1) De Fidel a Ben Barka: solidaridad internacional
2) Por qué en Cuba no hay feminicidios
3) «Los cubanos responden con inteligencia a las nuevas realidades»
4) Con ley sobre tortura Chile paga lacerante deuda de DDHH
5) Los años Trump por venir
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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 16 / Nº 802 / Miércoles 7 de diciembre de 2016 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader
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1) De Fidel a Ben Barka: solidaridad internacional
Dina Bousselham (Info Libre)
El sábado 26 de Noviembre del 2016 conocíamos la triste noticia de la muerte de Fidel Castro. Su vida ha tenido más luces que sombras, aunque siempre depende de quién lo mire y de qué lado estás. Para las que hemos sufrido históricamente la opresión colonial, su solidaridad y su lucha por la emancipación de los de abajo fue un ejemplo no sólo en América Latina, sino también en África y en Asia. Mucho se hablará estos días de su biografía pero yo hoy sólo quiero hablar del Fidel internacionalista, del Fidel generoso, humano, solidario. El Fidel que nunca titubeó ante las injusticias y atrocidades que se cometían. Ya sea en Cuba, Vietnam, Argelia o Angola. Llamaba a las cosas por su nombre porque esa es la esencia de quienes pelean sin miedo frente los poderosos. Frente al imperialismo en unos años muy complicados.
Y quería recordar especialmente el aporte que hizo a los movimientos de liberación nacional en el norte de África. Las que nacimos en ese continente siempre tuvimos la mirada puesta en aquellas luchas, en aquellas conquistas que desafortunadamente en las últimas décadas se han sido desvaneciendo con el auge de los ismos (integrismo, islamismo radical) y fundamentalmente con el empoderamiento de las dictaduras monárquicas árabes, las repúblicas bananeras dictatoriales después de unos breves y gloriosos años de lucha antiimperialista y colonial. Dictaduras que siempre contaron –casualmente- con el beneplácito de EEUU y del capital hasta el día de hoy.
Por todos es conocido el apoyo que Fidel le brindó a la joven y rebelde Argelia en su lucha por la libertad contra la metrópoli francesa. En diciembre de 1961, los revolucionarios cubanos hicieron llegar su apoyo material al Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia y recibieron en Cuba a los combatientes heridos. Alcanzada la independencia, el 24 de mayo de 1963 la primera brigada médica cubana se instaló en Argel. Ese año fuerzas militares voluntarias cubanas, acudieron al apoyo de la Revolución argelina, agredida por la monarquía marroquí. Fidel acompañó a líderes del socialismo árabe como Gamal Abdel Nasser, o el lider africano Kwame Nkrumah, junto a Jawaharlal Nehru de la India y Josip Broz Tito de Yugoslavia, en la creación del llamado Movimiento de No Alineados, en la Conferencia de Belgrado en 1961, y trabajó consecuentemente desde entonces, para hacer de esta iniciativa una fuerza antimperialista, anticolonialista y progresista en la arena internacional, con capacidad para influir positivamente en la política mundial.
La Revolución Cubana estuvo apoyando y siguiendo de cerca el despertar de las luchas anticolonialistas en Angola (1960), Guinea-Bissau (1962) y Mozambique (1963) cuyo auge tuvo lugar el 24 de abril de 1965, cuando el Che Guevara ingresa en el Congo, y se inicia la epopeya de apoyo a los movimientos de liberación de África Subsahariana (sin olvidar la lucha de Fidel en el Sahara Occidental).
Su ansia por forjar una escuela de combatientes internacionalistas contra la lucha imperialista y anticolonial con el apoyo del Che Guevara dieron sus frutos en 1966. Uno de los héroes de aquella ambiciosa idea de crear una conferencia basada en la unidad y solidaridad de los pueblos de América, África y Asia fue Mehdi Ben Barka. Un joven revolucionario marroquí, con una capacidad de análisis e interpretación del mundo muy lúcida, que hizo una lectura muy acertada del momentum. Un tipo brillante que entendió muy tempranamente que había que crear las condiciones materiales para la emancipación de los pueblos. Había que instruir al pueblo, conmoverle y organizarle (os suena de Gramsci, ¿no? Pues eso). En uno de sus escritos de prepararación de la conferencia decía: «Es un acontecimiento histórico la reunión de organizaciones antiimperialistas de África, Asia y América Latina, por su composición y por estar representadas las dos grandes corrientes contemporáneas de la Revolución Mundial: la revolución socialista y la revolución de liberación nacional. Lo hace histórico también su celebración en Cuba, donde tienen lugar ambas revoluciones».
Ben Barka acabó siendo secuestrado, torturado y asesinado en Paris por la CIA en colaboración con los servicios secretos franceses y marroquíes. Jamás se ha conocido la verdad del caso Ben Barka. Su cuerpo sigue sin aparecer y nadie ha sido juzgado por ello. Pese a su asesinato meses antes de la celebración de la Tricontinental, y a pesar de la propaganda imperialista que intentaba vender la idea de un encuentro subversivo y violento, el encuentro de los líderes revolucionarios de los tres continentes supuso un éxito rotundo y una esperanza para muchos pueblos. La cita tuvo lugar en La Habana y fue presidida simbólicamente por figuras como José Martí, Antonio Macelo y Camilo Cienfuegos. Quienes habían pensado que con el asesinato de Ben Barka y la desaparición de su cadáver eliminarían para siempre su ejemplo cometieron un grave error histórico. Después de más de 50 años la imagen del heroico dirigente continúa siendo símbolo eterno de la justa lucha de los pueblos y su ejemplo se ha multiplicado.
La Tricontinental consiguió ratificar la labor de coordinación internacionalista que Fidel comenzó a desarrollar y bajo ese impulso tuvo lugar en la Habana la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) entre el 31 de julio y el 10 de agosto de 1967. Su origen había sido la decisión de los dirigentes revolucionarios de los 27 países que representaron a la región en la conferencia de enero del año anterior, para alcanzar mayor fuerza y mejor capacidad de coordinación hemisférica. La OLAS ratificó que “constituye un derecho y un deber de los pueblos de América Latina hacer la revolución…!
Este no es más que un pequeño ejemplo de la solidaridad mostrada por Fidel desde muy temprano. Las que anhelamos un mundo mejor, podemos sentirnos orgullosas de su contribución a la humanidad. El devenir de los pueblos árabes y bereberes le deben mucho a los que se dejaron su vida en la lucha por la liberación nacional y popular, pero también a quienes desde su diferentes trincheras mostraron su solidaridad y pelearon por impulsar la justicia, la igualdad, la libertad, la fraternidad en todo el mundo. Unidad, unidad y unidad. Ya lo decía el propio Fidel y no puedo estar más de acuerdo: “Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la Humanidad”.
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Dina Bousselham es coordinadora de Áreas y Responsable de Migraciones en el Consejo Ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid.
MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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2) Por qué en Cuba no hay feminicidios
Reportaje a Mariela Castro, activista LGTB cubana
(El Ciudadano)
Mariela Castro es hija del primer mandatario cubano Raúl Castro y es también la principal promotora de la sanción de una ley de matrimonio igualitario para la isla. Desde el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) que dirige hace 15 años impulsó una reforma en la ley de trabajo para quitar la “discriminación por orientación sexual” y fue responsable de una política efectiva para la prevención del VIH. Castro relató el proceso de cambio y precisó: “Hablamos de una ley de igualdad de oportunidades, porque la palabra matrimonio todavía genera muchas emociones.”
-¿En qué consiste su modelo de educación sexual?
-La sexualidad estuvo desde siempre marcada por relaciones de poder y por ideas, leyes, doctrinas basadas en esas relaciones. No siempre ha estado claro cómo cambiar ese modelo, ahora por suerte lo está cada vez más. Nuestro enfoque de la educación sexual busca mostrar cómo se fue creando esa diferencia en detrimento de otras identidades de género y sexuales.
-¿La categoría clase social sigue siendo el principio ordenador?
-No es la única, pero es clave. Porque no la pasa igual un hombre gay pobre, que uno rico; un transgénero migrante y uno blanco. En la formación que hacemos con activistas trabajamos esos entrecruzamientos y fomentamos la solidaridad. Por ejemplo, con los activistas LGBT trabajamos para que no centren en sí mismos, que no se sitúen como únicas víctimas, fomentamos que articule con otras causas justas y con toda la sociedad cubana. No tiene sentido aislarse, segregarse.
-La Revolución era muy conservadora en estos temas, ¿cómo lograron transformar ese rasgo?
-A mí me gusta hablar de este tema, no me resulta incómodo, al contrario, me permite explicar nuestro punto de vista y reconocer lo que hay que reconocer. Todo el mundo quería que la primera revolución de América Latina fuera perfecta. Pero no es posible. Los pueblos que quieran hacer revoluciones lo entenderán. No se puede saberlo todo, se cometen errores. Mi papá siempre me decía: “Fue un salto al abismo. Queríamos hacer justicia, pero no sabíamos cómo se hacía.” No sabíamos cómo gobernar revolucionariamente, porque no es lo mismo que ser revolucionario. Es una generación que ha hecho un gran esfuerzo, le merecemos un respeto que no podemos obviar. Porque lo nuevo y lo renovador cree que siempre tiene las mejores respuestas, pero las ideas biologicistas o patologizadoras también fueron vanguardia.
-¿Este cambio implicó una renovación?
-Claro. El día que la revolución deje de renovarse ya no va a ser una revolución. En estos temas se trabajaba para la renovación pero no se lograba porque no teníamos todas las herramientas, tuvimos que indagar, estudiar y reflexionar mucho.
-¿Cuáles eran los principales obstáculos?
-Los prejuicios que aprendimos de nuestros ancestros españoles, y africanos también, y que estaban en el mundo entero. Esos prejuicios no ayudaban a que se defina una política clara. Se proponían reflexiones, pero no propuestas.
-¿Cuál es la situación de los derechos de las mujeres en la isla hoy?
-La cosa buena es que las mujeres estamos organizadas, y eso da mucha fuerza. Hay muchas campañas, programas de televisión, de radio, espacios científicos. Se ha trabajado en el empoderamiento y hoy somos el tercer o cuarto país con mayor presencia de mujeres en el parlamento, hay mayor número de graduadas universitarias mujeres, hay paridad salarial desde 1959. Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento, y eso sí es un efecto de la revolución.
-¿Y la prostitución?
-No la consideramos trabajo, porque en Cuba hay otras alternativas, pero al que se persigue es al proxeneta. Hay muchas cosas que inciden y hay que tratarlas cuidadosamente para no estigmatizar.
MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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3) «Los cubanos responden con inteligencia a las nuevas realidades»
Entrevista a Salim Lamrani, investigador de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos
Cathy Dos Santos (l’Humanité)
CDS: Estudioso de Cuba, usted acaba de publicar el libro “Fidel Castro el héroe de los desheredados”. ¿Sería posible caracterizar la trayectoria de este hombre, de quien hasta sus detractores reconocen la estatura?
Salim Lamrani: En mi opinión, tres facetas caracterizan al personaje de Fidel Castro. Primero es el arquitecto de la soberanía nacional que realizó el sueño del Apóstol y Héroe Nacional José Martí de una Cuba independiente y que devolvió su dignidad al pueblo de la isla. Luego es el reformador social que defendió la causa de los humildes creando una de las sociedades menos injustas del Tercer Mundo. Por otra parte es el internacionalista que extendió una mano generosa a los pueblos necesitados y que ubicó la solidaridad y la integración en el centro de la política exterior de Cuba.
CDS: ¿Cómo se explica su prestigio en Cuba y en el mundo?
SL: Fidel Castro es un personaje controvertido en Occidente porque los medios presentan de él una imagen caricatural. En cambio es plebiscitado por los pueblos de América Latina y del Tercer Mundo que lo consideran un símbolo de resistencia a la opresión y un defensor de la aspiración de los países del Sur a la independencia, a la soberanía y a la autodeterminación. Es un rebelde mítico que entró en vida en el Panteón de los grandes libertadores del continente americano. El antiguo guerrillero de la Sierra Maestra vio su prestigio superar las fronteras continentales para convertirse en el arquetipo del antimperialismo del siglo XX y el vector de un mensaje universal de emancipación.
Los medios occidentales no han logrado entender la importancia histórica de Fidel Castro en el mundo. Desde Martí ningún otro personaje ha simbolizado con tanta fuerza las aspiraciones del pueblo cubano a la soberanía nacional, a la independencia económica y a la justicia social. Fidel Castro es un símbolo de orgullo, de dignidad, de resistencia y de lealtad a los principios. El líder histórico de la Revolución Cubana tomó las armas para defender a los oprimidos y reivindicó sus derechos a una vida decente.
CDS: Cuando se retiró de la vida política en 2006, muchos comentaristas predijeron el fin de la Revolución Cubana y estimaron que ésta no sobreviviría a la ausencia de Fidel Castro. ¿Cuál es la realidad diez años después?
SL: El error que cometen muchos observadores es pensar que el proceso revolucionario cubano descansa en los hombros de un solo hombre, Fidel Castro. Ahora bien, la Revolución ha sido edificada por varias generaciones de cubanos. Hoy día, las instituciones son fuertes en Cuba y muchos cuadros han tomado el relevo tras el retiro progresivo de la generación histórica. Ningún cataclismo ocurrió en Cuba tras el retiro de Fidel Castro en 2006 porque el pueblo de la isla tiene una gran conciencia política y está apegado a su independencia, su sistema político y su modelo social.
Cuando se anunció el fallecimiento de Fidel Castro, un inmenso sentimiento de tristeza invadió a los cubanos porque perdieron a su guía moral, a su brújula política, el que siempre estuvo en primera línea para defender el derecho de su pueblo a la autodeterminación. Fidel Castro deja como legado una idea justa y generosa: la de una lucha continua por la dignidad de los desheredados, de un reparto más equitativo de las riquezas y de una solidaridad inquebrantable con los pueblos que luchan por una vida mejor.
CDS: ¿Qué espacio ocupaba Fidel Castro en la sociedad cubana en plena mutación desde que se retiró del poder?
SL: Fidel Castro se definió como un “soldado de las ideas”. Era de alguna forma el padre espiritual del pueblo cubano, el sabio a quien se consultaba para las decisiones estratégicas por su inmensa experiencia. Fidel Castro fue hasta su último aliento un observador atento de la sociedad cubana y del mundo y expresó una gran preocupación frente al cambio climático y a la amenaza nuclear.
CDS: ¿Qué pensaba de la normalización de las relaciones con Estados Unidos?
SL: Conviene recordar la verdad histórica. Desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959, Fidel Castro expresó su deseo de mantener relaciones cordiales y apaciguadas con Estados Unidos por razones de principios y por consideraciones pragmáticas. A cambio Washington debía respetar tres principios fundamentales y no negociables: la igualdad soberana entre los Estados, la reciprocidad y la no injerencia en los asuntos internos.
Mientras Cuba extendió un ramo de olivo a su vecino, Washington respondió imponiendo sanciones económicas implacables que infligen todavía intolerables sufrimientos al pueblo cubano. Luego el presidente Kennedy organizó la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 y amenazó a la isla de desintegración nuclear durante la crisis de los misiles en 1961. La CIA multiplicó los atentados terroristas contra Cuba que costaron la vida a 3.478 personas e infligieron secuelas permanentes a otras 2.099. Desde 1959 Estados Unidos lleva una guerra política, diplomática y mediática continua contra Cuba.
Es entonces necesario recordar que el conflicto que opone Washington a La Habana es asimétrico, pues la hostilidad es unilateral. Son los Estados Unidos los que imponen sanciones a Cuba, los que ocupan ilegalmente una parte del territorio cubano (Guantánamo), los que financian a una oposición interna en Cuba y los que buscan conseguir un cambio de régimen.
Barack Obama reconoció que la política de Estados Unidos hacia Cuba era obsoleta e injusta y decidió establecer un diálogo con Raúl Castro. Fidel Castro, quien obró tanto por la paz en el mundo, desde luego estaba a favor de la resolución pacífica del diferendo que opone Washington a La Habana, aunque no se hacía ilusiones sobre las verdaderas intenciones del vecino del norte.
CDS: Raúl Castro anunció que no se volvería a presentar a su cargo en 2018, lo que significa en definitiva el fin de la “generación histórica”. ¿Cómo se considera este cambio político?
SL: Los cubanos saben desde hace varios años que Raúl Castro pondrá término de modo definitivo a su carrera política en 2018. Tienen entonces que hacer frente a tres retos de primera magnitud: el cambio generacional a la cabeza del país, la actual reforma del modelo económico y la nueva relación con Estados Unidos. Pero la Historia ha demostrado que los cubanos siempre responden con inteligencia a las nuevas realidades y que están apegados al zócalo de valores que cimientan la Revolución Cubana.
CDS: Desde 2009 la isla está involucrada en un proceso de reformas económicas estructurales ¿Acaso entran en contradicción con los ideales que han prevalecido hasta ahora y que Fidel Castro defendió hasta su muerte?
SL: Fidel Castro brindó su apoyo total al proceso de actualización del modelo económico en Cuba porque era necesario. “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”, dijo en su famosa definición del concepto enunciada el 1 de mayo de 2000. No hay ninguna renuncia a los ideales del socialismo. El Estado mantiene el control de los medios de producción y de los sectores estratégicos. El nuevo modelo económico, aunque introduce algunos mecanismos de mercado, sigue basado en la planificación socialista a todos los niveles y la empresa de Estado socialista es la forma principal en la economía nacional. El país se abre a las inversiones extranjeras –con el objetivo de atraer los capitales indispensables para el desarrollo de la nación– mediante empresas mixtas, en las que el Estado cubano dispone siempre de una mayoría de al menos el 51%.
Así, el nuevo modelo económico cubano, basado en la planificación, una política de precios centralizada, la prohibición de concentración de riqueza, un salario mínimo y un salario máximo y la protección de todas las categorías de la población, particularmente de las más vulnerables (no hubo despidos masivos), es indudablemente socialista. Pero se adapta a su época basándose en la filosofía de José Martí, héroe nacional cubano, según el cual “el primer deber del hombre es ser un hombre de su tiempo”. Tiene como objetivo alcanzar una mayor eficiencia económica, luchar contra la burocracia y la corrupción, preservar las conquistas sociales de la Revolución Cubana, reforzar la República Social y mejorar el bienestar material y espiritual de todos los cubanos.
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Salim Lamrani es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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4) Con ley sobre tortura Chile paga lacerante deuda de DDHH
Orlando Milesi (IPS)
Luego de 26 años de gobiernos democráticos, finalmente Chile cuenta con una ley de estándares internacionales, que tipifica la tortura como delito, pero que aún no es suficiente para alcanzar el anhelado “nunca más” a juicio de especialistas en derechos humanos.
La presidenta Michelle Bachelet, promulgó el 11 de noviembre una ley que tipifica los delitos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, hecho que calificó como “un paso decisivo en la prevención y erradicación definitiva de la tortura” en Chile. “Está bien que se promulgue (esta ley) y que a nivel nacional pueda prevenirse la tortura, que es lo exigido por Naciones Unidas. Pero para nosotros no significa nada”, comentó Luzmila Ortiz a IPS.
Ortiz es pareja del dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Jorge Fuentes, detenido en Paraguay en mayo de 1975 y entregado en septiembre siguiente a la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), la policía política de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). La Dina lo repatrió a Chile, donde el sociólogo fue torturado y luego desaparecido en enero de 1976, dentro de la Operación Cóndor, un plan coordinado de las dictaduras militares del Cono Sur americano que incluía la vigilancia, detención, tortura, traslado a otros países, desaparición y muerte de opositores a esos regímenes.
“A nosotros nos destruyeron la vida porque esta es una herida que no se cierra mientras no se sepa lo que sucedió con él. Esto es algo atroz y está pendiente no solo para mi sino para mi hijo”, relató Ortiz. Recordó con pesadumbre que en Villa Grimaldi, un emblemático centro de detención ilegal y torturas, “hicieron atrocidades con él. Estuvo preso en una casucha de perro. Es un dolor que uno lo lleva tan profundo y que no se puede superar”.
Para Cath Collins, directora del Observatorio de Justicia Transicional de la Universidad Diego Portales, la nueva norma es bienvenida, pero “ninguna ley puede, por sí sola, asegurar un ‘nunca más’”. “Para ello se necesitan esfuerzos en muchos ámbitos, entre ellos, en cambiar las culturas institucionales y las prácticas diarias en las Fuerzas Armadas, la policía, Gendarmería (custodia carcelaria) y otras entidades estatales”, aseveró.
El “nunca más” fue una demanda de las agrupaciones de víctimas de violaciones a derechos humanos asumida en el informe Verdad y Reconciliación, elaborado en 1991, un año después del retorno a la democracia. Allí se conceptualizó que no puede haber reconciliación si no se sabe la verdad y que es necesario conocer todos los casos como requisito para que nunca más se repitan violaciones a los derechos humanos en el país.
Collins precisó que, para avanzar en el fin de la tortura, hay que “eliminar todo vestigio de tolerancia o normalización de acciones de brutalidad, casuales o sistemáticas, y romper también con la cultura de la negación e impunidad”. Sin embargo, advirtió, “tampoco basta con intervenciones institucionales”. “Tanto las autoridades como la sociedad civil también debemos educar, y educarnos, a favor de la ética y el respeto, y en contra del autoritarismo, la prepotencia, la agresión y violencia verbal y física que muchas veces invaden nuestras interacciones sociales y relaciones diarias”, explicó la experta.
Pese a sus limitaciones, la ley permite a Chile presentarse con esta tarea hecha, cuando el 10 de diciembre se conmemore el Día de los Derechos Humanos, que este año precisamente tiene como tema la necesidad de que todos tengan un papel activo en la defensa de los derechos de los demás, parte de la nueva ética que debe crearse en este país, según Collins. El abogado de derechos humanos Nelson Caucoto, defensor de numerosas víctimas de la dictadura, sostiene que la nueva ley que tipifica la tortura “protege de mejor manera los derechos fundamentales”.
“Cada medida que signifique una ampliación, reconocimiento, protección y garantía de los derechos humanos es una forma de construir ese gran edificio del ‘nunca más’. Reconocer a cabalidad el fenómeno de la tortura como un grave crimen que hay que desterrar y sancionar con penas proporcionales a esa gravedad, es parte de la obligación estatal de no repetición de estos actos en el futuro”, comentó a IPS.
Agregó que “el tema de la tortura y los torturados en Chile, ha sido uno de los parientes pobres de esta lucha por hacer respetar los derechos humanos en dictadura. Pinochet cayó preso en Londres por (casos vinculados a) la tortura, mientras en Chile no había juicios (contra él) por esa materia”, recordó. En 2004, la Comisión sobre Prisión Política y Torturas logró que algo más de 40.000 chilenos fueran calificados como víctimas de ese delito.
La cifra es muy inferior al estimado por organizaciones de derechos humanos, que aseguran que medio millón de chilenos fueron víctimas de tortura durante la dictadura, afirmó el jurista. Los muertos por violencia política durante la dictadura militar fueron 2.920, los desaparecidos 1.193, los torturados 40.280 y los exiliados un millón, según recuentos institucionales. De los desaparecidos, se han identificado los restos de 167, según el Instituto de Medicina Legal.
Para Leopoldo Montenegro, miembro del espacio de memoria de Londres 38, otro emblemático centro de detención ilegal y torturas de la dictadura, la nueva legislación tiene una “relevancia absoluta”. Pero, a su juicio, aún prevalece “la carencia por parte del Estado de tomar decisiones fuertes respecto a temas de justicia, restitución, reparación y medidas de no repetición”.
Montenegro explicó a IPS que la nueva ley tiene un impacto preventivo, pero para el ‘nunca más’ el elemento más importante tiene que ver con la justicia. Eso requiere “que los tribunales acojan las querellas de las víctimas de tortura y castiguen a los culpables. En ese sentido solo ha habido resoluciones simbólicas”, señaló.
Destacan dos sentencias dictadas por el juez Alejandro Solís en los casos de 23 sobrevivientes de Villa Grimaldi, ahora convertido en un Parque por la Paz y memoria, y otros 19 de Tejas Verde, otro centro ilegal de detención y tortura. Caucoto resaltó como positivo el anuncio de Bachelet de crear un Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, “el que le es exigido por el Protocolo facultativo de la Convención (internacional) contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”.
“Es importante su creación pues no existe en Chile algún órgano con las facultades necesarias para prevenir la tortura. Hay que anotarlo como un gran avance”, aseveró. Montenegro, en tanto, abogó por que se adopten medidas para crear condiciones de una política de “nunca más” y advirtió sobre la falta de voluntad del Estado “para llevar adelante políticas públicas de justicia respecto de los crímenes cometidos en la dictadura”.
Para Collins “el ‘nunca más’ requiere un giro cultural, y un cambio de nuestra mentalidad, en relación a eliminar la aceptabilidad de infligir violencia o tolerar pasivamente que se inflija en nuestro nombre. No importa que se trate del opositor político de antaño, o del supuesto ‘delincuente’ de hoy”. Un informe anual del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior indicó que al 1 de diciembre del 2015 había 1.048 causas abiertas en los tribunales por violaciones a los derechos humanos.
Los exagentes de la dictadura procesados son 1.373, de los cuales 344 están condenados. Hay 177 en prisión efectiva, 58 con beneficios extracarcelarios y seis en libertad condicional. Mientras tanto, Luzmila Ortiz carga con su drama y con la enfermedad sicológica de su hijo, hoy de 45 años, “quien tenía dos años y medio cuando fue testigo de mi detención (cuando allanaron su hogar en búsqueda de su pareja) después de ser separado de su padre. Él está dañado desde entonces”, dijo.
Su caso, rechazado por la justicia chilena, está pendiente en la Corte Interamericana de Derechos Humanos “donde hay muchos otros procesos y prácticamente ya no hay esperanzas”. “Siempre hay mecanismos legales para proteger a quienes fueron los autores”, lamentó. Para ella, “lo importante es levantar la protección que sigue vigente de los torturadores”.
Bachelet, también víctima
La presidenta socialista Michelle Bachelet, quien ya gobernó Chile entre 2006 y 2010, antes de asumir un segundo mandato en 2014, fue víctima de la represión de la dictadura de Augusto Pinochet. Su padre, el general de aviación Alberto Bachelet, que se enfrentó al golpe militar, murió en marzo de 1974 en una cárcel de Santiago, de un paro cardiáco a causa de las torturas infligidas por sus subalternos, según se dictaminó oficialmente en 2012.
Tras la detención y muerte de su padre, tanto ella como su madre, Ángela Jeria, pasaron a la clandestinidad hasta que fueron detenidas y llevadas a Villa Grimaldi en 1975, antes de ser forzadas al exilio, de donde la ahora presidenta regresó en 1979. En 2002 se convirtió en la primera mujer ministra de Defensa, en América Latina.
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Editado por Estrella Gutiérrez
MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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5) Los años Trump por venir
Jorge Majfud (Alai)
La idea de que el futuro está hacia adelante es una construcción imaginaria, como casi todo, y procede de la acción de caminar. Pueblos más contemplativos consideraban que el tiempo fluía desde nuestras espaldas, razón por la cual sólo el pasado se puede ver, no el futuro. Por el pasado juzgamos lo que puede estar por pasar, pero con frecuencia vemos aparecer dragones, unicornios y todo tipo de seres y hechos inesperados.
Nadie puede ver el futuro como vemos el pasado, y quizás por esta razón se deba que el solo intento de predecirlo resulta antipático, sino arrogante. Pero no deja de ser un ejercicio necesario. Empecemos echando una mirada al pasado, que no siempre es del todo nítida.
El llamado nacionalismo islámico que vemos hoy no era tal a mediados del siglo pasado cuando muchos gobiernos de grandes países de África del Norte y Medio Oriente eran seculares y en algunos casos también eran democráticos. Sólo que tuvieron la suertedesgracia de estar sobre grandes reservas de petróleo. Fueron las potencias occidentales las que jugaron un rol decisivo interviniendo, destruyendo sus precarias democracias y estimulando el nacionalismo étnico y religioso a fuerza de humillaciones. La inestabilidad y las guerras civiles y militares terminaron desplazando a millones de personas, una parte menor de ellos hacia Europa.
Paradójicamente, este proceso fue, a su vez, la principal causa de la actual ola de nacionalismos de esas mismas potencias occidentales que, obviamente, toman su inspiración de sus propios pasados, desde las Cruzadas y la Inquisición hasta los fascismos de la convulsionada Europa de los años treinta y cuarenta. Para bien y para mal, Europa y Estados Unidos crearon esa globalización que ahora rechazan por catastrófica para la existencia de sus “esencias nacionales”; se sienten invadidos por los inmigrantes de piel oscura y religiones falsas, robados por el libre mercado que ellos mismos impusieron por generaciones a fuerza de cañón y conspiraciones.
Esta ola de nacionalismos en las potencias militares del mundo (Rusia, Europa, Estados Unidos) se extenderá a otras regiones del mundo como India, China, Japón y, probablemente con menos fuerza, a la región menos nacionalista del mundo: América Latina. Así se comenzará a construir un orden altamente inestable, proclive a nuevas guerras al estilo del siglo XX. En Estados Unidos, el presidente electo Donald Trump no cumplirá completamente ninguna de sus promesas electorales pero en su intento por hacerlo se encontrará con resultados contradictorios.
Al principio de su mandato, la economía mostrará signos de fortaleza. El parámetro más tradicional y engañoso, el PIB, recibirá un estímulo de no menos tradicionales medidas de la escuela Reagan-Bush (ej. recortes de impuestos), las que en su tiempo mejoraron la economía y aumentaron la pobreza (1981-1993). Por no hablar de los logros del segundo Bush (2001-2009). Pero también aumentarán la inflación y, en consecuencia, la tasa de intereses de la FED, lo cual fortalecerá el dólar haciendo las exportaciones estadounidenses más caras para el resto del mundo y aliviando las industrias del llamado Tercer mundo.
Los intentos de aislacionismo nacionalistas, paradójicamente, aumentarán la agresión internacional de las viejas potencias, ya que dejarán espacios libres a otros protagonistas, como China, para ocupar los mercados vacantes. China necesitará hacerlo desesperadamente, ya que la estabilidad social de su sistema depende de su economía y ésta será seriamente amenazada por una población envejecida. Los inmigrantes serán la peor solución para un sistema comunista autoritario, cerrado a su propia sociedad y abierto al capitalismo que no lo amenaza sino que lo sostiene, como lo ha hecho antes con muchas otras dictaduras de derecha en América latina.
Habrá una recesión económica en el primer periodo de Trump, lo cual creará tensión ideológica y étnica: por un lado los demócratas se beneficiarán en la disputa dialéctica y por el otro Trump responderá con la creación de dicotomías y conflictos internos y externos, al mejor estilo Vladimir Putin. Dentro de Estados Unidos la antigua herida producida por la guerra civil del siglo XIX se abrirá y sangrará como nunca antes. El sistema electoral que llevó a Trump a la presidencia habiendo perdido la elección general por dos millones de votos, fue creado para preservar los intereses del sistema esclavista del siglo XVIII; ese mismo pasado sobrevive de muchas otras formas.
En el exterior, los conflictos en Medio y extremo Oriente servirán para disimular los problemas económicos y sociales internos. Como consecuencia, nuevos movimientos al estilo de los años sesenta contra la guerra de Vietnam surgirán de forma más organizada y, en casos, violenta.
A largo plazo, el futuro de Donald Trump es oscuro. Su presidencia estará marcada por los escándalos, esta vez sin el apoyo y la impunidad de una población que quiso castigar a los políticos con alguien peor, con un falso profeta. Grupos cada vez más radicales de corte neonazi y confederados, legitimados y luego marginados por un líder que prometió e incumplirá tanto como presidente improvisado como lo hizo como empresario con un lago historial de bancarrotas y manipulaciones legales.
Trump ha navegado toda su vida entre la ilegitimidad y la discutible legalidad de sus negocios; como presidente se sentirá más protegido, pero estará más expuesto también. Es probable que se haya metido él solo en una trampa y que lo sepa. Su partido perderá la mayoría en al menos una de las cámaras del congreso y él mismo se enfrentará a intentos de impeachment, no solo por sus propios méritos sino por el deseo de los conservadores de dejar a Mike Pence en el poder, un personaje menos payasezco y un conservador mucho más radical, al mejor estilo Savonarola.
México sentirá la incertidumbre de un Gran Hermano más inestable y más hostil. Su comercio sufrirá al comienzo y más tarde sus industrias se verán beneficiadas por el peso barato. Los mexicanos pobres se repartirán entre nuevos puestos de trabajo en su país y el estímulo de un dólar fuerte del otro lado. En cualquier caso, la reducción de la inmigración ilegal presionará aún más la inflación en Estados Unidos y la caída de competitividad de sus manufactureras que deberán radicalizar el proceso de automatización y despidos de trabajadores –votantes de Trump.
Si no se produce un conflicto sangriento, dentro o fuera de fronteras, Trump no será reelecto en 2020. Un candidato joven de la izquierda sucederá al senador Bernie Sanders y explotará cierto grado de nostalgia por los años de Obama que, luego del descrédito inicial en la Era Trump, comenzará a crecer en las décadas por venir. Nuevas formas de organización sociales alejadas de las redes sociales buscarán convertir al espectador (apasionado, pasivo y acrítico) de las redes en protagonistas circunstanciales de la historia.
A más largo plazo, este orden basado en nacionalismos étnicos en un mundo globalizado, es suicida. Si sobrevivimos como especie a la catástrofe ambiental, acelerada por los negacionistas, y a las nuevas guerras tribales, la humanidad volverá al camino de la consolidación de una conciencia más global, de una justicia internacional y de democracias más directas y más responsables. Aunque, claro, con demasiada frecuencia, hasta el más humilde optimismo sobre la especie humana suele probarse exagerado.
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Jorge Majfud
Escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis y otras novelas.
MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DE 2016 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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