 6 de febrero, el Tercer Tribunal Unitario del Poder Judicial de la Federación, en Xalapa, Veracruz, resolvió a favor el recurso legal (incidente de libertad por desvanecimiento de datos) interpuesto por Claudia Medina Tamariz, decretando su “inmediata libertad” en relación al delito de portación de arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea.

La resolución indica que las pruebas aportadas por Claudia, fueron suficientes para desvanecer las pruebas que la señalaban como probable responsable del delito. El tribunal analizó los dictámenes psicológicos y médicos, emitidos por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y por peritos independientes (médico cirujano, especialista en psiquiatría y medicina social), concluyendo que “… durante el lapso, de al menos 12 horas, la procesada fue sujeta de tratos crueles, inhumanos y degradantes”.

Las organizaciones firmantes han podido documentar que Medina Tamariz fue torturada y acusada falsamente por el delito de portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército.

La resolución judicial señala que el único elemento que existía contra Tamariz era el parte informativo de los elementos Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR). El cual: “quedó desvirtuado al no existir medio de convicción alguno que demuestre, al menos de forma indiciaria, su probable responsabilidad”.

Amnistía Internacional y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez reconocen la importancia de esta decisión en el esclarecimiento de los hechos y el acceso a la justicia de Claudia Medina. No obstante, estos esfuerzos no son suficientes para combatir la impunidad en la que se encuentran varios casos de tortura y malos tratos en México.

Con frecuenci a agentes policiales y militares recurren a la tortura y los malos tratos con el objetivo de obtener testimonios de personas sospechosas o detenidas arbitrariamente y así sustentar acusaciones criminales. En este contexto, el caso de Medina Tamariz evidencia estos patrones estructurales de actuación de las autoridades en la fabricación de presuntos responsables, al margen de la política de seguridad de los últimos años. Por lo anterior, las organizaciones exigimos al gobierno se asegure que ninguna investigación judicial contenga confesiones o testimonios obtenidos a través de tortura u otras violaciones a los derechos humanos. Asimismo la Procuraduría General de la Republica (PGR) realice de inmediato una investigación exhaustiva e imparcialmente a quienes perpetraron estos actos contra Claudia Medina.

INFORMACIÓN ADICIONAL
El Relator Especial contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, Juan Méndez, identificó en su visita a México en 2014 que la tortura es generalizada en México, con frecuencia ocurre durante el lapso de la detención y la puesta a disposición de la autoridad ministerial, y con fines de castigo e investigación.

Asimismo, ha identificado el uso de la violencia sexual como forma de tortura, principalmente respecto a mujeres detenidas, la mayoría de estos casos, reconoce el relator, no han sido investigados ni sancionados, o bien han sido calificados como conductas de menor gravedad, y presentan retos particulares para las víctimas, quienes son frecuentemente revictimizadas cuando presentan denuncias o se someten a exámenes médicos”.

Las violaciones a derechos humanos hacia Claudia Medina incluyen el allanamiento ilegal de su domicilio, detención y retención arbitraria, la incomunicación, la tortura mediante violencia sexual y la exhibición ante los medios de comunicación como integrante del cartel Nueva generación acusada de delincuencia organizada y 12 delitos más.

Amnistía Internacional ha impulsado el caso en el marco de la campaña “Stop torture” en México, dado su carácter paradigmático. En 2014, miles de miembros de la organización se movilizaron en más de 50 países para expresar su apoyo activo a víctimas de tortura en nuestro país. Además, exigieron a la Procuraduría General de la República (PGR) investigar la tortura contra Claudia Medina.

Desde mayo de 2014 Claudia Medina forma parte de la campaña “Rompiendo el silencio: todas juntas contra la tortura sexual, la cual tiene como objetivo visibilizar el patrón sistemático de la tortura sexual que enfrentan las mujeres mexicanas que son detenidas por agentes policiales, militares o marinos en la supuesta protección que deberían proveer a la sociedad. Actualmente son 19 mujeres las participan en esta campaña. Más información de la campaña: centroprodh.org.mx/rompiendoelsilencio/

Amnistía Internacional/Centro Prodh/Caos en la red /
COMCOSUR MUJER No. 442 – 11/02/2015
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PERÚ

1) VÍCTIMAS DE ESTERILIZACIONES FORZADAS CONTINÚAN SU LUCHA

Desde hace más de un año (enero de 2014), la investigación sobre las esterilizaciones forzadas en Perú está archivada parcialmente, excluyendo así la responsabilidad penal del ex presidente Alberto Fujimori y sus Ministros de Salud. Víctimas y organizaciones de derechos humanos continúan reclamando para que no se archive el proceso.

Víctimas y organizaciones de derechos humanos se han movilizado para evitar el archivo de las investigaciones.

Para el abogado del caso, Julio Arbizu, «tenemos serias dudas respecto de la imparcialidad de los operadores de justicia no sólo en los últimos tiempos sino a lo largo de los 18 años que tiene este caso que hasta hoy no ha pasado, con la contundencia que debería, de la etapa preliminar a la investigación preparatoria. Es decir, este caso no se ha judicializado más allá de una vaga imputación por delitos menores”.

Sobre los cambios de fiscal del caso (Luis Antonio Landa será el nuevo responsable del proceso, substituyendo a Carmen Ibáñez), Arbizu espera que sea una decisión definitiva y no provisoria. «No queremos más provisionales que tengan que estar sometidos a los vaivenes o presiones de grupos como el fujimorismo. Sabemos que están presionando y lo decimos en voz alta”.

Según Liz Meléndez, directora del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem) en Perú y miembro del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, «La justicia es una utopía para las mujeres.”

Intercambios de Procurador hacen vulnerable el proceso en la justicia.

El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) expresó su preocupación por los casos investigados y cuyas víctimas no recibieron ningún tipo de compensación. El Comité recomienda al Estado que identifique a todas las mujeres víctimas de esa violencia, investigue, procese y castigue a los culpables, así como las debidas reparaciones a las víctimas.

Las primeras denuncias sobre las esterilizaciones ocurrieron entre 1988 y 2001, cuando fueron archivadas en 2009 y reabiertas en 2012 a partir de un acuerdo entre el Estado peruano y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el cual el Estado se comprometió a buscar una solución amistosa para algunos casos abiertos.

Una de las historias más significativas del país fue la de la Sra. María Mamérita Mestanza, del distrito de La Encañada, Cajamarca (norte del país), fallecida por infección generalizada en abril de 1988, días después de una intervención forzada de esterilización. Este proceso es el único en el cual se reconoció la responsabilidad penal del Estado, indemnizando a la familia de la víctima con cerca de US$ 80 mil.

Entienda el caso

El ex presidente peruano Alberto Fujimori comandó una política de esterilizaciones forzadas durante su gobierno (entre 1990 y 2000), afectando a casi 300 mil mujeres y22 mil hombres peruanos, bajo el nombre oficial de Programa de Salud Reproductiva y Planeamiento Familiar. Las víctimas eran sometidas a procedimientos sin su consentimiento o bajo coacción, soborno e incluso siendo engañadas.

Cerca de 300 mil mujeres y 22 mil hombres fueron afectados por la política de esterilizaciones de Fujimori.

Las cirugías eran realizadas en los departamentos y provincias más pobres del país, especialmente en las zonas rurales. En la mayoría de los casos se trataba de la población indígena Quechua y Aimara. Mujeres embarazadas también fueron obligadas por agentes de salud a pasar por el procedimiento, que tenía cupos a cumplir.

Adital / Cristina Fontenele / COMCOSUR MUJER No. 442 – 11/02/2015
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TEMAS DE COMCOSUR MUJER

I – ENTREVISTA A MARÍA GALINDO
“NO VUELVO A IR A UN ENCUENTRO FEMINISTA EN UN HOTEL DE CINCO ESTRELLAS”

Nació en La Paz (1964). Es una anarcofeminista, psicóloga, locutora de radio y presentadora de televisión boliviana. Fundó Mujeres Creando, una asociación de mujeres bolivianas que combate el machismo y la homofobia.

En sus propias palabras, ella es María Galindo, fundadora, junto con otras, de Mujeres Creando, feminista, boliviana, loca, alguien que hace radio, televisión y lucha callejera con guion propio. Lesbiana, gorda, terca, escritora, agitadora, terror de la policía y grafitera, estuvo hace poco en Madrid, presentando su libro, ¡A despatriarcar! (Lavaca, Buenos Aires) en Vaciador 34, rodeada de decenas de mujeres, sobre todo jóvenes y entre ellas muchísimas latinoamericanas, compartiendo las consignas de su ‘feminismo urgente’.

Galindo propone la despatriarcalización como motor de la descolonización y la transformación social en la Bolivia de Evo Morales. “Hay que abandonar la idea mitificadora de una cultura indígena de núcleo horizontal y no patriarcal. En un contexto en el que el hombre indígena aparece como el único interlocutor del Estado, reclamamos el derecho de las mujeres a la desobediencia cultural y el desacato de mandatos de costumbre”, dice. Junto con otras anarcofeministas militantes como ella, Galindo ha convertido Mujeres Creando “en una fábrica de justicia” para las bolivianas.

¿En Bolivia existe una Unidad de Despatriarcalización que depende del Viceministerio de Descolonización y que no sirve para nada?

Así es. No tiene presupuesto, ni poder, ni contenido, ni funciones. Fuimos Mujeres Creando las que lanzamos esta propuesta de la que ellos se apropiaron para aminorar nuestro impacto. Es parte de una política gubernamental no dejar que nada se mueva fuera del gobierno, ni siquiera el debate ni el pensamiento, quieren comérselo todo. El gran acto organizado por esta instancia fue un matrimonio indígena masivo a la manera judeocristiana pero con detalles folclóricos, comandados por el propio Evo Morales. Yo estuve ahí con mi radio y fui violentamente reprimida por la policía.

¿Por qué en tu libro hablas de una Bolivia travesti?

Hay una disputa de identidades. Bolivia travestida de indígena, con chola transformer, con Miss Cholita y Miss Ñusta universitaria. El máximo representante de la Bolivia travesti es el Presidente que se traviste de poncho en poncho, buscando en ese ejercicio arribar a la construcción de una identidad que, trágicamente, se fragmenta en muchas pequeñas identidades, con todas sus contradicciones. La Bolivia bastarda es incapaz de mirarse al espejo.

¿Hoy la mejor opción en Bolivia es declararse indígena?

Estamos en la Bolivia de los originarios. Después de haber escondido el retrato de la madre chola en el desván, hoy se le desentierra. En este momento declararse indígena es políticamente muy ventajoso. Yo creo que la autoidentificación y autodenominación es claramente un acto de libertad y tienen toda la libertad de hacerlo. Pero si antes la Bolivia racista y blanca relegó a la intelectualidad indígena, ahora la intelectualidad indígena “oportunista”, llena de privilegios, vuelve a relegar a quienes tienen décadas en esta lucha.

¿Crees que fuera de Bolivia se tiene una idea equivocada de Evo Morales?

Definitivamente sí. Fuera del país se ha idealizado el gobierno de un indígena y no se quiere conocer la realidad más en detalle, por ejemplo, de su política económica real. En los dos gobiernos de Evo los que más han ganado han sido los bancos.

¿Por qué Evo quería realizar el Miss Universo en Bolivia?

Mientras las mujeres indígenas son base de apoyo social, sin nombre, ni cuerpo, las mujeres blancas son objeto de deseo. Acceder a ellas es un ejercicio de poder. La obsesión de Evo es seguir haciendo alianzas con sus antiguos enemigos, la oligarquía que está detrás de los cientos de concursos de belleza que hay en el país, una verdadera industria de la cosificación de las bolivianas. Las misses están presentes en todos los actos oficiales e inclusive tienen dos curules en el parlamento. Además de dar giros en la economía, el gobierno boliviano pensó en seducir a este sector organizando el Miss Universo, pero no lo logró. Ahora Evo Morales va a organizar el Dakar, más de lo mismo.

Has entrevistado a mucha gente. ¿Qué ocurrió con Rigoberta Menchú?

Rigoberta se levantó de su sillón y me dejó con la palabra en la boca. Dijo que la había ofendido y discriminado. Solo porque hablé de la no fetichización de nuestras identidades: no por ser mujer, ser lesbiana o ser indígena soy intocable o perfecta. Yo creo que ahí está un nuevo fundamentalismo que en Bolivia lo vivimos todos los días. No estamos hablando de la indígena subalternizada, sino de esa otra indígena que es Rigoberta, una con poder.

¿Por qué ya no vas a encuentros feministas latinoamericanos?

Mira, al último que fui tuvo lugar en un hotel de 5 estrellas en República Dominicana, con playa privada y policía que vigilaba la playa. El costo de inscripción rondaba los 200 dólares. Recuerdo que seis compañeras nos metimos en una sola habitación, ya habíamos gastado 800 dólares por pasaje. No había ni un solo debate sobre prostitución, cuando en la calle era generalizada. Los encuentros feministas latinoamericanos dejan tácitamente fuera a los sectores populares. Esto ya afecta completamente los sentidos y contenidos. No se organizan en lugares accesibles, porque no hay una voluntad política de hacerlo. Básicamente son encuentros que reúnen a funcionarias de oenegés que tienen un excedente económico para ir allí y pasarlo bomba.

¿Cuál fue vuestra conclusión?

A la vuelta, resolvimos que nunca más iríamos a un encuentro para el que hay que invertir sumas altísimas de dinero. Decidimos organizar, en cambio, dos encuentros feministas anuales en nuestro país. Hacemos uno en la zona andina de la Paz y uno en la zona tropical de Santa Cruz. Ofrecemos más de diez talleres de discusión, el almuerzo y toda la participación por un monto de tres dólares y lo hacemos en recintos públicos para bajar los costos. El impacto de estos encuentros es increíble.

La República.pe/ COMCOSUR MUJER No. 442 – 11/02/2015
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II – LAS COMBATIENTES DE ROJAVA Y LA REVOLUCIÓN KURDA

Imagino que buena parte de la humanidad tiende a considerar su entorno como lo normal, lo válido, lo que no se puede ni, seguramente, vale la pena cambiar. Somos, en general, egocéntricos y, por tanto, no solemos pensar en cómo viven las personas en otras zonas del planeta. Bueno, sí, tomamos conciencia de realidades terribles cuando informan los medios de comunicación, ya sea por una catástrofe natural, un accidente o las malditas guerras. Pero nuestro grado de atención disminuye en cuanto esas realidades dejan de ser noticia.

Ese método de informarnos sobre lo que pasa en el mundo acaba dibujando escenarios muy sesgados que desembocan en los típicos tópicos: en Oriente Medio todos son fanáticos religiosos que se matan en nombre de un dios u otro, en el África subsahariana (como si pudiera englobarse el gigantesco continente en una simple etiqueta geográfica) son todos unos muertos de hambre que agonizan entre moscas y basura, los chinos son como robots sin emociones que sólo trabajan, en Latinoamérica la gente se pasa el día bailando, jugando al fútbol y cayendo bajo el yugo de los populismos baratos (en España la prensa tiene una especial obsesión por Venezuela), los alemanes son todos unos cabezas cuadradas que odian a los zánganos del sur… En fin, que podría escribir párrafos y párrafos con ejemplos absurdos.

De vez en cuando aparece en algún medio una noticia aparentemente insignificante, pintoresca si se quiere, que ocupa ese espacio privilegiado gracias a que está relacionada con algún tema de moda, y si se rasca un poco en la superficie lo que acaba apareciendo resulta realmente fascinante.

El autodenominado Estado Islámico ha irrumpido en la escena mediática internacional gracias a la crueldad infame con que trata a sus víctimas. El terror vende mucho en los medios, y los Estados occidentales no necesitan demasiadas excusas para aumentar los métodos de control de la población en nombre de la seguridad y la salvaguarda de la democracia y la libertad (¿?). Lo que quiero decir es que organizaciones terroristas como el EI son usadas por los gobiernos occidentales como justificación a su forma de ejercer la política: “Amenazan nuestro modo de vida, nuestra libertad. Lo que tenemos aquí es el único modelo válido. Todo lo demás es fanatismo y caos”.

Es evidente que nadie en su sano juicio quiere lo que representa el terror del EI, una organización que supuestamente defiende los postulados del Islam, pero que en realidad no es más que un grupo fascista que pretende imponer el pensamiento único sirviéndose de una violencia extrema.

No me veo capaz de explicar su origen, ni los motivos de su avance en Oriente Medio. Los medios de comunicación les dedican horas y páginas, y se las dedican a los movimientos de la comunidad internacional para enfrentarlos y para prevenir sus atentados en Europa. Se nos ha transmitido la idea de que se trata de un grupo poderoso, muy bien preparado y excelentemente armado, cuyo avance imparable es una de las peores amenazas que se ciernen sobre el mundo libre.

No lo pongo en duda. La existencia de tales monstruos no puede dejar tranquilo a nadie. Pero resulta que en ese mismo territorio donde el EI impone el terror existe un antídoto de cuya existencia apenas se han hecho eco los medios.

Hace unos días es probable que os llamara la atención la liberación de la ciudad siria de Kobane, fronteriza con Turquía. Ya sabéis que en Siria se está desarrollando una cruenta guerra civil con varios protagonistas y mucha confusión. Lo único que está meridianamente claro es que la población del país está siendo masacrada ante la mirada imperturbable de la comunidad internacional. Son ya más de 210.000 los muertos contabilizados oficialmente (el dato real es probablemente mucho peor) y 3,73 millones de refugiados. El Estado Islámico ha aprovechado el caos para avanzar por buena parte del territorio, hasta que se ha topado con la resistencia delpueblo kurdo.

Los kurdos, entre 55 y 60 millones de personas, se distribuyen por varios países de la zona: Turquía, Irán, Iraq y Siria. En Siria consiguieron en 2012 el control de la zona norte, declarando la región autónoma de Rojava, que comprende las provincias de Kobane, Cezire y Efrin. El avance del EI puso en verdadero peligro la autonomía kurda, y, de hecho, aún lo está, a pesar de la victoria épica en Kobane, tras cuatro meses de batalla sin cuartel que han dejado la ciudad devastada.

¿Por qué llama la atención lo ocurrido en este pequeño territorio? Pues porque los salvajes fanáticos del EI han sido derrotados por un ejército compuesto en su mayor parte por mujeres, la ‘Unión de Mujeres Libres’ (YJA). Mujeres kurdas, libres, guerreras, que luchan por mantener su libertad y, sobre todo, por la libertad de sus hijas. Y aquí viene lo que para mí es más significativo de todo: en Rojava se está llevando a cabo una verdadera revolución popular cuyo objetivo no es crear un nuevo Estado sino consolidar la emancipación de todo un pueblo.

No conocía nada sobre los kurdos más allá de que se trata de un pueblo históricamente oprimido y olvidado, uno más, especialmente en Turquía e Irak, y que la organización política que lo representa internacionalmente, elPKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), está considerado un grupo terrorista por una parte significativa de la comunidad internacional, incluyendo, por supuesto, a Turquía y Estados Unidos.

Las fotos de las guerreras de Kobane me despertaron la curiosidad y he leído varios artículos y entrevistas de lo más interesantes. Lo que ocurre en Rojava constituye una amenaza tan peligrosa para Occidente como el propio Estado Islámico. No porque las peshmergas (“aquellos que enfrentan la muerte”) pretendan atentar en Europa ni mucho menos invadirla, sino porque en aquel territorio está llevándose a cabo una experiencia exitosa de anarquismo. Los pueblos se organizan de forma asamblearia; los servicios son gestionados por los propios ciudadanos; existe paridad en todos los organismos políticos e institucionales, que, en cualquier caso, quedan supeditados a las necesidades y decisiones de la comunidad; y no existe ningún tipo de autoridad religiosa, si bien la libertad de culto está garantizada.

Éstas son algunas de las cosas que me han llamado la atención. Es evidente que se trata de un territorio relativamente pequeño y que se encuentra en una situación de excepción, pues debe combatir, por un lado, la agresión de los salvajes fundamentalistas y, por otro, el aislamiento al que les somete el reaccionario gobierno turco. Pero lo que se está produciendo en Rojava supera lo anecdótico, por mucho que haya que bucear en Internet y acudir a medios alternativos para obtener información detallada.

Para Occidente supondría una indeseable amenaza la difusión y, quién sabe si el peligro de contagio, de unsistema social que repudia el capitalismo. Si están tratando de ahogar por todos los medios una propuesta moderada como la de Siryza en Grecia, no quiero imaginar qué harían ante la posibilidad de que un Estado moderno recurriera a la autogestión. ¿Anarquismo en el siglo XXI? ¿Y funciona? ¿Y en Oriente Medio? Pues sí. Está pasando, y lo están haciendo posible, sobre todo, las mujeres kurdas. Porque la de Rojava es, por encima de todo, una revolución femenina.

Para los milicianos del Estado Islámico no existe una pesadilla peor que ser derrotados por mujeres armadas. Las consideran seres inferiores y, según sus creencias, morir a manos de una de ellas los condena a arder por siempre en el fuego del infierno. Bueno, pues algunos miles ya lo estarán haciendo.

“Tenemos lo único que nadie te puede dar. Tenemos nuestra libertad. Vosotros no. Sólo nos gustaría que hubiera alguna manera de que os la pudiéramos dar”. Es lo que le dijo una de esas mujeres valientes al activista estadounidense David Graeber durante la visita que realizó hace unos meses a Cezire cuando éste se disculpó por no haber podido llevar mejor ayuda.

Graeber es anarquista. Su visión seguramente no es muy objetiva, pero os recomiendo la lectura de la entrevista publicada en Iniciativa Debate. Me quedo con dos fragmentos de los muchos destacables:

“Creo que mucha gente en la izquierda internacional, incluyendo a la izquierda anarquista, en realidad no quiere ganar. No se pueden imaginar que pueda darse realmente una revolución y, secretamente, ni siquiera la quieren, ya que significaría compartir su club guay con la gente común; ya no serían especiales”.

“Los capitalistas han realizado un gran esfuerzo en estos últimos 30 o 40 años para convencer a la gente de que los actuales acuerdos económicos –ni siquiera el capitalismo, sino esta forma peculiar de capitalismo financiero semi-feudal que tenemos hoy– es el único sistema económico posible. Han puesto más esfuerzo en eso que en crear un sistema capitalista global viable. Como resultado, el sistema se está desmoronando a nuestro alrededor justo en el momento en que todos han perdido la capacidad de imaginar otra cosa. Bueno, creo que es bastante obvio que, en 50 años, el capitalismo que conocemos, y probablemente de cualquier tipo, habrá desaparecido. Otra cosa lo habrá reemplazado. Ese algo podría no ser mejor. Podría ser peor. Me parece, por esa misma razón, que es nuestra responsabilidad, como intelectuales, o como seres humanos razonables, al menos intentar pensar a qué se podría parecer ese algo mejor. Y si hay gente tratando de crear esa cosa mejor, es nuestra responsabilidad ayudarla”.

Recomiendo otros dos artículos para ampliar la información sobre lo que ocurre en Rojava: ‘Las mujeres que expulsaron al Estado Islámico de Kobani’, publicado también en Iniciativa Debate, y ‘¿Por qué se habla de la “revolución kurda de Siria”?’, de Jordi Vàzquez, publicado en ‘El Periódico de Catalunya’.

Siempre vale la pena rascar en la superficie.

Red Latina Sin Fronteras / Kaosenlared / COMCOSUR MUJER No. 442 – 11/02/2015
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