1) Raúl Sendic (1925 – 28 de abril – 1989) /Guillermo Chifflet
2) Héctor Germán Oesterheld /Eduardo Anguita – Daniel Cecchini
3) Ricardo Collazo /Henry Engler
4) No mueren de hambre…“Los están matando de hambre” /Sergio Ferrari
5) Covid 19 un largo año: la ofensiva persiste, el desgaste social avanza, crece la resistencia /Luis E. Sabini Fernández
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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1) RAÚL SENDIC (1925 – 28 de abril – 1989)
Por Guillermo Chifflet /mayo de 2007 /Prólogo para la edición ilustrada de “Cartas desde la prisión de” Raúl Sendic *
Esta obra vencerá el tiempo. Por su belleza. Por los temas que trata. Por su estilo, nacido de sentimientos entrañables hacia seres queridos. Por la personalidad de su autor.
La edición de las cartas que Raúl Sendic envió a sus cinco hijos –Raúl, Ramiro, Jorge, Alberto y Carolina– está llena de temas de interés, en especial para los jóvenes. Su publicación se debe a causas que definen al propio Sendic como ser humano: “lo que consideré bueno para mis hijos –explicó– puede serlo para otros jóvenes, quienes, como ellos, también comienzan su vida llenos de inquietudes e interrogantes”.
El libro abarca variedad de temas, desde la rebeldía de los indios, las luchas de Artigas, hasta los misterios del Universo; desde el encanto y la capacidad de comunicación de los perros (“cuando corren de un lado a otro cuando regresas a casa están expresando: “cuanto me alegro que estés aquí”) hasta la habilidad de los zorros, o la inteligencia del chimpancé (“que usa palos para bajar la fruta, tira piedras y corta hierbas para restregarse mientras se baña en el río”); desde los orígenes de la vida hasta los avances de la ciencia actual. El tono de las cartas es el que se da en los buenos momentos de un padre con sus hijos.
Cuando lean estas cartas, los más jóvenes se preguntarán quién fue Raúl Sendic.
Fue, para decirlo en pocas palabras, un compañero que dedicó su vida a la defensa de los trabajadores más humildes. En su lucha por la justicia buscó organizar sindicatos, especialmente entre los trabajadores más explotados del campo. Aunque le faltó sólo una materia para recibirse de abogado, asumió la defensa de muchos, exigió el cumplimiento de sus derechos, enfrentó a patronos, denunció arbitrariedades. En Bella Unión, trabajando como cañero, buscó organizar a los “peludos” sindicalmente. Como consecuencia, fue perseguido y detenido arbitrariamente como subversivo.
Por la década del 70 los cañeros habían marchado desde el Norte hasta la Capital denunciando arbitrariedades y reclamando tierra para el que la trabaja. En una crónica para el Semanario Marcha recogimos un diálogo en el campamento de Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA) que ilustra la acción de Raúl: “¿Quién de ustedes conoció a Sendic?, pregunté.
—Yo lo conocí.
—¿Cómo?
—Todo encarbonao. Cortando caña. El vino a mí y… le diré: yo le deposité poca confianza al principio.
—¿Él estaba trabajando?
—Como un peludo más. Yo estaba armando un cigarro; él vino y me dijo, cansado: “Es brava la cosa”. Yo le dije: “Usted no es de acá”. Él me explicó que había trabajado en remolacha, en las azucareras y que antes había sido estudiante. Después habló que con un tablón de caña los gringos pagaban toda la zafra, y que el obrero tendría que organizarse. Recuerdo que dijo: “Todavía que las leyes las hacen ellos, no las cumplen”. Él siempre explicaba y andaba con esas cosas. Pero le digo: cuando yo lo veía venir derecho a mí, agarraba un desvío.
Después él pudo llegar a unos compañeros, tres o cuatro; ellos me explicaron a mi modo y yo también entendí. Pero al principio, cuando él decía esas ideas libertarias que él tenía, nos parecía imposible. Estábamos encerrados y adaptados en aquello.
—¿Y a esos tres o cuatro compañeros cómo los consiguió?
—Lo entendieron Quizá más estudio, en fin… Y él les dijo que consiguieran a otros bien conocidos, que hubieran convivido con ellos, que estuvieran hermanados, para enseñarles lo que Raúl les había enseñado a ellos. Hasta que un día, disimulando –uno llevaba unas piolas, como para pescar, otro una ropa para lavar– nos reunimos treinta cerca de un arroyo. Cuando estuvimos todos, otro compañero fue a buscar a Sendic, que estaba escondido en el monte, y él vino y habló. Después fue lo de Cainsa (la ocupación de un ingenio azucarero). Allí no se pagaba licencia, ni se cumplía la ley de ocho horas, los jornales eran bajos. Estuvimos tres días dialogando. Al cuarto, acampamos alrededor del escritorio y nos mandaron desalojar. Nos fuimos al arroyo Itacumbú, unas cuadras de allí, estuvimos de asamblea casi todo un día. Y decidimos: “nada de ablandarse”. Ocupamos los escritorios con los directores adentro. Y cuando vinieron los milicos dijimos que si querían tirar que tiraran. Los jefes estaban encerrados, les dábamos agua y lo que necesitaran. Comida no: bastante nos habían hambreao. A las 24 horas pagaron. Allí se vio que UTAA era un verdadero sindicato y que iba a enfrentar la cosa, y se empezó a hablar de Sendic.
—¿Qué decían?
—De peón a peón se corría la voz. Decían: ha llegado un justiciero; ha llegado un justiciero a Bella Unión. Y muchos venían a conocerlo; él les hablaba del sindicato. A veces se hacía leguas y leguas, de noche, a pie, para estar a la salida del sol en una estancia. Hasta que la policía pidió la captura de él en todos los pueblos.
—¿Antes de lo del Tiro Suizo?
—Sí. Mucho antes.
—¿Cómo es Sendic?, alegre, triste, ¿cómo lo veían?
—Es de hablar muy calmo y mirar bastante fijo. Tiene una mirada que “despeyia” ternura; que siente lo que sienten los demás. Ya cuando organizaba el gremio nos decía: “Quiero que entiendan bien y sepan guiarse ustedes mismos. Mi presencia entre ustedes va a durar poco”.
Si no hubiera una multitud de testimonios que demuestran dónde estuvo el origen de la violencia, y la represión oficial durante los años 60 y 70, la historia de la UTAA sería una prueba irrefutable.
A propósito de las interpretaciones simplificadoras sobre los años de lucha que contaron con el aporte de Sendic, y que algunos pretenden presentar como el enfrentamiento exclusivo de dos bandos, dos demonios, Raúl ha explicado exhaustivamente cómo los trabajadores del Norte fueron blanco privilegiado de la violencia y cómo intentaron, en primer término, durante años, la lucha política y sindical.
En esa realidad trabajó Sendic, un revolucionario pionero con un grupo de compañeros leales hasta la excepción.
El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad, explica el Che, en “El Socialismo y el hombre”, en texto dirigido a Carlos Quijano: “Hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización”.
Hasta en sus dolores Sendic demostró fidelidad a ese ideal.
Repasemos, en apretada síntesis, algunas fechas de su vida.
Hijo de Victoriano Sendic y Amalia Antonacio, nació en Chamangá, departamento de Flores, el 16 de marzo de 1925.
Victoriano, después de luchar como arrendatario rural, sector social por momentos con dificultades insuperables, pasó a trabajar como mayordomo en estancias ajenas. Era descendiente de vascos de la zona francesa. Amalia, era hija de una familia de productores rurales de origen italiano.
De las mismas cartas surgen otros datos importantes (“yo a los 10 años no había visto nunca un pueblo, porque me crié en un lugar apartado, del campo”). En charla con compañeros nos explicó alguna vez, sonriente, que se había imaginado las ciudades con edificios y torres “en punta” como los que aparecen en los cuentos infantiles.
Cuando fue por primera vez a Flores, al entrar al pueblo y observar los torreones del cuartel pensó que se encontraría con la ciudad de las ilustraciones de los cuentos, imagen que la realidad desmoronó.
Raúl fue el quinto de seis hermanos: Alba, Juan Armando, Victoriano, Alberto y Mario. Éste murió a los 18 años, de peritonitis, lo que fue uno de los grandes dolores del joven Raúl.
El liceo, en Flores, coincidió con años de la guerra mundial, que incluso polarizó la zona. Allí, con su hermano Alberto y con el, luego, gran escritor y periodista Carlos María Gutiérrez, entre otros, publicaron el periódico “Rebeldía” cuyo lema el propio Raúl tomó de José Ingenieros: “Juventud sin rebeldía es servilismo precoz”. Un gran profesor, Atilio Grezzi, que tenía su importante biblioteca a disposición de los jóvenes, les ayudó generosamente a orientarse en el plano internacional y nacional. Ambas realidades determinaron el compromiso de esos jóvenes. Tanto que cuando Carlos María viajó a continuar sus estudios en Montevideo, Raúl, al despedirlo le advirtió con humor: “No vaya a hacerse rico, allá, ¿eh?”. Cuando Raúl –años después– permanecía en la clandestinidad Carlos María publicó una nota en Marcha explicando las luchas de Sendic, a quien definió como “profeta de los tiempos que vendrán”. Y más adelante, cuando concertaron un encuentro con los cuidados exigidos por la clandestinidad, Gutiérrez concurrió en un auto viejo, que tuvo algunas dificultades en el camino, lo que hizo que Sendic reconociera en homenaje a su amigo: “Parece que no se ha hecho rico, nomás”.
En Montevideo, Raúl cursó estudios de abogacía, trabajando paralelamente en un estudio jurídico, participó en lides estudiantiles y militó en la Juventud Socialista. Pronto fue un compañero de consulta, estudioso e informado en temas como la defensa de Guatemala (en los años de Arévalo y Árbenz), las acciones contra el Tratado Militar con Estados Unidos, la solidaridad con la revolución argelina.
Un compañero psiquiatra, el doctor José Pedro Cardoso, que lo conoció muy bien, escribió, en su homenaje, que Sendic se caracterizó por su conducta militante y solidaria, que conquistaba la adhesión afectiva y la confianza de los compañeros en los años que integró la Juventud Socialista, lo mismo que cuando, fuera de los cauces partidarios, asumió, con la ofrenda integral de su vida, otros métodos de lucha revolucionaria.
En 1952, el movimiento obrero debió enfrentar, en dos oportunidades, medidas de seguridad, represión (con presos, perseguidos y confinados) que terminó destruyendo una central sindical, denominada de los gremios solidarios. Habría lugar para todo un capítulo sobre la participación de Raúl, junto a Félix Vitale, Carlos Riverós, Jaime Pernas, el “Gallego” Salgueiro y tantos otros, en las jornadas de esa etapa y en las luchas, luego, por la amnistía de centenares de trabajadores despedidos, lo que recién se obtuvo años después.
En acciones concretas, sin publicidad alguna, Raúl trabajaba en múltiples tareas, por ejemplo, apoyando al delegado sindical de los obreros panaderos, a inspecciones, que se realizaban de madrugada, acción para la cual le resultaron de utilidad sus conocimientos jurídicos.
En compañeros como Raúl se tiene el ejemplo de que la solidaridad humana es el amor al prójimo; y ese amor es la capacidad de sentir los problemas ajenos como propios.
La lucha del 56 en los arrozales fue grande. (Una comisión investigadora parlamentaria había documentado realidades de explotación extrema). Un joven excepcional, antecesor de Raúl, Orosmín Leguizamón, que desplegó una tarea inmensa denunciando las injusticias y organizando a los trabajadores arroceros, consiguió fundar el sindicato del sector. Sendic acompañó una marcha de esos trabajadores, que concurrió a plantear sus reivindicaciones a Montevideo. De regreso de uno de sus viajes a Treinta y Tres, Leguizamón, sufrió un accidente gravísimo en el vehículo que lo traía a la capital. Prácticamente se le había dado por muerto, cuando una compañera socialista, enfermera en el Sanatorio Larguero, observó signos de vida y los médicos iniciaron su asistencia. En el largo proceso de recuperación Sendic lo visitaba diariamente y organizaba las guardias, hasta que Orosmín pudo, con limitaciones, volver a la vida.
En el largo proceso por la construcción de la central única de trabajadores, tuvo la idea de cubrir la ciudad con un concepto básico, tomado del Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos/porque esa es la ley primera/tengan unión verdadera/en cualquier tiempo que sea/porque si entre ellos pelean/los devoran los de afuera”.
Toda su lucha no consistió en dirigir, sino en actuar junto a los que necesitaban liberarse, promoviendo la organización y el análisis colectivo de los temas.
En 1957 se instala en Paysandú, trabaja como procurador y como asesor de los sindicatos remolacheros. Recorre pacientemente el litoral organizando a los obreros rurales, a los trabajadores de El Espinillar. Dos años más tarde organiza a los cañeros de Bella Unión que poco después fundarían la UTAA.
Ese año, el 59, triunfa la revolución en Cuba. Un hito que va a entusiasmar a la izquierda pues demuestra que la utopía socialista es posible. Raúl se integra al Comité Ejecutivo del Partido Socialista.
Muchos jóvenes militantes empiezan a sentir la necesidad de profundizar los métodos de lucha hasta entonces practicados. Incluido Raúl, que participa en conversaciones con otros dirigentes sindicales, de distintas organizaciones políticas e independientes, con el objetivo de crear un grupo coordinador que tenga cierta capacitación técnica para desarrollar acciones armadas que generen una herramienta de ruptura con el sistema y un movimiento popular fuerte y combativo. Finalmente, Sendic integra a varios trabajadores arroceros, remolacheros y cañeros aglutinados por él en su experiencia de sindicalización.
En 1962 nace del reciente matrimonio con Nilda Rodríguez su primer hijo, también llamado Raúl.
A mediados del año siguiente ocurre el asalto al Tiro Suizo en Nueva Helvecia, una acción en la que un grupo, hasta entonces desconocido, se alzó con algunos fusiles, carabinas y municiones que, pensaban, apoyaría la ocupación, planeada por los cañeros de Bella Unión, del latifundio improductivo de Silva y Rosas. Pero, ocurrió que en la retirada uno de los vehículos que participó del asalto al club de tiro sufrió un accidente, volcó y desparramó la carga. En medio de la oscuridad de la noche, Raúl y otros dos compañeros, recogieron las armas y abandonaron el lugar. Pero en la mañana aparecieron rastros.
Nilda está embarazada de tres meses de su segundo hijo, Ramiro, cuando Raúl se ve obligado a pasar a la clandestinidad. A partir de ese momento a Sendic se lo ve en todos lados; hoy aquí, ayer allá, en distintos lugares al mismo tiempo, en Paysandú, en Tacuarembó o en Artigas. Fue entonces que empezó a usar el nombre de “Bebe”. Mientras, el coordinador en Montevideo teje una red de compañeros para cubrirlo y esconderlo.
En poco tiempo, esa red de grupos solidarios independientes entre sí, pero vinculados por el coordinador, será la base de la estructura del Movimiento de Liberación Nacional “Tupamaros” que verá la luz promediando la década.
A los componentes de su personalidad Raúl sumó los objetivos esenciales de su lucha, sintetizados en la consigna de UTAA que apareció por primera vez en la marcha cañera de 1964, “por la tierra y con Sendic”, y que unió su nombre a una reivindicación fundamental para nuestro país.
Los ásperos y fermentales años que se suceden en la vida del país, tendrán en Raúl Sendic uno de los referentes más connotados. Otros dos hijos nacen en la clandestinidad, compartida ahora con Violeta Setelich: Jorge en 1966 y Alberto en el 69.
“Rufo”, como también lo conocieron algunos compañeros, pudo evadir a las fuerzas represivas hasta agosto de 1970 cuando es detenido, junto a parte de la dirección de MLN, en una casa del barrio Malvín. En octubre nace Carolina, la niña que concibe con Geny Itté, y que conoce recluido en la antigua cárcel de Punta Carretas. Un año después protagoniza una sorprendente y espectacular fuga con otros ciento diez compañeros.
Sendic fue siempre un militante querido por su sencillez y alegría. Y lo curioso es que conservó ese humor hasta en las situaciones más duras.
Después de años de lucha desde la clandestinidad en los montes o en la ciudad, cayó preso y gravemente herido. Una bala le atravesó el rostro, arrasando parte de su lengua. La convicción de sus ideales y la coherencia en la acción fueron irreductibles. Cuando los embates militares cercaron la organización, le aseguraba a sus compañeros que él no se entregaría. Sostiene la leyenda que cuando lo rodearon en una casa de la Ciudad Vieja, al iniciarse el enfrentamiento gritó: “¡Soy ‘Rufo’ y no me entrego!”
En 1973, tras el golpe de Estado, se endurecieron definitivamente las condiciones de su reclusión. Debió resistir las más difíciles circunstancias en su nueva calidad de rehén de la dictadura, rotando por cuarteles, en algunos de los cuales, como en Durazno, se le mantuvo encerrado en un aljibe convertido en celda de paredes húmedas, que con frecuencia se inundaba. Igual se permitía ironizar sobre sí mismo; en carta a su hermana Alba, se disculpa: “perdoná la letra, que resulta ininteligible, pero de todos modos te va a resultar más fácil que entenderme cuando hablo”.
Recién después de años de aislamiento (observará el lector que entre julio del 73 y marzo del 81 no hubo correspondencia con su familia), su hermana Alba pudo visitarlo. De regreso a su casa le escribió lo siguiente:
“Quiero escribirte una carta en la que pueda decirte lo que siento y cómo me siento, pero al mismo tiempo quiero que no haya una doble interpretación de mis palabras por las personas encargadas de censurar la correspondencia; veremos si lo consigo.
Son las doce de la noche del mismo día que te vi. No puedo ni quiero borrar tu imagen en mi mente, no por impresionada sino por dolorida e impotente al ver todo lo que habrás sufrido solo, ayudado únicamente por tu gran voluntad.
Hoy, al ver tu cara con sus huellas de lucha por un ideal, pienso cuántas cicatrices, cuántos deseos postergados, cuántos dolores, cuántas soledades han rodeado tu vida y me siento pequeña y siento deseos de acompañarte más.
Tú sabes que físicamente he podido estar muy poco contigo, pero espiritualmente siempre estoy a tu lado.
Pienso que la vida no puede ser tan injusta contigo, que has pasado más de la mitad de la tuya queriendo dar a los demás una tranquilidad y un ideal que has tenido la valentía de llevar adelante.
El que tengas razón o no, el futuro lo dirá; ese es otro tema que no quiero tocar, porque no sé si sería imparcial en este momento. Quiero hablarte como hermana, de mis sufrimientos como tal, de mi impotencia ante un hermano muy querido, al que no he podido acompañar tanto como quisiera y que piensa seguirá sufriendo solo.
Creo que por ser el menor y yo la mayor, te he considerado como un hijo. Por lo tanto sufro por ti doblemente: como hermana y como madre. No quiero que pienses que esto es una queja; todo lo contrario, siempre estaré cerca tuyo física o espiritualmente.
Esto es un alto para meditar un poco y meditar sobre tu vida, sobre nosotros, sobre nuestros padres. Nunca te he escrito una carta tan deprimente, pero qué caray, yo también tengo derecho a llorar, y aflojar algo los nervios que desde el día que caíste hasta hoy están de punta.
Creo que me estoy poniendo vieja y sentimental, pero pienso si todos tus sacrificios y dolores físicos compensan…
La próxima semana vuelvo a escribir, entre lunes o martes. El miércoles volví para darte un beso, pero tú no estabas; hoy va un beso grande. Alba”
En las cartas de la prisión, el lector encontrará no sólo referencias –como hemos dicho– a múltiples aspectos de la vida de Raúl y de su entrañable familia, sino observaciones sobre la naturaleza o el género humano. Y podrá admirar la enorme fe en el ideal y la capacidad de mantener hasta algunas alegrías en medio del infierno.
Al recuperar la libertad, Raúl siguió hasta el final de su vida en 1989 –precipitado por las extensas etapas de sufrimientos carcelarios– apuntando a la lucha por la tierra, por la libertad y por una salida a la uruguaya para nuestro pueblo.
* Letraeñe ediciones. Octava edición / julio 2007. Ilustraciones de portada e interior: María Luisa Casares
Guillermo Chifflet
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2291 /miércoles 28.04.2021
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2) HÉCTOR GERMÁN OESTERHELD
El secuestro del autor de “El Eternauta” y el martirio de cuatro hijas, sus parejas y dos nietos, todos asesinados o desaparecidos por la dictadura.
Héctor Germán Oesterheld, el guionista de El Eternauta, fue secuestrado el 27 de abril de 1977, hace exactamente 44 años. Para ese momento, dos de sus hijas habían caído víctimas de la dictadura, y durante su cautiverio en tres centros clandestinos, le informaron que habían matado a las dos restantes. Su cuerpo sigue desaparecido, pero su obra dejó una huella imborrable en la cultura argentina
Eduardo Anguita – Daniel Cecchini /Infobae /27 de Abril de 2021
En abril de 1977, Héctor Germán Oesterheld era un escritor consagrado. Tenía 57 años y desde los 21 había empezado a publicar en distintas editoriales. Desde cuentos infantiles hasta divulgación científica, ya que estaba cursando Geología en la UBA. Sin embargo, el gran aporte de Oesterheld había sido el de narrar para que las historietas cobraran vuelo literario, con personajes muy diversos de los cuales, sin duda, El Eternauta, sobresalía. Una historia de ficción basada en una invasión de extraterrestres donde un hombre común, Juan Salvo, adquiere un papel protagónico. Oesterheld, con mucha imaginación y alegorías cervantinas, mostraba cómo la única resistencia a la opresión o a una invasión debía ser colectiva.
“El único héroe válido es el héroe en grupo”, era el mensaje. Imposible pensar El Eternauta sin el trabajo en grupo que hacían Oesterheld y Francisco Solano López, el sobresaliente dibujante que daba vida a Salvo.
Hacía ya 20 años que había parido El Eternauta y su esposa Elsa, además, había parido a sus cuatro hijas. Oesterheld estaba en La Plata, en la absoluta clandestinidad, porque había consagrado su vida a la militancia en Montoneros. Al igual que sus cuatro hijas, Estela, Diana, Beatriz y Marina. Las cuatro habían nacido casi al hilo, entre 1953 y 1957. Las cuatro habían ido durante la primaria al colegio Northlands, bilingüe, privado, que quedaba cerca de la casa familiar de Beccar. Gran parte del secundario, por problemas económicos, tres cursaron en colegios públicos.
La vida de Héctor, Elsa y sus cuatro hijas atravesó muchos momentos de felicidad familiar. En una biografía imprescindible (Los Oesterheld, Sudamericana, 2016) Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami cuentan, además, citando a su esposa Elsa, que a Héctor le decían Sócrates por la cultura general que desplegaba. No sólo eso, cuando se conocieron ella tenía 17 y él 24. Se casaron cuatro años después, cuando Héctor se recibió de geólogo, “después de ocho años de una carrera errática, con varios aplazos, períodos inactivos y otros en los que intentaba compatibilizar exámenes con sus funciones como becario alumno de YPF o como corrector de La Prensa”, apuntan las autoras.
Tres décadas después, en aquel abril de 1977, siendo el escritor consagrado, el padre de la historieta, Héctor debía enmascararse, lo buscaban para eliminarlo. Ya lo habían hecho con parte de su familia, ya se había lesionado el vínculo con Elsa.
Primero dos hijas
El periodista Ricardo Grassi, que coincidió con Oesterheld en el semanario El Descamisado, refiere el impacto que creó la militancia en la pareja: “Tenían una visión crítica del mundo y de la Argentina, pero no se involucraban en ninguna (…) Con Elsa dejaron de entenderse cuando él empezó a comprometerse políticamente con el peronismo y ella no estuvo de acuerdo (…) Sus cuatro hijas montoneras han sido determinantes y, siguiéndolas, ‘el Viejo’ se ha convertido en un intelectual militante de la izquierda peronista. Elsa no pudo acompañarlos, pero no solo por un empecinamiento racional: amaba la vida que había construido en Beccar, que ahora Oesterheld considera burguesa. No es el peronismo el problema sino que sus hijas y él han pasado de la palabra a la acción. Elsa se ha quedado sola”.
Para ese abril de 1977 en que Héctor Oesterheld estaba en La Plata, Beatriz y Diana ya habían “perdido”. Beatriz, secuestrada en junio de 1976, cuando tenía 21 años y estaba en una relación amorosa con Carlos “Juan sin Tierra” Della Nave. También Della Nave fue secuestrado tres meses después. “Juan sin Tierra” había colaborado con Rodolfo Walsh en tareas de intercepción de comunicaciones para la Inteligencia de Montoneros.
Diana Oesterheld, la segunda hija, había sido capturada en Tucumán en agosto de 1976 cuando tenía 22 años y estaba embarazada de seis meses. Las investigaciones de Nicolini y Beltrami indican que la tuvieron mucho tiempo en Tucumán y que no pueden confirmar lo que algunos sugieren: que la hayan trasladado a Campo de Mayo para parir. Héctor, su padre, supo antes de ser secuestrado que Diana estaba embarazada. El cuerpo de Diana nunca apareció. A su compañero, Raúl Araldi, cuadro montonero, lo mataron en Tucumán. Tenían un hijito de un año, Fernando, que los militares dejaron en la Casa Cuna de esa provincia.
Nadie iba a pensar, ni Juan Salvo, el personaje de El Eternauta, ni Héctor Germán Oesterheld, su autor, ni Solano López, que le daba vida a Salvo, ni tampoco Diana y Raúl, que Fernando iba a dar una muestra de sangre para tratar de encontrar al hermano o hermana. Sin embargo, ese registro hematológico sirvió para que Fernando, muchos años después, en 2013, cuando ya era escritor y fotógrafo, fuera llamado por los Antropólogos Forenses para identificar los restos de su papá.
La Plata, la captura
Rodolfo Walsh y Héctor Germán Oesterheld habían coincidido en el diario Noticias. Walsh porque era jefe de la sección Policiales y colectaba información para su labor de Inteligencia. Oesterheld, consagrado, lograría que muchos lectores militantes empezaran a leer el diario de atrás para adelante, porque en la contratapa estaba La Guerra de los Antartes, una historieta con marca militante. Eso había sido a fines de 1973 y principios de 1974. Y era como si hubiera pasado un siglo.
A Walsh, que tantas cosas había hecho en la ciudad de las diagonales, lo habían capturado 33 días antes de ese 27 de abril en San Juan y Entre Ríos, en la capital. Había desenfundado una pistolita para evitar caer vivo. Le metieron las balas suficientes para que llegara muerto o casi muerto a la ESMA.
En cambio, a Oesterheld lo llevaron vivo. Se cree que en La Plata. Lo que pudieron confirmar Nicolini y Beltrami es que para entonces él hacía de “enlace” con la Conducción Nacional de Montoneros. Sin embargo, no resultó posible precisar el lugar.
Un hombre en la mira
Fue autor de una historia del Che Guevara, a un año de la muerte del guerrillero argentino-cubano, en plena dictadura de Onganía. “En septiembre de 1968, Héctor fue a lo de Alberto Breccia y le propuso hacer una biografía del Che Guevara”, señalan Nicolini y Beltrami. La mención no es menor porque indica cuál era el pensamiento de Oesterheld y cómo podía darle visibilidad a través de su arte a su mirada.
Las autoras cuentan que “el 10 de enero, a pocos días de salir a la venta (la historieta del Che), La Nación publicó un editorial advirtiendo sobre el peligro de una historieta que pretendía la captación ideológica mediante la desfiguración de la verdad histórica”. Seguía el editorial: “Ha sido realizada con los tintes más sombríos y toscos, propios de posturas revolucionarias que hasta en sus concepciones estéticas están ya superadas…”. También, añaden que el autor recibió llamados de la SIDE y de la embajada de Estados Unidos, “con una estrategia que simulaba ser ajena a cualquier intimidación”.
El geólogo, políglota, que vivía en Beccar, sabía el rumbo que tomaba.
En ese momento, Oesterheld había sido llamado para recrear El Eternauta precisamente junto al talentoso dibujante Breccia en la revista Gente de editorial Atlántida. No eran muchos quienes podían atravesar las fronteras y abrirse puertas cuando la censura del dictador Onganía los disuadió o prohibió abiertamente.
Pero Oesterheld podía crear personajes con nombres en inglés y dar un mensaje universal de ternura y épica, de atrapar lectores con crónicas bélicas o con invasiones extraterrestres, era capaz, además, de comprometerse y transmitir su ideario de una sociedad justa.
Sherlock Time, Ernie Pike y Mort Cinder y el sargento Kirk son personajes cuyas aventuras transcurren en San Isidro, en la Europa de la Segunda Guerra, en el Imperio Babilónico o en la Guerra Civil de Estados Unidos. El mundo tan ilustrado como fantástico de Oesterheld era leído y mirado en las viñetas por públicos de lo más diversos.
La cruda realidad
Sin embargo, Oesterheld nunca creó un personaje de ficción que fuera capturado tras el secuestro y desaparición de dos de sus hijas, un yerno, el compañero de la otra y un nieto por nacer mientras que otro nieto se salvó por haber sido enviado a una casa cuna.
No se trató de un resultado de la imaginación. Era lo que le estaba pasando a él mismo. Ese gigante de la literatura y la historieta pasaría vivo y recibiría tormentos por muchos meses en, por lo menos, tres centros clandestinos de detención. Se convertía en su propio Mort Cinder, conviviendo con la muerte de sus compañeros de cautiverio.
Estela, la mayor de las cuatro hijas de Héctor Oesterheld y Elsa Sánchez, la que había empezado a ver otras realidades, no de ficción, en la Facultad de Filosofía, fue sorprendida por un grupo de tareas el 1° de julio de 1977, intentó escapar y le dispararon. La cargaron herida en una camioneta rumbo al hospital de Adrogué. Y ese fue el último rastro que pudieron encontrar Nicolini y Beltrami. Su compañero, Raúl “el Vasco” Mórtola, caía unas horas antes en el mismo operativo. Todo indica que fue fusilado cuando intentaba esconderse en una casa.
Oesterheld también supo en su detención clandestina que la última de sus cuatro hijas que seguía en libertad, Marina, fue secuestrada en noviembre de 1977, embarazada de ocho meses, junto a Alberto Seindlis.
Elsa Sánchez de Osterheld, acostumbrada a la vida familiar tumultuosa y alegre, estaba sola y la tragedia la golpeaba. Entre junio de 1976 y diciembre de 1977, sus cuatro hijas, dos nietos por nacer, sus tres yernos, el novio de la otra y su propio marido, pasaban a la categoría de desaparecidos y muertos.
El psicólogo Eduardo Arias dio testimonio ante la Comisión Nacional de Desaparición de Personas, creada en 1984 por Raúl Alfonsín, de haber compartido cautiverio con el creador de El Eternauta. Fue a fines de diciembre de 1977, cuando Oesterheld llevaba ocho meses en condiciones de prisionero. Arias contó que los guardias les permitieron sacarse las capuchas y les dieron un cigarrillo como regalo de Navidad además de unos minutos para confraternizar y conversar.
Los últimos en verlo con vida fueron los sobrevivientes Javier Casaretto, Arturo Chillida y Juan Carlos Benítez, que habían sido secuestrados a fines de 1977 y permanecieron en El Vesubio hasta mediados de enero de 1978. Los tres coincidieron en que tenía la cabeza vendada.
Narraciones imprescindibles
Las periodistas Nicolini y Beltrami, que dedicaron cinco años a registrar doscientos testimonios, dicen, al principio, en Los Osterheld: “Mi nombre es Elsa Sánchez de Oesterheld y soy la mujer de Héctor Germán Oesterheld, famoso en el mundo por haber escrito la historieta El Eternauta. En la época trágica de este país desaparecieron a mis cuatro hijas, mi marido, mis dos yernos, otro yerno que no conocí, y dos nietitos que estaban en la panza. Diez personas desaparecidas en mi familia. Pero prefiero recordar los años en los que fui feliz”.
Elsa recibió el cuerpo de Beatriz, la primera de sus hijas en caer en manos de la dictadura, el 7 de julio de 1976, cinco días después de ser muerta en un simulacro de enfrentamiento. Un mes después se producía el secuestro de Diana, en Tucumán. El hijo de un año, Fernando, fue rescatado de la Casa Cuna de Tucumán, por la familia de su compañero Raúl Araldi.
La casa donde vivían Raúl, Diana y el pequeño Fernando fue apropiada por el feroz represor Roberto “el Tuerto” Albornoz y se la dio a una mujer, amante suya, para que la usara como vivienda. Muchos años después, recién en 2009, la Justicia tucumana desalojó a la usurpadora y devolvió la casa a los herederos de los damnificados. El “Tuerto” Albornoz vivió libre muchos años pero a partir de 2003 arreciaron las causas por delitos de lesa humanidad en contra suyo. El de Araldi Oesterheld fue uno de ellos. Murió en 2019 estando con el beneficio de la prisión domiciliaria.
Fernando Araldi Oesterheld ingresó como NN pero su madre había tenido la precaución de dejar su documento con el niño. De modo que, a diferencia de muchos otros niños, pudo ser recuperado gracias a que alguien se comunicó con la familia paterna. Fernando, ya crecido, busca a su hermana/o, el que su madre tenía en la panza cuando la secuestraron. Además, es fotógrafo, escribe poesía y ha publicado libros.
En septiembre de 1976, cuando además de Beatriz habían desaparecido Diana y su compañero, el Ejército allanó la casa de Beccar. Elsa estaba acompañada de la mujer que hacía las labores domésticas, María Arce García, quien dio testimonio de ese allanamiento. Tanto Elsa como María dijeron que no solo buscaban a Héctor sino que un oficial dijo a Elsa: “A sus hijas las vamos a matar a todas”.
Todavía, dos de ellas estaban con vida. Elsa había quedado sola, como se dice más arriba. Acaso luego encontró en Abuelas de Plaza de Mayo y en el movimiento de derechos humanos un lugar de contención, de protagonismo sereno y de testimonio vibrante.
Además, el cariño de muchos colegas y compañeros de su marido y de sus hijas le dio cobijo. Elsa solo pudo enterrar a su hija Beatriz. No tuvo la posibilidad de hacerlo con las otras tres ni con su marido.
Transmitió una dignidad y una serenidad difícil de comprender para las pautas culturales en las que creció. Quizá, en los personajes de ficción creados por Héctor y que habitaban su casa de Beccar, encontró alguna energía extra. Murió a los 90 años.
El recuerdo del director de El Descamisado
Grassi, que dirigió el semanario montonero el Descamisado, registró en “Periodismo sin aliento” muchos pasajes que refieren a Oesterheld.
“A Héctor, el maestro mundial de la historieta, tenemos algo audaz para proponerle. Ya ha creado todos los personajes que nuestra generación conoce: Sargento Kirk, Bull Rocket, Ticonderoga, Ernie Pike, Mort Cinder, Sherlock Time, Patria Vieja, Watami, Joe Zonda, El Cobra, Randall, Nekrodamus (…) Oesterheld escucha con atención: ¿es posible hacer una historieta de izquierda pero sin personajes estereotipados que lanzan solemnes mensajes políticos y bajan línea? Sonríe, como si la inquietud no le fuera ajena.”
Grassi retoma con la respuesta: “La historieta -dice Oesterheld- es un género literario, un modo para contar una historia que, como cada género, tiene sus reglas. Sin ellas no se sostiene y nadie la lee. Es necesario incluir todo lo que requiere un cuento. No son las frases célebres de los protagonistas sino la humanidad de los personajes y el renovarse de la trama los que atraerán al lector y lo atraparán hasta el final. No se trata de hacer discursos sino de crear un clima que permita transmitir de un modo natural lo que buscamos decir”.
Luego menciona los condimentos que contribuyeron a que El Eternauta tuviera vida. “El desafío consiste en que logremos inventar una historieta con contenidos y valores nuevos. Por ejemplo, un héroe que observe las cosas desde un punto de vista distinto. O que deba necesariamente actuar en colaboración con otros personajes. Así, sin decirlo, en nuestras historias podemos introducir la noción de pueblo, de gente común y solidaria; en definitiva, el héroe colectivo”.
Grassi reconstruye esos diálogos, sucedidos en 1974, y recuerda que: “Hubo un primer Eternauta en 1957 -el mismo año en que Walsh escribió Operación Masacre-, y otro de 1969, que expone una evolución similar a la de quienes nacíamos a la política”.
Así surge la historieta que incluirá El Descamisado: “América latina: 450 años de guerra”. Fueron 34 entregas, que comenzaron con La España imperialista y La Rebelión de Tupac Amaru y luego se centraron en el siglo diecinueve. Sin duda, la idea era llegar hasta el veinte, pero el cierre del semanario lo impidió.
La valija de Elsa y los nietos
En 2019, al cumplirse el centenario del nacimiento de Héctor Germán Oesterheld, Elsa y sus dos nietos, Martín Mórtola Oesterheld y Fernando Araldi, donaron a la Biblioteca Nacional el contenido de una valija con historia.
En esa valija, durante años, Elsa guardó -y escondió de la represión dictatorial- cuentos, guiones, microrrelatos, sueltos informativos, apuntes e ideas apenas insinuadas, índices y sumarios, posibles cronogramas de entrega, proyectos (muchos de ellos finalmente sin concretar), algunas frases ininteligibles, textos sin título, sin referencias ni fecha, que Héctor había escrito. Con ellos se realizó la muestra “Palabra de Oesterheld”, donde por primera vez el público pudo verlos.
Años antes de ser secuestrado, en una entrevista, Oesterheld explicó cómo había surgido la idea de su historieta más famosa. Respondió: “El Eternauta comenzó siendo un cuento corto, de apenas 70 cuadros. Luego se transformó en una larga historia, una suerte de adaptación del tema Robinson Crusoe. Me fascinaba la idea de una familia que quedaba sola en el mundo, rodeada de muerte y de un enemigo ignorado e inalcanzable. Pensé en mí mismo, en mi familia, aislados en nuestro chalet y comencé a plantearme preguntas”.
No sabía que la sufriría en carne propia.
3) RICARDO COLLAZO
Henry Engler (Suecia)
Ricardo Collazo, tupamaro y revolucionario cantor como él se definía, y compañero cabal, pasó 13 años recluido en el Penal de Libertad. Ahora se nos fue de viaje por el Universo.
Cuando vine a Suecia, me encontré con él y anduvimos cantando juntos. Yo realicé traducciones del sueco al español de dos de los más grandes músicos suecos.
Dos rebeldes de oro: Mikael Wiehe y Björn Afzelius. Una vez que las traducciones estuvieron prontas, Mikael eligió algunas de las más clásicas y entonces me proporcionó la banda original de ellas. Entonces hablé con Ricardo y nos dimos a la tarea de grabar esas notables canciones en español, sustituyendo las voces de Mikael y Björn por las nuestras.
Cuando ustedes escuchen este disco casi desconocido, creo que van a sentir emoción. Hay temas que conmueven mucho. Además de recordar a Víctor Jara, el tema “La noche”, sacude por la muerte de Olaf Palme. Y cuando escuchen «Las voces que vendrán» estoy seguro que van a recibir directamente el mensaje que nos deja Ricardo Collazo y su presencia en este momento.
Vaya mi homenaje más sentido a este luchador social, revolucionario cantor!
¡Hasta Siempre queridísimo!
Henry Engler (Suecia)
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2291 /miércoles 28.04.2021
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4) NO MUEREN DE HAMBRE…“LOS ESTÁN MATANDO DE HAMBRE”
Con el gasto militar mundial de 26 horas se podría evitar la inanición
Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza
Los 270 millones de personas que en el mundo padecen inanición y sufren hambruna son víctimas de un sistema. La sociedad civil internacional alzó la voz para desafiar a los responsables de este drama planetario
Los que padecen hoy de hambre son “personas capaces de producir o ganar lo suficiente para alimentarse a sí mismos y sus familias”. Pero que no lo logran debido a situaciones de conflictos y violencia, desigualdad, impactos del cambio climático, pérdida de tierras y empleo o las consecuencias directas de la pandemia que las han golpeado de manera trágica. “No están muriendo de hambre, las están matando de hambre”, denuncia la Carta abierta a los Estados y sus líderes publicada la tercera semana de abril.
La suscriben 260 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) nacionales e internacionales de los cinco continentes que trabajan estrechamente en el terreno, con víctimas de este drama. “Todos los días somos testigos del sufrimiento y la resiliencia”, enfatizan.
(www.icvanetwork.org/system/files/versions/Carta%20abierta%20a%20los%20Estados_SPANISH.pdf).
Y afirman que con el gasto militar mundial de 26 horas se podría cubrir los fondos suplementarios necesarios a fin de asegurar la ayuda alimentaria urgente para más de 34 millones de niñas, niños y personas adultas que “están a un paso de la hambruna”.
Se hacen eco, así, del llamado lanzado hace varios meses por el Programa de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con el objetivo de recaudar ese fondo adicional para el año 2021.
Entre los firmantes se encuentran, por citar solo algunos nombres, Tierra de Hombres de Suiza; Médicos del Mundo de Canadá; numerosas Caritas de Europa y de Latinoamérica -entre ellas las de Argentina y Brasil-; el Consejo Internacional de Agencias Voluntarias (ICVA); la Acción contra el Hambre de Francia; el Consejo Noruego para los Refugiados; InterAction de Estados Unidos; Oxfam de Kenia; la Federación Luterana Mundial; CARE Internacional; Alianza 2015 de Bélgica y el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria de España (www.icvanetwork.org/OpenLetterFaminePrevention).
Cruda acusación
Las ONG, que tienen proyectos y presencia en sectores necesitados, sostienen que no hay nada de casual en la situación actual: son acciones humanas las que provocan esta realidad. Comprueban también el aumento cada vez mayor de la brecha entre las necesidades que confronta la gente y la asistencia que las mismas ONG pueden brindar. Situación que amenaza con “robar la esperanza. No podemos permitir que se pierda la esperanza”, afirman.
Las cifras siguen creciendo. Un total de 174 millones de personas en 58 países corren el riesgo de morir por desnutrición o falta de alimentos «y esta cifra aumentará en los próximos meses si no se hace nada», denuncian las ONG. Los conflictos bélicos son el principal motor del hambre en el mundo, seguidos del cambio climático y la pandemia de coronavirus.
Según explica en su sitio WEB Oxfam de Quebec (Canadá), un año después que las Naciones Unidas advirtieran sobre «hambrunas de proporciones bíblicas», los fondos aportados como respuesta por los países ricos llegan apenas al 5% del pedido de la ONU para este año en curso. Por el momento están confirmados, solamente, 415 millones de dólares de lo solicitado para luchar contra el hambre en el mundo ( oxfam.qc.ca/depenses-militaires-pour-financer-aide-humanitaire/)
De Yemen a Afganistán, de Sudán del Sur al norte de Nigeria, las armas y la violencia están empujando a millones de personas al borde de la inanición, afirma Oxfam. Ésta recuerda que los precios medios de los alimentos a nivel mundial se encuentran en el nivel más alto de los últimos siete años.
“Los países más ricos están recortando la ayuda alimentaria mientras millones de personas pasan hambre; se trata de un enorme fracaso político”, subraya. El hambre en el mundo no se debe a la falta de alimentos, sino a las desigualdades socio-económicas, sostiene dicha ONG, una de las más activas en lo que hace a la información y la sensibilización sobre esta temática.
Latinoamérica también víctima
Más de 20 países sufrirán hambre aguda si no se les asiste con urgencia. Yemen, Sudán del Sur y el norte de Nigeria encabezan la lista de naciones de alto riesgo. En algunas zonas de Sudán del Sur y de Yemen hay familias que ya están en peligro de morir de inanición, señala el documento presentado el 23 de marzo por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos. (www.fao.org/news/story/es/item/1390765/icode/)
En el mismo, las agencias señalan que, si bien la mayor parte de los países afectados se encuentran en África, el flagelo del hambre aumentará en prácticamente todas las regiones del mundo, incluida incluso América Latina. Este informe afirma – de igual manera que ahora lo hacen las 260 ONG- que 34 millones de personas están en este momento a un paso de morir de hambre.
En cuanto a América Latina y el Caribe destaca la escalada de la inseguridad alimentaria aguda en El Salvador, Guatemala y Honduras debido al doble impacto de los huracanes Eta e Iota y los efectos económicos del COVID-19.
Estos cataclismos, agrega, dañaron grandes extensiones de tierras de cultivo, al igual que la infraestructura de los sectores productivo, ganadero, pesquero y de transporte, provocando una caída del suministro de alimentos y un alza en los precios de los mismos. Además, el cierre de actividades impuesto por la pandemia redujo el empleo, sobre todo el informal, lo que ha provocado la pérdida de ingresos familiares y un menor acceso a los alimentos.
El estudio anticipa un panorama dantesco. Estima que las condiciones en Honduras empeorarán entre abril y junio, cuando unos 3,1 millones de personas enfrenten inseguridad alimentaria aguda y 570.000 lleguen a una situación de emergencia. Calcula que, en Guatemala, 3,7 millones de personas se encuentran ya en situación grave, con 428.000 en alto riesgo de inanición. En cuanto a El Salvador, las dos organizaciones de la ONU anticipan que un millón de personas enfrentará inseguridad alimentaria entre marzo y mayo, con 121.000 en situación de emergencia.
Panorama continental agudizado por la realidad haitiana y venezolana. En Haití, el COVID-19 y las malas cosechas han dejado a casi la mitad de la población, es decir unos 4.4 millones de personas, en situación de inseguridad alimentaria grave, y a 1.2 millones en situación de emergencia, lo que representa un aumento del 6% con respecto al año anterior. En Venezuela, “la situación es probable que se deteriore más” por la hiperinflación y las sanciones internacionales, subrayan la FAO y el PAM. Anticipan que los niveles de inseguridad alimentaria crecerán con respecto al 2019, cuando 9.3 millones de personas padecieron por la carestía de los alimentos.
Es hora de actuar con urgencia
La Carta abierta hecha pública el 20 de abril por las organizaciones no gubernamentales insta a los líderes y a los Estados a dar respuestas inmediatas. Y enfatiza que dichos dirigentes tienen una “responsabilidad única”. La ayuda debe llegar lo más directamente posible a las personas más necesitadas y de forma urgente. Recuerdan que se necesitan 5.500 millones de dólares para que la asistencia alimentaria urgente llegue a esos 34 millones de personas a punto de caer en el abismo de la hambruna.
Los firmantes llaman a los jefes de Estado a poner fin a los conflictos y violencias de todo tipo y contribuir así a la solución global del hambre en el mundo. Y enfatizan la necesidad de que se aplique el “cese global de hostilidades” al que convocara el Secretario General de las Naciones Unidas el pasado 23 de marzo (news.un.org/es/story/2020/04/1472342)
“No hay lugar para el hambre y la inanición en el siglo XXI. La historia nos juzgará a todos por las acciones que tomemos hoy”, concluye la reflexión-advertencia-exigencia de la sociedad civil internacional. Y junto con el punto final de la misiva se abre el corolario analítico de este drama mundial. El hambre no es una fatalidad. Es el resultado de una voluntad política en la que prevalece un sistema ilógico. Es decir, la consecuencia de una falta de voluntad política para concebir el mundo desde el prisma de la equidad humana.
Sergio Ferrari
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2291 /miércoles 28.04.2021
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5) COVID 19 UN LARGO AÑO: LA OFENSIVA PERSISTE, EL DESGASTE SOCIAL AVANZA, CRECE LA RESISTENCIA
Luis E. Sabini Fernández – revistafuturos.noblogs.org/
El Covid 19 y su manifestación el coronavirus se presenta peor en 2021 que en 2020, si nos atenemos a lo que nos comunica la OMS.
Claro que la OMS, privatizada y mediatizada, con los aportes decisivos de “grandes benefactores de la humanidad” no merece el más mínimo crédito, convertida en el mascarón desde el cual propalan su proyecto social los que realmente cuentan.
Antes de entrar al análisis situacional, veamos una cuestión de reparto, aunque no se trate, precisamente de una obra de teatro.
Los elencos políticos, al menos los declaradamente democráticos se renuevan. Por ejemplo, cada 4, 5 años. En los casos más “radicales”, prohibiendo la continuación del mismo mandato; en otros, renovando mandatos que a veces se prolongan por décadas (nos consta que tales “prolongaciones democráticas” empeoran, inevitablemente, la calidad del ejercicio del poder).
En EE.UU., los presidentes se suceden, en todo caso con una renovación. Luego, se hace muy, muy difícil reencontrarse con el sillón presidencial.
Los gobiernos elegidos pasan.
Los asesores, no elegidos, o en todo caso, elegidos desde otro nivel, desde otros centros de poder, quedan, perduran.
Hagamos una sucinta recordatoria de algunos de tales personajes en EE.UU., asiento, precisamente, de los principales nudos de poder mundial en los dos últimos siglos. George Kennan, Edward Bernays, Walter Lippmann, Larry Summers, Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger son apenas algunos de los actores verdaderos detrás del escaparate presidencial.
Kennan, definiendo la política ante el inesperado ”competidor” soviético; Bernays (cuñado de Sigmund Freud y gran utilizador del concepto de inconsciente para los manejos propagandísticos), construyendo la noción de Relaciones Públicas, inventor de una teoría de la propaganda (Propaganda, 1928); Lippmann, el gran diseñador de la fabricación del consentimiento social ante la estructura vigente de poder –gestor, digamos así, del conformismo científicamente regulado; Summers, el estratego de la preservación del centro y la periferia planetaria para permitir a los privilegiados seguir usando y gozando todos los bienes de la Tierra a costa de un menor acceso a los mismos de la inmensa mayoría periférica; Brzezinksi, profundizando las técnicas de Bernays, por ejemplo postulando el manejo de la psiquis humana mediante el tittentertainment;(1) Kissinger, postulando hoy a sus 99 años, el rediseño del mundo tomando como dato de la realidad lo producido con el coronavirus. El mismo Kissinger que rediseñó el Sudeste asiático durante el “ingreso” militar estadounidense en Vietnam (y otros países de dicha zona) mediante la Operación Djakarta (1966), que borró al tercerista Sukarno, presidente votado de Indonesia, arrasando la vida de no se sabe si medio millón o un millón de indonesios, y que en 1973 inició la descomposición represiva del Cono Sur americano arrasando a Salvador Allende y su “anómala” presidencia.
La somera recorrida que presentamos al lector procura mostrar que lo oculto, y por lo tanto manipulable, siempre ha sido más decisivo que lo manifiesto.
Y eso es lo que, entendemos, pasa hoy con el Covid 19.
Porque los voceros oficiales nunca nos hablan de la test-tube war, que sin embargo, lleva a cabo EE.UU. y otros poderes políticos desde al menos la década del ’60, y en rigor desde los albores de las disciplinas químicas. Es decir, desde mucho antes. La primera guerra mundial se hizo tristemente famosa por el uso de gases tóxicos.
¿Qué hay en el inicio de la expansión del coronavirus? De modo manifiesto: un laboratorio chino dedicado a la ingeniería genética sintética; una disciplina, que incursiona en los genomas, y postula generar o crear especies nuevas. (2)
Una aparición geográficamente puntual, en aquella región china, que justamente había recibido la visita de numerosos forasteros pocos meses antes en unas olimpíadas militares. Cronología pura.
Ahora, la conjunción de biología sintética, una fecha de enorme movilidad de la población china, olimpíadas previas que facilitaron movimientos considerables de población (por ejemplo, la delegación militar norteamericana se estimó en centenares), genera por lo menos una asociación, voluntaria o accidental, en tamaña cadena de acontecimientos.
Una segunda aparición del mismo coronavirus, o tal vez una cepa aún más proclive a enfermar humanos mayores, a miles de km de distancia; en Irán, que pasa a ser así el segundo lugar, cronológicamente, el segundo país en el mundo atacado. Irán recibirá el impacto con fuerte mortandad entre sus mayores, precisamente. Un país en que funciona la usanza tradicional de consideración a los ancianos que ocupan cargos claves de responsabilidad en la estructura del estado persa (cierta diferencia con los países hipermodernos, en los que la ancianidad ha perdido todo su valor, porque se supone que lo cibernético, lo electrónico, es lo decisivo –la era tecnotrónica, como señalara Zbigniew Brzezinski hace ya décadas– y la vejez es, ante tales avances, más bien una desventaja).
La tercera aparición, todavía en forma de manchas planetarias, recaerá en la Lombardía italiana, que en nota redactada en “los primeros tiempos pandèmicos” apenas nos atrevimos a señalar el paso por allí de “La Ruta de la Seda” promovida por China años antes (más tarde se supo que la zona muy afectada por el Covid 19 había concentrado en su momento industria de amianto; uno de los tóxicos más reconocidos sobre pulmones).
Pero la puntualidad geográfica inicial fue prontamente borrada por la generalización del contagio, que dejó a un lado interrogantes de lugares para atender su apabullante diseminación. Toda atención o invocación a causas extrasanitarias fue radicalmente tachada de conspiranoica y esa ofensiva, o contraofensiva, tuvo efecto: se fue haciendo difícil manejar hipótesis. Toda ampliación del campo de análisis fue terraplanista o similar. Los llamados racionalistas, científicos, ganaron esa baza.
Eppur si muove. El sesgo mediático para hablar de la pandemia –significado recientemente redefinido por la OMS– escamoteó, sigue escamoteando, datos integradores e interrelacionados.
Las agencias de desinformación empezaron a aturdirnos con contagiados y muertos covídeos sin referencia a otras enfermedades que cosechan muertos en la especie.
Fue inútil reclamar la distinción entre muertos CON covid y muertos POR covid. Fue inútil procurar situar en el concierto de las diversas causas de muerte el papel que le estaba correspondiendo al Covid 19.
Los m. i. m. (3) empezaron a alarmarnos con cepas más virulentas. Algo que sucede cada invierno con los virus gripales. Y a desarrollar espurios certámenes sobre qué países tenían más contagios y muertos. (4)
La sociedad tal cual es, con todos sus defectos y deformaciones, procura prolongarse a sí misma. No es difícil entenderlo. Son sus titulares (y aprovechados) los que así apuestan. Por lo tanto, en lugar de atender el porqué de comorbilidades –porqué tanta diabetes, porqué tanta obesidad– por qué ofrecemos tantos flancos al virus, seguir la senda de la tecnomedicalización: nada de averiguar orígenes, sólo encontrar la perilla que nos haga seguir funcionando.
“Es evidente que las inmunizaciones obligatorias son la forma más práctica de controlar la mortalidad de poblaciones vulnerables sin invertir un centavo en mejorar sus condiciones de vida”, resume la médica argentina Mónica Müller sus conclusiones acerca de cómo enfrentar, y cómo se enfrentó, la pandemia menor H1N1 en 2009. (5)
Estas soluciones rápidas, como las vacunas, provienen no de la ciencia, como se alega generalmente, sino de la historia. Y no de cualquier historia ni de “la historia necesaria”. Jonathan Cook explica magistralmente ese origen. El de la ciencia moderna, cartesiana, separando ciencia y religión. Fue Descartes quien establece así un dualismo, para que lo religioso no se siguiera inmiscuyendo en el mundo material. Descartes es el fundador de la visión mecanicista de la vida: llega a decir que el animal es una máquina (”una pura máquina”).
Y nos recuerda Cook: “[…] ha sido difícil deshacerse de la visión mecanicista de la salud, incluso cuando la comprensión científica y la exposición a tradiciones médicas no occidentales deberían haberla hecho parecer cada vez menos creíble. El dualismo cartesiano reina hasta el día de hoy, visto en la supuesta separación estricta de la salud física y mental. Tratar la mente y el cuerpo como indivisibles, como dos caras de la misma moneda, es correr el riesgo de ser acusado de charlatanería.” (6)
El actual estado de situación, con la sistemática campaña de miedo desde gobiernos, prensa y el Big Pharma ha simplificado la ecuación, acentuando los rasgos dominantes: “estamos ante un invasor. Temible.” En consecuencia, remata Cook, “somos vistos como pacientes vulnerables que necesitan desesperadamente un batallón adicional de soldados que puedan ayudarnos a combatirlo. Con esto como el marco dominante, ha correspondido a las grandes farmacéuticas […], acudir en nuestro rescate. Las vacunas son parte de una solución de emergencia, por supuesto. Ayudarán a salvar vidas entre los más vulnerables. Pero la dependencia de las vacunas, con exclusión de todo lo demás, es una señal de que una vez más estamos siendo atraídos a ver nuestros cuerpos como máquinas.”
Es la solución equivocada, pero efectiva. Ante la cual debemos, como los tres monos sabios no ver, ni oír, ni hablar de los daños que las vacunas producen en seres humanos. Müller tiene estadísticas al respecto. No son tranquilizadoras. Por eso, prácticamente desde mediados del siglo XIX, no del XX, se han generado movimientos antivacunas.
En países periféricos, ni siquiera existe la obligación de informar a los padres sobre los riesgos potenciales de las vacunas. En el siglo XXI, gracias a “los adelantos de la medicina” cada bebito recibe una docena de antígenos en los primeros meses de vida, cuando, además, tiene inmunidad natural contra prácticamente todos esos presuntos (o reales) peligros. Nos aclara Müller: “Un bebé que toma la leche de su madre mama varias veces al día un poderoso cóctel de anticuerpos sin efectos adversos. Entonces, ¿por qué se vacunan a los recién nacidos […] aunque se alimenten con lactancia natural?”.
No hay razón científica alguna, aclara Müller. Solo la comodidad administrativa del aparato médico. Müller aconseja preguntarse “cómo fue que el estado ha llegado a arrogarse el derecho a intervenir […] sobre el cuerpo de nuestros hijos sin darnos la oportunidad de negarnos […] Tenemos que haber estado muy distraídos […] para que un hecho tan antinatural que podría ser un capítulo de 1984, la novela de Orwell, hoy nos parezca normal […] Esa relación de obediencia ciega sólo se explica bajo el concepto de rebaño. […] En nombre del bien común […] el estado coloca al pediatra en el rol de pastor del rebaño y de brazo obediente de voluntades que no conoce ni controla.” (ibíd.)
Y aquí Müller se encuentra con Cook: “para el estado es más económico y sencillo vacunar contra la hepatitis B a todos los bebes que nacen, con independencia del estado de salud de su madre, que hacer el concienzudo control prenatal que debería hacerse a todas las embarazadas.” En palabras de Cook, tratarnos como máquinas.
Y en eso estamos al día de hoy.
Los planes covídeos siguen inconmovibles. Se denuncia una mayor cantidad de muertos, en países muy empobrecidos (aunque faltan datos concluyentes y hay estadísticas que no muestran aumentos radicales, sorprendentes; y el bloqueo a las autopsias promovido por la OMS no hace sino dificultar el conocimiento de etiologías). El bombardeo mediático no hace sino reforzar la alarmas y aturdirnos, ignorando la enorme mortalidad infantil en tales países, la tasa de pérdidas prematuras de vida, ésas que alegraban al persistente asesor presidencial de gobiernos estadounidenses, Larry Summers, explicando aritméticamente porque era moralmente justo transportar y depositar la basura tóxica en el Tercer Mundo, donde mataría muchos menos ancianos que en los países productores de dichos desechos. (7)
Un perfecto manual de ética cuantificando la magnitud del daño. Hasta deberíamos estar agradecidos por todas las ayudas del centro planetario. En enfermedades, en vacunas, en criterios morales.
El abogado y analista Gustavo Salle ha espigado pensamientos de referentes de la ideología dominante, del Club Bilderberg, del Foro Económico de Davos y ha destacado los denominadores comunes de tales pensamientos con los que se presentan con el Covid 19.
Sumo algún ejemplo: uno de los hombres detrás del trono que hemos espigado, H. Kissinger, actualmente de 99 años, lúcido, ha declarado en plena pandemia oficial, que: “EE.UU. debe proteger a sus ciudadanos y, con urgencia, trabajar en la planificación de una nueva época”, “La pandemia del coronavirus alterará para siempre el orden mundial”.(8)
Y Klaus Schwab, director del Foro Económico Mundial ha señalado que estamos ante un “Gran Reseteo, o Gran Reinicio”: y ya poéticamente: “La pandemia representa una oportunidad inusual y reducida, para reflexionar, reimaginar y reiniciar nuestro mundo y forjar un futuro más sano, más equitativo y más próspero.» Yo acotaría, sobre todo más próspero: el signo de pesos nunca tiene que desaparecer de la retina.
La coincidencia entre quienes instrumentan el poder en nuestro presente y la OMS es reveladora; no enfrentamos una cuestión sanitaria sino una opción política.
CODA MORAL. O una vuelta de tuerca, asignando bulas de culpabilidad:
“Cada persona que no se vacune, aunque su riesgo de contraer COVID-19 fuera bajo, pone en riesgo al resto. No solamente al sector de población más vulnerable, sino a toda la población”. (9) Jesús Pérez Gil (Universidad Complutense de Madrid).*
Notas:
(1) Distracción del televidente mediante tetas; el busto femenino siempre atrae.
(2) Es insensato que en pleno exterminio generalizado de las especies naturales que han habitado nuestro planeta desde mucho antes que los humanos, haya investigadores y capitales dedicados a crear especies nuevas en lugar de no seguir arrasando la biota planetaria. Una contradicción característica de los humanos, que hemos perdido toda noción de integración, de buen vivir, de conciliación con la naturaleza.
Un laboratorio clave en la configuración de tan demenciales proyectos ha sido, desde el siglo pasado, Monsanto, de EE.UU.
(3) Medios de incomunicación de masas.
(4) Ese estilo, cuantitativista, sigue bombardeando nuestras retinas. India, este año afectada más que hasta ahora, es presentada como caso récord absoluto y cuando cotejamos cifras pero proporcionalmente, la situación es muy distinta a la transmitida mediante impacto: India tiene en un día de abril 9 veces más muertos que Argentina. Pero tiene 30 veces más población. Y ante Uruguay, ahora con un récor oficial de contagios y muertes (67 diarios), India sigue teniendo en proporción, con sus 2767 muertos diarios, menos que Uruguay.
(5) Pandemia, Sudamericana, Buenos Aires, 2010.
(6) “In our hurry to conquer Nature and Death we have made a New Religion of Science”, Unz Review, 19 abr 2021
(7) Porque las enfermedades producidas por tales tóxicos, cánceres, suelen tardar décadas en procesarse y afectar a su portador. Y en aquellos arrabales planetarios –los nuestros– llegan a la ancianidad muchos menos humanos porque mueren a lo largo de sus jóvenes vidas por muchas otras enfermedades. Que no provienen de los desechos importados. ‘Así que nuestra basura los perjudica a ellos menos que a nos. LQQD.’
(8) Página 12, Bs. As., 25 abr. 2021.
(9) theconversation.com/los-motivos-para-vacunarnos-contra-la-covid-19-van-mucho-mas-alla-del-beneficio-personal-152459. 20 ene 2021.
Luis E. Sabini Fernández
COMCOSUR AL DÍA /AÑO 27 /Nº 2291 /miércoles 28.04.2021
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“En atletismo existe una carrera en equipo llamada de postas o de relevos. Cada uno de los corredores de un equipo recorre una determinada distancia y allí lo espera un compañero a quien le debe entregar un tubo de unos 30 cm llamado testimonio o testigo. Algo parecido, aunque difícil de visualizar, ocurre en la historia de un país: cada generación entrega su “testimonio” a la que sigue para continuar su interminable carrera. Carrera de relevos generacionales que van tejiendo la trama política, social, cultural de un pueblo.
Esa inmensa trama sufrió en la Argentina un inmenso tajo producido por una bayoneta en la década de 1970. Por ese espantoso agujero negro cayeron 30 mil corredores, compañeros, militantes portadores de testimonios valiosos difíciles de suplantar. Otros quedaron aferrados a los bordes de la trama, resistiendo a rabia, a diente, a imaginación la cruel tempestad desatada por una dictadura cívico militar eclesiástica”.
Jorge Miceli, ex preso político de Coronda, Santa Fe – Argentina
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