1) Huelgas de hambre en cárceles israelíes y estadounidenses
2) África: La deuda que no pagará Macron.
3) Brasil: El gobierno golpista siente la fuerza del movimiento popular
4) Pakistán está al borde de la anarquía
5) El futuro de Corea en manos de los coreanos
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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 17 / Nº 819 / Miércoles 10 de mayo de 2017 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader
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1) Huelgas de hambre en cárceles israelíes y estadounidenses
Amahl Bishara (MERIP)
Traducción para Rebelión de Loles Oliván Hijós
El 17 de abril de 2017 más de 1.500 presos políticos palestinos iniciaron una huelga de hambre para mejorar sus condiciones dentro de las cárceles israelíes. Sus reivindicaciones incluyen el acceso a la educación, la atención médica adecuada y el fin de la práctica del aislamiento. Hacen huelga para que la vida de sus familias sea más fácil; también para que se garantice el derecho a las visitas regulares y para que los funcionarios de prisiones traten a las familias respetuosamente. Y están en huelga para protestar contra una de las políticas israelíes más obviamente injustas: la detención administrativa , o el encarcelamiento indefinido sin cargos ni juicio.
Israel mantiene encarcelados a 6.300 prisioneros políticos palestinos , 300 de los cuales son menores de edad. Quinientos están bajo detención administrativa; 458 han sido sentenciados a cadena perpetua; 61 son mujeres; 13 son miembros del Consejo Legislativo Palestino (CLP); 70 son ciudadanos de Israel. A diciembre de 2016, 24 eran periodistas ; uno era un payaso de circo . Al menos 400 palestinos han sido detenidos en los últimos años por publicar en redes sociales posts considerados por los funcionarios israelíes como incitación a la violencia. Asimismo, se ha sabido que la policía israelí ha detenido a otras 400 personas que no habían cometido ningún delito ni escrito nada que la policía considerara amenazante. No obstante, se las detuvieron en base a un algoritmo que pretende predecir quién cometerá un crimen.
Una huelga de hambre es una experiencia desgarradora para quienes la llevan a cabo. Después de dos semanas, los cuerpos de los huelguistas comienzan a degradar su musculación para sobrevivir. Sienten frío, pierden la capacidad de mantenerse en pie, luego la de oír y en muchos casos la de ver. Además, los palestinos hacen huelga de hambre en cárceles administradas por un Estado que no solo los considera enemigos sino también “terroristas”. Los funcionarios penitenciarios han castigado a los huelguistas trasladándolos de cárcel en cárcel y confinando a muchos de ellos en celdas de aislamiento. Mientras tanto, un grupo de jóvenes israelíes organizaba una una barbacoa en el exterior de una prisión en Cisjordania.
Al mismo tiempo, en el exterior continúa la batalla para deslegitimar a los presos palestinos. El 1 de mayo, el ministro de Seguridad Pública y Asuntos Estratégicos de Israel, Gilad Erdan, utilizó los términos “terrorismo” o “terrorista” no menos de 18 veces en un artículo de menos de 900 palabras publicado en The New York Times.
Los palestinos tienen claro que las cárceles israelíes son un elemento histórico dentro de un sistema de opresión. También en The New York Times, el preso y miembro del CLP Marwan Barguti subrayaba el carácter colonial de las cárceles israelíes , y cómo las políticas de detención de Israel violan el derecho internacional. La ex prisionera y actual miembro del CLP Jalida Jarrar afirmaba en The Washington Post el derecho de los palestinos a resistir una ocupación ilegal.
El sumud o la firmeza colectiva
La resistencia es transformadora. La antropóloga Lena Meari escribe sobre la práctica de la firmeza o el sumud por parte de los presos y presas palestinos. Ser firme da a los individuos la fuerza para soportar los interrogatorios israelíes; conecta a los menores encarcelados con sus padres en el exterior; refuerza el sentimiento de colectividad entre los presos de manera que la delación no sea una opción en los interrogatorios. Meari scribe, “Sumud… es un proceso creativo infinito, una cadena de ecos que refleja y crea la victoria… Al practicar el sumud el preso siente en su piel a todos los demás”.
Hasta tal punto es así que los presos dejan de comer en nombre del derecho a las visitas de los padres y madres, mientras que los padres en el exterior de la cárcel, alzan las fotografías de sus hijos e hijas presos y presas en concentraciones que les traen desde sus pueblos y ciudades. Aunque estén libres de prisión, los padres y madres atraviesan las capas de violencia y ruinas que 50 años de ocupación militar israelí han dejado en el camino.
De hecho, la huelga moviliza a las familias y a las comunidades para reafirmar que lo dejan todo para que la calidad de vida de sus presos mejore . El 27 de abril una huelga general en Cisjordania cerró tiendas, bancos, fábricas, instituciones gubernamentales y universidades –todo menos las escuelas secundarias, los servicios médicos de urgencia y los hospitales. Se han instalado carpas de solidaridad en la mayoría de las ciudades. Comités populares han organizado manifestaciones y preparado exposiciones públicas de arte. La huelga es también un momento para movilizar el boicot local de los productos israelíes. Como dice la ex prisionera Ahlam al Wahsh, “vamos al muro de separación cada día y lanzamos al otro lado mercancías israelíes para enviar un mensaje a los ocupantes de que no son bienvenidos aquí. Nos esforzamos para que sus productos no estén en nuestras ciudades”. Su vida está marcada por su encarcelamiento de adolescente a finales de los 70: “Cuando salí de la cárcel no dejé una prisión israelí sino una escuela palestina donde me formé como la persona que soy ahora”.
Es doloroso saber que los seres queridos están en huelga de hambre. Isra 'Abu Srur, sobrina de un huelguista, Naser Abu Srur, encarcelado durante un cuarto de siglo, dice: “ha sido especialmente difícil para mi abuela. Se pasa todo el día en la carpa solidaria. Vamos todos a las manifestaciones. Es lo menos que podemos hacer”. Y añade: “Esperemos que sus reivindicaciones sean satisfechas porque se trata de simples demandas humanitarias”. La organización israelí de derechos humanos B'tselem coincide con esta evaluación. De hecho, como lo explica el ex prisionero Jaled al Azraq, casi todas las reivindicaciones son en realidad peticiones para que se restablezcan los derechos que los presos y presas habían obtenido mediante huelgas anteriores pero que se han eliminando a lo largo de los años. El propio al Azraq participó en huelgas de hambre en 1987, 1994, 1998, 2000 y 2004.
Al Azraq añade que la huelga está diseñada para movilizar la calle palestina y reavivar la estima por el movimiento de presos y presas. “La huelga está organizada bajo el lema Una huelga por la dignidad y la libertad”, explica. “No hay libertad para los presos y presas pero tienen intacta su dignidad. Somos nosotros, los que estamos fuera, los que tenemos que restaurar nuestra propia libertad y dignidad”. Al Wahsh y al Azraq también pasan sus días en la carpa de solidaridad. Lo que intento es estar con las madres para infundirles ánimo y levantar su espíritu”.
Huelga en las cárceles de EEUU
Apenas unos meses antes de que los prisioneros palestinos comenzaran a negarse a comer se produjo otra huelga de presos en otro continente que denunciaba una historia de desposesión racista. El 9 de septiembre de 2016, en el cuarenta y cinco aniversario de la creación de la prisión de Attica de Nueva York, 24.000 presos de 20 prisiones de al menos 12 estados, incluyendo Alabama, Mississippi, Texas, Oregon y Georgia, se declararon en huelga para protestar por las condiciones laborales en el interior de las prisiones en EEUU. Como declararon los organizadores , “con una sola voz que surge de las celdas de aislamiento y que resuena en cada celda y en cada bloque de Virginia a Oregon, nosotros, los prisioneros de Estados Unidos juramos que acabaremos finalmente con la esclavitud en 2016”. La Enmienda Trece de la Constitución estadounidense con la que en otro tiempo se puso fin a la esclavitud contiene una excepción para el trabajo penitenciario .
Toda cárcel es política
Para quienes tengan dudas de que toda prisión es política vale la pena comparar las tasas de encarcelamiento de hombres negros en EEUU con las tasas de encarcelamiento de palestinos. Según la NAACP, uno de cada seis hombres afroamericanos ha sido encarcelado . Según el grupo palestino de derechos humanos Adamir, aproximadamente uno de cada cinco palestinos de los territorios palestinos ocupados ha sido encarcelado desde que comenzó la ocupación israelí de 1967.
En ambos casos el sistema de justicia queda gravemente comprometido aunque sea de manera diferente. Para los palestinos, las tasas de condena superan el 99% . En EEUU, el 97% de las acusaciones criminales que no son rechazadas se resuelven a través de acuerdos por el que el acusado admite ser culpable para reducir su sentencia en lugar de mediante juicios. Este hecho es preocupante porque aunque sean inocentes, hay muchas personas que tiene múltiples razones para declararse culpables antes que arriesgarse a un juicio.
En EEUU la prisión socava la democracia cuando aproximadamente uno de cada 13 afroamericanos en edad de votar no lo puede hacer debido a las leyes de privación de derecho al sufragio de los criminales. En tres estados, Florida, Virginia y Kentucky, más de uno de cada cinco afroamericanos está privado de sus derechos. Por supuesto, a todos los palestinos que viven bajo ocupación militar en Cisjordania y la Franja de Gaza se les niega el derecho a participar en las elecciones israelíes a pesar de que Israel ha mantenido la ocupación durante medio siglo.
El sistema carcelario alimenta un racismo que mata. En EEUU, la pena de muerte se ejecuta de manera desproporcionada contra personas de color . En la última semana de abril, las autoridades de Arkansas programaron un terrible desfile de ejecuciones –cuatro personas fueron ejecutadas– para evitar que vencieran las fechas de caducidad de los fármacos utilizados en las inyecciones letales. Este racismo alimenta la brutalidad policial. El 29 de abril, un oficial de policía disparó en la cabeza a un muchacho negro de 15 años , Jordan Edwards, mientras conducía un automóvil después de una fiesta en un barrio de Dallas. A principios de la primavera, un joven palestino, Mohammed Aamar Jalad, murió solo en una celda de un cuarto de hospital , tres meses después de que soldados israelíes le disparasen y lo detuvieran cuando cruzaba la calle de manera aparentemente sospechosa cuando se dirigía hacia su última sesión de quimioterapia. Los funcionarios del ejército israelí ni se molestaron en informar a su familia sobre su situación, ni siquiera cuando murió.
Las cárceles israelíes y estadounidenses son distintas entre sí. Pero cuando las comparamos podemos reconocer que la prisión como herramienta no sólo amenaza la vida de quienes viven en la cárcel sino que permite asimismo segregar de forma racista y mortal a una parte de la población del resto. Cuando nos posicionamos contra las cárceles lo hacemos por la dignidad de la gente negra y morena, de los desposeídos. Como dice Ahlam al Wahsh, hablando de la actual huelga de hambre palestina, “tenemos que ganar, porque la batalla de los presos y presas es la batalla de los palestinos”.
MIÉRCOLES 10 DE MAYO DE 2017 – COMCOSUR
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2) África: La deuda que no pagará Macron.
Guadi Calvo (Línea Internacional)
El nuevo presidente francés Emmanuel Macron, ya se sabe, no es una buena noticia para nadie, de no ser si usted al igual que él es accionista en varias empresas del grupo Rothschild o de Nestlé. Cuyo actual C.O. y fundamental mentor de Macron, el austriaco Peter Brabeck-Letmathe, considera, entre otras bellezas, que el agua no debe ser un recurso de libre acceso.
Macron, un engendro, ya no tan extraño, de la especulación financiera y los carteles mediáticos, antiguamente conocidos como Medios de Comunicación, aparece para exterminar lo poco que entre el dueto Nicolás Sarkozy – François Hollande, han dejado en pie del estado de bienestar francés.
Es por lo menos paradójico que justamente un 8 de mayo, cuándo millones de francés, acompañados de otros millones de europeos y demás buenas conciencias del mundo festejan que la democracia ya evitado el triunfo de Marian Le Pen, la más insigne representante de la ultraderecha europea, por no acusarla abiertamente de fascista, este baño de “democracia y libertad” le sirva al estado francés para disimular uno de los crímenes más oscuro y atroz de su historia.
Mientras el mundo libre, respira aliviado por los 63.85 % de Emmanuel Macron, a nadie se le ocurre conmemorar el trágico 8 de mayo de 1945.
Este mismo estado francés, que refuerzas sus resortes democráticos, oculta hace 72 años, que en las mismas horas que se festejaba la derrota de la barbarie nazi, casi exactamente igual que ahora, en un alejado pueblo argelino el general Raymond Duval, por orden del general Charles De Gaulle, junto al ejército colonial, compuesto fundamentalmente por senegaleses, y con el apoyo de los mercenarios de la Legión Extranjera, iniciaba una campaña represiva que solo duraría cinco semana, pero serviría para poner a Francia, solo por este hecho en la misma lista de estado genocida que con tanta razón le achacaban a la Alemania de entonces.
En el pueblo de Sétif, en la región de Constatina en el centro de Argelia, los pobladores habían salido a marchar, no solo para festejar la victoria sobre Hitler, al fin al cabo Argelia, al igual que muchas otras colonias francesas, había aportado cerca de 150 mil hombres a esa victoria, sino para reclamar el fin del estado colonial que le había impuesto Francia en 1830.
Aquel día miles de argelinos, desafiando la autoridad del subprefecto Butterlin, se movilizaron, agitando banderas argelinas, pancartas con consignas como “Argelia Libre”, o pidiendo la libertad del entonces líder independentistas Messali Hadj y cantando el himno nacionalista Min Djibalina (De nuestras montañas). Butterlin dio la orden de dispersar a los manifestantes que se resisten y se producen los primeros choques, que según las autoridades dejó 100 franceses muertos, aunque también se habla de los primeros 1500 muertos argelinos. La revuelta se extendió a las localidades cercanas como Guelma, Biskra, Hueso, Kherata y Constantino. En Guelma, se producen las primeras detenciones extrajudiciales y seguidas de ejecuciones sumarias de argelinos.
Tras aquellos sucesos con el valor que nunca demostró frente a los nazis, esta vez sí, De Gaulle ordenó reprimir las poblaciones civiles de Sétif, Guelman y Kherrata, bajo el lema de “Una Argelia francesa”.
Duval no se detuvo en detalle y durante las cinco semanas siguientes arrasó aldeas, fusiló y torturó, violó mujeres, masacró niños y cada vez que encontró a aldeanos refugiados en cuevas o bien las taponaron para que no puedan salir y mueran allí ahogados o bien les prendió fuego. Buques de la armada bombardea las costas de Kherrata, y las localidades costeras de Achas, los Acantilados y Mansouria. Lo que obliga a la población a refugiarse en las montañas, por lo que serán perseguidos por una escuadrilla de 18 aviones que se encargó de exterminar a los aldeanos. La “heroica” campaña de Duval dejó cerca de 50 mil víctimas civiles. La operación de “caza del árabe”, como la llamaban los colonos franceses, por parte del ejército francés, contra un pueblo inerme, que no solo había reclamado por su independencia, sino que ayudó a liberar a la propia Francia del nazismo, encendió la mecha de lo que pocos años después se empezaría a llamar la Guerra de Argelia.
De Gaulle, sabía que la guerra había despertado un estado de inestabilidad política que se vivía en el mundo colonial francés, y que si de alguna manera no daba un buen escarmiento al movimiento independentista argelino, podría replicarse en el resto de las colonias.
Lo que sádicamente la burocracia francesa llamaría: “los eventos o trastornos del Norte de Constantine” se mantuvo ocultó durante años, recién para el triunfo del Frente de Liberación Nación Argelino (FLN) en 1962, algunas informaciones surgieron sobre los hechos de que Francia guardó un elegante silencio. El único reconocimiento cuasi oficial de su intervención en los “eventos” del Norte de Constantine llegó en febrero del 2005 por medio de su Embajador en Argelia, Hubert Colin de Verdière, en visita oficial a Sétif, cuándo se refirió al hecho como una “tragedia imperdonable”.
El colonialismo la única posibilidad de Francia.
Sin dudas los festejos por la victoria electoral de Macron, no se extenderá por mucho tiempo, más allá de que Francia y es resto de los “democráticos “del mundo, tal como ha publicado algún medio “Francia Liberada”, la obviedad es preguntarse ¿de quién? Pero ya no importa, lo interesante de estos festejos tan calurosos porque se ha detenido al “populismo nacionalista”.
Los que sin duda no tienen nada para festejar, como siempre, son los países africanos y particularmente las ex colonias francesas, que desde hace ya más de 20 años, Francia está intentado reagrupar, relegitimando su rol de metrópolis con el único fin de continuar con su sangría de recursos naturales, la que a pesar de la independencia obtenida por la mayoría de esos países en los años sesenta, pretenden evitar la competencia con muchas empresas occidentales, sino y fundamentalmente chinas. Pekín desde fines de los años setenta ha iniciado una expansiva ola de inversiones en infinidad de rubros, logrando posesionarse con una notable ventaja.
Macron, depende del ordenamiento de esas 31 naciones africanas, que representan casi 120 millones de habitantes francoparlantes por otra parte, para remontar la crisis financiera, la desocupación y la inflación en Francia. Países extraordinariamente ricos en hidrocarburos, en materiales fundamentales como el coltán o el uranio, pesca y con potencialidades geoestratégicas, en los que China tiene ya fuertes inversiones, obligaran a una política mucho más agresiva de la que tuvieron sus dos últimos sucesores.
La mayoría de las antiguas colonias francesas continúan manteniendo con Paris una dependencia económica y monetaria, como si los 57 años de vida independiente no hubieran significado nada. El Franco CFA (Colonias Francesas de África) creado por De Gaulle en 1945, sigue vigente en una quincena de esas ex colonias.
Como parte de los acuerdos de independencia, las ex colonias, por una disposición implementada por De Gaulle, debían seguir depositando el 100% de las reservas nacionales o Producto Interior Bruto (PIB) en el Tesoro Público francés. Aquella usurpación comenzó a reducirse recién a partir de 1973. En 2005 ese porcentaje se rebajó al 65%, para entonces según algunos informes el total de los depósitos africanos en Francia llegaron a los 72 mil millones de euros. A este año los depósitos africanos han disminuido al 50%.
Macron en campaña se ha limitado a alguna referencia brumosa sobre cuál será su política respecto a África, mencionado aspecto sobre la lengua y la cultura francesa, sin profundizar en cuestiones de inversiones y asistencias. Macron, ex ministro de economía del saliente Hollande, conoce muy bien esos números y si no ha presentado planes es porque no existen.
Tampoco el nuevo presidente se ha referido claramente a sus políticas para contener los movimientos wahabitas vinculados a al-Qaeda y al Daesh, o la nueva formación que ha reagrupado a pequeños organizaciones como al-Qaeda para el Magreb Islámico en el Sahara, Ansar Dine y el Frente de Liberación de Macina y al-Murabitoun llamada Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin, (Grupo para la Victoria del Islam y sus fieles) que actúan en países de su injerencia, particularmente en la franja del Sahel y en el norte de Mali, donde la operación Barkhane, del ejército francés continúa ininterrumpida desde 2012, conteniendo la insurrección tuareg, al tiempo que protegiendo los ricos y vitales para Francia, yacimiento de uranio.
Macron, si de algo sabe es de especulación financiera y eso se trata de ganar sin invertir, de cobrar sin pagar nada, por lo su respuesta a África queda bastante evidente.
MIÉRCOLES 10 DE MAYO DE 2017 – COMCOSUR
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3) Brasil: El gobierno golpista siente la fuerza del movimiento popular
Emir Sader (Alai)
El ensayo fue largo, pero el paro general despuntó y paralizó Brasil. De norte a sur, en las ciudades grandes, medianas y pequeñas, el país se detuvo y salió a la calle para manifestar la defensa de los intereses de todos contra la ofensiva antipopular del gobierno golpista.
Si estaba apostando al fracaso del paro general para seguir adelante con la anulación de los derechos de la mayoría de la población, el gobierno se equivocó. Se apresuró para aprobar la liquidación del Código de Trabajo (CLT, por sus siglas en portugués), la tercerización, la eliminación de la seguridad social pública, para ponerse al servicio del mercado y los medios de comunicación, pero ahora se choca con el país real.
Hasta ahora el gobierno se apoyó en la mayoría conservadora en el Congreso, como si ella fuese representativa de la sociedad, para llevar adelante su programa regresivo. Fue acumulando resistencias, en el movimiento popular y en su propia base de apoyo.
Los movimientos populares, por su parte, fueron acumulando fuerzas, hasta el gran reto de la huelga general. Hay quienes piensan que es la solución definitiva de los conflictos. No es así. Es una gran demostración de fuerza y, al mismo tiempo, un momento de gran toma de conciencia por parte de los trabajadores de su papel de productores de toda la riqueza que tiene el país.
Su éxito eleva la lucha contra el gobierno golpista a un nivel superior. Las condiciones de rechazo a poner fin a la seguridad social ya existían, ahora se trata de frenar la eliminación del CLT en el Senado, con el fin de poner un límite a los avances del Gobierno y hacer que pierda la iniciativa y pase a temer cualquier nueva votación en el Congreso.
La lucha de clases irrumpe directamente en los enfrentamientos democráticos entre gobierno y oposición. Si el gobierno trata de mantener el centro de los enfrentamientos en el Congreso, valiéndose de la mayoría que todavía detiene, los movimientos populares lograrán ocupar las calles, donde la correlación de fuerzas le es totalmente favorable.
La dinámica de avanzar con el paquete de maldades del gobierno genera, al mismo tiempo, resistencias populares cada vez más amplias y, por lo tanto, pone límites al paquete. Cuanto más nos acercamos a las elecciones de 2018, el gobierno está encontrando con más resistencias dentro de su propia base de apoyo en el Congreso. Sumando las resistencias populares, se va configurando una tormenta perfecta para el gobierno, sobre todo a partir del segundo semestre mitad de este año.
Luego del paro general, el movimiento popular precisa seguir movilizando a sectores cada vez más amplios de la sociedad a partir de la conciencia de cómo se está vulnerando sus derechos, de cómo el país está retrocediendo, de cómo Brasil solo con la restauración de la democracia puede volver a crecer y a distribuir el ingreso. Necesita, al mismo tiempo, aumentar la presión sobre los legisladores para impedir la aprobación de la anulación de la seguridad social pública en el Congreso, de la eliminación del CLT en el Senado.
El movimiento popular necesita, al mismo tiempo, luchar para garantizar el derecho de Lula a ser candidato presidencial, que es la condición para que tengamos elecciones democráticas y de la recuperación del derecho del pueblo a decidir libremente, mediante el voto, sobre los destinos que desea para el país. Se trata de trabajar para anular toda capacidad de iniciativa del gobierno, para que éste vea que cualquier acción que realice será rechazada políticamente, que tendrá respuestas cada vez más drásticas y amplias de la población.
El paro general, por su éxito, es un nuevo marco en la lucha por la democratización del país y por la obstrucción de la acción mortífera del gobierno golpista contra Brasil. Refuta a quienes acusan al pueblo brasileño de una falta de voluntad de luchar por sus derechos y por los destinos del país. Muestra que la sociedad brasileña, movilizada y consciente, es capaz de restaurar la democracia y reconducir al país de nuevo por los caminos que fueron interrumpidos por el golpe.
(Traducción ALAI)
MIÉRCOLES 10 DE MAYO DE 2017 – COMCOSUR
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4) Pakistán está al borde de la anarquía
Linchamiento desata indignación en Pakistán
Zofeen Ebrahim (IPS)
Aimal Khan, de 27 años, aviador de la Fuerza Aérea de Pakistán, advierte que el país terminará en el caos si el gobierno no actúa contra el abuso de las leyes sobre blasfemia. “La gente las empleará para resolver rencillas personales”, aseguró.
Él debería saberlo. Su hermano menor, Mashal Khan, de 25 años, fue asesinado por una multitud que lo acusaba de haber cometido blasfemia. “Se convirtieron en juez, jurado y verdugo”, denunció Aimal. Alumno de la Universidad Abdul Wali Khan, en la norteña ciudad de Mardan, Khan era conocido por pronunciarse en contra de la corrupción y las injusticias imperantes en la sociedad. El 13 de abril la multitud lo mató a balazos, lo desnudó y mutiló su cadáver.
La investigación policial posterior a su asesinato no encontró pruebas de que la víctima hubiera cometido blasfemia. Desde entonces las autoridades arrestaron a 47 de los 49 acusados. El activista político y abogado Jibran Nasir dijo a IPS que las leyes de blasfemia son utilizadas por la mafia de la tierra para desalojar a la gente, y también por organizaciones fraudulentas para recaudar fondos y reclutar miembros.
“Los medios de comunicación social se han convertido en una herramienta potente en los que una cuenta falsa con apenas un tuit blasfemo puede matar a alguien”, destacó, en alusión a la cuenta apócrifa creada en nombre de Mashal Khan para involucrarlo en un acto de blasfemia. Según el líder de la oposición Syed Khursheed Shah, desde 1990, 65 personas fueron asesinadas por acusaciones de blasfemia, pero nadie fue sometido a la pena capital por esos crímenes. “Si el trágico asesinato de Mashal pudiera reavivar el debate y llevar a la reforma de la (legislación sobre) blasfemia, sería un homenaje digno de su valentía y coraje”, expresó a IPS Reema Omer, abogada de la Comisión Internacional de Juristas.
“La ley debería haber sido revisada y reformada hace mucho tiempo. Estos incidentes son los últimos, pero no los primeros”, señaló Nasir. Si bien la explotación de estas leyes puede corregirse mediante reformas procesales, lo que está intrínsecamente mal es que se está violando la jurisprudencia Hanafi – la que tradicionalmente se aplica en Pakistán – que no aplica la pena de muerte por blasfemia a los no musulmanes, a diferencia de la ley pakistaní vigente, afirmó.
Asia Bibi, una mujer cristiana, fue condenada en 2010 a la horca por una corte del distrito de Nankana, por el delito de blasfemia contra el profeta Mahoma. La organización de derechos humanos International Christian Concern considera su caso uno de los más “polémicos” y notorios ejemplos de abuso de las leyes sobre blasfemia. Aunque es improbable que la ley se elimine, muchos consideran que esta es la oportunidad para reavivar el debate. En 1986, para “islamizar” el país, el entonces líder del Pakistán, el general Mohammad Zia ul Haq, promulgó las leyes de blasfemia. Todo intento posterior de iniciar una discusión sobre el tema fue censurado o silenciado.
En 2011, Salmaan Taseer, entonces gobernador de Punjab, fue asesinado por expresar su apoyo a Asia Bibi. A su muerte le siguió el crimen de Shahbaz Bhatti, un ministro que opinó que la ley se estaba aplicando erróneamente. Maulana Fazalur Rehman, líder del partido religioso Jamiat Ulema-e-Islam (Fazal) – que tiene gran cantidad de adeptos en la provincia de Jiber Pajtunjwa -, aunque condenó el linchamiento de Khan, dijo que las fuerzas liberales aprovecharían el incidente para solicitar la modificación de las leyes. Y advirtió que a nadie se le permitiría cambiarlas.
“Durante unos días, tras la indignación general se creyó que había llegado el momento para realizar una revisión crítica de las leyes sobre blasfemia. Los clérigos estaban a la defensiva”, observó IA Rehman, un destacado activista por los derechos humanos.
Pero la euforia duró poco.
Rehman añadió que los legisladores pertenecientes a partidos religiosos rechazaron una resolución del poder legislativo para revisar las leyes en cuestión y que antes habían respaldado. El activista alberga pocas esperanzas en el primer ministro Nawaz Sharif, quien en abril sobrevivió a un intento de destitución gracias al veredicto de la corte suprema, después de que la oposición lo acusara de corrupción.
El partido gobernante, Liga Musulmana de Pakistán, “no enfrentará a los clérigos en esta etapa. La oportunidad de hacer algo con respecto a (las leyes sobre) blasfemia se perderá una vez más”, se lamentó Rehman. El partido de gobierno “es cómplice de la ortodoxia, por lo tanto no hay esperanza de un cambio para mejor”, sentenció. Sin embargo, otros aseguran que las leyes no tienen nada que ver con los recientes episodios de linchamiento, ya que ni siquiera fueron mencionadas por los perpetradores.
Tras el crimen de Khan, en otra parte de Pakistán un hombre fue asesinado a tiros por sus tres hermanas. La víctima fue acusada de blasfemia en 2004 y las hermanas, en su confesión, dijeron que las había incitado el imán de la mezquita de su vecindario. El mismo día, una multitud atacó a un hombre después de las oraciones del viernes en la ciudad de Chitral, en el norte de Pakistán, pero el imán de la mezquita y agentes de policía lograron intervenir a tiempo para su rescate. El hombre sufría una enfermedad mental y se dirigía a Islamabad para recibir tratamiento.
“No es la ley sino el pueblo, un pueblo que se ha vuelto loco”, comentó el educador Pervez Hoodbhoy, que enseña física en las universidades de Islamabad y Lahore. En el caso del linchamiento “es evidente que las pasiones religiosas se encienden fácilmente porque día tras día lo único que oímos son sermones religiosos”, subrayó. Pero la abogada Omer tiene otra opinión. “Los homicidios en nombre de la blasfemia y la violencia de la multitud… no pueden separarse de la ley y su pena de muerte obligatoria, la impunidad – incluso el patrocinio – que disfrutaron los responsables en el pasado, y el uso de la blasfemia por el Estado para reprimir a las voces disidentes o críticas”, manifestó.
Con respecto al clima reinante poco antes del asesinato de Khan, recordó el empuje de diversas instituciones estatales contra los blasfemos, a quienes calificaban de “terroristas”, mientras exhortaban a la gente a denunciar los actos de blasfemia para que se tomaran rigurosas medidas contra los responsables.
Traducido por Álvaro Queiruga
MIÉRCOLES 10 DE MAYO DE 2017 – COMCOSUR
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5) El futuro de Corea en manos de los coreanos
Xulio Ríos (Rebelión)
El culebrón coreano se asemeja cada día más a una montaña rusa. Un día estamos al borde de la guerra y al siguiente a un paso de una entrevista inédita Trump-Kim (otro tanto ocurrió con China: un día Trump habla con Tsai Ing-wen para desairar a Xi Jinping y poco después se deshace en elogios a él y descarta volver a conversar con Tsai sin su “permiso”). En perspectiva, recuérdese que, alternativamente, anteriores administraciones de EEUU ya ensayaron con Corea del Norte la firmeza y el diálogo. Y si el diálogo brindó relativos réditos y valiosos momentos de calma (reunión de familias, inversiones, etc), la política de sanciones ha sido un fracaso. La actual estrategia, de haberla, tiene altas probabilidades de fracasar igualmente.
El escenario ante nosotros es tan desconcertante como desestabilizador. Si trascendemos Corea del Norte, la razón inmediata más poderosa que podría explicar este repentino y acusado interés de Trump por agitar las tensiones con Pyongyang pudiera ser la de contribuir a que Seúl elija en las elecciones anticipadas del 9 de mayo un candidato dispuesto a continuar con la instalación del sistema de defensa antimisiles THAAD, pieza que algunos consideran clave en una hipotética política de contención de China. Tras la desastrosa presidencia de la conservadora Park Geun-hye, el gran favorito en esta elección es Moon Jae-in, candidato que desea recuperar el diálogo con Pyongyang y repensar la pertinencia de dicha instalación, promovida con calzador en un contexto de grave inestabilidad política en Seúl. . La exacerbación de las tensiones puede inclinar al electorado hacia las opciones de “fuerza”. O no. Se han registrado importantes enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los habitantes de Seongju, que pretenden paralizar el despliegue.
Por otra parte, es verdad que Kim Jong-un ha persistido en los últimos años y meses en sus desafíos; también lo es que las intensas maniobras militares de EEUU y sus aliados han preocupado incluso a muchos surcoreanos, inquietos por la falta de control de los acontecimientos por parte de su propio gobierno, siempre a expensas de las opciones unilaterales de Washington. Pyongyang ha respondido con mucho ruido, pero de baja intensidad final: pruebas fallidas de misiles, ejercicios de artillería, etc.
El secretario de Estado Tillerson declaró en su gira por la zona que EEUU no quiere “cambiar el régimen” y que ansía “una solución negociada”. Pero la presión militar aumenta como consecuencia de una sorprendente cuando menos consideración del régimen juche como el principal desafío de su política exterior. Ante el simulacro de lanzamiento de una bomba nuclear contra los principales objetivos de Corea del Norte o la presencia del portaaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque en unos ejercicios coordinados con Seúl y considerados los más grandes de la historia, la preocupación sube enteros.
La justificación de la instalación del sistema THAAD es la amenaza norcoreana. Beijing y Moscú aseguran que las intenciones reales van más allá, abarcando el norte, noreste y algunas zonas del este de China, así como el extremo oriente de Rusia. De hecho, dicen, no podrá neutralizar los misiles norcoreanos si Pyongyang los lanza a gran escala. Ambos países estudian medidas militares de respuesta a lo que consideran una “provocación”. En un contexto de distensión Seúl-Pyongyang, los argumentos estadounidenses flojearían. Beijing presiona para demostrar su capacidad de gestión de la crisis y evitar un desenlace negativo para sus intereses. Si Kim Jong-un va por libre, puede pagar un alto precio.
La presión ambiental puede devenir en resultados contrarios a los esperados por los estrategas de la Casa Blanca, especialmente si lo que buscan realmente es garantizar la continuidad del THAAD a toda costa. Moon Jae-in, según las encuestas, dobla las expectativas de su rival más directo, Ahn Cheol-soo, y casi triplica al candidato del partido hasta ahora gobernante, Hong Joon-pyo.
Puede que Trump gesticule una vez más con las amenazas y advertencias, con tácticas oportunistas con las que espera obtener a cambio no se sabe muy bien qué, pero con este proceder pierde credibilidad en la mayoría de los países de la región, confundidos por un manejo desconcertante de la tensión. Por el contrario, la propuesta china de “doble suspensión” (de pruebas a un lado y de ejercicios militares a otra) puede abrir camino a la recuperación de la sensatez. ¿Habrá un punto de inflexión el 9 de Mayo? El futuro de la península de Corea deben decidirlo los coreanos.
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China
MIÉRCOLES 10 DE MAYO DE 2017 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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