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RITA SEGATO. «ES UN EQUÍVOCO PENSAR QUE LA DISTANCIA FÍSICA NO ES UNA DISTANCIA SOCIAL» – comcosur mujer 639 -04 .05.2020

COMCOSUR MUJER / AÑO 17 /No. 639 /lunes 04.05.2020 – Hoy:

1) Argentina: Las políticas sanitarias tienen que atravesar los muros
2) Argentina: un protocolo para la atención de abortos legales durante la pandemia
3) Argentina: Rita Segato. «Es un equívoco pensar que la distancia física no es una distancia social»
4) Brasil: Mujeres negras y pobres
5) Kurdistán: ¡Las mujeres deben defender a las mujeres!
6) México: Medidas por confinamiento no consideran salud mental de mujeres
7) Sudán: Se prohíbe la mutilación genital femenina
8) Uruguay: La normalidad es el capitalismo, el racismo y el patriarcado
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COMCOSUR MUJER / Fundado por Yessie Macchi / AÑO 17 /No. 639 – Lunes 4 de mayo de 2020 / Producción: Beatriz Alonso y Belén Itza / Apoyo técnico: Carlos Dárdano
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“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” Rosa Luxemburgo
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1) ARGENTINA: LAS POLÍTICAS SANITARIAS TIENEN QUE ATRAVESAR LOS MUROS

Entrevista a Claudia Cesaroni, abogada, integrante del Centro de Estudios de Política Criminalidad y Derechos Humanos, y querellante en la causa de “Pabellón Séptimo”, habla acerca de la actualidad de las cárceles en nuestro país.

En un contexto signado por el Covid-19 y por las protestas de los internos de los penales ante la falta de condiciones de prevención, la abogada expresa que muchos de los internos deberían ser remitidos a sus domicilios ya sea por ser población de riesgo, o por tener posibilidad de acceder al beneficio de la libertad condicional. Probablemente el desconocimiento y la desinformación hagan mella en la opinión.

Ir a la entrevista: lacolectiva.org.ar/las-politicas-sanitarias-tienen-que-atravesar-los-muros/

COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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2) ARGENTINA: UN PROTOCOLO PARA LA ATENCIÓN DE ABORTOS LEGALES DURANTE LA PANDEMIA

El gobierno de la provincia de Buenos Aires fue el primero en dar lineamientos sobre la atención de abortos legales y el acceso a la salud sexual durante la pandemia en Argentina. El 21 de marzo el Ministerio de Salud bonaerense difundió el documento “Recomendación para la atención integral de las personas con derecho de interrumpir el embarazo y el acceso a los métodos anticonceptivos en el marco de la pandemia coronavirus”. Desde el lunes, esas recomendaciones se convirtieron en un protocolo que formaliza las sugerencias que se habían hecho a los equipos de salud que trabajan en el territorio más poblado del país.

Estas decisiones políticas intentan mitigar el impacto que puede llegar a tener en la salud y en las vidas de niñas, mujeres, adolescentes, lesbianas y personas trans una crisis sanitaria global. UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas especializado en la salud sexual y reproductiva y el Instituto Guttmacher, entre otros reconocidos espacios, vienen alertando a través de reportes e informes al respecto.

El protocolo el gobierno bonaerense recomienda ampliar la cantidad la cantidad de integrantes del equipo para cubrir la atención a la salud sexual y reproductiva en horarios y días rotativos, y “en circuitos diferentes al abordaje de personas febriles”.

“La idea de este protocolo era reforzar algo que venimos haciendo desde las distintas áreas del Ministerio sobre todo desde la Dirección provincial de Hospitales en conjunto con la Dirección de Equidad de Género: reforzar los servicios prioritarios que deben sostenerse en el marco de la pandemia con los recaudos necesarios para evitar la propagación del virus”, explicó a LATFEM Sabrina Balaña, Directora Provincial de Equidad de Género y Salud del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

“Entre estos servicios prioritarios está la entrega de métodos anticonceptivos, la interrupción legal del embarazo y los controles del embarazo. Lo que está pasando es que los servicios priorizan la atención de febriles. Entonces a través de este protocolo lo que hacemos es que los servicios puedan tener horarios específicos y puedan organizarse para mejorar la circulación de los pacientes que vienen por otros problemas de salud y que puedan ser atendidos en la entrega de anticonceptivos, por ejemplo”, desarrolló la funcionaria.

Respecto de los métodos anticonceptivos, el protocolo habla de la inmediatez con la que tienen que recibir las personas que los soliciten. Y también sugiere el “stockeo”: “reforzar la importancia de contar con un método anticonceptivo frente a la permanenciaen los hogares”.

“Se está promoviendo, por lo menos, la provisión para tres meses de anticonceptivos cuando la paciente accede al método o priorizando los métodos de larga duración”, dijo Sabrina Balaña a LATFEM.

ILE en una consulta y seguimiento virtual o teléfonico
“La consulta por ILE debe considerarse una prioridad por lo cual no puede posponerse, ni derivarse a otro centro del mismo nivel”, señala el texto de 7 páginas que dio a conocer la cartera que dirige Daniel Gollán.

Sobre la consulta integral de abortos legales en gestaciones de hasta 12 semanas, ambulatoria, sin sospecha de COVID-19, el protocolo propone una única consulta integral para reforzar las medidas de seguridad y sostener el distanciamiento social.

“Estamos priorizando y tratando que se pueda resolver la mayor cantidad de necesidad de atención en una sola consulta: que en esa misma consulta se haga la evaluación, la certificación de causales, la ecografía necesaria y la entrega de la medicación para que posteriormente se pueda hacer un seguimiento remoto telefónico o por videollamada. Estamos promoviendo eso en la mayor parte de los municipios y que los equipos cuenten con los recursos necesarios”, explicó la Directora Provincial de Equidad de Género y Salud del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

Para los equipos de salud, los pasos a seguir, si el test de embarazo da positivo, son siete:

1- Consejería en derechos
2- Certificación de causales
3- Determinación de edad gestacional y factor Rh
4- Acceso al procedimiento y evaluación de comorbilidades
5- Consentimiento Informado
6- Elección de AIPE (Anticoncepción inmediata post evento obstétrico)
7- Entrega de medicación, MAC y material informativo

El aborto con pastillas en casa y con acompañamiento se vuelve un aliado en estos días donde quedarse en los hogares es una obligación.

La provincia de Buenos Aires cuenta con provisión de Misoprostol ya que en marzo se efectivizó la compra que el gobierno hizo al Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) de la provincia de Santa Fe. Se trata de 80 mil comprimidos para un período de seis meses. Al tratarse de un productor público de medicamentos, la compra significó un ahorro de 18.343.400 de pesos para el gobierno bonaerense en comparación con el valor de mercado.

Por estos días, además, desde la Dirección de Salud Sexual del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires habilitaron un formulario para consultas por acceso a ILE para aquellas personas que se encuentren con obstáculos para acceder a este derecho. Se puede completar en este link: latfem.org/buenos-aires-un-protocolo-para-la-atencion-de-abortos-legales-durante-la-pandemia/

COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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3) ARGENTINA: RITA SEGATO. «ES UN EQUÍVOCO PENSAR QUE LA DISTANCIA FÍSICA NO ES UNA DISTANCIA SOCIAL»

Rita Segato, escritora, antropóloga y activista feminista.Rita Segato, escritora, antropóloga y activista feminista. Crédito: Jocelina Segato Carvalho
La antropóloga afirma que la pandemia vino a demostrar no solo la importancia de la proximidad física por sobre cualquier virtualidad, sino también lo indomable de la naturaleza y la historia

Astrid Pikielny / La Nación, 02 de mayo de 2020

Rita Segato enhebra las palabras con la delicadeza de un orfebre y la belleza de la poeta que alguna vez pudo ser. Atravesadas por los ecos de una vida itinerante como investigadora, docente y antropóloga, esas palabras podrían haber llegado desde Tilcara, la geografía que abrazó hace 50 años y a la que volvió definitivamente en 2019, como se vuelve a los brazos de un amor inevitable. También podrían haber llegado desde Brasilia, la ciudad en la que vivió y enseñó durante décadas, y en donde todavía mantiene un hogar. Pero, esta vez, lo hacen desde San Telmo, en donde transita la cuarentena impuesta por la emergencia sanitaria que confinó al planeta, y que obligó a repensar y reinventar prácticas personales y sociales.

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El 2 de marzo tenía previsto viajar a Bruselas para dar una conferencia sobre el Día de la Mujer en el Parlamento Europeo, pero tuvo una iluminación, dice, y canceló su participación cuatro días antes de que el Parlamento suspendiera todas las actividades por el Covid-19.

Antropóloga con doctorado en la Universidad de Queen’s (Belfast, Irlanda), teórica y militante del feminismo y una de las intelectuales más influyentes de América latina, actualmente responsable de la Cátedra Rita Segato de Pensamiento Incómodo de la UNSAM, Segato (Buenos Aires, 1951) es autora de Las estructuras elementales de la violencia , La guerra contra las mujeres y Contra-pedagogías de la crueldad (Prometeo), textos fundantes que iluminan el camino de todos aquellos dispuestos a aventurarse a un pensamiento audaz. Por eso, esta intelectual feminista puede decir que «cuando el feminismo se plantea y se define como un movimiento contra los hombres, puede ser una forma de fascismo; que para ella «el feminismo es una política de la amistad» y que anhela «un mundo en donde diferentes formas de felicidad, realización y bienestar puedan existir sin agredirse mutuamente».

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La quietud impuesta por estos tiempos le ha servido para «rumiar» incluso algunos temas personales, como el hecho de que su abuela, a quien no conoció, haya muerto con la peste del tifus, en Chivilcoy, en 1920. «Toda mi familia, todo un linaje entero de primos y primas es resultante de una experiencia dramática, de una orfandad que resultó de una peste. Esto se me hizo muy presente en estos días y lo comprendí mucho mejor ahora», sostiene.

Esta pandemia, dice Segato, nos ha venido a recordar la necesidad de «la copresencia y la cocorporalidad», la importancia de la comunicación física no verbal, la del cuerpo del otro. «Es un equívoco pensar que la distancia física no es una distancia social».

¿Cómo está transitando este momento de encierro y confinamiento?

Para ser muy sincera, no cambia demasiado la manera en que vivo porque mi vida es muy en la palabra y la palabra puede circular de forma virtual. Nos piden que no confundamos la distancia física con la distancia social, nos dicen que la distancia física es una cosa y que la distancia social es otra. Bueno, ahí hay un gran equívoco: pensar que la distancia física no es una distancia social. ¿Qué pasa con los pueblos, con la gente cuya conexión con los otros no es verbal? Me refiero a los pueblos indígenas, por ejemplo, para los cuales la copresencia, a veces en total silencio, es comunicación. Creo que es una dimensión que nos falta a nosotros y a nosotras. Algo interesantísimo que está ocurriendo con la cuarentena es que comenzamos a sentir la necesidad de la materialidad del cuerpo del otro, que no lo percibíamos como comunicación necesariamente. Algunas y algunos de nosotros somos verbales, pero hay muchísima gente para quienes la comunicación no verbal es esencial; y quizás para nosotras también la comunicación no verbal sea esencial, solo que la hemos velado, obstruido. Hemos eliminado la importancia del cuerpo.

La historia de la humanidad está atravesada por pestes, plagas y pandemias. ¿En qué se diferencia de las anteriores?

Creo que esto llega en un momento en que ciertos grupos de interés económico habían pensado que tenían la historia bajo control y que el control era posible. En uno de mis textos, que tiene varios años, he escrito que la única utopía vigente es la utopía de la libertad de la historia, de la absoluta imprevisibilidad y del carácter incontrolable del viento de la historia.

El carácter indomable de la historia y la naturaleza.

Sí, la naturaleza es indomable y la historia también lo es. La humanidad entera, periodistas, sociólogos, científicos políticos, todo el mundo miró por muchos años al Muro de Berlín pero nunca jamás nadie fue capaz de predecir qué día y a qué hora iba a desmoronarse. Y esto es impresionante. Los poderosos han pensado siempre que podían controlar la historia, pero ella da sus coletazos. Y este virus nos llega en un momento de pretensión extrema de las estrategias de control. Siempre el poder ha jugado ese naipe: hacernos pensar que habitamos una cápsula cerrada y apropiada. Pero decir que la cápsula se ha rajado y es abierta es lo más revolucionario que puede existir y es muy importante para todos aquellos que glorifican la tecnología de control intentando mantener a las personas dentro de la cápsula. Todo eso lo rompe una criatura ínfima. E inevitablemente vendrán otras. Pero hay una segunda cuestión que es diferente.

¿Cuál?

En las pestes anteriores se veía morir a las personas. La muerte se veía y hoy está oculta. Lo máximo que vemos son cantidades de ataúdes o cómo una gran topadora está abriendo el surco para poner todos los ataúdes que van a llegar, por ejemplo, en Guayaquil o en Manaos, pero no estamos viendo a los cuerpos atravesar este tránsito, que es el pasaje de la vida a la muerte. Los cuerpos están aislados, ocultos a los ojos de los demás. Esa es una novedad de esta peste.

Esta pandemia atraviesa los rituales y los momentos más importantes de la vida: madres que paren solas, personas que mueren aislados, en absoluta soledad; familiares que no pueden acompañar ese tránsito. Hay una dimensión indeciblemente trágica en esa despedida solitaria.

Totalmente, y tiene que ver con lo que te decía antes sobre el error de pensar que lo social es la palabra y la bidimensionalidad de la imagen sin darnos cuenta de que la proximidad corporal es una parte fundamental de lo social, en la vida y en la muerte, en la enfermedad y en la salud. Los rituales no son verbales, son rituales físicos, dotados de materialidad. Toda la fisicalidad de la existencia se está mostrando ahora por su falta, su ausencia. Sentimos una gran carencia de esa materialidad que permanece sin inscripción, sin registro.

¿Cree que cambió la idea que tenemos de la muerte, que hay una conciencia de finitud, que hay una idea «más democrática» de la muerte?

Por un lado es democrática, sí, porque todos los cuerpos se han mostrado igualmente vulnerables, pero ahí aparece en letras de molde gigantes la otra vulnerabilidad, que es la vulnerabilidad al hambre. Se cerraron los mundos de quienes tienen algún dinero en el banco o una entrada periódica del Estado o de una renta. Pero hay un mundo de separación del que tiene garantizado el ingreso para comer y quien no lo tiene. Esta pandemia nos obliga al otro gran tema que estaba en el punto ciego de la visibilidad: la importancia de algún grado de cerramiento de las economías locales y de la economía nacional. Tiene que existir una parcela de la economía preservada del circuito global y es necesario empezar a pensar en cómo garantizar un refugio, un retén de soberanía económica y soberanía alimentaria resguardado de las vicisitudes de la escala global. En ese sentido pienso que la economía debe ser anfibia, con una mirada hacia fuera y una mirada hacia adentro, con un pie en el mercado global y un ojo protector de las economías y mercados locales y regionales. El gran aspecto democrático de la pandemia es su gran lección para aquellos que creen que es posible controlar el destino. Muestra la grandeza de la libertad en el sentido mayor de la libertad, que es la incerteza. El otro gran tema que emerge es la ternura.

¿La ternura?

Sí, Olga Tokarczuk, premio Nobel de Literatura en 2018, habla mucho de la importancia de la ternura. El mundo va a cambiar cuando tengamos acceso a otras formas de felicidad y realización; en otras palabras, cuando deseemos otras cosas. El placer de dar y recibir ternura es uno de los grandes placeres. Pero depende del tiempo que se libere del «rigor productivista» que nos asola y se convierte en virtud, en valor moral con su contraparte indispensable a partir del proceso de industrialización: el ocio como mercancía, comprable y vendible. Esto ha desplazado otros placeres como la ternura y la amistad, propios de un orden basado en la reciprocidad. Creo que hubo un momento, en los años 60, en que se intentó instalar algo de esa experiencia, pero la mercantilización de la vida misma, que no es otra cosa que la cosificación de la vida misma, acabó imponiéndose. Ahora, personas, vecinos en los que uno podría no haber reparado nunca, se hacen presentes y se destacan por la forma en que nos ayudan. Han entrado en nuestra vida y sentimos que los queremos.

Es una forma de proximidad a pesar de la distancia física.

Sí, sentimos la inmediatez del cuerpo del otro de una manera distinta. O sea, hay una afectividad que surge y es por ahí que cambia el mundo. Es muy difícil cambiar el mundo desde una ley, desde una acción del Estado: el mundo cambia en la transformación de las tramas, del tejido, como si fuéramos babosas o arañitas que vamos tejiendo la red de relaciones a nuestro alrededor. Y esta pandemia está transformando las maneras en que tejemos nuestro alrededor inmediato. La clave de la transformación posible, aunque todavía no probable, a partir de la pandemia y su cuarentena es que se asomen en el horizonte otros deseos, que anhelemos otras cosas. Si cambia lo que deseamos, cambia el mundo.

Algunos creen que esta situación extraordinaria profundiza cuestiones que estaban presentes y otros creen que saldremos mejores y transformados. Parecería que usted se ubica más en el segundo grupo.

Estoy pensando en eso yo también. Ahí hay una idea clave que es la noción de felicidad, de placer. Y va a depender mucho de donde estemos colocando nuestro gozo, nuestra satisfacción y nuestro placer, nuestra realización, nuestras formas de alegría. Estoy hablando de dónde conseguimos encontrar el humor, la risa y el buen momento en una situación como ésta. Habrá que ver si en las actitudes de individualismo egoísta las personas podrán alcanzar la experiencia de la alegría, de ternura. El trayecto que va a vencer es el trayecto donde encontremos la ternura y el placer de la convivencia que nos conforta. Ese será el mundo vencedor. Será donde encontremos la sonrisa cómplice en la pequeña felicidad.

Usted ha escrito sobre el modo en que esta pandemia deja expuesto al mundo desarrollado en la imposibilidad del cuidado masivo de sus habitantes, pero también nos desenmascara en términos personales: caen los velos, muestra quiénes somos, para qué estamos, cuál es el sentido de nuestra existencia .

Totalmente. La noción de pequeña felicidad me acompaña desde que yo soy muy chica. En un momento de mi vida me pregunto: ¿Qué busco yo? ¿La gran felicidad o la pequeña felicidad? Y entendí que buscaba la pequeña felicidad, y esa pequeña felicidad que es lo que yo busco para mí misma, es lo que se presenta ahora como la única salida. Entonces, los grandes proyectos de poder, de influencia, de prestigio, pierden la oportunidad de eso que, creo, la pandemia nos permite, que es la pequeña felicidad. Nos habíamos olvidado de ese proyecto de la pequeña felicidad. Yo podría haber sido, por ejemplo, narradora o poeta, porque escribía poesía. Y me di cuenta que quería la pequeña felicidad. Es otra poesía, es una poesía de la vida, no de los grandes textos.

En estos tiempos de encierro y de restricciones extremas han crecido las denuncias de violencia de género. ¿Qué puede decir de esta situación tan aterrorizante?

Yo podría decir todo eso que sale de mis textos anteriores, que en la base de la violencia masculina se encuentra la frustración y el sujeto masculino reacciona violentamente cuando sus deseos e intenciones son frustrados. La frustración de no poder salir, el encierro bajo miradas vigilantes dentro de casa, el no poder tener ciertas libertades, el rumiar durante horas alguna traición, alguna infidelidad o algún abandono, puede detonar violencia. Por otro lado, las situaciones de necesidad y carencia potencian la violencia. Todo eso ahora se magnifica. Pero lo más importante que puedo decir es que estamos frente a una situación no vivida anteriormente. Todas las formas de violencia y crimen han disminuido y la de género ha aumentado. Podríamos pensar que entendemos pero necesitamos ser humildes y ejercitar una enorme curiosidad porque estamos frente a una situación desconocida y eso nos obliga a investigar qué está pasando, en primer lugar, con la masculinidad en esta situación de encierro, y qué ha pasado también con la feminidad. ¿Cómo se ha comportado la relación de género en esta nueva escena? Es un momento que necesita de estudio y de observación. Solo de esa forma habrá eficacia en la acción.

Algunos agresores sexuales fueron excarcelados con prisión domiciliaria. Uno de ellos vive cerca de su víctima. Es imposible no preguntarle sobre esta situación.

Encuentro nuestra mirada sobre la cuestión carcelaria muy estrecha; muy especialmente la mirada de los operadores del derecho, la mirada de lo que, por falta de un vocabulario más preciso, llamamos «justicia». He escrito críticamente sobre el sistema carcelario, sobre la «fe carcelaria» que advocamos. Siendo adepta del garantismo jurídico cuando se trata de presos vulnerables, los pobres, los «negros», y adhiriendo al antipunitivismo por haber trabajado en cárceles con estudiantes por mucho tiempo. Pero soy también vehementemente crítica del garantismo cuando se trata de crímenes contra las mujeres y la población Lgbtttiq+ . Porque en ese caso el agresor encarna la posición de poder y la víctima es la que necesita de garantías, que no tiene ni en el sentido común de los que tienen la llave del derecho ni en la opinión pública en general. En esos casos no puede haber indulgencia. El más importante papel de una sentencia es ser pedagógica, y le estamos todavía enseñando a la sociedad que violar, pegar o matar una mujer es crimen. Y la sociedad, infelizmente, todavía lo está teniendo que aprender, según parece.

Para usted, «el feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos naturales». El feminismo es un movimiento diverso, con muchos posicionamientos y no hay una sola manera de ser feminista. ¿Cómo describiría la suya?

Tengo una definición de fascismo propia, mía, personal, operativa. Y mi definición de fascismo es que más que una política, es una estrategia y siempre es una estrategia del enemigo: hay que diseñar un enemigo común para producir una alianza de los que, de otra forma, no estarían del mismo lado de los intereses. El enemigo común es lo que distingue las estrategias fascistas. Entonces, cuando el feminismo se plantea y se define como un movimiento contra los hombres como enemigo, corre el riesgo de transformarse en un movimiento que tiende al fascismo. El enemigo del feminismo es el patriarcado, donde se manifieste, no los hombres. El feminismo, los feminismos en plural, es algo mucho más grande y luminoso que una política de la enemistad. Como últimamente he tenido un poco más de tiempo para rumiar mis cosas, he pensado en qué consiste mi militancia.

¿Y cómo la definiría?

Mi militancia dentro del feminismo es una política de la amistad, de una trama íntima con las personas, de una construcción de la proximidad. Tengo una relación muy hermosa con muchas mujeres. La mayoría de ellas son más jóvenes que yo. Es una amistad dotada de politicidad. La politicidad en clave femenina, la politicidad de un espacio doméstico ampliado. Eso es política también. Mi feminismo es un feminismo de la amistad, un feminismo de los vínculos que vamos trabando a lo largo de la vida; es un feminismo del día a día, del cotidiano. El mundo que imagino como un mundo agradable es un mundo sin hegemonía, sin que ninguno de los mundos y de las propuestas domine sobre las otras, es un mundo suelto, radicalmente plural, sin los imperativos de las vanguardias, un lugar donde diferentes formas de felicidad, realización, satisfacción y bienestar puedan existir sin agredirse mutuamente.

Rita Segato /La Nación/ COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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4) BRASIL: MUJERES NEGRAS Y POBRES

Esta pandemia, que ha puesto en cuarentena al 40% de la población del planeta, nos ha demostrado que apenas algunas podemos quedarnos en casa. En Brasil, el virus ha tensionado las costuras de una sociedad ya de por sí enormemente desigual y en la que los vestigios de la esclavitud están todavía muy presentes. La población pobre que vive en las favelas y barrios periféricos de las grandes metrópolis, en su mayoría negra, se perfila como la principal víctima de la emergencia sanitaria por el Covid-19. Las trabajadoras sin contrato formal, que suponen casi la mitad de población activa del país, sufrirán de forma desproporcionada las consecuencias del frenazo económico. Por Flora Pozzobon, gestora cultural y activista de Feministalde.

En los primeros compases de esta crisis, las líneas de autobuses que conectan el área metropolitana con la ciudad de Río de Janeiro estuvieron cortadas, impidiendo que las trabajadoras periféricas pudiesen llegar a los barrios céntricos donde son empleadas. Y las pocas alternativas para trasladarse que quedaban se vieron abarrotadas los días inmediatamente posteriores. Así, las opciones para las habitantes de la periferia se han reducido a exponerse al contagio o no tener que llevarse a la boca.

El virus llegó a Brasil en la maleta de una familia de élite blanca que volvía de unas vacaciones por Europa, pero fue su trabajadora interna, una mujer negra de 63 años, la primera víctima mortal del Covid-19. La patrona regresó enferma de sus vacaciones en Italia pero decidió no advertírselo a su empleada. Menos aún le contó que existía la posibilidad de que se contagiara. Esta muerte fue noticia en todas las televisiones, radios y periódicos de tirada nacional, pero el nombre de la trabajadora, que falleció por culpa de su patrona, nunca trascendió.

Mientras, el Estado brasileño, en manos de un psicópata, niega la gravedad de la pandemia y pone en práctica medidas ineficaces, más centradas en salvaguardar los intereses de la oligarquía brasileña que en rescatar a la clase trabajadora en situación de emergencia. El actual Gobierno es un reflejo de una sociedad esclavista que cambió pero nunca desapareció. Unas instituciones que buscan perpetuar la dominación y la explotación deshumanizante de las familias vulnerables. En la otra cara de la moneda, son muchas las mujeres que, además de ser el sostén de sus familias, cargan en sus espaldas los estigmas de una historia colonial y esclavista. Hoy, una mujer negra aún gana de media un 44% menos que un hombre blanco. En palabras de la escritora y feminista negra Sueli Carneiro, “la perversa conjugación de racismo y patriarcado, resulta en una especie de asfixia social que tiene efectos negativos sobre todas las dimensiones de la vida”.

Según la Organización Internacional del Trabajo, en Brasil hay 7 millones de empleados y empleadas domésticas, de las que el 92% son mujeres y el 70%, mujeres negras. Mujeres que en su lucha diaria por la supervivencia no pueden parar de trabajar, están expuestas al virus y tienen un peor acceso a la sanidad pública. Ante esta situación, se necesitan medidas de emergencia que resguarden de forma efectiva a estas mujeres. No puede normalizarse el sadismo de tener que elegir entre contagiarse o pasar hambre.
En 2015, se aprobó en Brasilia una Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC-72) —la llamada PEC de las domésticas— que supuso una importante conquista para un colectivo que veía así sus derechos equiparados a las trabajadoras urbanas y rurales. De todas las diputadas y diputados, solo uno votó en contra de la reforma: el actual Presidente de la República, Jair Bolsonaro. Un año después de consumado el golpe parlamentario que destituiría a Dilma Rousseff, el mismo Bolsonaro no dudó en votar a favor de la llamada “PEC de la vergüenza” —concebida por el ultraliberal golpista Michel Temer y sus palmeros—, enmienda que mantiene constitucionalmente congeladas las partidas presupuestarias dedicadas a la salud y la educación hasta el año 2036.

Estos días, retumban en Brasil los discursos despiadados de ministros, empresarios y opinólogos de toda clase en los que afirman, una y otra vez, que la pandemia afecta a todas las personas por igual, independientemente de su condición de clase, género y raza. No es necesario argumentar la falsedad de tal afirmación ni explicar por qué las personas más vulnerables serán, de nuevo, las más afectadas. El racismo estructural condiciona el acceso a la educación de la población negra. Y una pésima educación desencadena restricciones en el ámbito laboral y de la vivienda, carencias que condicionan el bienestar, la salud, y la alimentación. Y, con todo, una menor esperanza de vida. De acuerdo con el último Informe de las Desigualdades Sociales, publicado en 2011 por el Núcleo de Estudios de la Población de la Universidad de Campinas, la expectativa de vida de las mujeres negras brasileñas es de 66 años y la de los hombres negros, 63. En frente, a mucha distancia, los 73 años de esperanza de vida de la población blanca.

El racismo se manifiesta en múltiples formas. El racismo ambiental, que se vuelve especialmente relevante en esta coyuntura, somete a las personas a una excesiva contaminación y les excluye de bienes y servicios ambientales como aire y agua limpia. Vivir en comunidades racialmente segregadas aumenta la vulnerabilidad ante el virus. De acuerdo con la doctora Camara Phyllis Jones, expresidenta de la Asociación Estadounidense de Salud Pública, el racismo ambiental refuerza la posibilidad de desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades renales o el asma, aumentando así el índice de mortalidad de esta población frente al virus.

En las 765 favelas de la ciudad de Rio de Janeiro habitan casi 2 millones de personas, un 30% de la población de la Cidade Maravilhosa. ¿Cómo convencer a las vecinas del Complexo do Alemão —complejo de favelas en la zona norte de Rio de Janeiro donde viven más 69 mil personas— que es importante quedarse en casa y lavarse las manos, si su densidad de población es la mayor del Estado y hace décadas que tienen problemas con el abastecimiento de agua potable? Saneamiento y salud son derechos fundamentales, aunque, en Brasil, hasta lavarse las manos se ha convertido en un privilegio de clase y raza.

El corona es un virus, pero la pandemia sigue siendo el capitalismo racista y patriarcal. Como bien decía Conceição Evaristo, escritora, poeta y militante del movimiento negro, “ellos se pusieron de acuerdo en matarnos y nosotras en no morir”. Ese acuerdo, hoy, sigue vigente. Y es nuestra oportunidad para un cambio radical. ¡Las vidas negras importan!

ANRed / COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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5) KURDISTÁN: ¡LAS MUJERES DEBEN DEFENDER A LAS MUJERES!

Los centros de mujeres juegan un rol principal a la hora de solventar problemas sociales en el Norte y el Este de Siria. Naima Mehmud, co-presidenta de Mala Jinê (Casa de Mujeres), habla de su trabajo en Hesekê, en estos tiempos de ataques turcos y la pandemia del coronavirus.

Mala Jinê es una de las instituciones comunales establecidas desde 2011 en el marco de la Revolución de Rojava. Mala Jinê forman parte del movimiento de mujeres Kongreya Star y se ha establecido en toda la región del nordeste de Siria como uno de los pilares institucional.

En el proyecto Mala Jinê han cristalizado dos de los principios básicos de la revolución: el fin de la opresión de las mujeres, y comprender, abordar y resolver los conflictos dentro de la comunidad.

Entre los problemas a los que se enfrentan las mujeres se encuentra la poligamia, los matrimonios es de la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES).

La tarea de esta institución es ayudar a las mujeres a solventar sus problemas y, junto con los comités de consenso, participar en la superación de los conflictos específicos de género.

Mala Jinê asume un rol de mediación manteniendo conversaciones con las personas afectadas –mujeres, parejas, familiares, varias familias o tribus– siempre que sea posible para buscar una solución conjunta.

En los casos más graves de violencia machista o en conflictos que no pueden ser solventados, cooperan con las Asayish (fuerzas de seguridad internas), y entra en juego el sistema de justicia. De ser necesario, se toman medidas punitivas.

Desinformemonos / COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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6) MÉXICO: MEDIDAS POR CONFINAMIENTO NO CONSIDERAN SALUD MENTAL DE MUJERES, ADVIERTEN ESPECIALISTAS

La pandemia del COVID-19 se ubica en un contexto de previa violencia política, económica y patriarcal, lo que genera efectos individuales y sociales, afirmó la psicóloga social Sofia Angélica Silva Gracia, integrante de la organización Aluna, Acompañamiento Psicosocial.

Además, las medidas de aislamiento social para evitar la propagación de este virus afectan de manera diferenciada a las personas, aseguró la especialista al participar en el programa Análisis Feminista, que se transmite los miércoles por Violeta Radio 106.1 FM

Por ejemplo, expuso que desde antes de la emergencia sanitaria no existían medidas para atender la violencia de género y ahora que se han incorporado algunas respuestas, éstas no son suficientes y falta mucho para atender esta situación que es estructural.

Con esta idea coincidió la terapeuta Alejandra Buggs Lomelí, directora del Centro de Salud Mental y Género, quien explicó que el confinamiento obligatorio para proteger la salud física no tomó en cuenta los efectos de la salud mental de las personas, en este caso, de las mujeres.

La terapeuta señaló que en estos momentos las personas tienen sentimientos como soledad, angustia, abandono y preocupación. Una investigación de la Organización de las Naciones Unidas, dijo, indica que las más afectadas por las medidas de aislamiento en el hogar son las mujeres.

Algunas mujeres, aseguró, tienen más consecuencias en su salud mental porque no pueden salir de casa, viven violencia, tienen triples jornadas laborales, se hacen cargo de niñas y niños, son maestras de hijas e hijos, son mamás y en algunos casos atienden a personas adultas mayores.

Esta situación, dijo Buggs Lomelí, es una pandemia emocional y una pandemia de violencia de género. En su opinión, el confinamiento aumentó el feminicidio, el maltrato infantil y la violencia de género, como resultado de no tomar en cuenta la integridad de las mujeres que viven violencia.

La terapeuta consideró que el gobierno federal y de la Ciudad de México no consideró que hay personas que ya tenían enfermedades mentales como ser obsesivas-compulsivas o que tienen tratamiento con medicamentos y que el confinamiento podría exacerbar síntomas y llegavarlas a momentos límite como el intento de suicidio.

Buggs Lomelí dijo que en esta época las mujeres que enfrentan violencia viven con desesperación; como ejemplo aseguró que al Centro que encabeza han llegado llamados de mujeres para pedir ayuda. Una de las usuarias, dijo, se comunicó por teléfono pero cuando su esposo se enteró le rompió el celular.

La pandemia, expuso, es un escudo de violadores, agresores y personas que están lastimando a mujeres, niñas y niños. Agregó que si bien el Gobierno de la Ciudad de México tiene el teléfono 55 15 33 15 33 para recibir denuncias, hasta la semana pasada hubo 103 casos de feminicidio durante esta emergencia.

En este tema Sofia Angélica Silva Gracia, aseguró que además de que en el espacio privado emergen los problemas que son parte de la estructura social, el aislamiento impide generar redes de apoyo y construir espacios de autonomía.

En esta dinámica de lo privado, mencionó, las mujeres también reciben la carga de estar al pendiente de todo; y quienes tienen un trabajo fuera de casa, en particular el personal de salud, donde las mujeres ocupan 70 por ciento de los espacios, también tienen una carga de responsabilidad, lo que genera una afectación mental.

Alejandra Buggs también señaló qué falta saber qué pasa y cómo atender con perspectiva de género la salud mental de las mujeres que trabajan en el sector salud, de quienes atienden casos de COVID-19 o personas con síntomas y que después de su jornada laboral regresan a casa a asumir su rol de cuidados.

Las especialistas señalaron que es necesario que las autoridades revisen sus políticas públicas para que sean congruentes con la realidad en este ambiente de incertidumbre que nos confronta con la pérdida de la salud, la precariedad laboral y la estabilidad económica.

El programa completo, que conduce la periodista feminista, fundadora de Violeta Radio y directora de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), Lucia Lagunes Huerta, se puede escuchar en soundcloud.com/cimac-radio/impacto-a-la-salud-mental-de-las-mujeres-durante-la-pandemia.

Cimacnoticias / COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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7) SUDÁN: SE PROHÍBE LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA Y ACTIVISTAS CELEBRAN UNA «NUEVA ERA» PARA LAS NIÑAS DEL PAÍS

El país africano conserva una de las tasas más altas de prevalencia de esta práctica, donde casi 9 de cada 10 mujeres, entre 15 y 49 años han sido mutiladas.
A través de una enmienda al Código Penal, el Gobierno de Sudán ha prohibido la mutilación genital femenina. Según Unicef, la decisión fue aprobada por los Consejos Soberano y Ministerial el 22 de abril y ha calificado como el inicio de una «nueva era» para los derechos de las niñas del país.

La reforma, aplicada al artículo 141, castiga con «3 años de prisión y una multa o cierre de las instalaciones» a quien cometa el delito de eliminar, mutilar o modificar «cualquier parte natural que conduzca a la pérdida total o parcial» de las funciones de los genitales femeninos. Asimismo, aclara que la medida aplica a todos los lugares donde se realice este procedimiento, ya sea un hospital, centro de salud, dispensario, clínica u otro.

«Esta práctica no es solo una violación de los derechos de todas las niñas, es perjudicial y tiene graves consecuencias para la salud física y mental de una niña», explicó el representante de Unicef en Sudán, Abdullah Fadil. Además, el funcionario instó a otros gobiernos y a las comunidades a «tomar medidas inmediatas para poner fin a esta práctica».

La mutilación genital es conocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos. Sin embargo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas el procedimiento sigue siendo frecuente en 30 países.

El país africano conserva una de las tasas más altas de prevalencia de mutilación genital femenina donde casi 9 de cada 10 mujeres, entre 15 y 49 años han sido mutiladas.

En este sentido, Fadil señaló que la intención no es criminalizar a los padres, pero se debe hacer un mayor esfuerzo para crear conciencia entre los diferentes grupos, incluidas las parteras, los proveedores de salud, los padres y los jóvenes sobre la enmienda para promover su aceptación.

RT / COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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8) URUGUAY: LA NORMALIDAD ES EL CAPITALISMO, EL RACISMO Y EL PATRIARCADO

Otro primero de mayo que pasa, y otro primero de mayo que es necesario pensar las explotaciones del capitalismo desde todas las ópticas. Para reivindicar la lucha contra la doble explotación que sufre la Mujer en este sistema, conversamos con Valentina Etchevers, del colectivo Profesoras Feministas, y con Valeria Caggiano, de la Intersocial.

Desde los Feminismos, este primero de mayo, hubo de todo menos pasividad. Las feministas nucleadas en la Intersocial se sumaron a las caravanas del Pit-Cnt, con multitudinaria convocatoria (superando, quizás, a las de años anteriores), y aquellas cercanas a la Coordinadora de Feminismos tuvieron su intervención y movilización en torno a la Plaza Mártires de Chicago, con gran despliegue.

Las horas previas al primero se difundió un comunicado, firmado por decenas de organizaciones feministas, titulado “Manifiesta Feminista”, con la consigna “Por un mundo donde el trabajo sea para sostener la vida y no la ganancia de los ricos”. En él, se denuncia que pese a que “el mundo está parado, nosotras seguimos sosteniendo la vida” y que “las mujeres y disidencias estamos trabajando más que antes y de forma más precarizadas, las tareas de cuidado se han intensificado (…) ¡No vamos a normalizar esta situación!”.

La Manifiesta, firmada por Minervas, Vecinas en los Muros, ¿Dónde están nuestras gurisas? y otra veintena de colectivas, concluye que “la Salida de esta crisis debe ser feminista, migrante, plurniacional, antipatriarcal, antirracista, antimanicomial, anticapitalista, antiextractivista y antifascista”. Por último, se afirma que “En las calles o en las casas, la revuelta continúa”.

Valentina Etchevers, de Profesoras Feministas, colectiva que forma parte de la Manifiesta, afirmó que “desde nuestra colectiva queremos remarcar la impronta que desde los feminismos reivindicamos como trabajadoras”. La docente comentó que “la concepción de trabajo asalariado es muy acotada, porque como mujeres y disidencias recae sobre nosotras una doble explotación, recae sobre nosotras el trabajo reproductivo y de cuidados, lo cual sostiene al capitalismo y es invisible”.

En esa línea, remarcó que “en este contexto de pandemia vemos sobrecargada la dimensión de esas jornadas sin límites de horarios”. Para la militante, “la normalidad es el problema, la normalidad es el capitalismo, el racismo y el patriarcado, que se hable de volver a la normalidad implica volver a eso, como si fuera algo natural”.

Con Valeria Caggiano, de la Intersocial Feminista, también conversamos en similares tópicos. Caggiano afirmó la importancia de “reconocer el trabajo de las compañeras sindicalistas”. En ese sentido, contó, desde su experiencia, que “indudablemente las mujeres hemos ido ganando algunos lugares de visibilidad y reconocimiento, con las dificultades que históricamente hemos tenido que sortear”.

“El movimiento feminista es muy diverso, pero tiene ciertos acuerdos en las bases conceptuales, en la mayoría de los casos hay diferencias nomás en estrategias o formas”, comentó, en referencia a la condición de doble explotación, que también reivinidica. Para Valeria las mujeres hacen “el doble o el triple del trabajo”, y, como decía Valentina, esa reivindicación ha quedado históricamente relegada.

Escuchar las entrevistas: www.reactiva.com.uy/la-normalidad-es-el-capitalismo-el-racismo-y-el-patriarcado/

COMCOSUR MUJER Nº 638 – 04/05/2020
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“Siempre he partido de una idea elemental: la de que la verdad no necesita ser justificada por la adecuación a un objetivo superior. La verdad es la verdad y nada más. Debe ser servida, no servir.”
Eugenia Ginzburg / “El vértigo”.
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