1) El bloqueo económico de Puerto Rico
2) Sahelistán del Nilo al Atlántico
3) El proyecto socialdemócrata europeo y su crisis
4) Hasta 17 bancos lavaron cientos de millones de dinero negro ruso
5) El camaleónico secreto bancario suizo y la evasión fiscal, historia de una adaptación permanente
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COMCOSUR / POR LA VOZ DE MUMIA ABU JAMAL / AÑO 17 / Nº 813 / Miércoles 22 de marzo de 2017 / REVISTA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS / Producción: Andrés Capelán
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“Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra y combatir ese monopolio es una tarea central.” — Emir Sader
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1) El bloqueo económico de Puerto Rico
Jesús Dávila (NCM)
Las subsidiarias de Estados Unidos se mantienen sacando de Puerto Rico el 33 por ciento anual de las riquezas que se producen en el país, lo que tiene el efecto de bloquear efectivamente los intentos de estabilización y recuperación económica, sin que la junta de control o el gobierno anexionista tomen medidas para atajarlas.
Según se desprende de las cuentas sociales oficiales, esas corporaciones han sacado de Puerto Rico cerca de 330.000 millones de dólares en diez años –desde que comenzó la crisis económica- y cifra que aumenta en proporción al producto interno bruto (PIB). Pero el plan decretado por la junta de control designada por Washington para regir a Puerto Rico busca el empobrecimiento sistemático de la gente, con el objetivo declarado de que así los puertorriqueños producirán más riquezas que hagan el país atractivo a los inversores. De tener éxito, el plan de la junta –que el gobierno anexionista reclama como fundamentalmente suyo- lo que lograría es que aumenten las ganancias repatriadas a EEUU.
No se trata de un problema que ha estado igual durante todo el tiempo bajo la dominación de EEUU sobre esta pequeña nación isleña del noreste del Caribe. Por el contrario, durante los primeros veinte años del empuje económico autonomista –de 1950 a 1970- la relación entre inversión y repatriación de capitales era normal y se notó en la construcción de un país que daba la apariencia de prosperidad.
Una situación un tanto similar de la consecuencia de la fuga de capitales se registró en la vecina República Dominicana bajo la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Según el historiador Arturo Martínez Moya calculó que esa fuga de capitales, que de 1956 a 1961 llegó a acumular el equivalente de casi el 20 por ciento del producto interno bruto del último año, “no fue puntual sino un proceso que se desarrolló con la crisis política a nivel internacional y local hasta precipitar la caída de la dictadura de Trujillo”. En el caso de Puerto Rico, el respetado economista Francisco Catalá calcula que, si bien el país ha estado sometido al coloniaje directo de EEUU desde 1898, hasta 1970 la producción total de la riqueza estaba principalmente en manos de empresarios residentes, por lo que se producía cierto nivel de acumulación de capitales. En las últimas tres décadas del siglo pasado eso cambió, con el apoderamiento creciente y directo de inversores de EEUU.
Otro aspecto del problema es que esas mismas corporaciones, que se llevan de inmediato las ganancias prácticamente libre de impuestos, se dedicaron además a prestarle dinero al gobierno colonial mediante bonos en el mercado de Wall Street, con lo que se montó una deuda que ahora resulta impagable por la indigencia en que han dejado a la economía de Puerto Rico. Pero el endeudamiento más allá de la capacidad de pago –que ha sido la política pública de EEUU para administrar la colonia por lo menos desde 1900 y que provocó que ya para 1917 la deuda de Puerto Rico fuera el doble del presupuesto gubernamental- sobrepasó los niveles sostenibles en 2012. En 2014, Wall Street echó los bonos de Puerto Rico al nivel conocido como “basura”, pero la crisis no toca las corporaciones estadounidenses.
Dicho proceso está documentado ampliamente en el Apéndice Estadístico del Informe Económico al Gobernador, preparado por la Junta de Planificación, que muestra la diferencia entre el producto nacional bruto (la riqueza en manos de residentes) y el producto interno bruto (la producción total de riquezas). Según ese informe, en 2007, el año en que se desató la crisis, esa brecha fue de 28.882 millones de dólares y el año siguiente subió a 30.936 millones, 32.768 en 2009, 33.768 en 2010 y 34.661 en 2011. Una leve mejora económica estuvo acompañada de una leve baja también en la fuga de capitales, con 33.479 millones en 2012, pero de inmediato tomó la ruta ascendente con 33.506 en 2013 y 33.648 en 2014 y, aunque en 2015 fue de 33.578, la proyección para el 2016 fue de 34.900.
Como era de esperarse, la salida hacia EEUU de prácticamente todas las ganancias se ha reflejado en que la inversión interna de capital fijo ha tenido una tendencia a la baja desde 2006 y se redujo de 11.900 millones de dólares en 2005 a 8.262 millones estimados para 2016. Eso es contrario al largo período de 1971 a 2005, cuando la inversión bruta de capital fijo aumentó casi todos los años. Eso ha ido acompañado de una baja constante en el índice de actividad económica desde 2005, cuando alcanzó 59 puntos sobre la base de 100 establecida en 1980. A partir de ahí ha bajado hasta 21 sobre cien, el nivel que tuvo en 1991.
El problema captó la atención de observadores internacionales desde hace años y durante el primer cuatrienio de este siglo, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de la Organización de las Naciones Unidas utilizó el caso de Puerto Rico para mostrar a los demás países lo peligrosa de esa situación. La brecha comenzó a notarse en 1972, cuando hubo una diferencia de diez por ciento entre el PNB y el PIB, brecha que continuó creciendo cada año hasta llegar, en 1996 al mencionado 33 por ciento. Desde entonces se ha mantenido en ese nivel y, aunque ha tenido algunas variaciones menores, en los últimos cinco años ha estado constante en el 33 por ciento.
El resultado ha sido que desde 1972 al presente, las subsidiarias de las corporaciones de EEUU se han llevado de Puerto Rico más de 716.000 millones de dólares, de los cuales el 46 por ciento ha sido repatriado en los últimos diez años. El efecto acumulado de ese comportamiento de las corporaciones de EEUU ya tiene el país al borde del colapso. Esas cifras, sin embargo, son conservadoras, pues una revisión al informe de pagos al exterior por rendimientos de capital muestra cifras todavía más preocupantes.
MIÉRCOLES 22 DE MARZO DE 2017 – COMCOSUR
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2) Sahelistán del Nilo al Atlántico
Guadi Calvo (Rebelión)
El grupo de los “Cinco del Sahel” (G5S) compuesto por Mali, Burkina Faso, Níger, Chad y Mauritania, creado en febrero de 2014, con el fin de coordinar y organizar la lucha regional contra el terrorismo, se reunió en Bamako, capital de Malí, el 6 de febrero pasado, tras los ataques producidos en Gao, al norte de Mali, el 18 de enero de 2017, que dejó 80 muertos y 120 heridos (ver: “Norte de Mali: Sangre y Uranio”), si bien la reunión no produjo más que papeleo y burocracia, ya que el 25 de enero se había decidido que una fuerza multinacional conformada por efectivos de los países miebros de G5S, se estableciera en la región de Liptako Gourma, una zona económica común entre Mali, Níger y Burkina Faso, que resistiera a los avances de los grupos vinculados a al-Qaeda que están operando con persistencia en ese sector.
La respuesta de las bandas integristas no se demoró demasiado, en un video publicado el 3 de marzo, en el que aparecen los máximos líderes de los grupos wahabitas que operan en el Sahel, anuncian la conformación de un frente único llamado formalmente Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin (Grupo para la victoria del Islam y de los fieles), cuya abreviatura será Nusrat al-Islam, bajo el lema de “Una bandera, un grupo, una esperanza”, lo que explica claramente sus expectativas. Se trataba de Amadou Kouffa de Katiba Macina, Yahia Abou el-Hamam de al-Qaeda en el Sahara e Iyad Ag Aghali fundador de Ansar Dine,
El grupo Ansar Dine se conformó con el inició de la Primavera Árabe, a fines de 2010, al-Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) en el Sáhara, encabezado por el argelino Djamel Okacha, alias Yahia Abou el Hammam, es el que más trayectoria tiene, emergió tras la guerra civil argelina a fines de los años noventa y el Frente de Liberación de Macina, es una formación fundada en 2015 en el centro de Malí, liderado por el predicador de la etnia peul también conocida como fulani, Amadou Koufa.
Reunidos obviamente en un lugar indeterminado, tras anunciar la unidad a través de su nuevo medio de comunicación, al-Zalaqa, juraron lealtad al líder de al-Qaeda global, el heredero de Osama Bin Laden, el médico egipcio Ayman al-Zawahiri.
El emir de la nueva organización será Iyad Ag Ghali, ex cónsul de Mali en Arabia Saudí, durante la presidencia de Amadou Toumani Touré, que tras dos largos gobiernos fue derrocado en 2012, lo que dio inició la inestabilidad, que hasta hoy sacude en particular al norte de Mali. Sin duda los contactos de Ag Ghali con la familia Saud, proveerán de más financiamiento para las nuevas operaciones que con casi 5 mil hombres a su disposición, perpetrara Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin.
El Sahel (borde) se extiende en una franja de aproximadamente 5500 kilómetros, desde el Mar Rojo al Atlántico, abarcando norte de Senegal, Mauritania, el sur de Argelia, Mali, Níger, Chad, Sudán del Sur y Eritrea, aunque podríamos involucrar culturalmente el Cuerno de África (Somalia, Etiopia, Yibuti, norte de Kenia) y el norte de Nigeria. Esa gigantesca franja se ha convertido en una región clave para los movimientos fundamentalistas ya que les permite filtrar al resto de los países subsaharianos, donde la presencia del Islam es tan fuerte como en el norte del continente.
Desde la caída del Coronel Gadaffi en 2011 y la rebelión Tuareg en el norte de Mali en 2012, la formación de las organizaciones vinculadas tanto a al-Qaeda, como el Daesh, se han multiplicado e incluso las ya existentes como la nigeriana Boko Haram, o la somalí al-Shabaab han tenido un notable crecimiento, tanto en hombres como en acciones cada vez más arriesgadas y violentas.
En diciembre de 2016 se registró la aparición de un nuevo grupo Ansarul Islam en Burkina Faso, fundado por el emir Ibrahim Malam Dicko, quienes el último lunes de febrero atacaron dos comisarías en las localidades de Tongomaye y Baraboulé en la provincia de Soum al norte del país. Esta misma organización fue la responsable del ataque en Nassoumbou, junto a la frontera con Mali, en el noreste del país, que causó la muerte de 12 soldados, siendo este el primer ataque de estas características llevado a cabo por una organización nativa de Burkina Faso. En enero de 2016 se produjo el primer ataque terrorista en la historia del país contra el Hotel Splendid en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, que dejó 30 muertos revindicados por el grupo al-Murabitun (Los que firman con sangre) liderados por el argelino Mokhtar Belmokhtar, quién “a veces pertenece a al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) aunque a veces no”.
A lo largo de 2016 en África Occidental se registraron cerca de 260 ataques por parte de organizaciones vinculadas a al-Qaeda, un 150% más que en 2015. La mayoría de los ataques se produjeron en Mali, también los mencionados en Burkina Faso, Níger y Costa de Marfil.
De emires y emiratos
Si bien todavía la información no es clara respecto a si Mokhtar Belmokhtar con su organización se suma al Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin, para los intereses wahabitas es fundamental que eso suceda ya que ha sido al-Murabitun quién más activo se ha mantenido en el Sahel.
Belmokhtar, con pedidos de captura por varias agencias de inteligencia occidentales, buscado por una decena de países musulmanes, nació en Ghardaia, Argelia, también es conocido como MBM como lo llama la inteligencia occidental, Mister Marlboro, por su poderosa red de contrabando, entre otras cosas, de cigarrillos, una de las más poderosas del norte de África, o Laauar (el tuerto), ya que ha perdido un ojo en Afganistán, donde combatió junto a los muyahidines en la guerra contra en ejército soviético. Junto al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que daría origen a al-Qaeda en el Magreb Islámico luchó en la guerra civil argelina (1991-1997) que dejó un saldo de 200 mil muertos.
En 2011 Belmokhtar fue de los primeros en saquear los arsenales del Coronel Gadaffi, lo que permitieron operar sobre la rebelión Tuareg, en Mali, lo que provocó la intervención francesa e hizo frustrar un nuevo intento de la nación tuareg para liberar su ancestral territorio de Azawan, por lo que se cree que Belmokhtar tuvo convivencia tanto con Bamako, como el Departamento de Estado norteamericano y París, ya que la revolución tuareg políticamente instalada provocarían un efecto dominó con sus hermanos de Marruecos, Argelia, Níger, Chad y Mauritania, de consecuencias demoledoras para gobiernos aliados de occidente.
Desde 2013, en que su organización se fusionó con el Movimiento Unicidad y Yihad en África Occidental (MUYAO), Belmokhtar ha sido un azote continuo al sur del Magreb, tras haberse rebelado al líder de al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) el emir de Abdelmalek Droukdel, ungido en 2015, la disputa ha obligado Belmokhtar a salir y entrar en varias oportunidades de la organización fundada por Bin Laden.
En 2013 Belmokhtar fue el responsable de la toma de la planta franco argelina de gas de Tiguentourine, en In-Amenas, como supuesta represalia a la intervención francesa en Mali, o según algunas fuentes una queja, de un acuerdo no cumplido por el Eliseo, lo que finalmente dejó más de 30 rehenes muertos. Además de los ataques al restaurante La Terrasse en marzo de 2015 y el hotel Blue Radisson de Bamako en noviembre de 2015, con 22 muertos y el ya mencionado Splendid de Uagadugú, su red terrorista que se extiende a través de Níger, Chad y Mauritania, lo que le ha permitido llegar a atacar también en Níger, en 2013 contra la plantas del grupo francés Areva, en sus explotaciones de uranio de Agadez y Arlit, y contra el centro turístico de Grand Bassam, en Costa de Marfil que dejó 22 muertos en marzo de 2016. De este ataque algunas versiones hicieron referencia a que encubría una acción contra el grupo Boko Haram, respecto a un alijo de droga que los nigerianos se habrían apropiado.
La crisis de todo el fundamentalismo islámico que se está dando en todos los frentes sin diferencia de denominaciones tanto sea al-Qaeda, Daesh o el Talibán han puesto en extrema alerta a sus líderes, que buscarán la forma de continuar su lucha.
Mientras que cientos de milicianos desplazados del Daesh libio están intentando alcanzar a sus hermanos wahabitas en el Sahel, cruzando desiertos y porosas líneas fronterizas, sumado a las vastas redes de contrabando de drogas, cigarrillos y tráfico de personas, sumando las armas que llegan sin dificultad desde Estados Unidos, Israel Polonia, Bélgica, Francia, Sudán, Corea del Norte, China o Irak, es suficiente para que en el Sahel perdure el infierno en que se ha convertido, un infierno tan extenso como el camino del Nilo al Atlántico.
MIÉRCOLES 22 DE MARZO DE 2017 – COMCOSUR
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3) El proyecto socialdemócrata europeo y su crisis
Federico Larsen (Rebelión)
En un año electoral crucial para toda Europa, el progresismo se muestra cada vez más desorientado y sin poder salir de las instituciones. Sin una izquierda sólida, la derecha gana terreno.
La ruptura del Partido Democrático (PD) italiano es sólo la última de una serie de eventos que demuestran la desorientación de la socialdemocracia europea. La victoria del “NO” en el referéndum constitucional de diciembre, terminó con el gobierno de Matteo Renzi y con la cohesión del partido socialdemócrata más grande de Europa.
El ex primer ministro resistió tres meses al frente del PD. Pero las internas desatadas por la crisis política lo obligaron a la renuncia como secretario, a aceptar la ruptura por izquierda de 20 diputados y 13 senadores y alistarse para las elecciones primarias del próximo 30 de abril. Allí se decidirá cuál será la conducción de lo que queda del partido en medio de un debate en el progresismo que trasciende por completo el panorama italiano. Una crisis que se desata también en el campo -quizás el único- que más parece importarle al centro izquierda europeo: el de la disputa institucional.
En un año adonde la mitad de los miembros de la Unión Europea (UE) tendrán elecciones generales, regionales o legislativas, los partidos de la socialdemocracia, que tanto éxito tuvieron en los años ’80, buscan desesperados, por primera vez en mucho tiempo, sostenerse entre las primeras fuerzas de sus países, más que pelear para llegar a cargos ejecutivos.
El primer país en renovar su gobierno este año será Holanda, el próximo 15 de marzo. Allí, el histórico Partido Laborista Holandés (PvdA) estaría logrando un misero séptimo lugar en la mayoría de las encuestas previas. La decisión de participar en el gobierno de coalición que lidera el conservador Mark Rutte podría llevarlos a perder más de la mitad de sus escaños, obligando a las fuerzas hoy en el poder a ensanchar su marco de alianzas para sostener la mayoría parlamentaria. Un panorama ideal para la derecha xenófoba de Geert Wilders, favorito en las encuestas y espectante ante la debacle de las fuerzas tradicionales.
Una situación muy similar es la que vive el Partido Socialista (PS) Francés de cara a las elecciones presidenciales del 23 de abril. Allí la favorita para ganar la primera vuelta es otra representante de la derecha xenófoba europea, Marine Le Pen. El PS ni siquiera llegaría a una segunda vuelta.
Emmanuel Marcón, ex ministro de economía de Francoise Hollande y líder de En Marcha, grupo escindido del PS hace pocos meses enfrentaría a la extrema derecha en mayo, mientras que Benoit Hammon, el candidato presidencial del oficialismo quedaría relegado al cuarto lugar. Referente del ala más izquierdista del PS, sostenedor de la legalización del cannabis, de la renta básica universal por ciudadano -vieja reivindicación del autonomismo y la izquierda social europea-, y crítico de la política migratoria de Hollande, Hammon ha sido una sorpresa en la política francesa.
El quinquenio de Hollande estuvo claramente muy por debajo de las expectativas. Endurecimiento de las políticas de seguridad, suspensiones de derechos civiles y restricciones migratorias no han impedido la seguidilla de atentados y sólo fomentaron el ascenso de grupos nacionalistas y xenófobos. A eso se le suman la represión a sindicatos y movimientos estudiantiles, los recortes en los derechos laborales y las críticas a las políticas sociales desde el seno mismo de su partido.
Jeremy Corbyn es otro de los líderes del progresismo europeo en apuros. Su Partido Laborista inglés deberá enfrentar las elecciones locales del 4 de mayo en medio de las tensiones internas por las duras críticas a la conducción. Sobre sus espaldas pesan una campaña “tibia” -según sus detractores- en contra del Brexit, una clara derrota de su corriente partidaria en la elección del nuevo alcalde laborista de Londres, y la pérdida de escaños que el partido mantenía desde hacía 80 años en las últimas elecciones regionales.
Así y todo, existen dos países adonde el centro izquierda parece haber recobrado cierto protagonismo. El primero es Portugal. Desde su llegada al poder en 2015, la -por lo menos- extraña coalición entre el Partido Socialista, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Português ha puesto en marcha un programa social que ha logrado captar el interés y el apoyo de una nación hostigada por los organismos internacionales de crédito y en la mira de los poderosos de Europa desde hacía años. Si bien la cuestión de la deuda sigue siendo muy espinosa, el alejamiento de la ortodoxia liberal permitió un claro mejoramiento de los indicadores sociales.
El desempleo se redujo al 10,5%, se ha subido el salario mínimo, las jubilaciones, los sueldos públicos, se redujo la semana laboral a 35 horas, se priorizó la inversión pública en salud y se frenaron las privatizaciones previstas por los gobiernos anteriores. Un programa progresista que ha sido posible por la situación del PS, obligado a un pacto con la izquierda con tal de mantener la mayoría parlamentaria, y que podría entrar en discusión tras las elecciones de septiembre próximo.
El otro partido que resurgió de sus cenizas en los últimos meses es el histórico SPD alemán, y su incipiente repunte tiene nombre y apellido: Martin Schultz. El ex presidente del parlamento europeo dejó su mandato en medio de las primarias para ser el candidato a enfrentar a la poderosísima Angela Merkel en las elecciones del 24 de septiembre. El secretario del partido, Sigmar Gabriel, parecía tener todo preparado para una campaña que todo el progresismo daba por perdida, hasta que Schultz se presentó como alternativa y decidió patear el tablero.
Desde 2003 el SPD había hecho de la Agenda 2010, la propuesta elaborada por el ex canciller Gerhard Schröder, su única base programática a pesar del rechazo claro de sus bases. Esa política había permitido flexibilizar el empleo y favorecer al empresariado, una receta neoliberal exitosa en sus primeros años pero cada vez más dura con jóvenes, migrantes y la clase trabajadora. En sus primeros meses de campaña, Schultz no sólo se opuso al dogma de su partido sino que apareció junto con obreros y familias afectadas por su ejecución. El candidato, un ex alcohólico sin estudios universitarios que llegó a lo más alto de las instituciones europeas, se puso del lado de los pobres. Y la campaña del SPD pegó un salto inesperado.
Es que la socialdemocracia europea parece perdida cuando sale de los palacios del poder. La voluntad transformadora, el cuestionamiento expresado por amplios sectores de la sociedad la asusta. Su institucionalización y su simbiosis con sectores importantes del poder económico y financiero de Europa la ha hecho desaparecer definitivamente de las calles, donde la izquierda no logra afianzarse en tiempos de rápidos cambios y ánimos acalorados -muchos sostienen ya que la capitulación de Alexis Tsipras ante el diktat alemán en 2015 ha sido la tumba de las aspiraciones de la izquierda de crear una Europa social y solidaria-, y la derecha crece a un ritmo sorprendente.
No es de extrañar que las últimas elecciones a las que han sido llamados los europeos se hayan dirimido entre opciones vinculadas a la extrema derecha y el neoliberalismo pro-UE. Porque, al fin y al cabo, entre esas dos opciones se debate hoy el futuro institucional de Europa. Habrá que prestar mucha atención a lo que sucede afuera de los palacios del poder, donde los socialdemócratas no hacen pie, para entender qué rumbo tomará la política continental.
MIÉRCOLES 22 DE MARZO DE 2017 – COMCOSUR
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4) Hasta 17 bancos lavaron cientos de millones de dinero negro ruso
(Público)
El diario británico ‘The Guardian’ revela una «vasta operación de lavado de dinero» en el país de entidades como HSBC, Royal Bank of Scotland, Lloyds o Barclays
Bancos británicos procesaron entre 2010 y 2014 cerca de 740 millones de dólares (688 millones de euros) provenientes de una «vasta operación de lavado de dinero» por parte de criminales rusos «con vínculos con el Gobierno» de Moscú, reveló la tarde de este lunes el prestigioso diario británico The Guardian.
A partir de documentos obtenidos por la llamada Red de Investigación del Crimen Organizado y la Corrupción (OCCRP, por sus siglas en inglés), el rotativo británico asegura que al menos 20.000 millones de dólares (18.600 millones de euros) «parecen haber salido de Rusia» durante ese periodo de cuatro años.
El diario afirma que HSBC, Royal Bank of Scotland (RBS), Lloyds, Barclays y Coutts se cuentan entre los 17 bancos con sede en el Reino Unido, o que operan en el país, que «afrontan preguntas sobre qué sabían acerca de ese programa (de lavado de dinero) y por qué no rechazaron transferencias sospechosas».
Investigadores de la OCCRP y el periódico ruso «Nóvaya Gazeta», crítico con la gestión del presidente de Rusia, Vladímir Putin, estiman que cerca de 500 personas han participado en esa operación, según The Guardian. El diario aseguró que ha tenido acceso a documentos que acreditan cerca de 70.000 transacciones bancarias, incluidas 1.920 que pasaron por entidades británicas, y 373 por entidades estadounidenses.
El HSBC procesó 545,3 millones de dólares (507 millones de euros), la mayor parte a través de su rama en Hong Kong, Royal Bank of Scotland 113,1 millones de dólares (105 millones de euros) y Coutts 32,8 millones de dólares (30,50 millones de euros) a través de su sede suiza, según los detalles que aporta The Guardian.
En respuesta a la información publicada por ese diario, RBS aseguró que está «comprometido con la lucha contra el crimen financiero y el lavado de dinero». La entidad «tiene controles y salvaguardas en funcionamiento para identificar, evaluar, controlar y mitigar esos riesgos», señaló el banco en un comunicado.
Para el HSBC, «este caso subraya la necesidad de compartir aún más información entre los sectores públicos y privados, cada uno de los cuales tiene datos importantes con los que el otro no cuenta».
MIÉRCOLES 22 DE MARZO DE 2017 – COMCOSUR
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5) El camaleónico secreto bancario suizo y la evasión fiscal, historia de una adaptación permanente
Miguel Urbán y Daniel Albarracín (Viento Sur)
Puede afirmarse que Suiza es, probablemente, el mayor paraíso fiscal mundial, cuanto menos en cuanto al peso del patrimonio gestionado por sus centros offshores, sólo siguiéndolo de cerca Reino Unido, las Islas del Canal más Dublín.
Suiza dispone, en 2017, de unos 266 bancos, con dos grandes entidades: Union de Banques Suisses (UBS) y Crédit Suisse (CS). La banca suiza se concentra en los servicios de banca privada y gestión de patrimonio, apenas se dedica al negocio bancario minorista. Gestiona el 25% de la cuota mundial del negocio de la gestión de fortunas privadas, más o menos el equivalente a 6,1 billones de euros en este segmento. El 35% de los fondos mundiales privados invertidos en entidades offshore está en Suiza, unos 2,2 billones de euros.
Algunos cantones, como el Zoug, ofrecen tipos impositivos sobre los beneficios del 16%, y a los grupos que apenas cuentan con un simple buzón hasta del 9%. Otros cantones como el de Obwald y Appezell Rodes-Extérieures gravan apenas con un máximo del 13%, y otros cantones también ofrecen un generoso 15%. No es de extrañar que decenas de miles de empresas multinacionales escojan situar su base principal en Suiza.
¿Fin o metamorfosis del secreto bancario?
Según Ronen Palan, hay algunas fórmulas de evasión fiscal más extendidas. Se habla de las empresas pantalla y los directores de paja, los fondos fiduciarios o fideicomiso, los títulos al portador, o las puertas que abre el tratamiento fiscal a los seguros de Impago. Pero una de las fórmulas clásicas es la del secreto bancario. Suiza ha dicho en varias ocasiones que ha acabado con él.
El secreto bancario en Suiza, establecido en 1934 en la Ley Federal Suiza sobre bancos, ha mutado desde que fue concebida en sus inicios. Primero, diversos acuerdos internacionales llevaron a que la cuenta corriente numerada anónima se abandonara en 1991. Eso no impidió que el secreto bancario persistiera, porque aunque el banco debía guardar los datos del titular de la cuenta o beneficiario, las cuentas cifradas de cara a terceros siguieron siendo un servicio a disposición de los clientes que pagaban por abrirlas.
Suiza, dice apostar por la transparencia fiscal y financiera. Sin embargo, debemos recordar que Suiza sigue admitiendo la emisión de títulos al portador, que impide su identificación, sigue sin facilitar la documentación obtenida en la filtración de los Panama Papers, y las consultoras jurídicas no están obligados a cumplir pautas de diligencia debida, algo que Mark Pieth, entre otros analistas, ha venido denunciando.
Suiza afirma ahora que reunirá los datos bancarios de clientes extranjeros en el marco del intercambio automático de información con 38 países de la OCDE. Sistema que comenzaría su funcionamiento en 2018. Ese intercambio automático no incluirá compartir “listas robadas”, según afirman las autoridades suizas. De tal manera que cabe pensar que dado que existen, su constancia prueba que hay información fiscal que sigue sin compartirse.
Como tiempo atrás ya hizo Bradley Birkenfeld, en 2012 Hervé Falciani, ex empleado del banco HSBC de Ginebra, dispuso datos personales de 130 000 cuentas bancarias secretas en las que estaban personajes tan poderosos como Patricia Botín, presidenta del Banco de Santander. Con un alto coste personal, esta facilitación de datos permitió recuperar hasta 6 000 millones de euros evadidos en España.
Con esta revelación se puso de manifiesto que los acuerdos tantas veces anunciados de intercambio de información fiscal eran papel mojado. Se demostró así, tal y como explica Juan Hernández Vigueras, que Suiza no aplicaba la retención tributaria obligatoria sobre las rentas de los capitales propiedad de nacionales de países de la UE que operaran en Suiza. Una retención que se encontraba entonces en el 35% y de la que se tenía que transferir el 75% de dicha recaudación a las autoridades fiscales del Estado miembro donde residiese el titular de las rentas gravadas. Son precisamente estas revelaciones las que muestran las vergüenzas de una economía y un gobierno que dice hacer una cosa para luego facilitar otras.
Los ministros de Finanzas del G20 acordaron en China definir una lista de jurisdicciones no cooperadoras en materia fiscal. Para no figurar en ella hay que cumplir con dos de tres criterios: haber firmado la Convención multilateral sobre la ayuda administrativa mutua en materia fiscal; haber superado el examen de la fase 2 con la nota de cumplimiento completo o amplio; o haberse comprometido al intercambio automático de información fiscal a partir de 2018.
Cabe preguntarse si Suiza ha puesto los medios para hacer cumplir estos intercambios o nos encontramos de nuevo con un efecto anuncio que, no sabemos hasta qué punto comportarán mejoras en el combate de la evasión fiscal y el lavado de dinero, o simplemente jugará una mejora de imagen para seguir atrayendo capitales, sin perder atractivo respecto a otras jurisdicciones fiscales que juegan en este mismo terreno. Cabe también seguir preguntándose qué voluntad hay para hacer de la transparencia una fórmula real cuando sigue sin existir mecanismos confiables y ordenados para facilitar datos sospechosos, bajo cuyo procedimiento se vean protegidos los derechos de los informantes o denunciantes de manera fidedigna y plenamente garantista.
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Daniel Albarracín, economista, forma parte del Consejo Asesor de viento sur
Miguel Urbán, europarlamentario por Podemos, forma parte del Consejo Asesor de viento sur
MIÉRCOLES 22 DE MARZO DE 2017 – COMCOSUR
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“Las ideas dominantes de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, es decir, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad resulta ser al mismo tiempo la fuerza espiritual dominante, la clase que controla los medios de producción intelectual, de tal manera que en general las ideas de los que no disponen de medios de producción intelectual son sometidos a las ideas de la clase dominante”. — Carlos Marx
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