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NOTICIAS Y PENSAMIENTOS
COMCOSUR AL DÍA – AÑO 15 – Nº 1964
Viernes 14 de marzo de 2014
Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
COMCOSUR / COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA DESDE EL CONO SUR
http://nuevo.comcosur.org/
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HOY:
1) La Armada indaga irregularidades en su Servicio de Contabilidad
2) Colorados en duda sobre megaminería
3) Las encrucijadas del hierro
4) Nosotros, los experimentales
5) El nuevo escenario
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«Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza.
Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidades
para cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad de que puedas
contribuir para hacer un mundo mejor. Esa es tu alternativa».
Noam Chomsky
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1) La Armada indaga irregularidades en su Servicio de Contabilidad
Investigación: La dispuso el comandante en jefe; dos oficiales
sancionados
P. Melendrez y D. Isgleas (El País)
La Armada abrió una investigación administrativa sobre
irregularidades en su Servicio de Hacienda y Contabilidad (Secon). Esa
dependencia jugó un papel clave en las maniobras fraudulentas
descubiertas en la fuerza de mar en 2010. El comandante en jefe de la
Armada, Ricardo Giambruno, ordenó la semana pasada la apertura de una
investigación administrativa en el Secon tras detectarse
irregularidades en los asientos contables de la fuerza de mar, según
informaron a El País fuentes navales. La investigación, que todavía
no terminó y que por el momento es reservada, apunta a aclarar los
motivos por los que hay registros contables en los que no figura toda
la información que debería haber.
Hasta el momento la investigación no pudo determinar si se trata de
una maniobra o de una situación generada producto de un mal manejo
administrativo. Tampoco hay una conclusión respecto a si hubo
faltante de fondos, dijeron las fuentes consultadas. De todos modos, a
raíz de esta situación, fueron sancionados con arresto dos oficiales
que prestaban funciones en el Secon, a quienes se consideró como los
responsables primarios de las irregularidades.
El jefe de Relaciones Públicas de la Armada, Gastón Jaunsolo,
confirmó a El País que está en curso la investigación
administrativa en el Secon y estimó que las conclusiones se
conocerán en los próximos días. En base al informe, y si se
constata la existencia de un accionar delictivo, la fuerza de mar
remitirá el caso a la Justicia. «Se detectó un error (en el Secon) y
a partir de ahí comenzó una investigación administrativa para
aclarar la situación», explicó Jaunsolo. El vocero naval aclaró que
las sanciones dispuestas para los dos oficiales «son la consecuencia
directa de haberse detectado una falla» pero no es un elemento
determinante en relación a su responsabilidad.
Incendio.
En julio de 2011, en momentos en que estaba en curso la investigación
judicial por compras simuladas en la Armada, se produjo un incendio en
el archivo del Secon. El incidente no causó la pérdida de
documentación, ya que la información estaba respaldada en otra
oficina. En su momento, el juez penal Eduardo Pereyra investigó las
características del incendio en el archivo del Secon, y tras tomar
declaración a una importante cantidad de marinos, clausuró el caso a
pedido de la fiscal Dora Domenech.
En agosto de 2010, la entonces jueza especializada en Crimen
Organizado Graciela Gatti, procesó con prisión a tres oficiales
navales, entre ellos, el excomandante de la fuerza, Juan Fernández
Maggio. La magistrada imputó a los oficiales por la compra simulada
de una grúa y un banco de pruebas para motores por US$ 800 mil. Gatti
comprobó que la Armada, para obtener fondos «frescos», realizaba
adquisiciones «fantasmas» y luego reingresaba esos fondos a través de
una contabilidad paralela.
Ese caso dio origen a diversas investigaciones sobre compras
irregulares en la Armada, muchas de las cuales aún continúan en
curso. Para disponer los procesamientos, Gatti tuvo como elemento
fundamental información que, a pedido de la jueza, el Secon aportó a
la causa.
Espera.
En mayo de 2012, la entonces fiscal especializada en Crimen
Organizado, Mónica Ferrero, pidió los procesamientos con prisión de
20 personas entre oficiales navales y empresarios, debido a otras
maniobras irregulares detectadas en compras de la fuerza de mar. La
representante del Ministerio Público pidió los enjuiciamientos del
excomandante de la Armada, Hugo Viglietti, seis capitanes y 13
proveedores navales. Ferrero constató la reiteración de maniobras de
simulación de compras similares a las que habían motivado los
procesamientos de 2010.
Sin embargo, a casi dos años, las solicitudes de procesamientos que
formuló Ferrero en mayo de 2012 todavía están pendientes de
resolución. El juez Néstor Valetti, quien reemplazó a Gatti al
frente del juzgado especializado en Crimen Organizado, tiene el
expediente para resolución desde comienzos de este año.
El abogado Emilio Mikolic, defensor de uno de los proveedores navales
cuyo procesamiento solicitó la fiscal, informó a El País que la
resolución del magistrado se espera para las próximas semanas. A
nivel judicial también se investiga la existencia de maniobras
fraudulentas con vales de combustible de la Armada, cosa que en 2010
también motivó el procesamiento sin prisión de dos oficiales.
Casos por separado
En 2011, la entonces jueza especializada en Crimen Organizado Graciela
Gatti acumuló todos los expedientes referidos a maniobras en la
Armada en una misma «megacausa». Su sucesor en el cargo, Néstor
Valetti, modificó el criterio y entendió que lo más conveniente era
tramitar todos los casos por separado. La postura de Valetti fue
confirmada en 2013 por el Tribunal de Apelaciones Penal de 3° Turno.
COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 14 DE MARZO DE 2014
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2) Colorados en duda sobre megaminería
Evalúan apoyo a plebiscito
(Caras y Caretas)
El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado evalúa si dará su
apoyo al referendo para prohibir la megaminería metalifera a cielo
abierto en todo el territorio uruguayo, que promueve el Movimiento
Uruguay Libre de Megaminería.
En su reunión del lunes, el órgano partidario recibió a
representantes del movimiento que impulsan la recolección de firmas
para prohibir, por vía de la Constitución de la República, la
explotación minera metalífera a cielo abierto en todo el territorio
uruguayo. El secretario general del Partido Colorado, Max Sapolinsky,
señaló que un eventual apoyo a la consulta popular va a ser
analizada por el órgano partidario.
“Claramente, el partido ha sido contrario al proyecto concreto que
se viene realizando y a los detalles que son en este momento
desconocidos públicamente, cosa que nos preocupa sobremanera. El tema
concreto de una eventual reforma lo seguiremos analizando en el
futuro”, explicó.
La iniciativa pretende incluir el siguiente inciso en el artículo 47
de la Constitución: “Prohíbase la explotación minera metalífera
a cielo abierto en todo el territorio de la República Oriental del
Uruguay”. Este artículo de la Carta Magna establece que la
protección del medio ambiente es de interés general y que “las
personas deberán abstenerse de cualquier acto que cause depredación,
destrucción o contaminación graves al medio ambiente”.
Algunos dirigentes colorados, entre ellos, el diputado Fitzgerald
Cantero, ya anunciaron su apoyo a la iniciativa de recolección de
firmas contra la minería metalífera, y firmaron a favor de convocara
a la iniciativa popular.
COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 14 DE MARZO DE 2014
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3) Las encrucijadas del hierro
Gabriel Oyhantçabal (La Diaria)
No es una novedad que los gobiernos del Frente Amplio (FA) hayan
apoyado decididamente el proyecto de megaminería metalífera a cielo
abierto impulsado por la transnacional india Zamin Ferrous, que en
Uruguay lleva por nombre Aratirí; desde la aprobación de las
actividades de prospección minera para cuantificar la magnitud del
yacimiento de hierro en la zona de Valentines, pasando por la
aprobación de la Ley de Minería de Gran Porte, hasta la inminente
firma del contrato con la empresa. Este apoyo implicó además el
impulso a otros dos megaemprendimientos cruciales para su desarrollo.
Por un lado, el compromiso del Poder Ejecutivo de suministrarle
energía a la mina a precio de “gran consumidor” parecería estar
explicando la utilización de excedente de la planta regasificadora de
Puntas de Sayago: cinco millones de metros cúbicos de gas por día
(la mitad de su capacidad de procesamiento diario, según se dijo en
El Espectador, 21/05/13). Por otro, el puerto de aguas profundas a
instalar en Rocha, fundamental tanto para viabilizar la exportación
del hierro como para justificar el desarrollo de un proyecto que desde
hace tiempo integra la agenda gubernamental.
Este activismo detrás de la explotación y exportación de hierro en
bruto (en este contexto no parece viable la instalación de una
industria siderúrgica) es coherente con el proyecto de desarrollo
llevado adelante desde la asunción de Tabaré Vázquez, que ha
articulado el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas con
base en la inversión extranjera directa (IED), junto a una variada
gama de políticas sociales y una activa regulación del conflicto
capital-trabajo, que lo distancian y diferencian del vendaval
neoliberal que lo precedió (y que también lo catapultó).
Este proyecto permitió tasas inéditas de crecimiento del Producto
Interno Bruto (PIB) junto con una drástica reducción de los índices
de pobreza, desempleo e informalidad y un importante crecimiento del
salario real, que recuperó y superó los niveles precrisis (1998),
dando forma a un nuevo “pacto distributivo” que, sin embargo, no
modificó rasgos estructurales de nuestra formación social: la
desigualdad y la inserción subordinada en la división internacional
del trabajo.
En este sentido, Aratirí y sus “anexos” (puerto de aguas
profundas y regasificadora) son imprescindibles para sostener al menos
por un tiempo más el actual “pacto distributivo”, en tanto
permitirán el crecimiento del PIB en alrededor de 0,5% y el de las
exportaciones en hasta dos puntos porcentuales por año (Brecha,
10/01/14), al tiempo que diversifican coyunturalmente (por un período
de 12 a 18 años) la matriz exportadora, dejando en arcas del Estado,
según sostiene el gobierno, unos 400 millones de dólares por año,
que podrá utilizar para afrontar el pago de intereses de la deuda
externa, abatir parcialmente el déficit fiscal e incluso incrementar
el presupuesto de la educación pública.
Asimismo, el apoyo y la autorización a la instalación de la minera
juegan un papel fundamental en la generación de un “buen clima de
inversiones”, en tanto operan como una excelente señal para
mantener el flujo de IED que permite estabilizar la balanza de pagos
de una economía que en los dos últimos años ha registrado déficit
en la balanza comercial y en la renta de inversión (según los
últimos datos del Banco Central, la remisión de utilidades -al
exterior- del sector privado acumuló 2.420 millones de dólares en
2012 y 2013).
Esto en un contexto internacional en el que está amainando el
“viento de cola” de los últimos años: los commodities tenderán
a estabilizar sus precios (Oficina y de Programación y Política
Agropecuaria, 2013), los capitales especulativos paulatinamente
“volverán al norte” de la mano de la suba de la tasa de interés
en Estados Unidos, y se está enlenteciendo tanto el crecimiento de
las economías de la región (Brasil y Argentina, en particular) como
el de nuestro principal socio comercial, China.
En otras palabras, sin Aratirí y sus “externalidades positivas”
para la economía, las condiciones de gobernabilidad de un posible
tercer gobierno del FA serían más escabrosas, en la medida en que se
afectarían las condiciones materiales que permiten mantener el
crecimiento de la economía (acumulación de capital) y a la vez
incrementar el ingreso de los trabajadores y el gasto público.
Este diagnóstico debería iluminar las condiciones de posibilidad que
ofrece el rechazo al proyecto Aratirí, que a nuestro juicio muestra
dos alternativas antagónicas: una por la derecha, vinculada con los
intereses de la “burguesía conservacionista”; y otra por la
izquierda, relacionada con un proyecto de desarrollo anclado en los
intereses de los trabajadores.
La oposición por derecha contribuiría a minar el actual pacto
distributivo en la medida en que socavaría materialmente la
posibilidad de “crecimiento con distribución”, generando las
condiciones objetivas para un ajuste regresivo para los sectores
populares, ya que la continuidad del proceso de acumulación en una
economía periférica y primarizada en crisis requeriría tanto la
reducción del poder de compra de los salarios (desindexación
salarial) como la congelación del gasto público.
Del otro lado, una salida por la izquierda implica afrontar el
desafío de colocar un programa centrado en la soberanía nacional
sobre los bienes comunes (más que en su uso), que inevitablemente
deberá modificar el actual pacto distributivo a costa de la ganancia
del capital. Una iniciativa en este sentido implicaría no sólo
superar la estrategia “desarrollista” del FA, sino también
descartar cualquier tipo de alianza con “la derecha
conservacionista” y, como factor imprescindible, una capacidad
organizativa y de iniciativa que coloque al movimiento popular de cara
a la instalación de un patrón de acumulación centrado en la
apropiación social del excedente y las divisas (que hoy se fugan del
proceso de acumulación como remisión de utilidades, inversión
especulativa, etcétera), como camino para la superación de la
dependencia y la desigualdad.
COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 14 DE MARZO DE 2014
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4) Nosotros, los experimentales
Emilio Cafassi (La República)
La perspectiva política latinoamericana para lo que se avecina, si
bien no es ni homogénea ni alienta expectativas de transformaciones
radicales, permite prever cierta consolidación y alguna expansión
del progresismo, tal como refirió el experto periodista internacional
Niko Schvarz en un reciente artículo de opinión en este diario.
Desde una panorámica que abstraiga las composiciones concretas de los
progresismos mayoritariamente triunfantes –y los crecientemente
desafiantes, en otros casos- respecto a las derechas con las que
confrontan, es probable esperar una extensión de la tendencia, que
habiendo surgido del sur del continente con el amanecer del siglo, hoy
parece encontrar emergentes proporcionales en varios países
centroamericanos, aún con sus límites y su eventual juventud.
No sin riesgos, violencias o dificultades. Sin una cartografía de los
grandes alineamientos y construcciones políticas de cada país, se
dificulta seriamente la concepción de estrategias nacionales que
contribuyan a profundizar las conquistas progresistas nacionales y con
ellas las de la región, con todas sus desigualdades y matices. Tanto
como se dificulta el trazado de las alianzas a cultivar e incentivar.
El repaso permanente de la realidad latinoamericana, contribuye a
enfatizar la necesaria comparación con el resto del mundo, signado
casi excluyentemente por la vigencia hegemónica del neoliberalismo,
la violencia y la barbarie.
Desde una perspectiva histórica, éste es el mejor momento de la
historia de América Latina, aún con su inconclusa descolonización y
modernización plena. Pero ante esta apretada síntesis (que no debe
desalentar el análisis crítico de cada experiencia nacional con sus
límites y contradicciones) surge inevitablemente el interrogante
acerca de cómo conservar lo logrado, profundizar los cambios y
estrechar aún más los lazos. Me adelantaré a concluir que no es con
continuismos acríticos, molicie y espíritu timorato, sino con
renovación, experimentación y radicalización, siempre desde
adentro, desde el interior de la experiencia progresista, allí dónde
la hay -y no son pocos los casos- en nuestro subcontinente.
En Uruguay particularmente, sin que se avizoren grandes amenazas a la
continuidad progresista desde la –ya desembozadamente unificada-
derecha, los signos de mengua, desánimo y conservadurismo provienen
de las entrañas del movimiento gobernante, el Frente Amplio (FA). No
será la primera vez que lo señale desde estas páginas, pero esta
esclerosis, se veía parcialmente mitigada por cierto dinamismo de los
movimientos sociales ligados al FA, la gran diversidad de sus
corrientes constitutivas organizadas y la apelación a la memoria
histórica con sus luchas y modelos organizativos en la resistencia.
Pero la proximidad de las elecciones internas, ha llevado el
conservadurismo al rango de doctrina oficial.
La última –y extrema- expresión de ello fueron las opiniones del
Presidente Mujica en un reportaje que concedió a este diario, en el
que reconoció que no tiene empacho en decir que espera que su
compañero Tabaré Vázquez sea el futuro presidente, y en el que
aclaró, textualmente: “quiero recordar que para ello no hay cursos
en ninguna facultad. La acumulación de experiencias, el haber estado
cinco años al frente del país, como le pasó a don José Batlle y
Ordóñez, le permitirían a Tabaré hacer una presidencia notable
para el destino de Uruguay”. Su preferencia la remata con el
argumento de que “no convienen los experimentos para la suerte de
una sociedad”.
El presidente ha recibido algunas críticas motivadas en el descuido
que comportaría su declaración, respecto a la interdicción
constitucional de participación en la vida política. Es
absolutamente menor detenerse en ello y absurdo pretender que quede
conculcado su derecho ciudadano de expresión, incluyendo a sus
preferencias políticas. La muletilla según la cual es “el
presidente de todos los uruguayos”, es una tautología de Perogrullo
frecuentemente utilizada por las derechas derrotadas para condicionar
las actitudes presidenciales.
Lo verdaderamente deleznable es la conjunción potenciada entre lo que
valoriza y aquello que en la misma frase desprecia. ¿Cómo explicarle
ahora al resto del mundo que el propio Mujica, a quien un 60% de
frenteamplistas apoyamos fervientemente hace 5 años en oposición a
las preferencias del actual precandidato Tabaré Vázquez, no fue
precisamente un experimento consciente de búsqueda de mayor celeridad
en las transformaciones sociales y ratificación del peso de un polo
de izquierda al interior del FA?
¿Cómo decirles que lo que los medios internacionales –de un modo
bastante farandulesco y frívolo- describen como el más extraño y
rupturista de los personajes y estilos presidenciales es en verdad un
enemigo de las rupturas, los cambios y la experimentación? ¿Fue
entonces una irresponsabilidad de nuestra parte haber apostado por
alguien no sólo tan distante de los cánones dominantes para un
presidente, sino además inexperto, como casi 10 años atrás apoyamos
con igual entusiasmo a otro inexperto como Tabaré Vázquez? Si fuera
por experiencia, habría que devolverles el gobierno a blancos y
colorados que cuentan con casi dos siglos de práctica gubernamental
en su haber histórico.
Las últimas cinco décadas de historia uruguaya están plagadas de
experimentos, aunque no todos ellos ciertamente exitosos, aunque sí
en su mayoría, con límites y matices. Telegráficamente, el de
unificación organizativa del movimiento obrero, el de la experiencia
armada revolucionaria, el de la convergencia en un movimiento que
reuniera a toda la izquierda y el progresismo en las décadas del ´60
y ´70. Luego el de la resistencia en las cárceles y el exilio en los
´70 y ´80. El del gobierno municipal de la capital en los ´90 y
luego el de los gobiernos nacionales y municipales en este siglo.
Pero también con iniciativas políticas y jurídicas, o rechazos de
ellas como las de los referéndums contra la continuidad de la
dictadura, contra las privatizaciones de empresas públicas contra la
ley de impunidad o afirmativamente por los derechos de la diáspora,
aunque fracasara. U hoy con el experimento de garantía de aborto
seguro y gratuito para todas las mujeres que lo deseen, o la ley de
marihuana en esta América Latina tan conservadora.
Pero si en lugar de exponerlo en términos organizativos o de
iniciativas, que es lo esencial, estable y capitalizable
organizativamente, lo personalizáramos, aun considerando
personalmente secundario –y hasta peligroso en su culto- el
carácter de la personalidad, el más osado experimento que
riesgosamente el progresismo uruguayo ha hecho hasta ahora llevó el
nombre de Mujica a través de su candidatura.
Los pocos y electoralmente débiles agrupamientos de izquierda que se
nuclean en torno a la precandidatura de la senadora Constanza Moreira,
así como los movimientos sociales e independientes que acompañamos
la iniciativa, no encarnamos el empirismo de la temprana modernidad de
Bacon o Hume, del tipo que intenta superar la ignorancia desde la
experimentación a ciegas o la prueba hipotética a la espera de
algún resultado incierto o casual. Tampoco nuestros críticos
encarnan el racionalismo de Descartes y Leibniz. Tanto la
epistemología cuanto la filosofía y teoría política han encontrado
concepciones superadoras desde entonces.
No sólo gracias a la continuidad y progresión del pensamiento sino
también de la experiencia histórica de explotación humana y de los
intentos por contenerla o mitigarla. Por ello es justamente
fundamental situarse en el contexto histórico y regional al que
aludí al comienzo, que invita a renovaciones varias y experimentos
novedosos, aunque también sirvan para ellos, algunas retortas y
pipetas envejecidas.
Pero el desprecio que trasunta la frase citada no se detiene en la
inexperiencia sino que ocupa también otro andarivel que en el caso de
Mujica ha tenido recurrencia en otras piezas discursivas: el de la
aversión por la esfera intelectual y el feminismo. Resulta imposible
desligar su afirmación de que la capacidad de gestión no se aprende
en la facultad, con el hecho de que quién compite con el precandidato
apoyado por el presidente sea precisamente -no sólo una profesional
universitaria, sino inclusive- una académica.
Ya habíamos recibido hace meses su bofetada radial cuando consideró
que “nada puede igualar en nocividad a los pequeños burgueses
acomodados profesionalmente en el oficio de criticar todo lo que se
hace y, por las dudas, lo que no se hace” (…) “burócratas del
Estado o de la docencia, y a veces recalan en el periodismo”, a
quienes además, “ni se les pasa por la cabeza comprar medio kilo de
chorizos para compartir con los que necesitan, no están para la
limosna, en el fondo no están para nada”.
O para las “corrientes feministas que piden que en esta sociedad de
machistas se le abran oportunidades a las mujeres para ocupar todos
los cargos por sus condiciones, pero de esas uruguayas sumergidas,
llenas de hijos no se acuerda nadie”, agregando que no ha visto
“que vayan a hacer un guiso a mujeres que están levantando
paredes…”.
La unidad en la diversidad que el FA ha encarnado históricamente, no
es exclusivamente la de sus vertientes y afluentes ideológicos o la
de sus variantes organizativas. Es también la de la unidad de los
portadores de muy diferentes niveles de apropiación cognitiva y
simbólica que toda sociedad de clases produce conjuntamente con las
diferencias económicas y sociales. Es también la unidad de diversas
identidades autoasumidas, de diversidades de fe religiosa y sus
ausencias, de intereses y orientaciones sexuales. Y de diversidad de
experiencias, efectivamente. Pero todas ellas, sin jerarquizaciones de
unas sobre las otras, cosa que el argumento de Mujica viene a
cuestionar, poniendo en riesgo lo más valioso de la trayectoria del
FA.
Cierto es que, por ejemplo, el inexperto Obama olvidó rápidamente
todo lo aprendido en Harvard y pudo gestionar exitosamente masacres,
invasiones y demás acciones del terrorismo imperial.
Tal vez Mujica tenga razón y para gobernar sin cambios ni riesgos y
mantener la misma línea, la mejor escuela sea el propio gobierno.
Aunque en el camino queden muchos decepcionados, que no por ello
dejarán de convidar buenos chorizos.
COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 14 DE MARZO DE 2014
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5) El nuevo escenario
Gabriel Delacoste (La Diaria)
Los mismos partidos, los mismos líderes, los mismos sectores, hasta
los mismos porcentajes. El casi congelamiento del mapa de la política
partidaria en el Uruguay de la última década hace pensar en una
sociedad estable, quieta, idéntica a sí misma. Sin embargo, esto no
se podría alejar más de la realidad. Los cambios que se dieron
durante esta década en la sociedad uruguaya y en el tipo de
conflictos que la atraviesan son de una magnitud enorme y
sorprendente.
Para empezar, lo puramente cuantitativo. El Producto Interno Bruto del
país es más que cuatro veces mayor que en 2004. La explicación hay
que dejársela a los economistas, pero los récords de inversión
extranjera directa que se dieron a lo largo de estos años tienen algo
que ver. Simultáneamente, los trabajadores sufren menos desempleo,
ganan más y están mejor organizados que entonces. Que estos dos
fenómenos hayan evolucionado en paralelo va en contra de las teorías
liberales más ortodoxas, pero en verdad no es tan complicado de
entender.
Tras décadas luchando contra el desempleo, la desregulación y la
precarización que impusieron las reformas neoliberales, los
trabajadores de los sectores privado y público encontraron con la
victoria del Frente Amplio (FA) una elite política dispuesta a crear
una alianza de clases reformista, que incluyera a las clases
trabajadoras organizadas, la elite política y sectores del
empresariado nacional, y que estuviera decidida a atraer inversiones
extranjeras y a estimular el consumo interno como medios para generar
un crecimiento de la economía que evitara pujas distributivas.
La apuesta funcionó para todas las partes. El elenco gobernante fue
reelecto una vez y da la sensación de que lo será nuevamente, los
capitalistas nacionales y transnacionales baten récords de todo tipo
y los trabajadores crecen en empleo, salario, protección y
organización, al mismo tiempo que son cada vez más respetados y que
logran conquistas impensables diez años atrás, como tener una señal
propia de televisión abierta.
Este crecimiento tuvo muchas y variadas consecuencias. La más
evidente es el enorme avance del poder político y el dominio
territorial del capital transnacional. Desde las plantaciones de soja
a las zonas francas, desde los call centers hasta las compras y ventas
de bancos, los capitales transnacionales gozan en este país de un
inédito esplendor.
Al mismo tiempo, lo que el filósofo estadounidense Philip Mirowsky
llama “neoliberalismo cotidiano” avanza cada vez más. Los
uruguayos somos cada vez más emprendedores, empresarios de nosotros
mismos. Vendemos nuestras imágenes en blogs y en Twitter, competimos
por fondos concursables e incorporamos a nuestra vida cotidiana la
jerga empresarial de la excelencia y la proactividad, al mismo tiempo
que la ideología del optimismo tecnológico.
En el Estado también avanza el neoliberalismo cotidiano, a veces con
la excusa de la misteriosa “reforma del Estado”. La financiación
por proyectos, la tercerización, la creación de seudomercados y la
evaluación constante penetran de manera asimétrica pero siempre
creciente, y son especialmente radicales en las nuevas dependencias.
En parte, estos cambios responden a demandas del capital
transnacional, que necesita un Estado fuerte, flexible y
tecnocrático.
Al mismo tiempo ese Estado, en parte gracias a los aumentos en la
recaudación habilitados por el crecimiento económico, crece
rápidamente en su capacidad de intervención y control, desde el
Ministerio de Desarrollo Social y la ciencia social hasta las cámaras
del Ministerio del Interior en la Ciudad Vieja. Esto en un contexto de
creciente violencia, tanto de los particulares (la llamada
“inseguridad”) como del Estado (aún no bautizada), que alimentan
un círculo vicioso en el que el crecimiento de la capacidad de
control estatal se encuentra siempre-ya justificada.
El Uruguay que el FA creó no es el mismo que el que creó al FA, y es
imposible pensar que un país con semejantes cambios vaya a seguir
manteniendo incambiado su sistema político. Si los conflictos son
otros, es de esperar que la política sea otra también.
La reforma del Estado y los conflictos sindicales que la rodean
cambiaron la posición de los funcionarios y los docentes públicos,
que pasaron de ser los aliados más importantes (y de hecho la
vanguardia) del FA en los plebiscitos de los 90 a tener una posición
ambigua, si no directamente opositora, ante los gobiernos
frenteamplistas.
Al mismo tiempo, el movimiento ambientalista resiste los avances del
capital en el territorio, mientras organizaciones locales emergen para
protestar contra la violencia policial en la lucha contra la
inseguridad. Las resistencias a la reforma del Estado, al capital
transnacional y a la represión estatal generan nuevas dinámicas de
luchas sociales, que todavía no están completamente articuladas por
el sistema de partidos. El FA, desde el Estado y al mando de la
alianza reformista, no puede dar cuenta de estos reclamos, por lo
menos no de manera completamente creíble.
¿Quien es más de izquierda, los trabajadores que quieren seguir
mejorando sus condiciones de vida y organización dentro de la alianza
reformista, o quienes la resisten y denuncian sus problemas? No es una
pregunta fácil de contestar, y si bien lo ideal sería que fuera
posible que las dos izquierdas pudieran actuar con unidad, en la
coyuntura actual esto no es así.
Tales contradicciones generan grandes oportunidades para la derecha.
La violencia, entendida como inseguridad, encaja perfectamente con sus
reflejos conservadores, mientras el avance del neoliberalismo
cotidiano creó una clientela para su ideología de toda la vida: los
llamados “emprendedores”, trabajadores precarios con actitud,
optimistas tecnológicos, enemigos de las regulaciones y recelosos de
la protección social, a la que ven como carga burocrática. Las
candidaturas de Luis Lacalle Pou y Pedro Bordaberry son ejemplos casi
de manual de cómo tratar de aprovechar estas oportunidades.
El futuro del sistema de partidos uruguayo va a estar marcado en gran
parte por la manera en que procese estos conflictos y por las alianzas
(reformistas o no) que puedan forjarse en el futuro para afrontarlos.
No se trata de decir que la política es reducible a la economía,
pero sí que la economía es el lugar de donde vienen las personas que
votan, y el lugar donde se sienten las políticas públicas que llevan
adelante los políticos que son votados, de modo que “lo que está
en juego” siempre va a tener más que ver con cuáles son (y cómo
son, y cómo es la relación de fuerzas entre) las fuerzas sociales
que con los diseños institucionales y las declaraciones de los
políticos, aunque sea en el largo plazo.
Por esto, podemos vivir la campaña electoral con cierta tranquilidad,
sabiendo que las urgencias y los dilemas políticos de nuestra época
pasan por otro lado.
COMCOSUR AL DÍA / VIERNES 14 DE MARZO DE 2014
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Las opiniones vertidas en las distintas notas que integran este
boletín,
no reflejan necesariamente la posición que podría tener Comcosur
sobre
los temas en cuestión.
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