1) Las «tablitas» hacen agua en el Rio de la Plata /José Antonio Rocca
2) Transgénicos: veinte años después /Luis E. Sabini Fernández
3) “Flores entre escombros. Psicodrama en Gaza/Palestina”
4) ¡Meta producción la editorial de Vilardevoz!
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COMCOSUR AL DÍA / AÑO 19 / Nº 2170 / 06.06.2018
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1) LAS «TABLITAS» HACEN AGUA EN EL RIO DE LA PLATA
Por José Antonio Rocca / Segunda quincena mayo 2018.
Las «tablitas» (i) hacen agua en el Rio de la Plata
Las limitaciones (ii) de la utilización del dólar como ancla para la evolución del IPC, en un contexto de liberalismo económico, se reiteran en el Río de la Plata.
Más allá de los factores puntuales que puedan quebrar «el ancla», la historia demuestra que las contradicciones que generan estas políticas (iii) conducen más temprano o más tarde a crisis productivas y financieras que implican generalmente fuertes incrementos de la cotización del dólar.
En líneas generales, se reiteran ciclos. En una primera fase el retraso del tipo de cambio frente a los demás precios con la consiguiente inflación en dólares subsidia de hecho importaciones incentivando crédito y consumo que encubren debilidades del modelo.
El funcionamiento asume apariencia positiva durante un cierto período de tiempo sobre la base del crecimiento comercial y financiero, En el caso uruguayo desde mediados de 2017 políticas similares en la región colaboraron en su vigencia sumando el turismo como motor.
Sin embargo las contradicciones son más fuertes y tienden a revertir el ciclo. Destrucción de aparato productivo, deudas públicas y privadas y un nuevo panorama mundial y regional jaquean la «tablita disfrazada» y exhiben sus limitaciones.
Los precios de los productos primos exportados por Uruguay fueron perdiendo el vigor excepcional de unos años atrás. Las cadenas exportadoras pierden capacidad de competencia en mercados internacionales y se reducen sus ingresos en moneda nacional por el retraso del tipo de cambio. Su presión se acentúa en un marco de contradicciones sociales y políticas que llegan incluso al interior de los grupos dominantes.
Paralelamente la apertura indiscriminada de la economía, promueve el ingreso masivo de mercancías desde el exterior afectando negativamente la producción para el mercado local en momentos que el dinamismo comercial interno pierde vigor a la par que crecen las deudas de los consumidores.
La recaudación fiscal tiende a estancarse y aún retroceder. La emisión constante de deuda pública atrayendo dólares para sostener el «ancla» significa pagos de intereses con un enorme «costo país» que golpea las cuentas del Estado (iv).
Los recientes aumentos de las tasas de interés en Estados Unidos fortalecieron el dólar tornando insostenible el atraso del tipo de cambio en la región. El alza gradual del dólar en Brasil y el quiebre rotundo de la política cambiaria en Argentina con fuerte salto de la cotización del dólar desde un entorno de $ 19 a $ 24 son síntomas de los riesgos de un funcionamiento económico al servicio de la especulación financiera y grandes importadores.
La suba gradual del dólar en Uruguay por el momento acompaña el rumbo con un ritmo más lento, que al «abaratar» el real y el peso argentino, dificultará especialmente exportaciones agrícolas a Brasil, turismo receptivo de la región, industrias locales que forman parte de encadenamientos ligados al mercado argentino (v). El posible ingreso masivo de productos regionales afectará actividades productivas volcados al mercado interno.
Las expectativas de los especuladores financieros que apuestan a comprar deuda público en pesos pueden variar de signo acentuando los riesgos en un mercado que por sus dimensiones y por la magnitud de la deuda es muy vulnerable.
Reiteramos conceptos del artículo de la primera quincena de febrero «La cotización del dólar en Uruguay camina por la cornisa (…) el contexto regional puede determinar si se dará un salto o una evolución gradual. (…) La continuidad de la «tablita travestida» significará mayor desocupación e incluso recesión. Su ruptura significaría mayor capacidad de competencia frente al exterior pero desataría aumentos de precios en pesos de bienes de consumo. El neoliberalismo en todas sus variantes es negativo para los pueblos».
Estas películas ya las vimos con diferentes actores y consecuencias similares. En este marco de política económica, el festín consumista de los poderosos lo paga el pueblo.
GOTITAS DE ECONOMÍA
La tasa de empleo en Uruguay según el INE, fue de 57.1% para el primer trimestre de 2018. En 2017 era de 58.1% y en el mismo lapso de 2016 fue de 58.9 %. La crisis productiva golpea la demanda de fuerza de trabajo.
El índice de volumen físico de la industria manufacturera que registra el INE, señala un crecimiento del 6.6% en el primer trimestre de 2018 respecto al mismo período del año anterior. Si no se considera la refinería de la Teja, que estaba parada en 2017, el registro marca un descenso del 4.4%. Las horas trabajadas descendieron en ambas mediciones 5.5%.
El Banco Central de Argentina elevó la tasa de interés de referencia desde 30 a 33.25 % y luego a 40% con la intención de frenar la escalada del dólar. Cada vez paga más intereses por sus deudas, para evitar que los dineros especulativos fluyan hacia la compra de dólares. Entre otras consecuencias se desestimula la actividad productiva.
Los exportadores de soja, argentinos pese a haber sido «bendecidos» mediante reducción de tributos tardaron en liquidar divisas. El gobierno sufre escasez de dólares y menores ingresos fiscales. La cotización del dólar tiende a subir y la conducción económica duda entre ¿más deudas públicas? ¿más venta de reservas? ¿más devaluación y ruptura de los pronósticos sobre subas de precios? Tristes dilemas del neoliberalismo.
Argentina el martes 15 de mayo tienen vencimientos de deuda por un monto superior a 28.000 millones de dólares. La magnitud determina que sea un día clave para la evolución de la cotización del billete verde. Paralelamente recurre a la asistencia del FMI frente a sus dificultades financieras. Las recetas se harán más duras todavía para el pueblo.
El precio internacional del petróleo tiende al alza, llegando a un entorno cercano a los 80 dólares el barril. En pocos años, de más de cien a menos de cincuenta y ahora a ochenta. La especulación y el poder de grandes grupos económicos determinan subas y bajas en los precios de las materias primas
Notas
(i) Nombre con que se conoció en Uruguay a la primera gran experiencia de utilización del tipo de cambio como herramienta esencial de la contención de la suba de precios durante la década de los setenta. El nombre deriva de que se programaban los valores futuros del dólar con un trimestre o semestre de anticipación mediante comunicados de prensa. Culminó con una gran crisis y devaluación del peso en los ochenta..
(ii)El tema es tomado también en el artículo de la segunda primera de febrero 2018.
(iii) Apoyado en las fantasías teóricas de la denominada Escuela de Chicago que consideraba a la inflación como fenómeno casi exclusivamente monetario y por lo tanto a combatir con reducción de emisión, equilibrio fiscal y manejos cambiarios. ¿los efectos sobre la producción? Bien gracias. En el sur puso de moda el endeudamiento externo, el uso del dólar como ancla para los demás precios y la idea que sobre esa base los mercados conducirían la economía al crecimiento que derramaría ingresos para todos..
(iv) El artículo de la segunda quincena de abril Especulación financiera en dos orillas toma este aspecto del tema.
(v) Autopartes, productos farmacéuticos, plásticos,
José Antonio Rocca / La economía de a pie
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 06 DE JUNIO DE 2018
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2) TRANSGÉNICOS: VEINTE AÑOS DESPUÉS
Luis E. Sabini Fernández
revistafuturos.noblogs.org
Han pasado casi veinte años, un período considerable para enjuiciar efectos, y podríamos ser optimistas si pensamos en la impunidad con que a fines del siglo pasado se exaltaba en el periodismo comercial argentino, en los medios de incomunicación de masas en general, el “tecnodesarrollo” de productos transgénicos; la inocencia y/o la “docta ignorancia” con que se hablaba entonces de las fórmulas de la agroindustria y de las virtudes “milagrosas” del glifosato –el herbicida apto para la sobrevida de plantas transgénicas, mejor dicho el ‘matatodo’ salvo la planta que tiene un gen protector propio u obtenido mediante transgénesis que es lo más común─, y lo que dio lugar a una nueva industria; la ingeniería genética, prestamente rebautizada biotecnología; el prefijo “vida” vende mucho, los laboratorios bien lo saben.
Seguimos acumulando “bombas de tiempo”; el papel de Argentina como el de la inmensa mayoría de los estados “nacionales” sigue siendo nefando, anodino o cómplice en las conferencias mundiales sobre biodiversidad u otras de índole similar organizadas desde la ONU, para atender la problemática ambiental.
Durante los primeros quince años del nuevo siglose registra un avance sostenido, aunque persistan los bolsones de resistencia. Es el ingreso paso a paso de más y más estados, de más y más regiones al universo de la siembra directa, de la quimiquización de los campos, al reino de la agroindustria.
En América del Sur, luego del aposentamiento de las transnacionales agroindustriales en la “República Unida de la Soja” (Argentina Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia), avanza lentamente la sojización y la transgenetización en el norte sudamericano. Es cuando Gustavo Grobocopatel, un campesino ”sin tierra” y políticamente chavista según sus propias definiciones, inicia su operación de implante del modelo agroindustrial en Venezuela. Conflicto a la vista, porque Chávez, políticamente advertido de los procesos del capitalismo globocolonizador se había opuesto terminantemente al ingreso de OGM en el campo venezolano.
Colombia y su gobierno, orientado desde Israel y EE.UU., acepta sin mayores dificultades la modernización rampante que nos sigue revelando que la tecnología de gran escala es parte del problema, no de la solución, como procuran hacernos creer desde las usinas ideológicas del régimen, incluidos los personales regulatorios públicos.
En este aspecto seguimos como hace veinte años. La FDA, por ejemplo, prosigue su política prescindente, su cesión de responsabilidad, depositándola en las empresas, que ya sabemos no se rigen por la responsabilidad social sino por la rentabilidad y a secas.
En 2010 se forja una red en Argentina, la de Médicos de Pueblos Fumigados. La actividad, la investigación y la denuncia de médicos comprometidos ante la contaminación ambiental y la consiguiente producción de enfermedades venía de tiempo atrás, pero en ese año se concreta la red, en buen medida como resultado de la valiente gesta vecinal en Barrio Ituzaingo, en la provincia de Córdoba, que logra se compruebe finalmente la acción contaminante de la agroindustria.
Una coyuntura territorial, física, hizo una diferencia decisiva como para que el aparato judicial pudiera actuar (o no tuviera más remedio que hacerlo): muchas ciudades han ido perdiendo su cinturón de quintas, las que proveían tradicionalmente de verdura y fruta a las ciudades; la agroindustrialización ha ido desplazando y desmontando la pequeña producción rural y la ciudad se provee así desde megacircuitos; por ello se produce a menudo el fenómeno de que la producción rural en base a baterías químicas llega hasta los lindes de una ciudad; eso fue lo que pasó con Barrio Ituzaingo en Córdoba. Al principio, eso significó la risueña novedad para los niños de ver sobrevolar las avionetas descargando… su veneno. Pero muy pronto los vecinos más perspicaces empezaron a unir la ola de enfermedades que arreciaba entre ellos con aquellos sobrevuelos. Finalmente se pudo verificar que, por ejemplo, el agua de los depósitos hogareños estaba totalmente contaminada con los herbicidas con los que rociaban y “preservaban” los cultivos de soja. Se logró finalmente, 2012, una ordenanza prohibiendo el vuelo rasante o incluso el uso de mosquitos fumigadores a menos de 500 metros para glifosato y 1500 m. para endosulfán. Además fueron procesados productores y aviadores por daño consciente.
De más está señalar la insuficiencia patética de tales restricciones.
En 2015 han sobrevenido algunos hitos que podrían tener significación mundial para la implantación de OGM (o su prohibición); Steven Druker, un estadounidense que viene bregando por frenar la transgenetización acrítica de los cultivos, publica, en EE.UU., un nuevo libro, Altered Genes, Twisted Truth (Genes alterados, verdades en entredicho). Druker representa una red de refractarios a los alimentos GM que mantiene un juicio contra la FDA desde hace por lo menos 15 años.
En marzo de ese mismo año la OMS declara, a través de su IARC (International Agency for Research on Cancer, Agencia Internacional para la investigación sobre cáncer) que el glifosato es “probablemente cancerígeno”. Estamos hablando del herbicida que ha sido desde mediados de la década de los ’90 hasta ahora la llave maestra para la implantación de vegetales transgénicos. Cuya toxicidad fue advertida hace mucho. Veinte años demorando el juicio.
Monsanto-Bayer no quedó conforme, claro está, con el dictamen del IARC, que pateaba en contra de los intereses de las transnacionales y sus apoyos gubernamentales. No bien salido el informe de la IARC, los comentarios desde los laboratorios afectados fueron del tipo: ‘No es tan peligroso, el alcohol lo es más”. Con lo cual no negaban ─observemos esto─ la toxicidad del herbicida pero a la vez le daban algo así como el rostro risueño de “una copita”. Magistral maniobra, habría comentado Macchiavello.
Entonces, otro ente asesor, el JMPR (Joint Meeting FAO-WHO of Pesticide Residues, Comité Conjunto sobre Residuos de Pesticidas), otro ente asesor de la OMS, devolvió la tranquilidad a los fabricantes de glifosato y a la agroindustria en general, dictaminando que “es poco probable que haya riesgo de que el glifosato sea carcinógeno para los seres humanos, en una exposición a través de la dieta.” En mayo de 2016, entonces, es decir 14 meses después, la OMS da marcha atrás con su dictamen de un año antes: el sistema de “puertas giratorias” revelaba su funcionamiento (una vez más, obviamente).
El JMPR desplaza el foco de atención: estima las “ingestas diarias admisibles” (IDA) de plaguicidas para las personas, dejando a un lado la atención sobre quienes trabajan y trajinan a diario con un veneno, concentrando la atención en los consumidores. Y respecto de éstos, se establece una suerte de “hacer de necesidad virtud”: los laboratorios no sólo emplean, y abundantemente, tóxicos para ofrecernos alimentos sino que nos quieren hacer creer que eso es admisible (es la jerga que emplean), aceptable, acercándonos peligrosamente a la idea de lo saludable.
Observe el lector cuáles son las funciones que la misma JMPR presenta como propias; “recomendar límites máximos para residuos de plaguicidas […].” Está fuera del análisis si puede haber producción de alimentos sin plaguicidas.
Cuando declaran que “es poco probable que haya riesgo […] en una exposición a través de una dieta”, no sólo ignoran a los que trabajan con dicha sustancia, sino también a los miles de campesinos que se han suicidado (especialmente en India) con un vaso de glifosato (porque las políticas crediticias los han fundido).
“Ingesta diaria admisible” IDA. Ingesta diaria resultado de una determinada forma de producir alimentos. Que si fuera necesaria, en todo caso habría que reconocer que es tóxica, pero con Public Relations nos quieren hacer creer que no genera enfermedad.
Esta comisión, JMPR asesora a la FAO, a la OMS y a sus estados miembros. Tal vez lo más significativo esté en cómo se integra la JMPR.
Dice su folletería oficial en internet: “Selección de los miembros. Los expertos desempeñan sus funciones a título personal, y no como representantes de su país u organización.” En una palabra, no responden sino a su visión e interés personal, que es seguramente muy, pero muy bien atendido por laboratorios que ganan miles de millones de dólares anuales. Constituido entonces el JMPR por una casta de profesionales cooptados.
Se trata de una comisión organizada desde el mundo empresario, pero investida de autoridad a través de las redes de la ONU como para que se presenten como “ciencia”. En rigor, se dedica a calibrar cuanto veneno, cuántos tóxicos podemos ingerir… sin caer fulminados tan de inmediato como para que se rastree la causa.
Con el minué del IARC-JMPR, podemos verificar que estamos lejos de haber superado el tecnooptimismo con el cual se implantara la agroindustria basada en productos químicos. No sólo la de alimentos transgénicos, ciertamente, sino desde antes la llamada agricultura a gran escala.
Este movimiento del capital (de la industria y de la tecnología) sigue, al parecer, gozando de buena salud, valga la paradoja de usar tamaña expresión para agentes de las más extendidas y atroces enfermedades fuera de control.
De cualquier modo, en estos veinte años el ensanche de la resistencia a la invasión química parece haber crecido, porque se advierten más los ‘efectos no buscados’ de tantos desarrollos “promisorios”
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La advertencia de Rachel Carson, de hace más de medio siglo, Primavera silenciosa, sigue en pie.
Porque ya conocemos el origen de algunas manifestaciones de esa invasión química, porque hemos verificado transformaciones relevantes a nivel planetario, como la temible plastificación de los mares y el depósito de milimétricas o micrométricas partículas de plástico sobre los fondos marinos, ahogando los ciclos vitales allí existentes (tengamos presente que el fondo oceánico es ─tal vez era─ el mayor almácigo planetario…).
Porque la humanidad se está adueñando, mejor dicho haciéndose esclava de toda una gama de enfermedades nuevas ─como las autoinmunes─ a las cuales muchas hipótesis asocian con productos químicos desconocidos actuando en nuestros cuerpos.
Porque la cuestión de los alimentos transgénicos y su implantación depende de agentes químicos protectores de tales cultivos mediante la eliminación del resto de “la competencia” (un crudo mentís agrícola al liberalismo filosófico, por cierto…).
En 2015 sobreviene la prohibición total de OGM en Filipinas. Ignoramos cómo se procesará esta última política con un presidente filipino como el actual, partidario acérrimo del asesinato público de narcotraficantes y de mano dura contra el delito, con acentos xenófobos. Claro ejemplo que los transgénicos sirven para un barrido o para un fregado. En ese mismo año registramos la lucha por ingresar con OGM en “el granero de Europa”, la rica tierra ucraniana. Europa ha sido hasta ahora el continente con menor producción transgénica, a partir de una resistencia social bastante amplia (muy pocos países han autorizado OGM, como España).
En 2016, al lado del escalofriante retroceso en el ámbito de la OMS que ya vimos, sobrevino otro episodio de potencial amplitud y posible alcance mundial: los militares de la provincia china de Heilongjiang han dispuesto la prohibición de soja GM durante cinco años. Es “apenas” una provincia, pero china, es decir, se trata de una población de más de 40 millones de habitantes.
No queda claro si la prohibición de soja GM rige únicamente para sus militares o cubre el consumo provincial. La decisión proviene de la sospecha que tienen sus investigadores de que una serie de enfermedades nuevas o multiplicadas tienen que ver con el hasta ahora intenso consumo de soja GM o de alimentos confeccionados con dicha soja (origen EE.UU., Brasil, Argentina).
Aunque transitoria y parcial la medida, coloca un gran interrogante sobre el porvenir de la soja GM. Fundamentalmente, porque se suma a otras muchas advertencias.
Aunque por las latitudes platenses sigamos ajenos y en el mejor de los mundos. Los 20 millones de ton. del 2000 son ahora más de 50 y los 70 millones de lts. de glfosato de entonces son ahora unos 350 millones (la diferente proporción en los aumentos de cultivo y herbicida revelan que cada vez se aplica más agrotóxico por unidad de suelo).
Esa impavidez es fronteras adentro. Estuvo de visita en febrero de 2017 un periodista italiano, Gaetano Pecoraro, que quedó asombrado y atemorizado por el estado sanitario del país en las zonas fumigadas (un tercio aproximado de toda la Argentina), donde registró una inusitada cantidad de casos de cánceres, malformaciones congénitas, anencefalias y otras enfermedades vinculadas con toxicidad.
Pero de esto hablará Pecoraro en Italia. Porque aquí ni nos enteramos.
Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 06 DE JUNIO DE 2018
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3) “FLORES ENTRE ESCOMBROS. PSICODRAMA EN GAZA/PALESTINA”
Boletín Informativo de Radio Vilardevoz / 05.06.2018
El pasado lunes 4 de junio en la Facultad de Psicología se proyectó la película: “Flores entre escombros. Psicodrama en Gaza/Palestina”. Un documental que muestra el sufrimiento del pueblo palestino y como un grupo de psicólogos de distintas partes del mundo están viajando a Palestina para formar a otros psicólogos palestinos en psicodrama como un modo colectivo, político y terapéutico de abordar el sufrimiento del genocidio cometido por el Estado israelí y el apoyo del gobierno estadounidense que se está cometiendo sobre Palestina. Esta iniciativa se desarrolla desde hace 20 años y ya han pasado en este proceso por tres guerras, habiendo formado a distintos profesionales en la terapéutica psicodramática la cual se ha adaptado a dicha cultura y ya se realiza desde la lengua árabe. También ha sido un espacio fundamental para los psicólogos palestinos que sufren también la guerra y al mismo tiempo trabajan con personas afectadas por la misma.
Luego de pasada la película se realizó un debate con una de las impulsoras de esta propuesta Úrsula Hauser y con las docentes de Facultad Carmen De Los Santos y Ana María Araujo. En el debate Úrsula Hauser comentó que este es un proyecto por sobre todo político ya que busca evitar el suicidio, el odio y la violencia de un pueblo que vive en una cárcel y en la naturalización y/o el terror de la guerra. Y planteó la necesidad de la denuncia internacional para ponerle fin a este genocidio.
Boletín Informativo de Radio Vilardevoz
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 06 DE JUNIO DE 2018
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4) ¡META PRODUCCIÓN LA EDITORIAL DE VILARDEVOZ!
Boletín Informativo de Radio Vilardevoz /05.06.2018
¿Y por qué no hacer nuestra propia editorial?
Es un proyecto de extensión universitaria y Vilardevoz en donde hacemos cosas para vender y sobrevivir, sin leyes ni patrones, con lo que sabemos hacer… El mismo surgió en el marco de la pasantía de estudiantes de psicología en el 2017 que al relevar las necesidades sociolaborales de algunos de los participantes así como sus capacidades propusieron el poder generar productos como forma de ingreso a la vez que para mejorar los productos del stand.
El sábado 2 de Junio en Vilardevoz mientras concurría la salida al aire con fonoplatea, en el patio se estuvo trabajando en el armado de las primeras libretas y entre todos se realizó la encuadernación de las libretas, las cuales quedaron prontas para vender.
Las libretas ya están a la venta en el stand de Facultad de Psicología y Ciencias Sociales.
Es un modo de trabajo sustentable y participativo vinculado con nuestro arte.
¡Viva la voz viva de la linda locura de Vilardevoz!
Boletín Informativo de Radio Vilardevoz
COMCOSUR AL DÍA / MIÉRCOLES 06 DE JUNIO DE 2018
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. Carlos Marx
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