1) México: Embarazo adolescente en incremento –
2) China: Dentro del clóset chino: homofobia a otro nivel –
3) Un queso, una condena: Literatura carcelaria femenina –
4) India: Una niña, un bosque –
5) Pasajera en tránsito. Entrevista a Jeanine Meerapfel
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 12 / No. 474 / Lunes 9 de Mayo de 2016 / Producción: Beatriz Alonso
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” ― Rosa Luxemburgo
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1) México: Embarazo adolescente en incremento
En México, desde hace 16 años el embarazo en adolescentes ha ido en incremento, y derivado de ello aumentó la muerte materna (MM) en esta población menor de 20 años de edad, pues mientras en 2010 murieron 137 adolescentes por esta causa, en 2014 subió la cifra mortal a 142.
Según el informe “Embarazo y maternidad en la adolescencia; estado de las madres en México”, de la organización internacional Save the Children, presentado ayer en Casa Lamm, en esta capital, la tasa de nacimientos anual en adolescentes en nuestro país es de aproximadamente 77 por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años.
En México, la Razón de Muerte Materna (RMM) se ubicó en 2013 en 38.2 defunciones por cada 100 mil nacidos vivos (en total 861 muertes de mujeres); 13.8 por ciento de los decesos corresponden a menores de 20 años de edad.
Desde hace varios años, organizaciones defensoras de los derechos sexuales y reproductivos han alertado sobre el peligro y riesgos que conlleva que las adolescentes lleven a término un embarazo, pues no sólo están expuestas a perder la vida, sino a padecer las secuelas de una gestación mal atendida (daños a la salud conocidos como morbilidad materna).
En su estudio, Save the Children subraya que las adolescentes que deciden continuar su embarazo pueden tener más riesgos para su salud y su vida, ya que no cuentan con el desarrollo físico adecuado, y presentan dos veces más probabilidades de morir por complicaciones durante el embarazo o el parto, en comparación con las adultas.
Asimismo, las posibilidades de morir durante el parto o el puerperio (40 días siguientes al alumbramiento), o tener un nacimiento prematuro o un bebé con bajo peso, son otros de los factores a los que se exponen las jóvenes menores de edad.
De acuerdo con el reporte, la principal causa de MM tiene que ver con causas obstétricas indirectas (relacionadas con enfermedades asociadas, es decir, las que se presentan o se complican con el embarazo). Mientras el promedio nacional de muerte por estas causas se ubica en 28 por ciento, existen estados con alarmantes cifras que superan por mucho la media nacional.
El grueso de las adolescentes que están muriendo por causas asociadas a la maternidad se ubica principalmente en el grupo con estudios de secundaria.
Durante 2011 casi 35 por ciento de las jóvenes con secundaria o que la cursaban al momento de estar embarazadas, fallecieron por MM. En 2014 el porcentaje disminuyó muy poco, apenas tres puntos porcentuales.
Les siguen las adolescentes con estudios de bachillerato o preparatoria incompleta. Mientras en 2010 el porcentaje de decesos casi llega a 20 por ciento, para 2014 se ubicó en poco más de 15 por ciento.
Por ubicación geográfica y contrario a lo que pudiera creerse, las adolescentes de zonas urbanas son las que más están muriendo. Lo más grave es que no se observa una reducción, al contrario, los porcentajes no se han podido ni disminuir ni siquiera mantener, pues incluso duplican los de las zonas rurales, aunque es importante precisar que en estas últimas hay un subregistro en el número de defunciones por MM.
Lo cierto es que mientras en 2010 un 67 por ciento de los decesos se dieron en zonas urbanas, para las zonas rurales el porcentaje se ubicó en 31.3; en 2011, 62.4 por ciento de los fallecimientos se registró en zona urbana, mientras en la rural alcanzó 36.9; para 2014 mientras la zona urbana se ubicó en 69 por ciento, la zona rural alcanzó 30.2, es decir, se duplicaron las muertes en las ciudades.
La falta de oportunidades de educación, de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y la desigualdad económica y social son factores que influyen en esta problemática.
La población adolescente es una de las más excluidas de la política pública, alertó la organización internacional, y en tanto no se le considere como sujeta de derechos, habrá pocas probabilidades de prevenir gestaciones tempranas.
Nota completa en http://www.cimacnoticias.com.mx/node/72602 /
COMCOSUR MUJER Nº 473 – 09.05.16
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2) Dentro del clóset chino: homofobia a otro nivel
En China hace apenas 19 años que la homosexualidad dejó de ser un delito y hace 15 años aún era considerada una enfermedad mental. Hombres y mujeres no heterosexuales en China no tienen derecho ni al matrimonio ni a la adopción y en Macao continúan penalizándose las relaciones homosexuales con condenas de entre 4 y 10 años o más de prisión.
Eso parece ser sólo la punta del iceberg de la discriminación en China y en lo profundo, está la presión familiar.
Andy, uno de los protagonistas de Dentro del Clóset Chino (Inside the Chinese Closet, 2016), primer documental largometraje de la italiana Sophia Luvara, es un exitoso arquitecto de Shanghái, ronda los 30 años y es homosexual. Su padre lo sabe y lo presiona para arreglar un matrimonio falso y lo más importante, adoptar o tener un hijo.
Lo mismo sucede con Cherry, mujer lesbiana que se encuentra en medio del divorcio de un matrimonio falso pero que se ve presionada por sus padres para adoptar un hijo.
Dentro del clóset Chino muestra la búsqueda de estos personajes por la complacencia a sus respectivas familias y cómo es que China funciona desde esa perspectiva: ferias de matrimonios falsos, aplicaciones de celular para matrimonios falsos y algunas vías ilícitas para la adopción de infantes.
El documental se proyectó durante la gira documental Ambulante en Puebla y la directora dio un par de entrevistas donde habló de su trabajo y la producción de su primer largometraje.
Sophia Luvara es originaria de Calabria, una región al sur de Italia. Ella se especializó en medicina y trabajo durante 6 años en la investigación sobre cáncer, pero no sentía a gusto con su trabajo y su rutina, y viendo a sus amigos que viajaban por todo el mundo para hacer documentales, decidió que ese era el mejor trabajo del mundo y ella misma cambió su carrera.
Revista Enheduanna / COMCOSUR MUJER Nº 473 – 09.05.16
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3) Un queso, una condena: Literatura carcelaria femenina
Tres muchachitas robaron queso de una tienda departamental. Estaban jugando. Por desgracia, tuvieron que pagar un año en prisión. Con los pseudónimos de Blue, Bree y Mozarella, esas chicas cuentan su historia con humor en el libro Verdades Ocultas, Literatura Carcelaria Femenina.
Fuimos capturadas por elementos del heroico cuerpo de policías (ay, ajá) del estado de Puebla. ¿Por qué? Sencillo: nos robamos un queso. ¿La razón? ‘Porque somos jóvenes y estúpidas’, y eso fue justamente lo que les dijimos a los policías cuando nos preguntaron por qué lo habíamos hecho. (Fragmento de Cherries and Cheese)
El relato se titula “Cherries and Cheese” y es tan sólo uno de los 13 que contiene este libro.
Verdades Ocultas es resultado del trabajo de la asociación civil de Documentación y Estudios de Mujeres (DEMAC), que cada año realiza talleres de escritura autobiográfica para las mujeres en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel, Puebla, y en otros centros carcelarios del país, para después concentrar los resultados en publicaciones.
Este año se publica la octava edición de esta convocatoria de literatura carcelaria enfocada en mujeres. Las historias reflejan el estilo de cada mujer y también dan salida a denuncias de abuso de autoridad e injusticia que viven antes, durante o después de una penitencia jurídica.
DEMAC
El DEMAC es una asociación que inició su trabajo hace 30 años y en Puebla lleva trabajando quince. El objetivo es documentar la vida de las mujeres a través de talleres y convocatorias literarias para que sean ellas mismas quienes cuenten su historia.
La asociación también oferta talleres abiertos y lanza dos convocatorias para publicación llamadas “Mujeres que se atreven a contar su historia”. La convocatoria de 2014 fue la primera para mujeres que se encuentran en algún Cereso, aunque para la convocatoria abierta ya van en la vigésima cuarta edición.
Los relatos seleccionados de los Ceresos son publicados en su totalidad, sin excepción, mientras que para la convocatoria abierta sólo hay un ganador que se publica junto a las menciones especiales.
Verdades Ocultas y otras publicaciones del DEMAC pueden comprarse en librerías y con un 35% de descuento en la sede del DEMAC en Puebla: Calle 8 Norte 208, Plaza El Parián, Puebla.
Talleres literarios para mujeres
El objetivo del DEMAC es que las mujeres se apropien de sus historias y escriban autobiografías. En el Cereso de San Miguel han realizado 15 talleres literarios.
En sus instalaciones ofertan también talleres literarios en dos modalidades:
Taller con 6 meses de duración: El costo es de 350 pesos mensuales y hay un descuento especial (50%) para mujeres de la tercera edad. En este momento el taller ya va muy avanzado pero en unos meses lanzarán una nueva convocatoria.
Taller de 4 horas: Se imparten en diferentes sedes y en diferentes horarios. El próximo es el 30 de mayo en las instalaciones del DEMAC y, para mayores informes, se puede recurrir a su página de Facebook.
Además, el DEMAC realiza otras publicaciones gratuitas cuatro veces al año sobre diferentes temas. Este material puede obtenerse en las instalaciones del DEMAC y es de distribución gratuita.
Ladobe / COMCOSUR MUJER Nº 473 – 09.05.16
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4) India: Una niña, un bosque
Comuna de India planta 111 árboles cuando nace una niña.
Ser niña en Piplantri es una bendición y sinónimo de vida. Cuando llegan al mundo las niñas en Piplantri hay una norma que todo el pueblo celebra con cariño e ilusión: se plantan 111 árboles, todo un bosque. De ese modo, se invierte en prosperidad al ofrecer a esa futura jóven un modo de subsistencia en una sociedad fuertemente patriarcal y patrilineal como es la India.
plantri es uno de esos pocos ejemplos que nos dan un aliento de esperanza. Nos encontramos en un escenario social donde venir al mundo siendo niña es poco más que un contratiempo. Nacer mujer es no tener voz, es convertirse en «moneda de cambio»en un matrimonio acordado, y es ser invisible en un mundo de hombres.
En Piplantri ser niña es nutrir de vida la tierra, es hacer germinar raíces para que el tiempo dé sus frutos, y cuando la niña se convierte en mujer, tiene para ella todo un bosque que la acoge y que le susurra una vida de esperanzas.
En esta árida región de Rajastán cuando nace un niño se celebran bailes y fiestas, pero cuando la que abre los ojos al mundo es una niña, es la tierra quien se alegra. Te contamos la razón… Una niña, un bosque: el «ecofeminismo» que empieza germinar en la India
Muchos empiezan a definir esta iniciativa que lleva ya más de 6 años en marcha como «ecofeminismo». Piplantri era un pueblo destinado casi a desaparecer. A la aridez del terreno y a la sequía de Piplantri se le añadía un aspecto aún más terrible: los feticidios femeninos.
Hemos de tener en cuenta que el hecho de nacer niña en la India supone un coste muy elevado para la familia: deben ofrecerle una dote adecuada para que el día de mañana consiga un buen matrimonio. Las mujeres en este país son poco más que «mercancías» sin voz y voto, porque más del 80% de los enlaces son concertados.
Ahora bien, a pesar de que la legislación de la India prohibió esta práctica en 1961, sigue llevándose a cabo. Por ello, y dada la inversión económica que deben realizar muchas familias sumidas en la humildad de sus escasos recursos, se opta a menudo por estos feticidios terribles (ahora ya más regulados y perseguidos) con los que librarse «de esa carga tan pesada».
Piplantri era un ejemplo de ello… El proyecto de Piplantri y sus normas
Las normas por las que se rige este maravilloso proyecto son:
Shyam Sundal Paliwal es el alcalde y creador de esta iniciativa y quien se vió obligado a reaccionar ante la alarmante situación. Su pueblo y su tierra se «desvanecían» lentamente en un escenario yermo de sonrisas femeninas y árboles.
Su idea no tardó en llegar: por cada niña que naciera se debían plantar 111 árboles. Además de ello, el propio pueblo contribuiría, en la medida que le sea posible, a ofrecer una pequeña cantidad de dinero para el futuro de esa criatura. Esta suma suele oscilar entre los 200 y 300 euros, y que se coloca a plazo fijo durante 20 años.
Los padres están obligados a firmar una declaración jurada prometiendo que no casarán a sus hijas antes de la edad legal, que se comprometen además enviarlas a la escuela regularmente y que cuidarán de los árboles hasta que la niña pueda hacerlo por sí misma.
Alrededor de cada árbol se cultivan plantas de aloe vera, campos enteros que sirven como medio de subsistencia para las mujeres: realizan jabones, cremas y jugos que más tarde comercializan. Las niñas nutren la tierra con su nacimiento y la madre tierra les aporta su «savia» como tributo maravilloso. Los árboles son mi familia
La feminización de la pobreza en países como la India es una costra que tardará sin duda muchos años en desaparecer. A pesar de que su legislación reconoce la igualdad entre sexos, el papel de la mujer sigue siendo invisible y férreamente ligado a las tradiciones.
El ejemplo de Piplantri es una bocanada de aire fresco que nos trae la fragancia de una tierra que renace y un pueblo que despierta.
A día de hoy hay ya 285.000 árboles en un espacio de 2.000 hectáreas y cada año, nacen el doble de niñas, unas 60.
En los últimos años se ha añadido otra iniciativa igual de hermosa: cada vez que fallece una persona de la comunidad se plantan 11 árboles. Es un modo de honrar al fallecido y a la vez, de estrechar aún más ese ciclo vital que lejos de tener un fin, siempre se inicia con más vida.
Los vecinos de Piplantri han comprendido también en estos años algo esencial: la naturaleza es parte del ser humano, y todos somos importantes en esta rueda de la existencia. Todos somos familia.
Cuando las niñas cumplen 5 o 6 años atan unas cuerdas de colores en sus árboles para simbolizar esa unión con ellos, ese vínculo lleno de admiración y respeto que les acompañará eternamente.
Un lazo excepcional entre la naturaleza y la figura de la mujer que nos habla de esperanza y equilibrio, de sabiduría y de prosperidad. Esperemos que este proyecto se lleve a cabo en muchos más países.
Ecoportal.net/ COMCOSUR MUJER Nº 473 – 09.05.16
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5) Pasajera en tránsito
Por Natalia Laube
Desde Berlín
Directora de cine y máxima autoridad de la Academia de las Artes alemana, Jeanine Meerapfel dice que no puede olvidar su pasado y su lengua, ya que nació en Argentina y se fue a los 21 años para seguir la carrera cinematográfica. Los derechos humanos, la condición de las mujeres migrantes y la desigualdad de género son sus temas recurrentes y sobre ellos piensa seguir filmando cuando termine su gestión, de la que reconoce la necesidad de una fortaleza como la que tenía “nuestra ex presidenta”.
La oficina de Jeanine Meerapfel tiene vista directa a la Puerta de Brandeburgo y al Reichstag, el parlamento alemán, con sus decenas de visitantes recorriendo como cada día la cúpula circular: desde lejos parecen hormiguitas por los pasadizos de sus hormigueros. Aunque, a diferencia de casi todas las metrópolis del mundo, Berlín no tenga un único centro neurálgico, la zona de Mitte en la que está emplazada la Academia de las Artes alemana es sin dudas una de las zonas de mayor afluencia de políticos y turistas. Aún quien no tenga idea sobre la historia de esta institución puede inferir su trascendencia pública por la ubicación de su edificio.
Desde el año pasado, Meerapfel, argentino-alemana y cineasta de profesión, preside esta Academia conformada por muchos de los artistas alemanes y europeos más destacados en seis rubros: música, literatura, arquitectura, artes audiovisuales, visuales y escénicas. Es la primera mujer y la primera latinoamericana en acceder al cargo máximo desde la fundación de la institución, hace 320 años.
Hija de alemanes judíos emigrados durante la época nazi –primero a Holanda, más tarde a la Argentina–, Meerapfel nació y se crió en Buenos Aires, y a los 21 años dejó su ciudad para mudarse a Ulm, Alemania, y cursar allá la carrera de cine que por esos años, mediados de los sesenta, dirigía Alexander Kluge (“con él aprendí a pensar tanto el cine como la vida: me enseñó a comprender y trabajar un guión, pero también a leer las interrelaciones entre un individuo y su sociedad”). A partir de entonces, volvió a la Argentina infinidad de veces para visitar a su familia o por trabajo, pero eso que suela llamarse “casa” se fue construyendo –lo fue armando– en el país del que había tenido que huir su familia algunas décadas atrás.
Casi todo su cine está atravesado por ese dato fundante o, en realidad, por la luz que entra a través de ese resquicio: las migraciones, los derechos humanos, la identidad, la memoria social y la individual, los encuentros –y los choques– culturales. Primero como artista integrante y ahora como presidenta de una institución que tiene como uno de sus objetivos principales el de producir exposiciones, charlas y diálogo con la sociedad a través del arte, Meerapfel también trae a colación esos temas que son, en gran medida, los más altisonantes de la Alemania actual, en la que la llamada “crisis de los refugiados” se lleva las tapas de los medios gráficos casi a diario.
–Alemania se jacta de su multiculturalidad, pero la Academia sigue siendo una institución conformada, en su mayoría, por artistas alemanes. Como extranjera, ¿te interesa abrirla más al mundo?
Primero, una aclaración: yo no puedo decidir quién va a ser miembro acá, porque los miembros los eligen los propios miembros; cada una de las seis secciones vota anualmente si hará ingresar o no a nuevos integrantes. Hoy, la Academia tiene alrededor de un 30 por ciento de extranjeros, muchos austríacos, suizos e italianos. Pero, más allá de sus integrantes, sí me interesa abrir más las puertas en cuanto a los contenidos y al público receptor, mostrar trabajos de todo el mundo y abrirnos a temáticas internacionales. Desde que asumí como presidenta, hace casi un año, mi primer desafío fue traducir todos los textos y las exposiciones al menos al inglés, y también empezamos a abrir la Academia a más artistas de otras nacionalidades, que vienen a presentar sus trabajos o a dar charlas. Berlín se convirtió en una metrópolis cultural en las últimas décadas y me parece importante que la Academia también refleje la multiculturalidad de esta sociedad. Pero aún tenemos que seguir trabajando para ser más abiertos a otras culturas y otros pensamientos: no nos podemos quedar con un solo idioma ni con una sola manera de ver las cosas.
Migraciones
Esa voluntad de apertura y reflexión sobre algunos de los temas más actuales de Europa y el mundo se puede rastrear en sus exposiciones más recientes de la Academia: hasta fines de mayo se puede ver DEMO:POLIS, que indaga, a través de instalaciones, fotografía y video-arte, en las luchas por la apropiación del espacio público; a partir de junio se podrá ver Kinder im Exil (Chicos del exilio) que tematizará algunas de las problemáticas específicas de la infancia en los movimientos migratorios globales. “La migración es, si querés, el tema de mi vida”, dice Meerapfel. “Pero, además, es un tema que tiene que ocuparnos como sociedad, hoy más que nunca: desde la Segunda Guerra Mundial no existía una oleada migratoria tan grande como la que existe hoy, tanta gente moviéndose de sus lugares, buscando un lugar seguro donde poder sobrevivir. Ese es un tema al que no podemos ser ajenos. Tenemos que contar, hacer arte sobre eso, y ofrecer la mayor cantidad de información y perspectivas de estos conflictos como sea posible”.
–En tu documental “La turca se va” (1985) contabas la historia de Melek Tez, una inmigrante que quiere volver a su país, harta de la discriminación y del maltrato en Alemania. ¿Qué era lo que te interesaba retratar especialmente de ese lado B de la inmigración?
Es que ese no era el lado B, no era un caso aislado, era más bien lo que predominaba: la mayor parte de la gente que había venido a “hacerse la Alemania” tenía una serie de conflictos muy grandes acá. Cuando, en los años 80, Alemania decide otorgar un dinero a los turcos para repatriarse, toda esa situación de emprender la vuelta resultó tan traumática para tanta gente que me pareció que había que contarla. En Melek encontré el personaje indicado para mi documental, y en el film voy contando todo ese recorrido burocrático que tiene que afrontar para volver a casa, los trámites de repatriación, los prejuicios de los empleados alemanes…
–¿Creés que se parecen en algo tu historia de vida y la suya?
No, Melek y yo tenemos muy pocos puntos de coincidencia, salvo porque las dos somos seres humanos. La situación de una persona que viene con una beca a estudiar acá es tan privilegiada que no podés compararla a la situación de una trabajadora que migra para ver si puede conseguir un poco de plata y mandarla a su casa. Son situaciones muy distintas, no creo que haya punto de comparación.
–Melek rompe con todos los clichés de ‘la turca en Alemania’: es una mujer independiente, para nada sumisa, que no recibe el Kindergeld (asignación mensual por hijo)…
Exacto, Melek no tenía nada de lo que alguien diría “es típico de una turca” y desde la elección del personaje hubo una búsqueda de contar eso, porque nadie es típico de un lugar, ¡no existe eso! Esa es siempre una idea construida.
–Teniendo en cuenta la historia de tu familia… ¿es un tema para vos vivir en Alemania?
Por supuesto que es un tema. Es un tema vivir en cualquier lado. Todo mi cine trata de eso, gira en torno a la pregunta de por qué uno vive donde vive, cómo es el lugar donde nació y dónde decide vivir. Uno tiene que poder describir su aldea, yo intento hacerlo a través del cine. Siempre va a ser un tema, para todos, pensar la sociedad en la que vivís.
–¿En qué momento entendiste que te ibas a quedar en Alemania y que ibas a hacer una vida acá?
Nunca.
¿Nunca?
No creo que lo haya entendido todavía. Después de como cien años de estar acá todavía no lo entendí. No voy a perder nunca mi identidad argentina, ni mi idioma. Eso no se va a ir nunca, o mejor dicho: se va a ir conmigo.
Gestora versus artista
–¿Estás trabajando en alguna próxima película?
Sí, pero todavía falta mucho y no sé muy bien qué forma tiene, ni siquiera sé si es una ficción o un documental. Yo creo que uno hace siempre la misma película. Así que supongo que voy a hacer de vuelta la misma película de siempre, contada de otra manera. Cada quien tiene su cachito para contar, y yo voy a seguir contando mi cachito.
–¿Y de qué está hecho ese cachito?
El exilio y los derechos humanos son mis dos grandes temas, y por supuesto son dos tópicos que tienen mucho que ver el uno con el otro. Para mis películas siempre acudí a formas narrativas clásicas, pero a través del trabajo en la Academia, en todos estos años, empecé a abrirme a algunas formas de realización cinematográfica nuevas para mí, más experimentales. El año pasado, por ejemplo, hice junto a Floros Floridis Confusión Difusión, un ensayo audiovisual que une cine, música y actuación en vivo. En noviembre vamos a llevarlo a Buenos Aires, a la Bienal de Imagen en Movimiento de la UNTREF. Ese es un nuevo camino para mí, una forma distinta de contar que estoy descubriendo.
–¿Estás disfrutando de la gestión?
Mmmmm sí, digamos que sí. A veces lamento que me saque de mi trabajo como creadora. Eso es duro, porque no quiero dejar de hacer cine ni quiero convertirme en un mármol. Quiero seguir contando historias. Pero, por otro lado, estoy aprendiendo tantas cosas… y además son tres años, no es un cargo vitalicio. Hay que ver qué pasa después.
–¿Por qué creés que la Academia tardó tanto en tener una presidenta mujer?
Por la misma razón por la cual se tardó tanto en elegir mujeres en muchas instituciones: no existía la confianza de nosotras pudiésemos llevar adelante una institución. Eso empezó a cambiar, y era hora de que cambiara. No sé por qué pasó justo en este momento, eso se podrá analizar con el tiempo, supongo. Pero en el caso de la Academia, hubo un trabajo fuerte de Klaus Staeck, mi antecesor, que tenía muchas ganas de que las cosas cambiasen. Él me estuvo persiguiendo durante un año para que yo aceptara postularme para este puesto. Durante un año le dije que no. Los últimos meses, finalmente, logró ablandarme. Y acá estoy.
–¿Puede afirmarse que hay igualdad entre mujeres y varones en Alemania?
Creo que se está en un lugar muy avanzado respecto de otros países y que la presencia femenina en la cultura y la política son cada vez mayores –también en la Argentina, donde las mujeres pisaron siempre fuerte en la cultura y nuestra ex presidenta demostró toda la fortaleza de la que es capaz una mujer. Pero, a pesar de eso, sigue habiendo grandes diferencias y grandes injusticias. Hasta el momento en que una mujer que hace el mismo trabajo que un hombre no gane lo mismo que él, hay que seguir peleando.
Pagina12/ COMCOSUR MUJER Nº 473 – 09.05.16
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“El perdón no se puede lanzar al aire, a ver si cae en la cabeza de
quien corresponde” – Luis Pérez Aguirre
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