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LUCHA DE CLASES

1) La lucha de clases no se detiene en las puertas de los “diarios” –
2) China: La huelga de Lide –
3) República Dominicana y República de Haití: engaños y verdades –
4) La canallada final contra el pueblo griego –
COMCOSUR — POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 15 / Nº 728 / Lunes 20 de Julio de 2015 / REVISTA SEMANAL DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán – Coordinación: Carlos Casares
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es central.” — Emir Sader
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1) La lucha de clases no se detiene en las puertas de los “diarios”.
Fernando Buen Abad Domínguez (Rebelión)

Cada día más mediocre, más corrupto y más servil eso que llaman “periodismo”, en las empresas mercantilizadoras de “noticias” o “información”, constituye hoy una de las maquinarias de guerra ideológica capitalistas más degeneradas… Su degeneración es su fracaso y al mismo tiempo su delación. Se delata su definición a partir de su función distorsiva y lo que debiera servir para orientar a la sociedad es, en realidad, un negocio para desorientar.

No es lo mismo “periodismo” que mercadeo de noticias. Aunque se ha instalado la idea perversa de que sólo lo que vende diarios es información, y con ello se han creado cátedras, carreras, posgrados y especialidades… aunque reine en la cabeza de muchos la idea de que “periodismo” es el arte mercenario de vender la pluma al mejor postor… aunque impere el criterio peregrino de que un periodista es mercader de confiabilidad… y, aunque se machaque con la falacia de que el periodismo es el arte demagógico la “objetividad” burguesa… lo cierto es que lo que llaman y practican como “periodismo” en las empresas de periódicos es una mercancía más sometida a las peores leyes del capitalismo. Lo saben bien los trabajadores.

Los hechos que genera la vida social, económicos, políticos, artísticos, culturales… a partir de su motor histórico que es la lucha de clases, no pueden ser privatizados por maniobra comercial alguna aunque esta sea capaz de convertirlos, según sus intereses, en “información” o “noticia”. Los hechos cotidianos (ocurran cuando ocurran) producto de las relaciones sociales, hasta hoy divididas en clases, además de requerir registros y análisis científicos, exigen capacidad de relato clarificante, creativo y emancipador, para contribuir a elevar el nivel de la conciencia colectiva incluso en la resolución de problemas individuales. La terea de producir análisis e información periodística además de ser parxis ética cotidiana, debe ser trabajo organizador para la transformación del mundo. Así lo ejerció el propio John Reed.

En las empresas que han hecho de la información una mercancía caprichosa y desleal con la verdad, el trabajo de los “periodistas” ha sido deformado hasta la ignominia de la esclavitud del pensamiento y la explotación de personas obligadas a traicionar la conciencia (individual y colectiva) sobre la realidad. Se vive diariamente un desfalco informativo en contra de todo sentido común y se humilla la inteligencia de los trabajadores de la información sometiéndolos a principios y fines empresariales cada día más mediocres, corruptos y mafiosos. La Sociedad Interamericana de Prensa conoce bien esta historia.

En las escuelas hay no pocas tendencias empeñadas en “formar” mano de obra barata, mansa y a-crítica dispuesta a tragarse, con disfraz academicista, las condiciones laborales más aberrantes a cambio de ilusiones de fama burguesa, prestigio de mercachifles y, desde luego, rentabilidad de cómplices muy creativos a la hora de inivisibilizar las verdades más duras, criminalizar a quienes luchan por emanciparse y asegurar las ventas de los “informativos”. Títulos universitarios de “periodista” amancebados con el capitalismo y sus odios, así sea necesario mentir, calumniar o matar. Así sea necesario auspiciar golpes de estado o magnicidios. Los hemos visto y los vemos a diario. Para la tele, para la web, para la radio… para los impresos.

Dignificar el trabajo del “periodista” es un reto social enorme que no se resuelve sólo de manera “gremialista”, ni sólo con “educación de excelencia”, ni sólo con “buena voluntad”. Se trata de una profesión, un oficio y una tarea política… atascada en el pantano de la guerra ideológica y la guerra mediática burguesa. Dignificar la definición y la función de periodista comprende factores muy diversos que parten de la base concreta de luchar contra el trabajo alienado y contra las condiciones de insalubridad ideológica extrema en que, bajo el capitalismo, se desarrolla. Dignificar el trabajo periodístico implica emprender, a diario, una revolución de conciencia y acción que devuelvan a la producción informativa su alma socialista y su poder como herramienta emancipadora de conciencias… implica pues devolver al “periodismo” sus brújulas y sus responsabilidades en el camino de la revolución.

Eso implica exigencias programáticas, organizativas y disciplinarias cuya base es la lucha de clases y cuya praxis debe andar al lado de las luchas emancipadoras de la clase trabajadora. Ya basta de que cualquier payaso capaz de publicar, bajo cualquier método y medio, sus canalladas se haga llamar “periodista” a costa de degenerar la verdad que es de todos. Frenarlos en seco implica desarrollo científico y político para conquistar un poder profesional y militante capaz de ponerse al servicio de la clase que emancipará a la humanidad. Ese es su lugar mejor. Eso implica impulsar escuelas nuevas, estilos nuevos, sintaxis, comunicación y conciencia revolucionarios. Eso implica impulsar generaciones nuevas de trabajadores del periodismo emancipados de la lógica del mercado informativo. Nada menos.

Ahora que estamos asqueados por la desfachatez y la impunidad con que exhiben sus canalladas omnipresentemente los amos y sus siervos “periodísticos”, hay que fortalecernos para combatirlos. Ahora que la náusea nos sacude y la irracionalidad del mercado informativo se vuelve comando golpista y magnicida, en todo el mundo, es preciso organizarnos de manera democrática, plural y combativa. Ahora que se despliegan las acometidas más feroces de las mafias comerciales que venden “diarios” contra la verdad de los pueblos en lucha y contra sus logros más caros… nosotros requerimos la unidad y la acción organizada y desde abajo como causa ética suprema.

Ahora que se alían las mafias mediáticas y forman su ejército de “periodistas” para bombardearnos con misiles de injurias y mentira… nosotros debemos hacer del “periodismo” un frente riguroso en sus principios y adaptable en su organización para sumarnos abiertamente a todas las fuerzas de la comunicación emancipadora donde se propicie colaboración revolucionaria irrestricta. Al menos. Así, eso que llaman “periodismo” dejará de ser, muy pronto, reducto de farsantes mercenarios enfermos consuetudinarios de la mentira para convertirse, de una vez por todas, en herramienta creativa de la verdad al servicio de la Revolución. Y ya hay muchos trabajadores que avanzan en esa ruta. A diario.

LUNES 20 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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2) China: La huelga de Lide
Kevin Lin (Made in China)

Tras ocho meses de trabajo organizativo y después de protagonizar tres huelgas sucesivas, los trabajadores de la fábrica Lide, una empresa de capital extranjero que produce calzado de piel para diversas marcas internacionales, sita en el polígono industrial de Panyu, en Guangzhou, celebraron el pasado 16 de mayo su merecida victoria. En respuesta al plan de traslado de la empresa, los trabajadores han obtenido una serie de compensaciones a las que tenía derecho la plantilla de 2 500 personas con arreglo a la legislación laboral, incluidos varios años de cotizaciones a la seguridad social que la empresa no había pagado y una indemnización por las vacaciones anuales y las bajas de maternidad que anteriormente no habían disfrutado, además de un plus de calefacción y una indemnización por despido para quienes hayan optado por no trasladarse a la nueva ubicación.

En esta parte de China, las huelgas y manifestaciones originadas por el traslado de empresas son moneda corriente, pues los trabajadores exigen cada vez más a las empresas que paguen las cotizaciones a la seguridad social y al fondo para la vivienda. La lucha de los trabajadores de Lide comenzó a finales del verano de 2014, cuando empezaron a correr rumores de que la empresa planeaba trasladarse al distrito de Nansha, otro polígono industrial de Guangzhou. La dirección ordenó el traslado gradual de las instalaciones yde las y los trabajadores a la nueva ubicación, pero no negoció ningún plan de alojamiento para la plantilla. Temiendo verse despedidos sin ninguna indemnización, un grupo de trabajadores se puso en contacto con el Centro de Servicios a los Trabajadores Migrantes de Panyu, solicitando ayuda para la negociación con la dirección de la empresa.

Dicho Centro es una conocida ONG que opera en Guangzhou desde hace casi dos décadas. Dirigida por un antiguo trabajador migrante convertido en abogado, es una de las escasas ONG existentes en China que prestan algo más que meros servicios de asesoramiento jurídico y asistencia social, ayudando también a los trabajadores en conflictos tanto individuales como colectivos. El Centro prestó una ayuda crucial a la plantilla de Lide a la hora de elegir representantes, redactar convenios y organizar la lucha en sentido más amplio. Como explicó a los medios un empleado del Centro que intervino en el conflicto de Lide, “nuestra función es de asesoramiento, facilitando la negociación colectiva entre capital y trabajo, prestando asistencia legal a los trabajadores y ayudándoles a organizar reuniones. Nuestra función no consistió en liderar la lucha porque, en última instancia, todo ha de depender de la fuerza de la solidaridad entre los trabajadores”. Sin embargo, a raíz de su intervención en el conflicto, el director y un empleado del Centro fueron atacados físicamente y amenazados, primero por la policía y más tarde por un grupo de hombres sin identificar.

Pese a que se preveía una negociación rápida, la disputa se enconó en noviembre de 2014 cuando la dirección quiso coaccionar a los trabajadores para que firmaran un nuevo contrato con cláusulas diferentes, amenazándoles con despedir a quienes se negaran. El personal rechazó de inmediato el nuevo contrato y el intento de intimidación. Enfurecido, un grupo de trabajadores que habían sido elegidos representantes decidieron ir a la huelga. Esta comenzó al día siguiente en uno de los talleres y se extendió rápidamente al conjunto de la fábrica. El 6 de diciembre, los trabajadores celebraron una asamblea para elegir a once negociadores, que acordaron reunirse con la dirección ese mismo día.

La asamblea votó tan solo un intento de acuerdo: los trabajadores volverían al trabajo esa misma tarde y se negociaría un nuevo convenio. Sin embargo, los huelguistas, que opinaban que la dirección no había dicho nada sobre lo que más les preocupaba, rechazaron ese acuerdo y mantuvieron la huelga durante la tarde. Como señala la información aparecida en Weibo/1 sobre la huelga, “una vez se hubieron organizado los trabajadores, el equilibrio de fuerzas entre el trabajo y el capital cambió de inmediato… La enorme fuerza de que hicieron gala los trabajadores de Lide organizados reafirma la gran sabiduría y consciencia de la clase obrera china. ¡Solidaridad para siempre!” Pese a que esto fue cantar victoria antes de tiempo, al final los hechos corroborarían la afirmación.

Al anochecer, los representantes de los trabajadores debatieron la respuesta. No solo eligieron un nuevo equipo negociador para la segunda ronda de la negociación colectiva, sino que también delegaron responsabilidades en los tres negociadoresprincipales. Además, eligieron a tres trabajadores para que gestionaran el fondo de solidaridad, a cinco trabajadores para dar publicidad a la huelga en las redes sociales y a sendos responsables de los piquetes. Todo ello refleja el alto nivel de organización alcanzado por el personal de la fábrica. Acto seguido, los negociadores procedieron a recoger las reivindicaciones de la plantilla y elaborar una propuesta con plazos concretos para la negociación en cierne.

Al día siguiente, 7 de diciembre, los negociadores presentaron una lista completa de 13 reivindicaciones, de acuerdo con la legislación laboral china, durante la segunda ronda de negociación colectiva. Estas reivindicaciones se centraban principalmente en las cotizaciones impagadas a la seguridad social y al fondo para la vivienda, pero incluían también el pago de las vacaciones anuales, las bajas de maternidad y los pluses de calefacción, así como un día libre por semana para los trabajadores. La plataforma no planteaba nada sobre los salarios o la reforma sindical, pero dejaba claro el derecho de los trabajadores a formular estas demandas. En la introducción se decía que “todos somos trabajadores de la fábrica de calzado Lide y llevamos trabajando en ella desde hace muchos años. Aunque no podemos decir que hemos generado un beneficio infinito para Lide, el hecho de que la empresa pueda mostrar los logros actuales es inseparable de nuestro esfuerzo. El beneficio y el valor que hemos creado son mucho mayores que nuestros magros salarios, pero ni siquiera podemos gozar de un seguro social pleno con todas las prestaciones”.

Tras una acalorada discusión, la empresa anunció unilateralmente que aceptaba en términos generales la legitimidad de las demandas de los trabajadores, pero sin especificar ninguna propuesta ni calendario concretos. En respuesta, los negociadores convocaron una asamblea de todo el personal, en la que se formularon reivindicaciones y plazos muy detallados y se pidió a la dirección iniciar una nueva ronda de negociación. Si fijó el 14 de diciembre para la siguiente reunión. Mientras, a medida que la disputa cobraba intensidad, los trabajadores se implicaban cada vez más y se organizaban. Por entonces, más de 1 800 trabajadores habían manifestado su deseo de defender sus derechos y aportaron 20 yuanes cada uno a la caja de resistencia.

Mientras los representantes de los trabajadores y los negociadores redactaban el convenio, la dirección de la empresa convocó a su vez una asamblea para la víspera del día de comienzo de la tercera ronda y en ella expuso su propio plan. De este modo pretendía anticiparse a la negociación y dictar las condiciones del acuerdo. Los detalles del anuncio relativo a las fechas y los importes de los pagos no respondían a las expectativas del personal. Los representantes de la plantilla, previa consulta, rechazaron la decisión unilateral de la dirección.

Dos días después, el 15 de diciembre, los trabajadores se declararon en huelga por segunda vez, en protesta por la negativa de la dirección a negociar. La dirección trató de bloquear las puertas de los talleres para impedir que los trabajadores salieran, pero estos formaron una cadena humana y salieron rápidamente. A primera hora de la tarde ya estaba en huelga la inmensa mayoría de la fábrica. Al día siguiente ocurrió algo parecido: los obreros salieron de los talleres, se reunieron en el patio gritando consignas como “Los jefes no cumplen sus promesas, los trabajadores reclaman dignidad” y se manifestaron con pancartas dentro del complejo. Cuando algunos directivos retiraban las pancartas, un grupo de trabajadores acudía de inmediato a su despacho y exigía que se disculpara. Presionada, la dirección acepto entablar una nueva negociación, esta vez bajo la supervisión del sindicato y las autoridades locales. La empresa hizo algunas concesiones y los representantes de los trabajadores aceptaron el acuerdo, que satisfacía en gran medida sus reivindicaciones. Aunque los trabajadores se felicitaron de la victoria, reconocieron la dificultad para negociar la cuestión que quedaba pendiente: la indemnización por despido y la aplicación del acuerdo.

En esta situación aparecieron discrepancias entre los representantes de los trabajadores. Los principales negociadores actuaron supuestamente en contra de los intereses de sus representados y negociaron en secreto con la dirección, así que fueron depuestos por los demás representantes. Cuando estos últimos estaban reunidos en un hotel junto con otros trabajadores para discutir la estrategia a seguir y elegir un nuevo equipo negociador, el 19 de abril de 2015, más de un centenar de agentes especiales y policías asistentes irrumpieron en el lugar, aporreando y deteniendo a los reunidos. Rápidamente se concentraron otros miembros de la plantilla delante de la comisaría, exigiendo la puesta en libertad inmediata de los detenidos. Todos ellos salieron libres.

Al día siguiente, el 20 de abril, los trabajadores de Lide emprendieron la huelga por tercera vez, pues la dirección no había aplicado el acuerdo alcanzado en la negociación. Esta vez, el Estado se tomó más interés. El secretario comarcal del Partido supervisó la negociación entre la dirección y los representantes de los trabajadores en presencia de miembros de las delegaciones locales de los ministerios de Trabajo y Hacienda y del sindicato local. La huelga continuó hasta el 21 de abril. En la siguiente reunión de los negociadores, el representante del gobierno dijo que su propósito era reunir a las dos partes y buscar una solución de compromiso y apoyó gran parte de las demandas de los trabajadores. Presionado, el director general de la empresa aceptó la mayoría de dichas reivindicaciones, y en particular el calendario de los pagos, que debían realizarse antes del traslado de la fábrica, previsto para junio de 2015. Mientras tanto, cientos de trabajadores se turnaban en piquetes nocturnos delante de la fábrica para impedir que salieran los pedidos terminados.

Al día siguiente, el 22 de abril de 2015, los negociadores por un lado y la dirección por otro comparecieron ante la asamblea del personal de toda la fábrica en el patio. En desacuerdo con los plazos propuestos para los pagos y ante la falta de un acuerdo escrito, los trabajadores mantuvieron la huelga y el bloqueo. Finalmente, en la tarde del 23 de abril, la empresa y el gobierno comarcal emitieron un anuncio conjunto en que se aceptaban las reivindicaciones de los trabajadores. Con la firma del acuerdo por ambas partes, el equipo negociador, incluido un asesor del Centro de Servicios a los Trabajadores Migrantes de Panyu, urgieron a los trabajadores a aceptar el acuerdo, señalando que una reanudación coordinada del trabajo era también una demostración de fuerza.

El 25 de abril, la empresa pagó al contado las cantidades correspondientes al fondo para la vivienda y otras compensaciones directamente en las cuentas bancarias de cada trabajador y se realizaron progresos en torno al procedimiento más complejo de liquidación de las cotizaciones a la seguridad social, que implicaba que tanto los trabajadores como la empresa ingresaran dinero en la delegación de Hacienda local. Estos resultados constituyen un éxito notable de los trabajadores. El conjunto de las indemnizaciones pagadas por la empresa, según un cálculo del Centro, asciende a más de 120 millones de yuanes. Esto no se habría logrado sin el activismo sostenido y altamente organizado de la plantilla. Las acciones colectivas de los trabajadores de Lide son una muestra excepcional de tenaz organización durante ocho meses, de agosto de 2014 a abril de 2015. Aunque cada una de las tres huelgas fue de corta duración, sumando un total de 11 días de paro y seis días de bloqueo de la fábrica, calificado de “protección de la fábrica” por los trabajadores, fueron muy efectivas para presionar a la dirección a que negociara e hiciera concesiones. Cada vez que la dirección trató de dictar las cláusulas del convenio mediante anuncios unilaterales, los trabajadores respondieron con contundencia.

A lo largo de proceso hubo cuatro rondas de negociación, dos elecciones de representantes del personal, tres elecciones de negociadores, tres reuniones de representantes de los trabajadores, más de 20 consultas entre los representantes y negociadores fuera de la fábrica y tres asambleas generales de la plantilla. Los trabajadores eligieron sus representantes, formularon reivindicaciones, organizaron las huelgas y llevaron a cabo las negociaciones con la dirección y las autoridades locales. La intervención de la ONG de derechos laborales fue crucial con su aportación de experiencia y estrategias. No es extraño que ante una acción colectiva sostenida como esta hubiera actos de acoso por parte del Estado y de la dirección de la empresa, incluida alguna violencia ocasional, y que la amenaza para la seguridad de todos los implicados siempre estuviera presente. Sin embargo, los trabajadores en huelga y los activistas han demostrado que una vez organizados son capaces de enfrentarse a esta intimidación.

Nota:

1/ Weibo es la red social más utilizada en China.

LUNES 20 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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3) República Dominicana y República de Haití: engaños y verdades
(Henry Boisrolin – La Haine)

La historia de las relaciones entre la República Dominicana y la República de Haití casi siempre estuvo marcada por una serie de acontecimientos paradigmáticos derivados de decisiones comúnmente caracterizadas y simplificadas de racistas, xenófobas y discriminatorias. Dichas decisiones fueron -y son- tomadas por diferentes gobiernos dominicanos en contra de migrantes haitianos e incluidos dominicanos de ascendencia haitiana. Entre esos acontecimientos hay dos que retienen la atención por sus consecuencias dramáticas: la masacre de 1937 de miles de haitianos particularmente en la provincia de Dajabón y la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional de la República Dominicana del año 2013.

En efecto, la historia enseña que en octubre de 1937 el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo ordenó a sus tropas la erradicación masiva de la población de origen haitiano que se encontraba en República Dominicana. Los masacrados fueron, en su inmensa mayoría, trabajadores haitianos de las fincas agrícolas situadas a lo largo de la frontera entre la República Dominicana y la República de Haití. A modo de explicación y de justificación, el dictador argumentaba que la numerosa cantidad de peones agrícolas haitianos significaba -según su mente reaccionaria y criminal- la pérdida de empleos para los campesinos dominicanos.

Hasta ahora, los historiadores no se ponen de acuerdo en cuanto a la cantidad de personas asesinadas desde el 28 de setiembre de 1937 hasta el 8 de octubre del mismo año. Las autoridades dominicanas hablan siempre que fueron más de 500 y las haitianas más de 12.000. En aquel tiempo, se desató una ola de repudio mundial y se registró la intervención del presidente Franklin D. Roosevelt de los EE. UU. que apoyó la insólita y vergonzosa demanda de 750.000 dólares que había realizado el presidente Sténio Vincent de Haití. Una suma que Trujillo logró disminuir a unos 525.000 dólares. En rigor de verdad, aquel gobierno haitiano no protestó a fondo, pues como fiel representante de la oligarquía haitiana no demostró ni siquiera indignación por la masacre ya que las víctimas eran migrantes pobres. Y lo más repulsivo de su comportamiento, fue que la indemnización nunca llegó a los familiares de las víctimas sino que quedó en las manos de algunos funcionarios haitianos.

En cuanto a la Sentencia 168-13, se trata de un proceso de desnacionalización judicial de más de 200.000 dominicanos de ascendencia haitiana, y ellos pueden ser expulsados hacia Haití al igual que más de 400.000 trabajadores haitianos indocumentados en República Dominicana. Despojar de la nacionalidad dominicana a esos centenares de miles de dominicanos se llama APATRIDÍA, y eso es un crimen de lesa humanidad. Es también crimen de lesa humanidad separar a niños de sus padres y viceversa tal como está ocurriendo en estos días marcados por repatriaciones indiscriminadas y varias veces violentas.

Estas repatriaciones empezaron el 17 de junio último pasado; fecha que habían fijado las autoridades dominicanas como tope para realizar los trámites de regularización ante las oficinas del llamado PNRE -Programa Nacional de Regularización de Extranjeros-. Inútil, creo, detallar aquí todos los hechos que demuestran fehacientemente que el PNRE era una farsa cínica que ponía trabas insuperables a la mayoría de migrantes haitianos que acudían al mismo. Así, según los datos oficiales proporcionados por la Dirección de la Protección Civil haitiana, desde el 22 de junio hasta el 2 de julio cruzaron la frontera 15.269 personas provenientes de República Dominicana -entre las cuales 4.822 lo hicieron a través de los puestos oficiales y 10.447 por los no oficiales.

Ahora bien, al igual que en 1937, Michel Joseph Martelly, el actual presidente haitiano, como representante de los sectores oligárquicos, no actuó con firmeza y determinación, y, lo más lamentable, es que no tiene un plan claro para contrarrestar esa política migratoria violatoria, sobre todo, de los derechos de los trabajadores haitianos en República Dominicana. Tal es así que, en los primeros instantes, fue de manera tímida y casi temerosa, diría, que Martelly rechazaba en algunas de sus intervenciones la Sentencia 168-13, pedía tranquilidad a la población y afirmaba que el problema iba a ser resuelto de manera bilateral. Decisión política que impedía de alguna manera la intervención de la CARICOM y de otras instancias internacionales que habían condenado al gobierno dominicano y reclamaban sanciones.

Pero lo más indignante -sobre todo para los repatriados- fue cuando el presidente Martelly organizó en Puerto Príncipe el viernes 26 de junio pasado junto con su hijo menor un festival de música rap con dos raperos norteamericanos despilfarrando más de 3 millones de dólares. En efecto, ya habían cruzado la frontera más de 4.000 personas y las autoridades haitianas habían demostrado toda su incapacidad colocando instalaciones precarias e insuficientes para recibir a los repatriados y hacer frente de esta manera a esta nueva crisis humanitaria.
(Lea la nota completa en nuestra página en Facebook)

LUNES 20 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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4) La canallada final contra el pueblo griego
Vicenç Navarro (Nueva Tribuna)

Como era predecible, el establishment político-mediático español (incluyendo el catalán) ha presentado lo ocurrido en Grecia y en las negociaciones con la Troika, con el Eurogrupo y con el Consejo Europeo como un completo fracaso del gobierno Syriza, que en el colmo de su supuesta incompetencia sometió a su pueblo a un gran sacrificio, el corralito, y a un referéndum que, además de ser inapropiado, tuvo un impacto contrario al que pretendía, pues en lugar de conseguir mayores concesiones de las instituciones europeas, estas endurecieron sus posturas, exigiendo incluso mayores sacrificios de los que ya habían ofrecido antes de conocerse el resultado del referéndum. Ha sido, pues, un desastre producto de la incompetencia del gobierno Syriza.

El nivel de hostilidad de este establishment político-mediático español (incluyendo el catalán) -que también apareció con igual intensidad en los mayores medios de información alemanes- alcanzó unos niveles nunca antes vistos en contra de un gobierno europeo. Las medidas impuestas por el establishment financiero europeo (hegemonizado por el alemán) –y sus instrumentos políticos (la Troika, el Eurogrupo y el Consejo Europeo)– intentaban humillar al pueblo griego, que ha sido el único que, a través de su gobierno, se ha rebelado contra el austericidio forzado por aquel establishment financiero. Esta humillación se presentaba al público con satisfacción y regodeo por parte de los mayores medios de información, que alcanzaban lo que algunos humoristas estadounidenses han definido sarcásticamente como un “orgasmo mediático”. Nunca tanto odio se había expresado en tales medios con tanto placer para el que lo transmite, y tanto dolor para el que lo recibe.

La enorme manipulación de los medios

En toda esta presentación se olvidaron, además de la causa justa que el gobierno Syriza defendía, de algunos elementos clave para entender lo ocurrido, incluido el enorme desequilibrio de fuerzas en tal conflicto, que alcanzó (como indiqué en un reciente artículo, “El principio del fin de esta Europa antidemocrática e injusta”, Público, 07.07.15) niveles bélicos, conflicto que era parte del existente entre las élites gobernantes en la Eurozona (que están al servicio del capital financiero) y sus clases populares, un conflicto que mi amigo Noam Chomsky ha definido no como una lucha, sino como una guerra de clases, que ha alcanzado su máxima expresión en Grecia. Y los grandes medios de información al servicio de los intereses financieros que los controlan ocultaron la mayoría de los hechos, ignorando, cuando no ocultando, esta guerra de clases. Por un lado estaban las instituciones más poderosas de la Eurozona, deseosas de destruir al partido Syriza, y así matar al enemigo (y la expresión no es hiperbólica, pues esta era su intención: destruir al enemigo y al partido Syriza, expulsándolo del gobierno). Este era su objetivo. Por el otro lado estaban las clases populares de Grecia.

La ocultada guerra de clases

A fin de conseguir este objetivo, el establishment que gobierna la Eurozona, liderado por el alemán, siguió paso por paso su plan de destrucción, iniciándose este solo horas después de la victoria electoral del partido Syriza, cuando el Banco Central Europeo, el BCE, limitó la liquidez a los bancos griegos (es decir, disminuyó drásticamente el dinero transferido a estos), lo que fue seguido por un notable estrangulamiento (días antes de que se celebrara el referéndum donde se iba a pedir al pueblo griego su acuerdo o desacuerdo con las medidas impuestas por las instituciones europeas), forzando al gobierno Syriza a introducir el altamente impopular corralito, con la intención de atemorizar al pueblo griego y mostrar las consecuencias de que este votara en contra de lo que deseaban aquellas instituciones. Y después del referéndum, el BCE continuó limitando la liquidez, amenazando con interrumpirla en cualquier momento, creando así una parálisis bancaria al país. En cada uno de estos pasos, el BCE utilizó todo su armamento financiero de destrucción masiva para presionar al gobierno Syriza. Tales medidas tendrían que haber generado una gran protesta en la Eurozona, pues el BCE se estaba atribuyendo funciones que no tenía. Ante estos actos ilegales y canallescos (no hay otra manera de definirlo), el pueblo griego realizó un enorme acto de valentía y coraje al votar mayoritariamente en contra del establishment político-mediático europeo, sabiendo lo que ello podría significar.

La respuesta de las élites gobernantes en la Eurozona al rechazo de sus propuestas fue incrementar aún más su hostilidad, exigiendo medidas que convertían a Grecia en un “protectorado” de la Troika, recuperando la fórmula política imperial que había dejado de existir desde el periodo de descolonización que siguió a la II Guerra Mundial. Una de las medidas más humillantes y difíciles de aceptar para el gobierno Syriza fue que Grecia tendría que venderse el equivalente a 50.000 millones de euros en propiedades públicas y ponerlos aparte en un fondo supervisado por la Troika, con el fin de pagar a los acreedores. Estos son los Estados de la Eurozona, que habían comprado la deuda pública griega que tenían los bancos privados (predominantemente alemanes y franceses), los cuales la habían obtenido a unos intereses desorbitados y escandalosamente altos (debido en parte al hecho de que el BCE –que es un lobby de la banca- no tenía como función proteger a los Estados, como hace cualquier banco central digno de su nombre, ayudando en su lugar a la banca privada). El BCE, en lugar de ayudar a los Estados de la Eurozona prestándoles dinero, lo que hacía era prestar dinero a unos intereses ridículamente bajos a los bancos privados para que estos se lo prestaran a los Estados a unos intereses elevadísimos, que en el caso de Grecia alcanzaron unos niveles escandalosamente altos, una de las causas de que la deuda pública griega sea tan elevada.

Cuando estos bancos privados, que se habían enriquecido enormemente a base de comprar bonos del Estado griego, sumamente rentables, vieron que el Estado griego podría colapsar y no pagarles los intereses, e incluso perder el principal de la deuda (es decir, los bonos públicos, generadores de renta), pidieron a los Estados que les compraran su deuda, evitando así el colapso de los bancos, y ello a costa de que los Estados fueran ahora los que tenían los bonos públicos, compra (en realidad, el mejor término es rescate bancario) que los Estados hicieron sin que tuvieran ningún mandato popular para ello, pues salvar a los bancos no estaba en la oferta electoral de ninguno de los partidos gobernantes. Y su población tampoco fue llamada a referéndum para preguntárselo. La gran mentira y falsedad promovida en los medios era presentar esta compra de bonos públicos griegos (que se habían adquirido en condiciones abusivas) como la ayuda de los pueblos de la Eurozona al pueblo griego. En realidad, era la ayuda de las élites gobernantes, próximas al capital financiero, a sus bancos. De ayuda a Grecia no había nada. Y ahora, en las negociaciones querían que Grecia les pagara la deuda, utilizando todo tipo de presiones para conseguirlo.

La gran falsedad de presentar la ayuda a los bancos como un acto de solidaridad con el pueblo griego

Con un ejercicio de gran cinismo, estos Estados que habían rescatado a los bancos con dinero público a costa del bienestar de sus clases populares, presentaban ahora a Syriza como el malo de la película por no querer pagar a los pensionistas europeos el dinero que dichos pensionistas habían prestado a los pensionistas griegos (los cuales, indicaron todos los medios, gozaban de una pensión supuestamente exuberante). El objetivo de esta propaganda era evitar que las clases populares de los países de la Eurozona se aliasen en contra de sus propios establishments, liderados por el alemán. Leer la prensa alemana o española da idea del extremo hasta el que tal establishment es capaz de manipular para dividir a las clases populares, estimulando su movilización a favor suyo y en defensa del establishment financiero. Oír al Ministro Guindos (el mismo exbanquero de la banca más tramposa que haya existido, la Lehman Brothers) decir que el gobierno Syriza tiene que devolver el dinero a España para que se puedan mejorar las pensiones, alcanza dimensiones vomitivas. Las clases populares griegas y las españolas vivirían mucho mejor si ambos países hubieran podido nacionalizar o intervenir la banca privada y ponerla al servicio de sus clases populares.

Pero lo que alcanzó unos niveles nunca antes vistos fue la exigencia de los 50.000 millones de euros, extraídos de la venta de propiedad pública griega, que deberían ser pagados por el Estado griego a los acreedores. Con ello, además de los recortes y de la austeridad, se añadía un latrocinio al pueblo griego, robándole el equivalente a un 17% del PIB griego para pagar el rescate a los bancos por parte de los Estados. En cuanto a las medidas de austeridad, estas se incrementaron, con lo cual el descenso del PIB (que ha sido de un 25% en cinco años) aumentaría todavía más (se calcula que un 5% más).

¿Por qué Syriza aceptó estas demandas?

La enorme negatividad contra Syriza que apareció en los medios ocultaba que el gobierno griego tenía muy poco espacio para poder responder a esta belicosa hostilidad. Y a pesar de ello, es notable lo que también consiguió, cosa que naturalmente y predeciblemente no salió en los medios. El hecho de que el rechazo a tales medidas impuestas por la Troika alcanzara un nivel tan elevado (un 62%), le permitió conseguir un grado de unidad en su país impensable antes del referéndum, de manera que las propuestas hechas después del referéndum eran firmadas por la gran mayoría de partidos, además de Syriza. Esto fue lo que originó cambios, incluido el que, en lugar de continuar discutiendo el segundo rescate aprobado por el gobierno anterior, se discutiera ahora un nuevo rescate, de una cantidad mucho mayor, que podría alcanzar 80.000 millones, con una promesa de iniciar el proceso de reestructuración de la deuda griega, aun cuando no se especificaran las condiciones.

Otras medidas también importantes que se consiguieron fueron la disminución de la exigencia a Grecia de tener un superávit primario en las cuentas del Estado (es decir, tener un balance positivo entre los ingresos y los gastos, sin incluir los gastos para pagar los intereses de la deuda) que fuera equivalente a un 4% del PIB, utilizando este superávit para pagar la deuda, lo cual hubiera causado un colapso de la economía griega. Syriza consiguió que el superávit fuera equivalente a un 1% del PIB el primer año, un 2% el segundo año, y un 3% en el tercer año, exigencias que también serían perjudiciales para Grecia, pues aun cuando no crearían un colapso, impedirían su recuperación. El gran problema fue que Syriza consiguió mejoras, pero dentro del marco definido ya en el rescate anterior. Y este era el punto flaco del nuevo rescate que entraba en clara contradicción con lo que el pueblo griego había votado. De ahí que lo que se le ofrecía a Grecia por parte de las instituciones europeas era más de lo mismo.

¿Qué podría haber hecho Syriza?

El poder de Syriza en las negociaciones estaba muy limitado por las condiciones que se daban a los dos lados de la mesa negociadora. Y una constante por parte de Syriza era su deseo, reflejando lo que deseaba la gran mayoría del pueblo griego, de mantenerse en la Eurozona. Esta era una condición sine que non. Se consideró, desde el principio de su mandato, que la salida del euro por parte de Grecia no era ni posible ni aconsejable. El mismo por entonces Ministro de Finanzas, el Sr. Yanis Varoufakis, había indicado en The Guardian que “la salida de Grecia del euro, creando una nueva moneda, sería dificilísima. En Irak la introducción de una nueva moneda duró casi un año, con el desarrollo de una enorme infraestructura que no existe en Grecia. De ahí que el anuncio de la salida de Grecia del euro sería equivalente a anunciar una devaluación de la moneda con 18 meses de antelación. Sería una receta para eliminar todo el capital, que abandonaría el país por todos los medios”.

Se indicaba también por parte de sectores de la dirección de Syriza que el caso de Argentina (que muchos presentaban como punto de referencia para salirse del euro) no tenía validez para Grecia, pues Argentina tenía ya su moneda, el peso argentino, y toda la infraestructura para operarla en el momento que decidió separarse del dólar, cambiando el valor de su moneda. Pero Grecia no tenía una nueva moneda. Ante esta situación, lo único que podría haber hecho el Estado griego frente a la amenaza del BCE de interrumpir toda liquidez a los bancos griegos hubiera sido lo que el ministro Varoufakis propuso al Primer Ministro Tsipras el día antes del referéndum en previsión de lo que podría pasar, es decir, nacionalizar algunos bancos griegos e intervenir el Banco Central Griego, imprimir euros por parte del Banco Central Griego, emitir una nueva moneda por parte del Estado y controlar la movilidad de capitales. Pero Tsipras no lo aceptó, pues temía que ello implicara la expulsión inmediata de Grecia del euro, que era lo que quería evitarse por todos los medios.

Es interesante subrayar que el BCE –que, como dije antes, es principalmente un lobby de la banca- quería castigar al Estado griego y expulsar a Syriza del gobierno, pero no (como he indicado en otro artículo en Público, 11.06.15) sacar a Grecia del euro. El capital financiero alemán no deseaba que ello ocurriera, en parte por la enorme inestabilidad que ello crearía. De ahí que en las reuniones del Eurogrupo el Sr. Mario Draghi, Presidente del BCE, incluso se enfrentara con el Ministro alemán de Finanzas, el Sr. Wolfgang Schäuble, que no excluía sacar a Grecia del euro por un periodo de cinco años. Draghi indicó que ello ya ahora crearía un gran desequilibrio, punto de vista compartido pero no enunciado por la Sra. Merkel, que tenía que equilibrar su deseo de estabilidad financiera con la demanda de su partido de castigar duramente a Grecia. Ahí radica el origen del fondo general de 50.000 millones de euros (basado en la venta de propiedad pública griega) propuesto por la Sra. Merkel.

Es también interesante subrayar que los mayores aliados del gobierno alemán, en su mano dura, han sido los gobiernos español, portugués e irlandés, pues –como indica Varoufakis en su entrevista en el New Statesman (13.07.15)- odian a Syriza y querían destruirla, temerosos de que fuerzas políticas antiausteridad que existen en sus países –como Podemos en España- se beneficiaran de cualquier mejora que pudiese conseguir Syriza. La preocupación del gobierno Rajoy frente a Podemos, tal como informa Varoufakis, ha estado detrás de su apoyo a las propuestas alemanas.

¿Y ahora, qué?

Lo ocurrido en estos días tendrá un enorme impacto en la Eurozona. Europa nunca será a partir de ahora como fue antes. La Europa punto de referencia mundial para aquellos que desean vivir en países democráticos y justos, ha desaparecido. El rechazo hacia esta Europa neoliberal, antidemocrática y reaccionaria, al servicio del capital financiero, se está extendiendo a lo largo de su territorio, y se ha creado una nueva situación que abre toda una serie de oportunidades. Los hechos han mostrado con una enorme claridad que el gobierno alemán de la Sra. Merkel domina el Eurogrupo y dicta sus políticas, y lo hace pensando única y exclusivamente en sus intereses de clase. Y digo de clase porque la clase trabajadora alemana es una de sus víctimas (merece destacarse, por cierto, el apoyo valiente de las izquierdas alemanas, Die Linke, y de los sindicatos alemanes a las demandas antiausteridad griegas). La crueldad y dureza de las medidas, apoyadas por una movilización mediática que también hemos visto en España (con tonos claramente racistas, menospreciando al pueblo griego y a sus gobernantes), recuerda a situaciones anteriores en su historia, tanto en Alemania como en España.

No hay que olvidar que los que gobiernan España, el PP, son los herederos de aquellas fuerzas que se alzaron contra una democracia, venciendo (a pesar de la enorme resistencia de las clases populares de todos los pueblos y naciones de España) gracias al apoyo de las fuerzas nazis alemanas, que dominaron y oprimieron a otros muchos pueblos europeos, incluyendo Grecia, asesinando, destruyendo y robando a aquel país, sin que el Estado alemán, sucesor del Estado nazi, haya pagado ninguna reparación a las víctimas de tanta opresión en aquel país (ver mi artículo “Los costes del nazismo alemán para Grecia (y para España)”, Público, 24.03.15).

Y para mayor indignación, al Estado alemán, que, por fin, fue derrotado, se le perdonó más de la mitad de la deuda pública con los acreedores extranjeros en el año 1953 , permitiéndole que pagara la otra mitad de la deuda en treinta años y solo en periodos de crecimiento. Grecia, que fue uno de los Estados que le perdonó la deuda, es ahora el país al que el Estado alemán, heredero de aquel otro de 1953, no deja que se le permita conseguir lo mismo que se le permitió a Alemania por parte de los aliados, incluyendo Grecia. Nunca históricamente se habían visto ejemplos de mayor innobleza, desvergüenza y merecedores de condena por su inmoralidad, como el comportamiento del Estado alemán y de los medios de información alemanes hacia Grecia.

Lo ocurrido ha reabierto heridas que se creían cerradas. Hoy al gobierno alemán, aliado con los establishments financieros en cada país, se le ve como el centro de un poder que es profundamente antidemocrático y antisocial. Existe una alianza de las élites gobernantes en la Eurozona, las castas que representan los intereses económicos y financieros dominantes, que no tiene límite en su hostilidad hacia las clases populares y el mundo de trabajo de cada país, incluyendo el griego. Es, repito, lo que Noam Chomsky ha definido acertadamente como la guerra de clases.

Ahora bien, hay también motivos de gran esperanza. El enorme sacrificio del pueblo griego no será en vano. Hoy Europa está llena de movimientos de protesta y rechazo hacia esta Europa mezquina, antidemocrática y profundamente injusta. Y ya vemos algunas grietas en el edificio que sostiene el imperio del establishment alemán. No puede descartarse que se establezcan divisiones en la estructura de gobierno de la Eurozona, con posibles tensiones con Francia e Italia, que ya aparecieron, pero que fueron totalmente insuficientes para cuestionar el dominio y hegemonía del gobierno alemán. Pero lo que es más urgente es que las clases populares –a través de movimientos sociales y sindicales, y partidos políticos- establezcan lazos de cooperación y asociación para parar las medidas de austeridad, estableciendo las bases para un cambio profundo de esta Europa reaccionaria hacia otra Europa justa y democrática.

Y la estrategia de cambio debería ir más allá del debate “euro sí” o “euro no”, cambiando la gobernanza de esta moneda y de toda la Eurozona, con alianzas, a nivel europeo, que puedan ya expresar un Basta Ya, con una petición y exigencia de cambios democráticos en cada uno de los países de la Eurozona, como está ocurriendo hoy en España. Soy consciente de que esta expresión podrá verse como un deseo inalcanzable, pero ¿quién hubiera dicho en España hace solo un año que habrían ocurrido los cambios que ocurrieron en las últimas municipales, que fueron ni más ni menos que un tsunami político, y que cambiaron toda España y toda Europa? En realidad la hostilidad del establishment europeo, liderado por el gobierno alemán, a las clases populares griegas era un mensaje que intentaba atemorizar a las clases populares españolas.

Una última observación. Ni que decir tiene que la situación en España es distinta a la griega, y por lo tanto las soluciones para cada país son distintas. El intento de presentar a Podemos como la Syriza española es un indicador más de una manipulación, confundiendo la necesaria y noble solidaridad de Podemos con el pueblo griego y con su mejor representante, Syriza, con el desarrollo de sus políticas, que necesariamente serán distintas, puesto que las realidades que reflejan son muy diferentes. Hoy en Grecia no hemos visto el fin, sino el inicio de un proceso de cambio que impactará a toda Europa, ayudando a todas las fuerzas en este continente que se oponen al enorme austericidio que se ha estado imponiendo y que ha hecho tanto daño al pueblo griego y al español.

– Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

LUNES 20 DE JULIO DE 2015 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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